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1. Prohibir el plástico afectaría a 100.

000 trabajadores: Mitchell

Para el representante por Bogotá, Juan Carlos Losada, quien es uno de los autores de la iniciativa,
esta industria no genera ni el 0.1% del empleo en el país, motivo por el que la afectación no sería
mayor.

En la actualidad se entregan casi 10 millones de bolsas plásticas por minuto en el mundo, según
el representante Juan Carlos LosadaFoto: Getty Images - Cate Gillon

Más de 100.000 trabajadores directos de la industria de plásticos en el país se podrían ver


afectados si se llega a aprobar el proyecto de ley que hace trámite en el Congreso de la
República y que busca prohibir el plástico de un solo uso en el territorio nacional.

El presidente de Acoplásticos, Daniel Mitchell aseguró que "significaría la desaparición de la


industria fabricante de empaques y envases plásticos, la cual representa por lo menos la mitad de
la industria plástica colombiana".

Señaló que la aprobación de esta medida tendría un impacto "mucho más transversal" en
actividades económicas en los sectores de alimentos, bebidas, agropecuarios, comercio y otros,
debido a que se daría una afectación potencial sobre el 25% de la economía en el país.

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El jefe del gremio afirmó que se ha reunido con los autores de la iniciativa, los representantes Juan
Carlos Losada y Harry González del Partido Liberal, con quienes han revisado "punto por punto y
prohibición por prohibición" y a quienes les ha planteado su "preocupación" por el impacto negativo
que traería la aprobación de la propuesta a nivel económico, ambiental y social. Por ello, aseguró
que "se necesita una discusión amplia de todos los factores adecuados, sin desconocer que hay un
reto grande".

Mitchell manifestó además que el Gobierno ya estableció la ruta para este tipo de productos a
través de la resolución 1407 de 2018 que fue expedida por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo
Sostenible, sobre la que están trabajando para darle el respectivo cumplimiento.

"Lo que dice esa norma es que los productores o las marcas en el mercado tengan una
responsabilidad de cumplir unas metas de reciclaje que van a 30% de reciclaje o de
aprovechamiento en 2030. Ya existe un lineamiento del Gobierno con unas metas ambiciosas
de reciclaje para todos estos empaques y envases de plástico", dijo.

Enfatizó en que para el gremio dicha norma es fundamental, "precisamente para avanzar hacia
esas mayores tasas de reciclaje de economía circular, porque todo el plástico es reciclable".

A su vez, sostuvo que aunque en este tema el reto es grande, "la solución no la vemos en
prohibiciones de tal magnitud, en ninguna parte del mundo se han dado".

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Por su parte, uno de los promotores de la iniciativa, el representante por Bogotá, Juan Carlos
Losada del Partido Liberal, aseguró que así como al sector de los plásticos les preocupa las
consecuencias que esta iniciativa pueda llegar a tener, "a los ciudadanos les preocupa
terriblemente que las cosas sigan como están hoy, porque la afectación que la industria del plástico
está teniendo en el medio ambiente es de proporciones realmente catastróficas".
El legislador indicó que en la actualidad se entregan casi 10 millones de bolsas plásticas y un
millón de botellas del mismo material por minuto en el mundo, cifras que a su parecer son
"aterradoras", motivo por el que "estamos enfocados en tomar una decisión que por supuesto
tendrá una afectación para una industria, eso es inevitable, pero que tendrá que ir tomada en favor
de un bien mayor que es tener un ambiente sano".

En cuanto a las afectaciones de empleos en el sector de la industria del plástico que señaló
Mitchell, el congresista sostuvo que "tampoco son como las pinta Acoplásticos, porque esta
industria es una de las que menos empleos genera en Colombia porque es una de las más
tecnificadas que hay. Realmente no llegan al 0,1% del empleo del país".

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Cabe recordar que el proyecto de ley fue aprobado en primer debate el pasado 26 de marzo en la
Comisión Quinta de la Cámara de Representantes y tendrá su segunda discusión en Plenaria de la
Cámara baja.

2. En ocho países del Caribe inicia la prohibición al uso de plástico y poliestireno

Jamaica, Belice, Bahamas, Barbados, Costa Rica, Dominica, Granada y Trinidad y Tobago son las
naciones que implementarán la medida con la que se busca reducir la contaminación de los mares
y el volumen de desechos que se generan.

