Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
En el día de hoy, amigo oyente, continuamos nuestro estudio en el capítulo 4 de la epístola a los Hebreos, y vamos a comenzar con el versículo 9. Notamos
que se está hablando en cuanto al reposo; esta palabra se utilizó ocho veces en este capítulo. Se mencionaron diferentes clases de reposo, incluyendo el
reposo del sábado, o el reposo de la creación. También, tenemos el reposo de Canaán, que los hijos de Israel no pudieron encontrar en el desierto. El escritor
advirtió a los creyentes que fueran cuidadosos y no se privaran de él. Nos preguntamos cuántos cristianos se están perdiendo hoy ese reposo, e ignoran lo
que significa confiar realmente en Cristo y descansar en Él.
Comentando el versículo 8 dijimos que "Josué" es la palabra del Antiguo Testamento o palabra hebrea para "salvador". "Jesús" es la palabra Griega o del
Nuevo Testamento que significa "salvador". Repetimos entonces el versículo: "Si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día". Cuando
Josué era anciano y agobiado por los años, aún había mucha tierra por conquistar, el pueblo de Israel no había entrado a disfrutar de todas las bendiciones
de Dios tenía reservadas para ellos. Josué no podía asegurarlas para ellos. Pero, amigo oyente, si usted confía en Cristo, Cristo puede permitirle a usted entrar
en el Canaán del día presente, en el cual habrá fruto, bendición, satisfacción y alegría para su vida. Amigo oyente, ¡cuánto necesitamos esta experiencia hoy!
Y, ¿qué es lo que nos impide disfrutarla? La incredulidad.
Aquí el autor se estaba proyectando hacia el futuro, cuando todo el pueblo de Dios va a encontrar un descanso celestial. El cielo será un lugar de profunda
satisfacción, de una alegría real y de verdadera bendición. Y continúa diciendo el versículo 10 de este cuarto capítulo de Hebreos:
"Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas."
Según nos relató el Génesis, Dios descansó el séptimo día y ya hemos definido anteriormente la naturaleza de Su descanso. No se trataba de un descanso
físico por la obra realizada en la creación. Ésa no fue en absoluto la idea que estaba detrás del término "reposo". El pensamiento expresado aquí contenía la
idea de algo completo, terminado en todas sus partes. La obra de la creación había terminado. Desde entonces, Dios nunca ha estado ocupado en crear. Es
que simplemente Él necesitó tantos átomos para crear Su universo, que Él los creó en el acto, todos a la vez. No ha tenido que crear más desde la creación.
Ahora, ha habido bastantes cambios que han tenido lugar en el universo, pero fueron causados simplemente por aquellos pequeños átomos originales
cambiando de lugar por sí mismos.
Usted y yo vivimos en un universo donde la creación ya ha sido finalizada, con excepción de la "nueva creación". Y esa nueva creación comenzó allá en el
Calvario, y en el día de Pentecostés. El apóstol Pablo dijo en la segunda epístola a los Corintios 5, versículo 17: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas". Lo único que Dios está creando hoy son hijos de Dios, por medio de la fe en Cristo. Y a esos
hijos, Él les ha prometido un descanso. Dios ha prometido un descanso celestial, pero, estimado oyente, Él quiere que lo disfrutemos incluso ahora. Alguien
ha tratado de expresarlo más poéticamente diciendo: "Todo el camino hacia el cielo, es cielo". Nosotros tenemos que disfrutar de esta vida. Esto fue de lo que
el autor estaba hablando en este pasaje: Dios descansó, concluyó Su labor, la ha terminado. En consecuencia, usted no tiene que realizar la acción más
mínima para hacer algo para lograr su salvación. ¿No es realmente una actitud de vanidad por parte nuestra creer que usted y yo, como pecadores, podríamos
hacer algo que impulsara a Dios a pensar que debe sentirse satisfecho de tenernos en el cielo, porque vamos a añadir más valor a lo que ya hay allí"? Bien,
estimado oyente, la realidad no es así. Él lo hizo todo por nosotros. Incluso nuestra propia justicia equivale, ante Su mirada, a trapos sucios, según dij o el
profeta Isaías. Dios no puede aceptar nuestra justicia, porque, realmente, no tenemos ninguna. El apóstol Pablo dijo, en Romanos 3:10, "No hay justo, ni aun
uno". Por lo tanto, Él nos ofrece una salvación completa, y cuando nosotros confiamos en Cristo, entonces nos convertimos en una nueva creación en Él.
