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De la Banda
Oriental, 1998
La mayor parte del esfuerzo se dedicó a asuntos políticos, sobre todo el levantamiento
de 1903 y la revolución de 1904.
En el plano económico:
En el plano educativo
En el plano social:
En el plano político
En este plano la tarea fue absorbida por los levantamientos armados producidos por la
política exclusivista de partido desarrollada por Batlle y la negativa del Partido Nacional de
seguir aceptando su continua marginación del Gobierno. Los pactos de 1872 y 1897, al
concederles Jefaturas Políticas Departamentales, les aseguraban a los nacionalistas
cierta representación en las Cámaras Legislativas.
Cuando desde presidencia se quiso recomenzar a un grupo que mostro su apoyo con
dos de las seis jefaturas que correspondían al Partido Nacional por el Pacto de la Cruz
(1897), Aparicio Saravia se alzó en armas en marzo de 1903. Como el gobierno no quería
el enfrentamiento se llegó a un acuerdo.
Sin embargo, cuando frente a un incidente fronterizo con Brasil el gobierno central
envíe dos regimientos a un departamento de jefatura blanca, Saravia considero que se
había violado el acuerdo previo.
El 1 de enero de 1904 Aparicio Saravia se levantó en armas con unos 15.000 hombres,
mientras que gobierno mando a unos 30.000 hombres muy bien armados. El gobierno
disponía de dinero y recursos técnicos novedosos como el ferrocarril y el telégrafo. La
guerra duró hasta el mes de septiembre y abarcó a buena parte de la Republica y fue muy
destructiva en hombres. Batlle estaba decidido a derrotar militarmente la insurrección para
impedir la continuación del dualismo del poder entre Montevideo y el Cordobés. El 24 de
septiembre se firmó la Paz de Aceguá entre el gobierno y los revolucionarios. Sus
cláusulas establecían la amnistía general y un compromiso de reforma constitucional que
pacificara la nación
c) Reforma electoral: se buscó una nueva reglamentación electoral en 1904 con el pro-
pósito de aumentar la representación del partido mayoritario y disminuir la del partido
minoritario (blancos). Se aumentó el número de diputados y siete departamentos eran
accesibles a los nacionalistas con el tercio de los votos.
Williman temía que la continua abstención del Partido Nacional pudiera desembocar en
una nueva revolución. Para evitarla, se dictaron dos leyes electorales: en 1907 y 1910. La
primera corregía el número de bancas por departamentos. Aunque la situación mejoraba
lejos estaba de ser justa. Insatisfechos, los nacionalistas se manifestaron dispuestos a la
abstención. En 1910 se establecía la representación proporcional para los departamentos
más poblados. Pero esta ley no se aplicaría para las elecciones de ese año, lo que llevo,
junto al hecho de una nueva candidatura de Batlle, de nuevo a la abstención nacionalista.
Esto es aprovechado por nuevos partidos politicos. Durante este periodo aparecen con
representación parlamentaria grupos hasta entonces excluidos del poder: el Partido
Liberal y el Partido Socialista.
En este sentido, negaba la lucha de clases, que implicaba darle a la política un tono
violento y, a la vez, la identificación de un partido político con una sola clase social. El
Estado, como órgano representativo de toda la sociedad, debía actuar como árbitro y
componedor en las disputas que el progreso económico podría aparejar. Al actuar como
árbitro la justicia debía inclinarlo siempre a la protección de los más débiles de la
sociedad.
Política
Para Batlle el sufragio universal era el camino hacia la justicia. Creía que el voto era
mucho más eficaz que la revolución. De esta convicción salen sus iniciativas de otorgar el
sufragio a la mujer, a los inmigrantes de residencia, y la idea de establecer el plebiscito.
Entendiendo así el sufragio, la organización política de la sociedad debería completarse
con dos reformas: en el Estado y en el partido.
Economía
También se dicta una Ley sobre prevención de accidentes de trabajo. Otros proyectos
de Ley: pensiones a la vejez y la Ley sobre diversos problemas de trabajo, la cual
establecía que todas las cláusulas del contrato de trabajo serian materia de acuerdos
colectivos sindicatos empresarios y delegados de sindicatos obreros; y el proyecto de Ley
sobre la indemnización por despido.
El principio ideológico era que los servicios públicos esenciales debían estar en manos
del estado por varias razones. El estado era el organismo representativo de la sociedad,
es decir, de todas las clases sociales y estaba por encima de sus disputas. El estado
debía intervenir allí donde el capital privado fuera indeciso o temiera perder dinero, porque
no estaba guiado por el afán de lucro sino de servicio público. El estado tenía el deber de
sustituir en lo posible a las empresas extranjeras que se llevaban las ganancias fuera de
las fronteras debilitando así al país.
Siendo que el capital extranjero residente en el Uruguay era muy poderoso, en especial
el inglés, el batllismo prefirió en algunos casos no enfrentarse directamente, sino rodearla,
haciéndole competencia.
Aquí había un doble objetivo: bajar los precios de los servicios en manos extranjeras; e
impedir o dificultar la salida de capitales del país. Su política fue nacionalizando
actividades o empresas.
