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TORIBIOPACHECO

por Raúl Porras Barrenechea.

Pocas memorias menos afortunadas para el homena-


je que la del insigne juri sta Toribio Pacheco. Le arreba-
tó la muerte en la consternación general de una epide-
mia, sin que la emoción inmensa de sus contemporáneos,
al ver1e desaparecer, pud iera tener ninguna ele esas ex-
pansiones que prolongan la onda del recuerdo y trasmi-
ten su vibración a la historia . En seseñta años transcu-
rridos desde la muerte de Toribio Pacheco (1), salvo una
que otra biografía ocasional y una concisa evocación de
Francisco Mostajo (2), no se ha esclarecido la vida del
ilustre comentarista de nuestro Código Civil. Su obra,
fuente constante de consu lta y sus doctrinas civiles y cons-
titucionales, cuyo pensamiento ha nutrido la vida jurídi-
ca del Perú, y convertidas en clásicas citas en los deba-
te s de los trib unal es, ganan todavía h·iunfos -por el dere-
cho, no han tenido aún la suerte de una exégesis que sin-
tetice el espíritu de su autor y su aporte a. la jurispru-
clencia nacional. Ni siquiera el humilde homenaje fúne-

(1) Este trabajo fué escrito en 1928.


(2) La cvoca<"ión bio¡rrÍlficn de Mostajo, fué h€chn en el ho-
menaje <le] Cole~-io <le Abogados de Arcquipa a Torlbio Pacheco,
José! Maria Quimpcr, Jos é Simeon Tejcda y José Gre gar io Paz.
Soldán -y se halla publicada en "El Derecho" de Arequipa, Afio
JII, tomo III, Nv 18- . La reprodujo Jorge Guillermo Leg-uín en
"Ln Prensa", 23 de octubre de 1!)21. Las bio~rafía s de Pachcco
tom an su orig-en de la publicada en 1875 en el Diccionario Biográ-
fico Americano de Cortés (Pit¡;. 361). Entiendo que las biografías
peruanas de ese diccionario las escribió D. Ricardo Palma. En
"El Perú Ilu st.rndo", N~ 112, 29 de junio de Ul8!>, se publicó un
retrato de l~achcco y una biografía tomada de la anterior.
26 Raú l Porras Bar;re:mecliea

bre decretado por sus contemporáxl.~os, se ha realizado


para enseña1· al viajero de Amé.rica, - hermano del Para-
guay o de Chile--, el ma usoleo que encien·e los restos del
. def ensor del heroico pueblo paraguayo y gel agitador de
la alianza del Pacífico. Y, salvo el vago ·murmullo de ta
historia que acompafía a su nombre, que debierá insc1·i-
birse en la columna del 2 de ;Mayo, sólo le ha hom-ado
hasta ahora, intenso y emocionado el ' catjüo filiál. Y es
en el hogar de una de las hijas de Pacheco 1 que vela con
f>tgullo el legado de su pad1·e, donde la queja de su san-
gre repite aún las palabTas decepcionadas del joven po-
lítico moribundo, el que en el ai.slamiento de- la muerte
y de la pobreza, se dolía, al contemp]ar la trunca ef ica-
cia de su obra, de rio haber alcanzado -Siquiera para 1a
póstuma bonanza de su bijas- el trágico y gallardo lau-
rel de Gálvez en el torreón de la Mercea.
Yo no voy a hacer una biografía ni un elogio. La vi -
da intensísima del político, del per ioqi~a, del jurisconsul -
to y del maestro que fué Toribio Pacheco, necesita para
conocerse y exhibirse, tiempo mayor · del que yo he dis-
puesto. Hay aún mucho que hurga1· en los sucesós y en
el ambiente de su época, y en s1,1propia vida1 para que
reviva intacta y señera su vigorosa silueta . Mi empeño
ha de reducirse, pues, a evocar -en un momento p1·opi-
ci0-- algunos aspectos de su vjda,· 8tque1losque se hallan
más al alcance de mi glosa bistór~ca. Y no trataré de ha-
cer un elogio. Hay vidas cuyo relato habla más que mu-
chas apologías .

