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LA EXPERIENCIA DE LA INVESTIGACIÓN ARTESANAL:


RUTA DE LECTURAS, EXPERIENCIA DE VIDA,
HERMENÉUTICA Y CONOCIMIENTO

Maribel Prieto Hernández

Universidad Bolivariana de Venezuela Sede Caracas, Los Chaguaramos, prietomaribel@hotmail.com

RESUMEN: La investigación social como un proceso de vida no se limita a la suma de autores o citas, o
a la tarea colegiada, frecuente en los estudios universitarios y de postgrado que direccionan las élites
académicas reproductoras del sistema de dominación. El investigador artesanal en las ciencias sociales
transita por experiencias de vida que alimentan el proceso investigativo, lecturas del mundo,
concepciones y filosofía, hacen del investigador artesanal un intelectual consciente de que la
investigación es un proceso de vida y por tanto, debe alimentarse, tanto del rigor de la disciplina como de
la vida misma.

Palabras clave: investigación social, investigación artesanal, lecturas, vida cotidiana, ritual del
investigador, diario de campo y archivo de vivencias.

Ce ne sont pas les perles qui font le collier, c’est le fil.


Gustave Flaubert1

Es imposible separar nuestra vida del proceso de investigación


Luis Antonio Bigott2

Para ti, mi amado presidente Hugo Chávez, con la tristeza a cuestas…

1
Sirvan estos dos epígrafes de abreboca para exponer la tesis de la investigación como proceso que no se
detiene nunca, valga el adverbio para enfatizar en este diálogo, razón por la cual se define a la
investigación como un trabajo de laboriosidad permanente; actividad nada ajena, al ideario pedagógico
martiano de formar al hombre para la vida, que es decir; para la cultura y la libertad.
En el transcurrir investigativo habrá que escanciar, componer, ensartar en el hilo las perlas. La metáfora
de Flaubert: «Lo que hace el collar no son las perlas, es el hilo» conviene para disímiles interpretaciones;
recurrimos a ella, por las premisas expresadas por el autor, a madame Louis Colet en su
correspondencia:
A Louise Colet
Croisset, noche de sábado, Febrero de 1852

                                                            
1 Flaubert Gustave, (2007) «Lo que hace el collar no son las perlas, es el hilo». En: Correspondencia escogida. Madrid: Ediciones y Talleres Fuentetaja. 
2 Conversatorio con el profesor Luis Antonio Bigott. Equipo Investigación militante. Universidad Bolivariana de Venezuela. (miércoles 18-1-2012) Caracas, 2012. 

VI Conferencia Científica de la Universidad de Holguín “Oscar Lucero Moya” 
Prieto, M. | La experiencia de la investigación artesanal… 

 
¿Así que te interesa el bueno de San Antonio? (…) Es una obra fallida.
Hablas de perlas. Pero las perlas no hacen el collar; es el hilo. Yo mismo fui
el San Antonio en San Antonio, y lo he olvidado. (…) Si encontrara la
manera de corregir este libro, estaría muy contento, pues puse mucho en él,
mucho tiempo y mucho amor. Pero no dejé que madurara suficientemente.
Como había trabajado tanto los materiales del libro, quiero decir la parte
histórica, creí que el plan ya estaba hecho, y me puse a escribir.3

Estas similitudes entre el oficio del escritor como creador: la preocupación de Flaubert y el trabajo
artesanal del investigador, inseparable de su vida como propone Bigott, en el segundo epígrafe; pórtico
de este ensayo, conforman las rutas hacia el conocimiento, ese demiurgo que en particular desea ser
develado en un instante-eterno, casi mágico, sistemático, riguroso, amoroso y sacrificado, que exige de la
ética, como de la disciplina; lo mismo es decir, no dejarse seducir (desviar) por las perlas, que sin el hilo,
no concretarían el concepto collar.
Investigar es ahondar en un abismo de placeres, derrotas y pequeños triunfos; los cuales,
inevitablemente, conducen al apasionado apotegma de la frase socrática de reconocer que no se sabe
nada ante lo infinito que no se conoce, el investigador atisba. Juan Sánchez Peláez, poeta venezolano,
sentenciaba: «Hay vivos que deletrean, hay vivos que hablan tuteándose/ y hay muertos que nos tutean, /
pero uno no sabe nada / En la mayoría de los casos, uno no sabe nada»4. Los actos de creación
confirman que se explica, también el mundo desde la ficción y, se necesita de la vida cotidiana para
explicar la ciencia y la literatura, pues no sería literatura, aquella que se extraña del acontecimiento de lo
cotidiano.

