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PRINCIPALES DIFERENCIAS CONCEPTUALES ENTRE LAS NORMAS

CONTABLES PROFESIONALES ARGENTINAS (NCPA) DISTINTAS DE LA RT


26, Y LAS NORMAS INTERNACIONALES DE INFORMACIÓN FINANCIERA
(NIIF). ANÁLISIS Y PROPUESTAS

AREA I. CONTABILIDAD
TEMA 2 : La aplicación de la RT 26
20 CONGRESO NACIONAL DE PROFESIONALES EN CIENCIAS
ECONÓMICAS - SALTA, 29 AL 31 DE OCTUBRE DE 2014

AUTORES
Calvo, Alcira C.
Casinelli, Hernán P.
Giorla, Ana María
Marchese, Domingo M.
Petti, Ana María
Verón, Carmen S.
Zgaib, Alfredo O.
PRINCIPALES DIFERENCIAS CONCEPTUALES ENTRE LAS NORMAS
CONTABLES PROFESIONALES ARGENTINAS (NCPA) DISTINTAS DE LA RT
26, Y LAS NORMAS INTERNACIONALES DE INFORMACIÓN FINANCIERA
(NIIF). ANÁLISIS Y PROPUESTAS

AREA I. CONTABILIDAD

TEMA 2: La aplicación de la RT 26

20 CONGRESO NACIONAL DE PROFESIONALES EN CIENCIAS


ECONÓMICAS - SALTA, 29 AL 31 DE OCTUBRE DE 2014
PRINCIPALES DIFERENCIAS CONCEPTUALES ENTRE LAS NCPA (EXCEPTO
RT26) Y LAS NIIF. ANÁLISIS Y PROPUESTAS

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN Y PROPÓSITO DEL PRESENTE TRABAJO


1. ASPECTOS GENERALES
1.1. El diferente origen de las Normas Contables Profesionales Argentinas y de las NIIF
1.2. Enfoques del Patrimonio: Teoría de la entidad versus teoría de los propietarios
1.3. Estados principales: estados individuales versus estados consolidados. Diferencias
entre estados separados y estados individuales.
1.4. La unidad de medida empleada en la contabilidad
1.6. Reconocimiento en base a los contratos versus reconocimiento en base a los hechos
sustanciales generadores de las correspondientes variaciones patrimoniales
1.5. Reconocimiento de obligaciones. El papel de la incertidumbre y el umbral de
probabilidad
2. ASPECTOS DE PRESENTACIÓN
2.1. Mantenimiento del capital financiero: resultado integral versus resultado del ejercicio
más resultados diferidos
2.2. Clasificación de activos y pasivos en corrientes y no corrientes
2.3. Descubiertos bancarios: recurso financiero versus fuente de financiación.
2.4. Distinción de los flujos extraordinarios versus su no consideración.
2.5. Resultados financieros y por tenencia –incluido el RECPAM del “efectivo y sus
equivalentes”–.
3. ASPECTOS DE MEDICIÓN
3.1 Medición periódica: valores corrientes, valor razonable y otros criterios
3.2. Costeo de los inventarios (bienes de cambio):
3.3. Activos biológicos: valor razonable versus costo de reposición
3.4. Plusvalía y activos intangibles: Vida indefinida versus vida finita
3.5. Acuerdos conjuntos vs. negocios conjuntos
3.6. Valor Patrimonial Proporcional (VPP) como metodología para contabilizar
participaciones en negocios conjuntos vs. consolidación proporcional
PRINCIPALES DIFERENCIAS CONCEPTUALES ENTRE LAS NORMAS
CONTABLES PROFESIONALES ARGENTINAS (NCPA) DISTINTAS DE LA RT
26, Y LAS NORMAS INTERNACIONALES DE INFORMACIÓN FINANCIERA
(NIIF). ANÁLISIS Y PROPUESTAS
RESUMEN
A partir de la aprobación de la Resolución Técnica (RT) 26 de la FACPCE, las Normas
Internacionales de Información Financiera (NIIF) emitidas por el Consejo de Normas
Internacionales de Contabilidad (IASB, por sus siglas en inglés) han pasado a formar parte de
los “marcos de referencia” aceptados por la profesión contable argentina. Tales normas incluyen
tanto a las NIIF completas como a las NIIF para las PYMES
Si bien la profesión argentina ha venido adecuando las Normas Contables Profesionales
Argentinas (NCPA) para aproximarse de la mejor forma posible a las NIIF a partir del año
2000, debido al diferente origen conceptual de ambos conjuntos normativos, resulta dificultoso
lograr una perfecta armonía entre las mismas.
En el presente trabajo se han analizado las principales diferencias conceptuales que, según
consideran los autores, constituyen las de mayor importancia relativa y sobre las que valdría la
pena que la profesión argentina emitiera opinión, tanto para recomendar cambios en las NCPA
como para proponer al IASB, a través del Organismo Regional que integramos, el Grupo
Latinoamericano de Emisores de Normas de Información Financiera (GLENIF), modificaciones
en las NIIF, según sea el caso.
Por las razones que se exponen en el trabajo, los autores consideramos que sería conveniente
que la profesión argentina revisara las NCPA en los siguientes casos:
Adopción de la teoría de la entidad para la confección de estados consolidados
Revisión de la caracterización de los estados consolidados y los estados individuales
con relación a la presentación de información financiera útil para todos los usuarios de
la misma
Adopción del concepto de moneda funcional como moneda de medición de la
información financiera
Revisión del umbral mínimo de probabilidad para el reconocimiento de activos y
pasivos
Incorporación a la normativa del impacto y consecuencias de los contratos con clientes
y proveedores para el reconocimiento de activos y pasivos
Revisión del concepto de capital a mantener financiero adoptado por el marco
conceptual y la aplicación del criterio en las normas específicas
Clasificación de los activos y pasivos como corrientes y no corrientes sólo cuando esa
forma de presentación proporciona información fiable y más relevante
Inclusión de información complementaria respecto de la clasificación de recursos y
obligaciones financieras relacionadas con el ciclo operativo de la entidad cuando este es
más prolongado que un año.
Inclusión como elemento a considerar para la clasificación de activos no corrientes a las
restricciones a su libre disponibilidad
Eliminación de la opción de clasificación de resultados y flujos de fondos
extraordinarios como causas de variaciones patrimoniales y financieras.
Revisión de la probabilidad de exponer como parte del flujo de fondos a los cambios de
valor sufridos por los conceptos integrantes del efectivo y equivalentes de efectivo
Eliminación de la inconsistencia entre la medición de activos y la aptitud del
procedimiento de medición adoptado para facilitar el pronóstico de los flujos futuros de
fondos, especialmente para los rubros de propiedad, planta y equipos (bienes de uso)
Definir conceptualmente criterios adecuados para el reconocimiento de ingresos por
operaciones ordinarias, eliminando algunas incongruencias como el requerimiento de la
existencia de anticipos.
Adopción del criterio único de vida útil indefinida para la llave de negocio (plusvalía),
así como del reconocimiento de resultados por la llave negativa
Revisión de la RT 14 a fin de agregar a su alcance los nuevos acuerdos económicos que
se presentan en la actualidad y que incluyen la característica de funcionar bajo control
conjunto
Eliminación de la consolidación proporcional como alternativa de medición y
presentación de entidades bajo control conjunto

En cambio, consideramos que debiera hacerse llegar al IASB la propuesta de revisión de las
NIIF en la forma descripta en relación con los siguientes temas:
Consideración como activos corrientes de aquellos elementos que por naturaleza son no
corrientes pero que se utilizan para la cancelación de pasivos corrientes
Consideración de las expectativas y probabilidades para la tipificación de pasivos
financieros como corrientes y no corrientes, y no solamente las obligaciones
contractuales con prescindencia de la probabilidad de ocurrencia
Eliminación de la opción de considerar como recurso financiero a los descubiertos
bancarios en lugar de su consideración como una fuente de financiación
Revisión de la consistencia entre los criterios de medición de activos adoptados y la
aptitud del mismo para facilitar el pronóstico de los flujos futuros de fondos.
Incorporación del concepto de costo de reposición para inventarios porque es
consistente con los objetivos perseguidos por los modelos de medición.
Adopción del criterio de costo de reposición para plantas productoras de frutos, en lugar
del costo histórico recientemente adoptado por las NIIF.
Revisión del método del valor patrimonial proporcional a fin de darle coherencia tanto
en su aplicación a estados consolidados como a estados separados
Los autores creen que una revisión de los conceptos contables que se incluyen en la normativa
aplicable es una necesidad impuesta por el permanente cambio de la forma de los negocios, en
especial como resultado de la internacionalización, e incluso en cierta medida la globalización
del comercio y las finanzas.
INTRODUCCIÓN Y PROPÓSITO DEL PRESENTE TRABAJO
A partir de la aprobación de la Resolución Técnica (RT) 26 de la Federación Argentina de
Consejos Profesionales de Ciencias Económicas (FACPCE), las Normas Internacionales de
Información Financiera (NIIF) emitidas por el Consejo de Normas Internacionales de
Contabilidad (IASB, por sus siglas en inglés) han pasado a formar parte de los “marcos de
referencia” aceptados por la profesión contable argentina. Tales normas incluyen tanto a las
NIIF completas, como a otra de carácter especial que ha sido diseñada por el organismo
internacional para brindarle una opción simplificada pero de calidad a las entidades que
presentan estados contables (financieros) de propósito general, pero que no poseen obligación
pública de rendir cuentas (denominada “NIIF para las PYMES1).
Han pasado ya más de cinco años desde que se aprobara la RT 26 en nuestro país, y de que se
comenzara a transitar un arduo camino de colaboración entre la profesión contable argentina y
otros grupos de interés (reguladores, la AFIP, cámaras empresariales, entre otros) con relación
al proceso de adopción de las NIIF en nuestro país –proceso que a esta altura ya hemos aceptado
que es continuo–.
No podemos desconocer que la convivencia de las NIIF con las Normas Contables
Profesionales Argentinas (NCPA) no tiene efectos inocuos para los profesionales en ciencias
económicas que se encuentran en ejercicio como así también para la formación de los futuros
profesionales. Es por ello que, convencidos de la necesidad de propiciar en el marco de este
Congreso Nacional un espacio de reflexión sobre las “diferencias profundas” entre las NIIF y
las NCPA, hemos desarrollado este trabajo. El objetivo perseguido no es realizar un inventario
de diferencias entre los requerimientos de las NCPA y los de las NIIF, sino ir más allá de esto, y
comprender las diferencias que existen en conceptos fundamentales que subyacen en ambos
marcos de referencia.
Constituiría un acto de soberbia afirmar que los temas abordados agotan la identificación de
estas diferencias profundas a las que hacemos referencia. Más bien, pretendemos que este
esfuerzo intelectual sea el puntapié inicial de un debate más hondo que nos lleve a comprender
la idiosincrasia de dos cuerpos normativos de suma importancia que afectan al quehacer de
nuestras profesiones.

1. ASPECTOS GENERALES

1.1. El diferente origen de las Normas Contables Profesionales Argentinas y de las NIIF
Nuestro país cuenta con una importante tradición en materia de emisión de normas de
contabilidad. Esta tradición puede encontrar sus antecedentes más hondos en los trabajos que
han realizado pioneros de la profesión contable argentina desde la segunda década del siglo
pasado, y que se acentuó a partir de la década de 1970 con la sanción de la Ley 20.788 y la
posterior creación de la FACPCE. Sin embargo, no es posible que una profesión consciente de
los cambios que se han suscitado en el mundo en los últimos treinta años desconozca la
necesidad de abrirse a prácticas de aceptación global, como ocurre en otras áreas del
conocimiento. Como dijera el filósofo Zigmunt Bauman, “en un mundo globalizado, ser
exclusivamente local no resulta una hipótesis realista”. Es por ello, que la RT 26 significó para
la profesión contable de nuestro país el paso inicial en ese camino de adopción de prácticas
globales en materia de contabilidad.
Ahora bien, debemos señalar que las NCPA tienen un origen diferente al de las NIIF, y que por
lo tanto, la incorporación de éstas últimas como marco de referencia aceptado en nuestro país es
mucho más que un mero cambio normativo. Es en cierto modo, una interpelación a los
principios en los que asentamos nuestra tradición contable nacional, y de ahí la necesidad de
reflexionar de forma seria sobre estos aspectos.
Como punto central de esta parte del trabajo, debemos destacar que las NCPA surgen en el
marco de un sistema jurídico específico – el argentino – y como no podría ser de otro modo,
están influenciadas por las características del mismo. En cambio, las NIIF son normas a-
jurisdiccionales, es decir, pensadas sin el sesgo de ningún marco jurídico en especial, pero con
la necesidad de insertarse luego en ellos.
Las NCPA parecen tener coincidencia con la NIIF en un aspecto conceptual básico: los usuarios
principales que se considerarán al momento de emitir tales pronunciamientos técnicos serán los
proveedores de recursos de las entidades (inversores y prestamistas). Sin embargo, en la
práctica, este postulado se sostiene con mayor firmeza en el texto internacional que en el texto
local, debido ello a varios factores, entre los que podemos citar a:
una tradición contable preexistente a la aprobación de la RT 16, que subsiste en ciertas
NCPA de carácter particular; y

la influencia del sistema jurídico argentino –de raigambre europeo-continental– que lo


hace menos permeable a una contabilidad con mayor autonomía de la ley (como ocurre
en países con sistemas jurídicos anglosajones, denominados también common law).
A continuación vamos a analizar tres aspectos generales de estas diferencias profundas y que
tiene efectos prácticos sobre aspectos de presentación de la información financiera (a la que nos
referimos en la segunda sección del presente trabajo) y también sobre cuestiones de
reconocimiento y medición (a los que nos referimos en la tercera sección de este trabajo).
1.2. Enfoques del Patrimonio: Teoría de la entidad versus Teoría de los Propietarios
1.2.1. Teoría de la entidad versus teoría de los propietarios - Descripción de la diferencia:
Constituye un tema de discusión si el patrimonio a ser informado en los estados contables
(financieros) debe incluir, cuando el emisor tiene entidades que controla, las participaciones no
controladoras en los patrimonios de ellas.
Una perspectiva (enfoque o teoría) es la económica o “de la entidad”, en base a la cual el
patrimonio consolidado es la diferencia entre el activo y el pasivo e identifica dos grupos de
propietarios siendo éstos los accionistas de la entidad controladora y los accionistas no
controladores de las entidades consolidadas.
Así, en la información consolidada se respeta la siguiente ecuación:
Patrimonio = Activo – Pasivo
Bajo este enfoque, el criterio subyacente es que existe una unidad operativa, bajo dirección
única, que conforma una sola entidad, siendo el objetivo de los estados contables (financieros)
consolidados presentar información referida al grupo económico íntegro, que incluye como
propietarios a todos los accionistas del grupo. De tal forma la participación no controladora
forma parte integrante del grupo y se expone dentro de su patrimonio.
Otra forma de enfocar el tema es considerar que a los propietarios de un emisor de estados
contables (financieros) les interesa que éstos muestren el patrimonio sobre el que ellos tienen
derecho. En esta alternativa –teoría financiera o del propietario– el criterio subyacente es la
existencia de un interés de tipo financiero, que es el de los accionistas de la controladora, siendo
el objetivo de los estados contables (financieros) consolidados, añadir información a los estados
de la controladora y los usuarios principales de dichos estados, son los accionistas de esta
última. Constituyen los consolidados una extensión de los estados de la controladora. Bajo esta
teoría, la participación de los accionistas no controladores es considerada “como si se trataran
de acreedores”, no formando parte del patrimonio, y reconociéndose su participación sobre los
resultados como un gasto (si el resultado es positivo) o como un ingreso (en caso contrario).
Bajo el enfoque del propietario, el patrimonio de los estados consolidados corresponde
únicamente a los dueños de los títulos de patrimonio del emisor de los estados contables
(financieros). Al no poseer las características para ser pasivo, en las NCPA se considera a las
participaciones de los accionistas no controladores en entidades controladas como un elemento
independiente de los estados consolidados, criterio que no es compartido por las posiciones
doctrinarias de otros países.
Bajo este enfoque, en la información consolidada se presenta bajo la siguiente ecuación:
Patrimonio = Activo – Pasivo – Participaciones de accionistas no controlantes en el
patrimonio de entidades controladas
Este enfoque es aplicado, tal como se expresara, por las NCPA y marca una diferencia con las
NIIF que aplican la perspectiva de la entidad, según la cual dado que el conjunto económico
puede manejar y controlar a la totalidad de activos y pasivos y decidir sobre todos los resultados
de la(s) otra(s) entidad(es), esa porción no controladora queda en el patrimonio, debidamente
segregada de los importes que corresponden a los accionistas controlantes.

1.2.2. Ubicación del tema en las NCPA


En las NCPA existe coherencia pues tanto el Marco Conceptual como las Normas Contables de
Exposición siguen el enfoque de los propietarios
La RT 16 –en su sección 4.1. – enuncia los elementos relacionados directamente con la
situación patrimonial y diferencia al patrimonio de las participaciones de accionistas no
controlantes en los patrimonios de las empresas controladas.
En otra sección –la 4.1.3– se refiere a la información consolidada de una sociedad controlante y
sus sociedades controladas, expresando que en estos casos, si parte del capital de éstas está en
manos de otros accionistas, las participaciones de éstos sobre el patrimonio de dichas
subsidiarias:
a) no son pasivo del grupo económico (salvo situaciones de excepción); y
b) no forman parte del patrimonio de la controlante pues no representan derechos de los
accionistas de ésta2.

