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CAPITAL SOCIAL, CRECIMIENTO Y EL VALOR DE LA ACCIÓN POLÍTICA

Raúl Mercau1 y Andrea Suoni


Adjunto a cargo de Desarrollo Económico
JTP de Desarrollo Económico

RESUMEN
Este trabajo surge como una inquietud frente al enfoque territorial del desarrollo económico.
Una de las evidencias más importantes que puede apreciarse en los estudios comparados es
que los territorios que poseen un mayor capital social, presentan tasas de crecimiento más
altas.
Por otro lado, el concepto inicial de capital social reemplazó significativamente el rol que
habían tenido en el pasado los estados (“estado intervencionista”) para justificar una
preeminencia de la actividad privada como coordinadora de las actividades productivas. Así,
el concepto de capital social fue interpretado como una visión esencialmente de “libre
mercado” en donde el rol del estado era reemplazado por las fuerzas que surgen de los actores
privados, sus relaciones de confianza y las instituciones (esencialmente privadas) en las que
se sustentan.
El propósito de este trabajo es presentar una etapa posterior del análisis y resaltar que al poder
productivo del capital social se puede añadir el poder de la coordinación a través del logro de
consensos al interior de ese capital social, con la intervención de un actor coordinador. En este
sentido, el estado puede recobrar un rol importante para generar una externalidad positiva en
el crecimiento.
En otras palabras, a las sinergias y complementariedades que presenta el capital social sobre
el capital físico y humano, se le suma la externalidad de la coordinación.

ABSTRACT
This work arises as a concern at the regional approach to economic development. One of the
most important evidence can be seen in comparative studies is that the territories have a
greater social capital, have higher growth rates.
Moreover, the initial concept of social capital came to replace a significant role they had in
the past states ("interventionist state") to justify a pre-eminence of private activity as
coordinator of production activities. Thus, the concept of social capital was interpreted as an
essentially "free market" where the state's role was replaced by the forces arising from private
actors, relationships of trust and institutions (mostly private) in that support them.
The purpose of this paper is to present later in the analysis and noted that the productive
power of social capital can add the power of coordination through consensus building within
the capital, with the intervention of an actor coordinator. In this sense, the state may recover
an important role to generate a positive externality on growth.
In other words, synergies and complementarities that social capital has on the physical and
human capital, we add the externality of coordination.

1
Raúl Mercau es además Decano de Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Champagnat.
CAPITAL SOCIAL, CRECIMIENTO Y EL VALOR DE LA ACCIÓN POLÍTICA

Raúl Mercau y Andrea Suoni


Adjunto a cargo de Desarrollo Económico
JTP de Desarrollo Económico

1. Introducción
El propósito de este trabajo es investigar las potencialidades que tiene el accionar de los
“hacedores de política” para generar externalidades en el crecimiento económico de un
territorio que cuenta con “capital social”. Para lograr esta meta se hace uso de un modelo
simple intertemporal de consumidores racionales y una función de producción explícita que
incluye dentro de sus variables al “capital social” en un dado territorio. Este trabajo toma
como base investigaciones anteriores [Mercau, 2006; Mercau, Duarte y Eisenchlas, 2008;
Mercau, 2009] de los autores y otras contribuciones sobre el tema, con especial énfasis en la
Provincia de Mendoza [Perlbach, Calderón y Ríos Rolla, 2005]. La principal contribución de
este trabajo se centra en la capacidad que pueden tener los hacedores de política para
potenciar los efectos beneficiosos del capital social sobre la tasa de crecimiento de largo
plazo. Asimismo se establece cuál podría ser el “valor” de la acción política y bajo qué
condiciones puede ser mejor apreciada (y por lo tanto, tener más efectividad).
Las principales conclusiones que obtenemos de este ejercicio teórico son que (1) La existencia
de un “capital social” genera sinergias y complementariedades con el resto de los factores de
producción (capital y trabajo) y (2) el accionar del poder coordinador de los hacedores de
política que actúan bajo el imperio de buscar el “bienestar de la sociedad” genera
externalidades sobre las tasas de crecimiento de largo plazo. Estas externalidades dependen
de variables tecnológicas y sociales, las cuales son: (1) la elasticidad de sustitución entre el
consumo presente y futuro, (2) el coeficiente tecnológico de la función de producción o
productividad total de factores, (3) la capacidad de construcción de un “capital social” y (4) la
participación del capital social en la función de producción.

2. Antecedentes del concepto de capital social


Si bien el concepto de capital social proviene originalmente de la sociología, en los últimos
años ha tenido una amplia utilización. En particular, los economistas han hecho un intensivo
uso del mismo. Si bien existen referencias sobre el concepto hacia finales del siglo XIX e
inicios del XX, el desarrollo del mismo se dio hacia mediados de los años 80´s e inicios de los
90´s. En este período, los autores más destacados son Bourdieu, Coleman y Putman.
Forni, Siles y Barreiro (2004) señalan que a fines del siglo XIX Emile Durkheim destacaba
“la importancia de las relaciones sociales en la cooperación social como fuente fundamental
de solidaridad social en las sociedades modernas”. Asimismo, Hanifan en un estudio de 1916
[citado en Wallis, Killerby y Dollery (2004)], argumentaba que “si los individuos entran en
contacto con sus vecinos, y ellos con otros vecinos, habrá una acumulación de capital social,
que puede producir un potencial social suficiente para realizar una mejora sustancial de las
condiciones de vida en toda la comunidad” [Forni y otros (2004)].
Si bien son interesantes estos aportes iniciales, Bourdieu (1985), es considerado el primer
autor que realizó un estudio sistematizado sobre el capital social. Este autor define al capital
social como “el agregado de los recursos reales o potenciales que se vinculan con la posesión

2
de una red duradera de relaciones más o menos institucionalizadas de conocimiento o
reconocimiento mutuo” [Bourdieu, 1985 pág. 248, citado en Forni y otros (2004)].
Por su parte, Bourdieu (1997), entiende que “el capital social está constituido por la totalidad
de los recursos potenciales o actuales asociados a la posesión duradera de relaciones más o
menos institucionalizadas”. En este sentido, capital social, “significa un capital que sirve al
conjunto de los miembros individuales del grupo y ejerce un efecto multiplicador sobre el
capital efectivamente disponible” [Cárdenas Mendoza (2006)].
Según Forni y otros (2004), el capital social para James Coleman “constituye un recurso cuya
particularidad radica en ser algo inherente a la estructura de las relaciones sociales” que
facilita el logro de objetivos personales que no podrían alcanzarse sin él o costaría mucho
más. Coleman define al capital social como “una diversidad de entidades con dos elementos
en común: todos consisten en algún aspecto de la estructura social y facilitan ciertas acciones
de los actores dentro de la estructura” [Coleman (1990), pág. 302].
Por último, Putman (1993) define al capital social como “aspectos de la organización social
tales como confianza, normas y redes, que pueden mejorar la eficiencia de una sociedad al
facilitar la acción coordinada”. Asimismo afirma que el componente esencial del capital social
es el compromiso cívico, entendido éste como la identificación de los ciudadanos con los
intereses de la comunidad en que vive. En este sentido, señala que “la principal manifestación
del compromiso cívico es la asociatividad, o sea la propensión de los ciudadanos a participar
en asociaciones que buscan el bien común”. Por otro lado, relaciona al capital social con una
economía fuerte y un estado fuerte. [Cárdenas Mendoza (2006)].

