Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
“La introducción del concepto de género en el campo académico a partir de los sesenta
tuvo el propósito de diferenciar una construcción social y cultural específica del sexo
como condición biológica. Desde los años treinta la visión biologista había dominado el
punto de vista de los comportamientos del hombre y la mujer (Conway, Bourque &
Scott, 1996). En las últimas décadas la aproximación al género ha ido cambiando, desde
el aprendizaje de roles femeninos y masculinos mediante una socialización cultural
unidireccional hacia una comprensión de la formación de identidades genéricas como
proceso relacional, múltiple y diverso. Los conceptos de masculinidades y feminidades
han empezado a pensarse más recientemente como construcciones continuas en un
campo social de relaciones de poder. En esta línea, Judith Butler (2001) propone una
visión del género como una creación continua a través de actuaciones (performance) y
actos repetitivos que constituyen la ilusión de un género natural, debido y estable, de
modo que el género no se origina súbitamente en algún punto del tiempo después del
cual su forma quedaría fijada.”1
“El género, según el uso convencional, indica si uno es hombre o mujer. Pero esto es
bastante más problemático de lo que parece. La evolución del término y de la teoría de
género pone al descubierto las maneras en que se fue abriendo paso la cuestión de la
masculinidad y la feminidad en la historia, y por ende, al cambio.”2
“La noción de género surgió con la necesidad de romper con el determinismo biológico,
implícito en el concepto sexo, que marcaba simbólica y efectivamente el destino de
hombres y mujeres. Esta nueva categoría de análisis científico revelo el carácter cultural
de las construcciones identitarias de las personas.
La categoría género permite romper con el determinismo biológico y la identificación
entre sexo y género como algo natural. De este modo es importante subrayar que el
concepto género traspasa las fronteras entre las disciplinas y es extremadamente útil
para aplicarlo a diversos ámbitos de investigación socio-cultural, debido, entre otras
razones, a su dimensión socio-científica.
El género es además, extremadamente operativo para comprender otras dinámicas de
dominación sobre la raza/etnia o de la clase, aspectos fundamentales en la investigación
social contemporánea.”3
“En una sociedad donde lo importante es ganar, no importa como, donde los fuertes
prevalecen y los débiles pierden, hemos dado por supuesto que este modelo de sociedad,
la mujer este asociada con lo débil y los hombres como fuertes, como una forma natural
de comportamiento, es entonces comprensible que en este terreno abonado para el
crecimiento de las diferencias construidas sobre los distintos, en clave de inferioridad.
Los roles resultantes del reflejo de las diferencias biológicas producen división de tareas
entre ellos y ellas, ancestralmente trabajo y familia. Sin embargo son mas responsables
de las diferencias de roles, el ambiente y la cultura que la propia biología. Lloyd y
Archer (1982) concluyen que las diferencias encontradas en las maneras de pensar
debidas al sexo, no son suficientes para explicar la desigualdad social. Para comprender
1
Marina E. Tomasini- Escuela y construcción de identidades de género: una aproximación a la
masculinización de los varones en edad pre-escolar Revista de Psicología, Vol. 19, Nº 1, 2010
2
Jeffrey Weeks- Lenguajes de la sexualidad/2011
3
Aurelia M. Casares / Antropología del genero-Culturas, mitos y estereotipos sexuales/2006
los roles de hombres y mujeres hay que mirar el ambiente social y cultural en que los
menores han sido educados.
La familia, los modelos culturales y los modelos simbólicos ayudan a que nos
inclinemos hacia cualquier forma de conducta. La cultura, las religiones y los mitos han
puesto a la mujer en un plano de inferioridad.”4
“El sometimiento que ejercen los hombres- mas específicamente – el género masculino-
sobre las mujeres, y el modelo heterosexual sobre el homosexual constituyen una forma
de ejercicio de poder que imprime una huella sobre todas las relaciones sociales: el
trabajo, la política, la cultura, la ciencia y, obviamente, las relaciones interpersonales.
En esta relación de poder, las actitudes y los comportamientos que históricamente han
sido atribuidos al género masculino son los dominantes, mientras que el universo que
tradicionalmente ha estado considerado como propio de las mujeres es visto como
relevante solo en algunas esferas sociales y sin transcendencia en muchas otras. El
orden social imperante, en el que se produce el sometimiento de un género sobre el
otro, se denomina patriarcado. Por patriarcado se entiende la institucionalización del
dominio masculino sobre las mujeres dentro de l familia y la extensión de esta
supremacía al resto de la sociedad (Lerner, 1990, en Morgade, 1995.
