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28 de Abril de 2019 – Número 806

PARA SALIR DE LA CRISIS NO


ALCANZA CON EL DEFICIT CERO
Aun cuando el déficit primario viene bajando, la suba del
riesgo país refleja una profunda desconfianza en la capacidad
de repago de la deuda pública. La salida no pasa por cambiar
el gabinete o los candidatos sino por dar los primeros pasos en
las reformas estructurales que demuestren la decisión de
construir solvencia fiscal.
El “riesgo país” es la diferencia de tasas de interés que deben pagar los países emergentes
por encima de lo que paga Estados Unidos si quieren tomar deuda en el mercado
internacional. Esta diferencia refleja el nivel de desconfianza que tienen los inversores
respecto a que la deuda sea pagada. Por caso, cuando se incrementa el riesgo de que un
país no cumpla con su deuda pública, los inversores le exigen entonces mayores tasas de
interés, elevando así la diferencia de tasas con respecto a Estados Unidos. Se mide por
puntos básicos, esto es, 100 puntos equivalen a 1% adicional de tasa de interés.
El riesgo país en Argentina alcanzó los 963 puntos básicos. Esto significa que, si el Estado
argentino quiere tomar deuda en dólares en el mercado internacional, tiene que pagar tasas
de interés del orden del 10% anual en dólares por encima de la que pagan los bonos del
Tesoro norteamericano. Semejante brecha refleja que el Estado argentino tiene
virtualmente cerrado el acceso al crédito en el mercado financiero.
La credibilidad en la capacidad de pago de la deuda pública de un país depende de la
situación fiscal actual, el endeudamiento y fundamentalmente de cómo se avizora el futuro.
En base a información publicada por el Ministerio de Hacienda se puede analizar la dinámica
de estas variables desde que asumió el actual gobierno:

 En diciembre del 2015, el déficit primario era de 3,8% del PBI, los intereses eran de
1,3% del PBI y el riesgo país era de 487 puntos.

 En diciembre del 2017, el déficit primario se mantuvo en 3,8% del PBI, el pago de
intereses subió a 1,6% del PBI y el riesgo país bajó a 351 puntos.

info@idesa.org - www.idesa.org – Tel. (54) - 11 - 4374 7660 / (54) - 351 - 427 1271
 En abril del 2019, el déficit primario bajó a 1,9% del PBI pero el pago de intereses
volvió a subir hasta 2,9% del PBI y el riesgo país trepó a 963 puntos.
Estos datos muestran que en la primera mitad de la gestión del actual gobierno hubo una
importante cuota de confianza reflejada en la baja del riesgo país, aun cuando el déficit
primario se mantenía igual que al inicio de la gestión. En la segunda mitad, la situación se
revirtió cuando se explicitó que los esfuerzos por bajar el déficit primario no alcanzaban para
compensar el aumento en los intereses. A abril del 2019, aun cuando hay una fuerte
disminución del déficit primario, los intereses siguen aumentando. En este contexto es
que explota la desconfianza llevando el riesgo país a superar los 900 puntos.
En la evaluación del riesgo país se tiende a dar muy alto protagonismo a las encuestas
electorales. Esta visión pasa por alto que, más allá de la voluntad de pago de la deuda, hay
evidencias que fundan dudas sobre la factibilidad de que esto sea posible. Por lo tanto,
habría que poner menos energías en las estrategias electorales y más esfuerzos en
diseñar acciones que permitan generar mayor solvencia fiscal. Se trata de un desafío
mucho más complejo que alcanzar el déficit primario cero ya que implica demostrar, de
manera convincente, que en los próximos años no se gastará por encima de los ingresos.
La solvencia fiscal no se va a obtener con un ajuste fiscal convencional, como el que
viene aplicando el gobierno, sino con un ordenamiento integral del sector público .
Esto involucra, como mínimo, tres áreas de reformas. Por un lado, la reforma previsional,
tendiendo a nivelar la edad de jubilación a 65 años, evitar que la pensión al cónyuge por
muerte del jubilado genere doble beneficio y revisar la regla de movilidad de los haberes
para las moratorias cuando se superponen con una jubilación. La segunda es la reforma
tributaria que debería tender a unificar los impuestos nacionales, provinciales y municipales
para aumentar la recaudación bajando presión impositiva con ampliación de la base
imponible. La tercera es la reforma administrativa para eliminar los organismos nacionales
que se solapan con funciones provinciales y municipales o con otros organismos del propio
nivel nacional.
Cualquiera sea el resultado electoral ninguna fuerza política tendrá suficiente apoyo
en el Congreso para instrumentar estas reformas; que además requieren acuerdos
con las provincias. Por eso, lo más importante no es quién gane y quiénes serán
opositores, sino lograr que ambos consensuen con madurez política una estrategia de
transformación que lleve a construir la solvencia fiscal.
Déficit primario, intereses y riesgo país

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