Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
DNI. 12345910
En los últimos años el debate epistemológico entre los estudiosos de la historia se vio teñido por
una nueva línea interpretativa que tuvo su nacimiento en el curso de los años ’70 a partir de las
emprendimiento común, la revista Quaderni Storici y de una colección dirigida por Carlo Ginzburg
La confrontación de estas producciones tan heterogéneas entre sí dio lugar al surgimiento de in-
terrogantes y temáticas comunes que se vieron reflejadas en una práctica historiográfica llamada
microhistoria.
En la microhistoria se dan una serie de características que se desprenden del momento históri-
co que se estaba viviendo en aquellos años de crisis universal para la creencia que el mundo podría
uniformes y predecibles etapas en las que los agentes sociales se ordenaban de acuerdo con con-
flictos y solidaridades dados e inevitables, el aparato conceptual utilizado por los sociólogos para
La microhistoria vino a ocupar un lugar preponderante en la nueva historia (...) “en cuanto prác-
nalítico aplicable en cualquier lugar, con independencia de las dimensiones del objeto analizado.
La microhistoria, que nace con fuerza a partir del fracaso de los paradigmas en vigencia, es una
de las posibles reacciones frente a la crisis que pone su acento en redefinir los conceptos y en pro-
fundizar el análisis de las herramientas y métodos existentes.
En los siguientes capítulos, trataré de realizar un análisis de los momentos de crisis de los mo-
delos historiográficos dominantes, para luego centrar el estudio en los aspectos distintivos de la
utilización de nuevas fuentes, la importancia de las disciplinas auxiliares y el estudio de los sec-
Utilizaré esta última propuesta como punto de partida para abordar el texto de Carlo Ginzburg:
“El queso y los gusanos”, autor que es considerado uno de los más destacados y representativos de
intelectual, moral y fantástico de un molinero italiano del 1500 condenado a muerte por la Inquisi-
ción.
Esta descripción nos sirve, no para conocer los hechos en sí mismos, sino como vehículo de
A partir de la década del ´70 se fueron poniendo en duda las premisas en las que se apoyaban la
investigación histórica y la historiografía desde que se originó la historia como disciplina científica
en el siglo XIX.
Podemos determinar tres ejes fundamentales en los que se apoyó la ciencia histórica y que de-
dad.
Son justamente estas premisas las que fueron puestas en tela de juicio en el convulsionado si-
glo XX, cuando durante su transcurso se produce un cambio fundamental en el pensamiento. Se to-
ma distancia del concepto de una historia estudiada desde el poder, en particular desde el estado
europeo como centro de poder; para dar lugar a una historia social, con un enfoque más amplio
Si bien la nueva historia social criticaba a la ciencia histórica más antigua por haberse dedicado
ante todo a la narración y en menor grado al riguroso análisis científico, aún permanecía arraigada
Los Annales modifican el concepto del tiempo que ya dejará de ser considerado como un movi-
miento unidireccional (del pasado al futuro) y continúan con los esfuerzos sociocientíficos de la
ciencia histórica en el siglo XX. Pero al mismo tiempo van más allá de la historia social moderna
“Esta cultura no es entendida desde el punto de vista de las ciencias humanas, no como el estilo
ideológico y estético de una alta capa social, sino como un enfoque antropológico, como el modo
Los esfuerzos de los franceses Febvre y Bloch dieron sus frutos y sacaron a la historia de su ais-
lamiento, entrelazándola con los aportes de la geografía y de la economía. A la influencia de estas
dos disciplinas, se añadió el enfoque sociológico de Durkheim que consideraba como el objeto
central de una ciencia de la sociedad a la conciencia colectiva en la que las normas, las costumbres
Otra ruptura con la tradición, además del concepto de tiempo, es la pérdida de confianza en el
Ya no hay un tiempo único que pueda servir como hilo conductor de una narración, tampoco
existe un punto de referencia que sirva como articulador de la narrativa, el concepto de nación se
disuelve.
Con la tercera generación de Annales, durante la cual la revista es dirigida por Braudel, la es-
cuela se erige como la cumbre del estructuralismo, deja de lado la historia de las mentalidades y se
el nivel de la globalidad, de la estructura, como una realidad que el tiempo tarda en desgastar, es
una historia casi sin movimiento en el cual se desarrollan el tiempo medio y el tiempo corto.
