Agosto 2018

Pereira– Risaralda
 Página 3 TÍTULO DEL BOLETÍN

Edición no.1 - Agosto 2018

¿Para qué
una revista
universitaria?
(Sección 1, página 2)

La
Revista
Edición de lanzamiento
VIVRE LA
RÉSISTANCE
(Sección 2, página 7)
Manos para la guerra, muñones para la paz:
Crónica de una visita a las FARC
(Sección 3, página 12)

Grupo de Estudio: 2,96

“La fracción que le falta a la academia”

Instagram: @grupodeestudio296
Facebook: Grupo de Estudio 2,96
Correo:Gestudio2.96@gmail.com

Universidad Tecnológica de Pereira

Pereira -Risaralda
VOLUMEN 1, Nº 1 Página 1

Tabla de contenido

Sección 1.

Presentación
¿Para qué una revista universitaria?
Editorial

Sección 2.

El papel del académico en los procesos sociales de la actualidad

VIVRE LA RÉSISTANCE.
Movimiento estudiantil ¿Qué es el movimiento estudiantil?
Educación para el emprendimiento.

Sección 3.

Manos para la guerra, muñones para la paz Crónica de una visita a

las FARC.
El error de un sistema.
Lo nuevo por lo viejo.

Sección 4.

Necrofilia.
Silencio y verdad.

Sección 1.
¿Para qué una
revista
universitaria?
Cada vez con mayor fuerza la virtuali-
dad se impone para reconstruir (o de-
construir según se mire) las formas
establecidas de convivencia, academ-
ia, encuentro, diálogo, etcétera. Los
estados de facebook tienen tanta rele-
vancia como las columnas de opinión
de los grandes medios y la viraliza-
ción se impone ante la noticia de últi-
ma hora, el uso del término aforismo
suele confundirse con el twitt de algún
influencer. Ante este panorama no
pocos pronostican la desaparición del
papel, que parece condenado a la
hoguera ante la presencia de la llama-
da era digital.
De tal manera que hablar de iniciar la
copiosa labor de una revista universi-
taria con un tiraje en papel impreso
lleva a la pregunta ¿para qué?
¿Anacronismo? ¿nostalgia? ¿moda
hipster? Tal vez haya algo de afir-
mación a todas estas respuestas,
pero el motivo, al menos para no-
sotros, es un poco más profundo.
La realidad de la virtualidad con todo
y sus posibilidades ha negado de
cierta manera la posibilidad de con-
struir memoria colectiva, facebook
elimina la información depositada
después de cierto tiempo, de manera
que lo dicho hace diez años queda en
las profundidades del olvido, de ser
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así ¿cómo construimos memoria de
universidad? no solo de los conflictos
propios del movimiento estudiantil,
esa es una parte, sino de lo que
piensan los estudiantes universitari-
os en cierto momento, en este punto
la competencia (ilógica desde el prin-
cipio) entre el papel y el mundo digi-
tal pierde sentido, el papel no necesi-
ta buscar un lugar en el mundo actu-
al, el papel existe para mantener viva
la memoria del pasado tanto el de
larga data como el reciente.
Por último se debe destacar que la
liquidez de los debates actuales
hace que las apuestas por construir
contenidos quede en la superficie,
las denuncias y los comunicados
parecen más un acto de sublimación
endogámica, que una apuesta ética
y política, cada crítica de cafetería,
de chat, parece terminar cuándo se
solicita profundizar en los contenidos
de la misma; ante esto se propone
este escenario como un ejercicio pa-
ra la reflexión a profundidad, sin los
afanes propios del corto placismo, un
enaltecimiento a la batalla de ideas
que por momentos parece estar
ausente en otros espacios que
deberían ser naturales a ella, pero
que se hace absolutamente necesar-
ia, imperativa para los que soñamos
con construir nuevas realidades so-
ciales, éticas, académicas y políticas.
¿Cuál es su debate compañero?
por favor envíelo a:
gestudio2.96@gmail.com

Nota Editorial
Sufrimos las consecuencias de una
educación mercantilizada, pensada
para la producción y no para la forma-
ción de personas críticas que van más
allá de sus prácticas profesionales
para contribuir en la construcción de
una sociedad con memoria histórica.
Frente a los vacíos que encontramos
dentro de la educación y la crisis que
atraviesa la universidad pública que
reduce y limita cada vez más los es-
pacios académicos; nosotros como
grupo de estudio y como parte de la
comunidad universitaria, decidimos
proponer espacios abiertos a la discu-
sión, donde docentes y estudiantes
compartamos nuestros conocimien-
tos, abiertos al debate y al crecimien-
to, no sólo intelectual sino como ciu-
dadanos que hacen parte de una so-
ciedad con grandes necesidades de
transformación en lo económico y lo
social, de cambio en el paradigma de
lo ético.
Es así como nace nuestro grupo, te-
niendo como característica ser un gru-
po independiente sin que esto intente
de ninguna manera ser sinónimo de
superioridad moral, política, ética o
intelectual, independientes en el senti-
do de que nuestra labor va en aras de
los intereses de los estudiantes de a
pie, a partir de una lectura de su con-
texto, sin estructurarlo bajo alguna
ideología en concreto, aunque puede
ser ápice para que se articule a algu
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na de las organizaciones que se en-
cuentran tanto a nivel nacional como
local, desarrollando importantes roles
en el trabajo gremial, pero que no ha-
ce parte del objetivo de nuestro grupo
de estudio que es: fomentar el pensa-
miento crítico, la memoria e inconfor-
midad ante las falencias en la educa-
ción y en la manera como se ha orien-
tado la vocación de nación por los
sectores hegemónicos.
Siempre teniendo claro que generar
unidad y conciencia es una labor que
va más allá de los límites de la univer-
sidad y sin desconocer el papel que
cada una de las organizaciones estu-
diantiles cumplen por la defensa de la
educación superior.
De tal manera que más que reempla-
zar o imponer un nuevo espacio en la
universidad, proponemos un espacio
de diálogo y encuentro para recrear
los conceptos que se han ido cristali-
zando debido al retroceso del pensa-
miento crítico y de las organizaciones
sociales las últimas décadas, en tal
sentido es esta revista la manifesta-
ción de esta apuesta llamada grupo
de estudio 2.96 y que hoy se halla
cumpliendo un año, teniendo presente
que solo somos un grano de arena
amainado por el huracán continental
que anuncia una nueva época.
Comité editorial 2,96.

