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Apuntes de psicología analítica

sobre la lógica “hegeliana”

Es indudablemente cierto que en cada época hay un pensamiento dominante.


En nuestros días existe una filosofía hegeliana y neohegeliana, deudora de la obra
Hegel, pero también existe una lógica hegeliana, independiente en sí misma de todo
cuanto dijo Hegel, pero subyacente a su obra, e independiente de todo tiempo y
época, porque es una lógica arquetípica, un modo de entender el mundo basado en
presupuestos psicológicos profundos. Llamaremos a esa lógica por ahora: lógica de
la adaptación, por ser ésta la cualidad más destacable de ese tipo de lógica.

Efectivamente, es fácil comprobar hasta qué punto subyace al pensamiento


de Hegel el deseo de someterse a los ideales modernos, podríamos decir incluso que
Hegel quiere ser "esclavo" (en el sentido nietzscheano) de estos ideales modernos.

Igualmente el “psicólogo” ¿junguiano? Wolfgang Giegerich quiere ser esclavo


del espíritu de nuestro tiempo y expresa psicológicamente en sus escritos, por activa
y por pasiva, aquel deseo de adaptación común a Hegel y a él mismo:

"Quiero que lo Real me enseñe cómo tengo que pensar, quiero ser puesto en
mi sitio" (Giegerich, CEP V, The Flight into the Unconscious).

Giegerich quiere adaptar su pensamiento a “lo Real”, y de ello se deriva toda


su obra y pensamiento, el pensamiento es por lo tanto para él algo secundario a “lo
Real”, o mejor dicho, a la sensación que él tiene de lo que es “lo Real”.

Pero esta lógica de la adaptación, tan bien expresada por Giegerich, se


extiende aún más allá de la filosofía y de la psicología. Como el joven Nietzsche vio
con claridad: "`Date por contento con el mundo dado´, es el canon ético que el
materialismo ha generado" (F. Nietzsche, Apuntes para un ensayo sobre Demócrito,
Obras completas I).

“Amoldarse a lo dado”, tal es el credo común de la filosofía de Hegel, de la psicología


de Giegerich y del materialismo científico, lo que no tiene nada de extraño si
consideramos la siguiente transformación:

HEGELIANISMO > MATERIALISMO

Porque, efectivamente, el hegelianismo ha derivado en materialismo:

"Otra clase de herederos [de Hegel], que leerá a Hegel más seriamente, (…) declarará
que el esclavo no se libera sino esclavizando a su vez. Las doctrinas posthegelianas,
olvidando el aspecto místico de ciertas tendencias del maestro, han llevado a estos
herederos al ateísmo absoluto y al materialismo científico.” (Albert Camus, El
hombre rebelde)

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Y en el mismo sentido nos dice Heidegger:

“El extravío de este idealismo alemán, si de algún modo se puede juzgar así en estos
ámbitos, no reside en que estuviera demasiado “alejado-de la vida”, sino que por el
contrario se movía completa y plenamente en la vía del ser ahí moderno y del
cristianismo, en lugar de plantear más allá del ente la pregunta por el ser. El
idealismo alemán estaba demasiado cercano-a la vida y maduraba en cierta manera
hasta la afilosofía del positivismo que lo releva, el cual ahora festeja sus triunfos
biologistas.” (Martin Heidegger, Aportes a la filosofía. Acerca del evento)

De este hegelianismo biologicista participa el mismo Darwin, y es


precisamente a partir de su obra que se produce el mayor desarrollo de la lógica de
la adaptación dentro del pensamiento científico moderno. Recordemos que “sin
Hegel no hubiera sido posible Darwin” (F. Nietzsche, La gaya ciencia, 357)

Hegel, Giegerich, Darwin… eximios representantes de la lógica de la


adaptación en nuestra época moderna.

Pero no nos engañemos, que no nos engañen… Hegel, Giegerich y Darwin no


son en realidad exponentes de los ideales modernos, ni siquiera de los ideales
modernos predominantes, sino sólo de sus propios ideales modernos, son
exponentes de su subjetividad que tratan de imponernos, con la ayuda de sus
acólitos, es decir, con la ayuda de otros individuos que comparten su misma lógica.
Estos tres pensadores nos proponen un monoteísmo de La Modernidad, una sola
lógica, por decirlo así.

