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TRABAJO DE TIPICIDAD

TEORÍAS SOBRE EL NEXO DE CAUSALIDAD

INTEGRANTES:

ARAQUE PADILLA KELLY JOHANA

DELUQUE LINERO ADELA CRISTINA

FLOREZ GARCIA DAMARIS

GARCIA ACOSTA HELLYS SUCEL

GOMEZ OSORIO MELBA

SANTANDER JAVIER ALFONZO

DOCENTE:

LINA ROCIO OÑATE DAZA

FACULTAD DE DERECHO

SEMESTRE III – GRUPO C

UNIVERSIDAD DEL SANTANDER

UDES – 2016
TEORIA DE LA EQUIVALENCIA DE CONDICIONES

Esta teoría creada por BURI fue estructurada tomando como base el concepto
de causalidad elaborado por STUART MILL, lo cual, al decir de MEZGER, es
del todo inexacto, pues cuando BURI la formulo no tenía conocimiento del
pensamiento del filósofoinglés; Esta teoría se encuentra en la más estrecha
relación histórico espiritual con la dirección naturalista de pensamiento que
caracteriza al siglo XIX.
Sintéticamente puede resumirse diciendo que por causa entiende la suma de
las condiciones positivas o negativas que producen el resultado y como todas
las condiciones son equivalentes entre sí, por tener el mismo valor causal, cada
una de ellas a su vez, debe considerarse como causa del resultado.
Ahora bien la teoría de la equivalencia de condiciones o teoría de la condición
es la dominante en el derecho penal alemán. Según esta teoría se estima
causa toda condición del resultado concreto y todas las condiciones deben
considerarse equivalentes, no solo en el sentido causal, sino también en el
jurídico. En suma toda condición debe ser tenida como causa del resultado. Por
ello se formula también diciendo doctrina de la conditio sine qua nom. Su más
genuino representante es VON BURI, quien tiene como precursores a
BURNER, HALSCHNER, KOSTLIN y GALSER. La equivalencia de las
condiciones se acepta por LISZT, FINGER, LILIENTHAL, STOOS, VAN
CALKER, RADBRUCH, MERKEL, etc. Incluso en cuanto a sus resultados, esta
es la opinión que parece seguir THYREN a pesar de las diferencias que hace
entre condiciones positivas o favorecedoras, negativas e indiferentes.
La teoría de la equivalencia de las condiciones ostenta dos características
básicas:
1. La irregularidad del curso causal no excluye la consecuencia: Lo insólito de
una relación condicional no tiene influencia en la causalidad. Si alguien lesiona
levemente a una persona que muere posteriormente en el hospital a
consecuencia de una reacción súbita ante la anestesia, o por un error del
facultativo que interviene al paciente infringiendo las reglas del arte médico o
por un corte de energía en las instalaciones que impide un tratamiento
oportuno, o porque equivocadamente se le practica una transfusión de sangre,
se considera que todas las condiciones son causantes de la muerte. Lo mismo
ocurre cuando alguien le propina a otro una bofetada y éste muere debido a la
ocurrencia de una cadena de circunstancias infortunadas. Tampoco cambia
absolutamente en nada la causalidad, cuando la causa determinante del
resultado se encuentra en la condición corporal o en la infracción a los deberes
de autoprotección por parte del lesionado (se niega a recibir tratamiento
médico, o no cumple con las prescripciones de éste).
Claro está que en muchos de los casos se da la causalidad, pero no la
imputación.
2. La relación de causalidad no admite interrupción: La Causalidad no se
interrumpe porque entre la conducta y el resultado obre la actividad dolosa de
un tercero. En general puede afirmarse que la relación de causalidad no admite
interrupción alguna; se considera que las condiciones anteriores, intermedias o
sobrevinientes, no tienen efecto excluyente del nexo causal; tampoco, las
conductas posteriores de terceros; por ejemplo, cuando alguien deja un
revolver cargado en un bolsillo de su abrigo, que es confiado a un guardarropa
de teatro y uno de los acomodadores, cuando el revólver se cae por casualidad
lo toma y apuntando a uno de sus compañeros oprime por broma el gatillo, son
considerados tanto el visitante como el acomodador, causantes del resultado
producido.
Roxin refiere que la falta de relación causal cuando una cadena ya iniciada es
sobrepasada por otra que le impide continuar actuando; y por lo tanto ya no se
produce la relación determinante con el resultado. Cuando A le da una comida
envenenada a B, cuya acción letal deberá hacer su aparición al día siguiente,
pero B sufre un mortal accidente de tránsito el mismo día de la comida, no se
considera a A como causante de la muerte de B, pues el envenenamiento no
ha tenido ningún influjo en su muerte. A puede ser castigado exclusivamente
por tentativa de homicidio. Muy diferente sería si B, después de los
primeros signos de malestar, hubiera sufrido el accidente mortal en el camino
que lo llevaría a recibir ayuda médica. En este caso la cadena causal originada
por A habría obrado en las circunstancias concretas de la muerte de B, y A
sería considerado causante.
Como resumen podemos decir, entonces, que no puede hablarse de
concausas en la teoría de la equivalencia de las condiciones, porque ello sería
una incongruencia. Para la equivalencia de las condiciones la concausa es una
condición como cualquiera otra y no predomina sobre las restantes, puesto que
todas son igualmente causales. De lo que podemos hablar es más bien de una
nueva serie causal, pero no de interrupción de la causalidad.2
A1. FORMULA DE LA EQUIVALENCIA DE CONDICIONES
Esta teoría ha ganado un gran número de adeptos, por la utilización de
un método sencillo y rápido que permite establecer cuando existe nexo de
causalidad entre una condición y el resultado: la fórmula de la CONDITIO SINE
QUANON. Según ella, para determinar el vínculo entre
un comportamiento humano un resultado, debe emplearse el siguiente
mecanismo: si se suprime mentalmente la acción y el resultado no se produce,
es porque existe un nexo causalidad entre la conducta y la modificación del
mundo exterior. En consecuencia no habrá relación de causalidad cuando,
eliminado mentalmente el comportamiento, el resultado de todas maneras se
hubiera producido. Ejemplo: si alguien dispara a otro produciéndole una leve
lesión, y el herido es trasladado a un hospital donde muere porque el médico lo
interviene indebidamente, tendríamos que existe en este caso relación causal
entre el disparo y la muerte, porque si suprimiéramos mentalmente el
comportamiento de quien disparó, el resultado no se habría producido. En
efecto el lesionado no habría sido trasladado a un hospital y por ende no
hubiera sido operado por el médico. La conducta del médico también es causal,
ya que sin ella el resultado tampoco se habría producido.
Esta fórmula también se utiliza para la determinación del juicio hipotético de
causalidad en los delitos de omisión. En estos casos, en los cuales el
hombre ha omitido una acción exigida por el ordenamiento jurídico, debemos
preguntarnos qué hubiera pasado de haberse realizado la acción exigida. La
fórmula se utilizaría de la siguiente manera: si suponemos mentalmente que se
ha realizado la acción exigida y el resultado no se produce, es porque existe
una relación hipotética de causalidad. Por ejemplo si un padre omite proteger a
su hijo que pide auxilio en la piscina porque no sabe nadar, debemos
preguntarnos si hubiera podido salvar a su hijo en el caso de que hubiere
actuado.3

