No quería escribirle, ni mucho menos tenía pensado hacerlo.

Sin embargo, resulta más sencillo

aclarar mis ideas cuando lo hago. Siento que puedo entender un poco más mi punto, aunque para
serle franca, no estoy segura de nada.

Estos días no he podido pensar bien, y no es que no haya pensado en nada. He pensando mucho
en usted, en mi, en nosotros, en todo esto… Pero, no he pensado con claridad, ni como
solucionarlo ni nada futuro. Solo pienso que de verdad quiero ir a la playa con usted, y cada vez
que nos pienso en ese lugar me da nostalgia porque no sé si de verdad vayamos a ir, aunque lo
anhelo.

No es fácil amor, o no sé si pueda llamarlo así. Pero no es fácil, y no digo que para usted esté
siendo menos complicado, solo que, justo ahora usted trabaja, y no tiene tanto tiempo para
pensar en todo esto porque se ocupa en otras cosas. Yo, en cambio, estoy aquí, acostada todo el
día pensando en lo mismo, haciéndome la dormida para que mi mamá no me hable ni me
pregunte si usted va a venir, aunque esta noche probablemente lo hará y me dirá por qué no ha
venido. No me preocupa el hecho de no tener qué responder, ni de que me pregunte eso. Me
preocupa es que yo no sé si usted seguirá viniendo a verme.

No hemos hablado estos días y no quiero hablarle, quiero sentir que usted me necesita y quiero
que me escriba. Ese último gesto que me hizo, limpiando su hombro. No sé con qué propósito fue,
sólo sé que eso no se le hace a la persona que es tan importante para uno. Me sentí como si me
estuviera limpiando de su vida, como si yo no tuviera que ver nada con usted, como si mis
palabras, mis pensamientos, acciones, yo estuviera siendo desechada. Como si usted fuera mejor y
me estuviera pordebajeando. Eso no se hace.

Hay cosas que afectan a otras personas de una manera en la que no creemos que lo hará, y eso n
significa que lo haga un poco mejor. Me sucedió a mí, y justamente, con usted. Le he dicho
verbalmente cosas que para mí no tienen tanta importancia, pero dentro de su vocabulario y
sentimientos repercuten con mayor veracidad. Si su intención no fue tan mala con ese gesto, a mi
me afectó más de lo que debió, y eso no lo excusa de nada.

Yo sé que mi actitud no fue la mejor, sé que puedo ser muy cansona con mi forma de ser. Pero
hemos tratado de solucionar estos problemas tantas veces, con tantos métodos distintos, y sin
embargo aquí estamos, discutiendo de nuevo por lo mismo.

Debo cambiar un poco más mi actitud, sin embargo, tenía la razón. Usted quedó de almorzar
conmigo y en el chat está escrito, y no vino. Quedó de llamar, y no llamó. Quedó de venir para salir
a comer, y llegó diciendo que no me había aceptado ninguna invitación. Me tocó mostrarle que SI
me había aceptado la invitación. Yo también estaba molesta por la hora, creí que tendría la
cortesía de llegar temprano para salir a comer, pero bueno, no lo culpo, ni siquiera le había puesto
tanta importancia a la invitación que para qué iba a llegar temprano. Después salió diciéndome
que era que me había dicho que no iba a llegar a las 7, cuando nunca hablamos de una hora, esa
pelea era mía y era sin sentido y usted estaba inventando sobre esa pelea.
No, a mi no me tiene que venir a decir esas cosas. Yo sólo quería que usted aceptara su error, pero
usted no lo aceptó, y lo que hizo fue pelear e irse.

Hablamos de controlar las emociones, de manejar la intelgiencia emocional en esos momentos y si

una persona está molesta, el deber de la otra es calmarla y evitar que todo pase a mayores, y no lo
hacemos. También quedamos en hablar de los problemas, pero tampoco lo hacemos. En este
momento deberíamos estar hablando y solucionando, pero en cambio, no nos hablamos.

Yo no lo hago pro orgullo, lo hago por dignidad. He pasado ya tantas veces en las que le digo
hablemos y usted me rechaza en situaciones así aún cuando la culpa no es sólo mía que ya no, ya
no más. Me duele pero esta vez no he llorado tanto como otras. Creo que mis razones son
suficientes para que usted hable por los dos y me pida que hablemos. No es egoísmo ni
egocentrismo ni nada de esas cosas. Es algo que creo justo, aunque me muero de ganas por
hablarle, espero que usted lo haga y que no quedemos así, en pausa, como algo inconcluso. Como
unos puntos suspensivos…