Francisco González Crussí
Que la medicina no es ciencia
Si la medicina es una ciencia, ¿entonces por qué existen diferentes protocolos
médicos, y por qué lo que funciona en un paciente puede no funcionar con
otro? El patólogo Francisco González Crussí parte de estas paradojas para
A
llegar al centro del debate: la relación entre médico y paciente.
primera vista, el título de este
artículo puede parecer provo-
cación o disparate. Nada más
común hoy día que fundir y mez-
clar ambos conceptos, ciencia y
medicina, en sólida aleación.
Baste recordar que las revistas
médicas tienen el mismo forma-
to de las comunicaciones cien-
tíficas, es decir, son un espacio
donde los expertos se dirigen a
otros expertos en un lenguaje
inaccesible a los legos; que la
parafernalia del diagnóstico hoy día es un reluciente ins-
trumental tecnológico mediante el cual los pacientes son
sometidos a exámenes complejos; que estos arrojan resultados
numéricos –¿y qué mejor prueba del carácter científico que
su expresión matemática? Todo esto remachado por la propia
imagen del médico, quien se nos presenta imponente, hierá-
tico, enfundado en una bata blanca, según la imagen popular
del científico metido en su abstruso laboratorio. Así, no es
de extrañar que la gente piense no sólo que las promesas de
la medicina se harán efectivas usando los medios propios
de la ciencia, lo cual es correcto, sino que ella misma es, a no
dudarse, una ciencia, la “ciencia médica”.
Esto último es, a mi modo de ver, equivocado. Pero debo
hacer una doble advertencia. En primer lugar, al hablar de
medicina me refiero específicamente a la medicina clínica,
al quehacer cotidiano del médico frente al enfermo. Nadie
puede negar que los avances espectaculares de la medicina en
años recientes se deben al progreso científico. Imposible, asi-
mismo, negar que la asombrosa tecnología que hoy se emplea
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en el diagnóstico es, esa sí, aplicación directa e inmediata de
las ciencias básicas. Pero la referencia aquí es al encuentro
entre dos seres, al “mano a mano” entre el enfermo y el médi-
co. En segundo lugar, uso el término “ciencia” en su sentido
tradicional o “clásico”. Lo hago con toda desfachatez, a pesar
de las críticas que se le han hecho, y sabedor de que esta pos-
tura puede parecer ingenua, si no es que de plano estulta.
Vayamos por partes. Definir lo que es la ciencia es problema
espinoso; los filósofos han debatido la cuestión desde antiguo.
(En México el lector interesado difícilmente encontrará dis-
cusión más lúcida y accesible de este tema que el bello libro
del doctor Ruy Pérez Tamayo La estructura de la ciencia, fce/El
Colegio Nacional, 2008.) Pero sin ahondar en tan difícil pro-
blemática, creo que todo mundo puede estar de acuerdo en que
la ciencia es una actividad humana que se esfuerza por obtener
una representación de la realidad libre de todo valor personal,
de todo prejuicio cultural, de toda preferencia individual o
parcialidad de cualquier tipo; es decir, una visión del mundo
tan objetiva como sea humanamente posible.
Además, el científico hace abstracción de las cosas de su
entorno. Observa un gran número de fenómenos y expe-
riencias particulares, advierte lo que tienen de similar o
uniforme, y de ahí abstrae una generalización que le sirve
–tras cotejarla con los hechos observados– para comprender
y manejar cuanto caso semejante se le llegue a presentar en
el futuro. En otras palabras, al científico no le interesa en lo
más mínimo el evento concreto en sí; le tiene sin cuidado
la rica singularidad de lo individual; lo que le importa es la
generalización, a la luz de la cual todos los eventos de deter-
minada especie se vuelven comprensibles. Usando la obser-
vación y el experimento, se esfuerza por probar que sus
conclusiones lógicas corresponden a ciertos aspectos de lo
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que ocurre “ahí afuera”, en lo que usualmente llamamos la
realidad. (¿Será necesario notar que también el concepto de
realidad es tema de rancia controversia entre filósofos, y que
hasta se ha negado que existe?) Y ya puede entonces integrar
sus conceptos en su sistema lógicamente coherente, o sea, en
su propia disciplina científica.
La ciencia, en cuanto tal, tiende a aumentar el acervo
de conocimientos: esa es su característica fundamental. Lo
mismo sucede con las personas de auténtica vocación cientí-
fica. Pocos, entre quienes he conocido, son los que responden
cabalmente a esta descripción, pero siempre me parecieron
estar absortos por el deseo ingente, diríase obsesionante, de
encontrar la respuesta a las interrogantes que se plantearon.
Parecían esperar con ansiedad y pasión, como sólo puede
verse en los adictos a los juegos de azar que esperan ver qué
carta va a salir o dónde caerá la bolita de la ruleta, el resultado
de los experimentos que habían montado. Si, como quieren
muchos educadores, cada médico fuera un investigador cien-
tífico, el cuidado de cada paciente representaría para ellos un
experimento. Pero el científico es, por definición, un obser-
vador imparcial: jamás desearía perturbar las condiciones del
experimento, porque no quiere, de ninguna manera, entur-
biar los resultados. En esas condiciones, lo que al paciente le
pase no es de su principal incumbencia; después de todo, la
finalidad principal es adquirir mayor conocimiento, no aliviar
el sufrimiento del enfermo.
Adviértase la diferencia de enfoque: para el científico, tra-
tar a un paciente sería evaluar o analizar la efectividad de un
tratamiento; para el médico, mejorar el estado del enfermo.
Dicho de otro modo, los valores de la medicina se cifran sobre
todo en su altruismo, en su inquebrantable orientación hacia
el alivio del sufrimiento y la curación de las enfermedades.
Pero ni los médicos ni los pacientes identifican estos valores
como los propios de la ciencia.
Añádase a esto la diferente disposición de ánimo del
científico y del médico. Aquel quiere saber, y la adquisición
o solidificación del conocimiento puede convertirse, como
quedó dicho, en una especie de obsesión que lo impele a
perseguir, a prácticamente cualquier costo, la respuesta que
busca. Pero en la práctica médica son muchas las preguntas
que necesariamente quedan sin respuesta. Esta aseveración
me será avalada por todos los médicos consagrados al ejercicio
de la clínica. Los enfermos muchas veces tienen manifesta-
ciones impredecibles o inexplicables. La terapia que curó a
Pedro falló miserablemente en Juan, no obstante la seme-
janza de sus respectivas circunstancias. Los síntomas de un
paciente aparecieron cuando menos se esperaban; los de otro
más desaparecieron sin que pudiera aducirse una razón lógi-
ca. Una mente inveteradamente científica se desespera ante
tantas preguntas irresueltas; clama por más investigaciones,
mejores teorías y renovados experimentos. La incertidumbre
lo atormenta; la frustración es constante.
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MÉDICOS Y PACIENTES: un diagnóstico
El médico, en cambio, adopta una actitud diferente. ¿Los
síntomas desaparecieron sin explicación aparente? Qué más
da, el paciente ahora se siente mejor. ¿Hubo muchas mani-
festaciones ininteligibles? Paciencia. No será la primera ni
la última vez que esto suceda; pero la ignorancia de la causa
de los síntomas se compensa con la posibilidad de aminorar
su violencia. En suma, el interés fundamental es el bienestar
del paciente. Es deseable una mayor comprensión de su
enfermedad, desde luego; pero, en último análisis, “lo que
importa es que el enfermo se componga”.
Hay otra diferencia fundamental entre el enfoque médico
y el científico. El ideal de la ciencia en su totalidad es cons-
truir un sistema monístico de validez universal. Un físico
ganador del premio Nobel lo decía con humor, al asegurar
que este ideal sería algo así como llegar a formular una sola
ecuación capaz de explicar todos los fenómenos del universo
y que sin embargo cupiera en “el frente de una camiseta”. Es
decir, la ciencia camina de generalización en generalización
hacia un ideal unitario en el cual la enorme multiplicidad
de las cosas del mundo, con su inconcebible sucesión de
fenómenos únicos y diferentes entre sí, pudiera simplificar-
se, “limpiarse”, organizarse y reunirse bajo un solo orden
racional. Claramente, este es un bello ideal, y muchos lo
ven como un sueño, como algo que no es realizable. Hoy
se admite que la biología tiene sistemas de leyes o normas
que le son propios: los fenómenos biológicos, nos dicen los
científicos investigadores del campo biomédico, no pueden
predecirse con la misma exactitud con que los astrónomos
predicen los eclipses. Pero, contrariamente a lo que ocurre
actualmente, cuando las diferentes ciencias deben referirse
a sus respectivos esquemas conceptuales, el ideal científico
sería llegar a explicar todo mediante criterios valederos para
cualquier rama del saber.
Sin embargo, el médico tiene que entendérselas con seres
humanos, y los seres humanos no son “generalizables”. Un
apotegma que viene desde la antigüedad clásica dice que “no
hay enfermedades, sólo hay enfermos”. Es decir, la experien-
cia de la enfermedad nunca es idéntica de paciente a paciente;
cada uno la sufre de acuerdo con su única e irreemplazable
individualidad. Los seres humanos aman, odian, esperan,
se angustian, se alegran, ambicionan, obedecen a la razón o
sucumben a sus impulsos, gozan de sus triunfos o sufren de
sus derrotas –y cada uno lo hace a su manera. Notaba Aldous
Huxley que el físico o el químico, en cuanto ser humano, vive
en ese mundo variopinto, mudable, caótico y deleznable; pero
en cuanto científico habita otro mundo muy diferente. No el
mundo de la diversidad y la singularidad, sino el mundo de
las cualidades regulares y cuantificables. Sobre esto último,
un pensador aseguraba que ningún concepto puede conside-
rarse propiamente científico hasta tanto no pueda expresarse
matemáticamente. ¿Y quién podrá medir los fenómenos
específicamente humanos? El médico, entonces, se ve redu-
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 Francisco González Crussí
cido o bien a la vergonzante admisión de que no le interesa
el ser humano en su totalidad, sino únicamente los aspectos
orgánicos, o bien debe aceptar que su campo no es científico
(usando el término, insisto, en su sentido “clásico”), puesto
que se ocupa de lo que no es mensurable.
Un ejemplo es el dolor. ¿Cómo medirlo o cuantificarlo?
A principios del siglo xix la confianza excesiva en la ciencia
generó la “metromanía”, es decir, el prurito de medir abso-
lutamente todo. La medición del dolor no fue una excepción,