Sección 2.
El papel del académico en los procesos
sociales de la actualidad
“Yo no creo que un intelectual colom-
biano hoy pueda darse el lujo de no
pensar en la violencia.”
Considerando los grandes vacíos de
la educación colombiana en la actuali-
dad, evidenciados por Estanislao Zu-
leta (1988) el cual afirma que “en la
escuela se enseña sin filosofía”, en-
tendiendo esta como “amor a la
sabiduría”, las mencionadas prob-
lemáticas se deben en gran manera a
la mecanización de los procesos edu-
cativos y a la formación de ciuda-
danos con un pensamiento crítico po-
co desarrollado; lo anteriormente
planteado conduce a la sociedad en
formación a una percepción irreal de
las situaciones. También, resultaría
imposible desde nuestro compromiso
crítico para con la sociedad que, al
poner en ejercicio de reflexión las
palabras de Estanislao, no emerja en
nosotros un aire impregnado de nos-
talgia y retroceso histórico, puesto
que referirnos a todo lo puramente
trágico que aconteció en nuestra
nación desde aquella época que pasó
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por la mente de Estanislao; hasta
hoy, es crearse una antología basa-
da en una sucesión histórica que
abarca, por desgracia, droga, poder
y sangre. Es tanto así, que en algún
momento de esta historia digna de
una novela del trágico más vil, hasta
pareció que lograban arrebatarnos la
esperanza. Ante todo esto, nos
vemos pues, casi que obligados a
hacernos la pregunta a la cual hace
alusión Estanislao, y a su vez que en
cierta proporción, desde Platón ha
sido una gran incógnita: ¿Dónde
queda pues la imagen del académico
en nuestra sociedad? ¿Pensar para
qué si en décadas no han generado
respuesta al problema de la violen-
cia, y así mismo nada que sea “útil”
por parte de la academia?
Algunos irónicamente suelen decir
que ya todo se pensó, tal vez por
ausencia o compromiso de la aca-
demia para con la sociedad, que “no
hay nada nuevo qué decir”, se ex-
pone cómo “crítica” ante la ausencia
de propuestas ingeniosas compro-
metidas de lleno para solucionar los
problemas que por décadas han si-
do,
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lastimosamente fuente de oro para la

política tradicional o el mismo narco-
tráfico, es decir, el gran problema de
la violencia justificado por tal vez ide-
embargo, si seguimos pensando eso
ales prostituidos por el tiempo, o la
en las academias, sin exigir y cultivar
injusticia social siempre justificada por
primero la autoexpresión del pen-
la corrupción; de esto, ante cualquier
samiento colombiano en nuestras
opinión mundana, se diría que en la
academias ¿acaso no seguiremos
academia no han aportado nada salvo
siendo la misma prostituta que
la crítica; pero ahora bien, ¿Cuál es el
hemos sido hace 200 años?
problema?

Teniendo en cuenta lo anterior, hoy

¿Será acaso la nula participación polí-
en día, cuando una persona logra
tica o por otro lado,
entrever la realidad entre los telones
la eterna disputa
puestos ante los ojos de la mayoría
en la cual se ve inmerso
de personas,
el académico,
motivada por su deseo de saber y de
la atenuante sin salida
que “el saber sea la realización de su
de afirmar de que aquí no hay un pen-
ser” (Zuleta, 1988),
samiento creativo si no repetitivo, es
y además de eso, se permite el plac-
decir, como decía el
er de la auto-expresión del mismo, la
maestro Fernando González, cuando
liberación de sus sentires, de sus
se le preguntó en
distintas percepciones del mundo y
Francia por lo Latinoamericano,
pensamientos más profundos,
en su magnífica sinceridad e ironía
realiza el valeroso acto de exponerla
contestó:
ante el mismo y sus juicios e incon-
“Es lo mismo que lo parisino, pero
scientemente desempeña una de las
prostituido”.
funciones sociales más importantes
que pueden ser concebidas entre un
grupo de personas que suelen actuar
El problema que, desde Aristóteles,
conforme a sus propios intereses
en las reflexiones de la Poética, ha
creado toda una tradición de teorías y
reflexiones que pasan desde la
Por otra parte, refiriéndome a la
filosofía al psicoanálisis, la mimesis, o
cuestión planteada por el profesor
el representar o imitar lo ya imitado
Juan Carlos Londoño “¿Qué hace
cuando se habla de creación; esto
humano al humano?”, y en el enten-
teniendo en cuenta nuestra posición
dido de que el lenguaje es el medio
con la problemática puede ser una de
de expresión del académico, se
las pocas verdades con la que con-
puede decir que esta es la her-
tamos en Colombia puesto que deci-
ramienta que permite que este impi-
mos con fervor que queremos ser co-
da la completa,
mo los países nórdicos, que son tan
“auténticos en sí mismos”; sin
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indeseada e infortunada deshumani-

zación del humano, del ciudadano
colombiano; este es un papel poco
presente, pero de una influencia real-
mente alta en las mentes de aquellos
que se levantan entre las masas a
luchar por causas distintas,
verdaderas, con pasión y firmeza.
El papel del académico es, entonces,
a través del lenguaje, impedir la
deshumanización provocada por la
manipulación y dominancia ideológica
de aquellos que son más poderosos,
y que, como ya se ha dicho, se ha
perpetuado a través de los años.
de imitación de la imitación, sino
que, por otro lado, es prostituir el
pensamiento en Colombia en lugar
de cultivarlo. Por esta razón, en es-
tos tiempos de estrechez intelectual,
el académico debe desempeñar una
labor que es fundamental para la
construcción de una sociedad que se
encuentra encerrada en un ciclo que
cada vez es más lesivo, y no deja
que esta encamine su pensamiento
hacia el estado de criticalidad nece-
sario para forjar la identidad, la me-
moria histórica y la reflexión con-
ducentes a una Colombia que no
siempre debe ser utópica.

