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APORTES DE LA FILOSOFÍA CRISTIANA A LA VISIÓN DEL HOMBRE DE LA

FILOSOFÍA GRIEGA
El cristianismo trajo consigo doctrinas radicalmente nuevas. En primer lugar, una nueva
concepción de la historia que es vista por los cristianos de una forma lineal y abierta,
frente a la concepción circular o cíclica defendida por los griegos. La historia humana es
también el escenario de Dios; Dios interviene en ella (providencia divina) dándole sentido.
Este Dios cristiano presenta rasgos totalmente distintos a los de las divinidades griegas:
es uno (monoteísmo), y también es el creador de todo a partir de la nada (creacionismo),
además de omnipotente y padre. Pero, lo que es más absurdo de la imagen cristiana de
Dios es que éste, en un momento y en un lugar determinados, se hace hombre y muere
de la manera más indigna en la cruz.
Por otro lado, la concepción cristiana del hombre y de la moral contiene elementos
novedosos. El hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios, el alma es inmortal y
los cuerpos resucitarán (esta última idea es especialmente chocante para los griegos).
Por su parte, la moral cristiana no es intelectualista, el mal (el pecado) no es fruto de la
ignorancia como pensaban la mayoría de los filósofos griegos sino de la maldad humana
y de la libertad individual. El cristianismo, en fin, se presenta como una Verdad absoluta,
única y revelada que excluye el diálogo y la discusión filosófica, y por ello, resulta
inaceptable para un filósofo griego.
CRISTIANISMO Y PLATONISMO
De las corrientes de filosofía griega vigentes en el Imperio Romano, aristotelismo y
platonismo, ésta última es la que más fuerza tiene. Este hecho, unido a las similitudes
existentes entre la corriente platónica y el mensaje cristiano, explican el surgimiento en un
primer momento de un pensamiento cristiano platónico, cuyo máximo exponente será San
Agustín (siglo IV- V).
Los elementos comunes del cristianismo y la filosofía platónica son los siguientes:
En relación a Dios y a la concepción del mundo:

 Existe un mundo suprasensible: el mundo de las Ideas (platónico) y “el más allá”
(cristianismo).
 Este mundo sensible platónico es una imagen o imitación del mundo
suprasensible; para los cristianos, la huella de Dios.
 La noción platónica de participación es compatible con las ideas de la contingencia
y dependencia del mundo con respecto a Dios defendidas por los cristianos.
 El trabajo del Demiurgo puede ser asimilado a la acción creadora del Dios
cristiano.
 La Idea del Bien como principio único puede llevar perfectamente al monoteísmo
característico del cristianismo.
En relación a la concepción del hombre

 Los argumentos de la inmortalidad del alma defendidos por Platón valen para los
cristianos, aunque no sus ideas sobre la preexistencia del alma o la reencarnación.
 En el cristianismo, el lugar y el destino del alma están en el otro mundo, en el más
allá. Y también tiene lugar “una caída” del alma, un pecado original (como en
Platón).
 En ambos, cristianismo y platonismo, encontramos un menosprecio de lo corporal
y al placer (pecado), y la purificación del alma siempre se vincula con su huida o
alejamiento de este mundo.
 En ambos también existe un juicio personal tras la muerte, aunque en Platón no se
trata de un juicio universal.
AGUSTÍN DE HIPONA
Durante un tiempo profesó el maniqueísmo, pero su contacto con San Ambrosio en
Italia, le llevó a convertirse al cristianismo llegando a ser obispo de Hipona. Su
pensamiento estará muy marcado por la influencia de Platón.
Los aspectos más destacados de su pensamiento son los siguientes:
 Relaciones Fe- Razón
San Agustín no establece distinción alguna entre razón y fe, y el motivo es que,
según él, solo existe una verdad: la verdad revelada. Ambas colaboran para la
consecución de un mismo fin: la fe ilumina y orienta la razón y ésta le ayuda a
esclarecer sus contenidos a aquella.
 La existencia de Dios.