y para ello se concibieron ideas que hoy nos hacen reír o nos
parecen grotescas y desquiciadas. Así, un médico de nombre
M.A. Petit defendió la tesis de que era posible una clasificación
del dolor de acuerdo con los tonos de modulación de los gritos
o quejas del sufriente. Escribió que “los gritos que arranca la
aplicación del fuego pertenecen a los tonos graves, mientras
que los que produce el dolor por herida punzocortante son
de tono agudo”. Otro médico joven, sin duda inspirándose
en tan original paradigma, elaboró poco después la idea de
que era posible descubrir el órgano corporal afectado según
los gritos que el paciente emite. Era factible “reconocer que
tal o tal órgano está afectado de una enfermedad dolorosa
estudiando el modo de la queja que la acompaña: los gritos
y los gemidos son rasgos de la fisionomía del dolor: ¿por qué
no observarlos tal como se observan los que corresponden a
los caracteres y a las pasiones?” Con esa pregunta aludía el
joven médico a otra boga que cundió durante los siglos xviii
y xix (y que perdura hoy, pero sólo al margen de la medicina
oficial), la “fisiognomonía”, la pseudociencia que pretendía
distinguir el carácter, el temperamento y toda la psicología
de una persona mediante el estudio detallado de sus rasgos
faciales.
Bien está que la ciencia, en su proceder metódico y sis-
temático, trate de reducir todo a número y medida: su aná-
lisis tiene que ser reduccionista; así lo exige su naturaleza.
Además, ese método de reducción, abstracción y generali-
zación ha tenido un éxito espectacular, al menos en tiempos
relativamente recientes. Al médico le permite indagar lo que
está mal en los órganos del cuerpo. “Hasta aquí no hay ningún
problema”, escribió el psiquiatra y filósofo alemán Viktor
Emil von Gebsattel (1883-1976), y añadió: “pero si lo que se
quiere indagar con un instrumento de evaluación es qué
significa ‘ser humano’, ahí sí que hay problema”.
n
Una diferencia más. La ciencia impone criterios normati-
vos perfectamente claros e invariables: la manera correcta
de efectuar un procedimiento se reconoce porque produce
resultados exactos y reproducibles –los mismos en México
que en China o en Timbuctú. Análogamente, se supone que
una “ciencia médica” establece las maneras correctas para
diagnosticar y tratar las enfermedades, y que estas disposi-
ciones son aceptadas y respetadas por la comunidad científica
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a nivel mundial, hasta tanto no sean refutadas por el método
científico. Pero no es así. La experiencia enseña que en la
medicina clínica interviene el prejuicio, la parcialidad, el
apego excesivo a valores sociales, el chovinismo nacional
y el subjetivismo: en suma, todo aquello que se considera
fundamentalmente anticientífico. Los siguientes ejemplos
ilustran esta aseveración.
Se han descrito enfermedades aceptadas por el gremio
médico de un país y descartadas en otro. La “espasmofilia”,
descrita en 1948 y caracterizada por la tendencia a desarrollar
contracciones musculares espásticas acompañadas de hiper-
ventilación y ansiedad, es una enfermedad que ocupó gran-
demente la atención de la medicina francesa. Se le excluyó
formal y definitivamente de otras latitudes. Es, como alguien
observó, un “diagnóstico francés”. En países de habla inglesa
se dijo que era asimilable a otro padecimiento, que ahí dieron
en llamar “hiperventilación crónica”. Pero ni la manera de
diagnosticar ni la forma de tratar dichas enfermedades eran
iguales en los diferentes países. En Francia el tratamiento
comprendía inyecciones de calcio o magnesio; en Inglaterra
la enfermedad más o menos equivalente, la hiperventilación
crónica, se trataba sin fármacos, sólo con entrenamiento sobre
el control de la respiración. Obviamente, los franceses no son
fisiológicamente diferentes de los habitantes de otros países
europeos; las diferencias son de naturaleza cultural.
En Francia se recurre a formas alternativas de medicina
que en otros países se relegan o se exceptúan. Por ejemplo,
muchos médicos alópatas no dudan en recomendar medi-
cinas homeopáticas, dado que la homeopatía goza de alto
crédito en su país. En contraste, en Estados Unidos se piensa
que es charlatanería pura: un auténtico embuste o fraude
perjudicial a la salud de la población. De semejante mane-
ra, la medicina oficial francesa (y la de otros países euro-
peos) sanciona el uso de aguas termales y baños en diversos
manantiales. Diferentes hontanares tienen la reputación de
ser beneficiosos para determinados padecimientos: unos,
para enfermedades renales; otros, para males de la piel; otros,
para la artritis; etcétera. En la medicina oficial americana, en
cambio, fontanas y alfaguaras ocupan un lugar reducidísimo;
la mayor parte de los médicos no incluyen este recurso en sus
recomendaciones terapéuticas, pues opinan que su efecto es
puramente psicosomático. Los médicos europeos, sin excluir
el efecto psicosomático, piensan que, a falta de curaciones
definitivas, los baños termales son capaces de inducir verda-
deras remisiones de la enfermedad por medio año o más.
Los mismos síntomas pueden recibir un diagnóstico
diferente según donde resida el paciente. Cifras de presión
arterial que en Estados Unidos se consideran anormalmente
altas, y que deben tratarse, serían adjudicadas de carácter
dudoso o “limítrofe” (borderline) en el Reino Unido, donde
no se daría ningún tratamiento. De modo semejante, una
presión arterial baja (hipotensión) no se considera anormal
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en Estados Unidos (excepto, por supuesto, cuando es parte
del estado de shock). En ausencia de síntomas, la medicina
americana no admite que la hipotensión represente una ver-
dadera enfermedad; al contrario, la consideraría como un
factor favorecedor de longevidad. Pero en Alemania una
persona con una presión arterial máxima (sistólica) de 80
milímetros de mercurio casi seguramente recibiría tratamien-
to con fármacos. En ese país diversos estudiosos han notado
una obsesión por el corazón: las medicinas cardiotónicas,
como la digital, se recetan con inusitada frecuencia y a dosis
mayores que en otros países.
Lo más sorprendente es que, según reportó un estudio,
un médico alemán bien entrenado lee un electrocardio-
grama y lo reporta como indica-
tivo de “insuficiencia cardíaca”
(Herzinsuffizienz, un diagnóstico
desmesuradamente popular en
Alemania) cuando su homólogo
francés, inglés o americano leen
el mismo trazado como “normal”.
Hecho perturbadoramente alec-
cionador: hasta las pruebas de
diagnóstico más impersonales y
automatizadas están sujetas a inter-
pretación subjetiva. Bien conocido
es el hecho de que, en una pro-
porción nada despreciable de
casos, puede haber desacuer-
do entre diferentes radiólogos
leyendo un mismo mamograma
o entre varios patólogos leyendo
al microscopio un mismo tejido de
biopsia. Pero aun cuando se trata
de lecturas aparentemente libres de
posible sesgo subjetivo, como pueden ser resultados numéri-
cos de componentes bioquímicos, varios estudios demuestran
que es posible introducir manipulaciones e interpretaciones
de carácter indudablemente subjetivo.
La medicina en Estados Unidos se ha distinguido por ser,
según se dice, “agresiva”. Hay una tendencia muy marcada
a intervenir activamente bajo cualquier circunstancia. Una
regla implícita proclama que en todos los casos “será siempre
mejor hacer algo que no hacer nada”. Las consecuencias para
México son obvias: el innegable liderazgo que Estados Unidos
ejerce en la medicina mundial, su vecindad con México y el
hecho de que muchos de los mejores especialistas mexicanos
toman entrenamiento profesional al norte de la frontera son
factores que explican por qué los problemas de la profesión
médica son con frecuencia comunes en ambos países.
Ejemplos palmarios de la “agresividad” médica esta-
dounidense no son difíciles de encontrar. Centenares de
miles de mujeres sobrellevan una histerectomía, es decir, la
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MÉDICOS Y PACIENTES: un diagnóstico
remoción completa del útero. Un estudio en la década de los
ochenta estimaba que el 2% de las mujeres americanas entre
35 y 44 años se había sometido a esa operación. En Inglaterra
se hacía apenas la mitad de ese número de histerectomías;
todavía menos en otros países europeos. Una mujer joven
con “miomas” o “fibromas” del útero (tumores benignos de
la matriz, frecuente causa de sangrado y una de las principa-
les razones por las cuales se practica la histerectomía) tiene
mucho más probabilidades de ser sometida a una histerecto-
mía total en Estados Unidos que en Europa. Cirujanos con-
servadores preconizan la “miomectomía”, o sea, la remoción
del tumor solamente, pero no del útero entero, siempre que
esto sea posible –sobre todo en mujeres jóvenes, en quienes
es importante preservar la fun-
ción reproductora. En la nación
americana esta orientación es tan
infrecuente que muchas mujeres
ni siquiera han oído hablar de la
miomectomía. Más aún: hasta
1975 uno de los principales libros
de texto de ginecología aprobaba
la histerectomía total con remo-
ción completa de ambos ovarios,
comentando que una vez que la
mujer había tenido familia esos
órganos resultaban “inútiles”
Ilustraciones: LETRAS LIBRES / Julián Cicero
–pero desatendiendo el hecho
de que a veces había que admi-
nistrar hormonas ováricas a la
paciente durante años después
de la cirugía.
Que el prejuicio y los valores
culturales tienen mucho que ver
con estos hechos se hace evidente
al constatar que dentro de la población americana las muje-
res de las poblaciones minoritarias y destituidas, como las
negras y las hispanas, son sometidas a esa operación con
mucho mayor frecuencia –y obedeciendo a indicaciones
mucho más amplias– que las mujeres blancas de clase media
o acomodada.
En Estados Unidos lo mismo sucede con los tratamientos
médicos, esto es, no quirúrgicos: las dosis de fármacos que se
administran son con frecuencia más altas, y los periodos de
tratamiento más largos, que en otras latitudes. Curiosamente,
aun cuando se trata de atenuar las dosis de las drogas y supri-
mir las intervenciones demasiado agresivas, el lenguaje en
que se formula la nueva directriz conservadora sigue teniendo
un cariz belicoso y acometedor. Por ejemplo, cuando las
autoridades gubernamentales de salubridad se dieron cuenta
de que el uso de fármacos era excesivo en el tratamiento de
padecimientos cardiovasculares, y que era mejor tratar de sus-
tituir el tratamiento farmacológico con medidas de vida sana,
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 Bandera CRONICA
Francisco
Bandera González Crussí
Crédito

