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Vivir por fe es un desafío a la vida natural en todas las escalas. Por la fe Abel
agradó a Dios por su excelencia, por la fe Enoc caminó con Dios en tiempos perversos
y dio ejemplo a sus generaciones que vivieron como él, de forma tal que Matusalen,
Lamec y Noé caminaron igualmente con Dios, hallando gracia delante de Él cuando
juicio venía sobre la tierra. Por la fe Abraham fue desafiado a creer en esperanza
contra esperanza siendo viejo y su mujer estéril, pero creyendo obtuvo su promesa y
aprendió a obedecer a Dios perfectamente; por la fe Isaac soltó la bendición y marcó
un futuro a sus hijos; por la fe Jacob fue prosperado y no se conformó con aquella
bendición sino que peleó por mas y mas hasta que fue llamado “Vencedor” o Israel en
hebreo. Por la fe José fue desafiado a pasar por adversidades terribles en su camino
hacia el cumplimiento del sueño de grandeza que Dios había puesto en él.
Sí, el justo vive por la fe, desafiando cada día las cosas naturales por aquellas
que parecieran imposibles. Pero tu y yo hemos sido llamados a una vida de fe, pues
el justo por la fe vivirá.
Uno de los grandes resultados de Sifra y Fúa fue este niño, quien fue puesto
en oculto hasta que fue imposible continuar esconderlo. Sí, se trata de Moisés.
DESARROLLO.
Creo que la mayoría de los cristianos conocemos bien la historia de Moisés, sin
embargo la resumiré para beneficio de aquellos que quizá no la conocen.
Moisés nació como hijo de una familia hebrea, en tiempos en que el pueblo de
Israel era tratado duramente por el Faraón de Egipto. Les obligaban a realizar tareas
duras en la construcción de varias ciudades de almacenamiento. Los israelitas no
tenían vacaciones ni buenos pagos, sino un trabajo duro cada día. Además, como
hemos dicho, existía una orden de matar a cada bebé varón al momento de nacer. El
Farón quería evitar que el pueblo de Dios creciera, que se multiplicara. Representaba
una sería amenaza para su reino. Así que por una parte los oprimía con pobreza y
trabajo duro, mientras que también tenía estrategias para evitar su crecimiento.
Como se podrán dar cuenta, esta historia habla mucho más de los tiempos que
estamos viviendo hoy día. Faraón es un tipo del diablo, quien tiene el gobierno de
este mundo.
La Palabra de Dios nos relata que cuando Jesús estaba siendo tentado por el
diablo en el desierto, lo llevó a un lugar alto para mostrarle todos los reinos del mundo
y le dijo: Lucas 4: 6 “Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y
la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero
la doy 7 Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos”
Así que, como he dicho, el Faraón en esta historia es un tipo del diablo que
tiene un dominio sobre el mundo entero. Pero de igual forma que el Faraón tenía una
preocupación por un peligro inminente contra su reino a causa del pueblo de Dios, hoy
día, el diablo ve un gran riesgo en la estabilidad de su reino a causa del pueblo de
Dios, de los hijos de Dios que han nacido y siguen naciendo. Así que, las mismas
estrategias de antaño son usadas en nuestro tiempo: Oprimirles y evitar su
crecimiento por todas las formas posibles.
Pero también el diablo tiene una clara estrategia para evitar que el pueblo de
Dios siga su crecimiento, intentando evitar nacer de nuevo a muchos que han recibido
la Palabra del Evangelio. Al igual que lo hizo en aquellos tiempos, Faraón tiene gente
dentro del pueblo de Dios, que tiene orden de hacer morir a los recién nacidos; con
críticas hacia ministerios, páginas de internet que engañan a la gente con acusaciones
contra ungidos de Dios y enseñanzas totalmente equivocadas.
Así que, como Moisés, somos de los vencedores que hemos nacido y hemos
permanecido con vida, aleluya.
Y bueno, la historia bíblica nos relata que la mamá de Moisés puso a su hijo en
una canasta calafateada con brea a fin de que flotara y colocó esta canasta en el río,
con la clara intención de que llegara ante los ojos de la hija del Faraón. Ella lo vio y lo
tomó como su propio hijo, de forma tal que Moisés, aquel niño hebreo, salvado de la
muerte por una partera buena y su madre, de repente se desarrollaba como hijo de la
hija del Faraón. Así que estudió en las mejores escuelas y universidades de Egipto,
con el fin de que algún día fuera el faraón de Egipto.
Sin duda, las cosas pintaban muy bien para Moisés en cuando a su desarrollo
educacional y económico; una buena vida se presentaba delante de él. Pero Moisés
llevaba sangre hebrea, tenía una genética diferente, era parte del pueblo de Dios,
aunque vestía, hablaba y actuaba como egipcio.
Así que sucedió un buen día, que Moisés presenció el maltrato de un soldado
egipcio sobre un esclavo hebreo, le pareció injusto, se enojó, su sangre hebrea se
manifestó y atacó al soldado egipcio matándole. Pensó que quizá nadie se habría
dado cuenta pero al día siguiente la mayoría de los hebreos ya lo sabían.
Y bueno, la Palabra de Dios nos dice que por la fe Moisés eligió ser maltratado
con el pueblo de Dios a gozar de los deleites temporales del pecado. Sí, vivir por fe,
es tomar decisiones correctas, no necesariamente convenientes.
Una decisión crucial que alteró el rumbo de la historia para el pueblo de Dios.
Y yo quiero aquí hacer un alto para preguntarte: ¿Qué tanto tu has tomado decisiones
correctas que quizá impliquen un daño en tu desarrollo profesional, social o
económico? ¿Has preferido los privilegios de este mundo continuando aparentando
ser parte de ellos aunque llevas una genética divina en ti? El reino de Dios tiene una
cultura propia, un lenguaje propio, un código de vida único. El reino de este mundo
acepta todas las culturas que quieras, excepto la cultura del Reino de Dios.
Pero quiero decirte que lo que no puedes hacer es llevar la genética divina en
tu ser, después de haber nacido por el Espíritu de Dios y permanecer en la cultura de
este mundo para no ser descubierto.
Hoy tu tienes que saber quien eres: Dice 1 Juan 5: 19 “Sabemos que
somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.
Yo sé que soy de Dios, y que vivo en este mundo que está bajo el maligno.
Pero ¡Yo soy de Dios!
Sí, por la fe decidió abandonar Egipto, no teniendo miedo de la ira del Faraón.
Y yo creo que por la fe tu puedes hoy decidir dejar por completo Egipto, es decir dejar
por completo a este mundo y sus costumbres, su cultura y sus formas; y vivir en este
mundo como forastero, hablando nuestro lenguaje, el lenguaje del Reino de Dios que
es la fe, viviendo conforme a la Palabra de Dios y dirigidos a diario por el Espíritu
Santo.
Nos dice claramente la Palabra de Dios: No amen al mundo ni las cosas que
hay en él. Si tu amas a estas cosas te dificultará desprenderte de ellas. Todas las
cosas de este mundo son temporales, pero las verdaderas riquezas son eternas y
esas proceden de Dios.
Quiero decirte que nada te faltará en este mundo porque Quién lo prometió es
fiel y sabe cumplir lo que prometió. Así que no amar las cosas de este mundo no
quiere decir no disfrutar de una buena vida aquí en la tierra, pero jamás la
disfrutaremos a través de comprometer la cultura de nuestro Reino, ni renunciando a
lo que Dios nos ha llamado.
Un hijo de Dios hace su aparición en este mundo para deshacer las obras del
diablo. Esto es lo que Dios hizo a través de Moisés. Moisés dejó Egipto por la fe,
pero de allí lo tomó Dios para deshacer las obras del Faraón.
Faraón quería limitar el crecimiento, pero Dios hacía que más se multiplicaran.
Faraón quería oprimirles para que no pudieran pensar, hacer amargas sus vidas de
forma tal que no pudieran rebelarse a su sistema. Pero llegó Moisés y las obras del
Faraón fueron deshechas.
Estamos aquí para que cada hijo de Dios que ha sido oprimido sea liberado,
reciba bendición de Dios y sea prosperado aún en medio de grandes adversidades. Yo
estoy aquí para deshacer las obras del diablo no solo en el pueblo de Dios sino aún en
este mundo.
Dilo conmigo: Yo estoy aquí para tomar mi posición como hijo de Dios y
deshacer las obras del diablo. No solo no me someto al sistema de este mundo, sino
que deshago sus obras aquí en la tierra.
Ministración