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Vistas en retrospectiva.

El tratamiento del sistema de relevancias en Alfred


Schütz.
Amelia Coria Farfán-FCPS-UNAM
Introducción

Al indagar simultáneamente en campos de la filosofia y la sociología, el trabajo


de Schütz no puede ser llamado una “sociología filosófica”, tal intento fue
realizado antes que él por George Simmel y Max Scheler. Schütz les trascendió
al intentar crear los fundamentos de un completo y autosuficiente sistema de
pensamiento sociológico.

En este sentido es que gira el desarrollo de este trabajo. En primer lugar es


importante destacar el ámbito de la intersubjetividad, en segundo la forma
como este autor preparó la fundamentación y sistemática representación de su
propuesta en relación a lo que él consideró al final de su vida como las
estructuras del mundo de la vida diaria y la prevalencia de un sistema de
relevancias propias de este mundo.

El contenido y la forma del trabajo de Schütz, como pensador, es que tuvo un


único y simple propósito, el de establecer los fundamentos de una sociología
fenomenológica. En mi opinión, sus escritos conforman un todo
interrelacionado. En su primera publicación1 dejó completamente delineada su
preocupación central; ésta contiene los temas básicos y su postura ante los
problemas que más adelante escribiría dado que las recientes elaboraciones
de sus escritos sólo fueron modificaciones ocasionales, ulteriores
clarificaciones y extensiones de su posición original, ya plasmadas en su primer
libro.

Esencialmente, los escritos de Schütz en su periodo americano consisten en


ensayos independientes unos de otros. Algunos son sistemáticos y van directo
al núcleo de lo que al autor le concierne; algunos otros contienen
demostraciones empíricas de algunas concepciones fenomenológicas; otras
más yuxtaponen las ideas de otros escritores como las consideraciones propias
de Schütz; unas más son explicaciones de los fundamentos filosóficos de su
trabajo.

Sin embargo lo anterior refleja la carencia de una comprensión coherente en el


conjunto de sus escritos. Este factor me permite observar el carácter
fragmentario de éstos, sobre todo los de su etapa norteamericana. Estos
defectos fueron agravados por el hecho de no poder escribir para una
audiencia específica ya que en varias ocasiones enfrentó audiencias con
fenomenólogos, con filósofos en general, o con un amplio grupo de
intelectuales de colegios y facultades distribuidos en varias disciplinas, o bien
científicos sociales en general y sociólogos en particular. Por otra parte, Schütz
nunca supuso que sus conferencias y ensayos tuvieran un efecto acumulativo
para un pequeño círculo estudiantes. Tal vez esta sea una razón por la cual el
propio Schütz no se haya cuidado de repeticiones contenidas en varios de sus
escritos.
1
Schütz, Alfred, (1966) La fenomenología del mundo social. Introducción a la sociología
comprensiva, Paidos, Bs. As.
También es preciso señalar que algunos de los asistentes a sus conferencias
no estaban familiarizados con los fundamentos de la fenomenología y por ello
Schütz se sintió comprometido a recapitular antes de hablar de cualquier tema
en particular. Vistos como un todo, en sus ensayos recopilados se tiene la
impresión de que él, constantemente, se empeñó en la propagación de las
propuestas fenomenológicas. Sólo de esta manera creyó ser escuchado sin ser
malinterpretado.

Una síntesis crítica

Una parte de los escritos de Alfred Schütz que se han convertido en una lectura
obligada es el primer capítulo de la Fenomenología. En éste, Schütz somete a
un riguroso escrutinio la concepción weberiana del significado subjetivo como
un criterio crucial de la acción del actor. Esto que deriva de la teoría de la
acción de Weber le proporcionó los argumentos que le permitieron acercarse al
ámbito de la fenomenología. No obstante, Schütz nunca dejó la convicción de
que tanto Weber como Husserl habían tratado puntos cruciales en su campo de
estudio. En cuidadoso escrutinio, apreció la ingenuidad por un lado y por otro,
la importancia de ambos autores y por tal motivo se vio en la necesidad de
revisar y sobre todo extender hacia otros ámbitos sus propias convicciones.
Después de varios años de estudio de las publicaciones de Husserl, Schütz
llegó a la conclusión de que éste, repetidamente, intentó resolver el problema
de la intersubjetividad en el nivel de la fenomenología trascendental, lo cual
resultó equívoco.2 Los argumentos de Schütz en este sentido tienden a
demostrar que Husserl no estaba versado en los problemas concretos de las
ciencias sociales. Tal impedimento no le permitió abordar las relaciones y
grupos sociales; como sociólogo, Schütz estuvo mejor preparado no sólo para
observar tal defecto, sino para desarrollar algunos de los rudimentarios
conceptos de Husserl, sobre todo en lo referente a la fundación de la teoría
sociológica del mundo social.
La defensa de Schütz a la unicidad de la conciencia del Otro no le inhibió para
aferrarse a la importancia de la socialidad humana, al priorizar el Nosotros
sobre el Yo. En esencia, gran parte de nuestra conciencia es producto de la
subjetividad de Otros, lo que es en sí mismo un producto social.3
Por otro lado, es preciso dar por supuesto que nuestra conciencia de cualquier
cosa presupone correlatos noemáticos que sostienen la marca de los grupos