La prohibición del plástico de un solo uso busca evitar la degradación ambiental de los países
caribeños. Foto: archivo/Semana.

*Agencia Anadolu

A partir de este martes 1 de enero, ocho países caribeños prohiben la importación y uso de
plásticos de un solo uso y poliestireno. Se trata de Jamaica, Belice, Bahamas, Barbados, Costa
Rica, Dominica, Granada y Trinidad y Tobago.

Según informes del Gobierno jamaiquino, citados por la agencia cubana Prensa Latina, en esta isla
los plásticos y envases de espuma de poliestireno "forman siete de los diez principales
elementos desechados en las costas" y representan más del 50 por ciento del peso total de
la basura.

Puede leer: Colombia quiere seguir los pasos de Europa y prohibir los plásticos de un solo
uso

"El 1 de enero de 2019 representa una fecha importante en la lucha de Jamaica contra la
degradación ambiental y contra el flagelo de la contaminación plástica que afecta no solo a
Jamaica, sino también al mundo", dijo el ministro jamaiquino de Crecimiento Económico y Creación
de Empleos, Daryl Vaz, en la víspera.

Según datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el mundo consume cinco billones
de bolsas plásticas al año, principalmente hechas de polietileno, un polímero simple y económico
derivado del petróleo y que demora 400 años en degradarse.

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Además, la espuma de poliestireno (otro derivado del petróleo utilizado principalmente en envases
térmicos de comida), tarda 500 años en deshacerse en condiciones óptimas. Sin embargo,
añade la ONU, la mayoría de los artículos nunca llega a descomponerse.

El organismo mundial prevé que de seguir el patrón actual de producción y uso,para 2030 el
mundo llegará a producir 619 millones de toneladas de plástico anuales.

En la región, Haití fue el pionero en prohibir el uso de estos elementos en 2012. Otros países que
lo han hecho son Antigua y Barbuda en 2016 y Aruba, Colombia, Guyana, Puerto Rico, San
Vicente y las Granadinas, y las Islas Turcas y Caicos, en 2018.

3. ¿Es posible concebir un futuro sin plástico? Algunos auguran que el futuro agotamiento
de los combustibles fósiles obligará a ello, por lo que será necesario desarrollar
materiales sustitutivos. Pero incluso en este caso, el fin del plástico no supondría su
desaparición de la Tierra, debido a la lentísima degradación de estos polímeros, por lo
que sería necesario también abordar medidas de descontaminación. Este es el
panorama de los esfuerzos hacia el objetivo de lograr un planeta sin plástico.

VIVIR SIN PLÁSTICO

Algunas campañas mediáticas y blogs, como MyPlasticFreeLife.com, ofrecen pistas y consejos


para reducir al máximo el consumo de estos materiales y llevar un seguimiento de la huella
personal de plástico. Los intentos de vivir sin plástico se basan mayoritariamente en elegir
opciones de compra que se ciñen al uso de materiales tradicionales, como el cristal, el papel, el
metal, la cerámica o la piedra.

Pero no es sencillo; las resinas sintéticas están presentes, de un modo u otro, en la mayor parte de
lo que compramos, consumimos y descartamos. La razón es que el petróleo permite obtener
polímeros con una enorme versatilidad y propiedades muy diversas, y hacer el viaje inverso hacia
los materiales de origen natural no parece una solución universal. Además, la vida sin plástico es
más cara. Vigilar y reducir el uso de plásticos es la misión de organizaciones como Plastic
Disclosure Project y Plastic Pollution Coalition. Esta última basa sus objetivos en su lema de las
cuatro “R”: rehusar, reducir, reutilizar y reciclar.

¿PROHIBIR EL PLÁSTICO?

Más allá de las iniciativas personales o no gubernamentales, las autoridades de algunos países
han decidido tomar medidas legales para recortar el consumo de plásticos. En 1990, la isla de
Nantucket se convirtió en el primer lugar de EE.UU. en prohibir las bolsas de un solo uso. Otras
ciudades y condados se adhirieron después al veto, y el pasado agosto California fue el primer
estado en aprobar una legislación similar. En China, la decisión de que los comercios cobraran a
los consumidores por las bolsas desechables, introducida en 2008, consiguió reducir la cantidad de
este tipo de plástico en un 50%. Algunos países en desarrollo han ilegalizado las bolsas de
plástico, aunque la ejecución de estas medidas a veces resulta problemática.

