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EL DOLO EN EL HOMICIDIO

Carlos Künsemüller Loebenfelder


Profesor de Derecho Penal

1. En nuestro Código Penal el tipo de homicidio describe la


conducta punible como "matar a otro". Este "otro" debe ser una
persona viva, distinta del sujeto activo, cuya muerte es el
resultado típico que representa la consumación de la figura.

El tipo de homicidio, al igual que cualquier otro tipo penal, está


configurado sobre la base de elementos objetivos ("tipo
objetivo") y elementos subjetivos ("tipo subjetivo").

De acuerdo al principio fundamental de culpabilidad, nadie


deberá ser objeto de una sanción penal si no ha cometido
culpablemente un acto antijurídico; en otras palabras, sólo
podrá ser condenado quien ha obrado con dolo o al menos con
culpa, hallándose marginadas del Derecho Penal las hipótesis
de caso fortuito y de responsabilidad meramente objetiva.

La jerarquía y trascendencia del postulado "nullum crimen nulla


poena sine culpa" han sido destacadas en forma claramente
unánime por la doctrina penal contemporánea1. Se ha
declarado que "El principio de culpabilidad cuenta entre los
postulados fundamentales de la doctrina jurídico-penal
tradicional"2 y que "En la evolución histórica de la teoría del
delito, uno de los principios de mayor trascendencia ha sido, sin
duda, el reconocimiento del principio de culpabilidad"3. Los

Künsemüller L, Carlos. "Principio de Culpabilidad-Culpabilidad. Notas sobre


su evolución y crisis"; Revista de Derecho, Criminología y Ciencias Penales, U. San
Sebastián, Año II, N° 2, 2000, pág.169 y s.s.
Mir Puig, Santiago. "Sobre el principio de culpabilidad como limite de la pena",
El Poder Penal del Estado, 1985, pág. 365 y s.s.
Náquira Riveros, Jaime. "Constitución Política y fundamento material del
principio de culpabilidad", RCHD, vol. 22, N° 2, 1995, págs. 189-200.

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tribunales nacionales no han estado ajenos al tema de la
culpabilidad y al principio limitativo del ius puniendi que la
comprende como su contenido esencial: "Que... no debe
olvidarse que un pilar fundamental del Derecho Penal moderno
es el principio de culpabilidad, postulado básico, conforme al
cual sólo debe ser castigado con una pena criminal el autor de
una conducta típica y antijurídica, cuando ésta le pueda ser
personalmente reprochada; solamente en este caso el sujeto es
culpable. Repele, por tanto, al Derecho Punitivo la existencia de
fórmulas de responsabilidad objetiva, desvinculadas de un
reproche personal, formulable al autor de una acción
típicamente antijurídica"4.

2. Si bien la culpabilidad, en cuanto categoría normativa -y sobre


todo en su rol clásico de fundamento y límite de la pena- ha
sido fuertemente cuestionada, no creemos equivocarnos al
sostener que el principio culpabilístico sigue representando,
para la opinión dominante, un baluarte esencial, que ha llegado
a ser considerado como "uno de los conformantes del Derecho
Penal propio de un Estado de Derecho"5. En nuestro trabajo
sobre "Las Hipótesis Preterintencionales", hemos descrito al
principio aludido como un postulado garantista esencial a un
Derecho Penal democrático, en el cual la pena sólo puede ser
impuesta al individuo a quien le es reprochable un quehacer
personal suyo perpetrado con dolo o culpa6.

3. En el tipo penal de homicidio, al tratarse de un delito de


resultado, "tiene que haber un comportamiento dirigido a privar
de la vida a otra persona, pero esa voluntad puede presentar
distintas alternativas direccionales"7. De acuerdo a los principios
generales, la voluntad de realización que domina y dirige la
acción puede tener como fin determinante la provocación del
deceso, este último suceso es la meta de la acción final (dolo
directo); puede ocurrir, además, que el agente considere que la
muerte es una consecuencia inevitable o segura de la acción
que desea llevar a cabo (dolo indirecto); la última alternativa en
el plano del dolo es el llamado dolo eventual, en que el sujeto

Sentencia llustrísima Corte de Apelaciones de San Miguel, Gaceta Jurídica


111, pág. 75.
Quintero Olivares, Gonzalo. Derecho Penal, Parte General, 1986, pág. 94 y
s.s.
Künsemüller, Carlos. "Las hipótesis preterintencionales", Gaceta Jurídica N°
204, pág. 7 y s.s.
Garrido Montt, Mario. Derecho Penal, Tomo III, Parte Especial, pág. 43 y s.s.