Lo variable y disperso del tiempo corto cobra real significado dentro de esta infraestructura
casi inmóvil del tiempo largo, de la globalidad geográfica; (...) “Una historia casi inmóvil, la his-
toria del hombre en sus relaciones con el medio que lo rodea; historia lenta en fluir y en trans-
dos.” (3).
Sin embargo las críticas a ese modelo se han sucedido desde su misma aparición, porque deja de
lado los mecanismos sociales situados en la realidad, ese magma de datos empíricos, de estrategias
sociales particulares que se inscriben en el orden de las ideas, de la cultura, y que no pueden estar
subordinados a un modelo construido a priori y en el cual aquellos sólo sirven como ilustración,
como complemento, pero que en realidad son parte fundamental para la comprensión de los fenó-
menos históricos.
Para Braudel , sin embargo, como observa Ginzburg, “la posibilidad de un conocimiento cien-
En general, esta evolución ha sido descripta como un estallido de la historia o como la “historia
en migajas”, debido a la fragmentación que originó la crisis de los modelos evolutivos. Estos au-
tores, pese a la variedad de enfoques metodológicos e ideológicos, sus obras presentan puntos en
común. En ninguna de ellas existe un punto central o una institución central que pudiera servir
como hilo conductor de una historia, en la que las acciones de las personas desempeñan un papel
Los Annales reflejan los cambios más relevantes en el pensamiento histórico del siglo XX, pe-
ro le confirieron su propio carácter, si bien las estructuras siguen figurando en un plano preponde-
rante, se les confirió una dimensión mental. (...) “El foco de atención se desplazó de las estructu-
ras y de los procesos hacia las culturas y los modos de vida, pero sin disolver necesariamente la
finales de la década del ´40 encontró oposición, incluso por parte de los propios marxistas, espe-
cialmente en Gran Bretaña. Para el modelo estructuralista de Althusser, las relaciones sociales ob-
jetivas son decisivas para el desarrollo de la conciencia de clase, para un gran número de marxistas
producción, y en el conflicto entre los que ejercen la dominación y los que son dominados; lo nue-
ria es ahora considerada desde abajo partiendo del carácter conflictivo de cualquier sociedad.
Un importante impulso para esta historiografía partió de Eduard P. Thompson quien se enfren-
tó a los seguidores del estructuralismo de Althusser; para él la ideología, las culturas, los sistemas
de valores se convierten en temas centrales, incluso el concepto de clases adquiere nuevas redefi-
niciones al observar que la misma se construye a través del tiempo, con la toma de conciencia de
La formación de la clase obrera, concretamente de la clase obrera inglesa, (...) “es a un tiempo
un desarrollo en el ámbito de la historia política y cultural y en el de la historia económica. No fue
el producto automático del sistema de fábricas. Y del mismo modo no debemos imaginarnos tam-
poco una fuerza externa, la Revolución Industrial, que actúa sobre un material humano en bruto in-
definido y no diversificado para, al final, producir una nueva raza de seres vivientes. Los cambios
en las relaciones de producción y en las condiciones de trabajo causados por la Revolución Indus-
trial no fueron impuestos a ningún material en bruto, sino al inglés nacido libre.” (6)
La crítica a los modelos surgidos en los años setenta y ochenta tanto en los países occidentales
como en los del socialismo real dio lugar a una respuesta interesante que se tradujo en la exigencia
Para historiadores como Levi o Ginzburg la microhistoria va a surgir como una posible respues-
“El enfoque microhistórico aborda el problema de cómo acceder al conocimiento del pasado
mediante diversos indicios, signos y síntomas. Es un procedimiento que toma lo particular como
punto de partida (particular que es altamente específico e individual y sería imposible de calificar
como caso típico) y procede a identificar su significado a la luz de su contexto específico.” (7)
Para Levi la microhistoria es una práctica historiográfica basada en una reducción de la escala
de análisis para poder describir estructuras sociales globales sin perder de vista la realidad del in-
dividuo y su espacio social, así también los pequeños indicios que esta aproximación permite ob-
servar.