1.2.3. Ubicación del tema en la normativa internacional


En el Marco Conceptual de las NIIF se considera que el patrimonio es la diferencia entre los
totales del activo y el pasivo, siendo esto consistente con la teoría de la entidad.
La NIC 1 en su párrafo 54 enuncia las partidas que como mínimo se incluyen en el estado de
situación financiera. En el inciso (q) hace mención a las participaciones no controladoras,
presentadas dentro del patrimonio; y en el inciso (r) al capital emitido y reservas atribuibles a
los propietarios de la controladora.
La misma norma en su párrafo 83 enuncia las partidas que un ente debe revelar respecto al
resultado. Lo expresa de este modo:
Una entidad revelará las siguientes partidas en el estado de resultado integral:
(a) Resultado del periodo atribuible a:
(i) Participaciones no controladoras; y
(ii) Propietarios de la controladora.
(b) Resultado integral total del período atribuible a:
(i) Participaciones no controladoras; y
(ii) Propietarios de la controladora.
También la NIC 1 al referirse al Estado de Cambios en el Patrimonio regula lo que debe mostrar
la entidad sobre el mismo, siendo algunos de dichos conceptos:
(a) El resultado integral total del periodo mostrando en forma separada los importes totales
atribuibles a los propietarios de la controladora y los atribuibles a las participaciones no
controladoras

En base a las normas de presentación anteriormente comentadas, las NIIF adhieren a la teoría de
la entidad, contenida en el marco conceptual

1.2.4. Nuestra posición sobre el tema


En nuestra consideración, es preferible utilizar el enfoque de la entidad pues la realidad
económica es que operativamente existe una sola entidad, bajo una dirección común. En
especial en virtud a la utilidad de la información para los usuarios principales que en definitiva
son los proveedores de recursos y los accionistas del grupo. En cuanto al análisis de los
resultados, nos parece adecuado el requerimiento de segregación del monto entre los dos tipos
de accionistas, ya que estos pueden tener intereses diferentes.
“Gran parte de los negocios actuales tienen una esencia legal separada de sus propietarios en
virtud de la forma legal de la organización, numerosos inversores con responsabilidad legal
limitada y administradores profesionales, diferentes a los propietarios”. Por lo tanto, podemos
concluir que los estados contables3 (financieros) deberían reflejar esa separación por medio del
enfoque de la entidad en lugar de la visión de los propietarios. En una entidad aislada no
relacionada a un grupo económico, o en un grupo económico sin participación de terceros en el
patrimonio, no existe diferencia entre ambos enfoques.

1.3. Estados principales: estados individuales versus estados consolidados. Diferencias


entre estados separados y estados individuales.
1.3.1. Descripción de la diferencia
Como mencionamos en la sección 1.2.:
a) los estados consolidados son los de un grupo económico, presentados como si se tratara
de un ente único;
b) la razón de su presentación obedece a la necesidad que el conjunto económico formado
por las empresas que integran la combinación, conozca realmente cuál es su estructura
patrimonial como tal y qué resultados genera como ente conjunto.
Dichos estados muestran los efectos patrimoniales del accionar de las actividades de la
controladora y sus controladas como si hubieran sido efectuadas directamente por la primera,
para reflejar el hecho de que ésta controla las operaciones de sus subsidiarias.
En nuestro país, la ley de sociedades comerciales 19.550 establece en su artículo 62 que las
sociedades controlantes deberán presentar como información complementaria estados contables
consolidados. Las normas de FACPCE han seguido el criterio de la ley; por lo tanto, toda
sociedad controlante debe presentar estados contables consolidados confeccionados de acuerdo
a la RT 21. Aun existiendo control, son los estados individuales de cada entidad, incluso de la
controlante, los estados principales.
Este tema es abordado de otra forma en las NIIF en virtud de la cual los estados contables
(financieros) de una controladora se presentan consolidados con los de sus controladas, siendo
estos los “principales” (es decir, los requeridos), sin que se exija la inclusión de estados
separados, a menos que una ley o una norma local requieran lo contrario, o que la entidad optare
por ello. En la NIC 27:
a) se definen como estados separados a los presentados por una controlante (o sea un
inversor con control de una subsidiaria) si las inversiones se contabilizan al costo o
según la NIC 39 (o la NIIF 9);
b) se requiere que si una entidad opta por presentar estados separados, o está obligada a
ello por regulaciones locales, lo haga bajo sus lineamientos.
O sea, la NIC 27 no establece qué entidades deben elaborar estados separados, sino que fija los
parámetros con el fin de que los mismos puedan ser catalogados como presentados de acuerdo
con NIIF.
Como punto central, debemos destacar que un estado financiero separado para las NIIF es
diferente al concepto de estado financiero individual tal como lo entendemos en las NCPA.

1.3.2. Ubicación del tema en las NCPA


En las NCPA, la RT 21 se refiere a la preparación y presentación de estados contables
consolidados de un grupo de empresas bajo el control de una sociedad controlante (Sección 2.
Párrafo 2.2.). En el párrafo siguiente se indica que los estados consolidados tienen el carácter de
información complementaria que debe presentar una sociedad controlante acompañando a los
estados individuales de la misma
Son, en consecuencia, los estados contables individuales de una controlante aquellos
confeccionados exponiendo las participaciones en controladas de acuerdo con el método del
valor patrimonial proporcional4. Así se presentan de un modo diferente la misma magnitud del
patrimonio y resultados que presenta la sociedad controlante en sus estados individuales.
En el párrafo 9 de la RT 26 se indica que los estados separados (individuales) de entidades que
deban presentar consolidados, se deben elaborar bajo NIIF integralmente, con una excepción
que se refiere a las inversiones en subsidiarias (controladas) negocios conjuntos y entidades con
influencia significativa sin ser controladas ni sujetas a control conjunto que se contabilizarán
usando el método de la participación (valor patrimonial proporcional) que describen las NIIF,
más otros ajustes que resultan necesarios para el logro del objetivo buscado. De este modo se
lograría que el patrimonio y los resultados en los estados consolidados que correspondan a la
participación controladora coincidan con las cifras análogas de los estados separados
(individuales) que complementan a los mismos.

1.3.3. Ubicación del tema en la normativa internacional


En cuanto a estados consolidados, el IASB publicó nuevas normas de consolidación aplicables
a los ejercicios que se inicien el 1 de enero de 2013 o con posterioridad. Se trata de la NIIF 105,
NIIF 11 y NIIF 12.
Según la NIIF 10 un grupo presenta estados financieros consolidados como si fuesen de una
única entidad económica, incluyendo activos, pasivos, ingresos, gastos y flujos de efectivo tanto
de la matriz como de las filiales. Si bien la metodología para consolidar no fue modificada por
la NIIF 10, debido a las modificaciones introducidas en la definición de control ahora podría
cambiar la determinación de las entidades que deben consolidar.
Respecto a estados separados el tema es abordado en la NIC 27 Estados Financieros Separados
cuya modificación en este sentido fue publicada en mayo de 2011.
La NIC 27 aclara que los estados financieros en los que se aplica el método de la participación
no son estados separados. Para las NIIF los separados no son los estados principales. Bajo NIIF
los estados financieros separados se presentan:
Como información adicional a los estados consolidados. Los presenta la inversora en
asociadas o en negocios conjuntos
Como estados principales y solo en carácter de opcionales, por parte de las entidades
exceptuadas de presentar consolidados (NIIF 10 párrafo 4 (a)) y de las exceptuadas de
medir sus inversiones en asociadas o negocios conjuntos según el método de la
participación (NIC 28 párrafo 17)
El cuadro siguiente refuerza estos conceptos:
Los estados financieros que
Entidades con obligación de
pueden presentar por elección o
presentar estados financieros Los estados financieros exigidos
por exigencia externa son los
según NIIF que poseen son los CONSOLIDADOS
SEPARADOS
subsidiarias excepto limitadas (principales)
(no son por lo tanto los
excepciones
principales)

Entidades con obligación de


presentar estados financieros
según NIIF que no poseen
subsidiarias pero si otras Los estados financieros exigidos son los INDIVIDUALES
participaciones permanentes en
otras entidades.

1.3.4. Nuestra posición sobre el tema


En nuestra opinión, los estados consolidados son los más importantes, de modo que la
información contable suministrada refleja los activos, pasivos, resultados y flujos de efectivo
del grupo económico. Con los estados consolidados se pretende maximizar la utilidad de la
información del grupo antes que la de una sociedad en particular. Además, de esta forma se ve
minimizada la posibilidad de cometer fraudes, ocultando la verdadera situación de una sociedad
mediante la transferencia de activos, pasivos y resultados como ocurrió en los casos difundidos
entre fines del siglo XX y comienzos del actual. Además, si una controladora no consolida los
estados se incumpliría el requisito de integridad y podría crear una impresión engañosa acerca
de su patrimonio y resultados.
No obstante, la preparación y presentación de estados individuales de la controladora, resulta
necesario a los efectos de cumplir con las exigencias legales locales. Estos se deben presentar,
en nuestro país, a fin de cumplir con el objetivo expuesto en el párrafo 9 de la RT26, en base al
método de la consolidación en una sola línea, mediante el cual la controlante al aplicar el valor
patrimonial proporcional, refleja en sendos renglones la participación en el patrimonio y en los
resultados de la controlada, los que deben coincidir con los correspondientes importes de las
participaciones controladoras en los estados consolidados.
Coincidimos en que los estados contables (financieros) consolidados proporcionan mejor
información sobre la entidad que informa –en caso que esta sea quien encabeza un grupo
económico– para que un inversor o un prestamista comprenda los riesgos a los que se atiene al
momento de decidir proveerle recursos (ya sea en forma de inversión o de préstamos). Es decir,
adherimos a la superioridad de este tipo de información cuando su propósito es financiero. No
obstante, no podemos desconocer la importancia que la información contable tiene para otros
propósitos distintos a proveerle recursos al emisor de tal información (distribución de
dividendos, pagos de impuestos, valor probatorio en litigios, etc.). Por lo tanto, creemos
importante que se efectúe un análisis conducente a determinar si:
a) los estados financieros separados (tal como los define la NIC 27) serían aptos para
actuar en el entorno legal argentino como “estados contables con propósitos legales”
(también llamados estatutarios); o
b) se debe seguir requiriendo de otro tipo de informaciones que cumplan este rol (de facto,
esa es la situación actual argentina, ya que los estados contables “individuales”
producidos bajo el sección 9 de la RT 26 son en la práctica “estados contables con
propósitos societarios”, y la información requerida por la RG 3363/12 de la AFIP
constituye “información con propósito fiscal”

1.4. La unidad de medida empleada en la Contabilidad


1.4.1. Descripción de las diferencias
Existe consenso sobre que “la moneda” –que representa un medio de pago6 generalmente
aceptado– es el mejor denominador común para oficiar de base o piedra angular del proceso
contable.
Prácticas profundamente arraigadas en la doctrina contable nacional colaboran para que la
mayoría de los contadores argentinos, ante la pregunta “¿en qué moneda se llevan los libros
contables?” respondan de forma unánime “en moneda de curso legal”. Es decir que nuestros
“usos y costumbres” contables no nos llevan a indagar si la moneda local (en la actualidad, el
peso argentino) es en verdad la mejor unidad para llevar la contabilidad de las entidades de la
Argentina7.
Sin embargo, las NIIF interpelan esta seguridad en la que asentamos nuestras prácticas
contables, y nos lleva a preguntarnos:
1) ¿cuál es la moneda que mejor describe el efecto de las transacciones que afectan el
patrimonio de cada entidad?
2) ¿es, necesariamente, la moneda en la que medimos aquella en la que se presentarán los
estados contables? Y si así no fuera, ¿cómo “trasladar” o “traducir” la información
medida a la unidad de presentación?
Así, mientras que las NCPA asumen, sin indagarse al respecto, que “los libros contables deben
llevarse” en moneda local; las NIIF:
1) distinguen dentro de la acción “llevar libros contables” dos componentes diferentes:
“medir” (acción relacionada con la unidad de medida) y “presentar” (acción relacionada
con la unidad de presentación); y
2) se preguntan cuál es la moneda principal de la entidad (es decir, la más apta para medir,
o que mejor interpreta los efectos de las transacciones de las entidades sobre sus
patrimonios).
Podemos resumir lo antedicho en lo siguiente: mientras que las NCPA adoptan un enfoque en el
cual la moneda que se usa en la Contabilidad –para todo efecto– es la de curso legal en el país,
las NIIF adoptan un enfoque de “identificación de la moneda de medición” (a la que llaman
“moneda funcional”) y la diferencian de la moneda de presentación (aquella en la que se
expresan los estados financieros, en tanto producto final del proceso contable).

1.4.2. Análisis del tema. Fundamentos de cada una de las posiciones


Ya varios años antes que las actuales NCPA, los principios generalmente aceptados de
contabilidad aprobados por la VII Conferencia Interamericana de Contabilidad (1965) y la VII
Asamblea Nacional de Graduados de Ciencias Económicas (1969) presentaron como uno de sus
principios básicos al de “moneda de cuenta”. Aunque no se lo plantee como una toma de
posición explícita, en estos principios – que luego fueron en parte receptados por las NCPA y la
legislación positiva nacional– se establecía una equivalencia entre el concepto de “unidad de
cuenta” y “moneda de curso legal”, al expresar que “las transacciones que dan origen a las
modificaciones patrimoniales y de recursos y gastos serán registradas por la contabilidad de
cada Ente en moneda corriente de curso legal”.
Si repasamos las actuales NCPA, en ningún sitio incluyen una referencia explícita a que la
unidad de medida de los estados contables deba ser la moneda de curso legal del país. No
obstante, esta idea está ostensiblemente subyacente en el texto de tales normas8: todas las NCPA
son referenciales a la moneda argentina como unidad de cuenta para todo efecto (medición y
presentación).
Las NIIF, en cambio, incorporan como novedad normativa y doctrinaria la necesidad de que
cada entidad individual determine cuál es la moneda que mejor refleja el efecto de las
transacciones que afectan su patrimonio, y que sea ese signo monetario el que se emplee en el
proceso contable para llevar a cabo las mediciones. A la moneda que oficia como “unidad de
medida” se la denomina “moneda funcional”, que de acuerdo con la NIC 21 del IASB9 es “la
moneda del entorno económico principal en el que opera la entidad”.
Debe quedar claro que, para las NIIF, la moneda funcional se determina a nivel de cada entidad
individual. Por lo cual:
a) los grupos económicos (integrados por diferentes entidades individuales) no poseen
moneda funcional, sino solo moneda – o denominador común – en el que se presenta su
información financiera consolidada;
b) las entidades individuales no eligen de forma arbitraria su moneda funcional, sino que
la determinan en base a la evaluación de ciertos indicadores que se proporcionan en la
NIC 21 (esto equivale a decir que entidades localizadas en un mismo país, que se
dedican a la misma actividad y tienen flujos transaccionales equiparables deberán
adoptar una misma moneda funcional).
La aludida determinación de la moneda funcional involucra juicios de la Dirección de cada
entidad, que deberá considerar ciertos indicadores primarios y secundarios.

Indicadores primarios Indicadores secundarios


Relacionados con los Relacionados con los Financieros De “dependencia”
ingresos costos
La moneda: La moneda: 1) la moneda en la cual 1) Si las actividades del
1) que influye La moneda que influye se generan los fondos negocio en el extranjero
fundamentalmente en fundamentalmente en de las actividades de se llevan a cabo como
los precios de venta de los costos de la mano financiación12 una extensión de la
10
los bienes y servicios ; de obra, de los 2) la moneda en que se entidad que informa
y materiales y de otros mantienen los importes 2) Si las transacciones
2) del país cuyas costos de producir los cobrados por las con la entidad que
fuerzas competitivas y bienes o suministrar los actividades de informa constituyen una
11
regulaciones servicios . operación proporción alta o
determinen baja de las actividades
fundamentalmente los del negocio en el
precios de venta de sus extranjero
bienes y servicios. 3) Si los flujos de
efectivo de las
actividades del negocio
en el extranjero afectan
directamente a los
flujos de efectivo de la
entidad que informa, y
están disponibles para
ser remitidos
4) Si los flujos de
efectivo de las
actividades del negocio
en el extranjero son
Indicadores primarios Indicadores secundarios
Relacionados con los Relacionados con los Financieros De “dependencia”
ingresos costos
suficientes para atender
las obligaciones por
deudas actuales y
esperadas

La NIC 21 contempla la posibilidad de que una entidad tenga una moneda de medición diferente
a la de presentación13, y plantea un mecanismo (con diferentes variantes) para “traducir” los
importes determinados en moneda funcional a la moneda de presentación de los estados
contables. El procedimiento “base” de traslación a la moneda de presentación implica:
a) convertir los activos y pasivos de la entidad a la moneda de presentación empleando el
tipo de cambio de cierre del período al que se refiere la información contable;
b) convertir los resultados, el otro resulta integral (ORI), los flujos de efectivo y
transacciones con los propietarios a la moneda de presentación empleando tipo de
cambio histórico (aunque se admite el uso de tipos de cambio promedio bajo
determinadas condiciones);
c) conservar las partidas del patrimonio (distintas al resultado y ORI del período) al tipo
de cambio empleado para su conversión en cada momento14;
d) reconocer las diferencias de cambio puestas en evidencia por este procedimiento
(conjuntamente con otras) como una partida adicional del ORI de la entidad que
informa.
El procedimiento descripto se plantea en las NIIF como solución base para resolver el problema
de que la moneda de presentación de una entidad no coincida con su moneda funcional, y para
convertir las cifras de un “negocio en el extranjero” que debe incorporarse en los estados
financieros de la entidad que informa.
Este nuevo enfoque tiene una especial incidencia sobre las partidas del patrimonio que no se
miden a valores de cierre sino a su costo histórico. Veámoslo con el siguiente ejemplo:
El 30 de abril de 2013, una entidad domiciliada en Argentina con moneda funcional dólar
adquirió un terreno por $1.000.000 y canceló la transacción en pesos. A esa fecha, el tipo de
cambio entre el peso y el dólar era de $5,20 = US$ 1,00. Al 31 de diciembre de 2013, el tipo de
cambio entre el peso y el dólar era de $6,50 = US$ 1,00.

