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Universidad de Aquino Bolivia

“UDABOL”

Materia : Derecho Procesal Penal I

Estudiante : Tococari Tacaraya Ada

Fecha : 08/11/2018

Santa Cruz – Bolivia


Extinción de la acción penal y salidas alternativas en el proceso penal
boliviano

Introducción.

El presente trabajo, desarrollado en el área del Derecho Procesal Penal, comprende


un análisis sobre la extinción de la acción penal1 como institución jurídica
que permite la flexibilización, economía y descongestión del sistema penal
boliviano.

En el entendido de que, como institución jurídica brinda de salidas alternativas al


proceso penal, el presente ensayo se pretende establecer que estas deben ser
tomadas en cuenta, en mayor medida, como un recurso frecuente para evitar el
colapso judicial y por supuesto la retardación de justicia. Pues es necesario que la
gestión y aprovechamiento de los recursos de la administración de justicia penal, se
enfoquen principalmente en los casos que representan mayor relevancia y costo
social.

Así también se enunciaran los beneficios y/o consecuencias de la aplicación del


criterio de oportunidad para conseguir celeridad en la administración de justicia. Se
evaluara la practicidad y funcionalidad de los fundamentos de la extinción de la
acción penal, los criterios de oportunidad y la suspensión del proceso a prueba, en
función al precepto de compensación a la víctima, pero ateniéndose por sobre todo
al principio de subsidiariedad de la justicia del Estado, el cual está obligado a agotar
los medios menos lesivos que el derecho Penal, al que únicamente se debe acudir
como última ratio, prefiriéndose la uso de medios desprovistos del carácter de
sanción.

1
Art. 27 del C.P.P
Desarrollo.

En el ámbito de la administración de justicia, la extinción de la acción penal es


tomada en cuenta como la consecuencia derivada de la concurrencia de
circunstancias específicas, que posteriores a la comisión del delito y/o la infracción,
anulan o desaparecen la acción penal. De este modo, cesa la obligación y el
derecho del Estado a imponer una sanción, hacerla efectiva o exigir su
cumplimiento, puesto que con la extinción desaparece la obligación del imputado de
sufrir una persecución, pena o sanción alguna.

Sin embargo, deben también ser consideradas como salidas alternativas a las que
apela el Ministerio Público para evitar el juicio oral por motivos de costas y utilidad
social. Pues se trata de concebir a la extinción de la acción penal como una
institución jurídica, cuyos recursos permiten flexibilizar, economizar y
descongestionar un sistema penal boliviano, que hasta ahora se ve saturado e
imposibilitado de resolver oportunamente las causas penales y el excesivo
hacinamiento carcelario.

Así mismo se deben ser tomados en cuenta los beneficios que representa para con
diversas áreas del sistema de administración de justicia penal. Pues deriva
principalmente en el máximo aprovechamiento, de los ya limitados recursos
humanos y materiales, en investigaciones sobre de delitos que por ser de gravedad,
como aquellos que atentan contra la vida, merecen prioridad absoluta.

Consiste entonces en la optimización de estos recursos de manera que la víctima


sea la primera en beneficiarse por tener a su alcance alternativas ágiles y
consensuadas de solución a su controversia, mientras que el imputado tiene la
opción de resolver el problema que hubiere ocasionado, recurriendo a alternativas
menos riesgosas o perjudiciales para sí mismo y que en cambio contribuyen a
desarrollar su capacidad de autodeterminación y responsabilidad.

Para que proceda cualquiera de las salidas alternativas, deberá


previamente efectuarse la imputación formal a cargo del fiscal, a la cual este deberá
sumar su correspondiente solicitud de aplicación de cualquiera de las salidas
alternativas señaladas anteriormente, dicha aplicación podrá efectuarse en dos
momentos procesales: en la conclusión de las investigaciones preliminares, o en la
conclusión de la etapa preparatoria.