TEORÍA DE LA CAUSALIDAD ADECUADA

Expuesta por Von Bar, Massari y, con algunas variaciones y otros nombres por
Antolisei y Grispigni, en Italia.
Llamada también causalidad típica, entiende que para la existencia de la
relación de causalidad se requiere que el agente haya determinado o producido
el resultado con una conducta proporcionada y adecuada. (Ibáñez, op.cit. p.
275).
Por otro lado ésta doctrina sostiene que a fin de que exista una relación de
causalidad en el sentido del Derecho, se hace necesario que el hombre haya
determinado el resultado con una acción proporcionadora, adecuada. La
consecuencia fundamental de la teoría es que no se consideran causados por
el agente los efectos que en el momento de la acción se presentasen como
improbables, es decir, los efectos extraordinarios o atípicos de la acción
misma.
No toda condición que produzca un resultado puede ser considerado causa del
mismo, sino solo aquello que produzca un resultado puede ser considerado
causa del mismo, sino solo aquello que conforme a la experiencia es adecuada
para producir un resultado típico. Para saber cuándo se está en presencia de
una causa adecuada, se realiza un juicio de probabilidad por el juez, que debe
situarse en el momento de la acción.
Este juicio se basa en dos tipos de conocimientos, el ontológico, que toma en
consideración las condiciones conocidas y cognoscibles por un hombre
prudente, así como los conocimientos específicos del autor; el nomológico que
incorpora las leyes de la naturaleza conocidas al tiempo de la acción. Con base
en éste juicio se determina finalmente como causa aquella que aparece
adecuada objetivamente previsible para producir el resultado.
Finalmente es importante señalar que ésta teoría sostiene la necesidad de
reconocer que un fenómeno es siempre producto de la confluencia de una
pluralidad de circunstancias, sin cuya operación conjunta no pueda explicarse;
más, se destaca la necesidad de distinguir entre causa y condiciones,
considerando no sólo es causa la condición que resulta adecuada para producir
el resultado, y la adecuación se afirma o se niega según resulte previsible o no
que tal factor pudiese ocasionar el resultado.
¿Cómo determinar la causa adecuada? Tal juicio de probabilidad debe
considerar aquellas condiciones que al tiempo de la acción sean “conocidas y
cognoscibles” por un hombre prudente. También hay que incluir los
conocimientos particulares del autor del hecho. En La relación causal
adecuada el penalista argentino Enrique BACIGALUPO, expone dos ejemplos
sobre cómo debe analizarse la regularidad causal: "una dosis de arsénico es
causa del resultado de muerte, porque habitualmente y según la experiencia
general, tal dosis de arsénico causa la muerte. Por el contrario, una bofetada
no es adecuada para producir el resultado de muerte; si como consecuencia de
ella se deriva la muerte de la víctima porque ésta es hemofílica y la bofetada
produjo una pérdida de sangre de efecto letal, este resultado no podría
considerarse, según la teoría de la causalidad adecuada como causado por la
bofetada"
En el ejemplo dado por el maestro BACIGALUPO, una dosis suficiente de
arsénico es la causa de la muerte de una persona, mientras que la hemofilia es
la causa adecuada de la muerte en el segundo ejemplo, siendo la bofetada,
una simple condición.
Otro ejemplo, si alguien golpea a otro en la nariz, es normal que sangre, pero
si luego muere por desangramiento, el golpe no es causa, por lo tanto el autor
es irresponsable penalmente.
TEORIA DE LA IMPUTACION OBJETIVA