Pacheco fué arequipeño . Se ha constatado ya el hecho


de que los más grandes jurisconsultos peruanos nacieron
en A1·equipa. E l reposo de la.. ciudad, su aislamiento, el
clima frío y seco, los paisajes plenos de grandeza y sere-
nidad, favorecieron las grandes contracciones del espíri-
tu requer idas para el estudio del Derecho. Profundos, ra -
zonadores y dialécticos, con una dialéctica que tenía parn
moverse libr,emente toda la ampÍitud trasparente del -cie-
lo y para escucharse a si mismo el silencio campestre oe
único que ésta'no pudo impon erle, o el contacto con am-
·bientes más ~m1?liosdestru;yó .por completo, fué el espíri-
. tu regionalista · de· sus comp:i;:ovincianos, conttia el que re-
accionó repetidas veces, en fpases lapidarias, con toda la
fecundidad y la fuerza de su alma arequipeña.

El padre de Pacheco ., que llevaba el mi13monombre qe


su hijo ·fué min ero, consiguiendo una fortuna que despu:és
perdió (4). L~ madre doñf\; M,anuela de Rivero y Ustariz.,
de la más alta prosa'Pia arequipeña, era hermana del cé-
febre Don Mariano Eduardo de Rivero autor de las "Anti-
güedad es' Peruanas" y de las ''Memorias Científicas 1' y
de D. Francisco de Ri~er,p que actuó en la di'plornacia clel
Perú. Estos cevcanos antecedentes familia.Fes abonan pa-
ra el vástago una cualidad de estirpe. Tesón de erudito :y;
de · estudioso incansabJ(:l, ;porfiado tesón ae minero · deseo.,
so de extraer de la veta jwrídica la última y más eseqpdi-
da riqu~4a, .hubo como decisivo y atávfoo 11asgo, en~la
personalidad del civilista arequipeño. .
Toribio ':Pacheco fué ~1 cuarto hijo, pero el primer va-
rón. Nacid.o 'y educado en época de opu enci a de su pa(lr ,~,
se Je dió un a celosa ense ñanza. En Puno,, primero, qonde
probable.mente el padre · ejercía su profesión, y en Afe-
qtúpa, después, recib ió .las primeras lecciones. Ingresó más
tarde al Convictorio de ·Sain Carlos, ba¡jo la. égida de He-
rrera, estudi ando afü la ~trucción secundaria, de 1843 a
1846. po familia le envió ,en e13aépoca a continuar sus es-
tudios en Europa, donde un tío su),lo, D. Francisco de Ri-
vero, ejercfa la representación del Perú en la Gran !Bre-
taña. Viajó por Inglater,ra y Alemania y en París, asistió
a los cursos de la S.orbona. ,Preocupado ya por 1a -vicla del
der echo, estudió con profundiqad y asimiló fecundas .en..
sefianz as. En 1849 h1gres6 a la Facultad de Derecho ae
la Universidad de Bruselas, cuyos cursos siguió hasta
1

(4) Este, y otro s d~tos .fsmilia:z:'es, me ha•n sido comúnicados


por la s.eñora doña Ma nu ela Pach éco de E scrjbens, hfja de Pa-
checo.
80 Raúl Porras Barrcnechea

w1a ti·adición imperiosa. es · en una ligera apre~iación s'o- .