Requisitos para la aplicación de una salida alternativa, solicitada por el fiscal:

a) La imputación y la constancia de notificación correspondiente,


que debe cumplirse dentro de las veinticuatro horas siguientes luego
de efectuada la imputación;
b) Los elementos de prueba necesarios para sustentar la solicitud;
c) Los requisitos formales establecidos para cada caso;

1. El Criterio de oportunidad reglada

El criterio de oportunidad reglada se define como una salida alternativa al juicio


ordinario, cuya finalidad es la simplificación del proceso, en virtud de la decisión del
fiscal de prescindir de la acción penal, por tratarse de un hecho de escasa relevancia
social, de afectación mínima para con la que se constituyera como víctima.

Sin bien el principio de legalidad obliga a la autoridad encargada de la acusación


pública a iniciar un proceso penal, tan pronto existan indicios racionales de la
comisión de un delito, el Ministerio Público, en función al criterio de oportunidad,
puede apelar a salidas alternativas permitan evitar el procesamiento del imputado,
bajo ciertas circunstancias, pese incluso a la existencia y constatación probada de
la comisión de un delito. Esto no implica necesariamente que el Ministerio Público
tenga la libertad absoluta e irrestricta de ejercer o no la acción penal, sino que su
decisión será consecuencia directa de la aplicación de los parámetros por ley
establecidos, en el los incisos 1, 2 y 4 del Art. 21 CPP:

1. Cuando se trate de un hecho de escasa relevancia social por la


afectación mínima del bien jurídico protegido;
2. Cuando el imputado haya sufrido a consecuencia del hecho, un
daño físico o moral más grave que la pena por imponerse;
4. Cuando sea previsible el perdón judicial; y,

Debe entonces tomarse en cuenta al criterio de oportunidad como una excepción


al principio de legalidad, que concede al Ministerio Publico ciertos
poderes discrecionales para prescindir de la persecución penal pública.

La decisión de prescindir de la persecución penal, regularmente se basan en


criterios que valoran las circunstancias personales del autor o del tipo de delito,
principalmente en función a su relevancia social, grado de culpabilidad, grado de
afectación al bien jurídico, reincidencia o cualquier condición especial.

La aplicación de la extinción de la acción penal como salida alternativa procede


según dispone el Art 22 del CPP: “La decisión que prescinda de la persecución
penal extinguirá la acción pública en relación con el imputado en cuyo favor
se decida (…)”

A la par, el mismo artículo sostiene que en casos cuya comisión del ilícito penal,
hubieren participado múltiples imputados, la aplicación de esta salida alternativa a
favor de uno de ellos, fundada en la irrelevancia social del hecho, extenderá sus
efectos en favor de todos los demás imputados.

1.1 Motivos de la Extinción de la acción penal.

En Bolivia, el Código Procesal Penal vigente, en su Artículo 27º establece como


legales las causas de extinción de la acción penal:

1. Por muerte del imputado;


2. Por amnistía;
3. Por el pago del máximo previsto para la pena de multa, en el caso
de delitos sancionados sólo con esa clase de penas.
4. Por la aplicación de uno de los criterios de oportunidad, en los
casos y las formas previstos en este Código;
5. Por el desistimiento o abandono de la querella respecto de los
delitos de acción privada;
6. Por la reparación integral del daño particular o social causado,
realizada hasta la audiencia conclusiva, en los delitos de contenido
patrimonial o en los delitos culposos que no tengan por resultado
la muerte, siempre que lo admita la víctima o el fiscal, según el caso;
7. Por conciliación en los casos y formas previstos en este Código;
8. Por prescripción;
9. Si la investigación no es reabierta en el término de un año, de
conformidad con lo previsto en el Artículo 304º de este Código;
10. Por vencimiento del plazo máximo de duración del proceso; y,
11. Por cumplimiento de las condiciones de la suspensión condicional
del proceso.

1.1.1 Amnistía.

La amnistía, establecida en el artículo 100 del Código Penal, es una de las varias
modalidades existentes para extinción de la acción penal, consideradas como salida
alternativa o mecanismo al cual el estado apela para la desaturación del sistema
penal y la administración de justicia, antes de que los respectivos procesos concluya
con sentencia ejecutoriada.