F. V.
Siguiendo esta línea de ideas, y ten-
iendo en cuenta los planteamientos
de Sartre en “El Existencialismo es un
Humanismo”, la conservación y exten-
sión del pensamiento del académico
depende de la transformación pro-
gresiva de la educación, que debe
promover y guiar la proyección del
ser, para que así, su forma de pen

samiento no sea solamente contem-

plativa y repetitiva, sino que dicha
proyección se transforme y desem-
boque en decisiones que reflejen la
propiedad del individuo sobre las mis-
mas, y que contribuyan a la construc-
ción y beneficio colectivo.
Si no pensamos en nuestro problema
desde nuestro contexto y nuestra au-
toexpresión, no es menester hablar de
países desarrollados; ya no es asunto
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VIVRE LA RÉSISTANCE

“..Yo, que no les temo a las penas crueles,

no viviré ya un día sin sufrir…
Cuando estéis en el tiempo de las cerezas
vosotros también tendréis penas de amor…”

El tiempo de las cerezas - Le temps des cerices

Jean-Batipste Clement

Se han robado las vidas de nues-

tros abuelos, se han robado los
derechos de nuestros padres.
Esos que se creen dueños de to-
do, quieren acabar con todo
aquello que creen que les
pertenece. Quieren alimentarse de
nuestro miedo y también de nues-
tra sangre: de la sangre del pueblo
que matan de hambre o de la san-
gre del pueblo que muere en las
puertas de los hospitales; de la
sangre de los hombres y mujeres
del pueblo que matan a balazos
porque les incomoda su existencia
o porque son ellos los que tienen
miedo.
A los jóvenes quieren convertirnos
en mascotas obedientes, quieren
que vivamos temerosos pero ya no
les tememos, quieren robarse
nuestro futuro pero no los dejar-
emos, quieren acabar con no-
sotros pero nosotros resistiremos.
La idea de la resistencia para
nuestra generación,
es una idea que parece caminar
por sí sola, impulsada por los
deseos y los sueños de quienes
queremos vivir realmente en una
sociedad justa,
una sociedad que garantice los
derechos en lugar de quitarlos.
Pero, también resistir es una idea
que ha recibido golpes,
y ha sido torturada en múltiples
ocasiones por sombras peligrosas
que se refugian en el estado Co-
lombiano para cometer crímenes
en contra de todo aquello que se
resista.
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Y aun así esta idea, nuestra idea

de resistencia sigue viviendo en
cada hombre y mujer que se atre-
ve a soñar en que es posible y
necesario hacer que el statu quo
en esta sociedad cambie.
Necesitamos un cambio,
queremos un cambio para benefi-
cio común y de esta generación de
jóvenes que sueña con ese cam-
bio, se esta llenando de esperanza
y valor para hacer de ese sueño
realidad, aunque parezca utópico o
imposible, como alguna vez dijo
Fernando Birri: "La utopía está en
el horizonte. Si camino 10 pasos,
ella se va a alejar 10 pasos y si
camino 20 pasos la utopía se va a
colocar 20 pasos más allá
¿Entonces para qué sirve la
utopía? Para eso, para caminar".
vuelta de esquina, estar dis-
puestos a sembrar esperanza pa-
ra que llegue nuestro tiempo de
las cerezas.
Debemos seguir soñando con la
utopía y caminando hacia ella y
así quizás alguna mañana des-
pierte todo el pueblo cantando air-
oso como alguna vez cantaron los
partisanos italianos:
Una mattina mi son svegliato,
o bella, ciao! bella, ciao! bella,
ciao, ciao, ciao!
Una mattina mi son svegliato,
e ho trovato l'invasor.

Caminar hacia la utopía pareciera

tarea titánica para todo aquel que
desde la distancia observa dudoso Carlos Gutierrez
y piensa cómo entrar en esas Activista FUN Comisiones
aguas turbulentas para nadar con- MODEP
tra corriente, para ir en contra de la Estudiante Ing. Sistemas y
tiranía y las injusticias, para hacer Computación
resistencia. Pero no, no es tarea - UTP
de titanes, solo se requiere estar
dispuesto a fundirse con el pueblo
para buscar aquella unidad inven-
cible de la que tanto nos han
hablado, estar dispuesto a hacer el
sueño realidad, a correr tras la
utopía e intentar alcanzarla a la