3. Supuestos iniciales
En este trabajo consideraremos que el “capital social” está formado por las redes, las
relaciones de confianza y los desarrollos institucionales que los agentes que viven en un
territorio han podido construir y que permiten la realización de las actividades económicas,
productivas, sociales y culturales de una manera más efectiva y eficiente [Putman (1989)].
El concepto y la materialización de este “capital social” es vital para hacer posible la
existencia de los tres elementos principales que estudiamos en este trabajo: las sinergias, las
complementariedades y, después de implementar un mecanismo de coordinación colectivo,
las externalidades.
Es por ello, que es necesario subrayar sus dos componentes principales: su carácter de
“capital” y su carácter “social”. Su carácter de capital se debe a dos características principales.
La primera es que se trata de un stock que se acumula en el tiempo, en función de la
capacidad de construcción del mismo que tienen los agentes que viven en el territorio2. Este
capital está formado por las redes de relaciones que existen entre los distintos actores y por
los desarrollos institucionales que han sabido construir. La segunda, es que actúa como un
factor de producción dentro la “función de producción” del territorio3. Es decir, es un factor
más que ayuda a que la producción sea mayor y de una calidad que la distingue de la
producción de otros territorios.
Una condición indispensable, por lo tanto, para que este capital social tenga los efectos
esperados (o al menos los investigados en este trabajo) es que, tal como dijimos
anteriormente, se considera que además de social es también capital en sentido económico.
Es decir, tiene un efecto positivo sobre los niveles de producción del territorio. En otras
2
Para una crítica de esta afirmación, veáse Arrow (2000).
3
Otros autores ya han considerado esta formulación. Veáse Calderón, Perlbach y Ríos Rolla (2005).

3
palabras, se espera que en territorios que tienen un gran capital social esto se traduzca en
efectos positivos sobre los niveles de producción. Mientras mayores son las redes sociales y
de confianza entre los actores económicos, mayor facilidad en las transacciones, mayor
desarrollo del crédito, mayor apuesta a la realización de actividades en el territorio, entre otros
logros.
Su carácter social se debe, entre otras cosas, a dos características principales. La primera es
que este capital es construido por todos los agentes [Forni, Siles y Barreiro (2004), pág. 6 ] o
por la interacción de los principales actores de una manera conjunta. Es decir, no puede ser
construido por un actor individual, es necesaria la interacción de todos. La segunda, es que
individualmente cada actor no percibe que puede influir de una manera significativa en su
construcción, pero sí es un dato importante en su toma de decisiones. Es decir, no es una
variable de control en sus decisiones productivas, pero forma parte de la información
relevante para el ejercicio de búsqueda de bienestar. Es por ello que uno de los principales
supuestos de este trabajo es que la existencia de este capital social es lo que permite a los
“hacedores de política” lograr beneficios superiores a los que pueden arribarse a través de una
forma de operar más individualista o “descentralizada” (mecanismos de mercado).
En este trabajo supondremos que existen al menos dos elementos que permiten la
acumulación de este capital social: (a) el tamaño o nivel económico del territorio y (b) la
capacidad de construir a partir de este tamaño o nivel de la economía un “capital social”.
Por último, las hipótesis principales de este trabajo son: (1) Mientras mayor es el capital
social mayor el nivel de producción de un dado territorio, (2) Mientras mayor la capacidad de
acumulación de capital social mayor el crecimiento de largo plazo del territorio, (3) Mientras
mayor la capacidad de coordinación de los “hacedores de política” mayor el crecimiento de
largo plazo del territorio.
Finalmente, debe destacarse que aunque no exista el accionar de “hacedores de política”, el
capital social tiene de todas maneras un efecto sobre los niveles y las tasas de crecimiento del
producto del territorio. Sin embargo, la coordinación que provee el accionar de los “hacedores
de política” permite lograr efectos de largo plazo que no serían posibles de alcanzar en el caso
que los agentes actúen individuamente. Es decir, la existencia de “sinergias” y
“complementariedades” tienen efectos sobre los niveles de producción. La coordinación de
todas las voluntades a través del accionar de los “hacedores de política” potencia los efectos
sinérgicos y complementarios del capital social existente.
En las secciones que continúan se construirá un modelo que nos permitirá captar los aspectos
estilizados más importantes respecto de la existencia de un “capital social” en un territorio y
los principales efectos que su existencia provocan. Además, se mostrará que la existencia del
accionar de “hacedores de política benevolentes”4 genera externalidades (fruto de las
complementariedades o sinergias provenientes de la existencia del capital social) sobre las
tasas de crecimiento de largo plazo de un territorio.

4
El concepto de “hacedor de política benevolente” es una extrapolación del término “planificador central
benevolente”. En Blanchard y Fischer (1989), capítulo 2, se representa por un planificador central que
“maximiza la función de utilidad del agente representativo” (pág. 37). En otros términos, se trata de un hacedor
de política que busca el bienestar de la sociedad y no el suyo propio.