2
Barber, Michael (1998) Social Typifications and the Elusive Other, ed.Lewinsburg Bucknell
University Press, USA. Barber señala que el carácter vivo de la existencia social y su
relativismo incontestable, paralelo a la existencia vivida por nuestro propio ser en toda su
unicidad es para Husserl la forma en que, prematuramente, transfiere la experiencia de mi
cuerpo a la experiencia de Otros cuerpos. Por razones similares, Schütz se posiciona en este
tercer estadio derivado del tercer estadio de la constitución trascendental del Otro en Husserl y
la cual a juicio de Schütz, es dudosa, dado que tenemos un limitado acceso interpretativo de la
corriente subjetiva del Otro. La radical unicidad de cada conciencia humana, menospreciada
por Husserl, contiene serios cuestionamientos acerca de la intercambiabilidad de los puntos de
vista (en el nivel de la constitución trascendental y no en el nivel de la presuposición de la
actitud natural) la objetividad que resulta de tal intercambiabilidad y finalmente la mayor
posibilidad de que cualquier demanda de la intersubjetividad trascendental, constituida desde
las fuentes de mi intencionalidad, podría ser la misma para todos (o casi para cualquier otro)
ser humano.
3
Barber, op.cit. p. 24
sociales a los cuales pertenecemos. La capacidad de separar que es lo propio
del ego de lo que no lo es, prueba que ello es imposible, si es que nosotros
estamos concientes de cómo esta conciencia humana está totalmente inmersa
en el mundo social. Por otra parte, el absoluto e ineludible arraigo de nuestra
conciencia de; de la concreta y completa estructura intencional en la cual el
mundo y el Otro en él me son dados, es una perspicaz y hábil perspectiva de
Schütz así como el particular uso del método fenomenológico.4
En el transcurso de esta labor, Schütz realizó varias e importantes
contribuciones, entre ellas su tratamiento al fenómeno de la tipificación en las
esferas del mundo de la vida diaria. Sin embargo, Schütz recuperó el problema
de la intersubjetividad en una vía que fue ingeniosa y simple: tratar a fondo a
Weber y reconocer la contribución de la sociología alemana en torno al
desarrollo de la teoría de la acción, por un lado, por el otro, adicionó
perspicazmente el análisis de conceptos tales como acción subjetivamente
significativa, comprensión observacional y motivacional, interpretación objetiva
y subjetiva, las cuales en sí mismas vienen a ser contribuciones relevantes de
la sociología interpretativa.

El punto de partida: La Intersubjetividad5

La forma como aborda Schütz el problema de la intersubjetividad tiene que ver


con nuestros modos para involucrarnos en el mundo de la vida, el cual se
caracteriza por que en éste nunca nos preguntamos ¿cómo es posible conocer
otras mentes? tal pregunta no ha representado un problema formal para los
individuos de sentido común.
Esto se presupone, dice Natanson6, porque la intersubjetividad es una cualidad
obvia de nuestro mundo: nuestro mundo es la tipificación subyacente del

4
Schütz, Alfred, (1995) El problema de la realidad social, Amorrortu, Bs. As., p. 214 Para
Schütz, el hombre, en su actitud natural (que es la actitud clásicamente adoptada por lo
individuos en el mundo social) realiza un constante y por supuesto incuestionable uso de una
específica “epoché”. Al suspender toda duda del mundo, de sus objetos y de otros seres
vivientes, él mismo se abstiene de dudar de que éstos podrían no ser, o bien, podrían ser de
otro modo y por tanto los “otros seres vivientes” son asumidos sin cuestionamiento (porque
quizás, lo que ellos parecen, para mí lo son). Este hombre, por supuesto, no suspende la
creencia en el mundo externo y sus objetos, por el contrario, suspende la duda en su
existencia. Lo que coloca entre paréntesis es la duda de que el mundo y sus objetos puedan
ser diferentes de lo que se le aparecen.
5
Esta categoría refiere en general a lo que es (especialmente cognoscibilidad) común a varios
individuos. En el mundo de la vida diaria una persona da por sentado la existencia de otras
personas. La persona razona por un supuesto autoentendimiento de que esas personas (los
otros) son básicamente personas tales como yo mismo, dotadas de conciencia y anhelos,
deseos y emociones. La mayor parte de lo que hay en uno mismo proviene de las experiencias
de vida, confirmadas y reforzadas en esa convicción, y bajo circunstancias normales las
personas, en contacto con otras, se comprenden uno al otro al menos por su condición en la
que ambos han estado de acuerdo, exitosamente. Los fenomenólogos le han llamado el
problema de la intersubjetividad. En términos de la psicología fenomenológica, este problema
puede ser subdividido en dos formas: 1) cómo se constituye “otro self” en mi mente como un
self que básicamente es el mismo con características tales como mi propio self? y 2) Cómo es
la experiencia de un acertado intercambio con otro posible self o cómo es la experiencia de mi
comprensión de otro y a su vez su comprensión de mi? Véase el glosario selecto de términos
de Alfred Schütz en On phenomenology and social relations, (1970) selected writings, editado e
introducido por Wagner, Helmut, The University of Chicago Press, USA.
6
Cfr. Natanson, Maurice, Introducción a Schütz, Alfred, (1995) op. cit. p. 19
sentido común7. En todo caso, el enfoque de Schütz respecto a la
intersubjetividad tiene que ver con el análisis descriptivo de las tipificaciones
del mundo de sentido común. A ello se dedicará el siguiente apartado.

