Вы находитесь на странице: 1из 153

ESTILOS DE CARÁCTER

Stephen Johnson

Ediciones W.W Norton & Company


New York, London, 1994
INDICE
INTRODUCCIÓN

I.- UNA TEORIA DE LA FORMACION DEL CARACTER

1.- Una teoría del desarrollo caracterológico

2.- Elementos caracterológicos en el apego y el vínculo


El elemento esquizoide
El elemento oral

3.- Elementos caracterológicos del auto-desarrollo


El elemento simbiótico
El elemento narcisista
El elemento masoquista

4.- Problemas caracterológicos del si mismo (self) en el sistema


El elemento edípico en el carácter histriónico
El obsesivo compulsivo

II.- ESTILOS DE CARACTER

5.- El niño odiado: La experiencia esquizoide


Etiología
Circunstancias externas y entorno genético
Afecto, conducta y cognición
Resumen
Objetivos afectivos
Objetivos de conducta social
Objetivos cognitivos

6.- El niño abandonado: El retraimiento simbiótico


Etiología
La canción de amor del oral
Proceso de autoafirmación
Respuesta ambiental negativa
Reacción organísmica
Repetitiva respuesta ambiental negativa
Proceso de auto negación
Proceso de auto adaptación
Comportamiento, actitud y sentimientos

7.- El niño poseído: El carácter simbiótico


Etiología
Conducta, afecto, cognición

8.- El niño usado: La experiencia narcisista


Etiología
Conducta, actitudes y sentimientos
Representaciones y relaciones objetales

2
Formación de la identidad
La naturaleza de la formación del self real
Funciones de defensa

9.- El niño derrotado: Masoquismo social y los patrones de la autoderrota


Etiología
Síntomas modelados como relaciones objetales internas
Afecto, conducta y cognición

10.- El niño explotado: Las defensas histéricas y la personalidad histriónica


Etiología
Patrones familiares asociados con la histeria
Personalidad y sexualidad del niño abusado
Dinámica y relaciones objetales internas
Afecto, conducta y cognición

11.- El niño disciplinado: La personalidad obsesivo compulsiva


Desorden obsesivo-compulsivo
Otras causas del comportamiento obsesivo compulsivo
Etiología
Afecto, conducta y cognición

3
INTRODUCCIÓN

Este es el libro que me habría gustado tener cuando comencé a estudiar psicología
hace ya treinta años. Como muchos jóvenes, entré en este campo con amplias, sinceras y
significativas preguntas ¿Qué define (marca) a las personas?, ¿Por qué somos tan locos?,
¿Que podemos hacer sobre esto? Ocho años más tarde, con un doctorado en mis manos
sabía bastante más sobre diseños experimentales, estadísticas y el aprendizaje de sílabas
sin sentido que cuando inicié mi formación. Fue al cabo de seis años, trabajando en un
respetable departamento de psicología y la libertad de un año sabático, que me
permitieron volver a estas preguntas más fundamentales. Debí abandonar la restrictiva
intolerancia requerida por la vía académica de la psicología en cuanto a qué formas del
conocimiento eran válidas. Empíricamente concluí que el conocimiento adquirido, apegado
a las reglas vigentes no era suficiente para responder a mis preguntas. Descubrí que las
respuestas involucraban numerosos caminos del conocimiento y la integración de muchas, a
menudo independientes contribuciones. Al terminar este libro he cerrado un círculo,
aunque este aun no me responde por completo las cuestiones que me atrajeron a este
campo. Algunos elementos de las respuestas vienen del conocimiento principal pero muchas
otras vienen de afuera. Lo que UD. encontrará aquí es el resultado de la intuición, la teoría,
la experiencia, las deducciones y por supuesto una acabada investigación empírica.
“¿Que marca a las personas?” es muy similar a la importante pregunta “¿Que es la
naturaleza humana?”. Me parece que la investigación y la teoría, en su esencia, atentan
contra la resolución de esta pregunta. La observación sostenida de bebes y niños lleva a
especular acerca de la naturaleza esencial de este enunciado inicialmente muy necesario y
potencialmente acabado. La rigurosidad y a menudo la observación sistemática son
necesarias para descubrir la complejidad de este tema. La teoría es particularmente útil en
este entorno para proponer la respuesta correcta.
La teoría e investigación nos han dado una aproximación y una creciente y precisa
descripción de la naturaleza humana. Esto incluye particularmente el tipo de necesidades
humanas que deben ser conocidas y la clase de entorno que debe proveerse para realizar
todo el potencial humano. Similarmente observando niños en crecimiento nos damos cuenta
que ocurre cuando estas necesidades son sucesivamente frustradas o cuando las
necesidades del ambiente no son proporcionadas. Nuevamente la teoría sugiere qué
observar y formular en lo más central de las relaciones entre el temprano entorno y el
desarrollo resultante.
Siempre he encontrado fascinante la aplicación de este conocimiento básico para
responder a mi segunda pregunta “¿Porque somos tan locos?” Es obvio que no nos gusta
nuestra locura, habría menos sufrimiento y destrucción en el mundo sin ella. Los humanos
resuelven sus problemas mucho mejor que cualquier ser vivo pero nuestra locura interfiere
profundamente en este proceso en todos los niveles. Es en la familia, en el lugar de trabajo
y el las políticas sobre la condición humana que vemos un colosal derroche y dolor por
nuestra tendencia a la disfuncionalidad destructiva.
Respondiendo a la segunda pregunta encontré particularmente útil estudiar los
patrones de síntomas más comunes donde se expresa nuestra locura. Estos patrones están
muy bien descrito por los terapeutas que han intentado tratar estas patologías. Los que han
descrito estructuras de carácter, estilos o desórdenes han sido los más astutos. Los
síntomas del carácter han respondido bien a los tests del tiempo y la practica clínica y lo
han hecho relativamente bien bajo el escrutinio de las más sistemáticas investigaciones. En
su forma más extrema, estos desórdenes del carácter o de la personalidad son ampliamente
usados para propósitos de diagnóstico alrededor del mundo.
Ahora, la integración de ambos caminos del conocimiento es lo que nos permite
responder estas preguntas. El estudio del desarrollo humano o de la naturaleza humana
encaja muy bien con la descripción de los patrones de locura humana. Incluso, estos
patrones no ocurren solamente en los casos más severos de enfermedades mentales. Estos
patrones están claramente documentados en poblaciones normales y en algunos severos

4
grupos patológicos. Creo que hay muchos continuos útiles de disfunciones humanas desde
los más severos que reflejan la quinta esencia de los bloqueos en la construcción de la
naturaleza humana. Creo que he encontrado siete construcciones de bloqueos en torno a
los cuales se organiza la personalidad y las psicopatologías. Puede haber más.
El ajuste crítico de todo individuo a este continuo es la interacción. Esta interacción
es entre el individuo, con sus cambiantes pero básicas necesidades y la habilidad para
satisfacerlas en un entorno cambiante. Esta interacción construye la personalidad y
produce las psicopatologías. En una era en que nuestra ciencia básica, particularmente la
física descubre que la materia esta hecha de interacción, estamos maduros para
comprender y experimentar nuestra personalidad y nuestras patologías personales como
productos de la interacción.
La perspectiva interaccional en psiquiatría no es nueva. Fairbain (1974,
originalmente publicado en 1952) y Guntrip (1968, 1971) son los primeros, más claros y
sustanciales contribuidores. Estas figuras representan parte de lo que se conoce como la
British School of Object Relations Theory, que enfatiza el rol padres-hijos y sus relaciones
en el desarrollo de la personalidad y las psicopatologías. Esta es una variación de la teoría
del psicoanálisis cuyo énfasis teórico deriva de las dimensiones del desarrollo del niño y sus
psicopatologías basadas en sus interacciones tempranas.
El carácter no es a menudo el foco central de estas teorías y ellas no están
típicamente informadas o modificadas por la investigación del desarrollo infantil. Se
necesita entonces, para un entendimiento más profundo de la pregunta esencial la
integración de los procesos de desarrollo, determinantes de la interacción y de los síntomas
caracterológicos.
Todos los bloqueos de estas construcciones han estado disponibles en algún tiempo,
están justo ahora, aquí y allá siendo armados juntos. Me arriesgo a sostener esto en mi
primer libro escrito para terapeutas en práctica y entrenamiento (Jonson 1985, 1987,1991).
Cada uno de estos libros abarca uno o dos patrones caracterológicos con un énfasis en su
tratamiento. He tratado de escribir cada uno de estos libros en un lenguaje no muy técnico
para que cualquier persona pueda leerlo. Sin embargo, el grueso de cada uno de estos
libros está dirigido a terapeutas y cualquier estudiante serio puede mezclar todos mis libros
y los de otros para completar el cuadro. Este libro los reúne todos primero para describir la
base teórica y empírica del modelo que integra desarrollo, carácter e interacción. Por lo
tanto, cada una de las estructuras de carácter refleja los siete principios existenciales
básicos que están ampliamente descritos.
Mi esperanza es que este trabajo sea accesible no sólo a los psicoterapeutas sino a
cualquier estudiante maduro que le pueda ser útil para responder a sus propias inquietudes
acerca de la naturaleza humana y su locura. También espero que usted tanto como yo vean
este trabajo como un proceso. Estas preguntas son muy importantes y los problemas muy
intrincados para dejarlos solos a una última palabra o a soluciones definitivas. El
conocimiento teórico, empírico, intuitivo, deductivo, experimental y otras formas deben
continuar alimentando y corrigiendo nuestro trabajo.
Respondiendo la tercera pregunta, que podemos hacer con la locura humana, es
donde he experimentado la menor dificultad. Esta respuesta ciertamente continuará
rondando y llegará de campos tan variados como desde la farmacología hasta la ecología y
otros que aún ni siquiera hemos soñado. Yo, sin embargo, he adscrito la estrategia de mis
primeros libros destacando la sección sobre los objetivos terapéuticos para cada tipo de
carácter. Aquí trato de dirigirme a los terapeutas, pero las consideraciones descritas
pueden ser aplicadas para el crecimiento personal así como del otro.
Los primeros cuatro capítulos de este libro presentan una visión general del modelo
empírico – teórico. Fueron originalmente publicados en “El carácter simbiótico” (Johnson,
1991) y desde el capítulo 2 hasta el 4 revisa el modelo en referencia a cada uno de los siete
temas existenciales básicos y su manifestación caracterológica.
El lector novato puede encontrar confuso desde el Capítulo 2 hasta el 4 al menos al
principio porque están más orientados a la investigación que los capítulos siguientes.

5
Cada uno de los capítulos siguientes describe un tema de vida esencial y su etiología,
expresión, y objetivos de tratamiento para manejar el carácter. Con mínimas correcciones
he usado las descripciones de mis anteriores libros. El capítulo 5 y 6 son de
“Transformación caracterológica” (Johnson, 1985), El capítulo 7 es de “El carácter
simbiótico” (Johnson, 1991) y el capítulo 8 es de “Humanizando el estilo narcisista”
(Johnson, 1987) Desde el capítulo 9 al 11 fueron escritos explícitamente para este libro
completando la descripción de los siete tipos de carácter.
Mayormente, cada capítulo se sostiene por si mismo y se puede leer el libro en
cualquier orden. El primer capítulo, sin embargo, presenta una visión teórica general y
puede ser útil para una mejor comprensión de los otros. Para los lectores familiarizados con
desordenes de la personalidad este capítulo les mostrará como mi enfoque se relaciona con
las categorías más comunes empleadas en los desordenes de personalidad.
Los lectores sofisticados tienen en algunas ocasiones que preguntarse que hay de
nuevo o diferente en mi enfoque. La respuesta es que no hay nada nuevo aquí. La
diferencia es esta: no es psicoanálisis, no es relaciones objetales, no es auto psicología o
psicología del ego. No es conductual, o cognitiva o afectiva. No es caracterológica,
desarrollista, interactiva o fenomenológica. No es teórica, empírica, experimental, intuitiva
o deductiva. Es la mezcla de todo esto y más. Trata de responder importantes cuestiones
con la información disponible.
Para cada uno de nosotros que es curioso acerca de estas cuestiones esto es lo que
debemos hacer. Esta es mi respuesta. Espero que ayude.

6
PRIMERA PARTE

UNA TEORÍA DE LA FORMACIÓN DEL CARÁCTER

CAPÍTULO I

UNA TEORÍA DEL DESARROLLO CARACTEROLÓGICO

En estos capítulos iniciales intentaré integrar lo que ahora sabemos sobre el


desarrollo humano con lo que sabemos sobre las constelaciones de carácter comunes.
Aunque nuestro conocimiento sobre carácter y desarrollo está evolucionando y está
determinado por nuestra perspectiva cultural, creo que ésta visión más integrada nos da un
mapa más útil de la personalidad y de la sicopatología. Un enfoque para entender y ayudar
a la gente, basado en los temas significativos de su desarrollo, entrega un mapa
generalizado que cubre el territorio más esencial, un mapa que es suficientemente general
pero apropiadamente centrado en objetivos de manera que calza con la tarea a la vista.
Particularmente cuando una perspectiva del desarrollo caracterológico puede
permanecer abierta ala evolución del conocimiento y la cultura, entrega una visión que
integra los efectos de desarrollar el potencial humano con los efectos de las condiciones
ambientales y documenta cómo las potencialidades se afectan en el aprendizaje y como
cualquiera de ellos puede ser descarrilado de su curso óptimo.
El desarrollo de la psicología psicoanalítica, que es una etiqueta –paraguas para
definir relaciones de objeto, ego y psicología ha sido de gran uso clínico para muchos de
nosotros porque se ha preguntado consistentemente algunos de los temas más útiles:
¿Cuáles son los impulsos y necesidades más básicas del niño? ¿Qué necesita el niño para
lograr un desarrollo humano óptimo? ¿Cómo formula la persona un sentido de sí mismo
coherente y robusto? ¿Cómo se despliega el desarrollo cognitivo y cómo se relaciona con el
carácter y la sicopatología? ¿Cómo afectan el desarrollo del ser humano la indulgencia, el
trauma o la frustración crónica? ¿Hay períodos críticos para el desarrollo de ciertas
cualidades humanas? ¿Si es así, cuáles son? ¿Internaliza el ser humano aspectos del
ambiente y de ser así, cómo?
El mapa cognitivo que va a servir de cimiento para esta tarea hace bien en incluir las
constelaciones más corrientes de la personalidad en la sicopatología. El actual Manual
Estadístico y de Diagnóstico de la Asociación Psiquiátrica de América (1994), ciertamente
entrega un punto de partida para esto, aunque ateórico y derivado democráticamente. En
mi trabajo anterior (Johnson 1985, 1987) he argumentado que un punto de vista del
7
carácter analítico contemporáneo entrega una visión de las constelaciones de la
personalidad y la psicopatología muy similares, aunque derivada más teóricamente. Más
aún, cuando este enfoque está basado en perspectivas más interpersonales y del desarrollo,
uno puede derivar el modelo clínicamente útil que puede sostener una amplia variedad de
técnicas terapéuticas y sugerir una aplicación apropiada.

En esta visión caracterológica del desarrollo, cada estructura de carácter es el


resultado de un problema humano existencial básico. Cada problema es fundamental para
la experiencia humana y requiere una solución constante durante todo el ciclo vital Sin
embargo, hay períodos predecibles en la vida durante los cuales cada problema es de
particular importancia especialmente cuando la experiencia del individuo es severamente
traumática. En este caso formas tempranas de resolver el problema se fijan. En otras
palabras, el modelo presente no es de etapas cerradas del desarrollo, que afirme que
problemas vitales cruciales son resueltos en una fase para que el niño pueda avanzar para
resolver otros en fases subsecuentes. Estos problemas son demasiado importantes para eso.
Más bien, lo que se propone es que estos problemas humanos extremadamente
fundamentales son enfrentados tempranamente en la vida y que algunos intentos iniciales
para resolverlos están basados tanto en equipamientos limitados como experiencias del
mundo limitadas. Más aún, cuando los problemas son enfrentados en trauma, sus
resoluciones tempranas tienden a volverse rígidas y resistentes al cambio. En esta visión,
estas soluciones tempranas fueron a menudo bastante adaptativas dadas las limitaciones
del ambiente y las reducidas capacidades del individuo, pero lograron un escape a menudo
imperfecto del trauma.
El trabajo de Solomon y Wyne (1954) ha documentado la resistencia extrema a la
extinción de una respuesta aprendida en un paradigma de condicionamiento de escape
análogo. En estos experimentos, perros aprendían a evitar un golpe eléctrico cuando se les
daba una señal. Una vez establecida la respuesta de evitación ésta no se extinguía nunca
más a menos que los perros fueran confinados en una caja original; sólo entonces y con
mucha "resistencia" y emocionalidad lograban suprimirla. La rigidez de soluciones
similarmente establecidas puede explicar el carácter y la psicopatología de humanos que
buscan psicoterapia. La gente a menudo necesita aprender que la electricidad fue apagada,
que sus soluciones de escape ya no son necesarias.
El mapa del modelo de desarrollo caracterológico es además atractivo porque
sugiere una resolución de los conflictos centrales de la teorización psicoanalítica. Este
conflicto ha sido enunciado mejor por Greenberg y Mitchell (1983) quienes sostienen la
irreconciabilidad de la teoría clásica del impulso en el psicoanálisis, que conceptualiza el
conflicto inconciente resultante de impulsos instintivos e inhibiciones sociales, y el modelo
interpersonal, que conceptualiza todos los contenidos de la psique como derivados
interpersonalmente. En la visión interpersonal, el conflicto entre dos o más aspectos
internalizados de la persona derivan de otros en la matriz interpersonal.
El modelo analítico contemporáneo del carácter incluye el reconocimiento de
impulsos instintivos primarios como la sexualidad y la agresión pero pone igual importancia
a las respuestas del ambiente a estos impulsos y necesidades del individuo. Más aún, la
teoría afirma que lo que es definitorio del carácter y la psicopatología resultante viene del
patrón de la persona para tratar con la respuesta organísmica a la frustración ambiental de
sus necesidades instintivas. De esta forma gran parte de los que es el carácter y lo que
constituye la psicopatología es comprendido en términos de la compleja reacción del
individuo a la frustración ambiental. El conflicto es derivado interpersonalmente, pero está
basado en lo que es inherente al ser humano. Cada vez más, los teóricos contemporáneos
están dispuestos a reconocer la necesidad human de relacionarse, (Fairbain, 1974; Mitchell,
1988; Stern, 1985) así como la necesidad de individuación, a veces en competencia (p.e.,
Mahler Pine& Bergman, 1975; Masterson, 1976, 1981).
Con estos últimos "instintos" establecidos firmemente, las constelaciones de
personalidad y psicopatología pueden ser conceptualizadas productivamente como
derivadas de estos problemas existenciales de toda la vida, en la medida en que son

8
permitidos, frustrados o resueltos y las reacciones del individuo a su frustración continua.
El resultado del desarrollo, no solamente de los bebés sino de toda la gente a lo largo del
ciclo vital, nos informa de las distintas expresiones de cada problema así como la naturaleza
de los distintos tipos de errores y distorsiones cognitivas y de otro tipo, empleadas durante
el ciclo vital. (p.e. ver Kagan, 1982).
Hay ventajas prácticas adicionales en este enfoque del desarrollo caracterológico
para la psicoterapia. El primero de estos es el efecto benéfico que este "reencuadre
terapéutico" puede tener tanto sobre el cliente como en el terapeuta. Con respecto al
cliente, este es un reencuadre que a menudo encuentra fácil aceptación porque las
conductas, actitudes y sentimientos problemáticos propios a menudo parecen inmaduros.
Correctamente presentado, este reencuadre puede tener un efecto benéfico en el proceso
de auto-etiquetamiento, promoviendo compasión y comprensión para con uno mismo en
lugar de auto denigración. Al igual que con cualquier otra intervención hermenéutica que
"toma", uno logra la satisfacción de comprender y por lo tanto lograr algún control sobre el
problema. Pero este reencuadre terapéutico puede hacer mucho más.
Para propósito de prescribir un aprendizaje nuevo y la intervención requerida para
lograrlo, el reencuadre puede especificar lo que no ha sido logrado y puede aclarar el
contexto requerido y los procesos de aprendizaje necesarios para el crecimiento y la
resolución.
Estos mismos aspectos de compasión, comprensión y control se aplican al terapeuta
también. De particular importancia es el efecto del reencuadre en ayudar al terapeuta a
distanciarse de sus propias reacciones emocionales negativas. Por ejemplo, el cliente
narcisista quien se puede relacionar solamente a través de la idealización o la devaluación
o, alternativamente, a través de usarlo a uno como audiencia para su grandiosidad,
estimulará fácilmente algunas reacciones no muy terapéuticas en la mayoría de las
personas. Pero un terapeuta que puede ver al niño en el adulto y comprenda que esa forma
de relación es todo lo que puede dar en ese momento, puede atenuar sus reacciones y
responder más fácilmente con lo que es útil. Será a menudo importante para el terapeuta
recordar que este modelo de desarrollo es meramente eso, un modelo o una analogía de la
realidad que puede tanto generar como justificar una plétora de respuestas terapéuticas.
Finalmente, el modelo de desarrollo caracterológico no sólo dirige la atención del
terapeuta a algunos de los problemas más importantes, sino que también, ofrece un modelo
de cómo debieran ser resueltos estos problemas.

En la medida en que estemos en lo correcto sobre los procesos básicos de resolución


con conciencia del conflicto en el infante, niño o adolescente, podemos asistir al cliente
para que pueda superar ese mismo proceso. La investigación sobre el desarrollo en aquellos
temas como la toma de percepción y constancia de objeto, por ejemplo, ha mostrado que la
labilidad para percibir a los otros o mantener simultáneamente sentimientos conflictivos
sobre un objeto, se desarrollan a través de un número de interacciones a medida que uno se
desarrolla cognitiva y emocionalmente. El adulto joven puede tomar la percepción de otro a
un nivel mucho más alto de sofisticación de lo que puede un niño en edad de lactancia,
quien, a su vez, puede tener empatía por otro a un nivel mucho más sofisticado que un bebé
de 18 meses que ha mostrado estas habilidades. Similarmente, cuando un cliente adulto
necesita aprender una de estas habilidades no lo hará de la misma forma que un infante o
niño en edad de lactancia o un adolescente, aunque algunos de los procesos de aprendizaje
y el nivel de conceptualización serán apropiados para la edad y la situación en un buen
desarrollo de la psicoterapia. El conocimiento del proceso en cada etapa puede ayudar y ser
útil para la resolución de los conflictos.

La formulación de Kohut (1971) de las transferencias arcaicas de la fusión; ser


gemelo, ser espejo y la idealización, ofrecen otro ejemplo útil de este proceso de madurez.
Mientras que, por un lado, estas conductas de transferencia son definitorias del desorden
de personalidad narcisista para este autor, ellos también son bloques básicos de
construcción para su conceptualización del desarrollo del sí mismo. Kohut afirma que la

9
necesidad de estas relaciones auto-objetales continúa a través del ciclo vital, pero a medida
que el individuo madura psicológicamente, el auto-objeto necesita madurar también, de
manera que el individuo necesita a otras personas ideales que respetar; relaciones con
otros que sean similares a él y que lo admiren, etc. Visto de esta forma, de esta perspectiva
del desarrollo, los derivados terapéuticos son reparativos y no regresivos, en ellos se
reconoce la naturaleza análoga del modelo y las fuerzas actuales del cliente.

De acuerdo con la teoría que presentaré aquí, la personalidad y la psicopatología se


desarrollan en constelaciones particulares como consecuencia de la interacción de un rango
amplio pero finito de necesidades instintivas de la persona y de la habilidad o inhabilidad
del medio ambiente para responder a ellas apropiadamente. Estas necesidades instintivas
van mucho más allá de las presiones internas orales, anales y fálicas postuladas por Freud e
incluyen la bien documentada necesidad del infante de vincularse o apegarse a un cuidador
primario (p.e., Bowlby, 1969), la necesidad del niño de individualizarse a través de la
exploración, la actividad autodeterminada y la construcción de límites propios (p.e., Kohut,
1971, 1977; Lowen, 1953, 1983) y la necesidad de una relación del si mismo/otros a tono
(p.e., Kohut,1971; Stern,1985). En esta construcción teórica la naturaleza de la
personalidad y la psicopatología están, en gran parte, determinadas por los tipos de
frustraciones interpersonales que son encontrados por la persona en desarrollo a medida
que intenta satisfacer estas distintas necesidades. La personalidad y la psicopatología
muestran además los métodos escogidos para tratar con, ajustarse a, o suprimir esas
respuestas naturales. Su elección de maniobras de ajuste está adicionalmente determinada
por las capacidades estructurales en su nivel de desarrollo en el momento de la frustración
tanto como por las maniobras posibles que son modeladas o aceptadas por el medio
interpersonal. Es esta interrelación de necesidad instintiva con el impacto del medio
ambiente lo que hace de esta una verdadera teoría integradora.

Los teóricos analíticos del carácter (p.e., Levy & Bleecker, 1975) han delineado el
desarrollo del carácter en cinco etapas:
1.- Autoafirmación que es la expresión inicial de la necesidad instintiva.
2.- La respuesta ambiental negativa bloquea o frustra esta necesita.
3.- La reacción organísmica es la respuesta natural "de fábrica" a la frustración por parte
del medio ambiente. Normalmente, la experiencia y expresión de un afecto negativo
intenso, genera terror, ira y dolor.
Estas tres primeras etapas son relativamente directas. Es en las etapas finales que
se forma el carácter.
4.- Auto negación. Esta forma más abarcadora de volverse contra el sí mismo, involucra la
imitación que hace el individuo del ambiente social, al bloquear también la respuesta
instintiva. Es esta identificación con el medio ambiente lo que pone a la persona contra sí
misma, hace interno el bloqueo a la auto expresión y crea la psicopatología. Este es el
comienzo de un conflicto interno, el cual puede persistir a través de la vida, por un lado,
entre una necesidad y la reacción instintiva, irreprensible, y por otro, el bloqueo
internalizado de estas necesidades y sus reacciones.
Wilhem Reich, Alexander Lowen y otros terapeutas de orientación energética, han
enfatizado el cómo los bloqueos a la auto expresión están literalmente presentes en el
cuerpo, representados por una tensión muscular crónica que puede resultar en distorsión
de la postura. Este bloqueo o auto negación originalmente sirvió al propósito de evitar el
dolor y la frustración al experimentar el bloqueo del medio ambiente. Sigue sirviendo este
propósito, y así, es muy resistente al cambio.
El bloqueo a nivel corporal es simplemente la forma que crea el organismo para no
experimentar la necesidad original y la reacción incómoda a la frustración. Es más, los
bloqueos corporales impiden las inevitables ansiedades de ser vulnerables nuevamente y
arriesgarse a un nuevo daño.
La postura de Fairbain (1974) revela estar consciente esto. El plantea que estas auto
expresiones organísmicas (instintos, impulsos libidinales, etc.) eran buscadores de objeto.

10
Cuando los objetos (otros) fueron frustrantes o bloqueadores, el individuo los internaliza y
los hace inconscientes. Lo que la visión de Fairbain agrega, que será revisado con más
detalle en el capítulo 9, es el énfasis en las relaciones de objeto internalizadas, fijadas y
vueltas inconscientes, las cuales son responsables de una psicopatología estática resultante
y de una resistencia a nuevas relaciones, aprendizajes y cambios. El cambio es resistido no
sólo porque puede causar la resurrección de los "objetos malos" internalizados e impulsos
reprimidos hacia ellos, un estado psíquico intolerable que motivó la represión en primer
lugar, sino también los apegos del individuo hacia esos objetos según fueron internalizados.
"Es tanta la necesidad del niño por sus padres, que no importa lo malos que le parezcan,
esto lo compele a internalizar objetos malos como una necesidad permanente apegada a él
en el inconsciente" (Fairbain, 1974, p.68).
En otras palabras, el proceso de auto negación es relacional y personalizado en cada
caso. Los constructivistas que enfatizan divisiones en el sí mismo y, que explican la
patología y la resistencia en términos, por ejemplo, de un objeto internalizado que suprime
la expresión "libidinal", son muy útiles clínicamente. Gran parte de la terapia Guestáltica
está basada en procesos que llevan a la conciencia y actualizan estas divisiones y hacen
actuaciones de sus interrelaciones.

5.- El paso quinto y final en la secuencia, etiquetado como proceso de ajuste, consiste
esencialmente en sacar la mejor ventaja de la situación. Esto involucra la construcción de
un cierto número de compromisos en un intento de resolver el conflicto insoluble. Esto es
análogo al concepto de Sullivan de la "operación de seguridad" o "el falso self" de
Winnicott. En esta conceptualización, el narcisista por ejemplo, quien no puede tener una
valoración a tono con las figuras entregadoras de cuidado por su auto expresión natural, se
identificará con la imagen de sí mismo que estos entregadores de cuidado requieren para
sus propios propósitos, y él hará cualquier cosa a su alcance para cumplir con esta
demanda. Simultáneamente, él puede evitar así heridas narcisistas recurrentes, que vienen
como consecuencia de su auto expresión auténtica. Dependiendo del grado hasta el cual
pueda cumplir o defraudar las expectativas ambivalentes, parece funcionar el compromiso y
esto, en parte, explica porqué el narcisista exitoso es notoriamente difícil de cambiar.
El proceso de auto negación define lo que el individuo debe negar o suprimir. El
proceso de ajuste define lo que debe exagerar. Las partes del si-mismo real que el individuo
suprime y las que exagera definen sucintamente su carácter tal como se discute aquí. La
psicopatología es vista en la supresión, en la exageración, o más a menudo, en la reacción
natural del individuo a este tipo de acomodación no natural, habitual, para evitar el dolor
manteniendo el contacto.

La influencia de la teoría del desarrollo e investigación psicoanalítica (ambas


observaciones, estilo Mahler y Stern, respectivamente) enriquecen y actualizan este modelo
de desarrollo del carácter. Estas fuentes entregan datos sobre la naturaleza exacta de las
auto expresiones organísmicas originales (instintos) y documentan cuando estas parecen
aparecer por primera vez observadas en forma natural o según demande la
experimentación. Más aún, estas fuentes catalogan directamente las frustraciones socio
ambientales y las respuestas a ellas del niño o infante. Finalmente, estas fuentes sugieren
los tipos de habilidades e inhabilidades que se dan a través del ciclo vital y proveen el
equipamiento básico para los procesos de auto negación y ajuste. Aunque todas estas
fuentes contienen una mezcla de hechos derivados empíricamente de las teorías inductiva y
deductiva, hay un grado notable de convergencia con respecto a los procesos esenciales, a
pesar de todo el desacuerdo aparente con respecto al tiempo en que se dan y los debates
sobre qué es inherente y qué es aprendido. Más aún, hay hechos derivados empíricamente
de los datos que, sin mucha interpretación, entregan bloques de construcción sólidos para
una teoría del desarrollo caracterológico.
La perspectiva de la psicología del ego puede ser útil aquí, aunque sólo a un nivel
descriptivo, para ayudarnos a ver un continuo de psicopatología. Junto con otros en este
campo (Masterson, 1976,1981; Meissner, 1988) he sugerido que vemos distintas formas

11
básicas de psicopatología a lo largo de un espectro. Creo que la dimensión subyacente más
central de un espectro así, involucra el funcionamiento estructural (a menudo llamado ego)
del individuo. Este modelo postula que el mismo problema caracterológico subyacente
básico, puede ser expresado a todo lo largo de este espectro.
Al igual que como otros autores han discutido casos limítrofes o narcisistas de
funcionamiento alto, medio o bajo, he sugerido una demarcación similar para otras
dimensiones caracterológicas. Puesto que veo estas dimensiones caracterológicas como
reflejando problemas existenciales, la categorización reflejará el grado de perturbación
psíquica y conductual en relación al problema en cuestión. Estoy afirmando que, en relación
con estos problemas existenciales, la gente es mejor comprendida cuando se reconoce que
pueden operar en distintos niveles de integración estructural, dependiendo del problema
que esté tratando. Por ejemplo, un individuo que opera con un alto nivel de integración,
puede más o menos desintegrarse o tener regresión al enfrentarse con amenazas percibidas
a su personalidad, amenazas a su autoestima, amenazas de abandono de parte de otros, etc.
Este modelo es similar al de Gedo y Goldberg (1973) quienes afirmaban que Modelos de la
Mente diferentes eran apropiados para comprender los distintos tipos de funcionamiento
psicopatológico.
La tabla I, entrega un comprensivo mapa de todo esto. Cada problema
caracterológico es revisado entres períodos del desarrollo sugeridos por la investigación y
teoría del desarrollo: Apego / Vinculación, Desarrollo del sí mismo y con el otro y Desarrollo
en el sistema. Se presentan brevemente los seis problemas caracterológicos básicos y sus
expresiones respectivas en conducta y actitudes. En la parte derecha de la tabla está
presentado el continuo de desarrollo estructural con tres puntos marcados: desorden de
personalidad, neurosis de carácter y estilo de carácter. El continuo refleja una perturbación
descendente en el funcionamiento estructural o del ego, particularmente, al relacionarse
con ese problema caracterológico particular.
Considerando por ejemplo, el problema esquizoide (seguridad), el desorden de
personalidad desatado estaría caracterizado por un nivel muy bajo de desarrollo estructural
y alta perturbación en el funcionamiento, particularmente, alrededor de problemas que
tengan que ver con involucrarse socialmente; la seguridad y la regulación afectiva suave,
con una tendencia hacia el uso extremo de la disociación y el retraimiento en defensa de un
involucramiento amenazador. El desorden de personalidad esquizotípico y las psicosis
funcionales estarían también enumeradas bajo la columna de desorden de carácter,
evidenciando una alta perturbación alrededor de este tipo de problemas.
Todos los desórdenes de la personalidad están caracterizados por un nivel muy bajo
de tolerancia y por una dificultad en contener cualquier aumento del número de estados
afectivos: ansiedad, frustración, agresión, pena o pérdida, amor o intimidad, etc. En
respuesta a estas emociones difíciles de contener, la gente con desórdenes de la
personalidad tiende a defenderse por medio de la defensa básica de la división. En el caso
del esquizoide, esta división puede darse al nivel más global y primitivo con el individuo,
escindiéndose disociativamente de la experiencia actual a un estado enteramente diferente.
Esta división involucra sostener solamente una visión usualmente extrema del otro,
del propio sí mismo o de la vida misma. Esta experiencia de las cosas disociadas lo protege
de la tensión de elaborar una visión mixta más adulta, una comprensión y experiencia
integrada de las cosas tal como son. Así, alguien con un desorden de la personalidad puede
idealizar o devaluar al otro o verse así mismo ya sea como omnipotente o sin valor alguno.
Es más, estas visiones extremas pueden alternarse.
La proyección es otra defensa asociada con el desorden de personalidad. Aquí la
emoción difícil de contener es arrojada a otros para no experimentarla internamente. Otra
defensa común, es la fusión con otros de forma que se busca consuelo en la ilusión mientras
esta pueda ser mantenida y en tanto que la fusión y la proyección no coexistan. En este
último caso, los sentimientos proyectados se vuelven aún más amenazadores y requieren
una defensa adicional en la medida que uno todavía se identifica con ellos, incluso hasta el
punto de experimentar la legitimidad de que están apuntando al sí mismo. Esto es llamado
identificación proyectiva. Cuando esto ocurre, el individuo se involucrará en conductas para

12
defenderse de la amenaza percibida, a menudo volviéndose muy controlador y provocando
justo la reacción que ha proyectado.

Si bien todos los desórdenes de personalidad comparten esta estructura básica


primitiva o inmadura, la cual Kenrberg (1967) ha llamado organización de personalidad
limítrofe, los distintos estilos de carácter predicen los problemas particulares que es más
probable que sean objeto de división, proyección, fusión, identificación proyectiva, etc., así
como la forma en que serán expresados.
Junto con esta estructura defensiva, los desórdenes de la personalidad están a
menudo asociados con daño en la internalización de valores o en el desarrollo de la
conciencia. Dentro de estas dificultades puede haber una ausencia o al menos impedimento
de la culpa por un lado, o la presencia de un auto castigo sádico y exagerado a otros reales
o imaginados.
Finalmente, el desorden de personalidad está asociado con historias interpersonales
muy problemáticas desde la infancia a la vejez. Las relaciones íntimas, particularmente,
pueden estar ausentes, severamente limitadas o ser crónicamente disfuncionales. Desde un
punto de vista de relaciones objetales, todas las relaciones se vuelven repeticiones de las
originales que crearon el problema en primer lugar. Mientras las repeticiones
internalizadas de los otros y de sí mismo no sean reparadas y mientras la maduración de las
defensas y la capacidad de enfrentamiento no sea lograda, el futuro será siempre una
repetición del pasado.
Así, el objetivo de la terapia o de cualquier programa de crecimiento para alguien
con desorden de la personalidad debe ser la maduración y la integración. La comprensión,
catarsis, abstracción, reestructuración cognitiva o conductual -cualquier cosa que
nombremos- será inadecuada a menos que esta estructura interna básica sea madurada y
las polaridades del estilo de carácter sean integradas.
A niveles medios del desarrollo estructural, con el problema esquizoide, es más
probable que uno encuentre la conducta más característica del desorden de personalidad
evitativa en términos del DSM-IV. Aquí hay un uso excesivo del retraimiento social como
defensa, con alguna disociación cognitiva y afectiva especialmente cuando está bajo tensión
social, pero la perturbación estructural sería estar ausente de esta área de preocupación.
Lo que define el promedio de la neurosis del carácter es un conflicto interno
perturbador y prolongado en la vida. En palabras de Shapiro "el carácter o personalidad
neurótica es el que reacciona contra si mismo, reacciona reflexivamente, contra algunas de
sus propias tendencias. Esta es una personalidad en conflicto" (Shapiro, 1989).
De esta forma en el DSM-IV, lo que distingue a un esquizoide de un de un desorden
de personalidad evitativo, es que el evitativo quiere estar con otros pero se siente ansioso
acerca de hacerlo. La tendencia a aproximarse reflexivamente trae ansiedad, pero la
tendencia a evitarlo produce insatisfacción. Esta personalidad de "casa dividida contra sí
misma" puede producir entonces, elaboradas soluciones de compromiso que acomodan las
tendencias en competencia y llevan esa inconfundible cualidad neurótica.

Dondequiera que uno vea el ajuste caracterológico neurótico, resalta la


predominancia de defensas basadas en la represión de lo que ha generado el conflicto. La
terapia en un carácter neurótico gira en torno a descubrir y resolver estos conflictos
inconscientes y el abandono de estas soluciones de compromiso. Estas "soluciones" son a
menudo obviamente neuróticas o autoderrotantes, pero en un examen más acucioso han
servido para apaciguar ambos lados del conflicto con el consiguiente daño al individuo que
las ha escogido.
Con el carácter neurótico hay a menudo un rol mayor para la culpa, especialmente la
culpa inconsciente donde la estructura de valores está internalizada más sólidamente y
determina consistentemente su conducta a través del tiempo.
Allí donde aquellos que sufren un desorden de la personalidad tienen dificultades
tolerando o conteniendo el afecto, el carácter neurótico puede emplear defensas más
maduras para contener incluso sentimientos en conflicto para contener sentimientos en

13
conflicto por períodos muy prolongados. Pero una persona así es a menudo sobre contenida
y está fuera de contacto con las furiosas fuerzas que determinan su conducta. Estas
emociones contenidas pueden envenenar al individuo conduciéndolo a síntomas neuróticos
clásicos, los cuales producen sufrimientos en los aspectos somáticos, conductuales,
cognitivos o afectivos. Ejemplos de esto son las enfermedades psicosomáticas,
compulsiones, obsesiones o depresión.
Lo que estoy proponiendo aquí es que los conflictos que pueden ser floridos y obvios
en el desorden de personalidad, también están presentes en el carácter neurótico, pero
ellos se han vuelto inconscientes y son mantenidos como tales por defensas más fuertes y
maduras. Más que la madurez e integración, el objetivo del crecimiento es descubrir y
resolver esos conflictos inconscientes. Un resultado natural de esa resolución es el
abandono de las soluciones de compromiso neuróticas.
En cuanto al estilo de carácter, hay una mayor consciencia con respecto a qué le
produce al individuo incomodidad o conflicto, una ausencia relativa de síntomas y una
confianza más saludable en la capacidad para enfrentar problemas y generar mecanismos
de adaptación. No es razonable pensar que la vida humana esté libre de conflictos o
incomodidades, pero es posible defenderse de forma no destructiva, estar consciente y
luchar por niveles más altos de sabiduría.
Teóricamente, el punto final a la derecha del continuo de funcionamiento estructural
puede no ser posible de lograr, pero un movimiento consistente en esa dirección sí lo es.
En el estilo de personalidad esquizoide, por ejemplo, incluso un clínico entrenado
puede tener problemas clasificando a la persona debido a que el enfrentamiento, la
adaptación y las defensas trabajan bien. Pero en un examen más acucioso de todos los
niveles de funcionamiento, se podrían detectar algunos problemas residuales alrededor de
la seguridad, la exposición social y el contacto óptimo con los otros. Las relaciones íntimas
del individuo, el trabajo, la vida social, las defensas, etc. Operan de manera relativamente
efectiva tanto para limitar la patología como para aumentar el crecimiento.

Es muy importante recordar que éste es un modelo dimensional más que basado en
categorías fijas. Así, como cualquier personalidad puede ser comprendida mejor por una
mezcla de estos problemas caracterológicos, también podría ser comprendido mejor por un
modelo mixto de funcionamiento estructural. La persona puede por ejemplo, funcionar a un
nivel de desorden de personalidad cuando trate con sus problemas claves, cuando está bajo
tensión extrema o cuando se le da apoyo mínimo. Bajo circunstancias más benignas, puede
ser comprendida como alguien que necesita resolver un conflicto inconsciente o lograr
mayores niveles de enfrentamiento o adaptación.
En el continuo del desarrollo estructural de la tabla 1, he intentado hacer una
traducción libre, generalizada, de la terminología del desorden de la personalidad del DSM-
IV. A excepción de la personalidad evitativa, clasificada bajo el problema esquizoide,
realmente no hay posiciones medias o altas porque en general, el manual está dedicado a
una descripción de desórdenes de la personalidad severos. Las flechas dentro de la sección
del desarrollo estructural pretenden comunicar que los problemas básicos representados en
estos desórdenes de la personalidad pueden ser extendidos para comprender las neurosis
de carácter y los estilos de carácter que podrían llevar los mismos nombres.
La tabla que sitúa un problema caracterológico por el nivel de desarrollo estructural
puede también ser usada en una forma general para evaluar a un cliente en más de una
dimensión, de la misma forma que un perfil MMPI. Así, cualquier individuo dado puede
mostrar un desarrollo en el rango medio a bajo en el problema del narcisismo; con un nivel
más alto aunque perturbado, en los problemas esquizoide o edípicos, etc. He encontrado
que una orientación hacia todo lo que resalte el problema existencial vital como opuesto a
la tipología del carácter, profundiza y amplía la comprensión de nosotros mismos y de otros
y humaniza nuestro enfoque de los problemas psicológicos.
Es importante considerar similitudes y diferencias entre este sistema caracterológico
y el sistema de diagnóstico del DSM-IV. Este último, comienza con la conducta, en cambio el
primero, con la etiología. Estoy esbozando historias de desarrollo comunes las cuales,

14
operando de acuerdo con ciertos principios psicológicos, resultan en adaptaciones
caracterológicas comunes; el DSM-IV esboza constelaciones de desórdenes de la
personalidad comúnmente vistos. Así, aunque hay una superposición, nunca habrá una
correspondencia de uno a uno entre los dos sistemas.
No estoy diciendo que todo caso de personalidad narcisista o histriónica derive de la
historia arquetípica que contaré aquí, a pesar de que en estos dos casos esta historia
parece ser lejos el camino etiológico más común. La superposición de los dos sistemas
parece ser probablemente más baja en los casos de desorden de personalidad limítrofe y
dependiente. El diagnóstico limítrofe es útil clínicamente pero muy heterogéneo al reflejar
muchas etiologías incluyendo involucramiento orgánico. En mi experiencia, los individuos
que son diagnosticados limítrofes por lineamientos del DSM-IV, usualmente tienen
dificultades con al menos dos o a menudo más problemas vitales alrededor de los cuales
está organizado. Similarmente, los individuos con un diagnóstico de desorden de
personalidad dependiente podrían tener una etiología oral como se muestra en al tabla 1, o
una etiología simbiótica o una historia más idiosincrásica que lo llevó a mostrar una
conducta tan altamente dependiente.
Este sistema apunta a explicar los problemas vitales primarios con los cuales todos
los seres humanos deben enfrentarse y la comprensión de cualquier personalidad dada
sobre la base de estos problemas. Conductas o actitudes similares pueden derivar de
problemas o historias diferentes a medida que se representan en las variedades únicas que
constituyen una especie de principio de incertidumbre en los asuntos humanos. A pesar de
todo esto, los problemas básicos permanecen constantes.
El modelo de carácter y psicopatología presentado aquí, es uno "funcional",
queriendo decir que cubre aquello que puede ser atribuido a lo ambiental, como opuesto a
las causas orgánicas o genéticas. Así, aquellos desórdenes severos que se han documentado
y que están orgánica o genéticamente relacionados no son enumerados. Aquí cabe incluir
las psicosis, desórdenes bipolares, desórdenes antisociales (sociopáticos o psicopáticos) y el
autismo. Algunos teóricos de las relaciones objetales argumentarían que el funcionamiento
sociopático es uno detenido en el período más temprano (esquizoide), pero he llegado a
sentir que puede estar relacionado orgánicamente.
La tabla 2, complemento de la 1, aclara adicionalmente el continuo del desarrollo
estructural. Aquí simplemente he enumerado las características del desarrollo estructural
alto versus el bajo, el cual puede ser evaluado para un total individual o más
interesantemente, para cada problema caracterológico.
Un individuo puede tener una muy buena percepción de la realidad en general, pero
debido a su problema narcisista puede percibir mal claves sociales que ve como afectando
su autoestima. O, la modulación del afecto puede ser bastante buena excepto cuando el
propio miedo al abandono es gatillado, etc. Es mi experiencia que la comprensión de esta
intersección de problemas caracterológicos y desarrollo estructural en el individuo, entrega
información de diagnóstico más útil y predice con precisión los temas de la psicoterapia, su
ritmo probable y, hasta cierto grado, las intervenciones que serán efectivas, inefectivas o
dañinas.

Este enfoque que enfatiza mirar todos los problemas de personalidad bajo un patrón,
es también consistente con los datos disponibles sobre desórdenes de la personalidad. Por
ejemplo, las revisiones de investigación sobre desórdenes de personalidad narcisista
(Gunderson, Ronningtan & Smith, 1991) desorden de personalidad histriónico (Pfohl, 1991)
muestran niveles significativos de superposición entre estos diagnósticos de desorden de
personalidad.
Aquellos que juzgan a la validez de un diagnóstico por su función discriminante
tienen problemas con estos resultados, pero ellos son completamente consistentes con la
teoría presentada aquí y con mi experiencia. Mientras más bajo sea el nivel de
funcionamiento estructural, más probable será que la persona esté tratando con
perturbaciones en numerosas áreas esenciales. En estos casos, la comprensión del clínico

15
acerca de la etiología, dinámica y funcionamiento estructural asociado con cada expresión
caracterológica, es necesaria para comprender y ayudar al cliente.

Ahora me abocaré a la exposición de los seis problemas caracterológicos básicos y


los factores que influyen en su curso.

16
CAPÍTULO II

Elementos Caracterológicos en el Apego y el Vínculo

Habiendo revisado la teoría básica, en los capítulos restantes de esta sección seguiré
las dimensiones centrales de la tabla 1 al presentar un resumen de elementos acerca del
carácter. En este capítulo, presentaré los elementos caracterológicos derivados del período
más temprano, apego y vínculo. Estos elementos esquizoides y orales serán discutidos con
ilustraciones de su expresión a lo largo del continuo estructural: trastorno de personalidad,
neurosis del carácter y estilo de carácter. De modo similar, en el capítulo 3, presentaré
aquellos elementos de desarrollo del self -simbiótico, narcisista, y masoquista- a lo largo del
mismo continuo. Finalmente, el capítulo 4 estará dedicado a los elementos del período
“edípico”, en donde la negociación del self más allá de la díada se hace crucial.

EL ELEMENTO ESQUIZOIDE

La gran cantidad de investigación del desarrollo indica que el infante humano está
“preparado” para la interacción social al nacer. Los datos indican, por ejemplo, que el
neonato puede discriminar la voz de su propia madre la de otra mujer leyendo el mismo
material (De Casper y Fifer, 1980). Estos mismos autores mostraron que a la semana de
vida, los niños pueden reconocer la diferencia entre un pasaje leído a ellos en voz alta
mientras estaban en el útero con un párrafo de control que no había sido leído
anteriormente. Esto muestra un tipo de interacción social incluso a través de toda la época
del nacimiento. Stern (1977, p.36) destaca que, incluso en las primeras semanas de vida,
los ojos del niño convergen a aproximadamente 8 pulgadas de la cara, lo que es la distancia
típica entre el rostro de la madre y del niño durante el amamantamiento. De hecho, al
término de la primera semana, la evidencia conductual sugiere fuertemente que el niño está
suficientemente familiarizado con el rostro de la madre como para perturbarse de modo
visible si éste es oscurecido por una máscara o apareado con una voz distinta a la de la
madre. (Tronick y Adamson, 1980, p.141).
Al mes de vida, los niños comienzan a mostrar aprecio de aspectos más globales del
rostro humano, tales como animación, complejidad e incluso configuración (Sherrod, 1981).
Incluso en los dos primeros días de vida, los niños pueden distinguir e incluso imitar
expresiones alegres, tristes e incluso de sorpresa (Field et al., 1982). A la edad de tres
semanas, los bebés pueden llevar a cabo la bastante compleja actividad de aparear de modo
audio-visual y cruzado la intensidad de estímulos de nivel absoluto (Lewcowicz &
Turkewitz, 1980), indicando que son, incluso en este punto, capaces del tipo de sintonía
mutua con otro que Stern (1985) caracteriza como la esencia de la relación humana
temprana. Los niños pequeños están tan predeterminados a ser sociales, que reaccionan de
modo emocional a señales de molestia de otro individuo (Sagi & Hoffman, 1976; Simner,
1971). Otros estudios han mostrado que los niños van a hacer esfuerzos para recibir
contacto humano o la oportunidad de observar a otros. Lichtenberg (1983, p. 6) concluye
que “estudio tras estudio documenta el potencial preadaptativo del neonato para la
interacción directa”.
Todo esto indica que el infante esta pre-programado y sintonizado con los tipos de
respuesta social que recibe. Así, muy temprano, el bebe va a notar no solo si esta siendo
tratado bruscamente o sometido a estimulación dolorosa, pero será capaz de notar del tono
afectiva con el cual es manejado y la sintonía, o falta de ésta, a sus estados y necesidades
emocionales. Tronick et.al. (1978) han documentado que infantes de tres meses de edad

17
van a reaccionar con molestia moderada y retraimiento social si los padres simplemente
adquieren una “expresión inexpresiva “en medio de una interacción con ellos. Los estudios
de Stern (1985) muestran que desde el nacimiento el niño puede hacer cosas para evitar la
sobreestimulación. Desafiando la visión temprana de Mahler acerca de “la barrera de
estímulos”, estos resultados demostraron la habilidad del niño para discernir y responder a
la estimulación aversiva de naturaleza más social.

El elemento esquizoide es uno de seguridad en el mundo social. Está claro que el


niño tiene el equipo más que necesario para discriminar la naturaleza nutriente o
deprivadora del ambiente social. Los bebés pueden distinguir muy rápido si sus cuidadores
son fríos, distantes, no-sintonizados, incluso indirectamente hostiles. Esencialmente, los
elementos esquizoides y orales estén primero en el desarrollo porque implican la
frustración de necesidades instintivas que están presentes al nacer y que pueden ser
discriminadas en el nacimiento o muy poco tiempo después. Sin embargo, aunque la
habilidad del niño en el ámbito discriminativo es penetrante, hay limitaciones obvias al
repertorio de adaptaciones a la frustración seria.
El alejarse y dejar fuera la estimulación aversiva son aspectos esenciales del limitado
repertorio de respuestas del niño a la estimulación aversiva. Aunque estos mecanismos
pueden sin duda ser usados de modo extenso para tratar con traumas posteriores, también
pueden ser usados al comienzo de la vida. La teoría del desarrollo del carácter indica que
en la medida que estos mecanismos son usados en el período mas temprano de la vida para
evitar y escapar de frustraciones en tal período, van a tender a persistir a través de la vida
en respuesta a situaciones que son percibidas como similares (por ejemplo dureza,
amenaza, frialdad, etc.). La teoría simplemente señala que el individuo va a tender a
generalizar su experiencia temprana y anticipar dificultades en situaciones sociales
subsecuentes. Esta dificultad, tanto temprana como actual, puede involucrar desde abuso
hasta falta de atención o pobre sintonía. La teoría predice que los individuos con el
elemento esquizoide van a ser particularmente vigilantes de los ambientes sociales difíciles,
especialmente a una rudeza que se parezca a aquello que vivieron tempranamente. Más
aún, la teoría predice una tendencia hacia el aislamiento social, el retraimiento, y formas de
migración mental que ayudarán a evitar o escapar de cualquier estrés, particularmente de
naturaleza social.
Hasta el momento, este proceso es simple y sin complicaciones. Sin embargo, lo que
muchos clínicos han notado acerca de los individuos esquizoides es que a) tienden a ser
duros con ellos mismos y b) tienden a menudo a gravitar hacia relaciones y ambientes que
son duros en si mismos. Este fenómeno se explica por la hipótesis de la auto-negación de la
teoría caracterológica, que es consistente con la hipótesis de un número de teóricos
relacionales-interpersonales (peje. Fairbairn, 1974; Mitchell, 1988; Weiss & Sampson, 1986;
Winnicott, 1958, 1965). Se cree que el individuo imita a sus cuidadores y eventualmente
internaliza las actitudes de éstos hacia el self. Fairbairn (1974) sugiere que esta
internalización es particularmente importante cuando los objetos del niño son frustrantes o
“malos”, porque el niño va a convertir el objeto internalizado y su propia identificación con
este en inconsciente, de modo de escapar del dolor. Así, un self internalizado y un modelo
relacional self-otro son convertidos en inconscientes y por este medio influyen sobre la
experiencia del self y sobre las relaciones con otros. También, las necesidades relacionales
del individuo se satisfacen en el contexto de este tipo de relación negativa self-otro, y los
modos de auto-negación y soluciones de compromiso encontradas tempranamente, están
diseñadas justamente para este tipo de relaciones interpersonales. Así, los patrones tanto
intra como inter-personales persisten.
Puesto que una experiencia común de expresión del carácter es muy valiosa, uso
ilustraciones de películas al enseñar. En el caso esquizoide, el retrato que Timothy Hutton
hace de Conrad en Ordinary People es ilustrativo de una neurosis del carácter. El retrato de
William Hurt de Macon Leary en The Accidental Tourist ilustra el extremo retraimiento
social de un trastorno de personalidad esquizoide bien adaptado, si uno descuenta su
rápida recuperación en enamorarse de Muriel, representada por Geena Davis. La

18
personalidad múltiple que Sally Field representa en Sybil ilustra la disociación que puede
ser usada para escapar del dolor.

EL ELEMENTO ORAL

En la práctica clínica, los problemas que giran alrededor de temas de necesidad,


dependencia y gratificación de la dependencia son bastante comunes, dando lugar a rótulos
de carácter "oral”, trastorno de personalidad dependiente y co-dependiente (vea la tabla
4). Al igual que con todos los otros patrones caracterológicos expuestos aquí, este deriva de
la experiencia clínica con adultos. La teorización del desarrollo ha sido derivada de una
combinación de experiencia clínica con estos individuos, que involucra una reconstrucción
de su historia y de los datos del desarrollo disponibles (tanto naturalistas como
experimentales). Al formular esta teoría, siempre ha sido obvio que los niños piden ser
alimentados inmediatamente después de nacidos, y que su relación hacia la “alimentación”
puede con facilidad ser isomórfica con la necesidad de ser gratificado en general. En la
teorización psicoanalítica reciente, enfatizamos más las necesidades de relación
interpersonal y de sintonía madre-hijo. Toda la investigación del desarrollo es consistente al
enfatizar estos temas, haciendo que el rótulo “oral” quede algo pasado de moda en cuanto a
la especificidad regional que esto implica, pero sigue siendo un rótulo apropiado si es
entendido metafóricamente.
En cualquier caso, lo que los clínicos han encontrado repetidamente en aquellos
pacientes que se presentan con problemas en la “constelación de necesidades”, es una
historia marcada por padres que presentan falta de confiabilidad en la capacidad de
satisfacer las necesidades de sus hijos. El paciente severamente “oral” le da a uno la
impresión de que nunca ha estado realmente lleno con aquellos suministros nutricionales y
emocionales que todo ser humano requiere. El lenguaje corporal así como las quejas
presentadas y los datos históricos tienden a confirmar esta impresión de deprivación. Al
tratar de reconstruir el cuadro etiológico para estos individuos notamos que sus defensas
son más bien primitivas en su naturaleza desde un punto de vista psicodinámico, y que sus
relaciones tienen un carácter distintivo de “sube y baja” que gira alrededor de la
gratificación de necesidades.
Mirando los orígenes del desarrollo de estos patrones, siempre hemos sabido que los
niños pequeños necesitan una gran cantidad de atención y sintonía desde muy temprano;
ahora, la investigación observacional documenta estos hechos como nunca antes (p.ej.
Mahler, Pine and Bergman, 1975; Stern, 1985). Clínicamente también hemos notado que
gente con estos elementos a menudo tienen padres que, incluso en los primeros meses de
vida, fueron incapaces de hacerse cargo de la relación. Podemos ver una historia de
depresión, alcoholismo, o circunstancias extremas que hicieron difícil la paternidad normal
(p.ej. familias de un solo padre, estrés de guerra, o problemas económicos graves). Este
conjunto ambiental o frustración de la dependencia natural es, casi sin excepción, repetido
por el individuo, que guarda temas no resueltos de dependencia. Incluso en aquellos
individuos con esta etiología que aparecen como los más dependientes, uno típicamente ve
auto-desaprobación de las necesidades lo que constituye una diferencia de la dependencia
más egosintónica del carácter simbiótico.
En aquellos individuos que han alcanzado un nivel más alto de ajuste, el proceso de
auto-negación normalmente se ve más claramente. Las necesidades del individuo es típico
que se nieguen, o se expresan de modo mínimo. De hecho, estos individuos a menudo
experimentan sus necesidades como erradas y requieren estar extraordinariamente
deprivados antes de poder ver sus propias necesidades como legítimas. El proceso de ajuste
en estos individuos de mayor funcionamiento a menudo implica un gran monto de
preocupación por otros, como ha sido observado a menudo en adultos hijos de alcohólicos.
A menudo, estos mismos individuos tienden a tomar sobre sus hombros mucho más cuidado
de los demás del que realmente pueden soportar, teniendo finalmente una crisis y siendo

19
entonces incapaces de entregar el nivel de gratificación que han prometido. Es en estos
momentos de crisis que sus propias necesidades aumentan a tal extremo que deben ser
reconocidas y hasta cierto punto, tomadas en cuenta. Pero, una vez que esta indulgencia
dolorosamente ganada es permitida, (a menudo con culpa), el individuo va a retornar
rápidamente al patrón de negar sus propias necesidades y tratar de gratificar las de los
otros. En este proceso de ajuste, creo que hay un intento: (1) de mantener el contacto con
el ambiente que es esencialmente poco gratificante, (2) experienciar la gratificación de
necesidades de modo vicario, y (3) “arreglar o apoyar” a los otros de modo que ellos
finalmente gratifiquen al self.
Datos del desarrollo, tanto observacional como experimental, así como la teoría
psicoanalítica, pueden dar cuenta de este auto-bloqueo de la necesidad y los intentos de
nutrir al cuidador ineficiente desde muy temprano en la vida. La investigación acerca del
desarrollo muestra que los infantes jóvenes responden de modo empático al malestar de
otros (Sagi & Hoffman, 1976; Simner, 1971), que los infantes se condicionan temprana y
rápidamente a experiencias frustradoras en lo alimenticio (Gunther, 1961), y que a la edad
de 10 semanas los infantes muestran respuestas diferenciales a la alegría, rabia y tristeza
cuando éstas se presentan en la madre (Haviland&Lelwica, 1987). A los tres meses de edad,
los niños responden de modo diferencial a la depresión de otro, manifestada por
expresiones de la cara y de la voz (Tronick et al., 1982), a los nueve meses los niños pueden
notar las congruencias entre su propio estado afectivo y la expresión afectiva observada en
el rostro de otro (MacKain et.al, 1985) y demostrar sintonía a través de aparear de modo
cruzado al estado de ánimo de la madre (Stern, 1985), y a los diez meses, tienen la
habilidad de aparear respuestas alegres y de enojo (Haviland&Lelwica, 1987). Mas aún, los
datos reportados por Stern (1985) documentan que la calidad del apego al año de vida es
“un excelente predictor de relacionarse hasta los cinco años de varios otros modos” (ver pp.
77-78 para una revisión más extensa de esta investigación sobre el apego).
La teoría psicoanalítica propone un número de cambios instintivos y estrategias
defensivas desarrolladas tempranamente que dan cuenta de la forma de auto negación y la
necesidad de gratificaciones de necesidades dirigidas a los demás que exhiben las personas
orales. Estas estrategias son: identificación, desplazamiento, formación reactiva y volverse
contra el self. Blanck y Blanck (1974), resumiendo la teoría psicológica del ego
psicoanalítico, indican que todas estas operaciones cognitivas se desarrollan
tempranamente, y justamente después de las defensas más primitivas de negación y
proyección. Más aún, los niños comienzan a mostrar tempranamente respuestas primitivas
de cuidado de los otros.
La posición del desarrollo-caracterológico es tal que, una vez que hay un bloqueo de
la necesidad “impulso” y de que los consiguientes compromisos e internalizaciones están en
su lugar, estas soluciones serán bastantes fijas y resistentes al cambio, a pesar de
experiencias que podrían potencialmente cambiarlas. Esto se debe al hecho de que, entre
otras cosas, las necesidades relacionales de uno mismo han sido satisfechas con estos
bloques y ajustes y que estas maniobras fueron forjadas en el crisol de una deprivación
dolorosa. La “creencia patógena” (Weiss&Sampson”, 1986) o “decisión del guión” (Berne
1964) que está a la base de todo esto incorpora típicamente la idea de que liberar el
bloqueo y experimentar la necesidad llevará a una repetición de la decepción dolorosa y la
deprivación. Más aún, a menudo se cree, inconscientemente, que el fallar en satisfacer las
necesidades de los demás va a tener como consecuencia el abandono. Otras creencias
comunes son: “Yo no necesito. Puedo hacerlo todo solo. Me encuentro a mi mismo en dar y
amar. Mi necesidad es demasiado grande y va a hacer que los otros se sientan
sobrepasados”.
Como resultado de vivir su vida de modo tan insostenible, desnutrido e inhumano, el
carácter oral es dado a caer en estados muy colapsados. A menudo esto implica enfermedad
física y depresión. La enfermedad física es común porque el individuo está crónicamente
desnutrido en muchos aspectos y, por lo tanto, más susceptible a todo tipo de
enfermedades. Más aún, enfermarse es una vía culturalmente no sancionada de procurarse
nutrición, tanto del self como de otros, y puede perfectamente ser, la única circunstancia en

20
la cual la persona oral compensada pudo ser capaz de obtener cuidado y la atención de sus
padres. En particular la enfermedad grave, es una especie de descarga honorable de las a
menudo inconscientemente resentidas y avasalladoras responsabilidades de la vida adulta.
La “enfermedad emocional” de la depresión puede ocurrir por las mismas razones y
ser mantenida o sostenida por las mismas ganancias secundarias o consecuencias. Por
supuesto, la depresión también sirve a la función de suprimir de modo defensivo la agresión
oral, la hostilidad, y el duelo mucho más intenso pero real de la deprivación y la
consiguiente pérdida del self que la persona siente. En cualquier carácter oral, con
compensación sólo parcialmente efectiva, hay un estado compensatorio yuxtapuesto con el
estado de colapso, que a menudo es más positivo, pero también puede pasar a extrema
alegría, euforia y episodios maníacos en casos extremos. En tales estados, el carácter oral
compensado tiende a exhibir la sobre nutrición de los demás, a tomar sobre sí más
responsabilidad y acción independiente del que puede soportar, y a hacer planes que van
desde lo optimista a lo grandioso.
El carácter oral es típicamente bastante grandioso en su creencia omnipotente a la
base de que puede lograr satisfacer las necesidades de los otros, y esta grandiosidad oral
tiene una función defensiva. Es durante estos tiempos de compensación que el individuo se
cuida especialmente poco a sí mismo, sentando las bases del colapso que sigue de modo
inevitable. Todas las estructuras del carácter pueden mostrar una yuxtaposición de lo que
he llamado alternativamente el self colapsado o sintomático y el compensado o falso self.
Ambas expresiones caracterológicas son defensivas de la estructura real del self a la base,
lo que incluye las demandas arcaicas, reales y vulnerables del niño. Este patrón alternante
es quizás algo más obvio en muchas personalidades orales, que tienden a mostrar este
patrón tipo ciclotímico.
El carácter oral está típicamente fuera de contacto con su agresión natural y su
considerable hostilidad. Incluso cuando puede identificar sus necesidades, no es capaz de
movilizar la agresión de modo tal que pueda lograr lo que desea u organizar su vida de
modo que realmente funcione. Como una función de este desarrollo del carácter, su
naturaleza es pasiva, y normalmente se pone aún más pasivo cuando está ansioso. En otras
palabras, la ansiedad no sirve como una señal para movilizar la agresión, sino que es de
naturaleza traumática, aumentando la pasividad. Después de todo, el niño dependiente y
detenido cree que es tarea de otro hacerse cargo de él. Aunque puede defensivamente
hacerse cargo de otros o colapsar, no puede cuidarse a sí mismo. La agresión y la hostilidad
a menudo se muestran de modo residual en una especie de irritabilidad crónica, que es
típicamente egodistónica, pero que la persona no está, a pesar de eso, en condiciones de
controlar totalmente. Esa irritabilidad es la filtración de la ira resultante de la decepción
crónica y el profundo resentimiento de tener que ser autosuficiente y cuidar
prematuramente a los demás.
Las representaciones del self de los orales sigue también esta polaridad
compensada-colapsada. La persona alternadamente se ve a sí misma como la toda-
nutriente, e incluso toda-poderosa en sus habilidades de sanar al mundo en el estado
compensado, y como defectuosa, sin poder, dañada y sin recursos, en el estado de colapso.
Esta misma polaridad es útil para observar y entender las relaciones del carácter oral, que
tiende a caracterizarse por la dependencia. La descripción del carácter oral compensado y
del codependiente son virtualmente indistinguibles, a pesar de que el comportamiento
codependiente puede derivarse de otras soluciones caracterológicas. Sin embargo, en todas
y hasta en las personalidades orales más compensadas, los demás a menudo reciben el
mensaje de que este individuo busca realmente obtener su propia gratificación
dependiente. Este mensaje puede traslucirse en la mirada anhelante de los ojos, en el
sentimiento de que el colapso oral es manipulador, o en la trasparencia de la nutrición que
brinda el oral, que demanda incluso más nutrición a cambio.
De uno u otro modo, tarde o temprano, con la personalidad oral, a menudo nada será
nunca suficiente, y esta persona es verdaderamente insaciable. Hay verdad en esto. Las
muy reales y legítimas necesidades del infante, el niño y el adolescente no fueron en
realidad satisfechas. En un sentido muy real, la persona no tiene posibilidad de retroceder.