bre el socialismo, deslizada en su tes is, en la que-el espe" ,
tador de los desórdenes de '1848, declara. que la lucha entre
el capital y el b:abajo es tan ine.'Xplicable como "si el fue- ·
go le declarara la guerra al' carbón' y a11,u ncia ·que el día
en que el trabajo presc inda· del capital ,¡la· civil_ización se
habrá destruido y se volver á a caer en la más completa
barbarien (7). Felizmente, la Economía Política, empeza-
ba a imponerse a la desconfianza de los gobiernos, para
convertir se en ''la guía oficµll de lós admin istr~dores '·y los
hombres de Estado y el catecismo de todas las clases de
la sociedad" . Muchas de estas teorías y afirmáciones, pue-
den parecer ahora retl.·ógradas, pero, en la época. en que
fueron emitidas poi· Pacheao; constituyeron para sus lec~
tores del Perú, lección desconocida y flamante novedad.
La Univers idad de Bruselas , haciendo, por su 'parte, dis-
tinción excepcional a un.,compatriota nuestro, le inscribió
en el Libro dé Honor de esa institución. ·

Poco tiempo despu.és de la obtenc ió-n de su grado aca-


démico, Pacheco re~resaba al Perú . En .Ai·equipa, optó
nuevamente el título doctoral en leyes y la juventud a.i:e-
quipeña recibió el inestimable beneficio de que se le en-
comendara la dirección del principa l colegio de aquella
ciudad . En la regenc ia del plante l, Pac heco sustituía aun
personaje curioso y pintore sco, síntesis de los clérigos po-
litiqueros ~e su época, desptovisto de ilustración y de mo-
ral verda deras a pesar de la intachabilidad de su vida pri-
vada, zizañero, alborotador y profundamen.te ególit r a :
el Dean Valdivia . Pacheco, r eprese ntativo de una genera-
ción nueva, más concentt ·ada y estudiosa, más seria y
amante del orden, se dedicó a imbuir ideas contr arias a
las inculcadas por el clérjgo y a desterrar de ]a juve nt ud
el pernicioso ej emplo de éste. El famoM autor de ·;'Las
Revoluciones de Areq uipa.11 era el más exaltado atiza dor

(7) Id. - pág . 71.