4
4. Un modelo simple de “capital social”
Dado que se trata de un “territorio”, el enfoque que tomaremos para examinar la existencia y
los efectos del capital social será “macroeconómico”5. Es decir, no nos centraremos en un
sector (o grupo de sectores en particular) sino que nuestra preocupación será la producción
total de bienes y servicios en un dado territorio.
Esta producción constituye la oferta “agregada territorial” de bienes y servicios que son
provistos para satisfacer la demanda “agregada territorial”. Dicho en otros términos, esta
producción es igual a la suma de los ingresos del trabajo y el capital que se encuentran al
interior del territorio. Este ingreso es usado parcialmente para invertir (de modo de poder
lograr una mayor producción en el futuro) y para consumo.
Los principales factores de producción en este territorio son: (1) el capital físico, constituido
por el stock de maquinarias, construcciones e infraestructura en general que tiene un uso
productivo; (2) el flujo de servicios del trabajo de los que viven en el territorio y, lo que
distingue a este enfoque de uno tradicional, (3) el capital social. Este capital es el conjunto de
redes económicas y sociales que permiten un mayor desenvolvimiento económico. Estas
redes se han acumulado a lo largo del tiempo a través de la interacción de distintos factores,
tanto culturales, sociales, productivos, entre otros.
En este esquema productivo, la inversión física tiene un doble propósito: (1) reponer el stock
del capital que el uso productivo ha depreciado y (2) añadir capital físico al stock existente.
Tomado en términos per cápita, la inversión debe cubrir además el crecimiento de la
población, de modo de mantener una relación entre el stock de población y de capital físico
que permita generar un producto per cápita creciente (o al menos constante).
Las decisiones de inversión y de consumo implican una visión de largo plazo de los
integrantes o participantes en este territorio. Estas decisiones están enfocadas a lograr un
mayor “beneficio” individual y, como consecuencia de ello, de todos los agentes
participantes. En la manera que estos agentes tengan la capacidad de mirar el futuro, podrán
tomar decisiones de acumulación que impliquen sacrificios de consumo presente para lograr
un mayor consumo futuro, es decir, un mayor ingreso o producto per cápita en los años por
venir.
Esta descripción de la economía territorial, es posible traducirla a un modelo matemático
simple, el cual usaremos como “herramienta para pensar”. Es decir, el ordenar mediante
variables matemáticas estas dimensiones, nos permitirán no perdernos en el discurso y
someternos a la rigurosidad de los procedimientos matemáticos.

a. La función de producción
Para la especificación de la función de producción (“oferta agregada territorial”) utilizaremos
una forma Cobb-Douglas. La razón de la elección de esta forma de representar a la
producción es doble: (1) la simplicidad matemática y sus propiedades reconocidas y (2) la
amplia utilización de esta forma de modelización en los trabajos de crecimiento con un
enfoque macroeconómico.
(1) f (k , h) = Ak α h (1−α )

5
Putman (1993) es quien le da una visión “macro” al concepto de capital social. Véase Forni, Siles y Barreiro
(2004) pág. 4.

5
La ecuación (1) representa la producción per cápita en el territorio. Debido a que es una
función del tipo Cobb-Douglas tiene ciertas propiedades matemáticas que permiten expresarla
en términos per cápita o “por trabajador”. De este modo, las variables capital, mano de obra
(“servicios del trabajo”) y capital social, se reducen a: (1) capital “físico” per cápita (k) y (2)
capital “social” per cápita (h). Esta ecuación además presenta otros coeficientes “técnicos”
que permiten captar las especiales características productivas propias de la región o territorio
en particular. En primer lugar un coeficiente tecnológico (A), que de una manera simple nos
dice que aquellas regiones que tengan un mayor desarrollo tecnológico (“mayor A”) tendrán
la posibilidad de acceder a un nivel más alto de producción per cápita. Por último, el
parámetro α está relacionado con la elección de la tecnología con la cual se representa esta
producción. Un concepto básico de la producción es que es igual a la suma de la retribución a
cada uno de los factores productivos que contribuyeron a su generación. El coeficiente α es
la participación dentro del ingreso total del factor k y por lo tanto es mayor a cero y menor
que uno.

b. Demanda agregada territorial


Los ingresos per cápita que se generan en el territorio pueden gastarse en bienes de consumo
(“consumo per cápita”) o en inversión (“inversión per cápita”). La inversión per cápita debe
servir para reponer el capital per cápita y sostener un nivel de capital que esté en congruencia
con el crecimiento de la población. De este modo, la demanda agregada per cápita territorial
puede representarse con la siguiente ecuación:
.
( 2) c + i = c + k + ( n + δ ) k

En la ecuación (2), “c” representa el consumo per cápita, “i” la inversión per cápita y “k” el
capital per cápita. La inversión en este caso es igual a la acumulación del capital per cápita
más la reposición de capital para enfrentar el crecimiento de la población y la depreciación del
capital. El “punto” encima de la variable k es una convención matemática para expresar el
incremento en el tiempo del stock de capital per cápita. Técnicamente se denomina:
“derivada respecto del tiempo de la variable k” y representa la acumulación del capital per
cápita. Además, la inversión no sólo debe incrementar la cantidad de capital per cápita, sino
que también debe cubrir el incremento de la población (“n”) y la depreciación del capital per
cápita existente por su uso productivo (“δ”).

c. La identidad macroeconómica territorial


En cada período, la producción se ajusta o equipara con su demanda. De modo que el
equilibrio de estos dos componentes principales, se logra cuando la ecuación (1) se igual con
(2). Esto constituye la identidad macroeconómica territorial. Además, constituye un
componente fundamental de la “sabiduría convencional” que permite a los agentes saber
dónde están sus límites cuando realiza su elección de consumir hoy o guardar para el futuro
(“invertir”). Es decir, esta identidad es su “restricción tecnológica”. Los habitantes de la
región saben que no podrán sobrepasar los límites que sus propias capacidades productivas
del territorio le permiten. Esto constituye parte de su “background” de racionalidad.
Antes de pasar a discutir otros elementos fundamentales de este modelo teórico es importante
señalar algunas limitaciones. La primera limitación es que no considera dentro de los bienes
que se demandan en el territorio los que provienen de otros territorios o regiones. Es decir, el
modelo no explicita la oferta de bienes “importados”. Debe destacarse que estos bienes no

6
son los que figuran en las “cuentas nacionales” como importaciones, sino que
conceptualmente son los bienes que son producidos con factores de producción que se
encuentran fuera del territorio analizado. Por otro lado, tampoco considera la demanda de los
bienes que son producidos en el territorio por parte de los residentes en otros territorios. Es
decir, nos referimos a la “exportación” de bienes fuera del territorio. Nuevamente, esta
exportación no se refiere a las que figuran en la balanza comercial del país, sino a los
productos que “salen” del territorio. En este caso, la identidad de “oferta y demanda” debería
considerarse de la siguiente manera:
.
(3) f ( k , h) + m = c + k + ( n + δ )k + x

En este caso, “m” representa a las importaciones per cápita del territorio y “x” a las
exportaciones per cápita. Como nos interesa analizar la evolución de la producción,
tradicionalmente se pasa restando las importaciones del lado de la demanda y se expresa a las
exportaciones netas de importaciones (“balanza comercial territorial”).
.
( 4) f ( k , h ) = c + k + ( n + δ ) k + ( x − m )

En este trabajo se ignorará el componente “externo” o “extraterritorial” por las siguientes


razones: (1) No existe, generalmente, información sobre el comercio “extraterritorial”; es
decir, las estadísticas difícilmente muestran las ventas o las compras de productos hacia o
desde el exterior de territorios diferentes a los “territorios nacionales”. Esto es así porque en
la generalidad de los países no existen “aduanas internas” que registren este movimiento. (2)
No es el propósito de este trabajo investigar sobre los determinantes del comercio
extraterritorial, sino de examinar los efectos que sobre el crecimiento puede tener un “pacto
territorial”. Es por ello, que nuestra restricción tecnológica a la cual están sujetas las
decisiones intertemporales entre consumo presente y consumo futuro será:
.
(5) f (k , h) = Ak α h (1−α ) = c + k + (n + δ )k

En otros términos, la ecuación (5) nos dice que el producto se distribuye entre consumo e
inversión.

d. El capital “social”
Se define como capital debido a que es un stock que se acumula con el tiempo, en función de
la capacidad de construcción del mismo que tienen los agentes que viven en el territorio. Es
decir, este “capital social” es el conjunto de redes económicas y sociales que permiten un
mayor desenvolvimiento económico. Estas redes se han acumulado a lo largo del tiempo a
través de la interacción de distintos factores, tanto culturales, sociales, productivos, etc. Este
capital está construido por las redes de relaciones que existen entre los distintos actores y por
lo tanto, esto nos hace pensar que al menos existen dos elementos que configuran este capital
social: (1) el tamaño económico del territorio y (2) la capacidad de construir a partir de este
tamaño de la economía un “capital social”. De esta manera, se puede representar de una
manera simple a este capital como:
( 6) h = β k

En esta simple ecuación se representan los dos elementos fundamentales de este “capital
social”: el tamaño de esta economía, representado por el capital per cápita (k) y la capacidad
de construir este capital social a partir del tamaño de la economía. En el gráfico siguiente se
representa esta relación:
7
Gráfico 1. Capital Social
h

h0

k0 k

La relación entre el tamaño de la economía puede verse claramente en la relación positiva que
existe entre k y h. A mayor k, necesariamente mayor h. La relación entre h y la capacidad que
tiene este territorio de transformar su “riqueza material” en “riqueza social” puede verse a
través del coeficiente β. De esta manera, un territorio igualmente “rico” puede tener un menor
“capital social” si no ha tenido la habilidad para construirlo como el anterior (es decir, menor
β). Esto puede verse en el Gráfico 2:

Gráfico 2. Diferente capacidad de construcción del Capital Social

h0

h1

β0 β1

k0 k

e. Una digresión sobre el “capital social”


La primera tiene que ver con la “forma funcional”. En este caso, se ha elegido una relación
muy simple: (1) no tiene ordenada al origen, es decir, cuando capital per cápita (k) es cero, el
capital social (h) también es cero y (2) la relación es lineal, es decir, existe no sólo una
relación directa entre k y h, sino que se ha modelado de una manera tal que es proporcional.

8
La primera observación en realidad tiene una gran racionalidad económica. Si no hay capital
físico, no hay producción. Sin producción no es posible satisfacer ni el consumo ni la
inversión. Finalmente, la población desaparecería y no habría ninguna posibilidad de
construir ningún capital social.
La segunda es más criticable. Aquí se ha tomado esta forma simplemente por una razón de
simplicidad matemática en el modelo general. Sin embargo, podría establecerse una relación
no lineal, con la única restricción de que a mayor k, mayor h. Esto podría establecerse de
modo que el incremento sea positivo aunque cada vez más pequeño. En términos técnicos
esto implica que la derivada primera de h con respecto a k es positiva, pero la derivada
segunda es negativa. O por el contrario, podría pensarse que mientras más rico es un territorio
su capacidad de creación de capital social incremental o marginal es mayor. En este caso, la
derivada segunda debería ser también positiva. Es decir, que la relación entre h y k es
positiva y crecientemente positiva.
En realidad, no hay ninguna evidencia que pueda validar ninguna de las hipótesis anteriores.
Esta relación puede ser tanto crecientemente positiva como positiva en forma decreciente.
Esto tiene que ver con el segundo aspecto en cuanto a la discusión de la conformación del
capital social. El capital social es una variable que es difícilmente observable. No existen
estadísticas –al menos ampliamente reconocidas- de esta variable. ¿Esto invalidad este
concepto?
Volvamos sobre la ecuación de la función de producción. De las variables que allí se
encuentran, existen (o pueden existir) estadísticas de capital, de cantidad de horas o de
personas dedicadas al trabajo. Sin embargo, no existen estadísticas del coeficiente “A” ni de
la variable h.
Sin embargo, el problema de la inobservancia del coeficiente “A” ya fue advertido por Solow
(1956). Este autor midió la contribución de cada factor de producción al crecimiento de la
economía norteamericana. En este enfoque “contable”, descubrió que el crecimiento no podía
ser explicado por la suma del crecimiento de cada factor de producción (trabajo y capital)
ponderado por su participación en el producto (factor α). Esa diferencia la atribuyó al
crecimiento de “A”, que no era observable.
Este término ha sido conocido a través del tiempo con distintos nombres: entre ellos el más
popular ha sido: “residuo de Solow”. Este residuo ha sido por mucho tiempo una “medida de
nuestra ignorancia” de los factores determinantes del crecimiento fuera de la contribución de
los factores conocidos de trabajo y capital. En la actualidad, se denomina a este factor no
observable “Productividad Total de Factores (PTF)”. Lo que se dice es que la PTF es el
reflejo de la tecnología.
El caso del “capital social” es similar. En otros términos, se suma a la “medida de nuestra
ignorancia”, “residuo de Solow” o “PTF”. Sin embargo, a pesar de esta “imposibilidad
fáctica” de observar el capital social, existe un gran consenso de que aquellos territorios que
tienen un mayor capital social (tal como ha sido definido aquí) tienen la posibilidad de
alcanzar un mayor nivel y una mayor tasa de crecimiento6. Interpretado de otra manera, y
dado que puede sumarse al efecto total de la “Productividad Total de Factores”, puede
afirmarse que el “Capital Social” incrementa la productividad de las economías territoriales.

6
Putman (1989) compara las ciudades del norte de Italia con las del sur del mismo país y concluye que las
diferencias en su crecimiento y desarrollo se debe al mayor desarrollo de capital social en las primeras.

9
5. Un modelo simple de elección entre consumo presente y consumo futuro en un
territorio con “capital social”
Hasta el momento hemos descrito el lado de las “restricciones” que enfrentan los actores que
tomarán las decisiones de consumo e inversión en el territorio. Falta explicitar cuál es el lado
de las motivaciones que están detrás de estas decisiones. Es decir, qué buscan los actores o
agentes en un territorio cuando deciden consumir o abstenerse de hacerlo para invertir.
En primer lugar, es ampliamente reconocido, en la corriente principal de la teoría económica,
que los agentes cumplen un doble rol. Por un lado, actúan como consumidores en el mercado
de los bienes. Por otro lado, actúan como proveedores de los factores productivos a las
unidades económicas (empresas, explotaciones agrarias, etc.).
Es decir, las decisiones de consumo y de asignación de los factores productivos son parte de
un mismo proceso de decisión. En un modelo macroeconómico, como el nuestro, esta visión
(denominada en los libros de formación inicial de economía como “flujo circular de la renta”)
nos permite una simplificación del tratamiento matemático, de modo de hacer más accesible
su tratamiento y más fácil obtener las principales conclusiones.
En segundo lugar, la decisión de ahorrar e invertir es una decisión intertemporal. Es decir, no
involucra una consideración sólo del tiempo presente, sino también del tiempo futuro.
Cuando un consumidor-dueño de los factores productivos toma su decisión, lo hace teniendo
en cuenta el flujo futuro de “consecuencias”.
En tercer lugar, la principal consecuencia que se evalúa intertemporalmente es el bienestar.
En este caso, hay tres elementos que toma en cuenta: (1) cómo evalúa el bienestar en cada
momento; (2) la tasa de descuento que permite medir “cuánto” vale un bienestar futuro
medido hoy y, finalmente, (3) el horizonte temporal en el que evalúa sus decisiones; en otras
palabras, cuánto períodos hacia delante toma en consideración.
La modelización tradicional del primer punto implica explicitar una “función” que refleje la
evaluación de bienestar por parte de los consumidores. Los modelos más simples consideren
que existe una relación monotónica y creciente entre consumo y bienestar. A mayor
consumo, mayor bienestar.
El segundo punto implica establecer una “tasa de descuento” subjetiva. Esto es, se trata de
ver cómo valoran el presente versus el futuro, en términos bienestar. A mayor valoración del
presente, mayor será la tasa de descuento.
Por último, el tema del horizonte temporal es objeto de debate. Los modelos más sencillos
consideran que el horizonte temporal debe ser entre el momento presente y el tiempo
“infinito”. Es decir, los agentes económicos no toman en cuenta sólo el período que dura sus
propias vidas, sino que consideran también el bienestar de sus hijos y de los hijos de sus hijos.
En cierta manera, el segundo aspecto y el tercero, juegan un papel importante en la
configuración de una modelización más real. Si bien se considera que los agentes económicos
incluyen en su evaluación a todos los años por venir, pueden poner un peso tan grande al
presente (es decir, una tasa de descuento elevada) que haga que sea irrelevante la
consideración de un horizonte temporal excesivamente grande.

a. El bienestar “instantáneo” de los consumidores


El efecto que tiene el consumo per cápita sobre el bienestar per cápita en cada instante en el
tiempo (“bienestar instantáneo”) suele considerar una relación monótonica y creciente entre
estas dos variables. Esta relación es sólo “ordinal” y no “cardinal”. Es decir, lo que importa

10
es que hay más o menos bienestar y no “cuánto”. Además, se considera que el incremento de
bienestar ante un aumento del consumo es positivo, pero su incremento es cada más pequeño.
En términos técnicos se dice que la “función de utilidad instantánea”, u (c ), tiene una utilidad
marginal positiva, u’(c ) > 0 y una derivada segunda, negativa, u’’(c ) < 0.

b. La evaluación “intertemporal” del bienestar de los consumidores


En función de las consideraciones apuntadas en la sección anterior es posible especificar la
“función de utilidad intertemporal” que es el medio por el cual los economistas representamos
la evaluación que hace un consumidor de su bienestar desde el momento presente en adelante.
En términos muy simples es igual al valor actual de la suma de los beneficios instantáneos
que goza un consumidor por el consumo per cápita de cada período. Es decir, es la suma de
los valores de bienestar de cada período descontados a la tasa de descuento que representa
cómo valora el presente respecto del futuro. Esto se representa en la siguiente ecuación:
_ ∞
−θ t
(7 ) U = ∫ u (c ) e dt
0

La ecuación (7) presenta la función de utilidad intertemporal que utilizaremos para evaluar los
efectos de la vigencia de un Pacto Territorial. Esta función de utilidad considera, como
señalamos, el valor actual de los flujos futuros de beneficios. Como está expresada en
variables “continuas”, no usamos una sumatoria como en el caso de las variables “discretas”,
sino una integral, que es su equivalente en este tipo de análisis. De igual modo, para
actualizar una variable continua se usa el término e -θt, donde θ es la tasa de descuento.

c. El problema a resolver por los agentes en el territorio


El problema a resolver por los agentes que actúan en el “territorio” es tratar de obtener el
máximo bienestar posible –un flujo intertemporal de bienestar- dada las restricciones
tecnológicas y sociales que enfrenta. En términos de la manera en que los economistas
planteamos este problema, implica “maximizar” una función objetivo (que en este caso es la
función de utilidad intertemporal (7) de la sección anterior) sujeto a la restricción (5), de las
páginas anteriores. El problema formalmente puede expresarse como:
_ ∞
−θ t
(8) max U = ∫ u (c) e dt
0

s.a.
.
(5' ) k = A k α h (1−α ) − c − (n + δ )k ∀t
( 6) h = β k
(9) k0 ∧ h0 dados; kt , ct ≥ 0 ∀t
−θ t
(10) lim λt kt e =0
t →∞

La ecuación (8) manifiesta que los actores en este “territorio” tratan de obtener el “máximo”
beneficio intertemporal. Al intentar hacerlo están sujetos a (“s. a.”) ciertas restricciones, tales
como la reescritura de la restricción tecnológica (5), valores dados para los stocks de capital
físico y social; la restricción de no negatividad del capital y del consumo (9) y, por último,
una condición que técnicamente se llama “condición de transversalidad” (10) que cumple una
11
tarea de dar consistencia matemática a los resultados, pero que además tiene una
“racionalidad económica”. La inversión, es decir, la acumulación de capital se hace para
consumir más en el futuro. En el último instante (que en este caso en el período ∝) ese stock
ya no tiene valor. Como veremos el término λt representa el “precio sombra” o “precio de
eficiencia” del capital. Por ello, el valor actual de este valor, en el último período es cero.
Para solucionar este problema, que es un caso de “optimización dinámica”, se utiliza un
“Hamiltoniano” que tiene la siguiente forma:
−θ t
(11) H = {u (c) + λ[ Ak α h (1−α ) − c − (n + δ )k ]}e
La solución a este problema intertemporal puede ser obtenida en forma “individualista”, es
decir, sin un mecanismo de “coordinación” o a través de un mecanismo coordinador general
que aproveche las ventajas de contar con un “capital social”. A la primera solución, le
llamaremos: “sin intervención” y la segunda: “con intervención”. La explicación de estos
términos y condiciones de presentan en las secciones a continuación.