La teoría de la imputación objetiva tiene sus raíces en el teleologismo


neokantiano y el pensamiento de Hegel, y pretende no solo ser una teoría que
fundamente la atribución de un resultado al autor, sino un planteamiento que
desplace al concepto jurídico penal de acción, y aun en su sentido más amplio,
una nueva formulación de la teoría del delito, que se estructuraría en dos
juicios de atribución: Imputación objetiva e imputación subjetiva.

Como teoría de la imputación del resultado y el elemento del tipo, es


consecuencia de la teoría de la relevancia, siendo su aspecto central la
sustitución de la relación de causalidad por consideraciones jurídicas
valorativas que posibilitarían la atribución del resultado al autor. Como
elemento del tipo penal, la imputación objetiva se refiere al conjunto de
criterios o principios jurídicos que permiten atribuir a un sujeto la lesión o
puesta en peligro del bien jurídico prevista en el tipo penal. Esta tesis parte de
la afirmación que no siempre la relación entre conducta y resultado será
causal, así como no basta la relación de causalidad para imputar la comisión
de un hecho típico y tampoco para responsabilizar por el resultado.

Jescheck quien apoya la concepción de la imputación objetiva, afirma que lo


esencial no es la relación de causa a efecto, sino únicamente la cuestión de si
el resultado puede ser objetivamente imputado al sujeto desde el plano de una
justa punición; y ello se presentaría cuando la conducta humana ha creado un
peligro jurídicamente desaprobado que se ha realizado en el resultado típico,
es decir que debe distinguirse entre causalidad e imputación objetiva.

La imputación objetiva plantea la cuestión de conforme a qué presupuestos


normativos, un resultado debe considerarse como el hecho de un hombre,
aunque esta tesis pretenda ir más allá, esto es un intento de remplazar el
concepto jurídico penal de acción, hay casos en los que la imputación objetiva
se presenta a pesar de no existir relación de causalidad material entre el
resultado y la acción. Tal ocurre en los delitos impropios de omisión.

La doctrina de la imputación objetiva busca determinar la atribución del hecho


punible no con criterios naturales sino jurídicos, pues intenta pronunciarse
sobre el carácter injusto de los resultados .Es imputable un resultado causado
por una acción humana , cuando dicha acción ha creado un peligro
jurídicamente desaprobado que se ha concretado en el resultado típico; o como
lo dice Reyes Alvarado, “un resultado podrá serle objetivamente imputado a un
individuo cuando el haya creado un riesgo jurídicamente desaprobado y ese
riesgo se haya realizado en un resultado, de manera que la imputación objetiva
posee dos elementos , que son los de la creación de un riesgo jurídicamente
desaprobado y el de la realización de dicho riesgo en el resultado, entendido
este último no en sentido puramente naturalistico sino como quebrantamiento
de las normas.