Cómo es posible conocer otras mentes?

El sistema de constructos tipificadores es, en su mayor parte, dado por sentado


sin cuestionar (sólo algunas veces es cuestionado y en grado mínimo). Sin
embargo, nosotros, en nuestra vida diaria y con alguna periodicidad, tendemos
a cuestionar uno u otro segmento dado por sentado en nuestro mundo de la
vida, por lo cual la “toma de seguridad” y su “ordinariedad”8 permanecen sin
tematización por nosotros en el contexto de la vida diaria. Tal condición surgirá
hasta nuevo aviso.
Para hacer esto último tema de análisis, es preciso realizar una “epoché” de la
actitud natural, como le llamó Schütz. En principio, es esencial abstenerse de la
abstención o bien, practicar una “epoché sobre la duda de la “epoché”. Al
enfocar nuestra atención en estas tesis constitutivas, la segunda “epoché”
significa un esfuerzo para hacer explícito, precisamente, lo que es implícito y
dado por sentado en la forma más natural, con referencia a la vida del sentido
común.

Schütz al abordar la fenomenología husserliana, sostuvo que las líneas más


importantes de Husserl, sobre todo en su última época, lo fue el concepto de
mundo de la vida el cual “se revela en toda su significación fundamental como
base de sentido de todas las ciencias, incluyendo las ciencias naturales y
también la filosofía (..) así toda reflexión halla su evidencia sólo en el proceso
de recurrir a su experiencia originariamente fundadora dentro del mundo de la
vida y queda como interminable tarea del pensamiento hacer inteligible la
constitución intencional de la subjetividad contribuyente con referencia a ésta,
su base de sentido”.9

De acuerdo con esta lógica de reducción schutziana, se le permite al individuo


participar en el mundo de la vida de forma natural, y de ello se desagrega que
este mundo, en el cual vivimos ingenuamente, lo encontramos ya constituido.
Nacemos en él, lo soportamos y algunas veces, a través de la intencionalidad
de nuestro flujo de conciencia, (duración)10 lo usamos y en él apoyamos

7
Ibid, p. 20
8
Véase el artículo de Garfinkel, Harold (1967) Las propiedades racionales de lo científico y las
actividades de sentido común, en Studies in Ethnomethodology, Great Britain, Polity Press, pp.
262-283, en donde se realiza un planteamiento que aborda el tema de la “ordinariedad” del
mundo de la vida cotidiana. En éste captamos sólo ciertos aspectos que nos interesan y los
abordamos–la mayor parte de ellos con un escaso nivel de racionalidad -.
9
Schütz, Alfred (1995) op. cit. p. 137
10
Bergson, Henri, (1991) Matter and Memory, Zone Books, New York, USA. Este autor señala
que la duración vivida por nuestra conciencia es una duración con su propio y determinado
ritmo, es una duración muy diferente respecto al tiempo físico, la cual podemos acumular en un
intervalo, así como un gran número de fenómenos que nos satisfagan. Véase capítulo IV, p.
205 y ss.
nuestro propio pensar, mediante el cual procedemos a orientarnos y lo
hacemos a través de nuestra acción e intervención en él.11

Obviamente el esfuerzo de Schütz para ejecutar este proyecto, y a pesar


cuestionarse constantemente acerca de los fundamentos de las ciencias
empíricas, las cuales se ocupan del hombre y su mundo sociocultural12, ya
desde su comienzo, este mundo de la vida está dado alrededor del hombre y
hasta cierto punto dócil a sus variadas técnicas y métodos .

Para descubrir las presuposiciones fundamentales explícitas que operan con


naturalidad en este trasfondo de interés dirigiéndose al establecimiento de sus
estructuras; analizando sus estratos, revelando al mismo tiempo estructuras
interconectadas; cómo posibilitar la comprensión de la interrogante previa ¿qué
es lo que hace que el mundo social funcione? y ¿qué hace que el mundo social
sea de pronto “social” y “mundo”?