6. Tasa de crecimiento económico y bienestar del “territorio” con existencia de


“capital social” y “sin intervención”
La solución al problema que plantea la ecuación (11) se conocen como las “condiciones de
primer orden” del “Hamiltoniano”. Estas condiciones de primer orden no son sino la
resolución que hacen los agentes que viven en el “Territorio” al tratar de obtener el máximo
bienestar a lo largo de toda la vida de todas las generaciones que viven y vivirán en el
territorio. Debido a que el capital social es un conjunto de redes que disfruta toda la
comunidad y es construida por ella, cuando cada agente en el territorio trata de obtener el
máximo bienestar lo toma en cuenta, pero para cada uno de ellos es un dato. Es decir, no lo
incluye en su proceso de decisiones. Es decir, cada uno siente que su acción individual tendrá
un efecto casi irrelevante sobre el capital social. Esto hace que el capital social no sea una
variable de decisión, sino un resultado del proceso que individualmente hace cada uno de los
actores.
En el largo plazo (que técnicamente se denomina “estado estacionario”), mediante este
proceso de optimización, se alcanza una tasa de crecimiento del consumo, del capital físico,
del capital social y del producto (todos expresados en términos per cápita) que son iguales. De
esta manera, la tasa de crecimiento per cápita de largo plazo del territorio “sin intervención”
es igual a:
(12) γ SI = σ [α A β (1−α ) − (n + δ + θ )]

La ecuación (12) expresa la tasa de crecimiento per cápita de la economía (γ) en la situación
de inexistencia de intervención (“SI”). Este crecimiento depende:
1. Positivamente de:
a. La elasticidad de sustitución entre el consumo presente y el consumo futuro (σ
≥ 0).
b. La participación del capital per cápita en el ingreso per cápita (0< α< 1).
c. El coeficiente que representa en “nivel” tecnológico en la función de la
producción que posee el “Territorio” (A > 0).
d. La capacidad que tiene el territorio para construir (y acumular) capital social (β
> 0).

12
e. La participación que tiene el capital social en la generación de ingresos en la
región [0 < (1-α) < 1].
2. Negativamente de:
a. La tasa de crecimiento de la población (n, la puede ser positiva o negativa).
b. La tasa de depreciación del capital físico (δ > 0).
c. La tasa de descuento de los consumidores o agentes en el “Territorio” (θ > 0).
Uno de los aportes que hace el presente documento es aclarar los términos de “sinergia” y
“complementariedad” en donde existe un “capital social”. Las “sinergias” y
“complementariedades” no son fruto de la intervención de los “hacedores de política” sino
que son preexistentes y dependen crucialmente de la existencia de un “capital social”. Por
último, las “externalidades” por su propia definición, sí dependen de la intervención de los
“hacedores de política” que pueda potenciar los componentes de la función de producción.
Estas ideas se aclaran en los siguientes apartados.

a. Complementariedad del “capital social”


Existe “complementariedad” cuando en la producción no hay sustitución, sino que los factores
se usan complementariamente y los cambios en precios relativos (entre los precios que
corresponden a cada uno de ellos) no provocan sustitución en su utilización en la función de
producción. La ecuación (6), en donde se explicita que el capital social es igual al capital
físico ponderado por la capacidad de transformar ese capital en capital social por parte de los
agentes del territorio [h=β k], nos habla que no hay sustitución. Cuando cambian los precios
relativos de la economía (p.e. los precios del capital y del trabajo) hay sustitución entre estos
factores (capital, K, y trabajo, L). Sin embargo, el cambio en el capital social (o su utilización
dentro de la función de producción) sigue el derrotero del capital físico.

b. Sinergia del “capital social”


El concepto de “sinergia” nos dice que el accionar de uno de los factores potencia el accionar
del otro. Este es el caso, por ejemplo, del coeficiente que nos muestra el “nivel tecnológico”
del “Territorio” (A). Tal como discutimos en una sección anterior, puede interpretarse que el
capital social (o la capacidad que tiene el “Territorio” de construir este capital social, β)
incrementa la “Productividad Total de Factores” (PTF) en donde generalmente se
“contabiliza” el efecto de la tecnología. En (12) esto puede verse por el carácter
multiplicativo de β(1-α) con el coeficiente A.

c. Externalidades del “capital social”


Por definición, las “externalidades” son los efectos externos que nos son contabilizados en la
ecuación de costos y beneficios privados, sino sociales. Por su propia naturaleza, si se deja a
los actores actuar “individualmente” tratando de “maximizar” su bienestar y el de sus hijos,
no alcanzarán los beneficios sociales (sino solamente los privados) y no tendrán en cuenta los
costos sociales que ocasionan sus acciones fruto de sus decisiones de consumo e inversión
(p.e. los efectos de contaminación que producen las explotaciones productivas).
El “cálculo” de estas externalidades es uno de los objetivos del presente trabajo. Esta tarea
será el fruto del ejercicio teórico de la obtención de la tasa de crecimiento de largo plazo en

13
presencia de la intervención de los “hacedores de política”. En el fondo, como veremos más
adelante, la “externalidad” será igual a la diferencia entre la tasa de crecimiento de largo plazo
en presencia de intervención y sin ella.

d. La condición necesaria del “capital social” para la producción de sus


efectos
La condición necesaria para que el capital social tenga efectos positivos es que su presencia
modifique las condiciones de producción. En términos técnicos, es necesario que no sólo se
cree una red de relaciones y que se desarrollen las instituciones. La existencia del capital
social tiene que tener que efectos reales sobre la producción. En términos técnicos esto
significa que el capital social debe formar parte de la “función de producción” del territorio.
Si el capital social no hace su aporte al proceso productivo, la economía se estanca y no es
posible obtener efectos sinérgicos o complementarios, aún en presencia de intervención por
parte de los “hacedores de política”.
La principal razón es que la presencia del “capital social” como factor de producción dentro
del proceso productivo modifica la productividad de capital de una manera que esta pierde sus
“rendimientos decrecientes” y se torna de “rendimientos constantes”. Este resultado, como se
demuestra a continuación, es congruente con la evidencia de que es posible encontrar
economías (en este caso, “territorios”) que muestren crecimientos positivos (y no nulos) de
largo plazo de su producto per cápita.
La condición necesaria, por lo tanto, para que haya efectos sinérgicos y complementarios del
capital social puede ser expresada mediante las siguientes dos relaciones:
(1) f (k , h) = Ak α h (1−α )
,y
( 6) h = β k

La relación (6) muestra la manera en que se construye el capital social (a través del desarrollo
de las redes sociales, económicas, culturales, etc.) y la (1) muestra que este capital tiene
efectos sobre la producción del territorio. Esto provoca que, cuando se optimice el
“hamiltoniano” (11), dé como resultado la tasa de crecimiento (12). En este caso, se trata de
la tasa de crecimiento en el largo plazo.
La operación conjunta, por lo tanto, de la ecuación (1) y la (6), provoca que la tasa de
crecimiento de largo plazo no sea “cero” como en los modelos neoclásicos tradicionales (“sin
crecimiento exógeno de la productividad”), sino que la tasa de crecimiento de largo plazo es
(12) γ SI = σ [α A β (1−α ) − (n + δ + θ )]
positiva. La ecuación , puede representarse
gráficamente7:

7
En este caso es necesario que los componentes de los “corchetes” de la recta superior sean mayores que los
componentes del “corchete” de la curva inferior. Si fueran iguales, la tasa de crecimiento de largo plazo sería
cero, pero el k sería “indeterminado” y si fueran inferiores, la tasa de largo plazo sería negativa indefinidamente,
lo que es tácticamente imposible.

