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DEFECTO SUSTANTIVO-Configuración
DEFECTO FACTICO-Configuración
VÍA DE HECHO-Inexistencia
Magistrado Ponente:
Dr. MARCO GERARDO MONROY CABRA
Bogotá D.C., diecinueve (19) de abril de dos mil siete (2007)
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
A. Hechos
5. Agrega que tales facturas fueron objetadas en forma extemporánea por parte
de La Previsora y que no fueron canceladas. Por tal razón, se inició en su contra
proceso ejecutivo en el Juzgado Quinto Civil Municipal de Montería con el fin de
obtener el pago de las facturas más los correspondientes intereses moratorios.
A. Primera Instancia
Lo anterior, en virtud del principio de la autonomía judicial que no permite que, vía
de tutela, se revoquen las decisiones judiciales argumentando que el criterio del
juez es adverso al que tiene quien lo revisa.
B. Segunda Instancia
III. PRUEBAS
En el proceso de tutela se aportó copia del proceso ejecutivo iniciado por
ORTOTRAUMA contra La Previsora S.A, se procede a enunciar las piezas más
importantes:
3. Copia de las Facturas No. 044, 045, 046, 047, 048, 049, 050, 052, 053, 055,
057, 059, 060, 062, 063, 067, 069, 072, 074, 075 y 076 de 2004 acompañadas de
los siguientes documentos: formato único de reclamación, subrogaciones a favor
de ORTOTRAUMA suscritas por el Hospital San Diego de Cereté, cuentas de
cobro de cada factura, denuncias de accidentes de tránsito, certificados médicos
de atención en urgencias, fotocopias de las pólizas del SOAT, fotocopias de los
documentos de los carros siniestrados, fotocopias de epicrisis, objeciones de las
facturas por parte de La Previsora, certificación expedida por el Jefe de almacén
E.S.E. Hospital San Diego de Cereté, donde consta que ORTOTRAUMA E.A.T
suministró y canceló el valor de los materiales de osteosíntesis a los pacientes que
fueron tratados por lesiones corporales víctimas de accidentes de tránsito con
pólizas SOAT expedidas por La Previsora a partir del 1 de julio de 2004.
A. Competencia
Problema jurídico
e. Que la parte actora identifique de manera razonable tanto los hechos que
generaron la vulneración como los derechos vulnerados y que hubiere alegado tal
vulneración en el proceso judicial siempre que esto hubiere sido posible. (...)
“a. Defecto orgánico, que se presenta cuando el funcionario judicial que profirió la
providencia impugnada, carece, absolutamente, de competencia para ello.
d. Defecto material o sustantivo, como son los casos en que se decide con base
en normas inexistentes o inconstitucionales o que presentan una evidente y
grosera contradicción entre los fundamentos y la decisión.
En este sentido, no sobra indicar que, en todo caso, los jueces civiles son
intérpretes autorizados de las normas que integran esta rama del derecho y el juez
constitucional no puede oponerles su propia interpretación salvo que se trate de
evitar una evidente arbitrariedad o una clara violación de los derechos
fundamentales de las partes. En este caso el juez constitucional tiene la carga de
demostrar fehacientemente la existencia de una vulneración del derecho
constitucional de los derechos fundamentales como condición previa para poder
ordenar la revocatoria de la decisión judicial impugnada.
En suma, ante una acción de tutela interpuesta contra una decisión judicial por
presunta arbitrariedad en la interpretación del derecho legislado -vía de hecho
sustancial por interpretación arbitraria- el juez constitucional debe limitarse
exclusivamente a verificar que la interpretación y aplicación del derecho por parte
del funcionario judicial no obedezca a su simple voluntad o capricho o que no viole
los derechos fundamentales. En otras palabras, no puede el juez de tutela, en
principio, definir cual es la mejor interpretación, la más adecuada o razonable del
derecho legislado, pues su función se limita simplemente a garantizar que no
exista arbitrariedad y a proteger los derechos fundamentales y no a definir el
sentido y alcance de las normas de rango legal.”
“En materia de interpretación judicial, los criterios para definir la existencia de una
vía de hecho son especialmente restrictivos, circunscritos de manera concreta a la
actuación abusiva del juez y flagrantemente contraria al derecho. El hecho de que
los sujetos procesales, los particulares y las distintas autoridades judiciales no
coincidan con la interpretación acogida por operador jurídico a quien la ley asigna
la competencia para fallar el caso concreto, o no la compartan, en ningún caso
invalida su actuación ya que se trata, en realidad, de “una vía de derecho distinta”
que, en consecuencia, no es posible acomodar dentro de los requisitos de
procedibilidad de la acción de tutela contra providencias judiciales. De esta
manera, queda a salvo, pues, el respeto por el principio democrático de la
autonomía funcional del juez que reserva para éste, tanto la adecuada valoración
probatoria como la aplicación razonable del derecho.”