Inversamente y aunque la fenomenología del mundo de la vida ha ofrecido sus


argumentos al interior de la sociedad empírica y conductual, no ha podido
sacar provecho de sí misma o de sus propios métodos, quizás porque su
investigación es sistemáticamente autónoma. Pero precisamente porque es
presupuesta por estas ciencias tendrá profundas implicaciones epistemológicas
y metodológicas13. Los métodos y conceptos que pueden ser legítimamente
usados serán estrictamente dependientes de la materia subjetiva. Por lo tanto,
la fenomenología del mundo social es al mismo tiempo la “fenomenología de lo
social” de las ciencias humanísticas.14

11
Cfr. Schütz, Alfred (1973) op. cit., particularmente el capítulo 1 El mundo de la vida cotidiana
y la actitud natural p. 25 y ss.
12
Cfr. Schütz, Alfred en Horowitz Irving, (1964) Historia y Elementos de la Sociología del
Conocimiento, Ed. Eudeba, Bs. As., p. 98 donde el propio Schütz afirma que la interpretación
del mundo sociocultural está basada, dice, en un cúmulo de experiencias previas acerca de él,
sean éstas propias o recibidas de nuestros padres o maestros, experiencias que, bajo la forma
de “conocimiento disponible” funcionan como un esquema de referencia.
13
El propio Schütz defendió este punto al manifestar que sus escritos sobre fenomenología
pretenden contribuir a eliminar la confusión de la naturaleza de esta ciencia, sobre todo
aquellas creencias que tienden a declararle como anticientífica, (..) que no es analítica ni
descriptiva sino que se origina en una especie de “intuición incontrolable o revelación
metafísica”. Cfr. Schütz, Alfred, (1995) op. cit., cap. 4 Conceptos Fundamentales de la
Fenomenología, p. 114 y ss.
14
En dichos artículos sobre fenomenología, Schütz consideró que el fenomenólogo no niega la
existencia del mundo externo, pero, sobre todo con fines analíticos, decide suspender la
creencia en su existencia, es decir, abstenerse intencional y sistemáticamente de todo juicio
relacionado directa o indirectamente con la existencia del mundo externo. A este
procedimiento, Husserl le llamó “poner el mundo entre paréntesis” o efectuar la “reducción
fenomenológica” y en ello, afirma Schütz, no hay nada misterioso en estas nociones que son,
en todo caso, sólo nombres, recursos técnicos a través de los cuales la fenomenología
“radicaliza el método cartesiano de la duda filosófica con el fin de ir más allá de la actitud
natural del hombre que vive en el mundo, y que acepta, (lo que) sea realidad o mera
apariencia” op. cit. (1995) p. 115
La introducción del concepto husserliano de “mundo de la vida” en la
teoría de la sociedad.

La intersubjetividad, la acción en común, en donde se vinculan entre sí las


múltiples perspectivas de los participantes –quienes necesariamente adoptan
puntos de vista distintos- se dotan de esta fuerza unificadora: la
intersubjetividad. Ésta, dice Habermas15 protege la pluralidad de perspectivas
individuales, incluso en el caso de una opresión violenta, la intersubjetividad no
se sustituye por una subjetividad de nivel superior, dado que el lenguaje opera
como un mecanismo de sintonización de la diversidad de acciones. Al seguir a
Habermas en su teoría de la acción comunicativa, se profundiza en el hecho de
que en la comunicación los individuos aparecen como seres irrepetibles y al
mismo tiempo, deben reconocerse unos a otros en su responsabilidad, es
decir, en su capacidad de decir sí o no, lo que, en última instancia se traducen
a su posición de iguales.

Mientras que esto suceda, es decir, que los actores hablen entre sí, e intenten
alcanzar un consenso, la idea de un entendimiento recíproco –inscrito en el
lenguaje- recrea el supuesto de igualdad que puede quedar en suspenso, sin
embargo, no pude ser reprimida siempre.16

Schütz estuvo, como exiliado en Nueva York, cerca de Hanna Arendt y


compartió con ella su idea respecto a que todo hombre nace miembro de una
determinada comunidad y sólo puede sobrevivir en ella si es aceptado y se
siente en su hogar17. La situación fáctica (..) contiene una forma de
consentimiento, es decir, alguna clase de adaptación a las reglas del juego que
rigen la interpretación que del gran teatro del mundo hace el grupo específico al
que (se) pertenece por nacimiento. 18
Mas adelante, la misma Arendt asume que todos vivimos y sobrevivimos
gracias a una especie de consenso tácito que sin embargo apenas puede
calificarse de acuerdo voluntario. ¿Cómo podríamos querer lo que de todas
maneras ya es?

En este sentido, es importante, dice Habermas, que el científico social se


ocupe de la cuestión descriptiva de cómo funciona de hecho ese espacio
fenoménico que constituye el horizonte de la vida diaria. En este sentido,
Schütz dedicó gran parte de sus reflexiones a responder a esta cuestión y con
esa intención utilizó y transformó el concepto husserliano de “mundo de la
vida”. Concibió este mundo como el suelo no problematizado de la práctica
cotidiana; trató de aclarar lo que significa concebir algo como obvio, como “algo
que se da por sentado” hasta que no quede más remedio que ponerlo en duda.