Este modelo de extinción de la acción legal, implica la eliminación de la


responsabilidad penal de un delito. Esta acción jurídica suele ser desarrollada por
el Poder Legislativo y afectar a diversas personas que, anteriormente, habían sido
consideradas culpables de una violación de la ley. Se distingue del indulto que es
perdón por comisión de delitos comunes con sentencia ejecutoriada o prisión sin
condena por periodos prolongados más allá del lapso fijado para conclusión del
litigio.

La amnistía corresponde exclusivamente a delitos políticos que se enmarcan en


actos de sedición, conspiración y a delitos comunes conexos a los políticos.

Es procedente a través de un petitorio, expuesto para beneficiar a las personas


involucradas en determinados casos y debe tomarse en cuenta el antecedente
histórico de aplicación de amnistía, por estar dadas las causales para el
correspondiente beneficio en favor de los procesados.

Es aplicable sin duda alguna a procesos se sustanciados en varios años, sin


sentencia ejecutoriada pero con prisión y/o arraigo de personas cuya culpabilidad
no ha sido demostrada en el plazo fijado a ese propósito, también es aplicable por
prescripción prevista en el Código de Procedimiento Penal mediante la regla que
dispone que al no haberse demostrado la culpabilidad de alguien en los plazos
previstos por la ley, se debe declarar extinguida la acción penal y archivar la causa.

1.1.2 El resarcimiento o reparación integral del daño particular provocado.

En este sentido, previsto en los numerales 1), 2) y 4) del art. 21 del CPP, será
necesario que el imputado, en su caso, haya reparado el daño ocasionado o firmado
un acuerdo con la víctima, afianzando suficientemente esa reparación, conforme
condiciona el marco procedimental previamente establecido. Sin embargo el
querellante tiene el derecho de oponerse al criterio de oportunidad reglada, cuando
no sea posible la reparación del daño causado o considere que la compensación
ofrecida no es suficiente, por lo que es posible incluso convertir la acción según el
alcance jurídico previsto por el art. 26. Inc.3 del referido Código; y asumir la
titularidad del ejercicio de la acción penal.

El resarcimiento o reparación integral del daño particular provocado, solo es viable


en infracciones contra la propiedad sin grave violencia sobre las personas, en
infracciones culposas y en las contravenciones, siempre que la víctima o el
ministerio público lo admitan. Dicho supuesto de extinción responde prioritariamente
a una corriente de justicia restaurativa, donde la atención del sistema de justicia se
centra en las necesidades de las víctimas y de la sociedad, no así en el castigo de
los autores o responsables del delito. Para la concurrencia de esta causal de
extinción se requiere.

1.1.3 La Conciliación.

La conciliación por otro lado es una de las salidas alternativas no jurisdiccionales


que el Código Procesal Penal pone a disposición de las partes involucradas en un
proceso penal que reúna las condiciones establecidas en esta normativa.
La conciliación en el marco de la política de Justicia Restaurativa atiende a la
particularidad del conflicto que se aborda, dado que este es producto de la comisión
de un delito. El concepto de Justicia Restaurativa, representa un paradigma en el
que se modifica la concepción inquisitiva de delito como una ofensa al Estado,
originada en la violación de las normas promulgadas para su protección, y que por
lo mismo debía ser castigada con la imposición de una pena dentro de los moldes
de la Justicia Retributiva, para poner más énfasis en la víctima y en el ofensor, bajo
el concepto de que el delito es un daño que una persona hace a otra, lo que conduce
a la necesidad de que los dos extremos del injusto, en este caso ofensor y víctima,
sin inclinar la balanza a favor de alguno de los dos, sino buscando el justo equilibrio
de pretensiones entre los actores, entren a resolver sobre las consecuencias de la
conducta.

Esto se traduce en la necesidad de la imposición de una pena justa para el primero


y de la reparación debida para el segundo, siempre bajo los parámetros
constitucionales y legales que inspiran los principios de la Justicia Restaurativa y la
participación de la comunidad en su papel preponderante de buscar y servir de
intermediario entre víctima y victimario, con el fin de crear los mecanismos integrales
de acercamiento entre los protagonistas del injusto.