Movimiento estudiantil
¿Qué es el movimiento estudiantil?
“¿Qué es el movimiento estudiantil?”
es una pregunta que muchos se han
hecho alguna vez, y a menudo se
cree que se remite únicamente a
ciertos parches que “ven por el bien-
estar de los estudiantes” ¿pero es es-
to cierto?
La verdad es que en parte lo es, pues
es verdad que trabajan por ello, sin
embargo muchas veces se ve es-
tancando por diversos motivos y per-
sonas.
Pues hay quienes tienen real interés
en trabajar para que este objetivo se
cumpla, pero también hay quienes
solo actúan para sus propios
propósito o beneficio, o solo si se les
reconocerá por esta labor.
También se puede evidenciar que en
los últimos años, han perdido la sim-
patía de la comunidad estudiantil, por
obvias razones, pues hubo un tiempo
en que las asambleas donde se
suponía que era un espacio de dis-
cusión donde los estudiantes podían
opinar, se tornó un espacio donde se
recitaban monólogos que en la
mayoría de los casos terminaba en
discusiones entre las mismas organi-
zaciones, esto a raíz de rivalidades
por ver quien se hacía notar más
y probaba que su parche era mejor
que el de otro, olvidándose de que se
tenía un objetivo común.
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Y todavía ahora se notan rema-
nentes de dichas rivalidades, que a
menudo terminan en rencores sin
fundamento que son transmitidos
con el único motivo de ennegrecer el
corazón a los nuevos integrantes.
Pues a algunos de sus líderes solo
les importa lavarles el cerebro para
que se apropien de esos rencores
estúpidos y se tornen en contra de
los otros parches.
Volviéndose esto un lastre en el in-
tento de lograr ese objetivo que mu-
chos quieren alcanzar que es una
mejor universidad para todos.
Y hasta que dichos parches no ma-
duren y entiendan que lo que se bus-
ca es un beneficio para todos, las
mejoras de las condiciones de los
estudiantes se tardarán más de lo
debido por estas rivalidades. Pues
en el contexto actual la posición que
tienen aunque no lo quieran
reconocer es “yo me muevo solo si
voy a figurar como el que más hizo
por el proceso”.

Educación para el
emprendimiento
“Que se enseñe a emprender, a em-
prender para un mejor país”
En estos momentos en cada una de
las instituciones educativas de nues-
tro país se está apostando por “la ed-
ucación para el emprendimiento”
desde las políticas educativas nacion-
ales, para desgracia del desarrollo
íntegro del país es un proyecto que le
apuesta a un parcial y falso emprendi-
miento, un emprendimiento que
desconoce de las problemáticas so-
ciales y políticas, miente sobre ellas y
sirve de dispositivo ideológico en el
que se vende una errónea salvación
económica que a su vez responde a
unas dinámicas desiguales y poco
equitativos tanto en lo económico co-
mo en lo social, cátedras que sirven
de herramienta para “neo-liberalizar”
la educación en servicio de un merca-
do injusto que beneficia a unos pocos
entes económicos abusivos, monopo-
listas y extranjeros, capital de multi-
nacionales e instituciones financieras
nocivas para el proyecto de un país
soberano y equitativo.
La Academia de ingeniería Industrial,
comercial y empresarial situada en
España define en su libro “Manual y
recomendaciones para la educación y
el emprendimiento” a la educación
para el emprendimiento así: “Es el
conjunto de herramientas pedagógi-
cas y educativas que buscan el desar-
rollo y progreso económico de la so-
ciedad y las regiones partiendo desde
el fomento, creación e imple-
mentación del emprendimiento desde
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los primeros acercamientos a las au-
las hasta la educación superior”. Ex-
isten según Alexandra Montoya
(PhD y Coordinadora
Nacional del Concurso Docente) el
emprendimiento empresarial y so-
cial, siendo este primero el único que
se enseña en nuestro modelo educa-
tivo oficial por imposición de los mar-
cos educativos y económicos inter-
nacionales que supeditados por la
dominancia del capital extranjero en
países con economías pasivas y ad-
ministraciones estatales corruptas
como la nuestra. El emprendimiento
empresarial como se imparte en Co-
lombia se implementa por las pre-
siones de los pactos y convenios
con naciones extranjeras, por las
necesidades de multinacionales fo-
ráneas y carteles empresariales del
país que poco se preocupa por el
desarrollo y progreso integral de la
sociedad colombiana y procura man-
tener la dependencia de los grandes
inversionistas en toda la producción
del país, por lo anterior se hace cada
vez más inmensa la brecha social y
se perpetua una economía agresiva
con los asalariados y pequeños em-
presarios .

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No estoy dispuesto a hondar en el
debate sobre si es bueno o no el em-
prendimiento, puesto que a mi parec-
er es una opción válida y aplicada de
manera correcta podría ser una her-
ramienta para el desarrollo y la inno-
vación, el verdadero conflicto de la
“educación para el emprendimiento”
en Colombia es la forma en que se
educa, los conceptos que se imparten
a los “emprendedores en potencia” y
el rol que desempaña la “pedagogía
del emprendimiento” en las instituci-
ones educativas como dispositivo ide-
ológico que perpetua los problemas
económicos, políticos y sociales que
prevalecen en la mayoría de la
población habitante de los países que
sufren de la dominación económica y
política de las potencias extractivitas.
En nuestro país se les dice en las
clases a los más jóvenes que es
pobre quien quiere, y que la pobreza
es una condición mental, problema
ideológico que desconoce los factores
y relaciones de desigualdad e inequi-
dad, productos de la corrupción y la
falta de oportunidades
También es común escuchar que “las
condiciones para que las nuevas em-
presas pequeñas avancen son las
óptimas” afirmación que contradice
las cifras de la revista “Portafolio” en
donde las sociedades poseen una
supervivencia de 42,8% frente a las
que se crean como persona natural,
que cuentan con un mayor número de
creación con el 76% pero con una su-
pervivencia del 25% fenómeno que
advierte la dificultad económica que
viven los estratos bajos y medios de
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crear industria y empresa en un país
donde las leyes y el aparataje políti-
co prefiere hacer pactos y convenios
lesivos para todo lo que no sea multi-
nacionales o intereses económicos
de las potencias s. Es también
común escuchar docentes del
“emprendimiento” dando cualidades
a los emprendedores y a los “que no
han podido emprender” sin antes es-
tudiar las condiciones psicosociales y
políticas que influyen en las
poblaciones con menor cantidad de
oportunidades victimas de vivir en el
segundo país más desigual de amé-
rica, ya que según CONFECAMA-
RAS es mayor la probabilidad de em-
prender cuando se pertenece a es-
tratos altos.
Otra cifra disiente es el porcentaje de
emprendedores en Bogotá que ven
el emprendimiento como una opor-
tunidad 59,5% contra el 40,5% que
lo ven como una necesidad, por lo
general estos emprendedores por
necesidad terminan en un frenesí en
donde si no hay una estabilidad
económica, una solvencia adecuada
y propia del proyecto se entra en la
cultural del “rebusque”, de sobrevivir,
en pocas palabras de la informali-
dad.
El emprendimiento no solo es de ca-
rácter empresarial, existen infinitos tipos
de emprendimiento desde diversos
modelos de desarrollo y progreso, no
solo desde la mercantilización del
conocimiento que educa en función de
unos estándares internacionales pro-
puestos para la perpetuación de las
dinámicas económicas desiguales,

