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AREA I. CONTABILIDAD
TEMA 2 : La aplicación de la RT 26
20 CONGRESO NACIONAL DE PROFESIONALES EN CIENCIAS
ECONÓMICAS - SALTA, 29 AL 31 DE OCTUBRE DE 2014
AUTORES
Calvo, Alcira C.
Casinelli, Hernán P.
Giorla, Ana María
Marchese, Domingo M.
Petti, Ana María
Verón, Carmen S.
Zgaib, Alfredo O.
PRINCIPALES DIFERENCIAS CONCEPTUALES ENTRE LAS NORMAS
CONTABLES PROFESIONALES ARGENTINAS (NCPA) DISTINTAS DE LA RT
26, Y LAS NORMAS INTERNACIONALES DE INFORMACIÓN FINANCIERA
(NIIF). ANÁLISIS Y PROPUESTAS
AREA I. CONTABILIDAD
TEMA 2: La aplicación de la RT 26
ÍNDICE
En cambio, consideramos que debiera hacerse llegar al IASB la propuesta de revisión de las
NIIF en la forma descripta en relación con los siguientes temas:
Consideración como activos corrientes de aquellos elementos que por naturaleza son no
corrientes pero que se utilizan para la cancelación de pasivos corrientes
Consideración de las expectativas y probabilidades para la tipificación de pasivos
financieros como corrientes y no corrientes, y no solamente las obligaciones
contractuales con prescindencia de la probabilidad de ocurrencia
Eliminación de la opción de considerar como recurso financiero a los descubiertos
bancarios en lugar de su consideración como una fuente de financiación
Revisión de la consistencia entre los criterios de medición de activos adoptados y la
aptitud del mismo para facilitar el pronóstico de los flujos futuros de fondos.
Incorporación del concepto de costo de reposición para inventarios porque es
consistente con los objetivos perseguidos por los modelos de medición.
Adopción del criterio de costo de reposición para plantas productoras de frutos, en lugar
del costo histórico recientemente adoptado por las NIIF.
Revisión del método del valor patrimonial proporcional a fin de darle coherencia tanto
en su aplicación a estados consolidados como a estados separados
Los autores creen que una revisión de los conceptos contables que se incluyen en la normativa
aplicable es una necesidad impuesta por el permanente cambio de la forma de los negocios, en
especial como resultado de la internacionalización, e incluso en cierta medida la globalización
del comercio y las finanzas.
INTRODUCCIÓN Y PROPÓSITO DEL PRESENTE TRABAJO
A partir de la aprobación de la Resolución Técnica (RT) 26 de la Federación Argentina de
Consejos Profesionales de Ciencias Económicas (FACPCE), las Normas Internacionales de
Información Financiera (NIIF) emitidas por el Consejo de Normas Internacionales de
Contabilidad (IASB, por sus siglas en inglés) han pasado a formar parte de los “marcos de
referencia” aceptados por la profesión contable argentina. Tales normas incluyen tanto a las
NIIF completas, como a otra de carácter especial que ha sido diseñada por el organismo
internacional para brindarle una opción simplificada pero de calidad a las entidades que
presentan estados contables (financieros) de propósito general, pero que no poseen obligación
pública de rendir cuentas (denominada “NIIF para las PYMES1).
Han pasado ya más de cinco años desde que se aprobara la RT 26 en nuestro país, y de que se
comenzara a transitar un arduo camino de colaboración entre la profesión contable argentina y
otros grupos de interés (reguladores, la AFIP, cámaras empresariales, entre otros) con relación
al proceso de adopción de las NIIF en nuestro país –proceso que a esta altura ya hemos aceptado
que es continuo–.
No podemos desconocer que la convivencia de las NIIF con las Normas Contables
Profesionales Argentinas (NCPA) no tiene efectos inocuos para los profesionales en ciencias
económicas que se encuentran en ejercicio como así también para la formación de los futuros
profesionales. Es por ello que, convencidos de la necesidad de propiciar en el marco de este
Congreso Nacional un espacio de reflexión sobre las “diferencias profundas” entre las NIIF y
las NCPA, hemos desarrollado este trabajo. El objetivo perseguido no es realizar un inventario
de diferencias entre los requerimientos de las NCPA y los de las NIIF, sino ir más allá de esto, y
comprender las diferencias que existen en conceptos fundamentales que subyacen en ambos
marcos de referencia.
Constituiría un acto de soberbia afirmar que los temas abordados agotan la identificación de
estas diferencias profundas a las que hacemos referencia. Más bien, pretendemos que este
esfuerzo intelectual sea el puntapié inicial de un debate más hondo que nos lleve a comprender
la idiosincrasia de dos cuerpos normativos de suma importancia que afectan al quehacer de
nuestras profesiones.
1. ASPECTOS GENERALES
1.1. El diferente origen de las Normas Contables Profesionales Argentinas y de las NIIF
Nuestro país cuenta con una importante tradición en materia de emisión de normas de
contabilidad. Esta tradición puede encontrar sus antecedentes más hondos en los trabajos que
han realizado pioneros de la profesión contable argentina desde la segunda década del siglo
pasado, y que se acentuó a partir de la década de 1970 con la sanción de la Ley 20.788 y la
posterior creación de la FACPCE. Sin embargo, no es posible que una profesión consciente de
los cambios que se han suscitado en el mundo en los últimos treinta años desconozca la
necesidad de abrirse a prácticas de aceptación global, como ocurre en otras áreas del
conocimiento. Como dijera el filósofo Zigmunt Bauman, “en un mundo globalizado, ser
exclusivamente local no resulta una hipótesis realista”. Es por ello, que la RT 26 significó para
la profesión contable de nuestro país el paso inicial en ese camino de adopción de prácticas
globales en materia de contabilidad.
Ahora bien, debemos señalar que las NCPA tienen un origen diferente al de las NIIF, y que por
lo tanto, la incorporación de éstas últimas como marco de referencia aceptado en nuestro país es
mucho más que un mero cambio normativo. Es en cierto modo, una interpelación a los
principios en los que asentamos nuestra tradición contable nacional, y de ahí la necesidad de
reflexionar de forma seria sobre estos aspectos.
Como punto central de esta parte del trabajo, debemos destacar que las NCPA surgen en el
marco de un sistema jurídico específico – el argentino – y como no podría ser de otro modo,
están influenciadas por las características del mismo. En cambio, las NIIF son normas a-
jurisdiccionales, es decir, pensadas sin el sesgo de ningún marco jurídico en especial, pero con
la necesidad de insertarse luego en ellos.
