Вы находитесь на странице: 1из 20

Bogotá, D.C.

, Septiembre de 2018
Honorables Magistrados
CORTE CONSTITUCIONAL
Ciudad.

Ref.: Demanda de Inconstitucionalidad Parcial en contra del numeral 9 artículo


59, de la ley 1801 del 29 de julio de 2016 “Por la cual se expide el Código Nacional
de Policía y Convivencia”

MONICA PAOLA RINCON BALAGUERA, identificada como aparece al pie de


la firma, estudiante activo de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia,
en ejercicio del derecho consagrado en el artículo 40 de la Constitución Política de
Colombia, con fundamento en el Decreto Reglamentario 2067 de 1991, presento ante
este Despacho Judicial DEMANDA DE INCONSTITUCIONALIDAD PARCIAL
contra el numeral 9 del artículo 59 de La Ley 1801 del 29 de julio de 2016, por
vulneración de los artículos 13 y 16 de la Constitución Política.

Para fundamentar la presente demanda, se dividirá en dos partes la sustentación. En


la primera sección (I), se establecerán las cuestiones referentes a la presentación de la
demanda, donde se determinará (1.1) la norma acusada de inconstitucionalidad; (1.2)
las normas constitucionales que se consideran infringidas por la disposición legal
cuestionada; (1.3) se formulará la petición de fondo de la demanda; y (1.4) se
presentarán los fundamentos de la presente acción de inconstitucionalidad. La
segunda sección (II), desarrollará el concepto de la violación de la norma citada, en
donde se hará (2.1) un análisis de la norma demandada; (2.2) se expondrá el cargo
violatorio en concreto, donde a su vez (2.2.1) se analizarán los derechos objeto de
limitación por la norma acusada; Por último, (3) se analizarán aspectos relativos a la
admisibilidad de la demanda.
I. PRIMERA SECCIÓN – PRESENTACIÓN DE LA DEMANDA

1.1 Norma demandada

A continuación, se transcribe el texto legal demandado, subrayando los apartes de la


disposición respecto de los cuales se cuestiona la constitucionalidad.

Diario Oficial No. 49.949 de 29 de julio de 2016

“Ley 1801 de 2016


(julio 29)

“Por la cual se expide el Código Nacional de Policía y Convivencia.”

El Congreso de Colombia

Decreta […]

Artículo 59. comportamientos que ponen en riesgo la vida e integridad de las


personas en las actividades que involucran aglomeraciones de público no
complejas.
Los siguientes comportamientos ponen en riesgo la vida e integridad de las personas
en las actividades que involucran aglomeraciones de público no complejas y por tanto
no deben realizarse:

1. Realizar acciones que constituyan un riesgo para la propia vida o la de terceros,


antes, durante o después de tales actividades.

2. No utilizar los implementos de seguridad en la actividad que los exige.

3. Incumplir con las instrucciones o reglamentos específicos de los organizadores o


responsables de la actividad o desatender las recomendaciones de los grupos de
logística en lo que tiene que ver con la ubicación y tránsito de lugares no autorizados
para el público.
4. Carecer o no proporcionar los implementos de seguridad exigidos por la actividad,
o proporcionarlos en mal estado de funcionamiento.

5. Incumplir las disposiciones legales o la reglamentación distrital o municipal


pertinente.

6. No respetar la asignación de la silletería en caso de haberla.

7. Ingresar o introducir niños, niñas o adolescentes a los actos o eventos que puedan
causar daño a su integridad o en los cuales exista previa restricción de edad por parte
de las autoridades de policía, o esté prohibido su ingreso por las normas vigentes.

8. Invadir los espacios no abiertos al público.

9. Quienes, al desplazarse a un acto o evento, o durante el desarrollo del mismo, en


el recinto o en sus alrededores, porten, consuman, o estén bajo los efectos de
sustancias psicoactivas, alcohólicas o sustancias combinadas química o físicamente,
que produzcan estados irregulares en el cuerpo humano y estén prohibidas por las
normas vigentes, o por la reglamentación expedida de conformidad con el artículo
47 del presente Código. (Subrayas fuera del texto original).

10. Pretender ingresar, o estar en posesión o tenencia de cualquier tipo de arma u


objetos prohibidos por las normas vigentes, por el alcalde o su delegado.

1.2 Normas constitucionales infringidas

El aparte subrayado de la disposición normativa transcrita, contraviene los artículos


13 y 16 de la Constitución Política, que disponen respectivamente el derecho de todo
colombiano a la libertad individual y al libre desarrollo de la personalidad, lo anterior
teniendo en cuenta el deber Estatal de garantizar la efectividad de los principios,
derechos y deberes consagrados en la Constitución.
1.3 Pretensión

Se solicita a la honorable Corte Constitucional se declare la INEXEQUIBILIDAD


PARCIAL del numeral nueve del artículo 59 de la Ley 1801 de 2016 por las razones
que se exponen en la presente demanda.

De manera subsidiaria, y en caso de que esta Honorable Corporación no encuentre


motivos para declarar la inconstitucionalidad de la norma acusada, se solicita de la
manera más respetuosa se declare la EXEQUIBILIDAD CONDICIONADA de la
norma, señalando la debida interpretación y aplicación que deberá realizarse de la
misma.