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olvidando los conflictos del pueblo
colombiano y la población con menos
oportunidades, justificando esta desig-
ualdad con proposiciones de una cali-
dad de vida engañosa, reproduciendo
el pensamiento no crítico y con-
formista desde las aulas y los medios
de comunicación oficiales. Desde el
estudiantado y la comunidad docente
se debe proponer y buscar alternati-
vas de educación para el emprendi-
miento desde los aspectos sociales,
empresariales y políticos de manera
equitativa y autónoma, un emprendi-
miento académico y reflexivo, una ed-
ucación que se cuestiones las prob-
lemáticas, sus actores y como solu-
cionarlas y no tan solo en adaptarse a
ellas en un frenesí destructivo hacia lo
insostenible, debemos pensar que
tanto es verdad de lo que enseñamos
y aprendemos del desarrollo y pro-
greso económico, y cuanto de estas
prácticas empresariales y educativas
perpetúan nuestros problemas como
nación y como integrantes de una so-
ciedad que intenta ser más sustenta-
ble, humana y racional.
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Sección 3.
Manos para la guerra,
muñones para la paz.
Crónica de una visita a las FARC
52 años de subversión han gestado
innumerables eventos desen-
cadenantes que expliquen las ra-
zones por la que aquel hombre termi-
nara militando en la selva colombi-
ana; pese al enigma del paradero
trágico de sus manos, no resulta im-
posible especular respecto a las his-
toria de aquellas extremidades que
en el trayecto histórico de la guerra,
un día cualquiera dejaron de escribir,
de acariciar y disparar…
En el vientre de una familia campesi-
na, donde el estado jamás ha hecho
presencia, se engendraron un par de
manos en un cuerpo masculino; no
era el primero ni tampoco sería el
último, ni su destino distaría mucho
del de sus hermanos. A los pocos
días de nacido esas manos se aferra-
ban al seno que con esfuerzo lo ama-
mantaba y no tuvo que pasar mucho
tiempo para que el desarrollo incipi-
ente de su motricidad fuera suficiente
para arar el campo y asumir las
tareas de su ya fallecido padre, al
que un impacto de bala, de esas que
andan buscando víctimas para inflar
las cifras de la seguridad democráti-
ca, le arrebatara la vida.

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Era para entonces cuestión de tiempo
que su tierra, la de él y sus ancestros,
la que ostentaba firme la madera de
su hogar y los cultivos de su dispen-
sa, fueran botín de guerra del primer
agente armado -de terror- que llegara.
Antes de que ocurriera, y para evitar
la fatídica escena del desalojo, se ex-
propiaron de lo que les pertenece y
huyen a algún lugar donde el estado
reconozca su existencia. Entre ese
grupo de exiliados, liderados por una
mujer revejida y desesperanzada,
marchaban aquellas manos que sobre
el empedrado de la carretera tiraban
de una carreta que llevaba lo nece-
sario para trabajar el campo de algún
latifundista, que en un acto de
“compasión”, explotaría laboralmente
de un niño cuyas manos jamás
habían empuñado un lápiz y pronto
empuñarían un fusil.
“La tierra es de quien la trabaja” leía
en las camisas de los niños que al
igual que el pero con propósitos dis-
tintos vendía su fuerza de trabajo a la
insurgencia; niños, niñas, adolescen-
tes y adultos que marchaban con sus
80 libras de peso por los recorridos
selváticos de un país que los quería
muertos. Militaban confundidos y
disparaban sin alternativa, aprendían
discursos que reivindicaban las luchas
perdidas, de un tal Che les hablaban y
jurar vencer era su slogan, - ¿eran
libres? - se preguntaba aquel joven
mientras veía como cargaban entre
sus manos fusiles y municiones.
Las condiciones no mejoraron, su
cuerpo ya ostentaba un fenotipo juve-
nil con manos listas para vengar la
muerte de su madre en las puertas de
un hospital cuyo sistema no reconoce
los derechos de un desplazado, listas
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para sumir el rol al que las circun-
stancias las exhortaron y por las que,
algún día camufladas en algún lugar
de los Andes colombianos, habrían
de explotar tras la manipulación inex-
perta de granadas de guerra que en
medio de un enfrentamiento in-
tentaba lanzar. Reducidas a partícu-
las ya no hay fe de su existencia,
esas manos que algún día se aferra-
ban al seno para lactar, que secaron
las lágrimas derramadas por el ases-
inato de su padre, que araron el
campo propio y el ajeno, que carga-
ron las maletas del destierro y que
empuñaron un fusil en su defensa;
ya no escriben, ya no acarician, ya
no disparan; ahora son una cicatriz
más en el cuerpo de este hombre de
45 años que en la recepción de una
zona veredal, donde cambian las ar-
mas por la vida, espera hallar un lu-
gar en la sociedad.
Federico Villegas Cardona
XIII Semestre de Medicina
Universidad
Tecnológica de Pereira