30/04/2013 31/12/2013
M.T. M.F M.P.
$ TC US$ TC $
1.000.000,00 5,20 192.307,69 6,50 1.250.000,00

Como se ve claramente en el ejemplo, por el mecanismo de “traducción”, los “pesos de


transacción” (M.T. = $1.000.000) difieren de los “pesos de presentación” (M.P = $1.2500.000).
La diferencia refleja la exposición del capital invertido en la entidad a los cambios en la
paridad entre la moneda funcional y la moneda de presentación. Este concepto es novedoso
para nuestra cultura contable, donde siempre hemos analizado solo la exposición de la posición
monetaria (en moneda extranjera) neta de una entidad a los cambios en la paridad entre la
moneda argentina y la(s) moneda(s) extranjera(s) (cuando las transacciones se denominan en
cualquier moneda distinta de la moneda argentina y posterior a la transacción subsisten saldos
de carácter monetario).

A tal punto estos conceptos resultaron novedosos para nuestro entorno económico, que al
adoptar las NIIF, la CNV debió brindar directrices adicionales sobre el enfoque práctico que
deberían seguir las entidades obligadas a aplicar las NIIF para solucionar algunos conflictos
entre las exigencias de las NIIF y las exigencias legales.

1.4.3. Nuestra posición sobre el tema


El enfoque de las NIIF de emplear como moneda de medición a la funcional de cada entidad
individual ha sido criticado bajo diferentes argumentos.
Uno de ellos sostiene que este enfoque podría dar lugar a discrecionalidades por parte de las
entidades (ya que podrían “forzar” sus análisis para que la moneda funcional sea la más
conveniente a sus objetivos). Sin embargo, no nos parece que esa crítica sea atendible para
ponderar la calidad del enfoque, ya que apela al riesgo moral como fundamento, y este es
transversal a todo el proceso de preparación de la información contable (y a todas las acciones
humanas, en general).
Creemos que la crítica más atendible al enfoque propuesto por el IASB es que si en un mismo
país se empleasen monedas de medición diferentes podría malograrse la comparabilidad de la
información. Sin embargo, en nuestra opinión, contrario sensu a lo expuesto, este enfoque
mejora la comparabilidad, ya que ante el fenómeno de la globalización, la moneda local podría
no ser, necesariamente, la que mejor describa el efecto de las transacciones de una entidad, y
por lo tanto algunas entidades podrían representar inadecuadamente su realidad económica.

Por ejemplo, una entidad cuya estructura de ingresos y de costos está fuertemente influenciada
por el dólar estadounidense, si emplease como unidad de medida al peso argentino reconocería
resultados por diferencias de cambio vinculados a las partidas monetarias de activos y pasivos
originalmente denominadas en la moneda norteamericana. Sin embargo, tales resultados no
serían una imagen fiel de los riesgos de mercado –asociados a la paridad cambiaria– a los que la
entidad está en verdad expuesta.

Por lo tanto, en nuestra opinión es conveniente que la preparación de los estados financieros se
haga bajo el enfoque de la moneda funcional, ya que:
a) produce información que es una aproximación más razonable a la forma en que
consideran el fenómeno monetario los agentes de los mercados para tomar decisiones
respecto de entidades que operan en entornos globales;
b) no tendría, necesariamente, consecuencias prácticas masivas: la evidencia muestra que
en el entorno económico argentino, fueron muy pocas las empresas que al adoptar las
NIIF determinaron una moneda funcional diferente del peso; pero las que lo hicieron
alcanzaron una mejor representación de su realidad económica.

1.5. Reconocimiento de obligaciones. El papel de la incertidumbre y el umbral de


probabilidad

1.5.1. Consideraciones previas

Al margen de aspectos terminológicos, hoy existe una disimilitud indiscutible entre las NCPA y
las NIIF: el umbral que cada cuerpo normativo establece a los fines del reconocimiento de los
pasivos. Diferencia que podría amplificarse si los estándares internacionales incorporaran las
propuestas contempladas en el documento de discusión de su marco conceptual.

1.5.2. Descripción de las diferencias

Umbral de probabilidad: Las NCPA comparten con las NIIF una definición básica acerca de
los pasivos: deben incluirse en los estados contables tanto las obligaciones de origen legal o
contractual como las implícitas, en la medida en que cumplan los requisitos establecidos para su
reconocimiento. Es, precisamente, en el campo del reconocimiento donde sus caminos se
bifurcan pues el umbral de probabilidad contemplado en las NIIF difiere del exigido por
las normas argentinas:

El párrafo 15 de la NIC 37 “considera que el suceso ocurrido en el pasado ha dado


lugar a una obligación presente si, teniendo en cuenta toda la evidencia disponible al
final del periodo sobre el que se informa, es mayor la probabilidad de que exista una
obligación presente que de lo contrario”15. En definitiva, las expectativas de
cancelación que tenga la entidad deben resultar más probables que improbables.

La sección 4.1.2 de la RT 16 dispone que un ente tendrá un pasivo cuando la


cancelación de la obligación sea “(en caso de ser contingente) altamente probable”.

Pasivos contingentes: Otra diferencia identificada solo tiene carácter terminológico (aunque
aparentemente refleje cuestiones de fondo). Mientras la NIC 37 define a las provisiones como
“un pasivo en el que existe incertidumbre acerca de su cuantía o vencimiento”16, reserva el
mote de “contingente”17 para:

Una obligación posible “cuya existencia ha de ser confirmada sólo porque ocurran o
no ocurran uno o más hechos futuros sucesos inciertos18 que no están enteramente bajo
el control de la entidad” o

Una obligación presente no reconocida porque no satisface el umbral de probabilidad


o no puede medirse con fiabilidad.

Según RT 16 y 1719 deben reconocerse los pasivos contingentes mientras los hechos futuros (no
controlables por la entidad) sean altamente probables.

¿Por qué afirmamos que dichas definiciones no entrañan más diferencias de fondo que la del
umbral de probabilidad?

En primer lugar porque las RT 16 y 17 requieren que las obligaciones presentes sean
reconocidas siempre que su cancelación sea ineludible o altamente probable y deriven
de hechos no controlables por la entidad.

Aunque la NIC 37 limita la incertidumbre a la cuantía o vencimiento de la obligación,


ilustra sus disposiciones con ejemplos que evidencian la presencia de otros factores
inciertos. Además, en su párrafo 12, aclara que “todas las provisiones son de
naturaleza contingente” a pesar de que reserva esa denominación para los casos
particulares mencionados antes.
En definitiva, tanto para las NIIF como para las NCPA, la incertidumbre está más
vinculada con los resultados esperados (salida de recursos que incorporan beneficios
económicos futuros) que asociada a la existencia misma de la obligación20.

Queda entonces una diferencia clave: el umbral de probabilidad.

Las diferencias podrían ampliarse en el futuro si se aprobaran las definiciones de activos y


pasivos sugeridas por el IASB en el DP/2013/1; documento que propone eliminar la noción de
que las entradas o salidas futuras deben ser “esperadas”. En efecto, según su tenor:

Un activo “es un recurso controlado por la entidad como resultado de


acontecimientos pasados”;

Un pasivo “es una obligación presente de la entidad de transferir un recurso, como


resultado de acontecimientos pasados” y

Un recurso “es un derecho, u otra fuente de valor, capaz de producir beneficios


económicos”.

En ese esquema, la incertidumbre no constituye un factor que determina el reconocimiento


de un activo o un pasivo sino que incide en su medición. “Algunos enfoques de medición
pueden crear un umbral de reconocimiento implícito. Por ejemplo, si un elemento es medido al
resultado más probable, y este a su vez es cero, será entonces medido a cero (en efecto, lo
mismo que no ser reconocido). Por consiguiente, el resultado de las decisiones de
reconocimiento reflejará no solo los criterios de reconocimiento, sino también la medición que
será usada para los elementos que son reconocidos”21.

1.5.3. Nuestra posición sobre el tema


Es el umbral de probabilidad, y no la definición de “pasivos contingentes”, lo que distingue en
última instancia a las NIIF de las NCPA en materia de reconocimiento de los pasivos que la
NIC 39 denomina “provisiones”.

En el cuadro siguiente confirma nuestra afirmación anterior y nos permite observar los
diferentes tratamientos que las normas analizadas atribuyen a las obligaciones presentes,
surgidas de sucesos pasados:
Características de la Tratamiento según las NIIF Tratamiento según las RT
obligación presente

Altamente probable y Se reconoce como pasivo. Se reconoce en los estados contables,


como “pasivo contingente” o
Cuantificable Es una provisión, no considerada “previsión”.
“pasivo contingente”.

Más probable que Se reconoce como pasivo. No se reconoce como pasivo.


improbable (pero
Es una provisión, no considerada Es considerada “pasivo contingente”.
menos que
“pasivo contingente”.
Se informa en notas.
altamente probable) y

Cuantificable

Menos probable que No se reconoce como pasivo. No se reconoce como pasivo.


improbable y
Es considerada “pasivo Es considerada “pasivo contingente”.
No remota contingente” (los hechos futuros
son calificados como “inciertos’). Se informa en notas.

Se informa en notas.

Remota No se informa en los estados No se informa en los estados


financieros. contables.

Es considerada “pasivo Es considerada “pasivo contingente”.


contingente” (los hechos futuros
son calificados como “inciertos’).

No cuantificable Es considerada “pasivo Es considerada “pasivo contingente”.


contingente”.
Se informa en notas según sea su
Se informa en notas según sea su grado de probabilidad.
grado de probabilidad.

Finalmente, creemos que deben explorarse las nuevas propuestas del IASB acerca del
tratamiento de la incertidumbre. Mientras sea posible realizar mediciones que contemplen dicho
factor, cualquiera sea el nivel de probabilidad de la entrada o salida futura de recursos, podría
aumentar el potencial predictivo de los estados financieros. Como contrapartida será necesario
sopesar cuidadosamente el balance entre costos y beneficios y establecer guías tanto para
facilitar la medición como para evitar discrecionalidades. Por ejemplo, mediante normas que
establezcan jerarquías similares a las requeridas para las mediciones a valor razonable.
En definitiva, si existieran mercados activos para todos los pasivos sus cotizaciones
contemplarían la incertidumbre del mismo modo que, digamos, el precio de un título de deuda
depende (entre otras variables) de la percepción que los participantes de mercado tengan sobre
la incertidumbre asociada a dichos papeles.

Mientras sea posible medir de modo fiable una provisión, contemplando en dicha medición la
incidencia de la incertidumbre, los estados financieros ganarán relevancia pues sacarán a la luz
pasivos que bajo las normas vigentes podrían permanecer “fuera del balance”.
1.6. Reconocimiento en base a los contratos versus reconocimiento en base a los hechos
sustanciales generadores de las correspondientes variaciones patrimoniales
1.6.1. Descripción de las diferencias
En el texto de las NCPA encontramos pocas orientaciones que colaboren para lograr un
reconocimiento de las transacciones que afectan al patrimonio de una entidad de la forma más
aproximada posible a la(s) realidad(es) que se pretende(n) describir en los estados contables22.
El principio rector o fundamental de esta cuestión se encuentra en la sección 2.2 de la RT 17,
donde se indica que “los efectos patrimoniales de las transacciones y otros hechos deben
reconocerse en los períodos en que ocurren, con independencia del momento en el cual se
produjeren los ingresos y egresos de fondos relacionados”. Luego, en la sección 4.7 de la
misma RT, se amplía este principio, indicando que las transacciones con los propietarios y
equivalentes23 y los resultados “deben reconocerse en los períodos en que se produzcan los
hechos sustanciales generadores de las correspondientes variaciones patrimoniales”. A estos
efectos –agrega la RT 17–, “la sustancia y realidad económica de los hechos y operaciones
deberá primar por sobre su forma legal”. Sin embargo –reforzando lo ya señalado– los
principios de “análisis de la realidad económica” y “hechos sustanciales generadores” no
presentan guías demasiado precisas para su aplicación24.
En el ámbito de las NIIF, el Marco Conceptual señala que “los cambios en los recursos
económicos y en los derechos de los acreedores de la entidad que informa proceden del
rendimiento financiero de esa entidad (…) y de otros sucesos o transacciones”. Si bien existe
similitud entre este enunciado con el incluido al comienzo de la sección 4.7 de la RT 17, luego
en las NIIF de aplicación particular se presentan guías mucho más precisas sobre cómo
reconocer los efectos de las transacciones que las incorporadas en las NCPA.
Tales guías son –en realidad– una descripción de cómo desentrañar los efectos financieros que
podrían afectar la posición financiera futura de la entidad como consecuencia del cumplimiento
de los contratos en los que esa entidad es parte, a partir de un desmenuzamiento de los mismos.
Si bien, las guías incluidas en la NIC 18 (para reconocer ingresos provenientes de venta de
bienes, prestaciones de servicios, intereses, dividendos y regalía), en la NIC 11 (para reconocer
ingresos provenientes de contratos de construcción) y en otras normas interpretativas (como ser,
la CINIIF 13, la CINIIF 15, la CINIIF 18 y la SIC 31) ya eran mucho más exhaustivas que las
incorporadas en las NCPA, en mayo de 2014 el IASB emitió una nueva norma para reconocer
los ingresos proveniente de los contratos con los clientes de una entidad, que reemplazará de
forma efectiva a todas las normas antes mencionadas en los períodos económicos anuales que
comiencen a partir del 1 de enero de 2017.
Esta nueva norma –la NIIF 15– pone su énfasis en la identificación de cuándo se deberán
cumplir las distintas “obligaciones de desempeño”25 que deberá satisfacer una entidad en
relación con sus clientes, para distribuir así el precio del contrato a medida que se cumplan tales
obligaciones. De este modo, se radicaliza la necesidad de comprender de una manera profunda
los efectos financieros de todo contrato con un cliente (es decir, de aquello a lo que la entidad se
obliga respecto de la contraparte) para lograr una representación fiel de la(s) transacción(es), de
forma que se aporte información relevante sobre el principal componente del rendimiento de la
entidad: el importe de sus ingresos para un determinado período.

1.6.2. Análisis del tema. Fundamentos de cada una de las posiciones


Desde nuestra visión, la diferencia fundamental entre los conceptos de las NCPA y los de
las NIIF sobre este tópico radica –una vez más– en la preponderancia que existe en las
NIIF del carácter predictivo de la información financiera.
En nuestro marco normativo nacional, ponemos énfasis en “asignarle a cada período lo que le
corresponde”, siendo así la periodización (es decir, la distribución entre períodos) lo que orienta
la forma que se reconocerán los resultados de las transacciones. Las NIIF, en cambio, ponen de
relieve que:
a) la información sobre las transacciones ayuda a comprender el rendimiento de una
entidad y proporciona un indicador de la medida en que ha cumplido con sus
responsabilidades de hacer un uso eficiente y eficaz de los recursos de la entidad que
informa; y
b) la información sobre la variabilidad y componentes de esa rentabilidad es especialmente
importante, para evaluar la incertidumbre de los flujos de efectivo futuros.

En palabras del propio Marco Conceptual del IASB, “la información sobre el rendimiento
financiero pasado de la entidad que informa y la medida en que su gerencia ha cumplido con
sus responsabilidades es habitualmente útil para predecir la rentabilidad futura de los recursos
económicos de la entidad.”
Este distinción la podemos basar yendo a la génesis de todo esto, y centrándonos en la
definición de devengado (o base de acumulación): las NCPA nos presentan a la hipótesis de
devengado como una herramienta de periodización (devengado basado en el período),
mientras que para las NIIF, este concepto está asociado al reconocimiento de los elementos
de los estados financieros – activos, pasivos, ingresos y gastos– (devengado basado en el
reconocimiento) más que a una forma de resolver la periodización de los resultados y otras
transacciones.
Esta distinción entre “devengado como herramienta de periodización” y “devengado como
herramienta de reconocimiento” parecería ser una mera especulación intelectual, sin efectos
prácticos para los emisores de estados financieros. Sin embargo, la formulación de un
devengado basado en el reconocimiento es lo que, en el ámbito de las NIIF:
a) no nos permite defender el diferimiento de ciertos ingresos o gastos (nos lleva a su
reconocimiento inmediato en resultados en el período en que satisfacen los criterios de
reconocimiento propuestos por estas normas); y
b) se deriva otro cambio conceptual profundo: las NIIF no incorporan como principio o
hipótesis fundamental la correlación (o apareamiento) de ingresos con gastos (haciendo
así de forma explícita26); más bien, este tradicional “argumento contable” podría
convertirse en una herramienta práctica para la aplicación de ciertos conceptos que sí
resultan de la articulación de principios e hipótesis en los que las NIIF se basan.

1.6.3. Nuestra posición sobre el tema


Creemos que las NIIF adoptan un enfoque más realista para analizar las consecuencias que el
cumplimiento de los contratos tendrá sobre el patrimonio de una entidad, y que así se logra
mejor información para que el usuario pueda inferir las consecuencias que el cumplimiento de
los mismos tendrá sobre la posición financiera futura y los flujos futuros de caja (en términos
netos) de cada entidad. Por otro lado, la forma en que se articulan los principios de las NIIF de
aplicación particular con los postulados de su propio marco conceptual guarda una mayor
coherencia que la forma en que lo hacen las NCPA.
Entendemos que resulta necesario revisar las NCPA, de forma que se articulen soluciones más
precisas sobre un tema tan importante y que afecta de una forma esencial a los indicadores
fundamentales de la gestión que los usuarios de los estados contables evalúan habitualmente al
emplear los estados contables de las entidades en un proceso de toma de decisiones.