como bajar de peso, dejar de fumar y vigilar la dieta, las nuevas bre; los signos pueden ser caprichosos, mentirosos, delusivos:
disposiciones habitualmente se expresaban diciendo que “es las heces fecales de color negro pueden significar sangrado
importante seguir esta política agresivamente”. En el ambiente gastrointestinal alto, pero también puede ser que el pacien-
médico el espíritu agresivo adopta un lenguaje abiertamente te haya tomado salicilato de bismuto o simplemente que
castrense: se habla de “la guerra contra el cáncer”, y de la ayer comió nabos verdes. Todo depende. Una diarrea en un
enfermedad o la muerte como del “enemigo”. joven fuerte y sano habitualmente es algo trivial, pero en

Título a 54 pts.
Las hipótesis que han tratado de explicar estas diferen- un anciano encamado puede anunciar una oclusión intestinal
cias nacionales merecen aquí sólo una breve mención. La de pronóstico grave. El contexto en que aparece cada signo
importancia desmedida que los alemanes parecen conceder es de gran importancia, tanto para el diagnosticador como
al corazón (un estudio mostró que 1 de cada 5 habitantes de para el enfermo. Una infección en una uña de un dedo de la
un municipio en cierta zona occidental de Alemania se había mano tiene una resonancia mental mínima para un gerente
hecho un electrocardiograma) se ha relacionado con el sim- de banco, pero es devastadora en un pianista de concierto.
Introducción
bolismo de este órgano fue yeleltrauma que propició
papel descollante que la nación el aterciopelado
La interpretacióndesborde
germánica tuvo en el movimiento romántico del siglo xix. cuanto tal está estragada por la duda y la incertidumbre.
médica de loscivil signosdel queinferencia,
es una nos y en
seguimos
La importanciabeneficiando. CristinaalDovalí,
que los franceses conceden “terreno”,por es entoncesPor trataruna adolescente,
de escapar al peligro denos envió sub-
la interpretación
el vibrante diario que escribió en esos días. Nadie mejor que una ciudadana para traer
decir, a las condiciones del individuo en quien se desarrolla jetiva, la medicina moderna ha caído en el otro extremo, que
la enfermedad, sería consecuencia del cartesianismo, con su es el de tratar de convertirse en una disciplina puramen-
de vuelta
dualidad la piedra
cuerpo-alma, cuyade molino
historia emocional
se enfatiza grandemente de la que los afortunados
te cuantitativa. La ironía es que salimos más afuertes.
eso equivale suprimir al
en el sistema escolar francés. En cuanto a la agresividad ame- sujeto mismo, esfumarlo o desaparecerlo como ser humano
ricana,sep­tiem­bre
fecha se ha dichode que Estados Unidos evolucionó gracias al viviente y multifacético. Antes se estudiaba el paciente con
1985