1.4 Fundamentos de la demanda

Se fundamenta la presente demanda, poniendo de manifiesto que los derechos


esenciales a la libertad y al libre desarrollo de la personalidad se están viendo
vulnerados, siendo éstos derechos que recogen aspectos fundamentales de la
autonomía y que, no sólo se encuentran consagrados en nuestro ordenamiento
jurídico, sino también en varios instrumentos internacionales de gran importancia, lo
cual lleva a concluir que tales derechos son necesarios para el desarrollo integral de
la persona, denotándose una estrecha relación con la dignidad humana.

La primera consecuencia que se deriva de la autonomía, consiste en que es la propia


persona (y no nadie por ella) quien debe darle sentido a su existencia y, en armonía
con él, un rumbo. Si a la persona se le reconoce esa autonomía, no puede limitársela
sino en la medida en que entra en conflicto con la autonomía ajena. El considerar a la
persona como autónoma tiene sus consecuencias inevitables e inexorables, y la
primera y más importante de todas consiste en que los asuntos que sólo a la persona
atañen, sólo por ella deben ser decididos. Decidir por ella es arrebatarle brutalmente
su condición ética, reducirla a la condición de objeto, cosificarla, convertirla en medio
para los fines que por fuera de ella se eligen1.

Cuando el Estado resuelve reconocer la autonomía de la persona, lo que ha decidido,


ni más ni menos, es constatar el ámbito que le corresponde como sujeto ético: dejarla
que decida sobre lo más absolutamente humano, sobre lo bueno y lo malo, sobre el

1
Corte Constitucional. Sentencia No. C-221/94, M.P, Dr. CARLOS GAVIRIA DIAZ.
sentido de su existencia. Que las personas sean libres y autónomas para elegir su forma
de vida mientras ésta no interfiera con la autonomía de las otras, es parte vital del
interés común en una sociedad personalista, como la que ha pretendido configurar la
Carta Política que hoy nos rige. Si los derechos a la libertad individual y libre
desarrollo de la personalidad tiene algún sentido e importancia dentro de nuestro
sistema, es preciso concluir que, por las razones anotadas, las normas que hacen del
porte y consumo de alcohol al momento de desplazarse a un acto o evento, o durante
el desarrollo del mismo, en el recinto o en sus alrededores una contravención, son
claramente inconstitucionales.

Por otro lado, nos encontramos frente al deber estatal de proteger y garantizar la
efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en nuestro
ordenamiento jurídico, en ese sentido la libertad del legislador no es absoluta, no
puede establecer válidamente más limitaciones que aquéllas que estén en armonía con
el espíritu de la Constitución.

II. SEGUNDA SECCIÓN – CONCEPTO DE LA VIOLACIÓN

1.2 Análisis de la norma demandada

Con el propósito de prevenir y establecer las condiciones para la convivencia en el


territorio nacional, el Congreso de la República expidió la Ley 1801 de 2016, que
materializa el cumplimiento de los deberes y obligaciones de las personas naturales y
jurídicas, así como también determina el ejercicio del poder, la función y la actividad
de Policía2.

De esta manera a través de la norma precitada se pretende “propiciar en la comunidad


comportamientos que favorezcan la convivencia en el espacio público, […], promover
el respeto, el ejercicio responsable de la libertad, la dignidad, los deberes y los
derechos correlativos de la personalidad humana. El uso de mecanismos alternativos,
o comunitarios, para la conciliación y solución pacífica de desacuerdos entre
particulares, definir comportamientos, medidas, medios y procedimientos de Policía,
establecer la competencia de las autoridades de Policía en el orden nacional,
departamental, distrital y municipal, con observancia del principio de autonomía

2
Congreso de la República. Ley 1801 de 2016. Artículo 1 “objeto del Código Nacional de Policía y
Convivencia.”
territorial y establecer un procedimiento respetuoso del debido proceso, idóneo,
inmediato, expedito y eficaz para la atención oportuna de los comportamientos
relacionados con la convivencia en el territorio nacional”3

El artículo 59 de la citada ley, establece los comportamientos que ponen en riesgo la


vida e integridad de las personas en las actividades que involucran aglomeraciones de
público no complejas. Para ello la disposición legal señala en 10 numerales, las
acciones y omisiones que considera que atentan contra este derecho fundamental
establecido en el artículo 11 la constitución colombiana.

Por su parte el numeral 9 del artículo 59 que se analiza, establece una restricción a las
personas de portar y consumir sustancias alcohólicas al momento de desplazarse a un
acto o evento, o durante el desarrollo del mismo, en el recinto o en sus alrededores,
imponiendo como medida correctiva la prohibición de ingreso a actividades que
involucran aglomeraciones de público no complejas, la participación en programa
comunitario o actividad pedagógica de convivencia y remisión a los centros de
atención.

Por lo anterior, de manera seguida se establecerá el cargo único en que se fundamenta


la interposición de la acción, donde se desarrollarán las razones que fundamentan la
pretensión elevada en este escrito, estableciendo los derechos que se encuentran en
tensión en razón de la disposición acusada, así como el análisis de la proporcionalidad
de la medida misma a la luz del texto constitucional.

2.2 Cargo de la demanda: El numeral 9 del artículo 59 de la Ley 1801 de


2016 viola el artículo 13 de la Constitución, en concordancia con el
artículo 16 de la carta, siendo estos derechos fundamentales que, recogen
aspectos trascendentales de la autonomía y que le han sido reconocidos
a todas las personas, de esta manera su vulneración atenta gravemente
contra su dignidad.