Las NCPA parecen tener coincidencia con la NIIF en un aspecto conceptual básico: los usuarios
principales que se considerarán al momento de emitir tales pronunciamientos técnicos serán los
proveedores de recursos de las entidades (inversores y prestamistas). Sin embargo, en la
práctica, este postulado se sostiene con mayor firmeza en el texto internacional que en el texto
local, debido ello a varios factores, entre los que podemos citar a:
una tradición contable preexistente a la aprobación de la RT 16, que subsiste en ciertas
NCPA de carácter particular; y
En base a las normas de presentación anteriormente comentadas, las NIIF adhieren a la teoría de
la entidad, contenida en el marco conceptual
La NIC 21 contempla la posibilidad de que una entidad tenga una moneda de medición diferente
a la de presentación13, y plantea un mecanismo (con diferentes variantes) para “traducir” los
importes determinados en moneda funcional a la moneda de presentación de los estados
contables. El procedimiento “base” de traslación a la moneda de presentación implica:
a) convertir los activos y pasivos de la entidad a la moneda de presentación empleando el
tipo de cambio de cierre del período al que se refiere la información contable;
b) convertir los resultados, el otro resulta integral (ORI), los flujos de efectivo y
transacciones con los propietarios a la moneda de presentación empleando tipo de
cambio histórico (aunque se admite el uso de tipos de cambio promedio bajo
determinadas condiciones);
c) conservar las partidas del patrimonio (distintas al resultado y ORI del período) al tipo
de cambio empleado para su conversión en cada momento14;
d) reconocer las diferencias de cambio puestas en evidencia por este procedimiento
(conjuntamente con otras) como una partida adicional del ORI de la entidad que
informa.
El procedimiento descripto se plantea en las NIIF como solución base para resolver el problema
de que la moneda de presentación de una entidad no coincida con su moneda funcional, y para
convertir las cifras de un “negocio en el extranjero” que debe incorporarse en los estados
financieros de la entidad que informa.
Este nuevo enfoque tiene una especial incidencia sobre las partidas del patrimonio que no se
miden a valores de cierre sino a su costo histórico. Veámoslo con el siguiente ejemplo:
El 30 de abril de 2013, una entidad domiciliada en Argentina con moneda funcional dólar
adquirió un terreno por $1.000.000 y canceló la transacción en pesos. A esa fecha, el tipo de
cambio entre el peso y el dólar era de $5,20 = US$ 1,00. Al 31 de diciembre de 2013, el tipo de
cambio entre el peso y el dólar era de $6,50 = US$ 1,00.
30/04/2013 31/12/2013
M.T. M.F M.P.
$ TC US$ TC $
1.000.000,00 5,20 192.307,69 6,50 1.250.000,00
A tal punto estos conceptos resultaron novedosos para nuestro entorno económico, que al
adoptar las NIIF, la CNV debió brindar directrices adicionales sobre el enfoque práctico que
deberían seguir las entidades obligadas a aplicar las NIIF para solucionar algunos conflictos
entre las exigencias de las NIIF y las exigencias legales.
Por ejemplo, una entidad cuya estructura de ingresos y de costos está fuertemente influenciada
por el dólar estadounidense, si emplease como unidad de medida al peso argentino reconocería
resultados por diferencias de cambio vinculados a las partidas monetarias de activos y pasivos
originalmente denominadas en la moneda norteamericana. Sin embargo, tales resultados no
serían una imagen fiel de los riesgos de mercado –asociados a la paridad cambiaria– a los que la
entidad está en verdad expuesta.
Por lo tanto, en nuestra opinión es conveniente que la preparación de los estados financieros se
haga bajo el enfoque de la moneda funcional, ya que:
a) produce información que es una aproximación más razonable a la forma en que
consideran el fenómeno monetario los agentes de los mercados para tomar decisiones
respecto de entidades que operan en entornos globales;
b) no tendría, necesariamente, consecuencias prácticas masivas: la evidencia muestra que
en el entorno económico argentino, fueron muy pocas las empresas que al adoptar las
NIIF determinaron una moneda funcional diferente del peso; pero las que lo hicieron
alcanzaron una mejor representación de su realidad económica.
Al margen de aspectos terminológicos, hoy existe una disimilitud indiscutible entre las NCPA y
las NIIF: el umbral que cada cuerpo normativo establece a los fines del reconocimiento de los
pasivos. Diferencia que podría amplificarse si los estándares internacionales incorporaran las
propuestas contempladas en el documento de discusión de su marco conceptual.
Umbral de probabilidad: Las NCPA comparten con las NIIF una definición básica acerca de
los pasivos: deben incluirse en los estados contables tanto las obligaciones de origen legal o
contractual como las implícitas, en la medida en que cumplan los requisitos establecidos para su
reconocimiento. Es, precisamente, en el campo del reconocimiento donde sus caminos se
bifurcan pues el umbral de probabilidad contemplado en las NIIF difiere del exigido por
las normas argentinas:
Pasivos contingentes: Otra diferencia identificada solo tiene carácter terminológico (aunque
aparentemente refleje cuestiones de fondo). Mientras la NIC 37 define a las provisiones como
“un pasivo en el que existe incertidumbre acerca de su cuantía o vencimiento”16, reserva el
mote de “contingente”17 para:
Una obligación posible “cuya existencia ha de ser confirmada sólo porque ocurran o
no ocurran uno o más hechos futuros sucesos inciertos18 que no están enteramente bajo
el control de la entidad” o
Según RT 16 y 1719 deben reconocerse los pasivos contingentes mientras los hechos futuros (no
controlables por la entidad) sean altamente probables.
¿Por qué afirmamos que dichas definiciones no entrañan más diferencias de fondo que la del
umbral de probabilidad?
En primer lugar porque las RT 16 y 17 requieren que las obligaciones presentes sean
reconocidas siempre que su cancelación sea ineludible o altamente probable y deriven
de hechos no controlables por la entidad.
En el cuadro siguiente confirma nuestra afirmación anterior y nos permite observar los
diferentes tratamientos que las normas analizadas atribuyen a las obligaciones presentes,
surgidas de sucesos pasados:
Características de la Tratamiento según las NIIF Tratamiento según las RT
obligación presente
Cuantificable
Se informa en notas.
Finalmente, creemos que deben explorarse las nuevas propuestas del IASB acerca del
tratamiento de la incertidumbre. Mientras sea posible realizar mediciones que contemplen dicho
factor, cualquiera sea el nivel de probabilidad de la entrada o salida futura de recursos, podría
aumentar el potencial predictivo de los estados financieros. Como contrapartida será necesario
sopesar cuidadosamente el balance entre costos y beneficios y establecer guías tanto para
facilitar la medición como para evitar discrecionalidades. Por ejemplo, mediante normas que
establezcan jerarquías similares a las requeridas para las mediciones a valor razonable.