14
Gráfico 3. Tasa de crecimiento en la situación SI

σ[ α A β^
β (1- α)
α ]

γSI
σ[n+δ+ θ]
θ

Por el contrario, si las condiciones productivas fueran planteadas de la siguiente manera:


(1' ) f (k ) = Ak α
,y
( 6) h = β k

Las condiciones de primer orden, es decir, el resultado del proceso de optimización realizado
a través de la técnica del “hamiltoniano” darían como resultado una tasa de crecimiento de
largo plazo igual a:
(13) γ SIySCS = σ [α A k (1−α ) − (n + δ + θ )]
La ecuación (13) representa la situación “Sin Intervención y Sin Capital Social”(SIySCS). En
este caso, la productividad marginal del capital es decreciente, de modo tal que la tasa de
crecimiento de largo plazo es igual cero8. La productividad marginal del capital es igual a la
derivada respecto del k de la función de producción (1’), de modo tal que:
(14) PMg k = α A k (α −1)
Donde, PMgk es la productividad marginal del capital per cápita y su pendiente es negativa:
∂[ PMg k ]
(15) = −α (1 − α ) A k (α − 2 ) < 0
∂k
Esto hace que el capital per cápita tienda a k* de “estado estacionario” y que por lo tanto
(13) γ SIySCS = σ [α A k (1−α ) − (n + δ + θ )] = 0 α A k (1−α ) = (n + δ + θ )
cuando . Esto puedo
observarse en el siguiente gráfico:

8
Este es el típico resultado de un modelo de crecimiento neoclásico “Solow-Swan”, sin “cambio tecnológico
exógeno”.

15
Gráfico 4. Tasa de crecimiento en la situación SI y SCS

σ[n+δ
δ + θ]
θ

σ[ α A k^( α-1)
α ]

k* k

Esto significa que en el largo plazo, esta economía tiende a estar “estancada”, es decir, su PBI
crece a la tasa que crece su población. Por otro lado, también se detiene el proceso de
( 6) h = β k
acumulación de “capital social”. Esto es así porque y por lo tanto, en el largo
(6' ) h* = β k *
plazo: . Teniendo en cuenta esta situación (y la forma funcional de la
producción), el capital social total crece a la misma tasa que la población y el capital social
per cápita es igual a:
1
αAβ (1−α )  1−α
(16) h* =  
n + δ +θ 
En este caso, puede observarse claramente que:
1. No hay “sinergias” del capital social sobre la productividad.
2. No hay “complementariedad” entre el capital físico per cápita y el capital social per
cápita.
3. La economía entra en un proceso de estancamiento, que sólo puede ser sacado por el
aporte que dé el cambio tecnológico, pero sin ningún componente sinérgico o
complementario del capital social.
4. La tasa de crecimiento de largo plazo (tanto en el caso de presencia de intervención
como en ausencia de ella) es igual a cero.

7. Tasa de crecimiento económico y bienestar del “territorio” con existencia de


“capital social” y “con Intervención” por parte de los hacedores de política
Por último veremos el resultado del proceso de “optimización” de los agentes que viven en un
territorio en el cual los hacedores de política tienen una activa intervención en la coordinación
de los factores productivos, en especial el capital social. En este caso, previo al proceso de
“maximización” es necesario incorporar la información de cómo se forma y acumula el
capital social. Esto implica que los agentes, al actuar conjuntamente a través de la
coordinación por parte de los hacedores de política, dejan de considerar al “capital social”
como dato y lo incorporan explícitamente en su proceso de decisión. Es decir, antes de

16
realizar cualquier ejercicio de optimización dinámica, se incorpora explícitamente la
( 6) h = β k
restricción , de modo tal que el “hamiltoniano” ahora queda formulado de la
siguiente manera:
−θ t
(11' ) H = {u (c ) + λ[ Akβ (1−α ) − c − ( n + δ ) k ]}e
La solución a este problema de optimización nos arroja la tasa de crecimiento de la economía
“con Intervención”:
(17) γ CI = σ [ A β (1−α ) − (n + δ + θ )]

Dado que α < 1, esto implica que la tasa de crecimiento γSI < γCI . Esto surge de comparar la
ecuación (12) con la (17). Es decir, la tasa de crecimiento “Con Intervención” es mayor que
la tasas de crecimiento “Sin Intervención”. En otros términos, cuando los agentes en un
territorio deciden optimizar el flujo de bienes y por lo tanto de su bienestar futuro lo hacen
mediante un arreglo institucional liderado por hacedores de política, esto da como resultado
una mayor tasa de crecimiento del territorio de largo plazo.

a. La “externalidad” de la intervención de los “Hacedores de Política”


La “externalidad” en este trabajo es interpretada como el mayor flujo de bienestar disponible
para todos los habitantes en un dado territorio. De manera operativa, esta externalidad se ve
reflejada en la mayor tasa de crecimiento de largo plazo cuando intervienen los hacedores de
política versus la situación “Sin Intervención”. Técnicamente, nuestra externalidad (ξ) será
igual a la diferencia entre (17) y (12):
(17) ξCI = (1 − α ) σ A β (1−α )
La ecuación (17) resume las principales condiciones y variables de la externalidad que
provoca la existencia de un “Pacto Territorial”:
1. Factor “α”: Este factor se vincula a la participación que tiene el “capital social”, la que
está inversamente relacionada con 1-α. Cuando este factor es igual a 1, implica que el
capital social no forma parte de los factores que explican la producción en el
territorio9. A menor “factor α”, mayor la externalidad y mayor la importancia de
realizar un “Pacto Territorial”. Es decir, mientras más efectos productivos tenga el
capital social, más relevante es la intervención de los “hacedores de política”. Dicho
en otros términos, “mientras mayor la complementariedad del capital social con el
capital físico mayor será la externalidad de la intervención política”.
2. Factor “σ”: Mientras menor la elasticidad de sustitución del consumo presente con el
consumo futuro en las funciones de utilidad de los agentes en el Territorio menor será
la externalidad de la intervención política. En el fondo, esta “elasticidad” está
reflejando cómo ven el futuro los agentes el territorio. En otras palabras, desde el
punto de vista del bienestar, hay poca sustitución entre consumo presente y consumo
futuro. Mientras menos sustitución haya, es decir, “mientras más miope sea la
percepción del futuro por parte de los agentes en un Territorio, menor será la
externalidad de la intervención política”.