Según el numeral 9 de la disposición cuestionada, el porte y consumo de sustancias


alcohólicas se ve restringida a las personas, al momento de desplazarse a un acto o
evento, o durante el desarrollo del mismo, en el recinto o en sus alrededores, (…)

3
Congreso de la República. Ley 1801 de 2016. Artículo 2 “Objetivos específicos del código Nacional de
policía.”
De lo anterior, se establece que son dos clases de postulados constitucionales los
cuales se ven limitados por la norma acusada: en primer lugar, el derecho de la libertad
individual y, en segundo lugar, interrelacionado con el anterior, el derecho al libre
desarrollo de la personalidad siendo estos, expresión de autodeterminación para el
caso específico en sentido colectivo, en los eventos en los que esta práctica se lleva a
cabo de manera grupal como una conducta que hace parte de la cultura.

Teniendo en cuenta esto, será necesario determinar el contenido y la naturaleza de los


derechos que se circunscriben en la disposición legal objeto de reproche.

2.2.1 La determinación de los derechos objeto de limitación en la


norma acusada

El derecho fundamental a la libertad individual

El derecho a la libertad concebido en su doble dimensión de derecho y principio, se


incorpora a nuestro ordenamiento jurídico a través del mandato constitucional
establecido en el artículo 13 de la Carta, cuyo tenor literal prescribe que “Todas las
personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de
las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin
ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua,
religión, opinión política o filosófica. (…)”4 (subraya fuera del texto).

Lo dispuesto por el texto constitucional, se complementa y refuerza por lo dispuesto


en el escenario internacional, al existir varios instrumentos de derechos humanos
suscritos y ratificados por el Estado colombiano que reconocen el derecho de las
personas a la libertad los cuales han sido incorporados a nuestro ordenamiento jurídico
por medio del Bloque de Constitucionalidad.

Al respecto, el artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos establece


que: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y,
dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos
con los otros”. (Subrayado fuera del texto).

Así mismo, el artículo 7 de la Convención Americana de Derechos Humanos, hace

4
Constitución Política de Colombia. Artículo 13, derecho a la libertad, 1991.
referencia al derecho a la libertad individual, disponiendo que:

1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.

2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las
condiciones fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los Estados
partes o por las leyes dictadas conforme a ellas.

[…]

De la misma forma, el artículo 11 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y


Políticos
determina que:

1. Todo individuo tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales. (…)

De igual modo en el artículo 7 del Pacto de San José de Costa Rica, cuando se dispone
que:

1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales

2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las
condiciones fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los Estados
Partes o por las leyes dictadas conforme a ellas.

Es así, como se evidencia el consenso internacional sobre la necesidad de la libertad


personal como elemento necesario para el desarrollo integral del hombre. Lo anterior,
apareja de por si una relación estrecha entre el mencionado derecho y la dignidad
humana en razón que, la idea de la dignidad de la persona implica necesariamente el
principio de la libertad individual. Si el hombre es un ser que tiene fines suyos propios,
si es un ser que constituye un fin en sí mismo (como decía Kant) y si esos fines pueden
ser cumplidos tan solo por propia decisión individual, resulta claro que la persona
humana necesita una esfera de libertad dentro de la cual pueda operar por sí mismo.

Actualmente, la jurisprudencia constitucional en concordancia con la carta política


otorga el carácter fundamental de este derecho, reconociendo que la libertad personal
implica que todo individuo puede optar autónomamente por el comportamiento que
considere conveniente en su relación con los demás, siempre y cuando no lesione los
derechos de terceros ni el orden jurídico5.

Además reitera que, es un principio y un derecho fundante del Estado Social de


Derecho6 cuya importancia se reconoce en diversas normas constitucionales: (i) en el
Preámbulo de la Carta como uno de los bienes que se debe asegurar a los integrantes
de la Nación; (ii) en el artículo 2º se establece como fin esencial del Estado el de
garantizar la efectividad de los principios, y de los derechos consagrados en la
Constitución, asignando a las autoridades el deber de protegerlos; y (iii) en el artículo
28 se consagra expresamente que “Toda persona es libre” y contempla una serie de
garantías que buscan asegurar el ejercicio legítimo del derecho y el adecuado control
al abuso del poder7.

El derecho fundamental al libre desarrollo de la personalidad

El derecho al libre desarrollo de la personalidad, se encuentra consignado en el


artículo 16 de la Carta Política el cual, establece que: “Todas las personas tienen
derecho al libre desarrollo de su personalidad sin más limitaciones que las que
imponen los derechos de los demás y el orden jurídico”.

El derecho al libre desarrollo de la personalidad, conocido también como derecho a la


autonomía e identidad personal, busca proteger la potestad del individuo para auto
determinarse; esto es, la posibilidad de adoptar, sin intromisiones ni presiones de
ninguna clase, un modelo de vida acorde con sus propios intereses, convicciones,
inclinaciones y deseos, siempre, claro está, que se respeten los derechos ajenos y el
orden constitucional. Así, puede afirmarse que este derecho de opción comporta la
libertad e independencia del individuo para gobernar su propia existencia y para
diseñar un modelo de personalidad conforme a los dictados de su conciencia, con la
única limitante de no causar un perjuicio social8

5
Corte Constitucional. Sentencia C-581 de 2001, M.P. Jaime Araujo Rentería.
6
Corte Constitucional. Sentencia C - 301 de 1993, M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz; C-578 de 1995, M.P.
Eduardo Cifuentes Muñoz; C-634 de 2000, M.P. Vladimiro Naranjo Mesa; C-774 de 2001, M.P. Rodrigo
Escobar Gil; C-237 de 2005, M.P. Jaime Araujo Rentería y C-850 de 2005, M.P. Jaime Araujo Rentería.
7
Sentencia de la Corte Constitucional C-176 de 2007, M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.
8
Corte Constitucional. Sentencia C 336 – DE 2008. M.P Clara Inés Vargas Hernández
Se configura una vulneración del derecho al libre desarrollo de la personalidad cuando
a la persona se le impide, de forma arbitraria, alcanzar o perseguir aspiraciones
legítimas de vida o valorar y escoger libremente las circunstancias que dan sentido a
su existencia. Así, para que una limitación al derecho individual al libre desarrollo de
la personalidad sea legítima y, por lo mismo no arbitraria, se requiere que goce de un
fundamento jurídico constitucional. No basta que el derecho de otras personas o la
facultad de la autoridad se basen en normas jurídicas válidas, sino que en la necesaria
ponderación valorativa se respete la jerarquía constitucional del derecho fundamental
mencionado.