La Unión Europea aún no ha implantado una prohibición general, pero ha acordado imponer a los
estados miembros la obligación de reducir en un 80% el uso de las bolsas más ligeras en el
próximo decenio –pasar de las más de 170 bolsas que utiliza cada europeo al año a solo 40 en
2025– o bien gravar su uso desde 2018. Algunos países ya se han adelantado: Italia fue pionera
en eliminar las bolsas no biodegradables en 2011, mientras que Francia aprobó el pasado año una
ley que prohibirá las bolsas de un solo uso en 2016.

PLÁSTICOS BIODEGRADABLES Y BIOPLÁSTICOS


El primer paso en el intento de reducir la huella de plástico del ser humano es producir polímeros
biodegradables mediante el uso de aditivos. Sin embargo, esto no logra resolver el problema de su
origen petroquímico, lo que sigue implicando el uso de una fuente no renovable. Por tanto, el
siguiente paso es obtener materiales sustitutivos que no dependan del petróleo.

Cubiertos hechos de un material biodegradable, de almidón y poliéster / Crédito: Scott Bauer

Se están logrando avances notables en la fabricación de bioplásticos a base de materiales como el


almidón o la celulosa. Un ejemplo es el ácido poliláctico, un bioplástico parecido al poliestireno
producido a partir del mismo compuesto que provoca las caries dentales. Pero es preciso señalar
que no todos los bioplásticos son biodegradables. El polietileno, el plástico de las bolsas, tiene una
versión biológica obtenida a partir de cultivos fermentados, pero al igual que el derivado del
petróleo, no es biodegradable.

Entre los investigadores que experimentan con nuevos plásticos de base biológica y fácil
degradación se encuentra un equipo del Instituto Italiano de Tecnología en Génova, dirigido por
Ilker Bayer y Athanassia Athanassiou. Estos científicos trabajan en la producción de plásticos a
partir de residuos vegetales comestibles, como el perejil, los tallos de espinacas y las cáscaras de
arroz o cacao. La ventaja del método es que permite obtener una amplia gama de bioplásticos de
celulosa, desde los más rígidos hasta los blandos y extensibles. “La comparación de sus
propiedades mecánicas con las de varios polímeros sintéticos basados en el petróleo indica que
estos bioplásticos tienen propiedades mecánicas equivalentes a las de los no degradables”,
escribían los científicos en un estudio publicado el pasado año.

MICROBIOS QUE COMEN PLÁSTICO

Incluso en una situación ideal, con los plásticos petroquímicos limitados a los usos en los que no
existe otra opción y siempre en aplicaciones duraderas; con todos los usos desechables cubiertos
por bioplásticos biodegradables; y con un reciclaje extensivo… Aun así quedarían millones de
toneladas de basura plástica que eliminar. ¿Qué hacer con ellas? Casi todos los ojos están
puestos en la biotecnología, el uso de microorganismos capaces de degradar plásticos. Existen
bacterias, como los microbios del suelo del género Pseudomonas, e incluso hongos como los que
crecen en la madera, que pueden digerir plásticos de forma natural. El inconveniente es que la
biodegradación de plásticos por este medio suele requerir condiciones especiales, como
temperaturas altas o luz ultravioleta.

Recientemente, un equipo de investigadores de la Universidad Beihang de Pekín (China) ha


encontrado una vía que evita la necesidad de aplicar condiciones de laboratorio. Los científicos
observaron que la oruga de un tipo particular de polilla suele alimentarse de envases de comida. Al
examinar su tubo digestivo, hallaron allí dos clases de bacterias que degradan el polietileno sin
necesidad de otros tratamientos. Según los investigadores, se trata de “pruebas prometedoras
para la degradación del polietileno en el medio ambiente”.

RECICLAR HACIA ATRÁS

En los países desarrollados, los esfuerzos se centran en aumentar las tasas de reciclaje de los
plásticos. Sin embargo, los expertos advierten que el reciclaje no es una panacea: al contrario de lo
que sucede con los envases de vidrio, los de plástico no se emplean para fabricar otros similares,
sino objetos muy diferentes que pueden acabar en los vertederos.