2
El artesano investigador tendrá momentos de inflexiones, avances en artículos, ensayos, monografías,
tesis, y hasta libros. Arengas simpociales y elegantes debates de etiqueta de expertos; no obstante,
hablando del trabajo artesanal, en su conjunto; este, va más allá del fabuloso escenario de las
convenciones. Es la palabra artesanal la que se ajusta al tipo de investigación que aspiro caracterizar, o
por lo menos dejar algunas ideas para el colectivo de investigadores afines a la insurrección investigativa
tradicional y monótona de leer y citar, sólo lo asegurado en el canon científico y en las esferas
universitarias de la demagogia. Lo que es lo mismo decir, lo que conviene a tal cual proyecto, persona o
institución.
La investigación como un proceso de vida no se limita a la suma de autores o citas, o en el peor de los
casos, a la tarea colegiada, muy frecuente en los estudios universitarios y de postgrado que direccionan
las élites académicas reproductoras del sistema de dominación. Se argumenta que el beneficio máximo
de un investigador en el área social, es el reconocimiento de sus aportaciones en el plano científico-
teórico; por tanto, si es así, ha de transitar por caminos sinuosos, los ríos del Aqueronte, adentrarse en el
mar de las tormentas, salir ileso y continuar camino a Ítaca, como Odiseo. Pero sobre todo, volverse a sí
mismo, y esta, es la idea socrática de la areté, la virtud. Hacerse preguntas sobre preguntas, y quizás
algún día, como dirá Rilke en su poética, Los Cuadernos de Malte Laurids Brigge, después de una larga
vida, se eleve la primera palabra de un verso. Esta idea revela la sintonía del investigador que anda en el
mundo, como el poeta; observando, mirando, viviendo, leyendo; y un buen día, quizás, vislumbre, la
primera palabra de la suma de palabras o preguntas que lo acompañarán por el resto de su vida.

3
Pareciera que lo artesanal tiene algo de experiencia y mucho de vida. Para Sócrates la virtud florece
desde el interior de quién se interroga a sí mismo. El oficio es práctica, tiene metódica; y lo mejor, frutos
gozosos para el banquete. Al oficio artesanal se le opone el instrumentista, una experticia basada en
procedimientos técnicos. La vida cotidiana en el investigador artesanal se fusiona con la vida misma del
proyecto, que es parte de su vida y a la que muestra en diálogos: en el mercado, caminatas, quehaceres,
con amistades; sin percatarse que parece un radio prendido hablando sólo del interés poseso. La
inmersión es símil al amor que los antiguos sentían por la sabiduría, de allí, el nombre con el cual
                                                            
3 Flaubert, G., op.cit. 
4 Sánchez Peláez, J. (1992) Filiación Oscura, p. 96. En: Poesía. Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana 

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Sócrates la inmortaliza. Ese amor al saber, esa curiosidad por el cosmos, ese volver a la pregunta inicial,
es el camino que perfecciona la escultura del artesano.
El método socrático de la pregunta como asalto del interlocutor. Es así como llega el parto, Fenárete,
madre de Sócrates, transmite a su hijo los rigores del oficio, que este transformará en oponencia y
contradicción para llegar a una síntesis, que no es otra cosa, que el revelamiento de la verdad a la cual
Parménides ya aludía. Entonces la mayéutica: método que consiste en interrogar al otro, más allá del
concepto cristalizado que se tiene de los fenómenos; es decir, reflexionar sobre la sustancia para develar
su esencia. A este método le opera la dialéctica, por la cual, se evidencia la verdad oculta que necesita
ser develada por medio de la virtud.
El artesano tiene sus propias herramientas, muchas veces construidas por él, talladas a pulso, a sudor y
persistencia, no quiere decir que el investigador instrumental no lo tenga, solo que, el artesano forja la
fragua en su propia candela. El instrumentista, aplica la técnica segura, el método clásico aprobado por la
comunidad científica. El pie de página siempre ha sido más laborioso, se usa poco, la comodidad del
paréntesis: autor, fecha y página, subsumió toda una referencia argumentativa y con acotaciones
inmediatas; las notas quedaron relegadas al final del texto.

