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DESPATRIARCALIZACIÓN ?
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Julieta Paredes C
Es la forma de pasos y estrategias que hemos elegido dar las mujeres aquí en Bolivia
desde el feminismo comunitario, empezando por analizar la profundidad de las
opresiones y la violencia estructural hacia las mujeres, y encontrar las causas de
nuestras opresiones. Desde nuestros cuerpos buscamos develar las opresiones que
sufren la humanidad y la naturaleza y plantear un camino de liberación -valga la
redundancia- para la humanidad y la naturaleza
Partir de la base política, filosófica y conceptual de que las mujeres somos la mitad de
todo, es radicalmente opuesto a lo que hasta ahora se vino haciendo.
¿Qué es el patriarcado?
Lo que sí afirmamos es que las mujeres somos las que vivimos todas esas opresiones
que viven los hombres, más la de ser mujer. O sea que ser mujer constituye, como tal,
otra forma de opresión y a la vez agrava las opresiones que compartimos con los
hombres. Dicho de otra manera, ser mujer es la base sobre la que se construyen e
inventan las opresiones. Los cuerpos de las mujeres fueron y son la primera base
material sobre la que se estructura la dominación y subordinación de la historia. Sobre
esta se funda el sistema de todas las opresiones, y aún hoy sigue siendo el sistema base
de la dominación: el más poderoso y duradero sistema de desigualdad, en suma,
es el sistema de dominación alrededor del cual, mujeres y hombres, definiremos el
contenido antisistémico de nuestras luchas y, por lo tanto, haremos de cualquiera de
nuestras luchas y acciones, actos auténticamente revolucionarios o reformas
coyunturales, ya sea que estos actos se realicen en la cama, en la calle, en palacio o en la
cocina. Haremos de todos ellos, repetimos, actos revolucionarios que se concatenen en
un proceso político antisistémico; en otras palabras, antipatriarcal o o maquillaremos y
reciclaremos el sistema en cada posible revolución.
Los hombres, en el imperio inca, se sentían honrados cuando el Inca les pagaba su
fidelidad con mujeres. Los hombres padres -en este caso aymaras, pero no únicamente-
se sentían honrados cuando el enviado del Inca escogía a su hija, todavía niña, para
llevarla al acllawasi, donde sería criada para ser usada de varias maneras: entregada
sexualmente a jefes incas guerreros, asesinada en sacrificios, o explotada en su fuerza
de trabajo de por vida en beneficio de la casta gobernante.
Y este hombre padre -en este caso aymara- se sentía orgulloso cuando su hija era
tomada como otra de las esposas del Inca, o sea como la amante del Inca. ¡Qué hay en
estos datos, sino la coincidencia -aunque de formas diferentes- del uso de las mujeres
como botín sexual también practicado por los españoles. Los indígenas no somos “ni
más mejores ni más peores”, tenemos y tuvimos igual que cualquier ser humano,
decisiones éticas, a no ser que alguien no nos considere o no se considere humano.
Siendo dos tiempos independientes, con el hecho colonial de 1492 y una mentalidad
reduccionista, pretenden fagocitarse o comerse nuestros tiempos, territorios, vidas,
cultura, historia y etiquetarnos de incivilizados, atrasados, salvajes, según los
parámetros de su cultura.
Con base en esta concepción del tiempo descolonizado hacemos una comparación de
contemporaneidades alrededor de 1492 para mostrar la soberbia del pensamiento
occidentalista.
Esta discusión que hoy se da dentro del proceso de cambio y en el Estado Plurinacional
de Bolivia, responde al mandato patriarcal que se expresa en las actitudes y
pensamientos machistas de nuestros propios compañeros, que están dispuestos a
despatriarcalizar solo la parte que les conviene y no coherentemente pelear contra el
patriarcado como sistema.
Tampoco son sistemas paralelos, como en algún momento han querido hacernos creer;
sistemas paralelos que inclusive no se tocan, dando a entender que se puede
descolonizar sin despatriarcalizar, atribuyendo que la despatriarcalización es una cosa
de mujeres.
También podemos entender la angustia que hace que nuestros hermanos indígenas no
quieran reconocer el patriarcado ancestral, y quieran atribuir al hecho colonial de 1492
todos los males que viven las mujeres indígenas. Entendemos que la angustia, aunque
no la justificamos, de descubrir que también son machistas, cómplices de la opresión y
discriminación de sus hermanas mujeres indígenas, y constructores de patriarcado, debe
mover el piso de los hermanos que quieren descolonizar y descolonizarse.