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CONCIENCIA MUSICAL COMO CONCIENCIA AFECTIVA

Introducción.
Como hemos visto durante el curso, la importancia de los sentidos, el movimiento, la conciencia y
la corporalidad son fundamentales para el entendimiento del ser humano y para la comprensión del
mundo en el que vivimos. No solo hemos visto ejemplos de autores que hemos estudiado, también
ejemplos cotidianos que son pertinentes para el desarrollo y el buen entendimiento del curso, y que
nos ayudan a comprender aún más sobre la importancia del estudio de la fenomenología y el poder
transformar ese conocimiento en base para el estudio de la filosofía. Dicho lo anterior puedo
continuar con la investigación sobre conciencia musical y su importancia en la vida afectiva humana,
y me basare principalmente en el apartado conciencia musical como conciencia afectiva de la tesis
para una filosofía de la música. Un enfoque fenomenológico del señor Juan José Olives Palenzuela
en base a los estudios de Ernest Ansermet. Para tener un poco de noción sobre este estudio
debemos revisar la línea principal de pensamiento de Ansermet, que se trata de la constitución de
la música en la conciencia del hombre. Ansermet nos trata de mostrar que la música surge de la
relación que establece las estructuras de la conciencia y las estructuras del mundo de los sonidos.
En el lugar que la música se crea es el de una espacio-temporalidad imaginaria, la cual es proyección
del estado psíquico del hombre. Ahora, el espacio-tiempo de la música, es un espacio-tiempo
estructurado de correspondencias tonales. “La conciencia musical es, así, conciencia tonal”
(conciencia musical como conciencia afectiva). Este trabajo intentará explicar, a partir de Ansermet,
los estudios que, sobre la música, se vienen realizando en la perspectiva fenomenológica.

La música como actividad de sentimiento.


El ritmo como fenómeno musical tiene origen en las estructuras tonales. Estas equivalen a las
estructuras que pueden en definitiva explicar el sentido real de las combinaciones de los sentidos
rítmicos de la música. Debemos asegurar que el ritmo o la base son fundamentales para la tonalidad
y para la música en sí, ya que debe ser entendido como un “a priori” de la combinación rítmica de
la música. “Al mismo tiempo, en reciprocidad, la efectividad de las relaciones tonales no podría
manifestarse más que exteriorizándose en algún tipo de encadenamiento sucesivo por medio del
ritmo” 1 Ahora, de acuerdo a lo anterior debemos ahondar en que las tonalidades deben ser vividas
desde dentro por la conciencia noética2, la cual es la que define el mundo y los sonidos musicales,
pero no de las estructuras tonales que se basan en las singularidades sensibles de los sonidos en lo
que concierne a la estructura fundamental del oído. Si entendemos de manera clara este último
sentido, las estructuras tonales, en tanto percepción y captación de los estados noemáticos,
formaría el fundamento primordial ontológico de la música. Ahora, si empezamos a hablar de

1
conciencia musical como conciencia afectiva. Pág. 2.
2
La noética es la rama de la filosofía que estudia el pensamiento, especialmente, el objetivo e inteligible. Se
usa habitualmente en relación con Aristóteles, cuya noética sería su doctrina de la inteligencia (del intelecto,
del entendimiento).
conciencia noética, también debemos hacernos una pregunta ¿qué es lo que ha regido para la
consciencia puramente auditiva en el camino de constituirse como consciencia musical? En este
caso, la respuesta posibilita un paso simple de imagen tonal a imagen musical, es una actividad de
sentimiento. Ahora, basándonos en este último término, la actividad de sentimiento se superpone
ante la estructura tonal y esta nos da una significación afectiva, y esta actividad de sentimiento nos
predispone a sentir diferentes estados de ánimo y nos influye un determinado comportamiento.

“Una estructura musical, una melodía, pongamos por caso, es reconocida como tal por quien
la escucha porque en la audición o, mejor aún, en el dirigirse intencional hacia ella, hacia la
melodía, una forma específica de consciencia aporta, a las estructuras tonales que sostienen
el desarrollo melódico, una estructura de sentimiento en la que ella –la consciencia
transformada en consciencia musical- se identifica al tiempo que las llena de sentido”
(conciencia musical como conciencia afectiva. Pág. 3)

No obstante, la persona que escucha cierta melodía o el ciclo armónico de cualquier pieza musical
ciertamente escuchara o percibirá lo que el compositor deseo imprimir sentimentalmente en esta.
A que me refiero, toda pieza musical debió ser compuesta por alguien, y este debió darle un sentido
a la obra, sentido que solo el en ese momento percibía y sentía. Pero a la vez desea que las personas
oyentes de su obra sientan, aunque sea, una mínima parte del sentimiento que este imprimió en su
creación. Pero esto no puede quedarse en solo el compositor, sino también en el intérprete. Este
como parte fundamental de la ejecución de la obra, debe tener claro las partes de la obra y sentirla
como suya propia, para sentir la actividad de sentimiento y para tener la capacidad de transmitirla
a los oyentes. Este impulso musical, es a lo que Ansermet llama sentimiento musical no viene a ser
otra cosa que una forma de sentir la música que engloba al oyente en el encuentro con el
sentimiento que emana de cada una de las piezas. Esta actividad de sentimiento es la que impulsa
a la creación y la composición de obras majestuosas de la música, y al instrumentista por ejecutarla
y por hacerla como si fuera suya. Sin embargo debo hacer una pregunta pertinente ¿Qué es ese
sentimiento y porque inciden tanto en las personas? sabemos que ese sentimiento puede ser
llamado sentimiento musical, y que no es otra cosa que consciencia afectiva de si y consciencia
irrefleja del objeto, (conciencia musical, como conciencia afectiva) ambas formas de consciencia se
enmarcan dentro de los límites y orígenes de la consciencia psíquica3.

