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escala se podía observar ya en algunas página. Se trata del desafío enfrentado


de las publicaciones anteriores, a saber, por cualquier libro de ética, descrito por
el nexo del pensamiento con la escritura. uno de los más combatientes críticos de
Filosofar implica la práctica de volver a la denominada “era del vacío”: “esta es
pensar, de pensar otra vez de manera clara una sociedad que, lejos de exaltar los
y precisa sobre el mismo planteamiento o órdenes superiores, los eufemiza y los
teoría, porque no hay nada que se guarde descredibiliza, una sociedad que desva-
como definitivamente superado y sobre loriza el ideal de abnegación estimulando
lo que nunca haya que volver. Desde esta sistemáticamente los deseos inmediatos,
perspectiva, vemos muy enriquecidas las la pasión del ego, la felicidad intimista y
reflexiones sobre la fenomenología, la histo- materialista” (Lipovetsky 1 n.° 2).
ria y la crítica a la metafísica, la metafísica Pero mientras que Lipovetsky describe
y las ciencias del lenguaje, las clases de sociológicamente la actual descomposi-
idealismos, el nihilismo, Platón en los ción ética, Ana Marta González indaga
contextos políticos de Atenas y Siracusa, sus raíces filosóficas y las condiciones
la alegoría de la caverna, Nietzsche y la teóricas que contribuirían al desa-
ciencia histórica, Heidegger, “Max Scheler rrollo moral de nuestras sociedades.
y las ideas éticas del padre Wojtila” mo- Especialmente atiende a los fundamen-
dos de combatir ese ídolo del foro” (99). tales planteamientos de Aristóteles, a las
serenas y agudas distinciones de Tomás
Bibliografía de Aquino, a las radicales exigencias de
Jean-Francois Revel. Pourquoi des philoso- Kant, al velado cinismo de Hume y a las
phes et la Cabale des dêvots. Paris: René severas críticas de Nietzsche.
Julliard, 1962. Pero no es este un libro hecho a la
Dominique Lecourt. Declarer la Philosophie. ligera. Está precedido de pormenori-
Paris: puf, 1997 zados estudios sobre tres filósofos “que
han marcado el rumbo del pensamiento
Víctor Florián B. moral occidental” (prefacio). La autora,
Universidad Nacional de Colombia en sus tres últimos libros, ha exami-
Bogotá - Colombia nado con lupa a Hume, Kant y Tomás
vflorian@hotmail.com
de Aquino: Sociedad civil y normati-
vidad. La teoría social de David Hume
(Dykinson 2013), Culture as Mediation.
http://doi.org/10.15446/ideasyvalores.
Kant on Nature, Culture and Morality
v67n167.72920
(Olms 2011) y Contemporary Perspectives
González, Ana Marta. La articu- on Natural Law (Ashgate 2008).
lación ética de la vida social. Granada: En La articulación ética de la vida so-
Comares, 2016. 83 pp. cial se nota el trabajo de más de veinte
años, reflejado en la cuidadosa selección
El breve y denso libro de Ana Marta de textos filosóficos que, citados conve-
González hace reflexionar al ciudadano nientemente tanto en el cuerpo del trabajo
del siglo xxi. La primera alerta está lan- como en notas al pie, resulta muy ilustra-
zada discretamente en una nota al pie de tiva y estimula el estudio de las fuentes.

