Вы находитесь на странице: 1из 7

BOSQUEJOS

PROCESO DE SELECCIÓN Y RATIFICACIÓN DE LOS


JUECES

Francisco Celis Mendoza Ayma

1. NOCIONES BÁSICAS

La función judicial es una de la responsabilidad más grande que se


asigna a un funcionario; en efecto, es una situación muy seria pues son
los únicos quienes tienen el poder sobre la libertad y el patrimonio de
las personas. Empero, muchas veces esta “situación”, no es
comprendida en su verdadera dimensión, y por eso asumen un rol
formal de burócratas judiciales. Todo esto tiene mucho que ver con la
selección de quienes deben ser formados como jueces, pero también y
no menos importante es el proceso de ratificación.

El proceso de selección aparece regulado a partir del Capítulo IV, del


proyecto de ley de la Junta Nacional de Justicia y comprende desde el
art. 59 a 65 del proyecto; empero, es similar en su configuración a otras
formas de selección para otras funciones públicas: convocatoria y
postulación, etapas del concurso, examen escrito, criterios para la
calificación del currículum, entrevista personal, nombramiento.

Aparentemente, este sistema neutral, materializa el principio


constitucional de igualdad; sin embargo, el proceso –método debe
adecuarse a su objeto- esto conforme a la función que el sujeto
seleccionado va a realizar (Blasco Gasco, Francisco de P. p.17)

Se repite el “enfoque cuantitativo”1 de selección, aprobación de un


examen de “conocimiento” según la especialidad a la que se postula;
una referencia genérica al Derecho Constitucional y Derechos
Humanos. Esta perspectiva formal cuantitativa tiene directa
implicancia en la práctica, pues, lo que se aprecia es jueces con
cantidad de información jurídica, pero con pobre comprensión de su
utilidad para resolver los conflictos. Todo esto degenera en la
“delegación”2 como defecto generalizado.

Esta perspectiva cuantitativa de calificar positivamente a quién tiene


“más” conocimiento de definiciones jurídicas o de un código o ley, ha
condicionado la selección y nombramiento de jueces con un bagaje
cuantitativo de conocimiento, pero sin competencia o destreza para
una aplicación razonable de estos conceptos y reglas para resolver un
conflicto, conforme a los principios constitucionales.

La propuesta es que el examen debe ser solo práctico, para evitar el


culto a la memoria y darle mérito. En ese orden, el balotario temático
solo debe señalar los ejes guía para la formulación de problemas
prácticos. En efecto, el conocimiento de la norma será el presupuesto
para la comprensión y resolución del problema jurídico propuesto para
el examen; y no la mecánica repetición de la regla jurídica. Pero,
además los problemas prácticos planteados deberán ser configurados
con un conflicto constitucional subyacente, que permita calibrar la

1
En el sentido connotado por la metodología de la investigación.
2
Esta práctica nefasta de trasladar la responsabilidad de la elaboración de las resoluciones judiciales a los
asistentes judiciales, es una fuente de mediocridad de los magistrados.
formación constitucional del postulante, y la proyección en el colectivo
social de la decisión judicial.

2. ARTICULACIÓN FUNCIONAL DE LA AMAG Y LA JUNTA

Un aspecto que debe determinarse, y es clave en el contexto de la


reforma, es el rol de la Academia de la Magistratura. El art. 61 del
proyecto de ley de la Junta Nacional de Justicia, en su segundo párrafo,
precisa que para la elaboración del examen se “puede” solicitar
asesoramiento técnico de la Academia de la Magistratura, de las
Facultades de Derecho de la Universidades públicas y privadas
licenciadas, así como de instituciones nacionales o
internacionalesespecializadas en la materia.

Proponemos que la intervención de la Academia de la Magistratura, no


sea facultativa, sino imperativa; en efecto, la Academia debe ser una
institución clave en la formación de los futuros jueces. De hecho las
críticas que se formulan a la Academia de la Magistratura es que no
cumplió con ese rol, que ha predominado la obtención de recursos a
costa de la necesidad de formación de los aspirantes, ello a
consecuencia del decaimiento cualitativo de la plana docente. No se
trata de ver cómo “es”3 la actual función burocrática de la AMAG, sino
de lo que “debe ser”, como institución pública incardinada con la Junta
Nacional de Justicia, en la formación y la selección de los futuros
magistrados.

Lo fundamental será el contenidoen la formación comprensiva del


aspirante, como objeto central de la Academia de la Magistratura;y

3
Todo lo señalado parte por diagnosticar y reconocer el rol ineficiente de la Academia, no solamente por la
mediocridad de sus docentes sino por la dispersión de sus contenidos temáticos.
sirvacomo estándar para la evaluación de los aspirantes.De esa manera
se articulan dos instituciones constitucionales en la rigurosa formación
y selección de los jueces; así la Academia de la Magistratura, forma a
los aspirantes a jueces en esos contenidos, y la Junta Nacional de
Justicia selecciona a los jueces con base a esos contenidos formativos
de los jueces

Se debe regular, por ley, esa imbricación entre estas dos instituciones
públicas, que permita una formación constitucional uniforme en los
aspirantes, conforme al perfil diseñado por la Junta Nacional de
Justicia. Así, la Junta, elaborará el perfil del juez conforme a las
especialidades; y, ese perfil servirá como patrón para adecuar los
contenidos de formación de la Academia que se requieran.

