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ÍNDICE……………………………………………………………………………..1
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………….2
CONCLUSIONES……………………………………………………………….. 28
RECOMENDACIONES………………………………………………………… 29
BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………. 30
1
INTRODUCCIÓN
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CAPITULO I: CONCEPTO Y NATURALEZA DEL INDULTO
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CONCEPTO Y NATURALEZA DEL INDULTO
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CAPITULO II: ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL INDULTO
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HISTORIA DEL INDULTO
La Gracia de indulto es de honda raigambre histórica, tanto en los regímenes
monárquicos como republicanos. En los datos que nos ofrece la historia podemos
observar que la institución del indulto es tan antigua como el delito, así ya aparece
en las sociedades y pueblos arcaicos. En las sociedades primitivas la justicia era
venganza, ya individual, ya familiar, y en las más adelantadas, la venganza
privada se trasforma en vindicta pública, la clemencia impone la gracia y se
instituye como derecho el perdón, bien por instinto, bien por previsión se inclinan
a salvar al reo de una sentencia cruel. La institución de la gracia era concebida
como un atributo de la divinidad que la ejercita, y la teología la entiende como
medio para equilibrar la justicia. De la divinidad se traslada al rey, ya que éste
representa a Dios en la tierra, convirtiéndose de este modo en un instrumento
arbitrario en manos del Príncipe: voluntad benévola, capricho, favor», que
acabará por caracterizar la soberanía del poder absoluto.
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También Diodoro cita que Ramsés II, al asumir el trono, ordenó poner en libertad
a todos los prisioneros políticos que habían sido encarcelados por su antecesor.
En el pueblo judío el derecho de gracia se ejercía por parte del pueblo reunido en
asamblea, ya que esta asamblea era laque decidía todas las cuestiones
transcendentales. Si bien la Biblia cita casos de concesión de la gracia, no
concreta mayormente las circunstancias en que ocurrió. En el Texto Bíblico, en la
respuesta dada por David que se recoge en el Libro II de los Reyes, se aprecia
que los reyes, aún en el comienzo del régimen monárquico, no solamente se
atribuían el derecho de aniquilar las decisiones judiciales y las penas por ellas
impuestas, sino que también se consideraban facultado para prohibir a los
particulares el derecho de venganza en determinados casos. Así pues
encontramos en el Texto Bíblico, entre las prerrogativas de los reyes de Israel, la
facultad de anular las sentencias y sustituir unas penas por otras.
Durante el tiempo que estuvieron sometidos a la dominación romana, el derecho
de gracia ya no se acordaba en nombre del pueblo judío, sino en el del emperador
romano. Se daba una doble delegación: la del César en el gobernador y la de éste
en el pueblo judío.
En el Nuevo Testamento uno de los pasajes más conocidos es la cita evangélica
de San Marcos, referida a la pasión de Cristo, en el momento en el que el
procurador Poncio Pilato pregunta al pueblo judío que a quien quiere que les
indulte, a Jesús o a Barrabás, por ser costumbre por la Pascua indultar a un preso
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justicia en el círculo de la represión penal, pero que la anulación o la modificación
de las sentencias parecen no haber sido practicada en la Roma de la monarquía y
de la República.
Otros autores afirman que, en el derecho romano antiquísimo, el pueblo ya ejercía
el supremo derecho de gracia, y que la primera manifestación de este modo de
extinguirse la acción penal y la condena fue la «provocatio ad populum», de la
cual se hizo uso desde muy pronto durante el período de la Monarquía.
El juez se encuentra obligado a conceder a los procesados que lo solicitase la
«provocatio» y, mediante ella, no se anulaba la sentencia penal dictada, sino que
se suspendía su ejecución. Si la ciudadanía no estaba conforme con la
resolución, el pronunciamiento del magistrado quedaba abolido. Solamente el
ciudadano romano varón podía interponer la «provocatio», siempre contra
sentencia dictada en juicios públicos y contra todo tipo de penas. Los comicios no
eran convocados para volver a juzgar al imputado, sino para resolver si el fallo
dictado debía quedar firme o si, por el contrario, carecía de validez, no estando
permitido variar o agravar la pena impuesta.
Era la expresión jurídica de la gracia en el derecho romano. Y se afirma que la
extinción de la acción penal (abolitio), se presentaba por la muerte o la cesación
en su cargo de un representante de la comunidad encargado del juzgamiento, o
bien por su separación del cargo o también por imperio de una ley. Únicamente
por vía legislativa era posible anular la acusación ya interpuesta, no existiendo
precedentes de ese accionar durante la época republicana.