2. ASPECTOS DE PRESENTACIÓN

2.1. Mantenimiento del capital financiero: resultado integral versus resultado del ejercicio
más resultados diferidos
2.1.2. Capital a mantener financiero o físico.
Para medir los resultados acumulados y las ganancia o pérdida asignable a cada período es
necesario determinar previamente que debe entenderse por capital invertido a mantener.
Bajo el concepto de mantenimiento del capital financiero se obtiene ganancia solo si el
importe financiero (o monetario) de los activos netos al final de periodo excede al
importe financiero (o monetario) de los activos netos al principio del mismo, después de
excluir los aportes de los propietarios y las distribuciones hechas a los mismo en ese
periodo. El mantenimiento del capital financiero puede ser medido en unidades
monetarias nominales o en unidades de poder adquisitivo constante.
Bajo el concepto de mantenimiento del capital físico se obtiene ganancia solo si la
capacidad productiva en términos físicos (o capacidad operativa) de la entidad al final del
periodo (o los recursos o fondos necesarios para conseguir esa capacidad) excede a la
capacidad productiva en términos físicos al principio del periodo, después de excluir los
aportes de los propietarios y las distribuciones hechas a los socios durante ese periodo.
La mayoría de los autores y de los organismos emisores de normas contables prefieren la
aplicación del criterio de capital financiero. Esto se debe no sólo a las dificultades de aplicación
del capital físico sino también a otros aspectos entre los cuales cabe destacar por ejemplo el
hecho que las entidades persiguen entre otros objetivos el de ganar dinero y no el de mantener
una determinada capacidad productiva y por lo tanto el capital operativo puede cambiar si es
que no se logra tal objetivo o si estos son cambiados, etc.
En las normas argentinas, la RT16 menciona que, dado que en dicho documento se considera
aportes al conjunto de los aportes de los propietarios incluyendo tanto al capital suscripto
(aportado o comprometido a aportar) como a los aportes no capitalizados esto implica la
adopción del criterio de que el capital a mantener es el financiero y no el que define un
determinado nivel de actividad (habitualmente denominado capital físico)27 28.
No obstante el propósito señalado en la RT 16, algunas normas argentinas29 requieren por
ejemplo que algunas ganancias y pérdidas devengadas sean excluidas del resultado del periodo
y se traten dentro de un rubro del capítulo de patrimonio neto, cuando deberían ser tratadas, bajo
el concepto de capital a mantener financiero, como resultado del periodo, si han sido causadas
por cambios de precios ocurridos durante el mismo.
Por otro lado, en el marco conceptual del IASB:
se mencionan tanto al concepto de capital a mantener financiero como al de capital a
mantener físico; pero
no se “toma partido” por ninguno de los dos criterios.
No obstante lo indicado, las NIIF al incorporar el concepto de resultado integral –que
comprende el resultado del período (ingresos menos gastos) y otro resultado integral adopta en
la práctica un modelo de capital a mantener financiero.
En el párrafo anterior se mencionó una clasificación de resultados que incorpora la NIC 1
Presentación de Estados Financieros pero que no está tipificada en las NCPA: el otro resultado
integral (ORI) (que es parte integrante del resultado integral total del período).
La NIC 1 sólo señala los algunos componentes del ORI, entre los que se incluyen:
a) cambios en el superávit de revaluación (NIC 16 Propiedad, Planta y Equipo y la NIC 38
Activos Intangibles;
b) nuevas mediciones de los planes de beneficios definidos
c) ganancias y pérdidas producidas por la conversión de los estados financieros de un
negocio en el extranjero.
d) ganancias y pérdidas procedentes de inversiones en instrumentos de patrimonio
medidos al valor razonable con cambios en otro resultado integral.
e) la parte efectiva de ganancias y pérdidas en instrumentos de cobertura en una cobertura
del flujo de efectivo.
f) para pasivos financieros designados como a valor razonable con cambios en resultados,
el importe del cambio en el valor razonable que sea atribuible a cambios en el riesgo de
crédito propio del pasivo.

Además algunas ganancias y pérdidas reconocidas en ORI se reclasifican a resultado del


período cuando se cumplen ciertas condiciones o en el momento indicado por las Normas
específicas30. A tal reclasificación algunas veces se hace referencia como reciclado.
Podríamos decir, entonces, que tomadas en su conjunto las partidas incluidas en el resultado
integral total (ganancia o pérdida del período y ORI del período) representan la rentabilidad que
una entidad ha obtenido de sus recursos económicos.
Como vemos estos conceptos son tratados en la NIC 1 dado que el marco conceptual existente
no trata específicamente la presentación del rendimiento financiero en el (los) estado(s) de
resultado del período y ORI.
En cambio, el Documento de Debate para la revisión del Marco Conceptual para Información
Financiera31 , en la Sección 8 trata la presentación de resultado del período y otros resultados
integrales (ORI). En este documento se presentan distintos enfoques en consulta para abordar
cuestiones tales como qué distingue a las partidas de ingresos y gastos que son reconocidas en
resultado del período de aquellas reconocidas en ORI y que partidas reconocidas en ORI en un
periodo deben reclasificarse (reciclarse) en resultados del período y porqué.
Como se observa aún no se han desarrollado claramente los principios para determinar los
criterios para la inclusión de las partidas en resultados del período o en otro resultado integral y
cuándo estas últimas deben reclasificarse, de corresponder, en resultados del período.
Como mencionamos anteriormente, la categoría “ORI” no está tratada en las normas argentinas,
aunque algunos de los conceptos que se incluyen allí bajo las NIIF son tratados en las NCPA
como Resultados Diferidos-es decir de componentes del Patrimonio que no se originan en
transacciones con propietarios ni en resultados- contradiciendo el criterio de capital a mantener
financiero adoptado por nuestra normativa.
Consideramos, coincidiendo con la opinión del IASB en este documento, que las partidas
expuestas en resultados del período, ya sea expuestas como un total o subtotal, son la fuente
principal de información sobre la rentabilidad de una entidad por sus recursos económicos.
Agrupar ítems de ingresos y gastos que son similares, o tienen similar valor predictivo, puede
hacer que la información sea más comprensible y fácil de utilizar. El reconocimiento de una
partida en ORI será correcto solamente cuando tal presentación aumente la relevancia de los
resultados del período para poder tomar decisiones sobre la provisión de recursos a una entidad.
El reconocimiento de una partida de ingreso o gasto en ORI aumentará la relevancia de la
ganancia o pérdida si ello hace que la rentabilidad proveniente de los recursos económicos
presentada bajo resultados del período sea más comprensible o más transparente o aumente el
valor predictivo de las partidas bajo resultados del período.
Entre los casos considerados que cumplirían este requisito se encuentran aquellos en los que se
considere que la medición en el estado de situación financiera debe diferir de aquella utilizada
en resultados del período y en ese caso utilizar el ORI como un puente entre ambas mediciones
hasta su confluencia.
Otro de los casos analizados son aquellos en los que las mediciones de partidas relacionadas no
se efectúan de la misma manera o en forma simultánea, como el caso de los instrumentos
derivados utilizados como instrumentos de cobertura.
Creemos que es muy importante que el IASB defina con precisión los conceptos subyacentes en
cada una de las categorías de resultados propuestas para facilitar la comprensión de dichos
conceptos por los usuarios.

2.1.4. Nuestra posición sobre el tema


En relación con el concepto de capital a mantener consideramos que lo más apropiado, en
función de lo expresado previamente, es que debe ser el financiero.
A su vez consideramos conveniente que la FACPCE reconsidere el tratamiento de los resultados
diferidos, contemplando la presentación del estado de resultados integrales e incorporando
aquellos como una sección de dicho estado, ya que son inconsistentes con la definición de
capital a mantener financiero adoptada en nuestro marco conceptual.
2.2. Clasificación de activos y pasivos en corrientes y no corrientes:
2.2.1. Consideraciones previas
La clasificación de activos y pasivos en corrientes y no corrientes es una característica común a
la mayoría de los sistemas normativos contables, pero este concepto general admite algunas
consideraciones particulares que no son coincidentes entre los casos bajo análisis.
Hemos identificado algunas diferencias conceptuales que consideramos importantes y que
describimos a continuación:
1. Clasificación “corriente y no corriente” obligatoria o sólo cuando proporciona
información fiable y más relevante
2. Ciclo operativo vs ciclo anual - El sistema mixto de las NIIF
3. Conversión en efectivo o equivalentes vs realización o consumo
4. Influencia de las restricciones a la disponibilidad de activos en la clasificación C y NC
5. Activos no corrientes que se destinan a cancelar pasivos corrientes
6. Obligaciones: Expectativas (probabilidad) vs obligación – Conducta del acreedor y de
la entidad – Hechos posteriores – Conceptos subyacentes en las mediciones a VR
Desarrollamos a continuación el análisis de cada una de estas diferencias.

2.2.2 Clasificación “corriente y no corriente” obligatoria o sólo cuando proporciona


información fiable y más relevante
2.2.2.1 Desarrollo del tema
La NCPA que trata este tema es la RT 8 y define, sin opción en contrario, que los activos y
pasivos deben clasificarse en corrientes y no corrientes. La NIC 1, que trata el mismo tema,
permite una excepción al uso de este criterio y es en el caso en que la información que producen
las entidades resulta fiable y más relevante cuando presentan sus activos y pasivos en orden
ascendente o descendente de liquidez.
El efecto práctico de esta norma es la aplicación de esta opción por las entidades cuya actividad
principal es la financiera. Resulta necesario aclarar que en nuestro país las entidades financieras
presentan su información de acuerdo con normas del Banco Central de la República Argentina
(BCRA), que no incluye la clasificación “corriente- no corriente”.
2.2.2.2 Nuestra posición sobre el tema
En nuestra opinión, la opción que contemplan las NIIF y que en la práctica usan las entidades
financieras argentinas, es la opción más adecuada. Nuestra sugerencia es que la RT8, que
contempla las normas generales de presentación de la información financiera contenga la opción
y que las normas particulares de presentación (como las RT 9, RT 11 y RT 24) requieran la
forma alternativa que mejor represente la información para el sector para el que han sido
emitidas.
2.2.3. Ciclo operativo vs ciclo anual: el sistema mixto de las NIIF
2.2.3.1 Desarrollo del tema
La NCPA que trata este tema es la RT8 que contempla, en relación con la clasificación como
corrientes y no corrientes de activos y pasivos, que la referencia para la clasificación es 12
meses a partir de la fecha de cierre del período contable.
En cambio, la Norma Internacional referida (NIC 1) contiene, entre las definiciones de activo la
siguiente: “… o tiene la intención de venderlo o consumirlo en su ciclo normal de operación;”.
En relación con el pasivo, la definición incluye el siguiente concepto “… espera liquidar el
pasivo en su ciclo normal de operación;”
Es decir que, aplicando los conceptos de la norma internacional, todos los rubros vinculados al
ciclo operativo (cuentas a cobrar por ventas, inventarios, cuentas a pagar comerciales, algunos
activos y pasivos fiscales, etc.) son por definición corrientes, pues siempre su expectativa de
cancelación será en los plazos del ciclo operativo, entendido como el período que transcurre
desde el inicio del proceso de adquisición de las materias primas y otros elementos hasta la
cobranza de la venta de los productos finales. Las NIIF además requieren que se revele la
información de vencimientos por fechas tanto dentro del período corriente como el no corriente.

2.2.3.2 Nuestra posición sobre el tema


En nuestra opinión, la alternativa más adecuada es la que contempla suministrar la información
tanto por ciclo operativo, que facilita la correlación con la financiación operativa, como la de 12
meses hasta convertirse en efectivo, que facilita sobremanera el pronóstico de flujos de fondos
futuros
Nuestra sugerencia al respecto es que la normativa debiera requerir para quienes tienen ciclos
operativos que exceden de 12 meses de plazo debieran presentar la información por ciclo
operativo en el cuerpo de los estados contables y la clasificación por transformación en efectivo
a 12 meses en la información complementaria. Cuando una entidad no tenga un ciclo operativo
único relevante, por tener actividades importantes que tienen ciclos operativos notoriamente
diferentes, deberá revelar en la información complementaria los datos correspondientes a cada
una de las unidades de negocio diferentes que permitan obtener información sobre cada uno de
ellos, en particular lo relacionado con la rotación de los inventarios.

2.2.4. Conversión en efectivo o equivalentes vs realización o consumo


2.2.4.1 Desarrollo del tema
Continuando con el análisis de la clasificación en corrientes y no corrientes, la NCPA (RT 8)
que trata este tema contempla, en relación con el plazo necesario para que un activo sea
considerado como corriente, que debe esperarse que su “conversión en dinero efectivo” sea 12
meses a partir de la fecha de cierre del período contable. En cambio la NIC 1 referida
reiteradamente expresa que el tiempo que debe considerarse en relación con un activo es aquel
en que se espera “…venderlo o consumirlo…”.
Esto plantea una diferencia conceptual significativa, ya que el consumo de un activo, en general
resulta en la creación de otro activo no financiero. Un ejemplo típico es el consumo de materia
prima o materiales para la elaboración de productos en proceso o terminados.
2.2.4.2 Nuestra posición sobre el tema
En nuestra opinión, la opción más adecuada, es la que correlaciona con la opción del ciclo
operativo o tiempo que se describió en el punto anterior, que determina que todos los ítems que
componen el ciclo operativo se convierten en efectivo durante el mismo, por definición del ciclo
operativo. Información que facilite el cálculo de la liquidez necesaria, asociada al concepto de
capital de trabajo es muy relevante para los usuarios de la información, así como la del tiempo
es relevante para la proyección de los flujos de fondos.

2.2.5. Influencia de las restricciones a la disponibilidad de activos en la clasificación


“corriente y no corriente”
2.2.5.1 Desarrollo del tema
El tratamiento de las normas bajo análisis del tema muestra algunas aristas distintas que nos han
llevado a identificarlo como un aspecto diferencial.
La NCPA (RT 8) en relación con este tema lo contempla sin expresarlo específicamente, ya que
en relación con las restricciones a la disponibilidad expresa cuando describe las condiciones
para ser activo corriente: “… Los saldos de libre disponibilidad en caja y bancos”
La NIC 1 expresa con más precisión lo siguiente: “..el activo es efectivo o equivalente al
efectivo (como se define en la NIC 7) a menos que éste se encuentre restringido y no pueda ser
intercambiado ni utilizado para cancelar un pasivo por un ejercicio mínimo de doce meses
después del ejercicio sobre el que se informa.
2.2.5.2 Nuestra posición sobre el tema
En nuestra opinión el tema es lo suficientemente importante como para que esté explícitamente
tratado en la norma, por lo que coincidimos con la descripción que la NIC 1 hace de las
diferentes formas de restricción.

2.2.6. Activos no corrientes que se destinan a cancelar pasivos corrientes


2.2.6.1 Desarrollo del tema
La capacidad de un activo de utilizarse para cancelar pasivos corrientes es un tema que sólo ha
sido considerado por una de las normas aplicables
La NCPA (RT8) en relación con este tema incluye la siguiente expresión en la descripción de
los activos corrientes “… Los activos que por disposiciones contractuales o análogas deben
destinarse a cancelar pasivos corrientes”.
La Norma Internacional (NIC 1) no contempla esta situación, por lo que este tipo de
alternativas, no muy frecuentes pero tampoco extremadamente raras, no podrían ser clasificadas
como corrientes bajo este entorno normativo.
2.2.6.2 Nuestra posición sobre el tema
En nuestra opinión el tratamiento que la RT 8 hace del tema es adecuado y debiera ser
contemplado por la normativa internacional.

2.2.7. Obligaciones: expectativas (probabilidad) vs obligación contractual. Conducta del


acreedor y de la entidad. Hechos posteriores
2.2.7.1 Desarrollo del tema
Es en el tratamiento de los pasivos corrientes en donde se identifican algunas de las mayores
diferencias conceptuales entre ambos conjuntos normativos, ya que en la NCPA se priorizan las
expectativas sobre lo que realmente va a suceder y en la norma Internacional se le da
prevalencia a la forma jurídica de los instrumentos vigentes hasta la fecha de cierre del período
contable.
La NCPA (RT8) en relación con el tema incluye una definición muy corta pero conceptual con
peso en lo que se espera realmente va a ocurrir, incluyendo específicamente entre sus pautas
para la clasificación : “…La intención de los órganos del ente respecto de sus bienes, derechos
u obligaciones” y “….La información adicional que pueda obtenerse hasta la fecha de emisión
de los estados contables, que contribuya a caracterizar a las partidas como corrientes o no
corrientes”.
Es decir que las intenciones de los administradores priman sobre las obligaciones contractuales
cuando ambas difieren a la fecha de cierre de los estados contables y se consideran a los hechos
posteriores al cierre como causas que generan ajustes a los estados contables en proceso de
emisión.
La NIC 1 expone a título de ejemplo de la clasificación situaciones que muestran una conducta
totalmente opuesta; es decir, le da prioridad a la letra escrita a la fecha de cierre del período
contable y se considera a los hechos posteriores como eventos que no generan ajuste a los
estados financieros en proceso de emisión. Un ejemplo de esta situación está dada por las
demoras en pagos del principal e intereses que contractualmente darían al acreedor la potestad
de dar por cancelado el plazo de financiación y cobrar toda la deuda pero que en numerosas
oportunidades anteriores han ocurrido y nunca ha ejercitado esta opción y es altamente probable
que continúe con la misma actitud, a lo mejor constatada con hechos posteriores. En el caso
mencionado la referida norma internacional manda exponer toda la deuda como corriente,
apartándose claramente de lo que son las expectativas de lo que va a ocurrir en la realidad. Otro
ejemplo es la cancelación de obligaciones mediante la entrega de instrumentos de patrimonio
propios. La norma Internacional usa como elemento relevante a la parte que tiene el derecho de
ejercitar la opción. Una visión basada en lo que se espera va a ocurrir pondría énfasis en la
probabilidad que la obligación sea cancelada mediante la entrega de instrumentos de patrimonio
sin considerar cuál de las partes tiene la opción.
2.2.7.2 Nuestra posición sobre el tema
En nuestra opinión, si bien la mayor parte de los razonamientos para la aplicación de la NCPA
se deducen de la definición y pocas aclaraciones, el tratamiento conceptual de la NCPA es el
más adecuado. En nuestra opinión los criterios que utiliza la norma internacional para la
presentación de los activos y pasivos financieros no son consistentes con los criterios de
medición a valor razonable que las mismas normas utilizan, ya que esta medición tiene base en
el cálculo de las probabilidades de que determinados eventos ocurran y considera en forma
preponderante los cursos de acción esperados. Las NCPA debieran requerir en notas que se
explique que se han modificado los saldos al cierre en virtud de un hecho posterior.

