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Módulo 1

Metodología de
Informes
1. ¿Para qué realizar un
diagnóstico?
A través de este apartado se pretende que el alumno adquiera habilidades
para la búsqueda, ordenamiento y análisis de la información específica para la
resolución de un problema propio de la profesión y para la síntesis y
comunicación de resultados.

En la práctica profesional cotidiana, muchas veces nos acostumbramos a actuar


de manera intuitiva y rutinaria. Esto tiene sus ventajas dado que la memoria
sabe qué hacer ante determinadas situaciones. Sin embargo, el hecho de actuar
sin conocer plenamente la situación sobre la que trabajamos o sin reflexionar
acerca de los resultados obtenidos en nuestras acciones previas nos ubica en
una situación de miopía, desde la cual corremos el riesgo de repetir errores o
invertir ineficientemente los recursos que siempre hemos de considerar
escasos. Por lo tanto, resulta imprescindible que toda práctica deba ejercerse
sobre un diagnóstico situacional realizado previamente.

1.1. ¿Qué implica hacer un diagnóstico?

La palabra diagnóstico tiene su origen etimológico en el griego y


más aún en la unión de tres vocablos de dicha lengua. En
concreto, es un término que está formado por el prefijo diag-
que significa “a través de”; la palabra gnosis que es un sinónimo
de “conocimiento”, y finalmente el sufijo –tico que se define
como “relativo a”. Por lo tanto, el diagnóstico puede entenderse
como el proceso de obtener conocimiento acerca de algo. Según
Darío Rodríguez se trata de “un esfuerzo de conocimiento, en
que, a partir de la información disponible o mediante la
adquisición de nuevos antecedentes, se busca encontrar
criterios que permitan hacer relevantes algunos elementos y
dejar otros como el trasfondo...” (Rodríguez, 1999, 25).

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Analizando esta definición observamos entonces que:

 En primer lugar, hablamos de un esfuerzo de conocimiento, lo cual


implica la observación sobre una realidad, así como la reflexión acerca de
ella.

 En segundo lugar, la cita indica que la información en ciertos casos está


disponible, de ser así, quien realiza el diagnóstico debe proceder a
analizarla y evaluarla.

 Sin embargo, en otros casos sucede que se hace necesaria la búsqueda


de nuevos antecedentes, por lo cual, quien realiza el diagnóstico debe
sumergirse en un proceso de investigación que ofrecerá datos fiables y
legítimos sólo si es realizado sobre la base de un diseño metodológico.

Intervenir sin realizar un diagnóstico nos pone en la situación de un médico que


nos medica sin habernos revisado previamente, sin habernos preguntado
nuestros síntomas, o realizado un análisis.

Un diagnóstico implica entonces la descripción de la situación sobre la cual


actuaremos, ya sea que estemos hablando de una organización en la cual
trabajaremos aportando nuestro saber profesional, o que estemos
refiriéndonos a una situación de la realidad sobre la que intervendremos.

Asimismo, tanto en una organización como en un fenómeno de la realidad,


observamos síntomas, es decir, señales o indicios de algo que está sucediendo.
Cuando realizamos un diagnóstico nos valemos de estos síntomas y
profundizamos en ellos, preguntándonos cuáles son sus causas, de dónde
provienen, y cuáles son los aspectos disfuncionales que los originan. Los
síntomas pueden ser observables a simple vista, pero para conocer sus causas
debemos diseñar un proceso de investigación gracias al cual, utilizando ciertas
técnicas de relevamiento de información, podremos profundizar y esbozar
algunos supuestos.

Finalmente, con los datos recabados de la organización y los obtenidos luego de


intentar dar respuesta a las preguntas que nos hemos planteado,
procederemos a la redacción de nuestro diagnóstico, es decir, intentaremos
explicitar cuál es la situación sobre la cual actuaremos. Podemos decir entonces
que el diagnóstico tiene un primer nivel descriptivo, en el cual nuestro objetivo
será contar con objetividad de lo observado.

Recordemos que la descripción de un objeto es producto de nuestra


observación. Lo principal al describir es tener presente que estamos hablando
del objeto, y no de nuestras percepciones acerca de éste, es decir, de lo que

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podemos demostrar mediante la evidencia recabada. En segundo lugar, el
diagnóstico tiene un nivel analítico, donde nuestro objetivo es desmenuzar
estos datos descriptos, entrecruzarlos.

Pretendemos analizar, es decir, estudiar o examinar algo considerando sus


partes por separado. Finalmente, el diagnóstico tiene un nivel interpretativo,
en donde nuestra experticia profesional nos permite desprender de la
descripción y el análisis, ciertas conclusiones vinculadas a nuestro conocimiento
del tema, a nuestra experiencia y que están pensadas desde lo que conocemos
de manera teórica.

En conclusión, el diagnóstico es necesario para que la intervención que


hagamos (ya sea en una organización o sobre un fenómeno social) sea
coherente con la situación, con las necesidades planteadas, con la problemática
existente.

Figura 1

Diagnóstico Interveción

Coherencia

 Describir.  Modificar.
 Analizar.  Actuar.
 Sacar  Corregir.
conclusiones.

Fuente: elaboración propia.

1.2. Entonces, ¿qué es intervenir?


El significado de la palabra intervenir nos habla de la acción de interceder, de
mediar, de tomar parte en un asunto. Esta última definición es la que más se
acerca a lo que comúnmente se denomina intervención en el campo
académico. Intervenir es entonces el proceso mediante el cual tomamos parte
en un asunto en la búsqueda de provocar un cambio, de modificar una
realidad. Cuando diseñamos un proyecto de acción, un proyecto profesional,
estamos buscando intervenir desde lo que conocemos en una realidad.

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Así, por ejemplo, un contador buscará intervenir para la optimización de los
registros contables; un profesional de Recursos Humanos buscará intervenir
definiendo el perfil del empleado que debería ocupar cierto puesto; un
publicista intervendrá elevando la recordación de una marca; un profesional del
Marketing intervendrá mejorando el posicionamiento de determinada
empresa; un analista de sistemas intervendrá haciendo más eficiente cierto
proceso, etc.

De lo dicho se desprende lo que metodológicamente se denomina objetivo de


intervención: esto es, lo que busca lograr cada profesión con su acción. De esta
manera, y en función de los ejemplos citados anteriormente, podemos citar los
siguientes objetivos de intervención:

 Optimizar los registros contables de la empresa x.


 Definir el perfil de empleado para el puesto x.


 Elevar la recordación de la marca x.


 Mejorar el posicionamiento de la empresa x.


 Eficientizar el proceso x.