21
Lo que se perdió en ese entonces, estará perdido para siempre. Resolver esto es una parte
tan importante de la recuperación del oral como el que se dé cuenta de que las necesidades
humanas son legítimas y pueden ser satisfechas dentro de los límites reales de las
relaciones adultas.

La teoría del desarrollo caracterológico propone que soltar el bloqueo y renunciar al


ajuste también va a remover el bloqueo de la reacción organísmica natural de ira hacia
aquel que nos depriva. Es cierto que alguien que es presa de una necesidad y una rabia
avasalladora puede perfectamente generar abandono y venganza por parte de los demás.
La terapia exitosa con el carácter oral reconoce todo esto y esencialmente repara la
relación del individuo con respecto a sus propias necesidades; reclamando el derecho a
necesitar; aprendiendo a discriminar las propias necesidades y a expresarlas;
desensibilizando el miedo a la desilusión, al abandono, o el rechazo a la expresión de estos;
legitimando la muy natural rabia al ser frustrado por ser un ser humano con necesidades.
Cuando las necesidades son de hecho infantiles y han sido impedidas de modo significativo,
no podrán ser satisfechas en la actualidad, siendo el darse cuenta de este hecho y el
consiguiente duelo necesarios. Sin embargo, al mismo tiempo, el individuo puede tener
satisfechas sus necesidades más que nunca antes. A menudo he dicho a clientes con este
tema, “Ud. no puede conseguir todo lo que realmente necesita, pero puede obtener más de
lo que nunca tuvo.” Incluso aquellos de nosotros que estamos muy necesitados podemos
lograr satisfacer muchas de nuestras necesidades si nos manejamos de modo apropiado. La
negación de nuestras propias necesidades, el satisfacerlas sólo de modo vicario o cuando
estamos colapsados o de modo alternativo, expresándolas de un modo demandante y como
si tuviéramos el derecho de exigir, no están dentro de las estrategias que dan buen
resultado.
El carácter oral, esté o no compensado, necesita aprender que sus necesidades son
adecuadas. Si sus necesidades se exageran, debe asumirlo y darse cuenta de que éstas no
pueden ser satisfechas de modo vicario, que las relaciones íntimas pueden existir a pesar
de las experiencias históricas en relación a ellas, que las necesidades pueden satisfacerse
mutuamente. Más aún, la persona necesita experimentar, entender y trabajar su propia
reacción natural hacia la deprivación y el cuidar de modo poco confiable a los demás. La
persona se acercará a su “rabia oral” de modo honesto, y lo mismo puede decirse en cuanto
al duelo que siente en relación con esa insuficiencia y el temor que siente como
consecuencia natural de haber tenido cuidadores en los cuales la persona no pudo confiar
cuando, literalmente, su vida dependía de ellos. El tratamiento extendido de los caracteres
esquizoide y oral fue el tema de mi primer libre en estas series, Transformaciones
Caracterológicas: El Milagro del Trabajo Duro (Johnson, 1985).

22
CAPÍTULO III

Elementos Caracterológicos del Auto-Desarrollo

Este capítulo está dedicado a aquellos temas caracterológicos que están a la base del
desarrollo de un sentido firme de self separado. A pesar de ser muy diferentes en su
expresión, “los trastornos del self” tienen en común la alienación del individuo de su self
real. Para que un self de este tipo se desarrolle, debe haber un ambiente que estimule un
amplio rango de auto-expresión, que refleje tal expresión de manera detallada y compasiva,
y que provea la frustración óptima a tales expresiones cuando sea necesario. Todos los
elementos o temas caracterológicos revisados en este capítulo muestran la etiología común
de una falla en el ambiente en relación con lo anteriormente descrito.
Las estructuras de carácter simbiótico, narcisista y masoquista derivan en esencia
de una historia en la cual los niños fueron usados para cumplir con la agenda de sus
cuidadores. Hay, entonces, una confusión en la identidad en la cual la agenda de identidad
externamente impuesta es aceptada de modo consciente aunque continúa siendo de alguna
forma incómoda, inauténtica e incompleta. De modo simultáneo, las formas más naturales
de auto-expresión que son desalentadas permanecen subdesarrolladas y siguen siendo
fuente de conflicto interno. Finalmente, la constricción traumática de la auto-expresión real,
provoca detención del desarrollo, lo que requiere ser reconocido y madurado.

EL ELEMENTO SIMBIÓTICO

Este elemento caracterológico gira alrededor de la separación de la matriz de la vida


interpersonal que rodea al niño humano desde sus primeros días. Stern (1985), cuyo trabajo
es quizás mejor conocido por desafiar las concepciones de Mahler acerca de la simbiosis
temprana como una ilusión universal en los meses tempranos de la vida, escribe que el niño
de 1 año “la mayoría de las cosas que el niño hace, siente, y percibe ocurren en diferentes
tipos de relaciones... El infante se relaciona con compañeros reales y externos una parte del
tiempo y con compañeros evocados casi todo el tiempo. El desarrollo requiere un dialogo
constante, usualmente silencioso, un diálogo entre los dos...Este subjetivo sentido de ser
con (intra y extrapsíquicamente) es siempre un acto mental de construcción, sin embargo,
no un temor pasivo de diferenciación” (Stern; 1985, pp.118-119).
Toda la investigación del desarrollo que hemos revisado atestigua acerca del
exquisito sentido social del niño pequeño, la capacidad de sintonizarse y responder a las
contingencias sociales. Alrededor del año de vida el niño comienza a desarrollar la
habilidad de ponerse de pie y caminar. Esta última habilidad le otorga la capacidad de
iniciar la separación e involucrarse en la actividad autónoma a un nivel como nunca antes.
El desarrollo del habla, que también ocurre alrededor de este tiempo, introduce otra
función muy poderosa, permitiendo la diferenciación a un nivel simbólico.
Mahler ha llamado al período entre los 10 y los 15 meses la subfase práctica de la
individuación, y la caracteriza como un período durante el cual el niño tiene un amorío con
el mundo y con sus propias habilidades emergentes. Es durante este período que se observa
que el niño se aleja de los padres con mucho menos aprehensión que antes y es
relativamente impenetrable a las caídas y otras frustraciones. Se le llama “practicando”
porque el niño está practicando estas nuevas y excitantes habilidades, que le abren nuevas
oportunidades para experienciar el mundo. La teoría del desarrollo-caracterológico que he
desarrollado aquí, reconoce que éste es un período especialmente importante para el

23
desarrollo de la autonomía, en particular porque se relaciona con la aventura autónoma, la
iniciativa y el desarrollo de un sentido de auto-eficacia.
La investigación experimental y del desarrollo indica que ya a la edad de doce meses, un
niño va a mirar a sus padres para que le indiquen si acaso un movimiento aventurero es
peligroso o no (Emde&Sorce, 1983). Creo que incidentes tempranos y críticos que
desalientan la iniciativa de la separación y la aventura, ocurren cuando estas señales
paternas se orientan de preferencia a señalar peligro, cuando los cuidadores se sienten
amenazados por la práctica de este funcionamiento autónomo y este temprano
ejercitamiento del self, o cuando estos movimientos son activamente castigados porque son
experienciados como inconvenientes. Tales incidentes puede que sean incluso más
poderosos durante el período subsiguiente de "reacercamiento” de 15 a 24 meses de edad,
cuando la investigación observacional muestra que el niño aprecia particularmente las
implicaciones de ser-separado, vulnerabilidad, y dependencia de los padres. Es en este
mismo rango de edad que otros investigadores han observado un incremento en la
imitación de comportamientos sociales convencionales (Kuczynski, Zahn-Waxler, & Radke-
Yarrow, 1987).
Si acaso un niño bajo estas circunstancias tiene la ilusión de simbiosis o fusión a
partir de una tendencia natural a cometer ese error, de acuerdo a lo planteado por Mahler,
o sobre la base de su habilidad para construir la realidad, a la Stern, la experiencia del niño
es de involucramiento intenso con otro. Pero, alrededor de los 12 meses hay un aumentado
impulso y habilidad para salir de esa órbita simbiótica a ratos y convertirse en una persona
dueña de si a través de caminar, hablar y explorar. Cuando ese impulso es bloqueado, el
niño aprende que debe restringirse a si mismo en estos aspectos y desarrolla un falso self
de compromiso, que mantiene contacto con los padres a través de continua dependencia y
sobreinvolucramiento. Esto lleva a una especie de falso self en el cual, como en todos las
otras adaptaciones de este tipo, la identidad se encuentra en la relación con el otro, a
expensas de la identidad establecida a través del ejercicio de funciones autónomas.
Lewy y Bleeker (1975) señalaron los cinco pasos del desarrollo del carácter para
cada uno de los cinco caracteres clásicos descritos por Alexander Lowen. Reproduzco estos
en Transformaciones Caracterológicas (1985) con pequeñas modificaciones y añadí un
esbozo similar para el carácter simbiótico. Reproduzco este último esbozo aquí para
aumentar el entendimiento del proceso en general y de ésta estructura en particular. Este
esbozo (ver tabla 5) muestra un resumen de lo que se presentará más detalladamente más
adelante.
Esta descripción y esquema etiológico del carácter se aplica a estructuras desde el
paciente borderline de bajo nivel que experimenta estados extremos de fusión, pánico, o
acting-out frente al abandono o el ser devorado, hasta neuróticos con carácter simbiótico
que están extraordinariamente conflictuados y atormentados acerca de su exagerada
responsabilidad y obligación hacia los demás, hasta a aquellos cuyo estilo de carácter esta
menos sujeto al conflicto neurótico, pero que tiene alguna dificultad de encontrar y poseer
una identidad autónoma y que abiertamente se define a si mismo exageradamente en
función de con quién están en vez de quienes son realmente. Incluso en aquellos de este
último tipo de carácter que funcionan bastante bien en el mundo, hay a menudo un sentido
limitado del self, que puede expresarse en la falta de preferencias verdaderamente auto-
iniciadas, gustos y habilidades. A pesar de que puede haber un nivel muy elevado de
competencia y auto-expresión aparente, esto a menudo no está completamente asumido e
integrado en un auto-concepto unificado. En un lenguaje más técnico, es más probable que
el self se forme a través de la incorporación de otros o de la idealización o identificación
con otros más que a través de un proceso más completamente desarrollado de
internalización. La culpa de separación y de sobreviviente (Modell1965, 1971; Niederland,
1961; Weiss&Simpson, 1986) son muchas veces conceptos muy útiles en el proceso de
liberación del carácter simbiótico.
Entre los temas más comunes en la psicoterapia del carácter simbiótico está el
permiso para la expresión de la agresión natural, que es una parte central del proceso de
separación, así como la hostilidad natural que estos individuos guardan como resultado de

24
haber sido bloqueados en muchas formas de auto-expresión. De modo concomitante, la
terapia usualmente tiene que habérselas con el miedo natural que se despierta en el
individuo a medida que éste comienza a separarse de la relación y de la identidad
fusionada. Un tema común a interpretar con esta estructura, involucra las muchas e
intrincadas maneras en las cuales la persona preserva la relación original que está a la base
con todas sus limitaciones. Los afectos, comportamientos, cogniciones y síntomas de estos
individuos pueden ser a menudo comprendidos mejor en base a su función de preservar.
Son comunes los compromisos neuróticos que permiten alguna expresión de la autonomía
pero simultáneamente la niegan.

25
EL ELEMENTO NARCISISTA

EL Narcisismo es el elemento de la autoestima (ver tabla 7). La teoría del desarrollo


del carácter apoyada aquí asegura que esta estructura del carácter aparece a raíz de la
frustración de la expresión del self, al igual que lo ocurrido en lo simbiótico. Aquí, sin
embargo, la frustración es de alguna forma más compleja y variable. No es la separación
por sí misma la que produce la respuesta negativa del cuidador, más bien, es algo de la
forma en que el niño se expresa a sí mismo que es "insuficiente” o “demasiado” para el otro.
La reconstrucción de los casos narcisistas a menudo muestra que el individuo fue
abandonado en forma repetida o “herido narcisísticamente” en la expresión de su ambiciosa
auto-expresión, o fue idealizado, y por lo tanto se esperaba que fuera un proveedor de
mucha mayor gratificación, entretenimiento o significado para sus padres del que era
posible para el niño. Es frecuente en la reconstrucción de estos casos que uno de los padres
idealizaba al niño, y que la herida narcisista iniciada por ese padre surgía de la incapacidad
del niño de vivir a tono con esas elevadas expectativas. De modo simultáneo, el otro padre
puede sentirse amenazado por la magnificencia real del niño y la extraordinaria atención
que su pareja le brinda, e incapaz de habérselas con esto, puede humillar y avergonzar al
niño, hiriéndolo narcisísticamente de modo más directo.
Todos los individuos narcisistas viven con la polaridad no resuelta de la grandiosidad
y el sentirse no valiosos. La verdadera expresión de su magnificencia real y sus limitaciones
no trajo consigo reconocimiento exacto y premio, así como frustración óptima. Más bien,
trajo desilusión, humillación, o en el mejor de los casos, ser ignorado. El bloqueo ambiental
fue reforzado, como siempre, por el individuo, quien restringió aquellas partes de sí mismo
que no fueron reforzadas e infló aquellas partes que eran tan altamente valoradas. Este
último proceso adaptativo constituye para Winnicott el “falso self”, que, en el narcisista, es
experimentado como más falso o inauténtico, tanto por su propio self como por los demás,
que en cualquier otra estructura de carácter. Pero, el falso self es la única fuente de
autoestima del individuo, y por lo tanto lo cuida y lo vigila intensamente. Duda de sí mismo,
porque su self real ha sido desvalorizado, sino humillado, y fácilmente proyecta o encuentra
desaprobación en el ambiente, en donde es exquisitamente sensible a la más leve
desaprobación o error. Cuando está bien defendida, la persona narcisista se agranda y
adorna a sí misma, busca apoyo superlativo frente a la audiencia, manipula y desvaloriza a
los otros en aras de su grandioso falso self, creyendo al parecer en su propia grandiosidad...
Cada cual es transformado en parte de la audiencia que se manipula para lograr el efecto
deseado, pero las inevitables frustraciones de la vida despiertan el polo opuesto del sentido
de no valía, la auto depreciación, la auto inhibición o la actividad. Esto va a generar nuevas
defensas del self grandioso, lo que será una versión más desesperada y a veces poco
realista de la compensación que existía antes de la amenaza.
Nuevamente, ha habido controversia entre teóricos del desarrollo respecto al
momento de surgimiento inicial de este elemento, y por lo tanto, en que momento puede ser
evitado. En muchos sentidos, clínicamente esta materia es de poca importancia. Es más
importante el proceso que el momento exacto en que surge. Sin embargo, mucha evidencia
apoya el que el proceso se da tempranamente. Se ve alrededor del período práctico de
Mahler (10 a 15 meses) que hay un alto monto de auto expresión, y el niño obviamente
tiene el poder para discriminar y participar en una interacción coordinada en este momento
del desarrollo. Se ha observado que los niños en esta época están realmente concentrados
en sí mismos y en sus nuevas habilidades. Se ponen reflexivos alrededor de los 18 meses de
edad, indicando que en este punto pueden por lo menos empezar a tener alguna capacidad
para un auto concepto (Stern, 1985). Entre el primer y el segundo año de edad los niños
demuestran que reaccionan a las actividades en términos de estándares de rendimiento que
pueden afectar su autoestima (Gopnik & Meltzoff,1984; Kagan,1981). Incluso a esa edad,
los niños basarían la construcción de su autoestima en experiencias previas y continuas, y
en la medida en que estos eventos sean heridas narcisistas, surgirán las complicaciones de
la autoestima.

26
Quizás más que otros teóricos, Kohut (1971, 1977,1978) ha sido el más decidido en
sugerir que tanto la ambición como la idealización son elementos con los que se nace—la
ambición requiere que se logre un adecuado “espejo” y la idealización requiriendo que
hayan otros idealizables par su óptimo desarrollo. De acuerdo a Kohut, es el maltrato de
estas necesidades el que previene la frustración óptima, dando como resultado la formación
del carácter narcisista.
En la parte baja del continuo del desarrollo del ego, uno ve a aquellos individuos
descaradamente narcisistas, a quienes cualquiera podría diagnosticar después de un par de
minutos de conversación informal. Estas personas muestran los más grandes niveles de
grandiosidad, manipulación, devaluación y “cosificación”, de los demás que definen a todos
los narcisistas. Algunos pueden ser relativamente eficientes en la vida a pesar de esto,
porque son capaces de movilizar una gran cantidad de su propia auto expresión agresiva y,
en particular cuando son inteligentes y talentosos, pueden ser bastante exitosos en algunas
áreas. En lo interpersonal, son un desastre, y si les falla el falso self, se desmoronan y se
fragmentan, volviéndose verdaderamente peligrosos tanto para ellos mismos como para los
demás.
En las neurosis narcisistas del carácter, estos rasgos y elementos son mucho menos
obvios, pero esta personalidad está en guerra consigo misma en cuanto al tema de la
autoestima. Hay de modo típico, una oscilación más rápida entre los polos de lo que he
llamado el self sintomático y el falso self en el segundo libro de estas series, Humanizando
el Estilo Narcisista: El individuo en este nivel de desarrollo estructural es de modo típico
menos obvio en su expresión de las características del falso-self grandioso tales como el
tener derecho a, la omnipotencia, y el abuso y devaluación narcisista de los otros. Pero la
autoestima es frágil, y está aumentada por el perfeccionismo y la extremada confianza en
alcanzar siempre lo que se propone. Hay alguna capacidad de darse cuenta del self real y
un deseo de expresarlo, disfrutarlo y darle cabida. El neurótico narcisista dirá:” ¿por qué no
me puedo relajar, porqué no puedo aceptarme a mí mismo, porqué no puedo disfrutar,
porqué siempre tengo que ser el número 1, porqué me boicoteo los proyectos importantes.”
La guerra con el self produce los síntomas neuróticos, que usualmente tienen componentes
de ansiedad, depresión, autorumiación acerca de la autovalía, síntomas físicos y desaliento.
En el nivel del estilo narcisista, hay de modo típico menos tormenta, una historia
menos severa de herida narcisista, defensas más efectivas, en particular si la persona es
capaz. Sin embargo, aún hay hilos de elementos narcisistas de todos los tipos mencionados
con anterioridad, incluyendo una dedicación exagerada al self personal y público que, a
menudo de modo muy elegante esconde cualquier aspecto del self real que pudiera llevar a
verlos de modo menos positivo. Uno siente, quizás de modo consciente, quizás no, que “si
“ellos” supieran todo lo que hay que saber acerca de mí, no les gustaría tanto ni me
tendrían tanta admiración como me tienen”. En pocas palabras, “hay algo acerca de mí que
es malo, o no es suficientemente bueno, o está exagerado, y que por lo tanto debe ser
ocultado”. Aún cuando hay menor sintomatología a este nivel, a menudo hay aún una
cantidad cuantificable de ella, y más aún, los seres queridos o la familia tienen la sensación
de que hay algo que falta en la relación, que de alguna manera no es del todo real o
auténtica. La persona en este nivel es a menudo “demasiado buena para ser cierto”, y al ser
así, define que ciertamente no lo es.
Al igual que con el carácter simbiótico, el tratamiento del narcisista involucra la
resurrección y desarrollo del self verdadero, incluyendo las heridas, el desarrollo detenido,
las creencias patogénicas y los aspectos negados del self. Estos elementos negados a
menudo implican características narcisistas menos agradables tales como sentirse
merecedor de, grandiosidad, y cosificación de los demás. Es el herido y subdesarrollado
self-real del narcisista el que necesita un abogado en la psicoterapia, y es por esto que
Kohut tenía tanta razón al enfatizar la necesidad de ser muy empático en el tratamiento de
esta estructura. La empatía también es requerida para tratar con la fragilidad del
narcisista, que está encubierta por la movilización del falso-self. Cuando la persona
narcisista es realmente comprendida (vista, oída, reconocida), experimenta la seguridad de
descubrir quien realmente es, y puede reexperimentar la injuria sufrida cuando era tan

27
vulnerable y joven. Entonces, puede experimentar el cambio terapéutico necesario, en
donde comenzará a utilizar a los otros más bien para descubrir y desarrollar su self real
que para apoyar y agrandar su falso-self.
Con lo que he llamado el narcisista “borderline”, este proceso de tratamiento es más
largo, más repetitivo, requiere mayor apoyo, es más “indulgentemente renuente” (Kohut)
tanto de la grandiosidad del self como de la idealización del terapeuta o de los demás. Esta
terapia debe estar más dedicada al desarrollo real de un verdadero self que a trabajar
simplemente en descubrir y hacerse cargo de lo que ya existe.
A niveles más elevados de desarrollo del ego, en donde muchas habilidades del falso-
self han sido finamente desarrolladas pero no han sido realmente experimentadas como
partes de si mismo, como una fuente de placer para si mismo, o como un auténtico regalo
para otros, el problema terapéutico es más fácil porque representa más bien un cambio en
la orientación y la experiencia que un “rehacer” el proceso de desarrollo esencial.
En el nivel medio o neurótico de este tema, hay un énfasis relativamente mayor en
ayudar a la persona a disfrutar el ejercicio de sus funciones autónomas, las cuales son en
realidad grandiosas a ratos y pueden ser experimentadas y disfrutadas sin el enredo
neurótico causante del dolor que sufre esta gente. El tratamiento exitoso del narcisista
implica rescatar lo sano del narcisismo normal -que es un derecho de nacimiento de cada
ser humano- ejercitarlo, disfrutarlo y liberarlo. Sin embargo, ser un ser humano significa
ser en alguna forma vulnerable, limitado, necesitado, dependiente, débil, e incluso estúpido
a veces. Todos necesitamos aceptar esa parte de humanidad en nosotros mismos y en los
demás; necesitamos ser amados y amarnos a nosotros mismos cuando somos vulnerables de
este modo. Cuando hay una moderación del narcisismo normal, hay una constancia objetal
auto dirigida en la cual el self es amado en toda su magnificencia y humildad.

28
EL ELEMENTO MASOQUISTA

El masoquismo implica el elemento del control (vea tabla 8). Como lo sugirió Lowen
(1958), se puede tener un mayor entendimiento de esta estructura simplemente al
imaginarse que haría un animal como un perro o un gato si se vieran forzados en el proceso
natural de comer y evacuar. Aunque el animal sea dócil, la intromisión en esta respuesta
organísmica natural sin duda alguna despertaría fuertes respuestas agresivas, y si
continuara esta intromisión y se eliminaran las respuestas agresivas del animal, podemos
imaginar las patológicas consecuencias que esto tendría para el animal. Este es a menudo
el caso con el humano masoquista, cuya historia está casi siempre repleta de
entrometimiento, control, y sometimiento humillante del deseo.
Lowen (1958) reporta estas memorias históricas de uno de sus clientes masoquistas:
“A mi modo de ver, mirando hacia atrás, no es que no haya comido tanto, es que no comí
suficiente. Mi madre me forzó a comer enormes cantidades de comida... recuerdo la edad
de tres o cuatro años, corriendo alrededor de la mesa de la cocina, mi madre corriendo
detrás de mí con una cuchara llena de algo que yo no quería en una mano y en la otra un
cinturón, amenazando pegarme, lo que hacía a menudo... Una de las peores cosas que
hacía era amenazar con dejarme o con que se iba a subir al techo y tirarse desde allí y
matarse si yo no terminaba de comerme la comida. Incluso de hecho ella salía del
departamento al hall, y yo colapsaba en el suelo llorando histéricamente.”
En relación a los “problemas de baño”, el mismo cliente recuerda: “mi madre me
forzaba -bajo amenaza de pegarme- a sentarme en la taza del baño por una o dos horas y
tratar de “hacer algo”, pero yo no podía”. Este mismo cliente recuerda que después de los
dos años, sufría de estitiquez, y su madre le insertaba el dedo en el ano, estimulándolo.
También recibía frecuentes enemas hasta los siete años y laxantes de horrible sabor
(Lowen,1958,pp.196-197).
La disposición o necesidad innata del individuo de ejercer algún control sobre el
funcionamiento corporal parece obvio, así como la naturaleza de la repuesta innata cuando
es excesivamente frustrada. De acuerdo a Reich, Lowen, y los analistas contemporáneos, el
carácter masoquista es el resultado de este tipo de intromisión y control inflexible, el cual
se expresa a si mismo muy naturalmente y de modo profundo en los intentos de los padres
para socializar al niño pero no de modo exclusivo ni siempre en los procesos básicos de
ingesta de comida y eliminación. En los casos tan serios como el que ha sido revisado
recién, podemos asumir que estas tendencias parentales de intromisión se expresaron a si
mismas muy temprano, continuando a través de la infancia y más allá. Lo que es a menudo
crítico en la comprensión del masoquismo es el punto en el cual el niño se rinde, el punto
en el cual se quiebra la voluntad. Es en este punto, en donde la auto negación se expresa
como un bloque auto impuesto contra las reacciones organísmicas, ésta es completamente
impuesto. Creo que se debe al hecho, de que muchos análisis del carácter han dejado al
descubierto estos recuerdos de intensas batallas padre-hijo previas a la capitulación, el que
la formación de esta estructura se ha vista a menudo como algo que ocurre en o alrededor
del segundo de vida.

El cuadro clínico que se evoca para resumir y explicar esta etiqueta del carácter esta
representado por aquellos individuos que son vistos como sufrientes por mucho tiempo,
auto-despreciativos, auto-destructivos, y a menudo auto-torturadores, que parecen tener
una necesidad de sufrir, y en su sufrimiento, torturar a otros. Hay en estas desafortunadas
personas, una fuerte tendencia a quejarse, una ausencia crónica de alegría, y el tipo de
estancamiento crónico en el comportamiento y la actitud que fue llamado por Reich el
“pantano masoquista”. Esta inmovilidad desesperanzada es altamente frustrante para
cualquiera que trate de ayudar. Otros experimentan el ser vencidos por esta persona sin
esperanza y desamparada que no puede ser ayudada, y sienten su pasiva agresión a la
base. Es como si la intensa rabia que sienten frente a la intromisión se volviera contra el
self, lo que lleva a un impedimento en la auto expresión.

29
En estos individuos, hay una ausencia notoria de la confianza en los demás; lo que
se expresa en desesperanza para el self y el mundo. En relación a esta dinámica vemos la
comúnmente vista “reacción terapéutica negativa” en estos individuos, de modo que
cualquier mejoría es seguida a menudo rápidamente por una recaída. Este retorno al
sufrimiento puede ser visto tanto como la expresión de una desconfianza a la base, una
justificación por esto, y una revancha en contra del ayudante, quien, por estar en el rol del
más fuerte, es asociado con el padre que cometió los atropellos.
La negatividad de la persona masoquista es extremadamente virulenta. El soltar
estas amarras, poder pedir realmente ayuda, poder aceptar esa ayuda e incluso disfrutarla,
amenaza severamente una estructura que se mantiene unida por un gran monto de energía
en conflicto. Abrirse a sí mismo a la confianza y la esperanza implica abrirse también a la
posibilidad de ser engañado, humillado, y sometido de nuevo. La resistencia a todo esto es
inmensa y es reforzada por el apego del individuo al self y al “objeto malo” causante de todo
este dolor. De aquí que, el cliente masoquista regrese con frecuencia a la insoportable
posición de sufriente agobiado, en la cual las quejas y la auto desvalorización se dirigen a
cualquiera que intente ayudar u ofrecer un apoyo verdadero para salir del infierno de este
particular “sistema cerrado de realidad interna” (Fairbain, 1958, p.381). Es en esto que los
otros sienten a menudo el resentimiento que el masoquista guarda, el cual no está
demasiado lejos de la naturaleza amable de la superficie.
De hecho, se cree que este patrón, que en terapia es representado en la reacción
terapéutica negativa, sirve para provocar la revancha y hostilidad del otro, lo que a su vez
justifica la desconfianza del masoquista, que cuando siente que la revancha ha sido
suficiente, expresa la agresión contenida y la hostilidad. Al igual que el pegarse en el
contexto sexual, no es el pegarse en sí lo que se desea sino la intensificación de la carga
física, lo que provoca una liberación sexual que, de hecho, es satisfactoria. Es entonces la
liberación lo que la persona masoquista desea más profundamente, una liberación no sólo
de la agresión contenida sino también de los impulsos sobre controlados de amor y
expresión de ternura. Sin embargo, es la liberación la que abre a la estructura masoquista,
así como lo descorazonador y desesperanzado de su posición original. El reciclaje y
entendimiento progresivo de este patrón es el tema fundamental en el tratamiento del
masoquista. El placer es un pecado, hay que desconfiar de la confianza, la esperanza lleva a
la desilusión. Si uno espera lo peor, no será desilusionado, o, peor aún, engañado.
Parece que esta estructura tiene una prevalencia relativamente menor ahora de lo
que fue en otro tiempo, por lo menos en la parte oeste de U.S.A. Este tipo de
parentalización muy entrometido, dominante y castigador es posible que haya sido más
típico de generaciones anteriores, en donde se otorgaba gran valor al entrenamiento de la
limpieza, en donde las mujeres tenían menos formas de autoexpresión, etc. Aquellos que
trabajan con mujeres maltratadas y sobrevivientes del incesto reportan observar en la
actualidad muchas de estas características en ellas, pero hay una razón para creer que
esta estructura, en su forma predominante y severa, puede estar atenuándose en la
población general.
Cualesquiera sea la validez de esta especulación, ciertamente he visto relativamente
pocos casos de patología masoquista severa pura. Más bien, he visto un número de casos en
donde el tema central parece ser lo simbiótico, pero en donde la identidad adoptada
reproduce el ajuste más masoquista del padre, particularmente de la madre. Pienso que la
comprensión del tema masoquista es importante no solo en sí mismo, pero también para el
tratamiento de muchos individuos simbióticos, porque es con este tipo de padre que el
fenómeno de la culpa de separación y supervivencia puede ser devastador. Es muy difícil
gozar de la vida cuando uno proviene de la matriz del padre masoquista. A pesar de que el
padre puede tener la sensación de no tratar a su retoño con el mismo tipo de abuso que
recibió, la auto tortura del masoquista es torturar a otros, particularmente a la
descendencia, los que están vulnerables a hacerse responsables del sufrimiento de sus
padres. En vista de esto, es importante en el proceso diagnóstico el distinguir entre el
proceso de ajuste caracterológico, el cual es de naturaleza esencialmente simbiótico (pienso

30
que de mayor prevalencia en nuestro tiempo), y los trastornos masoquistas verdaderos, que
de modo típico provienen de una etiología más invasora.

Las pruebas terapéuticas (Weiss & Sampson, 1986) del masoquista pueden ser
difíciles, porque ellos buscan ser vistos como malos, desdichados, inferiores y merecedores
de venganza. El terapeuta encontrará que el pasar las pruebas —de las que puede haber
muchas—se facilita grandemente por el entendimiento del self interno y las estructuras de
objeto del masoquista, así como también negándose de manera consistente y apoyadora a
hacerse parte de ellas.

31
CAPITULO IV

Problemas caracterológicos del sí mismo (self) en el sistema.

La teoría psicoanalítica clásica rastrea todos los síntomas neuróticos hasta el


conflicto edípico. Cuando estos síntomas han sido considerados desordenes de la
personalidad son vistos como típicamente de origen pre-edípico. La posición tomada aquí, la
cual es consistente con la de muchos teóricos psicoanalíticos contemporáneos, es que esta
visión dicotómica no sólo está excesivamente simplificada, sino que además es incorrecta.
Parece claro ahora que la psicopatología “neurótica” gira en torno a un número de
problemas existenciales básicos que se dan a lo largo del ciclo vital, aunque pueden
manifestarse de diferentes maneras en los primeros años. Más aún, la constelación de
síntomas o situaciones problemáticas en las personas que poseen la etiología edípica puede,
en general, ser definida mucho más específicamente hoy día. Finalmente, la teoría del
desarrollo caracterológica atribuye importancia tanto a los impulsos sexuales y de rivalidad
del niño, incluyendo las luchas internas que provocan estos impulsos, como la habilidad del
medio ambiente para frenar o ser indulgente con la expresión de rivalidad e interés sexual
temprano del niño.
De esta forma, los impulsos edípicos no son esencialmente diferentes de otras
formas básicas innatas de auto-expresión que requieren respuestas adecuadas del medio
ambiente. La constelación de síntomas que se derivan de la problemática edípica puede ser
compleja porque están involucradas la sexualidad y la rivalidad y porque el tema se
manifiesta en un sistema triádico más que en una díada. Estas complejas interrelaciones
pueden aparece también en otros caracteres, pero siempre están presentes en los edípicos.

El problema edípico es aquel complejo clásico descrito originalmente por Freud que
involucra amor, sexualidad y competencia. La comprensión de este complejo problema es
aumentada inmensamente al verlo simplemente como similar, en los aspectos más
esenciales, a todos los otros desafíos del desarrollo compartidos por el individuo y su medio
ambiente. El complejo edípico, al igual que los complejos esquizoide, narcisista o
masoquista, viene de la incapacidad del medio ambiente para permitir y a la vez frustrar
óptimamente las demandas existenciales del individuo. Específicamente, yo creo que la
psicopatología de naturaleza edípica está relacionada con la explotación de, o la respuesta
ansiosa, amenazadora y a menudo punitiva que el niño recibe frente a las manifestaciones
de amor y competencia surgidos con el despertar de su sexualidad. Esta fue ciertamente la
posición original de Freud y tanto la historia social (ver Miller, 1984) como un siglo de
reporte de casos clínicos nos dan razones para volver sobre ella.
Por supuesto, es cierto que los problemas edípicos son, en muchos aspectos más
difíciles de manejar óptimamente que otros problemas presentados hasta aquí. Típicamente
los problemas edípicos involucran a tres o más personas y pueden interactuar fácilmente
con otros problemas que los anteceden en el desarrollo, entregando así numerosas
combinaciones de factores etiológicos. Pero lo que ocurre esencialmente en el caso edípico
es que la sexualidad del niño no es apoyada y permitida amorosamente por la frustración
óptima de límites claros. En vez de eso, es explotada o castigada o las dos cosas. Por
ejemplo, uno puede encontrar a uno de los padres explotando la sexualidad y las
necesidades competitivas que la acompañan, tanto por satisfacción sexual como por la
expresión indirecta de hostilidad hacia el otro padre. Simultáneamente, el otro padre puede
verse amenazado por esta conducta y tanto directa como indirectamente, actuar de modo
amenazante y responder agresivamente hacia el niño. Uno de los padres puede también
alentar y explotar la sexualidad y la competencia pero cuando la excitación aumenta o pone
en riesgo la relación de pareja, se retira del niño humillándolo o castigándolo por la

32
conducta previamente alentada. Donde hay solamente explotación, los niños pueden temer
al castigo pero en todos los casos encontrarán abrumadora esa explotación de su sexualidad
Al aprender que amar sexualmente con un corazón abierto y experimentar rivalidad
humana natural es peligroso, los niños retirarán, bloquearán y contendrán estos
sentimientos a través de cualquier defensa disponible. Hacia la edad en que surgen los
problemas edípicos, los niños tienen acceso a un amplio rango de maniobras defensivas
para alejar estos sentimientos y pensamientos conflictivos. Esta es otra de las razones del
porqué las constelaciones edípicas suelen ser bastante complejas. Los individuos pueden,
por ejemplo, ocupar el afecto como una defensa y desarrollar una habilidad para bloquear
sus experiencias internas problemáticas por medio de la sobreactuación histriónica de
cualquier sentimiento; o pueden mantenerse preocupados por conductas compulsivas o
pensamientos obsesivos. Los niños también poseen un gran repertorio de habilidades para
ajustarse mejor a un tipo particular de daño narcisista. No es poco común que estos
individuos al buscar aceptación y evitar volver a ser dañados traten de desarrollar una
personalidad perfecta y buscar la excelencia en cualquier actividad.

Lowen (1958), ha asociado la etiología edípica con un número de expresiones


caracterológicas, incluyendo la histeria y histriónica, la obsesiva compulsiva, la pasiva
femenina y la fálica narcisista. Algunas de estas constelaciones involucran la interacción
del problema edípico con otros problemas pre-edípicos (por ejemplo, el carácter fálico
narcisista es una interacción de los problemas edípicos y narcisista, y el pasivo femenino es
la interacción de los problemas edípicos y masoquista). Me parece que existan dos
adaptaciones caracterológicas edípicas básicas que aportan los pilares esenciales para
otras combinaciones y permutaciones: la histriónica (antiguamente histérica) y la obsesiva
compulsiva. La histriónica representa el polo etiológico mejor caracterizado por el alentar y
explotar inadecuadamente la sexualidad y la competencia, y la obsesiva compulsiva
representa la preponderancia al castigo de estas expresiones. Aunque la literatura clasifica
a las mujeres como histriónicas con mucha mayor frecuencia, los hombres también pueden
recibir este diagnóstico. Los hombres son los únicos portadores del diagnóstico fálico
narcisista de Lowen, y aunque las conductas de este carácter difieren de las del histriónico,
las dinámicas etiológicas son, a menudo, bastante similares.
Es crucial notar aquí que la conducta obsesiva compulsiva en particular, puede
derivar de otras constelaciones etiológicas. Se vuelve cada vez más notorio que este
desorden puede tener un origen neurológico. La conducta obsesivo compulsiva como
estrategia puede mantener muchos sentimientos inaceptables bajo control y entregar una
especie de estructura artificial en ausencia de una auténtica, pero puede ser también una
compensación neurótica común para ocultar los impulsos edípicos inaceptables que pueden
derivar de esta constelación etiológica. Similarmente, ciertos tipos de disociación,
negación y defensas del afecto, típicos del carácter histriónico, pueden ser vistas también
como resultado de otras circunstancias etiológicas.

33
El problema edípico en el carácter histriónico

En la literatura, la mayoría de las mujeres histriónicas están definidas como hijas de


madres frías, rígidas, rechazadoras y padres seductores, emocionalmente infantiles (ver
reporte de mi investigación sobre esta observación). El caso relatado a continuación es
arquetípico (Horowitz, 1989):
La madre de la señorita Smith era rígida y moralista. Su familia la consideraba
sombría y depresiva. Devota de la Iglesia Católica, participaba en el comité anti-pornografía
y la mayor preocupación de su vida era tener un comportamiento social adecuado...El seño
Smith era inusual... una de sus excentricidades era el nudismo. Él insistía en practicarlo en
casa, incluyendo tomar el desayuno desnudo. Él asumió la función de despertar a sus hijas
para lo cual se tendía desnudo en sus camas sobre las cubiertas hasta que se levantaban.
Durante la temprana adolescencia esto molestaba y avergonzaba tanto a la señorita Smith
que le suplicó a su madre para que impidiera al padre seguir con este hábito. Su madre
entonces lloró y alegó que ella era impotente... Mientras el padre criticaba en público a su
hija por su conducta sexual, en privado se mostraba muy interesado y le pedía detalles de
sus relaciones... Más tarde cuando la señorita Smith estaba en la universidad, él la visitaba
y aprovechaba para coquetear con su compañera de cuarto.
Paul Chodoff (1978) reporta otro típico caso de personalidad histriónica:
"Siendo su familia de origen de buena situación económica y posición social, O. había
vivido sólo con su madre después del divorcio ocurrido cuando ella tenía cinco años. Ella
veía a su madre como distante, fría y mezquina. Su atractivo y “perfecto” padre se volvió el
foco de sus fantasías y deseos. Sus mejores recuerdos son de veranos pasados con él.
Durante estas visitas, contó ella en la terapia, frecuentemente se despertaba y encontraba a
su padre de pie al lado de su cama frotándole la espalda por debajo del camisón. Dos veces
en su vida ella estuvo en camino de lograr alguna autonomía: a los 19 años como estudiante
universitaria y más tarde al cuidado de sí misma y de sus hijos después del fracaso de su
primer matrimonio. La primera experiencia terminó con un pedido de su padre de que
volviera a vivir con el que ella accedió y el segundo al confiar en la promesa de su actual
marido de rescatarla y asumir su cuidado".

Muy a menudo en estos casos el aislamiento de la madre y la relación especial,


cargada sexualmente, con el padre, persiste bien entrada la vida adulta como una
dependencia continua de la hija con el padre a través de manifestaciones sexuales
inapropiadas o interacciones de tinte sexual ocurriendo entre ellos. Estos padres comparten
su vida íntima con sus hijas, les cuentan chistes seductores y subidos de tono o mantienen
símbolos románticos de la relación especial que son más apropiados para los amantes que
para una relación padre-hija.
Al igual que en las familias donde existió abuso sexual incestuoso, los padres de la
histriónica se caracterizan por la negación y la racionalización. La niña, por supuesto, toma
como modelo estas estrategias que protegen finalmente a toda la familia de enfrentar las
realidades incómodas de su vida juntos. La niña, atrapada en medio del drama incestuoso
debe, a menudo, ir un paso más allá para distanciarse a sí misma de todos estos
sentimientos y pensamientos abrumadores. Esto, entonces, puede conducir a lo que Shapiro
(1965) ha etiquetado como el estilo cognitivo impresionista de la histriónica que se
caracteriza por “una incapacidad para la concentración intelectual persistente o intensa”,
una “impresionabilidad y total distracción que se deriva de lo anterior”, y “un mundo
basado en hechos irreales en el cual vive la persona histriónica”. Esta orientación cognitiva
más global está acompañada por una sobre actividad emocional, la que puede servir como
defensa afectiva así como para obligar al medio ambiente a ser responsables de ella y
perpetuar así la dependencia.
Las personas histriónicas frecuentemente se ven a sí mismas infantilmente y se
involucran en relaciones donde juegan a ser “la muñequita de papá”. A menudo se inclinan
por hombres mayores que pueden hacerse cargo de ellas repitiendo la relación padre-hija

34
donde el cuidado y protección se ejercen con una alta carga sexual. Breuer y Freud
identificaron a las histéricas por sus reacciones de conversión, las cuales se relacionan
típicamente con “la belle indifference” ejemplificando así su estilo cognitivo y describiendo
el propósito defensivo subyacente del síntoma. Los episodios disociativos pueden también
ocurrir cuando el stress es demasiado alto como para manejarlo con mecanismos de
defensa más adaptativos.
La relación de los histriónicos con su pensamiento es a menudo superficial y tiene la
cualidad de “como sí” donde la persona aparece jugando un rol. Hay una fuerte hostilidad
inconsciente subyacente hacia el sexo opuesto mostrándose en la superficie sobrevalorado.
Sus relaciones están marcadas por una cualidad repetitiva, como de juego, donde la
seducción sexual es a menudo seguida por la sumisión sexual, o por la rabia, la indignación
o el rechazo forzado. Otro síntoma común en las relaciones es una división entre aquellos
que estimulan la excitación sexual y aquellos que estimulan un afecto más del corazón. Esta
división, en la cual las necesidades sexuales y afectivas pueden ser sólo satisfechas en
aislamiento la una de la otra, protege al individuo de entrar en la situación original en la
cual fue dañada.

El tratamiento exitoso de la personalidad histriónica demanda una genuina conexión


humana para que todas las maniobras afectivas, conductuales y cognitivas usadas para
evitar pensamientos y sentimientos prohibidos así como la tan temida intimidad se
desvanezcan lentamente. La histriónica necesita aprender de sus impulsos sexuales y
competitivos, conocer su historia de explotación y privación de amor y la hostilidad
resultante de ambos. Ella necesita reaprender a abrir su corazón, ser real y vulnerable y
madurar sexual y relacionalmente. Más aún, necesita renunciar a la torpeza histriónica de
su falso self y a su exceso de perfeccionismo y reinvertir esta energía en reclamar su
derecho innato a sentir profundamente el amor sexual. Finalmente, necesita madurar en
sus relaciones con otras mujeres de tal forma que la rivalidad no sea ni dominante ni
negada sino que se transforme en una mera propensión humana evolucionada.
Como en toda estructura, la histriónica proveerá “pruebas” que alienten al terapeuta
a volverse una figura participante en el “sistema cerrado de realidad interna”. Cuando este
juego tiene éxito, los terapeutas son seducidos, ya sea sexual, o en roles contra terapéuticos
e inapropiados de cuidado y autoridad, que perpetuarán la adaptación existente. El carácter
histriónico derivado edípicamente es resumido en la tabla 9.

35
TABLA 9

CARACTER EDÍPICO

1.-CONSTELACIÓN ETIOLÓGICA GENERAL


Los responsables del cuidado del niño reaccionan negativamente frente a, o explotan
su sexualidad y competición natural. Estas respuestas bipolares a menudo ocurren
simultáneamente: un padre explotador y seductor y el otro amenazador, frío o directamente
punitivo. O esta ambivalencia hacia la sexualidad y / o la competencia pueden ser realizadas
por el mismo padre. Este condicionamiento genera un número de estrategias afectivas,
conductuales para suprimir o alejar de la conciencia estas manifestaciones instintivas. La
supresión o alejamiento de estos impulsos a través de la frustración e indulgencia óptimos,
repercuten en una falta de madurez y no llegan a integrarse adecuadamente en la
personalidad adulta.

Aunque las permutaciones de estas constelaciones triádicas son muy numerosas,


sobresalen dos temas básicos:
1.-Las constelaciones de síntomas y personalidad resultantes de una relativa mayor
explotación de las sexualidad y la competencia, Carácter Histriónico y Carácter Fálico
Narcisista.
2.- Las constelaciones de síntomas y personalidad resultantes de una relativamente
may9or restricción o castigo de esas conductas, Carácter Obsesivo Compulsivo.
Estos serán descritos por separado: el histriónico a continuación y el obsesivo
compulsivo en la tabla 10.

CARÁCTER HISTRIÓNICO

1.- CONSTELACIÓN ETIOLÓGICA


Al menos uno de los padres explota la sexualidad natural del niño y lo usa como
objeto sexual. El otro padre es a menudo distante, frío, o directamente punitivo,
particularmente en lo relacionado con la sexualidad y /o competencia o es percibido así
desde la culpa o las proyecciones asociadas del niño.

2.- CONSTELACIÓN DE SÍNTOMAS


Excesiva reacción emocional, conducta dramática y exhibicionista, relaciones
sexualizadas con una negación de las sexualidad, experiencia emocional superficial,
procesos de pensamiento imprecisos y globales, atención excesiva por y hacia el sexo
opuesto, reacciones de conversión, episodios disociadores, alta propensión al acting-out,
dificultad para concentrarse, alta distracción, dificultades sexuales incluyendo falta de
excitación, síndrome pre-orgásmico, dismeneuria, eyaculación precoz o retardada,
orgasmos insatisfactorios (superficiales), etc.

3.- ESTILO COGNITIVO


36
Proceso de pensamiento impreciso, global, no lineal y dominado por la emoción que
permiten mantener afectos y pensamientos “peligrosos” fuera de la conciencia. El
pensamiento es a menudo impresionista y dominado visualmente, resultando en juicios
rápidos y poco profundos sobre el significado de eventos, ideas y sentimientos y la ausencia
de detalles objetivos y discriminantes de la realidad.

4.- DEFENSAS
Negación, represión, acting out, conversión, disociación, externalización,
pensamiento global e impresionista.

5.- RELACIONES Y REPRESENTACIONES OBJETALES


Relaciones frecuentemente sexualizadas, impulsivas, y caracterizadas por una
conducta de “rol-playing” superficial. Conscientemente, los individuos del sexo opuesto son
extraordinariamente importantes, pero inconscientemente son objeto de considerable
hostilidad, la cual es expresada frecuentemente después que ha inventado una excusa
estereotipada.
Típicamente, hay competencia inconsciente hacia miembros del mismo sexo.
Hacerse la víctima y tener relaciones representando roles como padre nutritivo con niña
desamparada son comunes en relaciones de “juego” a menudo repetitivas.

6.- CARACTERÍSTICAS AFECTIVAS


Afectos poco profundos, “como si”, que son abiertamente dramáticos. Un alto nivel
de estimulación sexual con ausencia de sentimientos sexuales maduros y profundos. El
individuo puede verse fácilmente abrumado por estados afectivos con pensamientos
largamente bloqueados y en gran parte afectados por experiencias expresionistas y
afectivas. Hay una tendencia al acting out en respuesta a los sentimientos. Los sentimientos
hostiles y competitivos no son conscientes pero son expresados en repetidas interacciones
de “juego”.

37
CARÁCTER OBSESIVO - COMPULSIVO

La constelación de personalidad obsesivo compulsiva fue la primera descrita por


Freud, y hasta recientemente, era claramente el síndrome mejor estudiado. Es también el
desorden de personalidad más frecuentemente diagnosticado y es a menudo más atribuido
a los hombres (Frances 1986). En verdad ha sido tan discutido y demostrado en tanta
gente, que tendemos a dar a su estudio un paso rápido, porque pensamos que sabemos lo
que significa. En realidad necesita una atención más seria, particularmente de los
profesionales, porque comprender los matices de su historia típica, fenomenología y
procesos psicológicos, pueden impactar significativamente en nuestra empatía y efectividad
con personas que sufren este desorden.
David Shapiro (1965) me ha ayudado a comprender este desorden enfatizando el rol
de la volición o voluntad distorsionada dirigida a controlar y prescribir lo que no puede ser
prescrito ni controlado; es decir los impulsos, movimientos y / o intereses espontáneos y
afectos. En palabras de Shapiro, “la actitud voluntariosa ha sido distorsionada desde su
situación más subjetiva como una expresión representativa de los deseos propios, a un
aposición de prioridad sobre otros deseos, apuntado incluso a dirigirlos. El impulso en este
orden de cosas no es el iniciador de toda la escena voluntariosa de dirección y esfuerzo sino
su enemigo”. (p. 37).
Shapiro señala que en cierta extensión el obsesivo compulsivo experimenta “ser su
propio supervisor, emitiendo órdenes, directrices, recordatorios y admoniciones” (p. 34),
como externas a él mismo. Las directrices y valores del supervisor son aceptadas pero no
son el resultado de una libre elección, y particularmente, a medida que las compulsiones y
obsesiones aparecen más neuróticas y absurdas, el individuo se ve confundido, preocupado
o aproblemado por ellas y las experimenta como verdaderamente ajenas a sí mismo. Esta
cualidad externa o extraña del “supervisor que se sienta detrás y emito órdenes” tiene
todas las señas de un otro no asimilado, no introyectado. Aún más, lleva esta proyección
introyectada del sí mismo como ha señalado Meissmer (1988), lo que explica por qué el
obsesivo compulsivo a menudo alega que se comporta de la manera que lo hace para
satisfacer una necesidad objetiva o un imperativo social, que los demás no experimentan
como tan absoluto.
Esta fenomenología de supervisor demandante es consistente con la experiencia
repetida de los terapeutas quienes concuerdan que estos pacientes recuerdan y a menudo
perciben a sus propios padres como severos, demandantes, rígidos y sujetos a reglas. Los
padres de estos individuos son a menudo recordados como habiendo estado
particularmente disgustados o amenazados por la naturaleza vital y animal del niño y
estaban abocados a producir un pequeño caballero o damita perfectos. Es frecuente que en
la reconstrucción o incluso la experiencia actual con los padres ellos se sientan amenazados
por la competencia o el éxito que los disminuye por comparación.
Como con todas las otras constelaciones etiológicas generales, no todas estas
descripciones se aplican a todos los casos. Aquí y en las tablas de resumen, incluyendo la
tabla 10 para este carácter, yo uso deliberadamente un número de palabras relacionadas
pero diferentes para describir factores etiológicos por su utilidad clínica. En un caso, las
palabras “severo” y “demandante” pueden ser muy descriptivas para el paciente y, por lo
tanto, bastante útiles para él. En otro las frases “amenazado por su éxito”, y “disgustado
por su propia naturaleza animal” pueden ser más precisas.
Así, la teoría caracterológica del desarrollo para el obsesivo compulsivo es
simplemente esta: el niño introyecta y se identifica con uno de los padres, con sus valores y
patrones culturales y en el curso de su desarrollo estructural, trata de usar su fuerza de
voluntad para cumplir estas creencias introyectadas y cumplir con estos valores
inusualmente rígidos, negadores de la vida y extraños al cuerpo. La voluntad es usada para
bloquear la expresión organísmica original y para promulgar un falso self consistente en la
actitud y conductas correctas que son necesarias para una semblanza de contacto positivo

38
con el padre, quien es muy contingente y no muy positivo. Este es un claro ejemplo de una
reproducción caracterológica, es decir, una crianza obsesiva compulsiva produce un niño
obsesivo compulsivo.
Es crítico señalar que una persona con rasgos obsesivo compulsivos no es siempre
comprendida mejor a través de esta etiología más “anal” y “edípica”, como se expresa en el
lenguaje psicoanalítico tradicional. Incluso Lowen (1958), quien da los argumentos más
claros a favor de la etiología edípica de este síndrome, reconoce que estos rasgos serán a
menudo vistos en caracteres primariamente orales y masoquistas (p. 157). Yo agregaría que
uno a menudo puede ver rigidez extrema exhibida en individuos de funcionamiento bajo que
tienen un pobre sentido de sí mismos. En estos casos, la conducta obsesivo compulsiva no
es defensiva en el sentido clásico sino que literalmente protege a la persona del vacío y la
fragmentación de un sí mismo debilitado. En otras palabras, el individuo en realidad se
encuentra a sí mismo un ser ordenado con una moral rígida, con fuertes creencias
religiosas o políticas y organiza su vida en torno a tratar de vivir de acuerdo a ellas. La
rigidez, entonces, no sirve tanto para defenderse de impulsos inaceptables, sino para
organizar una estructura desorganizada. Lo que yo estoy ofreciendo en esta sección es el
desarrollo de una comprensión de la conducta obsesivo compulsiva cuando ella está basada
en una etiología relacionada más edípicamente y cuando sirve a una función defensiva más
clásica.
Cuando es este el caso, las compulsiones conductuales, obsesiones cognitivas y
actividades menos sintomáticas consistente con esta personalidad, pueden ser
comprendidas mejor como intentos del organismo de alejar o mantener a raya impulsos
inaceptables como los sexuales, agresivos, competitivos y afectivamente espontáneos. Estas
“actividades” incluyen la tendencia del pasivo agresivo a vivir “encañonado” por la
constante y siempre presente tensión de hacer, sentir y pensar lo correcto. La presión
constante lo mantiene ocupado cognitiva y conductualmente y lo mantiene a raya de
manera que cualquier expresión espontánea, que puede ser potencialmente errada o
peligrosa, es inhibida. Similarmente, su atención intensa y estrechamente enfocada,
particularmente a los detalles y su característico aislamiento del pensamiento del
sentimiento, lo mantiene ocupado y lejos de una conducta, pensamiento y sentimiento
verdaderamente iniciados en el self, que puedan amenazar, enojar o molestar a otros. Su
notoria indecisión, duda y dejar para más adelante, lo previenen de comprometerse en un
curso de acción que, en el análisis final, puede reflejar una elección y compromiso personal.
Adicionalmente, el comportamiento social del obsesivo compulsivo, el cual es notorio
por ser pomposo, enfatizando el rol social correcto, y su forma pedante, es auto-contenida y
sin afecto, de presentarse a sí mismo, lo mantiene alejado de sus propios impulsos en lo que
no confía y de cualquier sentimiento peligroso hacia y por otros. Finalmente, la tendencia
del obsesivo compulsivo a estar muy consciente y presto a responder a otros dentro de la
dimensión de sumisión-subyugación, también puede ser vista como derivada de esta
organización total de la personalidad. Los otros son como la personificación de imperativos
externos, reglas sociales y necesidades objetivas que el individuo debe cumplir o
subordinarse. Los otros también pueden ser vistos como siendo amenazados o dañados por
los éxitos o la naturaleza competitiva del individuo, como lo fue uno de sus padres en la
lucha edípica. De nuevo la preocupación por las reglas correctas y los posibles efectos
adversos de las propias acciones interpersonales, mantienen al individuo ocupado y alejado
de los impulsos peligrosos de la conciencia.

En términos de síntomas, la supresión, auto-regulación y negación de lo vital crean


depresión. Cuando el individuo está realmente presionado por eventos estresantes y / o por
un aumento de los impulsos no resueltos y no expresados, las obsesiones y compulsiones
pueden poseer al individuo hasta un grado en el cual es llevado a extremos absurdos de
preocupación obsesiva comportándose compulsivamente. Es frecuente que el fracaso de las
defensas para manejar todas las situaciones conduzca a pensamientos intrusivos, la
mayoría de naturaleza sexual sádica u hostil. Estos pensamientos son, por supuesto, ego-

39
distónicos, debido a que se encuentran muy lejos de la buena persona que este individuo
está tratando de ser.
Frecuentemente, el obsesivo compulsivo también es perfeccionista. Aunque puede
haber una cierta similitud con el perfeccionismo del narcisista. Este es un buen ejemplo de
como la teoría del desarrollo caracterológica puede ser útil para entregar una comprensión
más precisa y empática de las personas. El perfeccionismo del obsesivo compulsivo está
más bien impulsado por una determinación a hacer voluntariamente lo correcto y evitar lo
incorrecto. Es como si estuviera permanentemente tratando de complacer o apaciguar a
aquella autoridad externa y evitar así el castigo. Este perfeccionismo está motivado por
evitar la censura, controlar lo que es malo en el self y contener y chequear lo que pudiera
molestar o amenazar a otros.
En el caso de la etiología y orientación narcisista, el perfeccionismo es mejor
conceptualizado como una detención del desarrollo de la grandiosidad. Al intentar ser
perfecto mantiene la ilusión de un falso sí mismo grandioso y lo protege de caer en un
estado de desvaloración y vacío. Aquí, un rendimiento, auto-presentación o logro perfectos
aumentan la autoestima. Por otro lado, con el obsesivo compulsivo, el perfeccionismo está
dirigido más a los intentos del individuo por controlar sus propios sentimientos y
motivaciones para ser un tipo correcto de persona y no ofender a los demás. La última es
una posición mucho más pasiva y defensiva interpersonalmente que la del narcisista quien
es mejor reconocido por su capacidad de movilizar su agresión e impresionar a otros con
un comportamiento que el mismo experimenta como poco profundo, vacío o falso.

La teoría caracterológica del desarrollo es importante para el trabajo clínico porque,


entre otras cosas, ayuda al terapeuta sugiriéndole qué buscar en la historia, estructura de
creencias, actitud, auto-representación y sintomatología para facilitar la comprensión que
yace debajo de la expresión observada y ayudar al cliente a comprender esto él mismo. Una
vez logrado esto, la teoría del desarrollo tiene algunas prescripciones para resolver estos
problemas. En el caso del perfeccionismo por ejemplo, el individuo necesita aprender que
sus impulsos sexuales, agresivos y competitivos son humanos, normales y correctos y que
no pueden ser subyugados a su voluntad; o necesita aprender que su perfeccionismo es una
expresión de una grandiosidad no resuelta en el desarrollo temprano para lo que debe
conectarse con una autoestima más realista, modulada, “constante” basada en la
integración de lo maravilloso y también limitado que hay en él.
Volviendo ahora al problema del obsesivo compulsivo, nos podemos preguntar
¿cuándo se desarrolla? No es posible responder a esta pregunta tan exactamente como
quisiéramos. Sin embargo, sabemos que los niños comienzan a operar sobre la base de
patrones culturales alrededor de los dos años de edad (Gopnick & Meltzoff, 1984). La
investigación experimental del desarrollo indica que un número de factores operativos en
esta adaptación particular se desarrollan un poco más tarde que lo que hemos visto en los
problemas caracterológicos revisados hasta aquí.
Por ejemplo los niños no saben distinguir entre eventos mentales y físicos (Wellman
& Estes, 1986) hasta alrededor de los tres años de edad. Es también cerca de esta edad
cuando ellos comienzan a ser capaces de distinguir entre resultados accidentales e
intencionales en sus juicios de historias y lo que le sucede a los personajes en ellas (Yuill &
Perner, 1988). Esta investigación también es relevante porque documenta el largo período
infantil durante el cual hay confusión entre causas y efectos en las relaciones reales.
Adicionalmente, no es hasta los seis años de edad que los niños comienzan a utilizar
estrategias puramente mentales para regular sus sentimientos (Bengtsson & Jonson, 1987),
y a tomar roles morales y convencionales seriamente (Tisak & Turiel, 1988). Estos hallazgos
indicarían que la estrategia para vivir según estas reglas y la estrategia puramente mental
de tratar de regular los impulsos por la voluntad se desarrollan relativamente tarde. Aún
más, la observación naturalista tiende a confirmar la posición original de Freud, de que el
interés sexual, la seducción y la conducta de rivalidad que muestran los niños tampoco
aparece hasta los cinco años. Así, cuando la conducta obsesivo compulsiva es el resultado

40
de estos eventos edípicos, toda la información disponible indicaría que esta adaptación se
manifiesta relativamente tarde y que continúan desarrollándose más adelante.
Entre paréntesis, es probablemente cierto también, que estas estrategias en servicio
de otras funciones (apoyar un self debilitado) sean dominadas también relativamente tarde
incluso aunque ellas puedan ser motivadas por una lesión del desarrollo ocurrida
considerablemente antes. Este fenómeno de superposición posterior de estrategias más
sofisticadas para tratar con un complejo primitivo es bastante consistente con el tipo de
teoría del desarrollo caracterológica que estoy tratando de integrar aquí.

La pieza final de la teoría, que necesita ser enfatizada, es el grado hasta el cual la
solución obsesiva compulsiva vincula al individuo a uno de sus padres, quien es,
particularmente en este caso, extremadamente contingente en su respuesta al niño. Cuando
el niño es muy bueno, él puede obtener alabanzas o al menos ausencias de críticas. Cuando
el padre es muy demandante, sin embargo, el niño puede alimentar la ilusión de que si
fuera un poco mejor, podría tener un contacto positivo no calificativo con el padre. Siendo
esto así, el punto más difícil de comprender aquí, es que la adopción por parte del niño de
los patrones del padre y los intentos para cumplir con ellos, entregan la conexión social y la
auto-identidad que todos requerimos. Este vivir según los patrones familiares y ser el tipo
de niño que se espera que uno sea define el self y mantiene el contacto necesitado. La
rigidez de la norma puede ser explicada como la combinación, en este caso tan obvia, de la
evitación del castigo, el mantenimiento del contacto, y a través de este, la emulación. Así,
es el miedo a la repetición del castigo, al igual que el miedo al aislamiento, tanto del sí
mismo como de las familias, lo que mantiene el patrón patológico que de otra forma le
parecería absurdo incluso al individuo mismo.

En cierto sentido, el obsesivo compulsivo necesita sensibilizarse a sus propios


sentimientos mediante un proceso gradual de destaparlos y frustrarlos óptimamente para
que ello ocurra. Casi todos los expertos en este síndrome están de acuerdo en que es
importante mantener al cliente en el aquí y ahora y alentar una mayor atención a los
sentimientos que a los pensamientos. En este sentido, la relación terapéutica,
transferencial, contratransferencial y real es particularmente un buen foco terapéutico
debido a su inmediatez y realidad potencial. El error terapéutico más común en estos casos
es una colusión con la relación intelectualizada, distante y sin afecto de los eventos y con
los otros, por un terapeuta que es él mismo un obsesivo compulsivo o cuyo método puede
fallar fácilmente en esa dirección. (Por ejemplo, terapias cognitivas o conductuales o
psicoanálisis pedagógico).

41
TABLA 10

CARÁCTER EDÍPICO: OBSESIVO COMPULSIVO

1.- CONSTELACIÓN ETIOLÓGICA


Crianza demandante, rígida, persistente y apegada a reglas, especialmente
alrededor del entrenamiento en socialización, en controlar los impulsos, en “domar” la
expresión sexual, competitiva y agresiva. En este control no hay invasión e intrusión de los
procesos naturales del organismo ni aplastamiento de la voluntad como ocurre en el
masoquismo. En lugar de esto, el niño es alentado a través del castigo, refuerzo y ejemplo
a usar su voluntad para domar todos los aspectos de sus impulsos animales, conducta
espontánea, naturaleza competitiva, sentimientos de ternura, etc. A medida que el
individuo logra esta reserva y auto posesión exageradas, adquiere el tipo de
comportamiento rígido, juzgador y controlado que caracteriza esta personalidad. Las
obsesiones y compulsiones sirven para mantener esta actitud emocionalmente restringida
al alejar afectos e impulsos.

2.- CONSTELACIÓN DE SÍNTOMAS


Poseído por una dirigida y presionada tensión a hacer lo correcto, imperativo o
necesario. Esta imposición de necesidad objetiva o autoritarismo es constante y
penetrante, resultando en una vida de continuos esfuerzos relacionados con propósitos
aprobados por la sociedad. Las expresiones espontáneas, las elecciones personales o
cualquier sentimiento genuino tienen dificultades para manifestarse. La rigidez de la
postura corporal, moral y en otros juicios o actividades de rutina es categórica. Esta
personalidad sujeta a reglas está incómoda con la libertad, y la liberación de una
preocupación conduce a la ansiedad y al rápido reemplazo por otra preocupación
tensionante como objeto de rumiación continua. El perfeccionismo y el dejar para más tarde
están a menudo presentes generados por el miedo a no hacer lo correcto. Similarmente, la
dificultad para tomar decisiones refleja el miedo a una expresión personal espontánea que
puede estar mal. La conducta social puede ser pedante, sin afecto y pomposa, con un
énfasis en desempeñar un rol social correcto. La depresión y los pensamientos intrusivos,
especialmente los de naturaleza hostil o sexualmente sádicos son a menudo problemáticos,
junto con los pensamientos obsesivos y conductas compulsivas que, en este nivel
sintomático, son experimentados como extraños y controlando al individuo.

3.- DEFENSAS
La rumiación, los rituales, la vida regida por reglas sirve para eliminar la necesidad
de acceder a los impulsos o deseos. La duda, indecisión, dejar para más tarde, atención
cambiante y postura rígida sirven para abrumar el acceso cognitivo y afectivo a los
contenidos alejados.

4.- DESICIÓN DE GUIÓN Y CREENCIAS PATÓGENAS

42
“Yo debo haber hecho algo malo”. “Yo debo hacer lo correcto”. “Nunca voy a cometer
un error”. “Debo contenerme o voy a perder el control”.

5.- AUTO REPRESENTACIÓN


Conscientemente, el individuo se ve a sí mismo como consciente, responsable,
trabajador, correcto moralmente y en otros aspectos, tratando duro de ser el tipo correcto
de persona. Se experimenta a sí mismo como vinculado por el deber para seguir un grupo
de reglas o principio determinados externamente y no como un agente libre con respecto a
sus propios deseos y juicios. Inconscientemente, como ilustran las decisiones de guión y
creencias patógenas, él alberga el sentimiento de que ha hecho algo terriblemente malo y
debe mantenerse bajo control estricto para no transgredir nuevamente.