Este derecho fundamental no consiste en el derecho a hacer lo que es bueno, lo que es


razonable o lo que es necesario. La libertad que protege este derecho es una libertad
negativa, que consiste en hacer o dejar de hacer lo que se quiera, sin intromisiones
externas del Estado o particulares. En este sentido, la Constitución no acoge doctrinas
paternalistas o perfeccionistas que constriñen a las personas a optar por el bien y que,
por demás, son incompatibles con las libertades constitucionales. Como bien lo ha
señalado la Corte Constitucional de Colombia, “no corresponde al Estado ni a la
sociedad, sino a las propias personas decidir la manera como desarrollan sus derechos
y construyen sus proyectos y modelos de realización personal”.9

En el Estado Constitucional de Derecho, contrario al Estado liberal en donde solo lo


que no está prohibido por la ley está permitido, todo lo que no está prohibido por la
Constitución, en consecuencia, está permitido prima facie por las libertades
constitucionales específicas o, de manera residual, por el derecho al libre desarrollo
de la personalidad.

El principio constitucional de que a nadie puede impedírsele lo que la ley no prohíbe


y de que la ley solo puede ordenar lo que es justo y útil para la comunidad y no puede
prohibir más que lo que le perjudica, en conjunción con el derecho fundamental al
libre desarrollo de la personalidad, nos lleva necesariamente a admitir que, en el
ordenamiento jurídico Colombiano, “toda acción (hacer u omitir) está permitida, a
menos que esté prohibida por una norma jurídica formal y materialmente
constitucional” como lo señala Alexy. Este derecho, en consecuencia, autoriza a los
ciudadanos a llevar a cabo todas las actividades que la ley no debe prohibir.

9
Corte Constitucional. Sentencia T – 516 DE 1998. M.P Antonio Barrera Carbonell
El Estado constitucional existe “[…] esencialmente para proteger y garantizar los
derechos fundamentales de los cuales son titulares, en igualdad de condiciones, todas
las personas”10, razón por la cual “[…] ningún órgano o funcionario público puede
restringir los derechos fundamentales sino cuando se trata de una medida
estrictamente necesaria y útil para alcanzar una finalidad constitucionalmente valiosa
y cuando el beneficio en términos constitucionales es superior al costo que la
restricción apareja”11. De tal manera que, cualquier restricción que no supere el
mencionado juicio, carecerá de fundamento constitucional y deberá ser expulsada del
ordenamiento jurídico.

2.2.2 Cultura, sociedad y alcohol

Al hablar de civilización y de sociedad se habla de dos conceptos que van de la mano,


ya que es necesaria la existencia de una sociedad (partiendo del hecho de que se
entiende por sociedad una comunidad de personas), para que posteriormente pueda
haber una civilización. Entendiendo que, según la Real Academia de la Lengua
española, se define la civilización como un “estadio cultural propio de las sociedades
humanas más avanzadas por el nivel de su ciencia, artes, ideas y costumbres”. En este
orden de ideas, se puede decir entonces, que una sociedad que ha comenzado a ser
civilizada llega a tener una cultura, la cual viene a determinar el accionar de cada uno
de sus integrantes, puesto que tal y como lo afirma Freud, la cultura es “la suma de
las producciones e instituciones que distan nuestra vida de la de nuestros antepasados
animales y que sirven a dos fines: proteger al hombre contra la naturaleza y regular
las relaciones de los hombre entre sí”12.

Es por esto, que es posible observar la necesidad que los seres humanos han tenido
por intentar encontrar una vida llena de tranquilidad, en donde la convivencia
permanezca en armonía, para lo cual dicha sociedad constituye toda una cultura que
le permita llevarlo a cabo. Sin embargo, en la búsqueda por dicha armonía el hombre
se ve de una u otra forma truncado en su capacidad de ejercer la libertad que lleva
implícita, se aleja de poder actuar desde sus pulsiones más primarias para satisfacer
sus propios deseos, lo que daría cuenta de un compromiso que ha adquirido en pro del

10
Corte Constitucional. Sentencia. C-720 de 2007. M.P. Catalina Botero Mariño.
11
Ibídem.
12
Freud, S. (1970). El malestar en la cultura (L. López-Ballesteros, Trad.). Madrid: Alianza editorial
(Original publicado en 1930).
beneficio común de su sociedad. En otras palabras, tal y como lo nombran Bauman y
Dessal, “la sociedad es una transacción, insiste Freud: para obtener algo de ella, los
seres humanos tienen que renunciar a otra cosa”13 y, en este caso, se hace referencia
a la búsqueda de un utópico balance entre la necesidad de dar rienda suelta a las
propias pulsiones y en encontrar un nivel de seguridad que proporcione estabilidad a
las relaciones interpersonales y una disminución de la incertidumbre respecto a sus
propias vidas.