Para Hegel y para Giegerich el nuevo ideal supremo, el nuevo Dios, es el


Espíritu que ha dejado de ser divino, que ha dejado de ser Dios, y se ha convertido
en Alma, más concretamente en el alma de nuestra época; en la Modernidad Dios ha
muerto y su lugar lo ocupa el espíritu, el alma, lo Real (la “realidad” tan de moda y
su variante: “el sentido común”, lo “razonable”), el yo, la "razón", la "lógica", el
Estado, el Dinero...

Señalaremos de pasada que, con el mismo afán monoteísta, Lacan nos


propone El Psicoanálisis, cuando en realidad lo que está pretendiendo imponer es
su psicoanálisis, negando así al resto de escuelas psicoanalíticas distintas a la suya.
Hoy, desgraciadamente, para mucha gente hablar de psicoanálisis es lo mismo que
hablar de Lacan y de su interpretación de Freud, y nada más.

El filósofo Slavoj Žižek ya ha puesto de manifiesto la relación Lacan-Hegel, no


profundizaremos sobre ello, pero aquí sí queremos al menos sugerir que:

a) tanto Hegel, como Lacan, como Giegerich, como Darwin, desde cierto punto
de vista, se mueven dentro de una misma “lógica”, que quizá deberíamos llamar, en
vez de lógica de la adaptación, lógica “hegeliana”, en honor a su primer gran
exponente en la época moderna y teniendo en cuenta además que dicha lógica no se
caracteriza sólo por la importancia dada a la adaptación, sino que posee otras
destacables características (que señalaremos en otro momento),

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b) Lacan pretende sustituir/complementar a Freud utilizando a Hegel y
recurriendo a la lógica “hegeliana”, igual que Giegerich, a su manera, ha pretendido
sustituir/complementar a Jung sirviéndose también de la obra de Hegel y –aún en
mayor medida- de la lógica “hegeliana”. De la misma manera que Lacan reformula el
inconsciente personal de Freud en términos de lenguaje y consciencia, intentando
sustituir el sistema de Freud por su propia formulación del inconsciente como
lenguaje (finalmente lo reconoció: “el inconsciente no es de Freud, tengo que decirlo,
es de Lacan”, frase de Lacan citada por André Green), así también Giegerich
reformula el inconsciente colectivo de Jung como consciencia y lenguaje, “el alma es
fundamentalmente una realidad lingüística”, Giegerich, What is Soul?). Se trata en
ambos casos de una “hegelinización” de lo inconsciente.

Vivimos en la época de la razón, de la razón de Hegel, de la razón Giegerich,


de la razón de Darwin, de la razón de Lacan... Vivimos en la época de la razón
particular de cada uno, y esto no es otra cosa que -llamando a las cosas por su
nombre- la época de la subjetividad (otro nombre para lo que, en su lado negativo,
podemos llamar la época de la mentira, o de la post-verdad). Pero, ¿no era el
Romanticismo del siglo XIX la época de la subjetividad exaltada - y no la
(Post)Modernidad de los siglos XX y XXI...? Lo que ha ocurrido es que, ya desde la
época de Descartes, la lógica y la razón se han mezclado de manera impropia con la
subjetividad, y es así que, adaptándose a su manera subjetiva al pensamiento
predominante en nuestra época (el pensamiento científico), el Idealismo se ha
convertido en Materialismo, sin dejar por ello de ser idealista.

Mezclar, confundir razón y lógica con subjetivismo es la verdadera filosofía


de Hegel, y a fin de cuentas no otra cosa es el Idealismo. El sujeto-objeto de Hegel, o
mejor dicho, de la hegeleanería (el pensamiento de Hegel deformado por la lógica
“hegeliana” unilateral), es la confusión de lo subjetivo con lo objetivo. Tal engaño de
Hegel y de toda la filosofía idealista ha sido puesto de manifiesto desde muy
temprano por pensadores como Schopenhauer, Nietzsche y Popper, que señalaron
además las perniciosas consecuencias de confundir el yo (la subjetividad) con el
mundo (lo objetivo, lo Real), porque, si el espíritu/alma es la realidad objetiva del
mundo y si mi yo es una expresión de ese espíritu/alma, como quieren Hegel y
Giegerich, entonces todo me está permitido... Cualquier salvajada que cometa un
individuo, cualquier desprecio de los derechos humanos, puede atribuirse a una
exigencia del alma que, dentro de este marco idealista, quedará por lo tanto
justificada y sancionada, cuando en realidad no es más que la expresión de un sí-
mismo primitivo y siempre en evolución (individuación).