6.- REPRESENTACIONES Y RELACIONES OBJETALES


El individuo tiende a ver a los otros como la personificación de la autoridad, a la cual
está sujeto o como sujetos de su autoridad Esto le da un sabor de uno arriba / uno abajo en
sus relaciones, las cuales a menudo son formales y con mucha atención al rol correcto como
esposo, padre, superior, subordinado, etc. Las luchas de poder a menudo caracterizan las
relaciones, particularmente donde las reglas rol-relación son poco claras, o donde puede
haber desacuerdo con respecto a estas reglas. Los otros a menudo encuentran a estos
individuos frustrantes debido a la falta de conexión significativa o comunicación real
experimentada, la rigidez de los valores y la conducta, el afecto mortecino y la
aparentemente innecesaria tensión y presión que ellos crean con ellos mismos y en los
otros.

43
SEGUNDA PARTE

ESTILOS DE CARÁCTER

CAPÍTULO V

La Experiencia Esquizoide

ETIOLOGÍA

A medida que el infante humano despierta al mundo social, puede que no sea
recibido por alguien que le dé la bienvenida, establezca contacto y responda a este ser
totalmente dependiente. De hecho, los padres pueden ser fríos o bruscos, rechazando al
niño y resintiendo su existencia. Por supuesto que la reacción parental puede no ser tan
extrema y consistente. Pero sabemos que muchos niños no han sido deseados, y aquellos
que han sido deseados conscientemente, no siempre son deseados sin ambivalencias. Más
aún, muchos padres que creen querer tener hijos se dan cuenta de lo contrario cuando se
les impone el impacto total de este ser humano del todo dependiente, cuando las
circunstancias cambian, o cuando los recursos de que disponen para afrontar la realidad de
criar al hijo son menores que lo que se imaginaban.
Quizás, incluso más común es la situación en la cual los padres piensan que quieren
tener un hijo pero lo que quieren en realidad es un reflejo ideal de su propio self
idealizado. Quieren “un bebé perfecto” en vez de un ser humano con elementos de
naturaleza animal. Cada infante va a desilusionar tarde o temprano este ideal, provocando
el rechazo y la rabia de los padres. En cada caso, es la vida real y espontánea en el niño lo
que provoca el rechazo y el odio parental.
Cuando uno aparea la realidad común del niño odiado con el entendimiento de que
el nuevo ser humano “empollado” no puede distinguir de modo consciente entre el self y el
cuidador, se puede comenzar a especular acerca de la naturaleza de tan desafortunado
resultado. No estoy diciendo que el infante opere con una fantasía de simbiosis, solo que el
niño no es lo suficientemente consciente como para conceptualizar la distinción Yo-Tú.
Uno puede imaginarse que cuando el cuidador es muy brusco, el niño puede querer
volver al lugar de donde provino el desapego, que es su única vía de escape. El tratamiento
frío u odioso del cuidador puede ser total o parcial, continuo o periódico. El retraimiento
defensivo del niño será más profundo a raíz del maltrato infantil repetido, que como
respuesta a arranques ocasionales o frialdad periódica de parte del cuidador. Este continuo
de fracaso ambiental va a reflejarse en el continuo estructural resultante presentado en el
capítulo 1, Trastorno de personalidad, Neurosis del carácter y Estilo del carácter.
Winnicott (1953) se refiere al concepto de “maternaje suficientemente bueno” para
describir la habilidad requerida de cuidado empático que va a llevar al recién nacido al
estado de simbiosis, manteniéndolo allí hasta que el proceso de diferenciación le permita
llegar a la individuación consciente. En los casos en los cuales el maternaje no es
“suficientemente bueno” -y más bien es abusador y castigador- resultará un
distanciamiento, despego, y eventual escape del contacto social. A raíz de la naturaleza muy
primitiva de los procesos cognitivos en este punto del desarrollo, es difícil entender
exactamente como es que es interpretada esta cadena de eventos a cualquier nivel mental.
Sin embargo, podemos asumir que en un nivel muy primitivo de consciencia, y luego a
niveles más complejos de entendimiento, el infante experimenta un miedo intenso, que
algunos han llamado miedo de aniquilación (Blanck y Blanck, 1974; Lowen, 1967).
La respuesta natural inicial del niño a un ambiente frío, hostil y amenazador es
terror e ira. Aún así, el terror crónico es una posición insostenible desde la cual llevar una

44
vida, al igual que ocurre con la rabia crónica. Más aún, una rabia tal invita a la revancha,
que se experimenta como aterradora y amenazante. Es así que el niño se vuelve contra si
mismo, suprime las respuestas naturales que siente, y utiliza las defensas muy primitivas
disponibles en este período temprano para hacerle frente a un mundo hostil. Como parte
del retiro hacia adentro, el organismo deja de vivir de modo esencial para preservar su
vida. La habilidad de hacer esto está limitada por el desarrollo del ego del niño en este
período. Sin embargo, a través de los meses de simbiosis el niño puede regresar al período
previo del desarrollo al cual Mahler llamó autismo. Durante este período temprano, el niño
esta más replegado en si mismo y menos reactivo que lo que estará dentro de poco. El odio
del padre cuidador será introyectado y comenzará a suprimir la fuerza de vida del
organismo, de modo tal que el movimiento y la respiración se inhibirán, desarrollándose
una rigidez involuntaria de la musculatura para restringir la fuerza de vida.

La experiencia terapéutica con clientes que comparten este tipo de historia sugiere
que tarde o temprano ellos toman dos decisiones a nivel de sentimientos: (1) “Hay algo en
mí que no está bien”, y (2) “No tengo derecho a existir”. Estas representaciones cognitivas
pueden por supuesto ser conscientes o negadas, pero a un nivel fundamental de existencia
el individuo ha tomado la respuesta del ambiente de modo personal y la ha incorporado
dentro de su autoconcepto. Aumentando este efecto, está el hecho de que a este punto
simbiótico del desarrollo no hay una diferenciación consciente entre uno mismo y el que lo
cuida. Se trata de la asimilación preverbal de estas condenatorias “decisiones de libreto” lo
que las hace ser tan insidiosas y difíciles de cambiar.
Una forma para obtener una apreciación del dilema inicial de la persona esquizoide
es recordar aquellos tiempos cuando usted ha estado en un supermercado, lavaseco u otro
lugar público y ha sido testigo de la explosión de una madre o un padre con respecto a su
niño pequeño. Este ejemplo público de maltrato infantil demuestra que la pérdida de
control parental es algo común, y uno no puede dejar de sorprenderse acerca de los límites
de este tipo de arranques. Presumiblemente, el niño mismo no está seguro de estos limites
tampoco, y puede ser que ocasionalmente el padre haya ido bastante mas allá de los meros
gritos o el castigo corporal menor. En estas circunstancias públicas, puede que usted haya
sido testigo como es que el niño mismo asume el rol maternal y hace todo lo que sea
necesario para lograr que el padre se controle a si mismo y abandone la situación. En
padres con estabilidad emocional marginal, estos arranques abusivos a menudo tienen muy
poco que ver con lo que el niño ha hecho o ha dejado de hacer. Como resultado de esto, el
niño desarrollará a menudo más bien un estado de profunda vigilancia como también la
habilidad para ser padre de sus propios padres cuando la pérdida de control es eminente o
ya ha ocurrido.
La neurosis o el estilo del carácter esquizoide puede también ser creado por
ambientes que son crónicamente fríos aunque no exista negligencia con relación a
necesidades físicas ni haya tampoco una abierta hostilidad. El rótulo de “niño odiado”
parecería ser en estos casos una exageración. Para apreciar la verdad metafórica de este
rótulo, uno debe ponerse a sí mismo en el lugar de aquel niño que tiene una necesidad
innata de obtener un alto monto de armonía y cariño. La ausencia de tal calor humano y
cuidado da como resultado un tipo de existencia descorporizada.
Como será expuesto con mayor detalle con la exploración del comportamiento, las
actitudes y los sentimientos de esta estructura del carácter, el niño odiado comienza a
encontrar un puerto seguro en el retiro hacia ámbito cognitivos y espirituales. “Si mi madre
no me ama, entonces Dios lo hará” y si el mundo parece ser hostil, se trata realmente de
una unidad beneficiosa en la cual la vida actual de uno es apenas un relámpago en la
eternidad y “la vida en este plano físico es realmente irrelevante”. De esta manera, la vida
es mas bien, espiritualizada que vivida. El niño odiado puede ser aquel que ama a la
humanidad, pero se aleja casi de modo automático de la cercanía requerida en una relación
amorosa concreta.
A medida que la persona madura, aumenta la sofisticación y complejidad de las
defensas, mientras que a un nivel emocional profundo la estructura defensiva es muy

45
primitiva y esencialmente refleja negación de lo que realmente ocurrió en relación a la
persona que sirvió de madre. Aquella relación congela la situación presente en la simbiosis,
un deseo insatisfecho de lograr una reunión intima por un lado y un rechazo automático de
fundirse por el otro. La situación simbiótica congelada lleva a una propensión continua de
introyectar completamente las ideas, características y sentimientos de los demás, como
también a una tendencia a proyectar tanto los buenos como malos sentimientos y
motivaciones sobre los demás. En esta estructura del carácter no hubo esencialmente
jamás un apego simbiótico completo que llevara a una posterior individuación con
funcionamiento autónomo. La experiencia del niño odiado es: “mi vida amenaza mi vida”. La
apariencia de independencia y desapego de esta persona rabiosa y básicamente asustada es
puramente defensiva, habiendo una detención del desarrollo en el proceso de humanizarse
y una detención de la vida antes de que ésta realmente comenzara.
La investigación clásica de Ainsworth, (1979) y todo el trabajo que ha desarrollado
es muy relevante para nuestro entendimiento de los patrones de carácter y adaptación
formados en el primer año de vida. Como los trabajos de Bowlby y Mahler, la investigación
de Ainsworth es observación relativamente pura que emplea categorías globales y
cualitativas de observación. En su procedimiento, una madre y su hijo de un año son
llevados a una pieza de juegos. Después de un período relativamente corto de adaptación se
le pide a la madre que abandone la pieza y regrese luego a una hora predeterminada.
Ainsworth y sus colegas encontraron que eran capaces de caracterizar de modo confiable el
patrón o síndrome de comportamiento del niño en esta situación. Más aún, los tres patrones
o síndromes que delinearon mostraron una extraordinaria predictibilidad a adaptaciones
futuras hasta los cinco años de edad.
En el primer patrón, llamado “apego ansioso/evitativo”, los bebés mostraron poca
resonancia afectiva con sus madres, teniendo escasa preferencia por interactuar con ella en
relación al interés mostrado por un examinador extraño. Los niños fueron capaces de
explorar la pieza de modo independiente, demostrando no perturbarse o hacerlo en grado
mínimo cuando sus madres se iban. En todos los casos, el comportamiento más destacado
ocurrió al regreso de la madre. En ese momento, estos bebés ignoraron de modo activo a
sus madres, y una buena parte de estos niños incluso les dieron la espalda. En “apego
seguro” el niño parecía usar a la madre como una base segura para la exploración. El niño
se separaba fácilmente de ella para explorar el medio ambiente, pero también compartía
libremente su experiencia con la madre, estando ambos más sintonizados en lo afectivo. El
niño era consolado de modo rápido por cuando estaba alterado, pudiendo volver
rápidamente al juego luego del consuelo materno. Cuando se alteraban por la partida de la
madre, estos niños volvían a ellas para obtener consuelo y reconexión a su regreso. Si no se
alteraban por la partida de la madre, lo que también ocurrió en estos bebés apegados y
seguros, al regreso de las madres las reconocían, les daban la bienvenida y se acercaban a
ellas muy contentos. Todos estos comportamientos indican cuando un niño tiene un apego
positivo y no ambivalente hacia la madre.

Para nuestros fines, esta investigación es importante por un sinnúmero de razones.


Estos patrones de apego parecen estar establecidos al año de edad y son buenos
predictores de los mismos tipos de apego que se observarán seis meses más tarde.
(Main&Weston, 1981; Waters, 1978), mostrando también ser buenos predictores de la
forma de relacionarse con profesores y compañeros hasta los cinco años de edad, siempre
teniendo la ventaja aquellos que lograron un apego seguro al año de vida (p.ej. ver
Easterbrook&Lamb, 1979; Lieberman, 1977; Matas, Arend&Sroufe, 1978; Waters,
Wippman&Sroufe, 1979).
Consistente con nuestro modelo de desarrollo, los patrones cruciales de relacionarse
con otros se establecen bastante temprano en la vida. Mientras que algo de esto puede
tener relación con patrones genéticos, pienso que gran parte de ello se relaciona con la
relación padre-hijo. Si es que no es obvio hasta aquí, el apego ansioso/evitativo es
virtualmente idéntico a lo que estoy describiendo como oral. Cuando ya se ha alcanzado la
adultez, estos patrones pueden estar entremezclados con otros patrones caracterológicos.

46
Más aún, puede que estén cubiertos de modo eficiente por los estilos defensivos o las
habilidades sociales. Aún así, la fenomenología a la base del apego ansioso/evitativo o
ansioso/resistente permanece y caracteriza el proceso del individuo.

CIRCUNSTANCIAS EXTERNAS Y DOTACIÓN GENÉTICA

Algún elemento de la estructura esquizoide parece ser aparente en muchos


pacientes que se presentan a sí mismos a tratamiento. Al comprender la prevalencia de
estas fallas en el apego y los resultados asociados, es aconsejable considerar los efectos de
una circunstancia externa particular durante el período simbiótico, que puede haber puesto
a la figura materna bajo una demanda considerable, disminuyendo aún más la habilidad de
ella para establecer contacto y aceptar al bebé. Por ejemplo, una madre que habría sido
“suficientemente buena” bajo circunstancias ordinarias, puede no serlo si pierde a su
esposo por divorcio, fallecimiento, o servicio militar. La experiencia de enfermedades
graves tempranas del niño y en particular la hospitalización pueden perturbar de modo
severo el apego. El niño puede experimentar el quiebre de la impermanencia del objeto
durante este sensible período, junto con dolor severo y agonizante asociado al tratamiento
administrado por el cuidador u otros. De modo similar, la guerra, la depresión económica o
las catástrofes ambientales, pueden estar involucradas en la disminución de las habilidades
de los padres para establecer contacto y ser amorosos durante este crucial período.
Obviamente, hay niveles de ambientes más o menos odiosos y faltos de contacto, en tanto
que los eventos ambientales pueden fomentar o disminuir la calidad de vida en simbiosis.
Hay considerable variación individual en la habilidad del niño para mantener una
relación humana. La habilidad innata del niño para proveer a la figura materna con los
signos no verbales en los cuales ella base sus respuestas, va a diferir. Algunos niños van a
buscar el mantener la proximidad en un grado mayor que otros, o responderán más al
contacto motor. Las diferencias individuales que afectan el proceso de apego han sido
descritas por aquellos que han observado de modo sistemático estas interacciones entre los
cuidadores y los niños (por ej. Bowlby, 1969; Murphy & Moriarty, 1976). Parece ser claro
ahora que una buena parte del autismo infantil grave es el resultado de algunos procesos
internos del niño, y no primariamente la función de la influencia ambiental (Judd &
Mandell, 1968). Mientras que el foco del presente trabajo estará en las influencias del
ambiente, los efectos de las circunstancias externas tempranas y la dotación genética
deben ser tomados en consideración en cada caso individual.

AFECTO, COMPORTAMIENTO,

AFECTO
El concepto psicoanalítico de detención del desarrollo asume que los recursos
cognitivos y del comportamiento, así como la forma de expresión afectiva, se han congelado
de una manera muy significativa en el punto de frustración ambiental grave. Por esto, en el
caso clásico del niño odiado, hay una detención en el período de apego-vinculación, y en
algunos casos incluso en el período previo, al cual puede ser que el niño regrese como
defensa. En el área de los afectos o sentimientos, el clásico carácter esquizoide puede
caracterizarse de modo más significativo al subrayar, a menudo de modo inconsciente, los
sentimientos de terror e ira en respuesta a un ambiente que amenaza la supervivencia. El

47
terror puede estar circunscrito a fobias; y en individuos más conscientes puede ser
percibido como ansiedad generalizada o tensión inespecífica ante las situaciones sociales o
la intimidad. Puede ser que se agregue una expresión general de desagrado, falta de
pertenencia al mundo o una sensación de irrealidad acerca de la conexión personal con el
todo.
En aquellos que comparten esta condición esquizoide, pero a pesar de eso se
defienden de ésta, será característica la ausencia de cualquier afecto espontáneo real y una
forma de autoexpresión que es algo mecánica. Puede haber una hiper-racionalidad y una
tendencia a ver a aquellos que son emocionales como irracionales, fuera de control o
desquiciados. Puede que de modo concomitante haya una cualidad “como sí” en la
expresión de los sentimientos, casi como si la persona estuviera actuando de mala manera
un rol esperado. En algunos casos la persona puede expresar preocupación acerca de lo
que “se debe sentir” bajo determinadas circunstancias.
En la aclamada película Ordinary People, Conrad ingresa a psicoterapia en su
adolescencia, movido por la tensión de no ser ya capaz de controlar poderosos estados
afectivos negativos. Al inicio del tratamiento, refiere necesitar más control emocional y
relata un incidente ocurrido después del funeral de su hermano, en el cual no sabe que
decir o cómo sentirse, y se pregunta como se sentiría y que diría en esa situación el
personaje de TV John-Boy. El retrato que Timothy Hutton hace de Conrad en esta película
es una de las mejores ejemplificaciones actuales de una persona con esta estructura del
carácter. Y, Mary Tyler Moore brinda un buen retrato de un tipo de cuidado maternal
“esquizofrenizante”.
En suma, el sentimiento más básico a la base del niño odiado es el de terror,
asociado con aniquilación o, en un nivel adulto, con impedimento para salir adelante en la
vida. Todas las defensas se organizan para evitar el rechazo y el fracaso. Mientras más
completas las defensas contra el miedo, más extremo el retraimiento hacia un
comportamiento de tipo mecánico y una ausencia total de cualquier sentimiento aparente.
A un extremo aún mayor que el del terror, usualmente hay negación y evitación de
las emociones de la rabia y la ira. En la infancia, la rabia destructiva podría causar la
destrucción del cuidador, y por lo tanto del niño mismo al provocar la venganza destructiva
del cuidador. Así, la represión de esta emoción está al servicio de la conservación de la vida.
Lo que se ha encontrado en pacientes adultos, es una típica evitación o retiro del conflicto,
una incapacidad para enojarse o tolerar el enojo en los demás, y una propensión para
expresar la rabia, si es que se la expresa, como retiro pasivo-agresivo. El niño odiado ha
aprendido a abandonar antes que a pelear, y siente que la rabia es inútil y no lleva a
ninguna parte. A menudo, el niño odiado niega completamente su propia rabia, e
idealizando y espiritualizando su propia naturaleza amorosa.
A medida que estos individuos se dan más cuenta de sus profundos niveles de rabia,
a menudo expresan considerable temor de su propio poder destructivo. La fantasía es que
pueden perder súbitamente el control, destruyendo todo y a todos a su paso. Las súbitas
explosiones de ira que dan cuenta de un joven tranquilo y retraído que de pronto y sin
asumirlo incluso balea a gente inocente desde la azotea de un edificio sugiere que esta
fantasía ocasionalmente se torna realidad. En el transcurso de una terapia bien organizada,
en la cual la capacidad de tolerar sentimientos se desarrolla de modo sistemático, las
defensas existentes se hacen conscientes, fortaleciéndose y disolviéndose de modo gradual,
hay un peligro menor de que ocurra algo así. Sin embargo, no es infrecuente que en el
curso del tratamiento se deje entrever una rabia socialmente inadecuada, de hecho, a
menudo es útil para los individuos esquizoides que experimenten la pérdida de control, la
cual, aunque sea motivo de arrepentimiento, usualmente no se acerca siquiera a la temida
fantasía. De modo similar, es útil para estas personas el experimentar un reacercamiento a
aquellos a los cuales les han expresado rabia, viviendo la experiencia de que la pérdida de
control de ésta emoción no da como resultado la aniquilación de alguien y normalmente no
provoca incluso desamor prolongado.
Creo que el contexto terapéutico es particularmente valioso en proveer una
atmósfera en la cual pueda expresarse un alto monto de rabia sin que esto tenga

48
consecuencias negativas en el ambiente. Es importante advertir sin embargo, que esto no
debe ser hecho de modo prematuro, antes de que se hayan desarrollado las capacidades de
tolerar esta experiencia afectiva y auto observar la liberación de la rabia.
Siempre cuando hay una muerte en la familia hay pesar y tristeza. Cuando hay
muerte del self, como en la experiencia esquizoide, hay un duelo similar por el self que
podría haber habido sido, y por la relación amorosa que se esperaba instintivamente pero
que no ocurrió. Como consecuencia, el afecto de tristeza, pesar, o depresión es común en
individuos con esta estructura caracterológica. Es generalmente el afecto menos suprimido,
aunque su expresión activa al llorar o sollozar profundamente puede estar parcial o
totalmente ausente Como con los otros afectos, no es experimentado total o profundamente
por el organismo; más bien, puede ser experimentado como un estado depresivo crónico
prolongado o periódico, caracterizado mas bien por un retraimiento y una aflicción de
lloriqueo, que por un pesar sentido profundamente. Con el objeto de seguir adelante con la
vida, el niño odiado también tuvo que negar este sentimiento, y perseverar, a pesar de la
condición depresiva crónica a la base. Una depresión de este tipo, en especial cuando se
acompaña de ideación suicida, con el término de las funciones de auto cuidado, y el propio
reconocimiento de que se está inhabilitado para sentir cualquier otra cosa, puede
perfectamente ser el motivo por el cual consultan aquellos con esta historia general y esta
estructura del carácter.
Así como hay muy poco afecto negativo en esta estructura, en forma concomitante
hay una ausencia de afecto positivo. Las posibles excepciones a esto incluyen una euforia
infundada que se observa a menudo, gatillada por alguna idea religiosa o filosófica o
inducida en forma artificial por drogas. En estas situaciones, puede haber euforia pasajera
y artificial que está en relación con el experimentar brevemente la ilusión de simbiosis—
esto es, es cuando se encuentran por breves instantes la religión, la idea, la pareja o el
estado drogado que da respuesta a todas las plegarias. Por supuesto, este estado elevado de
cosas siempre se acaba, y la persona regresa al estado afectivo esencial que la
caracterizaba antes de la elevación ilusoria.

COMPORTAMIENTO
El comportamiento del niño no querido o insuficientemente querido variará en
múltiples dimensiones básicas. El o ella serán capaces de funcionar en el mundo
dependiendo de cuan bien puedan ser controlar y manejar los poderosos afectos a la base.
Aunque el control puede tener otros efectos negativos, tales como la enfermedad
psicosomática, que discutiremos más adelante, o la disminución de la capacidad para
cualquier tipo de relación cercana, le permite a la persona funcionar. En la medida en que
esto no sea llevado a cabo, uno estará enfrentado a un individuo que es extremadamente
sensible a cualquier brusquedad proveniente del ambiente, que tiene dificultades en
mantener un compromiso sostenido con cualquier trabajo o relación, y que huirá, a menudo
en un estado más o menos disociado, de una y otra cosa. Así, en la medida en que los
afectos a la base estén disponibles, uno se verá enfrentado con un individuo que parece ser
bastante frágil y susceptible de caer en estados emocionales perturbadores, confusión, e
incluso pérdida de contacto con la realidad. Esta forma de relacionarse con la realidad
puede expresarse de modos bastante atenuados como sentir estar “volando en el espacio”
hasta estados de fuga más profundos o períodos de comportamiento de tipo psicótico.
En la medida en que las defensas le permitan al individuo ser más eficiente en el
mundo externo, uno tiene mayor probabilidad de encontrar a un individuo que se repliegue
a sí mismo dentro de actividades que le brinden algún reconocimiento público, mientras
evita involucrarse en otras áreas. Por ejemplo, puede tratarse de un experto en
computadoras, una renombrada bailarina de ballet, o un abogado trabajólico con una
historia aparentemente ausente, tardía, o dañada de relaciones íntimas. En aquellos menos
dañados, puede haber una relación estable con una pareja o familia, pero con poca

49
intimidad o contacto emocional. Puede ser que la persona tenga incluso la habilidad para
jugar el rol de un individuo asertivo y dominante en ciertos contextos aislados (por ej. en la
sala de clases o en la corte), en franco contraste con la timidez e ineficiencia que despliega
en otros contextos sociales.
La clave para el entendimiento de la estructura esquizoide es la desconexión del
individuo de sus propios procesos vitales: corporales, sentimentales, de la intimidad con los
demás, de la comunidad, y a menudo incluso de aquellos objetos inanimados tales como la
comida, la naturaleza, etc. Excepto en aquellas áreas en donde un individuo puede haber
obtenido logros excepcionales, hay una tendencia universal a evitar enfrentar la vida sin
temor, a dar vuelta la cara, a alejarse de la confrontación o la cercanía, a aislarse en su
propio espacio o a emigrar internamente del contacto. La persona misma puede no darse
cuenta de esta tendencia, dado que a menudo es una respuesta automática e inconsciente a
la amenaza. Incluso en áreas en que han tenido grandes logros, casi siempre existe
ansiedad severa y a menudo debilitante de llevar a cabo alguna realización, por cuanto la
identidad de la persona está tan investida en aquella realización que cualquier posibilidad
de error o fracaso representa la aniquilación del self. A menudo estas tendencias se
expresan en perfeccionismo y autoboicot. Como se indicó anteriormente, la persona
esquizoide a menudo descubre que el perseguir procesos mentales y logros es un puerto
seguro, en tanto la protege de la vida misma. Dado que el carácter esquizoide no se puede
identificar con la vida en el cuerpo, para desarrollar un sólido sentido nuclear necesita
encontrar eso en alguna otra parte. Los intentos defensivos para ganar el reconocimiento
externo y la auto-aceptación a través del logro, que a menudo involucra a las habilidades
mentales, son comunes en esta estructura. Esta es a menudo la única vía por medio de la
cual este individuo se contacta con el mundo, se expresa a sí mismo, gana aceptación y
reconocimiento, y puede sentir quien es y donde pertenece. El fracaso en esta área puede
dar lugar a una depresión grave con pensamientos y comportamientos suicidas.
Al servicio de la negación del odio y la frialdad del que fue objeto, el carácter
esquizoide ofrece de modo típico a los demás lo que él mismo no recibió. Esto es, su self
ideal tiene la característica de ser muy aceptador de los demás, cree en dejar que los otros
sean lo que son. Si la hostilidad hacia sí mismo o los otros comienza a emerger, es
experimentada como muy amenazante y habitualmente no puede ser actuada a menos que
haya disociación o una excusa egosintónica para expresarla. Paradójicamente, algunos
individuos esquizoides serán experimentados como bastante controladores en las
relaciones, particularmente las cercanas. Estas personas, a menudo en el rango de los
trastornos de la personalidad, mantienen bajo control los sentimientos arcaicos de terror y
rabia vigilando de cerca cualquier circunstancia que pudiera gatillar estas emociones. Por
esto, puede que evalúen cuidadosamente cada acción que involucre a otro e insistan en
retener el control. En la psicoterapia u otras relaciones cercanas por ejemplo, puede ser
que estén todo el tiempo regulando la cantidad y profundidad del contacto para mantenerse
a salvo. Esto hará que el otro se sienta controlado. Las batallas resultantes por el control
pueden ser intensas porque el esquizoide literalmente siente que está luchando por su
vida.
Junto con todo esto, a menudo hay una necesidad consciente de ser especial. Como
una manera de negar la realidad de no haber sido amado, incluso odiado, rechazado y
abusado, hay una idea compensatoria de ser especial, de la que el individuo se da cuenta de
una u otra manera. Esto puede reflejarse a través de logros reales en la ciencia o el arte o a
través del logro ilusorio del tipo que tan bien queda retratado en el carácter narcisista de
Robert de Niro (Rupert Pupkin) en la película “King of Comedy”. Cuando este ser especial,
real o ilusorio, es amenazado, se acentúa la defensa y eventualmente colapsa la estructura.
Recuerdo uno de mis clientes, un exitoso médico mayor que ejercía ya 40 años, quién
expresó, “Creo que he trabajado tan duramente toda mi vida, para tratar de olvidar que no
tengo el derecho de existir.” El tema esquizoide esta relacionado fundamentalmente con la
existencia y aquellos que tengan que habérselas con este tema, van a tratar de encontrar
algo que justifique su existencia. Su derecho a existir está siempre siendo cuestionado,

50
habiendo una extraordinaria ansiedad ante la posibilidad de que la justificación de su vida
fracase.

51
RESUMEN
La experiencia esquizoide implica básicamente un fracaso en un proceso de apego al
comienzo o cerca del comienzo de este proceso. Esta falla ocurre cuando los recursos
cognitivos y estructurales del organismo son mínimos. Como consecuencia, los mecanismos
de defensa que debe usar el individuo para enfrentar este asalto son primitivos: negación
primitiva, introyección y proyección. Estos mecanismos serán usados una y otra vez para
enfrentar el persistente tema de la existencia y la supervivencia, así como también
cualquier situación que gatille estos temas básicos de una u otra manera. Así, mientras las
funciones autónomas y otras habilidades cognitivas y del ego puede que se desarrollen muy
bien, a menudo incluso en grado extraordinario, existe esta vulnerabilidad estructural
básica en el organismo. En pocas palabras, es fundamental no subestimar el grado de daño
y la consiguiente vulnerabilidad en esta estructura del carácter.
A pesar de que parecen ser fuertes, los individuos con una estructura del carácter
esencialmente esquizoide deben, básicamente, afrontar el tema de la supervivencia, el
terror y la ira respecto a la amenaza de la existencia. Es importante que no se vean
sobrepasados por técnicas terapéuticas poderosas. Es esencial ayudarles a desarrollar la
tolerancia hacia la vitalidad de su propio cuerpo con el objeto de hacer más sólida su
confianza en la relación terapéutica, de modo que pueda ayudárseles a construir un ego
bien firme antes de que se enfrenten y contacten con los sentimientos que existen dentro de
ellos cuando las defensas se debiliten.

52
CAPÍTULO VI

El niño abandonado: El retraimiento simbiótico

"No hay experiencia a la que pueda ser sometido un


niño
que sea más propicia para elicitar intenso odio por la
madre
que la de la separación".
John Bolwlby(1960,
p.24)

"A veces me siento como un niño sin madre...muy lejos de


casa".
Ento com Odetta, Un Niño Sin
Madre

ETIOLOGÍA

Justo más allá del derecho a la existencia emerge la necesidad del infante humano
par ser nutrido, sostenido y tocado. Cuando estas necesidades no son satisfechas del todo,
se establece otro set de temas fundamentales, dando lugar a un ajuste caracterológico que
tradicionalmente ha sido llamado “oral”.
No todos los niños que han sido deseados de modo consciente son cuidados
adecuadamente, e incluso aquellos a los cuales se les otorga lo que parecen necesitar no
obtienen la consistencia de un cuidador único y emocionalmente disponible capaz de
elicitar y mantener un apego firme y saludable. La oralidad se va a desarrollar cuando el
infante es esencialmente deseado y el apego se forma en sus inicios de manera débil, pero
la nutrición se torna errática, produciendo abandono emocional repetido, o cuando la figura
primaria de apego literalmente se pierde y nunca se reemplaza de modo adecuado. La
simbiosis comienza pero nunca se completa y por lo tanto nunca se resuelve realmente. El
anclaje maternal no está fácilmente disponible y por lo tanto nunca se establece la
“expectación confiada y segura”.
Mientras la estructura del carácter esquizoide está centrada alrededor del tema de
la existencia, la vida del carácter oral se centra alrededor del tema de la necesidad. En el
comportamiento, actitudes y sentimientos percibidos habrá una polaridad en torno a
tendencias hacia un apego desesperado, miedo de estar solo o abandonado, y pobre auto
cuidado, superpuesto con una resistencia a expresar sus necesidades o pedir ayuda, una
sobre nutrición de los otros, y una grandiosidad independiente en los períodos de mayor
regocijo o maníacos.
Los casos de individuos con oralidad severa se caracterizan a menudo por abandono
materno o enfermedad grave de la figura materna. Mientras que se ha documentado que el
efecto de la pérdida real de una buena figura maternal sería más profundo después de los
siete meses de edad cuando ha comenzado el proceso de “diferenciación”, el caso más
común parece involucrar una persona maternal que genera una simbiosis débil o errática,

53
con una insuficiencia crónica en la habilidad de gratificar las necesidades. De modo opuesto
al carácter esquizoide, hay una cualidad de “pérdida del paraíso” en el oral. Éste ha
experimentado algún contacto adecuado y finalmente comenzado un apego en donde el
cuidador o es perdido o se experimenta como repetidamente incapaz de hacerse cargo de
su tarea en el apego.
Los cuidadores crónicamente enfermos, deprimidos o alcohólicos que tienen
relativamente poco apoyo externo, se cuentan entre los creadores primarios del carácter
oral. Para entender esto, imagínese a sí mismo como el padre único o primario de uno o
más niños muy pequeños, mientras usted tiene que afrontar fuera del hospital la peor
enfermedad que jamás haya tenido. Puede ser que usted ame a sus niños y quiera darles
todas las ventajas posibles, pero usted a duras penas tiene energía suficiente para manejar
su enfermedad y ciertamente no está en condiciones de hacerse cargo de una pandilla
activa. A poca distancia de la depresión crónica, el alcoholismo o la enfermedad, los padres
de los caracteres orales son a menudo simplemente a su vez orales. Como individuos que
tienen baja energía en forma crónica, de forma repetida fallan en responder de manera
adecuada a las necesidades de dependencia de sus hijos.
Tal como en la etiología del tema esquizoide, las circunstancias externas bajo las
cuales tienen que vivir los padres pueden contribuir a evitar que se reciba un cuidado
temprano adecuado. Una madre que puede tener la energía para ser lo “suficientemente
buena” para uno de sus hijos con el apoyo del marido y/o la familia extensa, puede ser del
todo inadecuada con dos o tres hijos, como madres soltera, o cuando se encuentra aislada
de su familia extensa. De hecho, creo que la vulnerabilidad de la familia nuclear en nuestra
altamente móvil cultura industrial es en gran parte responsable para la preponderancia
tanto de los temas esquizoides como orales en los clientes de psicoterapia.
El joven infante es por supuesto incapaz de estos insights sociológicos. Solo sabe que
le duele, física o emocionalmente, y que no está siendo liberado de esto.
Bowlby (1973, p.23) escribe: “el que un niño o un adulto se encuentren en un estado
de inseguridad, ansiedad o malestar, está determinado en gran parte por la capacidad de la
principal figura de apego de estar accesible y respondiente”. Al estudiar a niños separados
de sus madres, Bowlby observó un proceso de reacción de tres estados, en el cual el infante
primero protesta de forma aguda, segundo, cae en la desesperación, y tercero, finalmente
se rinde y se adapta de modo superficial pero desapegado. En la tercera fase del proceso, el
niño responderá al retorno de la madre no reconociéndola o retirándose de ella. Esto va a
estar seguido por un período de marcada ambivalencia hacia la madre que dura algún
tiempo después del regreso de esta última.
Podemos extrapolar de estas observaciones e hipotetizar que el infante que ha sido
dejado solo o desilusionado en forma repetida, eventualmente va a hacer todo lo que pueda
para adaptarse a la desilusión y al abandono. La molestia, protesta y desesperación
crónicas son demasiado dolorosas para vivir. El infante va a tratar de encontrar una
solución de compromiso para poder afrontar el dolor y la inmensa pena del abandono y de
las necesidades insatisfechas. Como con cada estructura del carácter, la auto-negación
comienza cuando la respuesta natural a la frustración crónica se torna algo demasiado
difícil de soportar. En este punto, el niño busca formas de bloquear sus propias respuestas
organísmicas para detener el dolor. En el caso oral este paso se transforma por lógica en,
“si no necesito nada, no puedo llegar a ser frustrado”. Esta estoica posición, en parte
satisfactoria porque aminora el dolor inmediato, no es muy realista para un ser totalmente
dependiente. Debe entonces recurrirse a otras maniobras para completar el compromiso.
Los antropólogos de la infancia han entregado claves concernientes al tipo de defensas
disponibles en los distintos estadios del desarrollo. Al resumir este trabajo, Blanck y Blanck
(1974) han descrito los recursos y funciones defensivas disponibles en niños de 6 a 9 meses
de edad, el período cuando la separación de la madre parece producir la reacción de
pérdida total antes descrita. De acuerdo a este resumen, la respuesta primaria de ansiedad
del niño cambia en este período desde el temor a ser aniquilado a temor por la pérdida del
objeto cuidador. Adicionalmente, a los mecanismos defensivos presentes
tempranamente de proyección, introyección y negación, se añaden las funciones defensivas

54
de identificación, desplazamiento, revocación y volverse en contra del self. Con todas estas
habilidades disponibles a nivel primitivo, el niño oral comienza a desarrollar su defensa
contra el sufrimiento de las necesidades insatisfechas.
Repito, el primer paso es la negación de la necesidad. Este es el elemento central en
el proceso de auto-negación del desarrollo de la estructura del carácter oral. La persona
literalmente establece un contrato en contra de sus propias necesidades. “Si mi necesidad
me hace sufrir, voy a dejar de necesitar”. Por medio de la limitación de la respiración,
actividad, y expresión de energía, el niño oral va de hecho a necesitar menos input. Esta
solución, que elige la depresión antes que la expresión, va a dar como resultado una
depresión crónica de nivel bajo que a menudo es definitoria del carácter oral. Sin embargo,
faltan aún cosas por hacer, porque las necesidades siguen existiendo.
Los mecanismos de defensa más desarrollados proporcionan formas para soslayar la
gratificación por medio de la negación o controlar la ira natural que ha creado la
frustración crónica. Definamos brevemente estas funciones defensivas:
Identificación: Proceso por medio del cual uno difumina o elimina la distinción
entre el self y los otros al extender su propia identidad hacia el otro, pidiendo prestada su
identidad del otro, o fusionando su identidad con otro.
Desplazamiento: Proceso por medio del cual se transfiere la dirección del
sentimiento de un objeto a otro, sustitución de un objeto por otro como objetivo del
sentimiento.
Revocación: En la teoría analítica clásica esto es una vicisitud instintiva por medio
de la cual una expresión energética se revierte a su opuesto. A través de este mecanismo, el
odio puede transformarse en amor, el sadismo en masoquismo, el anhelo de un objeto en
rechazo de éste, y así sucesivamente. La formación reactiva es un mecanismo de defensa
que está basado en este proceso.
Volverse en contra de sí mismo: Otra vicisitud instintiva descrita por Freud
(1915), que es usada para explicar el fenómeno a menudo observado en la neurosis
obsesiva, en la cual una persona dirige su odio hacia sí mismo. El deseo de venganza se
transforma en propensión a la auto-tortura.
Ustedes notarán que los 4 mecanismos defensivos descansan en la habilidad del
individuo para sustituir un objeto por otro (identificación, desplazamiento, y volverse en
contra del self) o para sustituir o reemplazar un sentimiento por otro (revocación). Esta
habilidad para cambiar el objeto o revertir el impulso puede explicar muchas de las
maniobras defensivas del oral, que han sido observadas por los teóricos del carácter (por ej.
Lowen, 1958). Un entendimiento de estas maniobras defensivas va a contribuir a la
comprensión del adulto oral que estamos describiendo.
Respectivamente de las defensas defensivas elegidas para resolver los conflictos, el
niño, incapaz de satisfacerse a través del apego simbiótico, se mueve en forma prematura
hacia la individuación. Típicamente, el niño oral camina y habla tempranamente,
dedicándose a actividades que le traigan como consecuencia atención y le permitan
independizarse de aquel que no le puede brindar lo que él realmente necesita. La segunda
subfase de la individuación, la práctica, incluye algunos tiempos gozosos en los cuales se
hacen muchos descubrimientos maravillosos. El bebé puede hacer muchas cosas nuevas y
explorar el ancho mundo con una mente de pionero. Este es un tiempo maníaco y de natural
grandiosidad y narcisismo. “que me importa si mi mamá está o no aquí, mira lo que soy
capaz de hacer. No la necesito. Hay que gozar de la vida.” La desesperación se disipa en el
regocijo del individuarse y salir al mundo. Este es el comienzo de la defensa maníaca, la
grandiosidad y el narcisismo que caracterizan a muchos de los caracteres orales.
En una publicación privada, el doctor Alan Levy ha presentado una descripción muy
lúcida del desarrollo del carácter oral. Con el uso de la lírica musical, ha delineado e
ilustrado el desarrollo secuencial de esta estructura del carácter, por medio de la
amplificación de la descripción analítica clásica presentada en el capítulo 1: proceso de
auto-afirmación, respuesta ambiental negativa, proceso de auto-negación y proceso de
adaptación en el caso oral. Con su permiso lo reproduzco para ustedes para aumentar tanto
el entendimiento como el sentido por el dilema oral. Para ayudar a esta comprensión, pude

55
serle de utilidad ver cuantas funciones defensivas puede encontrar en los procesos
adaptativos descritos por el Dr. Levy.

La Canción de Amor del Oral


¿Donde podré empezar...a contar la historia que es más antigua que el mar?...la
simple verdad acerca del amor que ella me trajo...-“love Story.
La historia comienza inmediatamente después del nacimiento. El contacto con la
tibieza del cuerpo dadivoso de la madre es todo lo que el organismo del recién nacido tiene
para reemplazar la conexión simbiótica previa, totalmente dependiente. Desde sus inicios,
el neonato dice “te necesito”, al virtualmente chupar dentro de sí toda la nutrición
emocional y física que le es posible absorber. Las investigaciones han demostrado
ampliamente que la intimidad corporal es esencial para la supervivencia del recién nacido:
Me las arreglaré, mientras te tenga Puede ser que haya lluvia y también
oscuridad...Seré capaz de soportarlo: “Sobreviviré”.
Sin la vital cercanía materna, el recién nacido moriría. Tal contacto es más que vital
para la vida; es placentero y el prototipo para el desarrollo de la capacidad afectiva y
sexual. Hay variadas maneras de expresar la relación entre el placer en el pecho y la
experiencia de ser amado. Aquí hay una:
Calor...calor que abraza, que se expande, tocándome, tocándote...“Sweet Caroline”
Para el neonato, la madre es el mundo. Cuando ella está realmente allí, la experiencia del
contacto raya en lo milagroso, es quizás el evento más cercano al paraíso en la
tierra!
He visto tantos milagros...
Pero no he visto nada que sea comparable al amor de la madre---“El Amor de una Madre”

Respuesta Ambiental Negativa


Pero demasiado a menudo, se pierde el paraíso. El medio ambiente depriva al bebé
del vital contacto. La madre no está lo suficiente allí cuando es necesitada, está allí pero
ignora o no puede responder, o se va precipitadamente, dejando al infante abandonado y
desvalido.
Ella se acercó a mi corazón, solo para volver a irse...
Ahora estoy solo, aún soñando con el paraíso,
Aún diciendo que ese paraíso fue casi mío una vez. –“Esto casi fue mío”.

56
Reacción Organísmica
Al recordar el placer y experimentar el dolor de la pérdida, el bebé naturalmente llora para
que ella regrese.
Cuando recuerdo cada pequeña cosa que solías hacer,
Me siento muy solo...
...y mientras estoy aquí esperando, mi corazón está cantando;
Amante, vuelve a mí.---“Amante Vuelve a Mí”

Cuando la madre realmente vuelve, el infante tiene algo de dificultad en acomodarse


a la situación y confiar en que ella está allí como se la necesita. La ansiedad de separación
se aumenta; el bebé se aferra firmemente, desconfiado y temeroso del próximo posible
abandono.
Si tú te vas lejos, cómo sé que debes irte
no quedará nada en el mundo en que confiar,
solo una pieza vacía, llena de espacio vacío...
...y te lo digo ahora cuando te das vuelta para marcharte,
estaré muriendo lentamente hasta tu próximo hola...—“Si te vas lejos”

La próxima vez que la madre se va, el organismo asustado y hambriento reacciona


airadamente:
Interrumpe tu escondite, óyeme llamarte!
¿Debo luchar?
Aquí y ahora, maldición, vuelve a mí!—de Un día Claro, “Vuelve a mí”

Respuesta Ambiental Repetida Negativa


Si la reacción organísmica de ira hambrienta se encuentra con la aceptación y
nutrición, la desesperación de la pérdida será solo temporal y el crecimiento continuará.
Pero si, como ocurre a menudo, se mantiene la deprivación del contacto hasta el punto de la
extenuación de la energía del llanto, se desarrolla una forma crónica de desesperación. Es
como si el organismo viviera en un estado de duelo permanente.

Proceso de Auto negación


El bebé se encuentra ahora en un dilema. La pena de la desesperación es demasiado
grande para vivir con ella, y cada vez que se siente la necesidad de contacto, regresa el
malestar. Aún así, no hay nada que reemplace a la madre. Dado que el neonato no puede
discriminar entre la experiencia que ocurre dentro de su cuerpo y la experiencia ambiental
externa, las sensaciones de hambre se perciben como el enemigo. Para sobrevivir, el infante
debe negar sus propios sentimientos de necesidad, adoptando la postura: “Yo no necesito”.
Que tonto era...al pensar que tú eras la tierra y el cielo...No, tú no eres el principio y
el final...No debo sentirme solo sin ti. Puedo sostenerme a mí mismo sin ti...puedo hacerlo
fantásticamente sin ti.---“Sin ti”
Y la persona en desarrollo aprende a volverse en contra de la necesidad en vez de ir
en su búsqueda. Esto le deja una capacidad limitada para nutrirse del mundo, un estado de
hambre y soledad crónicos, atrapado entre la desesperación del vacío insatisfecho y el
temor de exponer esto y ser abandonado de nuevo por “ser demasiado necesitado y
demandante”. La toma y entrega limitada de energía son parte de la solución intentada; la
depresión es una consecuencia frecuente.

57
Vidrios rotos y pasillos vacíos, una pálida luna muerta en un cielo manchado de gris.
La amabilidad humana en abundancia, y pienso que hoy va a llover...---“Pienso que hoy
lloverá”

Proceso de Adaptación
El colapso en la depresión debe ser enfrentado para adaptarse de algún modo a las
demandas del mundo externo. Es como si el ego le dijera al cuerpo colapsado y sin energía,
“No podemos vivir de esta manera”. Y, una forma popular de maniobra compensatoria es
actuar las fantasías de satisfacción oral, la buena vida del sobre consumo de comida,
bebida, droga, etc., un intento infantil de recapturar la dulzura de la experiencia del
amamantamiento:
¿Quién puede tomar el mañana, empaparlo en un sueño, separar el dolor y quedarse
solo con la crema?
Eso lo puede hacer el Hombre de los Caramelos...porque lo mezcla con amor
Y logra que el mundo tenga buen sabor...-“El Hombre de los Caramelos”

Otra ilusión del ego es la promesa de satisfacción a través de la seguridad material,


la siempre-presente fantasía de la “buena vida”.
Todo lo que deseo es tener una pieza en algún lado...con una silla enorme...montones
de chocolates para comer...montones de carbón para hacer harto fuego...oh, no sería
delicioso?—“No sería Delicioso”, de My Fair Lady

La luz de la realidad se apaga, y resulta que los sueños de bienes orales o seguridad
material no dan real satisfacción adulta:
Tengo prácticamente todo lo que un humano podría desear,
Autos y casas, alfombras de piel de oso para acostarse frente al fuego,
Pero hay algo que falta,
Parece que nunca estoy besando a aquella que podría llegar a importarme. –“Algo
por que vivir”

La actitud fundamental es de dependencia. El carácter oral sabe como esperar, como


añorar a alguien que le traiga amor, y como apegarse al proveedor cuando lo encuentran,
de modo de no sentir la soledad. El resultado de apegarse se muestra como felicidad, pero
la dependencia pasiva se deja entrever en los altamente cambiantes estados de ánimo que a
veces son característicos.

A veces estoy contento, a veces triste.


Mi disposición depende de ti.
No me importa para nada la lluvia
Si es que puedo encontrar en tus ojos el sol...—“A veces estoy feliz”
Otra forma de enfrentar esta desesperada añoranza por “ese alguien especial” y la
desesperación frente a la eterna espera, es resolver valientemente el “estar solo”, hacer de
la autonegación una virtud del ego:

Es fácil ser un hombre solo,


Haz de todo el ancho mundo tu hogar.
No hables con extraños, alguien será amable
Y te acompañará mentalmente.—“Un hombre Solo”

Si alguien parece ser amable y ofrece un contacto que confunda al valiente, el ego debe
encontrar un compromiso creativo para negar la necesidad de ser amado y al mismo tiempo
para lograr satisfacer esa necesidad. ¿Cómo? Adoptando un estilo interpersonal de “dando

58
y cuidando”, una manera de obtener cuidados maternales de modo vicario, cuidando a los
demás. Y la persona a la cual esto va dirigido debe responder de buena manera, de lo
contrario regresarán la pérdida y depresión originales:

Ven a mí, mi bebé de melancolía.


Acurrúcate y no estés triste.
Cada nube debe tener una cubierta plateada,
Espera hasta que brille el sol.
Sonríe, mi querida dulzura, mientras alejo con mis besos cada lágrima
O de lo contrario me pondré melancólico.—“Mi bebé de Melancolía”

En esta personalidad “maternal”, la felicidad es percibida como la certeza de no volver a


estar nunca más sola, la evitación de otro abandono. Una forma muy utilizada tanto de
garantizar el contacto necesario como de evitar ser dejado solo, es encontrar a alguien que
esté realmente necesitado. Pero esa ilusión, con lo poderosa que es, eventualmente se
quiebra cuando “el bebé de melancolía” sale de la dependencia o es menos que agradecida
y el proceso alimenticio vicario no parece prometer satisfacción. La desilusión es real; la
tristeza y añoranza del niño interno claman:
A veces me siento como un niño sin madre...
Muy lejos de casa.—“Un Niño sin Madre”

Y, para que la historia de amor del carácter oral tenga un final satisfactorio, debe
hacer un ciclo completo—un regreso al proceso de duelo, reexperimentar la pérdida de
contacto con la madre y el miedo, la añoranza, ira, y trabajo arduo de aumentar la
capacidad del cuerpo para alcanzar, incorporar y descargar la energía necesaria para que
emerja el propio amor adulto de la persona.

59
COMPORTAMIENTO, ACTITUD Y SENTIMIENTOS

Esencialmente, el carácter oral se desarrolla cuando la añoranza por la madre es


negada antes de que las necesidades orales hayan sido satisfechas. El conflicto inconsciente
está entonces entre la necesidad por una parte y el temor de repetir aquella horrible
desilusión por otra. Las conductas, actitudes y sentimientos característicos que usted verá
en la persona van a depender de la gravedad del tema oral y de la eficiencia actual de la
estructura defensiva.
Aunque la depresión ocurre en otras estructuras del carácter y no es definitoria de
oralidad, los episodios de depresión siempre ocurren cuando hay un componente oral
significativo. Una historia de trastorno depresivo mayor o distímico es común, pudiendo
ocurrir un trastorno ciclotímico e incluso maníaco-depresivo. La depresión de los caracteres
orales puede diferenciarse de una u otra forma de aquellos de otros tipos de carácter en
que usualmente son más fuertes y se acompañan a menudo por más agotamiento,
desesperación y añoranza. Mientras que algunas personas van a presentar depresión
unipolar crónica, habitualmente muestran una mayor fluctuación que los otros tipos de
carácter. A menudo pueden mantener un nivel de actividad normal o incluso sobre lo
normal, lo que puede alcanzar proporciones maníacas. Sin embargo, tarde o temprano se
les acaba la gasolina sintética que los mueve y se derrumban profundamente, a veces por
un extenso período de tiempo. El carácter oral es esencialmente un organismo desnutrido
con una fuerza vital agotada. La manía es un intento de negar esto y evitar confrontar la
desesperación y el anhelo a la base. Como uno puede sospechar, los niños abandonados
tienden a enfermarse por varios motivos. Primero, no han internalizado muy bien las
funciones de auto cuidado, segundo, los períodos infundados de regocijo e hipomanía
agotan sus recursos, y tercero, la enfermedad es socialmente aceptada y un hecho
egosintónico para obtener atención y nutrición.
El carácter oral también tiene una dificultad real en mantener una adaptación adulta
al trabajo, familia y manejo personal. La persona oral simplemente creció demasiado
pronto, y en cada una de estas personalidades hay un resentimiento a la base acerca de
haber tenido que crecer y asumir responsabilidades adultas. Inconscientemente, el niño
abandonado desea que lo cuiden y siente que el mundo se lo debe. Aunque comprima su
sistema de modo de lograr mayores revoluciones para cumplir con la adaptación adulta,
secretamente desea poder quedarse en cama y ser alimentado. Las demandas de un
trabajo, pareja, niños, casa, asuntos personales y financieros son demasiado. En parte
porque está trabajando horas extraordinarias para hacer lo que puede para satisfacer estas
demandas, a menudo es reticente a aceptar la responsabilidad por sus fracasos. A menudo
se ve a sí mismo como incomprendido, perseguido y poco apreciado.
Dado que la persona oral esencialmente se ha dado por vencida, son débiles tanto la
asertividad como la agresión. No arregla de modo adecuado su vida ni sale al mundo
agresivamente para que todo funcione. No trata de alcanzar aquello que necesita y tampoco
puede pedir cosas con facilidad. No puede negarse a dar lo que le piden. Puede esperar y
anhelar que la vida venga a su encuentro, pero no salir a buscarlo. Puede resentir que el
mundo no venga a él, pero no expresar la rabia que siente. Por esto, la persona oral a
menudo muestra hiperirritabilidad, Lowen (1958), asemejado esto a la condición de un
fruto aún no maduro. Ha sido separado demasiado temprano del árbol, es ácido, duro,
amargo, le falta la jugosa dulzura que le hubiera dado la madurez.
He visto de modo consistente todas estas características representadas en personas
que han sido derivadas a mí para evaluación psicológica después de un accidente, que a
menudo es laboral, que falla en recuperarse o mejorar como se espera. En estos casos, el
médico tratante sospecha una “causa psicológica” que estaría dando cuenta del problema
original. Muy a menudo encuentro una historia de abandono, pérdida repetida de la figura
de apego original, o falta crónica de cuidados nutricios en la niñez. Aparejado con esto se
encuentra a menudo una historia de excesivo trabajo y responsabilidad que data de la
adolescencia o antes de esa época. A menudo existe un resentimiento no enteramente

60
injustificado hacia las personas con las cuales ha trabajado la persona, así como los
doctores que no pueden curar el daño. Usualmente hay una actitud pasiva o no asertiva en
relación al daño, de modo que la responsabilidad por éste se le atribuye enteramente a los
doctores y hay un intento leve o extremo de buscar la autosanación.
De modo típico, estas personas sufren muchísimo, pero a raíz de que son difíciles de
ayudar, pasivo-agresivas y quejosas, a menudo no son bien aceptadas por sus médicos, que
no les brindan la escucha amable que requieren. El hecho de que me deriven a estos
pacientes es a menudo un acto de “deshacerse del bulto” de un médico frustrado y esto lo
resiente el paciente que está sufriendo. La única y más valiosa respuesta al negociar este
difícil contacto inicial es ser capaz de oír realmente el dolor y la frustración y reconocer su
existencia.
Todos los caracteres orales sufren y necesitan ser escuchados en su dolor y
desesperación. En esta particular expresión sintomática de oralidad, parece ser a menudo
que la persona ha trabajado más allá de sus fuerzas hasta que se derrumba en su punto más
débil, el cual es a menudo la parte baja de la espalda. El quiebre o daño le otorga una salida
honorable de las resentidas demandas de la vida adulta, que en realidad siempre fueron
demasiadas. Dado que está enfermo o sufriendo, puede obtener cuidados sin que necesite
pedirlos. A través de compensación laboral y otros programas puede ser que finalmente sea
provisto de la vida que él inconscientemente cree que se le debe. Ha encontrado una
solución de compromiso que satisface muchas demandas conflictivas. Todo lo que tiene que
hacer para mantener esa solución es detener su recuperación. Pero para mantener su
autorrespeto debe sufrir realmente, y eso hace.
El carácter oral tiene muchos problemas en las relaciones amorosas. Cuando las
defensas no están funcionando bien o la persona no está bien defendida, el oral se pierde a
sí mismo en el amor. Cuando la esperanza de encontrar el paraíso se pierde, la persona se
disuelve a sí misma en la simbiosis. Su pareja va a reclamar que se siente sofocado y
enojado por este comportamiento de apego excesivo. El oral puede reclamar la pérdida de
identidad en las relaciones y descontinuar aquellas actividades que no puedan ser
compartidas con la pareja. A pesar de que el oral puede ofrecer superficialmente una gran
cantidad de cuidados, su pareja se va a sentir a menudo drenado o tragado por las
demandas implícitas de atención.
Son comunes los problemas sexuales. El impulso sexual, así como la fuerza esencial
de vida son débiles en el carácter oral. Hay una necesidad mucho mayor de tocar,
acurrucarse y tener contacto que de sexualidad genital. La naturaleza simbiótica de la
relación que el oral produce y anhela con desesperación, mitiga la pasión sexual. Cuando se
disuelven en la relación simbiótica las diferencias entre hombre y mujer y cuando tanto la
agresión como la asertividad son silenciadas, se suprime la pasión de todo tipo y
desaparece virtualmente el sexo. Una relación simbiótica es una relación sin diferencias. La
sexualidad implica un set de diferencias demasiado amenazantes para el apego simbiótico.
Las mujeres orales frecuentemente son preorgásmicas, y los hombres orales muestran un
deseo sexual disminuido o que desaparece una vez que pasan las fases seductoras
tempranas de una relación. En el oral, el compromiso se iguala a la simbiosis, y la simbiosis
mata el sexo.
El niño abandonado trae consigo el temor de abandonos futuros en las relaciones amorosas.
Usualmente tiene terribles problemas con la soledad y debido a esto puede involucrarse en
relaciones inapropiadas. Su temor al abandono puede alimentar problemas de celos o
ataques de pánico frecuentes ante cualquier signo de abandono posible. Una mirada
inofensiva dirigida a otras por parte de la pareja, o su falla al llegar atrasado o no llamar
por teléfono con la frecuencia esperada pueden precipitar pánico, por el cual a menudo se
responsabiliza a la pareja. Puede ser que el oral proyecte en la pareja su predisposición a
abandonar la relación cuando está aproblemado, y de este modo vea como inminente la
deserción aunque esto ni siquiera se le haya ocurrido al otro. Como en cada otra estructura
del carácter, estamos inclinados a hacerles a los demás lo que nos han hecho originalmente
a nosotros. En congruencia con esa fórmula, el carácter oral es propenso a abandonar a
aquellos que están cerca. Dado que la agresión y la asertividad se han suprimido, se pierde

61
a sí mismo en la relación, da más de lo que quiere dar en realidad, encuentra que las
demandas de una relación adulta son “demasiadas” y desarrolla resentimiento e
irritabilidad. Puede ser que la persona se dé por vencida y retire o arregle todo para su
propia deserción. En las palabras de Jackson Browne:

"Cuando miras a través de la ilusión del amor, allí reside el peligro


Y tu perfecto amante parece solo un perfecto idiota
Así que sales corriendo en búsqueda de un perfecto extraño
Mientras la soledad parece brotar de tu vida como brota una fuente de una pileta.
Fuente de preocupación, fuente de luz
Tú has conocido el sonido hueco de tus propios pasos cuando huyes"

Jackson Browne, Fuente de Preocupación.

En particular cuando no está compensado, el oral tiene grandes dificultades para


estar a solas y puede que sufra de pánico cuando está solo o separado de su figura de apego
primaria. En esos momentos puede tener predisposición a conductas problemáticas—en
particular abuso de drogas o dependencia.
Las visicitudes del desarrollo temprano del niño otorgan algún insight para
comprender y enfrentar estos problemas. A los 5 o 6 meses de desarrollo infantil, el niño ha
formado un apego persona-específico. La “ansiedad del octavo mes” se refiere a una edad
en la cual éste despliega ansiedad o curiosidad y sorpresa cuando pasa de los brazos de su
madre o padre a los de otro adulto. En este punto, el niño se vuelve más propenso a la
ansiedad de separación que antes.
Alrededor de este tiempo, el niño comienza a apegarse a lo que Winnicott (1953)
llamó “objetos transicionales”. Estos objetos, que en nuestra cultura son habitualmente
ositos de peluche o frazadas, tienden a aliviar en parte la ansiedad de separación y tomar el
lugar de la figura materna durante su ausencia. Los niños tienden a dejar de lado estos
objetos a medida que se sienten más seguros en su representación de la constancia de las
figuras primarias de apego. Así, cuando la “constancia objetal” está más o menos alcanzada,
se deshacen, por así decirlo, del objeto transicional.
Tal constancia objetal nunca es realmente lograda por el carácter oral, de hecho, la
naturaleza y rol de los objetos transicionales en su vida puede ayudar a su comprensión y
tratamiento. A menudo, aquellos que tienen el tema de la oralidad son propensos a
desarrollar apegos muy fuertes hacia objetos transicionales, en particular hacia aquellos
que les ayudan a sentirse mejor. Pienso que por esto ocurre el gran apego a las drogas,
puesto que éstas pueden ser entendidas como objetos transicionales de apego. Aumenta el
efecto el hecho de que muchas drogas produzcan dependencia tanto fisiológica como
psicológica. Este tipo de apego no ocurre solamente en relación a drogas obviamente
recreacionales tales como alcohol, tabaco, marihuana y cocaína, sino también por otras
culturalmente aprobadas y menos obvias como la cafeína y el azúcar. De manera
característica, el carácter oral es propenso a dependencias de adicciones y el ayudarles a
establecer y cambiarse a objetos transicionales más benignos puede ser de gran utilidad
terapéutica.
Cuando el carácter oral está bien compensado o defendido, usted verá una persona
superficialmente eficiente cuyas necesidades básicas no han sido satisfechas. Su propia
necesidad es negada y proyectada sobre otros. Va a tender a identificarse con los otros
“bebés de melancolía” de este mundo, y a hacerse cargo de ellos. Probablemente va a ser
percibido como nutricio, generoso y suave. De modo alternativo, puede ser que desplace y
compense por el sobre consumo de comida, bebida, o drogas en un intento de alterar con
facilidad la experiencia interna de pérdida, vacío y desesperación. Esta solución se asocia
íntimamente con el desplazamiento de la necesidad de amar de otras personas a la
necesidad de estar rodeada de aquellos objetos materiales que, en particular en esta
cultura, se cree que ofrecen satisfacción.

62
De manera alternativa, el oral puede desplazar su necesidad de ser amado y nutrido
por una necesidad de atención. Muchos clínicos han observado que los individuos orales a
menudo son verbalmente brillantes y conversadores, usando esta facilidad para llamar la
atención y el reconocimiento. Pero, como le diría a usted cualquier estrella, la satisfacción
que se puede obtener de esta fuente no alimenta.
Una leyenda es sólo un niño solitario cuando se vuelve solo a casa. —Carly Simon,
Leyenda en tu Propio Tiempo
La atención, en las dosis liberales en que la obtienen las celebridades de nuestra
cultura, se convierte en una carga desagradable. Previo a ser famoso, es tentador sostener
la ilusión de que eventualmente se va a llenar el vacío.
A través de la reversión, la persona oral trasmuta su self real esencialmente infantil,
egoístamente narcisista, irresponsable y amargo en un paquete mucho más fácil de vender.
A menudo obtiene apoyo a raíz de su exagerada capacidad nutricia, que es
inconscientemente demandante, o por su exagerada responsabilidad, que
inconscientemente es resentida. En cuanto este falso self esté bien establecido y
ampliamente apoyado, puede ser que se requiera de una grave enfermedad o daño para
descubrir el self real que ha sido rechazado y suprimido. Al contraerse en contra de sus
propias necesidades, el oral se ha vuelto contra sí mismo. Él desprecia las necesidades
naturales que forman parte de su self real. La rabia, que está dirigida realmente a la figura
parental abandonadora o mezquina, ha sido negada y dirigida en contra del yo,
manteniendo el compromiso del falso self. Así, la habilidad del carácter oral para revertir,
desplazar, o sustituir un objeto por otro o un impulso por otro, es una clave para entender
su estructura defensiva. En tratamiento, será una llave esencial para sacar el candado tanto
del self como de los sentimientos reales. Los problemas del oral tienden a ser cíclicos, y
usualmente se verá fluctuando entre la compensación y el colapso en el curso del
tratamiento. Para este terapeuta, será importante comprender la naturaleza de los ciclos y
mantener a la persona en tratamiento aún cuando parezca que la compensación está
funcionando de nuevo, o cuando el paciente esté en la fase hipomaníaca por un nuevo amor
y esté inclinado a pensar que la promesa de simbiosis va a conquistarlo todo.

La tabla que acompaña, aunque está sobre simplificada, describe lo que uno va ver
en el carácter oral en su condición colapsada versus compensada.

