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Guía de comprensión lectora

Unidad 2

Instrucciones: Lee la selección de poemas y responde las siguientes preguntas en tu cuaderno.


Recuerda mantener buena ortografía, caligrafía y redacción.
Arte poética – Jorge Luis Borges
Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.

Sentir que la vigilia es otro sueño


que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño.

Ver en el día o en el año un símbolo


de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo,

ver en la muerte el sueño, en el ocaso


un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía
vuelve como la aurora y el ocaso.

A veces en las tardes una cara


nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.

Cuentan que Ulises, harto de prodigios,


lloró de amor al divisar su Itaca
verde y humilde. El arte es esa Itaca
de verde eternidad, no de prodigios.

También es como el río interminable


que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.

Porque escribí – Enrique Linh

A Cristina y Angélica

Ahora que quizás, en un año de calma,


piense: la poesía me sirvió para esto:
no pude ser feliz, ello me fue negado,
pero escribí.

Escribí: fui la víctima


de la mendicidad y el orgullo mezclados
y ajusticié también a unos pocos lectores;
tendí la mano en puertas que nunca, nunca he visto;
una muchacha cayó, en otro mundo, a mis pies.

Pero escribí: tuve esta rara certeza,


la ilusión de tener el mundo entre las manos
—¡qué ilusión más perfecta! como un cristo barroco
con toda su crueldad innecesaria—
Escribí, mi escritura fue como la maleza
de flores ácimas pero flores en fin,
el pan de cada día de las tierras eriazas:
una caparazón de espinas y raíces

De la vida tomé todas estas palabras


como un niño oropel, guijarros junto al río:
las cosas de una magia, perfectamente inútiles
pero que siempre vuelven a renovar su encanto.

La especie de locura con que vuela un anciano


detrás de las palomas imitándolas
me fue dada en lugar de servir para algo.
Me condené escribiendo a que todos dudarán
de mi existencia real,
(días de mi escritura, solar del extranjero).
Todos los que sirvieron y los que fueron servidos
digo que pasarán porque escribí
y hacerlo significa trabajar con la muerte
codo a codo, robarle unos cuantos secretos.
En su origen el río es una veta de agua
—allí, por un momento, siquiera, en esa altura—
luego, al final, un mar que nadie ve
de los que están braceándose la vida.
Porque escribí fui un odio vergonzante,
pero el mar forma parte de mi escritura misma:
línea de la rompiente en que un verso se espuma
yo puedo reiterar la poesía.

Estuve enfermo, sin lugar a dudas


y no sólo de insomnio,
también de ideas fijas que me hicieron leer
con obscena atención a unos cuantos psicólogos,
pero escribí y el crimen fue menor,
lo pagué verso a verso hasta escribirlo,
porque de la palabra que se ajusta al abismo
surge un poco de oscura inteligencia
y a esa luz muchos monstruos no son ajusticiados.

Porque escribí no estuve en casa del verdugo


ni me dejé llevar por el amor a Dios
ni acepté que los hombres fueran dioses
ni me hice desear como escribiente
ni la pobreza me pareció atroz
ni el poder una cosa deseable
ni me lavé ni me ensucié las manos
ni fueron vírgenes mis mejores amigas
ni tuve como amigo a un fariseo
ni a pesar de la cólera
quise desbaratar a mi enemigo.

Pero escribí y me muero por mi cuenta,


porque escribí porque escribí estoy vivo.

Cómo escribo – Gabriela Mistral

Yo escribo sobre mis rodillas y la mesa escritorio nunca me sirvió de nada, ni en Chile, ni en París, ni
en Lisboa.

Escribo de mañana o de noche, y la tarde no me ha dado nunca inspiración, sin que yo entienda la
razón de su esterilidad o de su mala gana para mí.

Creo no haber hecho jamás un verso en cuarto cerrado ni en cuarto cuya ventana diese un horrible
muro de casa; siempre me afirmo en un pedazo de cielo, que Chile me dio azul y Europa me da
borroneado. Mejor se ponen mis humores si afirmo mis ojos viejos en una masa de árboles.

Mientras fui criatura estable de mi raza y mi país, escribí lo que veía o tenía muy inmediato, sobre la
carne caliente del asunto. Desde que soy criatura vagabunda, desterrada voluntaria, parece que no
escribo sino en medio de un vaho de fantasmas. La tierra de América y la gente mía, viva o muerta,
se me han vuelto un cortejo melancólico pero muy fiel, que más que envolverme, me forra y me oprime
y rara vez me deja ver el paisaje y la gente extranjeros. Escribo sin prisa, generalmente, y otras veces
con una rapidez vertical de rodado de piedras en la Cordillera. Me irrita, en todo caso, pararme, y tengo
siempre al lado, cuatro o seis lápices con punta porque soy bastante perezosa, y tengo el hábito
regalón de que me den todo hecho, excepto los versos.

En el tiempo en que yo me pelaba con la lengua, exigiéndole intensidad, me solía oír, mientras escribía,
un crujido de dientes bastante colérico, el rechinar de la lija sobre el filo romo del idioma.