M
tesón de generaciones de inmigrantes, sobre todo europeos, cáncer; de­rre­dor, hoysó­lo al­gu­nasuna
se estudia con­chas
serie dema­ri­nas del li­bre­ro
“marcadores” se fue­ron
bioquímicos
quienes tuvieron que domeñar el “oeste salvaje” y bastarse a –sustancias, al sue­lo. En lacada co­lo­nia
vez nomásha­bía pa­sa­do na­da
abundantes, cuyatam­po­co, el sus­
cuantificación
sí mismos como pioneros en condiciones i ca­sa es­tá sinde ruda
luz yadversidad. to ha­bía pronosticar
sin te­lé­fo­ permite ter­mi­na­do ylaenprogresión
las ca­lles delco­men­tá­ba­mos
tumor. Antesto­dos las
se exa-
Fue así como surgió un espíritu no. To­da
nacionalla co­lo­nia
tozudo,es­tá es­ce­nas chus­cas
sin luz. minaba
combativo el paciente de quie­nes
con unaseenfermedad
sa­lie­ron en hereditaria;
cal­zo­nes a lahoy ca­lle,
se
y propenso al ataque. Pero este To­da la gen­te
espíritu no estie­ne de quienminuciosamente
los co­ra­zo­ escruta
uniformemente pen­só que su her­ma­no su genoma,es­ta­basimbolizado
so­bre la ca­maenvis­tién­
papel
perjudicial, también tiene un neslado
sin luz y mu­chas
positivo: vi­das
es un do­secolumnas
se han por
estímulo sin im­por­tar­le
de rayasqueparalelas.
él es­tu­vie­ra ahí dor­mi­do,
Antes, en un hospitaldel pe­rrode
poderoso para la innovaciónapa­ga­do ya pa­ra es­teactividades
y la investigación, lis­tí­si­mo queeldes­per­tó
mo­men­to. enseñanza, médico jefe a sude due­ño.
servicio,Ma­máen suya se ha­bía
papel deidopro-a
en las cuales la nación americana To­dos haes­ta­mos
logrado tris­tes, de­ses­pe­
colocarse tra­ba­jar,
a la fesor se le ha­cía tar­de.
y acompañado de susTo­do pa­re­cía “pasaba
estudiantes, vol­ver a visita”
la nor­ma­li­
a los
cabeza del resto del mundo,ra­dos, te­me­ro­sos.
a juzgar por el númeroHoy su­ce­dió dad, pe­ro asó­lo
de sus enfermos pa­ra no­so­tros,
su cargo, se deteníapor­que
a charlar másconha­cia
cada eluno
cen­tro de la
de ellos
inventores y científicos reconocidos en es­ta ciu­dad la tra­ge­diainter-
y galardonados más y,ciu­dad se vi­vía elsufin
tras solicitar del mun­do.
anuencia con Lala ma­má
debidadedelicadeza
Pa­blo lle­gó y con
cir-
nacionalmente. un ra­dio‑de pi­las
es­pan­to­sa de to­dos los tiem­pos; cunspección, y em­pe­za­mos
demostraba maniobras a es­cu­char
de interés la mag­ni­tud
diagnóstico delo
Que estas interpretaciones másde que lo de San
los diversos de­sas­tre de for­ma
Jua­ni­co, más terapéutico
temperamentos para lapar­cial,
edificaciónel Ho­tel
de susRe­gis, La Va­qui­ta
educandos. HoyNe­gra,
en los
nacionales tengan mérito, o no, queesnin­gu­na
algo que otra.
me juzgo El tem­blor
incapaz máspar­tes de Te­le­vi­sa.
afamados Per­ma­ne­ci­mos
hospitales es­cu­chan­do
universitarios sin consiste
la visita reac­cio­nar.en
de decidir. Pero el punto importante que me cuen­tan es quede loscuan­do
ejemplos De pron­to
se una veloz yvol­vió
brevísimami ma­dre por la ca­lle
conversación con co­mo una lo­ca,
el afligido y unacon dete-la
ca­yó el Án­gel pa­re­ce
mencionados, y muchosbro­ma,
másesque más,nosies
el posible
Án­gel se‑des­plo­mó ca­ra em­pa­pa­da
citar en este nida consideración y ro­ja
demo­vien­do
los resultados los bra­zos.
de laboratorio. Profesor
es­ta vez, muestran
espacio, no nos he­mos a las en­te­ra­do
claras quey la se­gu­ro ni se­ría
medicina malno­ti­cia. – Se ca­yó to­do,
puede y estudiantes mi ofi­ci­na
se congregan en no exis­te ydel
derredor quién sa­be cuán­ta
expediente para
Es­to es eluna
llamarse caos,ciencia
el caos. (insisto, en el sentido “clásico” de la discutir, gen­te se mu­rió ahí, to­dosagobiante,
con prolijidad los que en­trancada aminúsculo
las sie­te, lacambio
se­ño­ra
Em­pe­zó
palabra). Susa las 7:19 a.m.y Un
doctrinas tem­blor que me
procedimientos hi­zo pa­rar­me
cambian de país enRa­quel es­ta­ba
la cifra de ahí se­gu­ri­to, en
electrolitos, de elleucocitos
oc­ta­vo pi­so,
o de ya no
otrosexis­te, es­tá
análisis
de la ca­ma,
a país y su tran­qui­la
práctica está pe­roprofundamente
con mie­do en elinfluenciada
fon­do, ca­mi­nar
por deho­rri­ble, pa­re­ce la gue­rra. Hay mi­les de edi­fi­cios y ca­sas caí­das
laboratorio.
tam­ba­leán­do­me
actitudes y valores has­ta el mar­comodas
personales, de la ypuer­ta de mi cuar­to. por La
prejuicios. to­dos la­dos, laygen­te
diligencia ca­mi­nadeco­mo
asiduidad lo­ca, la po­li­cía
los galenos les di­ce
es admirable;
Un tem­blor que me hi­zo re­zar. Mi ma­má me gri­ta­ba: “Cris, siguen que se va­yan a sus del
los trazos ca­sas, pe­ro cuá­les ca­sas, ésas
electrocardiograma con eran sus ca­sas;
la intensidad
n
Cris, le­ván­ta­te” y yo ya es­ta­ba ahí, fren­te a ella. Aque­llo era de hayinversionistas
gen­te dan­do de cuyagri­tos en lasdependiera
fortuna es­qui­nas. Yo deno lasséoscilacio-
qué va a
un
La tem­blor co­mo el del
tarea intelectual quemédico
nun­ca ha­bía­mos sen­ti­do,
debe ser doble: ni si­quie­
entender pa­sar
la nes depe­ro yo creo
la gráfica delque me voydea valores.
mercado que­dar sin tra­ba­jo.
Pero, a todo esto, el
ra es­pe­ra­do. La
enfermedad ca­sa, las al
y entender co­sas y no­so­tros,
paciente. Parecenos mo­vía­mos
haber un méto- Los que
en paciente es­ta­ban es­cu­chán­do­la
se pregunta: no po­dían
“¿Y yo?” Imposible creera lo
culpar losque de­cía
médicos
un sua­veprobado
do bien vai­vén pen­san­do
y eficaz para queloeso se­ría to­do,
primero, perope­rono haylo peor
uno dey has­ta ha­cían bro­mas.
negligencia: Pa­blo nos lla­mó
vienen regularmente des­de la una
y despliegan azo­tea
enco-de
ven­dría
equivalente se­gun­dos
para lomás tar­de Este
segundo. cuan­do
es eldedesafío
pron­topresente
se con­vir­tió su ca­sa,atención
en el miable la scop es­ta­ba en lla­mas
a los reportes y se
y las veían
notas delva­rios in­cen­dios
expediente. Sin
en
“manoun mo­vi­mien­to
a mano” con brus­co que cam­bia­ba
el paciente. El encuentro de condi­rec­ción más allá. Lle­gó
muy embargo,
el enfermo confesabael pri­mo de Leo­nar­do
un paciente: “Yo lo enque
unaquería
bi­ci­cle­ta,
sabertraía
es
se­gui­do.
constituye7.5ungra­dos
reto: laen la es­ca­la de
enfermedad Rich­ter y 8con
se manifiesta gra­dos la me
en lay si
síntomas ca­raibade­sen­ca­ja­da.
a morir al día siguiente.”
es­ca­la
signos,de peroMer­ca­lli,
estos nodu­ran­te
hablan por unasíeter­ni­dad
mismos; ledecorresponde
dos mi­nu­tos, al –Cosa
Leo­nar­do,
curiosa:¿es­tá Fran­cis­co
a medida que en tu ca­sa? se va haciendo
la medicina
una
médicoeter­ni­dad
dotarlosendelaun que no hayy tiem­po
sentido, de pen­sar.
esta atribución es unNos que­ cada
proceso – No vezsé.más precisa, más cuantitativa y, en una palabra,
da­mos
subjetivo pe­tri­fi­ca­das
restringido jun­to
por el al conocimiento,
mar­co de la puer­ta de mi cuar­to,
la experiencia y la más– Ve­te rá­pi­do alelhos­pi­tal,
“científica”, enfermo creo seque
va el edi­fi­cio demás
sintiendo Fran­cis­co
y más
abra­za­das
habilidad del sin facultativo.
ha­blar. To­do ter­mi­nó.
A cada paso No ha­bía
acecha da­ños a mi solo.
la incertidum- se ca­yó. Hoy la información se multiplica a ritmo exponencial.

