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Parte General” de Carlos Julio Lascano (h), que fue elaborado siguiendo el programa de la
Universidad de Mendoza (y no el de la UNCuyo). Si bien para armar esta carpeta se
estructuraron los contenidos de dicho resumen de acuerdo al programa de Derecho Penal I
Turno Mañana de la UNCuyo (es decir, en esta carpeta, las unidades son las que figuran en el
programa de la UNCuyo), probablemente algunos temas del programa no estén en ella,
debido a que el resumen de base fue elaborado en base al programa de la materia de la
Universidad de Mendoza.
1- Derecho Penal y Control Social: Concepto y formas.
El derecho penal es la rama del ordenamiento jurídico que regula la potestad estatal
de castigar, determinando lo que es punible, y sus consecuencias.
Abarca las normas colectivas, las sanciones sociales y los procesos de control que
presionan sobre el comportamiento humano individual en sus aspectos exteriores,
para lograr la adecuación a ciertas reglas de conducta que protegen los intereses
fundamentales para la convivencia en comunidad. La conducta desviada de la norma
social esta amenazada con la imposición de sanciones sociales que llevan implícita la
estabilización del equilibrio normativo mediante el proceso de control.
Serán los propios ciudadanos quienes decidan que objetos reúnen las condiciones
requeridas para constituir bienes jurídico-penales. Los distintos objetos cuya lesión
pueda determinar la intervención penal, deben concretarse en un catalogo bien
diferenciado de bienes jurídicos específicos correspondientes a los distintos tipos de
delito.
En dicho modelo de Estado que reconoce una finalidad garantista al derecho penal, las
funciones de este son a la vez las de protección de bienes jurídicos mediante la
prevención limitada y de motivación a los ciudadanos para que no delincan.
a) Han de ser tuteladas aquellas condiciones que son esenciales para la existencia
y evolución del sistema social, lo que constituye la denominada función de
protección de bienes jurídicos.
b) Ha de actuarse sobre los miembros del grupo social para evitar, a través de la
incidencia en los mecanismos determinantes de la conducta, que realicen
comportamientos lesivos o peligrosos para los bienes jurídicos protegidos, lo
que se denomina función de motivación.
3- Otros fundamentos y fines del Derecho Penal y de la pena ponderados
por una parte de la doctrina:
Ambas funciones del derecho penal, tutela de bienes jurídicos y de valores éticos, no
son incompatibles entre si y se condicionan recíprocamente, toda vez que el derecho
en sus dos dimensiones, como derecho positivo y como conjunto de principios ético-
jurídicos, configura y perfecciona las relaciones jurídicas y sociales y las formas de
convivencia. Tales principios éticos son pautas valorativas aceptadas por la sociedad y
por la conciencia jurídica individual, que legitiman la coacción y las sanciones jurídicas,
en cuanto el orden social depende también de la aplicación de un derecho justo y
eficaz.
El derecho es una forma de control social que tiene como función proveer a la
seguridad jurídica mediante la tutela de bienes jurídicos, previniendo la repetición o
realización de conductas que lo afectan en forma intolerable, lo que, ineludiblemente,
implica una aspiración ético-social.
1. Teorías absolutas:
2. Teorías relativas:
3. Teorías mixtas:
Sin embargo las teorías del fundamento y fin de la pena no pueden resolver en
abstracto su función, sin relacionar la misión del derecho penal con el modelo de
Estado al que pertenece.
La ley penal no puede decirnos que es el hombre, tampoco lo crea, sino que es un
instrumento para el hombre.
a) De hecho y de autor.
Tanto quienes entienden al delito como infracción de deberes ético-sociales, como los
que lo consideran una conducta socialmente dañosa porque lesiona o pone en peligro
bienes jurídicamente protegidos, coinciden en ligar la definición de delito a la comisión
de un hecho y en considerar secundarias las características personales del autor, que
solo se podrán tener en cuenta para la individualización judicial de la pena. Se trata del
derecho penal de hecho o de acto.
b) De culpabilidad y de peligrosidad.
La primera concepción sostiene que para que a un ser humano, entendido como
persona dotada de dignidad, se le pueda reprochar una conducta, es imprescindible
que tenga la posibilidad de elegir, o sea, de autodeterminarse.
En cambio si se piensa que el hombre solo actúa movido por causas que lo determinan
y que no es posible distinguir la conducta humana de los restantes hechos de la
naturaleza, estaremos en presencia de una característica peligrosista del derecho
penal. Ejemplo: la sentencia impuesta por el tribunal de Texas basada en el dictamen
pericial de un psicólogo que afirmo la peligrosidad del imputado por su origen hispano.
c) Liberal y autoritario.
Un derecho penal es liberal cuando representa un sistema de seguridad jurídica frente
a lo punible y sus consecuencias, a la par que cumple una función de garantía de los
derechos de los gobernados frente a los gobernantes.
Es autoritario si su objeto de protección no son los intereses de los individuos, sino los
deberes de estos con el Estado; el derecho penal deja de tener un función de garantía
para los gobernados y prioriza la represión conveniente para el gobernante, a la que se
asigna fines éticos.
Se lo define también como una de las ramas del derecho, esto es, del sistema
normativo de las relaciones sociales de carácter jurídico, que regula la potestad estatal
de castigar, determinando lo que es punible y sus consecuencias, que no se agotan en
las penas; la finalidad punitiva representa el objetivo principal pero comprende
también las medidas de seguridad.
a) Derecho Público.
En esta clase de normas el Estado no deja librada a la voluntad de los individuos la
creación de derechos, obligaciones y responsabilidades, sino que fija normas
directamente destinadas a la generalidad y procede como poder soberanamente
regulador de la conducta de los ciudadanos.
b) Exterioridad.
Consiste en hacer depender la punibilidad de la constante exigencia de una actuación
externa.
Donde no hay acción, exteriorización, alteración real o potencial del mundo externo,
no hay represión.
c) Judicialidad.
El derecho penal no puede realizarse legítimamente frente a un conflicto, en forma
privada. En todos los casos, el pronunciamiento sobre una situación creada respecto
de la existencia del delito, la responsabilidad y el castigo del autor, deberá emanar de
un órgano público. Según nuestro derecho positivo, los órganos encargados de
conocer y resolver en las causas por responsabilidad penal son los tribunales judiciales
que forman los poderes judiciales nacional y provincial con competencia penal según la
materia, la investidura de las personas y el territorio.
d) Sancionatorio.
La función típica de la ley penal es la de crear tipos de acción que acarrearan una pena
cuando sean ejecutados antijurídicamente. Para efectuar esta valoración, el derecho
todo forma una unidad.
Derecho civil: con relación a la obligación de reparar los daños causados por el delito,
ambos ordenamientos coinciden: el Código Civil establece que el delito es fuente de
obligaciones y extiende su reparación a las pérdidas e intereses como también al daño
moral. Por su parte el Código Penal faculta al mismo juez del proceso a ordenar la
indemnización del daño material y moral causado a la víctima, a su familia o a un
tercero.
Ambos códigos establecen la solidaridad por el daño causado por el delito para
autores, cómplices e instigadores.
Se reconoce tanto para la ley civil como para la penal la exigencia de ley previa; las dos
legitiman conductas que importan el ejercicio regular de los derechos; al momento del
hecho ambos ordenamientos exigen sana inteligencia y libre voluntad.
Por otra parte, para la realización del derecho penal en la etapa denominada de
instrucción penal preparatoria, la justicia penal requiere de la colaboración policial
(entidad de orden administrativo) sin la cual la investigación de los hechos delictivos
no podría llevarse a cabo.
Por último, existe como una de las divisiones del derecho penal, de acuerdo a su
contenido, el derecho penal administrativo o contravencional.
Derecho comercial: misma relación que con el derecho civil, en cuanto a que uno y
otro son fuente de obligaciones e instituciones que el derecho penal sanciona con
normas de carácter retributivo.
Derecho internacional: la relación surge cuando se consideran los problemas que
plantea la aplicación de la ley penal en el espacio según que los intereses afectados
sean los de un individuo (derecho internacional penal) o de un Estado (derecho
internacional público).
a) Dogmática penal.
Caracteriza a toda dogmatica jurídica que el objeto estudiado por ella consiste siempre
en un derecho positivo dado. Su existencia no es un accidente o el fruto de una
opinión personal, sino una consecuencia ineludible del solo hecho de que existan
derechos positivos, vigentes, porque el solo reconocimiento de estos importa aceptar
la posibilidad de la existencia de otro derecho no positivo, sea o no este un derecho
ideal. La dogmatica supone la distinción entre el derecho que es (de lege lata) y el
derecho posible (de lege ferenda) y se ocupa del primero.
La teoría dogmatica solo puede alimentarse del derecho vigente. Todas las
elaboraciones que se hagan de lege lata deben extraerse de la ley.
b) Política Criminal.
Se refiere a los criterios a emplear para abordar el fenómeno de la criminalidad y tiene
por finalidad adecuar la legislación penal a la necesidades de la defensa de la sociedad
frente al delito, mediante la configuración del elenco de los delitos, las penas y las
medidas de seguridad y las reglas que los rigen, asi como el mejoramiento del
procedimiento penal y de la ejecución de las penas y de las medidas de seguridad y
corrección.
En otro sentido se la conoce como la rama del saber que tiene por objeto de estudio la
política criminal efectivamente seguida por el derecho penal o que este debería
expresar.
c) Criminología.
Se construye como una ciencia enciclopédica del delito, equivalente a la “ciencia de la
lucha contra el delito”.
Para Von Lizt, la criminología es el estudio del delito como fenómeno, a diferencia del
derecho penal que lo estudia como ente jurídico.
a) Criminalística.
Comprende el estudio de los procedimientos científicos de investigación de los delitos,
y que, se integra con muy variados aportes (pericias graficas y químicas, interpretación
de documentos, estudio macro y microscópico de rastros, dactilografía, etc.).
b) Medicina legal.
En la medicina legal se sistematizan todos los conocimientos de naturaleza médica a
los cuales el derecho hace referencia, y que se hacen necesarios para aplicar la ley.
c) Siquiatría Forense.
Forma parte de la medicina legal y constituye una gua indispensable para establecer la
imputabilidad o la inimputabilidad de un hecho delictivo y aconsejar a la imposición de
la correspondiente medida de seguridad.
1- Reseña histórica del pensamiento penal.
A lo largo de la historia del derecho penal se transcurre desde direcciones opuestas
que muestran la evolución desde un derecho penal de carácter religioso a otro de
carácter laico; desde uno de índole privada a otro público; desde la responsabilidad
colectiva y objetiva hasta la admisión de una responsabilidad individual y subjetiva; y
desde una punición basada en el arbitrio judicial ilimitado hasta un sistema de
legalidad en la represión.
4) Ley de Talión.
En Egipto el Estado fue también una organización teocrática. Las pruebas indican que
su derecho penal tenía un neto corte ético-religioso, las más grandes penas eran las de
maldición.
Clasifico los delitos en 3 categorías: los eclesiásticos, que atentaban contra el derecho
divino y solo competían a la Iglesia; los seculares, que lesionaban al orden humano,
reprimidos por el poder laico; y los mixtos, castigables por el poder civil y la Iglesia
(adulterio, incesto).
Algunos consideraron a la pena como una retribución divina; otros como Santo Tomas,
como venganza, intimidación y enmienda derivadas de la justicia conmutativa.
Reconoce la igualdad de los hombres ante la ley penal, pues todos son hijos de Dios.
En la evolución ulterior, para evitar la venganza, se pagaba una suma a la victima del
delito o a su grupo familiar. También regia el precio de la paz como sistema
composicional en el pago por el delincuente de una pena pecuniaria a favor del Estado
como retribución por la pérdida de la paz.
Edad Media.
Se produce una fusión de los 3 derechos anteriores.
La ley penal azteca era sumamente dura y contenía penas muy severas, caracterizadas
por la venganza y la Ley de Talión.
La organización social incaica tenía una base teórica de modo que los más graves
delitos eran los que afectaban la integridad.
1) Periodo colonial:
a) Ley de indias.
b) Legislación española (las partidas).
c) Disposiciones locales de carácter policial o municipal dictadas por los
virreyes.
2) Periodo de los primeros gobiernos patrios: después de la Revolución de Mayo
de 1810 e incluso luego de la independencia se continúo aplicando la
legislación española que muchas veces se contradecía con las dictadas por los
gobiernos provinciales (leyes, decretos, etc.).
3) Periodo de la Const. Nacional: en 1853 se sanciona la Constitución Nacional y
comienza la organización de la legislación penal argentina.
La Constitución sienta principios básicos de nuestro derecho penal como:
a) Legalidad.
b) Igualdad ante la ley.
4) Periodo de la codificación (Carlos Tejedor): según la constitución, el congreso
es el que dicta el Código Penal. Además en 1862 y 63 se dictan importantes
leyes.
a) Principio de legalidad de los delitos y las penas; nadie podrá ser castigado por
hechos que no hayan sido previstos con anterioridad por una ley y a nadie
podrá serle impuesta una pena que no este previamente establecida en la ley.
b) Prohibición de la interpretación judicial.
c) Clara distinción entre delito y pecado, afirmado la independencia del poder
civil.
d) Proporcionalidad entre delitos y penas: el daño causado por el delito debe
determinar la intensidad o cuantía de la pena.
e) El sentido fundamental de la represión penal es salvaguardar a la sociedad.
f) La pena no es para atormentar al delincuente ni deshacer un delito ya
cometido, sino para impedir al reo hacer nuevos daños a sus conciudadanos y
apartar a los demás de cometer otros iguales.
g) Publicidad y sistema acusatorio de la justicia penal.
h) Igualdad de todos los ciudadanos ante la ley penal.
i) Rechazo de la pena de muerte.
La Escuela Toscana fue iniciada por Giovanni Carmignani y culmino con su discípulo
Francesco Carrara.
Carrara elaboro una teoría pura del delito con pretensiones de validez universal, pues
establece los principios del derecho penal, validos en todo tiempo y lugar.
Busca la noción del ser del delito y de la pena para que el legislador, al definir los
delitos y castigar a sus autores, proceda con justicia.
Sistematiza el delito y la pena sobre la base de las teorías de las fuerzas, desde el
punto de vista de su causa (subjetivamente) y de su resultado (objetivamente).
El delito no es un ente de hecho sino un ente jurídico, pues resulta de una serie de
fuerzas que chocan con la ley (contradicción entre el hecho del hombre y el derecho
positivo).
Surge una concepción con postulados opuestos a los de la Escuela Toscana, pues si
para esta el delito era un ente jurídico, para el positivismo criminológico italiano será
entendido como un ente de hecho, cuyo factor causal no es el libre albedrio del
hombre, sino el modo de ser del delincuente y la influencia del ambiente, que lo
determinan fatalmente a cometerlo.
El delito como ente jurídico deja de ser el centro de atención del derecho penal, cuyo
protagonista principal y objeto de estudio pasa a ser el delincuente y su personalidad
anormal o desviada.
Lombrosso:
Expone una concepción denominada Antropología Criminal, fundada en el estudio
orgánico y psicológico de los seres humanos, según la cual existe una categoría, los
delincuentes natos, que nacen tales y fatalmente acabaran delinquiendo cuando la
sociedad les de las condiciones necesarias. Tal particular especie del género humano
es reconocible exterior y corporalmente por ciertas desviaciones de la forma del
cráneo, en el cerebro y en otras partes del cuerpo (biologismo organicista).
Ferri:
Garófalo:
Escuela dogmática:
Su objeto consiste en sistematizar el derecho penal conforme surge del ordenamiento
jurídico vigente en un país determinado, mediante principios que posibiliten su
correcta aplicación.
Desde este punto de vista se entiende por delito toda conducta típica, antijurídica y
culpable, señalándose así todas las características de la acción amenazada con pena
cuyo estudio en conjunto constituye el objeto de la teoría del hecho punible.
El tipo era un indicio de la antijuricidad, y esta era concebida como una relación de
contradicción con el ordenamiento jurídico, que se excluía si mediaba una causa de
justificación.
Normativismo.
Surge a principio del siglo XX, con gran influencia del pensamiento filosófico
neokantiano.
Finalismo.
Hace su aparición luego de la Segunda Guerra Mundial influido por la teoría sociológica
de Max Weber.
Su fundador, Hans Welzel, cuestiona la diferenciación impuesta en el positivismo
jurídico entre los elementos subjetivos y objetivos, y sostiene que ya en el primer
elemento del delito, la acción, debe distinguirse entre las consecuencias del obrar del
hombre dominables por su voluntad y las que no lo sean.
La acción humana es ejercicio de actividad final. La acción es por eso acontecer “final”
y no solamente “causal”, es un obrar orientado conscientemente desde el fin; el
hombre gracias a su saber causal, puede prever, dentro de ciertos límites, las
consecuencias posibles de su actividad, proponerse, por tanto, fines diversos y dirigir
su actividad, conforme a su plan, a la consecución de estos fines.
Este postulado si bien no altera las categorías del delito, produce una distorsión
sistemática al incluir al dolo y a la culpa en el tipo subjetivo, que junto al tipo objetivo
dan lugar al tipo complejo o mixto, quedando reducido el concepto normativo de
culpabilidad a la pura reprochabilidad, cuyos elementos son la imputabilidad, la
posibilidad de conocimiento de la antijuricidad y la ausencia de causas de exclusión de
la culpabilidad.
Funcionalismo.
El derecho penal como sistema normativo que integra un ordenamiento jurídico
continúa siendo el punto de partida de la dogmatica penal, pero no puede adoptarse
una actitud estrictamente positiva limitándose a ello, sino que, al contrario, se afirma
que el derecho penal es un instrumento de control y de incidencia social.
Para este nuevo modelo no se presenta una alternativa entre sistema penal y
decisiones político-criminalmente correctas, sino que introduce razonamientos
político-criminales a cada una de las categorías de la teoría del delito, para acercar el
derecho penal a la realidad, al caso concreto.
Existen 2 vertientes:
Es el modo mas radical de afrontar la realidad del derecho penal, pues rechaza su
existencia y propone sustituirlo por otras formas no punitivas de resolución de los
conflictos llamados delitos.
Solo los tratados enumerados en el segundo párrafo del inc.22 tienen jerarquía
constitucional, por lo cual, gozan de supremacía sobre el resto de los tratados
celebrados por el país y sobre la ley interna.
A partir de esta equiparación, surge la posibilidad de conflicto entre los pactos citados
y normas de derecho interno, situación que ha llevado a parte de la doctrina a
pronunciarse por la derogación virtual del derecho interno que incurre en tal
contradicción.
Del principio de legalidad surgen los siguientes aspectos a considerar: una garantía
criminal, una penal, una jurisdiccional o judicial y una de ejecución.
Asimismo, la norma jurídica (ley) reguladora del hecho delictivo y su sanción debe
cumplimentar los requisitos de ser:
Reserva:
Art.19 CN: “Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que la ley no
manda, ni privado de lo que ella no prohíbe”.
Este principio implica la idea política de reservarles a los individuos, como zona exenta
de castigo, la de aquellos hechos que por inmorales o perjudiciales que sean, no están
configurados castigados por una ley previa a su acaecer.
Tratándose de una garantía individual, debe estar claramente trazada. Esto se logra
mediante la enumeración taxativa por la ley de los hechos punibles y de las penas
pertinentes.
Culpabilidad:
Exige como presupuesto de la pena reconocer la capacidad de libertad del hombre.
Lesividad:
Este principio (art.19 CN) tiene como regla esencial aquella que impide prohibir y
castigar una acción humana, si esta no perjudica o de cualquier modo ofende los
derechos individuales o sociales de un tercero, la moral o el orden públicos.
Subsidiariedad:
En virtud de este principio, y a fin de proteger los derechos fundamentales, deberá
preferirse ante todo la utilización de medios desprovistos del carácter de sanción,
como una adecuada política social. Seguiran a continuación las sanciones no penales:
civiles y administrativas. Solo cuando ninguno de los medios anteriores sea suficiente,
estará legitimado el recurso de la pena o de la medida de seguridad.
Proporcionalidad:
Si el principio de culpabilidad nos dice cuando una persona podrá ser considerada
responsable por un hecho delictivo, el de proporcionalidad limita la especie y medida
de la pena a aplicar al caso concreto.
Fragmentariedad:
En su función de protección de los bienes jurídicos, el derecho penal ha de limitarse a
sancionar solo las modalidades de ataque más peligrosas para aquellos. No todos los
ataques a los bienes jurídicos deben constituir delito, sino solo las modalidades
consideradas especialmente peligrosas.