En definitiva, si existieran mercados activos para todos los pasivos sus cotizaciones
contemplarían la incertidumbre del mismo modo que, digamos, el precio de un título de deuda
depende (entre otras variables) de la percepción que los participantes de mercado tengan sobre
la incertidumbre asociada a dichos papeles.
Mientras sea posible medir de modo fiable una provisión, contemplando en dicha medición la
incidencia de la incertidumbre, los estados financieros ganarán relevancia pues sacarán a la luz
pasivos que bajo las normas vigentes podrían permanecer “fuera del balance”.
1.6. Reconocimiento en base a los contratos versus reconocimiento en base a los hechos
sustanciales generadores de las correspondientes variaciones patrimoniales
1.6.1. Descripción de las diferencias
En el texto de las NCPA encontramos pocas orientaciones que colaboren para lograr un
reconocimiento de las transacciones que afectan al patrimonio de una entidad de la forma más
aproximada posible a la(s) realidad(es) que se pretende(n) describir en los estados contables22.
El principio rector o fundamental de esta cuestión se encuentra en la sección 2.2 de la RT 17,
donde se indica que “los efectos patrimoniales de las transacciones y otros hechos deben
reconocerse en los períodos en que ocurren, con independencia del momento en el cual se
produjeren los ingresos y egresos de fondos relacionados”. Luego, en la sección 4.7 de la
misma RT, se amplía este principio, indicando que las transacciones con los propietarios y
equivalentes23 y los resultados “deben reconocerse en los períodos en que se produzcan los
hechos sustanciales generadores de las correspondientes variaciones patrimoniales”. A estos
efectos –agrega la RT 17–, “la sustancia y realidad económica de los hechos y operaciones
deberá primar por sobre su forma legal”. Sin embargo –reforzando lo ya señalado– los
principios de “análisis de la realidad económica” y “hechos sustanciales generadores” no
presentan guías demasiado precisas para su aplicación24.
En el ámbito de las NIIF, el Marco Conceptual señala que “los cambios en los recursos
económicos y en los derechos de los acreedores de la entidad que informa proceden del
rendimiento financiero de esa entidad (…) y de otros sucesos o transacciones”. Si bien existe
similitud entre este enunciado con el incluido al comienzo de la sección 4.7 de la RT 17, luego
en las NIIF de aplicación particular se presentan guías mucho más precisas sobre cómo
reconocer los efectos de las transacciones que las incorporadas en las NCPA.
Tales guías son –en realidad– una descripción de cómo desentrañar los efectos financieros que
podrían afectar la posición financiera futura de la entidad como consecuencia del cumplimiento
de los contratos en los que esa entidad es parte, a partir de un desmenuzamiento de los mismos.
Si bien, las guías incluidas en la NIC 18 (para reconocer ingresos provenientes de venta de
bienes, prestaciones de servicios, intereses, dividendos y regalía), en la NIC 11 (para reconocer
ingresos provenientes de contratos de construcción) y en otras normas interpretativas (como ser,
la CINIIF 13, la CINIIF 15, la CINIIF 18 y la SIC 31) ya eran mucho más exhaustivas que las
incorporadas en las NCPA, en mayo de 2014 el IASB emitió una nueva norma para reconocer
los ingresos proveniente de los contratos con los clientes de una entidad, que reemplazará de
forma efectiva a todas las normas antes mencionadas en los períodos económicos anuales que
comiencen a partir del 1 de enero de 2017.
Esta nueva norma –la NIIF 15– pone su énfasis en la identificación de cuándo se deberán
cumplir las distintas “obligaciones de desempeño”25 que deberá satisfacer una entidad en
relación con sus clientes, para distribuir así el precio del contrato a medida que se cumplan tales
obligaciones. De este modo, se radicaliza la necesidad de comprender de una manera profunda
los efectos financieros de todo contrato con un cliente (es decir, de aquello a lo que la entidad se
obliga respecto de la contraparte) para lograr una representación fiel de la(s) transacción(es), de
forma que se aporte información relevante sobre el principal componente del rendimiento de la
entidad: el importe de sus ingresos para un determinado período.
En palabras del propio Marco Conceptual del IASB, “la información sobre el rendimiento
financiero pasado de la entidad que informa y la medida en que su gerencia ha cumplido con
sus responsabilidades es habitualmente útil para predecir la rentabilidad futura de los recursos
económicos de la entidad.”
Este distinción la podemos basar yendo a la génesis de todo esto, y centrándonos en la
definición de devengado (o base de acumulación): las NCPA nos presentan a la hipótesis de
devengado como una herramienta de periodización (devengado basado en el período),
mientras que para las NIIF, este concepto está asociado al reconocimiento de los elementos
de los estados financieros – activos, pasivos, ingresos y gastos– (devengado basado en el
reconocimiento) más que a una forma de resolver la periodización de los resultados y otras
transacciones.
Esta distinción entre “devengado como herramienta de periodización” y “devengado como
herramienta de reconocimiento” parecería ser una mera especulación intelectual, sin efectos
prácticos para los emisores de estados financieros. Sin embargo, la formulación de un
devengado basado en el reconocimiento es lo que, en el ámbito de las NIIF:
a) no nos permite defender el diferimiento de ciertos ingresos o gastos (nos lleva a su
reconocimiento inmediato en resultados en el período en que satisfacen los criterios de
reconocimiento propuestos por estas normas); y
b) se deriva otro cambio conceptual profundo: las NIIF no incorporan como principio o
hipótesis fundamental la correlación (o apareamiento) de ingresos con gastos (haciendo
así de forma explícita26); más bien, este tradicional “argumento contable” podría
convertirse en una herramienta práctica para la aplicación de ciertos conceptos que sí
resultan de la articulación de principios e hipótesis en los que las NIIF se basan.
2. ASPECTOS DE PRESENTACIÓN
2.1. Mantenimiento del capital financiero: resultado integral versus resultado del ejercicio
más resultados diferidos
2.1.2. Capital a mantener financiero o físico.
Para medir los resultados acumulados y las ganancia o pérdida asignable a cada período es
necesario determinar previamente que debe entenderse por capital invertido a mantener.
Bajo el concepto de mantenimiento del capital financiero se obtiene ganancia solo si el
importe financiero (o monetario) de los activos netos al final de periodo excede al
importe financiero (o monetario) de los activos netos al principio del mismo, después de
excluir los aportes de los propietarios y las distribuciones hechas a los mismo en ese
periodo. El mantenimiento del capital financiero puede ser medido en unidades
monetarias nominales o en unidades de poder adquisitivo constante.