18 Letras Libres febrero 2006

2010

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 MÉDICOS Y PACIENTES: un diagnóstico

– No, pe­ro no se pue­de ver bien si es el edi­fi­cio el que es­tá sal­va­do a al­guien. Na­da, ni uno so­lo, ni un mal­di­to mar­co de
caí­do, ten, llé­va­te la bi­ci. nin­gu­na mal­di­ta puer­ta. Ima­gi­né ni­ños, mu­je­res, mu­cha­chos,
– Adiós, pone
Internet Cris, al ten­go que del
alcance ir a público
ver. una masa inmensa de an­cia­nos
(entre 45 yre­zan­do
65 años ba­jo el mar­co
de edad) dijeronde los cien­tos
haber tomado de puer­tas
la decisión del
Lo vi ale­jar­se‑por
datos. Programas televisivosto­do Cum­bres informande Mal­tra­ta ha­cia el
sobre nuevas Hos­
drogas, edi­fi­cio,
por co­mo yo, co­mo to­dos, co­mo ca­da tem­blor.
sí mismos.
pi­tal Ge­ne­ral,
mejores tratamientosy no ha vuel­to to­da­vía.
y técnicas quirúrgicas Menovedosas.
en­te­ré de Esteque Cuan­do re­co­bréquieren
Los pacientes el alien­to, ca­mi­né
sentir que portienenla ca­lle
ciertay sin sa­ber
medida
re­gre­só de
diluvio pa­ra lle­var­se conesélaaun
información to­dos
tiemposus her­ma­nos
bendiciónyyamaldi- va­rios có­mo,
de ya es­ta­ba
control sobreyolacon una mul­ti­tud
aflicción que los so­bre
aqueja.losPeroes­com­bros,
la plétora la
ami­gos
ción paraque losen­con­tró.
pacientes.SíUna era persona
el edi­fi­cio
caeenenferma
don­de Fran­cis­co
de cáncer pun­ta
de de un pi­nolos
información meabruma
da­ba a la al­tu­ra
y los de las ro­di­llas.
confunde. Se­pa­rar
En su enorme
yvi­vía el quedees­tá
se entera los de­rrum­ba­do.
posibles beneficios En suque ca­sapuede
no sa­ben
recibirna­da
de las me­di­ci­nas
mayoría no estánera preparados
la or­den. To­quéparapor pri­me­ra
hacer vez lasque
la decisión pie­dras:
se les
aún. Leo­nar­do
drogas que acaban y los de­más
de salirse­gu­ra­men­te
al mercado,es­tán bien, pe­ro
de regímenes un ca­chi­to
pide. Gran de azu­le­jo
parte de ba­ño, unaque
de la información aga­rra­de­ra
obtienen deesuna ja­rra de
inmadura,
Fran­cis­co,
de radioterapia¿dón­de es­tá diseñados
recién Fran­cis­co?y¡Por Dios, que es­té
de operaciones bien!
quirúr- plás­ti­co, un pe­da­zo
incompleta, falta dedeconfirmación
cor­ti­na ras­ga­da. Me tar­dé en re­gis­trar
o francamente errónea.
He pa­sa­do
gicas un día an­gus­tia­da,
prometedoras. ¿Qué tratamiento ya me ima­gi­no
escoger?aLos su ma­dre.
exper- el gol­pe­teo
Declaró unde un ca­si­lle­ro
sociólogo que al pa­re­cer
americano al examinarve­nía esta
de ahí, de aba­
situación:
Ma­ña­na
tos iré a ver­la.
no saben. “Estamos en la frontera del conocimiento jo depersonas
“Las don­de yo,deseanco­mo sentir
au­tó­ma­ta, se­pa­ra­ba
que forman pe­da­zos
parte de sude co­sas.
cuidado
Nos fui­mos
médico”, dicen.alY sú­per,
agregan: ma­má in­sis­tía
“Es usted en que
quien debede­bía­mos
escoger. Que­dé pa­ra­li­za­da.
médico. Pero no quieren Un mu­cha­cho
ser dejadas jun­to
solasa para
mí setomar
dio cuen­ta
todas lasde
com­prar
La decisiónto­daessusuya,quin­ce­na en pro­vi­sio­nes
de acuerdo con suspor­que
valoresquién sa­be
persona- lo que es­ta­ba
decisiones porsu­ce­dien­do
sí mismas.yCuando
a gri­tos pi­dió si­len­cio.
un médico lesEldice:
gol­pe­tear
‘Aquí
co­moYiba
les.” elaenfermo,
es­tar la co­sa. Al lle­gar
cansado, ape-a Au­rre­rá, las puer­tas es­ta­ vol­vió, in­sis­ten­te. Una llu­via estándesus bra­zos más fuer­tes
opciones’, que los
sin ofrecerles
ban ce­rra­das yy laexhausto,
sadumbrado gen­te da­ba vuel­tas afue­ra, tris­te, ató­ni­ta,
expresa míos ca­ye­ron so­bre el pun­tonique mi­ra­ban
ayuda cien­tos
ni juicio de ojosesvi­vos
experto, una
si­len­cio­sa.
su desconsuelo:Nos aso­ma­mos
“¡Pero sipor yolano puer­ta de cris­tal. No ha­bía en bus­ca de unas pu­pi­las‑que formares­pon­die­ran
de abandono.” a laElluz; po­co a
autorita-
na­die,
soy es­ta­ba os­cu­ro
médico! ¿Cómoy los voyes­tan­tes
a saberti­ra­dos so­bre to­da la mer­ po­co me fue­ron des­pla­zan­do rismo has­ta que que­dé
paternalista del en me­dio
médico de
se ha
can­cía
qué des­tro­za­da.
escoger?” Un artículo en The la ca­lle. Vi co­mo sa­ca­ron eldebilitado.
ca­si­lle­ro, un
En mon­tón
buena hora. de gan­chos
Pero su
NewPo­co Yorka po­co
Timesnos deen­te­ra­mos;
agosto de se 2005ca­yó el Cen­tro Mé­di­co, cua­ con ro­pa, el cuer­po gri­sá­ceo papelde una mu­jer,
de guía “¡Es una
y experto es mu­jer!”
hoy tan
tro edi­fi­cios
describía de Tla­te­lol­co
aptamente en don­de mu­rie­ron‑no­ve­cien­tas
la situación “¡Es So­nia!” Gri­ta­ban pordeseable to­dos la­dos.como “¡Dios,
ayer. es­tá vi­va, es­tá
fa­mi­lias,
en una es­cue­la del
su encabezado: “HCo­na­lep,
asta la mu­chas ca­sas y edi­fi­cios vi­va!” Los aplau­sos de la
n
par­ti­cu­la­res de
coronilla en la co­lo­nia Ro­ma,
información el Hos­pi­tal Juá­rez, al­gu­nos
, los mul­ti­tud me vol­vie­ron al
edi­fi­cios deconfrontan
pacientes los Mul­ti­fa­mi­lia­res.
un cami La-fa­mi­lia de Ve­ró­ni­ca vi­vía mun­do pi­san­do un pa­vi­ Los avances de laEstilo informáticabalazo hacencon los
ahí,solitario
no tam­bién sue no­vio, incierto oja­lá
”. es­tén bien. Aho­ri­ta, 9:30 de la men­to fir­me al me­nos en posible la transmisiónpu­ños expedita apre­ta­dos
de
no­che, mi ma­mámédico
El progreso en­cien­de otra ve­la,
impone al se­rá pa­ra acla­rar­nos la ese mo­men­to, fue cuan­do toda suerte de datos. Notas, apun-
a los cos­ta­dos al ver
vis­ta, se­ránuevos
enfermo pa­ra dar­le una luz
pesares de es­pe­ran­za a las mu­chí­si­mas
y cargas pen­sé en Leo­nar­do, eran tes, imágenes y documentos antes
per­so­nas que
insólitas. Ante ense es­tos
veíamo­men­tos
al médico es­tán en­te­rra­das vi­vas. ya las tres de la tar­de. dispersos hoy se ima­gen,