Este nuevo tipo de investigación difiere con respecto a los modelos estructurales, en que aque-
llos, al contrario de la microhistoria que parte de lo anómalo para hipotetizar un modelo posible,
eligen un objeto de estudio típico o seriable. De ahí que los datos empíricos, para la microhistoria,
Para esta nueva metodología de análisis se hace necesario el estudio minucioso de fuentes do-
cumentales poco investigadas que permiten identificar conductas de estratos sociales bajos o poco
documentados.
Las principales fuentes serán los registros parroquiales, actas notariales, catastros, sumarios ju-
do para el historiador, el cual deberá conocer y practicar otras disciplinas de apoyo tales como la
Antropología o la Psicología.
escritas para el estudio de las clases subalternas, por lo tanto deben recurrir a testimonios escritos y
hallazgos arqueológicos.
Dentro de las denominadas sociedades civilizadas existen diferencias culturales que sólo apren-
dimos a reconocer a partir del tardío aporte de la antropología cultural. Una vez aceptado el hecho
el historiador se enfrenta a fuentes escritas doblemente indirectas, por ser escritas y a la vez; es-
critas por individuos vinculados a la cultura dominante. Esto significa que las creencias, ideas y es-
peranzas de los campesinos y artesanos del pasado nos llegan a través de filtros que actúan como
De allí la importancia que adquiere para el historiador los aportes contenidos en los trabajos an-
tropológicos, porque de lo que se trata es del estudio de los individuos, e incluso de un individuo
en particular, que le permita conocer a través de lo “particular diferente” las estrategias y conductas
del grupo, que en definitiva es el objetivo principal de estudio. Cabe aclarar que al decir lo particu-
lo serial, regular de los modelos estructurales, porque como observa Ginzburg: (...) “Cada configu-
do un estudioso elige cierta escala de observación ésta se convierte en el instrumento de una parti-
(...) “Variar la distancia focal del objetivo no significa solamente agrandar (o reducir) las di-
Otro cambio de importancia será la nueva relación dada entre el autor y el lector conseguida a
través del resurgimiento de la narrativa como forma de expresión. El análisis científico, cuantita-
tivo y estadístico de los anteriores modelos cambia por un lenguaje más fluido y ameno, pero que
sin embargo no pierde cientificidad y seriedad. Además los historiadores de esta corriente hacen
una continua referencia con respecto a la accesibilidad, o no, a las diversas fuentes de estudio, es
decir, informan al lector como hicieron para adquirir los datos que manejan.
(...) “Por tanto nos encontramos ante elecciones explícitas de formas, (...) procedimientos
retóricos destinados a producir efectos de realidad, a mostrar que, aunque los historiadores no
hubiéramos estado allí, las cosas sucedieron como nosotros las contamos.” (10)
Para Revel esto no responde a una elección estética solamente, interviene una elección de orden
heurístico, por un lado porque invita al lector a participar en la construcción de un objeto de inves-
mentos individuales para lograr generalizaciones amplias; acentúa vidas individuales y aconteci-
mientos ya que hasta (...) las disonancias más nimias aparecen como indicadores de sentido que
trataré de acompañar lo expuesto con un breve comentario del texto de Carlo Ginzburg “El que-
so y los gusanos”.
A comienzos de los años ’60 Ginzburg se ocupa de estudiar los procesos de inquisición entre los
siglos XVI y XVII con el fin de saber qué representaba la brujería para sus propios protago-
nistas. La dificultad que se le presentó fue que la documentación disponible estaba teñida con los
esquemas del origen culto de la brujería inquisitorial cerrando así la posibilidad de un estudio de la
brujería popular. (...) “La discrepancia entre las preguntas de los jueces y las respuestas de los acu-
sados (...) traslucía un profundo núcleo de creencias populares sustancialmente autónomas.” (12)
Ocupado en esas investigaciones, Ginzburg escribe “El queso y los gusanos”, en el libro trató de
reconstruir las ideas y las actitudes de un molinero friulano del 1500 procesado y después condena-
Las confesiones de Menocchio, el molinero, nos muestran un cúmulo de creencias populares in-
sertas en el conjunto de las ideas hegemónicas de las clases intelectuales de la época que hace que
exista lo que el autor denomina una circularidad cultural, reciprocidad de las culturas, entre las
cuales se establece un juego de relaciones y estrategias para imponer sus normas establecidas. La
cultura de las clases subalternas no permanece inactiva ante los cambios producidos en los niveles
superiores de la sociedad.
po y de su propia clase nadie escapa; para el autor el molinero es representativo, aunque se trate de
un caso límite. Las fuentes utilizadas por Ginzburg le permiten obtener una visión panorámica de
las ideas, sentimientos, fantasías y aspiraciones de Menocchio, y así poder reconstruir las reglas so-
ciales de una cultura popular formada por los comportamientos y actitudes de las clases subal-
ternas.
pero no fue el único. La mención de culturas subalternas queda claro que existe una clase superior
y por lo tanto detentadora del poder. La pregunta se desprende con naturalidad, ¿a qué grado llega
su poder de dominio?, ¿es posible hablar de circularidad cultural entre ambos niveles?.