En este mismo sentido, la Corte ha sido enfática en señalar que no procede la
acción de tutela para controvertir decisiones judiciales cuyo fundamento es una
interpretación entre varias posibles de las normas aplicables. En la sentencia T-
359 de 2003[8], la Corte afirmó que “en tratándose de casos en los cuales los
jueces optan por una entre las posibles interpretaciones de las normas jurídicas en
juego la tutela es improcedente”; igualmente, en la sentencia T-441 de 2002[9] se
explicó que “de aceptarse vía de hecho frente a interpretaciones razonables se
estaría llegando a afirmar que sería procedente dejar sin efectos una providencia
judicial simplemente porque el criterio del juez de tutela no coincide con el del
fallador accionado por supuesta vía de hecho en providencia judicial.”
Por otro lado, respecto del vicio por error fáctico al presentarse una errónea
valoración probatoria, la Corte Constitucional ha sostenido que el juez de tutela
sólo reclama competencia para revocar la decisión atacada cuando la valoración
probatoria es arbitraria y abusiva, esto es, cuando el funcionario judicial i)
simplemente deja de valorar una prueba determinante para la resolución del caso;
ii) cuando excluye sin razones justificadas una prueba de la misma relevancia, o
cuando iii) la valoración del elemento probatorio decididamente se sale de los
cauces racionales[10]. A este respecto la Corte Constitucional ha dicho:
“No obstante lo anterior advierte la Sala, que sólo es factible fundar una acción de
tutela, cuando se observa que de una manera manifiesta aparece irrazonable la
valoración probatoria hecha por el juez en la correspondiente providencia. El error
en el juicio valorativo de la prueba debe ser de tal entidad que sea ostensible,
flagrante y manifiesto, y el mismo debe tener una incidencia directa en la decisión,
pues el juez de tutela no puede convertirse en una instancia revisora de la
actividad de evaluación probatoria del juez que ordinariamente conoce de un
asunto, según las reglas generales de competencia, porque ello sería contrario al
principio de que la tutela es un medio alternativo de defensa judicial, aparte de que
se invadiría la órbita de la competencia y la autonomía de que son titulares las
otras jurisdicciones”[11]. (Subrayas fuera del original)
“Así entonces, para sustentar el fundamento de las distintas decisiones, los jueces
dentro de la órbita de sus competencias, son autónomos e independientes y en
sus providencias “sólo están sometidos al imperio de la ley (art. 230 C.P.)” [13],
gozan de la potestad de valorar las pruebas allegadas al proceso de acuerdo a las
reglas de la sana crítica y según los parámetros de la lógica y la experiencia”[14].
(Subrayas fuera del original)
C. Caso concreto
En primer término, la empresa accionante alega vía de hecho por defecto fáctico al
no tenerse en cuenta por parte del Juzgado Cuarto Civil del Circuito de Montería el
material probatorio que, en su opinión, demostraba la existencia de la obligación
por parte de La Previsora. Respecto de este vicio de procedimiento, la Corte
Constitucional ha sostenido que el juez de tutela sólo reclama competencia para
revocar la decisión atacada cuando la valoración probatoria es arbitraria y abusiva,
esto es, cuando el funcionario judicial i) simplemente deja de valorar una prueba
determinante para la resolución del caso; ii) cuando excluye sin razones
justificadas una prueba de la misma relevancia, o cuando iii) la valoración del
elemento probatorio decididamente se sale de los cauces racionales.
Así mismo, en relación con el defecto sustantivo por interpretación, tal y como se
señaló expresamente en la parte motiva de esta providencia, ésta procede cuando
“carece(n) de fundamento objetivo y razonable, por basarse en una interpretación
ostensible y abiertamente contraria a la norma jurídica aplicable”.
De la misma manera, el artículo 773 [16] El artículo 773 del Código de Comercio
señala: “Una vez que la factura cambiaria sea aceptada por el comprador, se
considerará, frente a terceros de buena fe exenta de culpa que el contrato de
compraventa ha sido debidamente ejecutado en la forma estipulada en el título.”
consagra que la factura de venta debe ser aceptada por el comprador para
entender que el contrato de compraventa ha sido debidamente ejecutado. Tal
disposición se encuentra desarrollada en el artículo 778 cuando establece que “la
no devolución de las facturas cambiarias en un plazo de cinco días a partir de la
fecha de su recibo, se entenderá como falta de aceptación.”
