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El facismo considera que el individuo no tiene derechos porpios , el facismo rechaza todo

aquello que pueda contribuir a la diversidad, al pluralismo: asi se anulan los partidos
políticos y sindicatos. El líder carismático alemán es Fuhrer, al cual se le rendia culto
religioso, se ñe representaba como el salvador de la patria humillada y como el padre de la
nación
Hitler afirmaba que la razas superiores tiene el deber de preservar su pureza biológica,
llamándose a esta su nueva teoría el “racismo”
Cuando en 1920 surge el Partido Obrero Nacional, su programa abogaba por un Estado
nacional fuerte con una retórica antisemita y expansionista y el rechazo al Tratado de
Versalles que, impuesto por las potencias vencedoras en la Primera Guerra Mundia,
despojó de colonias y aplicó duras reparaciones económicas a Alemania
tras el crac de 1929. Los capitalistas norteamericanos repatriaron el capital invertido en
Alemania, lo cual ocasionó la quiebra de muchas empresas alemanas, y por consiguiente, la
aparición de un amplio número de parados. Hitler supo aprovecharse del descontento
popular: el partido nazi pronto se convirtió en el grupo mayoritario del Parlamento, y Hitler
fue nombrado canciller. Los nazis aprovecharon el poder conseguido democráticamente
para instaurar una dictadura, de la que Hitler, proclamado Führer,”conductor”, era el líder
indiscutido
El nuevo régimen, denominado Tercer Reich , era una dictadura totalitaria que controlaba
todos los aspectos de la vida de los alemanes. Todos los partidos fueron prohibidos,
excepto el nazi y el funcionariado fue depurado. El aspecto más característico y cruel del
nazismo fue su carácter racista y antisemita. Los judíos eran considerados una raza inferior
y degenerada, fueron sometidos a todo tipo de discriminaciones y vejaciones. Mediante las
leyes de Nuremberg, fue desposeídos de la ciudadanía alemán y se les prohibió el ejercicio
de determinadas actividades profesionales, a la vez que los matrimonios mixtos entre
alemanes y judíos. La noche del 9 a l0 de noviembre de 1938 (<la noche de los cristales
rotos>, los militantes nazis asaltaron los barrios judíos y asesinaron a cientos de personas.
De hecho, Hitler ya había descrito en el libro Mein Kampf, “Mi lucha” los objetivos de la
política exterior del futuro Estado nazi: la anexión de todos los territorios donde existieran
minorías de habla alemana e incluso la ocupación de regiones históricamente no alemanas
pero que tenían un interés económico y demográfico. Con la llegada de Hitler al poder y el
establecimiento del Tercer Reich, Alemania se preparó para la guerra. Al estallar la Guerra
Civil española, Hitler ayudó de forma decisiva al bando de Franco con material y soldados.
Aún más grave fue la anexión de Austria a Alemania, precedida, cuatro años antes, del
asesinato por parte de los nazis del canciller austríaco Dollfus por haberse negado a ello.
Hitler reivindicó la región de los Sudetes, zona fronteriza de Checoslovaquia. Francia y el
Reino Unido, aliadas de Checoslovaquia, se opusieron inicialmente a la anexión de este
territorio; durante unas semanas el mundo estuvo a punto de ver el estallido de una guerra,
pero finalmente, en la conferencia de Munich esos dos estados aceptaron la ocupación de
los Sudetes. Pero Hitler no tenía bastante: en marzo de 1939, ocupó el resto de
Checoslovaquia y estableció el protectorado sobre una parte del país, mientras que la otra,
Eslovaquia, se convertía en un estado satélite de Alemania.
Las ciudades sufrían los efectos de los bombardeos de la aviación enemiga. La situación
era particularmente dramática en los territorios ocupados por los nazis; en esas zonas las
autoridades de ocupación, prohibían circular por las calles a partir de una determinada hora
y detenían a los sospechosos y a los infractores de la prohibición; éstos a menudo eran
considerados rehenes de guerra y podían se fusilados.

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