Bajo el concepto de mantenimiento del capital físico se obtiene ganancia solo si la
capacidad productiva en términos físicos (o capacidad operativa) de la entidad al final del
periodo (o los recursos o fondos necesarios para conseguir esa capacidad) excede a la
capacidad productiva en términos físicos al principio del periodo, después de excluir los
aportes de los propietarios y las distribuciones hechas a los socios durante ese periodo.
La mayoría de los autores y de los organismos emisores de normas contables prefieren la
aplicación del criterio de capital financiero. Esto se debe no sólo a las dificultades de aplicación
del capital físico sino también a otros aspectos entre los cuales cabe destacar por ejemplo el
hecho que las entidades persiguen entre otros objetivos el de ganar dinero y no el de mantener
una determinada capacidad productiva y por lo tanto el capital operativo puede cambiar si es
que no se logra tal objetivo o si estos son cambiados, etc.
En las normas argentinas, la RT16 menciona que, dado que en dicho documento se considera
aportes al conjunto de los aportes de los propietarios incluyendo tanto al capital suscripto
(aportado o comprometido a aportar) como a los aportes no capitalizados esto implica la
adopción del criterio de que el capital a mantener es el financiero y no el que define un
determinado nivel de actividad (habitualmente denominado capital físico)27 28.
No obstante el propósito señalado en la RT 16, algunas normas argentinas29 requieren por
ejemplo que algunas ganancias y pérdidas devengadas sean excluidas del resultado del periodo
y se traten dentro de un rubro del capítulo de patrimonio neto, cuando deberían ser tratadas, bajo
el concepto de capital a mantener financiero, como resultado del periodo, si han sido causadas
por cambios de precios ocurridos durante el mismo.
Por otro lado, en el marco conceptual del IASB:
se mencionan tanto al concepto de capital a mantener financiero como al de capital a
mantener físico; pero
no se “toma partido” por ninguno de los dos criterios.
No obstante lo indicado, las NIIF al incorporar el concepto de resultado integral –que
comprende el resultado del período (ingresos menos gastos) y otro resultado integral adopta en
la práctica un modelo de capital a mantener financiero.
En el párrafo anterior se mencionó una clasificación de resultados que incorpora la NIC 1
Presentación de Estados Financieros pero que no está tipificada en las NCPA: el otro resultado
integral (ORI) (que es parte integrante del resultado integral total del período).
La NIC 1 sólo señala los algunos componentes del ORI, entre los que se incluyen:
a) cambios en el superávit de revaluación (NIC 16 Propiedad, Planta y Equipo y la NIC 38
Activos Intangibles;
b) nuevas mediciones de los planes de beneficios definidos
c) ganancias y pérdidas producidas por la conversión de los estados financieros de un
negocio en el extranjero.
d) ganancias y pérdidas procedentes de inversiones en instrumentos de patrimonio
medidos al valor razonable con cambios en otro resultado integral.
e) la parte efectiva de ganancias y pérdidas en instrumentos de cobertura en una cobertura
del flujo de efectivo.
f) para pasivos financieros designados como a valor razonable con cambios en resultados,
el importe del cambio en el valor razonable que sea atribuible a cambios en el riesgo de
crédito propio del pasivo.
En las NCPA, el tema es tratado en la RT 8, sección A.4.donde los flujos originados por
partidas extraordinarias, deben:
a) atribuirse a las actividades operativas, de inversión o de financiación, lo que
corresponda; o
b) exponerse por separado.
Si bien no hace referencia la Norma Internacional a los flujos extraordinarios, prohíbe
la presentación de resultados de tal tipo en el Estado de Resultados Integral. Lo hace en el
párrafo 87 de la NIC 1:
Una entidad no presentará ninguna partida de ingreso o gasto como partidas extraordinarias en el
estado de resultado integral….
2.5. Resultados financieros y por tenencia –incluido el RECPAM del “efectivo y sus
equivalentes”–.
2.5.1. Descripción de la diferencia
Al considerarse efectivo y equivalentes de efectivo la moneda extranjera y los depósitos a plazo
fijo, entre otros, en la medida que estén dadas las condiciones que ambas regulaciones exigen
para ello, pudiendo generar dichos activos resultados, resulta de interés analizar el tratamiento
a dispensar a los mismos en el estado de flujo(s) de efectivo. Así por ejemplo, entre el inicio y
el cierre de un período la tenencia de moneda extranjera puede dar lugar a diferencias de
cambio, , modificando estos resultados financieros y por tenencia a medida que se devengan, el
total del recurso financiero en términos nominales. No producen flujos de los recursos
financieros, pero si cambios en su valor.
3. ASPECTOS DE MEDICIÓN
3.1 Medición periódica: valores corrientes, valor razonable y otros criterios
3.1.1. Consideraciones previas
La RT 16, muestra una discrepancia clave con el de las NIIF en materia de medición periódica.
Mientras la RT 16 se rige por un principio general, el MC de los estándares internacionales
solo enuncia criterios de medición sin orientación definida aparente.
La discusión acerca de la existencia de principios rectores para definir criterios de medición no
constituye un mero ejercicio académico. Cuanto más numerosos sean los criterios admitidos por
las normas y más débil su correlación con aquellos principios, mayores serán los obstáculos que
enfrentarán sus destinatarios para interpretar el significado del rendimiento y la evolución
financiera de una entidad cualquiera.
a) Ambas podrían comprender tanto mediciones directas del costo o de los precios de
mercado como aproximaciones a las mismas; obtenidas, por ejemplo, mediante técnicas
de valuación.
Reglas generales en las NCPA: El acápite 6.2 de la RT 16 contiene las regulaciones que
deberían servir de guía para legislar sobre criterios de medición. Criterios que “deben basarse
en los atributos que en cada caso resulten más adecuados para alcanzar los requisitos de la
información contable … teniendo en cuenta: a) el destino más probable de los activos y b) la
intención y posibilidad de cancelación inmediata de los pasivos”.
Dicho principio rector dio lugar, en las versiones primigenias de la RT 17, a32:
a) Mediciones basadas en precios de mercado para activos y pasivos tales como bienes
de cambio, cuentas a cobrar en moneda cuando existe la intención y la factibilidad de
negociarlos, cederlos o transferirlos anticipadamente y pasivos en moneda si el ente
estuviera en condiciones de cancelarlos anticipadamente y hechos anteriores o
posteriores al cierre revelaran esa modalidad operativa.
b) Mediciones basadas en el costo para bienes de uso, intangibles distintos de la
plusvalía, cuentas a cobrar y pasivos en moneda cuando la intención es mantenerlas
hasta el vencimiento y pasivos en moneda si el ente no estuviera en condiciones o no
tuviera la intención de cancelarlos anticipadamente.