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no busca intencionalmente el resultado lesivo, pero se lo
representa mentalmente como una posibilidad, aceptando su
ocurrencia. Aquí cabe citar el ejemplo clásico de Lacmann,
presentado en 1911: En un stand de tiro, A apuesta a B que
disparará con el arma a la bola de cristal que sostiene en su
mano la muchacha que atiende. Si fracasa y la hiere, confía en
desaparecer rápidamente entre la muchedumbre que visita el
lugar. Si, en efecto, el disparo alcanza a la muchacha y la hiere
en una mano, en vez de impactar la bola, debe distinguirse:

a) Si A, en su calidad de tirador experto y certero y


consciente de su pericia, descartó la posibilidad de la
lesión, debería responsabilizársele como autor de lesión
culposa.

b) Si, en cambio, A contó con la posibilidad de herirla y se


conformó con ella, la aceptó como evento posible, habría
dolo eventual, debido a que, como lo muestra el caso, no
estuvo dispuesto a capitular frente al riesgo, lo acogió en
su voluntad de realización. Pase esto o pase lo otro,
suceda lo que suceda, yo actúo de todas maneras, a todo
evento, es la actitud volitiva del agente que sigue adelante
con su acción. Se introduce aquí un elemento de
indiferencia frente a la suerte del bien jurídico puesto en
peligro. Este punto de vista corresponde a la denominada
"segunda fórmula de Frank"8.

4. La faz subjetiva del tipo de homicidio constituye un escenario


dogmático y práctico, colmado desde hace ya tiempo, de
múltiples libretos y proposiciones que procuran, de diversas
maneras, de hallar una solución razonable y, sobre todo, justa,
a los varios y muy complejos problemas que allí surgen, sobre
todo, en el día a día de la judicatura penal.

Nuestra jurisprudencia, tanto la vertida a propósito del Código


Procesal de 1906, como la surgida en torno al nuevo Código
Procesal Penal, de reciente y gradual vigencia, ha tenido
muchas ocasiones de enfrentarse a los serios dilemas que a la
hora de dilucidar la precisa posición subjetiva de un individuo
respecto del hecho ilícito atribuido y sus consecuencias, dividen
a los operadores del Derecho.

Reinhard, Frank, Das Strafgesetzbuch für das Deutsche Reich, 5a edición,


1931, pág. 190.

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Hay que recordar una cuestión fundamental, algunas veces
preterida, cual es que el delito es un todo complejo, integrado
por momentos objetivos y subjetivos y que la responsabilidad
penal debe ser entendida -al menos, en nuestra opinión, que
creemos adhiere a la tendencia aún dominante- como subjetiva
y personalizada, basada en la culpabilidad individual, que debe
ser el fundamento y la medida de la pena. El principio según el
cual no puede aplicarse sanción penal sin dolo o imprudencia,
requirente de la responsabilidad penal subjetiva, es la
"expresión más clara de los anhelos culpabilísticos"9.

5. La Exposición de Motivos del proyecto de Código Penal español


de 1992, consagró al principio de culpabilidad como garantía
nuclear del sistema penal propio del Estado social y
democrático de Derecho, imponiéndose, en consecuencia, la
proscripción de toda forma de responsabilidad objetiva10. En
una recientísima obra de Derecho Penal chileno, se proclama
como primera consecuencia del principio de culpabilidad, la
exclusión de la responsabilidad objetiva, "esto es, la atribución
del resultado sin un juicio acerca de la imputación subjetiva del
mismo, esto es, acerca de su carácter querido o previsible"11.