En tiempos de la República, se daban la «restituo in integrum», y más tarde la
«restitutio damnatorum», que remitían la pena y extinguían los demás efectos de
la condena, «ac si judiciumnon fuiset», tomaban la forma de ley votada por el
pueblo en los Comicios, y con el concurso del Senado, que al establecer el
Imperio, los emperadores le absorbieron ejerciéndole, ya como perdón individual,
ya como gracia colectiva.
En tiempos del principado solamente en las primeras época se hizo uso de ella en
algunos casos, particularmente para dar soluciones a la prolongación
desmesurada de los procesos, o bien para poner fin al abuso que se hacía del
derecho de acusar. Pero desde fines del Siglo I ya aparece como un acto
legislativo especial que se realizaba preferentemente por medio de senado
consultos y, en algunas ocasiones, a través de constituciones imperiales de
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«anulación general», «abolitiogeneralis publica», motivada en un principio por
especiales acontecimientos felices y, luego, regularmente en ocasiones de fiestas
o pascuas anuales «ob diem Paschaequem intimo corde celebramos» y dicha
disposición general «estdelictio, obliviov el extintio accusationis» y, como se ha
dicho, la potestad de clemencia recaía en las autoridades soberanas que variaban
según diferentes períodos.
También se refiere a la existencia de otras formas de derecho de gracia un tanto
anómala y fuertemente impregnada de un espíritu religioso, como el hecho de que
la condena a muerte de un delincuente no podía ser ejecutada cuando en el
trayecto que lo conducía al patíbulo se encontraba con una sacerdotisa de Vesta.
En el ámbito de la economía doméstica y de la coerción directa, se aceptaba que
aquel que encontraba al sacerdote de Júpiter permanecía inmune durante todo el
día respecto de la aplicación de castigos corporales.
Al establecerse el Imperio con Augusto, el poder de gracia, el cual era ejercitado
antes rara vez y con el concurso del senado, fue haciéndose poco a poco más
absoluto y más completo. Este poder se manifestó como la
«indulugenciaprincipis», la cual «poenaegratiamfacit» y podía ser «especialis y
generalis», mediante la «abolitio pública», formas que corresponden
sustancialmente a la gracia o indulto particular y al indulto, referido al general y a
la amnistía. Las dos primeras consistían en la antigua «restitutiointegrum»; la
tercera implicaba la extinción de la acción penal pendiente y podían realizarse,
«publice, privatum y ex lege», pero no quitaba la infamia del delito.
El derecho de gracia, se expresaba principalmente como la «abolitio» y también
como «indulgentia». La primera tenía lugar cuando se abolía la acusación
tomando en cuenta también el interés del acusador, habida cuenta de las estrictas
y rigurosas obligaciones que asumía con la acusación. La segunda, llamada
asimismo «venia», cuando se aplicaba en forma general a los que todavía no
habían sido condenados, se la denominó amnistía y «venia specialis», si su
destinatario era una persona determinada. Cuando tenía lugar después de haber
sido juzgado y condenado en base a la acusación, se le daba el nombre de «in
integrumrestitutio», la cual extinguía la pena sin quitar la infamia del delito.
En el Derecho de los pueblos bárbaros tuvo el indulto escasa aplicación por
hallarse exentos del mismo los delitos privados (que eran la mayor parte).
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El rey no podía hacer uso de la aplicación de la gracia sin haber obtenido
previamente el perdón del ofendido o sus parientes que son los que tenían el
derecho a la venganza.
Sin embargo el poder real era ilimitado respecto a los delitos cometidos contra la
persona del rey y los delitos públicos en general.
Durante la segunda mitad de la Edad Media, en la época feudal y municipal, el
poder centralizado se fraccionó entre múltiples titulares. Se hizo un uso excesivo
del indulto, haciendo depender en muchas ocasiones de circunstancias tan
originales como que una meretriz pidiese por esposo al condenado a muerte, que
se rompiese la soga con la cual debía ser colgado, o un cardenal le impusiese su
capelo etc.
Con el renacimiento del Derecho romano volvió otra vez a ser facultad de la
realeza, en la que quedó completamente sedimentada al robustecerse las
monarquías absolutas.
