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La política es la ciencia de la autoridad y por ende, reina entre las ciencias. Pretende
alcanzar la felicidad, pero no ya de los humanos como seres individuales, sino como conjunto
social y comunidad política; que se traduce en una vida activa, honorable y virtuosa para cada
ciudadano. Esta felicidad, es el bien supremo del hombre y el fin más elevado de la política,
aunque no el único. “La más importante de las ciencias” también tiene como tarea formar
“ciudadanos virtuosos”, como objetivo táctico para alcanzar la felicidad, lo que quiere decir que
deben estar dotados de bondad y ciertas cualidades nobles.
Para el sabio de Estagira, los hombres que han de dedicarse a la política, deben tener mérito
moral (es decir, diestros en la prudencia, la paciencia, la ecuanimidad, la magnanimidad, la
sabiduría y otras virtudes) y sentido de justicia, y para ello es necesaria la formación y la guiatura
moral: la primera es sobre la conciencia y la capacidad de deliberar y razonar lógicamente, lo que
proporcione madurez en el juicio; y la segunda es sobre alguien que sea un ejemplo, tutor o
referente de integridad, que posea conocimientos y experiencias en los asuntos públicos, y de
habilidades didácticas para enseñarle al hombre sobre los quehaceres públicos.
En primer lugar poseen una diferencia del ámbito de estudio; la ética como disciplina que
evalúa la actuación del hombre dentro de un ámbito familiar y con los individuos con quien
comparte su día a día, fundamentado en el comportamiento directo entre ellos; el mismo
Aristóteles menciona que la ética procede del término ethos, conjugado con el ámbito familiar,
hogareño y a los seres humanos que lo conforman. Por otro lado, la política como ciencia que
estudia el comportamiento del hombre dentro del ámbito social de la polis, el hombre como parte
de una comunidad abstracta, donde los individuos no tienen necesariamente contacto directo
entre sí, pero forman parte de un mismo medio público.
En segundo lugar, la forma en que esos hombres se comportan dentro de los ambientes
donde son estudiados difiere si es en ámbitos éticos o políticos, por lo que hay una diferencia de
actuación del sujeto, en el sentido que tienen y el objetivo que persiguen con dicha actuación. Al
respecto Aristóteles menciona una defensa a una educación paternalista dentro del hogar, por la
necesidad de formar seres humanos completos sin vicios, pero al mismo tiempo critica una
paternalismo político al considerarlo un riesgo de degeneración dentro de las formas correctas de
llevar la polis y por consiguiente, un vicio.
Otra diferencia a destacar es la primacía de su aparición dentro de la vida del hombre en
sociedad: la política es anterior a ella, ya que se muestra inherente a la estructuración de poder,
incluso en el estado natural donde sin ninguna vinculación familiar ya la fuerza de un individuo
puede ser utilizada para dominar a otros, llevándolos a una cierta organización social. Mientras
que la ética requiere de esa organización social previa donde se fijen las costumbres y acciones
que son aceptadas o no toleradas, marcando como base que es correcto para el hombre en su
comunidad y para sus allegados e iguales. En esta misma se encuentra otra diferencia, de cómo la
política crea sociedades por la estructuración del poder y la ética mantiene esas sociedades por la
identificación de lo correcto e incorrecto para la perduración de los hombres que viven en ella.
Por último, otra diferencia entre ambas concepciones es su capacidad de ponerse en
práctica: la política se ejerce demostrando dominio tanto de los demás hombres como de sí
mismo, aunque requiera de la ética para lograr lo segundo dentro de la definición aristotélica, en
cambio, la ética es abstracta y se demuestra en la conciliación entre varios individuos que
acuerdan si la actuación de los otros se ajusta al “justo medio” y entonces enmarcado dentro del
camino útil y correcto a la felicidad.
La ética y la política tienen un nexo común: el bien del hombre. En tanto, lo que concierne
al bien de la ciudad y el del individuo per se,encuentran un punto de coincidencia: la felicidad de
la comunidad, como un todo, resulta de la suma de la felicidad de cada individuo que integre
dicha comunidad y al vivir conforme a buen uso de razón, conforme a virtud perfecta. Sobre esto
Aristóteles afirma en Ética Nicomaquea que "El bien es ciertamente deseable cuando interesa a
un solo individuo; pero se reviste de un carácter más bello y más divino cuando interesa a un
pueblo y a un Estado entero" (Libro. I, cap. 2.).
El verdadero político, quien encarnará el poder del Estado, el virtuoso, se esfuerza en ver lo
que es bueno para ellos y para los hombres porque quiere hacer a los ciudadanos buenos y
sumisos a las leyes como un elemento esencial para garantizar la felicidad. No obstante, los
ciudadanos deben velar por que ello se concrete de manera prudente y moderada, vigilando del
mismo modo la virtud de los políticos y legisladores.
De allí, que la ética comporte la búsqueda del bien común, minimizando de manera
importante los riesgos inherentes a la naturaleza humana que busca garantizar la satisfacción
plena y que tiene un derrotero de los defectos y los excesos de los vicios, por ello, mediante el
bien común y la virtud en conjunto con una práctica constante de la disciplina, se puede lograr la
felicidad de un Estado y del mejor ejercicio político, que implica un trabajo complejo en su
carácter de gran escala, entendiendo que los ciudadanos también forman parte del Estado.
Para Aristóteles la Ética tenía que ser útil, equilibrada, presente, suprema y conjunta. Útil al
ser el medio de discernimiento humano para esclarecer que es correcto o incorrecto tanto para el
individuo como a la sociedad que pertenece. Luego, también equilibrada porque representa el
“justo medio” de determinadas acciones y no puede existir algo que sea más ético o menos ético,
la ética per se es una concepción completa al momento de ser tomada en cuenta, por lo que las
acciones de un hombre o son éticas o no lo son. Es presente debido a que no puede considerarse
lo que fue ético o lo que será ético, si no, lo que es ético en el momento de tomar decisiones que
lleven al individuo a la ruta correcta hacia el fin máximo. También es suprema en el sentido que
debe prevalecer por sobre todas las concepciones dentro de la naturaleza misma del hombre, eso
le da su carácter coactivo para la actuación de los hombres y el dominio de sus actos. Por último,
debe ser conjunta porque debe trabajar en concordancia con la política o no logrará realizarse
plenamente la capacidad de poder hacer el bien en la comunidad, obstaculizando la felicidad
máxima de todos los individuos que la integran.