Reglas generales en las NIIF: Aunque el MC de las NIIF no establece principios rectores y
son las normas particulares las que fijan criterios de medición, sus regulaciones deberían
prescribir aquellos atributos de medición que proporcionen “información financiera sobre la
entidad … que sea útil a los inversores, prestamistas y otros acreedores existentes y potenciales
para tomar decisiones sobre el suministro de recursos a la entidad”33.
Pero no podemos desconocer que ese MC se encuentra en proceso de revisión y que su tenor
actual deviene parcial e inconsistente. Basta un ejemplo para ilustrarnos al respecto: dicho
marco no contempla todavía al valor razonable o “precio que sería recibido por vender un
activo o pagado por transferir un pasivo en una transacción ordenada entre participantes del
mercado”34; a pesar de que ese atributo ganó protagonismo en los últimos años y, junto con
otras regulaciones vigentes en los mercados internacionales, estuvo en el foco de la tormenta
desde el estallido de la burbuja inmobiliaria.
Justificaciones con similar orientación también fueron incorporadas a la NIIF 13. Según el
párrafo FC 39, “un precio de salida de un activo o un pasivo expresa expectativas sobre la
entradas y salidas de efectivo futuras asociadas con el activo o pasivo desde la perspectiva de
un participante de mercado... Incluso si una entidad pretende generar entradas de efectivo
procedentes de un activo mediante su uso…”. El motivo es obvio: un comprador “pagará solo
los beneficios que espera generar por el uso (o venta) del activo”.
Entre los argumentos que sostienen a la NIIF 9 y los fundamentos que justifican a la NIIF
13 existe un factor común: la necesidad de reforzar el carácter predictivo de los estados
financieros con el fin de dotarlos de mayor utilidad y relevancia. Pero la persecución de
idéntico objetivo no evita soluciones inconsistentes. Por un lado, los activos financieros que se
gestionan dentro de un modelo de negocios cuyo objetivo consiste en obtener los flujos de
efectivo contractuales deben medirse sobre la base del costo. Por otro, pueden utilizarse valores
razonables para medir propiedades, planta y equipo (PPE) aunque no se mantengan para la
venta y resulte improbable que las fluctuaciones de los precios incidan en los beneficios
esperados por su explotación.
Semejante contradicción queda al desnudo con la “Revisión del marco conceptual para la
información financiera (documento de debate DP/2013/1). En su párrafo 6.16, el IASB confirma
“que la relevancia de una medición en particular dependerá de cómo inversores, acreedores y
otros prestamistas evalúan si un activo o un pasivo de este tipo contribuye a los flujos de
efectivo futuros de la entidad”. E ilustra la cuestión afirmando que los usuarios suelen
inclinarse por utilizar información basada en precios actuales de mercado en el caso de “activos
que contribuyen directamente a los flujos de efectivo (por ejemplo, al ser vendidos)”. Pero
prefieren guiarse por el costo cuando se trata de recursos que no generan flujos de efectivo en
forma directa o se emplean en combinación con otros activos (elementos de PPE, intangibles).
3.1.2.3. Diferencias particulares
En las NIIF, las mediciones basadas en precios de mercado giran usualmente en torno del valor
razonable. Dichas normas exigen o admiten, por ejemplo, su utilización para medir
determinados activos y pasivos financieros, PPE, intangibles diferentes de la plusvalía, activos
biológicos y propiedades de inversión. La RT 17, desde la incorporación del modelo de la
revaluación también contempla el valor razonable39 pero su campo de aplicación es más
restringido. Las NCPA no prevén, por ejemplo, aplicar ese atributo a los activos y pasivos
financieros.
3.1.2.3.2. VNR, valor neto realizable y valor razonable menos costos de disposición
El valor neto de realización, otra medida regulada por la RT 17, difiere del valor neto
realizable, límite para la medición de inventarios según la NIC 12, por los mismos motivos que
el valor neto realizable no coincide con el valor razonable menos los costos de disposición
dentro de las fronteras de las NIIF. En efecto, “valor neto realizable se refiere a un precio de
venta estimado en el curso ordinario del negocio. En determinados casos, el precio de venta
neto reflejará una venta forzada, si la gerencia se ve obligada a vender inmediatamente”40.
El otro atributo de medición derivado del mercado que está presente en las normas nacionales
directamente queda fuera de la aplicación práctica en las NIIF. Nos referimos al costo de
reposición42, que refleja un precio de entrada (no de salida como el valor razonable), específico
para la entidad (no necesariamente el del mercado principal o más ventajoso, según impone la
NIIF 13).43 El costo de reposición está mencionado como una de las técnicas de medición a
valor razonable, dentro del enfoque del costo.
3.1.2.4. Vínculos entre la medición inicial y la medición periódica
Otra distinción entre NCPA y las NIIF proviene del vínculo entre la medición en el
momento del reconocimiento y la medición al cierre establecido por algunos estándares
internacionales.
La NIC 41, por su parte, impone la medición de los activos biológicos al valor razonable menos
los costos de venta46, tanto en el momento del reconocimiento como al cierre del período sobre
el cual se informa.
En los demás casos las NIIF se inclinan, igual que las RT47, por medir inicialmente los activos
al costo48; excepto cuando se dispone o permite el uso del costo atribuido. Es decir, “un
importe usado como sustituto del costo o del costo depreciado en una fecha determinada”49,
como consecuencia de –por lo menos- dos motivos:
El costo no puede determinarse de modo fiable (es el caso de los elementos de PPE
adquiridos mediante permutas50) o
Al menos de modo implícito, tanto las normas nacionales como los estándares
internacionales intentan reforzar el carácter predictivo de la información financiera con el
objeto de hacerla más relevante para sus destinatarios. Incluso, las bases consideradas por las
RT y las NIIF para establecer los criterios de medición de activos y pasivos guardan similitudes
conceptuales. Encontramos ciertos paralelismos, aunque no coincidencia plena, entre la
medición de activos financieros que se mantienen dentro de un modelo de negocios cuyo
objetivo es mantenerlos para obtener los flujos de efectivo contractuales (de acuerdo con la
NIIF 9) y los créditos en moneda que se conservarán hasta su vencimiento (en virtud de la RT
17)52.
Y si bien coincidimos con los fundamentos del “enfoque de atributo mixto” también
destacamos la necesidad de erradicar la inconsistencia, reconocida por el mismo borrador de
discusión del MC de las NIIF, de medir activos tales como PPE e intangibles a su valor
razonable. Objetivo que exigiría admitir ese criterio de medición solo cuando las oscilaciones en
los precios de mercado de tales activos reflejan expectativas más favorables acerca de los
flujos de efectivo que podrían generar en el futuro. Típico de escenarios donde las
cotizaciones de las commodities crecen en el mercado y provocan alzas en el precio de la tierra
destinada a producirlas53.