9
Véase la ecuación (1), “función de producción”. En este caso, la función de producción se transforma en la
ecuación general de los modelos de crecimiento endógeno y el tasa de crecimiento de largo plazo es igual
γ=σ[A-(n+δ+θ)].

17
3. Factor Tecnológico (Factor “A”): Mientras mayor el nivel de desarrollo tecnológico en
el Territorio mayor la externalidad que provoca un la intervención política.
4. Factor “β”: Mientras mayor la capacidad de los agentes en el Territorio para construir
un capital social mayor la externalidad de la intervención política.

b. Representación gráfica de la “externalidad” de la “Intervención Política”


De igual modo que el Gráfico 3 muestra la tasa de crecimiento de esta economía en el caso
“Sin Intervención” es posible representar en el mismo a la situación “Con Intervención”. En
el gráfico siguiente, el área “rayada” representa la externalidad de la intervención política que
estamos evaluando.

Gráfico 5. Externalidad de “Intervención Política”


Externalidad por la existencia de Intervención
“ Política”

σ [ A β ^(1- α ) ]

γCI
C
σ [ α A β ^(1- α ) ]

γS
SI

σ [n +δ + θ ]

c. El “valor” de la “Intervención Política”


La “Intervención Política” es por lo tanto un activo, que tiene un gran valor para el
“Territorio”. La pregunta es ¿cómo valorar este activo? Todo activo vale por el flujo futuro
de beneficios que puede brindar. Por ello, utilizando (17) podemos decir que el “valor” de la
intervención política es igual a la expresión (18):

(1−α ) −θt
(1 − α ) σ A β (1−α )
(18) χ CI = ∫ (1 − α ) σ Aβ e dt =
t =0 θ
En otras palabras, el valor de la intervención política es igual al valor actual del flujo de
externalidades que produce este arreglo institucional. En la ecuación (18) también puede
apreciarse la importancia de la valoración que hagan los agentes del futuro versus el presente.

18
Si valoran mucho el presente, la tasa de descuento (θ) será muy alta y por lo tanto se valorará
menos la “intervención política”.
La consideración de la “Intervención Política” como un activo del territorio es importante, ya
que una de las oposiciones que pueden darse a la acción política es que “no es gratuita”.
Estos costos que puedan generarse deberán contrastarse contra el “valor del activo”
considerado.

d. La “riqueza total” en un territorio con “capital social” e “Intervención


Política Benevolente”
La “Intervención Política Benevolente”, por lo expuesto anteriormente, aumenta el valor del
Territorio. Por ello, la riqueza de un territorio debería considerar en cada momento tres
factores: (1) La riqueza física (k); (2) la riqueza social (h) y (3) la riqueza “política” de la
comunidad (χCI). Esta riqueza total puede expresarse como:
(19) Wt = λt k t + λt ht + χ t

La única aclaración adicional es que λt es el “precio sombra” o “precio de eficiencia” del


capital per cápita. Este precio, dada la ecuación (6) es también aplicable al “capital social”.

e. La externalidad de la “Intervención Política” vista como un “stock” de la


comunidad
Finalmente, es posible analizar la externalidad de la “Intervención Política” como la
diferencia en la riqueza que acumula año a año un territorio que goza de un capital social que
es potenciado con la “Acción Política” frente a la situación “Sin Intervención”:
(19) Wt ,CI − Wt , SI = (λt kt + λt ht + χ t ) − (λt kt + λt ht ) = χ t

Por lo tanto, la “externalidad como stock” de la “Intervención Política” es igual al valor de esa
acción. Este valor, por lo tanto depende de los siguientes “factores”:
1. Factor “α”: Mientras mayor la complementariedad del capital social con el capital
físico mayor será la externalidad de la intervención política.
2. Factor “σ”: Mientras más miope sea la percepción del futuro por parte de los agentes
en un Territorio, menor será la externalidad de esta intervención.
3. Factor Tecnológico (Factor “A”): Mientras mayor el nivel de desarrollo tecnológico en
el Territorio mayor la externalidad que provoca la acción política.
4. Factor “β”: Mientras mayor la capacidad de los agentes en el Territorio para construir
un capital social mayor la externalidad de la intervención de los hacedores de política.
5. Factor “θ”: Mientras mayor la tasa de descuento de la sociedad en el territorio, menor
la será la externalidad de la acción política10.

10
En este trabajo se ha estudiado la “externalidad” de la intervención política en presencia de sinergias y
complementariedades del capital social de un territorio desde el punto de vista del crecimiento de largo plazo.
Por lo tanto no se ha evaluado la situación “coyuntural” que puede implicar la acción política en una coyuntura
económica particular. El factor θ nos puede dar una intuición del peso de esta situación. Generalmente en una
situación recesiva o de conflicto social la tasa de descuento de los ciudadanos suele ser muy alta. Por ello, es
que en estas situaciones valoren poco la acción política. Por lo tanto, la “oportunidad” de la acción política
coordinadora del capital social para el crecimiento también debe ser evaluada cuidadosamente.

19
8. Conclusiones y posibles extensiones a la presente investigación
Este trabajo ha tenido como principal objetivo brindar un “marco teórico” para la evaluación
de las “externalidades” que puede ofrecer la “Acción Política” en presencia de sinergias y
complementariedades existentes en un territorio debido al capital social con que cuentan los
agentes en el mismo.
Las principales conclusiones que obtenemos de este ejercicio teórico son que (1) La existencia
de un “capital social” genera sinergias y complementariedades con el resto de los factores de
producción (capital y trabajo) y (2) el accionar del poder coordinador de los hacedores de
política que actúan bajo el imperio de buscar el “bienestar de la sociedad” genera
externalidades sobre las tasas de crecimiento de largo plazo.
Estas externalidades dependen de variables tecnológicas y sociales, las cuales son: (1) la
elasticidad de sustitución entre el consumo presente y futuro, (2) el coeficiente tecnológico de
la función de producción o productividad total de factores, (3) la capacidad de construcción
un “capital social” y (4) la participación del capital social en la función de producción.
Finalmente, el valor de la “Acción Política” está dado por esta externalidad (como flujo anual)
o como el valor actual de este flujo (como valuación de una stock). Este valor depende
positivamente de la ponderación que tenga en el crecimiento el capital social, la habilidad de
la sociedad de generar este capital social, el grado de tecnología alcanzado por el sector
productivo y la sustitución entre consumo presente y consumo futuro que tengan los
consumidores. A su vez, negativamente de la tasa de descuento. A diferencia de la
concepción tradicional que considera a la política de “mirada corta”, la sociedad valora más
este accionar si tiene una valoración más intensa del futuro.

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