No obstante, el hecho de que, como anteriormente se ha afirmado, se requiere


renunciar a una cosa para poder pertenecer a una sociedad, alguna de las dos, sea
seguridad o libertad, se ven comprometidas, lo que produce en cada individuo de la
sociedad un cierto grado de desasosiego, haciendo difícil cumplir a cabalidad cada
una de las normas que han sido impuestas por la civilización y la cultura a cada
sociedad. Es pues, desde dicho malestar, que Bauman y Dessal, citando a Freud,
parten del punto de que es plausible hablar acerca de tres posibles causas del
sufrimiento, señalando que son: las fuerzas de la naturaleza, el propio cuerpo y, por
último, las relaciones con los otros, aunque nos centraremos en las últimas dos causas,
la del propio cuerpo y las relaciones con los otros; es por esto, que el hombre en
búsqueda de su placer, comienza a introducir a su cuerpo sustancias tóxicas, en este
caso específicamente el alcohol.

En medio de la búsqueda por disminuir la tensión de sus propios deseos, con el fin de
soportar las exigencias que implica pertenecer a una sociedad; y es en este pertenecer
a la sociedad, en donde el sufrimiento producido ante la necesidad de ser aceptado o
de encajar dentro de algún grupo, que el alcohol entra a jugar un papel fundamental,
en tanto que es un mediatizador que muestra resultados rápidos en la disminución de
la brecha entre el placer de ser parte de “algo” y el displacer ante el hecho de no ser
aceptado y formar parte de ese “algo”. Al final, es visible el hecho de que “la visión
pesimista y la disposición a abandonar toda acción sobre el terreno social, para
refugiarse en soluciones puramente individuales, actitud peculiar de las clases en
decadencia”14, siendo el alcohol o los tóxicos en general, los que permiten encontrar
una solución individual a la realidad por la que el individuo se ve enfrentado, es una
clase en decadencia como lo menciona Germani, esto, por percibirse marginado de la
comunidad por la que está rodeado.

13
Bauman, Z. y Dessal, G. (2014). El retorno del péndulo. Sobre psicoanálisis y el futuro del mundo
líquido (1a. Ed.). Buenos Aires: Fondo de cultura económica.
14
Fromm, E. (2008). El miedo a la libertad. (Germani, Trad.). Buenos Aires: Editorial Paidos
(Original publicado en 1941).
Es debido a esta relación entre individuos de una misma comunidad, que Bauman y
Dessal15 señalan cómo el sujeto en la actualidad se encuentra rodeado por un mundo
al que denominan “líquido”, haciendo referencia a un mundo conformado por una
sociedad en donde lo efímero y lo volátil son la realidad cotidiana. Tal y como se
enuncia anteriormente, y a lo que el ser humano debe hacer frente, es a la búsqueda
de la satisfacción de sus deseos, muchas veces sin medir que en esa libertad deben
sacrificar una parte de sí mismos y de su seguridad, y que es gran parte de esa
seguridad que ha ido cediendo, la que contiene la certeza respecto a lo que pudiera
deparar el futuro y los eventuales efectos que tienen las acciones.

2.2.3 El consumo de alcohol es considerado parte de la cultura colombiana

Las bebidas alcohólicas se producen a partir de la fermentación de frutas, cereales o


tubérculos. Además de la fermentación, algunas bebidas alcohólicas son destiladas
para obtener un grado más puro de alcohol.

Desde la época precolombina, los Muiscas utilizaban el maíz para preparar la chicha.
Con la llegada de los españoles a América, se empezaron a producir otro tipo de
bebidas alcohólicas, como el Guarapo y alguna especie de cerveza artesanal.16El
primer registro que se tiene de una cervecería en el país, data de 1826 cuando es
fundada la Cervecería Meyer, en la ciudad de Bogotá. A partir de este momento, la
industria cervecera en Colombia empieza a tener mucho poder, sin embargo, en un
principio, la cerveza estaba al alcance de las clases sociales altas debido a su precio.

Es por esto que tanto la chicha como el Guarapo, seguían siendo muy populares dentro
de las clases obreras y campesinas. Poco a poco, los precios de las cervezas se fueron
disminuyendo para que fuera asequible por todas las personas del país, sin importar
su condición económica. Debido a esto, la cerveza empieza a volverse cada vez más
popular. En 1911 Bavaria, conmemorando los primeros 100 años de la independencia
(1810 – 1910), saca al mercado una cerveza blanca llamada ‘La Pola’, recordando a
Policarpa Salabarrieta, tal fue su popularidad que hasta el día de hoy la palabra ‘pola’

15
Bauman, Z. y Dessal, G. (2014). El retorno del péndulo. Sobre psicoanálisis y el futuro del mundo
líquido (1a. Ed.). Buenos Aires: Fondo de cultura económica.
16
Plano, R. (2012). Historia de la cerveza en Colombia. Recuperado de
http://www.historiacocina.com/es/cerveza-colombia
sigue siendo sinónimo de ‘cerveza’.17

Es tal el poder que empieza a tener la industria cervecera en Colombia, que recibe el
apoyo, del Gobierno Nacional para sacar del mercado legal a la chicha, guarapo y al
aguardiente, en conclusión, a todas las bebidas nacionales. A principios del siglo XX,
se inicia una lucha antialcohólica, en donde se hacían campañas educativas en los
colegios sobre el alcohol, se buscaba fomentar el deporte y actividades “sanas”, así
como la creación y popularización de bibliotecas públicas. Sin embargo, a pesar de
que dicha lucha nunca llegó a ser prohibicionista en su totalidad, sí se centraba en
prohibir la chicha, más no la cerveza u otras bebidas alcohólicas.

