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Construcción de sus metas en los diferentes ámbitos

La manera más eficaz de progresar es cuando uno se propone alcanzar ciertos


desafíos.
Gran parte de las metas por las cuales luchamos son el resultado de la
sociabilización que hemos recibido de nuestro medio; aprendemos que hay ciertas
cosas que se esperan de nosotros.

En nuestra sociedad, por ejemplo, una persona que ha tenido la posibilidad de


recibir educación completa, tiende aspirar a ser profesional o a obtener una carrera
técnica. Es una creencia compartida que un título universitario o técnico profesional
favorecerá en gran medida la obtención de un buen trabajo.

La sociedad también nos ha enseñado la relevancia de la familia, sin importar la


forma como esté constituida y, de este modo, también incorporamos la aspiración
de lograr un hogar acogedor que sea un refugio para cada uno de sus miembros.

Este tipo de objetivos muchos los tenemos, pero las metas individuales requieren
de una mayor reflexión y necesitan de algo más que de vivir el presente. Requieren
de un cuestionamiento de a dónde queremos llegar, que queremos aprender, que
queremos dejar atrás y que queremos para nuestro futuro.

Podemos establecernos metas en distintas áreas; aprender a tocar un instrumento,


aprender a dibujar, aprender a utilizar un programa computacional, ser más
demostrativos, ser más generosos, aprender a meditar etc…
¿Qué nos aportan las metas personales? Nos permiten dirigir un camino de
desarrollo y no estar pasivos frente a la oportunidad que significa la vida. Esto nos
permite sentir el poder que tenemos y nos lleva a lograr cosas importantes para
nosotros, comprender que podemos evolucionar y que no estamos estancados.

Generalmente la mayor parte de las aspiraciones de las personas giran en torno al


ámbito académico, laboral y deportivo; mejorar el promedio, lograr equis proyecto,
obtener un determinado puesto, superar una marca. Y, cuando esto ya se ha
obtenido, muchos se quedan en la comodidad y se mantienen ahí, sin buscar
avanzar. Ahora, idealmente, deberíamos ambicionar un avance en todos los planos
de modo que nuestras metas no se enfoquen sólo
hacia un objetivo único sino que nos permitan un
desarrollo integral, vale decir, espiritual, afectivo,
laboral, académico, social.

Conseguir estos logros nos produce un bienestar


profundo y no tiene edad.
Una de las peores trampas en las que podemos caer
a medida que envejecemos, es que “ya estamos muy
viejos para tal o cual cosa”, porque estamos limitando
nuestro desarrollo. El aprendizaje es una fuente de
constante gratificación.
Conceptualización de cultura y sus características

Cultura es todo lo que existe en el mundo, y que ha sido producido por la mente y
la mano humana. Por ejemplo, las fiestas, los alimentos, los sistemas políticos, la
manera de pensar, la ropa y las modas, los medios de convivencia, el daño al medio
ambiente, la manera de jugar al fútbol, la guerra y las armas, los actos
humanitarios… Todos éstos son productos culturales porque han surgido de la
creación humana y de su manera de entender, sentir y vivir el mundo, lo mismo que
el Internet, que en los últimos años ha revolucionado la conducta humana
cambiando la manera de pensar y coadyuvando al desarrollo global intercultural a
velocidad impensable. Por eso también se dice que la cultura es la forma, para bien
o para mal, como el ser humano ha modificado la naturaleza.

En síntesis, cultura es todo aquello, material o inmaterial (creencias, valores,


comportamientos y objetos concretos), que identifica a un determinado grupo de
personas, y surgen de sus vivencias en una determinada realidad. Dicho de otro
modo, cultura es la manera como los seres humanos desarrollamos nuestra vida y
construimos el mundo o la parte donde habitamos; por tanto, cultura es el desarrollo,
intelectual o artístico. Es la civilización misma.
Al darse la yuxtaposición entre los idiomas y las culturas, los individuos progresan
hasta adquirir una interculturalidad globalizada, así también los pueblos mejoran sus
niveles organizacionales de aldeas a ciudades, de éstas a metrópolis y
posteriormente a megápolis, que es la cuna de la interculturalidad y la etnicidad.