Aquí llegamos al punto que se presenta como el principal escollo metodológico de la investiga-
ción, ya que los testimonios de una cultura popular son orales y las fuentes escritas presentan la
dominante.
Justamente radica en estas dificultades el mérito de este autor. Las confesiones de Menocchio
se había criado con las lecturas que la cultura hegemónica le proveía. Por otra parte la Reforma le
confirió el coraje necesario para expresar sus sentimientos a los representantes del clero, deposita-
(...) “Con claridad y lucidez inusitadas Menocchio articuló el lenguaje de que históricamente
disponía. Por ello en sus confesiones podemos rastrear, con una facilidad casi exasperante, una se-
rie de elementos convergentes, que en una documentación análoga contemporánea o algo posterior
aparecen dispersos o apenas mencionados. Ciertos sondeos confirman la existencia de indicios que
Sin lugar a dudas la microhistoria surge como una respuesta opositora al modelo estructuralis-
ta que la crisis de los últimos treinta años del siglo XX lo había desplazado de su condición de pa-
radigma indiscutible.
Esta actitud respondía a un eurocentrismo que no contemplaba la capacidad de las diversas cul-
turas para responder de una manera específica y particular al avance de sistemas que escapan al
alcance del individuo y por lo tanto, un modelo válido para una determinada sociedad, era presen-
modo opuesta, a través de la anomalía y no de la analogía; además porque demostró que cada con-
En el texto de Ginzburg “El queso y los gusanos” el autor reproduce el mundo en que vivía este
particular molinero. Menocchio es la anomalía dentro de un mundo cambiante, su historia está es-
crita como una pesquisa judicial y se basa en los documentos de los dos procesos que sufre ante el
cambió la relación entre una forma de exposición y un contenido de conciencia que ha llegado a
Los microhistoriadores consideran que una elección narrativa depende tanto de la experimenta-
ción histórica como de los mismos procedimientos de investigación. La invención de una forma
rientación en relación con las categorías de análisis y a los modelos interpretativos del discur-
so historiográfico dominante. Pero no sólo a esto, sino también respecto de las formas de expo-
sición existentes; transformó la naturaleza de las informaciones y la relación que el historiador en-
(...) “La variación de escala le permitió pasar de una historia a otra (y, por qué no, a varias o-
(1) LEVI, Giovanni: Sobre microhistoria, en P. Burque (comp.), Formas de hacer historia, Madrid,
Alianza, 1993, pág. 122.
(2) IGGERS, Georg: La ciencia histórica en el siglo XX. Las tendencias actuales, Barcelona,
Labor, 1995, pág. 50.
(4) GINZBURG, Carlo: La microhistoria. Dos o tres cosas que sé de ella, en Entrepasados, Nº 8,
año V, comienzos de 1995, pág. 53.
(9) REVEL, Jacques: Microanálisis y construcción de lo social, en: Entrepasados, Nº 10, Año V,
fines de 1995, pág. 145.
(12) GINZBURG, Carlo: El queso y los gusanos, Barcelona, Muchnik Editores, 1981, pág. 21.
(14) GINZBURG, C.: Microhistoria dos o ... Op. Cit. pág. 68.
(15) REVEL, J.: Op. Cit. pág. 159.
BIBLIOGRAFÍA
GINZBURG, Carlo: La microhistoria. Dos o tres cosas que sé de ella, en Entrepasados, Nº 8, Año
V, comienzos de 1995.
IGGERS, Georg: La ciencia histórica en el siglo XX. Las tendencias actuales, Barcelona, Labor,
1995.
LEVI, Giovanni: Sobre microhistoria, en: P. Burke (com.), Formas de hacer historia, Madrid,
Alianza, 1993.