Respecto de la vigencia del principio culpabilístico en nuestro


ordenamiento, existen diversas posiciones doctrinarias,
conducentes a disímiles interpretaciones, cuyas discrepancias
se proyectan, como es obvio, en las concretas soluciones que
se proponen12. A juicio del tratadista Alfredo Etcheberry, "El
principio 'no hay pena sin culpa' ha sido considerado por la
doctrina tradicional, más allá de las discrepancias sistemáticas,
como uno de los puntos cardinales que orientan el derecho
penal moderno, fundado en el reconocimiento de la dignidad
humana y del hombre como un ser libre, aún con todas las
limitaciones fácticas que esta libertad pueda experimentar. El
progreso del derecho penal y de la ciencia penal se caracteriza
por un cambio paulatino que parte de una responsabilidad
objetiva, causal, de un resultado, y a través de una larga y lenta

García Pablos, Antonio. Derecho Penal, Introducción, 1995, págs. 287-288.


Fernández Rodríguez, María Dolores. "Los límites del ius puniendi", ADPCP, t.
XLVII, fase. 3, pág. 87 y s.s.
Politoff L., Sergio, Matus A., Jean Pierre y Ramírez G., María Cecilia,
Lecciones de Derecho Penal Chileno, Parte General, pág. 246-247.
Cnfr. Künsemüller L., Carlos. Culpabilidad y Pena, 2001, Capítulo Primero,
"Nulla poena sine culpa", pág. 17 y s.s. y Capítulo Cuarto, "El principio de
culpabilidad en el Derecho Penal Chileno", pág. 205 y s.s.
evolución secular va a encontrar su indispensable fundamento
en la ley penal expresa: primeramente, con sus exigencias de
tipicidad y de antijuridicidad, y luego se plasma en definitiva en
la exigencia de que el hecho delictivo sea el resultado de una
determinación anímica del sujeto actuante, que, en las
particulares circunstancias en que obró, habría podido hacerlo
de modo diferente y conforme al derecho"13.

De Figueiredo Dias, penalista lusitano, ha expresado su


convicción de que no es posible encontrar una opción al
Derecho Penal de la culpabilidad14.

El moderno Derecho Penal vive de la distinción entre el dolo y la


culpa o imprudencia como las únicas fuentes de imputación
subjetiva del acto típico y antijurídico. En esta línea, el Proyecto
de Código Penal elaborado en Chile por el Foro convocado por
el Ministerio de Justicia, establece que sólo son delitos las
acciones u omisiones dolosas o imprudentes expresamente
descritas en la ley. Pero entre dos formas o alternativas de
imputación, hay una tierra de nadie, como la llama Muñoz
Conde, de muy difícil de limitación teórica y práctica.
Precisamente la teoría del dolo eventual surge para tratar de
incluir en el ámbito del dolo una serie de casos que no se
adaptan fácilmente a los elementos conceptuales del mismo,
pero que el sentimiento de Justicia considera deben ser
tratados con la misma severidad que esta forma de imputación
subjetiva del delito15. La paliza brutal que provoca la muerte del
agredido, a quien sólo se buscaba herir; la apuesta de conducir
a gran velocidad por el lado contrario de la autopista,
provocando la muerte del chofer de otro vehículo; el atentado
terrorista en que muere un niño que ocasionalmente acompaña
a su padre policía que está en el lugar; la empleada de hogar,
encargada de cuidar al menor de pocos meses, hijo de la
familia, decide, en el horario en que la madre está en su trabajo,
ejercer con la pequeña la mendicidad y para evitar su llanto y
mantenerla dormida, e suministra una alta dosis de
tranquilizante, a consecuencias de lo cual la niña fallece16. Un

Etcheberry, Alfredo. Prólogo a la obra Culpabilidad y Pena, págs. 11-15.


De Figueiredo Dias, "Resultados y problemas en la construcción de un
sistema de derecho penal funcional y racionalmente final", en Fundamentos de un
sistema europeo de Derecho Penal, 1995, pág. 447 y s.s.
Muñoz Conde, Francisco. Prólogo a la obra El Dolo Eventual, de María del
Mar Díaz Pita, 1994.
Díaz Pita, María del Mar. El Dolo Eventual, 2004, pág. 17 y s.s.