Las razones sobre las que basaron la decisión de prohibir la chicha y las otras bebidas
alcohólicas nacionales fue, por un lado, porque estas bebidas no cumplían con las
condiciones de salubridad e higiene en el momento de su producción y por el otro,
porque afirmaban que la chicha “embrutecía” a las personas, además porque el
consumo de dichas bebidas alcohólicas estaba aumentando, así como lo presentó el
doctor Luis Cuervo en 1913 en el marco del Congreso Médico Nacional, mostrando
cifras tales como: el consumo promedio anual de chicha en las regiones frías del país
era de 450.000 litros, el de guarapo en las regiones templadas era de 135.000 litros y
el de aguardiente en las regiones cálidas era de 297.000 litros. Estas cifras “al colocar
a la chicha como la bebida alcohólica más consumida en el país, constituyeron, sin
lugar a dudas, el argumento más evidente para orientar la campaña antialcohólica
alrededor del licor o veneno amarillo, como también se le conocía por la época”18.

Por tal razón en 1948, y porque el gobierno no podía cobrar adecuadamente los
impuestos de la producción de chicha, decide lanzar una campaña publicitaria y
subsidiar a Bavaria, para que saque al mercado la cerveza de maíz y así, la chicha
pierda popularidad. Además, se expende la Ley 34 de 1948 en la cual se establecen
“estrictas condiciones para la fabricación y venta de las bebidas fermentadas derivadas
del arroz, maíz, cebada, de caña y otros cereales. Tales medidas exigían determinados
procedimientos y la utilización de aparatos y sistemas técnicos, así como
determinados estándares de los productos, imposibles de obtener con los
procedimientos artesanales que exigía la producción de chicha”. Así pues, la chicha
sale del mercado legal colombiano, “llevando a miles de fábricas que elaboran más

17
Plano, R. (2012). Historia de la cerveza en Colombia. Recuperado de
http://www.historiacocina.com/es/cerveza-colombia
18
Noguera, C. (2003). Medicina y política: discurso médico y prácticas higiénicas durante la
primera mitad del siglo XX en Colombia. Fondo Editorial Universidad EAFIT.
de doscientos millones de litros anuales de chicha en todo el país, al cierre o a la
fabricación clandestina”19. A partir de este momento, la industria cervecera, liderada
por Bavaria S.A., toma el poder dentro de la industria de bebidas alcohólicas en
Colombia haciéndose cada vez más popular dentro de las diferentes clases sociales.
Así pues, se puede decir que se cambió un “vicio” por otro, se pasó de la chicha a la
cerveza.

Si bien, como ya se ha mencionado, en Colombia el consumo de sustancias


psicoactivantes es muy antiguo, fue hasta mediados de 1900 que con base en reportes
médicos y declaraciones de autoridades en el tema de salud, que en la década de los
sesentas y setentas se reconoce su ”uso extendido con finalidades recreativas, y es en
la primera década de los noventas cuando se producen los primeros grandes estudios
nacionales sobre este asunto”20; lo que permite entonces inferir que es en este
momento en donde el consumo de alcohol comienza a tomar fuerza como tópico a ser
estudiado y sobre el cual se hace necesario tomar decisiones en cuanto a leyes
reguladoras para su uso en Colombia, ya que como menciona Scoppeta, “el alcohol y
las moléculas presentes en el tabaco son las sustancias que más se consumen en el
país y que tienen más impacto en la salud pública”.

Teniendo esto en mente, se entrará a retomar el contexto colombiano, en donde al ser


el consumo de alcohol una problemática de salud pública, los estudios realizados en
los años consecutivos han intentado dar cuenta mediante diversas estadísticas la
prevalencia de las características más globales del consumo de alcohol en el país, tales
como el sexo, estimaciones de la última vez que se consumió, el estrato
socioeconómico, así como los rangos de edades de inicio y de consumo actual. A
continuación, se tratará específicamente de las edades de inicio y de las edades con
más alto nivel de consumo.

Comenzando por la edad a la que se inicia la ingesta de alcohol, Scoppetta señala que
este presenta una tendencia a ser durante la adolescencia, y que la edad promedio es
hacia los 15,9 años, así como que adicionalmente, el “consumo de alcohol en
escolares, se encontró que el porcentaje de consumidores de alcohol en el último año
crece más aceleradamente entre los dos primeros grados de secundaria que en los
grados sucesivos”, cifras que se encuentran elevadas al ser el 49,25% de dicha

19
Plano, R. (2012). Historia de la cerveza en Colombia. Recuperado de
http://www.historiacocina.com/es/cerveza-colombia
20
Scoppetta, O. (2010). Consumo de drogas en Colombia: características y tendencias. Dirección Nacional de
Estupefacientes. Bogotá: Editora Guadalupe S.A.
población cuyo consumo es constante durante el último mes, superando la población
de adultos y personas mayores.