San Agustín utiliza varios argumentos para probar la existencia de Dios, el
argumento del “orden del mundo” (tiene que haber un planificador del mundo) y el
argumento del “consenso” (existe consenso entre los hombres acerca de que hay
Dios). Pero la prueba más contundente de la existencia de Dios, según el,
proviene del hecho innegable de que las Ideas inmutables sólo pueden tener su
origen en un Dios pues el alma humana es mutable.
 La libertad y el problema del Mal
Para San Agustín está meridianamente claro que el hombre es libre para hacer el
bien (y salvarse) o hacer el mal (y condenarse). El mal, por tanto, tiene que ver con
la libertad (frente al intelectualismo de los griegos). ¿Qué es?: ausencia de bien. A
pesar de ello, siempre existe una tensión entre la maldad natural del hombre y la
necesidad de la gracia.
TOMÁS DE AQUINO
 La relación entre la razón y la fe
La relación razón-fe es el gran tema del pensamiento medieval. Agustín de Hipona
y la corriente escolástica agustinista, al considerar que la razón recibe una
"iluminación" divina, tendía a confundir los campos de la razón y la fe.
Contra esto reaccionaron un grupo de pensadores vinculados a la Universidad de
París (s.XII), los llamados “averroistas latinos” que, en un intento por defender la
autonomía de la razón frente a la fe, se atrevieron a formular la Teoría de la doble
verdad. Según dicha teoría, existen verdades de razón o filosóficas (p.e. el mundo
es eterno; el alma es mortal) y verdades de fe o teológicas (el mundo tiene un
comienzo; el alma es inmortal), coincidentes con la doctrina cristiana. Así pues,
una misma afirmación puede ser verdadera según los principios de la filosofía y
falsa según los principios de la fe cristiana.
El averroísmo latino, con su teoría de la "doble verdad" -una proposición (por
ejemplo, "El mundo es eterno") podía ser verdadera según los principios de la
filosofía, pero no según la fe cristiana-, hacía necesaria una dilucidación de este
problema. La postura de Tomás de Aquino es un intento de encontrar un equilibrio
y una conciliación:
a) Neta distinción entre razón y fe: La razón es una facultad "natural" del ser
humano; la fe es la aceptación de lo que Dios ha revelado, y como tal es un don
"sobrenatural" y gratuito.
b) No contradicción: Las verdades reveladas por Dios y las descubiertas por la
razón natural no pueden estar en contradicción. O dicho de otra manera: lo que es
verdadero según la sabiduría divina, no puede ser falso según la sabiduría
humana: “Solamente lo falso es contrario a lo verdadero”
c) Zona de confluencia: Tomás niega, pues, la "doble verdad", tal y como la
entendía el averroísmo latino, es decir, como contradicción entre la verdad racional
y la verdad revelada. Pero admite dos tipos de verdades: "Hay ciertas verdades
que sobrepasan la capacidad de la razón humana, como es, por ejemplo, que Dios
es uno y trino. Hay otras que pueden ser alcanzadas por la razón natural, como la
existencia y unidad de Dios, etc., las cuales fueron incluso demostradas por los
filósofos, guiados por la luz natural de la razón". Dios ha revelado algunas de esas
verdades que la razón puede conocer por sí sola. Estas verdades son llamadas
"preámbulos de la fe" -para distinguirlas de "los artículos de la fe"-, y sólo pueden
ser conocidas por unos pocos seres humanos, y no sin errores o dudas.
d) La teología como ciencia "mixta": La "zona de confluencia" entre la razón y la fe
permite que la teología utilice los principios de la filosofía, "no porque los necesite,
sino para mejor explicar lo que en ella se enseña; y no porque considere a las
otras ciencias como superiores, sino que las utiliza como inferiores y siervas".
ARISTOTELISMO
La explicación tomista del conocimiento humano es claramente de origen aristotélico.
Nada verdaderamente nuevo dice respecto al conocimiento sensitivo. En cambio, la
explicación del conocimiento intelectual requiere mayor atención: "El entendimiento
humano está hecho para dirigirse a las cosas del mundo. Pero los datos sensoriales no
bastan: son sólo "materia" para el conocimiento intelectual, no "causa" de ese
conocimiento. Es necesaria la actividad del entendimiento, en sus dos aspectos de
entendimiento agente (que ilumina y abstrae la esencia oculta en las imágenes sensibles)
y de entendimiento posible (que conoce, produciendo el concepto y el juicio).
Tomás de Aquino adopta también los principales principios ontológicos del aristotelismo:
Las teorías de la sustancia y los accidentes, de la materia y la forma, de la potencia y el
acto, de las cuatro causas, etc. Sin embargo, Tomás de Aquino no acepta el aristotelismo
en su integridad (no podía aceptar, por ejemplo, la eternidad del mundo, ya que la
creación del mundo es un "artículo de la fe"), ni tampoco adopta un aristotelismo "puro".
También incorpora mucho del agustinismo y, en general, del neoplatonismo. De ahí que
maneje, además, principios ajenos al aristotelismo. En especial la distinción Esencia-
Existencia le permite una notable reforma del aristotelismo. Es una distinción que también
se encuentra en Alejandro de Hales y Bueneventura, y procede de los árabes (Alfarabi,
Avicena) y judíos (Maimónides). En santo Tomás es un principio absolutamente
fundamental, ya desde su primera época.
Aristóteles había establecido dos estructuras fundamentales del ser o substancia: materia-
forma y potencia-acto. El pensador cristiano añade una tercera, que no estaba en
Aristóteles: en todo ser (salvo en Dios) se distinguen realmente (y no sólo
conceptualmente) la esencia (essentia) y la exitencia (esse). Esta distinción introduce una
modificación importante del aristotelismo. Para Aristóteles, la esencia es únicamente la
"forma", y es eterna. Para Tomás, la esencia de los seres corpóreos incluye también la
"materia primera", y al distinguirse de la existencia no es eterna: las cosas sólo existen
por creación divina.
Aunque la esencia de las substancias corpóreas se compone de materia y forma
(hilemorfismo), en las sustancias espirituales (los ángeles y el alma) es sólo forma: la
espiritualidad es, pues inmaterialidad. Pero la esencia (salvo en el caso de Dios) está en
potencia respecto de la existencia: puede existir o no existir; puede existir o no existir; es
mera posibilidad de existencia. Por tanto, las esencias son contingentes, no necesarias y
eternas (como en Platón y Aristóteles). De este modo se establece la no eternidad y
contingencia del mundo, y la necesidad de que reciba de Dios su existencia (creación).
Sin embargo, para elaborar su visión de la realidad, también toma algunos principios de
Platón o del neoplatonismo. Y principalmente: a) la idea de "participación"; b) la idea de la
"causalidad ejemplar": Dios es el supremo ejemplar o modelo que imitan imperfectamente
las criaturas; c) la idea neoplatónica de los "grados del ser y perfección": los grados del
ser están determinados por la mayor o menor cercanía a la Causa primera de la
existencia (Dios), y por la mayor o menor participación en su perfección.
La existencia de Dios
Según Tomas de Aquino la existencia de Dios no es evidente para la razón humana; por
ello, necesita ser demostrada. Él rechaza el llamado “argumento ontológico” de Anselmo
de Canterbury, según el cual, de la idea de Dios en nuestro pensamiento y sin contar con
la experiencia (“a priori”) se puede deducir su existencia.
Siguiendo a Aristóteles, Tomás de Aquino piensa que todo conocimiento humano
comienza por los sentidos. Por ello, la demostración de la existencia de Dios sólo puede
hacerse a partir de las criaturas ("de abajo arriba"). Es decir, frente al argumento “a priori”
de san Anselmo, el tipo de prueba que propone Tomás de Aquino es “cosmológica” o “a
posteriori” porque el proceso de demostración se inicia en el mundo de la experiencia y va
de los efectos a las causas. De hecho, él acepta la famosa prueba aristotélica sobre la
existencia de un "motor inmóvil" del Universo añadiendo a ésta otras cuatro. Propone, por
tanto, cinco "vías" o argumentos demostrativos que poseen un idéntico esquema y que
sólo difieren por su punto de partida. El punto de llegada es siempre el mismo: Dios, pero
considerado de un modo diferente (como "motor
CONCLUSIONES PERSONALES

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