15
Habermas, Jürgen (2000) Perfiles filosófico-políticos, Taurus, Madrid, p. 357.
16
Habermas, op. cit, p. 358
17
Schütz escribió un texto con un tema similar al que trata Arendt, es un capítulo titulado La
vuelta al Hogar del libro Estudios sobre Teoría Social (1974) publicado por Amorrortu. Este
trabajo fue leído en el Seminario General del Claustro de Estudios Superiores de la New
School for Social Research el 6 de diciembre de 1944.
18
Arendt, Hanna (2002) Tiempos Presentes, Gedisa, Barcelona, p.139
El mundo de la vida como espacio cognitivo

El replantear el problema de la intersubjetividad en el mundo de la vida, puedo


tratar de ordenar la parte de los acuerdos intersubjetivos en los que se
enquistan las tipificaciones, los grados de proximidad entre los participantes en
el mundo de la vida, y cómo cada uno de estos actores tiende a ordenar su
propio mundo dentro de un sistema de relevancias de carácter individual.

Los estudios que realizó Schütz sobre el mundo de la vida cotidiana tienden a
establecer como principio que éste significará ese mundo intersubjetivo,
existente mucho antes que nosotros estuviésemos en él; experimentado por
otros antes y dispuesto todo a nuestra interpretación –también ya organizada
por otros (nuestros antecesores). Nuestro interés en él consiste en dominarlo y
que él ejerza dominio sobre nosotros; es el “escenario de y objeto de todas
nuestras acciones e interacciones”19; el mundo de la vida social –al tomar la
guía de Husserl, William James y Henri Bergson Schütz extendió sus ideas en
un camino distinto al de éstos, articulado al interior del concepto de “realidades
múltiples”20.

Ya se ha insistido antes que el mundo de la vida diaria es un mundo dado por


sentado, su existencia no es jamás puesta en duda o cuestionada y la manera
de asirse a éste es tan natural como lo son sus aspectos socio-culturales.21
Esto es fundamental no sólo por la importancia que le concedió Schütz al
mundo de la vida cotidiana, sino porque de esta parte deriva una idea
fundamental para enlazar este mundo público con un mundo de carácter más
privado. Nosotros no experienciamos este mundo de la vida cotidiana como un
mundo privado, por el contrario, lo tomamos como un mundo público, común
para todos, esto es, un mundo intersubjetivo.
Sin embargo, cada uno de nosotros percibe el mundo de la vida cotidiana y sus
cosas desde un particular punto de vista desde el cual lo que sucede en él
puede ubicarse en ese momento, y desde ahí, apreciarlo bajo ciertas
circunstancias y perspectivas que dependen de o que bien pueden estar de
acuerdo con ese punto de vista. No obstante, en esta presentación, la
concepción de Schütz respecto a este mundo de sentido común como una
realidad social puede encontrarse en los siguientes trabajos: Fenomenología y
Ciencias Sociales, Sobre las Realidades Múltiples, El Sentido Común y la
Interpretación Científica de la Acción Humana, además de los otros artículos
que conforman el primer tomo de los Collected Papers I El Problema de la
Realidad Social. Los artículos aquí mencionados tienen una secuencia
respecto al tiempo en que fueron publicados en la vida de Schütz y es también
el espacio en el cual abundó fervientemente sobre el fenómeno de la
tipificación, el cual puede ser utilizado para delinear lo que concierne a una

19
Schütz, op. cit. (1995) capítulo 9 Sobre las Realidades Múltiples, p. 198
20
Schütz refiere que dicho concepto lo derivó de William James sobre todo del análisis por él
efectuado al capítulo XXI de Principios de Psicología.
21
Cfr. Gurwitsch, Aron (1970) en la Introducción a Collected Papers III Studies in
Phenomenological Philosophy, pp. XII-XIII, Martinus Nijhoff, The Hague, Netherlands.
idea central de este trabajo: ¿cómo operan las variaciones de una tipificación
específica?22

Para responder a esta pregunta es preciso manifestar el sentido en el cual se


aborda la importancia que tienen los constructos individuales acerca de lo que
consideramos “nuestro mundo.” En principio esta situación se logra gracias a la
ayuda proporcionada por los “soportes” ya construidos (acuerdos
intersubjetivos) así como los métodos que se ofrecen al individuo
(tipificaciones.) El mundo de la vida cotidiana es un mundo social, no
obstante, éste se preestructura desde lo individual.
Lo individual deriva del mundo de la vida cotidiana, de sus actividades
garantizadas; de la existencia y uso, o en su caso, evasión de objetos naturales
o animales, encontrados en su ambiente natural. El mundo de la vida cotidiana,
entonces, se le da al individuo así como se le dan también las múltiples
interpretaciones de ciertos fenómenos, de las relaciones sociales y más allá de
esto, del particular mundo social tal como es apreciado y mantenido por la
“cultura del grupo.”23 Estas interpretaciones serán tomadas en su totalidad,
desde una relativa y natural “concepción del mundo.” 24 Por tanto, es propio de
la naturaleza de lo social el hecho de expresarse simbólicamente en sus
costumbres e instituciones, dado que las conductas individuales no son nunca
simbólicas en sí mismas, estas conductas no son otra cosa mas que los
elementos en función de los cuales un sistema simbólico, por definición
colectivo, se construye.25
Así pues, este mundo contiene, aparte de una extensa interpretación ofrecida
por la comunidad –entre otras comunidades- del cosmos, de las costumbres,
del reino natural y de normas que regulan la conducta humana, así como
variadas “recetas” de conducta práctica y soluciones de carácter técnico.
Esta idea no es novedosa, ya antes Sumner26 (también Durkheim27) habían
apreciado esta superestructura cultural como un mecanismo determinista y
coercitivo, sin embargo, la experiencia conjunta llega a ser la base de una
existencia común y pública, en la cual cada individuo, en mayor o menor
medida, participa y es, él mismo, una parte de ella.
No obstante, Schütz enfatizó en el significado subjetivo de la persona como
miembro de su comunidad. Ese significado proviene de los esfuerzos que un
individuo obtiene de la definición de su propio espacio, su rol al interior de la
comunidad y especialmente, al interior de varios subgrupos a los cuales él

