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TEXTO: Mateo 5:14-16

TEMA: Una Iglesia que Alumbra


PROPOSITO: Animar a la iglesia a compartir el evangelio del Reino de Dios en la sociedad
y darse a conocer como una iglesia preocupada por la sociedad.
INTRODUCCION: “compartiendo la Luz”

Hu-Song, un gran filósofo chino contaba a sus discípulos la siguiente historia:


Varios trabajadores de una mina de carbón, debido a un derrumbe se habían quedado
atrapados en total oscuridad y no podían ver casi nada.

Pasaron varias horas sin saber qué hacer, por momentos todo era un gran silencio, el pánico
los estaba atrapando y pensaban que estaba todo perdido y que tenían muy pocas
posibilidades de salir vivos de aquel lugar.

Todos sabían que había una salida, pero entre tanta oscuridad y el polvo del carbón que hacía
más oscuro el ambiente, era imposible localizarla. Uno de ellos, a tientas logró encontrar y
encender una pequeña tea (astilla resinosa de pino). Era muy poco lo que alumbraba, pero
eso permitió que los demás pudieran encontrar otras teas y así lograron iluminar el lugar y
encontrar el camino que los llevó fuera de la mina. Entonces nosotros como iglesia y
creyentes en Cristo tenemos una función dentro de la sociedad, y somos una iglesia que:

DESARROLLO
I. Ilumina en la sociedad
La iglesia es la luz que alumbra a la sociedad y nosotros los creyentes somos como
aquellas luces en las vías públicas, la iglesia no debe esconderse, si nosotros
estamos aquí es para que nosotros iluminemos ante esta sociedad que vive en la
oscuridad.
Al decir que la sociedad vive en la oscuridad no quiero decir que no haya luz
literal, sino que hay una falta de conocimiento de la Palabra de Dios, nosotros no
podemos esconder la luz que hay en nosotros, esa luz es Cristo y su evangelio.
Pero, ¿Qué pasaría si nuestros cultos lo hiciéramos a puertas cerradas? Pues
la verdad no estaríamos iluminando a esta sociedad puesto que estamos
encerrados y solo nos predicamos a nosotros mismos y no a la sociedad necesitada
de Cristo, Jesús nunca predico en lugares cerrados, al contrario, él se subía a los
montes y le predicaba a la multitud para que la gente lo vieran y escucharan, por
eso…
Nuestra luz, es para compartir con el prójimo, no es para tenerlo escondido en
nuestros corazones sino para que alumbre a la sociedad, nadie llega a la iglesia a
escuchar la predicación y se regresa a su casa sin practicar o compartir el
evangelio, sino que nuestro deber es compartirla.
La función de la luz es iluminar la oscuridad de la noche, no se colocan los focos
para adornar la calle sino para iluminar al llegar la noche, es así que el cristiano,
cuando recibe el evangelio de la Palabra de Dios lo comparte y no debe dejarlo al
olvido sino compartir para ser oídas por otras personas.

II. Ilumina el andar


La iglesia y los creyentes son la luz que guían a esta sociedad. La luz que emiten
e iluminan al caminar, es su forma de vivir dentro de la sociedad, es la conducta,
es el evangelio de Cristo.
Cuando Jesús estuvo en la tierra hacia grandes obras y las personas se
maravillaban y les seguían a muchos, porque Jesús es la verdadera luz, Juan 1:9
dice “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este
mundo.” Esta luz es la que nosotros seguimos, es decir; los cristianos seguimos
a cristo, porque el guía nuestro andar, nuevamente Juan 9:5 dice, “Entre tanto
que estoy en el mundo, luz soy del mundo.” Cristo es la luz del mundo y el guía
los pasos de la humanidad cuando ellos lo reciben.
Yo creo que a nadie le gustaría seguir a un delincuente, sino a alguien que sigue
a Cristo y esas personas somos nosotros los cristianos, alguien que practique la
justicia y que su actitud se ve reflejado en sus buenas obras y que a la vez motiva
a seguir los pasos de Cristo, porque sabemos que los cristianos van en buen
camino y que está preocupado por la sociedad. Tal como Cristo se había
preocupado por las personas que estaban perdidos en el mundo y los buscaba para
guiarlos e iluminarlos con su luz.
Hace cientos de años en una ciudad de Oriente, un anciano caminaba de noche por las oscuras
calles llevando una lámpara de aceite encendida. En cierto momento, un hombre giró una
esquina y tropezó abruptamente con el anciano. El hombre se puso a gritarle con malos
modos: ¡Vigila viejo, mira por dónde vas! Tras gritar, el hombre se calmó y miró al anciano
a la luz de la lámpara que éste sostenía. De pronto, reconoció a un amigo. Se dio cuenta que
era Guno, el ciego del pueblo. Le dijo: ¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la
mano? Si tú no ves…El anciano le respondió: Yo conozco la oscuridad de las calles de
memoria. No llevo la lámpara para ver mi camino, sino para que no tropiecen conmigo y para
que otros encuentren su camino cuando me vean a mí.

Y nosotros como iglesia y creyentes en Cristo, Dios nos da siempre su luz para
iluminar a todos los que pasan a nuestro lado. La luz que Dios nos ha dado es su
Palabra que escuchamos y leemos. Esto podemos confirmar en el libro de los
salmos 119:105 QUE nos dice: “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera
a mi camino.” No sé si alguien se anima a pasar caminando una calle de 100
metros que este oscuro y sin luz, ¿te animarías a cruzarlo? Claro que no, porque
no sabemos que hay y que podemos encontrar en dichos 100 metros, si no tenemos
alguna lámpara en nuestras manos o si no hay luz en las calles, capaz que salga
un tecolin si estamos en la ciudad de Mexicali o una serpiente si estamos en la
selva de Chiapas.
En nuestra casa ¿Qué hacemos cuando se va la luz? Lo más seguro, es que
rápidamente prendamos una vela o lo que tengamos al alcance, pero en caso de
que no haya con que alumbrar nuestro camino, no veríamos nuestro andar y nos
tropezaríamos con algún objeto. De esta manera la iglesia es la luz que ilumina el
andar de la vida de las personas y de la sociedad y ¿Por qué la Iglesia o los
creyentes? porque la iglesia y el creyente tienen la Palabra de Dios y se ve cuando
un cristiano tiene a Cristo en su corazón, porque se refleja la luz en él y lleva a
que las personas transformen, nosotros tenemos a Cristo y el guía nuestro andar.
La iglesia es luz transformador

III. Transformador
Si una vela se enciende una tras otra y así sucesivamente, se puede llegar a
encender miles de ellas y con ellas iluminar el mundo. El creyente debe compartir
el evangelio para que este mundo se llene de la luz de Cristo, si Dios nos ha
llamado, es porque nosotros hemos recibido de esa luz de Cristo, y su Palabra
mora en nosotros ya que a través de ellas hemos sido transformados y la sociedad
también necesita de Cristo para ser transformado.
Si nuestros corazones están iluminados por el amor de Dios, podemos iluminar a
otros, compartiendo en cadena esa luz que hemos recibido para llegar a iluminar
a miles de corazones y llegar a los pies de Cristo para ser transformados y
glorificar a Dios.

CONCLUSION: De esta manera mis estimados hermanos, nosotros como iglesia de Cristo,
fuimos llamados para iluminar esta sociedad que está en la oscuridad, una sociedad que no
conoce a Cristo, pero nosotros como iglesia, no debemos esconder esa Luz que hemos
recibido este es su evangelio. Nosotros como cristianos, debemos iluminar el andar de las
personas cercanas que están cerca de nosotros, iluminar a este mundo con la Palabra de Dios
y asi poder guiarlos a los pies de Cristo para una transformación.
Ahora mi estimado hermano, te pregunto y no me respondas, ¿iluminas a la sociedad?,
¿ayudas a las personas para llegar a Cristo? O ¿no haces nada para que la sociedad sea
transformada por la Palabra de Dios? . Recuerda que, “el Señor nos dijo que somos la Luz
del mundo y para esto, la luz mora en nosotros, y la iglesia ilumina y trae luz para todo su
alrededor…” ¡Que Dios los bendiga!

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