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La mecánica cuántica en las ciencias

En Física, la mecánica cuántica (conocida originalmente como mecánica ondulatoria)[1][2]


es una de las ramas principales de la física, y uno de los más grandes avances del siglo
veinte para el conocimiento humano, que explica el comportamiento de la materia y de la
energía. Su aplicación ha hecho posible el descubrimiento y desarrollo de muchas
tecnologías, como por ejemplo los transistores que se usan más que nada en la
computación. La mecánica cuántica describe en su visión más ortodoxa, cómo cualquier
sistema físico, y por lo tanto todo el Universo, existe en una diversa y variada multiplicidad
de estados los cuales, habiendo sido organizados matemáticamente por los físicos, son
denominados autoestados de vector y valor propio. De esta forma la mecánica cuántica
explica y revela la existencia del Átomo y los misterios de la Estructura atómica; lo que por
otra parte, la Física clásica, y más propiamente todavía la mecánica clásica, no podía
explicar debidamente. De forma específica, se considera también mecánica cuántica, a la
parte de ella misma que no incorpora la relatividad en su formalismo, tan sólo como añadido
mediante teoría de perturbaciones. La parte de la mecánica cuántica que sí incorpora
elementos relativistas de manera formal y con diversos problemas, es la Mecánica cuántica
relativista o ya, de forma más exacta y potente, la Teoría cuántica de campos (que incluye
a su vez a la Electrodinámica cuántica, Cromodinámica cuántica y Teoría electrodébil
dentro del Modelo estándar) y más generalmente, la Teoría cuántica de campos en espacio-
tiempo curvo. La única interacción que no se ha podido cuantificar ha sido la Interacción
gravitatoria.

La mecánica cuántica es la base de los estudios del Átomo, los núcleos y las Partículas
elementales (siendo ya necesario el tratamiento relativista), pero también en Teoría de la
información, criptografía y Química.

Introducción
La mecánica cuántica es la última de las grandes ramas de la Física. Comienza a principios
del siglo XX, en el momento en que dos de las teorías que intentaban explicar lo que nos
rodea, la Ley de gravitación universal y la Teoría electromagnética clásica, se volvían
insuficientes para explicar ciertos fenómenos. La teoría electromagnética generaba un
problema cuando intentaba explicar la emisión de radiación de cualquier objeto en
equilibrio, llamada Radiación térmica, que es la que proviene de la vibración microscópica
de las partículas que lo componen. Pues bien, usando las ecuaciones de la electrodinámica
clásica, la energía que emitía esta radiación térmica dabaInfinito si se suman todas las
frecuencias que emitía el objeto, con ilógico resultado para los físicos.

Es en el seno de la Mecánica estadística donde nacen las ideas cuánticas en 1900. Al físico
Max Planck se le ocurrió un truco matemático: que si en el proceso aritmético se sustituía
la integral de esas frecuencias por una suma no continua se dejaba de obtener un infinito
como resultado, con lo que eliminaba el problema y, además, el resultado obtenido
concordaba con lo que después era medido. Fue Max Planck quien entonces enunció la
hipótesis de que la radiación electromagnética es absorbida y emitida por la materia en
forma de Cuantos de luz o Fotones de energía mediante una constante estadística, que se
denominó Constante de Planck. Su historia es inherente al Siglo XX, ya que la primera
formulación cuántica de un fenómeno fue dada a conocer el 14 de diciembre de 1900 en
una sesión de la Sociedad Física de la Academia de Ciencias de Berlín por el científico
alemán Max Planck.

La idea de Planck hubiera quedado muchos años sólo como hipótesis si Albert Einstein no
la hubiera retomado, proponiendo que la Luz, en ciertas circunstancias, se comporta como
partículas de energía independientes (los cuantos de luz o fotones). Fue Albert Einstein
quién completó en 1905 las correspondientes leyes de movimiento con lo que se conoce
como Teoría especial de la relatividad, demostrando que el electromagnetismo era una
teoría esencialmente no mecánica. Culminaba así lo que se ha dado en llamar Física
clásica, es decir, la física no-cuántica. Usó este punto de vista llamado por él “heurístico”,
para desarrollar su teoría del efecto fotoeléctrico, publicando esta hipótesis en 1905, lo que
le valió el Premio Nobel de 1921. Esta hipótesis fue aplicada también para proponer una
teoría sobre el Calor específico, es decir, la que resuelve cuál es la cantidad de calor
necesaria para aumentar en una unidad la temperatura de la unidad de masa de un cuerpo.