El diario personal o archivo de vivencias


Pues bien, ¿qué es un diario de campo sino un acompañante solidario y amoroso que registra todo
acontecimiento sin prejuicio. El diario de campo condensa la información que se ha de separar
minuciosamente para su archivo particular, por tema o por gusto, o por colores si se quiere. Claro, para el
investigador consciente de la información que irá registrando, organizará el registro en dependencia de
categorías y temas generales, que a su vez, contengan especificidades del proyecto y particularidades
personales, dado que el investigar está en su vida, al mismo tiempo que la sensación o la impresión,
primera etapa del conocimiento, nos dirá Bigott5. El proceso se alimenta de vías recíprocas, tal como lo
referencia Wright Mills, en el ensayo sobre la artesanía intelectual:
En el archivo que voy a describir están juntas la experiencia
personal y las actividades profesionales, los estudios en
marcha y los estudios en proyecto (…) como trabajadores
intelectuales procurareis reunir lo que estáis haciendo
intelectualmente y lo que estáis experimentando como persona.
No temáis emplear vuestra experiencia y relacionarla
directamente con el trabajo en marcha.6
El archivo tiene un beneficio adicional, casi subrepticio que se llama escritura. En la medida que el
archivo cobra vida en su esplendoroso haber, va apareciendo la redacción del texto argumentativo en su
corporeidad y en su tejido, que al decir de Wright, no se hará a la «mano diestra», si no se escribe algo
por lo menos semanalmente: escritura para sí mismo, intercambiar y compartir las formas y maneras,
ideas y premisas, en un primer momento, ante investigadores/as en los mismos avatares. A estos
encuentros, puntos de socialización y debate, Wright los llama interludios, en tres puntos cruciales para el
debate: problemas, métodos y teorías. Para Bigott, es la mutación de la conciencia humana en el proceso
de conocimiento.7
En la revisión casi a diario de los documentos de trabajo y papeles para organizar, es imprescindible la
sistematización escrita del proyecto de investigación bajo la lupa del observador que reflexiona sobre su
práctica investigativa. Las actividades diarias deben programarse como una agenda personal, y puede
que un día no se cumpla esa agenda, no es para frustrarse, sino para volver a reflexionar sobre el por
qué del trabajo de investigación y las causas por las cuales, la agenda no cumplió con su objetivo.
Una agenda muy particular es la que hace el investigador artesanal para investigar, no creyendo que va
a investigar, hay personas que caminan primero, cavilan, preparan café, revisan su correspondencia o
emails, hacen lecturas opcionales: narrativa, poesía, cuentos, crónica, e indirectamente estas actividades
conforman un estadio del proceso investigativo y, directamente, alimenta la reflexión que sustenta la
poética creativa, el trabajo artesanal-intelectual.

                                                            
5Bigott, L. (2011) Plan Nacional de Formación Permanente de Docentes Universitarios. Carcas: Universidad Bolivariana de Venezuela. 
6Wright Mills, C. (2009) La Imaginación Sociológica. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica. 
7 Bigott, Op.cit., p.13 