En los delitos de comisión la imputación objetiva del resultado típico se soporta


en el vínculo de la causalidad entre la conducta y el resultado, ósea que el
resultado sea consecuencia de la acción humana, lo cual se determina
conforme a la teoría de la equivalencia, por la creación de un riesgo
jurídicamente desaprobado para el bien protegido por la norma. En
consecuencia una vez establecido como ocurrió el hecho, debe definirse si el
autor contribuyo al peligro que culmino en resultado; la imputación no se define
con criterios propios de las ciencias naturales, sino con sujeción a las
valoraciones hechas por el derecho en la norma penal. Partiendo de las
relaciones sociales imperantes, las cuales pueden bajos ciertas condiciones
excluir la imputación como lo son según GuntherJakobs, a) el actuar creando
un riesgo permitido, b)el principio de confianza, c)la actuación a riesgo de la
propia víctima , d)la prohibición de regreso.

Jakobs, queda en claro lo que es objetivo en la imputación objetiva. “Se


imputan aquellas desviaciones respecto de aquellas expectativas que se
refieren al portador de un rol. No es decisiva la capacidad de quien actúa, sino
la de un portador del rol, refiriéndose la denominación “rol” a un sistemas de
posiciones definidas de modo normativo y que puede estar ocupado por
individuos cambiantes.

En síntesis, las personas se encuentran en la vida social en condiciones de


portadores de un rol, esto es, como personas que administran una parte del
acontecer social conforme a un determinado standard; el autor es quien ha
quebrantado su rol, lo cual se concreta en el resultado. Explica Reyes
Alvarado “en la vida social que el derecho penal pretende controlar, existen
pues muchos ámbitos de competencia y a cada persona solo puede serle
exigible aquello que caiga dentro de su respectivo ámbito de competencia. En
el mundo social no todo les incumbe a todos, puesto que cada persona esta
solo obligada a comportarse de acuerdo con lo que la sociedad le exige y solo
quien con relación a determinadas situaciones es garante lesiono los intereses
sociales. En cambio el aspecto al análisis individual del agente y de las
condiciones concretas del comportamiento es un aspecto librado a la
culpabilidad esto en la imputación subjetivad.

En los delitos de lesión se plantean instituciones que fundamentan la imputació


n tales como:

a) LA CREACIÓN DE UN RIESGO ANTIJURÍDICO

La imputación del resultado se produce cuando el agente ha creado un riesgo a


ntijurídico para el bien, y el daño es la concreción del riesgo.
Debe tenerse en cuenta que la norma únicamente prohíbe acciones que creen
riesgo ilícito para el bien jurídico así como producción de resultados lesivos que
sean evitables por la persona, en tal virtud, en caso contrario cuando la acción
no cree un riesgo jurídicamente desaprobado o el resultado resulte inevitable, s
urgen entonces, criterios que impiden imputar objetivamente el resultado.

•EXCLUSIÓN DE LA IMPUTACIÓN EN CASO DE DISMINUCIÓN DEL RIESG


O:
Se rechaza la imputación cuando falta la creación del riesgo, o cuando el
resultado NO resulta secuela del riesgo producido; tampoco podrá imputarse el
resultado cuando el autor aminora o disminuye un peligro existente para la
víctima, dado que el orden jurídico no puede prohibir la disminución de un
riesgo, no hay fundamento alguno para atribuir al autor la consecuencia
producida. Ejemplo: A desvía el golpe mortal propinado por B contra C, en tal
forma que en vez de darle en la cabeza solo le pega al hombro de la víctima.
En este caso la imputación sólo se puede efectuar a partir de la intención del
agente, con lo cual la imputación no aparece tan objetiva.

•Exclusión de la imputación por falta de creación del riesgo antijurídico:

Sí el agente NO ha creado el riesgo, o ha obrado dentro de los márgenes de


actividades socialmente adecuadas o jurídicamente irrelevantes, con las cuales
según la experiencia común no se crea peligro, tales como viajar, caminar por
el bosque, etc, no hay lugar a imputación del resultado, SALVO que medie un
especial conocimiento del sujeto sobre la presencia de una circunstancia
excepcional. Ahora existen riesgos permitidos, esto es, que se aceptan riesgos
dentro de la vida social, pues de lo contrario sería imposible la vida en
comunidad. Ejemplo de estos riesgos “aceptados” es, la conducción de
automotores, los riesgos de la actividad médica. Si la lesión al bien se produce
dentro de la actuación de un riesgo jurídicamente permitido, el resultado NO es
imputable; tampoco será jurídicamente imputable cuando la acción disminuyó
un riesgo existente de daño, o lo retarda o reduce en su intensidad.