El siguiente paso importante se dio hacia 1925, cuando Louis de Broglie propuso que cada
partícula material tiene una Longitud de onda asociada, inversamente proporcional a su
masa, (a la que llamó Momentum), y dada por su Velocidad. Poco tiempo después Erwin
Schrödinger formuló una Ecuación de movimiento para las "ondas de materia", cuya
existencia había propuesto de Broglie y varios experimentos sugerían eran reales.

La mecánica cuántica introduce una serie de hechos contraintuitivos que no aparecían en


los paradigmas físicos anteriores; con ella se descubre que el mundo atómico no se
comporta como esperaríamos. Los conceptos de incertidumbre, Indeterminación o
Cuantización son introducidos por primera vez aquí. Además la mecánica cuántica es la
teoría científica que ha proporcionado las predicciones experimentales más exactas hasta
el momento, a pesar de estar sujeta a las probabilidades.

Desarrollo histórico
La teoría cuántica fue desarrollada en su forma básica a lo largo de la primera mitad del
Siglo XX. El hecho de que la energía se intercambie de forma discreta se puso de relieve
por hechos experimentales como los siguientes, inexplicables con las herramientas teóricas
"anteriores" de la mecánica clásica o la electrodinámica:

Espectro de la radiación del Cuerpo negro, resuelto por Max Planck con la cuantización de
la energía. La energía total del cuerpo negro resultó que tomaba valores discretos más que
continuos. Este fenómeno se llamó cuantización, y los intervalos posibles más pequeños
entre los valores discretos son llamados quanta (singular: quantum, de la palabra latina para
"cantidad", de ahí el nombre de mecánica cuántica). El tamaño de un cuanto es un valor fijo
llamado constante de Planck, y que vale: 6.626 ×10-34 julios por segundo.
Bajo ciertas condiciones experimentales, los objetos microscópicos como los Átomos o los
electrones exhiben un comportamiento ondulatorio, como en la interferencia. Bajo otras
condiciones, las mismas especies de objetos exhiben un comportamiento corpuscular, de
partícula, ("partícula" quiere decir un objeto que puede ser localizado en una región concreta
del espacio), como en la Dispersión de partículas. Este fenómeno se conoce como Dualidad
onda-partícula.
Las propiedades físicas de objetos con historias relacionadas pueden ser correlacionadas
en una amplitud prohibida por cualquier teoría clásica, en una amplitud tal que sólo pueden
ser descritos con precisión si nos referimos a ambos a la vez. Este fenómeno es llamado
Entrelazamiento cuántico y la Desigualdad de Bell describe su diferencia con la correlación
ordinaria. Las medidas de las violaciones de la desigualdad de Bell fueron de las mayores
comprobaciones de la mecánica cuántica.
Explicación del efecto fotoeléctrico, dada por Albert Einstein, en que volvió a aparecer esa
"misteriosa" necesidad de cuantizar la energía.
Efecto Compton.
El desarrollo formal de la teoría fue obra de los esfuerzos conjuntos de varios físicos y
matemáticos de la época como Schrödinger, Heisenberg, Einstein, Dirac, Bohr y Von
Neumann entre otros (la lista es larga). Algunos de los aspectos fundamentales de la teoría
están siendo aún estudiados activamente. La mecánica cuántica ha sido también adoptada
como la teoría subyacente a muchos campos de la física y la química, incluyendo la Física
de la materia condensada, la Química cuántica y la Física de partículas.

La región de origen de la mecánica cuántica puede localizarse en la Europa central, en


Alemania y Austria, y en el contexto histórico del primer tercio del Siglo XX.

Espectro de radiación del cuerpo negro


Cuando se estudia la radiación electromagnética producida por un cuerpo caliente común,
se deben tener en cuenta los “errores introducidos” por la energía que éste refleja. Los
físicos, a finales del siglo XIX, querían estudiar de qué forma era el espectro de radiación
de un cuerpo que no reflejase energía; así pues, optaron por un cuerpo negro, que en teoría
es capaz de absorber toda la energía suministrada.

Teóricamente un cuerpo con estas características, al calentarlo, emite luz (radiación


electromagnética); esta luz aumenta poco a poco su longitud de onda a medida que el
cuerpo se va haciendo más caliente, hasta el punto de llegar al espectro visible. Se disponía
pues de dos leyes para predecir el comportamiento de un cuerpo en estas condiciones:
la primera es la ley de Stefan, la cual postula que el poder emisor de un cuerpo negro (la
potencia, o lo que es igual: la cantidad de energía por segundo) es proporcional a la cuarta
potencia de la temperatura; La segunda es la ley de Wien-Golitzin, la cual postula que al
elevarse la temperatura del cuerpo negro, la longitud de onda correspondiente al máximo
del espectro va haciéndose más pequeña, desplazándose hasta el violeta.