Características de la cultura
• Universalidad. Para que un rasgo se considere “cultural”, es necesario que sea
compartido y aceptado por todos o por la mayoría de los miembros de una sociedad.
Además cuando se afirma que la mayoría, pero no necesariamente todos los
miembros de una sociedad, los comparten, debe señalarse que quienes no
comparten determinados rasgos culturales por lo general no pueden expresarlos,
con el riesgo de ser rechazados de manera abierta.

• Naturalidad. La cultura es un tema acerca del cual no se discute y se acepta como


natural. Generalmente las personas ni siguieren conocen las razones por las cuales
siguen sus normas, reglas o costumbres. En general, la persona sólo se da cuenta
de que su forma de actuar no es completamente “natural” cuando se encuentra
frente a miembros de otra cultura y observa comportamientos distintos de los suyos.

• Utilidad. Si bien el individuo no tiene una idea completamente clara de las razones
de su comportamiento cultural, la cultura en sí es un medio para satisfacer mejor las
necesidades de la sociedad. La razón más importante de la existencia de la cultura
es la función que cumple como guía de comportamiento adecuado.

• Dinámica. Como la cultura cumple una función estrictamente práctica, cambia


conforme cambian las razones que condicionaron su aparición, y cuando dejan de
ser necesarias, se convierten en un estorbo para la satisfacción de las necesidades
de una parte de la sociedad.

• Producto del aprendizaje. Como característica final de la cultura, cabe señalar que
ésta no es innata, sino aprendida mediante la socialización, es decir, las personas
no nacen con una cultura, sino que se culturizan en el medio donde se desarrollan.

La cultura no es estática, sino que evoluciona constantemente, integrando las viejas


ideas con las nuevas. Un sistema cultural está integrado por tres áreas funcionales.

Ecología. Es la forma en la que un sistema se adapta a su hábitat. Esta área es


definida por la tecnología utilizada para obtener y distribuir los recursos.

Estructura social. Constituye la manera en que se mantiene el orden de la vida


social. Esta área incluye a los grupos domésticos y políticos que dominan en la
cultura. Ideología. Consiste en las características mentales de una población y su
modo de relacionarse con su ambiente y grupos sociales. Esta área gira en torno a
la creencia de que los integrantes de una sociedad poseen una perspectiva mundial
común, es decir, comparten ciertas idas sobre los principios de orden y justicia.
También comparten un ethos, el cual está integrado por una serie de principios
estéticos y morales.Aunque cada cultura es diferente, cuatro aspectos parecen ser
los responsables de gran parte de estas diferencias.
Primeras apariciones del término
Quizá la aparición histórica del término cultura que más relevante se muestra para
su historia y definición sea la del romano Cicerón, en sus Tusculanae disputationes
del año 45 a.C., en donde abogaba por la cultivación del espíritu (cultura animi)
como un ideal humano, valiéndose de una metáfora agrícola para bautizarlo.

Es posible que el sentido original del término fuera el que aún conserva en usos
modernos como apicultura, piscicultura o agricultura, vinculados con el arte de la
siembra o la cosecha.

Y así se mantendrá hasta pasado el medioevo, cuando la Ilustración encuentre en


dicha metáfora la posibilidad de distinguir entre el estado natural (salvaje) y el
campo cultivado, vale decir, cuando se funda la distinción entre naturaleza y cultura.

Sinónimo de civilización

A partir del culto a la razón humana que nació con la Ilustración europea, el término
cultura pasa a representar los valores de la civilización, de la mano de la idea del
progreso. Este giro, a la vez, vincularía de manera estrecha a la cultura con lo patrio,
en tanto su cultura particular sería el orgullo de las naciones.

Así, el proceso civilizatorio implicaría el paulatino perfeccionamiento de los pactos


sociales, las normativas jurídicas, formas de gobierno y la acumulación progresiva
de los saberes humanos: todo ello vendría a ser luego la cultura.

Sin embargo, las vertientes universalistas y nacionalistas (francesa y alemana)


tomarían el término para sí y sembrarían una dualidad en su seno, pues nacería la
cultura universal y también las culturas locales. Una tensión que permanecerá más
o menos irresuelta hasta nuestros días.
Otros usos

Para las diversas ciencias sociales, el concepto de cultura nace en el siglo XIX,
cuando muchas de ellas eran aún disciplinas jóvenes. Dicho contexto la obliga a
tener que ver con las maneras de pensar la sociedad humana que en esa época
imperaban: los primeros sociólogos como Émile Durkheim nunca se sintieron
cómodos con el término, y es la opinión general que Carlos Marx hizo bastante de
lado a la cultura en sus filosofías sociales.