Entonces decimos que el riesgo permitido elimina la imputación,


especialmente respecto a los delitos culposos, como en la actividad deportiva,
las intervenciones médicas quirúrgicas, etc., pero No impide la imputación del
resultado la existencia de un curso causal hipotético y subsiguiente que
también generaría el mismo resultado, es el caso del ladrón que hurta un objeto
que otro ladrón estaba presto a hurtar. Tampoco la imputación puede
suprimirse cuando quien anticipa por ejemplo, mediante un acto propio un
resultado que se produciría fatalmente por causas naturales, A da muerte a B
de un tiro, siendo que B, moriría fatalmente a causa de una enfermedad grave
que padecía.

Ahora bien, el resultado será IMPUTABLE cuando la acción incrementó o


empeoró el riesgo desaprobado para el bien jurídico, o supera el riesgo
permitido, ejemplo un médico realiza una cirugía incorrectamente, agravando la
situación del paciente lesionado. El resultado No será imputable a quien creó el
riesgo antijurídico, cuando el daño solo se produjo por la negativa de la víctima
a ser oportunamente auxiliado, en un accidente de tránsito A recibe una lesión
No mortal, pero rechaza la ayuda que le ofrece insistentemente B, causante del
hecho, y sigue su camino, muriendo luego desangrado; en el caso de B,
únicamente será punible por lesiones personales culposas.

Para concluir se dice: Sí no existe un riesgo, falta la tipicidad, y si el riesgo no


es antijurídico o si se disminuyó un riesgo, la acción no es injusta, o sea, que
falta la antijuridicidad, lo mismo cuando el peligro no se generó a consecuencia
de un riesgo jurídicamente permitido. Una acción que no solo no crea un riesgo
injusto, sino que favorece el bien no puede resultar ni típica ni antijurídica pues
se trata de un acto conforme a derecho.

B) LA REALIZACIÓN DEL RIESGO NO PERMITIDO:


La imputación al tipo objetivo presupone que en el resultado se haya realizado
precisamente el riesgo no permitido por el autor, por tanto se excluye la
atribución sí no obstante el autor haber creado el riesgo antijurídico para el bien
jurídicamente protegido, el resultado se produce, no como consecuencia o
plasmación del riesgo creado, sino simplemente en conexión casual, con el
mismo, sería el caso de la víctima de un envenamiento doloso, que llevada al
hospital muere a consecuencia del derrumbamiento por terremoto de la
edificación, quedando el caso imputable por tentativa de homicidio.

Tampoco constituye realización del riesgo en el resultado, situaciones en las


cuales el efecto resultante se habría producido igualmente en casi de que la
conducta del autor hubiera sido ajustada a derecho; así, si la muerte de un
paciente se hubiera producido pese al obrar médico conforme a la lex artis, No
es imputable si medió conducta incorrecta del médico, pues este
comportamiento es meramente casual.

Finalmente se establece como criterio para fundamentar la imputación en


ciertos casos, en los cuales la creación del riesgo antijurídico puede resultar
irrelevante, que el resultado se produzca dentro del ámbito de protección de la
norma penal infringida, de donde se tiene que la creación de un riesgo
antijurídico, la realización del riesgo en el resultado y la producción del
resultado dentro del fin o ámbito de protección de la norma infringida, son, los
criterios aplicables, para a partir del establecimiento de una conexión causal,
imputar objetivamente en al ámbito jurídico un resultado a la persona que lo
causó.
LA NO IMPUTACIÓN POR EL PRINCIPIO DE CONFIANZA

Existe en el ámbito social en el que se desarrolla la humanidad un principio


denominado “De Confianza”, que no es otra cosa que implica que cada
individuo debe responder por sus actividades propias y no requiere controlar a
los demás individuos que interactúan en la acción.

Teniendo en cuenta el sistema racional-final o teleológico del derecho Penal


según Claus Roxin (teoría de los roles), puede incluirse la hipótesis del
tratadista alemán: “La Atribución a la Esfera de la Responsabilidad Humana”,
para referirse al principio de Confianza. Este autor determina dicha hipótesis
como los Eventos que realizan ciertos profesionales dentro del marco de su
competencia, respecto a la eliminación y vigilancia de las fuentes de peligro (1),
de tal modo que los individuos ajenos a la situación no deben inmiscuirse, y se
asume que otros actores del proceso realizan actividades para lo cual se
supone que están capacitados y competentes para la realización de su
actividad con eficiencia.

Según el principio de Confianza, todos tenemos derechos a dar por


presupuesto que los demás realizaran sus comportamientos de manera
correcta, En este sentido cuando un sujeto realiza una acción que en su
resultado final debe ser eficaz y correcto, y por cuanto en esa misma acción
está involucrado el comportamiento de otro sujeto que se supone ha actuado
de manera idónea y conforme a las reglas establecidas para dicha acción, el
individuo principal ha asumido el principio de confianza en ese sujeto
involucrado de cualquier manera en la acción. Tal es el caso del Medico que
realiza una cirugía confiando que las herramientas que utiliza han sido
debidamente esterilizadas.