Como puedes observar, todo objetivo debe comenzar en su redacción con un


verbo, que se constituye en el compromiso que asume el profesional mediante
la propuesta que realizará posteriormente.

El objetivo de intervención surge, necesariamente, del diagnóstico previo. No


podemos saber hacia dónde debemos ir si no sabemos dónde estamos. En
ciertas ocasiones, el objetivo de intervención es planteado como una demanda
inicial de quien solicita nuestro trabajo, nuestra intervención profesional. Aun
así, es necesario que revisemos si la situación sobre la que trabajamos requiere
de la intervención solicitada, ya que, de lo contrario, probablemente,
invertiremos recursos en algo innecesario. Una vez definidos los objetivos de
intervención, será más sencillo plantear nuestra propuesta profesional, esto es,
cómo intentaremos alcanzar los objetivos planteados. Retomaremos este punto
más adelante.

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1.3. ¿Qué hacer una vez que hemos
definido hacia dónde queremos ir?
Nuestro pensamiento lógico nos invita a considerar que el proceso de conocer
(característico del diagnóstico) es el primer paso y el proceso de intervenir
(característico de nuestra propuesta profesional) es el segundo. Sin embargo,
es posible que una vez definidos mis objetivos de intervención surjan nuevas
preguntas, que me invitarán a indagar un poco más, y engrosarán el diagnóstico
realizado. Por ejemplo: si un contador define la necesidad de “optimizar los
registros contables de la empresa x” necesariamente debió haberse preguntado
cómo son los registros actualmente, cuáles son sus falencias, etc. Si un
profesional de los recursos humanos plantea la necesidad de “definir el perfil
de empleado para el puesto x” seguramente se ha preguntado (o deberá
hacerlo) en qué consta el puesto, qué requiere la empresa para dicho puesto,
etc. Si un publicista decide “elevar la recordación de la marca x” seguramente
ha relevado mediante cierta investigación, que el nivel de la recordación es
bajo, porque si fuera alto, esto implica que la acción del publicista es
incoherente con su diagnóstico, es inapropiada, no es requerida. De esto
hablamos, cuando mencionamos la necesidad de coherencia: que los datos
relevados fundamenten la acción propuesta. En principio el profesional se
preguntará para sí mismo, se imaginará formas de intervenir, volverá a
preguntarse, buscará más datos para encontrar algunas respuestas, replanteará
su propuesta de intervención. Este movimiento pendular no sólo es normal,
sino que es positivo, ya que nos habla de una reflexión previa a la acción
profesional.

1.4. ¿Cómo se explicitan nuestras


preguntas de conocimiento?
Hay un dicho popular en medicina, que indica: “si no sabes lo que buscas, no
entenderás lo que encuentres”. De este supuesto deviene la necesidad de
plantear las preguntas que necesitamos responder para luego intervenir. En un
primer momento nuestras preguntas serán posiblemente, más superficiales.
Por ejemplo, si pensamos intervenir en una empresa, nos preguntaremos: ¿A
qué se dedica esta organización? ¿Cuál es su organigrama? ¿Cómo es su
organización de trabajo? Pero luego, una vez detectada cierta falencia, por
ejemplo, en su comunicación interna, será necesario que abordemos la forma
de comunicación interna actual, y ahondemos particularmente en esa
problemática. Estas preguntas que intentaremos responder, dan lugar a lo que
denominamos objetivos de investigación (o de indagación).

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De este modo, en el caso presentado, tendremos como objetivos de
indagación:

 Describir la actividad de la organización.


 Caracterizar su organigrama y organización de trabajo.


 Analizar los flujos de comunicación interna.

Nótese que, como en todo objetivo, su redacción requiere del uso de un


verbo para comenzar.

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2. Estructura de un
objetivo
Si bien la redacción de un objetivo se genera de múltiples formas, es
recomendable para quien recién se inicia en la tarea, el seguimiento de una
estructura que supone tres partes: verbo, objeto y complemento, en donde el
verbo implica el compromiso de investigación, el objeto define sobre qué
centraré mi investigación y el complemento me ofrece detalles acerca del
objeto.

Es importante referir que el verbo indica un compromiso, a fin de que quien se


plantea un objetivo sepa cuáles son sus alcances y limitaciones. Como ejemplo
burdo y simple podemos decir que no es lo mismo proponer describir una mesa
(ante lo cual indicaremos su color, su forma, su tamaño) que explicar una mesa
(en donde nuestras preguntas se encaminarán por investigar la razón por la
cual la mesa fue diseñada de tal o cual forma, etc.). De allí la importancia de
seleccionar el verbo de manera adecuada.

En cuanto al objeto, si está definido en el objetivo, nos permite visualizarlo,


imaginar dónde encontrarlo para observarlo, analizarlo, describirlo, etc. Al
mismo tiempo, es útil para que el profesional advierta si le es posible abordar
ese objeto desde su conocimiento profesional. Por ejemplo: si un administrador
de empresas se ha planteado como objetivo analizar la conducta de compra de
los clientes de la empresa x, deberá saber que el objeto “la conducta de
compra” es abordable desde una disciplina en particular (la Psicología Social en
este caso). Así podrá definir si su conocimiento es suficiente para abordar este
objeto o si tiene que “pedir ayuda” a otra disciplina.

Finalmente, el complemento, permite acotar el objeto mencionado, lo


caracteriza en cuanto a su ubicación, su dimensión, su tiempo, etc. Observemos
el siguiente ejemplo:

“Analizar el posicionamiento de la empresa X en la mente de los


consumidores reales.”

Sin conocer previamente qué profesional se ha planteado este objetivo,


podemos suponer que ha sido uno cercano a las disciplinas del Marketing y la

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Publicidad. Esto es porque el objeto remite a la disciplina sobre la cual el
profesional tiene la experticia.

“Incrementar la motivación de los empleados del área X.”

En este caso la lectura del objeto me permite suponer que se trata de un


profesional de los Recursos Humanos, dado que este es un tema por ellos
trabajado.

2.1. Errores frecuentes en el planteo de


los objetivos
Al momento de escribir un objetivo solemos optar por formas de escritura que,
más allá de no responder a la estructura planteada, dificultan la comprensión
del objetivo y a la larga, también obstaculizan la posibilidad de imaginar la
forma de abordar dicho objetivo.

Uno de estos errores es utilizar una pregunta indirecta: Analizar cómo se


comunica el público interno de la empresa x. Al preguntarnos cómo se
comunica, estamos diluyendo el objeto. Si ya existe un concepto que denomine
esto que estamos tratando de conocer, debemos utilizarlo y, para ello es de
gran utilidad el manejo de bibliografía pertinente al tema (lo que forma parte
del marco teórico). En el ejemplo presentado, deberíamos definir el objetivo
como sigue: “analizar los flujos de comunicación interna de la empresa x”.