Ahora ya no me peleo con las palabras sino con otro cosa. He cobrado el disgusto y el desapego de
mis poesías cuyo tono no es el mío por ser demasiado enfático. No me excuso sino aquellos poemas
donde reconozco mi lengua hablada, eso que llamaba Don Miguel el vasco, la “lengua conversacional”.
Corrijo bastante más de lo que la gente puede creer, leyendo unos versos que aun así se me quedan
bárbaros. Salí de un laberinto de cerros y algo de ese nudo sin dentadura posible, queda en lo que
hago, sea verso o prosa.

Escribir me suele alegrar; siempre me suaviza el ánimo y me regala un día ingenuo, tierno, infantil. Es
la sensación de haber estado por unas horas en mi patria real, en mi costumbre, en mi suelto antojo,
en mi libertad total.

Me gusta escribir en cuarto pulcro, aunque soy persona harto desordenada. El orden parece regalarme
espacio, y este apetito de espacio lo tienen mi vista o mi alma.

En algunas ocasiones he escrito siguiendo un ritmo recogido en caño que iba por la calle lado a lado
conmigo, o siguiendo los ruidos de la naturaleza, que ellos se me funden en una especie de canción
de cuna.

Por otra parte, tengo aún la poesía anecdótica que tanto desprecian los poetas mozos.

La poesía me conforta los sentidos y eso que llaman el alma; pero la ajena mucho más que la mía.
Ambas me hacen correr mejor la sangre; me defienden la infantilidad del carácter, me aniñan y me
dan una especie de asepsia respecto al mundo.

La poesía es en mí, sencillamente, un regazo, un sedimento de la infancia sumergida. Aunque resulte


amarga y dura, la poesía que hago me lava de los polvos del mundo y hasta no sé de qué vileza
esencial parecida a lo que llamamos el pecado original, que llevo conmigo y que llevo con aflicción.
Tal vez el pecado original no sea sino nuestra caída en la expresión racional y antirrítmica a la cual
bajó el género humano y que más nos duele a las mujeres por el gozo que perdimos en la gracia de
una lengua de intuición y de música que iba a ser le lengua del género humano.

Es todo cuanto sé decir de mí y no me pongáis vosotros a averiguar más.

Decir, hacer - Octavio Paz

Entre lo que veo y digo,


Entre lo que digo y callo,
Entre lo que callo y sueño,
Entre lo que sueño y olvido
La poesía.
Se desliza entre el sí y el no:
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.
No es un decir:
es un hacer.
Es un hacer
que es un decir.
La poesía
se dice y se oye:
es real.
Y apenas digo
es real,
se disipa.
¿Así es más real?
Idea palpable,
palabra
impalpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.
Teje reflejos
y los desteje.
La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.
Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.
Los ojos
se cierran
Las palabras se abren.

La Llave que Nadie ha Perdido – Elicura Chihuilaf

La poesía no sirve para nada


me dicen
Y en el bosque los árboles
se acarician
con sus raíces azules
y agitan sus ramas al aire
saludando con pájaros
la Cruz del Sur
La poesía es el hondo susurro
de los asesinados
el rumor de hojas en el otoño
la tristeza por el muchacho
que conserva la lengua
pero ha perdido el alma
La poesía, la poesía, es un gesto
un sueño, el paisaje
tus ojos y mis ojos muchacha
oídos corazón, la misma música
Y no digo más, porque nadie
encontrará
la llave que nadie ha perdido
Y poesía es el canto de mis
Antepasados
el día de invierno que arde
y apaga
esta melancolía tan personal.
¿Por qué escribe usted? - Óscar Hahn

Porque el fantasma porque ayer porque hoy


porque mañana porque sí porque no
Porque el principio porque la bestia porque el fin
porque la bomba porque el medio porque el jardín
Porque góngora porque la tierra porque el sol
porque san juan porque la luna porque rimbaud
Porque el claro porque la sangre porque el papel
porque la carne porque la tinta porque la piel
Porque la noche porque me odio porque la luz
porque el infierno porque el cielo porque tú
Porque casi porque nada porque sed
porque el amor porque el grito porque no sé
Porque la muerte porque apenas porque más
porque algún día porque todos porque quizás

1. Describe qué es el tiempo según la primera estrofa del poema de Borges.


2. Identifica en la tercera estrofa del poema de Lihn qué sucede con las palabras en la poesía.
3. Describe qué efecto provoca la poesía en Gabriela Mistral.
4. Explica qué teje y desteje la poesía según Octavio Paz.
5. Identifica qué acciones realizan los árboles en los cuatro primeros versos del poema de Elicura
Chihuailaf.
6. Describe qué es poesía en el poema de Chihuailaf.
7. Identifica la actitud lírica de cada uno de los poemas leídos.
8. Compara el poema de Borges con el de Paz y explica qué similitudes y diferencias encuentras en
su concepción sobre qué.es poesía.
9. Relaciona la cosmovisión mapuche con el poema de Elicura Chihuailaf.
10. Identifica dos diferencias entre el texto de Gabriela Mistral y los otros textos.

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