2.3. Descubiertos Bancarios: recurso financiero versus fuente de financiación.

2.3.1. Descubiertos bancarios. Descripción de la diferencia:


Se trata del diferente tratamiento que dan las normativas bajo análisis respecto a la
consideración en el estado de Flujo(s) de efectivo de los descubiertos bancarios o giros en
descubierto. Las NCPA los trata como una fuente de financiación. Las NIIF permiten
considerarlos como una fuente de financiación o como un componente de los recursos
financieros, bajo ciertas circunstancias.

2.3.2. Ubicación del tema en las normativas objeto de comparación


Las consideraciones acerca de la presentación del estado de flujo de efectivo, en las normas
locales, tanto respecto a la materia, o sea a los componentes patrimoniales cuya variación se
debe informar, como a su estructura, se encuentran en la RT 8. Capítulo VI Estado de Flujo de
Efectivo. En la RT 9 se incluyen modelos cuya estructura debe ser respetada por los entes
comprendidos en el alcance.
Las normas referidas, han receptado en general lo previsto por la NIC 7. Estado de Flujos de
Efectivo que establece los requerimientos para la presentación y revelación de información
sobre flujos de efectivo. Es también la NIC 1 en su párrafo 111 la que hace referencia a la
utilidad de la información sobre flujos de efectivo que proporciona a los usuarios de los estados
financieros una base para evaluar la capacidad de la entidad para generar efectivo y equivalentes
al efectivo y las necesidades de la entidad de utilizar esos fondos.
Ambas normativas –NCPA y NIIF– requieren que la entidad revele o exponga en la
información complementaria los componentes del efectivo y equivalentes del mismo. También
exigen la conciliación entre el “efectivo y sus equivalentes” considerado en el estado de flujo(s)
de efectivo y las partidas correspondientes informadas en el estado de situación patrimonial
cuando estos no son coincidentes.
Si bien, salvo lo indicado más arriba, existe coincidencia entre ambas normativas acerca de la
caracterización de los equivalentes de efectivo, la NIC 7 en su párrafo 8 expresa que en algunos
países, los sobregiros exigibles en cualquier momento por el banco, forman parte de la gestión
del efectivo de la entidad. Y en tales circunstancias tales sobregiros se incluyen como
componentes del efectivo y equivalentes al efectivo. Justifica tal inclusión indicando que la
característica de los acuerdos bancarios que regulan los sobregiros, u operaciones similares, es
que el saldo del banco fluctúa constantemente de deudor a acreedor.
La NIC 7 en su párrafo 46 señala que las entidades revelarán los criterios adoptados, para
determinar la composición de la partida “efectivo y equivalentes al efectivo”, en razón de la
variedad de prácticas de gestión de efectivo y de servicios bancarios relacionados con ella en
todos los países del mundo. Esto, en razón de la posibilidad de las entidades de considerar los
sobregiros como recursos financieros bajo ciertas circunstancias.
En la RT 8, tales descubiertos bancarios nunca forman parte del efectivo y equivalentes,
constituyendo por consiguiente sus cambios causas de variación tipificadas como actividades de
financiación, o sea se consideran transacciones con proveedores de préstamos.

2.3.3. Nuestra posición sobre el tema


El tratamiento dado al tema por las normas locales consideramos reduce las divergencias en la
práctica y ello da lugar a estados contables más fáciles de comprender por los usuarios. Si los
giros en descubierto constituyen en la situación patrimonial de la entidad un pasivo (obligación
de depositar lo acordado y utilizado) es razonable que la utilización del mismo al girar en
descubierto sea una fuente de financiación en el estado de flujo de efectivo.
Podría ocurrir al aplicar la NIC 7, o sea al considerar dichos giros como recurso financiero, que
el efectivo y sus equivalentes, al inicio y/o al cierre del período fueran importes negativos al
superar dichos giros a la suma del resto de los recursos, y ello traería confusión a los usuarios.
No obstante, si el descubierto es utilizado del modo que sugieren las NIIF, consideramos
conveniente exponerlo como una partida separada el flujo derivado de su manejo y, en una nota
complementaria, mostrar el importe al inicio del periodo y al cierre del mismo del sobregiro
existente.

2.4. Distinción de los flujos extraordinarios versus su no consideración.


2.4.1. Descripción de la diferencia
Las NCPA, establecen que de existir flujos de efectivo ocasionados por causas extraordinarias,
deben atribuirse a las actividades operativas, de inversión o de financiación, de acuerdo a la que
corresponda, y exponerse por separado, de forma tal que puedan distinguirse de los flujos
ordinarios. La NIC 7 no menciona flujos extraordinarios del mismo modo que prohíbe la
inclusión de partidas extraordinarias dentro del estado de resultados integrales.

2.4.2. Ubicación del tema en las normativas

En las NCPA, el tema es tratado en la RT 8, sección A.4.donde los flujos originados por
partidas extraordinarias, deben:
a) atribuirse a las actividades operativas, de inversión o de financiación, lo que
corresponda; o
b) exponerse por separado.
Si bien no hace referencia la Norma Internacional a los flujos extraordinarios, prohíbe
la presentación de resultados de tal tipo en el Estado de Resultados Integral. Lo hace en el
párrafo 87 de la NIC 1:
Una entidad no presentará ninguna partida de ingreso o gasto como partidas extraordinarias en el
estado de resultado integral….

2.4.3. Nuestra posición sobre el tema


En nuestra opinión no resulta necesaria esta apertura de flujos, como tampoco en el estado de
resultados la de las partidas extraordinarias. No obstante de existir flujos de naturaleza inusual
que por sus características sean relevantes, los mismos debiesen mostrarse en la información
complementaria.

2.5. Resultados financieros y por tenencia –incluido el RECPAM del “efectivo y sus
equivalentes”–.
2.5.1. Descripción de la diferencia
Al considerarse efectivo y equivalentes de efectivo la moneda extranjera y los depósitos a plazo
fijo, entre otros, en la medida que estén dadas las condiciones que ambas regulaciones exigen
para ello, pudiendo generar dichos activos resultados, resulta de interés analizar el tratamiento
a dispensar a los mismos en el estado de flujo(s) de efectivo. Así por ejemplo, entre el inicio y
el cierre de un período la tenencia de moneda extranjera puede dar lugar a diferencias de
cambio, , modificando estos resultados financieros y por tenencia a medida que se devengan, el
total del recurso financiero en términos nominales. No producen flujos de los recursos
financieros, pero si cambios en su valor.

2.5.2. Ubicación del tema en las normativas


Respecto a las NCPA tales cambios de “valor” del efectivo y sus equivalentes, deben explicar
la variación del recurso financiero y en consecuencia se muestran luego de las causas que
generan flujos reales. Esta alternativa de exposición es una de las propuestas por la
Interpretación Nº 2 de la FACPCE. Tiene igual tratamiento el RECPAM del efectivo. O sea la
información sobre su variación cuantitativa entre el inicio y el cierre del periodo, debe permitir
no solo mostrar los flujos (entradas y salidas) sino también:
los resultados financieros y por tenencia generados por los componente del efectivo y
equivalentes que al devengarse modifican en términos nominales el total del recurso
financiero sin producir una entrada o salida de fondos; y
los resultados que solo producen cambios en el poder adquisitivo de los componentes
del efectivo y equivalentes, pero que no impactan en sus importes nominales, tal el
caso del RECPAM del efectivo.
Por otro lado, en la NIC 7, solo se consideran causas de variación a aquellas que producen
flujos de efectivo en el período. Solo hace referencia a la diferencia en tasas de cambio de
moneda extranjera. No contempla al RECPAM pero se estima que por analogía se trataría de
igual modo.
En el párrafo 28 de la citada NIC 7, se lee lo siguiente:
….el efecto de la variación en las tasas de cambio tiene sobre el efectivo y equivalentes al
efectivo, mantenidos en moneda extranjera, será objeto de presentación en el estado de flujos de
efectivo para permitir la conciliación entre las existencias de efectivo y equivalentes al principio
y al final del período. Este importe se presentará por separado de los flujos procedentes de las
actividades de operación, de inversión y de financiación, y en el mismo se incluirán las
diferencias que, en su caso, hubieran resultado de haber presentado esos flujos al cambio de
cierre.

2.5.3. Nuestra posición sobre el tema


Consideramos que, si se trata de justificar los cambios del efectivo y equivalentes de efectivo
originados por entradas y salidas de los mismos, o sea por reales flujos, resulta razonable no
incluir variaciones que no son flujos de efectivo en el estado respectivo. No obstante, dichas
variaciones que no son movimientos físicos del efectivo, sino cambios en sus valores nominales
o en su poder adquisitivo, deben explicarse a través de una adecuada conciliación.

3. ASPECTOS DE MEDICIÓN
3.1 Medición periódica: valores corrientes, valor razonable y otros criterios
3.1.1. Consideraciones previas
La RT 16, muestra una discrepancia clave con el de las NIIF en materia de medición periódica.
Mientras la RT 16 se rige por un principio general, el MC de los estándares internacionales
solo enuncia criterios de medición sin orientación definida aparente.
La discusión acerca de la existencia de principios rectores para definir criterios de medición no
constituye un mero ejercicio académico. Cuanto más numerosos sean los criterios admitidos por
las normas y más débil su correlación con aquellos principios, mayores serán los obstáculos que
enfrentarán sus destinatarios para interpretar el significado del rendimiento y la evolución
financiera de una entidad cualquiera.

En este trabajo consideraremos dos categorías de medición:

a) Mediciones basadas en el costo histórico y

b) Mediciones basadas en precios de mercado.

Con relación a dichas categorías devienen pertinentes algunas aclaraciones previas:

a) Ambas podrían comprender tanto mediciones directas del costo o de los precios de
mercado como aproximaciones a las mismas; obtenidas, por ejemplo, mediante técnicas
de valuación.

b) Dentro de las mediciones basadas en el costo histórico identificamos criterios tales


como costo de compra, construcción o fabricación; costo menos depreciaciones
acumuladas y costo amortizado calculado mediante el método de la tasa de interés
efectiva.

c) Entre las fundadas en precios de mercado contemplamos, por ejemplo, costo de


reposición; valor neto de realización; valor neto realizable; valor razonable; valor
razonable más o menos costos de transacción y valor razonable menos costos de venta.

3.1.2. Descripción de las diferencias

Reglas generales en las NCPA: El acápite 6.2 de la RT 16 contiene las regulaciones que
deberían servir de guía para legislar sobre criterios de medición. Criterios que “deben basarse
en los atributos que en cada caso resulten más adecuados para alcanzar los requisitos de la
información contable … teniendo en cuenta: a) el destino más probable de los activos y b) la
intención y posibilidad de cancelación inmediata de los pasivos”.

Dicho principio rector dio lugar, en las versiones primigenias de la RT 17, a32:

a) Mediciones basadas en precios de mercado para activos y pasivos tales como bienes
de cambio, cuentas a cobrar en moneda cuando existe la intención y la factibilidad de
negociarlos, cederlos o transferirlos anticipadamente y pasivos en moneda si el ente
estuviera en condiciones de cancelarlos anticipadamente y hechos anteriores o
posteriores al cierre revelaran esa modalidad operativa.
b) Mediciones basadas en el costo para bienes de uso, intangibles distintos de la
plusvalía, cuentas a cobrar y pasivos en moneda cuando la intención es mantenerlas
hasta el vencimiento y pasivos en moneda si el ente no estuviera en condiciones o no
tuviera la intención de cancelarlos anticipadamente.

La introducción del modelo de la revaluación, que modificó la RT 17, rompió el


alineamiento entre los principios de la RT 16 y las normas particulares de medición. Desde
ese momento, determinados activos pueden medirse sobre la base de precios de mercado aun
cuando su destino no sea la venta ni la negociación inmediata.

Reglas generales en las NIIF: Aunque el MC de las NIIF no establece principios rectores y
son las normas particulares las que fijan criterios de medición, sus regulaciones deberían
prescribir aquellos atributos de medición que proporcionen “información financiera sobre la
entidad … que sea útil a los inversores, prestamistas y otros acreedores existentes y potenciales
para tomar decisiones sobre el suministro de recursos a la entidad”33.

Pero no podemos desconocer que ese MC se encuentra en proceso de revisión y que su tenor
actual deviene parcial e inconsistente. Basta un ejemplo para ilustrarnos al respecto: dicho
marco no contempla todavía al valor razonable o “precio que sería recibido por vender un
activo o pagado por transferir un pasivo en una transacción ordenada entre participantes del
mercado”34; a pesar de que ese atributo ganó protagonismo en los últimos años y, junto con
otras regulaciones vigentes en los mercados internacionales, estuvo en el foco de la tormenta
desde el estallido de la burbuja inmobiliaria.

Existen, no obstante, normas específicas con orientaciones generales. Es el caso de la NIIF


9, que clasifica activos y pasivos financieros según se midan al costo amortizado o a su valor
razonable. Se trata de un “enfoque de atributo mixto”35 cuyo objetivo consiste en requerir
criterios que proporcionen “información relevante que pueda utilizarse para predecir los
flujos de efectivo reales probables”36. Así, prevalecerá el costo amortizado en el caso de que
un activo financiero:

a) Se mantenga dentro de un modelo de negocios cuyo objetivo es “obtener los flujos de


efectivo contractuales” y
b) Sus condiciones contractuales “dan lugar, en fechas especificadas, a flujos de efectivo
que son únicamente pagos del principal e intereses sobre el importe del principal
pendiente”37

Quienes durante el período de consulta de la NIIF 9 se opusieron a la generalización del valor


razonable, argumentaron que los precios de mercado no siempre proveen información relevante
porque su empleo supone “que el activo financiero se vende o transfiere a la fecha de la
medición”38. Precisamente, las normas exigen utilizar valores razonables cuando deje de
cumplirse al menos una de las condiciones expuestas más arriba.

Justificaciones con similar orientación también fueron incorporadas a la NIIF 13. Según el
párrafo FC 39, “un precio de salida de un activo o un pasivo expresa expectativas sobre la
entradas y salidas de efectivo futuras asociadas con el activo o pasivo desde la perspectiva de
un participante de mercado... Incluso si una entidad pretende generar entradas de efectivo
procedentes de un activo mediante su uso…”. El motivo es obvio: un comprador “pagará solo
los beneficios que espera generar por el uso (o venta) del activo”.

Entre los argumentos que sostienen a la NIIF 9 y los fundamentos que justifican a la NIIF
13 existe un factor común: la necesidad de reforzar el carácter predictivo de los estados
financieros con el fin de dotarlos de mayor utilidad y relevancia. Pero la persecución de
idéntico objetivo no evita soluciones inconsistentes. Por un lado, los activos financieros que se
gestionan dentro de un modelo de negocios cuyo objetivo consiste en obtener los flujos de
efectivo contractuales deben medirse sobre la base del costo. Por otro, pueden utilizarse valores
razonables para medir propiedades, planta y equipo (PPE) aunque no se mantengan para la
venta y resulte improbable que las fluctuaciones de los precios incidan en los beneficios
esperados por su explotación.

Semejante contradicción queda al desnudo con la “Revisión del marco conceptual para la
información financiera (documento de debate DP/2013/1). En su párrafo 6.16, el IASB confirma
“que la relevancia de una medición en particular dependerá de cómo inversores, acreedores y
otros prestamistas evalúan si un activo o un pasivo de este tipo contribuye a los flujos de
efectivo futuros de la entidad”. E ilustra la cuestión afirmando que los usuarios suelen
inclinarse por utilizar información basada en precios actuales de mercado en el caso de “activos
que contribuyen directamente a los flujos de efectivo (por ejemplo, al ser vendidos)”. Pero
prefieren guiarse por el costo cuando se trata de recursos que no generan flujos de efectivo en
forma directa o se emplean en combinación con otros activos (elementos de PPE, intangibles).
3.1.2.3. Diferencias particulares

3.1.2.3.1. Valores razonables

En las NIIF, las mediciones basadas en precios de mercado giran usualmente en torno del valor
razonable. Dichas normas exigen o admiten, por ejemplo, su utilización para medir
determinados activos y pasivos financieros, PPE, intangibles diferentes de la plusvalía, activos
biológicos y propiedades de inversión. La RT 17, desde la incorporación del modelo de la
revaluación también contempla el valor razonable39 pero su campo de aplicación es más
restringido. Las NCPA no prevén, por ejemplo, aplicar ese atributo a los activos y pasivos
financieros.

3.1.2.3.2. VNR, valor neto realizable y valor razonable menos costos de disposición

El valor neto de realización, otra medida regulada por la RT 17, difiere del valor neto
realizable, límite para la medición de inventarios según la NIC 12, por los mismos motivos que
el valor neto realizable no coincide con el valor razonable menos los costos de disposición
dentro de las fronteras de las NIIF. En efecto, “valor neto realizable se refiere a un precio de
venta estimado en el curso ordinario del negocio. En determinados casos, el precio de venta
neto reflejará una venta forzada, si la gerencia se ve obligada a vender inmediatamente”40.

La determinación del VNR, en cambio, surge de “precios de contado correspondientes a


transacciones no forzadas entre partes independientes en las condiciones habituales de
negociación” 41. Así deviene casi equivalente al valor razonable menos los gastos de disposición
de las NIIF (aunque el valor razonable no necesariamente contemplará los “ingresos
adicionales” que deben computarse para calcular el VNR).

3.1.2.3.3 Costos de reposición

El otro atributo de medición derivado del mercado que está presente en las normas nacionales
directamente queda fuera de la aplicación práctica en las NIIF. Nos referimos al costo de
reposición42, que refleja un precio de entrada (no de salida como el valor razonable), específico
para la entidad (no necesariamente el del mercado principal o más ventajoso, según impone la
NIIF 13).43 El costo de reposición está mencionado como una de las técnicas de medición a
valor razonable, dentro del enfoque del costo.
3.1.2.4. Vínculos entre la medición inicial y la medición periódica

Otra distinción entre NCPA y las NIIF proviene del vínculo entre la medición en el
momento del reconocimiento y la medición al cierre establecido por algunos estándares
internacionales.

La NIIF 9 dispone que los activos y pasivos financieros se medirán inicialmente44:

Al valor razonable más o menos los costos de transacción respectivamente cuando su


medición periódica se efectúe al costo amortizado.