Ley Orgánica del Ministerio Público conforme a la extinción de la acción penal por
conciliación en su art. 64, dispone que este procede:

1. Cuando el Ministerio Público persiga delitos de contenido patrimonial o


culposos, el o la Fiscal de oficio o a petición de parte, deberá exhortarlas
para que manifiesten cuales son las condiciones en que aceptarían
conciliarse.
2. Excepto que el hecho tenga por resultado la muerte, que exista un interés
público gravemente comprometido, vulneren Derechos
Constitucionales, y/o se trate de reincidentes o delincuentes habituales.

III. Exceptuando cuando afecte al patrimonio del Estado.


1.1.4 Prescripción

El Código de Procedimiento Penal, entre las causales de extinción de la acción


penal, establece la prescripción prevista en su art. 27 inc. 8) y la duración máxima
del proceso en el art. 27 inc. 10) ambos del CPP, por lo que previamente a ingresar
al análisis de la problemática planteada es necesario diferenciar claramente estos
institutos jurídicos.

Debemos entender entonces, la prescripción como un efecto circunstancial,


provocado por el vencimiento de plazos previstos por ley, que se traduce en la
expresa extinción del derecho que tiene el Estado a juzgar y sancionar al imputado
por la comisión de un delito. Puesto que es el propio Estado el que a través de la
norma penal, establece los plazos en los que puede ejercer la persecución penal.

a) Prescripción por duración máxima del proceso

La finalidad de esta modalidad de extinción de la acción penal es garantizar el


derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable, previsto en el art. 133 del CPP,
y que el imputado pueda definir su situación ante la ley y la sociedad dentro de un
plazo razonable, poniendo fin a la situación de incertidumbre que todo proceso penal
representa.

Así también, a apelando a la prescripción, se persigue evitar que la dilación


indebida del proceso, por omisión o la falta de la diligencia debida de los órganos
competentes del sistema penal, pueda ocasionar costas innecesarias y daños
colaterales para con otros derechos del imputado, entre ellos, el de la dignidad y la
seguridad jurídica.

b) Cómputo de la prescripción.

El Art. 29 del CPP determina los plazos para la prescripción de la acción penal,
atendiendo al máximo legal de la pena privativa de libertad (presidio o reclusión)
prevista para los distintos tipos penales establecidos en el Código Penal. Los
términos señalados en esa norma, de acuerdo al art. 30 del CPP, empiezan a correr
desde la media noche del día en que se cometió el delito o en que cesó su
consumación, y pueden interrumpirse por la declaratoria de rebeldía del imputado,
como se analizará posteriormente, y suspenderse en los siguientes casos previstos
en el art. 32 del CPP:

1) Cuando se haya resuelto la suspensión de la persecución penal y esté vigente


el periodo de prueba correspondiente.

2) Mientras esté pendiente la presentación del fallo que resuelva las cuestiones
prejudiciales planteadas.

3) Durante la tramitación de cualquier forma de antejuicio o de la conformidad de


un gobierno extranjero de la que dependa el inicio del proceso; y,

4) En los delitos que causen alteración del orden constitucional e impidan el


ejercicio regular de la competencia de las autoridades legalmente constituidas,
mientras dure ese estado.

De acuerdo a la norma procesal boliviana, sólo estas causales suspenden la


prescripción, fuera de ellas, el plazo estipulado para la prescripción continúa
corriendo independientemente de que haya procedido o no imputación formal.