3.2.2. Valores corrientes (costo de reposición y excepciones de las NCPA) vs costo histórico
(más excepciones NIIF)
Ambos conjuntos normativos tienen un modelo de medición aplicable a la mayoría de los
elementos del rubro y además consideran modelos alternativos para ciertos casos particulares.
Ambos conjuntos normativos utilizan un valor límite superior para la medición de este tipo de
activos, que no vamos a desarrollar porque en ambos casos se utiliza un modelo similar de
medición como valor límite y es el que denominamos valor neto realizable, el que sólo en casos
excepcionales arrojará diferencias basadas en que las NIIF lo definen como una medida de la
entidad y las NCPA utilizan un concepto equivalente al de valor razonable. En cambio en los
modelos de medición “básico” y “alternativos” los criterios de medición adoptados son
diferentes entre los dos conjuntos normativos.
La norma argentina que trata sobre reconocimiento y medición de activos y pasivos, y en
particular este tema, es la RT 17 la que define que, para los bienes destinados a la venta o a ser
consumidos en el proceso de obtención de bienes o servicios destinados a la venta (coincidente
con la definición de bienes de cambio), la medición debe hacerse a su valor corriente. También
aclara que si la obtención del valor corriente fuera imposible o muy costosa se usará como
sucedáneo el costo original.
Si bien define el uso de valores corrientes para el rubro, por tratarse esta definición de un
concepto amplio que abarca diversos modelos de medición, luego describe las normas
particulares para cada tipo diferente de Bienes de Cambio, las que se transcriben a continuación:
5.5.1. Bienes de cambio fungibles, con mercado transparente y que puedan ser comercializados
sin esfuerzo significativo
Se los medirá al valor neto de realización, determinado de acuerdo con las normas de la sección
4.3.2 (Determinación de valores netos de realización).
5.5.2. Bienes de cambio sobre los que se hayan recibido anticipos que fijan precio y las
condiciones contractuales de la operación aseguren la efectiva concreción de la venta y de la
ganancia.
Se los medirá al valor neto de realización, determinado de acuerdo con las normas de la sección
4.3.2 (Determinación de valores netos de realización).
5.5.3. Bienes de cambio en producción o construcción mediante un proceso prolongado
La medición contable de estos activos se efectuará a su valor neto de realización proporcionado
de acuerdo con el grado de avance de la producción o construcción y del correspondiente
proceso de generación de resultados, cuando
a) se hayan recibido anticipos que fijan precio;
b) las condiciones contractuales de la operación aseguren la efectiva concreción de la venta;
c) el ente tenga la capacidad financiera para finalizar la obra; y
d) exista certidumbre respecto de la concreción de la ganancia.
En los restantes casos, se utilizará el costo de reposición de los bienes con similar grado de
avance de la producción o construcción, tomado de un mercado activo o, si esto no fuera posible,
su costo de reproducción, para cuya determinación se considerarán:
a) las normas enunciadas en la sección 4.2.6 (Bienes producidos) y
b) los métodos habitualmente seguidos por el ente para aplicarlas.
Si la obtención del costo de reproducción fuera imposible o impracticable, se usará el costo
original.
5.5.4. Bienes de cambio en general.
Para los restantes bienes de cambio se tomará su costo de reposición a la fecha de los estados
contables. Si la obtención de éste fuera imposible o impracticable, se usará el costo original.
Si los costos estuvieran expresados en moneda extranjera sus importes se convertirán a moneda
argentina utilizando el tipo de cambio del momento de la medición.
No hemos considerado necesario dar mayores detalles sobre los costos históricos porque entre
los dos marcos normativos no hay diferencias conceptuales que en nuestra opinión resulten
relevantes.
La NIIF aplicable utiliza para los inventarios que no constituyen excepciones a lo que hemos
denominado modelo básico, sobre los que vamos a volver más adelante, un modelo de medición
basado en el costo histórico que, como hemos expresado, es en líneas generales coincidente con
el modelo de costo histórico en la NCPA.
La diferencia reside entonces en que en un caso se utilizan los valores del momento de
adquisición o producción y en el otro se utiliza un modelo conceptual similar pero con valores
equivalentes de la fecha de cierre del período contable.
En este grupo no existen diferencias conceptuales que ameriten su análisis por separado.
Por el contrario, los bienes de cambio (inventarios) descriptos en los acápites 5.5.2 y 5.5.3 de la
RT17 no tienen su equivalencia en la NIC 2 a la que nos hemos referido previamente.
Los bienes de cambio (inventarios) descriptos en el acápite 5.5.2 de la RT17 no tienen
equivalencia en ninguna otra norma que trate sobre inventarios. El concepto subyacente en este
punto está relacionado con lo que se denomina “el proceso ganancial” y la forma de
reconocimiento de ingresos por operaciones ordinarias relacionados con dicho proceso.
La NIC 18 trata sobre el reconocimiento de ingresos por operaciones ordinarias y define un
“proceso ganancial” para los inventarios, basado en la oportunidad de la transferencia del
“control” sobre los bienes objeto de la transacción. Es decir que no permite el reconocimiento
de ingresos sobre la venta de bienes hasta que el “control” sobre los mismos ha sido transferido
al adquirente, en general representado por la transferencia al comprador de los riesgos y
beneficios inherentes a los propietarios. Por otra parte la NIC referida requiere que los ingresos
por la transferencia de este tipo de bienes se reconozcan dentro del primer rubro del estado de
resultados en la partida “ingresos por actividades ordinarias” simultáneamente con el
reconocimiento de los costos correspondientes a la baja de dichos ítems del activo de la entidad.
La NIIF 15, recientemente emitida por el IASB, no altera los conceptos descriptos de la NIC 18
sobre el reconocimiento de ingresos por operaciones ordinarias por venta de bienes.
La aplicación del párrafo 5.5.2 de la RT 17 transcripto previamente lleva a las entidades al
reconocimiento del beneficio por la valorización del activo en “resultados de tenencia” mientras
que se mantiene el activo en el patrimonio de la entidad, distorsionando luego el resultado bruto
de la operación cuando se concrete la tradición del bien, además de producir diferencias entre
entidades que tienen una situación económica similar pero que difieren en el hecho de no haber
recibido un anticipo, lo que de ninguna manera significa que la probabilidad de concreción de la
ganancia sea diferente.
3.2.6. Nuestra posición sobre el tema
En nuestra opinión, el tratamiento previsto por las NIIF es el más adecuado, dándole
homogeneidad al proceso de reconocimiento de resultados entre las diferentes entidades,
además de utilizar un criterio conceptualmente más razonable para establecer la oportunidad de
dicho reconocimiento.