la envían congi­ré sor- en mi
como la suprema figura de autori- Ca­mi­néha­ciaCuauh­té­ prendente pro­pio
celeridad eje,
a lasbus­qué
pantallas inú­til­
dad.
Vier­nes La20 relación médico-paciente
de sep­tiem­bre moc. Vi la‑Se­cre­ta­ría de de las computadoras men­te un en so­lo
cualquiermar­co de
era comparable a la de los vasos Co­mer­cio‑con la mi­tad parte. Enpuer­ta un hospital que, per­ma­ne­cien­
moderno ya
Ya hay luz yPara
comunicantes. te­lé­fo­no
que el en líquido
mi ca­sa. He­mos pues­to los col­ de los pi­sos de­rrum­ba­dos no es necesario ir a ver la placa
cho­nes
que de las ca­mas
contienen puedacer­ca fluir dedellaunopuer­ta y pen­sa­mos dor­mir
do en pie, pu­die­se ha­ber
so­bre la otra mi­tad. Pien­ de rayos X al departamento de
ves­ti­das,
al otro, espor si aca­so.
necesario queMiestén
abue­la di­ce que es una ton­te­ría, que
a dife- so y sien­to un es­ca­lo­frío radiología, o los sal­va­do resultados adeal­guien...
la
la ca­ma
rente es­táela uno
nivel só­lo deldiezotro.
pa­sosEndeesta
la‑puer­ta y que ade­más si te de‑ima­gi­nar que es­to cuenta hemática al laboratorio, o
to­ca te to­ca,
metáfora pe­ro miesma­dre
el líquido aco­mo­dó aquí los col­cho­nes. Sé
la vis curativa. hu­bie­ra su­ce­di­do me­dia ho­ra des­pués,
la historia cuan­do
clínica delmi ma­dre ya
enfermo al
Yque no po­dre­mos
el médico, dor­mir de
naturalmente, to­das
es el vasofor­mas. hu­bie­ra es­ta­do en su ofi­ci­na. In­ten­té lla­mar­la,
expediente: todo esto, aúnimágenes,
no ha­bía
en Re­co­rrí
la posición las ca­lles
superior, bus­can­do
puestoaque Ve­ró­ni­ca. Cuan­do me pu­de lí­neas. Lle­go a la re­ja del Hos­pi­tal
resultados, Ge­ne­ral. El edi­fi­cio
resumen de re­si­
clínico, se
co­mu­ni­car
el enfermoapide su ca­sa muy tem­pra­no,
ayuda, contrito y Lo­re­na llo­ran­do me di­jo den­tes don­de vi­vía Fran­cis­co es­tá com­ple­ta­men­te
consigue en el acto, conco­lap­sa­do.
sólo hacer
que se ha­bían
necesitado, ido a bus­car
mientras que el amédico,
to­dos en­tre los es­com­bros
confiado y seguro (oyapa- que Losclic
un sol­da­dos acor­do­nan las
en la computadora ins­ta­la­cio­nes
portátil. De ahí que, y noenper­mi­ten
las institu- la
no ha­bíanestarlo),
rentando re­gre­sa­do aún. Mi
es quien ha ma­dre no me de­ja­ba
de proporcionar ir so­la,que
el socorro así en­tra­da‑a
ciones na­die; ahímás
hospitalarias es­ta­ban‑Mag­da
renombradasy de Lour­des,
Estadosellas ha­bían
Unidos, la
que
se le mi
pide.tíoElAdol­fo
desnivel se seofre­ció pa­ra lle­var­me.
consideraba esencial:En si nocuan­to lle­ga­
existiera, la tra­ta­do de en­trar
tradicional pe­ro los
rutina diaria de sol­da­dos
“pasar visita” ni si­quie­ra con­tes­ta­ron
se ha transformado,
mos a curativa
fuerza la co­lo­nia Ro­ma lo per­dí,
encontraría dificultadasí que pu­dedemo­ver­me
en pasar un recipientemás a lasgran
en sú­pli­cas.
parte,Mag­da
en unaes­ta­ba
sesiónfu­rio­sa.
durantePor las re­jas
la cual vi a Leo­y
el profesor
li­bre­men­te.
al otro. El médicoPri­me­ro fui anecesariamente,
debía, los Mul­ti­fa­mi­lia­res.
estarMe que­dé
arriba. Eraun él nar­do
sus y lo lla­mé.
alumnos “No, me­jor
se sientan alrededor no en­tren”
de una me mesadi­ce “aquí ya
a examinar
ra­tosuvien­do
(en mayoría nu­bes
eran yhombres)
cie­lo azul don­de
quien sabíaan­tes ha­bía Pero
y decidía. edi­fi­cio,
esta so­mos
los mu­chos
datos de la por aho­ra yde
evolución es los
po­si­ble que Fran­cis­co
enfermos es­té en
en una pantalla
lo pu­deautoritaria
actitud re­cor­dar per­fec­to,
y paternalista do­cesepi­sos, lar­guí­si­mosEn
hizo sospechosa. pa­si­llos,
efecto, un hos­pi­tal,
televisiva. Untie­nen
médico,su nom­bre
escribiendo en unascon lis­tas
ironíade enhe­ri­dos
una revista que
unauna
era puer­ta
forma ca­da
de diez pa­sos,
opresión diez ele­va­do­res,
contraria al espíritu es­ca­le­ras
libertario,aylos se se lle­va­ron a otros
especializada, decíahos­pi­ta­les,
que si un me­jor va­yan a bus­car­lo,
ser extraterrestre curiosopor de
ex­tre­mosayabusos.
prestaba en ca­daLauno gentede protestó.
los des­can­sos
En losco­mo
paísesen­tre pi­sos,
industria- ahí traen
saber cómo lasselis­tas.”
atiende a los enfermos en la Tierra descendiera
otras cua­tro
lizados puer­tas de de­par­ta­men­tos,
el paternalismo médico fue seriamente en uno deerosionado;
ellos vi­vía Efec­ti­va­men­te
a nuestro planeta, vi su nom­bre es­cri­to,
probablemente concluiríatres lis­tas
que eldis­tin­tas,
método
la fa­mi­lia
una encuesta Pri­da. Un mon­tón
en Estados Unidos de entre
es­com­bros
pacientesfor­ma­ba aho­ra
que habían tres hos­pi­ta­les
consiste en quedis­tin­tos.
los médicos Fui­mos a los dosen
se encierren pri­me­ros.Efec­ti­va­
un búnker, alre-
una mon­ta­ña
recibido que se co­mía
un diagnóstico serioelreveló
par­queque y laa ca­lle.
más de Llo­ré in­con­
la mitad se men­te de
dedor vi su
unanom­bre es­cri­to,
mesa, cada unotres lis­tas dis­tin­tas,
ensimismado tresdatos
en los hos­pi­ta­
que
so­la­ble­men­te
les ofreció un con “menú” los pu­ños apre­ta­dos
de opciones a los cos­ta­dos
terapéuticas. Se lesaldijo:
ver les dis­tin­tos.
aparecen en su Fui­mos a loslaptop.
respectiva dos pri­me­ros.Efec­ti­va­men­te
Los estudiantes de medicina vi su
la ima­gen,
“Este es el gi­ré en mi pro­pio
diagnóstico, y estas eje,
sonbus­qué inú­til­men­te
las opciones un so­lo
terapéuticas. nom­bre es­cri­to,
aprenden cada vez tresmás
lis­tas dis­tin­tas,
junto al monitortres hos­pi­ta­les
electrónicodis­tin­tos.
que a la
mar­coquiere
¿Qué de puer­ta
ustedque, per­ma­ne­cien­do
hacer?” La tercera parte en pie, pu­die­se
de los ha­ber
encuestados Fui­mos ade
cabecera loslados
camapri­me­ros.
del enfermo.