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La división en tres capítulos respon- En cambio, si se usa la palabra para


de a las tres conferencias impartidas en hablar sobre los ideales de vida o la jus-
el marco de la Lección Magistral Carlos ticia, se forma una sociedad de hombres
Llano en la Universidad Panamericana libres. En efecto, entre quienes “com-
(México, octubre del 2014). Los capítulos parten libremente una forma de vida, y
tienen una secuencia temática que va de que por ello se interesan los unos por los
lo social a lo racional y de lo racional a otros, discutiendo acerca de lo justo y lo
lo metafísico. El planteamiento arranca injusto, lo útil y lo nocivo” (Aristóteles
en la sociedad como el lugar de la ética ibd.), surge una “comunidad política”
(capítulo i), se detiene en el núcleo de la por “obra de la amistad, pues la elección
ética, esto es, en la noción de “deber” y su de la vida en común supone la amistad”
relación con el bien y la obligación (capí- (Aristóteles cit. en González 13). En este
tulo ii), y finalmente expone la relación tipo de sociedad, la existencia de la fami-
entre la ética y la religión (capítulo iii). lia posibilita la independencia económica
de los ciudadanos y es condición de su
i libertad política (cf. i 3). En un modelo
“Vínculos sociales, vínculos morales”, social de estas características, es posible
así se titula la primera lección. En sus lograr que la economía sea subordinada
siete subtítulos, se detectan claramente a la libertad política, y no al revés. Donde
dos secciones: la primera, dedicada a la los vínculos sociales son también mora-
índole ética de la sociedad política, dife- les, surgen relaciones personales que “van
rente a otro tipo de sociedades (cf. i 1-4); más allá de lo estrictamente exigido por
mientras que la segunda compara el ley” (14). De ahí la referencia al tema de
modo clásico y el moderno de entender la amistad (cf. i 4).
el deber (cf. i 5-7). Si la principal inten- Desde el apartado 5 y hasta el final
ción del libro es mostrar que el vínculo de este primer capítulo (cf. i 5-7), la au-
social es de naturaleza ética, la primera tora compara dos modos alternativos de
cuestión es: ¿cómo se determina la na- entender los deberes morales: el relacio-
turaleza del vínculo social? (cf. i 1-2) La nal (Aristóteles y Tomás de Aquino) y
respuesta la da Aristóteles: la sociedad el legal (Kant y Hume). La gran ventaja
será según se use, en ella, la palabra. Si del planteamiento relacional, concluye,
el estatuto de la palabra es el de “simple es que permite “apreciar la diversidad
medio para realizar productos técnicos cualitativa de deberes que se sigue del
o tareas de supervivencia” (cf. i 10), en- despliegue espontáneo de la naturaleza
tonces “la comunidad se reduce a una social del hombre” (22). El planteamiento
alianza militar” y, “como dijo Licofrón, legal, en cambio, “trata el deber principal
el sofista, [la ley es] una garantía de los y prematuramente bajo la perspectiva de
derechos de unos y otros, pero no es ca- la obligación, como objeto de un precep-
paz de hacer a los ciudadanos buenos y to” (21); este planteamiento
justos” (Aristóteles cit. en González 7). puede introducir una distorsión […]
Queda así descrita la sociedad en la que, puede oscurecer la diferencia cualitati-
como en la nuestra, la libertad está su- va entre deberes, así como la diferencia
bordinada a la economía. entre lo que es moralmente obligatorio