Una alternativa interesante llega desde India. Dado que el plástico se produce a partir del petróleo,
¿por qué no convertirlo de vuelta en un combustible líquido? El método diseñado por el químico
Achyut Kumar Panda, de la Universidad Centurión de Tecnología y Gestión en Odisha, y el
ingeniero químico Raghubansh Kumar Singh, del Instituto Nacional de Tecnología en Orissa, utiliza
un calentamiento a 450 grados centrígrados en presencia de un catalizador para convertir el
polietileno de las bolsas en un combustible líquido similar a la gasolina, el queroseno y el
carburante diésel. Por cada kilo de plástico se producen 700 gramos de combustible. En su
estudio, los investigadores subrayan que el procedimiento ayudaría a “reducir el problema de los
residuos”, lo que sería especialmente interesante en los países en desarrollo.

Plástico "cultivado" a partir de hongosEl material creado a partir de hongos puede ser
moldeado de diferentes formas.

Desde un rincón del Estado de Nueva York, en Estados Unidos, Eben Bayer produce un material a
partir de la mezcla de hongos con residuos de agricultura que bien podría reemplazar el
poliestireno (también conocido como poliespán, telgopor o icopor en España y algunas partes de
América Latina), un material muy común que se usa para embalajes.

"La primera inspiración llegó cuando estaba en la universidad. Vi que la estructura de raíz del
hongo, el micelio, podía ser un súper pegamento", cuenta Bayer a la BBC.

Pero aquella creación no se quedó allí, y pudo dar el paso a la fabricación industrial gracias a su
primer cliente, una compañía de muebles de oficina para la que aún fabrica las cajas y envoltorios
que protegen sus envíos en Estados Unidos.

La idea es sencilla: cultivar hongos, alimentándolos con los desechos de la agricultura, y


moldearlos para formar todo tipo de embalajes.
Nos gusta decir que aquí no estamos fabricando sino cultivando, es más como una granja
de hongos cubierta.Sam Harringdon, Ecovative

"Podemos hacer cualquier forma, desde pesados muebles hasta sensibles piezas electrónicas",
dice Sam Harrington, parte del equipo de Ecovative, la firma creada por Bayer.

Según Harrington y Bayer, pueden conseguir las mismas propiedades y el mismo nivel de
protección que diferentes materiales plásticos, como el poliestireno expandido, polipropileno o
poliuretano.

En su planta de Green Island, cerca de Albany, un gran espacio se dedica al cultivo del hongo.

"Nos gusta decir que aquí no estamos fabricando sino cultivando, es más como una granja de
hongos cubierta", explica Harrington a la BBC.

En otra parte está la materia prima compuesta por los desechos biológicos de agricultura, que se
obtiene en colaboración con los agricultores locales.

Todo vale: los residuos de cáñamo o maíz, por ejemplo. Lo importante es que tenga lignina,
celulosa y alimento para los hongos.

"Intentamos crear el ambiente ideal para que crezcan los microorganismos", añade Harrington.
Image captionUna vez usados, los embalajes biodegradables pueden servir de abono.

Y eso supone la temperatura, humedad y cantidad de oxígeno adecuadas para que hongo crezca
al igual que lo hace en el suelo de un bosque. Este proceso, dicen sus creadores, imita lo que
sucede en la naturaleza, algo fundamental para el sistema de reciclaje de los bosques.
Pero en este caso crece en la forma que se requiera, por eso, dice Harrigton, lo que hacen en su
sede es "cultivo en 3D".

El paso final es el secado, que impide que el hongo siga creciendo, y lo que queda es un producto
limpio y crujiente listo para embalar desde botellas a monitores de computadores.

Una vez usado, puede reciclarse como abono, o incluso convertirse en macetas de jardín.

Bayer está convencido que su empredimiento tiene muchas posibilidades de crecer


comercialmente.
"Realmente creemos que tenemos un producto que puede competir con el foamplástico", dice a la
BBC.

Y dado que el poliestireno ocupa el 30% de los vertederos en Estados Unidos, un reemplazante
biodegradable tendría un enorme impacto ambiental.

Vasos desechables de seda y camarones


Image captionRéplica de ala de insecto hecha de Shrilk.