El indulto se ha mantenido como atributo de la soberanía delEstado,
«Aequumestpeccatisveniamposcentemreddererursus», sibien, históricamente
quedó vinculado a reminiscencias de concepciones absolutistas como residuo
histórico de un régimen de unidad de poder, subsistente en el estado
constitucional. Ha permanecido y «persistido» en todas las legislaciones, desde
tiempos remotos, a excepción de en los textos constitucionales revolucionarios
franceses en los que no aparecía, como consecuencia del movimiento
racionalista, que afectó también a la materia penal. Se consideró innecesaria la
gracia si existían buenas normas penales. No obstante, la gracia, ha sido, es y,
obviamente, será controvertida. En nuestro país, el derecho de gracia fue
recogido en todas las Constituciones del siglo XIX.
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CAPITULO III: ANTECEDENTES HISTÓRICOS EN EL PERÚ
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ANTECEDENTES DEL INDULTO EN EL PERÚ
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El 12 de septiembre se otorga el indulto general a todos los insurrectos del
movimiento de rebelión de José Grabriel Condorcanqui – Tupac Amaru II y su
hermano Diego Cristobal Tupac Amaru y el 11 de diciembre se firma el Tratado de
Paz. El 26 de enero de 1782 se lleva a cabo una ceremonia solemne confirmando
el tratado de paz.
En la república: La historia de la República del Perú se inicia con la independencia
y con ella, grandes cambios y permanencias se desarrollan en ese período. La
República en el Perú marca el fin del Virreinato y el inicio de una cadena
constante de gobiernos militares y civiles (en ese orden). Siendo predominante los
primeros. Los golpes de estado se convirtieron en el modus vivendi de la nueva
sociedad peruana.
Los presidentes de la república son elegidos por elección congresal o por golpes
de estado nacen con aquellos regímenes las Constituciones Políticas de nuestro
país. Desde la independencia, el tema central de nuestras constituciones fue la
Nación. En el siglo XX esta es desplazada por la Persona Humana y hoy en día
aparece un tercer tema que desplaza o reinventa a los otros dos: Los Derechos
Humanos, y es así que empieza a legislarse el indulto en nuestra república.
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3.1 EL INDULTO EN LAS CONSTITUCIONES POLITICAS DEL ESTADO
PERUANO
El Perú ha tenido tan sólo once constituciones y son las siguientes: 1823, 1826,
1828, 1834, 1839, 1856, 1860, 1867, 1920, 1933 y 1979. De ellas, la que sienta
las bases es la de 1828, y sus líneas perdurarán más de un siglo. La de 1860 es
muy significativa por su contenido y larga duración, como en cierto sentido lo es la
de 1933; ambas son las más importantes de los últimos cien años. Por cierto, al
lado de estos textos constitucionales, hay otros que hacen las veces de tales o
complementan la Constitución; aquí se ha tratado de incorporarlos, si no todos,
por lo menos en su gran mayoría. Ellos explican, claro está, los avatares y sobre
todo los cortes y alteraciones de nuestro discurrir institucional, que deben ser
analizados en otro momento. Por cierto, no todos tienen igual valor y vigencia,
pero no se puede dejar de tomarlos en cuenta, si es que queremos tener una
visión completa y realista de lo sucedido. Haciendo un esfuerzo, en cuanto a
enumeración y fechas de lo más importante, podríamos elaborar la siguiente lista
cronológica:
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3.- Constitución Política de la República Peruana de 1828, dada por el Congreso
Constituyente el 18 de marzo de 1828 y promulgada el mismo día por el general
José de La Mar, presidente de la República.
De 18 de marzo de 1828 a 10 de junio de 1834.
Art. 48. Son atribuciones del Congreso: Inc. 22º Conceder amnistías é indultos
generales, cuando lo exija la conveniencia pública. (En Atribuciones del congreso,
Título IV: Poder Legislativo)
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7.- Constitución Política del Perú de 1860, dada por el Congreso de la República
el 10 de noviembre de 1860, reformando la de 1856, y promulgada por el mariscal
Castilla el 13 del mismo mes y año.
De 13 de noviembre de 1860 a 29 de agosto de 1867.
Art. 59. Son atribuciones del Congreso: Inc. 19° Conceder amnistías e indultos.
(En el Título VIII: Del Poder Legislativo).
8.- Constitución Política del Perú de 1867, dada por el Congreso Constituyente el
29 de agosto de 1867 y promulgada por el presidente coronel Mariano Ignacio
Prado, el mismo día. De 29 de agosto de 1867 a 6 de enero de 1868.