Este carácter de fragmentariedad, al igual que el principio de subsidiariedad, deriva de
la limitación del derecho penal a lo estrictamente necesario.
Taxatividad:
La ley penal se expresa en palabras y estas siempre dejan dudas interpretativas. El
derecho penal debe exigir de los legisladores el mayor esfuerzo de precisión
semántica.
Exterioridad:
Consiste en hacer depender la punibilidad de la constante exigencia de una actuación
externa.
Judicialidad:
La realización judicial de la ley penal no es libre, sino que exige un juicio previo
fundado en la ley anterior al hecho del proceso, que debe observar las formas
sustanciales de la acusación, defensa, prueba y sentencia dictada por los jueces
naturales del imputado y en el cual es inviolable la defensa de la persona y sus
derechos.
Los órganos encargados de conocer y resolver en las causas por responsabilidad penal,
son los tribunales judiciales.
Resocialización:
La exigencia democrática de que sea posible la participación de todos los ciudadanos
en la vida social, conduce a reclamar que el derecho penal evite la marginación de los
condenados. Ello hace preferibles, en la medida de lo posible, las penas que no
impliquen separación de la sociedad. Pero cuando la privación de la libertad sea
inevitable, habrá que configurar una ejecución de forma tal que no produzca efectos
des-socializadores, y que, además, fomente cierta comunicación con el exterior y
facilite una adecuada reincorporación del recluso a la vida en libertad.
Ello se debe al principio nullun crimen, nulla poena sine praevia lege, que restringe el
poder estatal de coerción penal al exigirle que únicamente pueden ser consideradas
como delictivas las conductas descriptas en el texto de la ley y reprimidas con las
penas que esta conmina en abstracto.
Al mismo tiempo emana de la ley penal una pretensión subjetiva a favor de los
ciudadanos, quienes no podrán ser castigados mas que por las acciones y omisiones
que aquella establezca, ni sufrir una pena distinta de la prevista legalmente para cada
infracción.
La costumbre:
El uso constante y general de una regla de conducta por parte de los miembros de la
comunidad constituye la costumbre, que adquiere el carácter de fuente de
conocimiento del derecho, sin la intervención de un órgano del Estado que realice un
acto expreso de creación.
En el derecho penal argentino, dada la vigencia de los principios de legalidad y reserva,
que exigen la ley escrita previa, la costumbre no constituye una fuente inmediata de
conocimiento, por lo que no puede dar base a la creación de tipos delictivos, penas o
medidas de seguridad.
La Jurisprudencia:
Hoy en día se la entiende en un sentido amplio como las sentencias de los órganos
jurisdiccionales que aplican el derecho a cada caso concreto, y en sentido estricto
como las resoluciones de los más altos tribunales de justicia.
La necesaria labor de interpretación de la ley penal que realizan los magistrados en sus
sentencias, solo tiene fuerza obligatoria para el caso concreto sometido a juzgamiento
y no puede tener efecto vinculante para otros supuestos similares que se decidan en el
futuro.
Tan claras premisas sin embargo resultan contradictorias, cuando frente a fallos
contradictorios sobre una misma cuestión jurídica, emanados de distintos tribunales o
de las distintas salas de un mismo tribunal, que serian contrarios a la seguridad
jurídica, se ha propugnado la necesidad de lograr la uniformidad de la jurisprudencia a
través de la fuerza obligatoria que se asigne legalmente al pronunciamiento de un
Tribunal Superior o Corte Suprema, o a decisión mayoritaria de los integrantes de las
cámaras de apelaciones de la misma provincia mediante los denominados acuerdos
plenarios.
La analogía:
En el derecho penal liberal, por imperio de los principios de legalidad y reserva, el juez
debe descubrir la voluntad de la ley, que constituye la única fuente de cognición, por lo
que se le permite tanto la interpretación extensiva –cuando el sentido literal de su
texto es insuficiente y hace entrar en su regulación hipótesis fácticas que solo han sido
contempladas de modo implícito- como la interpretación analógica ordenada por la
misma ley penal, cuando la descripción casuística no comprende tales hipótesis, pero
adiciona una expresión que exige al juez aplicarla a hechos similares a los previstos. En
ambas clases de interpretación, el límite entre lo tolerado y lo prohibido estará dado
por el sentido literal y lingüístico del texto.
La ley penal indica en cada tipo que conducta está prohibida u ordenada y amenazada
su realización u omisión con una determinada consecuencia jurídica negativa para su
autor, que por lo general está contenida en la misma disposición que enuncia el
supuesto de hecho. Pero tal conocimiento nos surge de la consideración aislada de un
solo artículo del Código Penal, por lo que este no debe identificarse con la norma
jurídico-penal.
Por el contrario, para conocer el contenido total de esta, es preciso relacionar artículos
ubicados en la Parte Especial con otros de la Parte General del Código.
Caracteres:
Serian violatorias de tal exigencia las leyes penales que, por ejemplo, conminaran con
prisión de 6 meses a 3 años al que atentare contra el derecho de propiedad ajeno, o
será penado el que matare a otro.
No tan claras resultan las situaciones en las cuales es inevitable para el legislador, por
tratarse de materias de contenido fluctuante que requieren una regulación flexible,
como las económicas, sanitarias o ambientales, remitir a otras ramas para la
configuración de las acciones u omisiones punibles, estas son las leyes penales en
blanco.
Ejemplo: en los delitos culposos la ley penal se limita a referirse en forma genérica a la
imprudencia, impericia, negligencia en su arte o profesión, etc., sin describir
específicamente la conducta prohibida, razón por la cual, el juez deberá determinar en
cada caso particular si el comportamiento del imputado infringió o no el deber
objetivo de cuidado.
Por ello resultan inconstitucionales los decretos del Poder Ejecutivo en materia penal o
los edictos policiales creando contravenciones y sus sanciones, porque el Poder
Legislativo no puede válidamente delegar en aquel otro poder del Estado, ni tampoco
el Poder Ejecutivo podría por si arrogarse la potestad represiva penal que le
corresponde al Congreso.
Sin embargo, la calidad de dichas consecuencias no es igual en todas las ramas del
ordenamiento jurídico, se distinguen las consistentes en la reposición de las cosas a su
estado anterior, las que exigen la reparación del daño causado y, finalmente, las que
constituyen una retribución o castigo por el hecho cometido; únicamente estas últimas
son propias de las normas jurídico-penales, e implican una privación o menoscabo de
un bien jurídico que debe sufrir el transgresor.
Estructura.
Según su estructura lógica las leyes penales suelen ser distinguidas en:
Contenidos y destinatarios.
Los contenidos de la ley penal están determinados por las funciones que debe cumplir
el derecho penal como instrumento de control social.
- Establecimiento de los principios generales que sistemáticamente son
necesarios para una represión justa y racionalmente adecuada.
- Definición de los distintos tipos delictivos en su individualidad, a partir de
determinadas conductas que el ordenamiento jurídico general ya considera
antijurídicas y sanciona de diferentes maneras.
- Determinación de la pena conminada abstractamente para cada tipo delictivo,
por su especie y por su cantidad, teniendo en cuenta también las circunstancias
que producen su agravación o atenuación.
- Previsión de las medidas de seguridad, que modernamente representan otra
consecuencia del injusto.
La existencia de la norma primaria no deriva del texto legal, que solo re refiere a la
norma secundaria, pero es admitida como un presupuesto de la teoría del delito
concebido como infracción de una norma dirigida al ciudadano. Por ejemplo, la
disposición que conmina abstractamente a la pena del homicidio, literalmente solo
expresa la norma que obliga al juez a castigar al homicida (secundaria), pero al mismo
tiempo contiene otra norma (la primaria) que pretende prohibir a los ciudadanos que
maten a otro, salvo que concurra una causa de justificación.
Mir Puig sostiene que conviene distinguir entre valoraciones y normas, y que el
derecho penal está integrado por ambas.
Es necesario que los estudios penales no pierdan de vista su sustento en los principios
y valores constitucionales y la imprescindible vinculación entre derecho penal de fondo
y de forma.
Concepto. Necesidad. Objeto. Métodos y límites. Relación con los
principios constitucionales.
Concepto: consiste en la tarea de buscar la voluntad de la ley, con el fin de aplicarla a
un caso concreto de la vida real.
- Es una operación lógica porque se deben aplicar las reglas de dicha disciplina
filosófica y no las reglas consuetudinarias que siempre se han aplicado para la
interpretación legal.
- Es una operación jurídica porque sobre la base de la lógica, se buscan
conceptos jurídicos.
- El carácter sistemático implica que tal operación debe encuadrarse dentro del
sistema normativo que implica todo el ordenamiento jurídico y no
disposiciones aisladas.
Por ello el juez tiene que aplicar el derecho legislado tal como este rige en el momento
de su aplicación que puede ser diferente al de su creación o al de los momentos
intermedios.
El juez no puede sustituir las concepciones y finalidades del legislador por las suyas, y
tampoco puede, allí donde en la Parte General rige el límite de tenor literal del
principio de legalidad, procurar imponer el fin de la ley en contra de un tenor literal
opuesto a ello.
Prohibición de la analogía.
Un aspecto particular del principio de legalidad que merece atención especial es la
prohibición de la analogía contra reo. Frente a la analogía, siempre se considera lícita
aquella aplicación de la ley penal que no desborda los límites que permiten la
interpretación. La diferencia entre interpretación (siempre permitida) y analogía
(prohibida si perjudica al reo) es que, mientras que la interpretación es búsqueda de
un sentido del texto legal que se encuentra dentro de su sentido literal posible, la
analogía supone la aplicación de la ley penal a un supuesto no comprendido en
ninguno de los sentidos posibles de su letra, pero análogo a otros si comprendidos en
el texto legal.
Principio general.
El principio general es el tempus regis actus, es decir rige la ley que estaba vigente al
momento de comisión del hecho delictivo. Ellos es así, toda vez que las leyes penales
solo alcanzan a los hechos cometidos durante su vigencia, esto es, en el periodo
comprendido desde su entrada en vigor hasta el momento de su derogación, no
pudiendo aplicarse, como regla general, retroactivamente.
Sin embargo la determinación del momento de comisión del delito plantea una
problemática especial cuando nos encontramos frente a un delito continuado, es decir,
el formado con un solo delito a partir de sucesivos hechos dependientes, idénticos o
similares que se extienden en el tiempo, o frente a un delito permanente, el cual no se
concluye con la realización del tipo, sino que se mantiene, por la voluntad delictiva del
autor, tanto tiempo como subsiste en el estado antijurídico creado por él.
Ejemplo: X cometió una privación ilegitima de libertad contra P, desde comienzos del
mes de enero hasta fines del mes de marzo. En enero estaba vigente una ley que no
agravaba la pena por el tiempo de duración de la privación y a comienzos de marzo se
dicta una nueva ley que agrava la figura básica si la privación dura más de 30 días.
¿Cuál fue el momento de comisión del delito? ¿Qué ley debe aplicarse?
Una postura sostiene que debe aplicarse la ley vigente, más desfavorable al imputado,
existente al momento de finalizar su actividad delictiva, si este persistió en la comisión
del delito cuando ya estaba vigente la ley menos benigna.
La postura mayoritaria sostiene que se debe aplicar la ley más benigna, existente al
comienzo de la actividad voluntaria, en preferencia de la más gravosa vigente al
momento en que los actos delictivos dejan de cometerse, razón por la cual debe
tenerse en cuenta el comienzo de la actividad voluntaria.
Para Zaffaroni en el caso de delito permanente hay que aplicar la ley más benigna, y no
la más severa que sobreviene después de iniciarse la consumación y que está vigente
cuando cesa de cometerse, afirmando que cuando una ley más gravosa entra en
vigencia en un momento posterior al comienzo de la acción, existe un tramo de ella
que no está abarcada por la tipicidad de la nueva ley, salvo que se haga una aplicación
retroactiva, la cual está prohibida.
- Que la nueva ley cree una figura delictiva que antes no existía
- Que la nueva ley desincrimine una conducta que era considerada delito.
- Que la nueva ley agrave la especie o escala penal de una figura ya existente.
- Que la nueva ley exija mas requisitos que la ley derogada a los fines de la
configuración de la figura delictiva
- Que exija menos requisitos.
- Que la nueva ley exija mas o menos condiciones de aplicabilidad de la sanción
(forma de condena, régimen de prescripción de la acción y de la pena).
Ley penal más benigna. Concepto. Artículo 2 del Código Penal; art. 9 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José
de Costa Rica); artículo 15 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos.
A los fines de determinar que ley es mas benigna, puede suceder que se den hipótesis
simples o sencillas, como ser que una ley penal que ha derogado a otro, desincrimine
una conducta; o cuando una ley disminuye el quantum de la pena sin modificar los
institutos de la Parte General.
Pero pueden darse casos en los cuales no es tan simple determinar cual es la ley mas
benigna, pues puede suceder que una ley será parcialmente mas grave que otra y mas
benigna en otro aspecto; ejemplo: supóngase que una ley de 1972 castigase un hecho
con cárcel de 1 mes a 4 años y la ley de 1973 lo castigase con cárcel de 1 a 3 años. Si se
miran los mínimos, es mas benigna la antigua, si se miran los máximos es mas benigna
la nueva.
Sin embargo el juez no puede efectuar una combinación entre los aspectos favorables
de las dos leyes.
La única excepción que tiene este principio que prohíbe la combinación de leyes
penales, esta establecida en el art.3 CP: el computo de la prisión preventiva, donde si
le es permitido al juez combinar 2 leyes.
Art. 2: Si la ley vigente al tiempo de cometerse el delito fuere distinta de la que exista al
pronunciarse el fallo o en el tiempo intermedio, se aplicará siempre la más benigna.
Art. 9 Pacto de San Jose de Costa Rica: Nadie puede ser condenado por acciones u
omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos según el derecho
aplicable. Tampoco se puede imponer pena mas grave que la aplicable al momento de
la comisión del delito. Si con posterioridad a la comisión del delito la ley dispone la
imposición de una pena mas leve, el delincuente se beneficiara de ello.
Art. 15 Convención de Derechos Civiles y Políticos: Nadie será condenado por actos u
omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos según el derecho
nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el
momento de la comisión del delito. Sin con posterioridad a la comisión del delito la ley
dispone la imposición de una pena más leve, el delincuente se beneficiara de ello.
Son leyes interpretativas aquellas que aclarando, determinan el contenido de otra ley
que puede entenderse de varios modos o admite distintas interpretaciones. No
constituye una ley interpretativa aquella que modifica el alcance posible del contenido
de la otra ley, como seria el agregar supuestos no comprendidos en ella o alterando los
comprendidos.
En el caso de las leyes interpretativas, también rige el principio de la irretroactividad
de la ley penal y sus excepciones de ultra y retroactividad de la ley penal mas benigna,
siempre que se trate de una interpretación autentica, es decir, la realizada por el
propio legislador. Distinto es el supuesto de un cambio de interpretación judicial de la
norma, que nunca puede tener efecto retroactivo.
Ley de Fe de erratas:
L. 11221 - Correcciones al código penal (Fe de erratas)
Artículo 1 declarase autentica la edición oficial del Código Penal de la Nación, ley
11179, con la siguiente planilla de correcciones que se agregara como fe de erratas a
dicha edición:
Art. 8- Suprimir las palabras "que le correspondan".
Art. 13- En lugar de "por menos de tres años", debe decir "por tres años o menos", y
en lugar de "podrá", debe decir "podrán".
Art. 19, inc. 4- En lugar de "padre anciano y desvalido", debe decir "padres ancianos y
desvalidos.
Art. 26- Suprimir las palabras "por delito al que corresponda", intercalando, en
reemplazo, la preposición "a".
Reemplazar, en el mismo artículo, la palabra "aplicable" por "impuesta".
Concepto.
Conjunto de disposiciones legales dictadas por los Estados, con el objeto de
determinar el ámbito espacial de imperio de sus leyes penales.
Fuente legal.
a) Derecho penal internacional:
Se refiere a las infracciones cometidas no por un individuo sino por un Estado, y que
son sancionadas por las diferentes organizaciones internacionales (ONU, OEA, etc.). Es
el caso de los crímenes contra la paz, etc.
Principios reguladores:
a) Territorialidad;
Según este criterio, es válida la ley penal del lugar donde se comete el delito. No
interesa donde deba producir sus efectos, ni la nacionalidad de su autor o del sujeto
pasivo.
a) La superficie de tierra ubicada entre los límites establecidos con los países
colindantes.
b) Las aguas interiores de la República. Es decir, las situadas en el interior de las
líneas de base.
c) El mar territorial, conformado por las aguas ubicadas entre las citadas líneas de
base y las 12 millas marinas.
d) La zona contigua argentina: consiste en el espacio marítimo situado desde las
12 millas marinas, donde finaliza el mar territorial, hasta las 24 millas marinas
de distancia a partir de las líneas de base.
e) La zona económica exclusiva. Se trata de las aguas comprendidas entre las 24
millas marinas, donde finaliza la zona contigua, y las 200 millas marinas de
distancia.
f) El subsuelo del territorio.
g) La plataforma continental.
h) El espacio aéreo; cuando los hechos acontecen en una aeronave privada
extranjera, el Código Aeronáutico argentino restringe la aplicación de la ley
penal argentina a cuando:
El primer aterrizaje posterior al delito se hubiera realizado en nuestro
país y no haya un pedido de extradición.
Se infrinjan leyes de seguridad pública, militares o fiscales.
Se infrinjan leyes o reglamentos de circulación aérea.
Se comprometan la seguridad o el orden público.
Para determinar si en estos casos, a los fines de la ley penal aplicable interesa el
comportamiento o el del resultado delictivo, la doctrina ha elaborado 3 teorias
principales.
b) Real o de Defensa;
Propone la validez de la ley penal nacional para los delitos cometidos en el extranjero,
cuando estos deban afectar bienes jurídicos cuya titularidad ejerza el Estado Nacional y
puedan incidir en su integridad como tal.
Este principio encuentra recepción en el art. 1 inc.1 y 2 del código penal, que establece
la validez de la ley penal argentina para los delitos cuyos efectos deban producirse en
el territorio de la Nación Argentina o en los lugares sometidos a su jurisdicción; y para
los cometidos en el extranjero por agentes o empleados de autoridades argentinas en
desempeño de su cargo (art.1 inc.2).
No cualquier efecto resulta suficiente para justificar la validez de la ley penal argentina
frente a un delito cometido en el extranjero. Debe tratarse de un delito que proteja un
bien jurídico de naturaleza pública, que su menoscabo repercuta en la integridad del
Estado argentino, como sucede cuando se atenta contra la seguridad de la Nación, el
patrimonio, etc.
c) Personalidad o Nacionalidad;
Principio personal o de la personalidad activa:
Postula como criterio de validez la nacionalidad del sujeto activo del delito. No le
importa el lugar de comisión o en el que debe producir sus efectos el ilícito, ni la
nacionalidad del sujeto pasivo. La idea subyacente es que la ley penal del país debe
seguir al súbdito, donde quiera que este vaya, como consecuencia de las implicancias
que se asignan al vinculo de nacionalidad que une al autor del delito con su Estado.
Sostiene el imperio de la ley penal del Estado frente a los delitos cometidos contra sus
nacionales, aun en el extranjero. Resulta irrelevante el lugar de comisión o en el que
deba producir sus efectos el delito, o la nacionalidad del sujeto activo.
d) Universalidad.
Propone la validez de la ley penal de un Estado para todos los casos sin importar el
lugar de comisión o en el que deba producir sus efectos el delito, ni la nacionalidad del
sujeto activo o pasivo. Su imperio requiere de un acuerdo previo entre las diferentes
naciones para que no se traduzca en intervenciones jurídicamente infundadas de un
Estado sobre las cuestiones interiores de otro.
Solo rige para los llamados delitos contra el derecho de gentes, es decir, aquellos
elaborados a través de convenciones internacionales, con el objeto de proteger bienes
jurídicos supranacionales. Su fundamento descansa en el principio de solidaridad
internacional, que autoriza la persecución mundial de aquellos delitos que atentan
contra los intereses jurídicos comunes a las naciones civilizadas.
Se sostiene que constituyen delitos contra el derecho de gentes, para los que rige el
principio de validez universal de la ley penal:
- El trafico de drogas.
- El comercio de esclavos.
- La trata de blancas.
- El comercio con publicaciones pornográficas.
- La lucha contra la falsificación de la moneda.
- La defensa de los cables submarinos.
- La lucha contra la piratería aérea.