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El error de un sistema
Escribo esto viendo sus pertenencias, las
pocas que tiene y que son tan valiosas pa-
ra él. Le dijeron que me las entregara unas
horas antes de la audiencia, pues sabían
que era posible que perdiera su libertad y
con ella su derecho a conservar sus
bienes.
¿Por dónde empezar? ¿Dónde se cometió
el error inicial?
Desconozco mucho de su historia de vida,
por su carácter desconfiado que usa como
mecanismo de defensa ante el ambiente
en el que se ha desarrollado. En los últi-
mos días, llenos de drama, he conocido,
sin embargo, algunas cosas que de otra
manera tal vez no hubiera conocido.“No es
un mal tipo”, varias veces me lo han dicho,
varias veces lo he dicho, todo el tiempo lo
pienso. Es un buen tipo que por falta de
herramientas cometió un error, pero ¿fue
su culpa no tener esas herramientas?,
¿quién no se las dio?, ¿quién se las quitó?
Cuando lo conocí, hace pocos meses, pu-
de ver en él una persona talentosa y ex-
ageradamente brillante, con una capacidad
extraordinaria de hacerme pensar en cosas
en las que jamás pensaba y que de otra
forma jamás pensaría. También noté que
no tiene esperanza en el mundo, a diferen-
cia de mí, y aun así y a diferencia de mí, es
una buena persona. Supongo, por varias
conversaciones que su vida no ha sido
fácil. Creció en sectores deprimidos, en
ambientes difíciles, en un mundo muy
diferente al de la mayoría de nosotros, un
mundo en el que rápidamente conoció las
drogas y sin duda, la violencia y un sinfín
de personas con historias similares,
difíciles, que tomaron decisiones equivoca-
das, sí, igual que él, por falta de herramien-
tas. Un sinfín de “relaciones” basadas en la
desconfianza, si es que a algo así se le
puede llamar relaciones. Sin embargo, en
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medio de ese ambiente que imagino un
caos desde siempre, no se dio por ven-
cido, estudió, terminó una carrera profe-
sional (como regalo para su madre, me
dijo un día), y tomó algo que considero
es un salvavidas para muchos jóvenes
con estas historias de vida, el arte. Se
volvió artista urbano, uno muy bueno, y
en poco tiempo de conocerlo y conocer
su ambiente, noté que lo rodeaba un
círculo de admiración y respeto. Ahora,
después de una desastrosa semana
(que ha parecido un año) me pregunto si
esta admiración y respeto se man-
tendrán a pesar de todo, me pregunto
¿cuánto vale la admiración y el re-
speto?, ¿cuáles son sus límites? En un
entorno así, entre un montón de rela-
ciones falsas, tal vez la admiración y el
respeto son sólo un espejismo.
El nudo de la historia empezó hace eso,
no más de una semana, pero el inicio se
remonta a años y ni siquiera tiene que
ver con lo que ha sido su vida, pero sí
con lo que ha sido la historia de este
país. Cuando entré en esta historia, él
estaba en un buen momento, esto me
permitió conocer su mejor lado, su vol-
untad, su disciplina, su inteligencia, su
perseverancia, sus ganas de seguir
mejorando… y mi admiración por él se
volvió inefable, lo vi llegar a competen-
cias nacionales, y no darse por vencido,
y tener toda la convicción de intentarlo
hasta hacerlo real; pero la vida no es
esa, la vida es de subir y bajar. Hace
poco más de una semana algo pasó, y
yo no lo entendía, si todo estaba tan
bien ¿qué le hizo ese daño?, ¿quién o
qué lo destruyó de esa manera?

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ojalá lo hubiera imaginado pronto, su único
y gran tesoro, su mamá, era el único moti-
vo por el que su mundo podría derrum-
barse de esa manera. Y es que para
cualquiera es un baldado de agua fría af-
rontar la palabra “cáncer”, para todos es
sinónimo de muerte, pero más, mucho más
para quien no tiene ni idea de la connota-
ción, para quien no tiene idea de medicina,
de tratamientos y pronósticos, de vías le-
gales para defender el derecho fundamen-
tal de la salud.
Y es aquí donde aparece un error de la de-
testable lista de errores; un médico, se-
guramente bueno, que seguramente estu-
dió por vocación, que seguramente hace lo
mejor que puede, inmerso en un sistema
que mercantiliza la salud y limita su tiempo
de atención a cada paciente, un médico
que seguro usó los 20 minutos (o menos)
que le son permitidos, y que priorizó y dijo
lo que le pareció más importante “hay un
nódulo, tiene características malignas, se
debe hacer una biopsia para ver si es
cáncer”. “Cáncer”, es lo único que queda
en la mente de la paciente, que se encuen-
tra en la tercera edad, a la que no hubo
tiempo de explicarle lo que significa una
probabilidad, a la que no hubo tiempo de
preguntarle por su entorno psicosocial, a la
que no hubo tiempo de decirle que en caso
de ser cáncer sería tratable y las opciones
de tratamiento. “Cáncer”, con eso se va la
paciente a la casa y le pesa, le debe pesar
demasiado, pero su esposo tiene Alz-
heimer, no lo entendería, entonces se lo
cuenta a su único hijo, esperando apoyo,
esperando alivianar la carga. Y entonces
hay otro error, pues la noticia para él es
equivalente al fin del mundo y empieza a
actuar como tal, como si fuera a perder lo
único que tiene o le queda en la vida, y en-
tonces ya nada importa, la vida es un juego
y él va perdiendo.
En este punto el ciclo de errores está lejos
de acabar, pues la vida que creía por fin le
sonreía, ahora le pesa, ahora está lleno de
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odio y de ira, y no tiene herramientas ni una
red de apoyo para afrontarlo, siente que no
hay soluciones; así que decide chocarse con
el mundo, desquitarse con quien pueda, liber-
ar toda esa rabia y frustración. Pero hay algo
más, no tiene dinero, pero sí tiene deudas,
una situación difícil que sin duda no se sen-
tiría tan difícil con recursos; y entonces com-
ete el último error de esta historia, le pide
dinero a quien no debería, como no debería y
en la condición/situación más inapropiada. Sí,
la palabra aún no me la paso, pero eso fue,
una extorsión, y en este punto no importa la
situación, no importa la ínfima suma de dine-
ro, no importa si dijo que los pagaría, no im-
porta porque no quita el daño hecho y no ex-
ime de los errores cometidos y las decisiones
tomadas; no le quita la culpa porque creció en
un ambiente tal que le permitió pensar que
esa era una posibilidad.
Y esta es la parte que me rompe el alma,
porque sí, es su culpa. Su culpa por nacer
pobre, su culpa por crecer en ambientes hos-
tiles, es su culpa por no tener la posibilidad de
una excelente atención médica para su famil-
ia, es su culpa porque el arte que eligió no lo
llena de dinero, es su culpa porque creció
rodeado de personas que le enseñaron que
hay arreglárselas solo y que pedir ayudar es
de cobardes y no es una opción.
Pero también es culpa de todos por no ver
más allá del error, por desconocer el contexto,
por creer que la vida es cuestión de méritos y
no de oportunidades, que el pobre es pobre
porque quiere, pero sobre todo por regocijar-
nos en nuestra comodidad y hacernos tan
ajenos a esta historia que bien podría ser la
historia de muchos jóvenes y que será la his-
toria de muchos más, porque tienen la culpa
de nacer en uno de los países más desig-
uales y con menos oportunidades en el mun-
do, y porque usted y yo, y todos, no hacemos
algo para cambiarlo.
Pt-.