A tal fin el Estado se hizo cargo en 1911 de todos los seguros que se realizaran en el
país: Banco de Seguros del Estado. Las resistencias que levanto fueron tan fuertes que
se detuvo el monopolio estatal y las compañías inglesas siguieron operando.
El otro recurso fue crear los ferrocarriles estatales. En 1912 se aprobó la formación de
un fondo permanente para la construcción de ferrocarriles nacionales.
Otra iniciativa fue en 1914, donde se autorizaba al Ejecutivo a adquirir acciones del
Ferrocarril y Tranvía del Norte que estuvieran en manos de particulares. Esta compra era
importante ya que el ferrocarril entraba a Montevideo, rompiendo con el monopolio del
acceso a la capital que tenía el Ferrocarril Central en manos de ingleses.
Otra sangría importante para el Estado la representaba los pagos de fletes marítimos
utilizado por la producción agropecuaria, como así los que se gastaban en la importación
de carbón.
El gobierno tuvo la iniciativa de poner un crédito para adquirir una serie de barcos para
el transporte hacia Europa de los productos agropecuarios y su regreso con carbón.
Finalmente fracasaría debido a la conmoción económica de la preguerra en 1913, que
derivaría en una caída de los ingresos.
La Usina Eléctrica de Montevideo era administrada por el Estado desde 1906. Pero en
1912 reorganizo completamente su servicio y la transformo en “Usinas Eléctricas del
Estado”, fundando un nuevo monopolio con la generación y distribución de energía.
Tanto Batlle como su partido enfrentaron esta problemática solo parcialmente. Algunos
resaltan el carácter del propio Partido Colorado la causa de su timidez ante la
problemática agraria. Integrado sobre todo por clases medias urbanas eran sumamente
respetuosos por el derecho de propiedad privada.
Quizá pudo haber influido también una motivación política: un ataque al latifundio
hubiera podido volcar a los ganaderos masivamente al Partido Blanco.
Respecto a los impuestos sobre la tierra, los largos debates aplazaron la reforma.
Siguiendo todo este plan, se va a tratar de crear un frigorífico estatal en 1911, ya que el
único existente era poco moderno. Pero en la misma fecha se instaló un frigorífico
estadounidense, Swift, que llevo a la modernización de la otra planta y a suspender el
proyecto.
En 1912 se fundan los tres institutos que introducen al Uruguay en el sector industrial.
El Instituto de Geología y Perforaciones, para liberar al país de su dependencia energética
a partir de la búsqueda de sus propios recursos; el Instituto de Química Industrial, cuyo
objetivo era industrializar la fuente energética hallada por el anterior instituto; y el Instituto
de Pesa, a fin de industrializar el pescado y abaratar su consumo.
Los principios eran dos: extender la educación al mayor número posible de personas y
reafirmar la gratuidad de la enseñanza.
El país había cambiado mucho desde su primera Constitución, pero esta había
permanecido intacta; hechos nuevos hacían chirriar un engranaje constitucional que no
los había previsto.
Muchos cambios necesitaban ser plasmados en un nuevo texto constitucional. Por ello
la Asamblea General convoco a elecciones para una Convención Constituyente.
El temor que siempre expreso Batlle era que el poderío de un Ejecutivo unipersonal
terminara en dictadura. Además, creía que ninguna política podía desarrollarse en un
corto plazo de cuatro años.
En el Partido Colorado se produjo una escisión de parte de los mismos que ya miraban
con recelo sus reformas sociales. Varios senadores fundarían en 1916 el Partido Colorado
General Rivera, y se los conocería con el nombre de riveristas. Con ello expresaban un
deseo de volver a las fuentes coloradas puras, la ortodoxia partidaria. Muchos colorados
conservadores encontrarían allí su espacio para frenar a Batlle.
El Partido Nacional siempre había sido oposición a Batlle. La clásica popularidad de los
nacionales en la campaña se reforzaba por la desconfianza de la gente del campo hacia
esas innovaciones “urbanas”, y la limitada política batllista con relación al campo tampoco
genero muchos partidarios.
En la elección definitiva tuvo mucho peso la campaña realizada por los sectores
conservadores de hacendados, quienes presionaron al mundo rural a votar contra el
colegiado, contribuyendo así a la derrota de Batlle.
Tras la derrota, Batlle tuvo que empezar a negociar y llegar a compromisos para hacer
pasar algunas de sus reformas. El viraje final lo daría su sucesor, Feliciano Viera, quien
plantea la necesidad de un “alto” en el reformismo social, constituyendo un compromiso
con la clase conservadora para tranquilizarlas.
Pero lo curioso fue que al año siguiente se hicieron elecciones legislativas, y salió
ganador el batllismo. Las elecciones de 1917 originaron una situación anómala y
peligrosa. Las Cámaras tenían mayoría colegialista y estaban decididas a favor de la
reforma, pero la Convención tenía mayoría anticolegialista y estaba decidida a impedirla.
Para forzar una transacción, Batlle amenazó con presentarse a las próximas
presidenciales, lo que llevo a la negociación entre ambos sectores para encontrar una
fórmula de compromiso.