Al observar estas cifras, se refleja una gran inconsistencia entre lo que está legalmente
establecido y lo que sucede en la realidad, ya que en medio de esta última la población
colombiana, dentro de su cultura y dentro de su estructura mental, sostiene “ritos de
iniciación” en ciertos momentos de la vida, uno de los cuales incluye para los
hombres, en la mayoría de casos, el aprender a beber con sus padres siendo
adolescentes, esto muchas veces bajo la premisa de saber lo que es “ser un hombre”
(lo que muchas veces va de la mano con el consumo de otras sustancias tanto legales
como ilegales). En este orden de ideas, Abraham, considera que el alcohol al ser un
símbolo fálico, corresponde al semen, en donde en algunas ceremonias se ingiere
como señal del principio de toda vida. Asimismo, sostiene que el alcohol es más
masculino que femenino, esto porque la “fantasía masculina asocia al alcohol con el
vigor, la potencia y el estímulo sexual”21.

Tal y como es mencionado por Salazar y Arrivillaga: “históricamente, las drogas han
existido con un sentido cultural y religioso, asociado a ritos y ceremonias, estilos que
por sus características no constituían factores que atentaran contra la salud”22 todo
esto a pesar de que en Colombia según la Ley 124 del 15 de febrero de 1994 se decrete
en el Artículo 1° que se “prohíba el expendio de bebidas embriagantes a menores de
edad”, así como “la persona mayor que facilite las bebidas embriagantes o su
adquisición será sancionada de conformidad con las normas establecidas para los
expendedores en los Códigos Nacionales o Departamental”.

Por último, el hecho de que Colombia se encuentre atravesada por momentos en su


historia en donde la violencia ha sido causa y efecto en medio de un círculo constante,
da luces de las implicaciones sociales y culturales que dentro de cada individuo
perteneciente a la nación, ocasionando vacíos, heridas difíciles de sanar para
continuar, heridas tan profundas que han generado la búsqueda de alternativas en
herramientas externas a sí mismo, para calmar y llenar aquello que siente que ha
perdido, el norte de su propia identidad. Estas herramientas externas, la mayoría de
veces, son las SPA, en especial el alcohol dentro de la cultura colombiana por el fácil
acceso que las personas tienen a éste y por ser una droga lícita. Así como lo

21
López, H. (2007). Las adicciones. Sus fundamentos clínicos. Buenos Aires: Lazos
22
Salazar, I. y Arrivillaga, M. (2004). El consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, como parte del
estilo de vida de jóvenes universitarios. Revista colombiana de Psicología. Pontificia
Universidad Javeriana, 74-89.
mencionaba Freud en el malestar en la cultura, son los narcóticos los instrumentos
más eficaces para escapar de la realidad y para evitar el sufrimiento, y Colombia, al
ser un país atravesado por la violencia, ha impreso en los colombianos una huella de
dolor y de desesperanza, llevando a los individuos a refugiarse en el alcohol, para
olvidar, así sea por un instante, el dolor y el sufrimiento generado por la guerra.

Si bien, la cultura colombiana ha estado atravesada por momentos difíciles de


sobrellevar, se hace necesario reconocer que no solo son los momentos de guerra los
que producen en la sociedad en general la necesidad de encontrar escapes para su
propia realidad. También hay que reconocer que la realidad de muchos se encuentra
en los espacios de recreación y cultura donde es pertinente el consumo de sustancias
alcohólicas contribuyendo de esta manera al desarrollo de su libertad individual y al
libre desarrollo de su personalidad. A demás de esto se debe tener en cuenta que, el
desempleo y la falta de educación, son también factores trascendentales que propician
el consumo de las bebidas alcohólicas pues tener tiempo libre en exceso lleva a una
necesidad de invertirlo en algo; y es en este sentido, que la importancia de los medios
de comunicación cobra sentido.

Tal y como lo describe Fromm “tenemos radio, televisión, cine, un periódico diario
para todo mundo; pero en lugar de darnos la mejor literatura y la mejor música del
pasado y del presente, esos medio de comunicación, complementados con los
anuncios, llenan las cabezas de las gentes de la hojarasca más barata, que carece de
realidad en todos los sentidos”23; es decir, que tienen dentro de sí un mensaje que
arroja a los receptores en brazos de un consumismo de fantasías, y en cada rincón del
contexto colombiano es posible percibirlo. Los canales nacionales están invadidos de
publicidad que incita la ingesta de alcohol, pero hacen la salvedad de que legalmente
el exceso del mismo perjudica la salud, lo que muchas veces crea confusión, la
confusión paraliza y al estar sin saber qué hacer, la mejor opción resulta ser aquella
que, al menos por un momento, libera a la mente de tener que pensar, esta es, consumir
aquel tóxico que proporciona felicidad instantánea.

Se pudo observar que en medio del desarrollo existen momentos dentro de los cuales
el funcionamiento regular de cada individuo manifiesta la necesidad de suplir las
propias necesidades, siendo el individuo mismo el centro de sus acciones, de manera
que, al haber un retraimiento hacia la propia satisfacción se va viendo afectada gran

23
Fromm, E. (1956). Psicoanálisis de la sociedad contemporánea. Hacia una sociedad sana. Buenos Aires:
Fondo de cultura económica
parte de la interacción con el otro y eventualmente se ven vulnerados derechos
fundamentales que le han sido reconocidos por el Estado, asi se atenta contra su
dignidad humana, puesto que, se van generando situaciones estresoras, lo que produce
en el individuo posibles afecciones patológicas, psicológicas e incluso sociales. Al
existir entonces una regresión de este tipo, se hace referencia al narcisismo, dejando
en evidencia la poca estimulación que encuentra en el exterior para relacionarse con
el otro.