Sin embargo, estudiadas las pruebas obrantes dentro del proceso ejecutivo, esta
Sala observa que todas las facturas aportadas fueron objetadas o glosadas por la
Previsora S.A. y se presenta un debate jurídico sobre la extemporaneidad de las
mismas, en consecuencia, no existe claridad sobre la aceptación de las facturas
cambiarias por parte de la Compañía de Seguro, tal como lo señalaron los jueces
ahora accionados. En este sentido, se observa dentro del expediente las
siguientes glosas y objeciones [17] En el escrito de objeciones La Previsora señala
que: “Así mismo les informamos que el FUSOAT-01, FUSOAT-02 y el Certificado
de Atención Médica deben estar totalmente diligenciados sin tachones o
enmendaduras (Resolución 13049 del 23 de octubre de 1991 y resolución anexa
No 00003 del 18 de septiembre de 1992: Artículos 3,4,5 y 6)” (sic):
- Factura 045: Glosa del 15 de octubre de 2004 por: “no lugar a cobro de
material de osteosíntesis por parte de la casa distribuidora”.
- Factura 047: Glosa del 15 de octubre de 2004 por: “no lugar a cobro de
material de osteosíntesis por parte de la casa distribuidora”.
- Facturas 049, 072, 067: Mediante oficio No. 000558 la Previsora S.A.
informa a ORTOTRAUMA que: “objeta las reclamaciones y declina los pagos
pretendidos y agrega que anexa “oficio emitido por MINISTERIO DE LA
PROTECCIÓN SOCIAL” (En las pruebas no se adjunta el oficio).
- Facturas 075, 074, 052, 076: Mediante oficios No. 000729 y 000842 la
Previsora S.A. informa a ORTOTRAUMA que: “objeta las reclamaciones y declina
los pagos pretendidos y agrega que anexa “oficio emitido por MINISTERIO DE LA
PROTECCIÓN SOCIAL” (En las pruebas no se adjunta el oficio).
- Factura 053: Glosa del 15 de octubre de 2004: “no hay lugar a cobro de
material de osteosíntesis por parte de la casa distribuidora”.
- Factura 055, 059, 060, 062, 063 y 069: Glosa del 3 de noviembre de 2004:
“Según pronunciamiento del Min de protección social, no hay lugar a cobro por
parte de suministradores de material de osteosíntesis. (sic)”
Reitera la Corte que la existencia de las objeciones y de las glosas de las facturas
objeto de la ejecución, excluyen la supuesta conducta arbitraria del Juzgado
Cuarto Civil del Circuito. Esto no significa que se afirme la existencia o inexistencia
de la obligación. Este conflicto jurídico entre las partes no puede ser resuelto por
la acción de tutela, que es un mecanismo subsidiario de las vías procedimentales
ordinarias. Se tiene entonces que el error probatorio y de interpretación sólo puede
declararse cuando la decisión carece de todo fundamento, y en consecuencia,
resulta ser abiertamente arbitraria.
Por todo lo anterior, la Sala no encuentra configurada causal alguna que permita
deducir que la decisión tomada por el Juzgado Cuarto Civil de Montería constituya
una vía de hecho. En consecuencia, confirmará las decisiones de instancia.
SEGUNDO: Para los efectos del artículo 36 del Decreto 2591 de 1991, el juzgado
de origen hará las notificaciones y tomará las medidas conducentes para el
cumplimiento de esta sentencia.
Magistrado Ponente:
Dr. MARCO GERARDO MONROY CABRA.
Con el acostumbrado respeto, me he apartado de lo expresado en los puntos (i) y
(ii) del literal B de la parte considerativa del fallo proferido por la Sala Quinta de
Revisión de la Corte Constitucional, que integro con los Magistrados Marco
Gerardo Monroy Cabra y Humberto Antonio Sierra Porto, por lo que a continuación
expongo de muy sucinta manera.
Con lo anterior dejo brevemente expuestas las razones por las cuales, con el
mayor respeto, disiento en parte de la motivación del fallo adoptado por la Sala
Quinta de Revisión.
Fecha ut supra.
[1]
[2] [3] [4] M.P. Manuel José Cepeda.
[5] M.P. Jaime Córdoba Triviño
[6] Sentencia SU-962 de 1999. M.P. Fabio Morón Díaz.
[7] M.P. Rodrigo Escobar Gil
[8] M.P. Jaime Araujo Rentería
[9] M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra
[10] Al respecto se pueden consultar las sentencias T-231 de 1994, T-329 de
1996, SU-477de 1997, T-267 de 2000, entre otras.
[11] Sentencia T-442 de 1994. M. P. Antonio Barrera Carbonell.
[12] Ver entre otras la Sentencia T-1001- 2001. M.P. Rodrigo Escobar Gil.
[13] Ver entre otras la sentencia T-073 de 1997. M.P. Vladimiro Naranjo Mesa.
[14] Sentencia T-066 de 2005. M.P. Rodrigo Escobar Gil
[15] Sentencia T-336 de 2004. M.P. Clara Inés Vargas Hernández y Sentencia T-
212 de 2006 M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra