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PINTO BERNAL José Joaquín, Entre colonia y República.

Fiscalidad en Ecuador, Colombia y


Venezuela 1780-1845

Capítulo IV. Fiscalidad en la república de Colombia 1819-1830

Se debe tener en cuenta que la guerra presenta un papel importante durante la fiscalidad de la
naciente república, y perdurará como un elemento significante hasta 1824. La fiscalidad tuvo tres
etapas importantes: centralización (1819-1824), descentralización moderada (1824-1826) y
descentralización total (1826-1830)

“En el sur las tensiones se hicieron cada vez más fuertes especialmente entre la élite comercial
guayaquileña y las autoridades virreinales debido a la imposibilidad de conformar un consulado
propio, las altas tasas impositivas y el constante recurso al crédito. Estos factores llevarían a que la
plaza se declarara independiente en octubre, proclama a la que se unieron las poblaciones de
Guaranda, Machachi, Latacunga, Riobamba, Alausi y Tulcán, lo que obligó a la rápida reacción de las
autoridades realistas presentes en Quito y comandadas por Aymerich, quien en pocos meses
recuperó el control en la Sierra Norte y Sur, a pesar del fallido intento por parte de los guayaquileños
en enero de 1821” pp.232.

“En Panamá la élite comercial sufría el derrumbe de la esperanza de consolidar su propio consulado,
la militarización total del Itsmo, la aplicación de fuertes medidas por parte de Sámano, el peso de la
financiación de la expedición del gobernador contra Guayaquil, la élite se proclamará independiente
en noviembre de 1821 y se uniera a la República de Colombia, buscando con ello su protección ante
posibles invasiones desde Cuba y una arremetida ante el regreso del gobernador de las costas
ecuatorianas” pp. 232.

“En Venezuela, el movimiento comercial del puerto principal de La Guaira mostraba un creciente
aumento en 1822 y 1823, con una leve caída con el colapso de la economía europea, pero con una
importante recuperación hasta 1826 cuando por los desordenes internos las cifras del nuevo caen
precipitadamente, tendencia que se equiparará a la de importación. El cacao continuó siendo el
principal producto de exportación, pero se manifestaba el inicio del predominio del café como
mercancía estrella de la producción de Venezuela” pp.236

- La referencia es extraída de Ferrigni, Yoston, La crisis del régimen económico colonial en


Venezuela 1770-1830. Caracas, Banco central de Venezuela, 1999.

“Panamá no tuvo mejor suerte debido a que el comercio exterior, como principal actividad
económica, decayó producto de la consolidación de la independencia a escala continental, el
restablecimiento de la funcionalidad del puerto de Veracruz y la apertura de nuevo de la ruta del
cabo de Hornos, y estas plazas representaban para los comerciantes reducidos costos, menores
riesgos y una comunicación más expedita, a lo cual habría que sumar la escasa demanda de bienes
de consumo de la región y la imposibilidad que tenía de generar retornos en numerario […]
Rápidamente, la élite comercial se dio cuenta de que la nueva situación política la dejaba en el
mismo punto que en 1810, exigiendo el comercio libre frente a un poder foraneo, ya no de la
metrópoli sino el de Bogotá, poder del cual se intentó prescindir a través de los proyectos elevados
a Inglaterra con el ánimo de establecer franquicias comerciales independientes en 1826 y 1830,
pero no se obtuvo respuesta” pp. 238.
El principal objetivo del fisco durante las primeras fases de la guerra de independencia era el
sostenimiento militar, por lo que la fiscalidad presenta una estructura totalmente centralizada con
el mantenimiento de los impuestos coloniales hasta 1821 donde en el congreso de Cúcuta se decide
la trasformación parcial o temporal de algunos de ellos.

“En términos impositivos, la decisión de mantener las rentas en igual estado que en el periodo
colonial solo permitió hacer cambios en los gravámenes al comercio exterior, descontar los sueldos
de los empleados y establecer el impuesto de capitación. Para las aduanas, se unificaron los cobros
de derechos de importación en el pacífico los cuales oscilaron entre el 6 y el 35% con trato
preferente a las mercancías provenientes de Chile y Buenos Aires” pp.241.

- La división de los departamentos de administración en 1821 es igual a los ya establecidos


durante el periodo de la colonia. Se diferencian en la integración de ciertos circuitos que no
existían antes o que eran demasiado ineficientes.

“En términos impositivos, el Congreso fijó su atención en la restructuración de los gravámenes


existentes tanto para el tráfico interno como para el externo. Fue así como se eliminó el cobro de la
alcabala para productos de la tierra […] y siguió siendo vigente para la comercialización
interprovincial de bienes extranjeros y el traspaso de bienes inmuebles, con la alícuota de 2,5%. Esta
última medida pretendía estimular el comercio interno” pp. 243

“Se buscó construir un amplio mercado de tierras y de fuerza de trabajo con la eliminación del
tributo indígena y los resguardos, junto con la idea de consolidar un sistema fiscal basado en la
tributación directa y progresiva, lo cual no tuvo los mejores resultados e hizo necesario, de nuevo,
la reconfiguración administrativa e impositiva y reconocer un poco mas de autonomía a las regiones
para el manejo de sus fondos” pp. 245

Una vez terminada la guerra la fiscalidad se vuelca a la consolidación de la nación y el desarrollo


económico. Existía la preocupación de la separación de otros departamentos. Empiezan las
gestiones para acceder a créditos externos con el fin de enfrentar el déficit fiscal. Se reorienta la
fiscalidad hacia una autonomía departamental moderada.

- En este periodo, la existencia de que las tesorerías deficitarias fueran mantenidas por
aquellas con superávit ya era algo que existía desde el periodo colonial. El situado era el
mejor ejemplo de este tipo de imposición.

El periodo de 1827 a 1830 se acentúan las tendencias separatistas agudizándose la prioridad de


mantener el orden interno. Se da prioridad a la autonomía regional de la fiscalidad y se genera una
restauración de los impuestos fiscales coloniales.

“En efecto, en 1828, el impuesto de alcabalas sobre la comercialización de bienes nacionales y


extranjeros entre los territorios nacionales no solo fue restablecido, sino también fortalecido, pues
la alícuota quedó en el 15%, muy lejos del 2% de los tiempos virreinales […] De igual forma, el tributo
indígena fue decretado de nuevo el mismo año y la contribución directa se abolió totalmente. Las
reformas más significativas promulgadas en Cúcuta fueron, asimismo, totalmente eliminadas” pp.
250-251

- La pregunta es por qué la población aceptó tan fácilmente ese aumento fiscal
Es importante recalcar como el comercio de ultramar fue una de las principales entradas del fisco,
sobre todo para la intendencia de Venezuela, debido a la exportación de café y cacao. Esto permitía
quitar el peso de otros gravámenes como al crédito y el eclesiástico.

En el caso de los territorios de la Nueva Granada, la composición del fisco fue parecida a la ya
existente entre 1780 y 1809, donde su principal rublo estuvo dominado por el comercio exterior.
(aspecto bastante debatible).

“La gran transformación en la composición del ingreso fiscal durante la Gran Colombia respecto al
periodo colonial fue una mayor participación de la deuda en el total de los ingresos, debido a que la
contribución directa, el tributo indígena eliminado y los ingresos eventuales tan solo aportaron el
2,6%. Sin embargo, se evidenció una recuperación de los ingresos por impuestos mineros, los cuales
habían tendido a la baja entre 1800 y 1818 por la recuperación de la producción aurífera en Chocó
y Antioquia” pp.257

- Referencia tomada del texto de James

“La región venezolana recuperaba paulatinamente el promedio de ingresos fiscales del periodo
colonial, con una amplia participación del recaudo aduanero, y concentraba sus esfuerzos en el
gasto de la burocracia civil; sin embargo, los desordenes internos hicieron aumentar el gasto militar
y casi triplicar el déficit. En la Nueva Granada los promedios de ingreso fiscal durante la Gran
Colombia distaban por lo menos en un millón de pesos respecto a los registrados entre 1780 y 1809.
Sin embargo, había una tendencia al alza global, por los rendimientos crecientes de los impuestos
aduaneros y los estancos, los cuales no fueron suficientes para cubrir el gasto militar necesario para
conservar la paz interna y llevar a buen puerto la campaña independentista, e hizo que el déficit
llegara a poco más del 70% del total recaudado.” Pp. 264

Tanto en Quito como en la Nueva Granada se necesitó de una fuerte inversión en el sector militar
para el mantenimiento del orden institucional.

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