Es imprescindible comprender que no se trata de un capricho de redacción,


sino que es una estrategia para que, quien se inicia en la investigación y en la
construcción de diagnósticos, pueda definir concretamente su objeto, imaginar
dónde buscarlo y nombrarlo correctamente al momento de indagar referencias
bibliográficas.

Otra de las prácticas no recomendadas al momento de definir un objetivo es


utilizar el condicional “si”. Lo que provoca el uso del condicional es la búsqueda
de una respuesta por sí, o por no. Aunque en algunos casos quien investiga
podría plantearse la necesidad de afirmar o negar un evento, esto tiene la
contraparte de cerrar las posibilidades de la indagación. Por ejemplo, resulta de
mayor utilidad “relevar el nivel de satisfacción de los clientes de la cadena de
hoteles x” que “definir si los clientes de la cadena de hoteles x, están
satisfechos”.

Finalmente, uno de los errores que suele aparecer es la confusión entre el


objetivo (qué quiero lograr) y la acción que llevaré a cabo para lograrla. Por

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ejemplo, si planteo como objetivo “realizar una encuesta” estoy confundiendo
la acción que realizaré para indagar acerca de algo, con lo que en definitiva
quiero conocer. Entonces, resulta necesario que me pregunte: ¿para qué quiero
realizar esa encuesta? y así obtendré el verdadero objetivo de la investigación.
Por ejemplo: “describir el nivel educativo de los asistentes al curso x”.
Asimismo, al redactar objetivos de intervención solemos encontrarnos con esta
confusión: “diseñar una campaña publicitaria” no es un objetivo. ¿Para qué la
estoy diseñando? ¿Para posicionar un nuevo producto? ¿Para elevar la
notoriedad de marca? ¿Para fortalecer la imagen institucional? La respuesta
nos ofrecerá entonces el objetivo de intervención que intentamos alcanzar.

2.2. ¿Cómo buscamos respuesta a


nuestros objetivos de investigación?
Si ya nos hemos planteado qué queremos saber, será necesario pensar cómo
podemos averiguarlo. La respuesta a esta pregunta nos brindará los
lineamientos para confeccionar nuestro diseño metodológico, esto es, la
descripción de cómo se va a realizar la investigación. Al definir nuestro diseño
metodológico explicitaremos entonces la metodología adoptada y las técnicas
que utilizaremos. También indicaremos cómo seleccionaremos la muestra y
cómo analizaremos e interpretaremos los datos que relevemos. Caben aquí
algunas aclaraciones de estos términos que suelen generar confusión.

La metodología se define como la articulación de ciertos métodos, y en este


texto mencionaremos dos: metodología cuantitativa y metodología cualitativa.
La metodología se desprende necesariamente de la definición teórica que yo
haga del objeto que deseo explorar/analizar. Por ejemplo, si pretendo analizar
las motivaciones que llevan a los adolescentes a consumir cierta droga, tendré
que plantear teóricamente el concepto de motivaciones y la relación del
adolescente con la droga. Esto me indicará que se trata de cuestiones
subjetivas, internas al sujeto, difícilmente analizables a partir de metodología
cuantitativa. En cambio, sí decido relevar el nivel de satisfacción de los usuarios
de un determinado servicio, el mismo objeto “nivel de satisfacción” me exhorta
a optar por la metodología cuantitativa. A grandes rasgos, y con las reservas de
realizar un análisis demasiado simplista y acotado, podríamos indicar que las
diferencias entre una metodología y otra son las siguientes:

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Tabla 1
Metodología cualitativa Metodología cuantitativa
Posibilidad exploratoria Posibilidad de generalizar datos
Datos profundos Datos representativos
Comprensión del actor o situación Estadísticamente repetibles
Reconocimiento del contexto Más simple
Captación de la subjetividad Procesamiento de datos
Fuente: elaboración propia.

Mientras que la metodología cualitativa me permite explorar un fenómeno en


profundidad, intentando comprender la acción de los sujetos teniendo en
cuenta su contexto y captando su subjetividad, la metodología cuantitativa me
permite generalizar datos, esto es, si he tomado una muestra representativa de
una población, podré generalizar los resultados obtenidos en esta muestra para
el total de la población. En otras palabras, si he definido una muestra (una
porción de la población) estadísticamente representativa de la población, por
ejemplo: adolescentes de 13 a 15 años que residen en la ciudad de Córdoba, y
les pregunto cuál es su actitud ante la política obteniendo como resultado que
su actitud es neutra, luego podré generalizar diciendo: “los adolescentes de 13
a 15 años residentes en la ciudad de Córdoba adoptan una postura neutra hacia
la política”. Ya no necesito destacar que la información es sólo acerca de la
muestra; de eso se trata generalizar. Al trabajar en metodología cuantitativa
con instrumentos duros (y sin tener en cuenta el contexto, por ejemplo), puede
repetirse el estudio en otro espacio y en otro tiempo. Asimismo, dado que los
instrumentos se construyen con categorías planteadas de antemano, la
información relevada es más fácil de procesar: ya está categorizada a priori.

Más allá de la comparación ofrecida es necesario que quien realiza una


investigación comprenda que la opción de una metodología u otra no depende
de un capricho personal o del apego a una u otra, sino del objeto que se está
estudiando.

Podemos definir a las técnicas de investigación como aquellas operaciones


destinadas al manejo de ciertos instrumentos que utiliza el investigador para
recabar la información requerida.

Metodología y técnicas son conceptos independientes. Sin embargo, a modo de


simplificar la comprensión en este primer abordaje respecto de lo que es un
proceso metodológico, indicaremos que cuando hablamos de metodología
cualitativa, hablamos de la utilización de técnicas que nos permiten recabar
datos profundos tales como: la entrevista, la observación, el grupo de enfoque.
Mientras que cuando hablamos de metodología cuantitativa, nos referimos
principalmente a la utilización de la técnica de encuesta. Otra técnica muy
utilizada para analizar documentos es el análisis de contenido, que puede

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enmarcarse dentro de la metodología cualitativa o cuantitativa, dependiendo
del enfoque que adoptemos en nuestro relevamiento y análisis.