No se ha regulado textualmente el Derecho de Gracia o Indulto.
10.- Constitución Política del Perú de 1933, dada por el Congreso Constituyente
de 1931 y promulgada el 9 de abril de 1933.
De 9 de abril de 1933 a 28 de julio de 1980.
Art. 123º.- Son atribuciones del Congreso: Inc. 22° Ejercer el derecho de gracia.
Sólo durante el receso del Congreso, el Poder Ejecutivo puede conceder indulto a
los condenados por delitos político-sociales. (En el Título V: Poder Legislativo).
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juzgada. (En el Capítulo I: De la Persona Humana. Del Título I: Derechos y
Deberes Fundamentales de Persona)
Art. 211. Son atribuciones y obligaciones del Presidente de la República: Inc. 23°
Conceder indultos y conmutar penas, salvo los casos prohibidos por la ley.(En el
capítulo V: Poder Ejecutivo. Del Título IV: De la Estructura del Estado)
12.- Constitución Política del Perú de 1993, Ratificada por Referéndum ciudadana
el 31 de octubre de 1993 y promulgada por el Congreso Constituyente
Democrático el 29 de diciembre de 1993
De 01 de enero de 1993 a la actualidad.
Artículo 118°.- Corresponde al Presidente de la República: Inc. 21° Conceder
indultos y conmutar penas. Ejercer el derecho de gracia en beneficio de los
procesados en los casos en que la etapa de instrucción haya excedido el doble de
su plazo más su ampliatoria.
Artículo 139. Son principios y derechos de la función jurisdiccional: Inc. 13. La
prohibición de revivir procesos fenecidos con resolución ejecutoriada. La amnistía,
el indulto, el sobreseimiento definitivo y la prescripción producen los efectos de
cosa juzgada. (En el Capítulo VIII: Poder Judicial. Del Título IV: De la Estructura
del Estado)
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CAPITULO IV: LA CASUÍSTICA DEL INDULTO
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4.1 El verdadero problema: Indultar y conmutar penas de manera indiscriminada
En las entrevistas que Alan García brindó a la prensa en torno a las denuncias
sobre los indultos y conmutaciones de penas, refirió que la dación de todas
estas gracias presidenciales respondía a una política de despenalización
tomada en su gobierno, en particular, al gran problema del hacinamiento de los
penales que existía y existe en el país, es decir, la sobrepoblación
penitenciaria. Asimismo, señaló que en algunos casos redujo penas (conmutó)
por razones de índole de edad de los condenados (menores), de condición
social (campesinos) y de imposición de penas privativas de libertad muy
elevadas.
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Así las cosas, García en su período de gobierno 2006-2011 optó por la salida
fácil: abrir las cárceles y liberar delincuentes. No apostó, por ejemplo, por la
infraestructura, como construir más establecimientos penitenciarios, o reforzar
nuestro sistema de justicia, brindando mayores recursos al Poder Judicial para
resolver el otro gran problema de los presos sin condena.
Por otro lado, respecto a las razones por las cuales García justifica haber
reducido el quantum de las penas a mujeres campesinas o jóvenes
delincuentes, a través de las conmutaciones de las penas, resulta bastante
interesante escuchar dichos “argumentos” para fines de control y análisis
constitucional, ya que los mismos le son de competencia exclusiva a un poder
del Estado que no es el Ejecutivo, sino el Judicial, y en específico, de atribución
exclusiva de un juez penal.
Se devela así uno de los reales problemas que afronta este caso: la
vulneración del principio de separación de poderes, el cual se encuentra
establecido en el artículo 43° de nuestra Constitución Política que a la letra
dice: “La República del Perú es democrática, social, independiente y soberana.
El Estado es uno e indivisible. Su gobierno es unitario, representativo y
descentralizado, se organiza según el principio de separación de poderes”.
Este artículo a su vez debe ser analizado junto al 138° de la Carta Magna, el
cual dice: “La potestad de administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por
el Poder Judicial a través de sus órganos jerárquicos con arreglo a la
Constitución y las leyes”.
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En Derecho Procesal Penal y en Derecho Penal, esta potestad de administrar
justicia le está encomendada al juez penal, no al Presidente de la República.
Es él quien aplica, en un determinado caso concreto, el iuspuniendi del Estado
a través de la pena, entendida esta última con fines de resocialización y
rehabilitación del condenado (Art. X del Título Preliminar del Código Penal).