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Lo nuevo por lo
Viejo
Alexis Barrios
Tengo de esas sensaciones que no
se van, de las que te persiguen cual
agente paramilitar. Como lo que senti-
mos al viajar en bus y- muy entrada la
noche- sentir placer al ver como
bullosos rayos iluminan las montañas.
Como el frío viento que aparece en
nuestro estómago en las tardes de
domingo cuando nos coge la nostal-
gia.
Son las 11: 41 pm, es martes y no
tengo ni placer al ver montañas ni
nostalgia dominguera. Tengo una in-
tranquilidad en la punta de la lengua,
la política en mi país me hace sentir
atrapado en el pasado. Me preocupa
el ayer, el café y la política. En 200
años de historia la política en Colom-
bia se ha movido entre quienes de-
fienden una estructura atrasada, ar-
caica y feudal, y entre quienes de-
fienden cambios severos para un
mejor mañana; entre quienes se afer-
ran como parásitos a viejas estructu-
ras feudales y esclavistas y quienes
quieren la liberación completa del
hombre y una sociedad más humana.
Me preocupa que esa estructura vieja
se mantiene en el poder asesinando
al que piense distinto, mientras los de
abajo nos reímos viendo memes en
redes y series en Netflix. Me preocupa
que la indignación hoy se quede en
un twit o en un like en Facebook,
mientras los fusiles paramilitares en
cada ciudad apuntan hacia todo
aquello que huela a izquierda o a
cambio.
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Hay que tomarnos las redes con polí-
tica- la campaña de Petro demostró
que esta labor la hacemos bien, creo
que lo millenials nos ayuda a esto-
pero hay que convertir cada esquina
en un apoyo más a nuestra política
de la vida y el cambio. Hay que dejar
de compartir tanto en Facebook para
comenzar a compartir más en masa
y en la calle. Hay que dejar de in-
dignarnos en unos minutos para or-
ganizarnos por la vida. Depende de
nosotros- y la capacidad de asociar-
nos con los vecinos, con los estu-
diantes, con las madres y con todos
los de abajo- que lo viejo se vaya
para darle paso a un nuevo modelo.
En Colombia hoy hay un modelo que
está a punto de morir para darle vida
a uno realmente humano. Un modelo
que tiene sus días contados, pero
que prolonga su existencia a través
del dolor y la mentira, del hambre y
la miseria. Aún no se va y Colombia
vive hoy entre un pasado que no se
termina de ir y un futuro que no ter-
mina de llegar. Lo nuevo por lo viejo.
Pasado y futuro, ahí está la disputa.
Redes y calle, ahí estará la victoria.
Alguna vez, de un minero de
Quinchia, escuché que el río Cauca
es silencioso pero furioso En la ma-
ñana siempre está calmado. Incluso
cuando hay demasiada agua y arras-
tra toda la vegetación vieja y las pie-
dras de las orillas, lo hace en si-
lencio. Habrá que esperar a ver si
será este río Cauca quién silenciosa-
mente se llevará los restos de esta
estructura vieja para dejarnos, por
fin, en un nuevo y mejor anochecer.

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Necrofilia
Felipe Anduquia Garay
Poco después de la medianoche, cosí
mi antebrazo al de Isabella, dormía
como imaginé que lo hacía, y soñaba
como contó soñaba, enhebré hasta
antes de su muñeca y con la funda de
su almohada sequé la sangre que es-
curría de su piel clara. Un cardiólogo
en su
niñez le diagnosticó una enfermedad
coronaria. —De una forma espontá-
nea ella puede entrar en coma perma-
nente y morir— Dijo. Después del últi-
mo control resolvimos cosernos la piel
todas las noches, llevábamos un par
de semanas haciéndolo. Cuando
recién nos
conocimos en esa Facultad de Ar-
quitectura, coincidimos en Allan Poe,
aunque sólo había leído Corazón de-
lator, juré que era un experto en el
romanticismo. Los días de su prein-
farto fui al Hospital a declamarle Mi
amor, mi fe. Desde entonces nos jura-
mos sin jurarlo, que el uno acompaña-
ría al otro a la noche de la tumba.
Esa noche de mayo, sólo seguimos la
costumbre, hablando de Silvio, de que
no quería seguir con eso, hablando de
poemas, de que le ardía hasta el hue-
so, hablando de átomos, de que
quería salir corriendo, hablando de
galaxias, y yo quitaba las escaras y
volvía a pasar el hilo negro por los
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Sección 4.
agujeros de su piel pétrea. Luego el
mismo espasmo que caló en su ma-
dre antes de morir, caló en el de Isa-
bella, y atravesó el mío. Semi-
desnudo sentí la patente manera en
que agonizaba. Mis padres habían
muerto cinco años atrás, y no tuve
hermanos, si no era Isabella, no era
nadie más, tenía algo más que mi
riñón. Adentro de la funda escarlata
había suficientes barbitúricos, sufi-
cientes. Al amanecer, el acariciar de
su mano izquierda, aún aterida, me
despertó, tenía los ojos brillantes, las
escleróticas añiles y la sonrisa
diáfana como la tuvo siempre, el
aliento a moras, el cabello liso, el
busto erguido, como sólo lo vi ese
día. Empezamos hablando de
anatomía, de sus clases de español,
y todo el pasaje de ese domingo se
nos desvaneció leyendo El Gran
Gatsby. La noche alcanzó a Isabella
desfalleciendo en el mueble esqu-
inero de esa pequeña sala romana
del hotel que alquilamos; cerré sus
párpados, acaricié sus labios acres y
despejé el rostro pálido de su cabel-
lo. El cuarto estaba lleno ramas y
enredaderas oscuras, casi negras,
higos y frutos sombríos como soles
eclipsados.