- La toma de rehenes.
- La tortura.
- El tráfico internacional de menores.
- El terrorismo.
1º.- Por delitos cometidos o cuyos efectos deban producirse en el territorio de la Nación
Argentina, o en los lugares sometidos a su jurisdicción;
3- Extradición.
Concepto.
Acto por el cual un Estado entrega un individuo a otro Estado que lo reclama, a objeto
de cometerlo a un juicio penal o a la ejecución de una pena… conforme a normas
preexistentes de validez interna o internacional. Por su naturaleza pertenece al
derecho internacional privado.
Hay dos clases de extradición:
En nuestro país la primera fuente legal relativa a la extradición esta constituida por los
tratados internacionales. Solo en segundo lugar y en forma subsidiaria a ellos rige la
ley de extradición.
Relativas al delito:
Relativas al delincuente:
- Es necesario que, al momento de comisión del delito, el autor del hecho haya
contado con la edad exigida por la ley argentina para ser imputable.
- Además, cuando el requerido sea de nacionalidad argentina, tanto en el
momento de la solicitud de extradición, como en el de comisión del delito,
podrá optar por ser juzgado por nuestros tribunales, en tanto no medie un
tratado internacional que obligue a la extradición de los nacionales.
Relativas al proceso:
Principio general.
El principio de igualdad de los hombres ante la ley, constituye una de las reglas
fundamentales de los estados civilizados modernos. La máxima de validez general de la
ley penal con relación a las personas, en cambio, constituye un derivado de aquel, e
implica el imperio de la norma penal para todas las personas por igual.
No hay que confundir ambos principios, ya que no toda excepción a la validez general
de la ley penal importara necesariamente una restricción al principio de igualdad.
No es que un privilegio personal haga impune el acto, sino que es el carácter del acto
el que hace impune a la persona, y en ello no se advierte una discriminación arbitraria.
Una conducta pasa a ser considerada como delito cuando una ley la criminaliza (la
llamada criminalización primaria). Para eso las leyes se valen de fórmulas legales que
señalan pragmas conflictivos (conductas, circunstancias, resultados) que amenazan
con pena y que se llaman tipos, escritos en la parte especial del código penal y en las
leyes penales especiales.
Tipicidad.
Tipo es la traducción aceptada por la doctrina de la palabra alemana Tatbestand, que
literalmente significa supuesto de hecho y, por ello, admite en alemán dos claras
significaciones:
El tipo no abarca solo acciones, sino acciones con cierto contexto en que se debe
lesionar el bien jurídico y además, ser realmente obra de su autor. El tipo capta todo
ese supuesto de hecho factico, concreto y particular, dado en el mundo real. Por eso
llamamos tipo a la formula legal abstracta y pragma a lo particular y concreto. El
pragma es la conducta realmente realizada, pero con su resultado y sus circunstancias
(Zaffaroni).
La tipicidad es el resultado de un juicio u operación mental llevada a cabo por el
interprete o el juez, que permite determinar que la conducta objeto de examen
coincide con la descripción abstracta contenida en la ley penal. Por el contrario, si
realizado dicho procedimiento surge que el resultado es negativo porque el
comportamiento en cuestión no se adecua al respectivo tipo delictivo, se dirá que
estamos en presencia de la atipicidad.
La función garantizadora del tipo deriva del principio de legalidad que asegura que solo
los comportamientos descriptivos previamente en la ley penal serán sometidos a
castigo.
Para esta concepción compleja ambas facetas (objetiva y subjetiva) deben coincidir.
Así, existen:
- Tipos de pura actividad que solo requieren el comportamiento del autor, sin
exigir el resultado, separable de aquel. Por ejemplo, la violación de domicilio.
- Tipos de resultado, en los cuales la modificación sensible del mundo exterior
está separada espacial y temporalmente de la acción del sujeto. Para que exista
homicidio no basta con la conducta del autor tendiente a privar de la vida a
otra persona, pues el tipo exige como resultado la muerte de la víctima. El
resultado puede consistir en:
Una lesión al bien jurídico mediante el daño o la modificación del objeto
material sobre el cual recae.
La puesta en peligro del respectivo bien jurídico, no se exige que la
conducta haya ocasionado un daño sobre su objeto, pues es suficiente
que el bien jurídicamente protegido haya sido puesto en riesgo de sufrir
la lesión que se quiere evitar. El peligro puede ser concreto, cuando se
produce la posibilidad real y efectiva de lesión al bien jurídico (ejemplo:
disparo de arma de fuego), o abstracto, cuando el tipo se limita a
describir un comportamiento que generalmente representa en sí mismo
un peligro para el interés penalmente tutelado.
Lo primero que debe averiguarse es si existe un espacio problemático. Los tipos captan
pragmas conflictivos, pero antes de averiguar si son conflictivos es preciso saber si
concurren los elementos objetivos de un pragma.
Una vez afirmada la presencia del espacio problemático, será necesario determinar si
lo abarcado por este constituye un conflicto. Pero para este paso no basta con la
consideración aislada del tipo, sino que debemos valernos de la misma fórmula legal
considerada ahora como parte de todo un conjunto orgánico normativo, es decir,
conglobada con todo el resto de normas vigentes. El tipo conglobante entonces es el
conjunto de elementos del tipo objetivo que tomamos en cuenta para afirmar la
conflictividad.
También una lesión usualmente insignificante puede ser significativa para el sujeto
pasivo concreto en razón de alguna circunstancia particular de este o de su situación,
por ejemplo, un vaso de gaseosa en el desierto no es lo mismo que en un café de
Paris).
Cuando una norma prohíbe hacer lo que otra prohíbe omitir (el medico que debe
denunciar una enfermedad infecciosa y al mismo tiempo guardar secreto profesional),
existe una aparente contradicción que debe resolverse mediante la interpretación
adecuada de ambas normas para establecer cual prevalece; lo cual es función de los
jueces.
Como no es racional que el estado prohíba lo que ordena, tampoco lo es que prohíba
lo que fomenta; dos de estas actividades (fomentadas por el derecho) son la actividad
deportiva y la actividad médica o terapéutica:
4- Medie consentimiento o una asunción del riesgo por parte del sujeto pasivo.
5- El resultado no exceda el marco de la realización de un riesgo no prohibido.
La tipicidad objetiva se afirma solo cuando se hayan agotado ambas funciones del tipo
objetivo (sistemática y conglobante).
No se concibe una conducta típica sin que se exteriorice, o sea, sin que de lugar a una
mutación física en el mundo, que suele llamarse resultado.
Esta primera formulación de la conditio sine qua non tuvo que ser corregida para
abarcar los casos en los que concurren varias condiciones: si diversas condiciones
pueden ser mentalmente suprimidas en forma alternativa, sin que desaparezca el
resultado, pero no acumulativamente, cada una de ellas es causa del resultado.
En la dogmatica del siglo XX, que se abre con von Liszt, la pregunta por la imputación
objetiva se confundía con la cuestión de la causalidad, la cual fue considerada durante
muchos años el eje central que proporcionaba la respuesta a esta pregunta. La mas
antigua teoría dogmatica de imputación objetiva es la de la causalidad.
Se hace uso de la doctrina de la conditio sine qua non (causa es toda condición que no
puede ser mentalmente suprimida sin que con ello desaparezca el resultado) para
verificar si la condición que se ha enumerado como causa efectivamente ha
contribuido a la producción del resultado.
Se postulo la necesidad de efectuar una selección entre las condiciones según diversos
criterios valorativos jurídicos (condición mas eficaz, la ultima condición puesta por una
conducta humana, etc.).
No es objetivamente imputable:
Zaffaroni: El autor, en el tipo doloso, es quien es señor del hecho, o sea, quien tiene el
dominio del hecho. Tiene el dominio del hecho quien dispone sus condiciones. Es
quien decide si el hecho re realiza, sigue, se detiene. Sin embargo, existen al menos
dos supuestos claros en los cuales, pese a que el sujeto tiene el dominio del hecho, no
es considerado autor sino complice a quien en doctrina se denomina participe
primario. Se trata de los casos de delitos de propia mano y de delicta propia. En los
primeros solo puede ser autor quien realiza personalmente la acción descripta por el
verbo típico; en el segundo el agente debe reunir los requisitos exigidos por el tipo
penal (no puede cometer prevaricato quien no es juez).
El dominus del hecho opera conforme a un programa o plan racional (plan concreto
del hecho). Conforme a cada plan concreto se establece quien o quienes son los
señores del hecho.
El participe secundario carece del domino del hecho y, por ende, en el aspecto objetivo
de su tipicidad dolosa no puede operar la dominabildiad como criterio limitador en la
tipicidad objetiva. Careciendo de este criterio imputativo cuando no se trata de
autores o complices primarios, cualquier aporte causal, por banal que sea, limitado
solo en el tipo subjetivo por el dolo de cooperar o facilitar, seria imputado como
complicidad. Para evitar esta consecuencia Jakobs acude a la exclusión de los aportes
realizados en función de roles banales o roles cotidianos inocuos.
- El rol no será banal siempre que implique peligros de los que se deriven
deberes de abstención o de cuidado para la evitación de lesiones del género de
las producidas por la causalidad a la que se aporta.
- El rol banal deja de ser tal cuando las circunstancias objetivas concretas y
presentes alteran notoriamente la originaria banalidad del rol.
Dolo: Concepto.
Lascano: Conocimiento y voluntad de realización del tipo penal. El autor debe saber
que realiza el hecho, que hecho realiza y las circunstancias que lo rodean, y además,
debe querer realizarlo.
Zaffaroni: es el núcleo central del tipo subjetivo. Es la voluntad realizadora del tipo,
guiada por el conocimiento de los elementos del tipo objetivo necesarios para su
configuración.
Aspecto intelectual:
Según su aspecto volitivo el dolo se distingue en dolo directo de primer grado, directo
de segundo grado y dolo eventual.
Sus clases:
1) Dolo directo.
La acción o el resultado típicos constituyen el objetivo perseguido por el sujeto: quiere
matar a otro y lo mata.
Para obviar las notorias injusticias del error juris nocet, se procuro la asimilación del
error de derecho extrapenal con el error de hecho, negando relevancia solo al error de
derecho penal. Con posterioridad esta clasificación fue reemplazada por la de error de
tipo y de prohibición, según recaiga sobre elementos del tipo objetivo (el conocimiento
de lo que se hace) o sobre la prohibición y antijuricidad de la acción (el conocimiento
de la ilicitud de lo que se hace).
El error de tipo es el error del inc.1 del art. 34 CP cuando tiene por efecto que el sujeto
no sepa que realiza la concreta acción típica (que mata, que hurta, etc.).
Como el error de tipo recae sobre elementos del tipo objetivo en todos los casos
elimina el dolo, restando solo la posibilidad de considerar una eventual tipicidad
culposa si se trata de un error vencible. El error de prohibición recae sobre la
naturaleza antinormativa y antijurídica de la acción, es materia propia de la teoría de la
culpabilidad.
El error de tipo será vencible cuando el sujeto, aplicando el cuidado debido, pueda salir
del error en que se hallaba y, por ende, no realizar el tipo objetivo. En tal supuesto, si
existe tipo culposo y se dan los demás requisitos de esa tipicidad, la conducta será
típica por imprudencia, pero nunca por dolo. Cuando el agente, aplicando el cuidado
debido, tampoco hubiese podido salir del error en que se hallaba, la acción no solo
será atípica del tipo doloso sino también de su eventual tipicidad culposa. En síntesis:
El error de tipo puede caer sobre cualquiera de los elementos del tipo objetivo
abarcados por el conocimiento del dolo, por lo cual es menester recordar que el
aspecto cognoscitivo de este no abarca la totalidad del tipo objetivo, pues excluye de
su ámbito los aspectos de la tipicidad conglobante que hacen al establecimiento de la
ofensividad. Estos son:
Los sostenedores de la vieja posición del dolus generalis niegan la necesidad de buscar
este limite, porque imputan cualquier mutacion siempre que se la haya querido causar
o causar una equivalente, aunque no guarde relación alguna con lo planeado: quería
matar a un ser humano y mato a un ser humano; quería robar un cuadro y robo un
cuadro.
Aberratio Ictus: el que dirige el ataque contra un objeto y alcanza a otro equivalente.
La mayor parte de la doctrina rechaza hoy la tesis del dolo general y considera que
existe una tentativa de homicidio en concurso ideal con un homicidio culposo.
Cuando los objetos son equivalente, el sujeto elabora todo su plan, lo pone en marcha
con referencia a un objeto y obtiene el resultado querido respecto del mismo, solo que
en la elaboración de su plan identifico erróneamente al objeto. Esta identificación
errónea no tiene relevancia excluyente del dolo.
Lascano: porque recaen sobre elementos accidentales del tipo, son irrelevantes como
eximentes del dolo los supuestos de error in objecto y error in persona, como asi
también los de error sobre el nexo causal (aberratio ictus y dolus generalis).
En los casos de error sobre el objeto o la persona, en principio carece de eficacia como
excluyentes del tipo subjetivo que el autor haya querido apoderarse del abrigo de Juan
y lo haya del hecho respecto del perteneciente a Pedro; o que queriendo matar a
Diego se haya confundido de víctima y haya privado de la vida a Mario. En ambos casos
hay un único delito doloso consumado de hurto y de homicidio, respectivamente.
Ordinariamente los errores sobre el nexo causal son accidentales y por lo tanto,
irrelevantes como eximente del dolo.
En la aberratio ictus (error en el golpe) el curso causal previsto por el autor se produce
según una mecánica no esperada, en virtud de la cual el resultado querido se produce,
pero sobre una persona distinta de la tenida en mira por el autor. Ejemplo: Santiago
quiere matar a Luis disparándole con un revólver, pero el proyectil se desvía de su
dirección e impacta sobre un peatón causándole la muerte.
a) Unos son las ultrafinalidades, tipos en los que se exige que la finalidad tenga
una particular dirección que exceda el tipo objetivo. Son los tipos que exigen un
para, con el fin de, con el propósito de, etc.
b) Otros son los elementos del ánimo, o sea, actitudes o expectativas del agente
que acompañan su acción y que se manifiestan objetivamente de alguna
manera, o que, al menos son compatibles con la ausencia de ciertos datos
objetivos: la alevosía sería incompatible con la víctima en plana capacidad de
defensa; el aprovechamiento del hurto calamitoso sin la calamidad o el
infortunio, etc.
Los elementos subjetivos que consisten en ultrafinalidades dan lugar a tipos que se
han llamado delitos de intención. Se ha distinguido según qué:
El tipo nunca se limita a captar una conducta aislada, sino en cierta constelación
situacional, en que la omisión seria una de las formas reactivas. En el tipo omisivo esa
situación constelacional siempre se precisa, la conducta debe tener lugar en ella y no
en otra cualquiera, porque es solo en ese contexto que se desvalora la acción
efectivamente realizada. No hay acciones ofensivas o inofensivas en si mismas:
disparar un arma puede ser una acción inofensiva, en un campeonato de tiro; jugar
con terrones de azúcar puede no serlo, si el que lo hace es quien heredaría a la tía rica
que esta a su lado con una crisis hipoglucemica.
Diferencias.
Los delitos de omisión propria no se corresponden con una estructura típica y pueden
ser realizados por cualquiera; los de omisión impropia se corresponden con una
estructura típica y pueden ser realizados únicamente por quien se encuentra en
posición de garante.
Cuando el sujeto no pudo realizar la acción ordenada por falta de capacidad, como
cuando alguien no salva al que se ahoga porque no sabe nadar, la conducta, diferente
de la ordenada, es atípica.
La ley.
Del contrato.
De la conducta anterior o precedente del sujeto.
Se trata de una posición especial de garantía, pues si bien todo garante tiene el deber
de actuar, no todo el que tiene el deber de actuar es garante: no tengo el deber de
omitir pagar una deuda, aunque sepa que mi acreedor comprara con el dinero un arma
para matar.
Cuando imponga el cuidado de una persona, como es el padre para los hijos;
pero no cuando se trate de un deber legal general como es el de ayuda: quien
se encuentra a su enemiga herido y no le presta asistencia (no podría ser mas
que autor de un delito de omisión propia).
Cuando el sujeto es legalmente responsable de un determinado ámbito o
sector de la realidad. Sería el caso del médico de guardia respecto de la
asistencia de un paciente, porque tiene a su cargo un ámbito concreto, pero no
sucedería lo mismo respecto de cualquier médico que pasase por el lugar del
accidente o se hallase frente al accidentado.
Cuando el sujeto activo tuviese un especial poder respecto de la protección o
vigilancia para los bienes jurídicos de terceros, como es el caso de los
empleados de las fuerzas de seguridad.
El deber legal que emerge de la relación del sujeto con una fuente de peligro,
como puede ser el que tiene un automóvil en cuando a la seguridad del
tránsito, o el que tiene una fiera respecto de su vigilancia.
a) El error que recae sobre el deber mismo de actuar que emerge de la posición
de garante y que seria un error de prohibición (el error del padre respecto de la
posición de garante).
b) El que recae sobre la situación o estado que funda la posición de garante en
particular (el que ignora su condición de padre). Conforme a ello, las
características que hacen a la posición de garante en particular (saber que es el
padre) pertenecen al tipo objetivo, pero no así el deber de evitar el resultado
de ella emergente (el conocimiento de los deberes que surgen de la posición de
padre) que como tal pertenece a la antijuricidad. En consecuencia, el primero
será un error de tipo que, como tal, eliminara la tipicidad dolosa de la
conducta, sin perjuicio de que, en el supuesto de ser vencible, pueda dar lugar
a una tipicidad culposa. Por el contrario, el error que recaiga sobre el deber que
emerge de la posición de garante (los deberes que incumben como padre) será
un error de prohibición que, en el supuesto de ser invencible eliminara la
culpabilidad.
La dificultad derivada del querer de la omisión ha creado serias dudas. El que frente a
un accidente no se representa la posibilidad de actuar ayudando, no puede decirse que
quiere omitir. Solo hay omisión dolosa solo cuando media una decisión de permanecer
inactivo. En rigor, en el tipo omisivo no se necesita una específica decisión de omitir.
Tanto en el tipo activo como en el omisivo, el dolo se monta sobre una futura
causalidad imaginada, solo que para obtener el resultado en el tipo omisivo sabe que
no debe interferirla y, para eso, debe realizar una conducta diferente a la debida.
Omisión culposa:
Se señalan 4 instancias en que puede surgir la culpa por falta al deber de cuidado:
a) En la apreciación de la situación típica (el policía que oye los gritos pidiendo
socorro y faltando al deber de cuidado, cree superficialmente que es una
broma).
b) Falta de cuidado al ejecutar el mandato (el que en la premura por apagar el
fuego arroja gasolina en lugar de agua).
c) Falta de cuidado al apreciar la posibilidad física de ejecución (el que supone que
no podrá salvar al niño porque con superficialidad juzga que el agua es
profunda).
d) Falta de cuidado en apreciar las circunstancias que fundan su posición de
garante (el médico que por error vencible cree que no se halla de guardia esa
noche.
En el tipo doloso la conducta se prohíbe porque está prohibido el fin que se propone el
autor, la selección mental de los medios y la causalidad que se pone en
funcionamiento para la obtención del fin prohibido.
En el tipo culposo el fin no cuenta por si mismo (aunque resulta esencial para saber
cuál es el deber de cuidado infringido), porque la prohibición se funda en que, la
selección mental de los medios viola un deber de cuidado y la cadena causal termina
en un resultado que, de no haberse violado el deber de cuidado, no se hubiera
producido.
La finalidad es indispensable para averiguar cuál era el deber de cuidado que incumbía
al agente, porque no hay un cuidado debido único para todas las acciones. Si no
sabemos qué acción realizaba el agente, no podemos preguntarnos por el deber de
cuidado que debe violar la acción.
Los tipos culposos son tipos abiertos, es decir, necesitan una norma de cuidado que
los complete o cierre, lo que no se explica por efecto de mera arbitrariedad legislativa,
sino porque es imposible prever las innumerables formas en que la realización de una
acción puede violar un deber de cuidado. El tipo culposo impone, por ende, un avance
en dos momentos para cerrar el juicio de tipicidad: en el primero se averigua,
conforme a la acción realizada, cual es el deber de cuidado; en el segundo se averigua
si la acción lo viola.
Resultado.
Dos posiciones fundamentales en cuanto a si este contribuye a constituir el ilícito.
El núcleo de ese reproche objetivo es la violación por parte del autor de una
determinado deber objetivo de cuidado.