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individuo, en circunstancias que se hallaba de pie en un
autobús de la locomoción colectiva, manipuló un revólver para
amenazar a personas indeterminadas que se encontraban
ubicadas en el lado izquierdo del vehículo y, producto de un
movimiento involuntario provocado por un proceso de frenado
del vehículo, se movió hacia delante disparando de forma
involuntaria el arma. El proyectil siguió una trayectoria de arriba
hacia abajo, de derecha a izquierda, de atrás hacia delante,
travesando en forma previa la parte posterior del asiento en que
iba otra persona, para luego herirla en la región torácica, lo que
le causó la muerte por anemia aguda17. En este caso, el voto de
mayoría del fallo condenatorio dictado en juicio oral, estimó
culpable al encausado de delito culposo de homicidio, en
cambio, el voto disidente estuvo por atribuirle responsabilidad
como autor de homicidio con dolo eventual18.

Estaba en lo cierto Welzel cuando afirmaba que la pregunta


¿dónde se sitúa la frontera entre culpa consciente y dolo
eventual? es la más difícil y discutida del Derecho Penal19.

En la doctrina alemana contemporánea, Hassemer nos


recuerda que la dicotomía dolo-imprudencia deriva de la
racionalidad de nuestra cultura jurídica que establece diversos
grados de responsabilidad y, por tanto, diversos grados de
gravedad de la pena que ésta lleva aparejada, según la
participación interna del sujeto en el hecho20.

La distinción entre conductas dolosas y culposas puede


calificarse, en el plano teórico, de nítida: quien conoce y quiere
la realización del tipo objetivo, estará actuando dolosamente; si,
por el contrario, está ausente el conocimiento o bien la voluntad
de llevar a cabo los elementos que configuran el tipo objetivo de
un delito, deberá desestimarse la imputación de dolo, a lo sumo
podremos afirmar un delito imprudente. Pero en la realidad
fáctica-procesal la cuestión no es nada de sencilla, la
determinación de si autor ejecutó el hecho abarcando con su
conocimiento y con su voluntad la conducta típica, lesiva del
respectivo bien jurídico protegido, constituye "una zona gris",

Sentencia del Tribunal del Juicio Oral En Lo Penal de Antofagasta.


08.12.2002, Revista Procesal Penal, pág. 53 y s.s.
18
ídem.
Welzel, Hans. Das deutsche Strafrecht, 11 edic.,1969, pág. 69.
Hassemer, Winfried. Fundamentos del Derecho Penal, Traduce, de Arroyo
Zapatero / Muñoz Conde, 1984, pág. 273 y s.s.

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donde la localización de la línea divisoria entre dolo eventual y
culpa consciente adquiere sus complicadas dimensiones21.

6. Son dos las principales doctrinas que se han disputado la


función de precisar el concepto de dolo eventual,
diferenciándolo al mismo tiempo, de la culpa consciente.

En primer lugar está la teoría de la probabilidad, que hace


depender el límite de cuan probable ha considerado el hechor la
realización del resultado. Solamente la representación de que el
resultado es probable puede fundar el dolo. En tal sentido, la
probabilidad significa más que solamente posible, pero menos
que casi seguro22. La base para la imputación a título de dolo de
la provocación de un resultado lesivo de un bien jurídico y
prohibido por el ordenamiento penal la encontramos en una
representación, de un exclusivo carácter intelectivo, del sujeto
respecto del grado de probabilidad de dicha producción.
Estamos pues ante un concepto subjetivo de probabilidad, que
ha de elaborar mentalmente el individuo ; para Mayer,
"determinar si el sujeto se representa la realización prohibida
del tipo como posible depende de si dicho sujeto se la
representa como probable o no"24. El hechor tiene dolo respecto
del resultado cuando sabe que la conducta tiene la tendencia,
en las circunstancias dadas, esto es, no en abstracto, sino en
concreto, de hacer que el resultado tenga lugar. Esta tendencia
puede aparecer de la probabilidad del resultado, de acuerdo a
las reglas generales de la experiencia23.

La opinión dominante, tanto en la doctrina comparada, como en


la nacional, ha estimado que no puede ser suficiente la
representación de la alta probabilidad del resultado para
imputarlo a título de dolo. Conforme a la "teoría de la
aceptación", denominada también "teoría del asentimiento" o
"teoría del consentimiento", representativa de una posición
volitiva, debe ponerse el acento en un elemento emocional. Si
acaso el hechor aprueba el evento no pretendido, hay que

Díaz Pita, María del Mar. Op. cit., págs. 16-17.


Cfr. Bockelmann, citado por Sergio Politoff, Derecho Penal, T.1,1997, pág. 481
y s.s.
23
Díaz Pita, María del Mar. Op. cit., pág. 96.
24
Cit. por Díaz Pita, pág. 96.
25
W.P.J. Pompe. "Handboek van het Nederiandse Strafrecht, Zwolle", 1959,
pág. 173, cit. por Politoff, op. cit. 22.

99
investigar si se había contentado con la producción del
resultado -dolo eventual- o si él, livianamente, con un
injustificado optimismo, había actuado con la confianza de que
todo va a salir bien, supuesto éste, en el cual sólo habrá culpa
consciente26. La pregunta clave que aquí se plantea es ¿cómo
podemos saber si el sujeto aprobó o no la producción del
resultado no querido, pero representado como posible? Aquí ha
jugado un papel preponderante la "segunda fórmula de Frank",
ya mencionada anteriormente, según la cual, un sujeto actuaría
en forma dolosa si se dijera: "suceda así o de otra manera, en
cualquier caso continúo adelante con mi acción"27. La teoría del
consentimiento sigue siendo, pese a objeciones y críticas que
se le han formulado28, la más aceptada tanto porg la
Jurisprudencia, como por la Doctrina alemana y española2 y,
como hemos advertido precedentemente, ha tenido igual
acogida en la dogmática chilena, la que es seguida -en general-
por la jurisprudencia.

Gimbemat expone las razones que, en su opinión, llevan a la


aceptación mayoritaria de la teoría en comento: "la dificultad del
grupo de casos que se examinan dentro del marco del
problema del dolo eventual reside en que, por una parte, no
aparece clara la voluntad del autor respecto del resultado; y en
que, no obstante y por otra parte, parece que en muchos casos
un castigo por imprudencia es insuficiente, que lo que el autor
ha merecido es ser castigado por delito doloso. Si ante esta
"incómoda situación", una teoría consigue demostrarnos que el
autor, en realidad, ha querido el resultado, ha consentido en él,
que estaba de acuerdo con su producción, entonces lo menos
que se puede decir de esta teoría es que es fascinante" .
Frente a esta conclusión, se ha dicho que, las dificultades que
se detectan en ella, hacen, sin embargo, que "esta fascinación
que despierta a simple vista, desaparezca"31.

En la sentencia dictada por la ICA Valparaíso, el 15 de julio de


1987, se decidió que "Constituye homicidio simple cometido con

6
Politoff, Sergio. Op. cit. 22.
27
Reinhard, Frank. Op. cit. 8.
28
Díaz Pita, María del Mar. Op. cit., pág. 176.
29
ídem.

Gimbernat, Enrique. "Acerca del dolo eventual", en Estudios de Derecho


Penal, Madrid, 1990, pág.248.
31
Díaz Pita, María Del Mar. Op. cit., pág. 177.

100
dolo eventual, en lugar de homicidio preterintencional, la muerte
causada por el conviviente a su mujer mediante golpes con un
chuzo de fierro en diferentes partes del cuerpo, ya que de ese
modo existen grandes probabilidades de producir la muerte
resultado que es previsible, de modo que si no cejó el reo en su
afán de castigo, es porque aceptó la producción del resultado
muerte"32. "Existe dolo eventual -resolvió la Corte Suprema en
el año 1960- cuando el sujeto se representa la posibilidad de un
resultado que no se proponía causar; pero que en definitiva, lo
acepta (lo ratifica) para el caso de que el evento llegara a
producirse"33. En una decisión más reciente, el Alto Tribunal
declara que "La doctrina predominante está acorde en que el
agente delictivo responde a título de dolo eventual por los
efectos concomitantes de su acción, cuando en el marco de su
plan si bien no desea particularmente que éstas se produzcan,
ha contado con que ello acontezca con el carácter de algo que
es más que una simple posibilidad y menos que una
probabilidad absoluta, subordinando este resultado al bien éxito
del móvil ilícito en el que realmente tiene interés"34. "El dolo
homicida puede presentarse no sólo en forma directa -cuando
hay la intención precisa de matar- sino también cuando el
resultado de muerte se haya previsto como posible y se haya
aceptado, no importándole al hechor que ocurra, en lo que
consiste el dolo eventual"35. El Tribunal del Juicio Oral en Lo
Penal de Antofagasta, determinó que la posición anímica propia
del dolo eventual "supone que el agente se represente el
resultado de su acción como probable y no obstante ello no se
detiene, sino que simplemente obra, aceptándolo". (Revista
Procesal Penal, N° 6, pág. 53 y s.s.)