febrero 2010 Letras Libres 19

febrero2006

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 Bandera CRONICA
Francisco
Bandera González Crussí
Crédito

Los clínicos más avezados y formados a la vieja usanza ma médico. Entre estudiantes, los médicos que desarrollan
protestan ante este estado de cosas. El cuerpo humano, esta habilidad en alto grado comparten la reputación de
dicen, es un libro de texto que cambia constantemente Sherlock Holmes, el célebre detective de las novelas de
y que debe ser inspeccionado, auscultado, manipulado y Sir Arthur Conan Doyle.
percutido atentamente de acuerdo con la venerable tra- Pero hay todavía una razón de orden superior y diríase
dición del “examen físico completo”. La habilidad para inefable que recomienda el examen físico del paciente. Es

Título a 54 pts.
ejecutar estas maniobras se va perdiendo poco a poco que dicho procedimiento es un verdadero ritual, con todo
en los países con mayor avance tecnológico. ¿Qué caso el valor simbólico de los ritos o ceremonias más solemnes.
tiene afinar la sensación táctil para palpar el abdomen Su impacto psicológico no puede descuidarse: el paciente
del paciente cuando hay máquinas de ultrasonido portáti- se da cuenta de quién es el médico que prefiere alejarse
les que pueden decirnos, al momento y con mayor preci- de su contacto, que lo examina perfunctoriamente, y quién
sión que la mano, si existe, o no, un quiste en el ovario? es el profesional que se acerca a él sin temer ni rehuir su
Introducción
¿Para qué esmerarse fue en el trauma
cultivar elque propició
sentido del oído elyaterciopelado desborde civil
contacto y está genuinamente
tratar de distinguir los complejos ruidos del corazón con alivio. Se establece así un vínculo entre dos seres humanos,
del que
interesado nos
en proporcionarle

seguimos
el estetoscopiobeneficiando.
cuando la tecnología Cristina
actual –el Dovalí,
ecocardio- por entonces
la antiquísima unarelación
adolescente,
médico-paciente nosenenvió su forma más
el vibrante diario que escribió en esos días. Nadie mejor que una ciudadana para traer
grama, la resonancia magnética, la tomografía computari- excelsa y respetable. Se ha escrito, con palabras que no pueden
zada– produce imágenes que retratan la anatomía de las tacharse de lirismo desmesurado, que la cama del paciente
de vuelta
válvulas la piedra
cardíacas de molino
con asombrosa claridad,emocional
y nos informa de la que los afortunados
es territorio sagrado: el espacio salimos
donde unmás fuertes.
ser humano puede
de su estado funcional con un detalle y una precisión antes tocar, palpar, manipular, auscultar a otro –actos que fuera de
fecha sep­tiem­breObjeciones
inimaginables? de 1985 semejantes pueden hacerse este contexto pudieran incriminarse como delictuosos– con