Por muy reglamentada que este una actividad en una ley formal, no puede prever
todos los supuestos. Por ello, con frecuencia no existe otra alternativa que dejar la
cuestión librada a los patrones sociales de prudencia. Esto obliga a resolver cual es el
parámetro de capacidad de previsión para decidir si se violo este deber de cuidado: la
cuestión a decidir en esto es:
Componentes Subjetivos:
Tenemos aquí voluntad y conocimiento. En efecto, hay un aspecto “conativo”
(voluntad) y uno “cognoscitivo” (intelectual). El aspecto conativo es “la voluntad de
realizar la conducta final de que se trate, con los medios elegidos por ello”. Por
ejemplo, conducir el auto con el que me traslado hasta mi casa, a la vez que contesto
llamadas que tengo en mi celular. El aspecto cognoscitivo o intelectual es “la
posibilidad de conocer el peligro que esa forma de manejar implica para los bienes
jurídicos ajenos y de prever la posibilidad del resultado conforme a ese conocimiento”.
Este aspecto se llama “previsibilidad”. Sobre este último aspecto, debe decirse que se
considera “atípica” la conducta que produce un resultado “imprevisible”, tal como
ocurre cuando el resultado se halla más allá de la capacidad de previsión del sujeto (es
el caso de un albañil que coloca un ladrillo en una pared que 20 años más tarde se
parte y cae en la cabeza de una persona que pasaba por el lugar). La previsibilidad
condiciona el deber de cuidado. Quien no puede prever no tiene a su cargo el deber de
cuidado y no puede violarlo. Pero debe tenerse en cuenta que la previsibilidad debe
establecerse conforme a la capacidad de previsión de cada individuo. No podemos
acudir a fórmulas generales aplicables a todos por igual, como puede ser el “término
medio” o “criterio de normalidad”. Por ejemplo, un técnico en electricidad
seguramente puede prever con mayor precisión los riesgos que implica un cable
suelto, algo que quizás la persona que no conoce sobre esos temas no advierte. Por
todas esas razones la culpa queda excluida ante el error o ignorancia que no le es
imputable al autor (art. 34 inc. 1 CP).
Según la teoría de la retribución: debe tener mas pena quien teniendo la posibilidad de
obrar prudentemente, no lo hace (con representación).
Es regla básica que en ninguna hipótesis puede admitirse una pena más grave en razón
de un resultado que no haya sido causado por dolo o culpa, porque violaría el principio
de culpabilidad, consagrando una inadmisible responsabilidad objetiva.
Establecida esta regla de garantía mínima, frente a cada figura se hace necesario
determinar de cuál de las 3 hipótesis se trata. En ocasiones es sencillo como en el
llamado homicidio preterintencional, en que media una lesión dolosa en concurso
ideal con un homicidio culposo, pero en otras no se encuentran pautas interpretativas
claras. En estos casos queda claro que, por lo menos, el máximo de pena no puede
exceder la suma de las penas.
El respeto por la ley fue abandonado por el penalismo autoritario y se hizo una rápida
utilización antiliberal del concepto material (nazismo, stalinismo, etc.)
En tiempos en que regia la sistemática derivada de von Liszt el injusto era causación
física del resultado, con lo cual toda acción que era causa del resultado era
antijurídica, es decir, que lo antijurídico era la causación del resultado. Asi, por
ejemplo, si un sujeto le dice a un policía que quien corre delante le robo la cartera y el
policía lo persigue y detiene, siendo falsa la acusación, no solo habría actuado
antijurídicamente quien denuncio el hecho inexistente, sino también el policía, y la
victima podría defenderse legítimamente también contra el policía. A esto se le llamo
injusto objetivo y también antijuricidad objetiva, por oposición al injusto personal,
conforme al cual el que actúa antijurídicamente solo es el falso denunciante, mientras
que el policía se limita a cumplir con su deber de detener a sospechosos.
Cuando el injusto paso a ser complejo, la lógica consecuencia fue que deviniese
personal, y que por ende, este sentido de objetividad se abandonase junto al criterio
sistemático que le había dado origen.
Sus fuentes son 2: la ley y la necesidad. La primera porque solo ella puede declarar
licitas ciertas acciones típicas y la segunda porque es una determinada situación
episódica la que hace obrar al agente.
a) Legítima defensa.
Es un caso especial del estado de necesidad que implica la acción y el efecto de
defender o defenderse; esa acción de amparo o protección debe ser la consecuencia
de una agresión ilegitima previa.
“Es la defensa que resulta necesaria para apartar de uno mismo o de otro una agresión
actual y antijurídica”.
Fundamento.
Su fundamento reside en la injusticia de la agresión del titular del bien sacrificado.
Para algunos autores no solo se acuerda en defensa individual sino de ratificación del
orden jurídico como tal, el derecho no necesita ceder ante lo ilícito.
Racionalidad.
El ejercicio de la legítima defensa tiene límites, de modo que aquí la necesidad conoce
una ley que la limita, que es la racionalidad. La defensa necesaria es legítima siempre
que también sea racional.
En el estado de necesidad el orden jurídico acepta la producción del mal menor y por
ello, el límite de la justificación esta dado por la determinación de este. En la legítima
defensa no existen límites que provienen de la ponderación de males propios del
estado de necesidad, sino los que le impone la racionalidad.
No existe ningún orden jurídico que admita un individualismo tal que lleve la defensa
de los derechos hasta el extremo de hacer insostenible la coexistencia, convirtiendo la
vida social en una selva. Así el clásico ejemplo del empleo de una escopeta por parte
de un paralitico que tiene solo esta arma al alcance de su mano, no disponiendo de
ningún otro recurso para impedir que un niño se apodere de una manzana, será
antijurídico, pero no porque el bien jurídico vida sea superior al bien jurídico
propiedad, sino porque el orden jurídico no puede considerar conforme a derecho que
para evitar una lesión de tan pequeña magnitud, se acuda a un medio que sea tan
enormemente lesivo como un disparo mortal de arma de fuego. La acción de disparar
es necesaria porque no existe otra menos lesiva para evitar el resultado, pero no
cumple el requisito de racionalidad.
Cuando la ley dice necesidad racional del medio empleado, no se está refiriendo al
instrumento, sino a la conducta con que se lleva a cabo la defensa. La ley no exige la
equiparación ni proporcionalidad de instrumentos, sino la ausencia de desproporción
aberrante entre las conductas lesiva y defensiva, precisamente en sus respectivas
lesividades. Así, no será irracional la defensa del que siendo atacado a puñaladas se
defiende con un arma de fuego, porque no existe una aberrante desproporción lesiva
entre ambas conductas, aunque objetivamente sea más dañoso un revolver que un
cuchillo. Tampoco lo será la de quien emplea un arma blanca o de fuego frente a quien
le agrede a golpes de puño, si la superioridad física del agresor le impide detenerle con
igual medio.
Necesidad.
No debe confundirse la racionalidad con la necesidad misma. La racionalidad es el
límite de la necesidad justificante, pero si esta no existe carece de sentido plantear la
cuestión de la racionalidad. Si el paralitico podía evitar que el niño tomase la manzana
avisando a su criado, directamente no habría necesidad de dispararle y no tendría
sentido plantear la cuestión de la racionalidad del disparo. La necesidad que la
racionalidad limita consiste en que el agente no pueda llevar a cabo otra acción
menos lesiva o inocua para neutralizar la agresión que sufre. No actuara
justificadamente quien para defenderse de los puñetazos inciertos de un borracho le
propina un golpe que le fractura varios huesos: se excluye la legitimidad de la defensa,
porque la conducta realizada no era necesaria para neutralizar al agresor; al borracho
basta con darle un empujón.
Bienes defendibles.
Todo bien jurídico es legítimamente defendible, aunque su lesión no sea relevada por
el derecho penal. Esto está claro en la ley vigente al expresar esta que la defensa
puede ser propia, de sus derechos, de la persona o de los derechos de otro (art.34
incs. 6 y 7).
En los demás casos en que se absolviere a un procesado por las causales del presente
inciso, el tribunal ordenará la reclusión del mismo en un establecimiento adecuado
hasta que se comprobase la desaparición de las condiciones que le hicieren peligroso;
2º. El que obrare violentado por fuerza física irresistible o amenazas de sufrir un mal
grave e inminente;
3º. El que causare un mal por evitar otro mayor inminente a que ha sido extraño;
6º. El que obrare en defensa propia o de sus derechos, siempre que concurrieren las
siguientes circunstancias:
a) Agresión ilegítima;
7º. El que obrare en defensa de la persona o derechos de otro, siempre que concurran
las circunstancias a) y b) del inciso anterior y caso de haber precedido provocación
suficiente por parte del agredido, la de que no haya participado en ella el tercero
defensor.
1) Contra animales.
2) Contra la amenaza proveniente de un involuntable, de quien se halla bajo el
efecto de una fuerza física irresistible o de un acto meramente reflejo o
automático.
Puede haber legitima defensa contra conductas de niños e inimputables, aunque, dado
el requisito de la racionalidad como limitativo de la necesidad, el ámbito del permiso
se estrecha en estos casos.
Tampoco puede admitirse la legítima defensa contra quien actúa compelido por una
fuerza desencadenada por un caso fortuito: a un automóvil se le quiebra la barra de
dirección y asciende a la acera.
Suele admitirse la posibilidad de agresión por omisión. Debe considerarse que hay
agresión cuando un sujeto que puede prestar auxilio no lo presta, como el que
hallando un herido en el camino se niega a transportarlo en su vehículo hasta donde se
lo pueda atender; la conducta del tercero o del propio herido que amenace con un
arma al que se niega a la conducta debida, está justificada por legítima defensa.
Debido a que la acción agresiva debe ser antijurídica, resulta inadmisible la legítima
defensa contra cualquier conducta que sea conforme al deber jurídico o que tenga
lugar dentro del ámbito de la juricidad. Por ello no cabe la legítima defensa contra el
que actúa en legítima defensa ni contra el que actúa en estado de necesidad
justificante, ni frente a quien ejerce un derecho o cumple un deber.
Puede darse el caso en que la legítima defensa que se ejerza contra el agresor quede
también justificada respecto de los daños que para un tercero puedan resultar, pero
ello será por efecto de un fenómeno de concurrencia de causas de justificación, o sea,
cuando la acción justificada por legítima defensa respecto del agresor también lo sea
respecto de un tercero, por efecto de un estado de necesidad justificante. Cuando un
sujeto se defiende legítimamente de una agresión que pone en peligro su vida o su
salud arrancando para ello una madera de una cerca, el daño en la propiedad ajena
estará justificado por el estado de necesidad pero no por legítima defensa, y por lo
tanto no habilita la legítima defensa del propietario del cerco frente al que se
defiende. No sucedería lo mismo si pretendiese usar el cuerpo del propietario como
escudo para evitar la agresión.
La acción defensiva puede realizarse mientras exista una situación de defensa, que se
extiende desde que surge una amenaza inmediata al bien jurídico, hasta que haya
cesado la actividad lesiva o la posibilidad de retrotraer o neutralizar sus efectos. Por lo
tanto, puede haber legítima defensa contra actos preparatorios, como también puede
haberla después de la consumación.
La conducta debe ser provocadora, lo que significa que debe operar como motivo
determinante para la conducta agresiva antijurídica. Si el agresor hubiese ignorado la
previa provocación del agredido, este permanecerá en el ámbito de la legítima
defensa, pues no habrá provocado la agresión ilegitima.
Es una justificación para el actuar de una persona (que no ha sido agredido) que
interviene en defensa de otra, aunque esta haya provocado suficientemente, la
exigencia es que el defensor no haya intervenido en ella ni como autor, cómplice o
instigador.
Cuando nos encontramos ante un interés objetivamente menos al que se salva, nos
encontramos en un estado de necesidad justificante, es una causa de justificación con
todos sus efectos. Pero si el valor relativo de los bienes es igual o, el bien que se afecta
es de mayor valor, la conducta no se considera justificada, sino que será disculpada
(estado de necesidad exculpante) si no le es exigible al agente que soporte esa lesión.
3º. El que causare un mal por evitar otro mayor inminente a que ha sido extraño;
Mal es el daño o lesión a un interés individual o social de otro y ese mal es el hecho
descripto en una figura delictiva.
El mal que se cause deber ser para alejar el peligro, sea para el sujeto que lo produce o
para un tercero, pero siempre debe lesionarse un bien ajeno, si fuere propio seria un
acto de disposición.
El mal evitado debe ser mayor. La valoración debe provenir del derecho y no de
criterior individuales.
También ser requiere que el mal sea inminente, es decir actual, que este próximo a
suceder, que aparezca como de realización inmediata y que se tema que si se espera,
la ayuda llegara demasiado tarde, el autor debe encontrarse en la disyuntiva de
cometer un delito o provocar un mal mayor.
Debe existir la imposibilidad de evitar el mal por otros medios, esto quiere decir que el
utilizado es la única forma para evitar el peligro.
El sujeto que obra necesitado debe haber sido extraño a la amenaza de daño, es decir,
no lo debe haber provocado. Al respecto existen dos posturas en la doctrina: una que
excluye el estado de necesidad en los casos en que el sujeto provoco dolosamente y
otra, que agrega la situación originada en un actuar culposo.
El que obra no debe estar legalmente obligado a soportar el mal. El deber de afrontar
el riesgo debe estar impuesto jurídicamente, ejemplo: bomberos, policía, etc. Estas
obligaciones no son absolutas, los limites surgen ante una gran desproporción de los
bienes en peligro, prevalece el deber, pero en la medida, y de común que no exija
hecho extraordinarios en servicio de alguien (el propio sacrificio para la salvación de un
tercero), o que el bombero arriesgue su vida para salvar bienes patrimoniales.
El aspecto subjetivo de la justificante aparece en que el mal menor debe haber sido
causado para evitar otro mal mayor o inminente. Debe existir ese fin o animo de
salvación, si el beneficio resultare sin este componente subjetivo seria causal y ajeno a
este instituto.
Para Roxin, cuando está en juego el bien jurídico de la vida humana, son inadmisibles
las cuantificaciones. Ante el derecho toda vida humana tiene el mismo rango y no
existe un diferente valor vida.
A pesar de esto, ante ciertas puestas en peligro de bienes jurídicos tan valiosos como
la vida, puede justificarse hasta el caso de matar dolosamente a una persona, como en
el estado de necesidad defensivo y, lo que se trata es de factores adicionales que nos
llevan a la justificación, los cuales no son referidos a la valoración de la vida humana en
si misma.
Consiste en realizar las acciones autorizadas por la ley. Ello surge del principio
constitucional de no contradicción del derecho.
Un hecho considerado licito por otra rama del derecho no puede castigarse, en
principio, por el derecho penal.
Pero puede suceder que lo licito llegue a constituirse en delito por el legislador, al
querer castigar conductas permitidas por otras normas. Cuando esto ocurre, Mir Puig
considera que debe resolverse por la norma no penal a favor del deber o derecho y,
cuando se desee derogar algún deber o derecho previamente establecido por otra
norma, habrá que manifestarlo expresamente entre las disposiciones derogatorias.
El exceso por razón del contenido surge cuando se lesiona un derecho de otro como
consecuencia de realizar actos que van más allá de lo autorizado de acuerdo al caso
concreto (ejemplo: si el que ejerce el derecho de retención exige una suma mayor que
la adeudada).
Se abusa del derecho en razón del objeto, cuando se lo ejerce con un fin distinto del
autorizado por el derecho (ej.: los actos realizados en cualquiera de las ramas del arte
de curar) o cuando se lo ejerce usando medios o vías distintas a las autorizadas por la
ley (ej.: utilizar las vías de hecho en cambio de las derecho, justicia por mano propia).
Han sido considerados como ejercicio de un derecho por la jurisprudencia: los poderes
de corrección paterna y las lesiones o muerte en materia de deportes y tratamiento
médico-quirúrgico.
Es la potestad que posee una persona sobre otra en virtud de una disposición legal. Se
desenvuelve dentro del ámbito privado de las relaciones familiares, implicando la
facultad de educación y corrección de ambos padres, tutores o curadores, respecto de
sus hijos menores no emancipados, sean matrimoniales, extramatrimoniales o
adoptados, de sus pupilos o incapaces.
Los limites a este ejercicio se encuentran en el art.278 CC. Mas alla de lo moderado
aparece el exceso o el abuso, no aceptándose que el fin que impulse al padre no sea el
correctivo sino de diferente índole, como por ejemplo la intolerancia o la hostilidad.
Los maestros o profesores no poseen esta facultad correctiva, pero dentro del derecho
disciplinario propio de su institución podrán restringir en cierta medida la libertad del
alumno.
Es legítimo cuando el agente obra dentro y según las formalidades prescriptas por la
ley. Cuando es público, será legítimo si se realiza conforme al deber. Es legítimo en el
modo de ejercer el permiso si no es contrario a la ley ni por exceso ni por abuso.
Obran legítimamente: el juez que ordena un desalojo con uso de la fuerza pública; el
guardia-cárcel que hiere a un preso para evitar su huída.
Dichas intervenciones coactivas de la autoridad deben darse dentro de su competencia
y sin abuso de autoridad, quien resiste con medios racionales, en estos casos, opone
una legítima defensa.
Quien concreta un tipo delictivo al cumplir con un deber esta cubierto por la
justificante. Esto ratifica el principio de la no contrariedad del orden jurídico. El art.
1071 del CC establece que: el cumplimiento de una obligación legal no puede
constituir en ilícito ningún acto.
No basta que una ley imponga el deber para que el hecho quede justificado sino que
deber tener fuerza revocatoria respecto de la que castiga el acto. Esta fuerza no
depende aquí de la simple superioridad de la ley en sentido estricto sobre el
reglamento, ni de la utilidad jurisdiccional legislativa de los dos preceptos en juego. La
eficacia del deber justificante esta subordinada a circunstancias variables, en cuya
virtud, por ejemplo, la criminalidad de una ley nacional puede ser excluida por un
reglamento local.
Los requisitos de la eximente en este caso que relatan los autores son:
Art.35: El que hubiere excedido los límites impuestos por la ley, por la autoridad o por
la necesidad, será castigado con la pena fijada para el delito por culpa o imprudencia.
Positivismo:
En los comienzos de la dogmatica jurídico penal del siglo XX regia la llamada teoría
psicológica de la culpabilidad, propia de von Liszt. La culpabilidad era el nexo
psicológico entre la acción y el resultado, así como el injusto era el nexo causal entre
ambos términos.
Pretendía ser un concepto descriptivo que no admitía grados (solo reconocía dolo y
culpa) y por eso no se proyectaba sobre la pena (porque esta se determinaba según la
peligrosidad, dado que Liszt era la versión alemana del positivismo). Pero tampoco era
en definitiva un juicio de culpabilidad, sino solo lo que hoy llamamos tipo subjetivo.
Normativismo:
Edmund Mezger en los años treinta hizo las tentativas más fuertes para hacer de la
culpabilidad un equivalente de la peligrosidad, tratando de legitimar por medio de
culpabilidad la mayor pena al habitual, al reincidente, al profesional, al malvado, etc.
El dilema que esto planteo a las teorías legitimantes, trato de resolverse apelando a
una culpabilidad que reproche algo mas que el acto y, por ende, recayendo en una
degradación sintomática del delito, que volvía a ser el signo de ese algo mas que se
reprochaba. Ese es el marco de las versiones del normativismo como culpabilidad de
autor, en cualquiera de sus variables – culpabilidad de carácter, de personalidad, de
conducción de la vida o de decisión de vida – o en sus expresiones contemporáneas.
Finalismo:
Pese a conocer el desvalor jurídico y a comprender a los demás y asi mismo como
persona, no puede exigírsele en estos casos que incorpore ese valor como pauta
propia de conducta.
Entendiendo comprensión en este sentido filosófico, por regla general el autor de un
injusto casi nunca habrá comprendido bien la antijuricidad, porque de haberlo hecho
no hubiese cometido el injusto. Si la ley exigiese la comprensión efectiva de la
antijuricidad, seria menester concluir en una inculpabilidad general. De allí que la ley
penal disponga que para la culpabilidad es suficiente la posibilidad exigible de
comprensión de la antijuricidad y solo es inculpable aquel al que no se le pueda exigir
razonablemente la comprensión de la antijuricidad.
Exigibilidad: Concepto.
En principio no parece irracional exigirle al habitante que realice un esfuerzo por
comprender, por lo que en cada caso debe preguntarse si el agente no lo ha hecho
porque no le era exigible.
2- Inimputabilidad.
Concepto.