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Rituales caseros
Hay que tomar notas hasta en servilletas y después guardarlas recelosamente como un bien de cuidado.
De los libros, REVISAR, cuál es la crítica autoritas recomendada al tema; y, si es necesario, leer todo un
libro, aunque el capítulo «x» sea el pertinente. También hay fragmentos para atisbar nociones, conceptos
y concepciones. Un investigador debe ser, un pensante desprejuiciado y atento para, como dice Bigott,
leer sin complejos. Con las lectura se corren riesgos de seducción hacia otros derroteros, pero siempre
se vuelve a la ruta; ninguna lectura está demás, ni para perder tiempo, ni correr riesgo de enloquecer
como El Quijote; por tanto, nos advierte Wright: «tendréis que adquirir el hábito de tomar muchas notas
de todo libro que merezca ser leído, aunque tengo que decir que no os será inútil leer libros realmente
malos»8 y en esa experiencia y creación aparece la mayéutica, parir las ideas; el investigador un cúmulo
de tesoros y tesauros. Conozco un profesor que para sentarse a estudiar necesita arreglarse físicamente
como si fuese a salir a una cita de trabajo, cuando está listo, se sienta como si estuviese en una cita de
trabajo y así, avanza más en y desde su espacio intimo, que si no hiciese ese ritual, y directamente fuese
a su mesa de trabajo en pantuflas, no ocurriría nada en su ritual investigativo. Los caminos de llegar a
Roma son infinitos, pero se llega. También está la otra variante propuesta por Wright, la investigación
cuando se está descansado. Revisar el trabajo cuando se está en ocio, según este autor, los papeles en
reposo, se miran distinto; aunque el ocio, encierra una lejana etimología de escuela, sugiere recreación.
Y ¿Qué mejor momento para pensar que una mente relajada?

Palabras clave
La experiencia de lectura de un libro o varios, o capítulos de libros, poemas o novelas, literatura en
general, en el sentido heurístico del término, apunta hacia una práctica que el investigador
inusitadamente descubre en un proceso de parto terapéutico, ayudado por las notas, las lecturas, los
rayados de páginas, los resaltadores de frases, etc.; de esta maduración, la completitud de la obra
tomando forma. Para Wright, darle forma a la obra concluye en:
• La traducción de la experiencia, ya de los escritos de otros individuos, ya de vuestra propia vida,
a la esfera intelectual.
• Dar nombre a un renglón de la experiencia, invita a explicarlo.

Tomar una nota de un libro es con frecuencia una invitación a reflexionar (…) tomar nota es una
gran ayuda para comprender lo que se está leyendo.
Las notas pueden ser de dos clases: las que captan el razonamiento del autor del libro en su conjunto y
las que salen de capítulos de libros de algún tema o asunto de interés particular, así se completan las
notas de uno y otro libro o parte de libro que serán el puntero de la investigación. A este particular, la
siguiente vivencia personal: concedo vital importancia a las notas de lecturas refrescantes a la
investigación; notas que no acompañan en expedito el proceso de investigación, como tal, la escritura,
digamos científica; pero que acompañan a ese impulso de mayéutica propio de parir las ideas. Por
ejemplo, cuando comencé a leer a Wright, y el texto de la artesanía intelectual, que además forma parte
de un capitulo de libro, que además, no es de los primeros capítulos del libro La imaginación sociológica,
(por dar algún seguimiento práctico de la propuesta del autor), comencé a rememorar autores de poesía,
novela y hasta ensayos que se relacionaban con el tema de la investigación, en cuanto se dejaban filtrar
como ríos de contenido estético, artístico, poético, filosófico, que sin duda, alimentan el proceso de la
investigación artesanal.
Las palabras de Rilke, las saque de unas cartas que escribe a un amigo
sobre el acto de escribir poesía y la larga vida que hay que esperar
para que apenas en un día desconocido aflore un verso, también
apareció en mi memoria el Taller Blanco de Eugenio Montejo,
quien recrea desde la experiencia de haber vivido en una
panadería, la creación artística y una manera distinta de comenzar
a escribir, el oficio de poeta, amén de los talleres literarios, como
parte de la vida cotidiana, de la vida misma. Así me pasó también
el poeta Juan Sánchez Peláez, quería esa cita de él, pero no la
                                                            