LA PROHIBICION DE REGRESO

Este elemento de tipo penal opera cuando la planificación Delictiva de otro


individuo sea evidente, y si embargo los sujetos que actúan de forma inocua
quedan involucrados en la acción ya que a pesar de conocer lo que sucederá
actúan de manera cómo desempeñan sus actividades normalmente, y lo que
el individuo actuante realice no le atañe o incumbe. De esta manera el Actor
está desviando hacia una conducta delictiva la acción de un tercero muy a
pesar que estos no participan ni de las malas o buenas obras del individuo
actuante (2), , Al conocer la intensión del actor del acto delictivo, el tercero que
interviene en la acción de manera inocente estaría violando la norma ya que
está omitiendo una conducta de socorro a favor de quien va dirigido el acto
delictivo, actuando de manera contraria al ordenamiento jurídico.

LA COMPETENCIA DE LA VICTIMA

Puede ser que la configuración de un contacto o relación social competa no


solo a su autor, sino también a la víctima, pudiendo ser posible que su propio
comportamiento permita que se le impute la consecuencia lesiva a ella misma,
y puede que se encuentre en posición de victima por obra del infortunio y
existe, por tanto, una competencia de la víctima. El caso más corriente es el
del consentimiento de la víctima, así como también el infortunio del sujeto
pasivo como explicación única. Así, por ejemplo, según Jakobs, es lícito
suspender determinadas prestaciones intensivas realizadas a través de
aparatos y que conservan la vida del paciente cuando ya no estén indicadas
medicamente. Cuando la víctima da con su propio comportamiento la razón
para que la consecuencia Lesiva le sea imputada a ella misma, no hay
imputación del resultado (lesión del deber de autoprotección, voluntad propia,
consentimiento de la víctima). En síntesis, la competencia de la víctima puede
excluir la imputación o en algunos casos atenuarlas.

Así mismo se refieren a similar situación, los supuestos de colaboración en una


auto-puesta consciente en peligro; si una persona en ejercicio de su facultad de
disposición, se coloca voluntariamente en riesgo de sufrir un daño, quien
colabora con él, o realiza un acto que solo genera el resultado por la propia
actividad de la víctima, no resulta imputable por el resultado, siempre que quien
se coloca en peligro sea consciente del riesgo, lo mismo ocurrirá en la hipótesis
de que favorece un suicidio ajeno, o ayuda a otro a una auto-puesta en peligro
consciente.
Se rechazará igualmente la imputación del resultado cuando la víctima de una
lesión se niega con plena consciencia a recibir el auxilio que aún era posible y
que el causante quería prestar; así por ejemplo no se imputará el resultado
muerte si A quien ha sufrido una lesión en accidente de tránsito, se niega a
recibir una transfusión de sangre que se le prescribe como necesaria para
salvarlo; en este caso, el resultado ha sido condicionado por la voluntad de A,
quien conociendo el riesgo lo asumió, pero el autor será imputable de lesiones
culposas.

Cuando alguien permite con plena conciencia que un tercero lo ponga en


riesgo, si el bien es renunciable en su concreta manifestación se excluiría la
imputación; en los delitos culposos si se dice que en estos casos no hay
imputación por falta de violación al deber de cuidado; de otro lado se considera
más adecuado que se excluya la imputación del resultado por las mismas
razones que se excluya la atribución en el caso de auto-puesta en peligro,
siempre que el agente sea consciente del riesgo, obre con voluntad libre y el
resultado sea la consecuencia o concreción del riesgo asumido.

Los anteriores criterios crean a contrapartida la posibilidad de imputar el


resultado a un sujeto cuando ha creado un riesgo antijurídico inmediato para el
bien, o ha incrementado un peligro existente. Consecuentemente no es
imputable, por no ser típica la acción que genera un riesgo permitido o que
disminuye el riesgo, por cuanto la ley lo que prohíbe es un acto que coloca en
peligro injustificado o daña el bien protegido, de tal suerte que si la acción no
crea o no aumenta el peligro no puede imputarse el resultado. Así mismo
cuando la acción no acarrea riesgo para el bien el resultado no es imputable,
pues únicamente se prohíbe la creación del peligro de daño, el incremento del
mismo, o la no evitación de un resultado típico. Precisamente, en los delitos de
omisión no hay relación de causalidad entre la omisión y el resultado, más el
resultado debe imputarse a la omisión.

La problemática de estas soluciones radica en establecer el punto de partida o


sea la existencia de un rol y la violación a ese rol; así mismo debe determinarse
cuando hay un riesgo jurídicamente permitido y el alcance de ese riesgo;
además no es suficiente a nuestro juicio para excluir la atribución del resultado
el simple obrar dentro del rol, pues las relaciones de solidaridad, prevalencia de
los derechos fundamentales, origina la obligación jurídica de no lesionarlos no
obstante cumplir la tarea individual dentro de las normas de la propia actividad.
Así, pese a conducir correctamente en el tránsito automotor, el conductor está
obligado si las condiciones lo permitían, a no lesionar a un peatón que se
introduce torpemente en una vía rápida, de otra manera la inviolabilidad de los
derechos fundamentales seria superada (siendo norma superior) por el simple
cumplimiento de los reglamentos de conducción. Además la determinación de
cuando hay un riesgo jurídicamente desaprobado toca no solo el problema de
la tipicidad sino el de la antijuridicidad, y es algo que se presta a inseguridad y
que no plantea mayores diferencias, con el concepto de violación de deber de
cuidado, idea que posiblemente tiene posibilidad de una mejor demostración
por requerir de la existencia de un deber previo; pero además, en el terreno de
la culpa, las soluciones que ofrece la teoría de la imputación objetiva, se
obtienen con menor complejidad por la vía de la violación al deber de cuidado.

Por otro lado no parece acertada la afirmación de Reyes Alvarado, y con él los
principales sostenedores de este pensamiento, cuando se afirma que entre las
muchas conductas que naturalísimamente son desplegadas por el ser humano
solo incumben al derecho penal aquellas que suponen un atentado contra los
intereses sociales, por lo cual la teoría de la imputación esta llamada a
remplazar lo que tradicionalmente se ha denominado el concepto jurídico penal
de conducta, y que para el derecho penal, es acción toda caución imputable.
Sea lo primero anotar que al derecho penal no solo incumben las conductas
que suponen un atentado contra intereses sociales, pues de hecho y
necesariamente el derecho penal integra y le incumben las acciones legítimas,
valiosas o sea las que afirmen ese orden social, así, las conductas justificadas,
hacen parte de la estructura negativa del delito e interesan al sistema penal;
pero además, la estructuración del tipo, las causas de exculpación, las
circunstancias, y los antecedentes motivacionales de un comportamiento, que
no son en sí atentados contra intereses sociales, poseen incumbencia jurídico
penal, lo cual denota, que la definición de conducta no puede formularse desde
la perspectiva exclusiva de su lesividad social, y que solo sea conducta la
acción causal imputable, pues de otra suerte, la acción justificada o la acción
inculpable siguen siendo acciones, y por lo tanto no creemos que el concepto
jurídico penal de acción surge cuando existe una conducta injusta y culpable.

En fin, la teoría de la imputación objetiva sostiene que para el derecho penal no


es esencial tan solo la relación causal entre causa y efecto, sino especialmente
la cuestión de si un resultado socialmente perjudicial puede serle imputado al
autor como su propia obra, debiendo tenerse en cuenta para la imputación:

a) Si el agente a causado al menos, con su acción u omisión, el resultado


típico;
b) Si este resultado era objetivamente previsible y evitable, y
c) Si sobre la base de un curso causal típicamente adecuado, el peligro
creado por la acción se ha concretado en la lesión al bien jurídico.

De esta suerte, la imputación debe negarse cuando falta la producción del


riesgo o si se dan consecuencias perjudiciales totalmente inusitadas y atípicas,
también debe negarse si se trata de sucesos ocurridos por fuera de la
experiencia de la vida, en tal forma que no sería sensato contar con ellos.

El profesor Jun. Bustos al formular reparos a esta teoría advierte: “se parte
simplemente del resultado causado, con lo cual no habría obstáculo para
encontrar cualquier criterio de imputación normativa de ese resultado. Es decir,
en el futuro no sería extraño que la imputación objetiva pudiera servir, así como
aparece concebida en el tipo objetivo, como la forma más amplia imaginada de
ampliación de la punibilidad, justamente por el hecho de que se parte de una
acción atrofiada, o bien se juega con dos conceptos de acción y, en último
término, en u otro caso para la imputación basta con un concepto objetivo de
acción, en cuento es el resultado causado por ella el que la determina
objetivamente como objetividad que sería el resultado. Hay evidentemente un
círculo vicioso: el resultado es causado o determinado por la acción, pero esta
a su vez es determinada por el resultado. Algo difícil de entender, y más
pareciera un juego de palabras: el resultado es la acción y la acción es el
resultado, por eso el resultado es lo que importa.

