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http://clionauta.wordpress.com/2008/05/30/entrevista-a-jacques-
ranciere-el-maestro-ignorante/
El tema no podía ser más apropiado para Rancière que, a partir de la experiencia de
Jacotot, analiza los principios de su teoría y los compara con el sistema educativo y
social moderno, basado en la admisión de la desigualdad entre saber e inteligencia.
En más de treinta libros, ese hombre discreto y tímido de 68 años, apasionado cinéfilo,
dueño de una inmensa cultura y de una temible complejidad intelectual, analizó las
representaciones tradicionales de lo social y los procesos de emancipación de la clase
obrera.
-Para el neófito, la única forma posible de enseñar es explicando. ¿Cómo hacer para
que, sin explicaciones, un niño, o un adulto entiendan lo que no conocen?
-Así es. Según Jacotot, es posible enseñar lo que uno ignora si uno es capaz de impulsar
al alumno a utilizar su propia inteligencia.
-Esa osadía hizo temblar a toda la Europa intelectual, desde Bruselas hasta San
Petersburgo.
-¿Cuál es?
-Pero usted dice que no hay que equivocarse sobre el sentido que tiene esa disociación.
-Hay una forma habitual de interpretarla: como una disociación que intenta destituir la
relación de autoridad magistral para remplazarla solo por la fuerza de una inteligencia
que ilumina otra inteligencia. Ese es el principio de innumerables pedagogías
antiautoritarias.
-Así es. Pero en la teoría de Jacotot, el maestro ignorante opera la disociación de una
forma totalmente diferente. En realidad, haciendo creer que su objetivo es suscitar una
capacidad, la mayéutica busca demostrar una incapacidad. Sócrates no solo demuestra
la incapacidad de los falsos sabios, sino también la incapacidad de todo aquel que no es
llevado por el maestro por la buena senda, sometido a la buena relación entre
inteligencia e inteligencia. El “liberalismo” mayéutico no es más que la variante
sofisticada de la práctica pedagógica ordinaria, que confía a la inteligencia del maestro
el trabajo de llenar la distancia que separa al ignorante del saber.
-Pero volvamos a los defectos del método explicativo. ¿Por qué la explicación es “el
principio mismo del sometimiento”?
-El problema reside en la lógica misma de la razón pedagógica, en sus fines y sus
medios. El fin normal de la razón pedagógica es el de enseñar al ignorante aquello que
no sabe, suprimir la distancia entre el ignorante y el saber. Su instrumento es la
explicación. Explicar es disponer de elementos del saber que debe ser transmitido en
conformidad con las capacidades supuestamente limitadas de los seres que deben ser
instruidos. Pero muy pronto esta idea simple se revela enviciada: la explicación se
acompaña generalmente de la explicación de la explicación. Hay que recurrir a los
libros para explicar a los ignorantes lo que deben aprender. Pero esa explicación es
insuficiente: hacen falta maestros para explicar a los ignorantes los libros que les
explicarán el conocimiento.
-¿Se podría decir entonces que la utilización de la explicación es mucho más que un
medio práctico al servicio de un fin?
-Usted va más lejos en su libro y afirma que esa desigualdad específica, ese axioma
“desigualitario” es el modelo con el que funciona el sistema social. En consecuencia, la
oposición filosófica se transforma también en oposición política.
-Es el momento preciso en que se quería terminar con la revolución. En que se pretendía
pasar de la edad “crítica” de la deconstrucción de las trascendencias monárquicas y
divinas a la edad “orgánica” de una sociedad que reposara en su propia razón
inmanente. Es decir, una sociedad que armonizara sus fuerzas productivas, sus
instituciones y sus creencias, y que las hiciera funcionar según un único régimen de
racionalidad. Y ese paso de la edad crítica y revolucionaria a una edad orgánica exigía,
ante todo, resolver la relación entre igualdad y desigualdad.
-Ese proyecto no tiene, según usted, muchas diferencias con nuestras sociedades
orgánicas actuales.