Aunque uno puede ver a unos pocos individuos cuyo colapso es crónico o cuyos
temas orales son tan menores que pueden conservar compensaciones bastante confiables,
el patrón más típico es el de fluctuación entre la condición de colapso y la compensación.
Por supuesto que esto es más obvio en los pacientes maníaco depresivos o en aquellos que
claramente demuestran tener un trastorno ciclotímico. Como todo el resto de nosotros, el
carácter oral está apegado a sus defensas y particularmente enamorado de sí mismo en la
etapa del ánimo elevado de sus cambios anímicos. No es fácil ayudarle en esta fase, pero el
análisis de su grandiosidad y el patrón de sus cambios de ánimo puede ser de utilidad en
esta parte de un tratamiento en curso. Tampoco es fácil ayudarle cuando el paciente ha
dejado fuera todos sus sentimientos, se ha deprimido, retraído, se ha vuelto auto absorto,
incapaz de ayudarse a sí mismo, y se ha victimizado, como se resume en la sección superior
de la tabla llamada “Colapso oral”. Puede ser ayudado cuando emergen la desesperación
real y la añoranza, motivándolo por lo menos a buscar ayuda y hacerse responsable de su
propio cambio. Ayudarle a alcanzar este incómodo pero esperanzador lugar es un objetivo
central del tratamiento.
Es en el curso del tratamiento que los secretos orales comenzarán a emerger. A
medida que se descubra su propia necesidad, debilidad y centramiento en sí mismo,
experimentará la profundidad del odio hacia sí mismo. A diferencia del esquizoide, el oral
experimenta el odio a sí mismo no tanto como una fuerza ajena que lo sobrepasa sino más

63
bien como una carga consciente de la persona dependiente y débil que siente que es. El
odio no es tanto un introyecto no asimilado, como en el caso esquizoide, sino más una
redirección del odio dirigido a la madre hacia sí mismo. Puede ser que admita el temor a
largo plazo de “necesitar demasiado” y a la decisión de rol, “si necesito demasiado seré
despreciado y abandonado.” Inmóvil frente a su respuesta al retraimiento simbólico, está
aun enrabiado, desesperado y temeroso ante la posibilidad de nuevas pérdidas. Ese
“intenso y violento odio hacia la madre” del cual habla Bowlby (1969, pág.24) ha sido
negado y se ha vuelto hacia el self. El carácter oral está en la posición depresiva clásica en
la cual los sentimientos de amor y odio han sido dirigidos al mismo objeto (la madre). El
odio ha bloqueado el amor y el amor ha sido instrumento de bloqueo del odio. Con el afecto
deprimido, hay una consecuente depresión. Típicamente, la persona oral, cuyo self ideal
está investido en su naturaleza amante, cuidadora y suave, se alarma por la enorme ira que
encuentra dentro de sí. Como en el carácter esquizoide, descubrir estas creencias y
sentimientos inconscientes y dejar ir a través de la expresión los bloqueos físicos y
cognitivos constituye el camino a casa.
Hay una gran similitud entre los temas oral y esquizoide, así como tendencia para
aquellos con tema oral de tener elementos esquizoides y viceversa. De hecho, los clínicos
que utilizan el enfoque analítico del carácter se refieren a menudo a sus casos “oral-
esquizo” en conferencias con sus iguales. Es obvio que un niño que ha sido no-deseado o
despreciado a menudo va a estar mal cuidado. De modo semejante, cuando un niño se le
hace demasiado pesado a un padre, como en el caso oral, la propia existencia del niño
confronta al padre con sus limitaciones. Ese hijo puede ser por esto el blanco de la ira de la
figura parental, dado que le hace sentir una limitación que no quiere sentir. Tanto el
carácter oral como esquizoide tienen su dificultad principal en el proceso de apego y por
consiguiente experimentan dificultades en apegos posteriores. Ambos tienden a ser más
débiles, vulnerables y menos bien alimentados que los tipos de carácter que son creados
con posterioridad en el proceso de desarrollo.
A raíz de estas similitudes y superposiciones, puede ser útil para propósitos
educacionales resumir las diferencias en etiología, conducta, actitud y sentimientos.
Mientras que en el esquizoide son centrales la existencia y supervivencia, en el oral lo
central es la necesidad. En otras palabras, el carácter oral está relativamente poco
preocupado acerca de su derecho a existir y menos preocupado aún por la supervivencia, su
mayor tema es su derecho a necesitar, y con encontrar o perder su máxima figura de apego.
De acuerdo a la teoría de las relaciones de objeto, la ansiedad primaria pasa de temor a ser
aniquilado en el período de desarrollo inicial a temor a la pérdida del objeto amoroso. Dado
que el oral ha experimentado un mayor apego, es más abierto y contactado, menos distante
o desapegado. Aunque la negación de la agresión es central en ambos caracteres, el oral
tiene más acceso a los sentimientos. El oral tiene incluso más accesibilidad al impulso
agresivo a través de la amargura y el resentimiento conscientes.
Habiendo llegado a un nivel de mayor desarrollo del ego antes de la ocurrencia del
trauma que modeló el carácter, el oral es más sofisticado en sus defensas, empleando más
reversión, desplazamiento, e identificación. Hay una mayor conmoción y drama en su vida
que es menos mortífero excepto en los casos de depresión colapsada, Junto con esto, el oral
es más propenso a los cambios afectivos del ánimo que el esquizoide. A nivel cognitivo, la
diferencia queda de manifiesto en las decisiones de rol: En el esquizoide, “Hay algo en mí
que no está bien. No tengo derecho a existir.” En el oral, “No debo necesitar demasiado.
Tengo que hacerlo yo solo.” Además, por supuesto que hay semejanzas y diferencias en la
expresión energética, de las cuales nos ocuparemos en la próxima sección.

64
CAPÍTULO VII

El Niño como Posesión: El Carácter Simbiótico

Como todos los otros temas caracterológicos, el de la simbiosis puede definirse como
existencial y dura la vida entera. Desde el logro de la marcha al destete, desde el abandono
del hogar paternal hasta la jubilación, hay innumerables oportunidades para llegar a
manejar la individuación y formar una nueva identidad. Considerando que cualquiera de
nosotros sufre de psicopatología funcional, debemos separarnos del rol que adoptamos en
nuestra familia de origen para llegar a ser nosotros mismos y conocer la libertad. Hay
lecciones muy importantes que deben ser aprendidas a partir de aquellos cuyos problemas
en la vida se definen más claramente por las dificultades en separarse y formar su propia
identidad. Las estrategias exitosas en la liberación del “carácter simbiótico” pueden ser
prácticamente de significación universal. El integrarse de manera óptima con los demás,
permaneciendo al mismo tiempo autónomo, es un logro solamente de los más sabios y
afortunados.

ETIOLOGÍA
La esencia de la etiología simbiótica es la siguiente: Los intentos naturales de
separarse son bloqueados, causan ansiedad en los padres, o son castigados de modo activo.
Al mismo tiempo, las habilidades naturales del niño de que le sea devuelta su imagen se
sobreestiman y refuerzan excesivamente por los padres, que requieren fundirse con el niño
para sentirse seguros o valiosos.
Toda la investigación del desarrollo, sea naturalista o experimental, confirma la
necesidad que tiene el niño de tener una madre en los meses más tempranos de su vida; de
ser mantenido, de relacionarse y regularse. En la revisión acerca de la investigación del
desarrollo hecha por Stern (1985) se plantea el grado extraordinario en que están
sincronizados el niño y su madre durante el primer año. Stern cuestiona la noción
psicoanalítica de la ilusión de fusión con la madre que tendría el niño, su trabajo documenta
que la experiencia real del niño es de una unión conductual única con la madre, y que la
sensibilidad del bebé desde la más tierna edad es extraordinaria hacia los demás en
general, y la figura materna en particular.
De modo concomitante con la necesidad de relacionarse y todo lo que eso conlleva,
hay también una necesidad de individuación natural en el ser humano. ¿Cuando es que
emerge por primera vez la necesidad de autonomía en el bebé humano? Me parece que
depende del tipo de autonomía a que nos estemos refiriendo. Incluso en los primeros días
de la vida, un niño inicia la separación de su cuidador a través de la interacción visual,
ejerciendo control con la mirada. Los patrones de negligencia o intrusión parental pueden
comenzar de inmediato si este canal es usado como el vehículo para comunicar cercanía o
distancia excesiva. El bebé desarrolla una habilidad aumentada para moverse fuera de la
órbita de influencia de los padres cuando comienza a caminar cerca de los 10 meses de
edad. Mahler destacó que en el “período práctico” iniciado por este cambio, el niño se hace
más independiente, se dedica más a sus actividades, está más impermeable a las
dificultades y en general es más aventurero. Claramente, el niño se va a desarrollar de
modo distinto si estas aventuras tempranas son apoyadas, gozadas y permitidas libremente
por los padres que si estos intentos iniciales de independencia se topan con temores,
castigo o restricción excesiva. La investigación acerca del desarrollo documenta que ya a
los 10 meses de edad, un niño mirará a su madre para detectar señales acerca de la

65
seguridad de aventurar y alejarse de ella (Emde y Sorce, 1983). Una madre ansiosa y
sobreprotectora va a señalar de modo consistente que tales incursiones son inseguras, e
inevitablemente el niño va a introyectar esa perspectiva excesivamente temerosa. Como
consecuencia de esto, la orientación del niño ante este tipo de autoexpresión no será el
resultante de la experiencia directa de ensayo y error sino más bien un estándar adoptado
que es extremadamente conservador, restringido y ansioso.
Esta introyección incorporativa del estándar es prototípica de toda la identidad
simbiótica. Se trata más bien de una identidad que ha sido tragada entera en función de la
experiencia con los padres, y no de una que se ha desarrollado a partir de la totalidad de la
experiencia en la interacción del yo con el ambiente. Este hecho está a la base de un tema
terapéutico que he encontrado de utilidad con cada uno de los caracteres simbióticos.
Dicho de manera simple: “Eso no es lo que tú eres” y “Ese no eres tú”. Esta simple
intervención recuerda de manera repetida al individuo el reexaminar sus estándares,
creencias, reacciones, etc., sobre la base de la experiencia actual de sí mismo y del mundo
y, al hacer esto, estimular la individuación y desarrollo del self real.
Los experimentos acerca del desarrollo (por ej. Stern, 1985) indican que a la
temprana edad de 7 a 9 meses de edad, los niños descubren que hay otras mentes en el
mundo y que otros tienen estados subjetivos cambiantes. Las observaciones más
naturalistas de Mahler acerca de los niños muestra que alrededor de los 15 meses de edad,
los niños dan evidencia de conductas más notorias que indican que entienden el concepto
de que su experiencia es diferente de la de los demás y puede ser compartida. El período de
reacercamiento (15 a 24 meses) se refiere al regreso del niño desde la práctica a una
relación más intensa con la madre. El reacercamiento comienza cuando el niño comienza a
traer objetos al padre, presumiblemente para compartir con él/ella la experiencia acerca
del objeto que ya tiene el niño. Aunque la investigación del desarrollo indica que el niño se
da cuenta de una subjetividad separada antes de esta época, parece que durante el
reacercamiento los niños comienzan a apreciar de modo más completo las implicancias de
este saber y a actuar de acuerdo con esto de las maneras más variadas (pienso que esta
demora entre la conciencia de y la total apreciación de las implicancias de tal conciencia da
cuenta del hecho de que la investigación experimental (por ej. Stern) demuestra una
adquisición más temprana de las habilidades que la naturalista de Mahler por ejemplo.
Spitz (1982) ha notado que alrededor de este mismo tiempo los niños descubren la
maravillosa palabra “no”. Al igual que la música de alto volumen y los radicales cortes de
pelo en los adolescentes, el niño del reacercamiento comienza a afirmar una identidad
autónoma a través de la oposición. El cómo responda el ambiente a estos variados intentos
de autonomía y requerimientos de un nuevo tipo de intimidad va a determinar la medida en
la cual el niño se siente cómodo al afirmar esta forma de autonomía y requerir esta forma
de atención. Durante este crucial período inicial de individuación, podemos preguntarnos:
Se le autoriza al niño algún grado de negatividad dentro de ciertos límites? Debemos ser
totalmente indulgentes con la negatividad o castigarla de modo severo? Está disponible la
experiencia ínter subjetiva y de ser así, hay una reciprocidad en quién la lidera y quién
sigue? La experiencia ínter subjetiva depende de la respuesta o la restricción por parte del
niño?
Estas experiencias están entre las primeras que afectan el sentido de ser un agente
independiente del niño—un sentido que está debilitado en cada carácter simbiótico. De
modo característico, el simbiótico mira fuera de sí mismo para decidir lo que hará con su
vida. Tiene un sentido pobre de lo que le gusta y lo que no, puesto que ni se les ha
permitido desarrollarse de modo espontáneo ni se les ha brindado apoyo adecuado. Al
imitar y reflejarse en los demás, encuentra un sentido mayor de seguridad---su “operación
de seguridad” es un falso self acomodaticio. Él experimenta la agresión, asertividad y en
particular la oposición como peligrosos.
Como ha señalado Freud, en respuesta a la necesidad ambiental de socializar al
niño, se desarrollan diversos tipos de autonomía. Alrededor de los 24 meses de edad, las
demandas acerca del entrenamiento de esfínteres y la socialización se hacen más
destacadas, y obviamente, el sentido de autonomía del niño se afecta por la forma como

66
esto sea manejado. Coincide el momento en que son dirigidas éstas socializaciones hacia el
niño con las habilidades e inclinaciones emergentes de éste? Hay rigidez o flexibilidad en la
orientación de los padres hacia los problemas? Se corrige al niño con suavidad o se le
castiga y humilla de manera severa por sus errores? Se autoriza que el niño tenga algo de
autocontrol o literalmente se le invade como por ej. Con comida, enemas, etc.? En otras
palabras, hay una interacción entre las habilidades, inclinaciones y talentos del niño con las
demandas del ambiente, o es que estas demandas sobrepasan e injurian al niño? Se permite
el oposicionismo del niño, moderándolo al mismo tiempo, o se le aplasta del todo? Cuando
la voluntad es aplastada, el elemento vital es el sobre control, y pienso que la formulación
caracterológica se diferencia más propiamente del elemento simbiótico y debe ser llamado
masoquista. Sin embargo, probablemente es obvio que los elementos simbióticos y
masoquistas comúnmente coexisten porque reflejan diferentes formas de frustración de la
autonomía. Yo los separo, no por compromiso con un modelo del desarrollo en particular,
sino por utilidad clínica. Hay una marcada diferencia en la constelación de síntomas y los
temas terapéuticos en estos dos tipos de carácter, a pesar de que comparten algunas
similitudes y pueden coexistir en la misma persona.
Podemos caracterizar las formas de autonomía como reflejo de la respuesta del
individuo frente a la orientación recibida. Los recuerdos de la vida de un individuo
contendrán experiencias que brindan la oportunidad para una revisión y aprendizaje
adicional en las áreas de ejecución aventura y autocontrol, siendo siempre posible lograr el
cambio. Sin embargo, la experiencia inicial del humano joven es usualmente de enorme
importancia, en particular cuando la experiencia es de naturaleza traumática y es probable
que se fijen las habilidades, estrategias y defensas usadas para enfrentar el trauma. Esta
real “detención del desarrollo” tenderá a persistir a través de la vida en relación a la forma
de autonomía afectada. A menudo también es cierto que los padres que tienen cualquier
dificultad real con la expresión de autonomía del niño, cuando éste tiene 10 meses de edad,
tendrán dificultades similares con variedades posteriores de expresión autónoma. Así, la
primera vez que el tema se convierte en un problema señala generalmente que habrá
confrontaciones futuras frente a esa materia.
La combinación de detención del desarrollo con la respuesta ambiental frustrante
repetida frente a la aventura, la ejecución y el autocontrol pueden combinarse a menudo
para negar los efectos potenciales de experiencias nuevas de aprendizaje que pueden ser
correctivas. Por estas razones, un adulto, que de otro modo sería considerado normal,
puede aún estar funcionando con las defensas, estrategias y sistemas de creencias
derivados en forma casi exclusiva de las experiencias traumáticas de un niño muy pequeño.
Este hecho, difícil de creer, se torna verosímil para el terapeuta que considera este modelo
psicopatológico compatible con los hechos recurrentes. Por otra parte, es vivido por
pacientes que experimentan y sufren directamente su propio comportamiento, actitudes y
sentimientos como si fueran niños aún y fuera de la influencia de su experiencia y
conocimiento adulto. En particular durante el análisis, los pacientes experimentan que
parte de su realidad sintomática está basada en un modelo del mundo y de sí mismos que es
claramente discrepante de la realidad actual. A veces sin psicoterapia y muy a menudo con
sólo algo de ella, los pacientes pueden comenzar a decir, “Este no soy yo. Esta no es la
manera como soy realmente”.
Al considerar la falta simbiótica esencial de self, es importante entender cómo se
forma el “self”.Esto implica comprender la formación del funcionamiento y las estructuras
internas, así como es que se internalizan las funciones externas y se modifican las
estructuras existentes. He encontrado particularmente útil para esta comprensión la
observación y teoría psicoanalítica del desarrollo así como los conceptos de Piaget.
Básicamente, aquello que se origina desde el interior requiere una “óptima indulgencia de
la persona emergente con una sintonía en espejo de las habilidades del desarrollo”. El
“brillo en los ojos de la madre” (Mahler) frente a las habilidades en desarrollo del niño tales
como caminar, hablar e individuarse a través de la infancia hacia la adolescencia ejemplifica
este requisito. Al mismo tiempo, el ambiente debe permitir al niño que adquiere
habilidades, conceptos, etc. un óptimo nivel de frustración. De ese modo el self se

67
desarrolla a través del ejercicio del self. Esto ha sido llamado el fortalecimiento del self a
través de “ejercicio de la función”.
La internalización, aquel proceso mediante el cual lo que está fuera del self se
incorpora y se hace propio, puede ser entendido de manera jerárquica. En el nivel inferior
del desarrollo o de conciencia existe un proceso que denominaré “introyección
incorporativa”.En este, el individuo parece tragarse entero al otro sin asimilarlo dentro del
self. No hay proceso digestivo por medio del cual lo que está afuera sea transformado en lo
que está adentro. La introyección incorporativa es similar de alguna forma al concepto
Kohutiano de una transferencia emergente en la cual el individuo ve al otro literalmente
como parte de sí mismo, y falla en diferenciar o percibir los límites reales.
Al describir esto, a menudo recuerdo una pintura que vi de una serpiente que recién
se había tragado a un conejo. Antes de que el proceso digestivo de la serpiente se hiciera
cargo del conejo, ésta no parecía ya serpiente, sino más bien configuración rara de
serpiente y conejo. En la literatura psicoanalítica, esto es llamado un introyecto no-
asimilado, o un ejemplo de incorporación. A menudo, uno puede observar este fenómeno en
adolescentes u otros individuos inmaduros que abrazan de modo total un culto religioso,
filosófico o político sin un entendimiento muy completo de la estructura a la base de las
creencias. Tal acción es tomada en ausencia de un self bien desarrollado, y la introyección
incorporativa deja entrever un self defectuoso.
En un nivel más alto de desarrollo está el proceso de identificación, aquel en el cual
el individuo copia, pide prestado o fusiona su identidad con otro. En la teoría psicoanalítica,
la identificación primaria se presume que ocurre en aquel período de la infancia cuando el
individuo aún tiene que distinguir entre él mismo y el otro. La identificación secundaria es
el mismo fenómeno pero ocurre con el reconocimiento de la separatividad. Mientras que
Stern y otros cuestionarían esta distinción teórica, es útil reconocer que la identificación
puede ocurrir con variados grados de darse cuenta o conciencia del proceso mismo. La
identificación conciente y selectiva está más mediada cognitivamente y en ese sentido es
más sofisticada en términos de desarrollo. Este proceso es análogo al concepto de Kohut de
la transferencia gemela, en la cual el self y el otro son vistos como idénticos, así como en el
concepto de una transferencia idealizada, en donde el individuo trata de emular una figura
superior.
Al nivel más alto del desarrollo se encuentra el fenómeno que llamaré
internalización, en el cual hay algún proceso de asimilación y acomodación tal que lo que se
incorpora se hace propio. Por lo tanto, hay algún trabajo implicado en la internalizacion. De
modo típico, hay un esfuerzo durante un período de tiempo para ajustar la idea, creencia,
destreza o función derivada externamente hacia la experiencia y expresión del self ya
existente, de modo que se torne congruente e integrada con otras expresiones. Esto es
asimilación. Aún más esfuerzo es necesario cuando se requiere el proceso de acomodación
de Piaget (1936). En éste, el individuo debe cambiar activamente alguna parte de la
estructura del self para dar cabida de modo congruente al nuevo material incorporado
desde el exterior. En todas estas “internalizaciones transmutativas” (Kohut, 1984), debe
haber alguna tensión o frustración a ser trabajada. Pienso que este hecho está a la base de
la sabiduría convencional de que “lo difícil construye el carácter”.
¿Cómo es que funcionan estos procesos en la formación del self para el carácter
simbiótico? En alguna medida, las demandas internas para individuación no son reflejadas,
no tienen eco ni son premiadas de modo apropiado. En particular las ideas, habilidades,
ambiciones o comportamientos que lleven a la persona a ser distinta de sus cuidadores o
que den como resultado cualquier clase de separación no obtendrán refuerzo, sino
indiferencia o castigo activo. Más aún, en la etiología de lo simbiótico, los cuidadores a
menudo ayudan al individuo a evitar experimentar el tipo de frustración que los pudiera
llevar a desarrollar la iniciativa en el enfrentamiento de la vida. Hay una combinación en
que se favorece la dependencia y se subvalora la iniciativa. Esto a su vez, lleva como es
natural a confiar en las formas más inmaduras de formación de la identidad, la introyección
incorporativa y la identificación. Esto da como resultado un “self que no puedo llamar
propio”, con un sentido de ejecución, intencionalidad, iniciativa e identidad disminuídos.

68
Por lo tanto, una buena parte del trabajo de la vida simbiótica involucra el
redescubrimiento y desarrollo del self. Esto implica el redescubrir habilidades, capacidades
y aptitudes innatas que eventualmente pueden llevar al desarrollo de intereses, gustos,
preferencias, etc. Esto puede incluir el descubrimiento de tendencias atléticas,
intelectuales, o artísticas, que pueden no haber sido cultivadas y por lo tanto requieren
reconocimiento, apoyo y refuerzo. Por supuesto que además de esto, se requiere algún tipo
de reevaluación individual para el desarrollo de las identificaciones, idealizaciones e
introyecciones personales. El simbiótico necesita enfrentar su propia indulgencia al fallar
en internalizar adecuadamente las funciones y estructuras que deben desarrollarse en
alguna medida desde el interior.
Creo que la dificultad real en el tratamiento del carácter simbiótico es superar la
facilidad natural con la cual la persona permanece pasiva con respecto a sus propios
impulsos internos, mientras que al mismo tiempo pide prestada su identidad a los demás.
Estas estrategias están tan bien ancladas, resultan tan fáciles y son tan insidiosamente
capaces de proveer satisfacción temporal y escape de frustraciones incómodas que a
menudo son muy difíciles de superar. Por esta razón, no sorprende el que el carácter
simbiótico sea encontrado tan a menudo en comedores compulsivos. Este tipo de
incorporación reconforta, llena un espacio, y con frecuencia sirve para bloquear afectos
displacenteros, evitando la necesidad de tener algún tipo de disciplina personal tanto en lo
social como intelectual, una disciplina que se hace más difícil debido a la historia de apoyo
deficiente al proceso de individuación y por otra parte sobre indulgencia con respecto a la
dependencia.
En resumen, el mensaje esencial que entrega el padre del simbiótico es, “Sólo
recibirás el apoyo que necesitas de mi parte si niegas el desarrollo de tu self. Me puedes
tener o a mí o a ti mismo, no a ambos”. La autonomía, en cualquier forma, se convierte en
una situación peligrosa. A raíz de esto, la necesidad se reprime, y con ello se aplasta
aquella agresión natural y necesaria para el logro de la separación. A menudo se
desarrollan refinadas soluciones de compromiso en las formas neuróticas clásicas, con el
objeto de alcanzar alguna apariencia de autonomía, previniendo al mismo tiempo el temido
abandono. Aquí radica el conflicto para el carácter simbiótico, el cual puede ser entendido
por medio del modelo psicoanalítico clásico: el deseo de autonomía y el temor de
alcanzarla. El déficit para el carácter simbiótico está en la detención del desarrollo en torno
a este elemento y las fallas resultantes en cuanto al logro de nuevos aprendizajes. Estas
incluyen la falla simbiótica para formar buenos límites entre el self y los demás, el
desarrollar una sensación de seguridad en la aventura, un sentido de auto-influencia y en
suma, un buen sentido del yo. Más bien, hay un desarrollo de un falso yo “tipo camaleón”,
en el cual el individuo busca su identidad no en sí mismo sino en los demás.

COMPORTAMIENTO, AFECTO Y COGNICIÓN

COMPORTAMIENTO
La vida simbiótica está extremadamente relacionada con los objetos. No hay ninguna
esfera de la vida que no esté casi continuamente involucrada con los demás, y de hecho, la
actividad que es independiente, autónoma, o desconectada de los otros es experimentada
como peligrosa, egoísta, inmoral y como un agravio para los demás. El simbiótico
experimenta su experiencia sólo en relación con otros, y puede tener grandes dificultades
en la auto-activación si el otro no está presente de una u otra forma en la actividad. Las
necesidades del otro son requeridas para comenzar la actividad, y las respuestas para
mantenerlas.
Un cliente reportó que tan pronto como empezaba a interesarse en leer un libro,
comenzaba a pensar en amistades y familiares a quienes les gustaría leerlo o que se

69
beneficiarían de ello. Con estos pensamientos, se desvanecía su propio y autodeterminado
interés en el libro, y eso le impedía concentrarse en lo que estaba leyendo. Entonces,
dejaba el libro de lado, nunca volvía a tomarlo, y se negaba a sí misma lo que
experimentaba como un gran placer.
A medida que la persona simbiótica adquiere insight, confesará que tiene muy poco
intereses propios; no sabe que actividades, hobbies, o áreas de interés realmente lo atraen.
Es típico que no tenga un sentido muy bien desarrollado del gusto por determinadas cosas,
puesto que sus preferencias y actividades han sido más bien adoptadas que adquiridas.
Estos fenómenos son un reflejo de la ausencia del desarrollo de cualquier sentido de self
real separado de los demás. El individuo simbiótico se amolda a los intereses y gustos de los
otros, y de algún modo, encuentra su único sentido real del self en el abandonarse a sí
mismo en el otro.
Esta falta de frontera self-otro, hace a la persona simbiótica extremadamente
vulnerable a los estados afectivos de los demás. Puede absorber o ser invadido fácilmente
por los estados afectivos de los otros, lo que puede afectar su equilibrio. En particular es
vulnerable al enojo o molestia que alguien le manifieste, siendo posible que interprete tal
molestia como una amenaza de abandono o un rechazo. Es por esto que, una interrupción
del tono afectivo en las relaciones importantes les produce perturbación e incluso
desorganización, y gran parte de la actividad simbiótica tanto cognitiva como conductual en
esos momentos va a estar dirigida a restaurar el equilibrio relacional.
A pesar que tales tendencias pueden ser muy problemáticas, la persona simbiótica
de mayor nivel de funcionamiento puede estar extremadamente bien sintonizada con las
necesidades y sentimientos de los demás, teniendo profundas cualidades empáticas. La
habilidad de meterse en “el pellejo del otro”, puede serle de gran utilidad, mientras la
relación siga estando relativamente libre de conflictos y no sea amenazante.
Tal vez el aspecto más interesante del comportamiento simbiótico es su tendencia a
ocuparse en patrones de pensamiento y conductas que sirven el propósito de preservar la
relación patogénica original. Desde el punto de vista del comportamiento, esto implica
cosas tales como seleccionar amistades, colegas y compañeros que reproducen en una
forma significativa las características de apego del objeto original o, a través de la
identificación proyectiva recrear eso en otros. A menudo, el mundo simbiótico está lleno de
gente que requiere una buena dosis de reflejo sensible, cuyos sentimientos pueden ser
heridos con facilidad, que activa o pasivamente demandan el recibir apoyo cuidadoso y que
son muy difíciles de satisfacer. En suma, el simbiótico elige para sus relaciones más
cercanas, a aquellos que justifican su proyección, o les ayuda a proveerle tal justificación.
Al hacer esto, el carácter simbiótico tiene un rol que cumplir y por su intermedio adquiere
un self. El vacío y la fragmentación del self real son evitados por medio de la inmersión en
el otro. A veces esto puede parecer obsesivo en el ámbito del comportamiento y de las
cogniciones. La persona simbiótica puede llegar muy lejos para aplacar o acomodarse a
otros, en especial en tanto esto reduzca el afecto negativo de los demás. El individuo
simbiótico no solo absorbe los estados negativos del otro sino que asume la responsabilidad
por ellos.
En psicoterapia, la interpretación de la preservación de la relación patogénica es
habitualmente un tema omnipresente en el tratamiento simbiótico. Sin embargo, lo
importante es anticipar que más al aceptar tal interpretación que al actuar sobre ella, se
despertarán ansiedad, culpa e incluso vacío del self. Porque, mientras el simbiótico puede
mantenerse a sí mismo ocupado, por medio de la adaptación o la resistencia a las
necesidades del otro, el vivir sin ese tipo de relación puede parecer literalmente imposible,
e incluso equivocado del punto de vista moral. El trabajo de Fairbairn (1974) es de
particular ayuda en el logro de la comprensión del rol que tiene la profunda necesidad
humana de preservar los vínculos objetales al mantener la psicopatología.
La persona que desarrolla un carácter simbiótico a menudo se convierte en el
portador de la responsabilidad para el sufrimiento familiar. Es como si esa pena hubiera
sido absorbida por el individuo no como resultado de la experiencia directa sino por un tipo
de asimilación o herencia no sometida a crítica. La trampa, está en asumir la

70
responsabilidad por algo invasivo, que puede perfectamente bien saltarse generaciones y
sobre lo cual el individuo no tiene influencia ninguna. La suposición de la responsabilidad
es llevada a cabo por un niño inocente y egocéntrico que no aprecia la magnitud de la carga
asumida. Con frecuencia, la psicopatología de la persona simbiótica puede ser mejor
comprendida cuando es vista como expresión del legado de la patología familiar que como
resultado del trauma directo experimentado por el paciente. Esto avala el hecho de que la
sintomatología simbiótica es experimentada a menudo por la persona como
extremadamente ajena, y es difícil incluso para un analista experimentado entender aquello
que parece no derivar de la historia personal del paciente sino derivado con mayor
frecuencia de la historia familiar.
Si no hubiera conflicto en torno a la adaptación, sobreinvolucramiento o el ser
devorado del carácter simbiótico, habría mucho menos problemas. Pero la agresión y el
deseo natural de autoexpresión del individuo no pueden ser destruidos tan fácilmente.
Como todas las otras adaptaciones caracterológicas, esta es una solución de compromiso
ante un problema imposible de resolver. Siempre hay una reserva profunda de
resentimiento hacia el otro por haberle causado los estados disfóricos de ansiedad, culpa,
depresión y responsabilidades que constituían una carga, así como por haber tenido que
suprimir la agresión y autoexpresión naturales.
Entonces, ¿donde se van la agresión y la autoexpresión? o resisten, aunque de modo
conflictivo, las demandas de adaptación y/o se vuelven contra el self. La resistencia puede
tomar diversas formas. La más común es la resistencia pasiva en la cual la persona se retira
del campo, olvida o, de otras maneras inconcientes rechaza y frustra al otro. Así la
resistencia puede ser negada, aunque aún puede estimular un monto considerable de culpa.
Una vez que la resistencia se vuelve más conciente o activa, a menudo se manifiesta como
una especie de rigidez en la cual la persona es extraordinariamente sensible a la posibilidad
de ser invadida por el otro. De hecho, esto no es un fenómeno poco común en la
psicoterapia de estos individuos, puesto que son esencialmente los límites entre el self y el
otro los que no pueden ser modulados de forma adecuada. En la mitad de un cambio de tal
naturaleza, el simbiótico, puede asemejarse al adolescente que insiste en defender sus
“derechos”, y el cliente puede quedar atascado en esa posición si el terapeuta no puede
ayudarlo en el logro de una modulación menos radical. Oponer resistencia es sólo el
opuesto de adaptarse al otro. En ambos casos, el self es encontrado en relación con otro, ya
sea en la adaptación o la resistencia, pero no en la auto activación.
Incluso si no hay otro literalmente en la escena, el comportamiento simbiótico puede
ser mejor comprendido en la adaptación o la resistencia del “compañero evocado” (Stern,
1985), que es demandante y frecuentemente imposible de satisfacer. También en esta
actividad, el individuo conserva el tipo de relación de rol al cual se ha acostumbrado, y por
esta vía conserva un falso sentido del self. Así, aunque la relación original sea preservada al
encontrar o crear a otro que justifique la proyección y viviendo ya sea en adaptación o
resistencia o de modo puramente intrapsíquico (como preocupación rumiativa); la
conservación de la relación de rol original constituye el corazón mismo de la vida personal.
En los casos en que esta relación no puede ser mantenida, el carácter simbiótico
experimenta lo que Masterson ha denominado la depresión del abandono, en la cual al
individuo le resulta extremadamente difícil la autoactivación y experimenta pánico, un
terrible vacío y soledad y fragmentación del self. Es en este estado que la persona
reexperimenta la crisis del reacercamiento; nuevamente se encuentra sola con un self débil
y sin la conexión y el apoyo que necesita. Las actividades de individuación, separación y
autonomía sólo servirán para mantener la desolada soledad.

Con esta estructura, la experiencia emocional correctiva de la psicoterapia implica el


descubrir que la autoexpresión puede ser apoyada. La expresión del self constituye una
situación de “peligro” y el cliente necesita experimentar un tipo de desensibilización tanto
en la terapia como fuera de ella. Más aún, la persona necesita recibir apoyo durante el
proceso de separación de las relaciones sobre involucradas intrapsíquicas, transferenciales
o reales que mantienen su falsa identidad.

71
/AFECTOS
Lo más distintivo del carácter simbiótico en lo afectivo es su perturbada relación con
la agresión. El impulso agresivo separador ha sido desalentado y en los peores casos
castigado con severidad, de modo que no se ha desarrollado hacia una asertividad sana y
bien modulada. La agresión simbiótica es más bien negada, o en los estados límitrofes,
expresada sin control o dirigida con violencia hacia sí mismo. En el extremo más bajo del
continuo del desarrollo del ego, la hostilidad puede aparecer como ira que se expresa
libremente frente a la percepción de rechazo o distanciamiento de los demás; o de modo
opuesto, cuando se percibe que otros están entrometiéndose o siendo envolventes. A
niveles más elevados del desarrollo del ego dentro de este carácter, es típico encontrar más
defensividad en torno a la hostilidad, y su expresión se vuelve más pasiva o solapada.
La hostilidad surge en respuesta al insoportable vínculo al cual se ha tenido que
adaptar la persona: la amenaza de abandono como consecuencia de la individuación. Es por
ello que se elicita en especial frente a cualquier amenaza de abandono o experiencia de
sentirse atrapada. El problema es que los sentimientos acerca de tal hostilidad son
impedidos de modo muy significativo en la experiencia y estructura de creencias del niño
muy pequeño. Él cree que su expresión de hostilidad será extremadamente destructiva,
devastadora o completamente ineficiente para el otro. La persona limítrofe simbiótica con
bajo control experimentará a menudo su hostilidad como ineficiente, mientras que el
simbiótico sobrecontrolado tenderá a experimentar su hostilidad como destructiva. Esta
tendencia puede ser revertida de forma radical, y el paciente limítrofe puede dar rienda
suelta, a menudo de manera más conciente, al pensamiento mágico de que su hostilidad es
destructiva; de modo que la persona de un nivel más alto de funcionamiento puede
experimentar que sus respuestas sobrecontroladas son realmente ineficientes. En ambos
extremos del continuo del desarrollo del ego existe una polaridad alrededor de la
experiencia y expresión de la hostilidad, y tanto el trastorno simbiótico del carácter como el
estilo caracterológico presentan una falla en la capacidad de manifestar una agresión bien-
modulada, dirigida hacia una meta y sostenida.
Winnicott (1971) ha sido particularmente instructivo al enfatizar el rol de la agresión
en el proceso de individuación. Este autor parecía creer de modo literal que el niño
descubre lo que él no es por medio de intentar destruirlo y darse cuenta que no puede.
Seguramente la investigación del desarrollo más reciente cuestionaría esta radical
posición en cuanto a las relaciones de objeto. A pesar de eso, la agresión es una fuerza
separadora. Establece la existencia de la diferencia. Más aún, es razonable hacer
conjeturas de que el niño fácilmente puede temer dañarse a sí mismo o a otros como
función de su propia agresión (por ej. venganza o destrucción del objeto). En la medida que
el niño opera con la ilusión de la “responsabilidad omnipotente”, puede creer que su
agresión tiene el poder literal de dañar o destruir. Así, aquello que es necesario para
separar puede crear con facilidad, en el sentido analítico clásico una situación peligrosa,
dando lugar a un c0onflicto. El impulso o deseo de agredir estimula un complejo de
temores. En la medida en que los padres puedan hacer frente y apoyarse a sí mismos
durante ésta agresión, van a desensitizar los temores del niño y estimular en él la
percepción de realidad exacta de que su agresión no necesariamente daña, destruye o lleva
a la venganza traumática. Esto es lo que piensa Winnicott cuando escribe, “en la fantasía
inconciente, el crecer es en sí mismo un acto agresivo. Si el niño debe convertirse en un
adulto, este movimiento se logra pasando por sobre el cuerpo sin vida de un adulto
(inconcientemente)” (1971, pp. 144-145).
El problema para el carácter simbiótico es que no se permite la agresión necesaria, y
se crea o refuerza la fantasía de que es inherente a la agresión el ser dañina y peligrosa.
Por lo tanto se prohíbe la creación del adulto a través de la agresión, dando origen a la
detención del desarrollo.

72
Para propósitos de clarificación, es probable que sea necesario subrayar el
significado del término simbiosis como ha sido usado aquí: Este término no se refiere a la
ilusión de que “Mami y yo somos uno” (Silverman y Weinberger, 1985). Más bien se refiere
a la experiencia de esta estructura del carácter de que el self está esencialmente vacío si no
se sobre involucra con otro.
En el desarrollo sano, las respuestas agresivas del niño son tanto permitidas como
frustradas en su justa medida. Al niño se le permite descubrir que la agresión puede ser
permisible e incluso estimulada dentro de ciertos límites. Como resultado de este proceso
continuo, el niño aprende a modular de modo apropiado la agresión y se hace capaz de
expresarla cada vez más dentro de un rango medio y evaluar de modo apropiado sus
respuestas agresivas. Cuando no es éste el caso, se producirá una respuesta polar en torno
a la expresión y evaluación de la agresión.
En los rangos medios a elevados del desarrollo estructural del carácter simbiótico es
habitual que la agresión esté sobre controlada y haya excesivo temor de daño y venganza
frente a expresiones agresivas mínimas incluso; además del surgimiento de fantasías,
sueños o incluso conductas extremadamente agresivas que son bastante alarmantes y
egodistónicas.
En el extremo más bajo del continuo de desarrollo estructural, y donde se exhibe la
patología limítrofe, a menudo habrá episodios de ausencia de control de los impulsos
agresivos, que pueden de hecho ser tanto destructivos como estimular la venganza. De
modo concomitante, la personalidad limítrofe puede justificar a menudo la agresión.
Cuando la agresión natural es habitualmente reprimida y se acumula el resentimiento, el
impulso agresivo se acompaña cada vez más de un aumento de una hostilidad incontrolada,
que es destructiva y de ser expresada estimularía la represalia. En la medida en que esto
ocurre la persona ya no distingue entre agresión y hostilidad, la ilusión de daño deja de ser
una ilusión. Las ilusiones del niño acerca de la agresión, apoyadas por el refuerzo que los
padres hacen de tales ilusiones, unido al cambio progresivo en la constelación agresión-
hostilidad, hacen que aquello que fue ilusión se convierta en realidad. Y, con escasa
intervención, esta bola de nieve continúa.
Al final, en la medida en que haya una detención del desarrollo en la estructura, el
individuo debe hacer frente a un nivel elevado de impulsos hostiles y agresivos provisto de
recursos limitados. Esto puede dar como resultado un comportamiento descontrolado y
hostil como en el limítrofe o la negación más adaptativa y pasivo-agresiva de la neurosis o
estilo del carácter simbiótico. Al tratar el carácter simbiótico, puede ganarse una buena
cantidad de dirección terapéutica atendiendo de forma continua a la relación que tiene el
paciente con su agresión y hostilidad. Cuando no se permite la agresión natural, no puede
ocurrir la individuación normal ni establecerse una identidad o sentido del self separados.
Una identidad verdadera se construye a partir de la combinación del descubrimiento de la
expresión del self y la internalización gradual de figuras externas a través de una tolerancia
y frustración óptimas. Cuando se prohíbe la agresión normal, ninguno de los procesos
puede llevarse a cabo como debiera y en consecuencia, una identidad real del self no puede
establecerse de modo adecuado.
La formación de la identidad tal como es ocurre a través de una introyección
incorporativa más primitiva del otro “regulador del self “. Una identidad formada de esta
manera no se asimila o posee y, en el caso del carácter simbiótico, siempre habrá necesidad
de otro significativo para el logro de la experiencia de auto-cohesión. Como ha destacado
Meissner (1986), la identidad que no ha sido asimilada, incorporada, que es ajena e
implantada puede ser proyectada con prontitud sobre otros, dado que en primera instancia
no era del todo propia. Por supuesto, esto es particularmente cierto en relación a los
aspectos más incómodos e indeseables de aquella identidad. En el caso específico del
carácter simbiótico, esta proyección a menudo involucra los aspectos controladores,
inductores de culpa, e inhibidores de la agresión de la identidad introyectada.
Además de los procesos arriba descritos, el carácter simbiótico no ha internalizado
en forma gradual las habilidades para cuidar y reconfortar al self. Estas funciones
permanecen con el objeto externo, de modo que el otro es necesario como un vehículo para

73
la proyección de los aspectos negativos del self introyectado y también como un
instrumento para la realización de las funciones de mantención y regulación. Entonces, en
el carácter simbiótico de nivel inferior, el otro es absolutamente necesario para cualquier
experiencia aparente de cohesión, estabilidad o relación segura con la realidad. Sin
embargo, si el otro se acerca demasiado, la persona simbiótica se siente sumergida en una
fuerza controladora y hostil y si el otro es muy distante, experimenta el pánico de estar a
solas y abandonada, carente de recursos internos adecuados. Con esta polarización extrema
es prácticamente imposible encontrar y mucho menos mantener una distancia óptima con
respecto a los demás. Dado que la fuerza del ego está especialmente debilitada, como en los
casos limítrofes, puede observarse el patrón característico de dependencia extrema
alternado con un distanciamiento rabioso (Masterson, 1976). Este patrón está omnipresente
en el simbiótico, incluso a niveles más elevados de desarrollo estructural, aunque su
expresión es más sutil y está defendida de modo más apropiado de los sentimientos a la
base.
Etiológicamente, la dificultad simbiótica en la modulación de la agresión se relaciona
con la inhabilidad para modular la distancia. La agresión es separadora, el simbiótico no
puede agredir, y en consecuencia no puede separarse. El impulso natural a agredir y
separarse constituye una situación peligrosa. Por esto, el individuo debe crear alguna
solución de compromiso para manejar tanto el impulso agresivo y separador como la
continua necesidad de establecer contacto, y el aumento de temor realista con respecto a
su propia destructividad y la consiguiente venganza ambiental. Este compromiso es el
carácter simbiótico, expresado a lo largo de la dimensión del desarrollo del ego desde el
trastorno de personalidad borderline o dependiente a una neurosis y estilo del carácter
simbiótico de tipo más neurótico. En cualquiera de sus expresiones, esta estructura del
carácter tiene un defecto que le impide conciliar dos polaridades importantes y hace que se
mantenga una tendencia a escindir en torno a las dimensiones de agresivo-pasivo y sobre
involucrado-distante. Estas polaridades se observan en casi todas las expresiones del
carácter simbiótico, ya sea en los ámbitos afectivo, conductual o cognitivo.
El impulso a la individuación, que puede expresarse a sí mismo de variadas maneras
en el deseo de explorar, en la expresión de exhuberancia, en el deseo de tener éxito o de ser
diferente, elicita las consecuencias negativas internalizadas. Frente a este impulso el
individuo sentirá ansiedad, culpa u otra manera de prohibición auto impuesta, la cual
interfiere con la expresión natural de uno mismo y despierta agresión. En suma, como
expresión del impulso propio de diferenciarse, la agresión y la hostilidad en sí elicitarán la
prohibición, la ansiedad, culpa, etc. Por lo tanto, hay un grupo entero de impulsos y afectos
que son conflictivos y que el individuo intentará evitar. La sintomatología de tipo neurótico
es la consecuencia típica de intentar encontrar alguna solución de compromiso para todos
estos impulsos conflictivos. Cuando estas soluciones de compromiso son egosintónicas y
funcionan razonablemente bien, observamos adaptaciones caracterológicas que no son
vividas como problemáticas, son típicas del modo de funcionamiento general del individuo,
y pueden ser vistas como ejemplos del estilo de carácter.
A medida que el individuo atraviesa un proceso psicoterapéutico focalizado en los
elementos simbióticos, comienza a experimentar cada vez más las variadas formas del
impulso para individuarse, las prohibiciones ante tal diferenciación y las consecuencias de
ello (por ej. ansiedad, culpa, auto sabotaje, etc.). En ese punto ocurre un conflicto típico
sobre como identificarse con o lograr ego-sintonía con las ideas y afectos prohibidos
originalmente. En este punto del juego, el individuo puede ponerse aún más neurótico en
cuanto aumenta su conciencia respecto a que él representa una casa dividida, por ejemplo,
una parte tiene más interés en la aventura o el éxito y la otra parte se siente más asustada
o culposa acerca de tales impulsos y ambiciones. Es habitual que a medida que progresa el
proceso de individuación el individuo se dé más cuenta de su rabia y hostilidad en relación
a los temas y afectos prohibidos y al mismo tiempo de la ansiedad que le generan la rabia y
hostilidad. Este patrón es típico en los individuos con mayor grado de desarrollo y se
benefician muchísimo trabajando estos elementos por medio del análisis y la
reconstrucción.

74
El continuo de desarrollo estructural es de utilidad para ayudarnos a comprender
otros sentimientos problemáticos del carácter simbiótico y que hacer respecto a ello. En el
extremo inferior del continuo hay un acceso más abierto a los miedos primitivos que hacen
al simbiótico tan vulnerable en lo emocional. Dado que la estructura defensiva no funciona
muy bien, el individuo puede hablar de su rabia como anticipación del abandono o terror al
rechazo y la soledad. El problema está en el acting-out de la transferencia de todo esto en
su vida, así como en la relación terapéutica, y la medida en la cual estos poderosos
sentimientos sobrepasan y desorganizan a la persona.
La persona que funciona en el extremo inferior del nivel estructural necesita la
seguridad de una relación interpersonal que confronte la destructividad del acting-out y en
la cual los límites estén dispuestos de manera firme y cuidadosa. En el extremo superior del
continuo, las cosas son más neuróticas y la persona no tiene total acceso al entendimiento
de qué se tratan sus síntomas a menudo misteriosos. Puede sentirse obligada a ser siempre-
amable y preocupada de los demás, sin embargo, paradójicamente, muestra ausencia de la
capacidad de ser solícita, de sentimientos espontáneos de generosidad, o evidencia de
sueños y fantasías claramente hostiles.
Dado que los impulsos de distanciarse, separarse, o agredir son inaceptables, se
vuelven inconcientes y dan como resultado conductas que se experimentan como
misteriosas o distónicas. De modo semejante, la conservación de las relaciones, actitudes e
incluso conductas disfuncionales puede tener la función de alejar los temores de
separación, pero esto también es secreto. En éste último caso, la interpretación de este
patrón emocional a la base puede ser terapéutico porque trae estos sentimientos
“irracionales” a la esfera conciente, en donde pueden ser comprendidos, evaluados y
experimentados en forma directa por una persona cuyos recursos yoicos tienen capacidad
de un reordenamiento. La persona que sufre del estilo de carácter simbiótico necesita saber
lo que los simbióticos limítrofes conocen en demasía—los sentimientos caóticos del niño
inmaduro atrapado en el conflicto del temor al abandono o el ser devorado.
La disforia de la persona simbiótica a menudo se relaciona, de uno u otro modo con
el vacío fundamental en la experiencia del self. En los individuos más borderline, esto se
actúa a menudo al acusar a los demás de fallar en proveerles la orientación o significados
necesarios, o de hacerse cargo del self debilitado. A medida que uno avanza en el continuo,
se encuentra con una expresión más responsable de tristeza frente al vacío y falta de
sentido de la vida, sea éste crónico o periódico. En el proceso de psicoterapia, la persona
con un carácter simbiótico va a encontrarse con este duelo en relación al vacío en su propia
vida, del mismo modo que le ocurre al narcisista. Esta toma de conciencia y la consiguiente
tristeza son importantes para que la persona tenga una experiencia auténtica con respecto
a su self real.

COGNICIÓN
Central para la comprensión de los aspectos cognitivos del carácter simbiótico es su
confusión acerca de los límites entre el self y los demás. La experiencia del self y el otro
como fusionados puede ser sostenida en forma conciente o ser totalmente repudiada o
reprimida. Pero aunque sea de modo conciente, parcialmente conciente o inconciente, las
suposiciones a la base de los errores cognitivos en el simbiótico se relacionan con esta
fusión self-otro. No hay una percepción realista acerca de quién es responsable de qué en
las estructuras de inferior funcionamiento “limítrofe”, de modo que hay una tendencia
aumentada en el individuo de responsabilizar a los demás de sus acciones o estados
mentales. El “limítrofe” tiende más en la terapia que en la vida hacia el acting-out de
transferencia y “convertir lo pasivo en activo” (Weiss y Sampson, 1986). El acting-out de
transferencia se refiere a la reacción patológica en la cual el individuo ve al otro como la
figura frustrante original pero sin reconocer el proceso transferencial, de manera que, sin
darse cuenta de la naturaleza proyectiva del estímulo, hace acting-out como si el otro fuera
en realidad tan frustrante como lo ha experimentado.

75
El transformar lo pasivo en activo se refiere al proceso en el cual el individuo frustra
al otro del modo en el cual él fue tempranamente frustrado. Para la presente estructura de
carácter, esto puede ser manifestado por el individuo expresando desilusión extrema e ira
contra el otro por fallar en comprender, anticipar y remediar de modo adecuado sus
necesidades. Sin embargo, a niveles más elevados de funcionamiento la tendencia hacia la
fusión se expresa más a menudo en la excesiva responsabilidad que se asume por el
bienestar de los otros.
Para los caracteres simbióticos en el rango neurótico y más elevado, los conceptos
de culpa de separación y supervivencia (Modell, 1965, 1971) serán particularmente útiles.
En estos casos, las tendencias naturales del niño hacia la “responsabilidad omnipotente”
han sido más bien reforzadas que desalentadas de manera suave, de modo que el individuo
cree que su individuación va literalmente a herir a aquel que ama y del cual depende. La
creencia es que la separación realmente causa daño al otro y que uno es responsable de
aquel daño. Una noción mágica no muy alejada de ésta es la de la culpa del sobreviviente:
la creencia de que la experiencia positiva de la vida en sí va a ser lograda a expensas de
otro. El tener cualquier cosa buena en la vida es, en un modelo inexacto de la realidad, el
resultado de quitárselo a otra persona. Weiss (en Weiss y Sampson, 1986, p.43), escribe, “el
niño puede desarrollar culpa....no sólo acerca de motivos tales como incesto y asesinato,
que en general son considerados reprobables, sino que también acerca de metas razonables
y generalmente aceptadas, tales como hacerse más fuerte u obtener mayor gozo de la vida.
De hecho, una persona puede sufrir culpa o ansiedad acerca de relajarse, o sentirse sana o
feliz”.
A muchos individuos con este elemento caracterológico se les dijo de modo discreto
y repetido que eran responsables del bienestar de sus padres, y que cualquier forma de
separación-- la aventura, la diferencia de opinión, la auto expresión, en lo cual el padre
pudiera o no involucrarse, resultaba perjudicial para ese padre. Este mensaje de “¿cómo
has podido hacerme esto a mí que soy tu padre?” refuerza lo que parece ser la tendencia
natural del niño de desviarse en dirección a la “responsabilidad omnipotente”. Más aún,
este tipo de condicionamiento ocurre durante períodos del desarrollo en los cuales es de
vital importancia para el niño mantener vínculos sólidos y positivos con el padre, y durante
el cual él va a sacrificar casi todo para lograrlo. Por lo tanto, no es sorpresa que el niño
acepte y se identifique con la construcción de la realidad del padre y luego se vea a sí
mismo como malvado.
Si el individuo simbiótico hubiera podido separarse en forma gradual y con apoyo, el
otro se hubiera vuelto gradualmente menos importante y central para su sentido de
identidad. Sin embargo, dado que eso no ocurrió, el otro sigue siendo fundamental para el
carácter simbiótico a nivel emocional, lo que es normal para un niño chico entre el año y los
dos años de edad. Esta es una composición en extremo debilitante con la cual ingresar a la
vida adulta, en especial en las culturas occidentales modernas. La solución construida
mantiene el contacto simbiótico con el otro, mientras que al mismo tiempo se vive como
adulto con todas las demandas de autonomía que ello implica.
Debajo de la complejidad de las soluciones altamente neuróticas, a menudo uno va a
encontrar las decisiones de rol o “creencias patogénica” del siguiente tipo: “No soy nada sin
ti. Me debo a ti. No merezco lo que tú eres capaz de darme. Merezco ser castigada por mi
éxito. No puedo ser feliz a menos que tú también lo seas. Soy responsable de tu infelicidad”,
etc. A menudo estas creencias son inconcientes por una variedad de razones.
Puede que hayan sido desaprobadas verbalmente por el mismo padre que las
promulgó de manera no verbal, o por el individuo como una manera de sobrevivir en el
mundo, pueden también ser vistas por su mente racional conciente como inapropiadas, etc.
A la base de todo esto, es frecuente hallar la creencia, casi siempre basada en amenazas o
en experiencia real, de que la afirmación de la propia autonomía traerá como consecuencia
el abandono. En la medida en que esto es verdad y el individuo enfrenta la vida adulta con
la organización emocional de un niño, ocurre que este sistema es muy eficiente en evitar
que el sujeto pueda realmente desenvolverse y emerger. A medida que este tipo de
creencias van siendo descubiertas en la psicoterapia, lo intrincado de aquello que Modell ha

76
llamado “libreto mental”, puede ser verdaderamente extraordinario. Por ejemplo, un
individuo puede pagar por su éxito al no disfrutarlo o sabotearse a sí mismo de una u otra
forma. A raíz de la internalización, a menudo ocurre que el individuo replica el patrón más
autodestructivo de sus propios padres en este esfuerzo por mantener el libreto.
Como en las demás estructuras en donde el trauma psíquico primario ocurre en el
proceso de individuación (por ejemplo narcisista y masoquista), el objetivo central de la
psicoterapia es la resurrección y desarrollo del verdadero self. Este proceso implica en
primer término descubrir, remover o modificar de modo selectivo aquellos aspectos del self
que son sólo el producto de la introyección incorporativa, la indoctrinación inapropiada, la
identificación autodestructiva y las decisiones inadecuadas. Mientras que este “falso self”
no es tan obviamente falso como en la personalidad narcisista, es, a pesar de eso, artificial,
adoptado e impuesto. La erosión de este self maligno dejará un vacío y una necesidad
emergente de descubrir y desarrollar un verdadero sentido de self, un autoconcepto
realista, y una cantidad de conductas que definen al self. En individuos que tienen un
funcionamiento más elevado, el vacío puede ser llenado con más facilidad en cuanto el
individuo tome posesión de aquella parte de su vida con la cual puede identificarse de veras
y haga uso de sus considerables talentos para desarrollar áreas adicionales de auto-
funcionamiento. En individuos de niveles de funcionamiento más bajos, todo el proceso
tomará más tiempo porque hay un requerimiento mayor para remediar el déficit y llenar de
manera sustancial un vacío real. En cualquier caso, habrá períodos en los cuales el paciente
experimentará el vacío y la consiguiente necesidad de un terapeuta para hacer frente a esta
fenomenología.
La psicoterapia del elemento simbiótico implica hacerse dueño de sí mismo y
reforzarlo donde ha sido debilitado. Sin embargo, es una suerte que los sentimientos de
debilidad habitualmente sean más regresivos que el desarrollo real del self. De hecho, una
solución de compromiso popular para el carácter simbiótico implica el desarrollo de las
capacidades del self, aunque de modo simultáneo se niegan éstas capacidades. Es posible
que estos individuos tengan una recuperación relativamente rápida una vez que reclaman
el derecho a propiedad del self.

OBJETIVOS TERAPÉUTICOS

OBJETIVOS AFECTIVOS
El objetivo terapéutico afectivo central con el carácter simbiótico es ayudar al
individuo para que se exprese a sí mismo con más libremente, en especial manifestar
aquellos afectos que han sido inhibidos y desautorizados. A menudo, esto involucra la
expresión de la asertividad, agresión y hostilidad, aunque a menudo están implicados otros
afectos más benignos. Para llevar esto a cabo, la terapia para todos aquellos excepto los
limítrofes con acting-out debe reducir el sentimiento de obligación hacia los otros del
individuo, su culpa generalizada frente a la auto expresión y en especial su miedo de herir a
los demás a consecuencia de su autoexpresión o tener éxito a costa de otros. En algún lugar
a lo largo del camino, la terapia va a tener que enfrentar al paciente a su verdadera
hostilidad hacia los demás y a la habitual restricción o intromisión imaginada o real que
imponen a otros.
Es frecuente que la psicoterapia del carácter simbiótico implique hacer frente a
estados afectivos que surgen a partir de identificación con los estados afectivos de otros—
habitualmente uno de los padres. Por ejemplo, suelen verse individuos en esta categoría
que experimentan la vida como algo que los sobrepasa, es extraordinariamente injusta,
llena de privaciones, abusiva, etc. Esto ocurre más bien a raíz de lo experimentado por la
familia inmediata e incluso extensa de la persona y no por experiencia propia. Se trata de
“afectos adoptados” que necesitan ser comprendidos por lo que son y devueltos a sus

77
verdaderos dueños. A menudo, la familia del paciente ha estimulado este tipo de
identificación negativa y adoctrinado al paciente con la idea de que ser bueno es sentir de
esta manera respecto a los demás. A medida que son evocados todos estos afectos y
discriminaciones negativas, el individuo va a necesitar ser apoyado mientras se da cuenta
del miedo que siente frente a su propia destructividad, a ser abandonado y a los anhelos de
venganza que todo esto puede despertar. Un paciente en estas condiciones puede ser
ayudado a ver que tales temores son el resultado de condicionamientos tempranos y
constituyen los tipos de errores cognitivos típicos de los niños pequeños, así como
productos de la acumulación de la propia agresión y hostilidad.
Un segundo tema conflictivo se relaciona con la cercanía versus la distancia. A
menudo, el terapeuta va a necesitar normalizar y darle permiso a los impulsos naturales del
paciente, en especial aquellos que se relacionan con la necesidad de distancia. El terapeuta
puede ayudar al individuo simbiótico a comprender los impulsos similares en los demás,
influyendo por intermedio de esto en los temores de abandono del paciente. Un tema
generalizado de la terapia del carácter simbiótico será la modulación de los límites entre el
sí mismo y los demás. En especial cuando la persona está desarrollando las capacidades
para establecer una mayor cercanía con los demás, van a aumentar los temores de ser
devorada o “perderse a sí misma” en las necesidades y la personalidad del otro.
El crecimiento personal de la persona simbiótica va a estar asociada a la pérdida,
pérdida de las características compensatorias del self, darse cuenta de la pérdida histórica
del self real, y de modo no infrecuente la pérdida de los otros significativos que han sido,
como uno de los padres, una carga abrumadora en la vida del paciente. Más aún, en la
medida que una persona no haya completado el duelo por las pérdidas de aquellos que ama,
este proceso debe ser trabajado.
Finalmente, el individuo simbiótico necesita permiso para obtener placer en la vida. En
especial necesita desarrollar la habilidad para disfrutar y enorgullecerse de su auto-
expresión y los resultados que esto conlleva. Puede requerir aprender que no sólo está bien
tener poder sino también disfrutarlo. Tanto la aventura como la indulgencia y el logro son
todos una parte de este derecho de nacimiento, y el sujeto merece tener acceso a ellos. En
resumen, el carácter simbiótico necesita aprender que está bien ser lo que uno es, ser
diferente, obtener placer, estar orgulloso de uno mismo, estar satisfecho aunque haya otros
que no logren la satisfacción y que la satisfacción de los demás no depende ni es
responsabilidad de uno.

OBJETIVOS COGNITIVOS
Tal vez el tema central de la psicoterapia del carácter simbiótico será el destapar y
corregir de manera repetida las creencias patogénicas, las decisiones de rol y los
introyectos e identificaciones inapropiados. Casi siempre, esto va a implicar el dejar al
descubierto la creencia de que la expresión de sí mismo va a causar daño a otros—en
especial a los padres o a su equivalente psíquico en la vida actual, y la creencia de que las
cosas y los sentimientos buenos de la vida se obtienen a expensas de estos otros.
Habitualmente la fusión del self simbiótico con un otro significativo es mantenida de
numerosas e intrincadas formas. En gran medida, la terapia analítica del carácter
simbiótico va a implicar interpretaciones que destaquen la conservación de este tipo de
fijación en la relación interna. Esto puede relacionarse con la incorporación de afectos,
estructuras de creencias y comportamientos que en realidad son atributos auténticos de
otros.
El insight repetido acerca de esta identidad adoptada en todos los ámbitos de la
experiencia, será necesario para la renuncia al self simbiótico compensatorio. Será
necesaria una comprensión bien desarrollada acerca de la historia y la detención del
desarrollo cognitivo del simbiótico para liberarlo de su familia de origen y su patogénico rol
en ella. Para corregir la tendencia del simbiótico a sobre involucrarse y esperar que los

78
demás también lo hagan, puede ser necesario ayudarle en forma repetida a relacionarse
con la realidad, en especial en el área de las obligaciones y responsabilidades sociales.
Es importante que el sujeto adquiera insight acerca de la particular naturaleza de las
soluciones de compromiso que utiliza ante los conflictos simbióticos típicos. En otras
palabras, como es que ha sido capaz de resolver los problemas de ser agresivo pero al
mismo tiempo negarlo, ser exitoso pero fallar en reconocerlo o disfrutarlo, ser aventurero y
que le provoque gran ansiedad el vivir la aventura, etc. A menudo será productivo descubrir
los “juegos que juega el simbiótico”, con especial énfasis en las maniobras pasivo-agresivas
que utiliza.
La detención del desarrollo del simbiótico en los elementos del reacercamiento, a
menudo lleva a que se mantenga la escisión en la vida adulta. Otros son vistos como buenos
cuando son indulgentes y malos cuando no lo son, en tanto el self es visto como bueno
cuando es tan tolerante como le exigen los demás y como malvado o culpable cuando no lo
es. El darse cuenta de estas dos tendencias contrapuestas y de la ambivalencia acerca del
self y los demás a menudo es un aspecto necesario del tratamiento, en particular en los
niveles más bajos del desarrollo estructural. Finalmente, quizás el tema más básico de una
terapia exitosa del simbiótico está relacionado con la identificación, el desarrollo y la
asignación de un nombre exacto al concepto de self. Esto implica contestar finalmente la
pregunta, “¿Quién soy yo?”, en términos de conocer las propias ambiciones, habilidades,
aptitudes, talentos, destrezas, preferencias, gustos, etc. A veces el hecho de que el cliente
se dé cuenta de que hay algo en particular que le gusta o disgusta señaliza o simboliza el
logro de la auto-identificación.

OBJETIVOS CONDUCTUALES-SOCIALES

Realmente es en el contexto del ambiente social actual del cliente que él debe
liberarse a sí mismo de una identidad basada en la fusión y establecer una identidad que le
sea propia. Suele ocurrir que las relaciones actuales reproducen y por lo tanto mantienen
las relaciones históricas y patológicas. Esto debe ser cambiado o dejado de lado. Cuando el
peso de una historia patológica se mezcla con el peso de un presente interpersonal
patológico será difícil lograr el cambio. Aún así, son los problemas relacionales
contemporáneos los que a menudo mejoran y permiten la reconstrucción de los problemas
originales. Las ganancias terapéuticas pueden ser alcanzadas con mayor facilidad y rapidez
cuando las reacciones del paciente son más bien puramente transferenciales y el medio
ambiente no está cooperando en el encierro actual del paciente, en especial cuando los
cambios positivos son bienvenidos por el medio ambiente social.
A diferencia de los afectos y pensamientos, es importante que en el plano conductual
y social el terapeuta apoye, estimule, identifique e incluso instruya de modo directo al
cliente en relación a aquellos comportamientos sociales que expresan individuación,
ayudándolo a modular de modo efectivo la cercanía y la distancia. Aunque los terapeutas
psicodinámicos más tradicionales pueden tener dificultades con una intervención tan
directa en la esfera social, pienso que es apropiado ayudar al cliente a entender y manejar
su ambiente social. Esto es particularmente cierto en el caso del paciente simbiótico, quién
probablemente se relaciona con otros significativos cuya forma de comunicarse es intrusiva
y constrictiva. Suele ocurrir que estos pacientes necesiten una ayuda más práctica y
concreta para liberarse de estos aspectos en las relaciones con los demás e incluso de esas
mismas relaciones. Esto significa asistencia práctica en cuanto a los comportamientos que
se requieren para movilizar, expresar y modular la agresión y la hostilidad.
Finalmente, nos definimos a nosotros mismos—sabemos quienes somos—por nuestro
comportamiento, nuestras relaciones sociales, por aquellos con los cuales elegimos
identificarnos, y por aquellas cualidades que elegimos internalizar y hacer propias. Al

79
carácter simbiótico se le ayuda muchísimo cuando logra comprender todo esto y se le
orienta en cuanto a las conductas y compañía recomendables y que le ayudarían a definirse
a sí mismos. La construcción de la identidad es un proceso activo, y a veces es necesario
que la terapia también lo sea para ayudar al paciente en el logro de dicho objetivo.

CAPÍTULO VIII

El niño usado: la experiencia narcisista

ETIOLOGÍA
Las claves para entender el narcisismo son la herida narcisista y la crisis del
acercamiento. La apreciación del daño narcisista entrega un entendimiento de la
experiencia emocional subyacente. Mucho, si no todo, de lo referente a su apariencia, tanto
para si mismo como para lo demás, intenta compensar ese daño. La crisis del acercamiento
ayuda a entender los aspectos del desarrollo, los recursos y deficiencias del ego, y por lo
tanto, la naturaleza de sus relaciones de objeto, su estructura defensiva y la experiencia de
la propia persona.

80
El daño es una herida profunda en la experiencia del self real. En los casos más
extremos del desorden narcisista, el daño es tan profundo, y las compensaciones tan fuertes
que la persona no tiene experiencia o comprensión residual del self real. En los casos
menos extremos de este desorden, que son endémicos para la cultura, existe usualmente
una consciencia velada del self real, acompañada de un rechazo de la misma. Aunque el
narcisismo proviene del mito Griego, entendido superficialmente como la representación
del amor por el self, el comportamiento exactamente contrario es el que se presenta en el
desorden de personalidad de carácter neurótico o estilo narcisista. El narcisista ha
enterrado la verdadera expresión del self en respuesta a heridas previas y la ha
reemplazado con un self compensador, altamente desarrollado.
El daño narcisista puede darse en una infinidad de formas específicas, pero
esencialmente ocurre cuando el entorno necesita que el individuo sea algo sustancialmente
diferente de lo que realmente es. El mensaje a la persona es el siguiente: "No seas quien
realmente eres, sino quien yo necesito que seas. Quien tú eres me decepciona, me amenaza,
me hace enojar, me sobreestimula. Sé quien yo deseo y entonces te amaré."
Como se destacó antes, cualquier tema caracterológico puede ser visto de esta
manera. Esencialmente, el esquizoide es mandado a no existir, el oral a no necesitar, el
simbiótico a no individualizar, etc. Como resultado, el narcisismo se da en cada ajuste del
carácter, y aspectos narcisistas se encontrarán, en mayor o menor medida, en todas las
estructuras de carácter desarrolladas antes o durante el acercamiento.
Esto es verdad por muchas razones. Primero, cada adaptación del carácter implica el
desarrollo de un self falso compensador en la cual se da una inversión de ego y ante la cual
existe una considerable defensa. Segundo, las tareas de la subfase del acercamiento
correspondiente a la individualización son muy difíciles, y demandan una estructura de ego
intacta y un entorno amistoso, comprensivo, respetuoso, de espejo y que responda
(echoing). Los entornos que crean estructuras esquizoides y orales son, por definición, poco
adecuados y cualquier herida preexistente en el ego puede ser importante. Por lo tanto,
será frecuente encontrar un número de problemas de la representación del self, relaciones
de objeto, vínculo de realidad y funciones defensivas, característicos de las personalidades
narcisistas más obvias en estas otras adaptaciones de carácter.
Además, es frecuente el caso en el cual los que muestran las adaptaciones
narcisistas más serios, han tenido una paternidad deficiente en los períodos anteriores,
requiriendo apoyo y educación. Los padres que producen narcisismo, suelen mostrar la
imposibilidad de relacionarse con sus hijos como seres humanos reales y vivos. Esto
produce una especie de irrealidad esquizoide subyacente en las vínculo con objetos y la
realidad - un terreno ideal para el surtimiento de adaptaciones altamente narcisistas
cuando los aspectos de la formación del self están confrontados. Particularmente, si se ha
dado la idealización y/o humillación del niño por parte de los padres cuando se trata de
formar un self, la fuerza para el desarrollo del narcisismo se torna desmesurada.
Esta visión más generalizada del narcisismo no es novelesca, sino que se refleja en el
trabajo de Adler (1985), Blanck y Blanck (1974, 1979), Miller (1981, 1984) y Lowen (1983).
He obtenido una gran claridad en mis propios pensamientos acerca del narcisismo, al
reconocerlo como una dificultad general que cruza todas las estructuras de carácter
formadas antes o durante la subfase del acercamiento correspondiente a la
individualización. Incluso, estoy alerta a características narcisistas en otras estructuras de
carácter, aunque los aspectos más importantes de la vida que se presenta pueden no ser
claramente narcisistas. Al mismo tiempo, he podido ver el narcisismo expresado en una
etiología más específica y resultando en un patrón caracterológico específico. Este
"narcisismo estrecho" constituye una categoría de diagnóstico muy valorada. En resumen,
los individuos pueden ser vistos como narcisistas en el sentido estrecho cuando han tenido
un muy pequeño trauma antes de la herida narcisista sostenida en el período de
acercamiento. Como resultado, muestra un patrón de adaptación en el que la integridad y la
estima de la persona son un problema, no así la seguridad básica. Me refiero a este patrón
como narcisismo "puro" o "estrecho" para distinguirlo de las adaptaciones narcisistas que
encubren otras estructuras.