En un sentido amplísimo, se usa imputabilidad como posibilidad de cargar a alguien
con algo. Asi la emplea el titulo 5 del código, pero jamás se la usa técnicamente en este
sentido amplísimo. El uso que se hace en el derecho penal es técnico y difiere del
amplísimo: significa solo capacidad psíquica de culpabilidad.
Para reprocharle un injusto penal a un autor es menester que este haya tenido cierto
grado de capacidad psíquica, que le hubiera permitido disponer de un ámbito de
autodeterminación.
Debe quedar claro que la imputabilidad es una característica del acto aunque provenga
de una capacidad del sujeto; no hay una clasificación de las personas en imputables e
inimputables, sino injustos que son imputables y los que no lo son por razones de
capacidad psíquica del autor.
1º. El que no haya podido en el momento del hecho, ya sea por insuficiencia de sus
facultades, por alteraciones morbosas de las mismas o por su estado de inconciencia,
error o ignorancia de hecho no imputables, comprender la criminalidad del acto o
dirigir sus acciones.
En los demás casos en que se absolviere a un procesado por las causales del presente
inciso, el tribunal ordenará la reclusión del mismo en un establecimiento adecuado
hasta que se comprobase la desaparición de las condiciones que le hicieren peligroso;
Presupuestos biológicos:
1) Madurez mental:
2) Salud mental:
El Código Penal, con la formula negativa del art.34 inc.1 párrafo primero, dispone que
el sujeto activo del delito goza de salud mental si no esta afectado de una insuficiencia
de sus facultades o una alteración morbosa de las mismas.
Para que se pueda establecer este diagnostico el sujeto debe tener al menos dieciocho
años y tener historia de algunos síntomas de un trastorno disocial antes de los quince
años. El comportamiento antisocial no debe aparecer exclusivamente en el transcurso
de una esquizofrenia o de un episodio maniaco.
3) Conciencia:
Hay hipótesis:
Efectos psicológico-axiológico-normativos:
De acuerdo con el art.34 inc.1 CP, la formula que regula la responsabilidad criminal por
perturbaciones psiquiátricas, exige además de la presencia de un presupuesto
biológico, que este produzca al momento del hecho, el efecto psicológico de impedir la
comprensión de la criminalidad del acto o de la dirección de las acciones.
Momento de la imputabilidad.
La ley requiere la capacidad de comprensión de la antijuricidad en el momento del
hecho, lo cual implica que debe valorarse la capacidad psíquica del agente al tiempo de
realizar la conducta sin que interese la capacidad al tiempo del resultado ni en el
momento previo a la acción.
Adquiere especial importancia el llamado trastorno mental tansitorio, que por razones
patológicas o no, tiene lugar en el momento de la acción y luego desaparece.
En caso de que la embriaguez haya sido provocada por el propio agente, debe
analizarse la posible tipicidad culposa o dolosa.
Asi:
Por otra parte, la ley es clara en exigir la capacidad en el momento del hecho y no
antes o después.
Causas de inimputabilidad.
Insuficiencia de las facultades mentales: ha sido entendida como comprensiva de
deficiencias mentales u oligofrenias que han impedido el desarrollo de aquellas
(idiocia, imbecilidad, debilidad mental).
Trata de mantener los limites entre la culpabilidad y la punibilidad afirmando que las
consideraciones político-penales acerca del fin de la pena determinarían la
culpabilidad, en tanto que la punibilidad dependería de consideraciones político-
sociales extrañas a la teoría del fin de la pena.
Traduce sistemáticamente la presencia de ambos criterios o principios, distinguiendo
entre culpabilidad y necesidad de prevención: sobre la base de ambos se construye el
concepto mas amplio de responsabilidad. Asi, afirma que en el estado de necesidad
exculpante el sujeto esta disponible a la llamada de la norma según su estado mental y
anímico, por lo que hay culpabilidad, pero por razones político criminales el legislador
renuncia a la pena y, por ende, no existe responsabilidad, pese a existir culpabilidad.
La función de la pena tiene por fin mantener la vigencia de la norma; de allí deduce
que es necesario replicarle al infractor porque cuestiona esa vigencia. Por eso afirma
que la pena halla su fundamento en el propio acto de penar y en esa medida deba
imponerse para ejercitar la fidelidad al derecho.
a- Inimputabilidad.
Ya desarrollado precedentemente.
b- Error de prohibición.
Zaffaroni: Quien no puede saber que la acción que realiza esta penada, no puede
comprender su carácter criminal y, por ende, no puede ser reprochado jurídicamente
sin violar reglas elementales de racionalidad. El principio de culpabilidad, como
necesaria consecuencia de la legalidad, impide el ejercicio del poder punitivo cuando
esa comprensión fuese imposible.
Se diferencia del error de tipo en que, en este ultimo, el agente cree estar realizando
una acción diferente (cree llevar a cabo un acto de caza de un oso, pero esta
disparando sobre un humano), o sea, piensa estar realizando otra conducta.
Lascano: No basta que quien actua típicamente conozca la situación típica, sino que
hace falta, además, saber o poder saber que su actuación se halla prohibida, es decir,
que el sujeto tenga la posibilidad de conocimiento de la antijuricidad del hecho.
Evitable e inevitable.
Zaffaroni: El error imputable o vencible (evitable) no elimina el reproche.
La vencibilidad del error debe determinarse conforme a las condiciones personales del
agente y nunca en función de una pretendida objetividad que acuda a una figura de
imaginación (al hombre normal).
Teoría de la culpabilidad:
El error sobre las causas de justificación ha provocado una división entre los seguidores
de la teoría de la culpabilidad, surgiendo dos nuevas teorías:
Teoría estricta: seguida por el finalismo; brinda el mismo tratamiento al error sobre
existencia. Si se trata de error de prohibición invencible, no hay culpabilidad; si se trata
de un error de prohibición vencible, se sanciona por delito doloso atenuado.
Teoría restringida: brinda un tratamiento distinto a los dos supuestos del error de
prohibición indirecto; al error sobre la existencia y sobre los límites de una causa de
justificación los considera como un supuesto de error de prohibición; mientras que al
error sobre los presupuestos facticos de las causas de justificación, lo considera como
un error de tipo, que afecta al tipo de injusto pero no a la culpabilidad.
Consecuencias sistemáticas.
El error de prohibición invencible impide la infracción de la norma primaria penal, y
con ello, se excluye la primera condición de la culpabilidad o atribuibilidad individual,
determinándose la impunidad.
El error de prohibición vencible deja paso a una imprudencia iuris por falta de cuidado
en el sujeto al no haber advertido la antijuricidad, determinándose una atenuación de
la responsabilidad criminal.
(Lascano)
a) La comprensión de la antijuricidad.
b) De la adecuación de la conducta con esa comprensión.
El estado de necesidad exculpante tiene lugar cuando el mal que se evita no es mayor
que el que se causa. El mal puede provenir de un acto humano (coaccion) tanto como
de acontecimientos naturales. En este segundo sentido, la amenaza puede ser una
vivencia y el daño provenir de un peligro generado por otro o por la naturaleza.
Este tiene lugar cuando entran en conflicto males equivalente o cuando se sacrifica el
bien mayor. El fundamento es la notoria reducción del ámbito de autodeterminación
del sujeto en la situación constelacional en que realiza la acción, lo que neutraliza la
posibilidad de reproche.
Requisitos:
- Debe haber un peligro para un bien jurídico: el mal grave e inminente puede
provenir de cualquier fuente y amenazar a cualquier bien jurídico. El Codigo
opta por limitar el material salvable atendiendo a la gravedad del mal y no a los
bienes jurídicos en particular, por lo cual establece que el mal deber ser grave.
- La gravedad del mal no solo deriva del requerimiento expreso de la ley, sino
también de que sin gravedad el sujeto no puede hallarse violentado, puesto
que nadie es violentado por la amenaza de un mal infimo.
- En la ley argentina tiene efecto exculpante la necesidad creada por la amenaza
de pérdida del único medio de subsistencia, que sin duda es un mal grave e
inminente.
- Tampoco exige el código que el mal que se quiere evitar deba recaer
directamente sobre bienes jurídicos del necesitado, sino solo que constituya
para el un mal grave e inminente. Es lo que sucede cuando la afectación directa
recaería sobre bienes jurídicos de personas estrechamente vinculadas al sujeto.
- Se exige que el mal además de grave sea inminente. Valen las reglas señaladas
para el estado de necesidad justificante. No hay base legal alguna para excluir
del estado de necesidad exculpante a quien provoco la acción.
- Cabe tener en cuenta que el estado de necesidad exculpante presupone al igual
que el justificante, la necesidad de la conducta para apartar el peligro del mal
amenazado. Teniendo el sujeto la posibilidad de realizar otra conducta no
lesiva (o de menor contenido injusto) y siendo exigible esta, queda descartada
la necesidad exculpante. Le necesidad de la conducta implica el requerimiento
de que la mima sea objetivamente idónea y adecuada, pues sin esas
condiciones no es necesaria para apartar el peligro.
Vía que comienza con una faz interna, propia e inmanente del individuo que imagina o
idea su acción criminal; y culmina con el agotamiento de su pretensión delictiva. En
este recorrido el sujeto ira atravesando dinámicamente distintos estadios cada vez
más perfectos y eficaces en relación a su cometido criminal. De allí que se torna
imprescindible su análisis a fin de establecer cuáles de estos estadios o etapas pueden
caer en la órbita del ius puniendi.
Una primera parte impune comprenden las fases internas del sujeto, tales como la
ideación, deliberación o reflexión sobre la idea y decisión; y las fases externas que no
signifiquen una manifestación clara y directa de la voluntad criminal (los llamados
actos preparatorios del delito.
Hasta aquí el sujeto ha imaginado, planeado y decidido como llevar adelante su obra
delictiva, incluso hasta la puede haber preparado, disponiendo los medios elegidos
para obtener su finalidad.
Estos actos preparatorios si bien no son punibles como delitos suelen algunas veces ser
materia de infracciones contravencionales.
Tentativa.
La segunda parte, ya punible, es la comprensiva de los actos certeramente
demostrativos de intención criminosa para unos, o productores de peligro para otros,
según se parta de teorías subjetivas u objetivas respectivamente, en los que
inequívocamente el autor demuestra que ha puesto en marcha la ejecución de su plan
delictivo. Los llamados actos de tentativa.
Consumación y Agotamiento.
También comprende los actos de consumación en los que ya concurren la totalidad de
la circunstancias y elementos del tipo tanto objetivo como subjetivo, y el agotamiento
que suma a la consumación, el logro de la finalidad y objetivos que se propuso el
autor.
2- La tentativa: Concepto.
Lascano: Actos certeramente demostrativos de intención criminosa para unos, o
productores de peligro para otros, según se parta de teorías subjetivas u objetivas
respectivamente, en los que inequívocamente el autor demuestra que ha puesto en
marcha la ejecución de su plan delictivo. Los llamados actos de tentativa.
Caso contrario si esta inidoneidad se da desde el comienzo del obrar del autor en
forma que el bien no hubiera corrido riesgo alguno, el caso no será de tentativa sino de
delito imposible.
Son punibles aquellas conductas que lesionan efectivamente, las que causan perjuicio.
Sin duda alguna dentro de estas esta la consumación, pero también serán punibles los
actos de ejecución delictivos que no impliquen consumación, ya que ponen al bien
jurídico protegido en un peligro real e inminente de daño. Peligro que por su
proximidad e inmediatez al daño queda atrapado en el propio concepto de lesividad.
Será necesario que la acción de que se trate importe un verdadero y próximo peligro
concreto para un bien, para ser castigable. Estas acciones constituyen los llamados
actos de tentativa. Así se amplía la imputación delictiva a una forma imperfecta pese a
la falta de alguno de los elementos del tipo objetivo.
a- Subjetiva.
Funda la punibilidad de la tentativa en la voluntad del autor contraria a derecho.
Justifican el ejercicio del ius puniendi toda vez que se manifieste de alguna manera una
voluntad criminal, acentuando la punibilidad en el propósito de cometer un delito, mas
allá de si logra el resultado, o de si logra poner eficazmente en peligro el bien jurídico.
b- Objetiva.
La ley pena la tentativa porque implica un peligro para el bien jurídico.
Es atípica toda acción que no hubiera determinado que el bien jurídico en concreto
haya corrido algún peligro: quien penetrase en una habitación en la que no hubiese
nada que hurtar, no cometería tentativa de hurto. Consecuencia necesaria del punto
de vista objetivista es que la pena de la tentativa sea inferior a la del delito
consumado.
Se penan los actos de tentativa en los cuales se revele la peligrosidad del autor.
Dolo.
El art. 42 requiere por parte del autor el fin de cometer un delito determinado, de allí
que la doctrina descarta la posibilidad de la tentativa culposa.
En otras palabras, solo el dolo directo tiene cabida en la formula del Código Penal.
Lo que sucede es que a la imperfección del tipo objetivo que implica la falta de
consumación, el legislador la ha compensado con una exigencia subjetiva mayor. Es
por ello que pese a que la figura perfecta admita las formas culposas o el dolo
eventual, su realización imperfecta no las acepta.
Es decir que el tipo objetivo queda trunco, y asi permanece, por causas no queridas
por el autor, que vienen a salvar al bien jurídico impidiendo la consumación, ya sea
que el autor aun no haya realizado todo lo necesario para que se produzca el resultado
(tentativa inacabada); o que lo haya hecho (delito frustrado o tentativa acabada);
siempre que haya comenzado la ejecución y mientras que el delito no se haya
consumado.
Es el el limite entre ambos tramos del iter criminis, esto es, en el límite entre los
punible y lo impune, entre actos preparatorios y actos ejecutivos, donde surgen las
diferencias y donde tiene gravitación la perspectiva de la que se parta.
1) Subjetivas.
Procuran la punición de todos los actos preparatorios, pretenden que no es posible
distinguir actos preparatorios de los ejecutivos.
Los positivistas sostuvieron que no debían ser impones los actos preparatorios
reveladores de la peligrosidad del autor, o sea, molestos para la policía.
2) Objetivas.
Admiten la posibilidad de esta distinción.
a) Formal objetivas.
Exige que el autor haya realizado en forma efectiva una parte de la propia conducta
típica, penetrando así en el núcleo típico. Indica como comienzo de ejecución el inicio
del respectivo verbo típico, lo que no tendría lugar cuando el autor solo esta
extrayendo el arma. Por ejemplo: comenzar a matar disparando el arma o lanzando
una puñalada.
b) Material objetivas.
Recurren al peligro corrido para el bien jurídico protegido, requerido por gran parte de
los autores.
Exige que los actos ejecutados impliquen la iniciación de la acción típica y tratándose
de tipos agravados que se haya ejecutado el primer acto de realización de la
agravante. Por ejemplo: el robo con fractura, comenzando la fractura.
Cuando en ese plan deban realizarse aun otras acciones intermedias a la del verbo
típico, se tratara de un acto preparatorio.
6- Punición de la tentativa.
Para una primera línea de pensamiento, el juez debe determinar, en abstracto, dentro
de la escala respectiva, la pena que, conforme con las circunstancias de los arts. 40 y
41 hubiese correspondido; una vez efectuada esta operación fijar la pena que
corresponde a la tentativa, disminuyendo un tercio, como mínimo, o una mitad, como
máximo.
En consecuencia, en toda escala penal salvo las penas perpetuas, la escala que
corresponde a la tentativa tiene un límite superior infranqueable, equivalente al
máximo de la pena menos un tercio y un mínimo posible, igual a la mitad del mínimo
legal.
Conforme a esta tesis la tentativa de un delito cuya pena sea de 6 a 12 años de prisión,
será de 4 a 6 años de la misma especie de pena, porque un tercio de 6=2, 6-2=4 como
mínimo y la mitad de 12=6, 6 como máximo.
Si ahora interpretáramos la norma del art. 44 al revés, para la disminución, esta
operaria en la mitad del mínimo y un tercio del máximo. Así, en una pena de 6 a 12
años de prisión para el delito consumado, la pena del correspondiente delito tentado
seria de 3 a 8 años (por que la mitad de 6 es 3, y un tercio de 12 es 4, por lo cual 12-
4=8).
Por esta vía interpretativa se amplían las escalas penales, haciendo la pena a aplicar
por el juez más flexible, desde que le otorga mayores márgenes de discrecionalidad en
la apreciación y valoración del hecho a la hora de individualizar judicialmente la pena.
a) Una ausencia de tipicidad objetiva sistemática que solo daría lugar a una
apariencia de tentativa, que llamamos tentativa aparente.
b) Una acción que, ex ante (antes del suceso), observada por cualquier tercero, es
idónea y peligrosa, pero ex post (después del suceso) se verifica una
imposibilidad total y absoluta de consumación del delito, sería el delito
imposible.
c) Cuando el medio ex ante fue idóneo y hubo peligro y ex post no se comprueba
ninguna imposibilidad absoluta de consumar el delito, la cual sería la tentativa
común.
Tentativa aparente:
La tentativa puede ser aparente por la ausencia de tipo, son todos aquellos casos en
que desde el principio faltan elementos del tipo objetivo, como puede ser la vida
humana en el homicidio, la cosa ajena en el hurto. En estos supuestos la tentativa es
incuestionablemente aparente, porque los elementos del tipo objetivo solo existen en
la imaginación del autor.
También puede ser aparente por falta de medio. Toda tentativa se lleva a cabo
conforme a un plan concreto que implica el empleo de un medio concreto. Cuando el
agente cree poner en practica su plan por aplicación del medio y este en la realidad no
existe, tampoco existe ningún comienzo de ejecución o, mejor dicho, no hay un
comienzo de ejecución conforme al plan trazado, por lo cual la tentativa también es
meramente aparente. Ejemplo: el que pretende arrollar a alguien con un automóvil sin
motor; el que cree poner veneno en la comida y pone sal.
En todos estos casos el agente no comienza ejecutar nada porque en realidad hace
algo completamente diferente de lo planeado. La atipicidad obedece a que el medio
empleado realmente no es el que había escogido.
Delito imposible:
8- Desistimiento voluntario.
El art.43 CP establece: “el autor de tentativa no estará sujeto a pena cuando desistiere
voluntariamente del delito”.
Requisitos.
1- Que haya habido un comienzo de ejecución con finalidad delictiva: el autor
podrá desistir del delito tentado hasta que se produzca la consumación, o
antes.
2- Requiere de la decisión no coacta u obligada del autor, de no consumar el
delito, es decir, de abandonar la idea de ejecutarlo pese a la posibilidad real y
aun existente de llevarlo a cabo.
3- No se considera desistimiento el aplazamiento para mejor oportunidad del plan
delictivo.
4- No es voluntario el desistimiento cuando proviene del convencimiento o
descubrimiento por parte del autor de la imposibilidad de consumarlo o cuando
es determinado por una acción especial del sistema de prevención penal
(policía, alarmas, etc.).
Efectos.
El efecto del desistimiento voluntario es que el autor no estará sujeto a pena, según lo
establece el art.43.
En estos casos el autor ya ha realizado todo lo necesario para que el resultado delictivo
se produzca (colocar la bomba y poner en funcionamiento el reloj que la hará estallar)
y luego de ello se arrepiente. En este caso para poder desistir obteniendo el beneficio
de la eximición de pena de art. 43, el autor deberá impedir la consumación mediante la
realización de comportamientos positivos (desactivar la bombo anteriormente
activada).
En sentido limitado, se dice que hay participación cuando una o más personas toman
parte en el delito ajeno, siendo participes solo los cómplices y los instigadores, con
exclusión de los autores.
Artículos 45 y ss CP.
Art.45: Los que tomasen parte en la ejecución del hecho o prestasen al autor o autores
un auxilio o cooperación sin los cuales no habría podido cometerse, tendrán la pena
establecida para el delito. En la misma pena incurrirán los que hubiesen determinado
directamente a otro a cometerlo.
Art.46: Los que cooperen de cualquier otro modo a la ejecución del hecho y los que
presten una ayuda posterior cumpliendo promesas anteriores al mismo, serán
reprimidos con la pena correspondiente al delito, disminuida de un tercio a la mitad. Si
la pena fuere de reclusión perpetua, se aplicará reclusión de quince a veinte años y si
fuere de prisión perpetua, se aplicará prisión de diez a quince años.
Art.48: Las relaciones, circunstancias y calidades personales, cuyo efecto sea disminuir
o excluir la penalidad, no tendrán influencia sino respecto al autor o cómplice a quienes
correspondan. Tampoco tendrán influencia aquéllas cuyo efecto sea agravar la
penalidad, salvo el caso en que fueren conocidas por el partícipe.