Es decir, pese a que al final de un proceso judicial en que el juez impuso una
sanción penal a una persona hallada responsable de un delito en particular, el
Presidente de la República en uso de sus atribuciones constitucionales puede
suprimir la totalidad de la pena impuesta (indulto) o reducirla (conmutación).
Sin embargo, y como afirma Devis Echandia, el indulto constituye una
excepción a la inmutabilidad de la cosa juzgada en el proceso penal, razón por
la cual y en virtud al principio de separación de poderes que hemos comentado,
cabría evaluar –y poner en debate- si esta institución de raigambre monárquica,
pese a sus adecuaciones normativas, tiene vicios de inconstitucionalidad en el
Estado social y democrático de derecho en el cual hoy vivimos. Expongo esto
último a modo de interrogante: ¿debe seguir siendo el Poder Ejecutivo y no el
Poder Judicial, quien tenga la potestad de conocer y conceder este tipo de
gracia?
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excepcional y limitado. Asimismo, ha precisado que este derecho de gracia
está sujeto, pues, a dos clases de límites constitucionales básicamente:
1) límites materiales y
2) límites formales.
Entran en la consideración como límites materiales explícitos e implícitos los
derechos fundamentales en general, además de los principios y valores
constitucionales. Concretamente, del artículo 2º.24-f de la Constitución en
nuestro ordenamiento jurídico se deriva que hay bienes constitucionales
como la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo y la corrupción (artículos 39º,
42º, 45º y 139º-4) que constituyen límites materiales del ejercicio del derecho
de gracia, al igual el principio de persecución y sanción del delito, el principio
de no impunidad, de la misma forma que el derecho a la verdad.
En tal sentido, en el caso de que el ejercicio de la gracia presidencial incida en
personas procesadas por la comisión de “delitos constitucionalizados” (como el
narcotráfico, la corrupción, el terrorismo, delitos de lesa humanidad, entre
otros) el control jurisdiccional debe ser de grado intenso precisamente por la
relevancia constitucional que el constituyente –y no sólo el legislador–
expresamente ha establecido para su persecución y sanción. Ello implica, en
primer lugar, que no se traspasen los límites formales y materiales que se
derivan de la Constitución. En segundo lugar, la existencia de una motivación
explícita y suficiente que debe ser fácilmente apreciable en la resolución
suprema que concede la gracia presidencial. En tercer lugar, el cumplimiento
escrupuloso del procedimiento establecido en las normas pertinentes.
Este control jurisdiccional que hace referencia el Tribunal, corresponde
evidentemente a la de juez constitucional en el marco de su facultad, permitida
por cierto, de controlar la correcta dación de una gracia presidencial, sin
embargo las razones de fondo (delincuentes condenados por delitos graves
como narcotráfico, terrorismo y corrupción), debieron ser perfectamente
analizadas por el ex Presidente Alan García, al momento de indultar o
conmutar penas a sentenciados por estos delitos, que bien sabemos son
perjudiciales a la sociedad y el propio Estado en su afán de lucha contra la
delincuencia organizada y protección a la ciudadanía.
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CAPITULO V: LA CONMUTACIÓN DE PENA
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LA CONMUTACIÓN DE LA PENA
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La sustitución de la pena es sustituir una sanción por otra.
Tratamiento en libertad de imputables consiste en la aplicación de las medidas
laborales, educativas y curativas, en su caso, autorizadas por la ley y
conducentes a la readaptación social del sentenciado, bajo la orientación y
cuidado de la autoridad ejecutora.
Su duración no podrá excederse de la correspondiente a la pena de prisión
sustituida.
Semilibertad implica alternación de periodos de privación de la libertad y de
tratamiento en libertad. Se aplicara según las circunstancias del caso pudiendo
ser extenuación durante los días de jornada de trabajo o educativa, con reclusión
en los días de descanso; salida de fin de semana, con reclusión durante el
resto de esta o salida diurna, con reclusión nocturna o viceversa.
El trabajo a favor de la comunidad consiste en la prestación de
servicios no remunerados, en instituciones publicas, de asistencia social o
privadas asistenciales. Este trabajo se llevara a cabo dentro de periodos distintos
al horario de labores que representen la fuente de ingreso para la subsistencia del
sujeto y de su familia, en su caso, sin que pueda exceder de la jornada
extraordinaria que determine la ley laboral y bajo la orientación y vigilancia de la
autoridad ejecutora. Se acularan los días de descanso obligatorio. Cada día de
trabajo será sustituido por una jornada de trabajo a favor de la comunidad.
