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1. Energia en Asia: produccion.

JEIDY

 Energia apartir de fosiles : petroleo y gas


 Energia nuclear
 Energia hidroelectrica
 Energias alternativas
En el Escenario Nuevas Políticas, los ingresos crecientes y los 1700 millones de personas más,
añadidas esencialmente a las áreas urbanas de las economías en desarrollo, elevan más de un
cuarto la demanda energética mundial para 2040. Este aumento sería en torno a dos veces mayor
de no ser por las mejoras continuas en eficiencia energética, una poderosa herramienta de política
energética para abordar la seguridad de la energía y las preocupaciones de sostenibilidad. Todo el
crecimiento procede de las economías en desarrollo, con la India a la cabeza. En una época tan
reciente como el año 2000, Europa y Norteamérica representaban más del 40% de la demanda
energética mundial y las economías en desarrollo de Asia en torno al 20%. Para 2040, esta
situación se invierte completamente.

El profundo desplazamiento del consumo energético hacia Asia afecta a todos los combustibles y
tecnologías, así como a las inversiones energéticas. Asia representa la mitad del crecimiento
mundial de gas natural, el 60% del aumento de las energías eólica y solar FV, más del 80% del
crecimiento de petróleo y más del 100% del incremento del carbón y la energía nuclear (dados los
descensos en otras partes). Hace quince años las empresas europeas encabezaban la lista de las
mayores compañías eléctricas del mundo, medidas por su capacidad instalada; hoy seis de las diez
mayores empresas eléctricas son chinas.

La duplicación de la demanda de electricidad en las economías en desarrollo concede un puesto


central a una electricidad más limpia, universalmente disponible y asequible como estrategia para
el desarrollo económico y la reducción de emisiones. Uno de cada cinco kilovatios-hora del
aumento de la demanda mundial procede únicamente de los motores eléctricos en China; no
obstante, la demanda creciente de sistemas de refrigeración en las economías en desarrollo
proporciona un impulso similar al aumento de la demanda. A falta de un mayor énfasis en las
políticas de eficiencia energética, casi uno de cada tres dólares invertidos en el suministro
energético mundial, en todos los ámbitos, va a parar a la generación y redes eléctricas de los
países en desarrollo. Esta inversión podría no materializarse, sobre todo cuando los precios que
pagan los usuarios finales están por debajo de los niveles mínimos de recuperación de los costos.
Pero en mercados altamente regulados, existe también el riesgo de que la capacidad vaya por
delante de la demanda: calculamos que actualmente hay 350 GW de sobrecapacidad en regiones
como China, la India, el Sudeste Asiático y Oriente Medio, lo cual representa costes adicionales
que el sistema y los consumidores difícilmente pueden permitirse.

La proporción de la generación a partir de centrales nucleares –hoy en día la segunda fuente más
grande de generación de electricidad de bajas emisiones de CO2 después de la energía
hidroeléctrica– permanece en torno al 10%, pero la geografía va cambiando a medida que la
generación en China sobrepasa a la de Estados Unidos y a la de la Unión Europea antes de 2030.
Unos dos tercios del parque nuclear actual en las economías avanzadas tienen más de 30 años. Las
decisiones para extender o clausurar esta capacidad tendrán repercusiones notables en la
seguridad energética, las inversiones y las emisiones.

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