Al revisar aspectos relacionados con el desarrollo, se encuentra también las etapas del
desarrollo psicosexual mencionadas por Freud, dentro de las que se hizo necesario
detenerse para tener un acercamiento mayor en el entendimiento del fenómeno de la
adicción al alcohol, dicha etapa es la oral, etapa dentro de la que el sujeto toma como
mecanismo de defensa la fijación, esto con el fin de que en medio de la regresión que
ha tenido a un narcisismo primario, la persona ante eventos estresores, ya sea del
entorno o de sí mismo, pueda enfrentarse a su propia realidad, aun cuando estas
defensas no sean más útiles. En el caso de la fijación en la etapa oral, se deja ver cómo
el sujeto encuentra una salida a su desesperación por medio de la satisfacción de sus
deseos de consumir alcohol.

Es entonces cuando la cultura, al ser el eje principal de regulación de las relaciones,


tiene sus implicaciones en la psique, por lo que al tener una cultura golpeada por
diversos momentos históricos de violencia y al permear en los pensamientos de los
colombianos, tiene como producto que se tenga como salida al alcohol, como medio
para procesar el dolor que representa un proceso de duelo ante los cambios abruptos
que la vida pueda presentar, siendo esta una razón de peso para, no solo beber, sino
para emborracharse, y así "ahogar las penas", ya sea en espacios privados o donde
ameriten aglomeraciones públicas no complejas.

Así pues, se ve cómo el pertenecer a una cultura que no le permite al individuo ser
libre, ni feliz en su totalidad, y donde la violencia y la guerra está presente en el diario
vivir, hace que los sujetos recurran a las SPA, refugiándose muchas veces en éstas,
para escapar del dolor y del displacer que genera hacer parte de esta cultura, es decir
buscan escapar de la realidad de un país que se desangra día a día a causa de las
muertes de nuestros compatriotas. El escudarse en el alcohol, por ejemplo, le permite
al individuo, no solamente evitar el dolor ya nombrado, sino alcanzar de alguna forma
la tan anhelada felicidad, así sea por el corto tiempo que dure la intoxicación y el
sujeto esté borracho.
Teniendo en cuenta lo anterior el numeral 9 del artículo 59 de la Ley 1801 de 2016
resulta inconstitucional ya que, impone la restricción de portar, consumir o estar bajo
los efectos de sustancias alcohólicas a quienes, se desplazasen a un acto o evento, o
durante el desarrollo del mismo, en el recinto o en sus alrededores, en ocasiones de
aglomeraciones públicas no complejas. Ya que, como se expuso anteriormente se
puede afirmar que el consumo de sustancias alcohólicas se ha convertido en parte
esencial de la cultura Latinoamericana, especialmente en Colombia, “En
Latinoamérica, el consumo de alcohol se ha instalado cada vez más en la población,
aseguró Masitela Monteiro, asesora principal en abuso de sustancias y alcohol de la
Organización Mundial de la Salud (OMS)”. Y observando el reciente informe
publicado por Media Solutions de Kantar Worldpanel e IBOPE Media, revela que el
consumo de cerveza en nuestro país aumentó en el último año, siendo el consumo per
cápita anual de 6,2 litros.

Considerando el consumo de sustancias alcohólicas como parte de la cultura


colombiana, habría un contraste con los derechos fundamentales a la libertad y libre
desarrollo de la personalidad, donde estos garantizan la libertad de actuación humana
en determinados espacios vitales históricamente más susceptibles de ser intervenidos
por el Estado (asociación, expresión, cultos, etc.), constituye, “un derecho
fundamental autónomo, que garantiza la libertad general de acción humana”. Libertad
protegida por el artículo 13 que comprende, por tanto, todas las infinitas conductas
posibles y abarca desde los asuntos más triviales (el derecho a beber cerveza, por
ejemplo) hasta los más complejos y trascendentales (como es el caso del derecho a la
identidad sexual). El derecho al libre desarrollo de la personalidad se erige entonces
como “cláusula general residual de libertad”.

III. ADMISIBILIDAD DE LA DEMANDA

3.1 Competencia.

La Corte Constitucional es competente para conocer esta demanda en virtud del


artículo 241 de la Constitución Política colombiana por medio del cual se “confía la
guarda de la integridad y supremacía de la Constitución en los escritos y precisos
términos de este artículo”, y dentro de esta norma, en el numeral cuarto (4to) tiene la
función de “decidir sobre las demandas de inconstitucionalidad que presenten los
ciudadanos contra las leyes, tanto por su contenido material como por vicios de
procedimiento en su formación”.

3.2 Cosa Juzgada Constitucional.

No existe cosa juzgada en el presente caso, pues hasta la fecha la Corte Constitucional
no se ha pronunciado sobre la constitucionalidad de la norma demandada, por lo cual
procede un pronunciamiento de fondo al respecto.

3.3 Trámite.

El trámite que debe seguir la presente demanda es el señalado en el Decreto 2067 de


1991 y las normas que la adicionen y complementen, así como las normas y actos
administrativos que a la fecha se hayan proferido en relación con las demandas como
la que se presenta.

3.4 Principio Pro Actione.

Consideramos que la demanda cumple con los requisitos de admisión ya que las
razones expuestas son claras, ciertas, específicas, pertinentes y suficientes, de acuerdo
a los criterios jurisprudenciales de la Corte Constitucional. En caso de que la Corte no
considere que sea así, les solicitamos a los Honorables Magistrados aplicar el
Principio Pro Actione.

3.5 Notificaciones.

La accionante recibirá notificaciones en la carrera 23 A # 21- 06 de la ciudad de


Duitama.

De los señores Magistrados,

Atentamente

MÓNICA PAOLA RINCÓN BALAGUERA


C.C 1052408417

Вам также может понравиться