81
En lo que sigue, discutiré el narcisismo en este sentido estrecho por su valor
heurístico al notar que las fallas y daños narcisistas en la representación del self y las
relaciones de objeto cruzan otras categorías. Esto es consistente con el enfoque de estos
estudios en que las estructuras de carácter son vistas como expresiones de aspectos
centrales de la vida. Dentro de este marco, cualquier individuo puede manifestar dificultad
con cualquier o todos estos aspectos centrales. Esto es verdad para las heridas y
adaptaciones narcisistas por su posición en la secuencia de desarrollo y por el hecho de que
todos los traumas en esa secuencia son finales en el self real.
En el sentido estrecho entonces, la patología narcisista representa las dificultades de
la representación del self y relaciones de objeto que nacen de la subfase de la
reconciliación correspondiente a la separación - individualización. Es en este difícil
momento cuando, por primera vez, el individuo aprecia completamente su separación, lidia
emocionalmente con el impacto de esa realidad, y es llamado a integrar su grandiosidad
con su vulnerabilidad. Esta reconciliación con la realidad representa el primer intento
individual de reconciliar un sueño idealizado, que incluye las experiencias de simbiosis y
grandiosidad, con las realidades de la existencia, que incluyen separación y limitaciones. Si
el entorno puede aceptar y educar ambos lados de esta polaridad, amar las maravillas de
una persona creciendo y la belleza de una guagua abierta y dependiente, el realismo del
individuo es reforzado y actualizado. Entonces, el individuo puede ser tan magnífico y tan
vulnerable y débil como había nacido para serlo. Cuando el entorno deja a la persona ser,
ella es y no existe desorden en ella. Pero cuando eres demasiado o muy poco, muy enérgico
o no lo suficiente, muy sexual o muy poco, muy estimulante o no lo suficiente, muy precoz o
muy lento, muy independiente o muy dependiente,.... no puedes realizarte libremente. Eso
es el daño narcisista.
Tu intento de ser quien yo necesito que seas es el self falso. Y las patologías
etiquetadas "narcisistas" son simplemente el resultado de (1) el que seas quien otros
necesitan que seas, en vez de ser quien realmente eres, y (2) la detención del desarrollo en
ese punto en que necesitabas un espejo de apoyo para realmente llegar a ser tu persona.
Una proporción significativa de la patología resultante provendrá de tu rechazo de tu
misma persona. Tú reflejarás tu entorno rechazando en tu persona lo que otros rechazaron.
Tratarás de esconder lo que ha sido rechazado y trabajarás diligentemente para
compensarlo. Muy probablemente, evadirás o te enojarás con aquellos que muestren lo que
tú has rechazado en tu persona.
Las relaciones de objeto del narcisista reflejarán consistentemente su intento de
negar la realidad rechazada o suprimida y de alcanzar y mostrar la falsa compensación. El
patrón es más obvio en las personalidades narcisistas en que hay un compromiso casi
impulsivo por tener las ropas, auto, casa y compañía apropiados para mostrar al mundo el
falso self compensador. Incluso, es importante recordar que las formas compulsivas de
negación y limpieza del self pueden ser narcisistas en la forma que se discute aquí. Cuando
la propia vulnerabilidad o humanidad significa una amenaza, se niega; de la misma manera,
cuando la propia magnificencia es demasiada, también se debiera negar. El narcisismo es
simplemente la promulgación del self falso por sobre la expresión del self verdadero. La
terapia exitosa implica una resurrección y expresión del self real.
Encuentro útil pensar en la subfase de la reconciliación de Mahler, como la cual en
que dos polaridades humanas básicas son primero presentadas la niño para su eventual
integración. Estas polaridades son (1) unidad - individualidad, y (2) grandiosidad -
vulnerabilidad. Incluso en el mejor de los casos la integración no es simple. La
psicopatología humana significativa nace de las situaciones familiares en que cualquier
parte de cualquiera de las polaridades no puede ser experimentada libremente y, por lo
tanto, integrada. Obviamente, el carácter simbiótico nace más de un bloqueo de la
integración de la primera polaridad, mientras que el carácter narcisista nace del bloqueo de
la integración de la segunda. Esta dicotomía es, sin embargo, tal vez más heurística que
real en le sentido de que el carácter narcisista realmente nunca individualiza porque nunca
llega a ser si mismo. Mejor dicho, él trata de llegar a ser lo que el entorno quiere, y como

82
resultado, su individualización es falsa. Aún, aparece individualizado y es capaz de llevar un
comportamiento activo, aparentemente individualista en el mundo real.
Es particularmente útil para entender a la gente con aspectos narcisistas, recordar
la gran vulnerabilidad que los niños experimentan durante la subfase de la reconciliación.
El niño es amenazado por el creciente conocimiento de su propia vulnerabilidad e
impotencia y de que es un ser separado de la figura maternal y que carece de los poderes
mágicos de ésta. A medida que sale de la más bien maníaca subfase de práctica, necesita un
entendimiento, simpatía, respeto y reflexión particularmente afinada. Esta es la subfase en
que aparece la idea de que ser una madre "suficientemente buena" es muy difícil. Ser
suficientemente buena significa permitir a la persona que crece, catectizar o usar
narcisistamente a los padres para negociar estos conflictos internos.
Entender el término catexis narcisista es necesarias para la verdadera apreciación
del desarrollo narcisista y la eventual expresión en la vida adulta. Un objeto es catectizado
narcisistamente cuando es el objetivo de la inversión o apego de uno, pero no es visto como
si tuviera su propio centro de vida o actividad. Mejor aún, se le ve como significante solo en
la medida que es parte de la vida de uno, se le considera valioso solo en la medida de su
relación con uno y, en cierto sentido, se espera que sirva las necesidades de uno en forma
incondicional. En otras palabras, es un self-objeto percibido solo como uno necesita que
sea, en vez de un objeto real percibido como es en realidad. (Kohut no hace esta distinción
self-objeto / objeto real, lo que a mi juicio es heurístico)
Para el niño en la subfase de reconciliación, esta es unan vicisitud de desarrollo
legítima. Los padres maduros asistirán a su descendencia permitiendo esta catexis
narcisista y permitiéndose a si mismos ser usados por el niño para definir el self emergente
y separado. El entendimiento, respeto, reflexión y amor de que hablan los psicólogos
analistas del desarrollo, son análogos a los conceptos de "apreciación" y consideración
positiva incondicional usados por Carl Rogers en psicoterapia. Mientras los padres
"suficientemente buenos" deben poner límites a sus hijos, existirá en su atención, el
mensaje subyacente de que el niño está bien, es aceptable y amable como ellos. La
consideración positiva incondicional será para ellos un humanismo esencial, con toda su
magnificencia y vulnerabilidad. Es el mismo tipo de aceptación que compañeros
verdaderamente cariñosos están dispuestos a darse como adultos cuando se apegan como
objeto real a objeto real y aprecian la magnificencia del otro ayudándolo y aceptando sus
vulnerabilidades.
Alice Miller (1981) me ha sido particularmente útil en el entendimiento del
narcisismo recalcando como padres narcisistas crían hijos narcisistas. Cuando los padres
han sufrido daño narcisista en su niñez, intentan proveer a su hijo con ese entendimiento y
reflexión narcisista que no recibieron. Como resultado, no pueden ser usados por los hijos
para negociar los poderosos aspectos de la aceptación; más aún, ellos usan a su hijo como
el espejo que todavía necesitan. En un trabajo muy accesible, Golomb (1992) presenta
fuertes historias de padres narcisistas y sus hijos y explica las consecuencias de la
paternidad narcisista.
El prototipo clásico de la figura materna que catectiza narcisistamente a sus propios
hijos se conoce como la "madre de escenario". Este carácter típicamente patético vive una
expresión artística de sus hijos y pierde sus límites en esa identificación. Normalmente, los
hijos de este tipo de madres son usados con la esperanza de remediar las desilusiones y
deficiencias de la vida de la madre; como consecuencia, existe una tendencia desesperada
hacia la supervisión por parte de este tipo de madres. En la película Fame, el personaje
Doris Finsecker está acompañado de la clásica "madre de escenario". Su madre interviene
frecuentemente en las audiciones de Doris en la Escuela de Arte de Nueva York. Cuando es
llamada con los resultados de la audición, la madre dice ansiosamente, "Bueno, la
aceptaron o no?" Al recibir la noticia, dice apasionadamente, "Doris, lo hicimos."
Cuando el niño falla en dar la respuesta necesaria o en cumplir con las exageradas
expectativas, la figura materna puede quitar su amor o mostrar las explosiones de enojo
que caracterizan la subfase de acercamiento del hijo. El niño, vulnerable y dependiente,
negará entonces su self real para aferrarse a la madre. Cumpliendo con las expectativas

83
ideales de la madre, y asistiendo sus necesidades narcisistas, el hijo se niega y pierde a si
mismo. Invierte en el self falso, idealizado, intentando, a través de él, recuperar lo que
perdió - el amor, respeto, respuesta y espejo necesarios para descubrir, aceptar, desarrollar
y amar a su self verdadero. En esta formulación etiológica, el daño narcisista existe en la
inhabilidad de los padres de aceptar, entender y amar al niño con sus conflictos,
vulnerabilidades y grandiosidades reales. Sentir nuevamente el rechazo del self real es
experimentar de nuevo las emociones caóticas y desmesuradas del período de acercamiento
sin el apoyo paternal necesario para lidiar con esta crisis. Una confrontación de ese estado,
llamada "depresión de abandono" por Masterson (1976), surge en el tratamiento de todos
los aspectos narcisistas.
Existe un cuadro etiológico relacionado que incluye un padre (o madre) narcisista
que es amenazado y envidia la creciente grandiosidad del niño. Tal padre - usualmente
humillado a si mismo en una época anterior de su vida - no quiere entregar a su hijo lo que
a él le fue negado. Particularmente, en los aspectos en que vea al otro padre idealizando al
hijo, intentará humillarlo.
Frecuentemente, he visto la combinación de estos factores etiológicos, dándose
usualmente en líneas sexuales predecibles. He visto el caso, por ejemplo, en que la madre
de un niño hombre, desilusionada de su compañera, idealiza a su hijo y le demanda que la
cuide y que viva según su imagen idealizada. Normalmente, la madre ha idealizado
previamente al padre antes de desilusionarse de él. Catectizando narcisistamente a su hijo,
ella reinvierte su idealización en él y establece el escenario para un daño narcisista
doblemente doloroso en su hijo. El padre celoso responde humillando a su hijo y el niño
desarrolla el self narcisista falso en respuesta a la catexis de la madre. En este caso la
persona real del hijo es dañada dos veces: primero por la incapacidad de su madre de
aceptar sus vulnerabilidades y su idealización de él, y segundo, por la necesidad del padre
de reprimirlo y humillarlo.
La desesperación con que el narciso clásico se aferra a la promulgación del self falso
se puede entender si se aprecia el intenso dolor experimentado en este doble rechazo del
self real. Cuando este lado de la polaridad se experimenta dentro o fuera de la terapia, la
persona experimenta una gran carencia de apoyo y entendimiento, una profunda
desvaloración y humillación, y una necesidad desesperada por que estos sentimientos
arrolladores paren. Es en este punto en que la persona narcisa ordena todas las posibles
defensas para detener estos sentimientos. Estas maniobras defensivas incluyen una
reinversión intensificada en el self falso, grandiosidad infundada, acting-out de violencia,
suicidio, o abuso de drogas y una división del entorno social externo, tal que los otros son
vistos como un completo apoyo o como una completa amenaza. Es el paso a través de la
depresión del abandono y la eventual integración de la grandiosidad y vulnerabilidad lo que
facilita el la transformación caracterológica del narcisista.
Más aún, la compensación narcisista se forma como respuesta al daño. La
compensación involucra una detención de la grandiosidad que, por completa irrealidad, es
extremadamente vulnerable. Para vivir con esta extrema vulnerabilidad, el narciso usa dos
estrategias básicas: (1) trata de cumplir con la grandiosidad llegando a la perfección, y (2)
reniega y cede inconsciente la naturaleza primitiva y verdaderamente absoluta de su
grandiosidad. Mientras más exitoso sea su compromiso, más difícil será dejarlo.
El niño en acercamiento usa legítimamente a sus padres para encontrarse a si
mismo. Su identidad se forma de la órbita simbiótica al idealizar e identificarse con la
imagen paterna para definirse a si mismo y descubrir su propia identidad en la reflexión
que esos adultos proveen. Por el contrario, el adulto narcisista usa a otros para reforzar y
agrandar su self falso. Esto, desafortunadamente, continúa la dependencia porque el self
falso no puede llegar a ser autónomo y auto-gratificante. Un cambio central y necesario en
la curación de un narcisista se da cuando el usa a los otros una vez más con el propósito de
descubrir y reforzar su self real. Inicialmente, al igual que con los infantes, esto se
transforma en una posición obviamente más dependiente. Pero, mientras la persona admite
la escasez de su self real y mira a los otros ayudarle a descubrirlo y a alimentarlo, entonces
nacen las semillas de una eventual independencia porque el encuentro del self real termina

84
la búsqueda y, con eso, la necesidad desesperada de adoración perpetua. Cuando el
narcisista deja de usar a los otros para perpetuar el self falso, y lo hace para descubrir su
self verdadero, ha comenzado su viaje a casa.

COMPORTAMIENTO, ACTITUD Y SENTIMIENTO


El narcisista puede ser entendido a través de la polaridad que presenta en torno al
tema de la grandiosidad-desvaloración. Mientras la mayor cantidad de descripciones de la
personalidad narcisista se enfocan en el lado compensado de la polaridad - la falta de
humildad, inhabilidad de aceptar el fracaso, el miedo a estar indefenso, la manipulación, el
esfuerzo por poder y el compromiso con la voluntad - un carácter narcisista mostrará,
usualmente en la primera sesión de terapia, la polaridad opuesta. Confesará hasta la
profunda sensación de desvaloración, la sensación persistente de insatisfacción, la
constante necesidad de ganar valor provisional, y la profunda envidia de aquellos que el
percibe como exitosos y saludables. En esta confesión, normalmente admitirá el sentimiento
de que solo engaña a los demás con su presentación de fuerza, competencia y felicidad. En
este estado mental, el sabe que el self que presenta al mundo es falso, que no le entrega
placer o sustentación, y que no tiene una experiencia sólida de si mismo como un ser
humano real.
Aunque el self falso compensado es más típico en su funcionamiento social, el puede
entrar en terapia cuando la compensación se quiebra por alguna razón y los fuertes
sentimientos de desintegración lo obligan a buscar ayuda. Al igual que el carácter oral en
su fase de colapso, el narcisista, en esta crisis existencial, quiere algo para detener el dolor.
Normalmente, no van a terapia en busca de una transformación de carácter, sino para
encontrar ayuda que les permita mantener la compensación viable. Puede ser necesario el
uso de maniobras terapéuticas para cumplir esta meta, por lo menos al principio, ya que un
bajo funcionamiento narcisista puede ser muy peligroso para si mismo y para los otros ante
el pánico de una descompensación. Por ejemplo, el puede culpar en gran medida a esas
otras "malas" personas que, según él, le causan el dolor, y puede llegar a actuar
violentamente en contra de ellos. Alternativamente, en la profundidad de la desvaloración,
o al darse cuenta de su falsedad, puede llegar seriamente a una posición suicida.
Emocionalmente es un niño de 15 a 24 meses de edad lidiando con temas cruciales y
la consecuente desesperación y rabia de un período como ese. Antes del establecimiento de
una relación terapéutica confiable y de la construcción de un ego crítico, el paciente
narcisista puede estas completamente inhabilitado de trabajar la crisis del acercamiento.
Un respeto por la intensidad del dolor y desesperación es garantizado, como es el respeto
por lo peligroso que puede ser un adulto en medio de la crisis del acercamiento. Una
transformación terapéutica real solo se puede dar cuando hay una relación suficiente así
como una fuerza del ego para que el individuo narcisista pueda enfrentar la profundidad de
su desvaloración, falsedad y desesperación. Esa es la experiencia esencial que debe ser
lograda para una eventual transformación.
El carácter narcisista en su fase compensadora es una persona que simplemente
manifiesta los comportamientos, actitudes y afectos que lo defienden contra la crisis de
sentimientos desesperados. Típicamente, incluyen grandiosidad, orgullo, posesión de
derecho, manipulación y objetivación de los demás, compromiso con uno mismo, y una gran
dependencia de los logros para sustentar una frágil autoestima. Aunque posee una muy alta
presentación de si mismo, depende fuertemente de validación externa para darle valor a
sus cualidades y logros. Normalmente los que no comparten o apoyan esas cualidades son
excesivamente devaluados o sobrevaluados. Cualquier fuente de feedback negativo puede
volver a dañar seriamente y evocar ira o las defensas contra eso. Su polarización en la

85
valoración se refleja en su evaluación de los demás. Unos son vistos como excesivamente
valiosos y son idealizados en extremo, mientras que otros son vistos sin ningún valor y
despreciables. Paradojalmente, los que aprueban el self falso, son normalmente
desvalorados. Como él esta consciente hasta cierto punto de que su presentación es falsa,
siente que ha engañado a los que le dan la aprobación que tanto necesita. Por lo tanto,
pierde algo de confianza y respeto por cualquiera que aceptan el self falso que presenta.
Como cualquier persona que idealiza, el es propenso a la desilusión cuando las
personas idealizadas fallan en cumplir con sus expectativas irreales. Este patrón de
idealización y desilusión es particularmente común en la interacción psicoterapéutica. De
hecho, todas las relaciones interpersonales narcisistas se caracterizan por la catexis
narcisista de los demás. En otras palabras, el narcisista no ve a los demás como realmente
son, sino como él necesita que sean. Así, ellos son admiradores, modelos idealizados,
ejemplos de lo que él rechaza y encuentra malo, etc. La gente es separada en categorías,
buenos y malos; son usados, pero no hay relación con ellos por el tipo de personas que son.
Otros son vistos no por los regalos que tienen para compartir, las limitaciones que
enfrentan y el dolor que experimentan. Hay relación con ellos solo en la medida que el
narcisista los necesita. Es con el narcisista que el término relaciones de objeto tiene una
conmoción particular. Somos objetos para él, y en la medida en que somos narcisistas, no
vemos ni oímos realmente la presencia de los demás. Ellos, nosotros, somos objetos.
Si puedes llegar a percibir como esa objetivación se siente de ambos lados, el objeto
y el objetivador, has percibido la esencia de la experiencia narcisista. Yo no soy real. Tú no
eres real. Tú eres un objeto para mí. Yo soy un objeto para ti. Nosotros usamos,
manipulamos y jugamos con los demás. No nos conectamos, no sentimos, no amamos.
Somos máquinas que nos usamos mutuamente en el proceso mecánico para pasar el día y la
noche.
Es muy fácil ver las cualidades desagradables del narcisista, que normalmente
suprime en la depresión, objetivizarlo, perder contacto con su dolorosa experiencia interna
y olvidar que puede ser muy útil a los demás con sus actividades compensadoras. En un
sentido real, se ha sacrificado por los demás, y normalmente se acerca al héroe que desea
ser para obtener aprobación. Particularmente en los casos más prevalecientes de estilo
narcisista, endémicos en nuestra cultura, estos aspectos más manipulativos y grandiosos
son efectivamente renegados y por lo tanto desconocidos por el self y los demás. Lo que
queda en la consciencia, son los requerimientos que el ego para lograr valor a través del
cumplimento. Que ese valor es un sustituto del amor que realmente quiere, que se ha
sacrificado por ese estúpido premio y que está desperdiciando su vida en la lucha, es muy
doloroso de aceptar.
Y sin embargo, existe esa sensación persistente presionando por conscientizar,
creciendo con la edad, que hay más vida que esa. En esos momentos que las defensas están
bajas, el narcisista ve que los demás se ven, oyen y sienten unos a otros - que hay una
experiencia de amor y gozo real en algunos de los otros - que hay realidad en la experiencia
humana. En esa comprensión, y en esa envidia, están las semillas para la transformación
narcisista.
La salvación del narcisista no está en sus logros, en que sea especial o único. El
"drama del niño dotado" (Miller 1981) está en el descubrimiento de su mediocridad
humana. En esta mediocridad está la habilidad de tener sentimientos humanos reales, sin
ser afectados por la aceptación o rechazo paternales internalizados de sus sentimientos.
Una vez que su mediocridad es comprendida, puede expresar su don como lo que realmente
es - un don. El no está definido por su don, sino por su humanidad.
El trabajo duro de la psicoterapia de un narcisista es ayudarlo a renunciar al
compromiso que lo ha hecho sentir mal, pero que le ha dado alguna gratificación y que
usualmente se ve bien. A cambio, debe invertir en la reafirmación del self, lo que implica el
riesgo de volver a sufrir un daño y de traer los antiguos sentimientos de dolor, pero
promete una eventual realización.
El narcisista puede ser más claramente descrito por su patología en la auto-
representación y las relaciones objetales. Además, para distinguirlo de las otras estructuras

86
de carácter que poseen componentes narcisistas, es útil focalizar en las diferencias en sus
formas de defensa psicológica. Por eso comenzaré la descripción del comportamiento,
actitud y sentimientos característicos usando las categorías estructurales del
funcionamiento: representaciones y relaciones objetales, formación de identidad y
funciones de defensa.

REPRESENTACIONES Y RELACIONES OBJETALES


Usando la teoría de las relaciones objetales de Mahler, el narcisista detiene su
desarrollo en la subfase del acercamiento correspondiente a la separación -
individualización. Como consecuencia, hay una patología básica en su habilidad de
diferenciarse, en un nivel psicológico, de otras importantes personas. A diferencia del
carácter simbiótico, el narcisista estrecho, se diferencia claramente de los demás y no tiene
el mismo tipo de límites difusos cuerpo - ego vistos en la estructura simbiótica. En un nivel
psicológico, sin embargo, hay una confusión con los límites. El nivel de confusión y el grado
en que es percibida como una distonía del ego, representa el nivel de daño de la estructura.
En el límite inferior de este continuo, Kohut (1971) describe las relaciones objetales como
una fusión de la extensión del self grandioso. En estos casos extremos, el cliente se ve unido
psicológicamente con otros importantes, y con derecho a usarlos total y exclusivamente.
Este es el tipo de persona que se indignará o enojará con un terapeuta o cónyuge
que no está incondicionalmente disponible para su uso ilimitado. Normalmente se pondrá
celoso del trabajo, hobbies u otras relaciones del cónyuge que puedan interferir con su
disponibilidad. En casos extremos, el cliente resentirá abiertamente que el terapeuta vea a
otras personas. Más aún, esperará acceso libre e ilimitado al terapeuta u otras personas
importantes y se enojará con limitaciones puestas por los otros para definir sus propios
límites. Cuando la detención del desarrollo es tan temprana, normalmente debe existir una
seria deficiencia en las funciones de crianza por parte de los padres y patologías asociadas
de naturaleza esquizoide - oral.
Todos los narcisistas tienden a idealizar, pero en este polo extremo de fusión la
persona se sumerge en la “incandescencia narcisista” de cualquier atributo positivo de la
persona catectizada. Una esposa hermosa, lo hace más atractivo, un terapeuta brillante se
refleja en su inteligencia, un hijo talentoso lo hace igualmente talentoso. Recuerde el
ejemplo de la madre de escenario unida con su talentosa hija. Frecuentemente, los objetos
a los que se une son aquellos que más claramente representan un aspecto del self sobre el
cual hay duda o recriminación. Me siento feo; buscaré una fusión con alguien hermoso. Me
siento estúpido; buscaré una fusión con alguien a quien percibo inteligente. Si me siento
aburrido, intentaré unirme a alguien excitante.
Aunque esta transferencia de fusión representa el fondo del continuo desarrollo en
las relaciones objetales narcisistas, he experimentado diferencias en la habilidad de los
clientes de usar un “ego observador más o menos adulto” en conscientizar y estar en
sintonía o distonía con esta adaptación. En otras palabras, algunos clientes pueden ver que
adoptan relaciones con más o menos transferencia de fusión con cónyuges, niños y
terapeutas y visualizan eso como desafortunado. Entonces, en mi experiencia, puede haber
una fijación en esta etapa de desarrollo concurrente con el desarrollo del proceso de
pensamiento y los vínculos de realidad que sirve para inhibir las manifestaciones extremas
de la transferencia de fusión señalada anteriormente.
Kohut (1971) postula que la transferencia entre “gemelos” (twinship) está más
desarrollada que la transferencia antes mencionada. Aquí, la separación es aceptada, pero
el individuo asume que él y el objeto poseen psicologías más o menos idénticas con gustos,
aversiones, filosofías, etc. La mantención de esta ilusión es necesaria para la mantención de
relaciones significativas. El descubrimiento de que el otro no es “igual a mí” en algún
aspecto, por muy mínimo que sea, es suficiente para amenazar la relación. El “apego de
gemelos”, junto con su fragilidad, es usualmente visto en romances de jóvenes
adolescentes, donde parte de la función del apego es el descubrimiento del self. No es poco

87
común para caracteres narcisistas que muestran esta forma de relación de transferencia
encontrar caracteres orales o simbióticos que, de hecho, llenarán las expectativas de
“gemelos”. La literatura popular actual referente a las “almas gemelas” parece, por lo
menos a veces, perpetuar esta relación de transferencia basada en la búsqueda del perfecto
alter-ego.
La forma más evolucionada de transferencia narcisista de Kohut (1971) es la
“transferencia espejo”. En esta forma de relación, el otro es usado básicamente con el
propósito de reconocer o agrandar el self falso. Aquí, la necesidad de atención,
“premiación” (prizing), respeto y respuesta es el foco de la relación. Esta forma de
transferencia es más madura, en la medida que está enfocada al desarrollo del self
separado. En esta transferencia, el self falso ha sido más desarrollado y los demás son
catectizados narcisistamente para apoyarlo. La tragedia, por supuesto, está en que los
demás son usados para agrandar el self falso, en vez de para ayudar a descubrir y aceptar
el self verdadero. Ejemplos de esta transferencia espejo incluirían el enojo de un cliente
ante el olvido, por parte del terapeuta, de un detalle menor de la sesión anterior; o ante la
falta de alabanza del terapeuta respecto de algún logro; o ante la falla del terapeuta al no
comentar un cambio de peinado o de apariencia. La experiencia interna de esta necesidad
de espejos, se reduce a una necesidad más o menos constante de que los demás noten,
confirmen y refuercen el self inseguro presentado al mundo. Narcisistas con este nivel de
desarrollo normalmente tienen una idea de su carácter narcisista aunque pueden no
conocer este nombre desafortunado y peyorativo. También, pueden estar mucho más
conscientes de la polaridad negativa e insegura de su auto-concepto. Así, aparecen más
neuróticos en el sentido clásico; aunque, es en su incapacidad de negociar la tarea del
acercamiento y en su historia de ser usados que será más útil en idear su progreso
terapéutico.
Yo encuentro la categorización de Kohut muy útil para describir variadas formas de
transferencia narcisista tanto dentro como fuera de la terapia. Por otro lado, he observado
que todas las formas pueden ser representadas en el mismo individuo. Particularmente, he
visto regresiones a formas de transferencia menos desarrolladas. (por ejemplo,
transferencia de fusión) bajo mucho estrés y formas más suaves de la necesidad de espejos
cuando la relación terapéutica es buena y el estrés es poco.
Como es obvio de este resumen de las relaciones objetales narcisistas, el es
esencialmente el individuo “dirigido por otros” (other-directed). El self es definido casi
enteramente por el otro o por las respuestas del otro a él. En la ausencia del otro, o en la
ausencia de una respuesta favorable, hay vacío, desesperación, depresión, o agitación que
es el estado emocional subyacente del narcisista. En defensa a ese estado, la personalidad
narcisista buscará objetos que le sirvan de espejo o forzará los que tiene a que den la
respuesta deseada.
La idealización de los demás mostrada por los narcisistas, puede ser útilmente
conceptualizada a lo largo del continuo de desarrollo – fusión, “gemelos” (twinship),
espejos. En la transferencia de fusión, el individuo buscará y percibirá erradamente al otro
como objeto perfecto con le cual fusionarse. En la vida común esta perfección es más
comúnmente buscada en el compañero potencial – potencial porque es casi imposible
mantener la idealización muy cerca. Cuando existe la idealización de fusión, siempre hay
dificultades etiológicas con las funciones de crianza de los cuidadores (caregivers)
originales. El individuo todavía busca la simbiosis que fue insuficiente o prematuramente
perdida.
La perfecta “relación de gemelos” (twinship) es la idealización de la transferencia
del alter-ego, como se ve en muchas aventuras amorosas adolescentes. El perfecto modelo
es la idealización de la transferencia de espejo. En esta última detención del desarrollo, el
individuo necesita a alguien a quien admirar, creer e imitar.
En cada una de estas idealizaciones, el individuo está buscando al self en el otro.
Hasta cierto punto, este es un lugar provechoso para mirar, ya que este tipo de relaciones
entregan un contexto social en que nos conocemos a nosotros mismos. Pero, a menos que el
carácter infantil y absoluto de la idealización sea neutralizado, no existirá maduración a

88
través de la internalización. En cambio, la persona narcisista circulará interminablemente
entre la idealización y la desilusión.

Formación de identidad
La etiología narcisista guía a una ruptura básica en el sentido, concepto e imagen
del self. Yo uso deliberadamente cada una de estas tres etiquetas (labels) para resaltar el
hecho de que la representación del self narcisista en los tres sistemas sensoriales básicos
(visual, auditivo y kinestésico) sufrirán de alguna patología. Las circunstancias etiológicas
guían a la persona a decidir, “Hay algo malo conmigo así como soy. Debo ser especial.” La
“decisión original (script)” básica es similar a la de un esquizoide, aunque no involucra el
tema del derecho a existir y no es concurrente con el extremo miedo del esquizoide a los
demás y a la vida misma. En cambio, esta decisión involucra más el concepto del self en
todos los canales de representación. En el punto de la auto-formación, el narcisista es
guiado a negar parte de si mismo, suprimir los sentimientos de pena y rabia que
acompañan a tal negación y a invertir su energía en la promulgación del self falso que será
aprobado por el entorno. Es necesario el uso de una considerable voluntad para suprimir
las verdaderas demandas de placer del organismo y acoger las demandadas por el
funcionamiento idealizado. Sin embargo, el ejercicio de esta voluntad le dará al niño fuerza
en un entorno que es adverso en algunos aspectos importantes de la expresión del self real.
En la situación narcisista, la relación normal de padres e hijos se revierte en algunos
importantes aspectos, de manera tal que el niño es usado para satisfacer las necesidades
narcisistas de los padres. En esta reversión, el niño gana considerable fuerza para
manipular y controlar en un período del desarrollo en que manipular y controlar el entorno
es de central importancia. Así, el niño aprende a renunciar a los placeres del self real a
cambio del poder y control de los que se da cuanta al ejercitar la voluntad requerida para
satisfacer las demandas del self falso.
En el escenario presentado, el niño se separa de la experiencia sensorial real del self
e invierte exclusivamente en el self como es visto o conceptualizado (imagen o concepto del
self).En otras palabras, el self comienza a ser experimentado no como el todo orgánico que
realmente es, con las necesidades y placeres que tiene. Más bien, el self es un ideal, una
imagen, un concepto, una abstracción. La detención del desarrollo en la grandiosidad es
entonces reforzada por el poder que el niño experimenta al conocer las necesidades de los
padres a través del desarrollo del self falso. En un sentido, el self falso representa el mejor
intento del ego por describir la grandiosidad en el mundo real. Aquí, el niño toma la
inevitable y trágica decisión de elegir el poder por sobre el placer. Entonces, la
representación del self, en un nivel kinestésico, es casi siempre representada positivamente
solo por esos sentimientos de regocijo y euforia que provienen del éxito, los logros, o la
felicidad hueca de controlar, manipular o impresionar a otros. Como resultado, la integridad
de este "self" es extraordinariamente dependiente de esas fuentes externas de
reafirmación, aunque la sustentación resultante es temporal e insatisfactoria. Uno siempre
desea más de lo que puede tener buen sabor, pero no es satisfactorio ni durable.
Como se dijo anteriormente, la representación del self es más conscientemente
visual y conceptual que kinestésica. Es más importante verse bien y pensar bien de uno
mismo que sentirse bien. En otras palabras, "Yo soy el que cumple con mi auto-imagen y
auto-concepto." Tengo buenas sensaciones solo secundaria y artificialmente en la medida
que el entorno confirma la imagen o concepto. El orgullo, euforia o regocijo que se ve en un
narcisista en torno a la experiencia positiva de su self, es normalmente muy mental e
infundada, sin representar realmente una experiencia kinestésica conectada de placer en el
cuerpo o incluso de real placer en los logros. El polo inferior de un narcisista en torno a la
auto-representación, es por naturaleza más kinestésico. Cuando el self falso falla o la fuerza
de voluntad se agota, el narcisista colapsará o compensará con unos síntomas distónicos.
He encontrado útil el uso del concepto de Kohut de división vertical y horizontal para
describir los tres tipos de presentación del self característico de un paciente narcisista. En

89
la Tabla 12 presento esto usando los conceptos de self falso, sintomático y real. El self falso
incluye comportamientos, actitudes y sentimientos de la compensación, incluyendo la
detención del desarrollo en la grandiosidad con toda la inmadurez asociada en el
funcionamiento del ego. La conscientización de los atributos del self falso por parte del
individuo es altamente variable. Así, la persona puede darse cuenta que su autoestima es
muy dependiente de su realización o de ser perfeccionista, pero no sabrá cuan extremas
serán estas tendencias.

Similarmente, estará dispuesto a admitir, algunas veces, los atributos o sentimientos


menos atractivos de darse derechos, orgullo y egocentrismo, pero estará más reacio a
admitir la verdadera profundidad de estas cualidades. Kohut ha sido particularmente útil en
etiquetar la inconsciencia del self falso como desaprobadora. Esto nos ayuda a diferenciar y
conceptualizar su consciencia variable y parcial. Además nos asistirá a entender como el
egocentrismo narcisista puede ser tan obvio para nosotros y a la vez tan aparentemente
invisible para él.
Esta compensación tan frágil es difícil de sustentar, y su quiebre se verá en una
sintomatología representada en el lado derecho de la división vertical. En este estado, la
persona es altamente sensible al desprecio o criticismo, propenso a depresiones e
hipocondría, molesto con pensamientos de desvaloración, imperfecciones, etc. Estos
síntomas son conscientes, pero su relación con la grandiosidad arcaica es desconocida.
Estas defensas sintomáticas son el polo opuesto de las cualidades que producen
regocijo, euforia, y orgullo en el self falso. Si la compensación es reforzada por una auto-
imagen hermosa, el narcisista se siente extremadamente feo. Si la inteligencia es la defensa
del self falso, se siente increíblemente estúpido. Si una fuerza energética es la cualidad
compensadora, se debilita. Si las posesiones materiales proveen la identificación positiva
necesaria, esas posesiones se volverán vacías o inadecuadas.
El narcisista bien defendido pasará su tiempo en el lado izquierdo de esta división
vertical, pero con una leve consciencia de su profundidad y falsedad, activamente
comprometido con la vida en un intento frenético de mantener esta estructura defensiva
contra la desaprobación en su lugar. Mientras esta compensación ego-sintónica funcione, no
existe realmente una razón para buscar una intervención terapéutica; de hecho, si la busca,
será para reintegrar el estado compensador. El narcisista que no está tan bien defendido,
pasará más tiempo en le lado derecho de la división vertical en un estado crónico de auto-
absorción, que puede ser de naturaleza cognitivo y/o físico, o en la crisis que ocurre cuando
todas las defensas fallan. Por supuesto, esta es la condición en que la mayoría de los
pacientes con aspectos narcisistas se presentarán a tratamiento. Casi todos buscan el alivio
de estos síntomas; solo unos pocos tienen una leve idea de la realidad emocional
subyacente que hay en le inconsciente, bajo la división horizontal. Esta realidad, que
ninguno puede evadir, incluyen las crisis arcaicas del subfase del acercamiento y las
emociones asociadas a la falla de su resolución. Aquí se incluyen la herida y la ira de las
legítimas demandas narcisistas no satisfechas y, tal vez más aterrador, la sensación de vacío
en la experiencia de cualquier self real.
La división vertical se relaciona, entonces, con la experiencia de la polaridad en
torno a la valoración del self. Las características mencionadas sobre la línea horizontal
describen lo que se verá en el narcisista. Algunas de las características del self falso serán
experimentadas conscientemente y en sintonía con el ego, pero la mayoría serán, al menos
parcialmente, desaprobadas. La división horizontal cubre las demandas y sentimientos
inconscientes subyacentes, y la ausencia esencial del self. Tal vez, el aspecto más difícil de
la psicoterapia con problemas de carácter es que involucra el hecho de que termina en la
incómoda experiencia de la realidad emocional subyacente en el camino de la
transformación de carácter. La experiencia de esa realidad es comprensiblemente resistida,

90
frecuentemente en un nivel inconsciente, corporal, haciendo el proceso de descubrimiento
largo y doloroso.
Debido a que el narcisista puro está, en general, mejor defendido que las estructuras
de carácter desarrolladas más tempranamente en el proceso de desarrollo, normalmente se
necesita un fracaso masivo y acumulado junto con una intervención terapéutica de apoyo
para llevarlo a esa desagradable realidad emocional subyacente. La clave para el éxito de
cualquier tratamiento de esta trágica personalidad, está en accesar cualquier self real que
haya y en incrementar su desarrollo desde la detención hasta la transformación. Cuando las
compensaciones, tanto la sintónica como la distónica, se disuelvan, la persona comenzará a
experimentar ese self original y vulnerable, sujeto a estados emocionales desmesurados.
Como se planteó en la Tabla 12, la persona puede experimentar esos sentimientos
extremadamente aversivos de pánico y vacío asociados a sentir un self inconsistente. Esta
experiencia de la nada, de debilidad y fragmentación, es probablemente la experiencia
afectiva más desmesurada y, para esos narcisistas que tienen cualquier propensión a
explotar, la más peligrosa.
Particularmente, en el extremo inferior del continuo. Estos sentimientos son
acompañados de profundas experiencias de rabia y daño, demandando una perfección
enfática para gratificar inmediatamente las demandas arcaicas de la subfase original de
acercamiento - la necesidad de fusionar con el otro perfectamente idealizado, la necesidad
de unirse en una experiencia de simbiosis de "gemelos", la necesidad de un espejo
constante y perfecto.
Estos pacientes pueden atacar vociferantes al terapeuta y otras personas
importantes en el entorno. Existe un peligro muy real de violencia para los demás y para el
self mismo.
En el extremo superior del continuo - el carácter narcisista de estilo neurótico -
puede haber experiencias más bien extremas de pánico y vacío junto con una experiencia
más controlada de esas demandas arcaicas y la rabia y daño narcisista asociado. En otras
palabras, el narcisista más sólido (higher functioning) puede experimentar, pero seguir
asombrado a tal punto, que parece querer espejos o idealización, y puede alarmarse ante la
profundidad de su dolor e ira. Mientras es más fácil de ser manejado clínicamente por la
fuerza de su ego observador, la profundidad de su experiencia afectiva debe ser
considerada.
El delineado en estas oscuras nubes es el comienzo de la experiencia de la realidad.
El narcisista más sólido puede incluso mostrar expresiones de alivio y gratitud ante la
profundidad de la realidad experimentada. Aunque es malo, es real, y ese realismo es para
la persona más sólida, motivador y, en cierto modo, avivador. Realmente es necesaria esa
profunda experiencia emocional para realizar el cambio crucial del uso de los demás para
agrandar y apoyar el self falso al uso de los demás para encontrar y nutrir el self real.
Cuando se realiza ese cambio, la persona puede usar su energía a esa misión, que es a la
vez humana y heroica, simple y grandiosa.
Para mí, la polaridad en torno a la auto-representación en la división vertical es
clínicamente más definitoria para la presentación narcisista. Pero, es el colapso particular
individual del cliente hacia la realidad emocional subyacente lo que revela la naturaleza de
las heridas previas del desarrollo y los aspectos caracterológicos resultantes. La
compensación falsa del self es la mejor adaptación del ego para que la herida original
sobreviva, mantenga contacto, retenga el amor y formule el self. Cuando la compensación
falla y las defensas sintomáticas se disuelven, la ansiedad primaria del período del
desarrollo en que el self falso comenzó a crearse, resurgirá.
Para el carácter esquizoide, este sería el miedo de ser aniquilado. Para el esquizoide,
si el self falso muere, el ser morirá. El individuo esquizoide que haya alcanzado un nivel
moderado de las habilidades de ego observador adulto, experimentará la irracionalidad del
miedo. Sin embargo, seguirá experimentando la extrema amenaza de sobrevivir y
frecuentemente tendrá experiencias conceptuales o imaginarias de aniquilación cuando el
self falso sea amenazado. Por otro lado, el carácter oral, en momentos de depresión severa,
se sentirá necesitado, débil y desagradable y temerá la deserción de cualquier objeto

91
cercano que tenga importancia para él. El colapso de la compensación del self falso lo
llevará al miedo central que implica la pérdida del objeto.
Para el carácter simbiótico, el colapso del self falso gatillará miedos similares a la
pérdida del objeto y, concomitante y aterradoramente, la pérdida del self en crecimiento. El
carácter simbiótico sabe quien es solo en relación al objeto unido, por lo que la pérdida del
objeto desencadena el miedo de la pérdida del self en crecimiento. En el carácter narcisista,
donde la discriminación self-objeto está más adelante, la ansiedad primaria que se
desencadena es la pérdida del amor del objeto. Pero como el amor del objeto está
íntimamente relacionado a la existencia del self, esa misma existencia se ve igualmente
amenazada. Más aún, para el narcisista, la pérdida del self falso se acumula con la pérdida
de la habilidad de manipular el entorno y de estar en control. Así, esta pérdida trae el
miedo de ser manipulado, humillado y nuevamente usado. Como consecuencia, el
"narcisista puro" (uno que sufre sufrió relativamente poco daño en fases anteriores) está
más preocupado de la pérdida de la autoestima y del poder para controlar el entorno que
otras estructuras del carácter.
La transformación de carácter de cualquier estructura pre-edípica implicará el
colapso hacia sentimientos arcaicos frecuentemente desmedidos. En su tratamiento de los
desórdenes de borderline y de carácter narcisista, Masterson (1976, 1981, 1985) se ha
referido a esto como depresión de abandono. Adler (1985), por otro lado, ha enfatizado las
supuestas amenazas de aniquilación que poseen los pacientes que sufren trastornos de
borderline. En su estructura teórica, estos son los problemas medulares más esenciales que
tienen relación con la detención del desarrollo en las fases de nutrición - "holding" del
crecimiento. Masterson ve las patologías de borderline y narcisista provenientes
primariamente de una detención del desarrollo en las subfases de individualización, debido
al abandono para la individualización, mientras de Adler y otros ven las patologías de
borderline, particularmente, provenientes de las fallas de las funciones de nutrición y
"holding" paternales en períodos de desarrollo anteriores. Yo coincido con la
conceptualización de Adler con respecto a las manifestaciones más serias de la patología de
borderline, aunque reconozco con él que el abandono para aspectos de individualización
está también presente en los individuos limítrofes. Así mismo, los aspectos de nutrición y
"holding" están presentes con mucha frecuencia en individuos con patologías narcisistas.
En todo caso, creo que la etiqueta de "depresión" es inapropiada para estos
sentimientos arcaicos y caóticos. Aunque normalmente hay aspectos depresivos en esta
reactivación de sentimientos infantiles, y la gente ciertamente no se siente bien cuando los
experimentan, hay mucha expresión creativa en estos tiempos de crisis emocional. Esta
expresión puede ser apagada por la depresión, pero la depresión no es la esencia de la
experiencia, sino más bien una defensa contra ella. Por todas estas razones, de ahora en
adelante etiquetaré este crítico paso terapéutico para todas las transformaciones de
carácter pre-edípicas como crisis de aniquilación - abandono. Este nombre reconoce el rol
dual, y frecuentemente mezclado, del miedo de aniquilación por un lado, y de abandono
para individualización por otro. Adicionalmente, resalta la esencia de la experiencia - una
crisis - como una crisis curativa, que puede ser resistida o trabajada.
El narcisista será más fácil de ser alcanzado y tratado en la medida que posea un ego
observador adulto y cierta habilidad para identificarse con el self real. Ese self real existe
en los sentimientos reales de la persona en la crisis de aniquilación - abandono, en
cualquier vestigio de placer humano natural, y en los sentimientos positivos de vínculo que
se deriven de relaciones pasadas constructivas.
A medida que el self real se desarrolla en el curso de la psicoterapia, ambos
extremos del sentimiento son conectados (tapped). Normalmente el placer es más difícil de
alcanzar que el dolor, porque la experiencia de verdadero placer corporal provoca culpa y
miedo y la experiencia del vínculo provoca el miedo de humillación y el darse cuenta de
todo el contacto con humanos que se había perdido. El miedo involucra la liberación de la
falsa seguridad provista por el self falso y acoger la vida en el cuerpo, que es desconocida y
por ende provoca ansiedad.

92
Accesando el self real a través del placer y los vínculos, abre a la persona a acceder
al dolor de la crisis de aniquilación - abandono. Aún, muchos narcisistas recordarán o
apreciarán sentimientos buenos simples que pueden provenir de experiencias comunes de
la vida. Estos son los vestigios del self real y representan las eventuales recompensas o el
encuentro de esa realidad. Afortunadamente, las formas exageradas de narcisismo que
aparecen en este libro son raras. La mayoría de los individuos con aspectos narcisistas
pueden, por lo menos, recordar el placer y los vínculos reales y, espontáneamente, o bien a
través de terapia, ser guiados a experimentar el dolor real. Ambos son necesarios para el
descubrimiento y el desarrollo del self real.

La naturaleza de la formación del self real


Esta misión de búsqueda, descubrimiento y desarrollo no se puede realizar solo. Más
aún, debe ser realizado en un contexto social en que el input y el apoyo de otros son
auténticamente usados para una mejor experiencia real del self. Aunque la transición de la
simbiosis a la individualización tiene dificultades reales, existe en la naturaleza humana un
impulso innato hacia la diferenciación, autonomía, y expresión individual del self. En una
condición no estropeada, la expresión más natural del self, existe en la comprensión de esas
capacidades innatas que se desarrollan espontáneamente. No sabemos cuan específicas son
esas capacidades innatas, pero se puede asegurar por la observación en niños, que al
menos incluyen nivel de actividad, fuerza e inteligencia. Al menos parte de lo que Kohut
llamó "self nuclear" o lo que nosotros llamamos "self real" es la comprensión libre de esas
capacidades innatas.
Al mismo tiempo, esa expresión del self real necesita ser contextualizada en la
cultura que rodea y forma el individuo. Es claro de la observación de niños que buscan
sentirse identificados e imitar los otros de importancia en el entorno y comenzar la creación
de un self único en esta temprana identificación. Más aún, Kohut entrega la interpretación
de que el self es el producto definitivo de la grandiosidad natural y saludable del niño, que
madura definitivamente a ambición y a una idealización natural y saludable que madura a la
formación de ideales y la admiración de figuras idealizables. Así, para mí, el self real o
nuclear es una amalgama de la expresión de las capacidades innatas, la sintonía fina y la
maduración de la identificación, la neutralización de la grandiosidad a la expresión de
ambición, y la maduración de una gama de valores de vida que aparecieron por un self
funcionando en un contexto social.
El que haya leído a Kohut se dará cuenta de la profunda influencia de su
pensamiento en esta conceptualización, aunque hay diferencias sutiles de lenguaje y
modelo. En esta conceptualización se tratan los self alto y bajo, aunque usualmente es
difícil saber exactamente donde uno se transforma en el otro. El self es una estructura
compleja por un lado y una simple experiencia por el otro. Es la experiencia del self lo
definitivamente más importante para el individuo, pero es la integración de elementos altos
y bajos lo que completa la experiencia. En el nivel "bajo", es una experiencia de integridad
del cuerpo, enraizamiento en la propia realidad, continuidad en el tiempo, y cohesión. En el
nivel "alto", es la experiencia de integridad, sentido, y propósito en el contexto de una vida.
Entonces, en un sentido, la experiencia de un self completo integra la dualidad mente -
cuerpo y, aunque se puede expresar en palabras, la experiencia del self en su forma más
completa no es dual, sino unitaria.
Como Kohut ha señalado tan profundamente, vivimos en un tiempo en que esa
unidad e integridad son raras y difíciles de alcanzar. La tragedia del "hombre trágico" de
Kohut es la experiencia consciente de la falta de integridad y unidad, de hecho la
experiencia de fragmentación, debilidad y potencial no aprovechado. La depresión del
hombre trágico es la consciencia de lo que pudo ser con el alcance de la integridad
comparado con lo que es en la realidad de su experiencia de fragmentación y debilidad. La
compensación de esta tragedia, que es trágica de por sí, es el narcisismo.

93
FUNCIONES DE DEFENSA
Un paradigma útil para entender el carácter narcisista fue ofrecido por Werner
Erhard en su entrenamiento est. Parafraseo esta presentación para ser más consistente con
la presente metáfora de relaciones de objeto para entender el comportamiento narcisista.
La propuesta esencial es que, para el narcisista, el ego crea el self falso para cumplir con
las necesidades del ser real tanto como pueden ser satisfechas bajo las circunstancias. En
esta creación, sin embargo, el ego comienza a confundir el self falso con el real. Así,
cualquier amenaza al self falso es respondida como si fuera una amenaza ala self real - una
amenaza a la integridad del ser. Una amenaza al self falso, amenaza la aniquilación -
abandono y las ansiedades asociadas de cualquier fase de desarrollo anterior en que haya
habido trauma. Este estado de extrema alarma despierta automáticamente maniobras
defensivas disponibles para el individuo. En el caso del "narcisista puro" todas las defensas
psicológicas están disponibles desde lo períodos de desarrollo más tempranos (negación,
introyección, proyección e inversión), así como las del período del acercamiento (división,
coerción, y otras formas de acting-out). En sus intentos, frecuentemente frenéticos, por
salvar el self falso, el ego usará todas las defensas, hasta el punto de destruir la vida del ser
humano real. Así, para el narcisista, si amenazas su auto-concepto o auto-imagen, es como
si amenazaras su propia persona. Esto, en parte, explica la intensidad de la crisis de
aniquilación-abandono y el extremismo de las maniobras defensivas a que el individuo
narcisista puede acudir par protegerse.
Es muy fácil conceptualizar el funcionamiento defensivo del self falso su confianza en
logros, perfeccionismo, grandiosidad, orgullo y manipulación obviamente sirven para
proteger al individuo de la confrontación del daño y la realidad básicas de las demandas
arcaicas y sus desilusiones. Las funciones de self sintomático son menos obvias y, por lo
tanto, merecen mayor elaboración. Yo visualizo las características del self sintomático como
síntomas de las características subyacentes del self real y síntomas del quiebre del
compromiso del self falso. Los síntomas son el verdadero campo de batalla de la lucha entre
las demandas del self real con su dolorosa realidad emocional y los valientes intentos del
comprometido self falso para evadir el dolor y seguir funcionando.
La propensión a la vergüenza y la humillación, por ejemplo, señalan la "presión
desde abajo" de la herida narcisista básica, la debilidad del self real y las demandas
arcaicas de espejos asociadas. Concomitantemente, señala las demandas grandiosas e
irreales impuestas por el self falso infantil con su detención en la grandiosidad. El
extremismo de los sentimientos de desvaloración, humillación y vergüenza asociados a
cualquier fracaso o desconcierto es sintomático de la negación a renunciar al auto-concepto
grandioso, que no permite fallas humanas.
Hasta el punto en que los golpes de fracaso y desilusión pueden ser amortiguados, la
frustración puede ser "optimizada" y resultar en un acomodamiento gradual de la falsa
grandiosidad. De otra manera, la propensión a la vergüenza o humillación persiste como
una pérdida de la batalla entre las demandas del self real y las igualmente arcaicas y
detenidas demandas del self falso. Esta misma dinámica explica los sentimientos de
desvaloración y la propensión al desprecio por uno mismo cuando se da un fracaso o
vergüenza.
La enfermedad psicosomática y la preocupación hipocondríaca son similarmente
pérdidas en el campo de batalla. La enfermedad psicosomática puede, con frecuencia, ser
un síntoma de este conflicto épico. Más aún, la enfermedad puede ser mantenida por el
propósito que sirve de liberar al paciente de las demandas irreales y grandiosas del self
falso. El involucramiento hipocondríaco desmedido con el cuerpo puede ser útilmente
conceptualizado como un ejemplo del aislamiento de interés con el self. Como el cuerpo es
la manifestación concreta del self, una preocupación con su debilidad puede ser aislada
defensivamente en una parte del cuerpo o en una enfermedad específica (Kohut 1971). Esta
maniobra es una defensa contra la experiencia afectiva real de tal debilidad a un nivel más
psicológico.

94
La depresión puede representar un aislamiento real del organismo para evadir los
sentimientos subyacentes de vacío, pánico y fragmentación cuando el compromiso del self
falso falla y la realidad emocional del self real amenaza con volverse desmesurada. Yo
visualizo la depresión como un aislamiento, más que una experiencia de afectos y, como tal,
una maniobra de defensa. Como la enfermedad, la depresión también puede servir para
proteger las expectativas grandiosas-omnipotentes del self falso. ("Yo podría hacerlo si no
estuviera tan deprimido/enfermo."). La inercia y la inhibición del trabajo frecuentes en
individuos narcisistas se relacionan con esta postura defensiva. En toda su grandiosidad, el
narcisista cree que puede alcanzar grandes logros con poco o ningún esfuerzo. Por lo tanto,
ni siquiera un logro sobresaliente puede no ser muy recompensador si debe ser logrado con
mucho trabajo.
Finalmente, el aislamiento al que se auto-somete usualmente el narcisista es en
parte el resultado de su grandiosidad y perfeccionismo asociado para los demás. Nadie es
suficientemente bueno cuando se le conoce bien - la distancia social del narcisista defiende
el quiebre de la idealización. En suma, el aislamiento realmente protege al individuo de la
intimidad, que puede desencadenar las amenazadoras demandas arcaicas del self real, así
como desafiar el perfeccionismo que el narcisista conserva en sus potenciales relaciones
interpersonales. La soledad que puede resultar de este aislamiento es básicamente
sintomática de la presión de abajo - las necesidades del self real. Tales demandas son muy
amenazadoras para el self falso; esto, en parte, explica por que el individuo narcisista sufre
de soledad en vez de usarlo como una señal para buscar.
Así, las cualidades del self sintomático son el resultado de la presión intensa y el
conflicto resultante entre el self real y el falso. Los síntomas son, en parte, compromisos en
esta lucha, que protegen la de la consciencia, los grandiosos del self falso, así como de las
demandas afectivas del self real. Los síntomas son, al mismo tiempo, señales de las
demandas subyacentes y compromisos defensivos que protegen de la consciencia, lo que
están señalando. La tarea crucial de la terapia es ayudar al individuo a descubrir e
identificarse con lo que los síntomas señalan, y simultáneamente desactivar el uso defensivo
de esas señales. La psicoterapia es un negocio difícil.

EXPRESION ENERGETICA
En el entendimiento y uso de la presente tipología de caracteres, es importante
recordar que el carácter narcisista presentará una mayor diversidad de expresión que esas
estructuras mencionadas antes en la secuencia de desarrollo. Este hecho sigue el modelo
teórico de desarrollo en que la etiología del narcisismo en el sentido estrecho, se da más
tarde en la secuencia de desarrollo. En ese momento, el niño posee un número mayor de
fuentes y capacidades defensivas. Además, y tal vez más importante, hay una mayor
variabilidad respecto a cuales partes del self real no son bienvenidas en el ambiente.
Debido a la variabilidad en el tipo de frustración experimentada, habrá más variabilidad en
la expresión caracterológica en todos los niveles. Para complicar más las cosas en la
situación clínica actual, el narcisismo estrecho per se probablemente nunca ocurre solo, sin
otras formas de patologías de carácter previas. En otras palabras, todos los narcisistas que
he visto han demostrado aspectos de características esquizoides, orales o simbióticas. A
pesar de toda esta complejidad, todavía encuentro las guías de prototipo, útiles.
Al orientar el entendimiento de la expresión energética del carácter narcisista, es
útil recordar que las distorsiones energéticas son básicamente el resultado del proceso de
auto-negociación en la formación del carácter. En otras palabras, desarrollamos bloqueos
energéticos en el cuerpo para contener o dar inconscientemente esos impulsos y reacciones
que son aceptadas o castigadas. En menor medida, las expresiones corporales de carácter
pueden reflejar el self ideal o falso presentado al mundo en compensación de la herida
original. En le carácter narcisista ambos factores etiológicos están operativos en el nivel
corporal.

95
En su discusión del carácter "psicopático" (que a mi juicio es mejor denominado
narcisista), los analistas bioenergéticos han distinguido dos tipos de expresiones
corporales. Enfatizando uno u otro de estos procesos básicos. El "psicópata de
desplazamiento ascendente" se caracteriza por un subdesarrollo o debilidad de la mitad
inferior del cuerpo acompañada de un sobre desarrollo - una apariencia como "hinchada" -
de la mitad superior del cuerpo. Se piensa que este tipo de cuerpo refleja ese desarrollo
narcisista en que hay una base débil e infundada soportando un excesivo poder, obstinación
y realización. El "psicópata camaleón", por otro lado, no muestra distorsiones obvias del
cuerpo; más bien, presenta una máscara falsa al mundo.
En ambos casos, sin embargo, hay bloqueos en el cuerpo que prohíben una
consciencia total de sentimientos de toso o parte del self real. Debido a que el cuerpo es el
self real y los sentimientos que señala, ambos tipos pueden compartir rigidez y constricción
en esas áreas que bloquean el flujo natural. Debido a que el uso o restricción paternal del
paciente narcisista normalmente implica el terreno sexual, el cliente narcisista muestra con
frecuencia una pelvis sujeta con rigidez, la tensión allí dentro bloqueando la consciencia y
la liberación en la carga sexual. En el narcisista con desplazamiento ascendente, este
quiebre también inhibe la consciencia del no-grounding o de la debilidad de la mitad
inferior del cuerpo.
Levantando el cuerpo, el carácter narcisista muestra también con frecuencia una
tensión y constricción en el diafragma, inhibiendo la respiración a lo largo del cuerpo y
usualmente produciendo respiraciones poco profundas del pecho que inhiben la completa
consciencia del cuerpo y sus sentimientos. Es simbólico de los narcisistas el "ponerse a la
altura de las circunstancias" de la manipulación y expectativas paternales, el narcisista
muestra con frecuencia hombros alzados con una gran tensión atravesándolos. Existe
normalmente una tensión en la región del cuello, inhibiendo el flujo de sentimientos entre el
cuerpo y la cabeza, una constricción que también se ve en las estructuras esquizoides y
orales.
Similarmente, y en común con la estructura esquizoide, el narcisista tiene
normalmente un bloqueo importante en los músculos de la base del cráneo, en el "segmento
ocular". Este bloqueo es, entre otras cosas, la "línea on-yard" a través de la cual los
sentimientos corporales deben pasar a la consciencia. Adicionalmente, ese bloqueo es
frecuentemente asociado por los terapeutas bioenergéticos con la no disposición del
narcisista a ver la realidad de su situación familiar. En un sentido más contemporáneo, el
bloqueo del ojo también le previene de ver realmente a los demás como seres humanos y le
permite disociar, viendo a los otros como objetos para su gratificación y manipulación.
No es sorprendente, muchos analistas bioenergéticos, han reportado no ver en los
ojos del carácter narcisista para muestras de sospecha y/o encanto y cualidades seductoras.
Ambos son consistentes con la preocupación del narcisista acerca de ser usado y su
adaptación de usar a otros para prevenir este temido resultado.
Aunque el carácter narcisista de desplazamiento ascendente con todos estos
bloqueos de energía es el más fácil de reconocer en la práctica clínica, la mayor parte de
los caracteres narcisistas verdaderos compartirán un bloqueo energético en al menos
algunas de estas áreas. El carácter camaleón es normalmente más difícil de ver desde el
punto de vista energético. En este caso, puede haber un desorden de carácter más
psicopático que representa una herida de una base etiológica más temprana. Lo resbaladizo
y suavemente manipulador de esta persona puede advertir de una patología de carácter
más peligrosa.

OBJETIVOS TERAPEUTICOS

En todos los niveles, la terapia para la persona narcisista debe estas


consistentemente dirigida al descubrimiento y realce de la auto-expresión natural. El

96
narcisista, por buena razón, se ha martirizado y reinvertido su acabada energía en
búsquedas egocéntricas. Para recuperar su vida, debe darse cuenta de su martirio, sentir
como se ha sacrificado y sigue sacrificándose, y lamentar las irrecuperables pérdidas en esa
muerte histórica y continúa. Eventualmente, debe volver a descubrir sus propias
necesidades profundamente enterradas y, aunque torpe y tentativamente al principio, debe
enfrentarlas. Esta es una persona que, aunque aparezca glamorosa y exitosa, está perdido
en su experiencia interna. Normalmente obsesionado con el éxito, es un fracaso según el
criterio de la propia experiencia de la vida misma. La consciencia cognitiva y efectiva de
este hecho es necesaria para iniciar cualquier cambio.

OBJETIVOS COGNITIVOS

Un objetivo terapéutico organizador con la persona narcisista es incrementar la


auto-consciencia - consciencia del grandioso self falso, del distónico self sintomático y del
self real subyacente y probablemente débil. Comenzaré este discurso con objetivos
cognitivos porque es usualmente más fácil para una persona descubrir quien está
intentando ser, quien odia ser y por último quien realmente es en un nivel más cognitivo.
Por supuesto que un entendimiento cognitivo de esto solo es insuficiente, pero es un
comienzo que normalmente gatilla los sentimientos subyacentes más centrales. En un
sentido muy real, el narcisista puede necesitar para llenar sus propias "tres caras del
narcisismo" listadas en la Tabla 12 un entendimiento completo de sí mismo.
Los objetivos terapéuticos generales con el paciente narcisista son (1) erosionar las
compensaciones de la experiencia sean estas sintónicas o distónicas con respecto al ego, (2)
asistir y marcar el paso del paciente en la experimentación de la dolorosas, pero verdaderas
realidades del self, y (3) apoyar y nutrir el descubrimiento y desarrollo del self real. La
terapia exitosa con el narcisista debe mover las ruedas hacia lo que Kohut ha llamado la
"transformación del narcisismo" que involucra una profunda maduración del ser humano y
resulta en el desarrollo de creatividad, aceptación de la transitoriedad, la capacidad de
empatía, el sentido de humor y sabiduría. Curar al narcisista es efectuar por lo menos el
principio del "crecimiento" real del individuo - normalmente de un niño inmaduro a un
hombre muy sabio capaz de vivir al mismo tiempo en el cuerpo y en la expresión de ideales.
Esto, por supuesto, es un ideal, pero uno bueno hacia el cual apuntar.
Debido a que muchos narcisistas comienzan la psicoterapia con expresiones
sintomáticas, es normalmente posible comenzar el movimiento en el tratamiento con la
experimentación enfática por parte del terapeuta, del dolor del cliente. Esto entrega al
paciente una experiencia de consideración enfática, provee un modelo apropiado de esta
capacidad humana natural, y comienza la creación de un lugar seguro en que muchas
experiencias dolorosas serán enfrentadas.
Una interpretación muy terapéutica del self sintomático es esta: el dolor de los
síntomas es una señal del self real negado de que sus necesidades no están siendo
satisfechas. La desvaloración y auto-desprecio son signos de una herida subyacente;
depresión o inercia, una señal de indisposición a martirizar la persona real por la nutrición
no sustentable que la falsa compensación provee; la soledad una señal de la privación
ocurrida antes y que persiste ahora como resultado de la objetivación, manipulación y
rechazo de los demás por parte del narcisista. Dolor físico es una señal directa de dolor
psíquico - un resultado de la retención de los impulsos en preocupaciones defensivas, que
previenen la experiencia de ese self y del vacío, daño y rabia reales subyacentes. El dolor
del self sintomático es al mismo tiempo real y falso. El paciente sufre, pero el sufrimiento es
solo una aproximación, una señal, una defensa contra un sufrimiento más profundo y una
inhabilidad adquirida para manejarlo.
Un análisis detallado de cómo cada síntoma puede ser defensivo contra la patología
subyacente será, especialmente al principio, experimentado como una nueva herida

97
narcisista. Tales análisis prematuros pueden usualmente ser experimentados solo
cognitivamente, sin embargo tener el indeseado resultado afectivo o causando a la gente la
sensación de culpa o de agobio. Ellos animan la migración de consciencia a la cabeza,
resultando en una obsesión infructuosa. La interpretación general, dolor es una señal, sin
embargo, puede ser entregado muy enfáticamente y facilitar el poner la atención donde
realmente pertenece. La interpretación también provee el fundamento para técnicas que
abren a la persona a una mayor consciencia de la realidad psíquica del self verdadero.
Entonces, puede haber una auto-exploración del significado psíquico e histórico de esas
peculiares vulnerabilidades a la crítica y vergüenza y a esos persistentes sentimientos de
desvaloración. Similarmente, la interpretación puede construir el camino para la búsqueda
interna, usando numerosos métodos terapéuticos, del sentido de las funciones de señal de
la depresión, inercia, soledad y síntomas físicos. En ese proceso, será útil para acceder en
cierto detalle la auto-afirmación que acompaña a la disforia.
Puede ser muy terapéutico para el cliente narcisista acceder, explorar, desarrollar y
encontrar el lenguaje para los estados incómodos que experimenta. Tal vez más importante
será terapéutico tener esto entendido y retroalimentado en una forma empática y
preocupada. Un individuo narcisista frecuentemente expresará sorpresa de que otra
persona está realmente interesada y preocupada y, después de esa sorpresa, comenzará a
experimentar ese extraordinario anhelo que siempre ha tenido por esa preocupación. En
este proceso, el foco en el contenido cognitivo guiará naturalmente a las experiencias
afectivas importantes que rodean estos temas y por último guiará a las experiencias
afectivas más profundas del self real.
Una vez que se hayan realizado algunas de estas experiencias afectivas y que la
confianza se haya establecido, será más posible pasar a un entendimiento por lo menos
cognitivo de la grandiosidad compensadora del self falso. Aquí es muy importante que la
persona comprenda lo real e infantil de su grandiosidad, su dependencia de los logros,
orgullo, y sus actitudes de asumir derechos, de manipulación y objetivación. En el extremo
inferior o borderline del continuo, el individuo, por lo menos al principio, experimentará
estas tendencias como ego-sintónicas. Por ejemplo, puede estar enojado con los demás
porque no reconocen su status especial, que le da el derecho a ser el centro del universo de
los demás. Incluso en este punto, sin embargo, la verbalización repetida de estas actitudes
a un terapeuta que es empático, aunque no totalmente indulgente de estas creencias,
comenzará el crecimiento y el proceso de curación. Afortunadamente este extremadamente
bajo nivel de funcionamiento es relativamente raro y la mayoría de los pacientes que se
presentan para cuidado externo tendrán un acceso menos consciente a estas actitudes más
infantiles y experimentarán cierta sorpresa, vergüenza e incluso incredulidad al
descubrirlas en un contexto terapéutico seguro. En estos casos más comunes, su repetido
acceso y verbalización establecerá más rápidamente un mayor control del ego sobre estas
tendencias y, entonces, construirá el camino para la consciencia emergente del self real
subyacente con sus dolorosas, pero reales experiencias emocionales.
Cuando se llega a este punto en el proceso terapéutico, la exploración cognitiva de
las funciones defensivas del self falso compensador es usualmente posible sin causar una
nueva herida narcisista seria. Cuando tales explicaciones o interpretaciones son provistas, o
cuando son provocadas por el cliente mismo, entregan una esperanza real de un cambio
significativo. Aunque hay una gran cantidad de negatividad cuando estas cualidades
desagradables son llevadas a la consciencia, las ideas (insights) referentes a ellas tienen el
mismo resultado que otras ideas - proveen un tipo de cohesión con le self al ofrecer auto-
entendimiento y proveer comprensión histórica. Adicionalmente, este tipo de auto-
entendimiento se sostiene a si mismo debido al uso significativo del self intelectual y de las
funciones racionales para alcanzarlo.
A medida que las cualidades compensadoras son reveladas, entendidas y disueltas,
más del la realidad emocional subyacente - el self real - es sujeto para ser examinado.
Aunque mucho del trabajo inicial a ese nivel será de una naturaleza afectiva, la
organización que hemos impuesto en esta presentación llama a aclarar el trabajo en el nivel
cognitivo. Aquí el trabajo principal es explicativo, reconstrucción e interpretación que

98
relaciona las desilusiones, heridas y rabia actuales con los fracasos anteriores del entorno
en satisfacer las demandas legítimas del niño. Más aún, el vacío, pánico y fragmentaciones
derivados son el resultado de un self que ha sido subalimentado, poco apoyado y poco
desarrollado en ciertas áreas cruciales del funcionamiento.
Aunque es importante enfatizar en este discurso que no todo el trabajo será de una
naturaleza cognitiva, el trabajo cognitivo tiene mucho que ver con el entendimiento de la
persona de quien es actualmente y el cumplimiento de una historia cognitiva del self de
manera que entienda como llego al lugar donde está. Más aún, este trabajo cognitivo guiará
a la presentación de un mapa para el trabajo de auto-descubrimiento y auto-desarrollo del
cliente. El trabajo terapéutico involucrará una buena dosis de apoyo para estas capacidades
innatas, su derecho a acabar sus ambiciones maduras, y su necesidad de identificar sus
valores y de vivir consistentemente con ellos.
A través de todo esto, el terapeuta animará y apoyará repetidamente una valoración
realista de las habilidades, recursos y logros del cliente, mientras al mismo tiempo alentará
una valoración realista de sus limitaciones, debilidades y vulnerabilidades. Este trabajo es
entonces un acercamiento entre los tres selfs hasta ahora aislados. La cura es un
acercamiento y aceptación de las propias habilidades, logros y ambiciones con las propias
vulnerabilidades y debilidades en el contexto de lograr una expresión del propio self real
innato dentro del contexto de un mundo imperfecto.