22
Véase Schütz, Alfred y Luckmann, Thomas, (2001) Las estructuras del mundo de la vida,
Amorrortu, Bs., As. Aquí se sostiene que la manera de abordar las tipificaciones tiene que ver
con lo que es “evidente” para mí, en la actitud natural; ésos árboles realmente lo son, para
usted y para mí, es decir, toda la explicación dentro del mundo de la vida procede del medio
constituido por asuntos que ya antes han sido explicados en un entorno que es fundamental y
sobre todo típicamente familiar, p.28
23
Cfr. Schütz, Alfred (1970) On phenomenology and social relations, selected writings, editados
e introducidos por Wagner, Helmut, The University Chicago Press, USA.
24
En la introducción que hace Wagner, Helmut a la selección de escritos de Schütz, señala que
éste utilizó los términos “conception of the world” y “aspect of the world” de manera alterna, sin
embargo, Wagner se decidió por el primero.
25
Véase Askevis-Leherpeux, F. (1991) La superstición, ed. Paidós, Bs. As., p. 59
26
Sumner, Graham (1921) citado en Park, Robert y Burgess, Ernest, Introduction to the
Science of Sociology, The University of Chicago Press, Illinois, USA., p.36-37
27
Véase Durkheim, Emil (1994) La División del Trabajo Social, Vol. 1, Akal, en lo que respecta
a la coerción ejercida por la conciencia colectiva.
pertenece. De ese modo, Schütz apreció que lo más socialmente estereotipado
lo son las ideas culturales que sólo existen en las mentes de individuos que las
absorben y las interpretan sobre la base de su propia situación de vida
otorgándole a su vez un matiz personal.28

El punto es ¿cómo las múltiples y privadas interpretaciones acerca de los


componentes de una relativa y natural concepción del mundo, en cualquier
comunidad, se combinan al interior de un mundo en común? Schütz supuso
que tal unidad de estos diferentes puntos de vista dependen, primero que nada,
de la creencia de los miembros de la comunidad de que se comparten sus
puntos de vista acerca del mundo. En segundo lugar, ello depende del uso de
las mismas expresiones estandarizadas y formuladas al aplicarse y explicarse
esos puntos de vista.

En el mundo de la vida cotidiana el sujeto tiende a estructurar su lugar en éste


primero desde su conocimieno intersubjetivo hasta la capacidad de ordenar,
gracias a la familiaridad de una situación al hacer uso de su “acervo de
conocimiento a mano” para la solución de cuestiones prácticas así como para
la determinación que se constituye por diversos grados de familiaridad. Son
estos conceptos los que indican que los individuos contamos con una
dimensión en la cual es evidente la ausencia de contradicción, es decir,
conocemos la razón formal para que exista un acuerdo y éste sea relacionado
en diversas situaciones. En general, los elementos de conocimiento se remiten
a diferentes ámbitos de realidad, aún cuando no tengan relación mutua de
sentido.29

Esta situación representa la relación entre la estructura ya dada del mundo y la


estructura subjetiva de la experiencia –sobre todo en lo que se refiere a las
formas de adquisición de conocimiento en su carácter biográfico- que producen
la formación de relaciones –cercanas o distantes- entre elementos del
conocimiento que al mismo tiempo condicionan la carencia mutua de
significatividad de ciertos elementos. Es decir, cuanto mas cercana es la
relación, hay mayor posibilidad de que las contradicciones en situaciones
actuales sean captadas por la conciencia (con ciertas motivaciones) y entonces
se conviertan en un estado libre de contradicción.30

El tratamiento de este problema va más allá. No es solamente lo que le sucede


al hombre como unidad psicofisiológica, ni tampoco lo es en relación a la
apropiación de un conocimiento intersubjetivo, es en este caso, la actitud que
se adopta hacia estos sucesos, es decir, el sentido subjetivo31 que el individuo