Teoría subjetiva:
Solo es autor el que contribuye al hecho y, a la inversa, no será autor aquel cuya
contribución no sea causal.
Desde el punto de vista subjetivo, autor será, quien realizando una aportación causal,
cualquiera que sea la entidad de esta, lo haga con voluntad de autor, esto es, actue
con voluntad de realizar su propio hecho o tenga interés personal en este. Será un
participe quien, realizando una aportación causal, cualquier sea su entidad (incluso
cuando realice la acción típica), lo hace con voluntad de participe, o sea, de intervenir
en un hecho de otro o no tiene un interés personal en el (teoría subjetiva extrema).
Existe también una teoría subjetiva restringida que no solo apela a elementos
subjetivos (animo o interés), sino también a criterios objetivos con efectos prácticos,
coincidentes con los de la doctrina mayoritaria (dominio del hecho).
a) Teoría Formal-objetiva;
Esta teoría estima autor a aquel que ejecuta por si mismo total o parcialmente las
acciones descriptas en los tipos de la Parte Especial. Todos los demás son instigadores
o cómplices.
b) Teoría Material-objetiva;
Sería autor el sujeto que aportase la contribución objetivamente más importante.
Quien pone la causa es autor; quien aporta solo una condición para el resultado, es
cómplice.
Ser autor es tener en las manos el curso típico de los acontecimientos, tanto en los
objetivo y subjetivo, como en lo material.
- Formas de la autoría:
a) Autoría directa;
Autor directo es el que realiza el tipo ejecutando por si mismo la acción típica; es el
que comete por si mismo el hecho punible.
El rasgo general alude al dominio del hecho. Lo tiene en particular quien
concretamente dirige la totalidad del suceso a un fin determinado.
Características especiales:
b) Autoría mediata;
En la autoría mediata un sujeto realiza el tipo utilizando a otro como instrumento que
será quien lo ejecutara. La doctrina mayoritaria admite los siguientes supuestos de
autoria mediata:
Instrumento que obra sin dolo: se trata de casos en que el autor aprovecha o
provoca el error de tipo del instrumento. Sea el error invencible o vencible, el
hombre de atrás es autor doloso en autoría mediata. En cuando al instrumento,
en el primer caso no es responsable; en el segundo es autor imprudente del
delito (en caso de que se encuentre expresamente previsto).
Instrumento que obra lícitamente: en este caso el instrumento actúa conforme
a derecho aunque con falta de todos los conocimientos necesarios del hecho
que, por el contrario, son poseídos por el hombre de atrás.
Instrumento que actúa bajo coacción: en estos casos el instrumento actúa con
dolo, teniendo la posibilidad de obrar de otra manera. Algunos consideran que
solo cuando por efecto de la coacción se haya perdido la ultima y relevante
decisión, se configurara la autoría mediata; en los demás supuestos, estaríamos
frente a instigación.
Instrumento que obra sin culpabilidad:
a) Instrumento inimputable: aquí el instrumento actua en estado de
incapacidad de culpabilidad (menores de 16 años, insuficiencia o
alteración morbosa de las facultades).
b) Instrumento que actúa en error de prohibición: en estos casos el
instrumento no comprende la criminalidad del acto. Aun cuando el
error de prohibición haya sido evitable.
Instrumento que obra dentro de un aparato de poder: existe autoría mediata
en el caso de que un sujeto (no coaccionado ni engañado) que forma parte de
una organización de poder actúa como intermediario (fácilmente
reemplazable) en la ejecución de una decisión delictiva determinada. Sus
características principales son:
a) La existencia de un aparato de poder.
b) La fungibilidad del ejecutor.
c) Coautoría.
Existe coautoría cuando varias personas, de común acuerdo, toman parte en la fase
ejecutivo de la realización del tipo, codominando el hecho entre todos (dominio
funcional del hecho).
La decisión conjunta.
Tampoco son autores los no calificados en delitos propios (delicta propria). No cabe la
autoría mediata por parte de quienes no tienen los caracteres necesarios para
configurar el tipo.
Entonces, la figura del determinador del art.45 encierra los casos de:
Carácter accesorio.
La propia expresión participación indica una relación, porque siempre que se participa
se lo hace en algo: un baile, una obra o un delito. Este carácter referencial o relativo es
lo que confiere a la participación su naturaleza accesoria.
De la ultima parte del art.47 surge que la pena del cómplice, en caso de que el autor
haya intentado el delito sin consumarlo, se determina conforme a los principios de la
tentativa y de la participación, lo que indica claramente que la participación es
accesoria del hecho principal, es decir, que si el hecho penal se intenta, el participe
será penado conforme a la escala del delito en grado de tentativa con la propia de la
participación. Si el autor se queda en la etapa preparatoria, o sea, si no intenta el
hecho, la tentativa de complicidad será atípica y, por ende, no habrá manera de
penarla.
Requisitos.
1) Comienzo de ejecución: ningún acto de participación es punible si el autor no
ha comenzado al menos, la ejecución del delito.
2) La medida de la pena del participe esta vinculada al proceso ejecutivo
cumplido: la pena del participe se fija en relación con la parte del proceso
ejecutivo cumplida por el autor.
3) La tentativa de participación no es punible: tentativa de participación es el
comienzo de la ejecución de un acto de participación sin llegar a su
consumación incluso involuntariamente.
4) Hay participación en tentativa, pero no hay tentativa de participación.
Es accesoria en forma limitada, si la realización del tipo por parte del autor principal
tiene que ser antijurídica, además de típica (accesoria del injusto). Este es el principio
general que se desprende de nuestro Código Penal. Se da ya con una concepción
compleja del tipo. La participación es el aporte doloso al injusto doloso ajeno.
- Punición de la participación.
Nuestro Código Penal prevé para los autores y coautores la pena establecida para el
delito.
Los cómplices necesarios también son castigados con la misma pena prevista para
autores y coautores.
Los cómplices secundarios deben ser reprimidos con la pena correspondiente al delito,
disminuida de un tercio a la mitad. Si la pena fuese de reclusión perpetua, se aplicara
reclusión de quince a veinte años. Si fuere de prisión perpetua, se aplicara prisión de
diez a quince años.
El art.45 establece que los que prestasen al autor o autores un auxilio o cooperación
sin los cuales no habría podido cometerse, tendrán la pena establecida para el delito.
Es decir, que si ese auxilio o cooperación debe prestarse al autor o autores, esto
significa que quienes lo prestan no son los autores. Solo pueden ser quienes pese a
hacer un aporte indispensable, no pueden ser autores por tratarse de delitos propios o
delitos de mano propia.
En estos casos, los agentes no pueden ser autores, por limitaciones legales al principio
del dominio del hecho como configurador de la autoria, pero sin duda que son
complices que, por tener el dominio del hecho, la ley sanciona con la misma pena que
al autor del delito.
Complicidad secundaria:
Consiste en una cooperación dolosa que se presta al autor de un injusto penal doloso.
La cooperación es la ayuda que el autor recepta, es decir, que la misma siempre
requiere una cierta coordinación entre autor y cómplice. Si el autor no se entera de la
ayuda que se le presta, o si enterado la rechaza, no puede haber complicidad
secundaria.
Nada obsta para que esta pueda tener lugar por omisión, como el funcionario que deja
de cumplir con su deber de vigilancia para permitir que otro cometa un delito.
Para que haya complicidad secundaria, la cooperación no debe ser necesaria para la
comisión del hecho.
Es requisito necesario que el aporte que hace el cómplice sea causal para el resultado.
Sea que esta asuma la forma de una participación por cooperación física o psíquica con
el autor. La cooperación física es la acción que facilita la conducta del autor. En cuando
a la psíquica o intelectual se pueden distinguir dos formas: el consejo técnico y el
reforzamiento de la decisión del autor. La primera es la que proporciona quien da
indicaciones que facilitan el hecho.
- Instigación: Concepto.
La instigación es una forma de determinación en la que el determinador no tiene el
dominio del hecho: determinar significa aquí hacer surgir en el autor la decisión al
hecho, es decir, provocar que el autor se decida.
El dolo del inductor debe estar dirigido a un determinado hecho, debe estar referido a
la ejecución de un hecho definido en sus elementos esenciales o rasgos
fundamentales. No puede ser objeto idóneo de instigación el que ya está decidido al
hecho.
Punición.
Se le adjudica la misma pena que a los autores y coautores, la cual es la establecida
para el delito.
Nuestra ley no realiza la distinción entre delitos dolosos y culposos, por lo cual, desde
el punto de vista dogmático, es viable la participación en los últimos.
La ley asume el principio más severo, en tanto no se comunican las circunstancias que
disminuyen o excluyen la penalidad y si, en cambio, las que tienen consecuencias más
graves para el participe, cuando son conocidas por el.
1- Concurso de delitos: Concepto.
Ejemplo:
Pedro es el padre de Juan, quien actúa conociendo el vinculo parental y dispara desde
la calle hacia el interior del bar donde Pedro estaba sentado tomando un café con un
amigo; la bala homicida destroza el vidrio de la ventana e impacta en el corazón de
Pedro; Juan para eludir rápidamente la persecución policial, apunta con su arma de
fuego a un automovilista que estaba en la esquina esperando que el semáforo le diera
paso y lo desapodera ilegítimamente del automotor.
En esta situación un solo y mismo agente ha realizado una conducta o una secuencia
de conductas encuadrables en varios tipos delictivos, lo que plantea la cuestión del
concurso de delito o de la unidad o pluralidad delictiva.
También ocurre que varios tipos penales puedan reclamar su aplicación efectiva, sin
que exista un desplazamiento o exclusión de unos a otros. Asi la misma conducta de
Juan de disparar el arma, que lanzó la bala que rompió el vidrio de la ventana del bar y
luego causo la muerte de Pedro, para algunos podría dar lugar a un concurso ideal
entre los tipos de parricidio y daños, aunque para otros seria una hipótesis de
concurso real entre ambos delitos. El nuevo comportamiento de Juan en la secuencia
de su actividad delictiva, al apoderarse de un bien ajeno, ilegítimamente y con un
arma, encuadra en el robo calificado, que concurre materialmente con el hecho
anterior.
En todos estos casos se debe apelar a las reglas de unidad o pluralidad delictiva.
Por ejemplo: el rodo calificado (art. 167 inc.3) al exigir su perpetración con perforación
o fractura de pared, cerco, techo o piso, puerta o ventana de un lugar habitado o sus
dependencias inmediatas ya contiene elementos del tipo de daño del art. 183. Por ello,
al sujeto que realiza tal conducta no se lo puede penar por ambos tipos (robo agravado
y daño), pues el primero de ellos, mas severamente penado, desplaza al segundo,
porque este ultimo ya esta contenido o incluido en aquel.
Los plurales tipos en conflicto prohíben aspectos diferentes de la conducta, pero hay
una mínima superposición de espacios típicos ente ellos, sin que ninguno de los tipos
incluya dentro de si al otro.
Ejemplo: Violación (acceso carnal con violencia) e incesto (acceso carnal con la hija).
Ejemplo: sujeto que en un lugar cerrado arroja un explosivo que mata y hiere personas
y destruye cosas.
Sostenía la existencia del concurso ideal si el autor de varios delitos los había cometido
con un único fin, propósito o designio, porque esa unidad anímica unificaba los
distintos hechos delictivos.
Soler sostiene que existe concurso ideal de delitos cuando las lesiones producidas por
el autor son natural o jurídicamente inseparables, de modo que queriendo el autor
producir una debe producir necesariamente la otra y queriendo ambas no ha de
producir más daño que el causado queriendo una.
Conforme a este punto de vista, existía concurso ideal cuando es mataba a una mujer
embarazada, porque las muertes de la madre y el feto eran lesiones materialmente
inseparables.
En cambio, si las lesiones fueran separables habría varios delitos, porque el autor los
ha querido individualmente habiendo podido separarlos, violando uno y respetando el
otro; si el agente los unió es porque quiso las dos lesiones jurídicas en un solo hecho.
Ello ocurre en el caso del acceso carnal violento realizado en público, pues el autor
pudo evitar la producción de la segunda lesión jurídica (exhibición obscena)
consumando la violación en lugar privado.
- Unidad de hecho:
El concurso ideal implica la unidad delictiva, pero esta no reside en la unidad de las
lesiones jurídicas buscadas subjetivamente, sino en la propia unidad del hecho.
El concurso ideal es un hecho típico que, por las circunstancias de modo, lugar, tiempo,
personas, etc., ajenas a su propio modo de ejecución, reviste una doble tipicidad, pues,
sin que se multiplique materialmente la conducta del autor, se multiplica su
delictuosidad. Quien comete un delito en determinadas circunstancias
automáticamente ejecuta otro.
En los casos de concurso real de delitos los tipos prohíben aspectos diferentes de la
conducta, sin tener elementos comunes, porque no existe repetición alguno de la
prohibición.
Según el art. 55 el concurso real o material de delitos tiene lugar cuando hay una
pluralidad de hechos independientes, susceptibles de ser encuadrados en uno o varios
tipos penales, realizados por el mismo sujeto activo, que concurren para ser juzgados
en el mismo proceso. Si los varios hechos independientes se adecuan al mismo tipo
penal, estamos en presencia de un concurso real homogéneo, como ocurre si Juan
mata a Pedro y priva de la vida a Nicolás. En cambio, se produce un concurso real
heterogéneo cuando el agente consuma diversos tipos penales como acontece si
Enrique viola Luisa, hurta mercadería en un supermercado y mata a Carlos.
Solo puede haber concurso real si la misma persona ha cometido dos o mas delitos
que no han sido juzgados con anterioridad.
Punición.
El Código Penal consagra el sistema de pena única, que rige tanto si cada uno de los
distintos delitos esta reprimido con una sola pena, como si alguno de ellos o todos lo
están con penas alternativas.
Principio de acumulación jurídica: si los tipos delictivos en que encuadran los plurales
hechos independientes están conminados con penas divisibles de la misma especie, las
penas correspondientes a tales hechos no se suman de modo aritmético, sino que
tienen un tope: el máximo de la escala de la pena única “no podrá exceder el
máximum legal de la especie de pena de que se trate”. Por ejemplo, si la pena es
privativa de libertad, no podrá ser superior de veinticinco años. El mínimo de la escala
del concurso real es el mínimo mayor de las escalas penales de los tipos en juego,
aunque pertenezca a un tipo cuyo máximo de pena sea inferior al de los otros.
Si concurren penas privativas de la libertad divisibles con una pena de igual naturaleza
no divisible, se aplicara únicamente esta pena, salvo el caso en que concurran la de
prisión perpetua y la de reclusión temporal, en que se aplicara reclusión perpetua.
Ejemplo:
Tomamos el tipo de robo simple y el tipo de robo calificado por el lugar (despoblado).
El primer tipo tiene 2 elementos, a y b. El segundo tipo tiene 3 elementos a, b y c.
Si se compara el primer tipo con el segundo se puede advertir que ambos coinciden en
sus elementos a (apoderamiento ilegitimo de cosa mueble ajena) y b (violencia sobre
cosas y personas), configurándose una superposición de tales espacios típicos; la
diferencia entre ambos reside en que el segundo tipo tiene como plus respecto del
primero el elemento c (ejercida en despoblado).
El que comete robo en despoblado no comete dos robos, a pesar del encuadramiento
típico múltiple que presenta la conducta; no puede ser penado por robo simple y robo
calificado, pues ello importaría castigar dos veces una misma conducta con lesión del
principio non bis in idem.
Esta relación se integra con un tipo genérico y uno especifico y se produce cuando dos
tipos penales tienen un núcleo típico común (describen la misma conducta prohibida),
pero se diferencian entre si, en razón que uno de ellos, el especifico, describe el
comportamiento con mas detalles que el otro, el genérico. El tipo específico cuando
aprehende al hecho desplaza al genérico.
b) Implicación:
c) Absorción:
Es la relación que se da entre un tipo absorbido y un tipo absorbente. Este ultimo
describe una conducta que puede llevarse a cabo bajo formas de conducta descriptas
por otro tipo penal, el absorbido. Las conductas descriptas por uno y otro tipo penal
son de distinta naturaleza. El tipo absorbente cuando aprehende al hecho desplaza al
tipo absorbido.
Es la concurrencia de varios hechos, cada uno de ellos delictuoso en si mismo, que por
su dependencia entre si, están sometidos a una sola sanción legal.
- Pluralidad de hechos.
- Dependencia de los hechos entre si.
- Sometimiento a una misma sanción legal.
El delito continuado genera como principal consecuencia que los plurales hechos
dependientes son sancionados con una pena única.
1- La punibilidad: Concepto.
Punibilidad en sentido amplio son todas aquellas condiciones de las que la ley hace
depender el castigo penal.
En este marco quedarían incluidas las categorías que incluidas las categorías que
integran el concepto analítico de delito (acción, tipicidad, antijuricidad y culpabilidad),
porque como elementos que caracterizan al hecho punible, no se presentan más que
como presupuestos que subordinan su punición.
Sin embargo, las nociones constitutivas del delito como ente jurídico, solo permiten
examinar las condiciones relativas al merecimiento de la sanción penal, sin abarcar el
análisis de otras circunstancias, que también están previstas en la ley penal y que
hacen depender la operatividad o posibilidad jurídica de aplicar esa sanción penal
merecida.
*Existen casos en los que, a pesar de haberse cometido una acción típica, antijurídica y
culpable, el legislador decide no aplicar pena al autor o participe del delito, priorizando
ciertos intereses por sobre el interés de castigar. Las circunstancias que motivan esta
decisión del legislador, y que se inspiran en criterios de política criminal, se llaman
excusas absolutorias. Es asi que el legislador reconoce la existencia de situaciones en
las que la aplicación de la pena al autor de un determinado delito puede contrariar
intereses a los que se concede mayor valor que el que se otorga a la necesidad de
castigar los delitos.
Actúan como causas personales que cancelan una penalidad que inicialmente gozo de
operatividad:
Son acciones públicas en que el ofendido no tiene el ejercicio de la acción penal, sino
un derecho pre-procesal y también sustantivo, que es la facultad de provocar la
promoción.
Según el art. 72 CP, son acciones dependientes de instancia privada las que nacen de
los siguientes delitos:
- Los previstos en los art. 119, 120 y 130 CP, cuando no resultare la muerte de la
persona ofendida o lesiones de las mencionadas en el art. 91.
- Lesiones leves, sean dolosas o culposas. Sin embargo, en los casos de este
inciso se procede de oficio cuando medien razones de seguridad o interés
público.
Concurren razones de interés público para ejercer de oficio la acción, cuando su
conocimiento y juzgamiento sea útil, conveniente o necesario para el orden o
bienestar de la comunidad (razones de seguridad pública).
- Impedimento de contacto de los hijos menores con sus padres no convivientes.
En este caso no se procede a formar causa sino por acusación o denuncia del
agraviado, de su tutor, guardador o representantes legales. Sin embargo, se
procede de oficio cuando el delito fuera cometido contra un menor que no
tenga padres, tutor ni guardador, o que lo fuere por uno de sus ascendientes,
tutor o guardador.
b) Privada:
Son acciones de ejercicio privado aquellas en que si bien existe también un interés
social en la persecución y represión del delito, este se identifica con el interés del
agraviado por el hecho; se ajusta al interés del ofendido.
Son acciones privadas (art. 73) las que nacen de los siguientes delitos:
1- Calumnias e injurias. La acción por estos delitos puede ser ejercitada solo por el
ofendido y después de su muerte por el cónyuge, hijos, nietos o padres
sobrevivientes (art. 75).
2- Violación de secretos, salvo en los casos de los arts. 154 y 157.
3- Concurrencia desleal, prevista en el art. 159.
4- Incumplimiento de los deberes de asistencia familiar, cuando la víctima fuera el
cónyuge.
Esta acción carece del carácter de oficiosidad en tanto no existe promoción de oficio ni
tampoco su articulación es inevitable.
Arts. 71 a 76 CP.
Art. 71: Deberán iniciarse de oficio todas las acciones penales, con excepción de las
siguientes:
1º) Los previstos en los artículos 119, 120 y 130 del Código Penal cuando no resultare la
muerte de la persona ofendida o lesiones de las mencionadas en el artículo 91.
Sin embargo, en los casos de este inciso se procederá de oficio cuando mediaren
razones de seguridad o interés público.
3º) Impedimento de contacto de los hijos menores con sus padres no convivientes.