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en sentido amplio, en razón de una ley diferencia entre génesis y validez que
universal, y lo que, en la práctica, es solo sustrae a la moral de los simples procesos
moralmente aconsejable, en razón de naturales, y la sitúa derechamente en el
una consideración prudencial, que ni ámbito de la razón: una razón radical-
puede encuadrarse sin más en el ámbito mente humana y por eso mismo social,
de lo moralmente posible o permitido, enraizada en el devenir histórico de un
ni puede tampoco reducirse al ámbito pueblo, pero razón al fin y al cabo, y por
extramoral. (21) ello capaz de identificar, en medio y a
través de las formas históricas algo ab-
Ha comenzado la discusión que soluto. (27)
mantendrá la autora con las morales
normativas modernas, como la de Hume
y la de Kant. Ante la rigidez de la nor- ii
matividad kantiana, se ha presentado Una vez establecido en la primera
la flexibilidad de los deberes según un lección que el vínculo social es un lazo
planteamiento relacional (cf. i 6). Por su moral y que la noción del deber emana
parte, ante la normatividad humeana, con mayor razón de una relación personal
se propone un criterio más alto (cf. I 7). que de una ley, la autora se ocupa pro-
Hume es cuestionado por la crítica a la piamente de la naturaleza de los deberes,
moral de esclavos, o sea, de las “acciones bellas” o “bienes
aplicados siempre a la misma obra, a honestos”. Las dos partes del capítulo,
saber, a sacar al primer término la parte separadas por un “excursus sociológico”,
vergonzosa de nuestro mundo interior, y parecen responder a un único propósito:
buscar […] lo normativo, lo decisivo para mostrar cómo la doctrina de la ley natu-
el desarrollo, justo allí donde el orgullo ral, desarrollada por Tomás de Aquino,
intelectual menos desearía encontrarlo. contiene como en germen algunas de las
(Nietzsche cit. en González 24) intuiciones luego desarrolladas por Kant
o Hume (cf. ii 1-5), y ofrece importantes
Pero Nietzsche, a su vez, es sometido virtualidades (cf. ii 7-10) frente al exceso
a la crítica aristotélica. Es cierto que la de normatividad en sociedades indivi-
nobleza de la acción no viene de crite- dualistas (cf. ii 6).
rios como la utilidad o el placer; pero En el primer subtítulo (cf. ii 1), después
tampoco debe ser legitimada solo por de un breve preámbulo sobre el tipo de
la determinación individual. La acción bien del que se ocupará (“el bien prácti-
buena es “en sí misma un fin” (Aristóteles co” de Aristóteles o “el bien al alcance de
cit. en González 25), por eso es digna de la mano” de Kant), la autora encuentra
ser querida por sí misma y no por otra un acuerdo básico entre los cuatro prin-
cosa, y lo es por su conveniencia con cipales filósofos abordados en el libro.
la razón. Esta característica se impone Aristóteles, Tomás de Aquino, Hume y
sobre cualquier otra como tema de la Kant coinciden señalar la importancia
siguiente lección: moral de la disposición del agente. “Un
Sea cual sea la genealogía de los motivo virtuoso” (Hume), el “modo de
conceptos morales, existe todavía una virtud” (Tomás) es esencial para la moral

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y la vida feliz (Aristóteles) o, al menos, una parte, es una obligación no coactiva,