Leamos ahora el versículo 11, de este capítulo 4 de la epístola a los Hebreos, que dice:
"Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia."
Creemos que la satisfacción suprema que puede experimentar el hijo de Dios, es que esté viviendo en la esfera de la voluntad de Dios, llevando a cabo la
obra de Dios, y confiando, y simplemente descansando en Él. Ese es precisamente el punto al cual Dios quiere que usted y yo lleguemos. María de Betania
llegó a vivir esa experiencia. Ella se sentó a los pies de Jesús, mientras Marta, su hermana, se encontraba atareada en la cocina, rodeada de todos los
elementos de una batería de cocina. Marta quería servir a Cristo, pero ella sencillamente no sabía lo que era el verdadero reposo. Hasta que al fin, perdió los
estribos. Y entonces se fijó que María estaba simplemente sentada a los pies de Jesús, sin hacer nada. Ella ya había realizado su trabajo. Y como ella, tod os
necesitamos aprender a encontrar nuestra satisfacción a los pies de Jesús.
Por ello el versículo 11 nos dice: "Procuremos, pues, entrar en aquel reposo". Ahora, alguien podría preguntar: ¿Es necesario que yo trabaje para comenzar
a disfrutar del reposo? ¿Trabajar para entrar al reposo? Por cierto que sí, estimado oyente. Así como es necesario luchar para logar una victoria y después
disfrutar de la paz, así tenemos que trabajar para que luego podamos descansar. Después de todo, cuando uno ha dedicado un día a trabajar en un determinado
proyecto o tarea, y llega al final del día, y se sienta en su lugar favorito de su casa, ¿acaso no siente una satisfacción por lo que ha logrado hacer? ¡Necesitamos
asirnos de Dios! Aferrarnos a Dios en oración, con fe, y ser usados por Él. Así que, estimado hermano cristiano, trabajemos en dirección a esa meta.
Y el versículo 11, además de recordarnos que trabajemos para disfrutar de ese reposo, añade, "para que ninguno caiga en semejante ejemplo de
desobediencia". Lo único en el mundo que puede privarnos de ese reposo, es la incredulidad. Muchos pastores y maestros, al llegar al final de su ministerio y
mirar atrás a sus largos años de trabajo, aún siguen pidiéndole a Dios que les enseñe a confiar en Él. Y muchos desean haber confiado más en Él, en vez de
dejarse influenciar por el temor y la incredulidad. Por eso en la etapa de la madurez sencillamente se reclinan, espiritualmente hablan do, y confían en Él. Y
al hacerlo comprueban la realidad de la maravillosa experiencia del reposo que Dios provee. Y llegamos ahora a otro gran pasaje de las Escrituras. Leamos el
versículo 12 de este cuarto capítulo de Hebreos:
"La palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que toda espada de dos filos: penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón."
Otras versiones comienzan este versículo añadiendo el término "Porque" y lo consideramos adecuado, al actuar como un cemento que une toda la
argumentación de este párrafo. Alguien ha dicho acertadamente que, indiferentemente de lo que uno piense de Pablo, el apóstol fue lógico. Fue un hombre
muy lógico y nosotros creemos que él escribió esta epístola. La palabra "porque" es relativamente pequeña, pero aun así es un a gran palabra. Alguien ha
dicho: "Dios hace girar puertas grandes sobre bisagras pequeñas". Y aquí tenemos una de esas pequeñas bisagras o goznes, pero tenemos una gran puerta
sostenida por ella.
Deseamos analizar este versículo, que comienza mencionando a "la palabra de Dios". Hay algunos expositores que opinan que "palabra" aquí, no se refiere a
la palabra escrita sino a la palabra viviente, que es el Señor Jesucristo. Sin embargo, en la Biblia, la Palabra escrita es llamada la Palabra viviente. Creemos
que aquí la expresión se refiere principalmente a la Palabra escrita de Dios. Y como la Palabra escrita revela a Cristo, es como un marco que revela al Cristo
viviente, la referencia en este versículo 12 podría señalar tanto a la Palabra escrita como a la Palabra viviente.
Además aquí se añade que "la Palabra de Dios es viva". Se recalca el carácter viviente de esa Palabra.
Y sigue calificando a la Palabra. Esa palabra es "eficaz". Corresponde a la palabra griega "energes", que significa "que activa, que da energía". Así que la
Palabra de Dios es viva, y transmite energía.
Y continuó diciendo el escritor que la Palabra es "más cortante que toda espada de dos filos". Un profesor hablando a jóvenes estudiante y predicadores les
decía: "Recuerden que cuando ustedes prediquen la Palabra de Dios, que es eficaz y muy afilada, pero es una espada de dos filos; puede cortar en dirección
a la congregación, pero el otro lado, va a cortar hacia el predicador. Por lo tanto, no prediquen ustedes nada que no se estén predicando a sí mismos". Y uno
descubre en el ministerio que muchas veces se encuentra predicándose a sí mismo. Quizás el sermón no haya sido para ninguna otra persona, pero lo fue
para el predicador mismo.
De esa manera se siente también un maestro, como yo u otros, que exponen por la radio la Palabra de Dios y que, normalmente se encuentran solos en un
estudio de grabación. A veces uno está hablando para sí mismo y lo que dice podría aplicarse a muchos entre toda la audiencia de un programa de radio, pero
con toda seguridad se aplica al que está exponiendo esa Palabra. Porque la Palabra de Dios tiene dos filos. Corta en ambas direcciones; hacia el que habla, y
hacia el que está escuchando. Y al ser una espada de dos filos, penetrará eficazmente,
Recordemos lo que el apóstol Pablo escribió a los Tesalonicenses, en su primera carta, capítulo 2 y versículo 13; "13Por lo cual también nosotros damos
gracias a Dios sin cesar, porque cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en
verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes". Los Tesalonicenses recibieron la Palabra de Dios no simplemente como una palabra normal
y corriente, sino que la escucharon como la misma Palabra de Dios. Y en su segunda carta a los Corintios, capítulo 2, versícu lo 4, el apóstol dijo, cuando
expuso la Palabra de Dios, "ni mi palabra ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de
poder". Recibimos muchas cartas de oyentes, de este programa de Estudio Bíblico, que por medio de la Palabra han sido traídos a un conocimiento personal
de Cristo, y conducidos a una posición en la cual pueden disfrutar de su vida cristiana, y a una condición en la que pueden d isfrutar de la oración. Éste es el
propósito de la Palabra de Dios: causar un efecto en usted y en su vida.
Alguien ha dicho: "La Palabra de Dios lo mantendrá apartado del pecado, o el pecado, lo mantendrá apartado de la Palabra de D ios". Hay muchos creyentes
hoy que no dedican tiempo suficiente al estudio de la Palabra de Dios. La mayor disciplina que un predicador puede practicar es recorrer toda la Biblia, libro
por libro, con una congregación. Es una disciplina que no sabemos hasta qué punto va a ayudar a la congregación, pero con toda seguridad podemos decir
que va a ayudar al predicador. Es una gran experiencia ver los efectos de esta espada, de dos filos, tan cortante.
"Y penetra hasta partir el alma y el espíritu" Hay muchos que tratan de hacer una distinción entre el alma y el espíritu, ideando una ingeniosa división
psicológica entre los dos. Creemos que sólo la Palabra de Dios puede dividir al alma y al espíritu. Usted y yo no podemos hacerlo. Cuando uno comienza a
hablar sobre la parte del alma del ser humano, y de cómo Dios nos ha dado el Espíritu Santo, de pronto descubre que ya no puede hacer una distinción entre
el alma y el espíritu; sólo la Palabra de Dios puede hacerlo. En la Biblia hay ocasiones en las que las palabras "alma" y "espíritu" son usados como sinónimos.
Y hay otros pasajes en los cuales resulta claro que el alma y el espíritu están separados y no son lo mismo. Así que, reiteramos, sólo la Palabra de Dios puede
dividir el alma y el espíritu.
También puede dividir "las coyunturas y los tuétanos". Es decir que la Palabra de Dios puede entrar a nuestra propia carne y hacer una distinción (como
podemos ver en el Salmo 32:3).
También dice: "Y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón". Esta palabra, "discernir", que se utiliza aquí, proviene de la palabra griega que
significa crítica. Hoy tenemos muchos críticos de la Palabra de Dios. Sin embargo, la Palabra de Dios es la que "critica". Lo critica a usted, y me critica a mí.
Ninguna persona está en una posición como para poder criticar o juzgar a la Palabra de Dios. Hay muchas razones para ello, y una de ellas es que no hay otro
libro como ella. La Palabra de Dios fue escrita a lo largo de un período de 1.500 años, por aproximadamente 45 autores diferentes, algunos de los cuales
nunca oyeron hablar de los otros escritores. Sin embargo, todos estuvieron de acuerdo, todos ellos presentaron la historia de una salvación gloriosa. Es por
ello que nos permitimos decir que nadie se encuentra en una posición como para juzgar un libro tan extraordinario.
En una ocasión asistí a una conferencia pronunciada por un experto especialista en Shakespeare. Hay que tener en cuenta que muchas de estas personas no
se destacan precisamente por su humildad. Pero en este caso, cuando el conferenciante había terminado su disertación, dijo, a modo de despedida: "Hoy he
intentado presentarles una crítica sobre Shakespeare, pero ahora me agradaría decirles que no estoy en una posición como para juzgar a este gran autor".
Sólo un hombre humilde podía expresarse de esta manera. Por ello reiteramos que ninguna persona puede colocarse en el papel de juez frente a la Biblia.
Nadie sabe lo suficiente como para asumir la función de juez frente a este libro. Pero este libro sí ocupa frente a nosotros el papel de juez. Como ya dijimos
anteriormente, es el pecado lo que mantiene hoy a las personas alejadas de Cristo. No son los problemas intelectuales frente al texto ni al relato Bíblico, sino
los problemas espirituales del corazón los que mantienen a las personas separadas de Dios.
"Un discernidor (o crítico) de los pensamientos e intenciones del corazón". Es que la Biblia no trata principalmente con los actos, con los hechos. Lo que hace
la mano se debe a lo que la mente pensó. La mente tenía la acción de la mano en control antes de que la mano actuara. En consecuencia, la Palabra de Dios
penetra en las profundidades del ser humano y trata con el corazón. El Señor Jesús dijo en Mateo capítulo15, versículo 19, "19porque del corazón salen los
malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios, las blasfemias". Y hay aquí una lista muy larga de
impurezas, pero eso es lo que hay en su corazón y el mío. Dijo el profeta Jeremías en su capítulo 17, versículo 9, "Engañoso es el corazón más que todas las
cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?" Ningún ser humano puede conocerlo, pero Dios sí puede. La Palabra de Dios desciende y trata con las vivencias más
íntimas y ocultas de nuestros corazones. Desciende hasta la vida real, justamente al lugar en que usted y yo actuamos y vivimos nuestra verdadera existencia.
Leamos ahora, y finalmente por hoy, el versículo 13 de este cuarto capítulo de Hebreos:
"Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que
dar cuenta."
Usted no puede ocultar nada ante Dios, amigo oyente. Algunos viven con la falsa ilusión de que pueden evitar que Dios conozca todos los detalles de sus
vidas, incluso los planes. Oran a Dios pidiéndole ciertas cosas, y que haga ciertas cosas a favor de ellos, pero nunca le cuentan sus motivos. Piensan que de
esa manera la oración sonará mejor. Pero, a la hora de la verdad, no tenemos que informarle sobre nuestras motivaciones porque Él las conoce en todo
momento. Él es quien conoce los pensamientos del corazón y todo lo oculto queda abierto y expuesto ante Su mirada. Estimado oyente, su vida es para Dios
como un libro abierto. A veces algunos preguntan si deberíamos confesarle a Él todas las cosas. Y respondemos: ¿por qué no? De todas maneras, Él ya las
conoce, entonces simplemente sería mejor contarle todo.
Debemos terminar aquí por hoy. En nuestro próximo programa llegaremos a una parte muy importante de esta epístola; por lo tan to, le invitamos a
acompañarnos y le sugerimos que lea el resto del capítulo 4, para estar más familiarizado con el contenido de ese párrafo.
H E B R E OS 4 – E N T R A N D O A S U R E P OS O
i. La palabra de Dios trae verdadera salud, fruto, prosperidad y éxito en las cosas que hacemos. (Salmos 1:3)
ii. La palabra de Dios tiene poder sanador, tiene poder para liberarnos de la opresión. (Salmos 107:20, Mateo 8:8, Mateo 8:16)
iii. La palabra de Dios es purificadora – Si cuidamos de guardar la palabra de Dios, nuestro camino será purificado. (Salmos 119:9, Juan 15:3, Efesios 5:26)
iv. La palabra de Dios, guardada en nuestro corazón, nos mantiene lejos del pecado. (Salmos 119:11)
v. Dios es nuestro consejero; cuando nos deleitamos en la palabra de Dios, ésta se convierte en una rica fuente de guía y consejo para nosotros. (Salmos 119:24)
vii. La palabra de Dios nos da vida. Es una continua fuente de vida para nosotros. (Salmos 119:93, Mateo 4:4)
viii. La palabra de Dios es una fuente de iluminación y guía para nosotros. Cuando la palabra de Dios entra, también lo hace la luz: Hace al simple sabio y entendido. (Salmos
119:105, Salmos 119:130)
ix. La palabra de Dios da paz a aquellos que la aman; ellos están confiados en un lugar seguro. (Salmos 119:165)
xi. La palabra de Dios tiene poder y autoridad sobre los poderes demoniacos. (Lucas 4:36)
xii. El mismo Jesús – Su persona eterna – es descrito como el Verbo. Cuando estamos en la Palabra (verbo) de Dios, estamos en Jesús. (Juan 1:1)
xiii. Escuchar la palabra de Dios es esencial para la vida eterna – no puedes pasar de muerte a vida a menos que hayas escuchado la palabra de Dios. (Juan 5:24, Santiago 1:21,
1 Pedro 1:23)
xiv. Permanecer – vivir en – la palabra de Dios es la evidencia del verdadero discipulado. (Juan 8:31)
xvi. Dios puede hacer cosas extraordinarias con el Espíritu Santo mientras Su palabra es predicada. (Hechos 10:44)
xvii. Escuchar a la palabra de Dios edifica nuestra fe. (Romanos 10:17)
xviii. Retener la palabra de Dios nos da la certeza presente de la salvación. (1 Corintios 15:2)
xix. El fiel manejo de la Palabra de Dios le da a los ministros de la Palabra una conciencia limpia – ellos saben que han hecho todo lo que pueden ante Dios. (2 Corintios 4:2,
Filipenses 2:16)
xx. La Palabra de Dios es nuestra espada en el Espíritu – es nuestra herramienta para la batalla espiritual, especialmente en la idea de un arma ofensiva. (Efesios 6:17)
xxi. La palabra de Dios viene con el poder del Espíritu Santo – con “plena certidumbre” – que es un aspecto fundamental del ministerio de la Palabra. (1 Tesalonicenses 1:5)
xxii. La Palabra de Dios obra eficazmente en aquellos que creen. (1 Tesalonicenses 2:13)
xxiii. ¡La Palabra de Dios santifica los alimentos que comemos! (1 Timoteo 4:5)
xxiv. La palabra de Dios no está muerta; es viva, eficaz y más cortante que una espada de dos filos. La Palabra de Dios nos puede operar como el bisturí de un cirujano experto,
removiendo todo aquello que necesita ser extirpado y dejando todo aquello que se debe dejar. (Hebreos 4:12)
xxv. La palabra de Dios es nuestra fuente de crecimiento. (1 Pedro 2:2, 1 de Corintios 2:1-5)
c. Es viva y eficaz: No es de sorprenderse que el escritor de Hebreos pueda decir esto. La Biblia no es una colección de historias viejas y mitos. Ella tiene vida y poder inherentes.
El predicador no hace que la Biblia “cobre vida.” La Biblia está viva, y le da vida al predicador y a cualquier otro que verdaderamente la reciba.
i. Eficaz nos recuerda que algo puede estar vivo, pero al mismo tiempo inactivo. Pero la Palabra de Dios es viva y eficaz, en el sentido de estar activa.
d. y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos: La Palabra de Dios nos golpea con sorprendente precisión, y
el Espíritu Santo le da poder al ministerio de la Palabra para que obre profundamente en nuestros corazones.
i. A menudo la gente se pregunta cómo es que el mensaje del predicador puede ser tan relevante para sus vidas. A veces sinceramente se preguntan si el predicador no tendrá
“información confidencial” sobre sus vidas. Pero no es necesariamente el predicador, sino más bien el filo de la Palabra de Dios, entregando el mensaje justo en el lugar y tiempo
indicados.
e. Hasta partir el alma y el espíritu: ¿Será que aquí hay una diferencia significativa y deliberada entre alma y espíritu?
i. Es verdad, sí hay cierta distinción entre alma y espíritu. “El uso de la palabra pneuma por parte del Nuevo Testamento para referirse al espíritu humano se enfoca en el aspecto
espiritual del hombre, es decir, su vida en relación con Dios, mientras que la palabra psyche se refiere a la vida del hombre independiente de su experiencia espiritual. Hay una
fuerte antítesis entre estas dos en la teología de Pablo.” (Guthrie)
ii. Pero el énfasis en este pasaje no es poner de manifiesto una teología sobre la diferencia entre alma y espíritu. “Intentar explicar [estos términos] en cualquier base sicológica
sería inútil. La forma de expresión es poética, y significa que la palabra penetra hasta lo más intimo de nuestro ser espiritual como una espada que corta a través de las
coyunturas y los tuétanos de nuestro cuerpo.” (Vincent)
iii. Sin embargo, es importante entender lo que la Biblia trata de decir cuando habla de y hace distinción entre alma y espíritu. La Biblia nos dice que las personas tienen una
naturaleza “interior” y una “exterior” (Génesis 2:7, 2 de Corintios 4:16). El hombre interior es descrito por ambos términos: espíritu (Hechos 7:59, Mateo 26:41, Juan 4:23-24)
y alma (1 Pedro 2:11, Hebreos 6:19, Hebreos 10:39). Estos dos términos son usados con frecuencia como si fueran sinónimos, pero no siempre. Podemos decir que alma parece
enfocarse más en la individualidad y vida (con frecuencia es definida como la mente, la voluntad, y las emociones). El espíritu parece enfocarse más en poder sobrenatural y la vida
en un individuo.
iv. Se hace evidente que hay una distinción entre el alma y el espíritu en pasajes como 1 Tesalonicenses 5:23 y Hebreos 4:12. El hecho de que esos términos a veces son
intercambiados se muestra en pasajes como Job 7:11 e Isaías 26:9.
v. Como ambos, el alma y el espíritu, tienen referencia en el “hombre interior”, son fácilmente confundidos. A menudo, una experiencia que solo “bendice” al alma, supuestamente
debe ser algo que edifique al espíritu. No hay nada de malo con la “bendición” y la “excitación del alma”, pero no hay nada en ello que nos edifique espiritualmente. Por eso
muchos cristianos van de una experiencia excitante a otra sin realmente nunca crecer espiritualmente – el ministerio que ellos reciben es solo “almatico.” Por eso la Palabra de
Dios es tan poderosa y precisa; puede penetrar hasta partir el alma y el espíritu, lo cual no es algo fácil de hacer.
vi. El hombre exterior es descrito en términos de la carne (Colosenses 2:5, Mateo 26:41, Gálatas 5:16-17) y el cuerpo (Romanos 6:6, Romanos 8:13, 1 de Corintios 6:13 y 6:19-20).
Los términos carne y cuerpo también parecen incluir aspectos de nuestra persona tales como los sentidos y los hábitos. Cuando permitimos que la carne controle nuestros
pensamientos y acciones, terminamos en la ruina espiritual. Dios no quiere que seamos dirigidos por el espíritu, ni por la carne, ni siquiera por el alma.
f. Antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta: No hay nada oculto para Dios. El conoce nuestros corazones y sabe como
tocarlos, por lo que nosotros tendremos que dar cuenta por como respondemos a su toque.
i. Desnudas nos recuerda la forma en que Dios vio a través de la forma en que Adán se escondió. Dios ve de la misma manera cuando nosotros nos escondemos.
ii. Abiertas es la palabra griega antigua trachelizo, usada únicamente aquí en el Nuevo Testamento. Era usada para hablar de los luchadores que tenían una técnica especial, que
involucraba sujetar fuertemente el cuello, y era una técnica tan poderosa que les daba la victoria. Así que el término puede significar “postradas” o “derribadas;” pero muchos
estudiosos aceptan el significado simple de “abiertas.”
g. Recuerde el contexto. El escritor de Hebreos confía en que ha tocado el corazón de su audiencia, que estaba contemplando la idea de “rendirse” en su andar con Jesús. En
este pasaje, él ha dejado claro que no se puede renunciar a Jesús y ocultárselo a Dios. La palabra de Dios ha descubierto y expuesto su condición.
ii. Lo que hace la diferencia es que Jesús agregó la humanidad a su deidad, y que vino y vivió entre nosotros como un hombre. El hecho de que haya estado ahí, hace toda la
diferencia. Podemos escuchar sobre alguna tragedia en la preparatoria, y sentir dolor en cierta medida. Pero no es nada en comparación con el dolor que sentiríamos si fuera la
preparatoria a la que asistimos.
b. Sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado: Jesús sabe lo que es ser tentado y luchar contra el pecado, a pesar de que nunca fue manchado por
él. “Su falta de pecado era, por lo menos en parte, una falta de pecado merecida, que ganó con victoria tras victoria en una batalla constante con la tentación que esta vida
conlleva.” (Morris)
i. Algunas veces pensamos que como Jesús es Dios, el nunca podrá conocer a la tentación de la misma manera que nosotros. En parte esto es verdad: Jesús enfrentó la
tentación de una forma mucho más difícil que lo que nosotros lo hemos hecho o haremos. Aquel Sin-Pecado conoce a la tentación de una manera que nosotros no conocemos,
porque solo aquel que nunca cede a la tentación conoce toda la fuerza de la tentación. Es verdad que Jesús nunca se enfrentó a la tentación desde un sentido interno como
nosotros lo hacemos, porque nunca hubo una naturaleza pecaminosa empujándolo hacia el pecado desde su interior. Pero conoce la fuerza y la furia de la tentación externa de
una forma y a un grado que nosotros nunca podremos conocer. El sabe por lo que pasamos, el ha enfrentado cosas peores.
ii. Recuerde que la gracia no ignora la justicia de Dios; opera en cumplimiento de la justicia de Dios, a la luz de la cruz.
c. Y hallar gracia para el oportuno socorro: Afortunadamente, Dios provee socorro en nuestros tiempos de necesidad. No hay petición demasiado pequeña, porque Él quiere
que Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones… (Filipenses 4:6)