M
actualmente contra casi todos los aspectos del examen un de­rre­dor, só­lo al­gu­nas
fin puramente con­chas
altruista, al que ma­ri­nas del li­bre­ro
nadie puede imputarse fue­ron
falta,
físico tradicional del paciente. al sue­lo.oEn
crimen la co­lo­nia no ha­bía pa­sa­do na­da tam­po­co, el sus­
maldad.
Los maestros clínicos “ai la ca­sa
vieja
es­táusanza”
sin luzaducen razo- to ha­bía
y sin te­lé­fo­ Haceter­mi­na­do
medio siglo y en
donlasSalvador
ca­lles co­men­tá­ba­mos
de Madariagato­dos resumió las
nes técnicas y prácticas parano. no To­da
olvidar la co­lo­nia es­ce­nas de
es­tá sin luz. mucho
los procedimientos chus­cas
lo dicho de quie­nes
hasta aquíse sa­lie­ron
en un par en cal­zo­nes a la ca­lle,
de compendiosos
tradicionales del examen del To­da la gen­te
enfermo tie­ne
a la los co­ra­zo­
cabecera de quienque
de la párrafos pen­só que su
puedo her­ma­no muy
parafrasear es­ta­ba
deso­bre
cercalacomo
ca­masigue.
vis­tién­Si
cama. Advierten que nada nes sin luz yelmu­chas
sustituye examenvi­das se hany el
experto do­se
sersin im­por­tar­le
humano no esque másélquees­tu­vie­ra
un ser ahí dor­mi­do,
biológico, y ladel pe­rro
biología
reiterado; que a veces el simple apa­ga­do
oloryadel pa­ra es­te mo­men­to.
cuarto le sugiere no lis­tí­si­mo
es másque quedes­per­tó
un conjunto a sudedue­ño. Ma­má ya se ha­bía
leyes fisicoquímicas, ido a
entonces
al médico sagaz una nuevaTo­dos líneaes­ta­mos tris­tes, de­ses­pe­
de investigación tra­ba­jar,
diag- debe ser se le ha­cía
posible tar­de. To­do
construir pa­re­cía vol­verEsta
una biomedicina. a la sería
nor­ma­li­
una
nóstica; que una observación ra­dos, te­me­ro­sos.deHoy
o comentario dad, pe­rodesó­lo
su­ce­dió especie
un familiar pa­ra no­so­tros,
“mecánica por­quecuyas
biológica”, más ha­cia
leyes elrigen
cen­troel defun-la
o un amigo del enfermo reorientan en es­ta ciu­dad la tra­ge­dia más
el pensamiento ciu­dad se vi­víay elcondicionan
del cionamiento fin del mun­do. La ma­má dedePa­blo
la reparación lle­gó con
las partes de
médico; que por omitir el examen es­pan­to­sa de to­dosdel
frecuente los tiem­pos;
paciente la unmáquina
ra­dio‑dehumana.
pi­las y em­pe­za­mos
En ese caso,a es­cu­char
podríamos la hablar
mag­ni­tud de unadel
se dejan de ver importantes más que loy de
signos San Jua­ni­co,
síntomas de­sas­tre de
más “ciencia
de apari- for­ma ypar­cial,
médica” la tareaeldel
Ho­tel
doctorRe­gis, La Va­qui­ta
consistiría en Ne­gra,
adqui-
ción reciente; que hay manifestaciones que nin­gu­nafísicas otra. El quetem­blor
no son rir par­tes
un de Te­le­vi­sa.
vasto Per­ma­ne­ci­mos
conocimiento de lases­cu­chan­do
leyes de esasincienciareac­cio­nar.
para
reflejadas por ningún examen que me de cuen­tan
laboratorio; de cuan­do
y, en fin, De pron­tode
se aplicarlas vol­vió
manerami ma­dre por la
uniforme, ca­lleasí
y por co­mo unaautomática,
decirlo lo­ca, con la
ca­yó el Án­gel
que está pa­re­ce bro­ma,
demostrado que el es más,
médicosi el Án­gel se‑des­plo­mó
que prescinde ca­rapoca
del con em­pa­pa­da y ro­ja mo­vien­do
participación de su criteriolos bra­zos.
personal. Pero si, por el
es­ta
examen vez, físico
no nosdel he­mos
enfermoen­te­ra­do
tiende y se­gu­ro
a ordenar ni se­ría no­ti­cia.
pruebas – Se ca­yó
de contrario, to­do,
el ser mi ofi­ci­na
humano es sobreno exis­te
todo yyprincipalmente
quién sa­be cuán­ta un
Es­to es el caos,
laboratorio el caos. contribuyendo así al alto costo ser
innecesarias, gen­tevivose en
mu­rió
cuyaahí, to­doscada
especie los que en­tran es
individuo a las sie­te,y la
nuevo se­ño­ra
original,
de Em­pe­zó
la atención a lasmédica.
7:19 a.m.SeUn tem­blor
arguye que meque
también hi­zoelpa­rar­me
médico un Ra­quel es­ta­ba ahí se­gu­ri­to,
ser fuertemente en el oc­ta­vo
influenciado pi­so, ya noultrafísicas
por facultades exis­te, es­tá
de
debela estar
ca­ma,preparado
tran­qui­la para pe­roejercer
con mie­do en el fon­do,
su profesión ho­rri­ble, espíritu,
ca­mi­nar –mente,
en cualquier pa­re­ce la intelecto,
gue­rra. Hay mi­les de edi­fi­cios
emociones–; si, en yunaca­sas caí­das
palabra,
tam­ba­leán­do­me
circunstancia, y siempre has­ta el mar­co
es posiblede laque puer­ta
la vida de coloque
mi cuar­to. porhombre
al el to­dos la­dos,
es unlaser gen­te
queca­mi­na
puede co­moregirselo­ca, la po­li­cíadesde
solamente les di­ce
su
Un tem­blor
galeno en unque me hi­zo
medio re­zar.deMisofisticados
carente ma­má me gri­ta­ba:
aparatos“Cris, que se va­yan
tec- propio centro, a sus ca­sas, pe­ro
entonces cuá­les ca­sas,
la medicina sería ésas erano sus
un arte ca­sas;
artesanía
Cris, le­ván­ta­te”
nológicos y, en ese y yocaso,
ya es­ta­ba
deberá ahí,confiar
fren­te en a ella. Aque­llo era que
la información hay gen­te dan­do
se aplica de gri­tos
en cada caso aenunlasindividuo
es­qui­nas.concreto.
Yo no sé Y qué enva esea
un tem­blor
recogida porco­mo el que nun­ca ha­bía­mos sen­ti­do, ni si­quie­ caso,
sus sentidos. pa­sar asípe­ro
comoyo creo
se haque me voy
dicho quea“no que­dar
hay sin tra­ba­jo.
enfermedades, sólo
ra es­pe­ra­do.
Hay también La ca­sa,
razones las co­sas
de otro y no­so­tros,
orden quenos mo­vía­mos en
recomiendan el hayLos que es­ta­ban
enfermos”, es­cu­chán­do­la
de igual manera habría no po­dían creerque
que decir lo que“node­cía
hay
un sua­vefísico
examen vai­vén delpen­san­do
enfermoque a la eso
manerase­ríatradicional.
to­do, pe­ro lo y has­ta ha­cían
peor medicina,
Desde sólo bro­mas. Pa­blo nos lla­mó des­de la azo­tea de
hay médicos”.
ven­dría
el puntose­gun­dos
de vista más de latar­de cuan­do del
educación de pron­to
médico, con­vir­tió su ca­sa,
se aprender la scopde
La verdad, es­ta­ba en lla­mas
acuerdo y se veían va­rios
con Madariaga, cae en in­cen­dios
un punto
en un mo­vi­mien­to
directamente brus­co que
del cuerpo del cam­bia­ba
enfermo produce de di­rec­ción más allá. Lle­gó
muy intermedio
satisfac- entreel pri­mo
estos dos de Leo­nar­do
polos, “pero en una bi­ci­cle­ta,
gravita traía
definitiva-
se­gui­do. 7.5 gra­dos en insustituibles
ciones intelectuales la es­ca­la de Rich­ter y 8 gra­dos
e imparte la ca­ra hacia
en la mente
lecciones de­sen­ca­ja­da.
el segundo”. En esto concuerdo con el distingui-
es­ca­la de Mer­ca­lli,
de humildad de valordu­ran­te
moral unaincalculable.
eter­ni­dad deTiene un aire do –escritor
dos mi­nu­tos, Leo­nar­do,
español.¿es­táDeFran­cis­co en tu ca­sa?
ahí la afirmación polémica de que la
una eter­ni­dad en
“detectivesco” el lair que no hay tiem­po
recogiendo uno por de pen­sar.
uno losNos que­ medicina
indicios – No sé. clínica no es una ciencia. Esta, vale decir con mayor
da­mos pe­tri­fi­ca­das
diagnósticos jun­to al
e integrar conmar­co
ellos,demediante
la puer­ta de unmi cuar­to, justicia,
riguroso – Ve­teno rá­pi­do
es delaltodo
hos­pi­tal, creo que
una ciencia el edi­fi­cio
–gravita de Fran­cis­co
definitivamente
abra­za­das sin ha­blar.
proceso analítico To­do ter­mi­nó.
y deductivo, No ha­bía da­ños
una formulación a mi hacia
del proble- se ca­yó. el arte. ~

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