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LA VIDA PERSONAL DEL PASTOR: UNA FUENTE DE PODER EN EL PÚLPITO

Qué derecho tiene él de estar allí de pie predicándonos sobre cómo debemos vivir
cuando nos ha mostrado una y otra vez que él mismo no vive así?»

El indignado miembro de la iglesia que me dijo esas palabras hablaba de un pastor cuya
vida moral se había convertido en un escándalo, por decir lo menos. Muchos creyentes
se sienten de la misma manera cuando descubren que su pastor no es tan devoto
después de todo. Cuando eso ocurre, el efecto que una vez tuvo el pastor sobre sus
conciencias desaparece. En sus corazones, dicen al predicador, «Médico, ve y cúrate
primero y luego quizá vendremos y te escucharemos. Quizá».

Tómalo como una regla general: El día en el que pierdes tu santidad es el día en el que
pierdes tu poder en la predicación pastoral. Ambos están estrechamente conectados:
Pierdes uno, pierdes el otro. No hay otra forma. Por tanto, es vital para ti como pastor
que estés totalmente convencido de que debes proteger tu caminar con Dios y tu
crecimiento en santidad. En el momento de la tentación, cuando Satanás te presente un
pedazo de pan empapado en miel, recuerda que un solo mordisco puede significar el
final de tu ministerio como predicador. No escuches cuando te diga que nadie lo sabrá.
Él ha dicho eso a muchos otros que ahora están en el estante. No te permitas caer en su
trampa.

Amar a Dios con tu corazón


La verdadera santidad es un fruto de amar a Dios con tu corazón. Si aspiras santidad
exterior directamente, todo lo que terminas siendo es un fariseo hipócrita. La moralidad
externa puede ser como pegar mangos a un árbol de mango muerto usando una cuerda
o una cinta. Necesitas un árbol verdaderamente saludable si deseas cosechar mangos
buenos y jugosos. Así sucede con nosotros los seres humanos. A menos que amemos a
Dios y queramos ser como Él, no sostendremos simples formas de santidad por mucho
tiempo. Lo digo nuevamente, la verdadera santidad es un fruto de amar a Dios con tu
corazón.
Puesto que la santidad es un fruto de amar a Dios, aquellos que no han sido convertidos
no pueden ser predicadores pastorales poderosos. Sus corazones todavía están
muertos en pecado. Ellos aman el pecado en lugar de la justicia. Quizá sean capaces de
predicar unos pocos sermones «poderosos» antes de que la congregación realmente
llegue a conocerlos. Pero eventualmente, sus verdaderos colores serán revelados. Un
mal olor empezará a filtrarse a través de las grietas y el hedor será insoportable. El
poder está perdido, y cuanto antes abandonen el púlpito mejor. De lo contrario, sus
iglesias se marchitarán y morirán.

Por tanto, el primer asunto a establecer es si has sido convertido o no. No puedes ser
santo sin antes haber tenido un corazón regenerado.
Primero que todo eres cristiano
Es importante recordar que como pastor, primero que todo eres un cristiano. Eres una
oveja antes de ser pastor. Por esto, todas las peticiones que se encuentran en la
Escritura para que un cristiano viva una vida piadosa también se aplican a ti. No eres un
ángel que vino a la tierra para comunicar sermones pastorales y que luego desaparece
al cielo otra vez hasta el próximo fin de semana. Vives en un mundo caído y luchas con
los restos de tu propia naturaleza caída, por lo que debes procurar la santidad de la
misma forma que cada cristiano es instado a hacerlo.
La Biblia te habla a ti así como a todos los demás cristianos cuando dice, «como hijos
obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra
ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en
toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo», 1
Pedro 1:14–16.

Tu vida personal y doméstica


Las dos áreas que las personas miran para ver si realmente quieres decir lo que
predicas son tu vida personal y doméstica. Es por eso que Pablo enfatiza estas dos
áreas cuando escribe sobre los requisitos del trabajo pastoral, diciendo, «Pero es
necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente,
decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no
codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne
bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no
sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?)» (1 Timoteo 3:2–
5). Un pastor nunca puede decir, «Hagan como yo digo, mas no como yo hago».
Debemos decir como Pablo «Sed imitadores de mí» (1 Corintios 4:16, 11:1).
Por este motivo, es trascendente para tu predicación pastoral que asegures que hay una
santidad verdadera en tu vida personal y doméstica. Esto se extenderá a tu vida social.
Las personas en tu comunidad o localidad deberían decirse, «Ese es un verdadero
pastor. Nos hemos relacionado con él y su familia. Queremos ser como él». Eso es lo
que los atraerá a tu predicación, y eso es lo que hará que continúen viniendo a
escucharte. Robert Murray M’Cheyne hizo una declaración que ahora se ha hecho
conocida en todo el mundo angloparlante: «Lo que Dios bendice no son
grandes talentos, sino una gran semejanza a Cristo. Un ministro santo es un arma
terrible en la mano de Dios».

Vivir en santidad refuerza tus aplicaciones


¿Qué hace que la vida en santidad de los pastores sea una fuerza tan potente al
predicar? Primero que nada, la santidad mejora la aplicación del sermón. Los hombres y
las mujeres tendrán excusas para su pecado porque quieren conseguir el nivel más bajo
de espiritualidad, y aún así ir al cielo. Disfrutarán los sermones de un pastor siempre y
cuando no se les pida que cambien. Sin embargo, la verdadera predicación pastoral
debe demandar un cambio por el poder del Espíritu.
Cuando la congregación no ve ningún ejemplo de la clase de vida que el pastor dice que
Dios quiere que ellos vivan, procederán a convencerse de que tal vida es imposible.
Pero cuando ven en el pastor, la personificación de lo que la Biblia demanda de ellos,
sus pretextos son silenciados inmediatamente. Saben que no tienen excusa.
Se verá que él mantiene una comunión con Dios, y entonces, los hombres serán
inducidos a escucharle, ya que, de lo contrario no lo harían. El respeto que su evidente
santidad inspira, los obligará a honrar su mensaje. Y luego su predicación estará
inevitablemente vestida de doble poder».

UN PASTOR ES: UN CONSISTENTE EJEMPLO DE SANTIDAD


Primero y más importante, un pastor fiel debe ser irreprensible en su carácter (1 Ti. 3:1-
7; Tit. 1:5-9), un consistente modelo de santidad para la gente que está pastoreando (1
Ti. 4:12; 1 P. 5:3). Si el rebaño no puede mirarlo como un ejemplo de madurez espiritual
(He. 13:7), no es apto para el oficio, siendo incapaz de liderar a la gente en una
dirección que él mismo no está persiguiendo activamente. Sencillamente, un hombre
que predica una cosa y vive otra es inconsistente. No se puede confiar en él ni debería
ser seguido, porque no puede decir con convicción: “Lo que aprendisteis y recibisteis y
oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros” (Fil. 4:9).
El requisito no es perfección absoluta, pero el pastor debe ser un hombre cuya vida es
digna de imitar, un hombre que pueda hacer eco de las palabras de Pablo: “Sed
imitadores de mí” (Fil. 3:17), y “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Co.
11:1). Desde su fidelidad como esposo y padre, hasta el fruto del Espíritu en su vida, él
debe ser un ejemplo de consistencia espiritual, libre de cualquier mancha que dañe su
reputación o ponga en duda su carácter. Si el pastor no es un fidedigno ejemplo de
santidad, nada más importa.

¿Qué es liderazgo cristiano? ¿Cómo debería ser un líder cristiano? No hay mejor
ejemplo para el liderazgo cristiano que nuestro Señor Jesucristo. Él declaró, "Yo soy el
buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas" (Juan 10:11). Es dentro de este
versículo que vemos la descripción perfecta de un líder cristiano. Él es quien actúa como
un pastor para aquellas "ovejas" bajo su cuidado.

Cuando Jesús se refirió a nosotros como "ovejas", él no estaba hablando en términos


afectuosos. En realidad, las ovejas se encuentran entre los animales más estúpidos en
la creación. Una oveja perdida, aún al alcance del oído de la manada, se vuelve
desorientada, confundida, asustada, e incapaz de encontrar su camino de vuelta a la
manada. Impotente de ahuyentar los hambrientos depredadores, la oveja perdida es
quizás la más indefensa de todas las criaturas. Rebaños enteros de ovejas son
conocidos por haberse ahogado durante las épocas de inundaciones repentinas, incluso
en presencia de terreno elevado fácilmente accesible. Nos guste o no, cuando Jesús nos
llamó sus ovejas, él estaba diciendo que sin un pastor, estamos indefensos.

El pastor es uno que tiene varias funciones en relación con sus ovejas. Dirige, alimenta,
cría, consuela, corrige y protege. El pastor de la grey del Señor guía al dar un ejemplo
de piedad y rectitud en su propia vida y al alentar a otros para que sigan su ejemplo. Por
supuesto, nuestro ejemplo supremo y al que deberíamos seguir es Cristo mismo. El
apóstol Pablo comprendió esto: "Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo" (1
Corintios 11:1). El líder cristiano es aquel que sigue a Cristo e inspira a otros a seguirlo.

El líder cristiano es también uno que alimenta y nutre a las ovejas, y la principal "comida
de las ovejas" es la palabra de Dios. Así como el pastor conduce su rebaño a los pastos
más exuberantes para que crezcan y se desarrollen, de la misma manera el líder
cristiano alimenta su rebaño con el único alimento que producirá cristianos fuertes y
dinámicos. La biblia y no la psicología o la sabiduría del mundo, es la única dieta que
puede producir cristianos saludables. "…no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo
que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre" (Deuteronomio 8:3).

El líder cristiano también consuela las ovejas, venda sus heridas y aplica el bálsamo de
la compasión y el amor. Como el gran pastor de Israel, el Señor mismo prometió "vendar
la perniquebrada y fortalecer la débil" (Ezequiel 34:16). Como cristianos en el mundo de
hoy, sufrimos muchas lesiones en nuestros espíritus, y necesitamos líderes compasivos
que nos ayuden a llevar nuestras cargas, que comprendan nuestras circunstancias, que
demuestren paciencia hacia nosotros, que nos anima en la palabra de Dios y que traigan
nuestras preocupaciones ante el trono del Padre.

Así como el pastor utilizó su cayado para traer una oveja errante de vuelta al redil, de la
misma manera el líder cristiano corrige y disciplina a quienes están a su cuidado cuando
van por mal camino. Sin rencor o un espíritu arrogante, pero con un "espíritu de
mansedumbre" (Gálatas 6:1), aquellos en liderazgo deben corregir según principios
bíblicos. La corrección o la disciplina nunca es una experiencia agradable para nadie,
aunque el líder cristiano que fracasa en esta área no está mostrando amor a aquellos
bajo su cuidado. "Porque Jehová al que ama castiga…" (Proverbios 3:12), y el líder
cristiano debe seguir su ejemplo.

La última función del líder cristiano es la de protector. El pastor que era permisivo en
esta área pronto se daba cuenta que regularmente perdía ovejas con los depredadores
que pululaban alrededor y a veces entre su rebaño. Los depredadores de hoy son
aquellos que tratan de atraer a las ovejas con falsas doctrinas, desestimando la biblia
como algo pintoresco y anticuado, insuficiente, confusa, o misteriosa. Estas mentiras se
propagan por aquellos contra quienes Jesús nos advirtió: "Guardaos de los falsos
profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos
rapaces" (Mateo 7:15). Nuestros líderes deben protegernos de las falsas enseñanzas de
aquellos que nos extravían de la verdad de las escrituras y el hecho de que solo Cristo
es el único camino de salvación: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al
Padre, sino por mí" (Juan 14:6).

Una última palabra sobre los líderes cristianos viene del artículo "Se busca: Unos
buenos pastores (Deben saber cómo lavar los pies)" por John MacArthur:
"Bajo el plan que Dios ha ordenado para la iglesia, el liderazgo es una posición de
servicio humilde y amoroso. El liderazgo de la iglesia es el ministerio, no es la
administración. Aquellos a quienes Dios designa como líderes no están llamados a ser
monarcas gobernantes, sino esclavos humildes; no bellas celebridades, sino siervos
laboriosos. Aquellos que conducirán al pueblo de Dios deben, por encima de todo,
ejemplifican el sacrificio, la dedicación, la sumisión y la humildad. Jesús mismo nos dio la
pauta cuando se inclinó para lavar los pies a sus discípulos, una tarea que
habitualmente se realizaba por el menor de los esclavos (Juan 13). Si el Señor del
universo haría eso, ningún líder de la iglesia tiene el derecho a pensar de sí mismo como
si fuera el más importante".

Un líder: En las relaciones con Dios

1. Un líder obediente y sujeto: Dios no soporta la desobediencia ni la rebeldía. Josué fue


durante 40 años un simple ayudante de Moisés y nunca se rebeló, sino todo lo contrario,
y santificó a Dios a pesar de que su vida estaba en peligro (Nm. 14). Moisés siempre
estaba en la presencia de Dios, sujeto a Él (Ex. 20:18-19).

2. Con visión y capacidad de multiplicar a otros líderes para que se levanten: Dios
permite a Moisés ver la tierra prometida. Moisés levanto a Josué. Un líder que no se
levanta y multiplica a otros, no es un verdadero líder.
3. Con capacidad de levantar y animar públicamente a otros líderes: Moisés pudo
levantar a Josué y consagrarlo delante de todo el pueblo, no tuvo envidia, ni temor, sino
que lo hizo para que el pueblo reconociera el liderazgo de Josué.

4. Un liderazgo de fortaleza: La manera que un líder fortalece a sus miembros es


enseñándoles y capacitándoles con su ejemplo, la palabra y oración.

En la vida privada de cada líder (1 Ti. 3:1-7)

01. Irreprensible: El líder debe tener buen testimonio en la casa de Dios, ser irreprensible
significa que no tenga actitudes en las cuales se le tenga que estar llamando la atención,
debe ser ejemplo en todo.

02. Marido de una sola mujer: el hombre de Dios debe ser ejemplo en moralidad, su vida
sentimental debe ser ordenada y digna de imitar. Si es casado (a) debe respetar a su
esposa (b) y guardarse del adulterio. Si es soltero (a) debe cuidar la manera de cómo se
conduce sentimentalmente, ya que sería penoso que se mostrara inestable en sus
emociones o que hiciere cosas que solo en matrimonio están permitidas. (b) El noviazgo
de un líder debe ser ejemplar.

03. Sobrio: Que no sea ebrio, sin control de sí mismo que dice cosas de las cuales luego
tiene que arrepentirse, es necesario que sea sobrio, es decir dueño de sí mismo...
evitando los extremismos emocionales.

04. Prudente: Esta característica implica sabiduría y discreción. Muchas veces a través
de una consejería usted de cosas que nadie tiene que saber y usted debe ser una tumba
que no deje escapar ninguna información eso es prudencia.

05. Decoroso: Tiene que ver con la imagen que proyecta el líder en la comunidad, debe
ser una persona digna de respeto y honorable, arreglo personal, imagen de limpieza y
orden interior. Cuidarse de que el vestuario no sea provocativo, es necesario reflejar el
cambio que hizo Jesús en nuestras vidas.

06. Hospedador: tener un corazón dispuesto y abierto para ayudar a quien lo necesita,
material o espiritualmente hablando.

07. Apto para enseñar: Que sea diestro en la exposición de la palabra de Dios para
poder alimentar al rebaño, escudriñe las escrituras y explique las lecciones que nos
enseñan a cómo hacerlo mejor, ponga atención a cada mensaje, pues nadie puede
enseñar lo que no sabe.

08. No dado al vino: No podemos concebir a un líder de Dios ebrio, esto viola los
preceptos de Dios para un cristiano Ro. 13:12, Gal.5:19-21.

09. No pendenciero: Hay personas que están listas para responder a una agresión física
o verbal. El hombre de Dios es de paz y sabe controlarse en momentos de tensión, debe
reflejar la paz de Dios.

10. No codicioso de ganancias deshonesta: Debemos ser ejemplos aun en nuestra vida
económica, Ejemplos: pedir prestado y no pagar, girar cheques sin fondos, tomar algo al
crédito y no pagar, etc.
11. Amable: Del griego epieikeia que significa ceder o abstenerse, el líder debe saber no
aplicar la ley en seco sino el espíritu de la ley, saber aplicar el amor.

12. Apacible: Que sea una persona que irradie paz, capaz de tolerar y aceptar el punto
de vista de otros.

13. No avaro: La avaricia es idolatrar el dinero, el líder debe ser ejemplo de generosidad.

En su vida en el hogar

1) Que gobierne su casa: La iglesia no es una empresa o asociación, es una familia, por
eso Pablo nos exhorta a gobernar nuestra casa para gobernar o más bien cuidar de la
iglesia de Dios, que cumpla bien su función en el hogar, si es padre tener a sus hijos
bajo sujeción, si es madre cumplir bien el papel de ayuda idónea, y si es hijo debe
mostrar respeto, obediencia y honra a sus padres.

En su vida de iglesia

1) No un neófito: Esto indica apto para servir, persona con madurez cristiana, ya que si
es nuevo habrá peligro de que caiga en la trampa del diablo por desanimo u orgullo, la
madurez viene como el resultado del sometimiento a Dios y la disposición nuestra, para
que el obre en nuestra vida.

F. En su vida en la calle:

1) Que todos los de fuera tengan un buen concepto del que va a ser un líder: Debemos
ser ejemplo tanto de los de adentro de la iglesia como de los de afuera, como a nuestros
compañeros de trabajo, de estudio, etc. Deben reconocer que en nosotros ahí algo
especial: LA PRESENCIA DEL ESPIRITU SANTO.

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