EJECUCIÓN DE LA PENA
No se ejecutara pena o medida de seguridad sino después de que la sentencia
que la imponga haya casado ejecutoria.
El ejecutivo del estado a través de la dependencia que establezca
la ley (Ministerio de Justicia), tendrá a su cargo la ejecución de las penas y
medidas de seguridad. Es obligación del Ministerio Público, vigilar y promover lo
conducente, a fin de que las sentencias sean estrictamente
cumplidas, para tal efecto, gestionara ante las autoridades administrativas
correspondientes lo que legalmente proceda.
El sistema de ejecución de penas y medidas de seguridad se organizara sobre la
base del trabajo, la capacitación para el mismo y la educación, como medios para
la readaptación del delincuente y la prevención del delito.
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MEDIDAS DE SEGURIDAD
MEDIDAS DE SEGURIDAD Las medidas de seguridad intentan evitar la comisión
de nuevos delitos, en tanto que las penas llevan en si mismas la idea de la
expiación y en forma de retribución. No deben confundirse las medidas de
seguridad con los medios de prevención de la delincuencia: las primeras se
aplican a las personas determinadas que han cometido alguna infracción alas
leyes penales, en tanto que los medios de prevención se aplican en general. Las
medidas de seguridad que pueden aplicarse a las personas físicas son:
1) Tratamiento en internamiento o en libertad de inimputables o imputables
disminuidos
2) Tratamiento de deshabitualización o de desintoxicación
3) Confinamiento, prohibición de ir a una circunscripción territorial
determinada o de residir en ella
4) Aseguramiento, decomiso, destrucción y pérdida de objetos,
instrumentos y productos del delito;
5) Apercibimiento;
6) Caución
7) Vigilancia de la autoridad; y
8) Las demás que prevengan las leyes En el caso enumerado con el cuand
o un inimputable
requiere el tratamiento, el juzgador dispondrá el que sea
aplicable, en internamiento o en libertad, previo el procedimiento
respectivo.
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Si se trata de internamiento:
El sujeto inimputable será internado en la institución correspondiente para
su tratamiento, durante el tiempo que sea necesario para su curación sin que se
exceda de la pena aplicable para el delito.
Cuando el sujeto haya sido sentenciado por un delito que obedezca a la
inclinación o al abuso de bebidas alcohólicas, de
estupefacientes, psicotrópicos o substancias que produzcan
efectos similares, se le aplicara, independientemente de la pena que corresponda,
un tratamiento de deshabitualización o
desintoxicación, según el caso, que no podrá exceder del término de la pena
impuesta por el delito cometido. Cuando se trate de penas no privativas o
restrictivas de la libertad, el tratamiento no excederá de seis meses.
El confinamiento consiste en la obligación de residir en determinado lugar y no
salir de él. El juez hará la designación del lugar, conciliando las exigencias de la
tranquilidad pública y las necesidades del ofendido y del inculpado.
Los instrumentos del delito, así como las cosas que sean objeto o producto de él
se decomisaran si son de uso ilegal o restringido.
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CONCLUSIONES
El indulto procede del latín: “indultus” y refiere a la gracia que permite eximir
a alguien de un castigo o modificar una sanción. El término también se
utiliza para nombrar al perdón, que puede otorgar un presidente o
mandatario para anular, reducir o cambiar un castigo.
Si el indulto supone la eliminación de todas las sanciones aplicadas sobre el
condenado, se habla de indulto total, mientras que si la remisión solo afecta
a algunos de los castigos; estamos ante un indulto parcial.
En los datos que nos ofrece la historia podemos observar que la institución
del indulto es tan antigua como el delito, y así aparece en las sociedades y
pueblos arcaicos. En las sociedades primitivas la justicia era venganza, ya
individual, ya familiar, y en las más adelantadas, la venganza privada se
trasforma en vindicta pública, la clemencia impone la gracia y se instituye
como derecho el perdón, bien por instinto, bien por previsión se inclinan a
salvar al reo de una sentencia cruel.
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RECOMENDACIONES
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BIBLIOGRAFÍA
http://constitucionalrobles.blogspot.col
http://www.enciclopedia-juridica.biz14.com/d/indulto/indulto.htm
http://www.minjus.gob.pe/
http://www.peru.gob.pe/directorio/pep_directorio_detalle_institucion.asp?
cod_institucion=131
http://www.presidencia.gob.pe/ministerio-de-justicia
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