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RESUMEN
Este trabajo surge como una inquietud frente al enfoque territorial del desarrollo económico.
Una de las evidencias más importantes que puede apreciarse en los estudios comparados es
que los territorios que poseen un mayor capital social, presentan tasas de crecimiento más
altas.
Por otro lado, el concepto inicial de capital social reemplazó significativamente el rol que
habían tenido en el pasado los estados (“estado intervencionista”) para justificar una
preeminencia de la actividad privada como coordinadora de las actividades productivas. Así,
el concepto de capital social fue interpretado como una visión esencialmente de “libre
mercado” en donde el rol del estado era reemplazado por las fuerzas que surgen de los actores
privados, sus relaciones de confianza y las instituciones (esencialmente privadas) en las que
se sustentan.
El propósito de este trabajo es presentar una etapa posterior del análisis y resaltar que al poder
productivo del capital social se puede añadir el poder de la coordinación a través del logro de
consensos al interior de ese capital social, con la intervención de un actor coordinador. En este
sentido, el estado puede recobrar un rol importante para generar una externalidad positiva en
el crecimiento.
En otras palabras, a las sinergias y complementariedades que presenta el capital social sobre
el capital físico y humano, se le suma la externalidad de la coordinación.
ABSTRACT
This work arises as a concern at the regional approach to economic development. One of the
most important evidence can be seen in comparative studies is that the territories have a
greater social capital, have higher growth rates.
Moreover, the initial concept of social capital came to replace a significant role they had in
the past states ("interventionist state") to justify a pre-eminence of private activity as
coordinator of production activities. Thus, the concept of social capital was interpreted as an
essentially "free market" where the state's role was replaced by the forces arising from private
actors, relationships of trust and institutions (mostly private) in that support them.
The purpose of this paper is to present later in the analysis and noted that the productive
power of social capital can add the power of coordination through consensus building within
the capital, with the intervention of an actor coordinator. In this sense, the state may recover
an important role to generate a positive externality on growth.
In other words, synergies and complementarities that social capital has on the physical and
human capital, we add the externality of coordination.
1
Raúl Mercau es además Decano de Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Champagnat.
CAPITAL SOCIAL, CRECIMIENTO Y EL VALOR DE LA ACCIÓN POLÍTICA
1. Introducción
El propósito de este trabajo es investigar las potencialidades que tiene el accionar de los
“hacedores de política” para generar externalidades en el crecimiento económico de un
territorio que cuenta con “capital social”. Para lograr esta meta se hace uso de un modelo
simple intertemporal de consumidores racionales y una función de producción explícita que
incluye dentro de sus variables al “capital social” en un dado territorio. Este trabajo toma
como base investigaciones anteriores [Mercau, 2006; Mercau, Duarte y Eisenchlas, 2008;
Mercau, 2009] de los autores y otras contribuciones sobre el tema, con especial énfasis en la
Provincia de Mendoza [Perlbach, Calderón y Ríos Rolla, 2005]. La principal contribución de
este trabajo se centra en la capacidad que pueden tener los hacedores de política para
potenciar los efectos beneficiosos del capital social sobre la tasa de crecimiento de largo
plazo. Asimismo se establece cuál podría ser el “valor” de la acción política y bajo qué
condiciones puede ser mejor apreciada (y por lo tanto, tener más efectividad).
Las principales conclusiones que obtenemos de este ejercicio teórico son que (1) La existencia
de un “capital social” genera sinergias y complementariedades con el resto de los factores de
producción (capital y trabajo) y (2) el accionar del poder coordinador de los hacedores de
política que actúan bajo el imperio de buscar el “bienestar de la sociedad” genera
externalidades sobre las tasas de crecimiento de largo plazo. Estas externalidades dependen
de variables tecnológicas y sociales, las cuales son: (1) la elasticidad de sustitución entre el
consumo presente y futuro, (2) el coeficiente tecnológico de la función de producción o
productividad total de factores, (3) la capacidad de construcción de un “capital social” y (4) la
participación del capital social en la función de producción.
2
de una red duradera de relaciones más o menos institucionalizadas de conocimiento o
reconocimiento mutuo” [Bourdieu, 1985 pág. 248, citado en Forni y otros (2004)].
Por su parte, Bourdieu (1997), entiende que “el capital social está constituido por la totalidad
de los recursos potenciales o actuales asociados a la posesión duradera de relaciones más o
menos institucionalizadas”. En este sentido, capital social, “significa un capital que sirve al
conjunto de los miembros individuales del grupo y ejerce un efecto multiplicador sobre el
capital efectivamente disponible” [Cárdenas Mendoza (2006)].
Según Forni y otros (2004), el capital social para James Coleman “constituye un recurso cuya
particularidad radica en ser algo inherente a la estructura de las relaciones sociales” que
facilita el logro de objetivos personales que no podrían alcanzarse sin él o costaría mucho
más. Coleman define al capital social como “una diversidad de entidades con dos elementos
en común: todos consisten en algún aspecto de la estructura social y facilitan ciertas acciones
de los actores dentro de la estructura” [Coleman (1990), pág. 302].
Por último, Putman (1993) define al capital social como “aspectos de la organización social
tales como confianza, normas y redes, que pueden mejorar la eficiencia de una sociedad al
facilitar la acción coordinada”. Asimismo afirma que el componente esencial del capital social
es el compromiso cívico, entendido éste como la identificación de los ciudadanos con los
intereses de la comunidad en que vive. En este sentido, señala que “la principal manifestación
del compromiso cívico es la asociatividad, o sea la propensión de los ciudadanos a participar
en asociaciones que buscan el bien común”. Por otro lado, relaciona al capital social con una
economía fuerte y un estado fuerte. [Cárdenas Mendoza (2006)].
3. Supuestos iniciales
En este trabajo consideraremos que el “capital social” está formado por las redes, las
relaciones de confianza y los desarrollos institucionales que los agentes que viven en un
territorio han podido construir y que permiten la realización de las actividades económicas,
productivas, sociales y culturales de una manera más efectiva y eficiente [Putman (1989)].
El concepto y la materialización de este “capital social” es vital para hacer posible la
existencia de los tres elementos principales que estudiamos en este trabajo: las sinergias, las
complementariedades y, después de implementar un mecanismo de coordinación colectivo,
las externalidades.
Es por ello, que es necesario subrayar sus dos componentes principales: su carácter de
“capital” y su carácter “social”. Su carácter de capital se debe a dos características principales.
La primera es que se trata de un stock que se acumula en el tiempo, en función de la
capacidad de construcción del mismo que tienen los agentes que viven en el territorio2. Este
capital está formado por las redes de relaciones que existen entre los distintos actores y por
los desarrollos institucionales que han sabido construir. La segunda, es que actúa como un
factor de producción dentro la “función de producción” del territorio3. Es decir, es un factor
más que ayuda a que la producción sea mayor y de una calidad que la distingue de la
producción de otros territorios.
Una condición indispensable, por lo tanto, para que este capital social tenga los efectos
esperados (o al menos los investigados en este trabajo) es que, tal como dijimos
anteriormente, se considera que además de social es también capital en sentido económico.
Es decir, tiene un efecto positivo sobre los niveles de producción del territorio. En otras
2
Para una crítica de esta afirmación, veáse Arrow (2000).
3
Otros autores ya han considerado esta formulación. Veáse Calderón, Perlbach y Ríos Rolla (2005).
3
palabras, se espera que en territorios que tienen un gran capital social esto se traduzca en
efectos positivos sobre los niveles de producción. Mientras mayores son las redes sociales y
de confianza entre los actores económicos, mayor facilidad en las transacciones, mayor
desarrollo del crédito, mayor apuesta a la realización de actividades en el territorio, entre otros
logros.
Su carácter social se debe, entre otras cosas, a dos características principales. La primera es
que este capital es construido por todos los agentes [Forni, Siles y Barreiro (2004), pág. 6 ] o
por la interacción de los principales actores de una manera conjunta. Es decir, no puede ser
construido por un actor individual, es necesaria la interacción de todos. La segunda, es que
individualmente cada actor no percibe que puede influir de una manera significativa en su
construcción, pero sí es un dato importante en su toma de decisiones. Es decir, no es una
variable de control en sus decisiones productivas, pero forma parte de la información
relevante para el ejercicio de búsqueda de bienestar. Es por ello que uno de los principales
supuestos de este trabajo es que la existencia de este capital social es lo que permite a los
“hacedores de política” lograr beneficios superiores a los que pueden arribarse a través de una
forma de operar más individualista o “descentralizada” (mecanismos de mercado).
En este trabajo supondremos que existen al menos dos elementos que permiten la
acumulación de este capital social: (a) el tamaño o nivel económico del territorio y (b) la
capacidad de construir a partir de este tamaño o nivel de la economía un “capital social”.
Por último, las hipótesis principales de este trabajo son: (1) Mientras mayor es el capital
social mayor el nivel de producción de un dado territorio, (2) Mientras mayor la capacidad de
acumulación de capital social mayor el crecimiento de largo plazo del territorio, (3) Mientras
mayor la capacidad de coordinación de los “hacedores de política” mayor el crecimiento de
largo plazo del territorio.
Finalmente, debe destacarse que aunque no exista el accionar de “hacedores de política”, el
capital social tiene de todas maneras un efecto sobre los niveles y las tasas de crecimiento del
producto del territorio. Sin embargo, la coordinación que provee el accionar de los “hacedores
de política” permite lograr efectos de largo plazo que no serían posibles de alcanzar en el caso
que los agentes actúen individuamente. Es decir, la existencia de “sinergias” y
“complementariedades” tienen efectos sobre los niveles de producción. La coordinación de
todas las voluntades a través del accionar de los “hacedores de política” potencia los efectos
sinérgicos y complementarios del capital social existente.
En las secciones que continúan se construirá un modelo que nos permitirá captar los aspectos
estilizados más importantes respecto de la existencia de un “capital social” en un territorio y
los principales efectos que su existencia provocan. Además, se mostrará que la existencia del
accionar de “hacedores de política benevolentes”4 genera externalidades (fruto de las
complementariedades o sinergias provenientes de la existencia del capital social) sobre las
tasas de crecimiento de largo plazo de un territorio.
4
El concepto de “hacedor de política benevolente” es una extrapolación del término “planificador central
benevolente”. En Blanchard y Fischer (1989), capítulo 2, se representa por un planificador central que
“maximiza la función de utilidad del agente representativo” (pág. 37). En otros términos, se trata de un hacedor
de política que busca el bienestar de la sociedad y no el suyo propio.
4
4. Un modelo simple de “capital social”
Dado que se trata de un “territorio”, el enfoque que tomaremos para examinar la existencia y
los efectos del capital social será “macroeconómico”5. Es decir, no nos centraremos en un
sector (o grupo de sectores en particular) sino que nuestra preocupación será la producción
total de bienes y servicios en un dado territorio.
Esta producción constituye la oferta “agregada territorial” de bienes y servicios que son
provistos para satisfacer la demanda “agregada territorial”. Dicho en otros términos, esta
producción es igual a la suma de los ingresos del trabajo y el capital que se encuentran al
interior del territorio. Este ingreso es usado parcialmente para invertir (de modo de poder
lograr una mayor producción en el futuro) y para consumo.
Los principales factores de producción en este territorio son: (1) el capital físico, constituido
por el stock de maquinarias, construcciones e infraestructura en general que tiene un uso
productivo; (2) el flujo de servicios del trabajo de los que viven en el territorio y, lo que
distingue a este enfoque de uno tradicional, (3) el capital social. Este capital es el conjunto de
redes económicas y sociales que permiten un mayor desenvolvimiento económico. Estas
redes se han acumulado a lo largo del tiempo a través de la interacción de distintos factores,
tanto culturales, sociales, productivos, entre otros.
En este esquema productivo, la inversión física tiene un doble propósito: (1) reponer el stock
del capital que el uso productivo ha depreciado y (2) añadir capital físico al stock existente.
Tomado en términos per cápita, la inversión debe cubrir además el crecimiento de la
población, de modo de mantener una relación entre el stock de población y de capital físico
que permita generar un producto per cápita creciente (o al menos constante).
Las decisiones de inversión y de consumo implican una visión de largo plazo de los
integrantes o participantes en este territorio. Estas decisiones están enfocadas a lograr un
mayor “beneficio” individual y, como consecuencia de ello, de todos los agentes
participantes. En la manera que estos agentes tengan la capacidad de mirar el futuro, podrán
tomar decisiones de acumulación que impliquen sacrificios de consumo presente para lograr
un mayor consumo futuro, es decir, un mayor ingreso o producto per cápita en los años por
venir.
Esta descripción de la economía territorial, es posible traducirla a un modelo matemático
simple, el cual usaremos como “herramienta para pensar”. Es decir, el ordenar mediante
variables matemáticas estas dimensiones, nos permitirán no perdernos en el discurso y
someternos a la rigurosidad de los procedimientos matemáticos.
a. La función de producción
Para la especificación de la función de producción (“oferta agregada territorial”) utilizaremos
una forma Cobb-Douglas. La razón de la elección de esta forma de representar a la
producción es doble: (1) la simplicidad matemática y sus propiedades reconocidas y (2) la
amplia utilización de esta forma de modelización en los trabajos de crecimiento con un
enfoque macroeconómico.
(1) f (k , h) = Ak α h (1−α )
5
Putman (1993) es quien le da una visión “macro” al concepto de capital social. Véase Forni, Siles y Barreiro
(2004) pág. 4.
5
La ecuación (1) representa la producción per cápita en el territorio. Debido a que es una
función del tipo Cobb-Douglas tiene ciertas propiedades matemáticas que permiten expresarla
en términos per cápita o “por trabajador”. De este modo, las variables capital, mano de obra
(“servicios del trabajo”) y capital social, se reducen a: (1) capital “físico” per cápita (k) y (2)
capital “social” per cápita (h). Esta ecuación además presenta otros coeficientes “técnicos”
que permiten captar las especiales características productivas propias de la región o territorio
en particular. En primer lugar un coeficiente tecnológico (A), que de una manera simple nos
dice que aquellas regiones que tengan un mayor desarrollo tecnológico (“mayor A”) tendrán
la posibilidad de acceder a un nivel más alto de producción per cápita. Por último, el
parámetro α está relacionado con la elección de la tecnología con la cual se representa esta
producción. Un concepto básico de la producción es que es igual a la suma de la retribución a
cada uno de los factores productivos que contribuyeron a su generación. El coeficiente α es
la participación dentro del ingreso total del factor k y por lo tanto es mayor a cero y menor
que uno.
En la ecuación (2), “c” representa el consumo per cápita, “i” la inversión per cápita y “k” el
capital per cápita. La inversión en este caso es igual a la acumulación del capital per cápita
más la reposición de capital para enfrentar el crecimiento de la población y la depreciación del
capital. El “punto” encima de la variable k es una convención matemática para expresar el
incremento en el tiempo del stock de capital per cápita. Técnicamente se denomina:
“derivada respecto del tiempo de la variable k” y representa la acumulación del capital per
cápita. Además, la inversión no sólo debe incrementar la cantidad de capital per cápita, sino
que también debe cubrir el incremento de la población (“n”) y la depreciación del capital per
cápita existente por su uso productivo (“δ”).
6
son los que figuran en las “cuentas nacionales” como importaciones, sino que
conceptualmente son los bienes que son producidos con factores de producción que se
encuentran fuera del territorio analizado. Por otro lado, tampoco considera la demanda de los
bienes que son producidos en el territorio por parte de los residentes en otros territorios. Es
decir, nos referimos a la “exportación” de bienes fuera del territorio. Nuevamente, esta
exportación no se refiere a las que figuran en la balanza comercial del país, sino a los
productos que “salen” del territorio. En este caso, la identidad de “oferta y demanda” debería
considerarse de la siguiente manera:
.
(3) f ( k , h) + m = c + k + ( n + δ )k + x
En este caso, “m” representa a las importaciones per cápita del territorio y “x” a las
exportaciones per cápita. Como nos interesa analizar la evolución de la producción,
tradicionalmente se pasa restando las importaciones del lado de la demanda y se expresa a las
exportaciones netas de importaciones (“balanza comercial territorial”).
.
( 4) f ( k , h ) = c + k + ( n + δ ) k + ( x − m )
En otros términos, la ecuación (5) nos dice que el producto se distribuye entre consumo e
inversión.
d. El capital “social”
Se define como capital debido a que es un stock que se acumula con el tiempo, en función de
la capacidad de construcción del mismo que tienen los agentes que viven en el territorio. Es
decir, este “capital social” es el conjunto de redes económicas y sociales que permiten un
mayor desenvolvimiento económico. Estas redes se han acumulado a lo largo del tiempo a
través de la interacción de distintos factores, tanto culturales, sociales, productivos, etc. Este
capital está construido por las redes de relaciones que existen entre los distintos actores y por
lo tanto, esto nos hace pensar que al menos existen dos elementos que configuran este capital
social: (1) el tamaño económico del territorio y (2) la capacidad de construir a partir de este
tamaño de la economía un “capital social”. De esta manera, se puede representar de una
manera simple a este capital como:
( 6) h = β k
En esta simple ecuación se representan los dos elementos fundamentales de este “capital
social”: el tamaño de esta economía, representado por el capital per cápita (k) y la capacidad
de construir este capital social a partir del tamaño de la economía. En el gráfico siguiente se
representa esta relación:
7
Gráfico 1. Capital Social
h
h0
k0 k
La relación entre el tamaño de la economía puede verse claramente en la relación positiva que
existe entre k y h. A mayor k, necesariamente mayor h. La relación entre h y la capacidad que
tiene este territorio de transformar su “riqueza material” en “riqueza social” puede verse a
través del coeficiente β. De esta manera, un territorio igualmente “rico” puede tener un menor
“capital social” si no ha tenido la habilidad para construirlo como el anterior (es decir, menor
β). Esto puede verse en el Gráfico 2:
h0
h1
β0 β1
k0 k
8
La primera observación en realidad tiene una gran racionalidad económica. Si no hay capital
físico, no hay producción. Sin producción no es posible satisfacer ni el consumo ni la
inversión. Finalmente, la población desaparecería y no habría ninguna posibilidad de
construir ningún capital social.
La segunda es más criticable. Aquí se ha tomado esta forma simplemente por una razón de
simplicidad matemática en el modelo general. Sin embargo, podría establecerse una relación
no lineal, con la única restricción de que a mayor k, mayor h. Esto podría establecerse de
modo que el incremento sea positivo aunque cada vez más pequeño. En términos técnicos
esto implica que la derivada primera de h con respecto a k es positiva, pero la derivada
segunda es negativa. O por el contrario, podría pensarse que mientras más rico es un territorio
su capacidad de creación de capital social incremental o marginal es mayor. En este caso, la
derivada segunda debería ser también positiva. Es decir, que la relación entre h y k es
positiva y crecientemente positiva.
En realidad, no hay ninguna evidencia que pueda validar ninguna de las hipótesis anteriores.
Esta relación puede ser tanto crecientemente positiva como positiva en forma decreciente.
Esto tiene que ver con el segundo aspecto en cuanto a la discusión de la conformación del
capital social. El capital social es una variable que es difícilmente observable. No existen
estadísticas –al menos ampliamente reconocidas- de esta variable. ¿Esto invalidad este
concepto?
Volvamos sobre la ecuación de la función de producción. De las variables que allí se
encuentran, existen (o pueden existir) estadísticas de capital, de cantidad de horas o de
personas dedicadas al trabajo. Sin embargo, no existen estadísticas del coeficiente “A” ni de
la variable h.
Sin embargo, el problema de la inobservancia del coeficiente “A” ya fue advertido por Solow
(1956). Este autor midió la contribución de cada factor de producción al crecimiento de la
economía norteamericana. En este enfoque “contable”, descubrió que el crecimiento no podía
ser explicado por la suma del crecimiento de cada factor de producción (trabajo y capital)
ponderado por su participación en el producto (factor α). Esa diferencia la atribuyó al
crecimiento de “A”, que no era observable.
Este término ha sido conocido a través del tiempo con distintos nombres: entre ellos el más
popular ha sido: “residuo de Solow”. Este residuo ha sido por mucho tiempo una “medida de
nuestra ignorancia” de los factores determinantes del crecimiento fuera de la contribución de
los factores conocidos de trabajo y capital. En la actualidad, se denomina a este factor no
observable “Productividad Total de Factores (PTF)”. Lo que se dice es que la PTF es el
reflejo de la tecnología.
El caso del “capital social” es similar. En otros términos, se suma a la “medida de nuestra
ignorancia”, “residuo de Solow” o “PTF”. Sin embargo, a pesar de esta “imposibilidad
fáctica” de observar el capital social, existe un gran consenso de que aquellos territorios que
tienen un mayor capital social (tal como ha sido definido aquí) tienen la posibilidad de
alcanzar un mayor nivel y una mayor tasa de crecimiento6. Interpretado de otra manera, y
dado que puede sumarse al efecto total de la “Productividad Total de Factores”, puede
afirmarse que el “Capital Social” incrementa la productividad de las economías territoriales.
6
Putman (1989) compara las ciudades del norte de Italia con las del sur del mismo país y concluye que las
diferencias en su crecimiento y desarrollo se debe al mayor desarrollo de capital social en las primeras.
9
5. Un modelo simple de elección entre consumo presente y consumo futuro en un
territorio con “capital social”
Hasta el momento hemos descrito el lado de las “restricciones” que enfrentan los actores que
tomarán las decisiones de consumo e inversión en el territorio. Falta explicitar cuál es el lado
de las motivaciones que están detrás de estas decisiones. Es decir, qué buscan los actores o
agentes en un territorio cuando deciden consumir o abstenerse de hacerlo para invertir.
En primer lugar, es ampliamente reconocido, en la corriente principal de la teoría económica,
que los agentes cumplen un doble rol. Por un lado, actúan como consumidores en el mercado
de los bienes. Por otro lado, actúan como proveedores de los factores productivos a las
unidades económicas (empresas, explotaciones agrarias, etc.).
Es decir, las decisiones de consumo y de asignación de los factores productivos son parte de
un mismo proceso de decisión. En un modelo macroeconómico, como el nuestro, esta visión
(denominada en los libros de formación inicial de economía como “flujo circular de la renta”)
nos permite una simplificación del tratamiento matemático, de modo de hacer más accesible
su tratamiento y más fácil obtener las principales conclusiones.
En segundo lugar, la decisión de ahorrar e invertir es una decisión intertemporal. Es decir, no
involucra una consideración sólo del tiempo presente, sino también del tiempo futuro.
Cuando un consumidor-dueño de los factores productivos toma su decisión, lo hace teniendo
en cuenta el flujo futuro de “consecuencias”.
En tercer lugar, la principal consecuencia que se evalúa intertemporalmente es el bienestar.
En este caso, hay tres elementos que toma en cuenta: (1) cómo evalúa el bienestar en cada
momento; (2) la tasa de descuento que permite medir “cuánto” vale un bienestar futuro
medido hoy y, finalmente, (3) el horizonte temporal en el que evalúa sus decisiones; en otras
palabras, cuánto períodos hacia delante toma en consideración.
La modelización tradicional del primer punto implica explicitar una “función” que refleje la
evaluación de bienestar por parte de los consumidores. Los modelos más simples consideren
que existe una relación monotónica y creciente entre consumo y bienestar. A mayor
consumo, mayor bienestar.
El segundo punto implica establecer una “tasa de descuento” subjetiva. Esto es, se trata de
ver cómo valoran el presente versus el futuro, en términos bienestar. A mayor valoración del
presente, mayor será la tasa de descuento.
Por último, el tema del horizonte temporal es objeto de debate. Los modelos más sencillos
consideran que el horizonte temporal debe ser entre el momento presente y el tiempo
“infinito”. Es decir, los agentes económicos no toman en cuenta sólo el período que dura sus
propias vidas, sino que consideran también el bienestar de sus hijos y de los hijos de sus hijos.
En cierta manera, el segundo aspecto y el tercero, juegan un papel importante en la
configuración de una modelización más real. Si bien se considera que los agentes económicos
incluyen en su evaluación a todos los años por venir, pueden poner un peso tan grande al
presente (es decir, una tasa de descuento elevada) que haga que sea irrelevante la
consideración de un horizonte temporal excesivamente grande.
10
es que hay más o menos bienestar y no “cuánto”. Además, se considera que el incremento de
bienestar ante un aumento del consumo es positivo, pero su incremento es cada más pequeño.
En términos técnicos se dice que la “función de utilidad instantánea”, u (c ), tiene una utilidad
marginal positiva, u’(c ) > 0 y una derivada segunda, negativa, u’’(c ) < 0.
La ecuación (7) presenta la función de utilidad intertemporal que utilizaremos para evaluar los
efectos de la vigencia de un Pacto Territorial. Esta función de utilidad considera, como
señalamos, el valor actual de los flujos futuros de beneficios. Como está expresada en
variables “continuas”, no usamos una sumatoria como en el caso de las variables “discretas”,
sino una integral, que es su equivalente en este tipo de análisis. De igual modo, para
actualizar una variable continua se usa el término e -θt, donde θ es la tasa de descuento.
s.a.
.
(5' ) k = A k α h (1−α ) − c − (n + δ )k ∀t
( 6) h = β k
(9) k0 ∧ h0 dados; kt , ct ≥ 0 ∀t
−θ t
(10) lim λt kt e =0
t →∞
La ecuación (8) manifiesta que los actores en este “territorio” tratan de obtener el “máximo”
beneficio intertemporal. Al intentar hacerlo están sujetos a (“s. a.”) ciertas restricciones, tales
como la reescritura de la restricción tecnológica (5), valores dados para los stocks de capital
físico y social; la restricción de no negatividad del capital y del consumo (9) y, por último,
una condición que técnicamente se llama “condición de transversalidad” (10) que cumple una
11
tarea de dar consistencia matemática a los resultados, pero que además tiene una
“racionalidad económica”. La inversión, es decir, la acumulación de capital se hace para
consumir más en el futuro. En el último instante (que en este caso en el período ∝) ese stock
ya no tiene valor. Como veremos el término λt representa el “precio sombra” o “precio de
eficiencia” del capital. Por ello, el valor actual de este valor, en el último período es cero.
Para solucionar este problema, que es un caso de “optimización dinámica”, se utiliza un
“Hamiltoniano” que tiene la siguiente forma:
−θ t
(11) H = {u (c) + λ[ Ak α h (1−α ) − c − (n + δ )k ]}e
La solución a este problema intertemporal puede ser obtenida en forma “individualista”, es
decir, sin un mecanismo de “coordinación” o a través de un mecanismo coordinador general
que aproveche las ventajas de contar con un “capital social”. A la primera solución, le
llamaremos: “sin intervención” y la segunda: “con intervención”. La explicación de estos
términos y condiciones de presentan en las secciones a continuación.
La ecuación (12) expresa la tasa de crecimiento per cápita de la economía (γ) en la situación
de inexistencia de intervención (“SI”). Este crecimiento depende:
1. Positivamente de:
a. La elasticidad de sustitución entre el consumo presente y el consumo futuro (σ
≥ 0).
b. La participación del capital per cápita en el ingreso per cápita (0< α< 1).
c. El coeficiente que representa en “nivel” tecnológico en la función de la
producción que posee el “Territorio” (A > 0).
d. La capacidad que tiene el territorio para construir (y acumular) capital social (β
> 0).
12
e. La participación que tiene el capital social en la generación de ingresos en la
región [0 < (1-α) < 1].
2. Negativamente de:
a. La tasa de crecimiento de la población (n, la puede ser positiva o negativa).
b. La tasa de depreciación del capital físico (δ > 0).
c. La tasa de descuento de los consumidores o agentes en el “Territorio” (θ > 0).
Uno de los aportes que hace el presente documento es aclarar los términos de “sinergia” y
“complementariedad” en donde existe un “capital social”. Las “sinergias” y
“complementariedades” no son fruto de la intervención de los “hacedores de política” sino
que son preexistentes y dependen crucialmente de la existencia de un “capital social”. Por
último, las “externalidades” por su propia definición, sí dependen de la intervención de los
“hacedores de política” que pueda potenciar los componentes de la función de producción.
Estas ideas se aclaran en los siguientes apartados.
13
presencia de la intervención de los “hacedores de política”. En el fondo, como veremos más
adelante, la “externalidad” será igual a la diferencia entre la tasa de crecimiento de largo plazo
en presencia de intervención y sin ella.
La relación (6) muestra la manera en que se construye el capital social (a través del desarrollo
de las redes sociales, económicas, culturales, etc.) y la (1) muestra que este capital tiene
efectos sobre la producción del territorio. Esto provoca que, cuando se optimice el
“hamiltoniano” (11), dé como resultado la tasa de crecimiento (12). En este caso, se trata de
la tasa de crecimiento en el largo plazo.
La operación conjunta, por lo tanto, de la ecuación (1) y la (6), provoca que la tasa de
crecimiento de largo plazo no sea “cero” como en los modelos neoclásicos tradicionales (“sin
crecimiento exógeno de la productividad”), sino que la tasa de crecimiento de largo plazo es
(12) γ SI = σ [α A β (1−α ) − (n + δ + θ )]
positiva. La ecuación , puede representarse
gráficamente7:
7
En este caso es necesario que los componentes de los “corchetes” de la recta superior sean mayores que los
componentes del “corchete” de la curva inferior. Si fueran iguales, la tasa de crecimiento de largo plazo sería
cero, pero el k sería “indeterminado” y si fueran inferiores, la tasa de largo plazo sería negativa indefinidamente,
lo que es tácticamente imposible.
14
Gráfico 3. Tasa de crecimiento en la situación SI
σ[ α A β^
β (1- α)
α ]
γSI
σ[n+δ+ θ]
θ
Las condiciones de primer orden, es decir, el resultado del proceso de optimización realizado
a través de la técnica del “hamiltoniano” darían como resultado una tasa de crecimiento de
largo plazo igual a:
(13) γ SIySCS = σ [α A k (1−α ) − (n + δ + θ )]
La ecuación (13) representa la situación “Sin Intervención y Sin Capital Social”(SIySCS). En
este caso, la productividad marginal del capital es decreciente, de modo tal que la tasa de
crecimiento de largo plazo es igual cero8. La productividad marginal del capital es igual a la
derivada respecto del k de la función de producción (1’), de modo tal que:
(14) PMg k = α A k (α −1)
Donde, PMgk es la productividad marginal del capital per cápita y su pendiente es negativa:
∂[ PMg k ]
(15) = −α (1 − α ) A k (α − 2 ) < 0
∂k
Esto hace que el capital per cápita tienda a k* de “estado estacionario” y que por lo tanto
(13) γ SIySCS = σ [α A k (1−α ) − (n + δ + θ )] = 0 α A k (1−α ) = (n + δ + θ )
cuando . Esto puedo
observarse en el siguiente gráfico:
8
Este es el típico resultado de un modelo de crecimiento neoclásico “Solow-Swan”, sin “cambio tecnológico
exógeno”.
15
Gráfico 4. Tasa de crecimiento en la situación SI y SCS
σ[n+δ
δ + θ]
θ
σ[ α A k^( α-1)
α ]
k* k
Esto significa que en el largo plazo, esta economía tiende a estar “estancada”, es decir, su PBI
crece a la tasa que crece su población. Por otro lado, también se detiene el proceso de
( 6) h = β k
acumulación de “capital social”. Esto es así porque y por lo tanto, en el largo
(6' ) h* = β k *
plazo: . Teniendo en cuenta esta situación (y la forma funcional de la
producción), el capital social total crece a la misma tasa que la población y el capital social
per cápita es igual a:
1
αAβ (1−α ) 1−α
(16) h* =
n + δ +θ
En este caso, puede observarse claramente que:
1. No hay “sinergias” del capital social sobre la productividad.
2. No hay “complementariedad” entre el capital físico per cápita y el capital social per
cápita.
3. La economía entra en un proceso de estancamiento, que sólo puede ser sacado por el
aporte que dé el cambio tecnológico, pero sin ningún componente sinérgico o
complementario del capital social.
4. La tasa de crecimiento de largo plazo (tanto en el caso de presencia de intervención
como en ausencia de ella) es igual a cero.
16
realizar cualquier ejercicio de optimización dinámica, se incorpora explícitamente la
( 6) h = β k
restricción , de modo tal que el “hamiltoniano” ahora queda formulado de la
siguiente manera:
−θ t
(11' ) H = {u (c ) + λ[ Akβ (1−α ) − c − ( n + δ ) k ]}e
La solución a este problema de optimización nos arroja la tasa de crecimiento de la economía
“con Intervención”:
(17) γ CI = σ [ A β (1−α ) − (n + δ + θ )]
Dado que α < 1, esto implica que la tasa de crecimiento γSI < γCI . Esto surge de comparar la
ecuación (12) con la (17). Es decir, la tasa de crecimiento “Con Intervención” es mayor que
la tasas de crecimiento “Sin Intervención”. En otros términos, cuando los agentes en un
territorio deciden optimizar el flujo de bienes y por lo tanto de su bienestar futuro lo hacen
mediante un arreglo institucional liderado por hacedores de política, esto da como resultado
una mayor tasa de crecimiento del territorio de largo plazo.
9
Véase la ecuación (1), “función de producción”. En este caso, la función de producción se transforma en la
ecuación general de los modelos de crecimiento endógeno y el tasa de crecimiento de largo plazo es igual
γ=σ[A-(n+δ+θ)].
17
3. Factor Tecnológico (Factor “A”): Mientras mayor el nivel de desarrollo tecnológico en
el Territorio mayor la externalidad que provoca un la intervención política.
4. Factor “β”: Mientras mayor la capacidad de los agentes en el Territorio para construir
un capital social mayor la externalidad de la intervención política.
σ [ A β ^(1- α ) ]
γCI
C
σ [ α A β ^(1- α ) ]
γS
SI
σ [n +δ + θ ]
18
Si valoran mucho el presente, la tasa de descuento (θ) será muy alta y por lo tanto se valorará
menos la “intervención política”.
La consideración de la “Intervención Política” como un activo del territorio es importante, ya
que una de las oposiciones que pueden darse a la acción política es que “no es gratuita”.
Estos costos que puedan generarse deberán contrastarse contra el “valor del activo”
considerado.
Por lo tanto, la “externalidad como stock” de la “Intervención Política” es igual al valor de esa
acción. Este valor, por lo tanto depende de los siguientes “factores”:
1. Factor “α”: Mientras mayor la complementariedad del capital social con el capital
físico mayor será la externalidad de la intervención política.
2. Factor “σ”: Mientras más miope sea la percepción del futuro por parte de los agentes
en un Territorio, menor será la externalidad de esta intervención.
3. Factor Tecnológico (Factor “A”): Mientras mayor el nivel de desarrollo tecnológico en
el Territorio mayor la externalidad que provoca la acción política.
4. Factor “β”: Mientras mayor la capacidad de los agentes en el Territorio para construir
un capital social mayor la externalidad de la intervención de los hacedores de política.
5. Factor “θ”: Mientras mayor la tasa de descuento de la sociedad en el territorio, menor
la será la externalidad de la acción política10.
10
En este trabajo se ha estudiado la “externalidad” de la intervención política en presencia de sinergias y
complementariedades del capital social de un territorio desde el punto de vista del crecimiento de largo plazo.
Por lo tanto no se ha evaluado la situación “coyuntural” que puede implicar la acción política en una coyuntura
económica particular. El factor θ nos puede dar una intuición del peso de esta situación. Generalmente en una
situación recesiva o de conflicto social la tasa de descuento de los ciudadanos suele ser muy alta. Por ello, es
que en estas situaciones valoren poco la acción política. Por lo tanto, la “oportunidad” de la acción política
coordinadora del capital social para el crecimiento también debe ser evaluada cuidadosamente.
19
8. Conclusiones y posibles extensiones a la presente investigación
Este trabajo ha tenido como principal objetivo brindar un “marco teórico” para la evaluación
de las “externalidades” que puede ofrecer la “Acción Política” en presencia de sinergias y
complementariedades existentes en un territorio debido al capital social con que cuentan los
agentes en el mismo.
Las principales conclusiones que obtenemos de este ejercicio teórico son que (1) La existencia
de un “capital social” genera sinergias y complementariedades con el resto de los factores de
producción (capital y trabajo) y (2) el accionar del poder coordinador de los hacedores de
política que actúan bajo el imperio de buscar el “bienestar de la sociedad” genera
externalidades sobre las tasas de crecimiento de largo plazo.
Estas externalidades dependen de variables tecnológicas y sociales, las cuales son: (1) la
elasticidad de sustitución entre el consumo presente y futuro, (2) el coeficiente tecnológico de
la función de producción o productividad total de factores, (3) la capacidad de construcción
un “capital social” y (4) la participación del capital social en la función de producción.
Finalmente, el valor de la “Acción Política” está dado por esta externalidad (como flujo anual)
o como el valor actual de este flujo (como valuación de una stock). Este valor depende
positivamente de la ponderación que tenga en el crecimiento el capital social, la habilidad de
la sociedad de generar este capital social, el grado de tecnología alcanzado por el sector
productivo y la sustitución entre consumo presente y consumo futuro que tengan los
consumidores. A su vez, negativamente de la tasa de descuento. A diferencia de la
concepción tradicional que considera a la política de “mirada corta”, la sociedad valora más
este accionar si tiene una valoración más intensa del futuro.
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