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1. La estrategia de la distracción:
3. La estrategia de la gradualidad
4. La estrategia de diferir
9. Reforzar la autoculpabilidad.
. Los medios masivos de comunicación, han estado presente en la vida de todos. Reflexione
sobre los siguientes elementos: caricatura y cuestiones. Escriba sus conclusiones. ¿Se ha
sentido afectado en algún momento por los medios masivos de información que conoce?
¿Cómo cree que los medios han afectado el desarrollo de la personalidad de los jóvenes?
¿Cuáles son las implicaciones de los medios de masas en la conciencia de la sociedad joven
de Bogotá?
¿Cuál es el papel preponderante que cumplen los medios masivos de comunicación en los
contextos social, cultural, económico, educativo, político y religioso de las sociedades?
2. Cada estudiante debe presentar ejemplos por cada una de las estrategias leídas, extraídas
de fuentes diversas.
. Ver los videos “cerebro formateado por medios, ¿No crees que los medios de
comunicación están manipulados? y manipulación mediática” 4. Extraer las conclusiones
que saquen del material visto en un cartel publicitario haciendo un llamado a la reflexión.
. Lectura del texto (El Logos de Marshall McLuhan, profeta del Internet y místico de la
comunicación) realizar un esquema conceptual.
2. ¿cómo diferenciar de manera crítica el uso del lenguaje verbal y no verbal en los medios
masivos de comunicación? ¿Explicar cuál es la función principal de los códigos verbales y no
verbales y cómo se articulan estos para generar ciertos sentidos? Preparar argumentos para
un conversatorio entre equipos de trabajo.
3. Asumo una posición crítica frente a los elementos ideológicos; como la manipulación de
conciencia, y analizo la incidencia en los tres contextos sociales: aula de clase, institución y
extraescolar sociocultural, universal, familia.
1. Elaborar un afiche o pendón donde de manera crítica haga una reflexión sobre los medios
masivos de comunicación en clase. Set de tv haciendo parodia crítica relacionada con la
falta de profundidad en los medios noticiosos.
2. Realizar unas entrevistas a ALGÚN personaje del y grabar la entrevista frente a la opinión
que ellos tienen de los medios de masas y sus implicaciones.
3. Comparo y contrasto y presento a través de una tabla estadística cuál de los medios
masivos de comunicación incide más en el aparato ideológico de la población infantil en
relación a lo que más usan.
Cuando en las décadas de los 40s y 50s la gente veía televisión y escuchaba la radio
hipnotizada, muy pocos sabían que estos medios estaban transformando radicalmente el
mundo, al punto de programar mentalmente una nueva sociedad y generar un nuevo ambiente
planetario. Una persona más lúcida y preclara que las demás lo estaba diciendo pero pocos
eran los que lo escuchaban (precisamente porque estaban embotados, embebidos en ese
nuevo ambiente). Hoy sabemos que lo que un profesor de literatura de Edmonton estaba
diciendo en un lenguaje electrizante y a veces hermético, es lo que ha sucedido en gran
medida sobre la faz del planeta —solo con el surgimiento de Internet hemos podido por fin
dimensionar lo que decía McLuhan.
El escritor Norman Mailer alguna vez observó que Mcluhan “tenía el cerebro más veloz que
jamás le he conocido a alguien, y nunca sabía si lo que estaba diciendo era profundo o sólo
basura”. La velocidad mental de Marshall McLuhan y la profundidad de lo que era capaz de
captar puede ser apreciada en la siguiente afirmación, escrita en 1962:
«El nuevo medio, cualquiera que sea —puede ser la extensión de la conciencia— incluirá a
la televisión como su contenido, no como su ambiente. Una computadora como un
instrumento de comunicación aumentaría la recuperación [de información], haría obsoleta la
organización masiva de las bibliotecas, recuperaría la función enciclopédica del individuo y
la haría girar en una línea privada de datos comercializables rápidamente personalizados».
Asimismo, hoy todos entendemos que vivimos en una “aldea global” como resultado de las
nuevas tecnologías, pero Mcluhan lo había vislumbrado hace casi 50 años:
«En vez de dirigirse hacia una vasta librería de Alejandría, el mundo se ha convertido en una
computadora, un cerebro electrónico, exactamente como una pieza de ciencia ficción infantil.
Y al exteriorizarse nuestros sentidos, el Gran Hermano se coloca en nuestro interior. Así
que, al menos de que estemos conscientes de esta dinámica, nos moveremos hacia una fase
de terror pánico, exactamente habitando un mundo pequeño de tambores tribales,
interdependencia total y coexistencia superimpuesta».
«El anti-ambiente es una forma indispensable de percepción, ya que los ambientes, como
tales, son imperceptibles. Su poder para imponer las reglas de piso de nuestra vida perceptual
es tan completa que no hay espacio para el diálogo o la interfaz. Por esto la necesidad del
arte o de anti-ambientes».
Todos conocen una frase de McLuhan, “el medio es el mensaje” (y el masaje masivo). Si
bien esta frase es una especie de holograma que, bien entendida, contiene toda la información
de nuestra logósfera—al igual que la máxima hermética “como arriba, es abajo” cifra todo
el universo— la obra de McLuhan ha sido reducida a un mero concepto, un tanto esotérico,
que lo aleja convenientemente de la cultura que critica y al grueso de la población de su obra.
McLuhan se volvió famoso como el incomprensible teórico de la comunicación en los sesenta
y setenta, del cual todos sabían que era brillante (y que decía que “el medio era el mensaje”)
pero que nadie leía a fondo o que si lo hacían no lo discutían porque amenazaba el statu quo
de los medios de comunicación. Hace poco escribimos en Pijama Surf un ensayo sobre la
televisión como una version actualizada del opio popular de Marx. La premisa de ese ensayo
es que el ultimo tabú de la TV es hablar sobre sí misma (de sus características fisiológicas)
justamente porque al colocarse enfrente de un espejo, como la Medusa, se autodestruiría en
un loop infinito de intracomunicación. McLuhan amenaza el fundamento de los medios
masivos de comunicación porque revela que son medios masivos de programación mental
(al ser también extensiones de nuestra mente), sin importar su contenido, algo que en un
inicio posiblemente, de saberse, habría limitado o al menos modificado la forma en la que se
difundieron por el mundo.
He aquí la frase mítica (mística), que conecta a McLuhan con el dios mensajero Hermes:
«El medio es el mensaje. Esto es simplemente para decir que las consecuencias personales y
sociales de cualquier medio —esto es, de cualquier extensión de nosotros mismos— son el
resultado de la nueva escala que es introducida en nuestras vidas por cada extensión de
nosotros mismos o por cada nueva tecnología».
Lo que McLuhan intuye es que nos convertimos en los medios de comunicación que creamos
(¿autodevoración del golem: autogol?) porque no están separados de nosotros mismos, son
extensiones de nuestro cuerpo, son modificaciones corporales que a su vez nos modifican (de
la misma manera que la mujer que aumenta sus senos o quien se aplica cirugía plástica
modifica su propia imagen corporal y afecta su psique). Esta es la gran conciencia de
McLuhan: señalar la importancia de estudiar un medio por su propia anatomía y no tanto por
lo que aparentemente transmite. La diferencia es como la de quien juzga a una persona solo
por lo que dice y quien juzga a una persona por lo que es –integrando una percepción
multidimensional que incluye tanto su lenguaje corporal, como su energía, porque eso es lo
que está comunicando, ese es el verdadero mensaje. En este sentido la invitación es a
reflexionar a propósito de los medios que tenemos, porque eso es lo que seremos (las prótesis
nos hacen Proteos). En cierta forma son, como decía Terence McKenna, nuestro sistema
operativo.
La luz también es información que se comunica a sí misma y crea un ambiente que habitamos,
“un foco de luz crea un ambiente por su sola presencia” («Si estás viendo esta habitación,
toda la habitación está envuelta en la luz que entra a tu pupila y se desenvuelve en la imagen
y en tu cerebro. La luz en su sentido general es el medio por el cual el universo se desenvuelve
en sí mismo», David Bohm). De manera genial McLuhan extrapola lo que la física cuántica
estaba por comprender, que la ontología primigenia del mundo es la información (“la bomba
atómica es información”, dijo controversialmente). En el fondo es la información la que se
comunica a sí misma, una información que McLuhan veía como medio del espíritu o Logos:
Cristo es tanto el hombre como el mensaje divino.
Hay algo místico en la fusión del medio con el mensaje. De nuevo como hiciera William
Blake, McLuhan borra la división heredada de la cultura visual entre el cuerpo y el espíritu,
entre el hardware y el software. Hay un impulso gnóstico en la tecnología —ya lo decía
Arthur C. Clarke, “la tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”—,
un deseo de imbuir en el planeta nuestro espíritu, de programar la naturaleza, de hacernos
omnipresentes en el espacio. Se pueden argumentar que existen mejores medios para hacer
esto, pero es innegable que estamos extendiendo no solo nuestros sentidos sino nuestra
conciencia en el mundo —siempre de manera multilateral, ya que aquello a lo que dotamos
de nuestra conciencia siempre entabla un loop de retroalimentación (quizás no haya sido
advertido, pero McLuhan al señalar que los medios de comunicación y la tecnología son una
extensión de nosotros mismos implica que no hay división entre lo externo y lo interno, que
existe una subyacente unidad entre todas las cosas: tú eres tu TV que, a su vez, te ve).
Por una parte McLuhan observa los peligros del renacimiento del espacio acústico. Fue la
radio la que posibilitó a Hitler y a otras figuras la persuasión de las masas y la creación de un
comportamiento de tipo tribal (transmitirse a sí mismo de forma viral, apelando a zonas del
cerebro reptileano). Es la disolución de las fronteras de la aldea global lo que permite que se
difunda la publicidad, “una vasta operación militar para conquistar el espíritu humano”.
McLuhan incluso llegó a prohibir a su nieto ver television, “ese gigante tímido” que “llevó
la brutalidad de la Guerra de Vietnam a las salas de estar de Estados Unidos”, lugar donde se
perdió la guerra y no “en los campos de batalla de Vietnam”. En una carta a Jaques Maritain,
el McLuhan religioso expresa sus temores de que la era de la información está haciendo la
labor del abogado del Diablo en su deseo de reemplazar a Dios, a través del simulacro:
«Los ambientes de información eléctrica siendo totalmente etéreos fomentan la ilusión del
mundo como una sustancia espiritual. Es ya un facsímil del cuerpo místico [de Cristo], una
manifestación descollante del Anti-Cristo. Después de todo el Príncipe de este mundo es un
gran ingeniero eléctrico».
Pero al mismo tiempo los nuevos medios basados en un campo acústico y multisensorial, le
transmitían destellos de un regreso al idilio de la comunión.
«El campo auditivo es simultáneo, el visual sucesivo. Los modelos de las personas no-
alfabetizadas eran implícitos, simultáneos y discontinuos, y también mucho más ricos que
los del hombre alfabetizado. En su dependencia a la palabra hablada para obtener
información, las personas eran asimiladas en una red tribal; y ya que la palabra hablada tiene
una carga más emocional que la escrita —comunicando por la entonación emociones tan
ricas como la alegría, el enojo, el miedo, el sufrimiento— el hombre tribal era más
espontáneo y pasionalmente volátil. El hombre audio-táctil participaba en el inconsciente
colectivo, vivía en una mundo mágico integral ordenado por los patrones del mito y el rito,
con sus valores divinos sin ser amenazados, mientras que el hombre alfabetizado o visual
crea un ambiente altamente fragmentado e individualizado, explícito, lógico…».
McLuhan no parece decidirse ("no podría hacer un juicio de valor a tan grande escala"), pero
tal vez si todavía estuviera aquí podría leer el futuro en el presente y decirnos hacia dónde
nos dirigimos.
«Marshall McLuhan estaba en lo correcto al ver que la cultura planetaria humana sería de
carácter tribal. El próximo gran paso a un holismo planetario es la fusión parcial entre el
mundo humano tecnológicamente transformado con la arcaica matriz de inteligencia vegetal
que es la supra-Mente del planeta».
Mckenna, él sí, no hay duda, era entusiasta de que lo que estábamos presenciando era
básicamente la culminación del largo proceso alquímico de la materialización del espíritu,
del momento en que la nave planetaria tomaría conciencia de sí misma, ante la explosión de
la información. Su Dios era la Diosa, Gaia, en cuyo cuerpo el hombre encarnaría el Logos en
la cópula radiante y psicodélica.
Para McLuhan el medio (que era el mensaje) era Cristo «la raza humana en particular ha sido
asumida a la vida del Divino Logos, que es Cristo», escribió. ¿Puede extrañamente ocultarse
en la antesala de la fusión con las máquinas la fusión con el Logos, la revelación del mensaje
que atraviesa la historia, la comunión entre el Ser universal y su comunicación: su extensión
(nosotros)?