En los casos de este artículo, no se procederá a formar causa sino por acusación o
denuncia del agraviado, de su tutor, guardador o representantes legales. Sin embargo,
se procederá de oficio cuando el delito fuere cometido contra un menor que no tenga
padres, tutor ni guardador, o que lo fuere por uno de sus ascendientes, tutor o
guardador.
Art. 73: Son acciones privadas las que nacen de los siguientes delitos:
1. Calumnias e injurias;
Art. 75: La acción por calumnia o injuria podrá ser ejercitada sólo por el ofendido y
después de su muerte por el cónyuge, hijos, nietos o padres sobrevivientes.
Art. 76: En los demás casos del artículo 73, se procederá únicamente por querella o
denuncia del agraviado o de sus guardadores o representantes legales.
Arts. 59 a 64 CP.
Art. 59: La acción penal se extinguirá:
4º. Por la renuncia del agraviado, respecto de los delitos de acción privada.
Art. 61: La amnistía extinguirá la acción penal y hará cesar la condena y todos sus
efectos, con excepción de las indemnizaciones debidas a particulares.
1º. A los quince años, cuando se tratare de delitos cuya pena fuere la de reclusión o
prisión perpetua;
3º. A los cinco años, cuando se tratare de un hecho reprimido únicamente con
inhabilitación perpetua;
5º. A los dos años, cuando se tratare de hechos reprimidos con multa.
Art. 63: La prescripción de la acción empezará a correr desde la medianoche del día en
que se cometió el delito o, si éste fuese continuo, en que cesó de cometerse.
En los delitos previstos en los artículos 119, 120, 124, 125, 125 bis, 128, 129 —in fine—,
y 130 —párrafos segundo y tercero— del Código Penal, cuando la víctima fuere menor
de edad la prescripción de la acción comenzará a correr desde la medianoche del día en
que éste haya alcanzado la mayoría de edad.
Si como consecuencia de cualquiera de los delitos indicados hubiera ocurrido la muerte
del menor de edad, la prescripción de la acción comenzará a correr desde la
medianoche del día en que aquél hubiera alcanzado la mayoría de edad.
Art. 64: La acción penal por delito reprimido con multa se extinguirá en cualquier
estado de la instrucción y mientras no se haya iniciado el juicio, por el pago voluntario
del mínimo de la multa correspondiente y la reparación de los daños causados por el
delito.
En ambos casos el imputado deberá abandonar en favor del estado, los objetos que
presumiblemente resultarían decomisados en caso que recayera condena.
El modo de extinción de la acción penal previsto en este artículo podrá ser admitido por
segunda vez si el nuevo delito ha sido cometido después de haber transcurrido ocho
años a partir de la fecha de la resolución que hubiese declarado la extinción de la
acción penal en la causa anterior
La muerte del sujeto activo del injusto, se trate del autor o de cualquiera de los
participes, produce la extinción de la pretensión punitiva del Estado con respecto a
dicha persona.
Se trata de una causa general, porque se refiera a cualquier clase de acciones penales.
b) Amnistía
Art. 59: La acción penal se extinguirá:
La amnistía es un acto de soberanía interna del Estado por el que, fundado en graves
razones de orden publico cuya existencia y oportunidad solo al Poder Legislativo le
compete valorar, este, por medio de una ley con efecto retroactivo, declara el olvido
de infracciones de naturaleza penal, ocurridas con anterioridad, produciendo la
extinción de todas sus consecuencias represivas, sin individualizar a los destinatarios
del beneficio, quienes no pueden renunciarlo y, una vez reconocido por una resolución
judicial pasada en autoridad de cosa juzgada, es irrevocable.
Caracteres:
- Generalidad.
- Objetividad e impersonalidad: se amnistían hechos no personas.
- Totalidad: alcanza a todos los hechos en ella comprendidos, cualquiera sea su
tipo o especie delictivos.
- De orden público: consiste en el conjunto de condiciones fundamentales de la
vida social instituidas en una comunidad jurídica, las cuales, por afectar
centralmente a la organización de esta, no pueden ser alteradas por la voluntad
de los individuos, ni en su caso, por la aplicación de normas extranjeras.
- Irrenunciabilidad: los efectos de ella no pueden ser rehusados ni rechazados.
- Irrevocabilidad: Lascano no ve inconveniente en que una ley de amnistía pueda
ser derogada o modificada por otra ley posterior.
Alcance
Debe ser determinado por la propia ley que la concede, en la forma mas clara y precisa
posible; el Congreso de la Nación puede válidamente amnistiar cualquier clase de
delitos (políticos o comunes, salvo los de imprenta).
Extiende sus beneficios a todos los intervinientes en el proceso ejecutivo de los hechos
comprendidos en la medida.
Por ello, son alcanzados por sus efectos no solo sus autores o coautores, sino también
los cómplices, necesarios y no necesarios, y los instigadores, conocidos o ignorados al
momento de dictarse la ley de amnistía, incluso los que se encontraban prófugos.
Es una institución de orden público; opera de pleno derecho y debe ser declarada de
oficio.
Es irrenunciable.
La prescripción se suspende en los casos de los delitos para cuyo juzgamiento sea
necesaria la resolución de cuestiones previas o prejudiciales, que deban ser resueltas
en otro juicio.
Las cuestiones previas deben ser decididas antes del proceso penal, pero no hacen
cosa juzgada.
Con ello, se pretendió evitar que, las facultades o las influencias emergentes del
ejercicio de una función pública por parte de cualquiera de los participes en tales
delitos, opongan obstáculos de hecho a las investigaciones que posibiliten que el plazo
de prescripción de la respectiva acción penal fenezca durante el tiempo de desempeño
funcional.
Otra ley incorpora la suspensión del juicio a prueba o probation, según la cual, el
tribunal, según la gravedad del delito, deberá fijar el tiempo de suspensión del juicio,
entre uno y tres años. Durante ese tiempo se suspenderá la prescripción de la acción
penal.
Interrupción de la prescripción de la acción penal:
Tiempos de prescripción.
El art. 62 CP establece diferentes plazos para la prescripción de la acción penal, de
conformidad a la especie y medida de la pena conminada legalmente en abstracto
para el delito imputado.
En el caso de concurso real: para unos la acción emergente de cada delito prescribe
por separado; para otros existe un término único de prescripción, que resulta de la
suma de los términos máximos correspondientes a cada delito, sin que la suma pueda
exceder los límites máximos de prescripción que fija el art. 62.
4º. Por la renuncia del agraviado, respecto de los delitos de acción privada.
La renuncia de la acción se distingue del perdón del ofendido. La primera actúa sobre
la acción, el segundo sobre la pena ya impuesta.
Condiciones de procedencia:
Efectos:
e) Oblación de la multa.
La oblación voluntaria de la multa es una causal no enumerada o impropia de extinción
de la acción penal.
Se trata de una forma de extinción de la acción penal que como tal, hace cesar la
facultad de perseguir y juzgar un hecho delictuoso supuestamente ya ocurrido,
impidiendo así que el órgano jurisdiccional concluya el proceso con un
pronunciamiento condenatorio.
Principales y accesorias:
Principales: son las que se aplican autónomamente, por si solas. Es decir, sin depender
de la aplicación de otras penas.
Divisibles e indivisibles:
Divisibles: son las que permiten al juez seleccionar la que considera adecuada entre
distintas magnitudes, observando los máximos y los mínimos fijados por la ley. Tal lo
que sucede con las penas privativas de libertad temporales.
Indivisibles: se contemplan como una magnitud única, es decir, sin ninguna posibilidad
de graduación, como sucede con las penas perpetuas.
Alternativas y conjuntas:
- Por la forma en que se encuentran conminadas por la ley:
Se trata de la sanción penal mas grave, la cual ha sido intensamente discutida por la
diversidad de aspectos humanos, morales, políticos y religiosos que involucra la
autorización para que un hombre pueda privar de la vida a otro como respuesta por un
delito.
Especies.
La legislación argentina contempla la prisión, la reclusión y la expulsión del país.
Reclusión y prisión:
Sin embargo, aún subsisten algunos institutos, ajenos a la forma de cumplimiento del
encierro, que determinan que la reclusión siga siendo una pena más severa que la de
prisión.
El art. 12 CP establece que toda condena a pena de reclusión o prisión por más de 3
años tendrá como consecuencia que mientras dure la sanción, se prive al condenado
del ejercicio de la patria potestad, de la administración de los bienes y del derecho de
disponer de ellos por actos entre vivos. Y que, además, se lo someta al régimen de
curatela previsto por el Código Civil.
Prisión preventiva:
Mientras que la pena privativa de la libertad es la impuesta como consecuencia
jurídica de un delito, la prisión preventiva consiste en una restricción excepcional de la
libertad ambulatoria de un individuo sometido a proceso que aun no ha sido
condenado ni declarado culpable, a los fines de posibilitar la aplicación de la ley penal
sustantiva.
Se computaran por dos días de prisión preventiva, uno de reclusión y por un día de
prisión preventiva, uno de prisión o dos de inhabilitación o la cantidad de multa que el
Tribunal fijase entre 35 y 175 pesos.
Esta no podrá durar más de dos años sin que se haya dictado sentencia. No obstante,
cuando la cantidad de los delitos atribuidos al procesado o la evidente complejidad de
la causa hayan impedido el dictado de la misma en el plazo indicado, este podrá
prorrogarse por un año más.
Naturaleza.
Tiene naturaleza retributiva, lo cual la distingue del carácter reparativo de la
indemnización civil (impuesta para reparar el daño pecuniario causado.
La multa penal solo incide sobre el condenado y no tiene relación alguna con la
entidad de ese daño, a la vez que se encuentra sujeta a los principios de personalidad
de la pena y de la no confiscatoriedad.
Además, la multa penal solo incide sobre el condenado y no tiene relación con la
entidad del daño causado, y se encuentra sujeta a los principios de personalidad de la
pena y de no confiscatoriedad.
Conversión en prisión.
Cuando el condenado no paga la multa y fracasan todas las formas sustitutivas de
cumplimiento (pago en cuotas, amortización con trabajo, cobre compulsivo) deviene la
conversión de la pena de multa en pena de prisión.
El cómputo para la conversión se hará siguiendo lo dispuesto por el art. 24 CP, para el
cómputo de la prisión preventiva. De modo que un día de prisión equivaldrá a la
cantidad de multa que el tribunal fije entre el mínimo y el máximo previsto por la ley,
aunque la conversión no podrá superar en ningún caso, el año y medio de prisión y si
asi sucediera, quedara reducida a ese máximo. Lo único que se convierte es el
cumplimiento, ya que la pena conserva su naturaleza de multa con relación a todos los
demás efectos (prescripción, reincidencia, etc.). Tanto es así, que si durante el encierro
el reo satisface la multa, quedara automáticamente en libertad (art. 22).
Si el reo no pagare la multa en el término que fije la sentencia, sufrirá prisión que no
excederá de año y medio.
También se podrá autorizar al condenado a pagar la multa por cuotas. El tribunal fijará
el monto y la fecha de los pagos, según la condición económica del condenado.
Art. 22: En cualquier tiempo que se satisficiera la multa, el reo quedará en libertad.
Del importe se descontará, de acuerdo con las reglas establecidas para el cómputo de
la prisión preventiva, la parte proporcional al tiempo de detención que hubiere sufrido.
Art. 22 bis.: Si el hecho ha sido cometido con ánimo de lucro, podrá agregarse a la
pena privativa de libertad una multa, aun cuando no esté especialmente prevista o lo
esté sólo en forma alternativa con aquélla. Cuando no esté prevista, la multa no podrá
exceder de noventa mil pesos.
El art. 22 bis autoriza al tribunal, en casos de delitos reprimidos con penas privativas
de la libertad, a imponer una pena de multa no prevista por la figura o contemplada en
forma alternativa con la de encierro, cuando el delito haya sido cometido con ánimo
de lucro (multa complementaria).
Nuestro ordenamiento la plantea como la pena mas leve de las previstas (art. 5 CP).
La inhabilitación puede ser absoluta (art. 19) o especial (art. 20). A su vez, las penas de
inhabilitación pueden encontrarse previstas como penas principales o accesorias (art.
12). En el primer caso, en forma exclusiva o con otras clases de sanción, conjunta o
alternativamente. Además, la pena de inhabilitación puede ser perpetua o temporal.
Inhabilitación absoluta.
Art. 19: La inhabilitación absoluta importa:
1º. La privación del empleo o cargo público que ejercía el penado aunque provenga de
elección popular;
4º. La suspensión del goce de toda jubilación, pensión o retiro, civil o militar, cuyo
importe será percibido por los parientes que tengan derecho a pensión.
El tribunal podrá disponer, por razones de carácter asistencial, que la víctima o los
deudos que estaban a su cargo concurran hasta la mitad de dicho importe, o que lo
perciban en su totalidad, cuando el penado no tuviere parientes con derecho a pensión,
en ambos casos hasta integrar el monto de las indemnizaciones fijadas.
1) Del empleo o cargo público que ejercía el penado, aunque provenga de elección
popular. Exige una relación administrativa que no se da en los empleados de empresas
privadas contratadas por el Estado. Si concurre en cambio en los entes autárquicos y
en las empresas públicas.
2) Del derecho electoral, es decir, del derecho de votar en las elecciones nacionales,
provinciales o municipales.
4) Del goce de toda jubilación, pensión o retiro, civil o militar. Su importe se destinara
a los parientes que tengan derecho a pensión, el cual será percibido hasta la mitad, por
la victima o los deudos que estaban a su cargo cuando el penado no tuviere parientes
con derecho a pensión.
Su ejecución comenzara desde el momento mismo en que la sentencia pasa a ser cosa
juzgada, sin necesidad de otro requisito.
Inhabilitación especial.
Art. 20: La inhabilitación especial producirá la privación del empleo, cargo, profesión o
derecho sobre que recayere y la incapacidad para obtener otro del mismo género
durante la condena. La inhabilitación especial para derechos políticos producirá la
incapacidad de ejercer durante la condena aquellos sobre que recayere.
La pena consiste en la privación del empleo, cargo, profesión o derecho sobre que
recayere y la incapacidad para obtener otro del mismo género durante la condena.
La vinculación del delito con el derecho o actividad para el que se inhabilita, debe
extraerse tanto del tipo penal como del caso concreto. Por ejemplo: si las lesiones se
causaron en un accidente automovilístico, la actividad vedada será la de conducir.
Rehabilitación.
Art. 20 ter.: El condenado a inhabilitación absoluta puede ser restituido al uso y goce
de los derechos y capacidades de que fue privado, si se ha comportado correctamente
durante la mitad del plazo de aquélla, o durante diez años cuando la pena fuera
perpetua, y ha reparado los daños en la medida de lo posible.
Para todos los efectos, en los plazos de inhabilitación no se computará el tiempo en que
el inhabilitado haya estado prófugo, internado o privado de su libertad.
7- Penas accesorias.
Son penas accesorias aquellas cuya imposición resulta inherente a una pena principal.
Especies:
a) Inhabilitación accesoria;
Prevista por el art. 12 CP, se trata de una pena accesoria e impeditiva de inhabilitación
absoluta, inherente a las condenas a penas de prisión o reclusión por más de 3 años.
Lógicamente, cuando el delito no contemple la inhabilitación absoluta como sanción
especifica.
Podrá imponerse por el lapso que dure la condena o hasta por tres años más, según la
índole del delito.
Los bienes decomisados, como regla general ingresan al patrimonio de los Estados
nacional, provincial y municipal. Sin embargo, ello no sucederá cuando se trate de
derechos de restitución o indemnización del damnificado y de terceros, supuesto en
que los bienes se destinaran a esos fines; o de cosas peligrosas para la seguridad
común. En cuanto a su destino, si los bienes tuvieran valor de uso o cultural para algún
establecimiento oficial o de bien público, serán afectados a entidades de esas
características. Si ello no sucediera y tuvieran valor comercial, se dispondrá su
enajenación. Y si no tuviera ningún valor licito, se procederá a su destrucción (como
sucede con los estupefacientes).
2. La amnistía:
Si la sanción ya ha sido impuesta, sus efectos recaen sobre la pena, que se extingue al
desaparecer el motivo sobre el que se apoyaba la sanción.
Requisitos fundamentales:
- Debe dictarse mediante una ley del Congreso Nacional excepto aquellas
materias en las que las provincias conservan su competencia.
- Debe ser de carácter general, circunstancia que no implique una restricción
individualizadora por hechos o personas.
3. El indulto:
Consiste en el perdón de la pena impuesta, dejando subsistente la infracción cometida,
con el propósito de moderar o salvar totalmente, en un caso concreto, los efectos de la
aplicación de la ley penal que pueden resultar contrarios a la equidad.
El perdón puede ser total o parcial. En este último caso se denomina conmutación de
pena y opera sustituyendo la sanción por otra menor en especie o cantidad.
(Art. 68).
4. La prescripción:
Los plazos de prescripción corren desde la medianoche del día en que se notificare al
reo la sentencia firme o desde el quebrantamiento de la condena, si esta hubiere
comenzado a cumplirse.
Consiste en un acto unilateral que puede ocurrir antes de que este comience a cumplir
la condena o durante la ejecución.
Si hubiere varios participes el perdón a favor de uno de ellos aprovechara a los demás.
Art. 66: La prescripción de la pena empezará a correr desde la medianoche del día en
que se notificare al reo la sentencia firme o desde el quebrantamiento de la condena, si
ésta hubiese empezado a cumplirse.
Art. 68: El indulto del reo extinguirá la pena y sus efectos, con excepción de las
indemnizaciones debidas a particulares.
Art. 69: El perdón de la parte ofendida extinguirá la pena impuesta por delito de los
enumerados en el artículo 73.
Si hubiere varios partícipes, el perdón a favor de uno de ellos aprovechará a los demás.
Art. 70: Las indemnizaciones pecuniarias inherentes a las penas, podrán hacerse
efectivas sobre los bienes propios del condenado, aun después de muerto.
1- Individualización o determinación de la pena en el caso concreto:
Concepto.
En una etapa posterior a la actividad legisferante, luego de cometido, investigado y
juzgado el hecho (cuando el juez debe dictar sentencia), si el sujeto es culpable será
pasible de una individual sanción, que debe ser adecuada a su caso.
Para ello es que el juzgador cuenta no solo con la información existente en la causa y
las pruebas del juicio, sino que está obligado a tener un conocimiento directo del
delincuente que está juzgando, a los fines de la individualización de esa pena.
Además, el Libro II del código, contiene diversas hipótesis (tipos) en las que
predetermina penas de distinta clase, y de medidas y cantidades variables.
En efecto, un código penal es un sistema en el que, junto a las normas y sanciones del
Libro II, hay reglas técnicas que permitirán resolver uno de los problemas capitales del
derecho penal: establecer cual es la especifica y precisa pena que corresponderá en
cada caso, a cada individuo, de acuerdo con las circunstancias que lo rodearon y
condicionaron en el momento del hecho.
En el Libro II de nuestro Código Penal, la pena para cada delito no está conminada de
una forma fija, sino que el legislador dispuso dejar a cargo del juzgador la delicada
misión de optar, no solo el monto o cantidad de la pena, sino su especie cuando así
está dispuesto.
Podemos decir entonces, que de acuerdo con las disposiciones de nuestro Código, el
acto judicial de fijar una condena (individualización de la pena) es un procedimiento
intelectual y razonada del juez para adecuar la ley al caso concreto (determinado
individuo, momento y circunstancias).
No hay pena dispuesta por el legislador ni por el juez. La ley posibilita a este a dictar la
sentencia declarando la culpabilidad, en que la pena queda (en esta etapa de
enjuiciamiento) aún indeterminada.
Legislativamente se establece y determina cada pena, ella es fija para cada infracción.
El juez debe asentar en la sentencia condenatoria, una pena a cumplir entre un mínimo
y un máximo pero sin fijarla o cuantificarla concretamente.
Si se observa el Libro II del Código Penal, se advertirá que las penas están
relativamente indeterminadas por la ley.
Es el juez quien, en definitiva, dirá que pena y cuanto de ella está a la medida del
hecho, del sujeto y su conducta.
Formas de determinación que contiene nuestro Código Penal (arts. 40 y
41).
Las clases de pena establecidas en el sistema del Código, son según el art. 5: reclusión,
prisión, multa e inhabilitación. Estas se conminan particularmente estableciendo topes
legales en mínimo y en máximo.
Con respecto a la pena a aplicar en cada caso por el juez, el Código ha adoptado el
sistema de la indeterminación legal relativa, puesto que las penas ordenadas en el no
indican una magnitud fija para cada delito, sino que se señalan los limites dentro de los
cuales el juez puede fijar la sanción; además de permitir diversas variantes, como
cuando se disponen opciones alternativas, tanto para la especie de pena como para la
cantidad.