es la disposición que nos haría “dignos puesto que depende de querer otro bien
de ser felices” (Kant). A partir de ese (y, en ese sentido, es hipotética); pero, al
acuerdo, se señala la insuficiencia de las querer ese otro bien, no está intentando
morales normativas (cf. ii 2). Si la mo- algo útil o placentero, sino lo debido en
ral solo se entiende como ley, entonces sí (y en ese sentido es categórico).
pierde su núcleo constitutivo: la dispo- Una vez terminada la compara-
sición del agente. “El modo de la virtud ción entre santo Tomás y Kant, le toca
es individual y se sustrae a toda legis- el turno a Hume. Al igual que Hume,
lación posible” (34). Además, reaparece Tomás de Aquino reconoce un sen-
aquí una de las denuncias del capítulo tido de la expresión ‘natural’ como
anterior: las éticas legalistas oscurecen opuesto a lo racional: es natural una
la diversidad de deberes. Ante ellas, la pura inclinación, sin deliberación (cf.
autora añade una distinción: además ii 4). Las diferencias entre los filóso-
de lo prohibido o lo permitido, habría fos, detalladas en el libro, encuentran la
que señalar lo aconsejable y las acciones mejor ilustración en el modo de tratar
“supererogatorias”, las de los héroes. la inclinación al amor propio (cf. ii 5).
Señalar los límites de la ley permite En el excursus sociológico (cf. ii 6),
situarla en un contexto más amplio. La González muestra las consecuencias de
profesora González ve en el concepto entender al hombre como irremediable-
de “ley natural” de Tomás de Aquino mente egoísta: individuos aislados cuya
“la posibilidad de entender una ley mo- desconfianza recíproca se resuelve en
ral que abrace la acción virtuosa como una proliferación de normas que tiene
algo moralmente debido en general, sin como resultado el máximo control tec-
por ello cancelar la individualidad de la nocrático. En este momento, el libro
virtud” (34). ¿Qué tipo de “ley” es la “ley muestra su corazón: está escrito para
natural” de santo Tomás como para no recuperar la “conciencia de la naturale-
ser catalogada como una ética normativa za moral del vínculo social” (42), cuya
más? La respuesta surge del contraste en- pérdida, diagnostica la autora, se debe a
tre la ley en Tomás de Aquino y en Kant. “la progresiva asimilación de una visión
A ambos autores les interesa detectar el naturalista de lo moral” (41). Las teorías
bien moral. Pero mientras que Kant lo de Aristóteles, Kant y santo Tomás no
sitúa como emanado de la ley y opues- son morales naturalistas, pues para ellos
to a toda inclinación natural, Tomás de vivir moralmente no consiste en seguir
Aquino lo presenta como término y fin de el impulso de las inclinaciones (cf. ii 7).
la inclinación natural. De ahí el subtítulo Pero, mientras que Kant excluye por
“dos conceptos de obligación” (cf. ii 3). La completo la intervención de las incli-
obligatoriedad del deber moral en santo naciones, santo Tomás reconoce una
Tomás rompe la rígida división kantiana fundamental inclinación al bien como
de deberes hipotéticos y categóricos. El constitutiva de la naturaleza racional (cf.
deber en santo Tomás no tiende solo al ii 8). Resulta particularmente ilustrativo
cumplimiento de una ley, sino a la con- comparar la doctrina del pecado original
secución del bien perfecto. Así que, por en ambos autores (cf. ii 9).

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Para Tomás de Aquino, la naturaleza benéfico efecto en “la consistencia de la


racional mantiene su inclinación a la virtud sociedad civil” (58). Pero mientras que,
(cf. ii 10). Esa inclinación al bien –a con- para Kant, Dios es solo una idea; para
servar el propio ser, a propagar la especie, Tomás de Aquino es realmente otro. Para
a buscar la verdad, a vivir en sociedad– re- el Aquinate, el deber religioso no solo exi-
quiere, desde luego, la labor ordenadora ge reflexividad, sino también alteridad.
de la razón. El bien moral no es objeto de Se asoma aquí la fuerza moral de la con-
un impulso sino del orden de la razón. vicción metafísica: la dependencia en el
La segunda lección concluye, por ser determina “la magnitud de la deuda
tanto, con el reconocimiento del orden que de esa relación se deriva” (61).
moral que eleva el de las inclinaciones Señalada la máxima diferencia entre
naturales. En la línea del “abandono de Kant y santo Tomás, la autora da un paso
la facticidad”, el párrafo final del capítu- atrás: ¿la religión es objeto de examen fi-
lo anuncia el tema de la tercera lección: losófico? (cf. iii 3) Una de las razones que
La misma teoría de la ley natural […] ofrece se apoya en el argumento central
persigue poner en relación la vivencia del capítulo anterior: si la religión es una
práctica de la ley natural con su último inclinación humana, entonces es objeto de
fundamento metafísico, a la luz del cual el ordenamiento de la razón práctica, de la
propio comportamiento moral del hom- moral. Pero en Kant, la moral ni se apoya
bre abandona todo residuo de facticidad en una inclinación anterior ni en un ser
[…] para adquirir un último sentido. Esto superior. Si en el capítulo dos se vio que
nos conduce a considerar la relación entre el “deber por el deber” de Kant excluye un
ética y religión. (52) bien y un deseo antecedente (47), ahora
se observa que “tener una religión”, en
Kant, se reduce a un “deber ético”, cuya
iii particularidad consiste en “considerar los
De la tercera lección se puede inferir restantes deberes como mandatos divinos”
una equivalencia: la metafísica es a la ley (62). La ética en Kant ni está vinculada a
natural lo que la religión es a la ética. La las inclinaciones humanas, ni está con-
autora compara a Kant con santo Tomás, dicionada por un ser exterior.
partiendo de un fenómeno humano en el La autora pondera los alcances de
que se manifiesta algo divino: la concien- la semejanza entre el sentimiento mo-
cia moral (cf. iii 1). No solo Kant y Tomás ral kantiano y el sentimiento religioso
de Aquino, sino también un filósofo como tomista: “En ambos, advertimos una
Smith admitirían un doble componente humillación reveladora de la propia
en la conciencia: “el elemento divino y el grandeza, que nos pone en situación de
elemento mortal” (54); lo universal de la dominar nuestros actos, con un nuevo
razón y el acto particular. principio de libertad” (64). Pero ese nue-
Continúa la comparación entre Kant y vo principio, sin la existencia de Dios, se
santo Tomás sobre la relación de la ética torna “oculto, impersonal, frágil, preca-
con la religión (cf. iii 2). Ambos filóso- rio” (ibd.); en cambio, quien reconoce a
fos admiten la “fecundidad moral” de la Dios como creador consigue saltar de la
idea de Dios. Locke incluso reconoce su acción a la existencia:

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Quien alcanza esa convicción […] de Dios llega a ser “accidental al con-
alcanza también un nuevo nivel de liber- cepto de religión” (72). Por eso, la autora
tad, porque ya no conoce únicamente el dedica los dos últimos apartados a con-
principio de sus actos, sino el principio de siderar las condiciones históricas (cf. iii
su existencia. No sabe solo por qué hace 5) y las repercusiones políticas (iii 6) de
lo que hace, sino por qué está aquí. (64) las doctrinas de ley natural elaboradas
“etsi Deus non daretur” y sus herederas
Estas últimas palabras concluyen la contemporáneas, las doctrinas de los
primera parte de esta tercera lección: el derechos inalienables.
apartado comparativo entre Kant y san- Aun reconociendo sus méritos, se
to Tomás. El siguiente subtítulo dejará plantea la cuestión de ¿hasta qué punto
ver las virtualidades del pensamiento es posible considerar esos “derechos hu-
de Tomás de Aquino (cf. iii 4). La ley manos” como “contrapeso a los excesos
natural, en cuanto participación en la de los políticos” si carecen de base rela-
ley eterna, no constituye solo la ley de la cional?, ¿cabría defender los “derechos
razón práctica, sino que tiene una dimen- inalienables” cuando el orden en el que
sión metafísica. En efecto, de su arraigo se sostienen entra en crisis? Sin un marco
metafísico parecen derivarse las cuatro referencial comúnmente aceptado, ¿aca-
virtualidades que González encuentra so la conciencia moral no termina por
en la exposición de santo Tomás sobre ser un “peligroso reducto para la irra-
la ley natural: a) es acatamiento de un cionalidad” (78)? Aunque no responda
“principio máximamente significativo” exhaustivamente a todas las cuestiones,
(66), esto es, la ley eterna; b) responde el libro consigue establecer puentes en-
a un único legislador de la naturaleza tre tradiciones muy diferentes: Hume,
y de los humanos; c) confiere respon- Kant y Tomás de Aquino. En uno de los
sabilidad no solo ante los demás seres numerosos momentos en los que anun-
humanos, sino ante Dios; y, ante tantos cia la principal intención de su libro,
abusos cometidos en los últimos dos González señala también claramente el
siglos, d) permite distinguir entre mo- naturalismo moral como la más impor-
ral e historia, previniendo toda serie de tante dificultad actual:
utopías y totalitarismos. La raíz de esta No me parece aventurado sostener que
visión de la ley moral es, quizá, la atinada la progresiva asimilación de una visión
articulación entre religión y razón que naturalista de lo moral puede conducir
evita, por una parte, postular una legis- fácilmente a perder de vista la dimensión
lación divina voluntarista (religión sin intrínsecamente moral del vínculo social.
razón) y, por otra, una fundamentación Frente a esto, entiendo que comprender
puramente secular de la ética (razón éti- la vida social en clave de vínculos mo-
ca sin religión). rales, de distinto alcance y naturaleza,
La doctrina de la ley natural de san- pero vínculos, en todo caso, que es pre-
to Tomás no es fácilmente aceptada en ciso respetar y deseable fomentar, es la
una cultura en la que, como la actual, la principal aportación de la ética filosófica
religión es un asunto subjetivo (Kant) y a la construcción de una sociedad más
privado (Hume), donde la misma idea humana. (41)