Al valor razonable cuando su medición posterior se realice en función del valor


razonable45.

La NIC 41, por su parte, impone la medición de los activos biológicos al valor razonable menos
los costos de venta46, tanto en el momento del reconocimiento como al cierre del período sobre
el cual se informa.

En los demás casos las NIIF se inclinan, igual que las RT47, por medir inicialmente los activos
al costo48; excepto cuando se dispone o permite el uso del costo atribuido. Es decir, “un
importe usado como sustituto del costo o del costo depreciado en una fecha determinada”49,
como consecuencia de –por lo menos- dos motivos:

El costo no puede determinarse de modo fiable (es el caso de los elementos de PPE
adquiridos mediante permutas50) o

El componente patrimonial tienen una medición previa diferente (como los


productos agrícolas, cuyo valor razonable menos costos de venta representan el costo
desde el momento que pasan a militar entre los inventarios de la NIC 251).

3.1.3. Nuestra posición sobre el tema

Al menos de modo implícito, tanto las normas nacionales como los estándares
internacionales intentan reforzar el carácter predictivo de la información financiera con el
objeto de hacerla más relevante para sus destinatarios. Incluso, las bases consideradas por las
RT y las NIIF para establecer los criterios de medición de activos y pasivos guardan similitudes
conceptuales. Encontramos ciertos paralelismos, aunque no coincidencia plena, entre la
medición de activos financieros que se mantienen dentro de un modelo de negocios cuyo
objetivo es mantenerlos para obtener los flujos de efectivo contractuales (de acuerdo con la
NIIF 9) y los créditos en moneda que se conservarán hasta su vencimiento (en virtud de la RT
17)52.

Y si bien coincidimos con los fundamentos del “enfoque de atributo mixto” también
destacamos la necesidad de erradicar la inconsistencia, reconocida por el mismo borrador de
discusión del MC de las NIIF, de medir activos tales como PPE e intangibles a su valor
razonable. Objetivo que exigiría admitir ese criterio de medición solo cuando las oscilaciones en
los precios de mercado de tales activos reflejan expectativas más favorables acerca de los
flujos de efectivo que podrían generar en el futuro. Típico de escenarios donde las
cotizaciones de las commodities crecen en el mercado y provocan alzas en el precio de la tierra
destinada a producirlas53.

3.2. Costeo de los Inventarios (Bienes de Cambio):


3.2.1. Consideraciones previas
Tanto las NCPA como las NIIF utilizan, para la medición de activos, medidas basadas tanto en
transacciones pasadas (costo histórico) como basadas en valores de la fecha de la medición
(costo de reposición y valor razonable). En algunos casos se permiten utilizar mediciones
alternativas dejando a la entidad la selección del criterio de medición que considere más
adecuado. El inconveniente que surge en relación con este tema es que las opciones de medición
se utilizan en ambos conjuntos normativos en forma diferente, es decir que para ciertos activos
el criterio de medición seleccionado por una y otra normativa no son coincidentes.
En relación con los inventarios (en las NCPA y nuestra práctica contable los denominamos
bienes de cambio) hemos identificado una diferencia conceptual que consideramos importante y
que describimos a continuación:

3.2.2. Valores corrientes (costo de reposición y excepciones de las NCPA) vs costo histórico
(más excepciones NIIF)
Ambos conjuntos normativos tienen un modelo de medición aplicable a la mayoría de los
elementos del rubro y además consideran modelos alternativos para ciertos casos particulares.
Ambos conjuntos normativos utilizan un valor límite superior para la medición de este tipo de
activos, que no vamos a desarrollar porque en ambos casos se utiliza un modelo similar de
medición como valor límite y es el que denominamos valor neto realizable, el que sólo en casos
excepcionales arrojará diferencias basadas en que las NIIF lo definen como una medida de la
entidad y las NCPA utilizan un concepto equivalente al de valor razonable. En cambio en los
modelos de medición “básico” y “alternativos” los criterios de medición adoptados son
diferentes entre los dos conjuntos normativos.
La norma argentina que trata sobre reconocimiento y medición de activos y pasivos, y en
particular este tema, es la RT 17 la que define que, para los bienes destinados a la venta o a ser
consumidos en el proceso de obtención de bienes o servicios destinados a la venta (coincidente
con la definición de bienes de cambio), la medición debe hacerse a su valor corriente. También
aclara que si la obtención del valor corriente fuera imposible o muy costosa se usará como
sucedáneo el costo original.
Si bien define el uso de valores corrientes para el rubro, por tratarse esta definición de un
concepto amplio que abarca diversos modelos de medición, luego describe las normas
particulares para cada tipo diferente de Bienes de Cambio, las que se transcriben a continuación:
5.5.1. Bienes de cambio fungibles, con mercado transparente y que puedan ser comercializados
sin esfuerzo significativo
Se los medirá al valor neto de realización, determinado de acuerdo con las normas de la sección
4.3.2 (Determinación de valores netos de realización).
5.5.2. Bienes de cambio sobre los que se hayan recibido anticipos que fijan precio y las
condiciones contractuales de la operación aseguren la efectiva concreción de la venta y de la
ganancia.
Se los medirá al valor neto de realización, determinado de acuerdo con las normas de la sección
4.3.2 (Determinación de valores netos de realización).
5.5.3. Bienes de cambio en producción o construcción mediante un proceso prolongado
La medición contable de estos activos se efectuará a su valor neto de realización proporcionado
de acuerdo con el grado de avance de la producción o construcción y del correspondiente
proceso de generación de resultados, cuando
a) se hayan recibido anticipos que fijan precio;
b) las condiciones contractuales de la operación aseguren la efectiva concreción de la venta;
c) el ente tenga la capacidad financiera para finalizar la obra; y
d) exista certidumbre respecto de la concreción de la ganancia.
En los restantes casos, se utilizará el costo de reposición de los bienes con similar grado de
avance de la producción o construcción, tomado de un mercado activo o, si esto no fuera posible,
su costo de reproducción, para cuya determinación se considerarán:
a) las normas enunciadas en la sección 4.2.6 (Bienes producidos) y
b) los métodos habitualmente seguidos por el ente para aplicarlas.
Si la obtención del costo de reproducción fuera imposible o impracticable, se usará el costo
original.
5.5.4. Bienes de cambio en general.
Para los restantes bienes de cambio se tomará su costo de reposición a la fecha de los estados
contables. Si la obtención de éste fuera imposible o impracticable, se usará el costo original.
Si los costos estuvieran expresados en moneda extranjera sus importes se convertirán a moneda
argentina utilizando el tipo de cambio del momento de la medición.

3.2.3. El modelo “básico”


Los bienes de cambio (inventarios) descriptos en el acápite 5.5.4 de la RT17 son los que cubren
la mayor parte de los bienes que se producen y comercializan, y es a los que nos referimos
cuando hablamos del modelo de medición “básico”.
La RT17 define a los costos de reposición relacionándolos con los costos que denominamos
históricos, de acuerdo con el párrafo siguiente:
Los costos de reposición de un elemento deben establecerse acumulando todos los conceptos que
integran su costo original, expresados cada uno de ellos en términos de su reposición, a la fecha
de su medición.

No hemos considerado necesario dar mayores detalles sobre los costos históricos porque entre
los dos marcos normativos no hay diferencias conceptuales que en nuestra opinión resulten
relevantes.
La NIIF aplicable utiliza para los inventarios que no constituyen excepciones a lo que hemos
denominado modelo básico, sobre los que vamos a volver más adelante, un modelo de medición
basado en el costo histórico que, como hemos expresado, es en líneas generales coincidente con
el modelo de costo histórico en la NCPA.
La diferencia reside entonces en que en un caso se utilizan los valores del momento de
adquisición o producción y en el otro se utiliza un modelo conceptual similar pero con valores
equivalentes de la fecha de cierre del período contable.

3.2.4. Nuestra posición sobre el tema

En nuestra opinión, tomando en especial consideración la utilidad de la información contenida


en los activos del estado de situación financiera para el pronóstico de los flujos de fondos
futuros a generar por la entidad, el modelo de medición basado en valores de reposición
proporciona, en general, una mejor medida para satisfacer los objetivos buscados. Reconocemos
que existen situaciones en las que los flujos de fondos futuros no son afectados por los cambios
en los precios de costo de sus componentes, pero que son excepcionales.
Por otra parte, en relación con la medición del rendimiento de la entidad, en nuestra opinión la
información que produce el uso de un modelo de medición basado en valores de reposición
explica mejor los cambios en el patrimonio de la entidad atribuible a los resultados del período.
La acumulación de ambas opiniones nos llevan a concluir que el modelo sobre valores de
reposición es conceptualmente muy superior en relación con la capacidad de satisfacer los
objetivos de la presentación de información financiera, aunque en nuestra opinión los resultados
de tenencia de los bienes de cambio debieran presentarse dentro de los resultados operativos, ya
que la gestión de adquisición y mantenimiento de inventarios forma parte esencial del proceso
ganancial de los negocios.
El IASB ha expresado su preferencia porque los criterios de medición a adoptar sean los que
faciliten el pronóstico de los flujos futuros de fondos, y en el caso de los inventarios la adopción
del costo histórico por la falta de materialidad producto de la rápida rotación. Opinamos que una
norma no debe presumir la falta de materialidad. En todo caso, la opción debiera ser inversa. Es
decir permitir el uso del costo histórico cuando la diferencia resultante no sea material.
3.2.5. Las “excepciones” en ambos marcos normativos
Los bienes de cambio (inventarios) descriptos en 5.5.1 son muy similares en su descripción a las
excepciones que describe la NIC 2, para los que a su vez requiere se utilice un modelo de
medición similar basado en los Valores Netos Realizables, tal como se describe a continuación:
“(…) no es de aplicación en la medición de los inventarios mantenidos por:
(a) Productores de productos agrícolas y forestales, de productos agrícolas tras la cosecha o
recolección, de minerales y de productos minerales, siempre que sean medidos por su valor neto
realizable. (…)
(b) Intermediarios que comercian con materias primas cotizadas, siempre que midan sus
inventarios al valor razonable menos costos de venta. (…)

En este grupo no existen diferencias conceptuales que ameriten su análisis por separado.
Por el contrario, los bienes de cambio (inventarios) descriptos en los acápites 5.5.2 y 5.5.3 de la
RT17 no tienen su equivalencia en la NIC 2 a la que nos hemos referido previamente.
Los bienes de cambio (inventarios) descriptos en el acápite 5.5.2 de la RT17 no tienen
equivalencia en ninguna otra norma que trate sobre inventarios. El concepto subyacente en este
punto está relacionado con lo que se denomina “el proceso ganancial” y la forma de
reconocimiento de ingresos por operaciones ordinarias relacionados con dicho proceso.
La NIC 18 trata sobre el reconocimiento de ingresos por operaciones ordinarias y define un
“proceso ganancial” para los inventarios, basado en la oportunidad de la transferencia del
“control” sobre los bienes objeto de la transacción. Es decir que no permite el reconocimiento
de ingresos sobre la venta de bienes hasta que el “control” sobre los mismos ha sido transferido
al adquirente, en general representado por la transferencia al comprador de los riesgos y
beneficios inherentes a los propietarios. Por otra parte la NIC referida requiere que los ingresos
por la transferencia de este tipo de bienes se reconozcan dentro del primer rubro del estado de
resultados en la partida “ingresos por actividades ordinarias” simultáneamente con el
reconocimiento de los costos correspondientes a la baja de dichos ítems del activo de la entidad.
La NIIF 15, recientemente emitida por el IASB, no altera los conceptos descriptos de la NIC 18
sobre el reconocimiento de ingresos por operaciones ordinarias por venta de bienes.
La aplicación del párrafo 5.5.2 de la RT 17 transcripto previamente lleva a las entidades al
reconocimiento del beneficio por la valorización del activo en “resultados de tenencia” mientras
que se mantiene el activo en el patrimonio de la entidad, distorsionando luego el resultado bruto
de la operación cuando se concrete la tradición del bien, además de producir diferencias entre
entidades que tienen una situación económica similar pero que difieren en el hecho de no haber
recibido un anticipo, lo que de ninguna manera significa que la probabilidad de concreción de la
ganancia sea diferente.
3.2.6. Nuestra posición sobre el tema

En nuestra opinión, el tratamiento previsto por las NIIF es el más adecuado, dándole
homogeneidad al proceso de reconocimiento de resultados entre las diferentes entidades,
además de utilizar un criterio conceptualmente más razonable para establecer la oportunidad de
dicho reconocimiento.
En relación con el párrafo 5.5.3 de la RT 17 transcripto más arriba, existe en la normativa ni una
norma que trata casos relativamente similares, que es la NIC 11 sobre contratos de construcción
que requiere la aplicación de una metodología similar de reconocimiento de ingresos durante el
proceso de construcción efectuada en el entorno de un acuerdo contractual.
La aplicación del párrafo 5.5.3 mencionado lleva a situaciones de reconocimiento de resultados
también diferente entre las entidades que han recibido o no anticipos, lo que no parece
razonable a la luz de la realidad económica subyacente en las contrataciones de ese tipo.
En nuestra opinión, el tratamiento previsto por las NIIF es el más adecuado, dándole
homogeneidad al proceso de reconocimiento de resultados entre las diferentes entidades. La
NIIF 15 trata el reconocimiento de resultados de operaciones ordinarios en la provisión de
servicios requiriendo para ello que el control sobre los servicios prestados haya pasado al
cliente, lo que implica que en diversos casos el reconocimiento se producirá en un momento
posterior al que previó la NIC 11 y la RT 17

3.3. Activos biológicos: valor razonable versus costo de reposición


3.3.1. Consideraciones previas
La actividad agropecuaria muestra características particulares que requieren normativas
contables específicas, para poder considerar sus peculiaridades.
Existe una relación directa entre los cambios causados por la transformación biológica en dichos
activos y las posibilidades de obtener beneficios económicos futuros, a través de su venta o uso.
La presencia de mercados activos aumenta la fiabilidad del valor razonable, como medida de
valor.
Si consideramos que muchos de dichos activos son negociados en mercados con precios
transparentes, termina siendo el valor razonable basado en dichos precios la alternativa de
medición más confiable, sin dejar por ello de recordar, que también el costo original es el
resultado de negociaciones normales que suministran valores concretos, comprobables pero en
un momento anterior a la medición.
En ciertas circunstancias, el valor razonable puede ser una medida menos fiable, por estar
basada en supuestos adoptados que contienen un mayor grado de subjetividad.
Estos mercados además, pueden ser no activos e incluso inexistentes para ciertas etapas del
desarrollo de los activos biológicos.
Cuando el ciclo de producción es corto, donde la transformación biológica, el desarrollo y su
terminación se realizan dentro del año, por ejemplo cereales, leguminosas, pollos, camarones,
etc., la relación entre los costos y los beneficios económicos esperados se realizan con un alto
grado de exactitud, calculándolos sin dificultad.
En esas circunstancias, el escaso tiempo que media entre la inversión inicial y el resultado final
de la producción, hace que las diferencias entre la aplicación de ambos métodos, valor
razonable versus costos de reposición terminen siendo mucho menos significativas.
De cualquier modo la medición de este tipo de activos biológicos no presenta dificultades para
aplicar valor razonable cuando el desarrollo biológico es mensurable en forma fiable.

3.3.2. Normas contables profesionales de aplicación a la actividad agropecuaria:


diferencias sustanciales de medición entre las NCPA y las NIIF
Su medición presenta diferencias entre la RT 22, Actividad Agropecuaria54 y la NIC 41,
Agricultura55, aunque son similares en muchos otros aspectos.
La norma local divide a los activos biológicos en: “Bienes destinados a la venta en el curso
normal de la actividad” y “Bienes no destinados a la venta sino a su utilización como factor de
la producción en el curso normal de la actividad”
En el primer caso, si existe mercado activo, su medición se realiza a VNR56, caso contrario al
costo de reposición. Tratamiento alternativo: costo original. Además, la RT 22 marca
diferencias en la medición de los activos biológicos, de acuerdo a su grado de desarrollo.
En el caso de los activos biológicos destinados a utilizarse como factores de la producción la
opción es costo de reposición o costo original como alternativa.
La NIC 41, utiliza para medir los activos biológicos valor razonable, admitiendo, sólo en el
momento de su reconocimiento inicial, la medición al costo57 menos depreciación y pérdidas
acumuladas por deterioro del valor, para aquellos activos biológicos que no tengan disponibles
precios de mercado y para los que no se pueda calcular el valor razonable en forma fiable.
La NIIF 13 introduce nuevos conceptos, mediante técnicas de valoración según su enfoque: de
mercado, de ingresos o de costos o sea que se puede llegar al valor razonable por diferentes
vías.
En consecuencia, para las NIIF los conceptos de valores razonables determinados sobre la base
de precios cotizados en mercados activos de partidas idénticas son los de la mayor jerarquía y
por lo tanto deben utilizarse de estar disponibles. En caso contrario se deben utilizar como valor
razonable modelos de medición basados en flujos de ingresos potenciales (enfoque de ingresos)
o basados en precios cotizados de productos similares con las correcciones que resulten
pertinentes (enfoque de mercado)
La NIIF 13 también admite como valor razonable el uso de los costos de reposición (enfoque de
costos). En todos los casos deben ser obtenidos mediante técnicas de valoración que deben
maximizar el uso de datos de entrada observables y minimizar los datos externos no observables
Dentro de los modelos que se pueden adoptar, el uso del enfoque de mercado nos brinda un
valor razonable que reconoce el crecimiento vegetativo de los activos biológicos.
El enfoque de ingresos, también reconoce el crecimiento vegetativo, pero al estar basado en
hechos futuros, que en determinados casos pueden no producirse, no brinda la misma fiabilidad
y por ende es clasificado como de Nivel 2 o 3 dependiendo de si los datos relevantes utilizados
para el modelo de medición son observables o no.
El enfoque de costos mencionado no toma en cuenta el crecimiento vegetativo de los activos
biológicos y también puede ser clasificado como de Nivel 2 o 3 dependiendo de si los datos
relevantes utilizados para el modelo de medición son observables o no.
Para las plantas destinadas a producir frutos58, el IASB publicó enmiendas a las NIC 41 y NIC
16 que modifican la información financiera de dichas plantas (frutales, florales, cultivos
industriales), que se utilizan exclusivamente para producir frutos durante varios períodos y al
finalizar su vida útil, suelen ser desechadas59.
Una vez que la planta comienza a producir frutos, su transformación biológica ya no es
significativa y los únicos beneficios que origina provienen de la generación de dichos
productos agropecuarios. Antes que las plantas se encuentren en la etapa de producción a
niveles óptimos, es decir, antes de que se consideren desarrolladas y estén en condiciones de
dar frutos, deben medirse al costo acumulado.
Esto significaría que las plantas para producir frutos se contabilizan de la misma forma que un
elemento de maquinaria construido por la propia entidad.
Los productos agropecuarios generados por dichas plantas (los frutos) se mantienen dentro del
alcance de la NIC 41. Al incluir a las plantas productoras de frutos dentro del alcance de la NIC
16, las entidades podrán elegir entre el modelo de costo o el modelo de revaluación, para
medirlas
Si la entidad produce plantas destinadas a ser productoras de frutos, pero para venderlas como
tales, se deben continuar registrando esas plantas dentro del alcance de la NIC 41, a su valor
razonable menos los costos de venta en su totalidad60.
También tienen el mismo tratamiento aquellas plantas que están destinadas a producir productos
agropecuarios61.
Para los otros activos biológicos utilizados como factores de la producción, la NIC 41, aplica
los mismos criterios que para el resto de los activos biológicos y los productos agropecuarios, es
decir su valor razonable menos costos de disposición, considerando las pautas marcadas por la
NIIF 13.
La RT 22, aplica para este tipo de activos biológicos exclusivamente el enfoque de costos,
basado en el costo de reposición y si fuera imposible, o muy costoso, permite utilizar como
sucedáneo el costo original.
Luego de las modificaciones publicadas por el IASB las diferencias significativas que se
mantienen entre nuestra normativa y la internacional son las siguientes:
las plantas productoras, que se miden a costo histórico según las NIIF, se miden a su
costo de reposición según las NCPA;
los animales reproductores que se miden a su valor razonable menos gastos de venta
según las NIIF, se miden a su costo de reposición según las NCPA