Por lo examinado de la imputación objetiva, la tipicidad de la conducta queda


reducida exclusivamente a su aspecto externo, es decir a los criterios de
imputación del resultado, en atención a que el dolo y la culpa hacen parte del
tipo objetivo; de , esta suerte la imputación del resultado no atiende el dolo o a
la culpa, originando en el fondo la determinación de un tipo esencialmente
objetivo, llevando así mismo a predicarse tipicidad sin que se hubiese
establecido la existencia completa de la acción típica. El autor del delito viene a
ser desplazado por concepto de rol y violación del rol social. El tipo penal no
contendrá el anuncio de una conducta, sino apenas un aspecto de la conducta,
desde el momento en que lo subjetivo no se incluye en el tipo sino en la
imputación subjetiva.

LA IMPUTACION EN LOS DELITOS DE PELIGRO

Tanto en los delitos de peligro concreto, como en los delitos de peligro presunto
o abstracto, se plantea la imputación objetiva; en los delitos de peligro real se
exige que se haya producido en concreto un peligro real para el bien jurídico
protegido, por lo tanto, para la imputación ha de haberse creado un concreto
peligro del resultado en el sentido de un riesgo adecuado y no permitido. En los
delitos de peligro abstracto que son aquellos en los que se castiga una
conducta típicamente peligrosa como tal, sin que en el caso concreto tenga que
haberse producido una puesta efectiva en peligro, se exige que la acción
peligrosa sea imputable al autor, es decir, se necesita que el autor haya
condicionado el riesgo.

El peligro de esta concepción radica en la posibilidad que llevan aparejada de


establecer imputaciones en atención al simple desvalor de acto, pues si la
imputación se hace con fundamento en simples razones normativas o
valorativas, cualquier valor podría resultar habilitadora para atribuirle a alguien
un resultado, teniendo la causalidad del resultado cada vez menos relevancia
como mecanismo para limitar las atribuciones de resultados típicos. Pero desde
luego en las formas típicas en las cuales la atribución del resultado no se funda
en la existencia de un nexo de causalidad, la teoría de la imputación objetiva
resulta a nuestro juicio útil e importante para limitar las razones de la
imputación. Precisamente los criterios señalados en la doctrina y antes
relacionado, limitan el ámbito de la imputación del resultado a quien haya
creado con su comportamiento un riesgo antijurídico para el bien, siendo el
resultado la concreción de ese delito.
INTRODUCCION

Al referirnos al tema del Nexo causal, estamos entrando a un plano más


especifico del estudio de la Conducta Humana dentro del elemento
fundamental para la construcción de un delito, La Causalidad no es más que
la relación que existe entre la Acción realizada por el sujeto y el resultado que
esta produce.

Tal como ha venido evolucionando el Derecho como ciencia dedicada a regular


el comportamiento del hombre dentro de una sociedad, de igual manera las
teorías que se deprenden de una u otra forma de las áreas especificas del
derecho, estas también han tenido su evolución. En este caso que es de
mucha importancia para la correcta formación y claridad de los conceptos nos
encontramos con unos planteamientos históricos sobre los conceptos del Nexo
causal, desde la edad Media el hombre ha introducido estas herramientas que
le han permitido tener una mejor interpretación de como actúa el sujeto al
momento de producir un delito y de esta manera la aplicación de la norma a los
casos delincuenciales, teniendo claro que el concepto de Causalidad no es
jurídico más bien filosófico, así que en Derecho tomaríamos como doctrinales
estos aportes fundamentales en la construcción de herramientas auxiliares
para el estudio del Delito.

Al estudiar cada una de las teorías por las que ha evolucionado el Nexo de la
Causalidad nos presentan sus principales exponentes diversos puntos de
vistas de acuerdo a la realidad histórica vivida por la sociedad en cada contexto
histórico. Cada una de estas teorías han aportado su fundamento para que hoy
día los dedicados a este mundo fascinante de la aplicación e interpretación de
la Norma como principal fuente del Derecho y sobre todo el derecho penal que
tiene a nuestro parecer una relación más intima con el comportamiento del ser
humano ante la sociedad donde se desenvuelve como individuo, encontrando
solidas posiciones sobre las Causas de los delitos cometidos por el hombre, y
los resultados que estos producen, determinando que la conexión o relación
que existe entre la conducta del individuo y el resultado es lo que llamamos
Nexo Causal.
BIBLIOGRAFIA

Jesús Orlando Gómez López, Teoría del Delito. Ediciones doctrina y ley Ltda.
2003

(Antolisei, op.cit, p. 295).


(Larrauri, op.cit, p. 83).
(Vargas González et al, op.cit, págs. 43-44).
(Ibáñez, op.cit. p. 275).

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