Ahora, no es la música la cual produzca sentimientos en el oyente, ni que el oyente no esté en


posición de referirlos o sentirlos. Estos sentimientos se originan en sí mismos. Que quiere decir esto,
la cuestión es que para Ansermet la música suscita sentimientos porque es ella en si misma
sentimiento; su esencia es el ser sentimiento. Este sentimiento musical es una cualificación de la
esencialidad, si la esencia del sentimiento musical no da una correcta exaltación, la música o el
sentimiento solo sería percibido por un único oyente, instrumentista o compositor, y esto como tal
no sería un sentimiento. En este caso la música no podría ser un sentimiento concreto si no se da el
correcto impulso para sentir la actividad de sentimiento. Ahora, una de las bases del curso fue la del
lenguaje. Y Ansermet nos aclara que sin tonalidad no hay lenguaje, ya que la tonalidad, entendida

3
El problema de la conciencia: de lo individual a lo social. Dos sentidos del término conciencia han convivido
desde que tenemos constancia del uso del mismo: el psíquico y el moral. Un rasgo distintivo del
pensamiento moderno consiste en considerar que el primero ha de prevalecer sobre el segundo.
no como sistema sino, de manera mucho más amplia, como sentimiento, se manifiesta a través de
la consciencia afectiva y la ética del hombre. No obstante, la tonalidad no surge del mundo natural
de los sonidos, tiene que ver más bien con la percepción física del sonido. Por consiguiente, la
conciencia humana es capaz de elaborar estructuras complejas musicales y en acto, darlas a
comprender como estructuras tonales ya sea al instrumentista o al oyente.

Por tanto si el lenguaje de la música se asienta en el sentimiento o sentido tonal, parece


evidente que la música será el lenguaje en cuanto el sentimiento del hombre se haya
transformado en música mediante la tonalidad… y es así que para Ansermet que el lenguaje
de la música es un lenguaje articulado, capaz de la predicación ontológica del ser4.

Entendiendo que las estructuras musicales se basan meramente en las tonalidades, o que están
impregnadas de ella misma, podemos ver que tienen una capacidad de ser comprensibles más allá
de su valor artístico que se fundamenta en un sentido de reconocimiento que lo podemos ver cómo
sentido tonal. Ahora, Ansermet toma unos apartados de Kant y los establece al “yo constitutivo; el
yo de la reducción trascendental” (conciencia musical, como conciencia afectiva pág. 9) esta idea de
Kant es posterior a la idea de la noético-noematíca que nos ayuda a percibir la visión egológica5
como fundamento de los actos intencionales. Ansermet reconoció que la teoría del espacio-tiempo
kantiano puede llegar a ser considerados como formas a priori del entendimiento y que pueden
reunir los datos sensibles y los datos irrefutables de la conciencia por el hecho de tener fuertes lasos
con las experiencias de los sentidos.

En el conocimiento de Ansermet el sentimiento, como sentimiento musical, es la puerta al


conocimiento musical; vemos que es en sí mismo conocimiento de la música. Ante esto, el
pensamiento que ha repercutido en lo íntimo de la existencia interna, explica lo que el sentimiento,
tal como es este, fruto de la reflexión de la conciencia psíquica en si corrobora. Y así llegando a un
acuerdo, el sentimiento tendría una ocupación cognoscente en su conformación noética como
entendimiento, y en escala positiva, como predeterminación de la imagen musical en una
disposición de la estructura noemática.

4
conciencia musical como conciencia afectiva. Pág. 8
5
La Teoría egológica es un desarrollo fenomenológico del derecho basado en la fenomenología crítica de
Edmund Husserl y el existencialismo de Martin Heidegger. Si bien encuentra apoyaturas en el criticismo
kantiano, finalmente radica todo su sustento en la fenomenología. para significar la fenomenalización del
logos, siendo este logos en su sistema el espíritu absoluto. Y es sabido que Husserl ha mantenido la inversión
hegeliana de la significación, con la salvedad de que el logos, para él, es el ser de los entes. Por ello, para
Husserl, fenomenología significa la fenomenalización del ser de los entes. En forma similar, egología,
CONCLUSIÓN:
La música es el canto del alma. El sentimiento y la emoción que esta produce, sin dudarlo un solo
momento, es la mejor experiencia que puede existir. Toda esta investigación se trata de una sola
cosa, averiguar exactamente que produce la música en nosotros, y creo que lo he averiguado. La
música es tiempo y espacio, conocimiento y verdad, justicia y libertad. Pensara profe Carolina que
lo que digo es bastante extraño, pero no lo es; tomo la música como trato de tomar la filosofía:
busco la verdad de acuerdo con mis principios, busco el conocimiento de acuerdo con las
enseñanzas brindadas, busco la felicidad en lo que hago, y creo que cuando creo, interpreto y
escucho música, estoy en mi felicidad absoluta, y eso mismo pasa con la filosofía. Tal vez sea una
conclusión propia, tal vez no sienta lo mismo al leerla, pero de eso se trata la filosofía y la música,
de hacerla propia, de tenerla en las manos y moldearla a su gusto, de nunca dejar de buscar la
verdad y la felicidad propia, de ser felices con lo que hacemos y nunca, pero nunca, dejar de hacer
lo más difícil de esta vida, vivirla.

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