La antropología, en cambio, se fundaría teniendo el concepto de cultura muy en el


centro, a menudo teniéndola como resultado de ciertos devenires históricos de la
sociedad.

Finalmente, en UNESCO se define cultura como “el conjunto de los rasgos


distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una
sociedad o a un grupo social y que abarca, además de las artes y las letras, los
modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones
y las creencias”.

Función Social

La cultura opera, desde el punto de vista de lo social, como una red de sentidos y
símbolos que construyen una noción de pertenencia, un nosotros. Dicha noción
puede ser la de un conjunto humano minoritario, tribal, o la de un hemisferio, o
incluso ciertos arquetipos culturales son comunes a la humanidad entera.

La fabricación de dicha red, en efecto, ha sido asunto de siglos y milenios de


hibridación y traducción de ciertos contenidos psíquicos primigenios, junto a las
presiones propias de nuestro espíritu gregario, que conducen a la elaboración de
lenguajes comunes y a la categorización imaginaria del mundo.

Sistematicidad simbólica

La cultura opera como un sistema de símbolos que tienen distinta o variada


elaboración. He allí que existan conexiones discusivas y fácticas entre rituales,
representaciones artísticas y estereotipos culturales entre los integrantes de una
comunidad y, más aún, entre distintos grupos sociales.

La cultura, en tanto sistema, opera en base a la inclusión y la exclusión de los otros,


en base a la afirmación de un colectivo y la singularidad del hombre en tanto
individuo. Se trata, en última instancia, de un sistema de símbolos sostenido en el
lenguaje verbal pero tal vez previo a su existencia, cuyo cometido es ordenar
psicoafectivamente la realidad de los individuos.
Herencias

La cultura se transmite y perpetúa en el tiempo, y varía también al hacerlo. Esto


ocurre en la educación formal e informal: tanto la que forma parte de las políticas
educativas y culturales de un Estado en cuestión, a través de sus escuelas, museos,
programación artística e histórica; como la que se transmite entre padres e hijos,
entre grupos de influencia, medios de comunicación y el habla común, cotidiana, en
la cual se refuerzan valores y puntos de vista populares.
En muchos sentidos se busca preservar la cultura (su contenido tradicional y
heredado de ancestros locales), pero también se sabe que el campo cultural es un
organismo vivo y en perpetua mutación, tanto como un campo de combate: así que
hay discursos en elaboración y otros en franca pérdida, a lo largo del tiempo.

Creencias
En la cultura están contenidas las creencias de un grupo humano específico: sus
modos de religiosidad específicos, sus supersticiones, sus reminiscencias mágicas
o primitivas. Pero también su fe en la ciencia, en doctrinas modernas del progreso
o su fervor por la filosofía y las artes del pensamiento, en tanto herramientas de
interpretación del mundo que nos rodea.
Valores, normas y sanciones
La enseñanza moral y ética forma parte también del contenido cultural de las
naciones. Sus aproximaciones al otro, a la ley, al delito, sus ideas de lo sancionable,
lo aconsejable y lo réprobo, a menudo de la mano de su pensamiento político y
religioso. La cortesía, el protocolo, el ordenamiento de los roles sociales y el sentido
de la justicia forman parte de ello.

La alta y baja cultura

Las manifestaciones artísticas, filosóficas y arquitectónicas de un pueblo forman


quizá la parte más visible, exportable y celebrada de su cultura. Al conjunto de
dichas manifestaciones se las considera alta cultura cuando en contacto con el
discurso de las élites y baja cultura o cultura popular cuando representa los modelos
tradicionales del folklore y las masas.

Tecnología
Aunque normalmente no se lo piense así, la ciencia y la tecnología forman parte
importante de la cultura contemporánea. No sólo por su importancia en hacer del
mundo un lugar semejante a lo que de él imaginamos, sino porque modelan,
contaminan y forman parte de nuestra manera de interrelacionarnos.
Hoy en día se habla de cultura digital, cultura 2.0 y otros términos que apuntan a un
sector creciente del ejercicio cultural que se produce en Internet y redes sociales.

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