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3. Particularidades de
algunas técnicas de
relevamiento de datos
La observación
Cuando hablamos de la observación nos referimos a un procedimiento que
supera el simple hecho de observar. Lo que pretendemos en este caso es la
descripción de la situación observada con la mayor objetividad posible. Debido
a esto hablamos de observación sistemática y con este concepto nos referimos
a una observación sostenida, explícita, metódica que entendemos como una
paráfrasis de las situaciones sociales en sus contextos naturales. (Weick, 1985).
Esta técnica se utiliza básicamente para observar la conducta de las personas,
pero también se utiliza para registrar objetivamente características externas de
los espacios o dispositivos audiovisuales tales como la Señalética1 de un espacio
público.
Carrera y Fernández Dols distinguen a esta técnica de la encuesta y la entrevista
por el hecho de que “en la observación el investigador pretende trabajar con su
propia descripción del fenómeno; en los otros casos utiliza las versiones de
otros” (1992, 210).
Asimismo, la observación sistemática “nos permite acumular más fácilmente
conocimientos generalizables a distintas situaciones y, sobre todo, no depende
tanto de las cualidades personales del observador para lograr datos fiables”
(Carrera y Fernández Dols, 1992, 213).

Brevemente atenderemos a las cualidades que, de acuerdo a la definición


ofrecida, posee la observación sistemática.

 Sostenida: esto implica que para que una observación sea sistemática
debe realizarse de manera continua, durante el lapso de un tiempo.
Esto permite estimar que los resultados obtenidos no son casuales o
anecdóticos, sino que mantienen cierta regularidad.

 Explícita: es decir, que se expresen con claridad las unidades a


observar. Asimismo, debe expresarse con claridad, de manera
descriptiva, lo que se observa.

1
La Señalética es un concepto propio del Diseño Gráfico y refiere a todos aquellos dispositivos estáticos
que indican alguna zona, lugar, acción.

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 Metódica: para lo cual se utiliza un instrumento de relevamiento de los
datos. Más adelante nos referiremos al instrumento de recolección de
datos para esta técnica.

La entrevista
Definimos a la entrevista como una situación de conversación cotidiana
provocada con el propósito de obtener información relevante y válida de
acuerdo a los objetivos de investigación planteados.

El proceso de comunicación que tiene lugar al abordar una entrevista depende


de las relaciones entre sus tres componentes: entrevistador, entrevistado y
tema (Valles Martínez, 1992), por lo tanto, la empatía generada entre
entrevistador y entrevistado, y el contexto en el cual se realiza la entrevista
resultan elementos que condicionan el nivel de interacción logrado.
Recordemos que una entrevista se emplea con el propósito de conseguir la
mayor cantidad de información relevante y válida que sea posible, por lo cual
el entrevistador deberá tener manejo tanto de las herramientas de
comunicación interpersonal como del tema a conversar.

La guía de pautas, instrumento de la entrevista se confecciona, como veremos


más adelante, a partir de la definición conceptual del fenómeno en estudio,
pero también incorpora para poder contextualizar posteriormente al
entrevistado, cuestiones relacionadas a sus características socio demográficas.
Además, puede incluir ítems que sólo tengan la finalidad de “romper el hielo” y
generar confianza con el entrevistado.

La encuesta
“La encuesta constituye una de las técnicas directas de obtención de datos
sobre aspectos objetivos (hechos) y subjetivos (opiniones, actitudes) basada en
la información verbal proporcionada por el propio individuo” (Cea D’ Ancona,
1992, 264). No obstante, a diferencia de la entrevista, la encuesta se realiza
sobre un gran número de individuos, representativos de la población objeto de
estudio, que responden a una serie de preguntas organizadas en un
cuestionario precodificado.

Por lo expuesto, lo primero que se hace para realizar una encuesta es, como en
el resto de los casos, tener en claro el objetivo a abordar, ya que esto nos
permitirá definir conceptualmente el fenómeno que queremos relevar. Una
vez hecho esto, será necesario definir operacionalmente dicho concepto, es

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decir, preguntarse cómo puedo medirlo. A tal fin, se definen sus dimensiones y
sus indicadores.

Veamos un ejemplo entretenido de estas definiciones.

Imaginemos que deseamos medir el “nivel de notoriedad del candidato x” que


ha tenido determinado producto entre sus consumidores. Lo primero que haré
será definir conceptualmente “notoriedad”. Posteriormente, necesitaré
operacionalizar este concepto. Intentaré plantear sus dimensiones, esto es, los
diferentes temas vinculados en la práctica al concepto de simpatía. Diré
entonces que cuando hablamos de notoriedad de un candidato estamos
hablando de alguien que se expone (se manifiesta con evidencia), alguien que
es recordado (porque es conocido) y de alguien que tiene cierta reputación (es
célebre).

Lo que resta es preguntarme: ¿qué me indica que un candidato se muestra, es


recordado y es una figura pública? Esto me da lugar a pensar en los indicadores.
De tal forma, y planteándolo a modo de cuadro, la lógica sería la siguiente:

Tabla 2
Variable Dimensiones Indicadores Preguntas
¿Recuerda haber visto al
Se percibe que candidato x en tv en el
Exposición aparece/no en la último mes?
tv. una vez-más de una vez- muchas
veces.
Nivel de Es nombrado/no Mencione los tres
notoriedad Recordación es nombrado por candidatos que primero
los encuestados. vengan a su cabeza.
Calificación de Usted cree que la gestión
Reputación sus gestiones del candidato x ha sido:
anteriores. negativa- neutral- positiva

Fuente: elaboración propia.

Observa que hemos definido al “nivel de notoriedad” como variable. Se trata de


un concepto que puede adoptar diferentes valores, por ello se constituye en
una variable. Podríamos hablar entonces de un nivel de notoriedad elevado,
medio o bajo. ¿Cómo mido ese nivel de notoriedad? Observando los
indicadores, que en definitiva me indican el valor a darle. Como último punto
puedes observar que se ofrecen posibles preguntas para abordar al
encuestado. Cada una de ellas tiene opciones, que recibirán un código para su

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posterior análisis. Esto es necesario porque cuando se realizan encuestas se
trabaja con un número elevado de encuestados. A este último procedimiento
se le llama codificación.

En definitiva, esta operacionalización es un intento de hacer concreto lo que en


primera instancia ha sido conceptual. Sólo así podrá medirse realmente lo que
se desea evaluar y no otra cosa. Realizar un cuestionario partiendo del sentido
común sin plantear este procedimiento es, a la larga, una pérdida de tiempo y
de dinero.

El análisis de contenido

El análisis de contenido surge con los inicios de las investigaciones


sobre comunicación. Desde sus orígenes se ha definido como “una
técnica de investigación para la descripción objetiva, sistemática y
cuantitativa del contenido de la comunicación, (Berelson, 1942 en
Clemente, 1992, 171)

Por lo cual se considera como el recurso por excelencia para determinar la


influencia que los medios de comunicación tienen sobre la conducta humana,
así como la influencia de la prensa en dicha conducta (Clemente, 1992).

