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En el año 1980 la población hipertensa mundial se estimaba que abarcaba a unas 691
millones de personas y en la actualidad, casi treinta años después, alcanza la cifra de
mil millones, con una prevalencia entre un 15 a 30 % en la mayoría de países. En la
región del África existe la mayor prevalencia con un 46% mientras que en la región de
las américas es la más baja con un 35%. (Figura 1) —> ver en el PDF completo de este
artículo, el cual se encuentra líneas más abajo.
PREVALENCIA INTERNACIONAL
La OPS/OMS trabaja con los países miembros y sus socios en mejorar los programas
de control de la hipertensión, impulsar políticas que favorezcan la prevención y
proyectos que contribuyan al entrenamiento y actualización del personal de salud, en
especial en el nivel de atención primaria.
En el Perú, hasta fines del año 1993 existían pocos trabajos publicados en revistas
científicas sobre la prevalencia de la HTA, los cuales se realizaban en grupos pequeños
de poblaciones y permitían inferir que la prevalencia en la costa era del orden del 17%,
mientras que en la sierra y selva la cifra alcanzaba el 5% (4).
LA RAZA Y EL GRUPOETNICO
La presión arterial alta puede afectar a cualquier persona.
Sin embargo, se presenta con más frecuencia en adultos afroamericanos
(personas de raza negra) que en adultos caucásicos (personas de raza blanca) o en
adultos hispanos.
En relación con las personas de estos grupos, los afroamericanos:
• Tienden a presentar presión arterial alta más temprano en la vida.
• A menudo tienen una presión arterial alta más grave.
• Tienen menos probabilidades que los caucásicos y las mismas
probabilidades que los estadounidenses de origen hispano de lograr los niveles
deseados de control con el tratamiento para la presión arterial alta.
• Tienen tasas más altas que los caucásicos de morir antes de tiempo por
problemas relacionados con la presión arterial alta, como la enfermedad coronaria, los
accidentes cerebrovasculares y la insuficiencia renal.
El riesgo de sufrir presión arterial alta varía entre distintos grupos de adultos
estadounidenses de origen hispano.
Por ejemplo, los adultos de origen puertorriqueño tienen tasas más altas de
mortalidad relacionada con la presión arterial alta que todos los demás grupos de
hispanos y caucásicos.
Sin embargo, los estadounidenses de origen cubano tienen tasas más bajas de
muerte relacionada con presión arterial alta que los caucásicos.
El SOBREPESO O LA OBESIDAD
Usted tiene más probabilidades de sufrir prehipertensión o presión arterial alta si
sufre de sobrepeso o de obesidad.
Los términos "sobrepeso" y "obesidad" se refieren a un peso corporal mayor del
que se considera saludable para una estatura determinada.
EL SEXO
Entre las personas adultas, las mujeres sufren menos presión arterial alta que
los hombres.
Sin embargo, las mujeres jóvenes y de edad madura (entre los 18 y los 59 años)
tienen más probabilidades que los hombres de darse cuenta de que tienen la presión
alta y de buscar tratamiento.
Las mujeres de más de 60 años tienen las mismas probabilidades que los
hombres de darse cuenta de que tienen la presión alta y de buscar tratamiento.
Sin embargo, entre las mujeres de más de 60 años que han recibido tratamiento,
el control de la presión arterial es menor que en los hombres del mismo grupo de edad.
Ataque al corazón.
La presión arterial alta puede causar endurecimiento y engrosamiento de las
arterias (aterosclerosis), lo que puede conducir a un ataque cardíaco.
Aneurisma.
El aumento de la presión arterial puede hacer que los vasos sanguíneos se
debiliten y se abomben, formando un aneurisma. Si un aneurisma se rompe, puede ser
mortal.
Insuficiencia cardiaca.
Para bombear la sangre contra la presión más alta en sus vasos, el músculo del
corazón se engrosa.
Eventualmente, el músculo engrosado puede tener dificultad para bombear
suficiente sangre para satisfacer las necesidades de su cuerpo, lo que puede conducir
a insuficiencia cardíaca.
Síndrome metabólico.
Este síndrome es un grupo de trastornos del metabolismo de su cuerpo,
incluyendo el aumento de la circunferencia de la cintura; Triglicéridos altos; Baja
lipoproteína de alta densidad (LAD), el colesterol "bueno"; presión sanguínea alta; Y
altos niveles de insulina.
Estas condiciones lo hacen más propenso a desarrollar diabetes, enfermedades
cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
DISFUNCION ENDOTELIAL
Las células endoteliales vasculares juegan un rol principal en la regulación
cardiovascular produciendo un gran número de agentes vasoactivas locales incluyendo
la molécula vasodilatadora Oxido nítrico y el péptido vasoconstrictor endotelina. La
disfunción endotelial ha sido implicada en la HTA esencial humana. La modulación de
la función endotelial es una opción terapéutica atractiva en el intento por atemperar las
importantes complicaciones de la HTA. Una terapia antihipertensiva clínicamente
efectiva impresiona restaurar la producción disminuida de óxido nítrico pero no parece
restaurar el deterioro de la relajación vascular dependiente del endotelio o la respuesta
vascular a los agonistas endoteliales. Esto indicaría que la disfunción endotelial es
primaria y se transforma en irreversible una vez que el proceso hipertensivo se ha
establecido.