Con la primera ley no hay problema; pero la observaciones no concordaban con la segunda,
pues a medida que la temperatura aumentaba, el máximo correspondiente a la longitud de
onda se hacía azul y no violeta. Así pues, se trataron de unificar estas dos leyes y
“repararlas”, este trabajo fue conseguido por los físicos Rayleigh y Jeans, pero esta nueva
ley unificada tan sólo podía explicar la curva del espectro en los intervalos del amarillo y el
naranja, pues para el violeta, el ultravioleta y longitudes más cortas predecía que la
intensidad de la radiación crecía ilimitadamente, lo cual era absurdo. La física clásica entró
en crisis.

Max Planck era uno de lo físicos que estaba tratando de explicar la curva del espectro
obtenido. Aquél, a diferencia de otros colegas, optó por tratar de obtener la ecuación
matemática de la curva experimental, y como un golpe de suerte la consiguió. Ahora planck
tenía la ecuación que generaba la curva, pero éste se encontró en un callejón sin salida
cuando trató de deducirla de las leyes de la termodinámica. Luego de agotadores días de
trabajo, planck llegó a la conclusión de que con las leyes de la física clásica no era posible
deducir la curva; sólo es posible si se asume que la energía no es emitida como un continuo
sino como un conjunto de paquetes, a los que planck llamó cuantos. Estos paquetes no
pueden tener energías arbitrarias, sólo pueden tener múltiplos enteros de una constante
(constante de planck); además, la energía radiada por un oscilador depende de su
frecuencia de oscilación (no de la amplitud). La hipótesis cuántica de planck se resume en
la siguiente ecuación:

E=hf donde h es la constante de planck que vale 6,55*10^-34 j.s , y f es la frecuencia

Así pues, nace la teoría cuántica y caen dos supuestos clásicos : la energía no depende de
la amplitud sino de la frecuencia, y la energía no se radia como un continuo sino como un
conjunto de paquetes discretos. Planck, luego de su hipótesis cuántica, no fue tomado muy
en serio, pues ni él mismo era capaz de explicar algunas implicaciones que esta hipótesis
conllevaba. Sólo fue hasta que Einstein logró aplicarla que todo empezó a tornarse más
claro.

El efecto fotoeléctrico
Hacia 1899, el físico Lenard demostró que los rayos catódicos(electrones) pueden
producirse mediante la iluminación de una superficie metálica dispuesta en el vacío, y
descubrió algunos hechos interesantes: La cantidad de electrones desprendidos del metal
depende de la intensidad; la velocidad de los electrones desprendidos no depende de la
intensidad sino de la frecuencia del haz; y para cada metal existe un valor mínimo de
frecuencia por debajo del cual no hay emisión de electrones. Este fenómeno no había
podido ser explicado hasta la fecha; sólo un loco como Einstein, con su gran imaginación,
era capaz de revivir la teoría corpuscular de la luz (de Newton) cuando se daba por hecho
su naturaleza ondulatoria.

Einstein aplicó la hipótesis cuántica de planck para explicar el fenómeno de


desprendimiento de electrones por un haz de luz (conocido como efecto fotoeléctrico);
según Einstein, no era posible dar una explicación a este fenómeno si se asumía la luz
como una onda, había que darle pues una naturaleza corpuscular; a estos corpúsculos
Einstein los llamo fotones, y explicó con ellos los fenómenos detectados por Lenard:

Los electrones de los átomos del metal sólo pueden absorber ciertos valores de energía,
múltiplos de un valor fundamental hf, es decir: la energía que absorben los electrones debe
estar cuantificada. Por esta razón, la luz debe venir en paquetes que los electrones puedan
absorber, y por esta razón, también, es que los metales no emiten electrones por debajo de
un cierto valor de frecuencia, pues a los electrones sólo les “gustan” paquetes específicos.
Como la energía es proporcional a la frecuencia (E=hf) y no a la intensidad, es por esta
razón que las frecuencias más altas arrancan los electrones más veloces. Y debido a que
mientras mayor sea la intensidad hay más fotones “golpeando” electrones, la cantidad de
estos que se emiten depende de aquella. Einstein recibió el premio Nobel en 1921 por este
trabajo. Ecuación del efecto fotoeléctrico:

Ec=h.f-w

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