Hay muchas formas de ser moderno y de pensar moderno distintas a las de


Hegel, Giegerich, Darwin y Lacan. Desconfiemos, pues, de los que nos invitan a ser
de la única forma de la que se puede ser - "moderno".

Como sabemos por Nietzsche y por Jung, cada sistema filosófico nos da
muestra de la personalidad de sus autores, de su ecuación personal.

La ecuación personal (es decir, el mito que cada uno vive), se atiene a una
lógica, podemos decir, y no sólo a una lógica en el sentido corriente del término, sino

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también en un sentido más psicológico, íntimamente relacionado con la tipología
junguiana. Veamos cómo.

Tengamos en cuenta las cuatro funciones psicológicas de la tipología


junguiana (el pensamiento, la intuición, la sensación y el sentimiento). Las cuatro
funciones son distintos, e incluso opuestos, modos de orientación de la consciencia
en el mundo, distintas formas de atender al mundo, y distintas formas de a qué
atender en el mundo. Por lo tanto, alguien que se guía principalmente por la
sensación no ve lo mismo que alguien que se guía por la intuición, o al menos no lo
ve de la misma manera. Lo mismo ocurre con los opuestos modos de ver el mundo
(las distintas lógicas) pensamiento-sentimiento. Lo semejante conoce lo semejante,
así la sensación conoce lo sensible, el pensamiento lo pensable, etc.

Además, por otra parte, el pensar, el sentir, etc. están también más allá de la
subjetividad, en el sentido de que son funciones comunes a toda la humanidad, por
lo que no sólo son subjetivas, del propio individuo, sino también objetivas, más allá
del individuo. De hecho, si tuviéramos que hablar de un sujeto-objeto, como hacen
Hegel y Giegerich, lo tendríamos que situar en el campo de las cuatro funciones
psicológicas, y no en el yo, que es sólo sujeto, no objeto. La ecuación personal -el
mito que cada uno vive, o el alma, si queremos llamarla así-, está fuertemente
marcada por las funciones de su tipología psicológica.

Podemos decir entonces que cada función psicológica sigue su propia lógica,
su propio modo de atender al mundo.

"¿Y qué es la "lógica"? La lógica es "un imperativo, no para el conocimiento de lo


verdadero sino para poner y componer un mundo que deba llamarse verdadero para
nosotros" [F. Nietzsche n. 516; 1887]" (citado en Martin Heidegger, Nietzsche).

Sí no evaluamos críticamente nuestra propia lógica predominante ni la


complementamos con las demás, no podremos evaluar verdaderamente todos los
aspectos del fenómeno a los que es posible atender, no comprenderemos el
fenómeno.

A grandes rasgos, podemos resumir de esta manera la oposición fundamental


que proponemos:

1) NIETZSCHE y JUNG: --- LÓGICA DE LA INTUICIÓN ---> CREACIÓN

2) HEGEL, GIEGERICH, DARWIN, LACAN: --- LÓGICA DE LA SENSACION --->


AMOLDARSE A LO DADO

(Quizá sería más acertado colocar a Jung en un punto intermedio entre


Nietzsche y Hegel, pero no desde luego junto a Hegel. Por otra parte, debe quedar
claro las lógicas de la sensación y de la intuición están ambas presentes en la
psicología de cualquier individuo mentalmente sano, aunque predomine una sobre
la otra)

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Por ejemplo, dentro de una lógica de la sensación la tarea es siempre atenerse
a lo dado, “registrar el hecho” (Francis Bacon, Lógica de la sensación), y ciertamente
éste es el modo de proceder de Hegel y Giegerich, los dos quieren que “lo Real” (lo
que ellos llaman lo real, es decir, lo que les dicta su función de la sensación) les
enseñe cómo tienen que pensar, los dos quieren “ser puestos en su sitio” por el
hecho “real”.