En palabras sencillas, se trata de tomar un determinado contenido (como


podría ser un cuerpo de notas periodísticas sobre determinada figura política) y
proceder a su análisis en función de ciertas categorías previamente
determinadas, tales como el estilo de la comunicación, la existencia de una
postura ideológica, etc.

Este análisis no es sólo descriptivo; incluye una interpretación a partir de


ciertos supuestos teóricos en los que el investigador se basa. No obstante, para
que se pueda considerar una técnica de investigación y que se pueda hablar de
datos válidos y fiables, es necesario respetar los aspectos metodológicos que la
técnica implica: mantener la objetividad, codificar y cuantificar.

Para realizar un análisis de contenido, como en toda técnica, debe estar muy
claro el objetivo que se está abordando. Una vez que esto se encuentra
resuelto, será necesario definir el corpus de análisis, es decir, el material
seleccionado para analizar.

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Posteriormente se puntualizarán las unidades de registro (palabras, temas,
personajes, acontecimientos, fotografías, etc.) las reglas de recuento (presencia
o ausencia, frecuencia, intensidad, orden de aparición) y finalmente la
categorización. Supongamos que encontramos en el contenido la presencia de
acontecimientos positivos de la gestión de determinado político, podemos
categorizar esto como la existencia de una postura ideológica.

Seguir el procedimiento nos permite realizar inferencias sin caer en el sentido


común o en prejuicios.

3.1. ¿Dónde buscar la


información?
Una vez que hemos definido la metodología que adoptaremos, será necesario
definir la población y la muestra o el corpus con el que trabajaremos. Para ello,
deberemos preguntarnos: ¿dónde encontramos el objeto que estamos
buscando?

Por ejemplo, en el caso que intentemos “describir las instalaciones de la


Empresa x”, que aparece como un objetivo de sencillo abordaje,
encontraremos el objeto en la instalación en un espacio físico. Esto me ayuda a
definir dos cosas: por una parte, la técnica a utilizar y por otra parte la
muestra/corpus de la investigación. A primera vista parece irrisorio, dado que
no será necesario aplicar un proceso metodológico para alcanzar este objetivo.
Sin embargo, y dado que estamos intentando formalizar nuestro diagnóstico
como un proceso de conocimiento, debemos intentar hacerlo con precisión y
rigurosidad. Entonces, volviendo al ejemplo del objetivo de “describir las
instalaciones de la empresa x”, concluimos que: el objeto está en el espacio
físico en donde está emplazada la organización, por tanto, la técnica a adoptar
difícilmente sea una entrevista o una encuesta... más bien podría ser una
observación. Nuestra población, así como nuestra muestra, será entonces el
edificio en sí.

En cambio, en el caso que quisiéramos “explorar la sensación de comodidad de


los empleados que transitan por las instalaciones de la empresa x”, notaremos
que el objeto está ahora en sujetos específicos: los empleados. En ese caso sí
podremos adoptar una de las citadas técnicas, posiblemente la entrevista, dado
que se trata de un objeto subjetivo. Los empleados se constituirán entonces en
nuestra población y el grupo que seleccionemos para entrevistar conformará
nuestra muestra. No desarrollaremos de manera exhaustiva este punto aquí;
sólo diremos que las técnicas cualitativas definen muestras ejemplificatorias (es
decir, que resulten ejemplo de la población a abordar), mientras que las
técnicas cuantitativas realizan muestreos representativos, y para que los datos

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puedan generalizarse, la muestra debe obtenerse sobre la base de
procedimientos estadísticos. Si el lector decide utilizar alguna de estas técnicas
deberá previamente ahondar en el muestreo requerido, dado que los errores
de muestra pueden afectar completamente las conclusiones obtenidas.

3.2. ¿Cómo abordar nuestra muestra?


Una vez definida la metodología, la población, la muestra y la técnica que
utilizaremos, será necesario construir el instrumento de recolección de datos,
esto es, el recurso que le permite al investigador acercarse al fenómeno o al
objeto que está estudiando y recabar información. Cada una de las técnicas
implica el uso de un instrumento. A continuación, detallamos el instrumento
utilizado para la aplicación de cada técnica.

Tabla 3
Técnica Instrumento
Entrevista Guía de pautas
Encuesta Cuestionario
Observación Guía de observación
Grupo de enfoque Guía de pautas/guía de observación
Análisis de contenido Grilla de análisis

Fuente: Elaboración propia.

El instrumento es el elemento que nos permitirá registrar los datos obtenidos.


Su construcción es uno de los momentos más determinantes del proceso de
relevamiento de información, dado que, si está incorrectamente diseñado,
resultará un obstáculo en la obtención de la información que deseamos, no nos
dejará aprovechar las instancias de contacto con la muestra y repercutirá en un
uso inapropiado de recursos. Por tal motivo, la construcción del instrumento a
utilizar es central y, como ya hemos repetido en múltiples oportunidades,
estará íntegramente relacionada a la definición del objeto.

3.3. Construcción de un instrumento:


¿por dónde empezar?
Ya hemos dado cuenta de algunos de los puntos que describiremos a
continuación en el apartado encuesta. Sostenemos entonces que para construir

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el instrumento de recolección de datos observaremos dos cosas: el objetivo y
su encuadre teórico. Hablamos del objetivo y no de los objetivos, porque
deberíamos tomarnos el tiempo de pensar en cada objetivo planteado por
separado. Puede que cada objetivo nos solicite utilizar una técnica diferente, o
puede que con una misma técnica consiga abordar el conjunto de objetivos
planteados. Sólo lo sabremos analizando cada objetivo de manera
independiente.
Lo principal para construir cualquier instrumento que sea, es definir
conceptualmente el objeto o fenómeno que estamos tratando de analizar.
Debemos considerar qué entendemos por él y de qué estamos hablando
cuando lo referimos.

Por ejemplo, en el citado objetivo “explorar la sensación de comodidad de los


empleados que transitan por las instalaciones de la empresa x”, será necesario
definir teóricamente lo que entendemos por sensación y por comodidad, luego
construir el concepto de sensación de comodidad, para finalmente
preguntarnos: ¿de qué hablamos cuando hablamos de sensación de
comodidad? Esta última pregunta nos ayudará a plantear lo que conocemos
como dimensiones de una variable o de un fenómeno. Esto es, con qué está
relacionado el concepto que hemos definido. En el ejemplo, podríamos definir
a la sensación como una percepción sensorial y a la comodidad como un
bienestar o placer, por lo tanto, la sensación de bienestar se podría definir
como la percepción de bienestar. A esto se le denomina metodológicamente
definición conceptual.