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Esta tesis explica, en mi opinión, la punto de partida el conocido adagio del


estructura del libro, es decir, el registro economista Joseph Schumpeter (1942), a
de la discusión entre un naturalista como saber, la caracterización de las innova-
Hume, un racionalista como Kant y un ciones como “destrucciones creativas”.
metafísico como santo Tomás. Por tan- Es fácil darse cuenta de la similitud entre
to, ¿a quién puede interesar este libro? lo que escribía Ortega y Gasset y lo que
A quienes quieran comprender mejor la expresa el oxímoron schumpeteriano:
ética filosófica en nuestros días y a quie- disociar ideas se asemeja al proceso de
nes, a través de ella, quieran construir destruir o desmontar cosas; asociarlas
una sociedad más humana. se parece al proceso de construir o com-
binar cosas. Ambas acciones (destruir
María Teresa Enríquez Gómez y construir) son necesarias en este pro-
Universidad Panamericana ceso de nomenclatura binomial y bucle
Aguascalientes - México infinito, pero la destrucción va metodo-
tenriquez@up.edu.mx
lógicamente primero.
Al hilo de esta distinción, Echeverría
acierta en señalar dos tipos de innova-
http://doi.org/10.15446/ideasyvalores.
ción: las innovaciones disruptivas y las
v67n167.72991
acumulativas. El autor no lo dice, pero
Echeverría, Javier. El arte de innovar: esta conceptualización recuerda a la con-
naturalezas, lenguajes, sociedades. Madrid: traposición que Thomas Kuhn (1962)
Plaza y Valdés Editores, 2017. 189 pp. propuso entre las revoluciones (disrup-
ciones sistémicas) y la ciencia normal
En una nota a pie de página, como (acumular o combinar ideas como las
quien quiere esconder un valioso se- piezas de un rompecabezas).
creto pero sucumbe a la tentación de Al basar su análisis en una bien docu-
susurrarlo, José Ortega y Gasset escri- mentada investigación sobre los estudios
bió, en su célebre libro La rebelión de de innovación y las ciencias experimen-
la masas, un breve párrafo que, en mi tales, Echeverría explota esta distinción
opinión, señala un aspecto clave de la hasta límites insospechados, haciendo
innovación sobre el que el libro objeto de afirmaciones que, a primera vista, pa-
esta reseña, implícita o explícitamente, recen chocantes:
no deja de insistir. Escribía Ortega: “La 1. Una innovación no requiere necesa-
libertad de espíritu, es decir, la potencia riamente de un sujeto que la origine.
del intelecto, se mide por su capacidad Existen las innovaciones naturales
de disociar ideas tradicionalmente in- como revés de las antropocéntricas.
separables. Disociar ideas cuesta mucho 2. Debemos valorar las innovaciones
más que asociarlas” (166). de manera neutral. Las innovacio-
En su obra El arte de innovar, dedica- nes no son necesariamente positivas
do en su mayor parte a la filosofía de la o beneficiosas.
innovación, Javier Echeverría, filósofo 3. La filosofía se muere y para recupe-
experto en las relaciones ciencia-tecno- rarse se necesita renovar, es decir,
logía-innovación-sociedad, toma como innovar.

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