Para ello, la Academia deberá elevar el nivel formativo con profesores


de alto nivel. Así deberá desarrollar maestrías y doctorados, con
definidos perfiles de jueces que requiera la Junta; de tal manera que el
rigor académico en la formación de los aspirantes a jueces sea objeto de
evaluación en los concursos públicos que lleve adelante la Junta. Esta
propuesta exige un enfoque sistemáticode estas dos instituciones.

Las líneas maestras, señaladas, conforme al perfil y al contenido


formativo deben ser reguladas por ley. No se debe regular las
coordinaciones entre ambas entidades públicas en un protocolo o
reglamento; en efecto, se burocratizará el proceso de seleccióncon
interpretaciones y prácticas no conformes al enfoque sistémico
propuesto.

Si se pretende uniformidad en cuanto al contenido, debe excluirse a


cualquier otra entidad universitaria o especializada en la elaboración de
exámenes; pero la Academia de la Magistratura puede seleccionar a
docentes idóneos de universidades e instituciones especializadas; por lo
contrario; convocarlos con criterios de alta selectividad académica;
siempre en línea de fortalecer los contenidos temáticos formativos
conforme al perfil de la Junta.

3. ELABORACIÓN DEL PERFIL POR ESPECIALIDADES Y


ESTADO CONSTITUCIONAL

Los perfiles para ser Jueces o fiscales, deben ser elaborados conforme a
la especialidad judicial (penal, civil, etc.). Pero, lo fundamental es que
el techo ideológico de esos contenidos sean conformes a la Constitución
y sus valores. En ese orden, la elaboración del perfil, como punto de
referencia central, deberá estar a cargo no de meros especialistas
neutros, sino de definida formación democrática y constitucional, con
una formación comprobada en sus contenidos, que permitan excluir de
la selección aquellas personas que, no obstante tener conocimiento
jurídico, sin embargo, tienen problemas de comprensión e
internalización de los valores constitucionales.

Además de ello se requiere de un perfil psicológico, tomando en


consideración trabajos realizados al respecto como por ejemplo
“Pueden la malas personas ser buenos jueces” de Jorge Melen Seña; en
efecto, es necesario fijar un perfil no solo de su personalidad moral,
sino de los procesos psicológicos de empatía, excluyendo a las personas
con tendencias autoritarias. Se tiene que excluir a personas de perfil
autoritario, fuertemente jerarquizadas, pues estos paradigmas son
reproducidos con intensidad por las personas que lo rodean
laboralmente.
En ese orden los exámenes psicológicos deben estén orientados en
función del perfil requerido como punto de referencia, y no a una
genérica evaluación psicológica como actualmente se estila.Los
contenidos y límites de los exámenes prácticos deben vinculados
necesariamente al perfil, académico y psicológico, requerido por la
Junta.Lo académico es objeto de formación por la Academia, empero,
lo psicológico es producto histórico en la formación de vida del
aspirante a magistrado.

La construcción del perfil del juez, es un aspecto clave para orientar un


proceso de selección; es el norte definidor del tipo de magistrados que
se requiere; si el perfil es indefinido, genérico, entonces no se tiene el
punto de referencia para el desarrollo de todo el proceso de selección.

En buena cuenta se trata de romper un paradigma subyacente: el juez


burócrata, formalista y no comprometido con su función, vinculado
solo por la remuneración, pero sin compromiso institucional en la
realización de un Estado constitucional y democrático de derecho

4. RATIFICACIÓN Y REAFIRMACIÓN DEL PERFIL

El proceso de ratificación también tendría este perfil como estándar; en


ese orden, cada una de las etapas del proceso se incidirá en este
aspecto; en efecto, ese perfil es el patrón de control y de evaluación.Por
tanto, además de la idoneidad de los miembros de la Junta Nacional de
Justicia, debe requerirse la asesoría de de la Academia, para orientar el
tipo control en cada etapa: evaluación de las resoluciones presentadas
por los magistrados como muestra para la evaluación, contenido de las
preguntas en la entrevista, etc., para evitar preguntas vergonzantes
difundidas públicamente4

En efecto, es necesario entonces que el proceso de ratificación tenga ese


objetivo. No se puede improvisar controles desenfocados del perfil; este
es el eje, para la evaluación. Es el punto de referencia necesario para la
ratificación.Sin este objeto no hay nada.

5. POLÍTICA PÚBLICA DE FORMACIÓN DE JUECES

La selección no debe quedar solo en el proceso formal de selección,


sino en un proceso material dentro de un contexto de una definida
política pública en la formación de jueces. Ese proceso se iniciara desde
la etapa universitaria; así todas la universidades, pública o privadas,
deberán contar obligatoriamente dentro de su malla curricular la
especialidad de Derecho Judicial I, II, III, etc., incidiendo en el rol
configurador de los jueces en la construcción permanente de una
sociedad democrática bajo cánones constitucionales .

Estas medidas son de otra envergadura y corresponde a políticas de


Estado. Conforme al perfil propuesto por la Junta Nacional de Justicia

6. NO AUMENTAR BUROCRACIAS CON OTRAS “ESCUELAS


JUDICIALES”

No es razonable proponer la formación de una Escuela Judicial, pues


supondría la reiteración de dos instituciones que tendrían el mismo
objeto; no se trata de duplicar instituciones sino de unificar fines y
contenidos; empero, cada Distrito Judicial puede formar Escuelas, pero
siempre vinculadas al perfil diseñado por la Junta Nacional de Justicia.

4
Preguntas gastronómicas, etc.

Вам также может понравиться