En relación con el párrafo 5.5.3 de la RT 17 transcripto más arriba, existe en la normativa ni una
norma que trata casos relativamente similares, que es la NIC 11 sobre contratos de construcción
que requiere la aplicación de una metodología similar de reconocimiento de ingresos durante el
proceso de construcción efectuada en el entorno de un acuerdo contractual.
La aplicación del párrafo 5.5.3 mencionado lleva a situaciones de reconocimiento de resultados
también diferente entre las entidades que han recibido o no anticipos, lo que no parece
razonable a la luz de la realidad económica subyacente en las contrataciones de ese tipo.
En nuestra opinión, el tratamiento previsto por las NIIF es el más adecuado, dándole
homogeneidad al proceso de reconocimiento de resultados entre las diferentes entidades. La
NIIF 15 trata el reconocimiento de resultados de operaciones ordinarios en la provisión de
servicios requiriendo para ello que el control sobre los servicios prestados haya pasado al
cliente, lo que implica que en diversos casos el reconocimiento se producirá en un momento
posterior al que previó la NIC 11 y la RT 17
Define además, control conjunto, diciendo: “Se entiende que un integrante de un negocio
conjunto tiene el control conjunto, con otro u otros, cuando las decisiones relativas a las
políticas financieras y operativas de la entidad requieran su acuerdo o, al menos, no existiendo
control por parte de un participante, su participación pueda servir para formar la mayoría. En
la Ley N° 19.550 se prevé que las decisiones (salvo una previsión expresa del contrato
constitutivo) se tomen por acuerdo unánime en las UTE y por mayoría de los integrantes en la
AC, por lo que en principio control conjunto sería el caso general”.
CONCLUSIÓN
Los autores creemos que una revisión de los conceptos contables que se incluyen en la
normativa contable aplicable es una necesidad impuesta por el permanente cambio de la forma
de los negocios, en especial como resultado de la internacionalización, e incluso en cierta
medida la globalización del comercio y las finanzas de las empresas de nuestro medio.
El hecho de que la mayoría de los países de la región estén en un proceso de adopción de las
NIIF y de las NIIF para las PYMES que emite el IASB hace altamente conveniente, para
facilitar la información que los usuarios de la información financiera que proporcionan los
estados contables requiere que se analicen las diferencias, se comprendan sus conceptos
subyacentes y se transite un proceso de convergencia en las alternativas que se consideren
superadoras.
Esperamos que este trabajo sea un aporte en ese sentido
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
1
Aunque el significado de la expresión “pyme” en este contexto dista mucho del que en general
tenemos en mente los profesionales argentinos cuando lo oímos o invocamos
2
En la Sección 4.2.4., la RT 16 expresa el tratamiento en el estado de resultados consolidado, de las
participaciones de accionistas no controlantes.
Respecto a la exposición de los estados contables consolidados, deben respetarse las normas de la RT 8
y RT 9 y también las del Capítulo 2 sección 2.6 de la RT 21.
La RT 9 en su Capítulo III Sección C, al referirse al Estado de Situación Patrimonial Consolidado, y en su
Capítulo IV sección B.13., al tratar la forma y estructura del Estado de Resultados, indica cómo exponer
la participación de terceros ajenos al grupo económico. También la RT 8 en sendos capítulos referidos al
Estado de Situación Patrimonial y al de Resultados, menciona iguales partidas.
La RT 21, entre otros temas, se refiere a la preparación y presentación de estados contables
consolidados de un grupo de empresas bajo el control de una sociedad controlante y en su Sección 2.6
del capítulo II, indica que en la preparación de los estados contables consolidados deben respetarse
además de las RT 8 y 9, las normas contenidas en ella que se refieren a la misma teoría o enfoque.
3
en este trabajo se utilizará indistintamente el término estados financieros y estados contables
4
También llamado “de la participación” o “de consolidación en una sola línea”.
5
Corresponde en esta oportunidad mencionar a la NIIF 10 Estados Financieros Consolidados, que
reemplaza a la NIC 27 en lo referente a dichos estados.
6
NIC 32, párrafo GA3.
7
Hemos venido subrayando la expresión “llevar la contabilidad”, ya que es la que habitualmente
usamos en nuestro entorno nacional. Por ejemplo, en varios artículos del Código de Comercio de la
República Argentina se habla de “llevar libros”.
8
Podemos citar como ejemplos los siguientes: RT 17, sección 3.1., párrafos segundo y tercero – RT 17,
sección 3.2., primer párrafo – RT 18, sección 1.
9
Norma Internacional de Contabilidad 21 (NIC 21) Efectos de las Variaciones en las Tasas de
Cambio de la Moneda Extranjera.
10
La NIC 21 señala que “con frecuencia será la moneda en la cual se denominen y liquiden los precios de
venta de sus bienes y servicios”.
11
La NIC 21 señala que “con frecuencia será la moneda en la cual se denominen y liquiden tales costos”.
12
Esto es, la que corresponde a los instrumentos de deuda y patrimonio emitidos.
13
En la NCPA, el problema de “conversión de estados contables” –abordado en la sección 1 de la
segunda parte de la RT 18– se limita a incluir directrices para los casos en que un ente domiciliado en la
Argentina deba incorporar en sus estados contables consolidados alguna subsidiaria cuya moneda de
medición no sea el peso argentino, o que aplicar el método del valor patrimonial proporcional (VPP) o el
método de la consolidación proporcional sobre la información contable de otro ente que no lleve su
contabilidad la moneda de curso legal argentina.
14
Si bien no está explícitamente indicado, surge como única solución práctica para que la cifra asignada
al patrimonio al comienzo de un período sea coincidente – en moneda de presentación – con la misma
cifra que las del cierre del período inmediato anterior.
15
El resaltado es nuestro.
16
NIC 37: 10.
17
NIC 37: 10.
18
El resaltado es nuestro.
19
RT 16: 4.1.2; RT 17: 4.8.
20
En los hechos, como se admite en el borrador de discusión del marco conceptual de las NIIF, es
infrecuente que la incertidumbre de existencia (de activos o pasivos) a diferencia de la incertidumbre de
resultados.
21
Documento de debate DP/2013/1: 2.36.
22
Ello, a pesar de que en la RT 16 se indica que para que la información contenida en los estados
contables (estados financieros) sea útil debe resultar en una “aproximación a la realidad”.
23
Aportes y retiros de capital, distribuciones de ganancias y otros.
