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Células madre: una población de células pluripotenciales

Las células del organismo presentan una acusada variabilidad en la capacidad de dividirse y crecer. Algunas células
(p. ej., células nerviosas y eritrocitos) alcanzan un estado diferenciado maduro y no suelen dividirse. Reciben el
nombre de células posmitóticas. Otras, llamadas células madre, se dividen continuamente a lo largo de su vida (p.
ej., las células epiteliales que revisten el intestino y las células madre que dan lugar a las distintas estirpes
hematopoyéticas). Muchos otros tipos de células muestran una capacidad intermedia entre ambos extremos y se
mantienen inactivas la mayor parte del tiempo, si bien pueden dividirse al ser estimuladas por la señal adecuada.

Un ejemplo de esta situación son los hepatocitos. Cuando se produce una lesión hepática, el organismo estimula la
división celular para renovar las células destruidas.

Las células madre se caracterizan por tres rasgos: autorrenovación, proliferación y diferenciación. Estas
propiedades dependen del microambiente en el que se hallen inmersas, conocido como nicho de células madre, el
cual aporta los factores necesarios para su desarrollo.

Las células madre pueden dar lugar a un gran número de células maduras de manera continua a lo largo de su vida.
Cuando las células madre se dividen por mitosis, una fracción de su descendencia se diferencia en un tipo celular
específico.

El resto se mantiene como células madre. El epitelio intestinal, la epidermis de la piel, el sistema hematopoyético y
las células del epitelio seminífero comparten esta propiedad. Se comentará con detalle el papel de las células
madre en cada uno de esos tejidos en el capítulo correspondiente. Otros tejidos, como el hígado, el músculo y el
sistema nervioso, pueden regenerar células maduras al verse sometidos a estrés o daños. Por ejemplo, se ha
demostrado que las células madre de la médula ósea pueden producir tejido muscular además de tejido
hematopoyético en un sistema anfitrión adecuado. Las células madre cultivadas del sistema nervioso central
pueden dar lugar a estirpes hematopoyéticas en ratones receptores trasplantados irradiados.

Recuerde que las células madre hematopoyéticas, que constituyen la masa celular interna (embrioblasto), originan
todos los tejidos y los órganos, a excepción de la placenta. Las células madre embrionarias representan un modelo
experimental de tejidos diferenciados útiles desde el punto de vista médico, como los islotes pancreáticos en el
tratamiento de la diabetes, la piel en el tratamiento de quemaduras y heridas, el cartílago en regeneración en el
tratamiento de la artritis y las células endoteliales en la reparación de vasos sanguíneos afectados por la
ateroesclerosis.

Una posible complicación de las células madre embrionarias inyectadas en ratones maduros sería el desarrollo de
un tumor embrionario conocido como teratoma.

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