Raúl Porras Barrenechea

cuyo dfrector fué Pacheco- se debió al uso de m1a tác ti-


'ca inusitada en el periodismo anárquico y montoneri l de
entonces: la táctica de la ecuanimidad y del razonamien-
to . En vez de infamar o de insultar personalmente, "El
Heraldo" - que fué también gran diario por sus innova -
ciones informativas y periodísticas- adoptó la posición
de discutir, a la luz de la Constitución y de las leyes, los
.actos de la Dictadura ele Cast illa y de sus célebres minis-
tros y 'jnrisconsultos don Manuel ToTihio Ureta y Don
Pedro Gálvez. El examen comparntivo, resultaba bastroi-
te contradictorio para los ministros, representativos de
un partido liberal y obligados~ por la fuerza de los hech9s,
a conculcar garantías y principios constitucionales . El
tono de los editoriales de "El Heraldo" no varió nunca,
ni se apartó de la dialéctica serena y documentada del ra-
_zonamiento lógico y desnudo de un legista imperturba-
ble. La labor doctr inaria de Pacheco, era completada por
el calor lírico de Luciano Benjamín Cisneros que encendfa
su entusiasmo en la defensa de las auténticas ideas libe -
rales de toda oposición y derrochaba su ático ingenio en
las gacet illas y por la colaboración fest iva de Jua n Vicen-
te Camacho, el romántico poeta venezolano, que en sus
.celebradas "Cartas Turcas", mezclando burla y romanti -
cismo y velando con la imaginación poética las alusiones
politicas, transfiguraba a Castilla en Bajá Impetial, a sus
ministros en visires y a Lima -no sin gran esfuerz0- en
una Stambul de blancos minaretes traficada por geníza :..
ros y camellos.
Pero en nada de esto había censura personalista o vio-
lencia de critica, que pudiera herir ta susceptibilidad de
los miembros del gobierno. Y, sin embargo, la calma gu-
bernativa se turbaba más y se resentía más hondamente
de la oposición de "El Heraldo", que de la acérrima cam-
paña de "El Murciélago", q~o desde el día siguiente de la
batalla de La Palma, había iniciado su rechif la jug uetona
de mi.riistros y libertades . Los consejeros de Castilla, tole-
raban los motes con que les obsequiaba "El Murciélago"
y los paradójicos elogios a la libertad y a la moralidad de
la revolución, que constituian la .diversión y el comentaric
cer otro género de seducciones sobre la moralidad del pe-;
riodista. Mientras los Ministiios liberales sólo1hallaban pa-
. ra acaÍlar al He'raldo, los wétodos militaristas del allana-
miento, el, autoritario Castilla, liberal más .práctico y uti-
litario, ofrec,ía. dádivas a:Pacheco y hasta una cartera Íni- ·•
nist erial, prebendas y ventajas que éste l?ecliazó.
La campaña de Pacheco ,•en "El Heraldo" debe contar-
se ' entre las · p~ginas más bopro sas del periodisnw perua-
no, el que, salvo en las C:&mpañasdoctrinarias de Vigil, no
ha vuelto a subir ese mvel. En esa lucha pei-iodística ,,se
perfiló ]a figura jurídica · <i~lfuturo comentari sta del Có-
digo Civil, con 1:elieve definitivo. J)e allí sµ1·gió el prest~
gio excluyente que consagi;ó al ministro del 2 de Mayo.
Por lo mismo y por enc~rrar un aspecto de la personali-:
dad de PacJ:¡.eco,casi desconocido, hay que insistir · en él.:
Las te9rías constitupionales de Pacheco .y sus apreciacio-
nes sobre la realidad polfüca del Perú, tienen todavía va-
lidez real y ' te velan la agitada lla;m¡ de espíritu. que ' ál-
pergaha su autor que los· fríos comentarios a la legisla-
ción civil, no dejaron -transparentar.
La campaña de "El Heraldo", estuvo principalmente
onf ocada ·a · discutir los a~tos y decretos de la Dictadura,
la posición de ésta frente , a sus propios principios procla-
mados cuando era revolución, y a prepal"ar la reformii,, de
la carta constitucional de 1839, obra,- según Pacheco, ~0 -
mo todas nuestras constituciones "d~ la precipitación y
del espírit u de partido", .la más defe~tuosa, de todas y
aquella "c~ya existencia .del?iópara hon:ra y bien del pais, J
ser la más precaria y ha sido la única que :qa tenido res-
tauradores y la que más ha l'egido en el,pais" (10). ,, ·

El mayor prestigio de la revolución ·a e 1855 y qe su


caudillo, fué la abolición de la esclavitud y la suP,:i;:e~ióh
del tributo del indio. El origen de esta medida liberar fue
enter ament~ político. El gobierno de ·Echenique ·lhi.bía

(10) "El! Heraldo" de .Lima. - 11 de mayo de 1855.


36 Raúl Porras Bairrenechea
~¡,

tivá de expnopiación. Económicamente era el desast.re de


)~ ,agricultura a:epentina,mente d'esproYista de bra zos. I.~
r.e:volución, una ve7í,eru el poder, agravó su responsabilidad
en este ,asun ~!>:\~~~r,ga,nd9 ~a ~iil~acfania.a les negl'os y el
derecho de vot ar en las eleeeumes, medida que era de un
caspilUsmo liadicat (13). "El Murciélago" ~1taba de ifelia
cidad ante estas -ii;rnovaciones y organizaba homenajes
negrescos, en :Ve~so y en lenguaje congo y bozal, en henor
del taita libertador y de ~o 'Teribio, su Ministro. El pe-
riodista de "El HeFaldo", -demostraba, en cambio, a un
gobierno de juristas, que era una inconsi!itucionalidad
otorgar la ciudadanía y el deFecho de voto a quienes no
eran peruanos. l..¡a earta constitucional de Huanca.yo ex..
cluia, en efecto, de la nacion;Jilidad a los esclavos, al de-
clarar guienes efan pe11uanes. iEil decreto de eastilla, · los
hacía incerpotado a 1a cludadainía, pero, olvidándose de
o,tergarles la .~a~jonalidatl. U~a i-FPegularidad sangrienta
~esultaba t~mbién: de esta concesión: el negile recién lb
b ~vtado, tení~ má:13derec~o&,p@fíúieosque un j9ven prof ~DtJ!'
sionatl ~gi,esado de 1a Universidad qu.e no hut>jera llegado a
les 25 añes d~ eéjad. Ante ~¡ n irónico COI)trasel).tjdo, ~e.
.:
vienen irresistiblemente a l it ·memoria los octosílabos áe ·
J?&rdo:
o
·~F eliz 'hii mío tú ,
Que veintiún añ,es cumpliste .
Feliz tú que y~ te hiciste
Ci:udaqano del Perú" .
En esta comcide:ncia espiritual, puede hallarse , fáciL.
mente, la explicación de la dedicatoria que Pacñeco hizo,
en esta época, de- su primer - folleto, sobre "Cuestiones
, Constitucion~les", al satír ico de ''El Espejo de mi ·'tiena''. ,