7. La "zona gris" entre del dolo y la culpa constituye el terreno en


que reina "la preterintencionalidad", figura comprensiva de los
supuestos en que el resultado lesivo final sobrepasa la voluntad
de realización del agente, al dolo que domina y dirige la
conducta típica y antijurídica, dándose por lo tanto una
discordancia subjetiva entre lo querido y lo sucedido. Como el
resultado finalmente acaecido ha sobrepasado el ámbito de la
voluntad de realización del agente -praeter intentionem- ha de
dilucidarse el título de imputación en virtud del cual podría

Gaceta Jurídica N° 86, pág. 79.


RDJ, T. LVII, 2a parte, Secc.4a, pág. 60.
SCS, 17.09.1996, Gaceta Jurídica N° 195, pág. 116 y s.s.
SCA Santiago, 14.12.1998, Gaceta Jurídica N° 222, pág. 157.

101
hacerse responsable al hechor, dolo o culpa, en relación al
evento más grave no perseguido, no buscado como objetivo
(sin intención).

Una hipótesis preterintencional se presentará cuando el evento


típico acaecido supera la voluntad de realización -dolo- del
agente, el daño ocasionado con la acción es cualitativa y
cuantitativamente mayor que el buscado o aceptado. Hay una
incongruencia entre los aspectos objetivos y subjetivos del
hecho. En otras palabras, hay preterintencion en los casos que
el sujeto, mediante una acción dolosa, quiere producir un
determinado resultado y provoca otro, de mayor gravedad que
el pretendido, pero que se encuentra en su misma línea de
ataque. La preterintencion surge, apunta Reyes Echandía,
cuando el agente "habiendo dirigido su voluntad
conscientemente hacia la realización de un hecho típico y
antijurídico, produce a la postre un resultado de esta misma
naturaleza pero diverso y más grave del que directa e
inmediatamente quería"36.

Las cuatro situaciones que habitualmente suelen presentarse


como más representativas de la preterintencionalidad -también
denominada ultraintención- son las siguientes:

a) Lo pretendido: Lesiones leves.


Lo producido: Lesiones graves.

b) Lo pretendido: Lesiones.
Lo ocurrido: Homicidio.

c) Lo pretendido: Lesiones.
Lo ocurrido: Aborto.

d) Lo pretendido: Aborto.
Lo ocurrido: Homicidio.

En la preterintencionalidad está involucrada la idea de


progresión, de desarrollo de una intención (dolo) agresiva
básica que produce un resultado no querido, pero directamente
vinculado a la acción dolosamente emprendida. La faz subjetiva
de la conducta inicial se ve desbordada, sobrepasada por la
progresión o desarrollo causal37. El resultado más grave, fruto

Reyes Echandía, Alfonso. Culpabilidad, Reimpresión, Edit. Temis, Bogotá,


1991, pág. 115.
Sainz Cantero, José A. Lecciones de Derecho Penal, Parte Gral. III, pág. 74.

102
del "desborde" subjetivo, aparece como un resultado no
buscado, pero de la misma índole del pretendido. Reyes
Echandía requiere una "homogeneidad" entre los dos eventos
producidos, en el sentido que ambos sean tuteladores del
mismo bien jurídico genéricamente entendido38. Manzini postula
como requisito necesario que la lesión jurídica prospere sobre la
misma línea, es decir, que sea más grave dentro de la misma
especie, o al menos, dentro del mismo género de interés
jurídico39.

No se dará la preterintencionalidad en los casos denominados


"fuera de la intención", como por ejemplo, cuando alguien, con
dolo de dañar una vitrina, lanza una piedra contra ella, que da
en un transeúnte y le destruye un ojo. El resultado mayor -más
grave- realizado ha de ser la concreción del peligro
representado por la acción emprendida, debe ser vinculable
directamente a la conducta inicial dolosa, de manera que
aparezca claramente como su desenvolvimiento no buscado4.