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Su cabello era lacio y castaño, quizás
en algún momento desee que fuera
crespo y rojo, pero fui amando esas
filigranas oscuras que le llegaban casi
hasta la cintura. No confesaba su
religión, su política, nunca
hablábamos de eso; disfrutábamos el
capitalismo con libros caros, y éra-
mos dos bolcheviques más cuando
cantábamos El Necio. Éramos bur-
gueses que comían en McDonald y
dos proletas en el hotel más barato
del centro, una yunta de fachos que
no cambiaron al mundo, un plutócrata
que amaba a una mujer muerte. Un
marxista que hacía revolución en su
cuerpo de cristal. Arrastré su cuerpo
gélido hasta la habitación. Notando su
piel más ulcerada que la mía, recosí
cuatro puntos deshilvanados y la le-
vanté a la litera.
La comezón empezaba en el antebra-
zo, y continuaba sobre los huesos y
los tendones de todo el cuerpo, como
si en lugar de sangre tuviera ácido de
batería en mis venas, la belleza se
estropeó por un día de muerta, som-
bras de arpías sobre la cama, el te-
mor de que no despertara al otro día,
sollozos que no venían de ninguna
garganta, hicieron desvelo justo
aquella noche. Sin embargo la vida o
lo que fuera que fuese acariciaba dul-
cemente, pues por encima de todo y
de cualquier credo, una parte de mí
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se podría con ella.
Amaneció tan pronto empezó a llover
y me despertó el cuerpo tibio de Isa-
bella. Quizás estaba hermosa, era
como si toda la belleza de las muje-
res que alguna vez amé, hicieran
ápice en ella, en cada centímetro
cuadrado de ella ¡Bendita era! o
¡Maldita era! La rosadez habitual
llegó de nuevo a sus pómulos y no
tardó mucho en desadormecerse. —
Quiero saber en qué sueñas en las
noches si estás muerta— Pregunté.
—Sabes que nunca fui capaz de ten-
er sueños —Contestó mientras son-
reía. —Además sabes que esta ya
no soy yo—
Agregó. —Pero soñé que morías y
ataba tu mano a la mía, como si no
tuviera ninguna gota de piedad—.
Ambos nos alimentamos de suero,
logramos reducir el número de inco-
modidades, tomamos una ducha. Así
se repitieron los dos días siguientes.
De noche su cuerpo se hinchaba
grotescamente y el olor era tan re-
pugnante que ninguna analogía en
mi libro de analogías sirve para com-
pararlo, y de día ella despertaba tur-
bada porque las sábanas se impreg-
naban de ese aroma, y sentía el olor
de su propia muerte.
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Página 22

Silencio
y
verdad
La quinta noche el fragor fue ensordece-
dor, y la mística que envolvía ese Es el placer algo brillante,
apartamento cobró venganza, las bal-
dosas blancas se perdieron entre tierra destella con fuerza, pero es destello y
negra y ramas marchitas que san- nada más;
graban, Isabella sonrió, y un quejambre
muere entre cobardía derramada,
tragó sus ojos que se hundieron como
lágrimas, como gotas; ella cayó y luego, se pudre y apesta.
desgarró todo el hilo. Fue imposible ar-
rastrarla con un solo brazo, esperé a
que despertara en la mañana. Ella no
despertó, estaba igual de muerta y con La noche, hora del Jazmín,
el sol de frente. Recosí tres puntadas, un tiempo para sollozos, un lugar para
me ocupé de llevarla hasta la cama, y de ser.
noche lo conseguí. En la noche,
cadáveres de perros y jabalíes la de-
voraron.
Bebamos, amiga mía, quedó silencio de
ayer tarde,

No había nada más, Isabella no volvería que no quede ni una gota de silencio
a despertar, sólo me acompañaba el y como ayer tarde terminar vomitando.
aroma más pestilente de todo un idilio y
el quehacer con su cadáver. Recité Mi Vomitemos pues versos sin templanza,
amor, mi fe. Esperé a que la gangrena y
troncos parlantes, terminaran el día igualmente llegará.
pudriéndonos a ambos en la misma
cama donde terminó todo, el dolor era
demasiado fuerte pero tuve que Placer, llanto, silencio y versos,
soportar, los barbitúricos no estaban.
ciclo que me encierra, prisión que llamo
hogar.

¿Y si no me quedaran más días?

Perpetuo será el silencio y eternos serán

mis versos

Juan Pablo Gómez Bedoya

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Edición:

Irene Perfetti
Valentina Zapata
Alexis Barrios
Valeria Ríos
Eduardo Pulido
Grupo de estudio 2,96.

Diagramación:

Jhon Faber Giraldo Zapata.

Instagram: @grupodeestudio296
Facebook: Grupo de Estudio 2,96
Correo:Gestudio2.96@gmail.com

Especial agradecimiento a quienes desde sus

diferentes voluntades hicieron de esta
revista una realidad.

Agosto 2018
Pereira– Risaralda