28
Schütz, (1970) pp. 16 y ss.
29
Schütz, op. cit., (2001) pp. 151 y ss.
30
Ibid, p. 161
31
La manera de abordar lo que se le ofrece al sentido subjetivo no es el de una cualidad
inherente a ciertas experiencias surgidas de nuestro flujo de conciencia sino el resultado de
una interpretación de una experiencia pasada, contemplada desde el Ahora con una actitud
reflexiva, es decir, mientras vivo mis actos, dirigidos a objetos manifiestos de estos actos por
ejemplo, beber agua, esto no tiene ningún sentido. Sólo se vuelve provisto de sentido si lo
capto como experiencia del pasado; sólo si la experiencia es pasada y puede ser recordada
más allá de su actualidad y que puede ser cuestionada en lo que respecta a su constitución,
otorga a ciertas experiencias propias de su vida espontánea. En ese sentido,
es una materia de estudio el hecho de hacer posible que cualquier cosa pueda
“ponerse entre paréntesis” o dejarse fuera de ellos.32

Este es un problema que mantuvo a Schütz profundamente ocupado ¿cómo


llega a ser posible conocer el estado de cada una de las expresiones que
permanecen fuera de los paréntesis tal como si fuese un “sistema de
referencia” de aquellos que permanecen entre los paréntesis? y por otro lado
¿qué requiere ponerse entre paréntesis y que no debiera estar en función de lo
que yo llamo “relevancia”?33
No es este el espacio propicio para detallar las diferencias entre Aron
Gurwitsch y Schütz respecto a su versión de la prevalencia de un sistema de
relevancias, sin embargo a continuación se abordarán los principales aspectos
de este sistema como se encuentran en la más acabada propuesta de Alfred
Schütz en un escrito publicado de manera póstuma y compilado básicamente
por Ilse Shütz y Richard Zaner.

Vistas en retrospectiva o cómo es que el mundo de la vida cotidiana no es


sólo un asunto homogéneo, sino un sistema de relevancias.

En los últimos años de la vida de Alfred Schütz y en congruencia con sus


principales fuentes y compromisos teóricos con Husserl, Bergson y William
James, extendió sus ideas en un camino original. El argumento principal es que
el mundo social está articulado al interior de “realidades múltiples.” Esta noción
es fundamental en el estudio que realizó respecto a la prevalencia del sistema
de relevancias que opera como un principio que se encuentra en la raíz de la
estratificación del mundo de la vida cotidiana. Este principio se apoya en la
afirmación de que “pensamos de manera diferente acerca de lo mismo” y por
tanto, podemos elegir a que camino adherirnos ahora o bien en otro momento.
Aquí hay dos factores que podemos considerar. Primero. Hay un infinito
número que órdenes de realidad, cada uno con su particular tipo de existencia
(James les llamaba “sub-universos”) y de éstos mencionaba ejemplos tales
como el mundo de las cosas físicas, el de la teoría científica, de la religión,
etcétera. En segundo lugar, tal vez nosotros concibamos a esos mundos como
algo más menos desconectado y eventualmente alguno de estos sub-universos
son oscurecidos entre otros, no obstante, cada cosa que experienciamos o
pensamos acerca de ellos es inmediatamente referida a alguno de estos sub-
mundos. Es decir, cada vez que prestamos atención a uno de ellos, es real,
sólo existen lapsos de realidad seleccionados atentamente.34

está subjetivamente provista de sentido. Véase Schütz, op. cit. (1995) el capítulo Sobre las
Realidades Múltiples, p. 199
32
Esta explicación acerca del surgimiento de un tema que Schütz, desde 1947, había seguido
devotamente está referido en la correspondencia que mantuvo con Aron Gurwitsch. Véase
Grathoff, Richard, editor (1989) Philosophers in Exile. The correspondence of Alfred Schütz and
Aron Gurwitsch, 1939-1959, Indiana University Press, USA., p. 157
33
Ibid
34
Véase James, William, (1890) Principles of Psychology, cap. XXI
Aparentemente esta idea tuvo en Schütz un fuerte impacto el cual se constata
en el ensayo “Sobre las Realidades Múltiples” en donde por primera vez vio
claramente que esta condición es crucial para el tratamiento de las relevancias.
“Cada una de nuestras acciones, tanto pensadas o actuadas en el mundo de la
vida cotidiana, como también en cada una de las provincias finitas de
significado, es guiada y encontrada en todo un sistema de relevancias.”35

Y es en este sentido que se manifiesta claramente la congruencia del


pensamiento de Schütz en su fase final, es decir, la consolidación de su
propuesta teórica. Descubre la interrelación entre el hecho como campo, tema,
y horizonte donde la relevancia tiene una completa y diferente estructura;
donde es apreciada subjetivamente (esto es, desde el punto de vista del sujeto)
y también objetivamente (esto es, apreciada desde el punto de vista de un
observador.) La razón es precisamente ésta: contrapuntear la estructura de
nuestra personalidad y nuestra corriente de conciencia en sí misma.