Debemos hacer la salvedad de que en un proceso metodológico complejo esta


construcción teórica se realiza a partir de una búsqueda exhaustiva de
antecedentes y de bibliografía referente al tema, así como de una toma de
postura por parte del investigador. A los fines prácticos, para que el lector
pueda comprender la lógica del proceso metodológico, simplificamos
significativamente la exposición.
Una vez que hemos definido nuestro objeto de estudio como percepción de
bienestar, resta preguntarnos: ¿De qué hablamos cuando referimos a sensación
de comodidad? ¿A qué referimos cuando hablamos de percepción de
bienestar?
Algunas respuestas posibles podrían ser: de poder estar sentado en un asiento
confortable, de tener luz solar dentro de la oficina, de contar con los espacios
adecuados, etc.

A estas cuestiones relacionadas con nuestro objeto que, como se puede


observar, tienen más concreción, las denominamos dimensiones. La idea en
este proceso, es poder ir desde lo abstracto hacia lo concreto, hacia lo que se
puede observar e incluso medir (en el caso de variables cuantificables). Una vez
planteadas las dimensiones nos resultará más simple indicar los puntos (los
ítems) a observar o medir.

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A continuación, y sobre la base de lo expuesto anteriormente presentaremos
un ejemplo de cómo se construye una guía de observación, una guía de pautas
y un cuestionario.

Ejemplo 1
Objetivo: “Explorar la característica de comodidad presente en las
instalaciones de la empresa x”.

El objeto de este objetivo: la característica de comodidad.


¿Cómo podemos acercarnos a este objeto? Observando las instalaciones.
Técnica de investigación apropiada: observación.

Instrumento necesario: guía de observación.

Tabla 4
Concepto Dimensiones Ítems a observar
Existencia de asientos.
Forma de asientos.
Poder estar sentado en
Tamaño de los asientos.
un asiento confortable.
Disponibilidad de los
asientos.
Existencia de ventanas.
Dimensiones de la
Tener luz dentro de la
ventana.
Comodidad oficina
Vidrios oscuros/vidrios
traslucidos.
Dimensiones de la
oficina.
Contar con los espacios Cantidad de personas
adecuados. dentro de la oficina.
Elementos dentro de la
oficina.

Fuente: elaboración propia

Ejemplo 2

Objetivo: “Estimar el nivel de comodidad percibido en las instalaciones de la


empresa x”.

El objeto de este objetivo: nivel de comodidad.

¿Cómo podemos acercarnos a este objeto? Preguntando a los empleados.

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Técnica de investigación apropiada: encuesta.

Instrumento necesario: cuestionario.

Tabla 5
Concepto Dimensiones Indicador Ítems a observar
Usted considera que su
Confortabilidad
asiento es:
Poder estar del asiento. Muy cómodo – confortable – poco
sentado en un confortable – incómodo.
asiento Cuando usted trabaja
confortable. Disponibilidad dispone de un asiento:
del asiento. Siempre – frecuentemente – rara
vez - nunca
Usted considera que la luz
Tener luz
Comodidad Existencia de solar que ingresa es:
dentro de la
luz solar. Demasiada – suficiente –
oficina
escasa- nula
Elija un número según
considere desde su punto
Contar con los de vista el espacio de
Tamaño.
espacios trabajo es:
Funcionalidad.
adecuados. Grande 12345 Pequeño
Funcional 12345 Disfuncional
Bonito 12345 Desagradable

Fuente: Elaboración propia.

En esta necesidad de cuantificar ofrecemos al encuestado, preguntas cerradas


o bien, como podemos ver en el ejemplo, afirmaciones cuyas respuestas
incluyen escalas: las dos primeras del ejemplo corresponden a escalas de Likert
mientras que la tercera corresponde a una escala de Diferencial Semántico.

Ejemplo 3
Objetivo: “explorar la sensación de comodidad de los empleados que
transitan por las instalaciones de la empresa x”.

El objeto de este objetivo: sensación de comodidad.

¿Cómo podemos acercarnos a este objeto? Consultando a los empleados.

Técnica de investigación apropiada: entrevista.

Instrumento necesario: guía de pautas

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Tabla 6
Concepto Dimensiones Áreas a indagar
Poder estar sentado en Percepciones en cuanto
un asiento confortable. a su asiento.
Opiniones relacionadas
Tener luz dentro de la
a la posibilidad de
Comodidad oficina
contar con luz solar.
Sensación de bienestar
Contar con los espacios
con respecto al espacio
adecuados.
físico.

Fuente: Elaboración propia.

Cabe aclarar que la entrevista nos permite explorar un tema sobre el que
carecemos de información, por lo cual es una opción viable presentar el
concepto de manera abierta y escuchar “qué nos dicen” los entrevistados en
cuanto a la comodidad. Esto es algo así como “ir con completo
desconocimiento del tema” y en función de lo que los entrevistados nos
responden plantear posteriormente las dimensiones que emerjan.

3.4 Recomendaciones para plantear las


dimensiones
Para poder dar una respuesta a la pregunta ¿de qué hablamos cuando
hablamos de...? será necesaria o bien la revisión bibliográfica previa o bien la
aplicación de una técnica exploratoria (tal como explicamos en el ejemplo de
entrevista), en donde arribamos a nuestra muestra sólo con la definición
conceptual del fenómeno en estudio, a la espera de que el entrevistado nos
ofrezca datos para definir posteriormente las dimensiones.

Supongamos que estamos estudiando las percepciones de los padres de familia


acerca de la ley de matrimonio gay, y no tenemos referencias bibliográficas
previas a la temática. En tal caso nuestro instrumento se construirá en torno a
la definición conceptual de percepciones acerca de la ley de matrimonio gay, y
las dimensiones las plantearemos una vez que hayamos realizado las primeras
entrevistas, en función de lo que nos respondan los padres.

21
¿Qué hacemos con el material relevado?
¿Cuál es el material relevado? Si hemos aplicado una observación, lo que
tendremos en nuestra mano será una serie de guías de observación con
anotaciones realizadas debajo de cada ítem. Si hemos aplicado entrevistas,
tendremos un conjunto de charlas grabadas (que todavía debemos transcribir).
Si hemos aplicado una encuesta, tendremos un alto de cuestionarios completos
con cruces. Y si hemos aplicado un análisis de contenido tendremos una serie
de grillas con cierto material narrativo codificado. ¿Qué hacer con toda esta
información?

En primera instancia será necesario organizarla.

En el caso de las guías de observación, será conveniente agrupar los datos


relevados por ítem, de tal forma que nos resulte posible sacar una conclusión
y esbozar una descripción del elemento/conducta/situación observada.
Recordemos que lo que deseábamos a través de esta técnica era describir un
fenómeno desde nuestro punto de vista, pero intentando ser objetivos y
metódicos, a fin de que las conclusiones obtenidas resultaran fiables.

En el caso de la entrevista, será ardua la tarea, dado que deberemos organizar


el discurso del entrevistado previamente transcripto en función de las áreas
determinadas en la guía de pautas. A esto se le denomina grillado, y no es otra
cosa que realizar un cuadro de doble entrada, ubicando en la primera columna
cada área y en la primera fila, cada uno de los entrevistados. De esta manera,
será posible leer y comprender la información relevada.

22
Tabla 7
Áreas a Entrevistado 3
Entrevistado 1 Entrevistado 2
indagar
“Cuando voy a
trabajar en la
Percepciones
compu, la verdad
en cuanto a
me resulta
su asiento.
incómodo porque
es alto… ”
Opiniones
relacionadas “Luz de afuera…
a la no… creo que no
posibilidad aporta para
de contar nuestro trabajo.”
con luz solar.
Sensación de
bienestar con Contar con los
respecto al espacios
espacio adecuados.
físico.

Fuente: elaboración propia.

En el caso de una encuesta, se trabaja con cada pregunta de manera individual,


para obtener porcentajes de respuesta para cada opción ofrecida. De esta
manera cada una de las preguntas me brindará ciertas frecuencias que yo
podré mostrar en un gráfico de barras, en un diagrama de tortas o en el gráfico
que considere conveniente. Para esto utilizamos programas tales como el
Excel, que son de fácil acceso. Es importante considerar también que
separando los cuestionarios por los datos demográficos previamente
consultados (por ejemplo, apartando masculinos/femeninos) se pueden
obtener comparaciones interesantes.

En cuanto al análisis de contenido, el procedimiento es semejante al de la


entrevista, con la siguiente diferencia: en la primera columna podemos ubicar
las categorías definidas, en la primera fila cada medio analizado, y organizar en
este cuadro el material relevado (distinguiéndolo por las unidades: frases,
imágenes, palabras, etc.).

Lo aquí presentado, de manera excesivamente sintética, adopta múltiples


variaciones en función de lo que, quien está investigando, decide explorar y/o
mostrar, por lo tanto, quien realiza el procesamiento de la información goza de
cierta flexibilidad, pero es necesario que sus decisiones tengan un sentido y
aporten a su proceso de búsqueda.

23
3.5. Descripción, análisis e
interpretación de la información
relevada
Retornemos al comienzo de este escrito. Hemos afirmado que resulta
imprescindible que toda práctica se ejerza sobre un diagnóstico situacional
realizado previamente. Caracterizamos al diagnóstico como un ejercicio de
conocimiento acerca de la realidad sobre la que actuaremos y hemos
destinado las precedentes páginas a revisar la forma de conocer esta realidad.
Puntualizamos que en primera instancia debíamos plantear objetivos de
investigación (o indagación) y desarrollamos algunas técnicas que nos
permiten alcanzarlos. Ahora es momento de reflexionar acerca de cómo
mostrar la información recabada, describiendo, analizando e interpretando
datos para que las conclusiones a las que arribemos nos sirvan como
fundamento en la toma de decisiones posterior (esto es, de qué manera
resolveremos el problema presentado).

Una vez que la información relevada ha sido procesada, será necesaria la


redacción descriptiva y analítica de lo que constituirá el diagnóstico de nuestro
informe, es decir, hemos procesado la información de manera individual, para
poder observarla, entenderla. Es momento de contar lo que hemos visto y
comprendido, de volver al instrumento utilizado.

Si hemos utilizado una guía de pautas, por ejemplo, las áreas puntualizadas
nos servirán como subtítulos para contar al receptor de mi informe, lo que
observé en cuanto a cada una de ellas. Haremos entonces, afirmaciones tales
como “entre los entrevistados se observan percepciones negativas acerca de
los asientos utilizados” y “en cuanto a la luz solar, contrariamente a lo que
pensáramos al comenzar el estudio, es valorada de manera negativa”.

En el caso de que usáramos una encuesta, volveremos a los indicadores. Dado


que se trata de una técnica utilizada en metodología cuantitativa, podremos
decir que “la mayoría de los encuestados dispone frecuentemente de un
asiento” y luego ilustraremos lo dicho con un gráfico que muestre los
porcentajes de respuestas obtenidos. Hablar de la mayoría, carecería de
sentido si hemos utilizado técnicas de corte cualitativo.

Este momento, el de la descripción y el análisis, es clave para que el


investigador muestre una imagen de la realidad sobre la que va actuar.
Asimismo, le servirá luego de fundamento, de argumentación para sostener la
necesidad de aplicar su plan. Por lo tanto, es imprescindible que utilice un
discurso ameno, claro y preciso, recortando la información que le resulte
necesaria para asentar lo que finalmente dirá acerca de la realidad observada
(por ejemplo, no es necesario que ponga todos los gráficos obtenidos del

24
procesamiento de las encuestas, si éstos no sustentan alguna conclusión
posterior).

Finalmente, la información descripta y analizada debe ser pensada,


nuevamente, retomando los objetivos de la investigación. Éstos, por ser
objetivos, son nuestro horizonte de conocimiento. De este modo, lo que debe
resultar evidente al concluir con este punto, es cuál es la respuesta que hemos
encontrado para los objetivos planteados.

Recordemos que entendimos a los objetivos de la investigación como una


“promesa”, por lo tanto, si hemos prometido a nuestro lector (o receptor de
nuestro informe) “explorar la característica de comodidad presente en las
instalaciones de la empresa x”, él esperará encontrar en este apartado
exactamente cuáles son esas características. Si nos hemos comprometido a
“estimar el nivel de comodidad percibido en las instalaciones de la empresa x”,
entonces esperará encontrarse con un título que explicite Nivel de comodidad
percibido, para encontrar allí la respuesta a esta curiosidad.

25
4. Escritura y partes del
informe final
El informe final consta de dos grandes partes: el diagnóstico y la propuesta
profesional (o la resolución del caso planteado). Esto debe estar presente en la
mente de quien escribe más allá de los títulos que elija para mostrarlas.

1) Todo trabajo debe ofrecer una introducción, en donde el lector pueda


encontrar de manera clara y precisa, la temática trabajada, algunos
elementos del diagnóstico y la propuesta (sin describirla) ofrecida.
Asimismo, es necesario que la introducción le ofrezca al lector un
recorrido por el trabajo, contándole brevemente lo que hallará en cada
capítulo. La introducción se escribe generalmente al final, cuando ya se
ha concluido con la redacción, y suele tener entre una y dos páginas.