En estos casos, la tarea del juez se limitara a decidir el tiempo que el condenado ha de
sufrir privación de su derecho a la libertad, o la cantidad de dinero en que hará
disminuir su patrimonio.
Ante estos hechos el juez deberá optar primero, entre una u otra especie de pena, y
una vez decidido esto, cuantificarla. Ello por ejemplo, cuando la elección deberá ser
entre la reclusión o prisión; prisión o multa; y multa o prisión.
Cuando existe una pena facultativa, el juez tiene una primera opción principal, con la
facultad de sumar otra pena. Ejemplo: art. 22 bis “si el hecho ha sido cometido con
animo de lucro, podrá agregarse a la pena privativa de la libertad una multa, aun
cuando no este especialmente prevista).
En algunos tipos el juez deberá fijar cantidad para la multa; o tiempo para
inhabilitación o prisión; como también encontramos tipos en los que una de las penas
es perpetua. El juzgador solo podrá individualizar el monto de la multa, mas no tiene
margen respecto de la otra pena que es indivisible.
La situación económica tiene importancia ya que, como la multa es una pena, deberá
ser de tal magnitud que sea suficientemente retributiva, con el objeto de cumplir con
la finalidad de prevención especial. Ello hace necesario que el juez imponga una multa
suficientemente gravosa en relación con la capacidad económica del sujeto.
Lógicamente que para el mismo delito cometido por dos individuos de muy diferente
capacidad económica, pueden resultar multas de montos totalmente distintos dentro
de la escala legal.
El art. 40 CP dispone que, en la fijación de las penas divisibles por razón de tiempo o
de cantidad (no perpetuas), el tribunal deberá contemplar ciertas pautas teniendo en
cuenta su incidencia para agravar o atenuar, conforme a las reglas del artículo que le
sigue.
Los arts. 40 y 41 conforman una regla técnica que los jueces están obligados a
observar como fundamento lógico y legal para la cuantificación de la pena.
Finalmente como una regla dentro de la regla: la obligación del juez de tomar
conocimiento directo y de visu (haber visto en persona) al sujeto y la victima (de ser
posible); y en caso de ser necesario, tomar igual conocimiento de las circunstancias del
hecho (como el lugar y su entorno, armas empleadas, etc.).
2- Reincidencia: Concepto.
Incidir es, caer en un error o falta. Una primera aproximación (no jurídica) del termino
reincidir, nos indica que se ha caído nuevamente en el error o falta.
Distinto y mas restringido es el concepto ajustado a nuestro Código Penal, a partir del
cual podremos decir que hay reincidencia, cuanto el sujeto que ha cumplido total o
parcialmente condena a pena privativa de libertad impuesta por tribunal del país, es
condenado nuevamente con esa misma especie de pena, siempre que desde su
cumplimiento no hubiera transcurrido el plazo legal que la excluye.
Excepción: ante la exigencia de que la condena anterior fuese impuesta por el tribunal
local, admite la condena sufrida en el extranjero, si el delito fuera extraditable según
nuestra ley.
Fundamentos:
Efectos:
La reincidencia es un estado en que cae el sujeto.
El art. 41 fija pautas entre las que, a los fines de individualizar la pena, el juez deber
tener en cuenta las reincidencias en que hubiera caído el sujeto.
Art. 50: Habrá reincidencia siempre que quien hubiera cumplido, total o parcialmente,
pena privativa de libertad impuesta por un tribunal del país cometiere un nuevo delito
punible también con esa clase de pena.
El Código adopta la forma de reincidencia real, sin interesar que la pena se haya
cumplido solo parcialmente.
No dará lugar a reincidencia la pena cumplida por delitos políticos, los previstos
exclusivamente en el Código de Justicia Militar, los amnistiados o los cometidos por
menores de dieciocho años de edad.
Este párrafo determina las exclusiones, es decir, los casos que especialmente no darán
lugar a reincidencia.
Dicho párrafo indica que el transcurso del tiempo opera en forma negativa: habrá
casos en que a pesar de haber sufrido (cumplido total o parcialmente) la pena, esta no
se tendrá en cuenta a los efectos de la reincidencia.
El paso del tiempo produce el olvido o atenuación del sufrimiento, que deja sin causa
un agravamiento de su situación.
Los registros penales, donde consta la reincidencia, pierden efectividad por caducidad,
según lo dispuesto en el art. 51.
Este sistema adapta entonces las modalidades de ejecución anteriores a medida que el
tiempo transcurre. Si en una primera etapa se somete al interno a un régimen de
aislamiento celular absoluto, como lo propone el sistema filadélfico, se organizará
luego el trabajo en prisión durante el día, según sugirió el sistema auburniano.
Finalmente, la lógica del modelo progresivo exige que exista una tercera y última etapa
de pre-libertad, durante la cual el condenado regresa al mundo libre, pero bajo el
control del Estado. Sin embargo, las virtudes del sistema de organización penitenciaria
orientado a procurar la readaptación social del condenado no alcanzan para
compensar sus deficiencias, por lo cual existe un generalizado consenso sobre la
profunda crisis que afecta al modelo, ya que se admite que regularmente los cambios
que la prisión genera en los internos son para peor. El principal motivo de impugnación
de los sistemas penitenciarios contemporáneos está dado por la influencia de los
denominados procesos de criminalización que la cárcel produce en los condenados, y
existe consenso en que el contagio carcelario favorece el desarrollo de verdaderas
carreras criminales, por la influencia de la subcultura de los reclusos que se advierte en
las prisiones. Pero aun cuando se prescinda de esta evidencia empírica las objeciones
subsisten como consecuencia de la tradicional relación de tensión que existe entre
tiempo y tratamiento. Es que el modelo penitenciario de la pena-tratamiento se apoya
en un defecto insuperable porque parte de la creencia errónea de que es posible
“imponer” un cambio psicológico, lo que conduce a los internos a tratar de convencer
a los funcionarios penitenciarios en el menor tiempo posible de que ya se encuentran
en condiciones de obtener la libertad condicional. Y a esto se agrega lo poco razonable
que resulta una estrategia que, mientras dura el encierro, pretende incidir sobre el
comportamiento que tendrá el condenado una vez que cumpla el plazo de la pena. Es
evidente que no es posible adaptar a un sujeto a la vida en libertad mientras carece de
ella, y, menos aun, predecir el comportamiento criminal que el sujeto tendrá en el
mundo libre solo basándose en la observancia de su respuesta a los programas
carcelarios de tratamiento. Por ello, las decisiones que se adoptan en el sistema
progresivo y especialmente la fecha de la libertad condicional no dependen de
pronósticos de reincidencia imposibles de formular, sino del buen comportamiento
carcelario, muchas veces involuntariamente asumido por el condenado al solo efecto
de poder acceder a dicha libertad anticipada.
Progresividad.
Sobre las características del régimen penitenciario dispone el art. 6 de la ley 24660: “El
régimen penitenciario se basara en la progresividad, procurando limitar la
permanencia del condenado en establecimientos cerrados y promoviendo en lo
posible y conforme a su evolución favorable su incorporación a instituciones semi-
abiertas o abiertas o a secciones separadas regidas por el principio de autodisciplina”.
Períodos.
El régimen penitenciario aplicable al condenado, cualquiera fuere la pena impuesta, se
caracterizará por su progresividad y constará de los siguientes períodos (art. 12):
Las salidas transitorias según la duración acordada, el motivo que las fundamente y el
nivel de confianza que se adopte podrán ser:
1) Por el tiempo:
a) Salidas de hasta 12 horas.
b) Salidas de hasta 24 horas.
c) Salidas en casos excepcionales, hasta 72 horas.
2) Por el motivo:
a) Para afianzar y mejorar lazos familiares y sociales.
b) Para cursar estudios de educación básica, polimodal, superior,
profesional y académica de grado o de los regímenes especiales
previstos en la legislación vigente.
c) Para participar en programas específicos de prelibertad ante la
inminencia del egreso o la por libertad condicional, asistida o por
agotamiento de la condena.
3) Por el nivel de confianza:
a) Acompañado por un empleado que en ningún caso ira uniformado.
b) Confiado a la tuición de un familiar o persona responsable.
c) Bajo palabra de honor.
La semilibertad permitirá al condenado trabajar fuera del establecimiento sin
supervisión continua en iguales condiciones a las de la vida libre, incluso salario y
seguridad social, regresando al alojamiento asignado al fin de cada jornada.
Son requisitos para la concesión tanto de las salidas transitorias como para el régimen
de semilibertad:
Programa de prelibertad.
Entre 60 y 90 días antes del tiempo mínimo exigible para la concesión de la libertad
asistida del art. 54, el condenado deberá participar en un programa intensivo de
preparación para su retorno a la vida libre el que, por lo menos, incluirá:
La pena de prisión que no exceda de 6 meses puede hacerse cumplir por simple
detención domiciliaria, cuando se trata de mujeres honestas o de personas mayores de
60 años o valetudinarias, esto es, enfermizo, delicado, de salud quebrantada (art. 10).
El art. 50 de la ley 24660 establece que en los casos de los incisos c (cuando se
convierte la multa en pena de prisión) y f (cuando la pena privativa de la libertad no
sea mayor de 6 meses de cumplimiento efectivo) del art. 35, cuando se presente la
ocasión para ello y el condenado lo solicite o acepte, el juez de ejecución o juez
competente podrá sustituir, total o parcialmente, la prisión discontinua o la
semidetención por la realización de trabajo para la comunidad no remunerado fuera
de los horarios habituales de su actividad laboral comprobada. En tal caso se
computaran 6 horas de trabajo para la comunidad por 1 día de prisión. El plazo
máximo para el cumplimiento de la pena con esta modalidad de ejecución será de 18
meses.
Libertad asistida.
La libertad asistida permitirá al condenado sin la accesoria del art.52 el egreso
anticipado y su reintegro al medio libre seis meses antes del agotamiento de la pena
temporal.
El beneficio pretende, con esta libertad anticipada antes del agotamiento de la pena,
evaluar cual es el grado de reinserción logrado y a ello se dirigen las condiciones que se
imponen y la supervisión que se exige.
1- Presentarse dentro del plazo fijado por el juez de ejecución o juez competente, al
patronato de liberados que le indique para su asistencia y para la supervisión de las
condiciones impuestas.
2- Cumplir las reglas de conducta que el juez de ejecución o juez competente fije, las
cuales sin perjuicio de otras que fueren convenientes de acuerdo a las circunstancias
personales y ambientales del condenado, podrán ser:
4- Reparar, en la medida de sus posibilidades, los daños causados por el delito, en los
plazos y condiciones que fije el juez de ejecución o juez competente.
La libertad condicional es una suspensión condicional del encierro que se cumple como
pena o medida de seguridad, la cual, no es una ejecución de la pena o medida, sino
precisamente todo lo contrario. El liberado condicionalmente no ha cumplido su pena
o medida, pero tampoco la esta cumpliendo en libertad. Solo esta sometido a un
termino de prueba destinado a decidir si la sanción a de declararse extinguida por el
encierro sufrido o si el condenado la debe seguir cumpliendo.
Requisitos.
La autoridad competente para otorgarla es la judicial, previo informe de la dirección
del establecimiento penitenciario sobre la conducta del interno.
El beneficio solo corresponde a los condenados, vale decir, a quienes una sentencia
firme les ha dado tal calidad.
A los efectos del cómputo de la condena cumplida se cuenta, según lo dispuesto por el
art. 24, el tiempo de prisión preventiva que haya sufrido el penado a raíz del delito que
motivo su condena, por cada 2 días de prisión preventiva 1 de reclusión y 1 a 1 para la
pena de prisión.
Régimen legal.
Condiciones compromisorias:
Art. 13: El condenado a reclusión o prisión perpetua que hubiere cumplido treinta y
cinco (35) años de condena, el condenado a reclusión o a prisión por más de tres (3)
años que hubiere cumplido los dos tercios, y el condenado a reclusión o prisión, por tres
(3) años o menos, que hubiere cumplido un (1) año de reclusión u ocho (8) meses de
prisión, observando con regularidad los reglamentos carcelarios, podrán obtener la
libertad por resolución judicial, previo informe de la dirección del establecimiento e
informe de peritos que pronostique en forma individualizada y favorable su reinserción
social, bajo las siguientes condiciones:
2º.- Observar las reglas de inspección que fije el mismo auto, especialmente la
obligación de abstenerse de consumir bebidas alcohólicas o utilizar sustancias
estupefacientes;
3º.- Adoptar en el plazo que el auto determine, oficio, arte, industria o profesión, si no
tuviere medios propios de subsistencia;
Estas condiciones, a las que el juez podrá añadir cualquiera de las reglas de conducta
contempladas en el artículo 27 bis, regirán hasta el vencimiento de los términos de las
penas temporales y hasta diez (10) años más en las perpetuas, a contar desde el día del
otorgamiento de la libertad condicional.
Revocación:
Art. 15: La libertad condicional será revocada cuando el penado cometiere un nuevo
delito o violare la obligación de residencia. En estos casos no se computará, en el
término de la pena, el tiempo que haya durado la libertad.
En los casos de los incisos 2º, 3º, 5º y 6º del artículo 13, el Tribunal podrá disponer que
no se compute en el término de la condena todo o parte del tiempo que hubiere durado
la libertad, hasta que el condenado cumpliese con lo dispuesto en dichos incisos.
Extinción de la pena:
Finalidad.
La finalidad perseguida por el instituto es la redención del delincuente no habitual,
otorgándole el beneficio como estimulo para su esfuerzo de reinserción a la vida
normal, bajo la condición determinante de que no cometa otro delito durante el
tiempo de prueba.
El Código dispone su procedencia para los casos de condena a pena de prisión que no
exceda los 3 años, haciendo referencia a la pena fijada en concreto y no al máximo
conminado en abstracto para cada delito, excluyendo las penas de multa e
inhabilitación.
Regulación legal.
Para que el juez disponga suspender el cumplimiento de la pena impuesta, la ley exige
como requisito, que se trate de una primera condena a la especie de prisión no mayor
de 3 años (aunque se trate de concurso de delitos).
Las circunstancias que deberá valorar el juez son: su personalidad moral, su actitud
posterior al delito, motivos que lo impulsaron a delinquir; y, respecto al hecho, la
naturaleza de este.
Dichas reglas de conducta deben ser seleccionadas y pueden ser modificadas por el
juez.
La suspensión de la pena puede ser concedida por una segunda vez. El segundo
párrafo del Art. 27 establece un tiempo entre los delitos a contar desde la sentencia
firme, y condiciona ese tiempo a la relación entre ambos hechos: ocho años si uno u
ambos fueran culposos; y diez años para el caso que fueran dolosos.
Medidas de seguridad: Concepto.
Son los medios de que dispone el derecho penal moderno, distinto de las penas y que
cumplen una función de prevención especial.
Es otra forma de reacción penal dirigida a aquellos sujetos inimputables o en los cuales
la pena no ha cumplido el efecto esperado.
Para Liszt, son todos aquellos medios por los cuales se trata de obtener la adaptación
del individuo en la sociedad (medidas educativas o correccionales), o la eliminación de
los inadaptables de la sociedad (medidas de protección o de seguridad, en sentido
estricto).
Peligrosidad: Concepto.
La peligrosidad es básicamente una situación o estatus de la persona que ha de ser
formulado judicialmente.
Constituye un juicio sobre lo que se puede esperar del sujeto, en la medida que
supone la afirmación de una probabilidad de delinquir.
Para Pinatel, el criminal es un hombre como los otros que se diferencia simplemente
de los demás por una aptitud particular para pasar al acto, cuya aptitud, a nuestro
entender, no constituiría otra cosa que la peligrosidad.
Bonnet establece que para determinar la peligrosidad del sujeto debe recurrirse a
índices:
1º…
En los demás casos en que se absolviere a un procesado por las causales del presente
inciso, el tribunal ordenará la reclusión del mismo en un establecimiento adecuado
hasta que se comprobase la desaparición de las condiciones que le hicieren peligroso;
Régimen legal:
En nuestro derecho positivo, de acuerdo con su fin especifico, se distinguen: medidas
de seguridad:
1) Educativas
2) Curativas
3) Eliminatorias
El autor que en el momento del hecho, ya sea por insuficiencia de sus facultades
mentales o alteración morbosa de ellas, o estado de inconsciencia, no pudo
comprender la criminalidad del acto ni tuvo la posibilidad de dirigir sus acciones, no
será punible pero se le puede aplicar una medida de seguridad, que es la internación
con fines terapéuticos-
- La internación manicomial:
Es una medida facultativa del juez, quien puede considerar no necesaria la imposición,
cuando el enajenado no presenta un peligro para si o para los demás que es el
fundamente de la decisión. De acuerdo a la ley, no necesita para imponerla el
dictamen de un perito, pero si lo requiere para hacerla cesar. De todos modos el juez
deberá apoyarse en un diagnostico serio al aplicarla.
La medida cesara por resolución judicial con audiencia del Ministerio Publico y previo
dictamen de los peritos que declaren desaparecido el peligro de que el enfermo se
dañe a si mismo o a los demás.
b) Menores.
Se impone a los habituales que son lo que hacen del delito su profesión.
Nuestro país adopto el criterio subjetivo luego de la reforma de los arts. 52 y 53 por la
ley 20942/44.
1. Cuatro penas privativas de libertad, siendo una de ellas mayor de tres años;
Los tribunales podrán, por una única vez, dejar en suspenso la aplicación de esta
medida accesoria, fundando expresamente su decisión en la forma prevista en el
artículo 26.
Si el delito o alguno de los delitos que integran el concurso estuviera reprimido con
pena de multa aplicable en forma conjunta o alternativa con la de prisión, será
condición, además, que se pague el mínimo de la multa correspondiente.
El imputado deberá abandonar en favor del estado, los bienes que presumiblemente
resultarían decomisados en caso que recayera condena.
No procederá la suspensión del juicio cuando un funcionario público, en el ejercicio de
sus funciones, hubiese participado en el delito.
Tampoco procederá la suspensión del juicio a prueba respecto de los delitos reprimidos
con pena de inhabilitación.
Tampoco procederá la suspensión del juicio a prueba respecto de los ilícitos reprimidos
por las Leyes 22.415 y 24.769 y sus respectivas modificaciones.
Art. 76 ter.: El tiempo de la suspensión del juicio será fijado por el Tribunal entre uno y
tres años, según la gravedad del delito. El Tribunal establecerá las reglas de conducta
que deberá cumplir el imputado, conforme las previsiones del artículo 27 bis.
La suspensión del juicio será dejada sin efecto si con posterioridad se conocieran
circunstancias que modifiquen el máximo de la pena aplicable o la estimación acerca
de la condicionalidad de la ejecución de la posible condena.
Si durante el tiempo fijado por el Tribunal el imputado no comete un delito, repara los
daños en la medida ofrecida y cumple con las reglas de conducta establecidas, se
extinguirá la acción penal. En caso contrario, se llevará a cabo el juicio y si el imputado
fuere absuelto se le devolverán los bienes abandonados en favor del Estado y la multa
pagada, pero no podrá pretender el reintegro de las reparaciones cumplidas.
Cuando la realización del juicio fuese determinada por la comisión de un nuevo delito,
la pena que se imponga no podrá ser dejada en suspenso.
La suspensión de un juicio a prueba podrá ser concedida por segunda vez si el nuevo
delito ha sido cometido después de haber transcurrido ocho años a partir de la fecha de
expiración del plazo por el cual hubiera sido suspendido el juicio en el proceso anterior.
Art. 76 quater: La suspensión del juicio a prueba hará inaplicables al caso las reglas de
prejudicialidad de los artículos 1101 y 1102 del Código Civil, y no obstará a la aplicación
de las sanciones contravencionales, disciplinarias o administrativas que pudieran
corresponder.
Condiciones de concesión.
Además del requisito material de posibilidad de condenación condicional, la ley
establece otras condiciones positivas y negativas:
Finalidad y consecuencias.
a) Se suspende el plazo de prescripción de la acción penal.
b) Si durante el término de prueba el imputado no comete un nuevo delito y
cumple con las reglas de conducta fijadas por el tribunal en función del art. 27
bis, se extinguirá la acción penal.
c) Una nueva suspensión del juicio procederá si el nuevo delito fuese cometido
después de transcurridos 8 años a partir del momento en que venció el termino
fijado para la prueba del proceso anterior.