Al vivir simultáneamente en varios “reinos de realidad”, en “varias tensiones de


conciencia” y distintos “modos de atención a la vida”, en diversas dimensiones
de tiempo, enlazando a éstos diferentes niveles de nuestra personalidad (o
diferentes grados de anonimato e intimidad) son todos ellos expresiones de un
simple pero fundamental fenómeno: la interacción de una estructura de
relevancias.36

El tratamiento que dio Schütz a este tema data de 192937 ya desde entonces
Schütz había manifestado que el concepto de relevancia es central para la
sociología y las ciencias culturales. El fenómeno básico de la relevancia se
extiende más alla del mundo de la vida diaria; permanece en nuestra
existencia, en nuestra vida y en nuestra experiencia cognoscitiva.
Este problema de la relevancia, dice Schütz, es concerniente con la selección
de la totalidad del mundo que es predado a la vida así como lo es el
pensamiento. En sí mismo, el problema es muy familiar a la historia de la
filosofía. Sin embargo aquí no existe un área de especulación filosófica.38

La verdad es que todos estamos siempre viviendo y actuando simultáneamente


en varias provincias de significado, y cuando seleccionamos una de ellas
puede significar simplemente el hablar de nuestro hogar, o nuestro sistema de
referencia o de nuestra realidad eminente en relación con otros quienes
sencillamente reciben un acento de esa realidad y que viene a ser
complementaria o subordinada del tema que es prevaleciente.

35
Schütz, Alfred (1970b) Reflections on the Problem of Relevance, edited, annoted and with an
introduction by Richard M. Zaner, New Haven and London, Yale University Press, USA., p. xiv
36
Schütz, op. cit.(1970b) p. 15
37
Schütz, Alfred, (1983) Collected Papers IV editado por Wagner, Helmut and Psathas,
George, Kluwer Academic Publishers, London. En el prefacio de esta recopilación se sugiere la
posible fecha de este manuscrito. La razón de tal sugerencia se debe al inicio de la transición
de la fase bergsoniana a la husserliana de Alfred Schütz. La fecha también es importante en el
sentido de que este material se escribió antes de la publicación de la Fenomenología, en 1932,
lo cual llegó a ser, para Schütz, un proyecto de vida.
38
Ibid., p. 4
Esto es sólo un primer momento de la investigación, sin embargo, Schütz
delinea los componentes estructurales de este sistema de relevancias: el
campo, el tema y el horizonte, éstos tienen una completa y diferente estructura
cuando son apreciados subjetivamente (es decir, desde el punto de vista del
sujeto) y objetivamente (desde el punto de vista del observador.)

Estas estructuras se conectan con los tres tipos de relevancias, a saber: La


relevancia actual. Ésta se constituye como problemática en medio de un campo
de familiaridad no problemático. El individuo está en una situación donde existe
un conjunto de intereses actuales, de los cuales el mismo depende de sus
circunstancias autobiográficas y situacionales. La línea que marca la diferencia
con los siguientes tipos de relevancias viene a ser que un tema ya no esté
dado por sentado, sino que sea considerado como problemático.39

La relevancia interpretativa. Este tipo de relevancia implica que se ha


descubierto un objeto no familiar o más o menos típicamente familiar que el
sujeto puede anticiparse al entorno. Esto que aparece a la vuelta de la esquina
ha venido a ser de relevancia actual para él. Aparece la curiosidad, se atrapa la
atención y se le ofrece a la interpretación ¿qué podría ser? La respuesta a esta
pregunta implica otras preguntas más. Sin embargo, el grado de plausibilidad
de la interpretación, el número de preguntas y el peso de las relevancias
interpretativas serán consideradas como suficientes para garantizar el éxito de
la interpretación.40

La relevancia motivacional. Aquí, en este tipo de relevancia, juega un papel


fundamental la importancia concedida a la decisión del individuo. No
necesariamente, dice Schütz, se referirá a la relevancia interpretativa, dado que
es un material incompleto y ambiguo y tal vez no tenga un diagnóstico
satisfactorio. Porqué el individuo no se detiene aquí –en la relevancia
interpretativa? La respuesta podría parecer muy simple, sin embargo Schütz es
de una importancia vital: la conducta futura del individuo.

Aquí hay una situación especial. Una vez que se constituyen las relevancias
motivacionales se derivará de ellas un proyecto de suma importancia en la vida
del individuo, y es un problema especial que involucra tipos de acción llamados
actos racionales.41

Tal como se ha abordado este trabajo, estas tres categorías de la relevancia


están interconectadas con otros muchos aspectos. El análisis de éstos está
referido a lo que Schütz llamó el acervo de conocimiento a mano42, el cual
prevalece en cualquier momento de nuestra biografía. No obstante, estos
comentarios son preliminares y restringidos y sólo cumplen con el propósito de
hacer visible un conjunto de problemas que desde mi propio tercer sistema de
relevancias será eso: un proyecto a futuro.

39
Schütz, (1970b) op. cit. p. 26 y ss.
40
Ibid., pp. 35 y ss.
41
Ibid., pp. 45 y ss.
42
Véase Schütz, (1973), el capítulo 3: El conocimiento del mundo de la vida, sobre todo el
apartado titulado El acervo de conocimiento: su relación con la situación, su génesis y sus
estructura.

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