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INTRODUCCION
El conocimiento ha pasado a ser reconocido como el activo más importante en las nuevas
economías. Dada su relevancia, se escucha acerca de organizaciones que administran el
conocimiento, ciudades del conocimiento y economías basadas en conocimiento: todo parece
girar hoy alrededor del conocimiento y su gestión.
La sociedad del conocimiento es aquella donde las interrelaciones que vinculan a los
individuos se sustentan a través del acceso y procesamiento de información con el propósito
de generar conocimiento, primordialmente, a través de las tecnologías de la información y la
comunicación (TICS). La cultura de la sociedad del conocimiento tiene como algunos de sus
valores primordiales el aprendizaje permanente a lo largo de la vida y la investigación que
descubra conocimiento que permita innovar en todos los campos de la actividad humana.
Estas características determinan una rápida evolución de los saberes y una gran intensidad
de innovación. Frente a esta economía rápidamente cambiante, organizaciones, comunidades
y personas deben “equiparse” de nuevas competencias y de nuevas cualidades para
sobrevivir y prosperar en este mundo en permanente estado de turbulencia.
Sin embargo la economía del conocimiento a pesar de ser simplificado en cuatro puntos
principales resulta ser difícil en su aplicación incluso para las grandes economías. Es
sumamente importante la adaptación pues las tendencias muestran que las economías que no
lograsen adaptarse al avance continuo de las tecnologías, sistemas de educación, mercado e
innovación, la diferencia existente entre los grandes países consolidados y las economías de
menor escala como el caso de México podrían verse aún más elevada.
Las reformas deben ser aplicadas de la manera más correcta y eficiente, pero con un
constante seguimiento de resultados, dado que este pilar ha sido fundamental para los grandes
países como, Nueva Zelanda, Australia, Suecia, Canadá, Finlandia, República de Corea y
Japón, la base educativa es uno de los mayores factores de la economía del conocimiento, en
el caso de Finlandia los cambios en la educación fueron en el nivel Universitario, en el caso
de México deben cambiar desde educación básica (Primaria y secundaria).
Dentro de esta misma concepción, se indica que el DBC se constituye como una estrategia
integral de desarrollo que se fundamenta en identificar, sistematizar y desarrollar el universo
de capitales intangibles. Por tal motivo, se puede argumentar que el conocimiento es un activo
predominante dentro de las dinámicas de desarrollo para una región, además, es un factor
generador de valor que envuelve procesos de aprendizaje e innovación.
Bajo este marco, se resalta la importancia de los Sistemas de Innovación Regional (SIR)
al definirlos como el conjunto de agentes y procesos que permiten la competitividad y el
bienestar de las comunidades, empoderadas por la movilización de capitales, especialmente
del conocimiento (capital intangible). Asimismo, Buesa et al. (2002) precisan que un SRI es
un conjunto de redes entre agentes públicos y privados que interactúan y se retroalimentan
en un territorio específico, aprovechando una infraestructura propia para los propósitos de
adaptar, generar y difundir conocimiento e innovaciones.
Las organizaciones y los países y ciudades que mejor logren comprender y capitalizar la
naturaleza del conocimiento, su dinámica de valor y su poder transformacional, serán quienes
estén en mejor opción de transitar en forma balanceada y sostenible en el S. XXI. En el 2006,
las sociedades que tienen tanto el mejor desempeño competitivo como los mejores niveles
de desarrollo social son aquéllas que más y mejor han estudiado y aplicado la AC y el DBC.
Mientras que la AC constituyó el área de consultoría con más rápido crecimiento a nivel
internacional en la década de los 90, el DBC se posiciona actualmente como el recurso más
estratégico para trazar el futuro de ciudades y regiones
EJEMPLO:
Los ejemplos tanto de gobiernos (Suecia, Dinamarca, Israel, Singapur) como de agencias
internacionales (ONU, Banco Mundial, Organización de Cooperación y Desarrollo
Económico), así como de numerosas organizaciones públicas y privadas, de esfuerzos en
esta dirección. La mayoría incorpora una lógica estratégica como la recién enunciada y
se basa en la medición de modalidades “suaves” de capital.
Sin embargo, muy pocas pueden satisfacer aún los requisitos de consistencia, complitud
y homogeneidad del sistema social de capitales. Constituyen por lo general novedosos
agregados de capitales de conocimiento, pero carecen de elementos formales
referenciales y de articulación que les proporcionen identidad y cohesión. Carecen, por
tanto, de rumbo estratégico. Existen ya propuestas de articulación de sistemas de capital
social que parten precisamente de la identificación de los capitales referenciales y
articuladores para alinear consecuentemente todos los capitales productivos. Existen
incluso esfuerzos para alcanzar una plataforma global de DBC, como la iniciativa del
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para construir un inventario
de “bienes públicos globales” y, más ampliamente, de World Capital Institute por
determinar estructuras alternativas de capital global y evaluar el impacto que agentes
mayores, como las potencias militares y comerciales, las grandes compañías
transnacionales y los principales organismos internacionales, tienen en el estado global
de capitales.
Porque las organizaciones y los países y ciudades que mejor logren comprenderlo
serán quienes estén en mejor opción de transitar en forma balanceada y sostenible
6. Qué enuncia el DBC de Nivel III. Desarrollo del sistema social de capitales