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Lola

(Zona Norte)
La Lola es un personaje que forma parte de la mitología de una amplia zona geográfica,
pues su leyenda se registra en Antofagasta, Santiago, O'Higgins y Colchagua.

En la provincia de Antofagasta, en la época de los descubrimientos, fue muy conocida una


bella mujer llamada Lola. Su padre vivía para cuidar a su hija y distanciarla de sus
enamorados.

La Lola sembraba ilusiones y desengaños en los hombres, y mucha envidia entre las
mujeres. Un día conoció a un hombre del que se enamoró, pero él amaba a otra mujer;
ella, al sentirse desplazada, se transformó en una terrible celosa. Fue así como, una
noche, se dirigió descalza y silenciosa a la habitación donde dormía el hombre y lo mató
con un puñal. Después huyó a los cerros dando gritos y alaridos. Al tiempo regresó al
poblado, víctima de la locura, solo sabiendo reír, hasta que murió. Desde entonces la Lola
y su espíritu vengativo recorren los cerros.

El Pihuchén
(Zona Central)

En mapuche significa secar a la gente. Es un personaje cuya existencia se registra más allá
de la zona central, pues también aparece en Coquimbo, La Araucanía y Chiloé.
Se trata de un culebrón verdoso, de alrededor de medio metro de largo, que vive en el
corazón de los árboles huecos. Chupa la sangre de las ovejas o de los cristianos desde
lejos.
Su presencia se reconoce por las huellas de sangre que deja.
En algunos campos, a los rebaños de ovejas se les ponen seis o más cabros, pues la
sangre de estos animales es muy fuerte y ahuyenta a los pihuchenes.
Para matarlo, se cubre el árbol en que está escondido con una tela fuerte, para que no
pueda huir, y en seguida se prende fuego al árbol.

Carcancho
(Zona Central)

El carcancho es otro de los personajes fabulosos que se menciona en la zona central. La


leyenda cuenta que se trata de un hombre cubierto de pelos que se alimenta sólo de
tubérculos y camina incansablemente por la nieve. Muchas personas lo han seguido, pero
nunca han podido darle alcance. De su presencia sólo quedan unas enormes pisadas
impresas en la nieve
La Pincoya
Es una mujer joven de extraordinaria belleza que representa la personalidad de los mares y
las playas. Sale de la profundidad de las aguas a danzar en las playas o sobre las olas, semi-
vestida con un traje de algas. Sus brazos y piernas son similares a los de una persona.

Cuando realiza su baile mirando hacia alta mar, significa que abundarán los peces y mariscos.
En cambio, si lo hace con el rostro en dirección hacia la playa, indica que los peces y mariscos
serán escasos. Si por la ausencia de la Pincoya la escasez se mantiene, es posible hacerla
volver por medio de una ceremonia mágica donde intervienen brujos o machis.

Cuando los isleños naufragan, la Pincoya acude a su auxilio. A veces algunos pescadores la
ven entre los roqueríos peinando su larga cabellera, rojiza o rubia. Su acompañante, como
hermano o esposo, es el Pincoy.

La Fiura
Es una mujer de horrible aspecto, pequeña estatura y mal aliento que habita en los bosques.
Es coqueta; se baña en las vertientes o cascadas, y luego peina su larga y abundante
cabellera con un peine de cristal. Después del baño, se sienta sobre el musgo y permanece
desnuda durante horas. Tiene un gran poder de seducción, y una vez que logra atraer a su
víctima lo enloquece. Por eso las expresiones populares dicen que "lo tentó la condená".

Representa lo femenino de la perversidad y se deleita haciendo el mal a quienes la rechazan,


sean estos animales o seres humanos. El mito dice que la Fiura los tuerce con el poder de su
aliento, produciéndoles ciática o "tullimiento". Los animales quedan "descuadrilados" o
quebrados sin tener señales de golpes o garrotazos.

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