OBJETIVOS AFECTIVOS

Los objetivos afectivos esenciales con la persona narcisista son lamentar la herida y
la pérdida del self y luego construir un verdadero sentido de self. Adicionalmente, en el
curso del proceso terapéutico la persona necesitará exponer las partes negadas de su
grandioso self falso, incluyendo los sentimientos de superioridad, derecho, orgullo, disgusto
por los demás, etc. Entonces, en la medida que los elementos grandiosos del self falso son
expuestos, el paciente necesitará de asistencia para lidiar el terror que nace cuando los
compromisos del self falso son vistos por los fracasos que representan y se renuncia a ellos.
Si yo no soy mis cumplimientos, mi belleza, o los otros símbolos falsos y grandiosos que
hasta ahora me han definido, entonces quien soy? Cuando esa pregunta es planteada, el
terror del vacío aparece. Para enfrentar esto, por supuesto es necesario valor y una relación
terapéutica de confianza apreciable.
La construcción de esta confianza será necesaria para implementar todos los
objetivos, pero particularmente los afectivos. El narcisista necesita por sobre todo ser
entendido. Existe una gran propensión a la vergüenza al revelar los exagerados alardes del
grandioso self falso, los fracasos humanos del self sintomático y las demandas y
sentimientos arcaicos del self real. Es muy terapéutico para el cliente narcisista el
simplemente mostrar su vulnerabilidad y confesar su grandiosidad en un escenario donde
puede ser empáticamente entendido. Sin importar con que lado de la polaridad comience
(self falso o sintomático), típicamente oscilará entre ambos durante gran parte de las fases
iniciales del trabajo terapéutico. El entendimiento profundo del terapeuta de la "fase
apropiada" de su grandiosidad por un lado y de su vulnerabilidad por el otro, lo ayudarán a
entregar la respuesta empática requerida. Normalmente, no se necesita más que esto.
He descubierto que mientras más puro es el narcisismo del individuo, menos es lo
que tengo que acudir a cualquier "técnica" para extraer las realidades afectivas. Si provee
entendimiento empático podrá, normalmente sin mayor exploración, profundizar en los
niveles del self falso y eventualmente llegar a las demandas y afectos arcaicos del self real.
Por el contrario, se usan más técnicas, según mi experiencia, cuando el cliente es un
narcisista menos obvio, más defendido y, por lo tanto, más funcional - personalidad de
carácter neurótico o estilo narcisista. Si se usan o no técnicas más obvias será la vida y el
nivel actual de consciencia del cliente los que dictarán el orden en que sus realidades
afectivas - tanto en el grandioso self falso como en el reprimido self verdadero - serán

99
traídas a consciencia. En muchos casos, el simplemente poseer los aspectos grandiosos
renegados del self falso es adecuado para comenzar la frustración y la maduración.
En el trabajo con los afectos del self real, es usualmente el sentimiento de daño a los
fracasos empáticos, el que más necesita ser accesado. Ese acceso al daño también guiará a
los miedos de una nueva herida sirven de base para la sospecha, desconfianza e incluso la
paranoia de la persona narcisista. Más aún, la desconfianza es un primo cercano de la
desilusión experimentada en torno a los fracasos de otros idealizados en el pasado. En todo
esto, bajo el sentimiento de daño están las necesidades reprimidas de fusión, gemelos
(twinship) y/o de espejos. Y bajo el sentimiento de desilusión está la necesidad reprimida de
idealización.
Mezclado en todo esto, por supuesto, se encuentra la bien conocida rabia narcisista,
que puede ser de proporciones desmesuradas. Particularmente en el narcisista más
"borderline", es sabio ser cauteloso en accesar esta rabia y en manejar su resurrección a
niveles tolerables durante el curso del tratamiento. En la medida que estos afectos
negativos son manejados, se hace más y más posible su transformación en su contraparte
más madura y alimentar las habilidades del narcisista en virtud de la empatía y el amor. A
medida que la estructura se forma y se hace más sólida, la persona narcisista se encuentra
en una posición aún mejor de abrirse a estos sentimientos más suaves con el conocimiento
de que puede protegerse y sobrevivir cualquier desilusión futura.

OBJETIVOS DE COMPORTAMIENTO - SOCIALES

En general, lo objetivos de comportamiento - sociales para el cliente narcisista son


los mismos que para otros caracteres pre-edípicos. Es importante apoyar esas estrategias
de comportamiento y fuentes de apoyo social que sustentarán al cliente a través del duro
trabajo de un cambio muy básico y, por ende, muy amenazador en su forma de vida.
Cualquier cosa que apoye l viabilidad de recursos existentes será importante. Existe un
número de técnicas que pueden ser usadas para incrementar el valor de recursos ya
existentes. Donde existen estrategias para combatir la inhibición de trabajo, por ejemplo,
pueden ser reconocidas y apoyadas. Donde esas estrategias no existen, pueden ser
enseñadas y luego apoyadas. De un modo significativo, la psicoterapia del narcisista es muy
desorganizadora. Aún, estrategias compensadoras y conscientemente aplicadas para la
organización pueden ser muy terapéuticas en prevenir quiebres estructurales verdaderos,
que pueden alcanzar proporciones peligrosas cuando los afectos del self real subyacente se
vuelven desmesurados.
La mayoría de los individuos narcisistas está, de una manera muy significativa,
aislados. Sin importar lo activa de su vida social, existe un aislamiento de contacto real con
la comunidad humana real. Una gran parte del tratamiento del narcisista involucrará el
acceso de su necesidad real por otros y la asistencia en satisfacer esas necesidades. Tanto
directa como indirectamente, esto involucrará entrenamiento en volverse un ser más social
- uno que puede iniciar y sustentar empatía, consideración y entendimiento de los demás.
Este trabajo de comportamiento - social está tan entrelazado con el trabajo afectivo y
cognitivo que es difícil de separar. Sin embargo, es posible, de maneras muy significativas,
entrenar directamente al narcisista en la comunicación abierta a través del uso de modelos,
práctica y reforzamiento. Se le puede enseñar las habilidades de escuchar activamente,
responder empáticamente e invitarlo a participar en ejercicios que directamente le enseñen
como recibir la respuesta preocupada de los demás.
Tal vez el trabajo más importante con el narcisista en el plano de comportamiento -
social sea asistirlo a encontrar y luego sustentar un sistema de apoyo que le ayude
realmente a encontrarse, más que uno que sirva de espejo de su grandioso self falso con sus
logros y símbolos asociados. Si puede encontrar y sustentar un sistema social que entregue
el apoyo y entendimiento que necesita para realmente encontrarse y desarrollarse a si
mismo, ya se encuentra en el camino de lograr ese resultado. Si puede encontrar gente a la

100
que realmente él guste, que puedan certeramente ver y aceptar sus virtudes y
vulnerabilidades, que puedan brindarle el apoyo que necesita, darle la aceptación y el
entendimiento que requiere y proveerle los modelos y las figuras realmente utilizables que
necesita, estará mejor. Por supuesto, para hacer esto tendrá que aceptar su necesidad por
otros y un nivel de humanidad y de falibilidad en los demás que probablemente hasta ahora
ha rechazado. En gran parte, será su confrontación con el vacío y el pánico asociado lo que
lo moverá en esa dirección.
Parece necesaria una gran cantidad de fracaso y frustración para llegar al camino
correcto en términos de su propia maduración y curación. Una vez que lo haga, sin
embargo, el sistema proveerá los niveles cada vez más maduros de aceptación y frustración
que requiere para efectuar la internalización de los recursos, resultando en una autonomía
real en el contexto de un mayor apoyo real. Mientras en la psicoterapia se puede alcanzar
una gran cantidad de entendimiento, liberación, perdón y crecimiento, el narcisista
realmente necesita un sistema social funcional en el cual madurar y transformar su
narcisismo. Sin este sistema social funcional, las ganancias terapéuticas del cliente
narcisista se verán seriamente limitadas.
La cura del narcisismo, como todas las caracterológicas, implican, en esencia, la
decisión de crecer - una decisión de madurar con respecto a esos temas infantiles en los
que uno ha estado literalmente detenido. La decisión de crecer es una decisión de
finalmente rendir las esperanzas de satisfacción mágica - satisfacción sin esfuerzo, sin
compromiso, sin limitaciones - sin un acercamiento a la realidad. Mi manera, buena o mala,
es la demanda infantil. Es difícil de rendir, y las maniobras inconscientes elaboradas
reflectoras de esta negación son impresionantes. El objetivo de la terapia es vencer esas
maniobras pero, en el caso narcisista, ese vencimiento debe ser suave - no debe ser
humillante ni destructor del espíritu humano. La persona narcisista, por desagradable que
sea a veces al principio, merece amor como cualquier otro ser humano. La tarea de
crecimiento que enfrenta es formidable y otros seres humanos estarán dispuestos a ayudar.
En la aceptación de esa ayuda, el narcisista acepta su humanidad esencial, comienza su
acercamiento y finalmente acepta lo que siempre ha querido, el amor y la aceptación que
solo otros pueden dar.

101
CAPITULO IX

El niño derrotado: El masoquismo social y los patrones de la


autoderrota

“Si uno produce de sí lo que está dentro de sí mismo, lo que uno saque
de sí mismo lo salvará; si uno no produce de sí lo que tiene dentro de
sí mismo, lo que uno no produce lo destruirá“
Jesús.

“Uno no se vuelve iluminado imaginándose figuras de luz, sino


haciendo la oscuridad conciente“
Carl G. Jung.

“Las grandes aventuras épicas de nuestras vidas son los puntos donde
ganamos el coraje para rebautizar nuestra maldad como lo mejor en
nosotros“
F. Nietzsche.

Históricamente, el masoquismo se ha referido a dos condiciones: Primero, el


masoquismo sexual que es una aparente perversión de la sexualidad en la cual el dolor, la
humillación y la degradación son buscados en el contexto sexual ya sea porque son
entregadores de placer en sí mismos o porque hacen posible o aumentan la liberación
sexual. Segundo, el masoquismo se puede referir a una tendencia más generalizada de
involucrarse en un amplio rango de conductas autoderrotantes en la vida propia, social,
emocional y de trabajo. Freud, 1924 llamó a esto “masoquismo moral” y en 1941 lo llamó
“masoquismo social”.
Este capítulo está dedicado al segundo una forma de estilo de vida que es visto
como un problema de vida existencial básico que tiene que ver con la autodeterminación y
el autocontrol. El masoquismo sexual puede o no coexistir con el masoquismo social
general.

ETIOLOGIA.
La esencia de la teoría del desarrollo del carácter expuesta aquí involucra la
interacción de tres variables: la primera es la emergencia en el desarrollo de necesidades
innatas específicas a los seres humanos. La segunda es la capacidad del medio ambiente
para estar en sintonía y dar respuesta a estas necesidades. La tercera involucra la
evolución natural de las habilidades cognitivas, conductuales y afectivas para enfrentarse
con y procesar los fracasos del medio ambiente con el fin de estar en sintonía con estas
necesidades innatas.
Empleando este modelo el problema del masoquismo deriva de la operación de estas
tres variables en la medida que afectan el problema de la autodeterminación independiente
o en una palabra, de la voluntad. Aunque se pueden ver ejemplos de la voluntad del niño en
el primer año de vida, no es realmente hasta que la locomoción vertical está asegurada y
que están emergiendo habilidades de lenguaje simple, que uno puede típicamente ver como

102
una expresión sostenida de la necesidad del niño para determinar su propia autoexpresión y
resistir la voluntad de otros. Antes de este momento, incluso cuando se muestra voluntad,
las guaguitas pueden ser fácilmente distraídas a una actividad alternativa y las
competencias de voluntad pueden ser fácilmente evitadas. Con un mayor desarrollo de la
locomoción, la manipulación, la memoria y el lenguaje, el niño tiene más y más
oportunidades para desarrollar acciones independientes y mayor habilidad para
mantenerlas por lo tanto va aumentando así el potencial para el conflicto entre sus deseos
y aquellos de sus cuidadores. A medida que esto progresa también lo hace la necesidad de
socialización en aquellas cosas como la alimentación, la interacción social y el control de la
eliminación. Todo esto aumenta constantemente las posibilidades de conflicto de
voluntades.
Allí donde la conducta masoquista social y la de autoderrota son más obvias y
disfuncionales ha existido, en mi experiencia, una historia de derrota aplastante en batallas
donde la voluntad del niño ha sido persistente, intrusiva y a menudo sádicamente
derrotada hasta el sometimiento. Similarmente, es en estos casos donde el patrón de
autoderrota se ha vuelto persistentemente derrotante y abusivo con otros y
extraordinariamente resistente a los intentos de cambiar.
Lo que es más fascinante para mi sobre cada manifestación caracterológica es el
conjunto particular de mecanismos psicológicos que definen el tipo de carácter y la estampa
de desarrollo particular que estos mecanismos conllevan, los cuales definen el rango de
edad probable donde estos mecanismos pudieron comenzar a entrar en juego en un primer
lugar. Esta información entrega el periodo probable del momento donde el desarrollo se
detuvo para cualquier expresión caracterológica. Esta información es entre otras cosas,
clínicamente útil porque informa sobre el tipo de desarrollo psicológico reflejado en la
adaptación al problema de carácter en cuestión; nos informa sobre la naturaleza de las
necesidades humanas que fueron frustradas, la naturaleza del dolor y la herida consecuente
y la calidad de la defensa que fue usada para enfrentar aquel dolor.
A medida que los niños crecen los mecanismos y defensas psicológicos se vuelven
más sofisticados, complejos e intrincados. En el caso del masoquismo algunos de estos
mecanismos más avanzados están en operación y emergen en el momento en que el niño
tiene conciencia de una voluntad para expresarse y protegerse dando cuenta en parte de la
experiencia de estos patrones. Hay un recuerdo aunque a menudo inconciente de la
voluntad siendo quebrada, aunque sobreviviendo y de un compromiso para resistir la
derrota y preservar la voluntad. Incluso esto es hecho secretamente, rencorosamente y con
mucho sufrimiento.
Para identificarse con el masoquista es a menudo útil recordar cualquier momento
cuando uno haya sido golpeado injustamente y no había ninguna forma de venganza o de
devolver el golpe. La rabia impotente y persistente que usted puede haber experimentado
en ese momento corresponde a la rabia inconciente y algunas veces semiconsciente que
guarda la persona masoquista: “yo no me enojo, yo devuelvo el golpe” es una frase que
captura la fenomenología subyacente a la persona masoquista. El problema para esta
persona sin embargo, era que el diferencial de poder era tan grande que no había forma de
devolver el golpe, excepto una autoderrota, la cual al ser ocupada preserva perversamente
el orgullo; la única forma para derrotar al otro era aprendiendo a disfrutar la propia
derrota, mostrándosela al mundo y desafiando cualquier intento para alterarla.
Los patrones del masoquista pueden en forma instructiva ser comparados con el tipo
de resistencia pasivo que existe en respuesta a los regímenes políticos más totalitarios y
sádicos; durante la dominación nazi de Europa, por ejemplo, cualquier acto obvio de
resistencia podía ser castigado con un castigo a la población civil incluyendo las
ejecuciones masivas. Así cualquier acto de sabotaje tenía que aparecer absolutamente
accidental y negable. Similarmente el auto sabotaje, el cual es impulsado inconcientemente
se vuelve el acto agresivo más fácilmente negable. Hay seguridad en que el placer de esta
degradación al sí mismo está escondido.
La investigación en el desarrollo del niño confirma que a los dos años de edad, los
niños han desarrollado un grupo bastante complejo de habilidades cognitivas al mismo

103
tiempo que están enfrentando conflictos entre el cumplimiento con los pedidos de otros y el
impulso para operar en forma más independiente. Para marcar la cancha es entre el año y
el segundo año en que los niños muestran que pueden recordar experiencias pasadas y que
pueden repetir y recordar secuencias de eventos comunes. Estos hallazgos son importantes
porque indican que el niño a los dos años de edad ha desarrollado claramente la habilidad
de anticipar las consecuencias de su conducta. La investigación de Gopnik y Meltzoff’s
(1987), ubican el comienzo del uso de la resolución de problemas y el insight (darse cuenta)
alrededor de los dieciocho meses de edad. Un número de investigadores han encontrado
que es a los dos años de edad que los niños comienzan a mostrar una tendencia a cumplir
los pedidos de obediencia de los otros. Exactamente a la misma edad Benard, (1982)
encuentra que los niños comienzan a mostrar una notable resistencia a la obediencia.
Geppert y Kuster (1983) encuentran que es alrededor de los dos años cuando el niño
comienza a hacer una notable demanda por realizar actividades independientemente. Más
aún es exactamente en esta edad, variando con las diferencias individuales en el desarrollo
cuando un grupo completo de habilidades cognitivas comienzan a aparecer las cuales
permiten un grupo de maniobras sociales y procesos internos mucho más sofisticados,
intrincados o complejos los cuales no estaban disponibles hasta este momento.
Stern, (1985) por ejemplo, ubica el punto de los dos años como el momento en que el
niño desarrolla la habilidad para pensar y jugar simbólicamente y comenzar
verdaderamente el desarrollo del lenguaje como algo opuesto a simplemente usar unas
pocas palabras. En este segundo cumpleaños, Brederton y Beagle, (1982) y Fischer, (1980)
encuentran que los niños comienzan a dar sus primeras representaciones del sí mismo y
que ellas dan evidencia de que ellos pueden pensar por sí mismos como entidades objetivas.
Alineados con éstos, están los hallazgos de Bertenthal y Fischer, (1978) y Brooks-Gunnand
y Lewis, (1984) de que los niños a los dos años demuestran autoreconocimiento. Hetzer,
(1931) observó que es a los dos años cuando los niños comienzan a jugar dirigidos más por
los placeres que obtienen de producir resultados que por la simple atracción y
manipulación de los objetos.
Aunque es posible que el masoquismo sea producido por una dominación e intrusión
inapropiada en cualquier problema vital, yo pienso que uno debe tener una auto identidad
suficientemente bien desarrollada y el orgullo que la acompaña para producir la respuesta
masoquista. En otras palabras, es necesario que haya un sentido conciente de la auto
integridad para defenderse en la forma en que lo hace el masoquista. Así aunque puede
haber conflictos en aumento entre el niño y su cuidador entre uno y dos años, el ajuste
masoquista completo, probablemente no puede tener lugar hasta después de los dos años
de edad. También parece haber la necesidad de un conflicto extendido de voluntades antes
de que el niño se establezca en el compromiso doloroso del patrón autoderrotante que es el
masoquismo. En este contexto consideremos el tema del entrenamiento del baño, no como
el tema central del problema masoquista sino más bien como un problema universal de la
socialización el cual se presenta más o menos en este tiempo. Este es un ejemplo en el cual
las necesidades, ambiciones e inclinaciones del niño pueden ser agradablemente mezcladas
con las necesidades de los padres y la sociedad o puede ser la ocasión para desagradables
choques de voluntad, ansiedad, vergüenza y abuso.

104
El momento adecuado para el entrenamiento de eliminación óptimo, no es solamente
dependiente de si el niño está listo para el control de vejiga y esfínter. El momento óptimo
también depende de la habilidad del niño para aprender a tener sensibilidad a sus propias
claves internas, su habilidad en la evolución para usar el lenguaje, para señalar que está
listo para ir, su deseo en aumento de imitar a sus padres, hermanos, compañeros, su placer
natural emergente tanto en complacer a otros como en apreciar sus propios logros. Cuando
un niño es sensiblemente apoyado con respecto a todas estas tendencias, el entrenamiento
de eliminación y otras tareas de socialización pueden ser logradas con relativa suavidad y
falta de trauma. Este apoyo efectivo también debe incluir la tolerancia por las veces cuando
la tendencia a resistir las demandas o a actuar independientemente es más fuerte que la
tendencia de agradar y complacer.
La adquisición de habilidades en un hogar que de apoyo óptimo es típicamente ni
rápido ni libre de errores, pero efectivamente libre de ansiedad, de competencias de
voluntad y de avergonzar. Como es obvio, debido al número de habilidades e inclinaciones
que deben ser registradas sensiblemente, sin embargo, las posibilidades para los errores
por los cuidadores son numerosas. Adicionalmente los resultados de estos errores pueden
ser difíciles de detectar porque ellos pueden no aparecer en el entrenamiento de
eliminación en sí mismo, sino en otras áreas de conductas o afecto como dificultades en ir a
la cama o dormir, aseo y limpieza excesivos o en otros miedos o ansiedades.
Adicionalmente el entrenamiento en la eliminación es un ejemplo interesante para
esta discusión porque involucra establecer control voluntario sobre lo que ha sido
involuntario. Un proceso tan delicado puede ser fácilmente interferido por sentimientos de
ansiedad o rabia los cuales pueden ser el concomitante natural de un proceso de
entrenamiento que está hecho a destiempo, hecho a la fuerza o que involucra el avergonzar
o la ansiedad del cuidador. Adicionalmente las batallas de control en estas áreas pueden ser
incluso más difíciles porque la producción del niño puede estar totalmente fuera de su
control o él puede ser capaz de rehusarse a producir, consciente o inconscientemente.
En el caso de que alguien no lo haya notado no estoy diciendo que el
masoquismo sea el resultado de un pobre entrenamiento en la eliminación.
Estoy diciendo meramente de que este problema universal es un prototipo
únicamente ilustrativo del entrenamiento de socialización que puede
obtenerse del tipo de tratamiento parental e interacción padre-hijo
subsecuente y producir el ajuste masoquista. El entrenamiento en la
eliminación es particularmente proclive para todo esto debido al momento en
el cual ocurre típicamente. La naturaleza del cambio de control involuntario a
control voluntario y las dificultades inherentes al proceso producen material
particularmente bueno para la experiencia de ansiedad, vergüenza y
competencia de voluntades.

Todas las estructuras de carácter señaladas en este libro están formadas por
un fracaso medio-ambiental, usualmente de los padres el cual en el mejor de
los casos es un ajuste imperfecto a las habilidades emergentes, limitaciones y
necesidades de desarrollo del niño y en el peor de los casos representa los
ejemplos más perturbadores y aborrecibles de negligencia y abuso de niños. Es
en el área de control de los niños que hay una historia claramente
documentada de apoyo establecido para el mal trato de los niños. Alice Miller,
(1983 págs. 8 a 91), ha entregado un real servicio en abstraer de los laboriosos
trabajos de los historiadores que han documentado ensayos y manuales sobre
crianza de niños los cuales instruyen a los padres en métodos singularmente
abusivos para establecer un control de hierro y quebrar la voluntad de estos
niños. Estos métodos incluyen el uso extremo e implacable de la fuerza,
engaño, manipulación, humillación y degradación obviamente cruel. Todo esto
está hermosamente racionalizado como que es por el propio bien del niño.

105
Estos métodos recomendados para establecer control absoluto comienzan en los
primeros meses de vida y hay una sofisticación en el desarrollo de técnicas para abusar a
los niños. Por ejemplo, Jay Sulzer, (1748), citado en 1983 escribió en un ensayo sobre la
educación e instrucción de los niños: “Una de las ventajas de estos tempranos años es que
entonces la fuerza y la compulsión pueden ser usados con los años; los niños olvidan todo lo
que les pasó en su temprana niñez, si sus voluntades pueden ser quebradas en este
momento, ellos nunca recordarán después que tuvieron una voluntad“. Este mismo autor
entrega excelentes ejemplos de la racionalización para estos procedimientos: “Yo le
aconsejo a todos aquellos cuya preocupación es la educación de los niños, el volver su
principal ocupación eliminar la obstinación y la maldad y persistir hasta que hayan
alcanzado su meta.
Como he notado anteriormente es imposible razonar con niños pequeños, así su
obstinación debe ser sacada en una forma metódica y no hay otro recurso para este
propósito que mostrar a los niños que uno es serio y si uno se entrega a su obstinación una
vez, la segunda vez será más pronunciada y será más difícil de eliminar. Si los padres son lo
suficientemente afortunados como para lograr sacar la obstinación desde el mismo
comienzo por medio de las nalgadas y del palo, ellos obtendrán niños buenos, dóciles y
obedientes a los cuales más tarde les pueden entregar una buena educación. Si se va a
establecer una buena base para la educación, uno no debe dejar de disciplinarlos hasta que
uno ve que toda la obstinación se ha ido, porque no hay ningún lugar para ella. No cometan
el error de pensar de que él será capaz de obtener buenos resultados antes de que hayan
eliminado estas dos fallas principales, éstas entonces son las dos materias importantes que
hay que preocuparse en los dos primeros años del niño.
El autor después continúa instruyendo a los padres en las dos materias importantes
que deben ser consideradas en el segundo año de vida: el orden y la obediencia. “Todas las
cosas deben seguir la regla del orden; el comer, el beber, el vestirse, el dormir y en verdad
toda la vida en la casa del niño deben ser ordenadas y nunca deben ser alteradas para
acomodarse a su obstinación o quejidos, de manera que ellos aprendan en la más temprana
niñez a someterse estrictamente a las reglas del orden. El orden sobre el cual nadie insiste
tiene una influencia indisputable sobre sus mentes y si los niños se acostumbran al orden a
una edad muy temprana, ellos van a suponer posteriormente que esto, es completamente
natural porque ya no comprenden que esto ha sido instalado en ellos en forma artificiosa “.
El segundo tema principal al cual uno debe dedicarse comenzando con el segundo y
tercer año, es a una estricta obediencia a los padres y superiores y a una confiada
aceptación de todo lo que ellos hacen. Estas cualidades no sólo son absolutamente
necesarias para el éxito de la educación del niño, sino que tienen una influencia muy fuerte
en la educación en general, ellas son esenciales porque le dan a la mente orden en si mismo
y un espíritu de sumisión a las leyes.
Un niño que esté acostumbrado a obedecer a sus padres, también voluntariamente
se someterá a las leyes y reglas de la razón una vez que esté por su cuenta y sea su propio
amo, ya que él estará acostumbrado a no actuar de acuerdo a su propia voluntad. La
obediencia es tan importante porque toda la educación es en definitiva aprender a
obedecer. Desafortunadamente la investigación histórica indica que este no es una
excepción aislada, particularmente cuando llega al punto de la competencia de voluntades.
El único vicio que merece golpes es la obstinación. Si tu hijo no quiere aprender
porque es su voluntad, si él llora con el intento de desafiarte, si hace daño con la intención
de ofenderte, en resumen si insiste en hacer las cosas a su forma, entonces azótalo bien
hasta que llore de esta forma ¡oh no papá oh no! Esta desobediencia es lo mismo que una
declaración de guerra contra ti, tu hijo está tratando de usurpar tu autoridad y está
justificado el que uses la fuerza contra la fuerza de forma de asegurar su respeto, sin el
cual serás incapaz de entrenarlo. Los golpes que administres no debieran ser solamente de
juego, sino debieran convencerlo de que tú eres su amo.
Si él ha visto que ha perdido desde la primera vez y se ha visto obligado a
humillarse ante ti, esto le quitará el coraje para revelarse de nuevo“. Krujer, (1752), citado
en Miller, (1983).

106
O noten el consejo de J. V. Veisdou en su manual para madres y padres de familias y
naciones, (1773) citado en Miller, (1983). “Si después del correctivo el dolor dura por un
tiempo, es poco natural prohibir el llanto y el quejido de inmediato. Pero si el corregido usa
estos sonidos molestos como una forma de venganza, entonces el primer paso para
distraerlo es asignarle pequeñas tareas o actividades; si esto no ayuda es permisible
prohibir el llanto y castigarlo si persiste hasta que finalmente cese después del nuevo
correctivo. Esta cita me recordó particularmente de un cliente que una vez tuve cuyo padre
lo amenazaba repetidamente de la siguiente forma y después lo cumplía: “te voy a pegar
hasta que llores y después te voy a pegar por llorar”.
Además de su promoción del orden, obediencia y la supresión de la obstinación en
los niños, estos manuales sobre crianza de niños también son notables por promover la
supresión de emociones y la espontaneidad. Por ejemplo, S. Landermann, (1896), citado en
Miller, (1983) escribió un capítulo llamado sobre la falla de exhuberancia en el carácter de
los niños: “como en el caso de cualquier enfermedad que es difícil de curar, así también en
el caso de la falla psíquica de la exhuberancia debe ser dedicado el mayor cuidado a la
profilaxis para evitar el desorden. La mejor forma que una educación logre esta meta, es
adherirse estrictamente al principio de proteger al niño lo más posible de todas las
influencias que puedan estimular los sentimientos sean estos placenteros o dolorosos o
consideren este punto de vista de la disciplina “La disciplina, como lo indican las palabras
del viejo testamento, es básicamente castigar el uso de la voluntad perversa la cual para
daño propio y de los otros no está en comando de sí misma y debe ser quebrada. Una
consideración de la idea del castigo revela que en la tarea de la educación, la disciplina
saludable debe siempre incluir el castigo corporal. Su temprana y firme aplicación es la
misma base de toda disciplina genuina, porque es el poder de la carne el que debe ser
quebrado” citado en Miller, (1983).
Coincido en que estos manuales sobre educación de los niños están fuera de época,
pero como señala Miller el control de los niños siempre ha sido un problema, en todas las
culturas y en todos los tiempos y estas nociones culturales no han muerto, pero se han ido
cada vez más en forma subterránea. Esto es particularmente cierto cuando los padres
inconcientemente actúan el deseo de tener poder sobre otros y compulsivamente repiten el
abuso que ellos experimentaron. Esta forma de repetición es particularmente insidiosa ya
que casi en ninguna otra parte es posible involucrarse en el abuso que es tan difícil de
detectar, producen niños que están dañados en distintas áreas esenciales y pueden a
menudo ser diagnosticados como desórdenes de personalidad limítrofe. Estos niños son a
menudo abusados física, sexual y psicológicamente con intrusiones como el abuso ritual,
enemas frecuentes, alimentación forzada, rabias parentales y experiencias
extraordinariamente humillantes y despreciantes, las cuales exponen sádicamente sus
debilidades y vulnerabilidades. Estos individuos no pueden evitar internalizar éstos objetos
malos y vivir una vida caracterizada por relaciones intrapsíquicas con ellos. Son comunes
los problemas de la negociación de todos o casi todos los problemas existenciales
esenciales presentados en este volumen.
Con estos individuos las ideas presentadas aquí sobre el masoquismo pueden ser
particularmente útiles cuando somos testigos de aquel aspecto de su ajuste al abuso que
representa la autoderrota y simultáneamente reproduce y preserva los vínculos con el
objeto malo mientras expresa resistencia, rebelión y venganza contra aquel objeto.
En el otro extremo del continuo están los individuos que vienen de medio ambientes
de padres o cuidadores que aunque pueden haber sido adecuados en otra forma, tenían una
visión muy mala de la oposición del niño. Desde el primer “no” en el segundo año a la
última violación menor de la hora de llegada del adolescente, el castigo para cualquier
violación es seguro, rápido y sin compromiso. Este tipo de control es típicamente ejercido
con una gran cantidad de auto confianza y es visto como en el mejor interés de aquel que lo
recibe. En estas familias puede haber amor, aprecio, apoyo adecuado y aceptación de la
auto expresión, pero no hay tolerancia para la oposición o ningún signo de falta de respeto.
Un niño individual que sea particularmente obstinado u opositor puede crear más de este
tipo de respuestas de los padres, que aquel que es más fácilmente controlado. Estos

107
individuos también internalizan este objeto controlador, rígido y están afectados por un tipo
de estancamiento crónico, energía disminuida y conducen un estilo de vida de obligaciones
y roles socialmente sancionados. Aunque estos individuos con un funcionamiento más alto
realmente entregan el ladrillo sólido para un gran número de organizaciones sociales
incluyendo por supuesto sus propias familias, ellos típicamente muestran poca creatividad,
espontaneidad, originalidad o chispa; su sí mismo falso es uno de obediencia, servicio y
docilidad con la habilidad para aguantar una gran cantidad de frustración y auto sacrificio.
Estas son a menudo, las personas que se ocupan de los trabajos sucios y aburridos porque
alguien tiene que hacerlos y ellos son realmente mejores que el resto de nosotros en jugar
este rol. Aquellos que muestren el estilo masoquista son relativamente perfectos sirvientes
para burocracias jerárquicas donde quiera que ellas se encuentren.

SÍNTOMAS MODELADOS COMO RELACIONES DE OBJETOS


INTERNOS.

En un libro anterior Johnson, (1991), yo subrayé un modelo para la comprensión de


la conducta sintomática como la expresión de las relaciones objetales internas, usando el
modelo de Fairbairn, (1974) de Estructura Intrapsíquica, yo entregué 4 prototipos de
relaciones objetales internas que pueden dar cuenta de todas las conductas sintomáticas.
Yo ofrezco aquel modelo de nuevo aquí, como una forma de hacer un mapa de la dinámica
interna de la persona masoquista a lo largo del continuo desde estilo de carácter a
desorden de personalidad.
Primero va a ser necesario aludir al modelo de Fairbairn, el cual derivó de su
trabajo clínico. En su trabajo con niños abusados, Fairbairn notó lo que muchos otros han
notado desde entonces, que los niños abusados quieren volver con sus padres abusadores;
más aun ellos a menudo olvidan el abuso y a menudo toma considerable habilidad clínica
en liberar estas memorias de la represión. Finalmente los niños harán a menudo esfuerzos
extraordinarios para mantener la bondad percibida de sus padres, cuando ellos recuerdan
el abuso a través de explicarlos, justificarlos, o alterar la motivación de los padres: “el no
quería hacerlo”, “fue un accidente”, etc.
Fairbairn más tarde trabajó con individuos esquizoides y luego con individuos que
experimentaban neurosis de guerra. En estos últimos grupos, Fairbairn se vio sorprendido
por el grado hasta el cual estas personas eran perseguidas por fuerzas internas
autodestructivas. Fairbairn postuló que esto era el resultado de una internalización de las
fuerzas de objeto malo a las cuales habían sido expuestas. Su teoría con respecto a la
internalización de los objetos malos se vuelve el aspecto más esencial de su teoría para
explicar la psicopatología y se apoya en los conceptos de represión y de división.
En un trabajo posterior, Fairbairn creyó que esta internalización era simplemente un
proceso humano natural que no necesitaba explicación. Anteriormente él había hipotetizado
que internalizamos los objetos malos para ganar control sobre ellos y para quitar la maldad
del objeto externo del cual somos dependientes. El concepto clave de Represión está
evidenciado por el olvido de los niños abusados del abuso y por medio del cual los pacientes
esquizoides y con neurosis de guerra posean las fuerzas autodestructivas misteriosas de las
cuales ellos han sido objeto. La División, el segundo concepto clave, es un mecanismo
defensivo primitivo el cual es usado para separar las cualidades malas de un objeto de las
buenas. La división es usada cuando los individuos son incapaces de integrar una
conceptualización completa de las cualidades objetales buenas y malas.
Fairbairn postula que es el objeto malo el internalizado y reprimido y que esto es
evidenciado cuando un individuo se ataca a sí mismo de la forma en que él fue atacado. Así,
por ejemplo, una persona indeseada esquizoide puede tener una misteriosa fuerza
destructiva que literal o metafóricamente llama por su propia destrucción. Hasta el

108
momento esta teoría es relativamente lineal, pero se vuelve más complicada e interesante.
Fairbairn sugiere que dividimos el objeto malo, en partes buenas y malas.
¿Cómo puede ser esto? ¿Dónde está lo bueno? Lo bueno en el objeto malo existe en
aquellas esperanzas y expectativas innatas de gratificación que están instaladas en el ser
humano desde el nacimiento. Así un nuevo bebé merece ser bienvenido y mantenido en el
mundo, un niño pequeño merece ser apoyado en sus maravillosos logros en locomoción,
lenguaje e independencia emergente. Un niño de edad escolar merece ser enseñado por
métodos que estén de acuerdo con sus habilidades emergentes y alentado por sus logros.
Lo que es reprimido y dividido, son entonces estas expectativas esperadas,
estancadas en el desarrollo. En una forma muy real el esquizoide todavía está buscando la
aceptación en el mundo. El oral una gratificación completa y no recíproca; el simbiótico una
mezcla sintonizada de conexión y libertad. El narcisista, el apoyo perfecto y un otro
completamente idealizable, etc. En el modelo de Fairbairn éste es el objeto dividido bueno,
el cual ha sido internalizado y reprimido.
Otra forma de decirlo es que este no es el objeto bueno como es experimentado, si
no el objeto bueno como es esperado innatamente, ya que esta expectativa al encontrarse
con su desilusión permanece en su forma infantil y de desarrollo estancado, inconciente y
por lo tanto no está disponible para la inteligencia óptima y frustración óptima que la
harían madurar. Así que lo que ahora es esperado inconcientemente es realistamente
imposible. Cada desilusión inevitable es entonces seguida por maniobras para defenderse
contra el dolor resultante.
Podemos usar el modelo de Fairbairn para describir cualquier conducta como una
representación de estas relaciones objetales internas. La figura 1 son esencialmente 4
reproducciones separadas de aquella parte del modelo de Fairbairn necesario para esta
discusión de la conducta sintomática modelada como relaciones de auto objeto internas. En
estos 4 prototipos el sí mismo interno y las percepciones de objeto están representadas
como divididas en partes libidinales y antilibidinales. Los círculos representan estas
estructuras del sí mismo y del objeto. Voy a leer ahora los 4 modelos que vienen en la figura
1. El Nº 1 dice:
Punto 1: Sí mismo antilibidinal en coalición con un objeto antilibidinal mientras que
la agresión está dirigida hacia el sí mismo libidinal. Los síntomas resultantes son
mantenidos por el vínculo de las estructuras antilibidinales.
Punto 2: Sí mismo libidinal conectado a objeto libidinal con una posibilidad
concomitante de agresión dirigida a las estructuras antilibidinales.
Punto 3: Agresión desde el sí mismo libidinal al objeto y sí mismo antilibidinal. El
patrón es mantenido por la naturaleza irreprimible de los impulsos libidinales, así como por
el vínculo de las estructuras libidinales.
Punto o estructura 4: Sí mismo y objeto antilibidinales en contra del objeto libidinal
donde la agresión está dirigida al objeto libidinal, el patrón es mantenido por el vínculo de
las estructuras antilibidinales.

El modelo de Fairbairn usa dos fuerzas elementales: la primera es la agresión


simbolizada por las flechas y la segunda es la conexión libidinal entre el sí mismo y el objeto
simbolizado por dos líneas verticales paralelas.
Yo creo que la contribución más esencial de Fairbairn es la comprensión crítica del
deseo por mantener este contacto libidinal con incluso el objeto malo, el que mantiene
funcionando el patrón disfuncional y lo hace tan extraordinariamente resistente al cambio.
En el contexto presente de masoquismo gran parte de lo que el masoquista hace que es
autoderrotante, auto restrictivo o auto torturante puede ser útilmente comprendido como el
individuo haciéndose a sí mismo ahora lo que le fue hecho a él anteriormente. Cuando él
hace esto puede ser útilmente conceptualizado como su propio saboteador interno,
Fairbairn, (1974) reaccionando contra su self libidinal o real.
Esto representa el prototipo de síntomas 1 descritos en la figura N°1, donde el sí
mismo y el objeto antilibidinal agreden al sí mismo libidinal y por lo tanto preservan su
conexión libidinal. En el carácter masoquista, cuando la autoderrota, la humillación, la

109
intrusión, la restricción y el abuso son percibidos como que vienen del objeto, esto puede
ser útilmente conceptualizado como agresión desde la parte del objeto de la relación
interna descrita en el prototipo 1 de la figura N°1. Esto puede ocurrir en al menos 3 formas:

-Primero, hay una proyección del objeto internalizado en el ambiente,


-Segundo, hay una conducta de identificación proyectiva la cual logra este tipo de
negatividad de parte del objeto,
-Tercero, los individuos masoquistas tenderán a seleccionar individuos y medios ambientes
que sean consecuentemente restrictores y abusivos en estas formas.
Esto es por supuesto, abuso real en el mundo, pero el masoquista puede tener un
involucramiento continuo con este tipo de relaciones y dificultades extraordinarias para
lograr evitarlas o salirse de ellas. El detener la conducta asociada con la dinámica del
prototipo 1 involucra la pérdida del objeto internalizado y de aquellos aspectos de la auto
identificación que se han desarrollado desde aquella conexión. En una forma muy real
cambiar estos patrones disfuncionales requiere que uno renuncie a los vínculos, a la familia
y a la identidad que surgen desde esta conexión primaria, particularmente cuando ya no
están disponibles los vínculos con otros significativos, como a menudo ocurre en las
infancias disfuncionales y los ajustes adultos posteriores, el renunciar al objeto malo deja al
individuo sin identidad y eternamente sólo en el mundo; un objeto malo es mejor que
ninguno.
El modelo presentado aquí es uno motivacional enfatizando por qué la gente hace lo
que hace. Entrega interpretaciones e intervenciones basadas en la comprensión de estas
motivaciones, las cuales intentan por ejemplo, facilitar una sólida separación de los vínculos
con objetos malos y la entrega de vínculos a objetos externos suficientemente buenos. Para
la conducta del prototipo 1, por ejemplo, numerosos terapeutas recomiendan el
etiquetamiento y desafío de la culpa de separación y la culpa del sobreviviente y la entrega
de experiencias emocionales correctivas. Es en el contexto terapéutico en el cual el cliente
aprende que su expresión de diferencia, oposición o éxito no amenaza, destruye o provoca
venganza en el terapeuta. Yo he etiquetado la sintomatología del prototipo 1: Miedo – Culpa
y Vergüenza. Aunque la etiqueta no es abarcadora comienza por dar una lista de los tipos
de conductas que son muy a menudo la expresión de este tipo de agresión antilibidinal
hacia el sí mismo libidinal.
El prototipo 2 es etiquetado: Tener Derecho a la Adicción. Las conductas explicadas
aquí, son aquellas que expresan el deseo del individuo de tener derecho al objeto bueno
esperado original e innatamente, lo pasamos muy mal renunciando a aquello a lo cual
tenemos derecho innatamente, debido a que no podemos vivir con el dolor extremo de esta
desilusión, lo reprimimos y nos defendemos contra él. Pero hasta que esta grave desilusión
sea reconocida, trabajada y finalmente aceptada estamos inevitablemente impulsados por la
fuerza de este dolor y nuestra reacción a él. Aunque no todas las adicciones pueden ser
útilmente modeladas en esta forma es, sin embargo, verdad que muchas de ellas son al
menos parcialmente explicadas por esta dinámica. Las adicciones a la anfetaminas, la
cocaína, al trabajo, el sexo, el amor pueden todas apoyar el sí mismo falso grandioso que ha
sido movilizado para afrontar la herida narcisista y la pérdida del sí mismo real mal nutrido.
Las adicciones a la comida, al amor, a gastar y apostar pueden llenar el vacío de las
patologías limítrofes y otros desórdenes del sí mismo. Lo que mantiene estos patrones
funcionando y los hace tan resistentes al cambio, es la esperanza estancada libidinal de
contacto con aquel otro libidinal que fue vitalmente necesitado para el desarrollo humano
óptimo. El moverse hacia adelante en la ausencia de esto requiere llorar su pérdida crítica y
de una vez por todas renunciar a la esperanza de que la pérdida alguna vez va a ser
deshecha.
Para realmente cambiar las conductas asociadas con la dinámica del prototipo 2, uno
debe aceptar su propia vida en sus propios términos y abandonar el deshacer la pérdida de
aquello a lo que teníamos derecho. El masoquista es el único en que su conducta de
autoderrota es una expresión de su determinación para mantener su integridad. Al
encontrarse con un paciente verdaderamente masoquista, uno se ve choqueado por el

110
grado hasta el cual él parece adicto a la degradación, a la humillación a la derrota y al
dolor. Este hecho se vuelve menos misterioso, sin embargo, cuando encontramos una
historia de abuso y una historia fenomenológica en la cual la única forma de mantener el
orgullo en el sí mismo era derivando satisfacción de “ser capaz de soportar, resistir,
rehusar a llorar, en soportar el dolor” esta era la única forma de demostrar que uno poseía
un sí mismo independiente. Así en muchos casos de autoderrota masoquista lo que aparece
como sintomático es en realidad la estrategia fija del individuo para enfrentarse con el
objeto abusivo internalizado y mantener el derecho a una voluntad propia. El renunciar a
esa derrota y a ese dolor bien soportado entonces puede representar la rendición final de su
difícilmente ganada integridad de sí mismo. En algunos de estos casos en verdad el objeto
abusivo – intrusivo, ha reconocido esta habilidad para “soportarlo” y eso es lo más cerca
que llegó alguna vez la víctima a lograr que su sí mismo independiente e íntegro fuera
reconocido. El derecho representado aquí es el derecho al "reconocimiento", a ser alentado
en su derecho innato a la autonomía y la integridad. En el caso del masoquista
paradójicamente la autoderrota mantiene este derecho con vida.
El prototipo 3 es etiquetado: Rebelión – Resistencia y se refiere a la conducta que
puede ser explicada más precisamente por la agresión del sí mismo libidinal y el objeto
libidinal contra el objeto antilibidinal. Aquí el niño está peleando de vuelta contra el abuso,
la degradación, la intrusión y la restricción. La resistencia y la rebelión pueden por
supuesto ser activas y obvias o pasivas e intrincadamente escondidas. En el carácter
masoquista la auto tortura, derrota y abuso mantienen contacto con el objeto original
(prototipo 1) representan la integridad del sí mismo que ha sido desarrollado, (prototipo 2)
y al mismo tiempo expresan la resistencia y rebelión contra las fuerzas que producen esta
tortura, (prototipo 3). Una vez más en el caso del masoquista todos los otros caminos de
resistencia y rebelión han sido típicamente prohibidos. Es sólo a través de la exageración y
la exhibición de la autoderrota que había alguna posibilidad de auto expresión libidinal. Yo
creo que es este triste estado de cosas el que da cuenta de la a menudo notable resistencia
al cambio del carácter masoquista. Si él renuncia a la autoderrota no hay otra forma de
autoexpresión libidinal. El bien conocido insidioso rencor subyacente del masoquista es
todo lo que a menudo le queda de la fuerza vital suprimida. Paradójicamente el renunciar a
la autoderrota significa una rendición total. Lo que mantiene la resistencia y la rebelión del
prototipo 3 es el compromiso del organismo con su propia autoexpresión libidinal en
relación con un objeto; un objeto que puede apreciar, apoyar, recibir y en el cual puede
deleitarse. Cuando se ha perdido toda la esperanza para ello, el organismo se conformará
con tener un impacto en la única forma que le queda, a través de la autoderrota, la cual es
una derrota para el objeto. Esta es una trampa insidiosa y autoperpetuante pero la
alternativa subjetiva, ahora inconciente, fue experimentada como muerte.
El prototipo 4 es etiquetado: Abuso. En este paradigma la conducta es descrita en
forma más precisa como un individuo que abusa de los otros en la misma forma en que fue
abusado. El sí mismo antilibidinal y el objeto antilibidinal agreden al objeto libidinal. Los
ejemplos más claros de esto están en las personas que abusan de los niños que fueron a su
vez abusados cuando fueron niños. El modelo de relación de Rol, es uno de abusador y
abusado y particularmente en situaciones de baja seguridad o amenaza el individuo es
proclive a actuar el rol de abusador, Weiss y Sampson han etiquetado esto como volver el
pasivo en activo. La pasividad, servidumbre y falta de atractivo del masoquista muy a
menudo tiene una cualidad de martirio que induce la culpa, lo cual conduce a los otros a
sentirse responsables, incompetentes, inefectivos y derrotados. La hostilidad masoquista
indirecta y maligna es a menudo palpable pero es difícil de identificar e incluso más difícil
de enfrentar debido a la posibilidad de ser negada fácilmente.

La dinámica masoquista es única, particularmente cuando las conductas de


autoderrota pueden simultáneamente representar los 4 prototipos. Primero, ayudan al
individuo a lograr alguna asistencia, simpatía y apoyo que requirió originalmente. La
autoderrota mantiene la conexión con el objeto malo original y los aspectos relacionados de
la propia identidad. Segundo, soportar el dolor y la derrota expresan la integridad del sí

111
mismo y la auto posición de voluntad que es algo a lo cual los seres humanos tenemos
derecho. Tercero, el exponer la derrota y la tolerancia al dolor expresa la única forma de
resistencia, rebelión y expresión libidinales que no han sido aplastados. Y cuarto, un dolor
auto infringido, bien orquestado puede mantener a raya el abuso experimentado y aunque
doloroso, es muy difícil de cambiar y de renunciar.

112
AFECTO, CONDUCTA Y COGNICIÓN.

AFECTO.
La esencia de la subjetividad masoquista es la sensación desesperada de estar
atrapado en un círculo eterno de máximo esfuerzo que conduce a la derrota. Este
estancamiento lleno de esfuerzo y crónico en la vida, engendra desesperanza, pesimismo,
desesperación, profunda desconfianza y falta de esperanza en el futuro. El sufrimiento
crónico de estar siempre en lo mismo, es usualmente enfrentado solamente soportándolo y
compartiéndolo con quien quiera que escuche: amigos, familiares, asociados y terapeutas
que típicamente mantienen la esperanza para aquellos aproblemados solamente para ser
eventualmente derrotados ellos también. Aquellos que han trabajado con clientes
masoquistas reportan consistentemente este desaliento y derrota que refleja el propio
desaliento y derrota del masoquista.
El problema del masoquismo ha sido y es todavía uno de los problemas terapéuticos
más difíciles que enfrenta un psiquiatra analítico. Después de una mejora superficial, hay
generalmente una recaída en los viejos síntomas y quejas y este patrón tiende a repetirse a
través del curso del análisis. Freud desarrolló esta “reacción terapéutica negativa” en el
caso del masoquismo como el concepto del instinto de Muerte, Lowen, (1958 pág. 194).
En resumen, algo muy activo en el paciente intenta destruir el tiempo, el amor y la
preocupación y la comprensión cognitiva. Yo pienso que el terapeuta esta aquí enfrentando
la activación de los niveles más profundos de agresión. Algunas veces no tiene sentido
resolver estos severos estancamientos en el tratamiento. Sin embargo, en ocasiones es
posible hacerlo con un enfoque esencialmente analítico, Kernberg, (1984). Si él comparte
con la paciente el mundo real que le falla, ella le dirá nada más que problemas y la moral de
ambos se hundirá en el pantano. La única fuerza lo suficientemente fuerte para sacar a una
persona fuera de este pantano es el deseo. El deber es demasiado débil. Pero el deseo que
deleite a esta persona particular puede ser difícil de encontrar, Gustafson, (1992).
La amplitud de este desaliento puede ser fácilmente comprendido desde la etiología
y el modelo de relaciones objetales ya presentados. Cuando cada expresión del sí mismo
libidinal ha sido bloqueada al punto de derrotar la propia voluntad, hace sentido renunciar
a la esperanza en todos los niveles, excepto el más subterráneo, de forma de no ser
derrotado, humillado o engañado de nuevo. Similarmente la propia agresión, resistencia y
rebelión solamente pueden ser expresadas en el sistema cerrado, subterráneo, en el cual el
objeto malo internalizado es el objeto de aquella rebelión y agresión, si cada vez que hay
rebelión, es autoderrotante. La única agresión hacia afuera existe en la autoderrota, la cual
simultáneamente derrota al otro.
Para reconocer esta comprensión esencial del masoquismo, el peculiar
estancamiento del carácter masoquista gira alrededor del hecho de que la conducta
autoderrotante es la única que está disponible. La autoderrota mantiene contacto con el
objeto controlador o sádico original, (prototipo 1). Expresa rebelión en la única forma
disponible, (prototipo 3). Controla y abusa en forma sádica sin la admisión de
responsabilidad por hacer esto, (prototipo 4). Logra el estatus de una adicción cuando
mantiene secretamente viva la esperanza y el orgullo demostrado perversamente en la
capacidad individual para soportar castigo, (prototipo 2). Para esta estructura de carácter
todos los caminos conducen al mismo fin: la autoderrota. El masoquista es un tipo de
payaso de un solo truco, pero con una increíble diversidad dentro de ese único truco y con
variaciones de los determinantes motivacionales para cualquier truco dado dentro de esta
clase única. En otras palabras, algunas veces el truco representa un intento para
reconectarse con el objeto malo, otras veces sirve para rebelarse contra el objeto y aún
otras veces sirve para derrotar a otros o para mantener la integridad a través de demostrar
la propia habilidad para resistir el sufrimiento. Muchas veces más de uno de estos motivos

113
es servido por las mismas acciones. El masoquista también está marcado por una distintiva
falta de experiencias placenteras.
El carácter masoquista existe en un continuo que va desde lo sobre socializado a lo
sadísticamente controlado. Gran parte de su socialización ha tenido que ver con la
inhibición de aquellas respuestas humanas naturales que entregan placer. El placer es una
amenaza y su experiencia conducirá a la ansiedad y la culpa. Así, es evitado
automáticamente e incluso cuando trata, el individuo masoquista encuentra que es
extremadamente difícil experimentar cualquier placer real o profundo. El placer invita al
control o castigo de parte del objeto malo internalizado y el placer invita a la esperanza por
un amor dado libremente al cual el masoquista ha renunciado hace mucho tiempo. No es
sorprendente entonces que sea el odio rencoroso y el resentimiento de este carácter lo que
ha sido más a menudo notado como la característica que lo identifica en forma primaria. La
conciencia de esta negatividad profunda varía entre los individuos de este tipo de carácter
con generalmente una mayor conciencia a los niveles más bajos de funcionamiento
estructural. A medida que nos movemos hacia el fin del continuo de estos estilos de
carácter, los individuos tienden a ser más complacientes, más ansiosos y motivados por la
culpa con poca conciencia de las formas en las cuales su autoderrota es derrotante.
Típicamente su profundo odio y sus intentos de rebelión son inconcientes para ellos. Otros
sin embargo, a menudo ven y sienten las consecuencias odiosas de su agresión subterránea.
Aunque a menudo ha sido caracterizado por su desesperanza, el carácter masoquista
retiene esperanza, sin embargo, en forma secreta. El tratado sobre el Masoquismo de
Theodor Reik’s (1941) está entre los mejores en reflejar esta característica. Reik’s postula
que el logro de liberación en el placer de cualquier tipo es provocador de ansiedad debido
al castigo que va a traer para el masoquista. Para controlar esta ansiedad el individuo
masoquista produce un movimiento hacia adelante del castigo, de manera que el castigo es
experimentado primero, (prototipo 1) reduciendo así la ansiedad y justificando el placer o
liberación. En el punto de vista de Reik’s, el masoquismo sexual involucra este proceso en
la esfera sexual y el masoquismo social involucra este proceso con respecto a la agresión y
la auto expresión en la esfera social. La diferencia de acuerdo con Reik’s es que el placer
sexual primario y el placer en el sufrimiento son a menudo concientes en el masoquismo
sexual, pero raramente concientes en el masoquismo social. El masoquismo en su forma
social a menudo se apoya en la esperanza muy escondida y a menudo inconciente de
justificación o satisfacción en algún futuro muy distante, (modelado aquí como el prototipo
2). El cosechar las recompensas de uno en el cielo o en el futuro, ejemplifica esta forma
inconciente de esperanza a menudo secreta. Aquí también yace el egoísmo, superioridad y
eventual justificación del masoquista. Como escribe Gustafson (1992, p. 34),
"tenemos un deleite todos nosotros, aunque degradado, en alguna parte secreto”.
La tragedia continua para el masoquista es, sin embargo, que incluso cuando la
liberación es ganada, a través del sufrimiento puede conducir a la culpa. En la esfera social
un individuo masoquista algunas veces se ganará un brote de agresión bien ganado u otra
autoexpresión asertiva. Esto a su vez activará el objeto antilibidinal o malo internalizado
que activará la culpa y la ansiedad no importa que tan justificado haya sido el reproche que
recibió. Frecuentemente el medio ambiente también reacciona en forma punitiva poniendo
al individuo de vuelta en su lugar masoquista. Este es por supuesto el lugar familiar en el
cual la agresión y particularmente la resistencia a la voluntad de otros fue aplastada. Así la
esperanza conciente y la confianza de tipo positivo o inmediato es empujada más
profundamente en el secreto o en el inconciente.
Alguien derrotado en forma tan consistente se queda entrampado en la desconfianza
del mundo y particularmente de cualquiera que sea tan ingenuo y tonto como para ofrecer
esperanza. Es característico el rencoroso deseo de arrastrar hacia abajo a cualquiera que
intente esto.

CONDUCTA.

114
Antes de describir la conducta que es característica del masoquismo quiero enfatizar
que nuevamente estoy presentando un modelo teórico en este libro, no una clasificatoria, en
otras palabras, prácticamente cualquier conducta puede ser hallada en cualquier estructura
de carácter y es realmente la estructura motivacional dinámica subyacente a la conducta la
que determina los problemas caracterológicos representados por su expresión. Sin
embargo, un grupo o patrón de conductas expresados en cierta actitud característica,
ciertamente señala una alta probabilidad de un problema caracterológico dado. En el caso
del masoquismo la demostración persistente de un conjunto de conductas que pudieran ser
ampliamente llamadas autoderrotantes es a menudo definitoria. Esto es particularmente
cierto cuando la conducta de autoderrota está acompañada de mucha negatividad no
solamente hacia el sí mismo sino también hacia otros. Incluso sí las conductas en cuestión
son autodirigidas y aparentemente pasivas ellas tienden a incitar molestia, irritación e
incluso abuso de parte de otros, provocando una mayor autoderrota.
Toda conducta que pudiera ser caracterizada como psicopatológica o disfuncional
en cualquiera de nosotros en alguna forma u otra es autoderrotante. Lo que distingue al
masoquista de los otros es que hay en algún nivel de conciencia un placer perverso o
satisfacción en el castigo auto infringido. Este placer viene del hecho de que el placer
libidinal solamente puede venir de la autoderrota o de la resistencia. Lo que distingue a los
pacientes masoquistas de todos los otros es que esta autoderrota es la única forma de
autointegridad, resistencia y rebelión dejada en el repertorio. Este placer perverso en el
dolor que es auto infringido o auto iniciado es la característica distintiva del masoquismo y
es esta característica la que hace a la autoderrota masoquista incluso más resistente al
cambio que otras estructuras de carácter.
El conocimiento de estas dinámicas, sin embargo, entrega la directiva más
importante para aquellos que desean cambiar este ajuste. Aquí recuerda Gustafson un
elemento del trabajo de Bateson “todos los movimientos vistos son miembros de una clase
que no ha sido vista”. Con esta estructura de carácter los movimientos que son vistos son
todas formas de autoderrota. Pero las clases que permanecen sin ser vistas son la lealtad, la
resistencia, la rebelión y la expresión íntegra y autónoma de la voluntad. Las otras formas
de auto expresión libidinal pueden ser liberadas en una forma tal que la voluntad de la
persona no sea aplastada de nuevo. El masoquista entonces puede abandonar el “cortarse
la nariz para salvar la cara”.
Algunas veces el masoquista va a liberar su rencor en una forma tal que provocará el
tipo de venganza que solamente va a aumentar el proceso masoquista y reforzar las
decisiones de guión o creencias patógenas de su estructura. Esto puede incluso ser parte de
un procedimiento estándar de acción del masoquista al exponer la provocación que ocurre
en esta personalidad.
Una psicoterapia efectiva tendrá que liberar el rencor del inconsciente alentando su
expresión y ayudando al cliente a dirigir y modular aquella expresión. Habiendo dicho todo
esto, volvamos ahora a catalogar los miembros vistos de estas clases no vistas, siempre
recordando que estas conductas no son para nuestros propósitos masoquistas, a menos que
ellas pertenezcan a estas clases no vistas de expresión libidinal y por lo tanto placentera.

Servidumbre "los mansos heredarán la tierra”, dijo Jesús. La literatura de ficción


sobre el masoquismo sexual es quizás el mejor lugar para adquirir una comprensión de la
posibilidad de aprender las satisfacciones de la servidumbre dolorosa y denigrante. Tanto
Reik’s como Reich enfatizaron en sus tratamientos del masoquismo que el dolor no era
soportable por sí mismo, sino más bien, a través de la liberación del placer y la sexualidad,
la cual estaría de otra forma prohibida. Con el masoquismo social la conciencia de placer o
satisfacción es más rara y menos obvia. En general, sin embargo, la secreta satisfacción de
la servidumbre es la superioridad moral.
Los individuos masoquistas están a menudo, al menos oscuramente, concientes de la
redención de la culpa asociada a sus buenas obras. Debido al tipo de crianza que tuvo el

115
masoquista y las reacciones naturales hacia ella, el masoquista tiene un montón de trabajo
que hacer con la culpa.
El desarrollo de un narcisismo normal y saludable, no fue permitido típicamente en
estas familias, así que es negado en forma conciente pero mantenido inconcientemente en
una especie de martirio. Las recompensas van a venir más tarde. Reik’s es particularmente
prolífico en sus reportes de las fantasías de los pacientes masoquistas, las cuales prueban
en último término su superioridad incluso incluyendo el atormentamiento de aquellos que
los han atormentado. Estas fantasías ilustran particularmente el resultado de ganar
superioridad narcisística y expresión agresiva, igual como el masoquista sexual gana
gratificación sexual.

Demora, he aquí una excelente estrategia para ser crónicamente desdichado y


enloquecer a los otros, estar crónicamente insatisfecho con cualquier cosa en su vida,
quejarse constantemente, pero no hacer nada efectivo para cambiar su situación. Si está
ud. en un matrimonio particularmente malo o en una mala situación de trabajo asegúrese
de quedarse ahí ya que esto entrega un abastecimiento infinito de material para quejarse y
justificar porqué uno se siente tan mal. Si alguien sugiere una alternativa, rechácela como
algo que no trabajará o que ya ha tratado o inténtelo pero asegúrese de que no trabaje. Si
alguna vez alguien lo critica por esto ya sea que esté de acuerdo profundamente con sus
críticas, extiéndalas incluso más o si siente que tiene los suficientes créditos para hacerlo
deje finalmente salir su frustración y rencor sobre ellos por su insensibilidad, ineptitud en
tratar de ayudarlo o su estupidez en no ver la desesperanza de su situación. Ya sea que ud.
continúe con su conducta habitual pasivo-agresiva o muestre una rara indulgencia en ser
agresivo, recuerde siempre mantener la posición de superioridad moral, adoptando esta
estrategia, ud. permanecerá derrotado pero no va a estar sólo, al arrastrar a los otros con
ud. Ud. puede justificar aun más su posición y disfrutar una cierta cantidad de triunfos,
después de todo ud. está acostumbrado a esto y nunca ha experimentado nada diferente.
Esta será una estrategia particularmente efectiva con sus niños para quienes va a ser
particularmente difícil rechazarla. Con un poco de suerte ellos nunca van a renunciar a ud.
y ud. puede sostener esta solución para los problemas de la vida por el resto de su vida.