2. La suspensión condicional del proceso

La suspensión condicional del proceso es un instrumento procesal que, a solicitud


del imputado, detiene el ejercicio de la acción penal en su contra por la comisión
de un delito. Suspensión que por ser declarada en su favor, demanda que este sea
sometido a un periodo de prueba, en cuyo lapso deberá cumplir satisfactoriamente
con las obligaciones legales e instrucciones que disponga el tribunal. Por
consiguiente al término del periodo de prueba declarará extinguida la acción penal,
sin consecuencias jurídicas o sanciones penales posteriores.
Se trata de otra salida alternativa al juicio ordinario que permite la simplificación del
proceso penal, toda vez que este se suspende en favor del imputado. Sin embargo
de transgredirse las reglas de conducta durante el periodo de prueba,
previa audiencia en la que interviene el imputado, el juez tiene la facultad de revocar
la medida y retomar la persecución penal

2.1 Requisitos para la suspensión condicional del proceso

La suspensión condicional del proceso procede cuando se encuentran reunidos


los requisitos previstos en lo dispuesto en el artículo 23 del CPP, que señala:

 Cuando sea previsible la suspensión condicional de la pena, las partes


podrán solicitar la suspensión condicional del proceso.
 Esta suspensión procederá si el imputado presta su conformidad, firmado un
acuerdo con la víctima en ese sentido o afianzando suficientemente esta
reparación.
 La solicitud se podrá presentar hasta antes de finalizada la etapa
preparatoria

Cumplido los requisitos de admisibilidad de esta salida alternativa, el imputado


solicitará al fiscal del caso, a la conclusión de las investigaciones preliminares o
hasta antes de la conclusión de la etapa preparatoria, que se presente un
requerimiento, ante el juez de instrucción penal, la aplicación de la suspensión
condicional del proceso a su favor.

El juez de instrucción penal que ejerce el control jurisdiccional de la etapa


preparatoria, señalara la audiencia en la que se resolverá la procedencia o no de la
suspensión condicional del proceso, en la que deberán estar presentes de forma
obligatoria, el fiscal y el imputado, siendo este último quien debe conocer y aceptar
las reglas y condiciones impuestas por el juez, según las circunstancias de la
comisión del delito.
La inasistencia de la víctima a la audiencia de consideración de la suspensión
condicional del proceso, pero esta deberá ser citada en forma personal. Su
inasistencia no es causal de suspensión de la audiencia, sin embargo, tomando en
cuenta las disposiciones del Art. 121 párrafo II de la CPE, que establece que la
víctima en un proceso penal, podrá intervenir de acuerdo con la ley, y/o presentar
oposición, antes de la decisión.

Empero, la decisión de aplicar o no esta salida alternativa está se encuentra


rigurosamente sometida a la decisión del órgano jurisdiccional, previa constatación
del cumplimiento de los requisitos exigidos para su procedencia.

2.2 Condiciones y reglas

Con relación a las condiciones y reglas que puede imponer el juez de instrucción
en lo penal, están previstas en el Art. 24 del CPP, que prescribe:

1) Prohibición de cambiar de domicilio sin autorización del juez.


2) Prohibición de frecuentar determinados lugares.
3) Abstención del consumo de estupefacientes o de bebidas alcohólicas.
4) Someterse a la vigilancia que determine el juez.
5) Prestar trabajo a favor del Estado o de instituciones de asistencia pública,
fuera de sus horarios habituales de trabajo.
6) Permanecer en un trabajo o empleo, o adoptar en el plazo que el juez determine,
un oficio, arte, industria o profesión.
7) Someterse a tratamiento médico o psicológico.
8) Prohibición de tener o portar armas.
9) Prohibición de conducir vehículos.
Además, de estas reglas el juez de instrucción en lo penal, puede imponer al
imputado otras condiciones considerando las circunstancias en las cuales se
cometió el delito, siempre que no afecten a su dignidad.

La juez inmediatamente emitida la resolución de aplicación de la suspensión


condicional del proceso, le explica al imputado de manera sencilla la significación
de las condiciones y reglas impuestas; reiterándole si ha entendido y su obligación
de acatarlas.
El imputado puede apelar de las reglas impuestas únicamente cuando
éstas sean ilegítimas, afecten su dignidad o sean excesivas.

Conclusión.

En conclusión, se entiende que la extinción la acción penal a través de las figuras


de conciliación y reparación del daño causado se establecen como recursos
prácticos y necesarios para contrarrestar la sobre saturación del sistema de justicia
la extinción, cuyo factor principal se debe en gran parte de los casos que no
requieren más que la reparación del daño para la resolución del conflicto surgido, a
partir de la configuración del hecho punible. El derecho penal como última ratio de
la política criminal del Estado únicamente debe intervenir cuando se han agotado
todos los demás mecanismos de control social y las salidas alternativas que nos
brinda el criterio de oportunidad.

Pues se trata de que el representante del Ministerio Público, como director funcional
de la investigación, en cualquiera de los supuestos antes citados y previstos por el
art. 21 del CPP, está facultado para pedir a la autoridad que ejerce el control
jurisdiccional que se prescinda de la persecución penal, situación que se encuentra
en concordancia con el art. 323 inc. 2) del referido Código, que establece que
cuando el Fiscal concluya con la investigación: “Requerirá ante el juez de
instrucción, la suspensión condicional del proceso, la aplicación del procedimiento
abreviado o de un criterio de oportunidad o que se promueva la conciliación” (las
negrillas nos corresponden), consiguientemente, es facultad exclusiva del
Ministerio Público inclusive a la conclusión de la etapa preparatoria de racionalizar
la persecución penal de los hechos delictivos, dejando fuera de éste -en el marco
del principio de objetividad- aquellos casos donde aparezca como innecesaria la
aplicación del poder punitivo del Estado, contribuyendo así a la eficiencia real y
material del sistema.

Si bien es facultad del Fiscal de Materia requerir al Juez por la aplicación de una
salida alternativa entre ellas un criterio de oportunidad, ello no significa que el Fiscal
deba esperar necesariamente hasta que se cumplan los plazos establecidos en el
proceso penal para ese efecto, razón por la cual, en cada caso concreto y según la
naturaleza del hecho, deberá actuar en el marco del principio de objetividad y
celeridad; así la SCP 1864/2013 de 29 de octubre, señalo que: “Consiguientemente,
las funciones constitucionales del Ministerio Publico han sido desarrolladas y
enfocadas especialmente a ejercitar la dirección funcional en la investigación de los
delitos y su respectiva intervención en el proceso penal.

El Ministerio Publico se constituye en una institución autónoma fundamental de


lucha contra la delincuencia y la impunidad, por ello, ejerce la persecución penal, se
encuentra a servicio de la sociedad y defiende la legalidad fortaleciendo así el
Estado democrático, social y de derecho, pues bajo este nuevo ambiente
constitucional al que nos referimos y por la naturaleza de la función de defensa que
tiene el Ministerio Publico, este debe responder a una institución moderna y eficiente
que brinde un servicio de alta calidad a la sociedad, comprometidos de enfrentar
nuevos retos que inspiren la confianza y seguridad jurídica de la sociedad mediante
la búsqueda de la verdad, la justicia y la reparación.

Por eso mismo, la función que cumple debe estar en sujeción a la Constitución, a
los Tratados Internacionales y a las leyes (principio de legalidad); de esta forma -en
sus actuaciones- los representantes del Ministerio Publico, deben ceñirse
estrictamente al principio y criterio de objetividad, imparcialidad y celeridad, velando
por la correcta aplicación del derecho; así investigaran con igual celo no solo los
hechos y circunstancias que configuren el delito o agraven la responsabilidad del
imputado o presunto delincuente, sino también, los que le eximan de ella, la extingan
o le atenúen.
Bibliografía.

AÑEZ NÚÑEZ, Ciro.


La Etapa Intermedia, Santa Cruz – Bolivia, Ed. Iuris Tantvm 2010.
ARANGUEÑA FANEGO, Coral.
Teoría General De Las Medidas Cautelares Reales en el Proceso Penal Español,
Barcelona – España, Ed JMB, 1991.
ARANDIA GUZMÁN, Omar.
Temas de Derecho Penal y Procesal Penal, Cochabamba – Bolivia, Ed. Kipus,
2012.
BOLIVIA, Ley Nº 260, Ley Orgánica del Ministerio Público, de 11 de julio de 2012,
http://www.gacetaoficialdebolivia.gob.bo/normas/buscar/260

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