El caso de mayor frecuencia en la práctica es el "homicidio


preterintencional", ya sea trate de lesiones seguidas de muerte,
ya se trate de aborto seguido de resultado mortal para la
embarazada. La primera variable es sin duda la más
significativa desde el punto de vista estadístico.

Los requisitos configurativos del homicidio preterintencional,


han sido delineados en forma concordante por nuestra doctrina
y jurisprudencia:

a) Acción dolosa dirigida a lesionar al sujeto pasivo.

b) Ausencia de dolo de matar, no únicamente dolo directo,


sino también dolo eventual. Es decir, que el agente no
sólo no haya tenido el propósito de matar al pasivo, sino
que tampoco se haya representado como un evento
probable ese resultado y lo haya ratificado, haya asentido
en su ocurrencia.

c) El resultado más grave ha de producirse en una relación


causal típicamente relevante y adecuada a la clase de
acción desplegada por el agente; debe existir entre la

Op. citada, pág. 130.


Manzini, Vicenzo. Trattato ...", Vol.l. parr. 254, pág. 732.
Künsemüller,op.cit. 6,pág. 8.

103
conducta dolosa y el evento antijurídico sobrevenido, no
abarcado por el dolo del agente, una conexión relevante,
en el preciso sentido del tipo penal.

d) El homicidio -resultado de mayor gravedad que el


buscado- debe ser atribuible a culpa, imprudencia o
negligencia. Esto implica que ese evento deba ser, en el
supuesto concreto, previsible para el sujeto actuante, no
habiéndolo previsto ni confiado en poder evitarlo.

8. Con respecto a la noción de culpa, nuestros autores y tribunales


concuerdan, en general, en identificarlo con la contravención al
deber de cuidado, de atención y diligencia exigido en el ámbito
de relación. Aquí juega un papel decisivo la previsibilidad
objetiva del resultado surgido de una acción culposa. Bustos la
denomina "elemento objetivo-normativo intelectual", en su
valiosa obra monográfica sobre este tema41. Ya en "Culpa y
Finalidad" había expresado que para determinar el cuidado
objetivo exigido resulta fundamental el concepto de
previsibilidad objetiva, que desde antiguo se consideró el núcleo
esencial de la culpa . Cousiño Mac Iver se preocupó de
resaltar con gran intensidad la inseparabilidad de las ideas de
cuidado y previsibilidad objetiva en el terreno jurídico-penal43.

La Excma. Corte Suprema, en sentencia del 25.11.1996,


reiterando la doctrina anterior, contenida en un fallo del
03.10.1988, alude a la previsibilidad objetiva del resultado como
uno de los elementos más relevantes de la estructura del delito
culposo, "el cual debe estar demostrado para considerar la
existencia de un cuasi delito". "Si la previsibilidad no se
encuentra demostrada en autos, entonces derechamente no se
encuentra probada la infracción al deber de cuidado". (Gaceta
Jurídica N° 197, pág. 137).

La exigencia inclaudicable de la previsibilidad del resultado


lesivo, se vincula indudablemente a la garantía fundamental del
principio "nulla poena sine culpa", el cual se traduce en que
debe proscribirse toda forma de responsabilidad objetiva,
desligada de una acción injusta llevada a cabo culpablemente44.

El Delito Culposo, pág. 43.


Culpa y Finalidad, pág. 49.
Cousiño Mac Iver, Luis. Derecho Penal Chileno, T.l, pág. 828.
Cousiño Mac Iver, Luis. Derecho Penal Chileno, T.lll, pág. 5 y s.s.

104
Creemos firmemente que debe reivindicarse actualmente -en
tiempos de "expansión" del Derecho Penal, de requerimientos
de un Derecho Penal "ad-hoc" para la sociedad de los riesgos-
el postulado fundamental que hace cerca de ochenta años diera
a conocer Mayer: "La dignidad del Derecho Penal tiene como
fundamento el reconocimiento de la culpabilidad"45.

Der Allgemeine Teil des deutschen Strafrechts, 2. Auflage, 1923, pág. 228 y
siguientes.

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