~I" .';e· J; . , ~" .11


• La libertad . reli ~ os¡ · fué otpo de los temas intensa~
,,·ip~h~e debat i1.g~ ~m
· la in!ci~ci'ón del segun(to , -e11íodod~ff1;,'Pi:• • •
' .~ f.::"'! - 1 4
89
, . - ·~
1.1asde Lucha,. sólo hay una aifeñmcia de'-tono. .El espíri-
tu es el mismo.. J. J •

IDldebate de asuntos pol{ti,cos circunstanciales ~barcó


'Otros mucños ,puntos y doctrinas. "El Heyaldo'' aplaudió,
,con,hidalguía, la reforma de instrucción acometida por el
gabinete ~ 1a organización universitarUl la que declaró
conforme con el espíritu de :Jlas más modernas institucio-
nes euro]Jeas. En cambio produjo su protesta la reforma
de1 poder judicial íntegramente removido por Castilla y
-en cuyo decreto se daba como· único consi"1erando,para
la destitución de todos los jueces la ur.gencia d,e,proceder
3 la reforma. El jurista recogienélola fragi1iqad legal de
aquel motivo y elevándolo irónicamente a la categoría de
'il)rincipio absoluto, argumentaba~ "Según el nuevo J?rin-
.cipio que ha sentado ~1 señor Gálvez- los gobiernos
.Pueden hacev y~ cuanto quieran sin aducir más funda-
mento que la urgencia" (11¡). "~ cuántas cosas ha.Y,que
patecen o son u¡¡gentes. y gu·e sin embargo sol) injustas e
.'inicuas". 0t ¡ ps editoriales de 1'ElLHeraldo", anal~ron con
lucidez los decretos de orden ,J?conómico.de la dictadura, .
principalmente en lo qQe &emmere al d~sconocimiento de
tos vales de consolidación. ©ti.los,esencialmente. poUtrlcos ,
ttrataron ele la actuación de los ministros, de la; e!e..cciónde
éstos como diputados a la Convención, previa una ,renun-
cia formular.in no acept~da y retención 1nil].te»1'Umpidade
la, cartera. Otros, en fin, !\bordaron problemas ti:ansito-
Tios, aioy sin interés. '

En "El :geraldo" se publicó, también, por partes , un


.estu.dio de Pacheco, titulado: "Cuestiones Constituclona-
'les'' editado más ~rde ·en foll~to (18), y al que siguió una

(17) 'JEI Ereraldo" . - 19 de m·ayo de 1855.


(18) Cncstioncii Constituclona.lcs - .Por T. Pacheco. - Fld-
'.mara 1>11l'te.- Aroqµipa - Imni:enta de Francisco lbnñez y HeJ;m.
- 1864. Ocdipado de"Sde<Puno (13cb.15, 185() a D. $?~li!)c l'ardo.-
.El <folle~ cons~ do 90 páginas.
. r
,. _ '1~)/:r ¡.· .. • , ,

(10) Comenzó a pul¡licnsc esta 1te~ncla serie de ar"ftclilós el


1n de junio de 1855. 7 Prologán<lol(?s,' diía ~'"El !{01:j.ldo" : "Prin-
,cípiamos hoy la publiMcíón de una ·serio de artículos sobre la
cficstión más importai;ite para el '¡>als, cuya solución está ,,euco-
•tncn2ada a la Convención Nacional: Se trata de dar al Perú 11na
nueva co~tlfllción · que se halle en consonancia con las i6eas ae1
11ililo,con 1os prógresos ·dé la ciencia, y 'co1i el estado act .ual det
:P'als. !La empresa és á.rdua; bien Jo sabemos, 1>ei;ose llevará , ~ buen
fjn ~sta m~s segur.os de ello- con ,uñ ppco de almegación, ile
hÍdepcdencia y ile "buéña voluntad de páfte de ' la A'.samblea. Deber
idé todos ~ muy pa1:ticularfuente de ]ª ' prensa es d1scutfo los dl-
! ér cntes puntos que deoo contener el ~utur9 c;ódi~o polifico. Xlll' en.
·una sección especiµJ, l}e~os reimpreso iuti"..fóUeto que h:ata de estn
-nueva materia y del>que ' los artículos que~V@. a segl,!ir, ,pueden ser
considerados como. In continuqción. Nu~stl'o objeto no ~s eJ .de
)lacet: aceptax: nuestras iilcas, sino únicame]!te el de pi:omov~ '1J a,
discusió'n. Dedicamos p1ies esta parle de ·huesttos dé6ilés es!ile~&
a los miemliros ilo la Representaci6'n ,Na<;ional.,llamados a CSJ'!P11-
max: la obra de nuestra organización po1.ftica''.
(20) ''Cuestiones C.onstitucionales". ,¡¡¡-Pág . 1:6.
'TorilÍio Pacheco 4t
..
iniciativas aconsejada s por él profundamente réflexjon~- .,
das y científicas, constituyeron la mayoría de las con-
quistas 'liberales inco~ol"adas a la célebre constitución
liberal del 56.
La critica de Paoheco al sistema constitucionaf del Re-
~ú, comienza por un análisis histórico de la situación en
que se haBaJ>a la Améuica española ~1 producirse la 4n-
dependencia diversa de la de los Estados- Unidos, cuya
ovganización republicana fué una consecuencia necesaria
ile su educación cívi~ colonial, y pó¡, otro análisis igual-
mente documentadp, de las diversas constituciones que
había n regido hasta entonces en el Perú. Es est-e el Pri-
mer esbozo serio de una Historia Constitucional peruana.
ID.aconstitución de 1823 merece s~ rechazo por 'ciar.tas
restricciones poco liberales; como por las excesiv.as atlli-
buciones que con:cede al Poder Legislativo. La G'ónstitu-
, ción Boliviana clice que es un "plagió ridfoulo de la ,Oons-
·tit ución 'francesa del año 2" ha!Jando el modelo de sus
simpatías, en la ecuánime y moderada carta de 1828.
La vicla J)olftica del Pe1·ú deii;ostraba, según Pacheco
su hladaptab:ilidad al sistema d~mocrático, cuya estabili-
dad sólo se conseguiría mediante las villtudes ciudadanas.
El Perú había vivido, por la falta de éstas, en l~~ prime-
ro s veinte años, bajo el más trerp.e,ndoy funesto ..despotis-
mo militar. Entt-e la anarqufa y el despotismo que se al-
ternaban sólo haBaba satisfactor.ia 1a -tregua ofvecida por
el gobiern o de Vivanco. De-ést e decia, removiendo ·Jos i:e-
cuerdos y entusiasmos de su época de carolino: "¡ El Di-
rector-io ! ¡ Qui recuerdo l Por la primera vez se 'veía a la
inteljgencia en ,el solio augusto de la primera ma.gistratu-
ra y rodeada de otras intelig encias que no tenfan más ob-
deto que consagrarse a la felicidad Y- al progreso de la
patria" ~2i).
El origen de. los defectos de la Co.nstituclo'n de Huan-
cayo o hfillaba acer:taaamepte Pa$eco, en q1,1e ,-no se dic-
tó en atel!ción a un interés nacional, sino polftico. Gama-
wa, soldado "cuya ciencia ,administrativa se reduc.fa tan
~ '
'.Ral11~011ras Barrenechea

.sólo a 1a in'wiga .y a los sórdidos ma.nejos de las consp~


e.iones~•inspiró 1as disposiciones de esa carta con el o}j:.
jeto de-que "sir;viesen de pedestal a la dominación de una
(i.Jjgarguia exclusi;vista, despótica Y, privilegigda" ~22),
!Ellorganismo constitucional def Perú era, y sigue sien-
d0,.todavla, una mezcla bastarda del sistema parlamenta..-
..Bio de Inglaterra y del sistema p11esidencialde los Estíadgs
if=Tnidos. En concepto de Pac.hecono podfa aceptarse el vo-
,to ,de censura y. la~responsabilidad, ministerfa1, en ,un iié-
.gimen en eli que los ministros no son los representantes de
1a mayo1,1 fa parla!Jl'p taria, y en, el ~ue e.stos procede,n éñ
(Virtud de !as órdenes del presidente , cuyas decisiones re-
i1'rendan únicam~nte. No cabe la coexistencia absurdJl de
d,913responsábilidades simultáneas: la oel presidente y la
de los ministros.
Siguiendo Iás teol'fas de Guizot, encontr3ba que é1n.o-
d~r Legislativo rept,esenta la omnipotencia de derecho y
e1 ejecutivo la omnipotencia de hecho, las que hay nece-
sidad, de conciliar para realizar los fines del !Elstado. I,as
facultades del Ejecutivo deben ser más amplias, de lo que
efan, comprendiéndose en· é1.lasel libre derecho de inicia-
tiva de las le-yes y el veto a las decisiones legislatiVJlS úni-
.co medfo de cevitar la di_ctadura parlamentaria. La diYi-
.si qn bicameral, producto determinado en otros países
p.or desigualdad.eit históricas, económicy o sociales ~ e
·e~ el !Perú no e.xistían, debía desapa11 ecer, ¡J~ra da11lqgar
.a la cámara única, que contrapesara por una igualdad de
p_o,aer
1,li,
18!acción dehmljecutivo
..
. I::.o
.s' diP.\ltados sólo debevía:n
~urlll1 3 años en el €onfil"eso~ la cámava renovwse ítotal:.
~ente, perq !;!ncambio funcion81' anualmente y no cada:
dos aiío.s. El Pode~ irudicial debJa ser :inamovible. En ge.
neral la critica de Pacheco sobre la organización de los
¡pocwres, tendía a la extDicta independencia de ésto.s ~ al
d!;!slinde de sus facultades propias y características.
'El sufragio debia ser directo, porque entregando 1a elec-
ción de los rftl)resentantes a Ja gra:n tñ asa popular, se ev.i-
tab¡ Ja corrupción frecuente en el sistema indirecto poi.'el

(22), "Cuestiones eonstitucionalcs". - P ág . 64.