Victimización del sí mismo, los individuos masoquistas tienen una alta propensión
para meterse en problemas y una gran dificultad para salir de ellos. Casarse con un
alcohólico, o con una persona seriamente adicta o con alguien que sea física o verbalmente
abusivo, es común.
Alternativamente quedarse pegado en un trabajo inadecuado o sin salida, trabajar
para un jefe explotador o abusivo, o perseguir una carrera para la cual uno tiene poco
talento, son similarmente comunes. Estas elecciones tienen la ventaja psicológica tanto
externa como interna de no aparecer como auto infringidas. De esta forma la persona
masoquista puede evitar tomar responsabilidad por lo que realmente es un patrón de
autoderrota. En conexión con esto es interesante notar que la decisión de la Asociación
Psiquiátrica Norteamericana de no incluir el desorden de personalidad autoderrotante en
su manual estadístico y diagnóstico, ha sido más política que objetiva. La razón
comprensible, pero equivocada para esto es evitar culpar a la víctima. Es desafortunado
que esta caritativa decisión funcione para oscurecer nuestra comprensión de llevar la
responsabilidad a la conciencia, lo cual es un paso necesario para alterar estos patrones
innecesariamente dolorosos. Para una discusión basada en los datos del desorden de
personalidad autoderrotante vea a Fiester (1991) quien concluye que “los datos de los
estudios existentes muestran una prevalencia relativamente alta en la mujer: en el hombre
en la relación sexual, una buena consistencia interna y una superposición significativa con
muchos otros desórdenes de personalidad y otros hallazgos menos importantes con
respecto a este diagnóstico.

Reacciones negativas al éxito, tempranamente en 1923 Sigmund Freud notó un


fenómeno que el llamó "reacción terapéutica negativa". Las intervenciones terapéuticas que

116
debieran ser benéficas o que fueron inicialmente efectivas condujeron justo al resultado
opuesto; los pacientes se volvieron peor. Freud asoció este fenómeno con el masoquismo y
eventualmente con el instinto de muerte. Estas reacciones son comunes en las
psicoterapias de individuos con este problema, pero reacciones similares se extienden a
otras experiencias en la vida que debieran ser positivas, alentadoras o causas para
celebración. Estas reacciones ciertamente sugieren a cualquiera que fuera testigo de ellas
que aquí debe haber un individuo que realmente disfruta del sufrimiento y que no lo va a
pillar la muerte disfrutando de ningún placer. Es casi como si no fueran a darse ellos
mismos o nadie más la satisfacción de tener satisfacción. Estas reacciones son
particularmente fascinantes y diabólicas cuando ellas involucran una provocación
aparentemente inconsciente de los otros, de manera que otros y no uno mismo son los
responsables por esta negatividad resultante.

Cualquiera de las siguientes categorías de conducta autoderrotante puede calzar en


una o más de las primeras 4 categorías: Servidumbre, demora, autovictimización y reacción
negativa al éxito. Doy una lista de las siguientes solamente por su valor heurístico en
ayudarnos a identificar estos tipos de tendencias masoquistas.

Inundación con problemas, un medio excelente de quedarse donde mismo y de


demorar cualquier solución efectiva de los problemas es abrumarse uno mismo con la visión
más negativa de todos los problemas que uno enfrenta simultáneamente. Al nunca quedarse
en un problema lo suficiente como para formular e implementar acción uno puede
mantener un flujo de estas quejas andando indefinidamente. Con experiencia uno puede
fácilmente involucrar a otros en este proceso e inducir el mismo tipo de trance de
desesperanza que uno experimentó originalmente. A medida que uno se vuelve mejor en
hacer esto y tolerarlo, uno puede inducir una desesperanza más incómoda y más confusión
en los otros de la que uno mismo experimenta. Berne (1964) fue particularmente astuto en
catalogar las ganancias psicológicas internas y externas de estos tipos de maniobras en
juegos como “porque no tú, si pero”.

Provocación como Reik (1941) ha notado, la provocación del castigo es mucho más
operativa en el masoquismo social que en el masoquismo sexual. Yo pienso que es obvio
desde los ejemplos anteriores el cómo el carácter masoquista puede ser
enloquecedoramente provocador. La provocación es acentuada aun más por la negación
usual de la provocación misma. Después de toda esta persona abrumada es la única que nos
dice que tan mal se siente, que tan insoluble son sus problemas y como nadie puede
ayudarla. Además de estos tipos de provocaciones ya enumeradas los masoquistas son
notorios por su inocente “quién, ¿yo?”, agresión pasiva en formas como el olvidarse, el
perder detalles críticos en el medio de un trabajo consciente y sacrificado o accidentes que
dañan a los otros pero que son negables y humillantes para el perpetrador. Estos accidentes
son un buen ejemplo de conducta masoquista la cual es al mismo tiempo castigadora, pero
también gratificante para el rencor y hostilidad del masoquista.
El individuo masoquista es a menudo particularmente bueno en lo que puede ser
llamado provocación de la tortura del agua. Cada pequeño acto puede ser relativamente
inconsecuente de manera que cuando el acto final tiene éxito en provocar la respuesta
enrabiada, aquella respuesta no está justificada por lo que acaba de suceder. Esto permite
al masoquista simultáneamente ser golpeado pero retener una posición de superioridad
moral. Nuevamente cuando esto es practicado en los propios niños, la estrategia
masoquista puede ser particularmente efectiva.

Anhedonia generalizada: el masoquista social es algunas veces más fácilmente


reconocible por su ausencia de placer en la vida. Los individuos masoquistas a menudo se
presentan como personas crónicamente abrumadas quienes están haciendo típicamente su
máximo esfuerzo continuamente luchando, pero no están llegando a ninguna parte. El

117
mirarlos y escucharlos lleva a la mente el mito de Sísifus. El resultado siempre es el mismo,
la salvación permanentemente fuera de alcance.
La suya es una depresión crónica como todas las depresiones, hay alguna fluctuación
pero la depresión masoquista típicamente tiene menos variación que la mayoría y tiene el
sentimiento que Reich llamó "el pantano masoquista", no hay salida y aun así los individuos
masoquistas son a menudo notables en su habilidad para seguir a pesar de la carga masiva
y la desesperanza. Ellos están crónicamente desalentados pero aun así siguen y esto creo
yo es la clave para el ajuste masoquista. Ellos han encontrado una forma perversa de ganar
a través de perder.

CONDUCTA DEL MASOQUISTA EN TERAPIA


En la psicoterapia el masoquista es a menudo complaciente con todas las reglas y
procedimientos de base. Estos clientes están a menudo crónicamente insatisfechos o se
describen a sí mismos como estancados en una o más áreas de su vida. Puede muy bien
haber una historia de psicoterapia previa la cual aunque se mantuvo por años fue
esencialmente inefectiva. Estos clientes raramente mostrarán resentimiento o agresión
directa en sus vidas diarias o en el proceso de terapia propiamente tal. Sus terapeutas
anteriores pueden ser la única excepción a esto descalificándolos y mostrando mala
voluntad hacia ellos. Si tú eres el terapeuta, tú eres el siguiente: estos clientes son
inicialmente apreciadores y sensibles a cualquier intervención terapéutica escogida. Pero
en su vida externa nada nunca cambia. Su trabajo insatisfactorio, su matrimonio
insatisfactorio o sus dificultades personales como depresión persistente, el dejar todo para
mañana u otras conductas de autoderrota, son caracterizados principalmente por la
inactividad. Ellos pueden volverse bastante desalentados con esto, auto recriminándose o
retirándose en alguna forma del proceso, pero nunca se vuelven activamente enojados con
el terapeuta. Aun así, la responsabilidad del terapeuta por el fracaso está implícita y es raro
el terapeuta que no se sienta de alguna forma responsable y no lo suficientemente capaz.
La reacción natural del terapeuta es de negación de la frustración y rabia, lo cual conduce a
una terapia prolongada caracterizada por su falta de vitalidad y ausencia de cambio
significativo o de relación. Muy a menudo los terapeutas escogerán el segundo curso de
acción hasta que no puedan soportarlo más, entonces volverán al primero. La elección del
tratamiento adecuado consiste en utilizar estas reacciones humanas naturales para
comenzar la liberación del lado sombrío, rencoroso y agresivo del cliente, el cual puede ser
todo lo que está potencialmente disponible de la fuerza vital suprimida de esta persona, de
su exuberancia, de su voluntad y de otros sentimientos auténticos; un cliente así, tiene una
larga historia de derrota pasiva agresiva por parte de otros y es algunas veces posible
atrapar la derrota de sí mismo y de otro en progreso y usarla para conducir al cliente de
vuelta a través de su historia. Particularmente cuando el disfrute del cliente ante la
frustración y derrota de otros, puede ser involucrado, puede volver a encender las cenizas
de su verdadero sí mismo suprimido. En verdad, la resistencia es todo lo que queda del
verdadero sí mismo. Así, esta resistencia debe ser bienvenida y reconocida por su valor de
supervivencia y por sus intentos subterráneos. El intentar suprimir esta resistencia es el
error más mortal que puede hacer el terapeuta. La persona masoquista esta mucho más
dotada para mantener su propia resistencia que cualquier terapeuta lo está para resistirse
contra ella.
Esta fue la única venganza que podía obtener por ser suprimido y ha pasado casi toda su
vida perfeccionándola. En una lucha el terapeuta no tiene ninguna opción de ganar.

COGNICIÓN.

118
Antes de comenzar a señalar las características cognitivas del masoquista, sería útil
recordar una vez más que, como todos los problemas caracterológicos, éste existe en un
continuo, desde una forma más severa a una forma menos severa, del desorden de
personalidad al estilo de carácter. En el extremo bajo del continuo la fuerza aplicada para la
socialización o cualquier otra dominación es verdaderamente abusiva y viene de parte de la
patología de los propios padres la cual es extrema. Aquí los abusos siempre serán más
generalizados y no dirigidos exclusiva y estrictamente a controlar la socialización del niño.
En estos casos otros problemas caracterológicos van a estar presentes y van a ser a
menudo más dominantes que el masoquista.
En el otro extremo del continuo, uno va a encontrar más probablemente padres más
amantes, compasivos y saludables que han sido a su vez adoctrinados para aceptar un
enfoque más bien rígido y dominante de la socialización. Con respecto a esto, ellos también
tienen una predisposición definitivamente masoquista. La disciplina que ellos aplican y la
extinción de la exhuberancia que ellos efectúan pueden en verdad herirlos a ellos tanto
como hieren a sus niños. Sin embargo, ellos se someten y producen sometimiento en sus
niños. Estos niños pueden bien sentir que sus padres los aman, pero al igual que sus padres
ellos creen que hay poderosas fuerzas negativas en ellos mismos las cuales deben ser
domadas.
En el término medio más común la psicopatología de los padres es menos severa que
aquella que produce desorden de personalidad y está acoplada con las instrucciones de la
sociedad para entrenar, controlar y disciplinar a los niños. Allí donde la psicopatología de
los padres y las autorizaciones de la sociedad se combinan para enfatizar el problema del
control, uno ve una personalidad más masoquista.
Cuando uno conoce a una persona masoquista, uno está más comúnmente
impresionado por su actitud singularmente agobiada. La vida es dura, las cosas por lo
general no están funcionando, es importante ser cuidadoso con lo que uno hace, dice o
siente. Si estas personas no están siempre verdaderamente infelices, casi nunca están
verdaderamente felices. Si ellos expresan algún tipo de actitud o sentimiento positivo, esto
es hecho sin ningún entusiasmo u optimismo real. Estas personas están agobiadas,
inhibidas y siempre un poquito cansadas del mundo. Ellas no sienten profundamente, no
caen desesperadamente enamoradas, no se enojan en forma incontrolada o se excitan sin
base. Incluso su depresión, que puede ser bastante profunda nunca es sentida en forma
desesperada como podría ocurrirle, por ejemplo, al carácter oral o al carácter narcisista.
En un período de tiempo uno puede preguntarse cómo pueden soportar tanto dolor
crónico sin estar más devastados por él; más que ninguna otra estructura de carácter, ellos
pueden realmente “darse una sobadita y seguir dándole”.
Ellos pueden resistir notablemente bien por períodos de tiempo notablemente largos,
sin colapsar o quebrarse. A ellos no les gusta, pero han aceptado hace mucho tiempo, que
así es la vida. Cualquier esperanza real de que las cosas van a ser sustancialmente
diferentes se ha extinguido hace mucho tiempo y su revitalización es profundamente
perturbadora para su equilibrio psicológico. Esta es una persona verdaderamente
conservadora que es bastante desconfiada del cambio o de la esperanza. Las cosas andan
mal, pero podrían ir peor. Su respuesta casi instantánea a cualquier sugestión de cambio es:
“no va a funcionar, hay algo malo en eso, lo he tratado antes o es peligroso”.
Una segunda característica de actitud del carácter masoquista a lo largo de todo el
continuo es que trata de ser bueno. Esta fue su decisión de guión esencial cuando renunció
a la pelea por la independencia. Está, por supuesto, el miedo de hacerlo mal y de ser
castigado como antes. Estas actitudes subyacen bajo las a menudo notadas tendencias
hacia la servidumbre, la sumisión y el apaciguamiento. Conscientemente esta persona se ve
a sí misma como inocente, bien intencionada, pero abusada, no apreciada, desafortunada,
victimizada o sin suerte. La inocencia de quién, ¿yo? y la victimización de ¿porqué a mi?
inundan la conciencia del masoquista y su auto presentación consciente.
El masoquista va a ir a la terapia o a pedir ayuda, pero no cree realmente que la
ayuda va a venir o de que algo alguna vez va a realmente funcionar. Pero qué otra cosa
puede hacer.

119
En el masoquista también hay una actitud no siempre consciente ni siempre
inconsciente de que el placer está mal, es pecaminoso y que no hay que confiar en el. Esto
puede ser expresado en la religiosidad o moralidad conciente o puede estar simplemente
representado en el cuerpo por una restricción e inhibición de cualquier experiencia de
placer.
La cognición reprimida esencial del masoquista con su afecto asociado apropiado
pueden ser resumidos en dos palabras: fuck you, ándate a la mierda. Más explícitamente
“Tú nunca me vas a conquistar, yo soy indomable, te he engañado, tú piensas que me has
suprimido, pero espera; tú piensas que me has golpeado, pero sólo espera, me voy a vengar.
Y tú no sabrás cuando llegue la venganza, será mía aunque tarde, vas a pagar por esto, mi
espíritu será vengado, puedo aguantar tan largo como sea necesario, tú me has enseñado a
resistir, algún día lo vas a lamentar. Nunca me voy a rendir, nunca voy a confiar en ti y a
amarte de nuevo, te voy a derrotar aunque me mate”.
El espíritu humano es indomable, los intentos para extinguirlo completamente sólo lo
van a empujar muy profundamente bajo tierra, al refugio antibombas psíquico, donde puede
esperar indefinidamente y desde el cual puede golpear vengativamente y en forma
inexplicable.
Los regímenes totalitarios en último término son derrocados y la rabia desatada de
los rebeldes es usualmente violenta, rápida y satisfactoria. El trabajo del terapeuta en esta
situación es ayudar a la persona a ver que externamente la guerra terminó, que el peligro
ya pasó. La persona puede emerger de su refugio contra bombas subterráneas pero para
hacerlo tiene que renunciar a la venganza y esto es muy difícil de hacer. Cuando uno ha
sido dañado hasta este punto es muy difícil olvidar y continuar.
El trabajo del terapeuta es de alguna forma ayudar a este niño derrotado a renunciar
a la venganza excepto en lo que respecta a que “Vivir bien es la mejor venganza”. El objeto
malo internalizado también debe ser liberado desde el inconciente y eventualmente
expulsado porque mientras el objeto y sí mismo libidinales resultantes del proceso de
internalización estén presentes en el sí mismo, la guerra continúa y es finalmente
continuada en los propios niños que se vuelven los objetos inocentes de la venganza del
masoquista. Los niños son los únicos lo suficientemente indefensos como para realmente
ejercer venganza y esto, por supuesto, es la derrota última para cualquier padre. Antes del
exorcismo del objeto malo el contenido de la cognición del masoquista incluye los debería,
las prohibiciones, las creencias y las restricciones del padre intrusivo y controlador. El
exorcismo también descubrirá las actitudes de desarrollo estancados del self libidinal y
estas actitudes serán a veces auto centradas absolutas y en necesidad de maduración.
A medida que progresa la terapia esto puede inicialmente asustar y avergonzar al
paciente y conducir a que estas actitudes sean empujadas bajo tierra de nuevo. Aquí hay
una situación donde la terapia de verdad necesita una experiencia emocional correctiva. El
cliente no puede realmente proveerse a sí mismo con aquello que nunca tuvo. Afirmar otra
cosa esperarando que el cliente haga esto por él mismo es donde el psicoanálisis tradicional
simplemente ha estado equivocado y ha fracasado con sus pacientes. El terapeuta tanto en
su propio auto manejo como en el ejercicio de su rol de autoridad con el paciente, puede
entregar con el tiempo un modelo y objeto suficientemente buenos para la reinternalización
tanto de los estándares apropiados como el autotratamiento en las áreas de las reglas
sociales, la disciplina, la responsabilidad y la conducta ético moral.
El masoquista ha verdaderamente internalizado a alguien no del todo distinto que los
señores Sulzer y Beizdo citados anteriormente de los siglos XVIII y XIX. Al paciente le
puede ir bastante mejor y la mayoría de los terapeutas pueden entregar una ayuda
sustantiva como objeto suficientemente bueno para la internalización. Entonces, no es el
lugar para la abstinencia y la neutralidad del terapeuta. Mientras que esta posición
terapéutica pudo ser inicialmente útil para promover la transferencia negativa necesaria
para la reconstrucción y el análisis, no ayuda para nada en el proceso de una eventual
maduración del sí mismo libidinal. Metafóricamente es como dejar al niño pequeño solo
cuando necesita un modelo lo suficientemente bueno y un mediador para negociar la óptima
libertad y responsabilidad social. Aunque el terapeuta no es ciertamente la única persona

120
que puede ser usada en forma constructiva en este proceso, usualmente es una figura muy
útil para este proceso. Dejar al cliente solo en este punto, justificaría la misma
desesperanza y desconfianza con la cual la persona comenzó el proceso terapéutico.

121
CAPITULO X

El niño explotado, defensas histéricas y la personalidad histriónica

ETIOLOGÍA
Amor, sexo, rivalidad, traición, incesto son los temas con que nos encontramos
cuando exploramos el desorden de personalidad histriónico o el tipo histérico. Estos son los
mismos temas que Breuer y Freud encontraron hace aproximadamente un siglo cuando
exploraron el problema en la histeria de conversión. En 1896, sólo un año antes de
proponer el complejo de Edipo, Freud notó la reiterada ocurrencia de abusos sexuales en la
niñez, particularmente el incesto, en las historias de los pacientes con conversión histérica.
Eventualmente, llegó a decir que: "casi todas mis pacientes mujeres me contaron que
habían sido seducidas por sus padres" (Rush (1980), Pág., 83). Anteriormente había escrito:
"Yo sostengo la tesis de que en la base de todo caso de histeria hay una o más ocurrencias
de experiencia sexual prematura, acaecidas en los años más tempranos de la niñez pero,
que pueden ser reproducidas a través del psicoanálisis, a pesar del tiempo transcurrido"
(Freud, (1896), Pág.,202). “En los 18 casos estudiados (6 hombres y 12 mujeres) de histeria
pura y de histeria combinada con obsesiones) he llegado, como lo he sostenido, a conocer
experiencias sexuales de este tipo en la niñez. (Pág., 207)”.
Freud, después indicará que estas ocurrencias de abuso sexual en la niñez estaban
divididas en tres clases, la primera de las cuales era el abuso sexual por un extraño, el
segundo grupo involucraba contacto sexual con algún cuidador adulto como una niñera o
una institutriz y desgraciadamente y demasiado a menudo, un pariente cercano. El tercer
grupo involucraba relaciones sexuales entre niños de diferentes sexos, generalmente un
hermano o una hermana. En la mayoría de los casos él afirmaba que los individuos
recibieron abuso en dos o más de estas categorías. Postuló además, que todos los casos de
abuso sexual infantil fueron iniciados por un niño agresor que él mismo había sido abusado
sexualmente. Como sabemos, Freud posteriormente repudió esta teoría del trauma o la
seducción atribuyendo la fantasía de ser seducida por el padre a la expresión del complejo
de Edipo en las mujeres. Este repudio es incluso más difícil de creer una vez que uno ha
leído la defensa anterior de Freud de estos reportes de abuso sexual:
.......la duda general sobre la confiabilidad del método psicoanalítico puede ser
evaluada y removida sólo cuando está disponible una presentación completa de su técnica y
resultado. Las dudas acerca de la autenticidad de las escenas sexuales infantiles pueden sin
embargo, ser privadas de su fuerza aquí y ahora por más de un argumento. En primer lugar,
la conducta de estos pacientes mientras están reproduciendo estas experiencias infantiles
son sentidas como incompatibles con la suposición de que las escenas no son más que una
realidad que es sentida con angustia y reproducida con la mayor renuencia. Antes de ir al
analista, los pacientes no saben nada sobre estas escenas. Como regla ellos se indignan si
les advertimos de que estas escenas van a emerger. Sólo las más fuertes compulsiones del
tratamiento los pueden inducir a embarcarse en una reproducción de ellas. Mientras ellos
están recordando estas experiencias infantiles en su conciencia, sufren de las más violentas
sensaciones de las cuales se avergüenzan y tratan de ocultar, incluso luego de que han ido
tras ellas una vez más de una manera tan convincente, todavía intentan creer que no las
sintieron, enfatizando el hecho de que, al revés de lo que pasa en el caso de otro material
olvidado, ellos no tienen sentimiento al recordar las escenas.
Esta última forma de conducta me parece que entregar la prueba concluyente
¿porqué los pacientes me aseguran tan enfáticamente su incredulidad al respecto, si en lo
que ellos confían es algo que, por cualquier motivo, ellos mismos han inventado?
Es más difícil refutar la idea de que el doctor fuerza los recuerdos de este tipo en el
paciente, que él lo influencia sugiriéndole que los imagine y reproduzca. Sin embargo, esto

122
me parece igualmente insostenible. Nunca he tenido éxito en forzar a un paciente a
recordar una escena que yo hubiera estado esperando encontrar y que él pareciera estar
viviéndola con todos los sentimientos apropiados. Quizás otros pueden ser más exitosos que
yo en esto.
Hay sin embargo, otras cosas que me motivan a creer en la realidad de las escenas
infantiles sexuales. En primer lugar, está la uniformidad con que ellos exhiben ciertos
detalles lo cual es una consecuencia necesaria si las precondiciones de estas experiencias
son siempre del mismo tipo, haciendo imposible creer que habría un entendimiento secreto
entre los distintos pacientes. En segundo lugar, los pacientes algunas veces describen estas
experiencias como eventos inofensivos cuya significación, obviamente no comprenden, ya
que de otra forma se sentirían horrorizados por ellas. O de nuevo, ellos mencionan detalles
sin poner ningún énfasis en ellos los cuales solamente alguien con experiencia en la vida
puede comprender y apreciar como rasgos sutiles de la realidad. (Freud 1896, Pág., 204-
205)
Cualquier clínico que haya participado en el descubrimiento de abuso sexual físico
temprano en un cliente reconocerá la sabiduría y veracidad de este reporte y argumento.
Fue solamente en sus cartas a Wilhem Fliess que Freud alguna vez discutió sus razones
para su cambio de corazón. Lo que le escribió a Fliess fue que él simplemente no podía
creer que el abuso sexual y el incesto en particular pudieran ser tan frecuentes.
Aparentemente sobre la base de esta incredulidad llegó a descartar estos reportes y
atribuirlos a la fantasía. Sin embargo, el pasaje a continuación, hace bastante plausible la
hipótesis sugerida por Masson, (1984) y Miller (1984), de que Freud perdió el coraje
necesario para revelar estos hallazgos. Cualesquiera que hallan sido sus motivos, parece
claro hoy en día que Freud estaba en un error. Los datos contemporáneos que serán
revisados en el presente capítulo, indican que el abuso sexual es bastante común y el
incesto es suficientemente habitual como para tener profundas consecuencias en la salud
pública. Más aún, las tasas son considerablemente mayores para las poblaciones clínicas,
(entre un 50% y un 70% de abuso sexual de acuerdo con Brier y Rutz, (1991), y el nivel de
daño psíquico que se documenta es bastante considerable.
Es también bastante posible de que el abuso sexual infantil fuera incluso más
prominente en la época de Freud que en la actual, esta posibilidad descansa en dos bases;
primero como Miller (1983,84) ha documentado, el tratamiento abusivo y el uso de los niños
era mucho más sancionado en 1800 que lo que es hoy en día. Segundo, el abuso sexual
infantil tiene mayor incidencia en familias altamente patriarcales y caracterizadas por
actitudes puritanas y represivas hacia el sexo, Tolman, (1983), condiciones que eran
predominantes en la Europa de la era victoriana.
Esencialmente, creo que Freud estaba en lo correcto la primera vez cuando escribió
con Breuer su formulación clásica: "los histéricos sufren principalmente de las
reminiscencias". (Breuer y Freud, (1893, 95), Pág., 7). Estas reminiscencias fueron de
acuerdo con Breuer y Freud, traumas psíquicos, tan perturbadores que uno escogería no
recordarlos de manera de mantener el propio equilibrio psíquico. En las palabras de Freud:
"Estos pacientes que he analizado disfrutaban de buena salud mental hasta que su
ego fue confrontado con una experiencia, idea o sentimiento que despertó un afecto tan
angustiante que el sujeto decidió olvidarse de él porque no tenía confianza en su poder
para resolver las contradicciones entre esta idea incompatible y su ego por medio de la
actividad del pensamiento". En la histeria la idea incompatible se vuelve inocua al
transformar la suma de su excitación en algo somático. Para esto yo quisiera proponer el
nombre de “conversión”. (Freud (1986, p. 47-49)
Freud denominó este proceso una “división de la conciencia” (Pág., 46), más tarde
llamó a una parte de la división "inconsciente" y a la otra "consciente". Esta división de la
conciencia luego derivó en un modelo de represión, que requería energía psíquica para
mantenerse. Adicionalmente esta energía psíquica podía manifestarse en conversión
somática, expresión afectiva, obsesión cognitiva, o compulsiones conductuales observables.
Esta división de la conciencia con la consecuente pérdida de la memoria ha sido
demostrada repetidamente en el área del abuso sexual infantil. Investigaciones estiman un

123
rango entre un 70% y un 95% a la proporción de quienes con desorden de personalidad
múltiple han experimentado severo abuso sexual o físico cuando fueron niños. (Ver Kudman
(1989), Pág., 46-50). Otra investigación realizada por Brier (1992) indica que el 60% de
aquellos que recordaban haber sufrido abuso sexual infantil no lo recordaban en otro
momento de sus vidas.
En las primeras descripciones del carácter histérico, Reich, (1961), Wittels (1930),
no difieren sustancialmente de las descripciones algo más desarrolladas dadas hoy día. (Ver
Horowitz, (1991), Kernberg, (1988). Creo que el uso de la etiqueta histeria fue apropiada
para esta entidad caracterológica debido a las similitudes con los temas subyacentes y a las
similitudes en las defensas cognitivas y en los estilos afectivos. (Por ejemplo, apoyo en la
represión y en la defensa de afecto). Es importante considerar la afirmación de Reich,
(1965):"el carácter histérico....... representa la forma más simple, más transparente de
armadura caracterológica...... La característica más conspicua de los ejemplos tanto
masculinos como femeninos de este tipo, es una actitud sexual inoportuna"(Pág., 226).
En 1959 Reingels hizo una argumentación persuasiva para separar la histeria de la
conversión. Este autor documentó cuidadosamente su conclusión de que la conversión " es
empleada para expresar deseos prohibidos a través de una completa gama de
sintomatología psicosomática"(Pág.,636) Al hacer esto Reingels ayudó a la evolución del
diagnóstico del histérico como neurosis del carácter o desorden de la personalidad donde
siempre van involucrados complejos y conflictos de tipo sexual, junto con estilos cognitivos
y afectivos particulares para tratar los temas sexuales y otros temas conflictivos. Revisando
a Pollack (1981), su investigación empírica sobre la personalidad histérica, sostiene que la
personalidad histérica y la conversión son entidades separadas pero quizás relacionadas.
Escribiendo dentro del marco psicoanalítico, Marmont (1953), más tarde Sperling
(1973), argumentan que los temas pre-edípicos juegan un rol mucho mayor en la
personalidad histérica de lo que se había reconocido anteriormente. Marmont sostiene que
la sexualidad del histérico fue usada primariamente para obtener y sostener la atención del
padre de sexo opuesto más que para lograr algún objetivo genital. Escritores posteriores
han incorporado la revisión de Marmont de la teoría clásica, enfatizando las detenciones
pre-edípicas y particularmente orales de la personalidad histérica y proponiendo un
espectro del funcionamiento histérico. En un extremo de este espectro están los individuos
para quienes los conflictos orales predominan y su funcionamiento está en el rango de
desorden de personalidad con se define en este volumen. En el otro extremo del espectro
está el histérico edípico que tiene un alto funcionamiento y está en el rango de estilo de
carácter o carácter neurótico como se define aquí. En estos individuos predominan los
conflictos edípicos, los temas sexuales son transparentes y la psicoterapia interpretativa es
útil. Tupin, (1981), entrega un cuidadoso resumen de este continuo ilustrado por dos
posiciones polares extremas. Este enfoque de espectro es apoyado por un número de
expertos en la personalidad histriónica o histérica. (Ver Blacker y Tupin, (1991); Easser y
Lesser, (1965); Horowitz (1991; Kernberg, (1967); Lazare, (1971); Mueller y Aniskiewicz,
(19869; Zetzel, (1968). Blacker y Tupin, (1991), resumen lo que yo creo que es la posición
psicoanalítica predominante actualmente sobre este enfoque de espectro que refleja casi
exactamente el enfoque de este libro sobre este y otros temas de la personalidad.
La personalidad histérica está asociada con características que surgen de los niveles
psicosexuales tanto genital como pre-genital. La organización de personalidad más infantil
surge como resultado de una crianza de la madre inadecuada, abuso sexual y físico y
privación durante la infancia resultando una conducta inestable, extrema y caótica como
adulto, la que es altamente resistente a la intervención terapéutica psicoanalítica. Esto
contrasta con la organización de la personalidad histérica genital o madura, la cual ha
experimentado menos privación temprana, exhibiendo relaciones objetales más intactas, ha
experimentado más éxito en áreas vocacionales, educacionales y sociales y tiene síntomas
tratables en el momento presente con una intervención psicoterapéutica.
Esta es la posición que yo apoyo y que elaboro aquí, y en la mayoría de los casos no
es muy diferente de mi posición con respecto a cualquier problema caracterológico.

124
Creo que lo que es distintivo en la adaptación histérica es lo que Reich primero
identificó como la presencia de problemas sexuales, los cuales son más importantes cuando
son ocasionados por un tipo de abuso sexual infantil.
En el extremo superior del continuo estructural (de neurosis de carácter a estilo de
carácter), hay comúnmente un patrón de familia que incluye un padre seductor y la
consecuente rivalidad entre la madre y la hija por la atención del padre. Creo que este
patrón de familia es mucho más común que el incesto real y creo además que involucra a
más niñas que niños, al igual que el abuso sexual de contacto. La personalidad histriónica
es el síndrome más identificable asociado con los temas edípicos clásicos.
La única diferencia real, aunque terriblemente crucial con Freud, es la creencia de
que estos problemas se vuelven problemáticos no debido a los deseos y fantasías del niño
sino, debido a las conductas y actitudes de los adultos hacia los niños. En estos casos los
adultos explotan las actitudes y necesidades naturales del niño que son básicamente
inocentes, incluyendo la curiosidad y excitación sexual temprana, la necesidad de contacto
físico y de contacto de placer, las necesidades de nutrición y atención, el celo por los
aspectos exclusivos de la relación entre los padres, etc. Es debido a que estas inclinaciones
humanas naturales han sido explotadas, (usadas al servicio de las necesidades de los
adultos) que los niños experimentan lo que se ha llamado conflictos "edípicos". Incluso en
los casos de abuso sexual intrusivo y claramente no deseado por las víctimas, de adultas
recordarán que valoraron la posición especial que ellos tenían con el padre ofensor, algunos
aspectos positivos de la atención o contacto físico o algunas sensaciones de ganarle al
padre del mismo sexo. Estas son motivaciones humanas que pueden ser explotadas. Los
niños ciertamente pasan por un período de interés aumentado, fascinación y curiosidad con
respecto al sexo opuesto. Todo esto también, es explotado.
Tal explotación y los conflictos que engendra son altamente sobre estimulantes para
los niños y no pueden ser integrados productivamente por ellos. Como resultado, son
divididos de la conciencia ordinaria y reprimidos justo por las mismas razones que Breuer y
Freud postularon inicialmente. Este es el motivo del por qué el abuso sexual es tan a
menudo olvidado, por qué es tan común en las historias de desorden de personalidad
múltiple que son notables por su habilidad para disociarse y por qué los métodos como la
asociación libre, la hipnosis, la interpretación de sueños, etc. pueden revivir estos
recuerdos.
El estilo de personalidad histérica es definido parcialmente por una sobre
emocionalidad que tiene una cualidad de "como si" y un estilo cognitivo que es global y
difuso. Este estilo sirve a la represión evitando la profundidad ya sea del pensamiento o del
sentimiento que podría conducir a su resolución. Así, los recuerdos y los conflictos que ellos
engendran puede que nunca sean completamente experimentados o resueltos. En las
culturas occidentales la caricatura de la feminidad histérica a menudo se vuelve un estilo
defensivo trabajable para las mujeres que han experimentado esta etiología explotadora.
Particularmente cuando estas mujeres han tenido padres seductores, la demanda por
permanecer como la “pequeña niñita de papá” ha sido relativamente pública y aprobada.
La estructura de carácter histérico ha sido a menudo identificada con mujeres
porque las niñas pequeñas son el objetivo primario de cualquier forma de abuso sexual y
porque este estilo de mantener la represión es prescrito por la familia y apoyado por la
cultura. Adicionalmente, de lo que estamos hablando aquí es verdaderamente de un
síndrome; confluencia común de etiología, problemas resultantes y estilos típicos para
manejar afecto, conducta y cognición. Como con todos los síndromes psicológicos no todas
las características comunes son vistas en cada caso. He visto casos donde todos los
problemas conflictivos de rivalidad y sexuales estaban asociados a la misma etiología que
estoy describiendo pero donde hay muy poca o ninguna conducta histriónica aparente.
Otras estrategias como el uso de drogas, han sido empleadas para mantener esta represión.
Por esta razón, es de alguna forma desafortunado que estas características histriónicas
particulares hayan servido para identificar esta estructura de carácter. Para mí, no son
estas conductas las que definen este carácter. Más bien, es la presencia de alguna forma de
abuso sexual, una historia de familia disfuncional y los conflictos consecuentes que ella

125
engendra concernientes al amor, al sexo y a la competencia. Por estas razones de ahora en
adelante usaré el término antiguo de carácter o personalidad histérica para referirme a
este síndrome por que entrega un poco menos de énfasis en una de las características del
síndrome. Al igual como podemos separar conversión de histeria como hizo Rangell
(1959), podemos separar la conducta histriónica del síndrome de personalidad histérica.
Cuando las necesidades normales de nutrición y afecto no han sido cumplidas
adecuadamente, el niño entra en su etapa edípica con más daño y necesidad, resultando
estar más vulnerable a la explotación. Pero debe haber explotación sexual con los
“conflictos edípicos resultantes” para que los problemas caracterológicos subyacentes sean
lo que ahora estamos llamando histérica. En la estructura teórica dada acá, uno puede
tener problemas orales o problemas histéricos o ambos. Los problemas orales dependen de
la privación en la nutrición mientras que los problemas histéricos representan la
explotación de la necesidad humana, el interés sexual y la rivalidad normal.
Ciertamente hay diferencias culturales con respecto a la aceptabilidad y frecuencia
de la conducta histriónica. Es posible mostrar una conducta histriónica sin exhibir una
personalidad histérica en el sentido definido aquí.
Por cierto que hay hombres histriónicos y es muy posible que establezcan el mismo
estilo histérico de defensa frente a los conflictos ocasionados por la explotación sexual. Sin
embargo, en mi experiencia y mi lectura de otros trabajos, esto no parece ser muy común.
Es muy probable que un hombre en la cultura occidental responda diferentemente a la
explotación que una mujer. Al respecto es interesante notar que Freedman (1987) encontró
que el 40% de los violadores que él estudió habían experimentado abuso sexual infantil en
las manos de una mujer.
Todo lo que sigue sobre la dinámica y descripción de la personalidad histérica tiene
que ver con la expresión femenina porque es aquí donde tengo experiencia personal y
donde la literatura ofrece alguna ayuda para contextualizar esta experiencia. Sospecho que
esta es la única solución femenina occidental a lo que es primordialmente un problema
femenino. Algunos de los estudios analíticos de factores de la personalidad apoyan este
punto de vista. En ellos han aislado a la personalidad histérica para las mujeres estudiadas
pero no para los hombres. (Magaro y Smith, 1981; Torgersen, 1980)
Cada vez que he visto el problema de la personalidad histérica diferenciada
claramente de las tendencias orales, narcisistas, simbióticas y masoquistas, siempre está
involucrada una mujer que ha tenido una relación especialmente sexualizada con la figura
del padre seductor. Hasta el momento, mi impresión al describir este capítulo, es que mi
experiencia está también reflejada en la literatura sobre la personalidad histérica. Cuando
emprendí este capítulo vi. la oportunidad para una investigación bastante obvia. Decidí
buscar la literatura de los últimos treinta años y determinar la proporción de reportes de
casos de personalidad histérica que incluían la descripción de una relación padre hija o de
incesto abiertamente. También decidí reunir la misma información proporcional sobre la
descripción de una relación negligente, fría o de rivalidad con la madre. Hermann, (1981),
comparó su muestra original de 40 casos de incesto padre hija con 20 casos en los que el
padre podría ser descrito como “seductor”. Yo adopto la siguiente definición de Hermann de
esta seducción.
Definimos la seducción de parte de los padres como una conducta con clara
motivación sexual, pero que no involucra contacto físico por necesidad de discreción. Por
ejemplo, algunos padres constantemente hablan de sexo con sus hijas haciéndolas
confidentes de los detalles de sus asuntos sexuales e incesantemente interrogan a sus hijas
sobre su propia conducta sexual. Otros habitualmente dejan material pornográfico para que
sus hijas lo encuentren. Otros se exhiben ellos mismos a sus hijas o las espían mientras se
desvisten. Incluso otros, cortejan a sus hijas como amantes celosos llevándoles regalos de
flores, joyas caras o ropa interior sexy. Sin embargo, todas estas conductas evitan el
contacto genital, ellas claramente detectan el interés sexual impulsivo del padre como una
forma de incesto encubierta (Hermann, (1981), pág109).
Para mi investigación los casos fueron obtenidos de cuatro procedimientos de
búsqueda separados. Los abstracts psicológicos 1962-1991; dos artículos de estudios con

126
base computacional de la universidad de California; y todos los libros relevantes que tenía
la universidad de California en San Francisco. (Me gustaría agradecerle a Richard Litman,
PhD., por realizar esta investigación. Ambos somos responsables por los juicios resultantes.
Ver apéndice C para las referencias de los casos estudiados y su resultado.)
En 34 caso donde la relación padre-niña era descrita adecuadamente, encontramos
que el 77% de ellos claramente describía una relación padre hija que podría ser
caracterizada como seductora. En muchos de los casos en los cuales esto no estaba
claramente demostrado, había descripciones de relaciones padre hija inusualmente
intensas. En uno de estos casos había fantasías sexuales con respecto al padre y en otro
había el patrón clásico de alejamiento entre padre e hija durante la pubertad, después de
un período positivo e intenso en la relación. Interesantemente, en solamente dos de los 34
casos clasificados como seductores había un reporte claro de abuso sexual con contacto. En
el 61% de los mismos en 28 casos clasificados, fue descrita también una relación madre
hija que podría ser caracterizada como fría, negligente o de rivalidad.
Relacionado con este tema descubrimos un reporte de otros 21 casos de
personalidad histérica vistos por el mismo terapeuta Blinder, (1966). Al caracterizar sus
casos este terapeuta reportó que 17 de sus pacientes describieron a sus madres como frías,
egoístas, peleadoras o distantes. Estas pacientes tenían “opiniones variables” sobre sus
padres a pesar de que éstas eran generalmente más favorables y los padres eran vistos
como más disponibles emocionalmente. Este reporte obviamente da apoyo a la hipótesis
con respecto a la influencia de las madres pero no apoya la hipótesis del padre seductor.
Debido a que todos estos casos vienen de un observador, decidimos tomar nota de su
reporte por separado de los otros casos.
Ya que no encontramos un grupo de control para nuestra revisión de casos, estoy
confiado de que la proporción observada de relaciones seductoras padre-hija exceden
aquellos que se presentan en otros problemas de personalidad. Así, siento que mis
impresiones clínicas han sido confirmadas por esta investigación y que sería instructivo
explorar más profundamente las dinámicas de esta constelación familiar etiológica.

PATRONES ASOCIADOS CON LA PERSONALIDAD HISTÉRICA Y EL


ABUSO SEXUAL EN NIÑOS.

Una revisión de la literatura sobre el abuso sexual infantil revela patrones familiares
consistentes asociados con esta ocurrencia. Estos patrones son sorprendentemente
similares a aquellos observados en familias que producen mujeres con características de
personalidad histérica. El siguiente resumen Haugaard y Reppucci, (1980), en el libro "El
abuso sexual de niños" es típico.
Una dinámica de la pareja incestuosa aparece en muchas descripciones clínicas: la
marcada diferencia en la autoridad de uno de los padres sobre el otro genera una confusión
en los límites de los roles ya que el padre más débil se alinea con el niño y no con el otro
padre. Este patrón familiar ha sido descrito como representando una “exageración
patológica de normas patriarcales normalmente aceptadas” (Hermann, 1981, Pág., 83)
Involucra un padre dominante, a menudo físicamente abusivo que está en claro comando
del hogar y una madre sometida que usualmente es retraída debido a una incapacidad física
o emocional y que actúa y es tratada en gran parte igual que uno de los niños. (Browning y
Boatman, 1977; Finkelhor, 1979; Herman, 1981)
Otro patrón es, en muchos sentidos la imagen en espejo de este. La madre es
descrita como enojada, dominante y hostil y el padre como pasivo y dependiente. La madre
nutre no sólo a los niños sino también al padre. (Greene, 1977) Las familias con cualquiera
de estas estructuras parecen estar en un mayor riesgo de incesto que aquellas con
estructuras diferentes, debido a un sobre involucramiento de los padres con el subsistema

127
de los niños. Este sobre involucramiento diluye los límites entre los dos subsistemas,
facilitando que el límite sexual sea borrado. Además, un padre es dejado solo en un
subsistema parental aumentando la oportunidad que el niño sea incorporado dentro del
subsistema parental para llenar el vacío. (Haugaard y Reppucci, 1988, Pág.124)
Compárese esto con la afirmación de Mueller y Aniskiewicz, (1986), en su libro
"Intervención psicoterapéutica en desórdenes histéricos".
Dos patrones de relaciones familiares pueden ser usados para ilustrar el potencial de
variación de los estilos histéricos. El primer tema representativo de los padres consiste en
una figura paternal manifiestamente dominante, auto centrada y autosuficiente,
complementado con una madre débil, inefectiva e inadecuada. En el segundo tema, el padre
emerge como manifiestamente pasivo en su relación con la madre y abiertamente
responsivo y coludido con la hija. La madre es percibida como competitiva, golpeadora y
controladora. El tema subyacente común a estos dos cuadros representativos es la falta de
adecuación de ambos padres para cumplir con sus respectivos roles parentales y
relacionarse como tales con la histérica. Cada vez que la madre se resigna a un rol
inefectivo y débil frente a la amenaza del niño reacciona en forma competitiva, el tema
básico permanente es no haber logrado una mutación madura entre ser la esposa y la
madre generosa. Del mismo modo, ya sea que los conflictos de inadecuación del padre sean
expresados a través de una frágil imagen pseudo - masculina o directamente a través de
formas sexuales, sensuales o coludidas con la hija, queda al descubierto y revela su propia
inmadurez (Pág., 15).
Al desarrollar nuestra comprensión de estas dinámicas más completamente, es
también útil revisar los datos de incidencia de incesto y las circunstancias asociadas a él.
Entonces, revisaremos los resultados de Hermann, (1981), donde compara familias en las
que ha ocurrido el incesto con familias caracterizadas por una relación padre-hija
seductora. Las estimaciones del incesto padre-hija han sido reportadas consistentemente en
alrededor de un 2%, Russel, (1986) por ejemplo, encontró que “una de cada 43 mujeres que
tenía un padre biológico como principal figura en su niñez, fue sexualmente abusada por él
antes de los 14 años”. (Pág., 234) Esto se traduce en 2.32%, es decir más de 2.9 millones de
mujeres en los EEUU, basados en las estimaciones de la población actual. Sin embargo, "las
mujeres que fueron criadas por un padrastro tienen 7 veces más probabilidades de ser
abusadas sexualmente por él que mujeres que fueron criadas por el padre biológico" basado
en este hecho “una de aproximadamente cada seis mujeres que tuvo un padrastro como
figura principal en sus años de niñez fue abusada sexualmente por él antes de la edad de 14
años” (Pág., 234). Podemos estar bastante confiados de que estas son subestimaciones
debido a la notoria tendencia de las víctimas de abuso sexual a olvidarlo y porque podemos
asumir con seguridad una resistencia a reportar estas instancias cuando fueron recordadas.
Hablando en general de abuso sexual, Peter, Wyatt y Filkenor (1986), revisaron 19 estudios
con tasas de constancias de abuso de un 8% a un 62%. El promedio de todos estos estudios
fue aproximadamente de un 23% y puede servir como una estimación conservadora que la
frecuencia Filkenor y Baron (1986), citan un radio de 5:1 cuando comparan la frecuencia de
abuso sexual de niñas mujeres con niños hombres. Esto se convierte en una frecuencia de
un 4.5% para la victimización sexual masculina. Los hombres adultos son lejos los más
comunes perpetradores del abuso sexual en niños, Russel y Filkenor, (1984) reportaron que
el 95% de las niñas y el 80% de los niños que fueron abusados sexualmente por adultos
fueron abusados por hombres.
Además de las dinámicas familiares asociadas con el incesto padre-hija citadas
anteriormente, hay muchos otros factores que están comúnmente asociados con él. Al
considerar estos factores al igual que aquellos ya nombrados, es importante recordar que
todos ellos tienen una asociación notablemente alta con la ocurrencia de incesto pero no
están presente en todos los casos, más bien, estos son solamente factores que pueden
ayudar a construir una teoría general con respecto a lo que podría estar pasando en estas
familias. Los factores son los siguientes:

128
1.-Ausencia de la madre, física o psicológica.
Maisch, (1973, Pág., 136) por ejemplo, encontró que un33% de las madres en
familias incestuosas habían sufrido serias enfermedades físicas. Hermann, (1981, Pág., 77)
reportó que el 50% de las mujeres que ella entrevistó que habían tenido experiencia de
incesto con sus padres, recordaban que sus madres habían tenido enfermedades
discapacitantes que resultaron en frecuentes hospitalizaciones. Hermann concluyó que: "
las familias en las cuales las madres eran consideradas usualmente sin poder, ya sea por
incapacidad física, por ser golpeadas o por sufrir alguna enfermedad mental o estar
repetidamente esperando hijos, parecían estar en particular riesgo de desarrollar un
incesto manifiesto. (Pág., 124)

2.-Inversión de roles.
La mayoría de los estudios de familias incestuosas reportan que la inversión de roles
madre-hija es común. La hija a menudo asume muchos de los deberes de la madre mientras
ella se vuelve más dependiente o menos involucrada con la familia. A menudo, este patrón
acompaña serias enfermedades mentales o físicas en la madre como se vio anteriormente.
.Justice y Justice, (1979) citaron esto como una de las más frecuentes características de las
familias incestuosas; la madre quiere volverse niña y la niña quiere ser la madre. Esta
cualidad simbiótica básica está reflejada en casi todas las características de la madre cuyos
esposos e hijas se involucraron en el incesto (Pág., 97). Estos mismos autores concluyeron
que muchas madres de familias incestuosas son frígidas o no quieren tener sexo con sus
esposos. De acuerdo a estos autores, esto lleva a la inversión de roles en la esfera sexual.

3.-Alto estrés.
Justice y Justice (1979), también evaluaron el nivel de estrés que las familias habían
experimentado usando la escala de reajuste social en su muestra de 35 familias abusadoras
y comparándolas con los puntajes de un grupo de 35 familias no abusadoras. Las
diferencias eran profundas, las familias abusadoras tenían un promedio de 234 comparado
con un puntaje promedio de 124 para el grupo no abusador. Los puntajes de las familias
incestuosas, un subgrupo de abuso, daban como promedio 240 indicando que estas familias
habían experimentado niveles muy altos de cambios vitales importantes en el año anterior a
la ocurrencia del incesto.

4.-Clima sexual alterado.


Los estudios y reportes clínicos frecuentemente observan que el clima sexual en las
familias incestuosas es abiertamente reprimido o sexualmente alto en estimulación erótica.
Weinberg, (1976) por ejemplo, encontró que las familias incestuosas que él estudió tenían
niveles inusualmente altos de estimulación sexual. A los niños a menudo se les mostraba
material pornográfico, eran expuestos a lenguaje obsceno, a menudo observaban a sus
padres teniendo relaciones sexuales. Inversamente, las actitudes puritanas y las conductas
parentales represivas han sido descritas por otros investigadores. (Ver Thorman, 1983).

5.-Aislamiento social.
Las familias en las cuales el incesto tiene lugar son a menudo, notorias por estar
relativamente separadas del mundo exterior de forma que los miembros deben buscar

129
gratificación a todas sus necesidades el uno con el otro. Este aislamiento social a menudo
se ha visto como un refuerzo del control de puño de hierro del padre. Alternativamente, ha
sido usado para explicar por qué el padre se vuelve hacia la hija para gratificación sexual
cuando su esposa no está disponible o no la desea. Asociado con este aislamiento social los
investigadores han encontrado frecuentemente que muchos padres en familias incestuosas
tienen bajas habilidades sociales, restringiendo por lo tanto, su habilidad para satisfacer
sus necesidades fuera de la familia.

Como creo que particularmente el histérico puro o “edípico” está a menudo


asociado a un origen familiar que incluye un padre seductor y una madre rival, ausente o
fría, es muy instructivo explorar los hallazgos de Hermann, que comparan familias
incestuosas con familias caracterizadas por una relación padre- hija sexualizada. Al hacer
esto es bueno recordar que Hermann encontró solamente el patrón familiar de padre
dominante en su muestra de familias incestuosas.
Las familias eran parecidas en muchos aspectos. Ambos grupos estaban
caracterizados por actitudes sexuales más puritanas y negativas, al igual que las familias
incestuosas las hijas de los padres seductores percibían la relación parental como tensa y
fría, en efecto, la familia completa la experimentaba como fría, desconfiada y caracterizada
por una escasez de recursos emocionales. Prevalecían los roles sexuales tradicionales
donde el rol primario de la madre era esposa y cuidadora del hogar y el padre era
claramente dominante. Estas hijas veían a sus padres como infelizmente casados y temían
el abandono del padre al igual que las víctimas de incesto.
Los padres hombres en ambos grupos mostraban una proporción relativamente alta a beber
excesivamente (35% en ambos grupos). Las madres en ambos grupos fueron descritas como
dependientes de sus maridos y determinadas a “preservar sus matrimonios a cualquier
costo”. (Herman, (1981), Pág., 112). Incluso aunque eran sometidas a considerable abuso
verbal. Al igual que las víctimas de incesto la mayoría de estas mujeres describieron a sus
madres como frías y hostiles. Indicaron que lo que caracterizaba la relación con sus madres
era la competencia abierta. Las madres de las familias seductoras enseñaban a sus hijas
que obtener y conseguir un hombre era el objetivo primario de una mujer y la rivalidad
madre-hija por la atención del padre era intensa.
Herman escribe, “al igual que las víctimas de incesto, muchas de estas mujeres
sintieron que sus madres de alguna manera las habían sacrificado a los padres. Mientras
abiertamente las madres resentían la relación especial entre padre e hija, encubiertamente
las hijas sentían que la madre promovía o al menos toleraba estas relaciones”. (Hermann,
(1981), Pág., 114). Aunque las hijas disfrutaban de su relación especial con los padres,
muchas de ellas al igual que en el grupo de incesto, deseaban una relación más cercana y
de apoyo con sus madres. Las hijas eran a menudo interpuestas en peleas maritales por los
padres hombres usándolas para vengarse ante sus esposas; Hermann escribe: “debido a
que las hijas fueron llevadas al conflicto marital en el rol de rival de la madre, a menudo se
sienten profundamente desgarradas. En efecto, se sienten como que no pudieran complacer
a sus padres a menos que sea a expensas de alejarse de sus madres. Ellas pagan por el
estatus especial en la familia, sufriendo los celos y resentimientos de sus madres y a
menudo de otros hermanos también” (Pág., 115).
Este es exactamente el patrón que he visto repetidas veces en casos de
personalidad histérica en mujeres. Éste es el “conflicto edípico” no una fantasía. Es
impuesto por los padres. Los padres hombres en las familias estudiadas por Hermann
reaccionan a la sexualidad emergente de sus hijas ya sea con intentos de controlar
completamente su conducta sexual y social o alternativamente rechazándola por completo.
Son de interés las diferencias entre las familias caracterizadas por padres
seductores y aquellas en las cuales ocurrió el incesto. Aunque estos padres seductores eran
dominantes sólo un 20% de las hijas caracterizó a sus padres como de habitualmente
violentos comparados con un 50% de los padres que cometieron incesto (Hermann, (1981),
Pág., 111). Estos padres eran vistos como controlando más por el retraimiento que por la
intimidación. A diferencia de los padres incestuosos, ellos eran más a menudo mujeriegos,

130
sin embargo, sus affaires no eran ni secretos para las familias o si lo eran estas hijas eran
conscientes de la infidelidad de su padre y fueron por lo tanto involucradas en ello. Las
madres diferían en estas familias no incestuosas en que ellas eran físicamente más
saludables, más asertivas, competentes e involucradas socialmente. Solo un 15% había
estado seriamente enferma en oposición a un 55% en las familias incestuosas. Estas madres
también tuvieron menos hijos y había menos inversión de roles funcionales entre madre e
hija. Aunque las hijas en estas familias estaban significativamente dañadas por sus familias
disfuncionales, estaban sustancialmente menos dañadas que las víctimas de incesto. A
diferencia de las víctimas de incesto, estas mujeres no fueron a extremos para escapar de
sus familias sólo una de veinte (5%) hizo un intento de escape comparada con 13 de 40
víctimas de incesto (32%). Ninguna escapó a una escuela residencial o a algún lugar de
cuidado sustituto; solamente tres quedaron embarazadas siendo adolescentes, 15 %
comparado con 45% de las víctimas de incesto, y muchas menos escaparon al matrimonio.
Sus logros académicos fueron considerablemente mayores con un 30%, obteniendo
grados universitarios comparado con sólo un 8% de las víctimas de incesto, a pesar que
muchas de ellas sufrieron depresión, sus síntomas no fueron tan severos y sólo una de
veinte abusaba de drogas y/o alcohol opuesto a un 35% de las víctimas de incesto. También,
sólo una alguna vez intentó suicidarse comparado con un 38% de las víctimas de incesto.
Ninguna de estas mujeres reportó ser golpeada por un esposo o un amante comparada con
un 28% de las víctimas de incesto.
“Aunque ellas no estaban tan severamente deprimidas como las víctimas de incesto,
la mayoría (55%) tenían síntomas depresivos importantes. Y aunque sólo un 10% tenía una
auto imagen predominantemente negativa comparada con el 60% de las víctimas de
incesto, un porcentaje similarmente bajo se describió a sí misma en términos
predominantemente positivos. La mayoría (80%) tenía una auto imagen confusa o dual,
fluctuaban entre una auto imagen de “niñas buenas” o “niñas malas”. Por un lado se veían a
sí mismas en el rol idealizado de la princesita de papá, por el otro lado, nunca eran
enteramente capaces de suprimir los elementos incestuosos encubiertos en sus relaciones
con sus padres y se veían a sí mismas como pequeñas tentadoras que habían excitado el
interés del padre y la hostilidad celosa de sus madres” (Hermann, (1981), Pág., 119-120).
Hermann indica que “muchas de estas mujeres se ven a sí mismas como conduciendo
dobles vidas y algunas desarrollan vidas sexuales secretas. Este autor da muchos ejemplos
de formas en las cuales estas hijas parecen continuar jugando roles algo disociados o al
menos poco integrados de “niña buena” y “niña mala”.
Muchas de las mujeres de familias seductoras tenían dificultades en sus relaciones
con los hombres, una recurrente dificultad es “un patrón repetitivo de enamoramiento
romántico seguido por desilusión y rabia” (Pág., 122). Otro patrón involucrado era que
parecían estar repitiendo la conducta de sus madres en cuanto a concentrar esfuerzos por
tratar de atraer y mantener un hombre difícil. Otro patrón involucraba buscar hombres
inestables o no disponibles con el objetivo de mantener una relación con el padre seductor.
También, estaba el tener un triángulo con un hombre y una rival. Otro, sentirse atraída por
hombres que fueran distantes, no disponibles, controladores o dominantes (Pág., 122).
Pocas de estas mujeres eran “capaces de establecer relaciones con hombres basados en la
mutualidad” (Pág., 122). Una mitad de las hijas de padres seductores también se quejó de
dificultades sexuales.
Al igual que las víctimas de incesto estas mujeres tendían a sobre valorar a los
hombres y a subvalorar a las mujeres y a menudo tenían relaciones superficiales con las
mujeres. Las hijas de padres seductores tenían muchas dificultades en separarse de sus
relaciones sexualizadas con sus padres y algunas nunca negociaban una separación
satisfactoria.
En resumen, las víctimas de incesto fueron completamente derrotadas y confirmadas
en su identidad negativa, describiéndose a si mismas como: “brujas, zorras (perras) o
prostitutas” (Pág., 119) o “irremediablemente malvadas” (Pág., 124). Como al igual que el
histérico fuerte o “edípico”, las hijas de padres seductores más a menudo trataban de
cumplir con la imagen de niña buena. A menudo, imponiéndose ellas mismas estándares

131
imposibles de lograr. Todas temían que debajo de la fachada merodeaba una persona
amenazante que eventualmente iba a ser expuesta o que eventualmente iba a ganar el
control. Sí, estas mujeres al igual que el histérico fuerte descrito anteriormente, parecen
adoptar una posición de ganador, particularmente comparada con la víctima de incesto cuya
posición eventual tiene características más masoquistas. Esta posición ganadora es sin
embargo, muy tenue y debe ser continuamente apoyada por maniobras que supriman o
escondan la identidad “mala”.
Comparando los dos patrones de familia, Hermann concluye: “los dos tipos de familia
no diferían en clase sino en el grado. La familia incestuosa representaba un extremo
patológico de dominación masculina, la familia incestuosa en forma encubierta
representaba una variedad mucho más común (Pág., 124). También, es posible que las
familias con padres seductores pudieran revertir al patrón incestuoso con la ocurrencia de
una severa ausencia de la madre y/o altos niveles de cambio vital que genere estrés.

RELACIONES OBJETALES INTERNAS Y DINÁMICAS.

En el presente punto de vista, estos problemas “edípicos” pueden existir a lo largo


de un continuo que va de profundo a relativamente suave dependiendo de la extensión e
intimidación de la explotación en el ámbito sexual. Adicionalmente, estos temas pueden
coexistir, usualmente lo hacen, con uno o más de los otros problemas de personalidad
existenciales básicos subrayados en este libro. Viendo la explotación sexual en forma
particular, las formas más severas e intimidantes de abuso sexual, comúnmente van a
resultar en una estructura de personalidad que es más autoderrotante o masoquista,
mientras que la etiología relativamente más suave descrita aquí, es más probable que
resulte en un patrón de personalidad asociado con la personalidad histérica “fuerte o
madura”.
Los signos y síntomas histéricos, son entonces todos intentos de tratar con esta
corrupción familiar. Los sistemas corruptos siempre explotan las necesidades de sus
miembros más débiles para involucrarlos en la corrupción. Entonces, la corrupción
establecida es negada por todos los que participan en ella, racionalizada como algo
justificado o necesario y/o eventualmente encubierto. Quienquiera que participe en la
corrupción y en su encubrimiento, siempre está comprometido y cada vez que sea posible,
el más poderoso en el sistema culpa al menos poderoso cada vez que el encubrimiento falla
y que hay que asignar culpabilidad.
Thorman, (1983) en su discusión de las familias incestuosas demuestra cómo este
sacrificio de las hijas es transformado en la corrupción inicial.
A ella se le dice que no hay nada anormal sobre el incesto pero también se le dice
que nunca diga nada de esta relación secreta. Se le hace sentir que ella se está
comportando mal, pero su padre quiere que ella continúe con la relación y que se quede
callada. Está atrapada en un doble vínculo, si revela el secreto habrá desobedecido las
instrucciones de su padre, si no lo revela debe continuar con su mala conducta. No importa
el camino que ella escoja, siempre tendrá que pagar un precio, (Pág.73).
Es importante agregar que si la hija revela el secreto, a menudo no se le cree y si se
le cree, se le culpa por la relación ilícita y por las consecuencias para el padre y por el
quiebre de la familia cuando ocurre esto. Es claro que esta misma dinámica general
también opera en las familias que hemos descrito con padres seductores.
Una vez más podemos usar el modelo universal de Fairbain de la respuesta de los
niños a la mala crianza, internalización de la relación del auto objeto malo con una división
(para un diagrama de esto ver figura 1 Pág., 204) El modelo del histérico se vuelve más
complicado debido a que hay usualmente más de un objeto malo. Además, de la figura del

132
padre y de la madre también pueden haber hermanos, miembros de la familia externa u
otros.
Al discutir la histeria de conversión, Fairbain subraya la cualidad distractiva
universal de las defensas histéricas, aleja la atención de los problemas interpersonales
reales. Su característica esencial y distintiva es la sustitución de un problema personal por
un estado corporal y esta sustitución permite que el problema personal como tal sea
ignorado. Todos los problemas personales son básicamente problemas que involucran
relaciones personales con objetos significativos y los objetos involucrados en los conflictos
del histérico son esencialmente objetos internos y más específicamente objetos excitantes y
frustrantes (Fairbain,1954, Pág.,117). (El lector debe saber que mi interpretación del
modelo de Fairbain es en algunos aspectos diferente al que él utiliza en su análisis de la
histeria de conversión, particularmente en lo que se refiere a objeto libidinal o “excitante”).
Al trabajar con este modelo he encontrado que es más útil pensar el objeto libidinal o
excitante como aquél objeto que el niño necesita para que un problema del desarrollo
particular madure óptimamente. En el caso de estos problemas edípicos una niña necesita
un papá que sea un objeto seguro en el desarrollo consciente de su excitación sexual. La
fascinación con el sexo opuesto y la atracción emergente a las maravillas de un mundo más
amplio. En el caso de muchas mujeres con personalidad histérica, la niña también se vuelve
hacia su padre para gratificar las necesidades no cumplidas anteriormente: desnutrición,
sostenimiento y apoyo. Esto constituye la oralidad a menudo notada en la personalidad
histérica (ej. Blacker y Tupin, (1991); Marnor, (1953). Así, papá se vuelve una combinación
de objeto sexual para una sexualidad inmadura, salvador y guía para el mundo externo.
En el caso de la histérica emergente sin embargo, lo que se encuentra no es esta
óptima figura del padre sino uno que la sobre excita y la corrompe y para hacer las cosas
peor, él explota a su hija para vengarse de su mujer.
Este objeto masculino malo se internaliza dividido en sus partes rechazantes y
excitantes sin tomar en cuenta la extrema frustración resultante. El lado “malo” del objeto
antilibidinal es el seductor corrupto que usa la dependencia y las necesidades sexuales
tempranas de su hija para corromperla. El sí mismo anti libidinal es aquél que ha sido
seducido corrompido y engañado. Como resultado de esta corrupción, es ella misma una
seductora responsable por excitar los intereses de su padre y herir a su madre alienando
los afectos del padre. El secreto de esta relación especial refuerza la conexión anti libidinal
entre el sí mismo y el objeto malo.
La figura de la madre ideal en este drama es una cuya relación primaria y sentido de
sí misma es segura y lo suficientemente madura como para permitir y disfrutar la
excitación, curiosidad e involucramiento libidinal de su hija cuando ella se vuelca hacia su
padre. En esta situación ideal, los vínculos e identificaciones con la madre son fuertes y
seguros, de modo que las actividades autónomas y otras relaciones significativas y pasiones
pueden ser perseguidas libremente. Esta madre protegerá a su hija de la sobreestimulación
en estas búsquedas y estará ahí cuando la hija regrese a ella en casos de que hubiera
situaciones de sobreestimulación o de explotación. En el caso de la personalidad histérica
estas expectativas son también masivamente frustradas a menudo en las fases “pre
edípicas” y siempre en la fase edípica o en las fases del desarrollo subsecuente.
El objeto malo frustrante es entonces internalizado. En el polo antilibidinal a menudo
encontramos una figura materna que se ha coludido con la corrupción, ha fallado en
proteger, ha fracasado en estar ahí cuando la hija la buscó y a través de todo el proceso
probó ser una persona amenazada, vengativa y culpadora. En esta relación inconsciente
entonces, el self antilibidinal es esta otra mujer diabólica, sexual y corrupta que daña a la
mujer que ama con su sexualidad, competencia y corrupción. Estos entonces, son algunos
de los “problemas personales” de la histérica y sus características sintomáticas pueden ser
vistas productivamente como formas de tratar con ellas. Las otras características de la
personalidad histérica involucran aquellas situaciones interpersonales en las cuales el
individuo actúa en el mundo externo sus problemas personales internalizados a través de la
transferencia. En resumen, la personalidad histérica involucra por una parte las defensas
contra sus “problemas personales” reprimidos de forma que la represión sea mantenida y

133
por la otra, manifestando estos “problemas personales” en el ámbito de sus relaciones
interpersonales.
La persona histérica se caracteriza por jugar roles alternativos o por involucrarse a
sí misma en relaciones alternantes actuando hacia afuera diversos aspectos de estas auto
imágenes o modelos de relación de roles internalizados inconscientes. La mujer puede por
ejemplo, ser la ingenua niña pequeña en un ambiente o período mientras que en otro ser la
niña mala, explotadora y sexualmente provocativa o ella puede invertir en una relación
amorosa con un hombre gentil, apoyador y más viejo en el que ella está relativamente
asexual y no excitada y después en forma alternativa con un hombre que no es para nada
amable con ella pero que es sexualmente excitante. Muy a menudo las maniobras
defensivas de la histérica sirven para bloquear la conciencia de las inconsistencias o
problemas de estos roles y relaciones. Esto mantiene la habilidad para rotar a través de
ellos sin completar, resolver o integrar. Con estos “problemas personales” subyacentes en
mente revisaremos las características afectivas, conductuales y cognitivas de la típica
personalidad histérica.