SUSTANCIAS VASOACTIVAS
Muchos otros sistemas vasoactivas y los mecanismos que afectan el transporte de sodio
y el tono vascular están involucradas en el mantenimiento de la presión arterial normal.
No es claro, no obstante que parte de estos sistemas juegan un rol en el desarrollo de
la presión arterial normal .La Bradikinina es un potente vasodilatador que es inactivado
por la enzima de conversion de la Angiotensina. Consecuentemente los inhibidores de
la ECA pueden efectivizar alguno de sus efectos al bloquear la inactivación de la
bradiquina.
Fármacos:
En la actualidad se dispone de una gran cantidad de fármacos, que por diferentes
mecanismos de acción y comprobadas eficacia, seguridad y efectividad permiten lograr
un óptimo manejo del paciente. Consideramos conveniente agruparlos de la manera
siguiente
- Antihipertensivos esenciales: Con éstos se logran cubrir todas las posibles alternativas
de tratamiento, en todos los subgrupos de hipertensos. Ellos son:
Diuréticos. Beta-bloqueadores. Inhibidores de enzima convertidora de angiotensina
(ECA). Calcioantagonistas. Simpaticolíticos. - Antihipertensivos no esenciales: De uso
muy restringido (para internistas, cardiólogos y nefrólogos), en situaciones especiales:
Alfa-bloqueadores y antagonistas de los receptores de angiotensina II.
Diuréticos
Los diuréticos de uso clínico son: tiazidas, de asa y ahorradores de potasio. Actúan
todos, aumentando la excreción urinaria de sodio con la consecuente reducción del
volumen plasmático y el gasto cardíaco. Aunque estos parámetros retornan a los valores
previos al cabo de seis a ocho semanas, el efecto hipotensor se mantiene, al parecer
por una caída de la resistencia periférica, no bien explicada aún. Clínicamente su efecto
antihipertensivo se mantiene indefinidamente y, en promedio, baja la presión arterial
unos 10 mm Hg. Mejoran la efectividad de todos los otros antihipertensivos. Tienen
efectos secundarios de tipo metabólico, como son la hipopotasemia, el incremento de la
glicemia e insulina y del colesterol, efectos éstos que se pueden minimizar con bajas
dosis. En resumen, son drogas muy útiles que han demostrado su efectividad durante
los últimos 30 años y en todo tipo de pacientes, especialmente en los ancianos y en los
de raza negra, además, son de bajo costo.
Betabloqueadores
Son drogas de amplio uso, efectivas y con pocos efectos indeseables, que ofrecen
beneficios adicionales a algunos grupos de pacientes. No está muy claro cómo bajan la
presión, pero se han postulado estos mecanismos: reducción del gasto cardíaco,
reducción de los niveles de renina y bloqueo beta-adrenérgico del sistema nervioso
central.
Son de elección en pacientes jóvenes, de raza blanca y en aquellos con alto nivel de
estrés. Tienen efectos antiarrítmicos y antianginosos que los hacen particularmente
útiles en pacientes con enfermedad coronaria. También se ha documentado (Nivel de
Evidencia I) una reducción de la mortalidad en aquellos individuos que sufren un infarto
de miocardio (prevención secundaria). No se deben usar en pacientes asmáticos y en
los que padecen enfermedad arterial periférica. Hay que tener precaución en aquellos
con diabetes, ya que ocultan los síntomas de la hipoglicemia. Otros efectos secundarios
son la fatiga y la impotencia.
Simpaticolíticos
Estos medicamentos actúan por estimulación directa de los receptores alfa
adrenérgicos centrales, reduciendo el flujo simpático, produciendo así una caída de la
resistencia periférica. Hay dos exponentes que conservan utilidad clínica:
Metildopa, de elección en el tratamiento de la hipertensión en el embarazo; su largo
tiempo de uso ha demostrado que no afecta al feto. Se administra dos veces por día y
la mayor dosis recomendada es de 2 mg/día. Además de los efectos indeseables
comunes con clonidina, son la resequedad de la boca, sedación, impotencia y
galactorrea; metildopa puede desencadenar reacciones autoinmunes.
Clonidina, de gran uso en pacientes con insuficiencia renal crónica y accidentes
cerebrovasculares, posee una vida media corta, lo que favorece la aparición de
hipertensión de rebote cuando se suspende en forma súbita; es activa por vía
transdérmica.
Antihipertensivos no esenciales
Bloqueadores alfa.
Actúan sobre los receptores postsinápticos de las células musculares lisas, produciendo
vasodilatación directa, caída de la resistencia periférica y taquicardia. Con la primera
administración pueden ocasionar hipotensión excesiva -hipotensión de primera vez-
pero, al contrario de los betabloqueadores, parecen ejercer efectos metabólicos
benéficos: reducen el colesterol y la resistencia periférica a la insulina, elevando las
lipoproteínas de alta densidad (HDL) y mejorando la tolerancia a la glucosa. También
actúan sobre el músculo prostático, mejorando el prostatismo. Se encuentran
disponibles para uso prazosín y terazosín.
Bibliografía: