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COLEGIO MANUEL ELKIN PATARROYO.

GUIA ESPAÑOL GRADO 11


“LAS DIEZ ESTARTEGIAS DE MANIPULACIÓN MEDIATICA”
Los medios de comunicación
social se han convertido en la
actualidad en poderosas
herramientas para conseguir
favorabilidad del público con
respecto a temas muy
sensibles en lo ideológico,
político, social y económico.
A través de los medios de
comunicación social, los
gobiernos y sistemas pueden
ejercer un efectivo y
silencioso control social.
Noam Chomsky, antropólogo y lingüista, ha estudiado el fenómeno que se conoce
como manipulación mediática.

Según Chomsky, los gobiernos utilizan de manera sistemática estrategias que


permiten la manipulación de la información difundida por los medios de
comunicación social y ejercer de esta manera el control social. Al respecto formuló
diez estrategias que serán objeto de nuestro examen valorativo.

LAS DIEZ ESTRATEGIAS DE LA MANIPULACIÓN MEDIÁTICA (DOCUMENTO)

1. La estrategia de la distracción:

El elemento primordial del control


social es la estrategia de la
distracción que consiste en desviar la
atención del público de los problemas
importantes y de los cambios
decididos por las elites políticas y
económicas, mediante la técnica del
diluvio o inundación de continuas
distracciones y de informaciones
insignificantes. La estrategia de la
distracción es igualmente
indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales,
en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la
cibernética. Mantener la atención del público distraída, lejos de los verdaderos
problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público
ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja
como los otros animales.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones

Este método también es


llamado problema-reacción-
solución. Se crea un problema,
una situación prevista para
causar cierta reacción en el
público, a fin de que éste sea el
mandante de las medidas que se
desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la
violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el
demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también:
crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso
de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3. La estrategia de la gradualidad

Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta


aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años
consecutivos. Es de esa manera que condiciones
socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo)
fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990:
Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad,
desempleo en masa, salarios que ya no aseguran
ingresos decentes, tantos cambios que hubieran
provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de
una sola vez.

4. La estrategia de diferir

Otra manera de hacer aceptar una decisión


impopular es la de presentarla como dolorosa y
necesaria, obteniendo la aceptación pública, en el
momento, para una aplicación futura. Es más fácil
aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio
inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es
empleado inmediatamente. Luego, porque el público,
la masa, tiene siempre la tendencia a esperar
ingenuamente que todo irá mejorar mañana y que el sacrificio exigido podrá ser
evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y
de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad

La mayoría de la publicidad dirigida al gran


público utiliza discurso, argumentos, personajes
y entonación particularmente infantiles, muchas
veces próximos a la debilidad, como si el
espectador fuese una criatura de poca edad o un
deficiente mental. Cuanto más se intente buscar
engañar al espectador, más se tiende a adoptar
un tono infantilizante. ¿Por qué? Si uno se dirige
a una persona como si ella tuviese la edad de 12
años o menos, entonces, en razón de la
sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta
probabilidad, a una respuesta o reacción también
desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de
edad (ver Armas silenciosas para guerras tranquilas).

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.


Hacer uso del aspecto emocional es una
técnica clásica para causar un corto circuito
en el análisis racional, y finalmente al
sentido crítico de los individuos. Por otra
parte, la utilización del registro emocional
permite abrir la puerta de acceso al
inconsciente para implantar o injertar ideas,
deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos.

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad

Hacer que el público sea incapaz de comprender


las tecnologías y los métodos utilizados para su
control y su esclavitud. La calidad de la educación
dada a las clases sociales inferiores debe ser la
más pobre y mediocre posible, de forma que la
distancia de la ignorancia que planea entre las
clases inferiores y las clases sociales superiores
sea y permanezca imposible de alcanzar para las
clases inferiores (ver Armas silenciosas para
guerras tranquilas).
8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.

Promover al público a creer que es


moda el hecho de ser estúpido,
vulgar e inculto…

9. Reforzar la autoculpabilidad.

Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia,


por causa de la insuficiencia de su
inteligencia, de sus capacidades, o de
sus esfuerzos. Así, en lugar de
rebelarse contra el sistema
económico, el individuo se auto
desvalida y se culpa, lo que genera un
estado depresivo, uno de cuyos
efectos es la inhibición de su acción.
¡Y, sin acción, no hay revolución!

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.

En el transcurso de los últimos 50


años, los avances acelerados de la
ciencia han generado una creciente
brecha entre los conocimientos del
público y aquellos poseídos y
utilizados por las élites dominantes.
Gracias a la biología, la neurobiología
y la psicología aplicada, el sistema ha
disfrutado de un conocimiento
avanzado del ser humano, tanto de
forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al
individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría
de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los
individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.
TALLER.

. Los medios masivos de comunicación, han estado presente en la vida de todos. Reflexione
sobre los siguientes elementos: caricatura y cuestiones. Escriba sus conclusiones. ¿Se ha
sentido afectado en algún momento por los medios masivos de información que conoce?

¿Cómo cree que los medios han afectado el desarrollo de la personalidad de los jóvenes?

¿Los medios masivos de información habrán influido en la conciencia de la sociedad en


épocas pasadas de la misma manera que en la actualidad?

“¿Qué sabemos de medios masivos de información?”

¿Cuáles son las implicaciones de los medios de masas en la conciencia de la sociedad joven
de Bogotá?

¿Cuál es el papel preponderante que cumplen los medios masivos de comunicación en los
contextos social, cultural, económico, educativo, político y religioso de las sociedades?

Actividades de apropiación del conocimiento (Conceptualización y Teorización).

1. Lectura del texto individual: Noam Chomsky y Las 10 Estrategias de Manipulación


Mediática. Por cada una de las estrategias realizar un análisis profundo de lo que cada una
de esas implica para la sociedad. Toma de notas cuaderno

2. Cada estudiante debe presentar ejemplos por cada una de las estrategias leídas, extraídas
de fuentes diversas.

. Ver los videos “cerebro formateado por medios, ¿No crees que los medios de
comunicación están manipulados? y manipulación mediática” 4. Extraer las conclusiones
que saquen del material visto en un cartel publicitario haciendo un llamado a la reflexión.

. Lectura del texto (El Logos de Marshall McLuhan, profeta del Internet y místico de la
comunicación) realizar un esquema conceptual.

2. ¿cómo diferenciar de manera crítica el uso del lenguaje verbal y no verbal en los medios
masivos de comunicación? ¿Explicar cuál es la función principal de los códigos verbales y no
verbales y cómo se articulan estos para generar ciertos sentidos? Preparar argumentos para
un conversatorio entre equipos de trabajo.
3. Asumo una posición crítica frente a los elementos ideológicos; como la manipulación de
conciencia, y analizo la incidencia en los tres contextos sociales: aula de clase, institución y
extraescolar sociocultural, universal, familia.

Actividades de transferencia del conocimiento.

1. Elaborar un afiche o pendón donde de manera crítica haga una reflexión sobre los medios
masivos de comunicación en clase. Set de tv haciendo parodia crítica relacionada con la
falta de profundidad en los medios noticiosos.

2. Realizar unas entrevistas a ALGÚN personaje del y grabar la entrevista frente a la opinión
que ellos tienen de los medios de masas y sus implicaciones.

Presentar formato de entrevista antes de realizarlas al docente. (PREGUNTAS PARA LA


ENTREVISTA)

3. Comparo y contrasto y presento a través de una tabla estadística cuál de los medios
masivos de comunicación incide más en el aparato ideológico de la población infantil en
relación a lo que más usan.

4. Presentar un texto basado en argumentos de reflexión sobre el tema visto de medios de


masas.
ANEXO.

EL LOGOS DE MARSHALL MCLUHAN

Cuando en las décadas de los 40s y 50s la gente veía televisión y escuchaba la radio
hipnotizada, muy pocos sabían que estos medios estaban transformando radicalmente el
mundo, al punto de programar mentalmente una nueva sociedad y generar un nuevo ambiente
planetario. Una persona más lúcida y preclara que las demás lo estaba diciendo pero pocos
eran los que lo escuchaban (precisamente porque estaban embotados, embebidos en ese
nuevo ambiente). Hoy sabemos que lo que un profesor de literatura de Edmonton estaba
diciendo en un lenguaje electrizante y a veces hermético, es lo que ha sucedido en gran
medida sobre la faz del planeta —solo con el surgimiento de Internet hemos podido por fin
dimensionar lo que decía McLuhan.

El escritor Norman Mailer alguna vez observó que Mcluhan “tenía el cerebro más veloz que
jamás le he conocido a alguien, y nunca sabía si lo que estaba diciendo era profundo o sólo
basura”. La velocidad mental de Marshall McLuhan y la profundidad de lo que era capaz de
captar puede ser apreciada en la siguiente afirmación, escrita en 1962:

«El nuevo medio, cualquiera que sea —puede ser la extensión de la conciencia— incluirá a
la televisión como su contenido, no como su ambiente. Una computadora como un
instrumento de comunicación aumentaría la recuperación [de información], haría obsoleta la
organización masiva de las bibliotecas, recuperaría la función enciclopédica del individuo y
la haría girar en una línea privada de datos comercializables rápidamente personalizados».

Antes que Steve Jobs hiciera el parangón entre las computadoras y


el Gran Hermano con su famoso lanzamiento de la primera Mac,
Marshall McLuhan, quien también acuñó el término “surfear” para
referirse a navegar en la información, dijo hace 20 años: "las
computadoras serán el LSD del mundo de negocios" (curiosamente
el LSD fue lo que alimentó la imaginación de Jobs y de Bill Gates
para crear este modelo de negocio global).

Asimismo, hoy todos entendemos que vivimos en una “aldea global” como resultado de las
nuevas tecnologías, pero Mcluhan lo había vislumbrado hace casi 50 años:

«En vez de dirigirse hacia una vasta librería de Alejandría, el mundo se ha convertido en una
computadora, un cerebro electrónico, exactamente como una pieza de ciencia ficción infantil.
Y al exteriorizarse nuestros sentidos, el Gran Hermano se coloca en nuestro interior. Así
que, al menos de que estemos conscientes de esta dinámica, nos moveremos hacia una fase
de terror pánico, exactamente habitando un mundo pequeño de tambores tribales,
interdependencia total y coexistencia superimpuesta».

Es justamente la conciencia de McLuhan lo que le permite percibir el futuro, que en realidad


es el presente, porque, como la sociedad pre-alfabetizada que describe, McLuhan accede al
espacio acústico de la cultura oral donde todo sucede al mismo tiempo, de forma holográfica
y estereoscópica. Este experto en James Joyce y ferviente católico converso (curiosamente
es también otro católico, Pierre Teilhard de Chardin, el otro gran anticipador de Internet con
la noósfera) no solo es el más brillante teórico de la comunicación, es un artista en el sentido
de que «el artista siempre está involucrado en escribir una historia detallada del futuro porque
es la única persona consciente de la naturaleza del presente [...]. Suyo es el poder no tanto de
prever como la alerta de reconocer lo que ya está inmediatamente presente».

En esta concepción el artista es fundamentalmente alguien que ha depurado las puertas de la


percepción, de la misma forma que el chamán de las culturas tribales acústicas. Y como decía
William Blake, depurar la percepción le da acceso a “un mundo infinito”, es decir no-lineal,
atemporal e inagotable. Por esto puede percibir el futuro, porque, al igual que el pasado, el
futuro está cifrado también en la información del instante actual, como un fractal.El artista
también es aquel capaz de sustraerse del ambiente o programa cultural para afianzar su
individualidad y ejercer su conciencia arquimídea (abrir el ojo de águila):

«El anti-ambiente es una forma indispensable de percepción, ya que los ambientes, como
tales, son imperceptibles. Su poder para imponer las reglas de piso de nuestra vida perceptual
es tan completa que no hay espacio para el diálogo o la interfaz. Por esto la necesidad del
arte o de anti-ambientes».

El ser humano tiene la tendencia a fundirse con el


ambiente, a integrarse con el medio, precisamente
porque no reconoce que está ahí, como el éter. Al no
darnos cuenta de que la tecnología es una extensión
de nosotros mismos, al no percibir que la TV amplía
nuestros ojos pero también los amputa, caemos en un
estado de narcosis narcisista, en la que nos
enamoramos de nuestras prótesis, sin ejercer la
crítica, es decir, nos infatuamos e hipnotizamos,
disolviendo las fronteras y ahogando el diálogo con
la alteridad. «Todos somos robots cuando nos
involucramos acríticamente con nuestra tecnología,
[...] nos convertimos en los órganos sexuales del mundo de las máquinas», decía McLuhan.
Lo que ha ocurrido es que sin darnos cuenta nos hemos vueltos cyborgs mediáticos: la TV,
la radio y e Internet no están haya afuera transmitiendo mensajes, están adentro de nuestra
mente transmitiéndose a sí mismos.

Todos conocen una frase de McLuhan, “el medio es el mensaje” (y el masaje masivo). Si
bien esta frase es una especie de holograma que, bien entendida, contiene toda la información
de nuestra logósfera—al igual que la máxima hermética “como arriba, es abajo” cifra todo
el universo— la obra de McLuhan ha sido reducida a un mero concepto, un tanto esotérico,
que lo aleja convenientemente de la cultura que critica y al grueso de la población de su obra.
McLuhan se volvió famoso como el incomprensible teórico de la comunicación en los sesenta
y setenta, del cual todos sabían que era brillante (y que decía que “el medio era el mensaje”)
pero que nadie leía a fondo o que si lo hacían no lo discutían porque amenazaba el statu quo
de los medios de comunicación. Hace poco escribimos en Pijama Surf un ensayo sobre la
televisión como una version actualizada del opio popular de Marx. La premisa de ese ensayo
es que el ultimo tabú de la TV es hablar sobre sí misma (de sus características fisiológicas)
justamente porque al colocarse enfrente de un espejo, como la Medusa, se autodestruiría en
un loop infinito de intracomunicación. McLuhan amenaza el fundamento de los medios
masivos de comunicación porque revela que son medios masivos de programación mental
(al ser también extensiones de nuestra mente), sin importar su contenido, algo que en un
inicio posiblemente, de saberse, habría limitado o al menos modificado la forma en la que se
difundieron por el mundo.

He aquí la frase mítica (mística), que conecta a McLuhan con el dios mensajero Hermes:

«El medio es el mensaje. Esto es simplemente para decir que las consecuencias personales y
sociales de cualquier medio —esto es, de cualquier extensión de nosotros mismos— son el
resultado de la nueva escala que es introducida en nuestras vidas por cada extensión de
nosotros mismos o por cada nueva tecnología».

Lo que McLuhan intuye es que nos convertimos en los medios de comunicación que creamos
(¿autodevoración del golem: autogol?) porque no están separados de nosotros mismos, son
extensiones de nuestro cuerpo, son modificaciones corporales que a su vez nos modifican (de
la misma manera que la mujer que aumenta sus senos o quien se aplica cirugía plástica
modifica su propia imagen corporal y afecta su psique). Esta es la gran conciencia de
McLuhan: señalar la importancia de estudiar un medio por su propia anatomía y no tanto por
lo que aparentemente transmite. La diferencia es como la de quien juzga a una persona solo
por lo que dice y quien juzga a una persona por lo que es –integrando una percepción
multidimensional que incluye tanto su lenguaje corporal, como su energía, porque eso es lo
que está comunicando, ese es el verdadero mensaje. En este sentido la invitación es a
reflexionar a propósito de los medios que tenemos, porque eso es lo que seremos (las prótesis
nos hacen Proteos). En cierta forma son, como decía Terence McKenna, nuestro sistema
operativo.

Hay una inevitabilidad del matrimonio entre


el medio y el mensaje de los medios de
comunicación: comunicar su forma, su
fisionomía, su física (en el caso de la TV: los
rayos catódicos, su ratio de 29 imágenes por
segundo, sus ondas electromagnéticas que
mimetizan nuestras ondas cerebrales). Lo
que McLuhan logra comprender es que los
medios en sí mismos son información —la
materia es mente. Más que comunicar
información sobre la última Guerra, la
televisión está comunicándose a ella misma,
su información (como diría Aeolus Kephas,
en el fondo todas las cosas comunican lo que son), su propio código genético, por decir una
metáfora. Si la televisión, está compuesta por programas, son sus átomos, es un medio cuya
ontología es la programación, ergo, programa. Mucho menos importante que cuál es el
programa que vemos es que es un programa —sin que esto sea bueno o malo— y como tal,
al ser una extensión de nosotros mismos con la que interactuamos en un espejo narcisista,
inserta un programa en nuestra psique (nos in-forma, literalmente). Y si la televisión es un
medio que, como su nombre lo indica, ve a distancia, tele-ve, nos permite ver lo que no está
aquí —al tiempo que dejamos de ver lo inmediato, el presente (y empeñamos nuestra
capacidad de televidencia en una extensión y no en una intención).

Internet está comunicando su información también, comunicando su sí mismo. En este


sentido, lo que se comunica es el Internet entero (no un bit o una página), una red de
interconexión: un link no es sobre algo, es un vínculo en nuestro cerebro, es una red que se
entreteje. Internet es la extensión del cerebro y en su retroalimentación regresa a nuestro
cerebro todos los cerebros.

La luz también es información que se comunica a sí misma y crea un ambiente que habitamos,
“un foco de luz crea un ambiente por su sola presencia” («Si estás viendo esta habitación,
toda la habitación está envuelta en la luz que entra a tu pupila y se desenvuelve en la imagen
y en tu cerebro. La luz en su sentido general es el medio por el cual el universo se desenvuelve
en sí mismo», David Bohm). De manera genial McLuhan extrapola lo que la física cuántica
estaba por comprender, que la ontología primigenia del mundo es la información (“la bomba
atómica es información”, dijo controversialmente). En el fondo es la información la que se
comunica a sí misma, una información que McLuhan veía como medio del espíritu o Logos:
Cristo es tanto el hombre como el mensaje divino.
Hay algo místico en la fusión del medio con el mensaje. De nuevo como hiciera William
Blake, McLuhan borra la división heredada de la cultura visual entre el cuerpo y el espíritu,
entre el hardware y el software. Hay un impulso gnóstico en la tecnología —ya lo decía
Arthur C. Clarke, “la tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”—,
un deseo de imbuir en el planeta nuestro espíritu, de programar la naturaleza, de hacernos
omnipresentes en el espacio. Se pueden argumentar que existen mejores medios para hacer
esto, pero es innegable que estamos extendiendo no solo nuestros sentidos sino nuestra
conciencia en el mundo —siempre de manera multilateral, ya que aquello a lo que dotamos
de nuestra conciencia siempre entabla un loop de retroalimentación (quizás no haya sido
advertido, pero McLuhan al señalar que los medios de comunicación y la tecnología son una
extensión de nosotros mismos implica que no hay división entre lo externo y lo interno, que
existe una subyacente unidad entre todas las cosas: tú eres tu TV que, a su vez, te ve).

«La civilización es completamente el producto de la alfabetización fonética y, al disolverse


con la revolución electrónica, redescubrimos una conciencia tribal e integral que se
manifiesta en un cambio radical de nuestras vidas sensoriales». Esta sociedad electrónica,
dice McLuhan, habita en «un mundo resonante similar a la vieja cámara tribal de ecos donde
la magia vive otra vez».
Hay cierta ambivalencia en cómo se percibe la filosofía comunicacional de McLuhan, si
como pesimista y apocalíptica o utopista y hasta ingenuamente entusiasta de la tecnología.
McLuhan en realidad no define una postura, se dedica a percibir y analizar lo que sucede (y
todo sucede simultáneamente: tanto el cielo como el infierno rezuman y se arremolinan en la
unidad comunicacional).

Por una parte McLuhan observa los peligros del renacimiento del espacio acústico. Fue la
radio la que posibilitó a Hitler y a otras figuras la persuasión de las masas y la creación de un
comportamiento de tipo tribal (transmitirse a sí mismo de forma viral, apelando a zonas del
cerebro reptileano). Es la disolución de las fronteras de la aldea global lo que permite que se
difunda la publicidad, “una vasta operación militar para conquistar el espíritu humano”.
McLuhan incluso llegó a prohibir a su nieto ver television, “ese gigante tímido” que “llevó
la brutalidad de la Guerra de Vietnam a las salas de estar de Estados Unidos”, lugar donde se
perdió la guerra y no “en los campos de batalla de Vietnam”. En una carta a Jaques Maritain,
el McLuhan religioso expresa sus temores de que la era de la información está haciendo la
labor del abogado del Diablo en su deseo de reemplazar a Dios, a través del simulacro:

«Los ambientes de información eléctrica siendo totalmente etéreos fomentan la ilusión del
mundo como una sustancia espiritual. Es ya un facsímil del cuerpo místico [de Cristo], una
manifestación descollante del Anti-Cristo. Después de todo el Príncipe de este mundo es un
gran ingeniero eléctrico».

Pero al mismo tiempo los nuevos medios basados en un campo acústico y multisensorial, le
transmitían destellos de un regreso al idilio de la comunión.

«El campo auditivo es simultáneo, el visual sucesivo. Los modelos de las personas no-
alfabetizadas eran implícitos, simultáneos y discontinuos, y también mucho más ricos que
los del hombre alfabetizado. En su dependencia a la palabra hablada para obtener
información, las personas eran asimiladas en una red tribal; y ya que la palabra hablada tiene
una carga más emocional que la escrita —comunicando por la entonación emociones tan
ricas como la alegría, el enojo, el miedo, el sufrimiento— el hombre tribal era más
espontáneo y pasionalmente volátil. El hombre audio-táctil participaba en el inconsciente
colectivo, vivía en una mundo mágico integral ordenado por los patrones del mito y el rito,
con sus valores divinos sin ser amenazados, mientras que el hombre alfabetizado o visual
crea un ambiente altamente fragmentado e individualizado, explícito, lógico…».

Aquí yace la disyuntiva fundamental de la obra de McLuhan: ¿Interiorizaremos al Big-


Brother como un avatar del Gran Ojo Electrónico que Todo lo Ve en nuestra psique o surgirá
de nuevo el África interior, el paraíso feral, jardín de la sinestesia y de la sizigia?

McLuhan no parece decidirse ("no podría hacer un juicio de valor a tan grande escala"), pero
tal vez si todavía estuviera aquí podría leer el futuro en el presente y decirnos hacia dónde
nos dirigimos.

«Marshall McLuhan estaba en lo correcto al ver que la cultura planetaria humana sería de
carácter tribal. El próximo gran paso a un holismo planetario es la fusión parcial entre el
mundo humano tecnológicamente transformado con la arcaica matriz de inteligencia vegetal
que es la supra-Mente del planeta».

Mckenna, él sí, no hay duda, era entusiasta de que lo que estábamos presenciando era
básicamente la culminación del largo proceso alquímico de la materialización del espíritu,
del momento en que la nave planetaria tomaría conciencia de sí misma, ante la explosión de
la información. Su Dios era la Diosa, Gaia, en cuyo cuerpo el hombre encarnaría el Logos en
la cópula radiante y psicodélica.

Para McLuhan el medio (que era el mensaje) era Cristo «la raza humana en particular ha sido
asumida a la vida del Divino Logos, que es Cristo», escribió. ¿Puede extrañamente ocultarse
en la antesala de la fusión con las máquinas la fusión con el Logos, la revelación del mensaje
que atraviesa la historia, la comunión entre el Ser universal y su comunicación: su extensión
(nosotros)?

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