2) El siguiente apartado estará destinado a la justificación. En ella será


necesario que quien escribe indique por qué es conveniente realizar el
trabajo que está efectuando, por qué es relevante (o para quién es
relevante) y finalmente cuál es la vinculación de su trabajo con la
carrera profesional que está finalizando; en otras palabras, por qué este
trabajo es pertinente para un profesional de su tipo.

3) A continuación, en otro apartado, se puntualizará el objetivo general del


trabajo (por ejemplo: “definir la estrategia de comunicación de la
empresa x”), esto es, la razón de ser de su actividad en el caso
presentado. Luego se indicarán los objetivos de la investigación, que
mostrarán lo que te has propuesto conocer antes de actuar.

4) El siguiente apartado estará destinado a las precisiones conceptuales.


En trabajos más extensos, podríamos hablar de marco teórico. En este
caso, se requiere que el escritor defina conceptualmente cuestiones
relacionadas al caso abordado, a los objetos mencionados en los
objetivos y a las acciones que incorporará en la propuesta. Lo central en
este punto es no confiar en la obviedad, y comprender que para cada
concepto hay múltiples enfoques, y serán necesarias la búsqueda
bibliográfica adecuada y la toma de una postura particular para poder
indicar a qué me refiero con cada concepto planteado.

5) En el punto siguiente será necesario explicitar cómo abordamos los


objetivos, esto es, qué metodología empleamos. Por ello, precisaremos
metodología adoptada, técnicas utilizadas, muestra tomada,
instrumento/s aplicado/s y la forma de procesar los datos. Sólo
precisaremos el cómo, no ofreceremos detalles acerca de lo que
encontramos ni acerca de las conclusiones obtenidas. Resulta útil

26
plantear una relación entre objetivos y técnicas aplicadas, esto facilita
tanto la escritura del apartado como la lectura comprensiva por parte
del receptor del informe.

6) Habiendo dicho qué se quiere averiguar y cómo se averiguó, es posible


ofrecer los resultados. Este apartado se denomina: Descripción y
análisis e interpretación de la información relevada, al cual referimos
anteriormente.

7) El siguiente apartado resulta una breve síntesis del diagnóstico


realizado. Se denomina consideraciones finales del diagnóstico
realizado, y en él retomaremos de manera muy escueta lo que nos
resulta más importante, llamativo o condicionante de lo que hemos
descripto, analizado e interpretado. Algunas disciplinas utilizan técnicas
propias para sintetizar lo obtenido, tales como el análisis FODA (en
donde se presentan las fortalezas, oportunidades, debilidades y
amenazas de una organización o de una situación dada). También
podemos redactarlo a modo de ítems, y nos resultará de suma utilidad
ya que sobre estos puntos desarrollaremos nuestra propuesta
profesional, es decir, lo que propondremos será para optimizar,
incrementar, disminuir, intensificar, etc. lo que hayamos observado.
Este apartado servirá como argumento para lo que expongamos.

8) Como habrás notado, finalizamos la primera gran parte: la del


diagnóstico; a continuación, la propuesta. En este apartado,
puntualizaremos nuestros objetivos de intervención. Como son
objetivos, también se redactan con un verbo inicial. Los enumerados en
el apartado anterior son ejemplos de ellos: optimizar (algo que vimos
que no está funcionando bien), incrementar (algo que diagnosticamos
que resulta escaso), disminuir (algo que está afectando negativamente),
intensificar (una característica que observamos como positiva). Nótese
que los objetivos de intervención surgen directamente del diagnóstico, y
no son propuestos a priori.

9) El siguiente apartado corresponde al de la propuesta profesional en


donde cada cual, de acuerdo a su disciplina, contará puntualmente qué
estrategia adoptará para lograr los objetivos de intervención, describirá
las actividades que realizará, indicando también los recursos necesarios,
los responsables y el cronograma en el que las llevará a cabo. Asimismo,
incorporará en este apartado el presupuesto desglosado por
actividades, incluyendo sus honorarios profesionales.

10) Como todo trabajo, éste se cerrará con un apartado de conclusiones, en


donde no se incorporará nueva información sino más bien se retomará
lo realizado aportando la visión personal y profesional de su autor.

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11) El apartado bibliografía cerrará el trabajo. La enumeración del material
utilizado debe realizarse en función de un formato estandarizado: el
formato APA (American Psychological Association). Éste se utiliza
también para el citado de la bibliografía durante el desarrollo del texto.
El manual de estilo APA se encuentra disponible en internet, para ser
usado al momento de comenzar la redacción.

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5. Algunas
recomendaciones finales
La organización detallada busca ofrecer al informe coherencia expositiva y
facilitar al mismo tiempo la recepción del mensaje transmitido al receptor. El
lenguaje a utilizar deberá ser claro, pero al mismo tiempo formal. No debe
utilizarse la primera persona del singular (creo que...). Se permite el uso de la
primera persona del plural (creemos que...) y también de la despersonalización
(se cree que...)

Las tipografías utilizadas cotidianamente son Arial y Times New Roman, ambas
en 11 puntos. Esto asegura la compatibilidad entre distintos equipos en el caso
de envíos virtuales.

Recuerda:

Si un trabajo está bien escrito, no necesita ser explicado. Al terminar


con su redacción, puedes “testearlo” mostrándoselo a algún amigo
o pariente cercano. Si está bien escrito, éste debería leer la
introducción, los objetivos, las consideraciones finales del
diagnóstico y los objetivos de intervención y tener una idea muy
clara de lo que estás tratando de hacer. Además, puede ser un buen
barómetro de la coherencia interna de tu trabajo.

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Referencias
Carrera, P., Fernández Dols, J. (1992). “La Observación: cuestiones previas” en
Clemente Díaz, M. (coord.), Métodos y técnicas de investigación. Madrid: Eudema.

Cea D’ Ancona, A. (1992). “La encuesta psicosocial” en Clemente Díaz, M. (coord.).


Métodos y técnicas de investigación. Madrid: Eudema.

Clemente, M. (1992). “El análisis de contenido: características generales y análisis


categorial” en Clemente Díaz, M. (coord.). Métodos y técnicas de investigación.
Madrid: Eudema.

Rodríguez, D. (1999). Diagnóstico Organizacional. México:


Alfaomega.

Valles Martínez M. (1992). “La entrevista psicosocial” en Clemente Díaz, M. (coord.).


Métodos y técnicas de investigación. Madrid: Eudema.

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