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El lugar de celebración del matrimonio

Cualquier matrimonio cristiano desearía tener la suerte de los novios


de Caná de Galilea, que tuvieron a Jesucristo y a la Virgen María entre
sus invitados.
La Iglesia Católica prevé que, de ordinario, el matrimonio se celebre en
la iglesia parroquial. Es posible, sin embargo, celebrar el matrimonio
en otro lugar conveniente. Así lo indica el canon 1118:

Canon 1118 § 1 El matrimonio entre católicos o entre una parte


católica y otra parte bautizada no católica se debe celebrar en una
iglesia parroquial; con licencia del Ordinario del lugar o del párroco
puede celebrarse en otra iglesia u oratorio.

§ 2 El Ordinario del lugar puede permitir la celebración del matrimonio


en otro lugar conveniente.

§ 3 El matrimonio entre una parte católica y otra no bautizada podrá


celebrarse en una iglesia o en otro lugar conveniente.

Se prevén las siguientes situaciones:

a) Si los contrayentes son bautizados (los dos católicos, o uno católico y


el otro cristiano no católico) se debe celebrar en una parroquia de
modo ordinario. Si media la licencia del párroco o del ordinario del
lugar, se puede celebrar en una iglesia que no sea parroquia o en un
oratorio. Además, si media la licencia del Ordinario del lugar (la
licencia del párroco en este caso no es suficiente) pueden celebrar el
matrimonio en un lugar conveniente, que no sea iglesia u oratorio.

b) Si uno de los contrayentes no es bautizado, puede celebrarse en una


iglesia o en otro lugar conveniente.
Por Ordinario del lugar -en términos generales, omitiendo muchos
matices- se entiende el Vicario General o el Obispo. Sobre el concepto
de Ordinario del lugar se habla en otro artículo.

Artículo relacionado: El Ordinario, el Ordinario del lugar y el


Ordinario propio.

El motivo de esta norma es el de asegurar la naturaleza sagrada de una


ceremonia que por su propia naturaleza es religiosa. Puede haber
parejas que deseen casarse en otros lugares -en lugares entrañables
para una familia como el jardín de su casa, o en lugares bellos de la
naturaleza, como en montañas o paisajes hermosos- y eso responde a
deseos nobles y atendibles: efectivamente, esos lugares bellos de la
naturaleza hablan de Dios mejor que un buen predicador. Sin embargo,
en las iglesias, por ser lugares sagrados, Dios está presente. Cualquier
matrimonio cristiano desearía tener la suerte de los novios de Caná de
Galilea, que tuvieron a Jesucristo y a la Virgen María entre sus
invitados (cfr Jn 2, 1-11). Y en una iglesia eso es lo que ocurre, que el
Señor está presente en la ceremonia desde el sagrario, y la Virgen
también es invitada.

La Iglesia prevé sin embargo que puede haber motivos legítimos que
hagan razonable una excepción. El Código de Derecho Canónico
considera que el matrimonio en el que una de los contrayentes no es
bautizado, es uno de estos supuestos. Efecivamente, en estos casos no
es necesario ningún permiso para celebrar el matrimonio fuera de la
iglesia, con tal de que sea en un lugar conveniente. Recordamos que
estamos hablando exclusivamente del lugar de celebración del
matrimonio, porque para que el matrimonio sea válido en este
supuesto siempre es necesario obtener la dispensa del impedimiento de
disparidad de cultos.

Artículo relacionado: El impedimento de disparidad de cultos.


En estos casos, puede ocurrir que a la parte no bautizada -o a su
familia- se les haga especialmente duro participar en una ceremonia
religiosa en un templo católico. La Iglesia, al considerar esta excepción,
pretende facilitar el matrimonio a estas parejas.

Puede haber otros motivos razonables no previstos en el Código de


Derecho Canónico. La posibilidad de pedir el permiso al Ordinario del
lugar viene a solucionar esta necesidad.

Uno de estos casos es el de los matrimonios en que uno de los


contrayentes es bautizado no católico. En este caso, puede ser duro
para el contrayente no católico o para su familia acudir a una iglesia a
una ceremonia católica. El canon 1127 § 2 prevé la dispensa de observar
los rituales de la Iglesia Católica. Y el canon 1118, que venimos
comentando, prevé la licencia de celebrar el matrimonio fuera de una
iglesia católica.

El lugar conveniente

Queda por aclarar qué se debe entender por lugar conveniente. No es


fácil dar reglas generales. Pero se entiende que es posible aplicar la
analogía. Serían convenientes lugares en los que sería razonable
celebrar un sacramento, por ejemplo la Misa. O dicho de otro modo, si
en un lugar se puede celebrar la Misa, entonces también se puede
celebrar el matrimonio. El canon 932 habla de “lugares dignos” para
celebrar la eucaristía; y el canon 933 indica que se puede celebrar la
misa hasta en un templo no católico “por justa causa, con licencia
expresa del ordinario del lugar y evitando el escándalo”.

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