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Casullo F 2236

Test de Bender

Un test es un instrumento que provee una escala para medir diferencias individuales
consistentes en relación a un determinado concepto psicológico y sirve para ubicar a los
sujetos en función de tal concepto. Debe interpretarse en base a promedios y
probabilidades, sin dejar de considerar la situación concreta de un sujeto particular.

El test de Bender se propone evaluar la función gestáltica. Basado en la psicología de la


Gestalt, ha sido considerado por algunos autores como un test de percepción visual, por
otros como uno de coordinación motriz y por otros (Koppitz) como uno de evaluación
de la integración visomotora.
Sara Paín analiza la validez de la prueba desde una perspectiva genética. Sostiene que el
niño debe recorrer un largo camino para poder elaborar los esquemas que le posibilitan
la copia de modelos, éste es un tipo de imitación, proceso adaptativo, con un momento
de acomodación en el que prima la elaboración de imágenes y el de asimilación, que es
central en la tarea de reproducción. Cuando un niño mira una de las nueve tarjetas del
Bender, realiza movimientos oculares con los cuales, se piensa, asimila a esquemas de
acción ya internalizados que suponen, a nivel de la representación, conjuntos de
actividades parecidas incluidas en una realización similar.
Ver no es sinónimo de percibir. La percepción supone la posibilidad de interpretar lo
que se ve, interpretación que es facilitada o no por variables tales como la maduración y
las experiencias previas. Pero, aun cuando pueda garantizarse la capacidad de percibir,
ello no supone que se pueda pasar a la tarea de copiar. Para poder hacerlo, el niño debe
trasladar su percepción a una actividad motriz.
Lauretta Bender estandarizó la prueba en base al estudio de 800 protocolos de alumnos
escolares y propuso, para la puntuación de las reproducciones de las figuras A, 1, 2 y 3
una escala de 7 puntos, para la figura 4 una escala de 5 puntos y para las restantes, una
de 6 puntos. Ofrece un cuadro general comparativo utilizable en niños de 4 a 11 años en
el que indica, en términos de porcentaje, el tipo de copia posible de esperar en cada
edad, sin discriminar por sexos.
Koppitz presenta una escala de maduración en la que usa puntajes para cada una de las
nueve figuras. Los datos normativos se obtienen del análisis de 1104 protocolos de
niños entre los 5 y los 10 años. Luego aplica su scoring system a niños con problemas
emocionales, lesión cerebral, dificultades de aprendizaje y retardo mental.

Leer investigación…

Presentación y análisis de los datos:


La maduración no parece relacionada con el sexo sino con los hábitats urbano-rural y la
edad cronológica. A más edad, mayor el nivel madurativo; para una misma edad
cronológica, mayor grado de maduración en los escolares urbanos.

Comentarios generales:
Los escolares de rendimiento escolar promedio alcanzan su maduración de las funciones
de integración visomotora entre los 11 y 12 años y 11 meses. Esta conclusión no puede
generalizarse, porque esto sucede entre los habitantes de los denominados centros
urbanos y en forma heterogénea ya que en algunas regiones no se registra.
El vivir en medios rurales aparece como factor de lentificación del desarrollo
madurativo.
Con respecto a los niños juzgados por sus maestros como con “problemas de
aprendizaje”, los datos obtenidos no posibilitan inferir conclusiones generales y únicas,
sino parciales y relativas. Se puede señalar que:
1. En algunas zonas y edades cronológicas, los puntajes promedio del “niño
problema” son similares a los “no problemas”, por lo cual la dificultad no estaría
asociada con el factor maduración en la integración visomotora.
2. El análisis de algunos casos problema hace suponer la existencia de patología
con base orgánica.
3. Otros evidencias la existencia de problemática de tipo emocional, leve o
profunda.
4. Un 60% de los “problemas” muestra un atraso de 2 años en relación al grado que
cursa.
5. En algunas zonas, el análisis revela que ya a los 6 años, o sea al momento de
comenzar la escolaridad, hay una evidente falta de maduración visomotora.
6. Si bien la escuela parece estar funcionando como un acelerador inicial, con el
paso del tiempo no sigue estimulando de la misma manera.

Respecto al tiempo total empleado no se encontraron diferencias significativas entre


varones y mujeres, ni entre los valores promedio correspondientes a las distintas
regiones, o dentro de ellas en las categorías rural-urbano.
El alumno con dificultades de aprendizaje emplea más tiempo que el promedio para
copiar las figuras. Los de menor edad, en general, trabajan en forma más rápida. A
medida que crecen emplean más tiempo en copiar, prestan más atención.
Se puede afirmar que el tiempo total promedio esperable en la realización individual del
Bender es de 8 a 12 minutos, en alumnos de un rendimiento escolar medio.
Al referirnos a la percepción, señalamos que implica una interpretación de lo que se ve;
gran cantidad de niños realizan los dibujos de memoria, no los copian. Puede ser que al
mirarlos piensen que los puntos son círculos y los dibujen como tales. Se ha
comprobado que las rotaciones y perseveraciones disminuyen con la edad.

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