8 Wright, op.cit., p. 209 

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hallé, corrí a buscar en la antología que todavía marchita por el
tiempo, tengo y cobijo. Conseguí otra. Descubrí estar leyendo a un
grandioso poeta, profundamente conmovedor, conocedor,
estudioso, y al mismo tiempo transparente, inagotable… solo sé,
que me vino a la mente, al referenciar el conocimiento, la sabiduría
de los antiguos, cuando el poeta dice: en el mejor de los casos uno
no sabe nada, esa frase me invita a viajar al recuerdo desde los
tiempo en que un grupo de jóvenes nos reuníamos en la Escuela
de Letras a sólo leer poesía. Cuando Wright Mills, en su libro,
referencia a Balzac, no queda menos que asombrarme en nuestros
pareceres y buscar sus razones; un estudioso como él, de las
clases sociales, las categorías y tipos de sociedad, no puede
menos que leerse a Balzac, entonces inmediatamente aparece
entre nosotros Carlos Marx, que hizo lo mismo, al estudiar la
estructura del Capital, su economía, sus preceptos al lado de La
Comedia Humana del maestro del siglo XIX; Balzac, y de su
efervescencia, leemos un Víctor Hugo, Charles Dickens, un Tolstoi,
así como Shakespeare, un Dante, un Ovidio, Homero, entre otros.

Síntesis
Para investigar se deben hacer ristras de ideas que se relacionen con el tema de investigación, buscar
pesquisas al estilo de Edgar Allan Poe. Retomar el hilo, INSERTAR LAS PERLAS leyendo literatura es
más fructífero ya que libera el espíritu creativo para tomar la rienda del espíritu investigativo; hay que
hurgar lo que se quiere comprender, o a lo que se le quiere dar forma desde la comprensión, a esto llamo
Gadamer, lo óntico estético, desde la comprensión hermenéutica. La completitud del saber, el
develamiento. También los procedimientos de la investigación varían según los momentos históricos, las
fichas de rayado que se escribían y almacenaban en cajitas han pasado a ser parte del escritorio del
computador, así como las ristras, citas y demás notas tomadas en cuadernos o diarios de campo
manuales. Gino Germani dice: «puede decirse que se ha pasado de una fase artesanal a una fase
industrial de la investigación, y esta transición ha sido genuinamente requerida por las innovaciones
metodológicas y técnicas»9.

CONCLUSIÓN
La investigación es vida misma, y como tal he querido presentar este experiencia; trazos de ideas de una
investigadora que apenas se asoma a la ventada de las sensaciones e intuiciones, por ello, las
experiencias lectoras, alguna frase aislada o cita de un libro que quizás no encaje en la retórica
convencional; no obstante, semillas para regar. La investigación, además de ser acompañada con
música, literatura, socialización de saberes, no estará demás, una buena copa de vino tinto, y si es
nuestro y agrio, al decir de Martí, mucho mejor.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS10
Bianchi Bandinelli, Ranuccio. Del Helenismo a la Edad Media. Akal. Madrid, 2010
Bigott, Luis. Plan Nacional de Formación Permanente de Docentes Universitarios. Universidad
Bolivariana de Venezuela. Caracas, 2011
Flaubert, Gustave. Obras Inmortales. Edaf. Madrid, 1967
Gadamer, Hans. Verdad y Método. Ediciones Sígueme, Salamanca, 2007
Martí, José. Ideario Pedagógico. Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2011
Platón. Apología de Sócrates, Menón y Crátilo. Alianza Editorial. Madrid, 2010

                                                            
9Germani, G. (2009) Prólogo a Wright Mills. Op.cit., p.11 
Todos estos libros fueron consultados y apareciendo en la medida que iba escribiendo este ensayo, a partir de los epígrafes que acompaña el texto, fueron
10

apareciendo recuerdos y notas, experiencias de lecturas pasadas y nuevas, que se han hecho solicitas y necesarias. 

VI Conferencia Científica de la Universidad de Holguín “Oscar Lucero Moya” 
Prieto, M. | La experiencia de la investigación artesanal… 

 
_____, Diálogos. Gorgias, Fedón, El Banquete. Espasa Calpe. Madrid, 2007
Rilke, Rainer María. Los Cuadernos de Malte Laurids Brigge. Clásicos Losada. Buenos Aires, 1979
Sánchez Peláez, Juan. Antología poética. Poesía. Monte Ávila Editores Latinoamericana. Caracas, 1997
Wright Mills, C. La imaginación sociológica. Fondo de Cultura Económica. Tercera reimpresión. D.F.,
2009

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