Ahora bien, el sexismo derivado del orden patriarcal de la sociedad constituye una pauta
cultural profundamente anti-democrática, en la medida que en la democracia postula la
idea de que todas las personas deben ser tratadas por igual y tener las mimas
oportunidades, y en ningún caso quedaran discriminadas (…) No obstante, las
determinaciones sexistas siguen estando profundamente arraigadas en la cultura (…) el
poder se ejerce cotidianamente por medio de diferentes mecanismos y prácticas
sociales.”6
4
Francisco M. Claros/ Las diferencias de genero en los valores sociales entre adolescentes y jóvenes/
Violencia domestica y coeducación/ 2002
5
Isela Firpo. -Nora Das Biaggio-Revista de Trabajo Social – Plaza Pública/ FCH – UNCPBA-
6
David Beer- visones y discursos en la educación fisica.
7
Silvia Bleichmar/ Violencia social, violencia escolar. De La Puesta De Límites A La Construcción De
Legalidades /Noveduc 2008
asignando a los femeninos y masculinos nuevas oportunidades de conformarse como
varones y mujeres en igualdad de condiciones.
“Hasta hace poco nadie cuestionaba ¿qué debemos enseñar en nuestras escuelas e
institutos? Pues asumíamos que la escuela tenia la responsabilidad de transmitir la
cultura. Si admitimos que la función de la escuela siempre ha sido la socialización, esta
debería proporcionarnos lo que se necesita para vivir en esta sociedad, o al menos, para
participar en la construcción de la sociedad que queremos.
El desafío de la educación, que tendrá que convertirse en un desafío de la sociedad, será
“cambiar la educación en un mundo que cambia” como diría Paulo Freire, hay que
reinventar la educación en un sentido mas amplio que el término, como proceso o
conjunto de acciones por las que se forma la vida desde la propia vida. La educación
tiene que ampliar los temas, las formas y los métodos para acceder y disfrutar de la
cultura del saber, pretendiendo buscar el equilibrio armónico entre la formación racional
y la liberación de la sensibilidad. En este contexto, las finalidades de la educación
concuerdan con el desarrollo de una formación integral, inmersa en una cultura y una
sociedad global.
Las diferencias en el comportamiento de hombres y mujeres son una realidad en una
buena parte de nuestra sociedad. Pero lo hay que dilucidar es si estas diferencias tienen
su origen en la naturaleza, en la biología, o por el contrario, se deben a un fenómeno
8
La perspectiva de género en los primeros años/ Consejo Nacional de coordinación políticas sociales/
Presidencia de la Nación
9
Laura Morroni/ Cuestionamientos de las identidades genéricas desde la teoría feminista/ El Monitor de
la Educación. Nº 11, 5º Época, marzo/abril 2007
educacional, es decir, si son de carácter cultural. Por lo tanto, si es lo primero tratar de
cambiar las ideas seria ir contra natura. Si es lo segundo, estamos obligados a
reflexionar sobre tales ideas y a intentar corregirlas. Hay que afrontar el compromiso de
revisar este enfoque en aras de la verdad y la justicia. Los estudios de la psicología
apuntan que el habitad que rodea a la criatura recién nacida va a completarla,
conformando lo que será su personalidad. La adquisición de hábitos culturales comienza
desde la cuna y no cesara mientras viva el individuo.
Cada humano es un conglomerado de componentes culturales y biológicos aglutinados
entre ellos que se influencian mutuamente. Lo que sucede es que los componentes
culturales primeros están tan arraigados en nosotros (as) que llegan a parecernos
biológicos. Esta polaridad biológico social, no fue apenas cuestionada, sino que, por lo
general, fue aceptada como un hecho dado. Por esta razón se trato de definir las
naturalezas de los hombres y mujeres sin contar con los factores sociales. Si nos
centramos en el comportamiento afectivo-sexual de mujeres y hombres, cada día son
mas estudios los que indican que la mayor parte de las diferencias que hoy reconocemos
en las conductas de unas y de otros tienen origen cultural y, en consecuencia, están
sometidas a modificación por vía cultural.
Por lo tanto, no podemos comenzar a hablar de afectividad y de sexualidad sin tener en
cuenta el concepto de género, concebido como la condición social de ser hombres y
mujeres, a diferencia del simple dato biológico. El género es una categoría de análisis de
la realidad, como pueden ser la clase social, el nivel socio-económico o la etnia.
Estamos en una época de cambio social en que las mujeres están cuestionando su papel
tradicionalmente asignado y esta situación repercute en las relaciones interpersonales
entre los hombres y las mujeres.
La educación sexual hoy tiene que ser entendida, vivida como la forma de desarrollar
nuestras capacidades comunicacionales, de entendimiento, de ternura, de sensibilidad y
de responsabilidad en relación con las otras personas. Se trata de enseñar que la vida es
un proyecto personal propio, que tenemos que cuestionar el plan de futuro que sobre
nosotros (as) ha construido y buscar el camino propio, vivir la propia vida. De esta
manera se puede contribuir a afrontar el miedo a la independencia, a la soledad, a la no
aceptación, a no ser querida o querido, a no gustar, al propio cuerpo, al cuerpo ajeno, al
deseo, a la expresión…en definitiva, el miedo a ser una misma o uno mismo.”10
10
Mercedes Olivera/ El harén pedagógico- perspectiva de género en la organización escolar/2000/ Págs.
71-80