24
En la sección 4.7 de la RT 17 se incluyen breves lineamientos sobre cuando reconocer los resultados
por transacciones de intercambio (“cuando pueda considerárselas concluidas desde el punto de vista de
la realidad económica”) y los resultados por acrecentamientos, valorizaciones o desvalorizaciones
provenientes de acontecimientos internos o externos al ente que motiven cambios en las mediciones
contables de activos o pasivos, de acuerdo con los criterios establecidos en las NCPA.
25
Obligaciones que podrían consistir en entregar bienes o prestar servicios a favor de la contraparte
contractual.
26
“(…) la aplicación del proceso de correlación, bajo este Marco Conceptual, no permite el
reconocimiento de partidas, en el balance, que no cumplan la definición de activo o de pasivo.” (Marco
Conceptual), párrafo 4.50.
27
RT.16 Punto 1.3. El Patrimonio Neto y las participaciones de accionistas no controlantes en los
patrimonios de las empresas controladas.
28
Más adelante la norma agrega que de acuerdo con lo indicado en la sección correspondiente al
patrimonio y las participaciones de accionistas no controlantes en los patrimonios de las empresas
controladas, se considera capital a mantener al financiero (el invertido en moneda).
29
RT 17 Punto 5.11.1.1.2.6. Contabilización de la revaluación. “Cuando se incremente el importe
contable de un elemento integrante de una clase de bienes de uso como consecuencia de una
revaluación, en la primera oportunidad en que se adopte tal criterio, tal aumento se acreditará
directamente a una cuenta que se denominará Saldo por revaluación, integrante del patrimonio neto,
que se expondrá en el rubro Resultados diferidos (Sección B.2. del capítulo V – Estado de evolución del
patrimonio neto de la segunda parte de la Resolución Técnica N° 9).”
30
NIC 1 párrafo 95: Los ajustes por reclasificación surgen, por ejemplo, al disponer de un negocio en el
extranjero (véase la NIC 21), y cuando un flujo de efectivo previsto cubierto afecta al resultado del
periodo (véase el párrafo 100 de la NIC 39).
Párrafo 96: Los ajustes por reclasificación no surgen por cambios en el superávit de revaluación
reconocido de acuerdo con la NIC 16 o la NIC 38, o por nuevas mediciones de planes de beneficios
definidos reconocidas de acuerdo con la NIC 19. Estos componentes se reconocen en Otro Resultado
Integral y no se reclasifican en el resultado en periodos posteriores. Los cambios en el superávit de
revaluación pueden transferirse a ganancias acumuladas en periodos posteriores a medida que se utiliza
el activo o cuando éste se da de baja (véase la NIC 16 y la NIC 38).
31
Sección 8 del Documento de Debate, DP/2013/1 Revisión del Marco Conceptual para la información
financiera emitido en Julio 2013 por el Consejo de Normas Internacionales de Contabilidad (IASB)
exclusivamente para ser comentado.
32
RT 17: secciones 4 y 5.
33
NIIF, MC: párrafo OB 2.
34
NIIF 13: 9.
35
NIIF 9: FC4.6.
36
NIIF 9: FC4.4.
37
NIIF 9: 4.1.2.
38
NIIF 9: FC4.7.
39
RT 17: 5.11.1.1.2.
40
NIC 36: FCZ 38.
41
RT 17: 4.3.2.
42
RT 17: 4.4.3.
43
NIIF 13: 2 y RT 17: 4.4.3.
44
NIIF 9: 5.1.1/5.1.1.A.
45
Si el precio de la transacción difiere del valor razonable deberán reconocerse las denominadas
ganancias o pérdidas del día 1. NIIF 9: B.5.1.2.A.
46
Salvo que, en el momento del reconocimiento, la entidad pedal refutar la presunción del párrafo 30,
de la NIC 41: “el valor razonable de un activo biológico puede medirse de manera fiable”.
47
El criterio general queda firme en la sección 4.2.1 de la RT 17.
48
No es objeto de este trabajo analizar diferencias particulares, entre NIIF y RT, sobre la determinación
del costo de diversos activos y pasivos.
49
NIIF, glosario.
50
Excepto cuando la transacción no tenga carácter comercial o el valor razonable no pueda
determinarse con fiabilidad (NIC 16: 24).
51
NIC 41: 13.
52
Sabemos que hablar de “modelo de negocios” no es lo mismo que referirse a las “intenciones de la
gerencia” ni se trata de una discusión trivial. En los fundamentos de la NIIF 9 se presenta al “modelo de
negocios” como un factor objetivo en contraposición con la subjetividad de las “intenciones…” Hecho no
aceptado por quienes opinaron en disidencia (ver, por ejemplo, los párrafos OC12 y OC 20, de la NIIF
9B): “la Sra. McConnell encuentra difícil ver la forma en que los criterios de la NIIF 9 basados en el
objetivo del modelo de negocio de la entidad difieren de forma significativa de la intención de la
gerencia… La selección de un modelo de negocios es una elección de la gerencia”.
53
Observemos, no obstante, el sentido de la relación causa-efecto.
54
Norma contable profesional a nivel local
55
Norma Internacional de Contabilidad N°41
56
Valor neto de realización
57
NIC 41, párrafo 30
58
Ejemplos: Plantas frutales, florales, cultivos industriales
59
Las entidades están obligadas a aplicar estas modificaciones en los ejercicios anuales que comiencen a
partir del 1 de enero de 2016, permitiéndose su aplicación anticipada.
60
Ejemplos: viveros que producen plantines de árboles frutales.
61
Ejemplos: árboles que se cultivan por su madera.
62
Plantas productoras de frutos, animales reproductores.
63
RT 18, Combinaciones de Negocios, punto 6.3.
64
RT 21, Medición contable de las participaciones permanentes en sociedades sobre las que se ejerce
control, control conjunto o influencia significativa
65
NIIF 3, Combinaciones de Negocios, párr. 32 33.
66
NIC 28, Inversiones en Asociadas y Negocios Conjuntos, párr. 32 (a)
67
NIIF 3, Combinaciones de Negocios, párr. 34 a 36; y NIC 28, Inversiones en Asociadas y Negocios
Conjuntos, párr. 32 (b)
68
RT 18, Llave de Negocio, punto 3.4.1.
69
NIIF 3, párrafos 22 a 31.
70
Surge del párrafo OB17 del Marco Conceptual, donde a continuación se aclara que “…esto es
importante porque la información sobre los recursos económicos y los derechos de los acreedores de la
entidad que informa y sus cambios durante un periodo proporciona una mejor base para evaluar el
rendimiento pasado y futuro de la entidad que la información únicamente sobre cobros y pagos del
periodo.”
71
Fowler Newton, Enrique, Cuestiones Contables Fundamentales, Editorial La Ley, Buenos Aires, 2005