3.3.3. Nuestra posición sobre el tema

Consideramos que la medición de los activos biológicos al valor razonable, basado en el


enfoque de mercado menos los gastos de venta, es la que mejor refleja la transformación
biológica de los activos.
El enfoque de ingresos, a través de la técnica del valor presente esperado, también revela el
crecimiento vegetativo de dichos bienes, pero no con la misma fiabilidad y puede resultar de
difícil cálculo, cuando se aplica a activos de larga vida útil como las plantas productoras.
En el caso de los activos biológicos de producción62 (sin mercado activo), el costo de reposición
es la medida que consideramos más coherente para determinar su valor.

3.4. Plusvalía y activos intangibles: Vida indefinida versus vida finita

3.4.1. Plusvalía: Descripción de la diferencia


En el marco de la NCPA el reconocimiento, medición y deterioro de la llave de negocio positiva
y negativa, se encuentra previsto en la RT 18, punto 3 y RT 17, punto 4.4., respectivamente.
La llave de negocio positiva y negativa se reconocerán en las combinaciones de negocios que
califiquen como adquisiciones63 y en la adquisición de paquetes accionarios que otorguen
control, control conjunto o influencia significativa64. En lo referente a la medición periódica se
efectuará a su costo original menos depreciaciones acumuladas y en el caso de la llave de
negocio positiva menos las desvalorizaciones por comparación con el valor recuperable. Este
criterio de medición implica la asignación de una vida útil finita y el establecimiento de una
base sistemática que represente la mejor estimación del período durante el cual se van a generar
los beneficios económicos provenientes de este activo.
Adicionalmente las NCPA permiten que la llave de negocio positiva tenga vida útil indefinida y
por lo tanto no se compute su depreciación. La comparación con el valor recuperable deberá
realizarse cuando se observen indicios de internos o externos de deterioro excepto que la llave
de negocio positiva provenga de una combinación de negocios calificada como adquisición o
tenga vida útil indefinida. En estos casos la comparación deberá hacerse al cierre de cada
ejercicio.
En el marco de las NIIF la plusvalía (llave de negocio positiva) se reconoce en las
combinaciones de negocios65 y en las adquisiciones de inversiones en asociadas y negocios
conjuntos66. En el mismo sentido cuando el costo de adquisición sea inferior al valor razonable
de los activos netos identificables67, se reconoce una ganancia entendía como la realización de
una operación en condiciones ventajosas.
La plusvalía se medirá por su importe reconocido en la fecha de adquisición menos cualquier
pérdida por deterioro de valor acumulada.
Observamos las siguientes diferencias entre las NCPA y las NIIF: a) las NCPA reconocen llave
de negocio positiva y negativa, mientras que las NIIF solo reconocen plusvalía o llave de
negocio positiva; b) las NIIF reconocen una ganancia por operación ventajosa en lugar de una
llave de negocio negativa; y c) para las NCPA la llave de negocio positiva puede no amortizarse
si se cumplen determinadas condiciones, mientras que para las NIIF la plusvalía es no
amortizable.

3.4.2. Análisis de la diferencia


3.4.2.1. Llave de negocio positiva y plusvalía
El reconocimiento y medición contable inicial de la llave de negocio positiva en las NCPA
difiere con respecto a la plusvalía contemplada en las NIIF pues en el costo de adquisición no
contempla la participación no controladora en la adquirida.
Por su parte en la medición contable posterior las NCPA permiten la amortización de la Llave
de negocio positiva, siendo de esta forma su medición al cierre el costo original menos
depreciación acumulada, mientras que las NIIF no consideran la amortización de la plusvalía.
Con respecto a la comparación con el valor recuperable, las NCPA establecen que se realizará
cuando existan indicios externos o internos de desvalorización, con la excepción de la llave de
negocio positiva proveniente de una combinación de negocios o que tuviera vida útil indefinida.
La plusvalía deberá compararse con su importe recuperable al cierre de cada ejercicio.
El eje de la diferencia es la posibilidad de que la llave de negocio positiva o plusvalía tenga una
vida útil finita o no. En este sentido las NIIF al establecer una vida útil indefinida es coherente
con la definición de plusvalía como un activo que representa los beneficios económicos futuros
que surgen de otros activos adquiridos en una combinación de negocios que no están
identificados individualmente ni reconocidos de forma separada; por lo tanto no resulta viable la
determinación de los años o períodos en los cuales generará los flujos de fondos positivos (vida
útil). Estos flujos se generan por la combinación de los flujos generados por otros activos con
vidas útiles disímiles o indefinidas.
Las NCPA adoptan un criterio mixto pues permiten que la llave de negocio positiva tenga vida
útil indefinida o finita, siendo su reconocimiento y medición inicial similar al de las NIIF. Así al
ser un residual por la comparación del costo de adquisición sobre el valor corriente de los
activos netos identificables al momento de la combinación o adquisición, las NCPA admiten la
determinación de una vida útil finita, teniendo en consideración factores tales como la
naturaleza y vida previsible del negocio adquirido, la estabilidad y vida previsibles del negocio
adquirido, entre otros68.
La asignación de vida útil indefinida a la llave de negocio positiva o a la plusvalía implica que
al cierre de cada ejercicio se deberá realizar su comparación con el valor o importe recuperable.
Las NCPA agregan que con independencia de si la vida útil es finita o indefinida, se deberá
comparar con su valor recuperable la llave de negocio positiva originada en una combinación de
negocios.

3.4.2.2. Llave de negocio negativa y operación ventajosa


Las NCPA establecen que si el costo de adquisición es inferior al importe de los activos netos
identificables medidos a valores corrientes, la diferencia se tratará como un valor llave negativo
si la diferencia está relacionada con expectativas de gastos o pérdidas futuras esperadas de la
adquirida o emisora, y que no haya correspondido considerar como pasivos a la fecha de la
adquisición. En el caso que esta diferencia no esté relacionada con gastos o pérdidas futuras, se
reconocerá como llave negativa hasta el límite de la participación de la adquirente en los activos
no monetarios identificables medidos a valores corrientes, y el monto que exceda este límite
será considerado un resultado en el momento de la compra. En la medición posterior la llave
negativa se amortizará en función de los periodos en que se producen los gastos o pérdidas
esperados al momento de la compra, o considerando el promedio ponderado de la vida útil
remanente de los activos identificables de la emisora o adquirida sujetos a depreciación
Las NIIF no regulan el reconocimiento de una llave negativa o minusvalía pues se funda en el
supuesto de, por la definición de valor razonable, resulta inconsistente que un vendedor pueda
vender por un importe inferior a esta medición. Esta concepción deriva del concepto de valor
razonable, que presupone que las partes no están relacionadas y actúan debidamente
informadas. Pero esta situación no impide que las NIIF reconozcan la posibilidad de que el
costo de adquisición sea inferior al valor razonable de los activos netos identificables como
consecuencia de excepciones en el reconocimiento y medición de partidas concretas, tales como
pasivos contingentes, impuesto a las ganancias, beneficios a empleados, transacciones basado
en pago en acciones, entre otros69. De esta forma la diferencia entre el costo de adquisición y el
valor razonable de los activos netos adquiridos será considerado como una compra en términos
muy ventajosos, es decir un resultado de la transacción. Este reconocimiento se realizará bajo la
condición de que la adquirente haya revisado previamente sus procedimientos para el
reconocimiento y medición de los activos identificados, los pasivos asumidos, la participación
no controladora y la contraprestación entregada.

3.4.3. Nuestra posición sobre el tema


Del análisis presentado observamos diferencias relevantes entre las NCPA y las NIIF que
impactan en el reconocimiento y medición de la llave de negocio. Entendemos que estos
aspectos deberían ser revisados pues las situaciones patrimoniales de entidades que hayan
realizado una combinación de negocios o adquirido paquetes accionarios que otorgan control,
control conjunto o influencia significativa y que hubieran reconocido una llave de negocio
positiva, revelarían cuantías diferentes en función de la asignación o no de vida útil. Similar
razonamiento puede realizarse para la llave negativa.
Entendemos que, considerando lo que signfica reconocer la plusvalía (futuros beneficios
económicos de activos no identificados) y su medición (de modo residual), debería adoptarse un
criterio similar al de las NIIF pues no tiene sustento el asignar una vida útil a este tipo de
activos. Un razonamiento similar resulta para la llave negativa.

3.5 ACUERDOS CONJUNTOS VS NEGOCIOS CONJUNTOS


3.5.1. Introducción
Las NIIF ponen un énfasis muy importante en la necesidad de describir de una manera fiel los
efectos de las transacciones (es decir, los “contratos” o “acuerdos”, en un sentido amplio más
que jurídico de tal expresión) que realizan las entidades. Ello queda claramente expresado en el
Marco Conceptual de la Información Financiera (el “Marco Conceptual”), en el cual se señala
que “(…) la contabilidad (…) describe los efectos de las transacciones y otros sucesos y
circunstancias sobre los recursos económicos y los derechos de los acreedores de la entidad
que informa en los periodos en que esos efectos tienen lugar (…)”70.
Un tipo de contrato o acuerdo bastante generalizado en la práctica comercial argentina son los
denominados “acuerdos asociativos” o “de colaboración empresarial”, que presentan, entre
otras, las siguientes características:
a) se conforman para alcanzar un fin específico (por ej. facilitar o desarrollar determinadas
fases de la actividad empresarial de sus miembros o de perfeccionar o incrementar el
resultado de tales actividades), cuyo plazo de consecución suele coincidir con el plazo
del acuerdo;
b) los participantes en tales acuerdos toman las decisiones de forma consensuada (es decir,
se “diluye” la figura de un controlador absoluto);
c) las actividades que persiguen tales acuerdos podrían llevarse a cabo por medio de un
vehículo (estructura) separada del patrimonio de sus participantes, aunque no es ello
excluyente para la concreción de este tipo de contratos.

3.5.2. Normas locales (distintas de la RT 26)


El tema es abordado en las NCPA, básicamente, en la RT 14, “Información contable de
participaciones en negocios conjuntos” (basada NIC 31 “Información financiera relativa a las
participaciones en negocios conjuntos” del IASC) y, subsidiariamente, en la RT 21, “Valor
patrimonial proporcional consolidación de estados contables información a exponer sobre partes
relacionadas”.
En la RT14 en la Segunda Parte, “Introducción, A. Propósito”, se establece:
Esta Resolución Técnica se refiere a aquellos acuerdos, como consecuencia de los
cuales nace una nueva entidad de tipo no societario (…)
También es posible que las partes interesadas celebren un contrato innominado
conforme a las disposiciones del Código Civil, del cual surjan derechos y obligaciones
similares a los que nacerían con la adopción de una figura típica como una AC o una
UTE. Deberá atenderse a la esencia económica del acuerdo, por encima de las
formalidades legales.
En el II. Normas, A. Definiciones, 1 Negocio conjunto, se agrega:
Es un acuerdo contractual que no otorga personalidad jurídica (Ejemplo: AC, UTE,
Consorcio, etc.), en virtud del cual dos o más partes desarrollan una actividad
económica.
3.5.3. Normas Internacionales de Información Financiera
En mayo de 2011, el IASB emitió la NIIF 11 Acuerdos Conjuntos, que sustituyó a la NIC 31 y
su fecha de vigencia fue a partir del 1 de enero de 2013.
El objetivo de la NIIF11 es “establecer los principios para la presentación de la información
financiera por entidades que tengan una participación en acuerdos que son controlados
conjuntamente.”
A estos “acuerdos que son controlados conjuntamente “ se los llama “acuerdos conjuntos”.
Según dicha norma, “un acuerdo conjunto es un acuerdo mediante el cual dos o más partes
mantienen control conjunto”.
La NIIF 11 mejora y amplía los conceptos contemplados por su precedente la NIC 31,
estableciendo principios que son aplicables para la contabilización de todos los acuerdos
conjuntos, los cuales requieren que cada parte de un acuerdo conjunto determine la tipología de
los acuerdos de esta naturaleza en los que está involucrada, mediante la evaluación de los
derechos y obligaciones, que surgen del mismo. Es decir, la clasificación se basa en un enfoque
de “evaluación de derechos y obligaciones emergentes”, más que en la estructuración legal del
acuerdo.
Según aclara en su introducción, todas las entidades que sean parte de un acuerdo conjunto
aplicarán la NIIF 11 (esto incluye, incluso, a los participantes de tales acuerdo que no ejerzan
control conjunto sobre el mismo).
Esta nueva NIIF define “Acuerdos conjuntos” desplazando a un segundo término el de
“Negocios Conjuntos” para incluir en su tratamiento “Operaciones conjuntas” no incorporadas
anteriormente.
La NIIF 11 no modifica las características fundamentales sostenidas por la NIC 31 de los
acuerdos, determinando, que un acuerdo conjunto tiene las siguientes características:
(a) Las partes están obligadas por un acuerdo contractual
(b) El acuerdo contractual otorga a dos o más de esas partes control conjunto sobre el acuerdo”
Como ya hemos expresado, la NIIF 11, clasifica los acuerdos conjuntos en dos categorías:
1. Operaciones conjuntas
2. Negocios conjuntos.
Según la norma: “una operación conjunta es un acuerdo mediante el cual las partes, que tienen
control conjunto, tienen derecho a los activos y obligaciones con respecto a los pasivos,
relacionados con el acuerdo”.
En cambio: “Negocio conjunto es un acuerdo, mediante el cual, los participantes en un
negocio conjunto tienen derecho a los activos netos del acuerdo”.
Como vemos los conceptos vertidos por la NIIF 11 amplían notablemente el campo de
aplicación de la norma, dada la cantidad de actividades que se ven involucradas en la misma.
3.5.4. Control conjunto: su tratamiento según las NIIF
La NIIF11, define: “control conjunto como el reparto del control contractualmente decidido de
un acuerdo que existe solo cuando las decisiones sobre las actividades relevantes (es decir, que
afectan de forma significativa a los rendimientos del acuerdo) requieren el consentimiento
unánime de las partes que comparten el control.” …y agrega sobre el control de un negocio
conjunto, “Se entiende que un integrante de un negocio conjunto tiene el control conjunto, con
otro u otros, cuando las decisiones relativas a las políticas financieras y operativas de la
entidad requieran su acuerdo o, al menos, no existiendo control por parte de un participante, su
participación pueda servir para formar la mayoría”
El concepto de “control conjunto” de la NIIF 11 difiere del de su predecesora, la NIC 31. Con el
cambio se pretende hacer concordar la definición de control con los criterios aplicados sobre el
tema de la NIIF 10, Estados Financieros Consolidados. Norma que establece el control como la
base para determinar la consolidación.
La NIIF 11 indica a los integrantes de un acuerdo que analicen si todas las partes, o un grupo de
partes, controlan el acuerdo de forma colectiva, sobre la base de la definición de control.
Cuando el ente ha confirmado que el acuerdo está controlado por un grupo o por todas las
partes, existe control conjunto solo cuando las decisiones sobre las actividades que afectan en
forma significativa los rendimientos de las actividades relevantes necesitan el consentimiento
unánime de las partes.

3.5.5 Control conjunto: su tratamiento según NCPA (RT 14 y RT 21)

Según la RT 14 Control “Es la capacidad de dirección de las políticas financieras y operativas


de una actividad económica, para así obtener ganancias”

Define además, control conjunto, diciendo: “Se entiende que un integrante de un negocio
conjunto tiene el control conjunto, con otro u otros, cuando las decisiones relativas a las
políticas financieras y operativas de la entidad requieran su acuerdo o, al menos, no existiendo
control por parte de un participante, su participación pueda servir para formar la mayoría. En
la Ley N° 19.550 se prevé que las decisiones (salvo una previsión expresa del contrato
constitutivo) se tomen por acuerdo unánime en las UTE y por mayoría de los integrantes en la
AC, por lo que en principio control conjunto sería el caso general”.