Javier Fernández, científico de materiales de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, ha


creado un material que parece plástico traslúcido normal.
"Lo llamamos shrilk (por shrimp y silk, que en inglés significa camarón y seda). Es un material
biomimético inspirado en la cutícula, la piel de los insectos".
Image captionEl material shrilk puede usarse para crear objetos desechables.

"Básicamente, tomamos el diseño y los componentes de la concha de camarón, tomamos


proteínas de la seda, y los combinamos en un diseño similar al de los insectos", le cuenta
Fernández a la BBC.

"Tomamos las proteínas que necesitamos de la seda y el polisacáridos de la parte dura del
camarón".

Fernández y su equipo trabajan en el laboratorio con la idea de que este material sirva para crear
objetos desechables.

"Estamos tratando de llenar un hueco que existe en la industria del plástico. Aquellas cosas que no
necesitamos que duren para siempre. Ese es uno de los principales problemas del plástico, que se
usa para cosas se supone deben durar a lo mejor un año, quizás unas horas porque son
descartables, pero estás usando un material que va a perdurar miles de años en la Tierra", dice el
investigador.
Image captionEl de la derecha es un vaso hecho de "shrilk", el otro es uno de plástico normal.

"Estamos tratando de crear ese tipo de cosas que van a ser usadas durante un corto período de
tiempo con un material que va a durar poco tiempo en el planeta".

Y un ejemplo de eso son los vasos de plásticos y otros utensilios descartables.


En su trabajo, Fernández comprobó que el shrilk es más resistente que el plástico normal y puede
adoptar cualquier forma.

Además, si fuera arrojado en el campo, como ocurre muchas veces con el plástico, "desaparecerá
rápidamente" e incluso servirá como fertilizante, porque para producirlo se usa mucho nitrógeno.
El desarrollo de este material se encuentra en las últimas fases de experimentación en laboratorio,
tal como explica el científico.

Lo que falta ahora, dice Fernández, es que la industria tome estos resultados y trate de aplicarlos a
mayor escala.

Patatas para producir plástico

En su laboratorio de la Universidad de Leeds, en Reino Unido, Jurgen Denecke trabaja para


producir una base química para el plástico a partir de algo tan simple como las patatas.
Cuando yo veo una patata veo varios productos. Veo una patata, veo puré de patatas, pero
también veo etanol, plásticos y resinas compuestas.Jurgen Denecke, investigador de la
Universidad de Leeds

"Cuando yo veo una patata veo varios productos. Veo una patata, veo puré de patatas, pero
también veo etanol, plásticos y resinas compuestas".

"Fermentamos almidón para lograr alcohol y lo que obtenemos al mismo tiempo es más proteína.
Así que transformamos almidón en productos más valiosos", explica el científico a la BBC.

Con dos kilos de papas se puede obtener una botella de etanol y además, un material parecido a
copos de nieve al que llaman pulpa de la pared celular o membrana.

Básicamente es una resina compuesta o composite que cuando se comprime a partir de calor y
presión parece plástico.
Image captionLas patatatas pueden producir etanol y resinas compuestas.

"Es bastante ligero, podría ser una mesada de cocina o un tablero, porque se ve con mucho estilo",
dice Denecke.

"Si además se mezcla con fibras más largas, podría hacer láminas para kayacs o tablas de
windsurf. Estas fibras naturales vegetales pueden utilizarse para eso tan bien como la fibra de
vidrio" añade.

Denecke ha colaborado con diseñadores para crear diferentes objetos como anteojos y otros
accesorios a partir de esta resina, aunque aún se trata de proyectos experimentales.

Sin embargo, el potencial de la patata no se agota en la resina.

Tal como explica el investigador a la BBC, también es posible convertir etanol en plástico.

"Es posible deshidratar etanol en etileno, que sirve como materia de base para hacer todo tipo de
plásticos, como polietileno, por ejemplo, o policloruro de vinilo (PVC)".

"Si puedes hacerlos con el etanol que viene de las papas, entonces tienes una forma de plástico
renovable", sostiene Denecke.

Todos los proyectos mencionados sirven para crear productos útiles, que se pueden convertir en
abono, y que están hechos con ingredientes baratos y sin combustibles fósiles a la vista.
Sin embargo, la mayoría de estas ideas todavía son pequeños emprendimientos comerciales o aún
no han salido del laboratorio. Y la escala del negocio del plástico representa todo un desafío.

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