"Un famoso dicho de Hegel afirma que así como cada individuo es un hijo de su
tiempo, así también la filosofía es (...) su tiempo captado y presentado en forma de
pensamientos. Lo mismo se aplica análogamente a todas las grandes
manifestaciones culturales, a las obras de arte, la poesía, la música, a la moda, estilos
de vida, y así, pero también a la psicología. Defiendo la historicidad de la psicología."
(W. Giegerich, CEP V, The flight into the unconscious : an Analysis of C.G. Jung's
Psychology Project)

Frente a esta lógica de la sensación en Giegerich, frontalmente en contra,


tenemos a Nietzsche:

"La tarea misma [del filósofo] quiere algo distinto, - exige que él [el filósofo] cree
valores. Aquellos trabajadores filosóficos modelados según el noble patrón de Kant
y de Hegel tienen que establecer y que reducir a fórmulas cualquier gran hecho
efectivo de valoraciones - es decir, de anteriores posiciones de valor, creaciones de
valor que llegaron a ser dominantes y que durante algún tiempo fueron llamadas
"verdades" - bien en el reino de lo lógico, bien en el de lo político (moral), bien en el
de lo artístico. (...) Pero los auténticos filósofos son hombres que dan órdenes y legislan:
dicen: "¡así debe ser!", son ellos los que determinan el "hacia donde" y el "para qué"
del ser humano" (F. Nietzsche, Más allá del bien y del mal, 211).

En contra del historicismo de Hegel y Giegerich,

"la filosofía, tal como la piensa y la lleva a cabo Nietzsche, es, por el contrario, una
actividad radicalmente suprahistórica" (Gianni Vattimo, Diálogo con Nietzsche).

Como suprahistórica y atemporal es la psicología de lo inconsciente de Jung


si atendemos a su concepto de arquetipo.

No obstante, por ejemplo, Hegel también fue un hombre creativo y partidario


de la evolución, sin embargo no quería llegar a ninguna parte distinta a su modo de
entender el mundo desde la lógica de la sensación.

Pero obsérvese lo esencial, con esta oposición tipológica entre una lógica de
la intuición y una lógica de la sensación no estamos ante dos épocas diferentes
(aunque en nuestra época predomine la lógica de la sensación), sino que nos
encontramos en primer lugar ante dos perspectivas vitales diferentes que
forzosamente han de convivir en una misma época, o mejor dicho, en todas las
épocas, ya que las dos forman parte de la personalidad humana.

La lógica de la sensación no comprende el símbolo sino de forma literal, y por


eso para ella el símbolo está muerto, porque lo fundamental del símbolo, como sí se

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comprende bien desde una lógica de la intuición, jamás ha consistido en
literalidades. La lógica de la sensación no atiende al símbolo, y por tanto lo niega.

Obviamente también puede señalarse una lógica del pensamiento frente a


una lógica del sentimiento. Frente a Jung y Nietzsche (lógica del pensamiento), hay
que situar la lógica del sentimiento expresada por ejemplo en la obra de Giegerich,
como de hecho él mismo reconoce:

"Sin sentimiento, no se puede percibir el alma. El sentimiento en este sentido es lo


que tiene el poder de conectar la conciencia moderna con el alma-en-lo-real a través
de la brecha de nuestra alienación fundamental de ella. (...) La vía regia al alma y el
sine qua non de una percepción psicológica de las cosas (de hacer alma cuando nos
encontramos delante de un texto onírico dado, una patología, un símbolo o una
situación) es el sentimiento como un “juicio de gusto”. (...) El sentimiento es lo que
nos conecta al alma, es lo que tiende un puente a lo largo de la diferencia psicológica,
pero en tanto que juicio, el juicio de gusto, sólo tiende ese puente al ser un acto de
desgarramiento, separatio, mantener aparte, concretamente al establecer en primer
lugar esta diferencia psicológica que cruza, la diferencia entre fenómenos “más
pequeños” y “grandes” o (dentro de uno y el mismo fenómeno) entre “lo más
pequeño” y “lo grande” en él, es decir, entre el primer plano empírico, positivo-
fáctico del fenómeno y su profundidad de alma (la “tierra interior del alma”, como la
llamó Jung metafóricamente). En el sentimiento, tender un puente y separar son
equiprimordiales, dos caras de una y la misma cosa. Conversamente, esto nos
permite ver que la diferencia psicológica tiene su origen en un acto de sentimiento."
(Giegerich, Psychologie Larmoyante: Glen Slater, for example. On psychology´s failure
to face the modern world, en CEP IV The Soul Always Thinks)

En cuanto a este último autor, digámoslo ya más claramente: Giegerich tiene


prejuicios. No sólo es que vea la psicología de Jung desde el punto de vista de una
cierta lógica “hegeliana”, sino que trata de imponer ese punto de vista hegeliano a
su lectura de Jung, desatendiendo los contenidos propios de la psicología junguiana,
y por tanto negándola, porque no la comprende ni quiere atender a ella.

 José Medina

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