Por su parte, la RT 21, se refiere al control conjunto del siguiente modo:


“…cuando la totalidad de los socios o los que posean la mayoría de votos, en virtud de
acuerdos escritos, han resuelto compartir el poder de definir y dirigir las políticas operativas y
financieras de una empresa. Se entiende que un socio ejerce el control conjunto en un ente, con
otro u otros, cuando las decisiones mencionadas requieran su expreso acuerdo”

3.5.6. Nuestra posición sobre el tema


Consideramos que los requerimientos de las NCPA limitan su aplicación a acuerdos que se
generan como consecuencia nuevas entidades de tipo no societario, acotando enormemente la
aplicación de tratamientos contables a operaciones generadas por acuerdos.
Además, surgen casos de acuerdos que dan a las partes derechos y obligaciones similares que
según la norma se contabilizan de forma diferente y acuerdos que generan derechos y
obligaciones diferentes que se contabilizan en forma similar, perjudicando la comparabilidad de
los estados contables (financieros).
En consecuencia creemos que la RT 14 debería ser analizada, considerando los nuevos acuerdos
económicos actuales para una futura revisión de la norma.

3.6. Valor Patrimonial Proporcional (VPP) como metodología para contabilizar


Participaciones en negocios conjuntos vs consolidación proporcional
El reconocimiento y la medición de los resultados en la participación en negocios conjuntos
deben contemplar las particularidades de cada acuerdo.
El valor patrimonial proporcional (VPP) muestra en el estado de situación patrimonial un activo
por la inversión y en el de resultados la ganancia o pérdida neta generada.
La consolidación proporcional adiciona a los estados contables (financieros) del ente inversor
las porciones que le corresponden por el acuerdo de los activos, pasivos, ingresos, gastos,
ganancias, pérdidas.

3.6.1. Tratamiento en las NCPA


Sobre el tema la RT 14 en la parte B. Normas generales 1. Valuación y exposición de las
participaciones en negocios conjuntos, dice: “Para ser consideradas de conformidad con
normas contables profesionales, las participaciones en negocios conjuntos deberán valuarse y
exponerse como se indica a continuación:
a) participaciones que otorguen el control conjunto, de acuerdo con el método de consolidación
proporcional que se describe en II.C.;”
La RT 21, considera la aplicación del Valor Patrimonial Proporcional en la consolidación de
Estados Contables e información a exponer sobre partes relacionadas, diciendo: “1.2.
Aplicación del método: El método del valor patrimonial proporcional debe aplicarse desde el
momento en que se ejerza control, control conjunto o influencia significativa en una empresa y
siempre que la inversión no haya sido adquirida y se posea con vistas a su venta o disposición
dentro del plazo de un año, en cuyo caso deberá medirse a su valor corriente o, si su obtención
fuera imposible o muy costosa, al costo original, de acuerdo con las normas de la sección 4.3
de la segunda parte de la RT 17…
La RT 17 en el párrafo 5.9 Participaciones permanentes en otras sociedades, señala: “Cuando se
ejerza control, control conjunto o influencia significativa, en el sentido indicado en la sección 1
(Medición … significativa) de la Resolución Técnica N° 21 (Valor …. relacionadas) se utilizará
el método del valor patrimonial proporcional descripto en ella.
En los restantes casos:
a) la medición contable de la participación se hará a su costo”

3.6.2. Tratamiento en las NIIF


La NIIF 11 en su párrafo 24 Negocios conjuntos, expresa: “Un participante en un negocio
conjunto reconocerá su participación en un negocio conjunto como una inversión y
contabilizará esa inversión utilizando el método de la participación de acuerdo con la NIC 28
Inversiones en Asociadas y Negocios Conjuntos a menos que la entidad esté exenta de aplicar
el método de la participación tal como se especifica en esa norma.”
La NIC 28 describe la contabilidad de las inversiones en asociadas y establece los
requerimientos para la aplicación del método de la participación al contabilizar las inversiones
en asociadas y negocios conjuntos.
En el Párrafo 1 expresa: “El objetivo de esta Norma es prescribir la contabilidad de las
inversiones en asociadas y establecer los requerimientos para la aplicación del método de la
participación al contabilizar las inversiones en asociadas y negocios conjuntos”
La NIC 28 se aplica a todas las entidades que sean: a) inversores con control conjunto de una
participada; o b) tengan influencia significativa sobre ésta.
La contabilidad de los acuerdos conjuntos requerida por la NIIF no depende de una elección de
política contable, sino, está determinada por principios existentes en ellas, aplicables a cada
acuerdo conjunto y el reconocimiento, de los derechos y obligaciones que surgen de ellos.
El ente determina el tipo de acuerdo conjunto evaluando sus derechos y obligaciones, teniendo
en cuenta la estructura, sus cláusulas y forma legal del mismo.

3.6.3. Nuestra posición sobre el tema


Después de analizar todas las variantes expresadas anteriormente, concluimos que la aplicación
del método de medición a seguir en las NCPA, es una decisión de política contable.
En cuanto a las normas internacionales, la NIIF 11 establece requerimientos para reconocer y
medir las participaciones de una entidad en acuerdos conjuntos.
Según las NIIF, la consolidación proporcional no es un método adecuado para contabilizar las
participaciones en acuerdos conjuntos cuando las partes no tienen derecho a los activos ni
obligaciones sobre los pasivos relacionados con el acuerdo
Si analizamos los MC71, , aprobados en diversos países un ente tiene un activo cuando debido, a
un hecho ya ocurrido, controla los beneficios que produce el bien.
Los inversores en un negocio conjunto no pueden controlar el porcentaje que les corresponde
sobre los activos del mismo, no pueden emplearlos, ni dirigir su empleo. Como consecuencia de
lo vertido anteriormente, la consolidación proporcional no debe ser aplicada en negocios
conjuntos. En estos casos debería aplicarse el método del VPP.
Pero surge un problema al aplicar el método de la participación o VPP. Las normas para
consolidar estados aplicando el método del VPP o la consolidación proporcional deberían
considerar que las cifras finales de los estados financieros de la inversora (estados individuales,
consolidados y separados) no deberían diferir.
Si esto ocurre, los usuarios de los estados financieros verían mediciones distintas para una
misma realidad económica. Este tipo de situación generaría confusión al evaluar de dichos
estados. Además, aplicar el mismo tratamiento contable a participaciones diferentes que tenga
un Ente, controladas de forma conjunta, puede conducir a representaciones no fieles de cada una
de ellas.
Una entidad cuya política era contabilizar sus participaciones controladas de forma conjunta
utilizando la consolidación proporcional puede haber reconocido activos, pasivos, ingresos,
gastos, pérdidas o ganancias que no representan los derechos y obligaciones de la entidad sobre
los activos y pasivos de acuerdo conjunto y viceversa.

CONCLUSIÓN
Los autores creemos que una revisión de los conceptos contables que se incluyen en la
normativa contable aplicable es una necesidad impuesta por el permanente cambio de la forma
de los negocios, en especial como resultado de la internacionalización, e incluso en cierta
medida la globalización del comercio y las finanzas de las empresas de nuestro medio.
El hecho de que la mayoría de los países de la región estén en un proceso de adopción de las
NIIF y de las NIIF para las PYMES que emite el IASB hace altamente conveniente, para
facilitar la información que los usuarios de la información financiera que proporcionan los
estados contables requiere que se analicen las diferencias, se comprendan sus conceptos
subyacentes y se transite un proceso de convergencia en las alternativas que se consideren
superadoras.
Esperamos que este trabajo sea un aporte en ese sentido
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

1
Aunque el significado de la expresión “pyme” en este contexto dista mucho del que en general
tenemos en mente los profesionales argentinos cuando lo oímos o invocamos
2
En la Sección 4.2.4., la RT 16 expresa el tratamiento en el estado de resultados consolidado, de las
participaciones de accionistas no controlantes.
Respecto a la exposición de los estados contables consolidados, deben respetarse las normas de la RT 8
y RT 9 y también las del Capítulo 2 sección 2.6 de la RT 21.
La RT 9 en su Capítulo III Sección C, al referirse al Estado de Situación Patrimonial Consolidado, y en su
Capítulo IV sección B.13., al tratar la forma y estructura del Estado de Resultados, indica cómo exponer
la participación de terceros ajenos al grupo económico. También la RT 8 en sendos capítulos referidos al
Estado de Situación Patrimonial y al de Resultados, menciona iguales partidas.
La RT 21, entre otros temas, se refiere a la preparación y presentación de estados contables
consolidados de un grupo de empresas bajo el control de una sociedad controlante y en su Sección 2.6
del capítulo II, indica que en la preparación de los estados contables consolidados deben respetarse
además de las RT 8 y 9, las normas contenidas en ella que se refieren a la misma teoría o enfoque.
3
en este trabajo se utilizará indistintamente el término estados financieros y estados contables
4
También llamado “de la participación” o “de consolidación en una sola línea”.
5
Corresponde en esta oportunidad mencionar a la NIIF 10 Estados Financieros Consolidados, que
reemplaza a la NIC 27 en lo referente a dichos estados.
6
NIC 32, párrafo GA3.
7
Hemos venido subrayando la expresión “llevar la contabilidad”, ya que es la que habitualmente
usamos en nuestro entorno nacional. Por ejemplo, en varios artículos del Código de Comercio de la
República Argentina se habla de “llevar libros”.
8
Podemos citar como ejemplos los siguientes: RT 17, sección 3.1., párrafos segundo y tercero – RT 17,
sección 3.2., primer párrafo – RT 18, sección 1.
9
Norma Internacional de Contabilidad 21 (NIC 21) Efectos de las Variaciones en las Tasas de
Cambio de la Moneda Extranjera.
10
La NIC 21 señala que “con frecuencia será la moneda en la cual se denominen y liquiden los precios de
venta de sus bienes y servicios”.
11
La NIC 21 señala que “con frecuencia será la moneda en la cual se denominen y liquiden tales costos”.
12
Esto es, la que corresponde a los instrumentos de deuda y patrimonio emitidos.
13
En la NCPA, el problema de “conversión de estados contables” –abordado en la sección 1 de la
segunda parte de la RT 18– se limita a incluir directrices para los casos en que un ente domiciliado en la
Argentina deba incorporar en sus estados contables consolidados alguna subsidiaria cuya moneda de
medición no sea el peso argentino, o que aplicar el método del valor patrimonial proporcional (VPP) o el
método de la consolidación proporcional sobre la información contable de otro ente que no lleve su
contabilidad la moneda de curso legal argentina.
14
Si bien no está explícitamente indicado, surge como única solución práctica para que la cifra asignada
al patrimonio al comienzo de un período sea coincidente – en moneda de presentación – con la misma
cifra que las del cierre del período inmediato anterior.
15
El resaltado es nuestro.
16
NIC 37: 10.
17
NIC 37: 10.
18
El resaltado es nuestro.
19
RT 16: 4.1.2; RT 17: 4.8.
20
En los hechos, como se admite en el borrador de discusión del marco conceptual de las NIIF, es
infrecuente que la incertidumbre de existencia (de activos o pasivos) a diferencia de la incertidumbre de
resultados.
21
Documento de debate DP/2013/1: 2.36.
22
Ello, a pesar de que en la RT 16 se indica que para que la información contenida en los estados
contables (estados financieros) sea útil debe resultar en una “aproximación a la realidad”.
23
Aportes y retiros de capital, distribuciones de ganancias y otros.
24
En la sección 4.7 de la RT 17 se incluyen breves lineamientos sobre cuando reconocer los resultados
por transacciones de intercambio (“cuando pueda considerárselas concluidas desde el punto de vista de
la realidad económica”) y los resultados por acrecentamientos, valorizaciones o desvalorizaciones
provenientes de acontecimientos internos o externos al ente que motiven cambios en las mediciones
contables de activos o pasivos, de acuerdo con los criterios establecidos en las NCPA.
25
Obligaciones que podrían consistir en entregar bienes o prestar servicios a favor de la contraparte
contractual.
26
“(…) la aplicación del proceso de correlación, bajo este Marco Conceptual, no permite el
reconocimiento de partidas, en el balance, que no cumplan la definición de activo o de pasivo.” (Marco
Conceptual), párrafo 4.50.
27
RT.16 Punto 1.3. El Patrimonio Neto y las participaciones de accionistas no controlantes en los
patrimonios de las empresas controladas.
28
Más adelante la norma agrega que de acuerdo con lo indicado en la sección correspondiente al
patrimonio y las participaciones de accionistas no controlantes en los patrimonios de las empresas
controladas, se considera capital a mantener al financiero (el invertido en moneda).
29
RT 17 Punto 5.11.1.1.2.6. Contabilización de la revaluación. “Cuando se incremente el importe
contable de un elemento integrante de una clase de bienes de uso como consecuencia de una
revaluación, en la primera oportunidad en que se adopte tal criterio, tal aumento se acreditará
directamente a una cuenta que se denominará Saldo por revaluación, integrante del patrimonio neto,
que se expondrá en el rubro Resultados diferidos (Sección B.2. del capítulo V – Estado de evolución del
patrimonio neto de la segunda parte de la Resolución Técnica N° 9).”
30
NIC 1 párrafo 95: Los ajustes por reclasificación surgen, por ejemplo, al disponer de un negocio en el
extranjero (véase la NIC 21), y cuando un flujo de efectivo previsto cubierto afecta al resultado del
periodo (véase el párrafo 100 de la NIC 39).
Párrafo 96: Los ajustes por reclasificación no surgen por cambios en el superávit de revaluación
reconocido de acuerdo con la NIC 16 o la NIC 38, o por nuevas mediciones de planes de beneficios
definidos reconocidas de acuerdo con la NIC 19. Estos componentes se reconocen en Otro Resultado
Integral y no se reclasifican en el resultado en periodos posteriores. Los cambios en el superávit de
revaluación pueden transferirse a ganancias acumuladas en periodos posteriores a medida que se utiliza
el activo o cuando éste se da de baja (véase la NIC 16 y la NIC 38).
31
Sección 8 del Documento de Debate, DP/2013/1 Revisión del Marco Conceptual para la información
financiera emitido en Julio 2013 por el Consejo de Normas Internacionales de Contabilidad (IASB)
exclusivamente para ser comentado.
32
RT 17: secciones 4 y 5.
33
NIIF, MC: párrafo OB 2.
34
NIIF 13: 9.
35
NIIF 9: FC4.6.
36
NIIF 9: FC4.4.
37
NIIF 9: 4.1.2.
38
NIIF 9: FC4.7.
39
RT 17: 5.11.1.1.2.
40
NIC 36: FCZ 38.
41
RT 17: 4.3.2.
42
RT 17: 4.4.3.
43
NIIF 13: 2 y RT 17: 4.4.3.
44
NIIF 9: 5.1.1/5.1.1.A.
45
Si el precio de la transacción difiere del valor razonable deberán reconocerse las denominadas
ganancias o pérdidas del día 1. NIIF 9: B.5.1.2.A.
46
Salvo que, en el momento del reconocimiento, la entidad pedal refutar la presunción del párrafo 30,
de la NIC 41: “el valor razonable de un activo biológico puede medirse de manera fiable”.
47
El criterio general queda firme en la sección 4.2.1 de la RT 17.
48
No es objeto de este trabajo analizar diferencias particulares, entre NIIF y RT, sobre la determinación
del costo de diversos activos y pasivos.
49
NIIF, glosario.
50
Excepto cuando la transacción no tenga carácter comercial o el valor razonable no pueda
determinarse con fiabilidad (NIC 16: 24).
51
NIC 41: 13.
52
Sabemos que hablar de “modelo de negocios” no es lo mismo que referirse a las “intenciones de la
gerencia” ni se trata de una discusión trivial. En los fundamentos de la NIIF 9 se presenta al “modelo de
negocios” como un factor objetivo en contraposición con la subjetividad de las “intenciones…” Hecho no
aceptado por quienes opinaron en disidencia (ver, por ejemplo, los párrafos OC12 y OC 20, de la NIIF
9B): “la Sra. McConnell encuentra difícil ver la forma en que los criterios de la NIIF 9 basados en el
objetivo del modelo de negocio de la entidad difieren de forma significativa de la intención de la
gerencia… La selección de un modelo de negocios es una elección de la gerencia”.
53
Observemos, no obstante, el sentido de la relación causa-efecto.
54
Norma contable profesional a nivel local
55
Norma Internacional de Contabilidad N°41
56
Valor neto de realización
57
NIC 41, párrafo 30
58
Ejemplos: Plantas frutales, florales, cultivos industriales
59
Las entidades están obligadas a aplicar estas modificaciones en los ejercicios anuales que comiencen a
partir del 1 de enero de 2016, permitiéndose su aplicación anticipada.
60
Ejemplos: viveros que producen plantines de árboles frutales.
61
Ejemplos: árboles que se cultivan por su madera.
62
Plantas productoras de frutos, animales reproductores.
63
RT 18, Combinaciones de Negocios, punto 6.3.
64
RT 21, Medición contable de las participaciones permanentes en sociedades sobre las que se ejerce
control, control conjunto o influencia significativa
65
NIIF 3, Combinaciones de Negocios, párr. 32 33.
66
NIC 28, Inversiones en Asociadas y Negocios Conjuntos, párr. 32 (a)
67
NIIF 3, Combinaciones de Negocios, párr. 34 a 36; y NIC 28, Inversiones en Asociadas y Negocios
Conjuntos, párr. 32 (b)
68
RT 18, Llave de Negocio, punto 3.4.1.
69
NIIF 3, párrafos 22 a 31.
70
Surge del párrafo OB17 del Marco Conceptual, donde a continuación se aclara que “…esto es
importante porque la información sobre los recursos económicos y los derechos de los acreedores de la
entidad que informa y sus cambios durante un periodo proporciona una mejor base para evaluar el
rendimiento pasado y futuro de la entidad que la información únicamente sobre cobros y pagos del
periodo.”
71
Fowler Newton, Enrique, Cuestiones Contables Fundamentales, Editorial La Ley, Buenos Aires, 2005

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