134
AFECTO, CONDUCTA, COGNICIÓN

AFECTO:
Al considerar los afectos característicos de la personalidad histérica, cabe recordar
que la situación recién descrita es siempre sobre estimulante y confunde en su
presentación de doble vínculos no resueltos con fuerzas primarias poderosas. La situación,
los afectos y conflictos que ellos estimulan son todos abrumadores. Así, verse abrumado
afectivamente es siempre una realidad posible para esta persona y una explosión no
metabolizada de este afecto puede servir para reducir algo de la tensión como también,
para interferir o distraer de cualquier otra conciencia adicional a cerca de este sentimiento.
Estas explosiones emocionales típicamente involucran a otras personas, a menudo en un
melodrama continuo que distrae continuamente.
Los elementos histriónicos del carácter histérico pueden ser comprendidos más
simplemente como exhibición de defensa del afecto o en el lenguaje de Eric Werner un
sentimiento encubridor. El encubrimiento consiste en que el sentimiento mostrado cubre o
defiende contra sentimientos que si se sintieran con verdadera profundidad serían
abrumadores, revelando de esta forma las relaciones auto objetales descritas
anteriormente. Con los sentimientos sirviendo a estas funciones defensivas ellos, a menudo,
son experimentados por otros como falsos o como teniendo una cualidad de “cómo si”. Su
naturaleza excesivamente dramática, lo inapropiado tanto en contexto como en intensidad,
el hecho de que sean tan características y no se resuelvan, nos conducen a verlos como
falsos, incluso los afectos positivos pueden ser expresados y experimentados de esta misma
forma. Este estilo ayuda a mantener la represión frente a lo que la persona podría
encontrar o contactar si entrara en un estado más genuino consigo misma y en un estado de
verdadera intimidad con los otros.
Los afectos inconscientes en la histérica son aquellos que mantienen juntas las
relaciones auto objetales reprimidas. Con respecto a la figura materna existe un deseo
libidinal por el tipo de nutrición y apoyo que no hubo, al menos, un confrontar la seducción
del padre y muy a menudo, en las fases dependientes anteriores a eso. Mientras mayor sea
la privación maternal más bajo será el nivel de funcionamiento del individuo y mayor la
desorganización que esto implica en respuesta a estos sentimientos poderosos.
En el otro lado de la división, el sí mismo se relaciona con la figura materna
antilibidinal. Aquí hay mucha rivalidad inconsciente, miedo a la venganza, culpa por dañar a
la figura materna, etc. Cuando estos conceptos antilibidinales sobre el sí mismo se abren
paso hacia fuera a menudo causan depresión, pero aquí la depresión es usualmente usada
como una defensa de afecto. En su investigación Slavny y MacHugh (1974) encontraron que
los pacientes internos histriónicos eran más claramente diferenciados de otros pacientes
psiquiátricos por la presencia de un intento de suicidio como razón de p<0.2. Esta
diferencia fue incluso más dramática cuando esta razón de hospitalización fue agregada a la
depresión pero sin un intento de suicidio, p<0.01. Adicionalmente estos autores notaron
que la mayoría de las conductas suicidas de pacientes con diagnóstico de personalidad
histriónica podían caracterizarse como gestos de suicidio en vez de intentos de suicidio
serio. Hubo en estos casos un acting-out dramático pero superficial que concitó atención
urgente e involucramiento de parte de otro. Es interesante notar en este estudio de las
personalidades histriónicas que de un gran número de variables estudiadas las únicas
variables potencialmente causantes que separaban estos grupos fueron problemas en la
familia de origen y en las relaciones de amor adultas. Significativamente la mayoría de las
personalidades histriónicas reportaron pobre atmósfera familiar (72% vs 37% con p<0.01) y
matrimonios infelices entre los actualmente casados (75% contra un 20%, p<0.05). Aunque
no fue estadísticamente significativo los autores notaron la frecuencia de abuso sexual del
padre alcohólico, (44% de los padres de personalidades histriónicas versus 19% en el grupo
de control).

135
Retomando las relaciones reprimidas con la figura del padre la histérica todavía
desea aquella figura masculina, libidinalmente excitante pero segura, que la va a cuidar y
rescatar. Este paradigma es a menudo representado en la conciencia pero su sexualidad ha
sido corrompida para ser usada en situaciones de intriga con la explotación concomitante.
Así, este deseo puede ser reprimido cuando estas relaciones excitantes de intriga son
buscadas al igual que la sexualidad mala reprimida cuando se persigue el deseo de ser
rescatada. En el lado antilibidinal de la división el padre es experimentado como el
seductor, corruptor y engañador masculino. Hay una gran hostilidad inconsciente hacia el
hombre por su explotación. Este es un odio saludable y deriva del sí mismo libidinal, pero el
sí mismo antilibidinal es experimentado como coludido con la relación corrupta y secreta.
Como resultado la histérica siente que ella ha hecho algo malo y que ella misma es una
seductora maligna. Esta visión de sí misma también conduce a la depresión y el individuo
producirá estados afectivos y maniobras conductuales extremas para defenderse contra
esta experiencia más profundamente sentida, (gestos suicidas por ejemplo). También hay
una tremenda hostilidad hacia los hombres quienes son vistos como débiles e incapaces de
cumplir las expectativas libidinales del pasado de la histérica. Estructuralmente veo esta
hostilidad como viniendo del sí mismo y dirigida hacia el objeto libidinal imperfecto. Estos
sentimientos hostiles hacia los hombres pueden ser actuados hacia fuera particularmente
cuando hay una justificación externa significativa para hacerlo.

COGNICIÓN:

"Ni siquiera lo pienses"


Anonymous
De la misma forma en que la histérica no puede sentir profunda y completamente
debido a sus “problemas personales”, tampoco puede pensar a través de ellos. Usa
estrategias cognitivas para lograr este objetivo borrando información y/o bloqueando el
proceso del pensamiento. Shapiro (1965) ha sido particularmente útil en enfatizar el estilo
global e impresionista en la percepción, las limitaciones de recuerdos disponibles y la
simplicidad de las categorías cognitivas para determinar el significado de eventos y
acciones de otros. A través de la disociación, la histérica puede separar los sentimientos,
pensamientos y acciones bastante efectivamente. Por ejemplo, ella puede actuar en forma
bastante provocativa sexualmente ignorando cualquier pensamiento o sentimiento sexual.
La histérica se destaca también por el desplazamiento de sentimientos o
pensamientos desde un ambiente que pertenecen, pero que serían amenazantes, a un
ambiente alternativo donde son menos amenazantes pero donde ellos realmente no
pertenecen. Esto es particularmente obvio en la psicoterapia con este tipo de clientes pues
a menudo la histérica desplazará ideas o afectos que pertenecen a la terapia a otras
relaciones y viceversa. La tendencia de la histérica a actuar estos desplazamientos puede
ser un aspecto particularmente tenso de la terapia, especialmente cuando actúa la
transferencia positiva o negativa desde la relación terapéutica a otras relaciones en su vida.
Particularmente, en niveles más bajos de funcionamiento, la histérica puede actuar esta
transferencia negativa perpetuando conflictos en sus relaciones amorosas o de hecho
abandonándolas. Por otra parte, cuando está involucrada la transferencia positiva, la
histérica puede casarse o comprometerse con un compañero inapropiado. La histérica trae
a la mente la expresión: "la mano derecha no sabe lo que la izquierda está haciendo". A
menudo puede ver esto en sí misma y ciertamente los demás también lo ven.
La naturaleza impresionista y global de los procesos de pensamiento de la histérica
son particularmente obvios en su forma de hablar. Se refiere a las cosas en términos vagos
y globales y a menudo se resiste a la clarificación verbal. Aludiendo a un caso prototípico,
Horowitz (1991) notó que su cliente ni siquiera tenía palabras para los temas sexuales
conflictivos y era incapaz de discutirlos con alguna especificidad. Esta misma cliente no se

136
veía así misma como teniendo una vagina, y de esta forma hacía en el ámbito visual lo
mismo que hacía verbalmente, es decir, no pensaba en temas amenazantes. En este caso
también había una disociación del sistema cognitivo, (visual, afectivo y pensamiento
hablado) hacia los otros.
Otra estrategia que los histéricos usan a menudo, principalmente en terapia, es
llevar un tema amenazante a un cierre prematuro. Esta estrategia se acompaña a menudo
de una expresión afectiva de desaliento o desesperanza. De este modo, los problemas que
son amenazantes resultan insolubles y esta inhabilidad para resolver problemas contribuye
a que la histérica tenga una visión de sí misma como de alguien incompetente y superficial.
En los individuos de funcionamiento más bajo mucha de estas operaciones de defensas
cognitivas son bastante inestables y poco confiables. Cuando esto es cierto, la histérica
presenta la tendencia a inducir estados alterados de conciencia ya sea, voluntaria o
involuntariamente a través de las drogas o el abuso de alcohol. Un síntoma de conversión o
histérico calzará bien para lograr este resultado como también, la auto mutilación, el comer
excesivo para luego vomitar, los gestos suicidas y sus consecuencias, etc.
Es notable también en la histérica su tendencia a verse a sí misma como no
responsable de lo que le pasa en sus intentos por obtener simpatía, apoyo y rescate. Este
aspecto pasivo del sí mismo es una defensa ante auto representaciones negativas producto
de la internalización o la introyección tanto del mal padre como de la mala madre. Este
estilo cognitivo defensivo puede producir déficit considerables en sus habilidades para
planear y ejecutar su vida de forma que ella obtenga lo que quiere. Además, inhibe el
aprendizaje que podría alcanzar como producto de la precisa recepción de feed-back sobre
su contribución a los resultados en su vida. Esto contribuye a aumentar tanto su tendencia
como la de otros para verla como irresponsable y superficial.
Una terapia apropiada para la histérica involucra ayudarla a sentir en forma
profunda y a pensar clara y completamente al desarmar lentamente todas las maniobras de
defensas afectivas y cognitivas ya expuestas. A medida que esto va ocurriendo, la represión
se quiebra y los “problemas personales” subyacentes son exhibidos tanto en la
transferencia terapéutica como en la vida del paciente. Estos problemas personales son
entonces expresados en el ámbito de sus relaciones interpersonales donde pertenecen.
Ahora veremos como es la conducta de estos pacientes en sus relaciones.

CONDUCTA:
Históricamente ha habido dos principales fuentes de confusión en lo que respecta la
descripción y comprensión del carácter histérico. La fuente más universal de ésta confusión
involucra igualar la personalidad histérica con las reacciones de conversión. Esto ha llevado
a colocar en un mismo grupo a pacientes que comparten un mecanismo particular de
defensa pero que no necesariamente comparten una constelación etiológica similar, un
grupo central de problemas o un estilo de personalidad total (Ver Rangell, 1959). La
segunda fuente de confusión teórica o diagnóstica es la existencia de características orales
en muchos que sufren de una personalidad histérica. Ampliando la conceptualización actual
los niños que han sufrido desilusiones en la nutrición serán, en primer lugar, mucho más
susceptibles a la explotación sexual y en segundo lugar, a la auto recriminación resultante.
La privación oral contribuye a armar la explotación sexual que subyace a estos problemas
“edípicos”. Me parece, sin embargo, mucho más claro y práctico conceptuar separadamente
estas dos fuentes etiológicas de psicopatología. De este modo los problemas orales e
histéricos pueden frecuentemente coexistir en la misma persona pero son conceptualmente
diferentes y debieran ser vistos como tales.
Cuando estas dos fuentes de confusión se aclaran es posible concebir una definición
más limpia de este desorden de personalidad, neurosis o estilo. Es un síndrome identificable

137
asociado con adultos que cuando niños fueron explotados sexualmente en un sistema
familiar en el área de “problemas edípicos”; -sexualidad, amor y competencia -. Este
síndrome ciertamente que no es la única adaptación a este tipo de etiología pero hay
razones para creer que este síndrome en particular es más probable que ocurra cuando en
mujeres explotadas sexualmente en contextos culturales norteamericanos o europeos. La
conducta histriónica por naturaleza -lo abiertamente dramática, emocional y la necesidad
de atención- está fuertemente asociada con este síndrome. Este tipo de conducta es sin
embargo, solamente un elemento del síndrome y como en todo síndrome psiquiátrico, un
único indicador no sirve. Esto es por qué yo, en la medida de lo posible, no he ocupado la
etiqueta de desorden de personalidad histriónico. Individuos con este desorden de
personalidad pueden muy bien no ser histriónicos al igual que pueden no mostrar síntomas
de conversión. Sin embargo, muestran invariablemente problemas emocionales cuando la
relación es tanto sexual como íntima.
Al comprender las características de cualquier tipo de carácter particular uno puede
conceptualizarlas como: 1) conductas de transferencia en el más amplio sentido las cuales
reflejan las relaciones de auto objeto tanto inconscientes y subyacentes o 2) las defensas
contra estas transferencias. Las defensas mismas son experimentadas típicamente como no
sintomáticas por el individuo ya que ellas generalmente sirven para un propósito
constructivo. En la medida en que sus defensas funcionen, como sucede en la mayoría de
los individuos con un acto de funcionamiento, los histéricos no buscarán psicoterapia.
La defensa del histérico se evidencia más claramente en su afecto y cognición, donde
como hemos visto, la histérica se bloquea así misma de sentir y pensar completamente a
través de sus problemas personales. En el ámbito conductual sus histrionismos son
similarmente defensivos, pero es en su conducta en las relaciones donde comenzamos a ver
la transferencia de modelos de relaciones de rol inconsciente en la vida cotidiana. Con los
hombres por ejemplo, ella puede comportarse en una forma muy coqueta reservada y
dependiente de forma de provocar el tipo de gratificación de dependencia que ella todavía
busca. O también con otros hombres, ella puede ser sexualmente seductora o verbalmente
agresiva inicialmente o después de que su seducción ha provocado una respuesta sexual.
Puede usarse así misma como un objeto sexual al igual que como lo hizo su padre.
Alternativamente, puede relacionarse con los hombres como objetos sexuales,
descartándolos luego de que esa función ha sido usada al igual que su padre pudo haber
hecho con ella. Este jugar hacia afuera de las relaciones auto objetales internas no es poco
común, sucede en cada estructura de carácter, pero lo notable de la personalidad histérica
son los rápidos cambios de un tipo de relación a la otra, ya sea con la misma persona o con
gente diferente. Pueden, por ejemplo, ser relaciones simultáneas que actúan hacia fuera
cada uno de estos modelos de relación de rol más bien simples, con otros cuyas psicologías
les permite actuar la parte recíproca. Adicionalmente todas estas relaciones tendrán a
menudo una cualidad bien dramática de teleserie en contraposición a una humanidad
sentida genuinamente. Las relaciones como los afectos son "como si".
Las relaciones con las mujeres pueden ser simples, polarizadas y fluctuantes. Estas
mujeres a menudo no tienen relaciones cercanas con otras mujeres, pues “prefieren la
compañía de los hombres” y a menudo, ven a las otras mujeres como aburridas,
intelectualmente inferiores y/o hostiles y competitivas. Alternativamente, pueden tener
relaciones con sus madres o “mejores amigas” que aparecen de naturaleza regresivas. Ellas
se comportan en un estilo de pequeña niña con estas mujeres; mantienen secretos,
especialmente de los hombres, y se comportan en otras formas de adolescente o pre-
adolescente.
No es poco frecuente que las histéricas se involucren en triángulos como la “otra
mujer” del triángulo como fueron en sus propias familias o como el centro del triángulo
donde ellas pueden típicamente actuar un tipo de relación con un hombre y un tipo
alternativo con el otro. La confusión creada por estas relaciones triangulares al igual que la
confusión en sus vidas en general, también sirve como una función defensiva. La excitación
es mantenida a un nivel tan alto que los verdaderos problemas personales no pueden ser
sentidos, pensados o trabajados. En esta misma vertiente, la notable obstinación,

138
exhibicionismo, vanidad, promiscuidad y celos de la histérica, son todas defensivas al
mantener la atención centrada en lo externo y llamar la atención de otros en estas
manifestaciones. Si uno mantiene las cosas lo suficientemente revueltas y dramáticas la
propia atención es desviada de sentimientos y pensamientos más profundos.
Las conductas interpersonales de la histérica se mantienen superficiales al servicio
de la represión y la defensa. Los contactos superficiales, demostrativos y "como si", le
permiten al individuo evitar la realidad de las representaciones objetales y el sí mismo malo
y vivir en la fantasía de lo bueno; "nada malo ha pasado", "no he hecho nada mal", "algún
día mi príncipe vendrá".
La represión y la defensa hacen que las relaciones de amor de la histérica se
mantengan superficiales. El contacto profundo no es seguro para la histérica. Obtener la
atención del padre era por supuesto, algo que ella deseaba, pero obtuvo mucho más y
mucho menos de lo que realmente quería. La atención de su padre fue sexual y hasta un
cierto punto pudo haberse sentido bien, pero fue más allá de ese punto de buen sentimiento
y no permitía un reflejo preciso porque estaba determinado más por el interés sexual del
padre que por su interés en su hija como persona. Además, la relación sexualizada con el
padre, aparentemente dañó la relación con su madre. Como niña, ella se culpó a sí misma
de todo esto y como resultado puede ser bastante difícil para ella permitirse una buena
relación con un hombre porque entonces, ella tiene lo que su madre no tuvo, en verdad ella
tiene entonces, lo que le quitó a su madre; inconscientemente esto daña nuevamente a la
madre y provoca culpa. La culpa escondida aparece de muchas formas (ver Engels Fencson,
1990).
Las conductas sexuales también son conflictivas, a menudo hay mucha dependencia,
experimentada en relación con el hombre en su vida al igual que lo que ocurrió con su
padre. Ella está inclinada desde esta posición a ver al hombre y sus necesidades como
mucho más importantes que las propias; accede ante él casi por reflejo y permite ser usada
sexualmente y de otras formas. Por supuesto, ella va a resentir todo esto y el hombre se
volverá el objeto de toda su hostilidad tanto merecida como inmerecidamente.

Tanto en los ámbitos sexuales como sociales la histérica se involucra a menudo en


conductas artificiales y manipuladoras que producen una repetición del drama
permitiéndole actuar cíclicamente los modelos de relación y afectos que las acompañan. Por
ejemplo, en el ámbito sexual la seducción provocativa alienta una conducta sexualmente
agresiva, la que puede aparecer como insensible, explotadora o abusiva. Tal conducta de
parte del otro, justifica la hostilidad subyacente dirigida a estas mismas conductas. En el
ámbito social la conducta irresponsable y “demandante” activa conductas controladoras y
de consejo por parte del otro. Pero la histérica se resiente al ser tratada como una
irresponsable y a menudo no va a ser controlada, engendrando frustración y desesperanza
en el otro. El conflicto y la rabia son ahora inminentes en ambos lados y la histérica
nuevamente ha ganado la excusa externa legítima para permitirse la rabia.
Es bueno recordar al leer estas caracterizaciones del carácter, que lo que estamos
tratando aquí es un arquetipo, un prototipo o un estereotipo. No existe una cosa como de
carácter histérico, esto más bien es el escenario general de este caso, que enfatiza los
temas más comunes y centrales a un dilema humano particular; cualquier situación humana
es ciertamente más variable y complicada que la caracterización, pues ésta última es un
mapa, una forma de tener un punto de referencia cuando tratamos con un individuo
específico que exhibe algunas de éstas características o temas.

139
CAPITULO XI

El niño disciplinado: La Personalidad Obsesivo Compulsiva

Él sabe cuando está durmiendo,


Él sabe cuando está despierto,
Él sabe cuando ha sido bueno o malo,
Así es que es mejor que sea bueno.

“Santa Claus está llegando a la ciudad”

El obsesivo compulsivo y la histérica comparten muchas similitudes. Las habilidades


requeridas para ambos ajustes se desarrollan relativamente tarde y la mayoría de los
teóricos han especulado que ambos tipos de personalidad evolucionan en respuesta a
problemas vitales relativamente más avanzados. Al igual que el carácter histérico, el
obsesivo compulsivo representa un síndrome complejo. Empero, toma su nombre y aquellos
elementos conductuales del síndrome que son obvios pero no centrales.
Enfocar el pensamiento obsesivo y la conducta compulsiva como elementos centrales
de éste síndrome puede conducir a confusión debido a las muchas otras condiciones
médicas y psicológicas que pueden manifestar estas expresiones. El síndrome de la
personalidad obsesivo compulsiva es probablemente el tipo de personalidad mejor
delineado, más investigado y más consistentemente validado. Pero, no es la condición
asociada con los ejemplos más dramáticos de pensamiento obsesivo o conducta compulsiva.
Ésta distinción probablemente cae en el desorden obsesivo compulsivo (DOC), el cual como
documentaré brevemente parece ser una condición separada. Casos dramáticos de obsesión
y compulsión pueden verse también en la anorexia nerviosa, síndrome orgánico cerebral,
trauma cerebral, epilepsia, síndrome de Turrette y síndrome de Lesh-Nyhaus (Turner,
Bediel & Nathan, 1985).
Freud (1913) hizo una distinción entre el síndrome de personalidad que él llamo
“carácter anal” y lo que él etiquetó como neurosis obsesivo compulsiva. Esta distinción ha
persistido hasta nuestros días, representada por la distinción actual en el Manual
Estadístico y de Diagnóstico de la Asociación Psiquiátrica Americana entre el desorden
obsesivo compulsivo y el desorden de personalidad obsesivo compulsiva. Pero, aunque la
distinción siempre ha sido hecha está aún más justificada por investigaciones recientes.
Algunos de los trabajos más útiles y mejor conocidos sobre la personalidad obsesivo
compulsiva se han perdido. En la práctica común, se ha perdido más aún, al igual que otras
diferenciaciones entre este síndrome de personalidad y las otras condiciones asociadas con
el pensamiento obsesivo y la conducta compulsiva. Antes de describir este síndrome de
personalidad, creo que es necesario delinear algunas de estas otras etiologías obsesivo
compulsivas, particularmente el DOC.

DESORDEN OBSESIVO COMPULSIVO

Los individuos diagnosticados con desorden obsesivo compulsivo denotan algunos de


los ejemplos más extremos de fenomenología impulsada por la ansiedad junto con

140
actividades ritualistas y acciones o pensamientos repetitivos. Al intentar organizar la
literatura sobre el DOC, Liebowitz y Hollander (1991) distinguieron tres tipos.
El tipo más común está caracterizado por un “miedo excesivo de peligro o daño
físico hacia uno u otros, o la propiedad” (p. 228). Estos individuos pueden, por ejemplo,
preocuparse continuamente sobre contraer el SIDA u obsesionarse con el peligro implicado
por sus impulsos hostiles. Estas preocupaciones pueden conducir a conductas compulsivas
como rituales, chequeos médicos o excesiva higiene. El segundo tipo involucra “una vaga
especie de incomodidad más que de peligro real al enfrentar situaciones de exposición
normales” (p. 228). El alto nivel de activación psíquica, parecido a la ansiedad generalizada
puede similarmente conducir a conductas compulsivas como la acumulación, el arreglo
excesivo y la catalogación. El tercer tipo se distingue por una lucha continua de la
perfección y la simetría. Algunos de estos pacientes pueden necesitar que cada zapato esté
amarrado con el mismo grado de tensión o necesitan pasar a través de una puerta
caminando exactamente por el medio. Los rituales religiosos o de otra índole deben ser
realizados con atención perfecta a cada detalle y secuencia, o el escritorio propio debe ser
arreglado con orden y simetría perfecta y cada objeto en su ángulo prescrito exacto. En su
mayoría, los individuos con este diagnóstico también encuentran que su conducta
compulsiva es irracional, ego distónica e intrusiva, pero aún así se sienten compelidos a
realizarla. Una excepción común a esta generalización es, sin embargo, que sus estándares
perfeccionistas son a menudo ego sintónicos.
Su característica más evidente, por lo general, es la ansiedad subyacente o estado
psíquico sobreexcitado que es a menudo expresado a través de excesivos chequeos
médicos, limpieza, conducta ritualista y/o obsesiones continuas, como aquellas involucradas
en la hipocondría, la preocupación continua por eventos amenazantes de baja probabilidad
de ocurrencia, o pensamientos y fantasías agresivas. El curso del DOC es considerado
crónico con exacerbación y disminución de síntomas periódicos.
Un número de estudios de DOC sugiere que tiene un componente genético. Al
revisar estudios de gemelos en los cuales se ha comparado a mellizos y gemelos, Turner
Beidel & Nathan (1985) concluyen que la taza de concordantes de DOC para gemelos
excede por gran margen a la de los mellizos estableciendo una conexión genética. Esta
misma revisión también documenta la relación a menudo percibida entre DOC y síndrome
de Turrette en la que el desorden obsesivo compulsivo ocurre desde un 33% hasta un 89%
de los pacientes diagnosticados con Turrette. El DOC también aparece frecuentemente en
parientes de primer grado de pacientes con Turrette (Montgomery, Clayton & Friedhoff,
1982). Adicionalmente los síntomas de DOC han sido reducidos por medio de cirugías, las
cuales producen abrasión de secciones del sistema linfático. Estas cirugías normalmente
sólo se han llevado a cabo en los casos más severos donde otras formas de tratamiento no
han tenido éxito y donde los síntomas de DOC eliminan cualquier posibilidad de una vida
razonable. En años recientes, medicamentos que miden la recuperación serotoninérgica
(p.e. clomipramina y fluoxetina) han mostrado resultados impresionantes en el tratamiento
del DOC. En promedio, aproximadamente un 50% de los pacientes experimentan mejorías
significativas con este tipo de medicamentos.
Diversos artículos también dan resultados positivos para el tratamiento conductual
con DOC (p.e. Beech & Vaughan, 1978; Marks, 1981).
En contraste con estos resultados de tratamiento, la mayoría de los investigadores
están de acuerdo en que la terapia psicoanalítica o de insight es generalmente inefectiva
con el DOC. Sifneos (1985) entrega una excepción a esta generalización pero sus casos
representan versiones muy atenuadas, de manera que su carácter de DOC es cuestionable.
Se han realizado un número de estudios para investigar la superposición entre DOC
y desorden de personalidad obsesivo compulsiva (DPOC). Una teoría sostenida
principalmente por Saizman y Thaler (1981) postula la existencia de un continuo desde
conducta de orden y obsesional normal hasta personalidad obsesiva compulsiva, hasta DOC.
De acuerdo con esta teoría, el DOC representa una descompensación desde la condición
preexistente más suave de personalidad obsesiva compulsiva. Los resultados de
investigaciones han sido algo inconsistentes al documentar la relación entre DOC y DPOC

141
pero ciertamente no hay demostración de ninguna conexión lineal clara. Las revisiones
hechas por Pollack (1979, 1987) y Baer y Jenike (1990) parecen conducir a la siguiente
conclusión: mientras que unos pocos estudios documentan ya sea un diagnóstico
concurrente o pre-mórbido de desorden de personalidad obsesivo compulsivo, muchos otros
estudios no muestran esta relación. Estos estudios pueden indicar que una alta proporción
de pacientes DOC también califica para diagnóstico de desorden de personalidad, pero el
DPOC no está entre los asignados más comúnmente. La investigación tomada como un todo
no da argumentos persuasivos en favor de un vínculo directo entre la personalidad obsesiva
compulsiva y el desorden obsesivo compulsivo. En vista del total de investigación, parece
que estas condiciones son esencialmente distintas.
El DOC es un problema fascinante y el aumento de la comprensión de esta condición
en los últimos diez años puede ayudar a aquellos cuya sintomatología severa no ha sido
formalmente reconocida como emanando de una condición neuronal básica. Jenike (1990)
hace una argumentación muy persuasiva de que muchas condiciones severas son en
realidad manifestaciones de DOC. Estas incluyen alguna proporción de anorexia nerviosa,
auto-mutilación compulsiva, juego patológico, hipocondría monosintomática, tricotilomanía
(tirarse el pelo compulsivamente) y otras obsesiones que involucran el cuerpo o
enfermedades.
Al revisar la investigación biológica sobre el DOC Turner, Beidel & Nathan (1985)
concluyen que los datos disponibles señalan “un estado sobreexcitado crónico en el
obsesivo compulsivo”. La conducta obsesivo compulsiva puede ser vista como una
consecuencia o una respuesta a este estado sobreexcitado, incluso como un intento de
ganar el control de él. Pudiera ser que toda la conducta obsesiva compulsiva de cualquier
origen tenga en su base un intento por ganar control sobre estados afectivos subyacentes.
El ser humano, al igual que otros animales puede apoyarse en estas habilidades para traer
orden a perturbaciones afectivas subyacentes. Pero por ahora es importante simplemente
distinguir entre DOC y personalidad obsesiva compulsiva.

OTRAS CAUSAS PARA LA CONDUCTA OBSESIVA COMPULSIVA


En conjunto con la distinción DOC, me gustaría también discutir brevemente
aquellos casos en que he visto conductas obsesiva compulsivas diferentes tanto de la
personalidad obsesivo compulsiva como del desorden obsesivo compulsivo. Las personas
que han sido criadas en situaciones familiares caóticas o impredecibles pero que han
sobrevivido gracias a identificarse con otros modelos de conducta o ideologías que pueden
mostrar un compromiso de tipo obsesivo a valores o una necesidad compulsiva de orden.
Algunos adultos hijos de alcohólicos, por ejemplo, o el vástago de familias dominadas por la
drogadicción bien pueden mostrar este patrón. Su devoción a un sistema de valores o
sistema de orden y autorregulación lo ha ayudado a escapar del caos engendrado por sus
padres o guardianes y les ha permitido establecer una estructura que veneran. Estos
individuos no muestran las otras características de la personalidad obsesivo compulsiva a
ser descritas. En particular, estas personas no están tan fuera de contacto con sus propios
sentimientos y son usualmente más hábiles afectivamente que la personalidad obsesiva
compulsiva. Ellos están más en contacto con ellos mismos y usan los valores y el orden para
darse estabilidad.
Otro grupo de individuos que puede parecer obsesivo y/o compulsivo son aquellos
que están compensando una falta subyacente de estructura o si mismo. Cualquiera sea el
problema caracterológico con el que están tratando, su funcionamiento estructural se
encuentra en lo más bajo o en el rango de desorden de personalidad, como se describe a
través de este volumen, y requieren puntos de anclaje firme para promover su frágil sentido
de si mismo. Ellos son similares al grupo recién mencionado en que necesitan compensar
una experiencia personal que de otra forma sería caótica. Así, la rigidez de sus rutinas o
estructura de creencias crea un mayor sentido de si mismos y seguridad. Al igual que el

142
grupo recién mencionado, estos individuos no muestran necesariamente las otras
características de la personalidad obsesiva compulsiva. Aunque pueden mostrar algo de
restricción en la auto expresión, ellos no muestran la misma habilidad para enfocar
estrechamente la atención y lograr el mismo nivel de autocontrol ubicuo asociado con la
personalidad obsesiva compulsiva. No son personalidades tan bien formadas y no pueden
auto manejarse y sobre manejarse tan exquisitamente. En vez de eso, ellos se aferran como
si dependiera la vida de una estructura de valores o una estructura organizacional que les
da un esbozo de auto estructura.

ETIOLOGÍA
Hay considerable investigación empírica sobre la personalidad obsesiva compulsiva
y mucho acuerdo en esta investigación con respecto a la validez de los rasgos y síntomas
asociados con ella (p.e. ver revisiones por Fisher y Greenberg, 1977; Kline, 1981; Pollack,
1979, 1987; Slade, 1974). Los estudios de análisis factorial muestran un patrón consistente
a través de grupos normales y patológicos al igual que a través de culturas. Además, la
validez predictiva de este constructo de personalidad ha sido mostrada en un número de
estudios que emplearon criterios conductuales (p.e. ver Fisher y Greenberg, 1977). Casi
todas las investigaciones sobre la etiología de la personalidad obsesiva compulsiva no
encuentran ningún apoyo empírico para la proposición freudiana de que estos rasgos de
carácter emanan de prácticas particulares de entrenamiento de la defecación (ver O’Connor
& Franks, 1960; Pollack, 1979, 1987). Sin embargo, muchos estudios si convergen en
encontrar similitudes en la orientación “anal” u obsesiva compulsiva en padres e hijos
(Adamas, 1973; Bellof, 1957; Finney, 1963; Hayes, 1972; Heatherington & Brackville,
1963). Aún más, existe una gran proporción de acuerdo, incluso entre escuelas teóricas de
pensamiento normalmente competitivas sobre la etiología de la personalidad obsesiva
compulsiva. La perspectiva del aprendizaje social, tal como lo demuestra Millon (1981) y la
perspectiva psicodinámica, ejemplificada por Fisher y Greenberg (1977), ambas enfatizan el
rol de la crianza sobre controladora, rígida, guiada por reglas y demandantes, la cual
desanima la espontaneidad y flexibilidad en la socialización y desarrollo moral.
El hecho que la personalidad obsesiva compulsiva parece darse en familias, por
supuesto evoca la cuestión naturaleza-nutrición (herencia-ambiente). En un estudio que
comparaba 419 pares de gemelos y mellizos normales, Clifford, Murray y Fulker (1984)
encontraron que justo menos de la mitad de la variación en el inventario de rasgos
obsesivos latentes era atribuible a la herencia con las correlaciones de gemelos doblando
las correlaciones de mellizos. Este es uno de muchos estudios que entrega apoyo a lo que
muchos han sospechado: que un número de dimensiones clave de la personalidad son
determinados por factores hereditarios que influencian la expresión caracterológica tanto
en la esfera normal como en la patológica. Yo sospecho que al igual que con la introversión-
extroversión, una de las dimensiones básicas de la personalidad que tiene un fuerte
componente hereditario es la tendencia hacia el control ambiental y propio, como la que
exhibe este tipo de carácter. Al mismo tiempo, sin embargo, yo creo que estos factores de
personalidad sólo causan problemas cuando son influenciados por un medio ambiente
patogénico.
Una de las mejores formas de apreciar la etiología funcional en contraposición a la
genética es imaginarse como sería ser hijo de dos padres obsesivo compulsivos. Al imaginar
este escenario es más instructivo pensar en la familia obsesiva compulsiva en su forma más
pura. A menudo una etiología obsesiva compulsiva incluirá una de las características de
crianzas sádicas que resultan en el masoquismo, o crianza narcisista que resultan en
narcisismo. Aunque algo de este daño narcisista probablemente nunca es reducible a cero
en el tipo de escenario que estamos considerando ahora puede ser relativamente mínimo.
El resultado “puro” de la crianza obsesiva compulsiva sería un ajuste neurótico que
involucraría conflictos sobre temas tales como el amor, el sexo, la competencia y la

143
agresión. En otras palabras, esta etiología obsesiva compulsiva pura no conduciría al tipo
de déficit estructurales asociados con un desorden básico del self o una organización de
personalidad borderline. Ciertamente existen obsesivos compulsivos que pueden ser
categorizados así, pero desde el punto de vista categórico presentado aquí, estos individuos
también tendrían que haber sufrido ambientes más perjudiciales estructuralmente. Estas
distinciones teóricas son necesarias para diferenciar la etiología y personalidad obsesiva
compulsiva de otras, particularmente el narcisismo.
El escenario arquetípico descrito a continuación, entonces, es típico para la mitad
superior del continuo de funcionamiento estructural. Uso esto con propósitos de ilustración
para evitar la contaminación de este tema con otros. En la vida real, sin embargo, esta
contaminación es más la regla, aunque esta forma más pura de factores etiológicos
ciertamente ocurren.
Una pareja obsesivo compulsiva de alto funcionamiento se involucrará en la crianza
en la misma forma que lo hace con todo lo demás. Lo tomarán muy seriamente y tratarán,
con toda buena intención, de hacerlo perfectamente. Aún más que la mayoría de los padres,
ellos estarán particularmente preocupados por hacer algo mal, tendrán poca confianza en
su propia intuición y sentido común y se van a apoyar en gran parte en la autoridad, o en su
propia niñez para encontrar prescripciones sobre la crianza correcta. Ellos no sintonizarán
muy bien su crianza a las características peculiares o idiosincrásicas de su hijo. Este tipo de
crianza puede ser menos dañina narcisísticamente de lo que se pudiera esperar porque a
través del tiempo, el niño sentirá que sus padres lo aman verdaderamente y que están
claramente tratando de hacer lo que es mejor para él. Estos padres van a creer eso sobre
ellos mismos y van a presentárselo al niño.
Cualquier negatividad que exhiban va a provenir de su obstinación, la cual se
clarificará como necesaria “por el bien del niño”. La presentación de los padres de esta
postura al igual que la verdad sobre ella, hacen aún más difícil al niño revelarse contra la
autoridad de los padres o expresar cualquier rabia inevitable contra ella. Como resultado, él
es inclinado a asimilarla bastante suavemente en su propia auto estructura. Al igual que sus
padres, la negatividad y rebelión serán mostradas sólo en su obstinación y testarudez, la
cual, particularmente cuando es moralista, puede ser bastante pronunciada y ego sintónica.
Hay padres conscientes que se preocupan de sus niños y que típicamente los
proveen con lo que necesitan en una forma responsable y bien intencionada. Los primeros
dieciocho meses o incluso dos años de un niño pueden ser bastante normales en una familia
así y el niño progresará. A menos que la cultura prescriba prácticas inapropiadas, estos
padres serán adecuadamente indulgente con sus niños y no les impondrán exigencias fuera
de fase. Los padres pueden ser un poco duros con ellos mismos sobre hacer lo correcto,
pero su estructura relativamente sólida les permitirá manejar bien esta ansiedad y aislar al
niño de ella. A medida que los estándares de buena conducta se vuelvan cada vez más
necesarios en la interacción padres-hijo, estos adultos bien disciplinados serán
particularmente conscientes en instalar el código de ética, creencias y conductas
“correctas” en sus niños. Ellos bien pueden no esperar más de lo que sus hijos pueden
entregar y al hacer esto pueden ser incluso más efectivos en instalar disciplina y
autocontrol.
A medida que se vuelve más posible debido al desarrollo del niño, estos padres
comenzarán a imponerles el mismo estándar de rendimiento sin errores que se imponen
ellos mismos. Entonces evaluarán el rendimiento del niño con bastante precisión y
recompensarán y castigarán contingentemente. Ellos pueden, por ejemplo, darle una
mesada al niño, pero la mesada no va a ser excesivamente generosa, no habrá
gratificaciones o sorpresas adicionales, la mesada puede ser bastante contingente y estas
contingencias serán manejadas rígidamente. Empero, en todo esto, el padre trata de ser
justo y razonable todo el tiempo. Este padre de carácter rígido esencialmente “se guía por
el libro”. Y, por supuesto, los padres obsesivo compulsivos no son muy divertidos. No son
capaces de jugar, de apreciar la emoción espontánea de aprender, de participar, o aprender
de la habilidad del niño para involucrarse en algo para su propia ventaja, de involucrarse en

144
una actividad por los sentimientos que produce, de alcanzar las alturas del éxtasis o las
profundidades de la desesperación, de ser tonto, etc.
Un padre obsesivo compulsivo también tenderá a negar la hostilidad o cualquier
forma de negatividad, enmascarándola con necesidad moralista. El niño es así alentado una
vez más a desconfiar de sus percepciones y sentimientos mientras acepta la “línea de
partido” de sus padres.
Estos adultos son esencialmente demasiado adultos y su crianza, a menudo muy
efectiva, hace que sus niños sigan sus pasos demasiado rápido y demasiado completamente.
Aquello que es infantil, animal, apasionado, sensual, o autoindulgente es mantenido bajo
estricto control. Estas fuerzas son refrenadas y al niño se le enseña que esta es la manera
correcta de ser. En particular, en la medida que este tipo de tratamiento es apropiado para
la fase y que esté acompañado por actitudes y conductas que comuniquen cuidado por el
niño, el producto es un niño sobresalientemente bien disciplinado que, como sus padres,
siempre trata de hacer todo bien.
El tratamiento subrayado anteriormente genera la conocida rigidez del obsesivo
compulsivo. Para mantener las cosas bajo estricto control, él comienza a moverse menos y
con menos fluidamente. Similarmente, la estructura de valores y creencias de esta persona
se rigidiza en la persecución de la perfección y la evitación de cualquier error.
La patología resultante de la inducción recién mencionada dependerá, en gran
medida, del temperamento. Una disposición muy activa, de fuerte voluntad y apasionada en
el niño creará, por supuesto, mucho más conflicto que lo que haría una disposición más
pasiva. Es más difícil, sin embargo, sostener una rebelión continuada en una familia así. En
estos casos uno esperaría un nivel mucho más alto de hostilidad, resentimiento o rebelión
subterráneos el cual se expresaría a través de la obstinación y la conducta pasiva agresiva.
Con más sentimientos subterráneos de este tipo, uno también podría esperar más síntomas
como preocupación excesiva, síntomas psicosomáticos, pensamientos intrusivos de
naturaleza prohibida, etc.
La otra fuente de dificultad es que este tipo de crianza esta a menudo fuera de fase
en términos de desarrollo. Estos padres son conocidos por ser poco empáticos con sus niños
y como consecuencia, a menudo no entregan su socialización tan suavemente en el tiempo
como en el escenario precedente. Además, estos padres exhiben mucha más hostilidad y
control, junto con racionalizaciones para esta conducta y una presentación externa
amorosa. A medida que el control y la disciplina son impuestos menos apropiadamente y
con mayor hostilidad enmascarada, crean heridas narcisistas más serias, aumentando la
rabia, rebelión y conflicto del niño sobre estas intensas emociones no permitidas. Otra
forma de decirlo es que mientras más tenga que someter a su voluntad el niño una pasión
no permitida, más sintomático será: la personalidad obsesivo compulsiva es constreñida,
controlada e inhibida. Pero mientras más haya que constreñir, más difícil es funcionar con
la máquina bien aceitada que es el ideal de estructura. Con más cosas a constreñir, hay
más oportunidad para filtraciones o rompimientos en la presa que esta constriñéndolo todo.
Para comprender las estructuras de carácter presentada en este libro, pienso que es
más útil aprehenderlas desde un punto de vista subjetivo, el cual enfatiza la experiencia y
motivación del individuo, y de esta forma hacen sentido todas las manifestaciones
resultantes. En el caso presente, la subjetividad esencial es que el individuo está tratando
de complacer a estas figuras parentales muy demandantes con estándares extremadamente
altos y precisos, los cuales incluyen la exquisita autorregulación de toda expresión
espontánea. Esencialmente, el obsesivo compulsivo sólo está tratando de no meterse en
problemas y teme que si no se relaja va a estar en graves problemas. Todo lo que sigue se
deriva esencialmente de esto.

AFECTO, CONDUCTA, COGNICIÓN

145
CONDUCTA
Sigmund Freud identificó esta estructura de carácter en 1908, y su descripción
inicial todavía se mantiene bien frente a décadas de investigación y experiencia clínica. Él
enfatizó los rasgos de orden, parsimonia, y obstinación al describir al carácter “anal” o
“anal retentivo”. Aunque la etiología específica implicada por esta etiqueta no ha resistido
frente a la investigación, ha quedado el nombre y es usado en el lenguaje popular para
describir el tipo de personalidad que estamos considerando. De alguna manera, es una
buena etiqueta porque es ampliamente comprendida y porque lleva nuestra atención a
definir conductas distintas de las obsesivas y las compulsivas. La parsimonia, por ejemplo,
se refiere a la conocida característica de frugalidad, avaricia o mezquindad. Otra forma de
decirlo es que estos individuos son apretados. Se aprietan ellos mismos, y se apegan
fuertemente a sus posesiones. Típicamente, ellos son igualmente frugales con ellos mismos,
el desperdicio de cualquier cosa es visto como pecaminoso. Se llevan ellos mismos
apretadamente por la vida y son incluso apretados con sus expresiones de aprecio y afecto.
Estas personas son vistas como “traseros apretados”, derivándose, creo yo, de la metáfora
del esfínter anal retentivo.
La obstinación de Freud se refiere a persistencia y perseverancia, consciencia y
determinación, voluntad y resistencia. Todas estas cualidades pueden ser bastante
adaptativas, particularmente en sociedades burocráticas complejas. Sin embargo, esta
organización también hace referencia a rasgos menos atractivos, como testarudez, ser
desafiante, inflexibilidad y otras expresiones similares de negatividad, las cuales pueden ser
caracterizadas como aferrarse a la posición propia, la rabia, el resentimiento propio, etc. A
menudo aparece que ésta es la única manera aceptable para una persona así de tener o
expresar sentimientos de enojo. Esto se vuelve incluso más patente cuando la obstinación
es exhibida a través de una postura moralista rígida, que puede tener que ver con valores o
con códigos de conducta. Desde esta posición moralista, un apersona así puede ser bastante
controladora y crítica, y en el extremo, ejercer poder cruel sobre otros sin culpa.
Estas consideraciones conducen directamente a la relación del obsesivo compulsivo
con la autoridad. Casi todas las descripciones de este tipo de personalidad hacen referencia
al hecho de que estas personas son a menudo bastante sometidas a la autoridad por un
lado, y correspondientemente autoritarias con aquellos que se encuentran bajo su control o
aquellos percibidos como debajo de ellos en status. Su confiabilidad, consciencia,
obediencia de reglas, etc., pueden ser vistas como características de su sometimiento a la
autoridad. Su testarudez, obstinación y desafío pueden ser vistas como rebelión permisible
contra esta autoridad, particularmente donde es moralista. Su ejercicio de la autoridad
dominante, estricto, incluso sádico, puede ser visto como una identificación con la
autoridad, la cual provee una manera permitida de liberar la hostilidad resultante como
consecuencia de estar estrictamente dominado por la autoridad. Estas son las mismas
dinámicas asociadas con la personalidad autoritaria (Adorno, Frankel-Brunswick &
Stanford, 1950).
También relacionada con la obstinación está la notoria característica de rigidez
corporal, inflexibilidad y tiesura. Estas características son notadas incluso por aquellos
teóricos que no prestan típicamente atención a expresiones de carácter energéticas o
corporales. Algunos son más específicos y señalan una constricción o tiesura en las
articulaciones. De nuevo, es como si estas personas estuvieran conteniendo y reteniéndose,
particularmente en sus expresiones de sentimiento tanto positivo como negativo. En
conexión con esto, estos individuos son típicamente experimentados socialmente, como
formales, fríos, huraños o distantes.
El factor de orden de Freud es lo que contemporáneamente llamamos compulsivo.
En la presentación clásica, estos individuos añoran el orden, la precisión, la limpieza,
organización y corrección en cada detalle. A menudo, no tienen un buen sentido de
prioridad. Todo es de igual y usualmente grave importancia. Una coma mal colocada, una
pequeña mancha, un minuto de tardanza pueden arruinar la perfección buscada. En verdad,
estos individuos son conocidos por su tendencia a perderse lo que es más importante al

146
concentrarse en detalles menores. Es en la compulsividad donde el impulso de esta
personalidad es más obvio. Hay una especie de tensión siempre presente la cual es
típicamente experimentada como un poco inconfortable y puede resultar en que el individuo
pida ayuda si se vuelve lo bastante mala. Los que se encuentran en mayor incomodidad o
aquellos que son más sofisticados psicológicamente pueden comenzar a ver su necesidad de
orden y perfección como un poco tonta y la tensión subyacente como indeseable.
Otra característica que es a menudo notada en estas personalidades, aunque no tan
confiablemente encontrada en estudios de personalidad de análisis de factores, es la
indecisión, inconclusividad o “duda obsesiva”. De nuevo, estamos discutiendo un síndrome
de personalidad en el cual no todas las características están presentes siempre. En verdad,
la duda obsesiva y el dejar para después que la acompaña pueden ser la característica más
notoria o problemática en algunos casos, mientras que está relativamente ausente en otros.
Puede haber una relación recíproca en la que actividades requeridas para mantenerlo,
realmente no tienen el tiempo o energía psíquica para involucrarse en mucho debate
interno. La ansiedad, incertidumbre e inseguridad subyacentes pueden ser convocadas por
este tipo de actividad impulsada compulsivamente. En todo caso, aquellos que sufren de
estos síntomas de tipo más obsesivo vacilan o cambian de un lado a otro en su conducta y
actitudes. Tienen muchos problemas para comprometerse con uno u otro curso de acción.
Como el paciente de DOC, pueden repetir y chequear frecuentemente. La imperfección y la
no completación los molestan, y tienen dificultades con el saber donde parar, tendiendo a
arruinar un proyecto al sobre corregirlo continuamente.
Al presentar este factor a menudo me acuerdo de dos individuos de los que me
contaron. Uno era tan inseguro en su trabajo que tenía que revisar si quedaban bien sus
fotocopias. El otro recortaba continuamente su barba hasta que tenía que cortarla por
completo. Estos dos ejemplos tienen las cualidades extremas y de absurdo asociadas con el
DOC, y debido a que no me he encontrado con estos individuos yo no sé qué diagnóstico
representan ellos. Sin embargo, ellos si ejemplifican el polo extremo de este factor de
personalidad particular. En este factor hay rasgos esenciales de miedo al error y de
ansiedad frente a la imperfección.
De nuevo, yo creo que es útil ver estas características como motivadas
esencialmente por el intento del individuo de no meterse en problemas. Cuando se vuelve
obviamente neurótico, podemos ver claramente que estas personas están creándose
problemas ellos mismos al intentar evitarlos. Aquí, tenemos la esencia de la neurosis donde
el organismo está dividido contra sí mismo, creándose problemas para sí mismo con las
mismas maniobras que están intentando evitarlo.

COGNICIÓN
Antes de ir a las características cognitivas de la personalidad obsesiva compulsiva
me gustaría revisar brevemente un modelo de conducta animal propuesto en el estudio del
desorden obsesivo compulsivo. Este modelo provee una metáfora heurística útil tanto para
describir como para comprender ciertos aspectos de la personalidad obsesiva compulsiva.
Cierto número de estudiantes de la conducta animal han observado “conductas de
desplazamiento”, como arreglarse, picotear, cavar, girar la cabeza, o hacer nido que
ocurren en contextos aparentemente inapropiados (p.e. Lorenz, 1966; Tinbergen, 1953).
Estas conductas de desplazamiento son gatilladas invariablemente por el conflicto entre dos
tendencias de respuesta o drives opuestos. Los conflictos entre defender territorio y
escapar del peligro potencial son particularmente comunes (Tinbergen, 1953). Esta
conducta está caracterizada también por su “patrón de acción fijo”, refiriéndose a su
cualidad de “todo o nada” y su funcionamiento aparentemente autónomo una vez que ha
comenzado. Parece continuar hasta que el conflicto entre tendencias de respuestas o drives
sea o bien removido o reemplazado por una necesidad más urgente. Holland (1974) ha
propuesto esto como un modelo etiológico de DOC. Yo lo presento meramente como una

147
metáfora útil para comprender las defensas obsesivo compulsivas. Si esta metáfora no es
ya obvia, debiera serlo prontamente.
Horowitz (1986; Horowitz y col., 1984), Salzman (1980), Shapiro (1965), y Homer
(1990) son todos muy útiles para describir y conceptualizar el estilo cognitivo del obsesivo
compulsivo. Esencialmente, todos sus modelos enfatizan el cambiar la atención del
pensamiento y el sentimiento a través de un problema, de forma de evitar esos
pensamientos y sentimientos que son inaceptables. Uno de estos cambios de atención es
lejos del centro de un problema a su periferia donde se da atención agudamente enfocada a
detalles relativamente inconsecuentes. Una artista de mi conocimiento, por ejemplo,
maneja su ansiedad sobre una presentación por venir enfocándose en el arreglo meticuloso
de sus pestañas. Esta mujer brillantemente talentosa se comporta de una forma que
recuerda a los animales observados por Lorenz y Tinbergen.
Otra forma de cambio es hacia lo abstracto en búsqueda o en profesión de ciertos
principios abstractos, que proveen líneas guía para tratar con el problema en cuestión. Un
cliente, por ejemplo, atribuía su dificultad en comprometerse con su novia a su creencia de
que él debía emparejarse con alguien culturalmente diferente contribuyendo así al crisol
cultural. En esta preocupación sobre-intelectualizada, el individuo puede evitar emociones
que sean amenazantes, como la rabia, el miedo, el deseo sexual, la desilusión, el dolor de la
pérdida, etc.
Otro método de cambio de atención involucra la vacilación de la “duda obsesiva”.
Horowitz escribe, “Muy a menudo, un tema dado tiene polos opuestos de conflicto, y el
paciente cambia rápidamente de uno a otro y de vuelta de nuevo...por ejemplo, un
sentimiento de culpa amenazante sobre ser demasiado débil y vulnerable. Para la persona
que hace estos cambios, una propensión emocional reemplaza a la otra. Ya que la oscilación
ocurre rápidamente, no se experimenta ninguna emoción fuerte. El resultado puede ser
indecisión o confusión prolongadas. Para evitar esta experiencia, algunos pacientes
compulsivos toman decisiones impulsivas. Sin embargo, estas elecciones no están basadas
en la completación racional de una cadena de pensamiento. Correspondientemente, la
decisión misma puede entonces volverse el foco de operaciones de reemplazo adicionales
(Horowitz y col., 1984, Pas. 160-161). Estos cambios, hacia la periferia, hacia lo abstracto, y
hacia la oscilación rápida definen las defensas cognitivas del obsesivo compulsivo.
Cuando uno habla con una persona así y experimenta cómo es su mente, uno se
sorprende de como trata de mantener la vida “al alcance de sus manos”. Particularmente
aquellos elementos fuertes de la vida que, al menos temporalmente, pueden acometernos y
conducirnos a tomar una acción decisiva, cosas como el amor, la rabia, el odio, la necesidad,
el sexo, etc., están ausentes o severamente enmudecidos. Todo esto es mantenido bajo
control recurriendo a la abstracción, la parquedad y la vacilación. Como resultado, la vida
se caracteriza por una aridez intelectualizada y una falta de color. Es como si estas
personas estuvieran privadas de los brillantes colores primarios de la vida y la
experimentaran en varias tonalidades de gris. Cada vez que hay amenaza de un color
primario, se gatilla un cambio a la periferia, a lo abstracto, o al conflicto.
El obsesivo compulsivo tiene dificultades tomando decisiones porque la mayoría de
las decisiones de la vida, particularmente las importantes, requieren una reacción
kinestésica sentida sólidamente. Sin eso, no estamos jugando con el mazo completo. El
obsesivo compulsivo trata de arreglárselas si él, viviendo como debiera, casándose con
quien debiera, trabajando en lo que debiera, etc. Él no está nunca en contacto y por lo tanto
nunca seguro de que esté haciendo lo correcto. Cada vez que experimenta el estar en
contacto, él se acerca demasiado a algún sentimiento prohibido y rápidamente hace un
cambio para alejarse. La toma de decisiones óptima puede muy bien involucrar la suma de
todos los pros y los contras e imaginar que podría pasar con cada alternativa. Se hace
necesario también chequear con uno mismo qué se siente bien o qué es lo que uno
realmente quiere. Es ahí donde el estilo de procesamiento cognitivo del obsesivo falla. Al
tratar tan desesperadamente de hacer lo correcto y de no meterse en problemas oscurece
lo que es correcto para él y se crea problemas.

148
Lo que es alejado puede entrometerse. Un síntoma común de la personalidad
obsesiva compulsiva son los pensamientos intrusivos. “Quizás debería atropellar a ese
peatón, ahogar a mi hijo de dos años, violar a esa mujer”. Estos pensamientos en un
ciudadano con otros aspectos extraordinariamente bien disciplinado, que está tratando por
sobre todas las cosas de ser correcto, pueden ser bastante alarmantes. Es interesante que
estos pensamientos sean sólo eso, pensamientos, en oposición a los impulsos con un fuerte
componente emocional. Tiene más bien una cualidad de “que tal si...” pero aún así pueden
sacudir profundamente a la persona obsesiva compulsiva. En una forma muy general ellos
señalan cuales pensamientos y emociones inaceptables han sido alejadas y pueden ser
vistas realmente como intentos del inconsciente para prestar atención a aquella parte del
mazo con la que no se está jugando.
En la personalidad obsesiva compulsiva pura, estos pensamientos no representan
ningún peligro real para la comunidad. Cuando el obsesivo compulsivo está en proceso de
liberarse a sí mismo de este apretado corset, puede “perderse” según sus estándares, tener
una rabieta explosiva, o decir algo inapropiadamente. Pero estos son errores relativamente
menores y su miedo de volverse loco y perder completamente el control de sí mismo no
tienen fundamento. En su forma más pura, la personalidad obsesiva compulsiva posee una
estructura subyacente relativamente fuerte, la cual no tiende a descompensarse.
En este contexto es bueno recordar nuevamente que las conductas y actitudes
obsesivo compulsivas pueden ser halladas en otros caracteres menos estructurados. Un
quiebre súbito de estructuras sociales y de creencia, que le dan sostén a estos individuos,
puede resultar en una desintegración que puede conducir a serias amenazas para sí mismo
y otros. La personalidad obsesiva compulsiva pura discutida aquí, sin embargo, es en
realidad su peor enemigo, y si bien puede que esta persona nueva viva realmente, no es un
asesino o un violador, es un neurótico.
Para balancear esta discusión sobre la patología potencial del obsesivo compulsivo
es adecuado también señalar sus fortalezas. Estas pueden ser considerables,
particularmente en el estilo de carácter al final del continuo y en áreas libres de conflicto.
Esta personalidad es particularmente buena en el pensamiento racional, detallado y
disciplinado y puede sobresalir en áreas como la contabilidad, las leyes, la tecnología, la
investigación, y ciertas áreas de la medicina donde todas estas cualidades son necesarias
para un rendimiento óptimo. En verdad, es necesario cierto grado de obsesión compulsiva
para funcionar óptimamente en la compleja era moderna. Pero incluso en el individuo más o
menos bien ajustado hay un sacrificio de un vivir espontáneo, sentido profundamente,
conectado, frente a las demandas del orden, la eficiencia y la precisión. Todos estos son los
atributos de una máquina de buen funcionamiento, pero no son suficientes para un ser
humano de buen funcionamiento.

AFECTO

La característica más notable del obsesivo compulsivo en el área de los sentimientos


es su ausencia. Lo ideal para este tipo de carácter es la proporcionalidad, la razonabilidad,
y la corrección. Como se señaló en la última sección, estos individuos logran esto en parte
por quedarse en la periferia, en las abstracciones, o en el conflicto continuo de forma que
los sentimientos más profundos, amenazantes, no emerjan. Allí donde existe una
predisposición temperamental a esta forma de funcionamiento, y donde la crianza sido
mínimamente frustrante, esta aparente falta de emocionalidad puede no ser problemática.
Sin embargo, en casos donde este estilo de carácter esté acompañado por alguna
disfuncionalidad, hay emociones subyacentes predecibles, las cuales son más o menos
encubiertas por estos mecanismos de defensa más sofisticados.

149
Al igual que con el carácter masoquista, la emoción que es usualmente más evidente
a aquellos que lo rodean es la rabia. La obstinación, testarudez, persistencia, y rigidez
típicas en esta estructura de carácter expresan rabia, aunque indirectamente.
Fischer y Juni (1982) completaron un ilustrativo estudio de estos fenómenos.
Tomaron 65 estudiantes universitarios y los dividieron en “analidad” alta o baja sobre la
base de un cuestionario. En general, se confirmaron sus predicciones de que el grupo
altamente anal iba a mostrar más resistencia al cumplimiento y la apertura. Este grupo fue
significativamente menos revelador de información personal (p. < .0001), y respondieron
menos bien a la condición experimental que requería alta apertura (pp. < .001). Las
predicciones en el sentido de que estos sujetos más anal-retentivos iban a fallar más
frecuentemente en llegar a sus compromisos y que iban a tomar más tiempo en aceptar o
participar no fueron confirmadas. Estos resultados, y otros como ellos disponibles en la
literatura, son sorprendentes en el sentido de que una muestra tan pequeña pueda entregar
resultados tan profundos usando sujetos normales no seleccionados y prediciendo desde
cuestionarios la conducta.
Lo que subyace a estos tipos de conductas rígidas, pasivas agresivas, y sobre-
elaboradas es un resentimiento mucha más profundo por la supresión del sí mismo, la cual
fue necesaria para volverse tan razonable, racional, y tan precisamente correcto. El tipo de
fuerza de voluntad excesivo exhibido por este tipo de carácter no es natural, pero el
resentimiento que engendra si lo es. Es en su “analidad” en lo que el carácter obsesivo
compulsivo se parece al masoquista. Este grupo de características porfiadas, pasivo
agresivas, opera en gran parte con la misma dinámica. La diferencia existe más bien en el
grado de abuso o sadismo en la supresión que resulta en resentimiento. En el masoquista,
hay un abuso más intrusivo, el cual resulta en la derrota y en contraataques a través de la
auto-derrota. En el obsesivo compulsivo, la autodisciplina es adquirida más gradualmente y
más gentilmente con la creencia plausible y compartida por padre e hijo de que este
entrenamiento es para el propio bien del niño. Por la misma razón, sin embargo, la rabia,
rebelión y resentimiento del obsesivo compulsivo puede ser aún más difícil de elicitar de lo
que es con el masoquista. A menudo, el obsesivo compulsivo de buen funcionamiento no
está tan derrotado como restringido en la expresión personal y de sí mismo. El trabajar en
una liberación más general y a menudo física puede conducir productivamente a una
expresión directa del resentimiento subyacente.
Es frecuente que este tipo de persona pueda ser liberada más fácilmente a través de
verse a sí misma y a su padre restrictor como esencialmente “en el mismo bote”. Cuando
esto es cierto, el individuo puede romper esas cadenas mientras retiene un apego
compasivo al objeto amado y puede ver el desahogo como simbólicamente liberador para
los padres. Sin embargo, a medida que esto se logra, debe haber una responsabilidad más
personal de las tendencias agresivas y una mayor expresión directa de ellas. La gestalt
activa o el trabajo corporal son a menudo muy útiles para estos propósitos. El hacer que
esta persona persevere en el tema de la rabia con ese padre amado pero restrictor a pesar
de sus intentos de cambiar la atención fuera de esto es un ejemplo del trabajo necesario
con esta estructura de carácter.
El otro lado de la rabia y el resentimiento es el amor que es retenido, contenido, o
congelado. Particularmente en estos casos de funcionamiento más alto, fue el amor lo que
le hizo posible al padre restringir tan efectivamente al niño. El amor medió la
internalización de la restricción. A través del amor, se robó la autonomía. El obsesivo
compulsivo es a menudo reticente a amar profundamente debido al miedo inconsciente de
que esto pase de nuevo. Entonces más de su sí mismo real autónomo será robado en
beneficio de complacer al amado. Esta es la obligación típica del obsesivo compulsivo.
Conductualmente, los padres obsesivo compulsivos desalientan la expresiones
efusivas de amor y están más cómodos con expresiones sublimadas, que comunican cuidado
a una distancia más segura. Tienden a sentirse avergonzados por demasiado afecto, ya sea
verbal o físico. Así, hay razones para mantener una distancia bien delimitada de los seres
amados al igual que un modelaje y refuerzo de esa tendencia.

150
A medida que este tipo de carácter se suaviza en terapia o en la vida a menudo se
revela una reserva de sentimiento, el que se siente muy amenazante y dulce a la vez. De
nuevo, estos individuos tenderán a reaccionar casi reflejamente en evitación de estos
sentimientos o demostraciones. Muy frecuentemente ellos, si se quedan en el sentimiento,
reportarán el miedo de obligaciones concurrentes. El debe aprender que el amor es un don
ya sea dado o recibido, y no implica nada más que eso. Cuando el obsesivo compulsivo
comprende esto, el ya no necesita ser tan obstinado y restrictivo. Él se posee a sí mismo y a
su amor y ninguno le puede ser arrebatado.
El individuo obsesivo compulsivo vive bajo un constante estado de esfuerzo. Como en
el narcisista, la perfección es un tema más bien constante, pero ahí donde el narcisista
exhibicionista dice “yo soy perfecto”, el obsesivo compulsivo dice “yo debería ser perfecto”.
Hay una ansiedad más evidente en el perfeccionismo del obsesivo compulsivo. El está más
asustado de meterse en problemas y más consciente de la vergüenza que arriesga por la
auto-activación. El obsesivo compulsivo no es seguro de sí mismo, y como se notó antes, es
muy inclinado a la vulnerabilidad de la indecisión. El sentimiento que acompaña a esta
indecisión es una tensión incómoda. El está atrapado en la sensación de que está
fundamentalmente fuera de contacto con sus propios sentimientos, intuición y preferencias
y al mismo tiempo extraordinariamente obligado a hacer precisamente lo correcto. Este
estado lleno de tensión existe más o menos continuamente y afecta a todas las decisiones,
de las minúsculas a las mayores. El afecto primario subyacente aquí es el miedo, miedo de
hacer algo mal. Y ¿como puede uno hacer lo correcto cuando está tan fuera de contacto con
uno mismo que nunca puede realmente saber lo que es correcto? Todo lo que uno puede
saber es lo que la iglesia, o la ley, o la propia familia dicen que está bien. Pero por supuesto,
ellos siempre pueden equivocarse... Si el obsesivo compulsivo alguna vez llega al punto
donde pueda admitir la posibilidad anterior él va a estar incluso más ansioso. Por que es
aquí donde el cae de cabeza en el vacío de su condición fundamentalmente insustancial.
Pero, si esta estructura es suficientemente sólida, el obsesivo compulsivo puede,
especialmente con apoyo, tolerar esta ansiedad y comenzar a encontrar su sustancia. En
este estado, la ansiedad y el vacío son reales. La crisis es similar a la crisis religiosa en un
verdadero creyente. Sacude las propias bases. Empero esta duda y el sentimiento que la
acompaña, pueden ser la primera experiencia auténticamente sentida en largo tiempo.
Antes de esta crisis, el siempre estará haciéndose la pregunta incorrecta “¿Qué debiera yo
hacer?” Esta pregunta está en la periferia de la pregunta esencial “¿Quién soy yo?” Al
circular de ida y vuelta entre una alternativa y otra él se mantiene distraído para no
experimentar la pregunta más profunda y el pánico que puede engendrar. Cuando el
obsesivo compulsivo finalmente comienza a preguntarse lo correcto, a menudo teme que va
a perder el control, volverse loco, volverse violento o depravado. Como he indicado
anteriormente, este resultado es altamente improbable en todos los casos a excepción de
los más dañados que están tratando con muchos otros problemas. Con todo, este miedo de
pérdida de control es común en esta personalidad. En este miedo está expresada la
conciencia subliminal del obsesivo compulsivo de cuanto ha estado realmente manteniendo
bajo control y su baja familiaridad esencial con lo que ha estado suprimiendo.
Las terapias expresivas o de descubrimiento a menudo son la más aplicable a estos
individuos desde los niveles medio a alto del continuo de funcionamiento estructural. Estas
terapias exponen al individuo a sus crisis postergadas pero necesarias, que lo conducirán
de vuelta a sí mismo. Esta estructura de carácter, desde la mitad al límite superior, puede
ciertamente amar, pero es terriblemente reticente a suavizarse para amar. Lo pone en
contacto con su verdadera naturaleza humana donde los errores son inevitables. El odio es
hacia esas mismas figuras que son amadas, aquellos que han amarrado y restringido y
causado que el individuo se desprendiera de su propia humanidad.
Aunque el obsesivo compulsivo de alto funcionamiento puede ser un gran compañero
de negocios, es típicamente un pobre compañero de vacaciones, sexual o amante. Son
necesarios genuino interés y alegría para estas actividades y, en el obsesivo compulsivo
ellas han sido suprimidas efectivamente. Al ser parte de la naturaleza humana, sin

151
embargo, ellas están presentes en todos nosotros. Alcanzarlas y liberarlas será el objetivo
último del trabajo terapéutico con este tipo de estructura de personalidad.

152
153

Вам также может понравиться