ll'aribio Pacbcco 43

guarismo i:educido de lo_svo~tes. Opinaba también, par-


la ádJnisipn de los extranjeros a la ciudadanía y al sq'.fra-
gio, excluyéndoseles únicamente d,e la Bresidencia .de la
:República.
Pero, sin duda, as dos mater.ias tratadas co,n mayor
fuerzai de convicción~ energia expresiv~ en la críti~ ..cpi:is-
tifuciona1 de Pacheco, son sus condenaciones del estrecho
e,BJ>ÍlrituTocalista y su defensa de los valores intelectua-
le_sy, morales en la organización <11epublicana. PachecQ, era
admirador más que de las ideas fedel'alistas del sistema
f~deral de los E~ta(los Unidos, producfo histórico y pQ1f ti-
co dél aislamiento 1de las diver,sas co1onlas a la ve;,; que de
sus necesidades y vfncu1os comunes. Pero lo creia ex.tem-
poz,a:neae inadag,table al Petú, nacionaliclad 'follJilad,a . que
!húbiera habido que fragmentar, en estados de desigual im-
pol'tancia y sobre todo de cultura insuficiente para la au-
I tonolfiÚl exigid!kpor el réglll!e~ fe~eral. El federplismo
en el Pero no tenia otro origen para Pacheco, que la am-
bición de unos CU!lntospartidar.ios del provincialismo, 'bus-
cadoves de éxito qlfe no pudiendo surgir en ambientes
más amplios tratan de adueñarse de una 1>rbvincia o de
una aldea.
Los apóstrofes • de Paoliece>.,,con'tra el proNfocialismo
merecen citarse, porque son el sentir- de una conciencia
honraga, de una mentalidad aireada en medios superia,,
,r.es Y, sobre todo, de un espmitu fervorosamknte .enamo-
rado de su tierra arequipeña una de las que con mayor
Jjusticia podr,¡a enavbolar el 'pn~ellón,r'egiona~sta. El pro-
vincialismo o sea el estrecho espíritu de localidJtd dice Pa-
checo es un "cáncer que ;nos mina y que, ¡for si mismo,
tiende incesantemente , a Ja re111J
jacióp de1 vinculo que µne
a la socledad, al desquiéiamiento de-tocj.oorden y de todo
sistema ~olftico" (28). ·"Entre n?sotros ~ce acentua~-
do su censura- se encuentran bmeños, arequip'eños, pu-
neños, ouZ'queños,etc., pero son muy raros los peruanos,
es decir aquellos hombres que no fijan su amor en una
localidad donde la casuliliclad los hizo nacer, sino que tie-

(28) ·~cuesti one., Const ituoion'llh;s''. - .P á g. 74.


44 Raúl Por:ras IBaNenechea

nen un corazón gl'ande que abarca en sus afecciones to-


da,,la patrfa y que no limita sus deseos de prog11esoma-
tel'ial e intelectual a _un solo punto, a aque1 donde se ha-
[la su l}artida de bautismo, sino que abraza toda la ~en-
sión del territorio a que se dá ese dulce y expresivo nom-
fü,e de Patria, que para muchos nada significa'' (24). En
su concepto debía sacrifÍcarse con gusto, "los intereses
de la p11 ovinoia a los ,intereses de la generalidad cuando
entre ellos haya incompatibilidad". Su intransigencia en
este punto llegaba, por último, hasta pedilTque no se exi-
giera la condición de ~esidencia parcA ser diputado por
una provincia. "Los ·elegidos tienen la idea, decía, de q_ue
lo que van a re_presentar no son lop intereses generales
sino los intereses de la provincia que los ha nombrado" .
Y ampliando el horizonte de 1a nacionalidad, para ense-
ñar perspectivas más ancbas exclamaba: "¿ Qué dir.fan
estos individuos si supieran que existen sociédades que
se han propuesto ba'cer desaparecer las barreras que di-
viden a las diferentes naciones del globo y hacer de todas
ellas una patria común, universa1?'' (26). ·

La otra protesta capital de Pacheco fué dirigida con-


tra un vicio pertinaz de nuestra democracia, que la Cons-
titución de 1889 elevó, a la categoria de precepto -consti-
tucional: el de cerrar el paso a la actitud de los más dó-
venes y de los más capaces, probable y cobarde reacción
!¡,.9
ntra el ej~mplo :fulgurante e inquieto del Salaver:rismo.
En la Constituciót\ de 1839 dictada pov una casta enve-
jecida y egoista, esa•excl1Js1ónde 1a au,ventud de las ':f!un-
ciones politicas adquirió caracteres irvitantes. Se era, ciu-
dadano sólo a los 'veinticinco años, diputado a los trein ~
ta, senador, ministro o presidente a los cuarenta. ''Es
1P.teciso-decia Pacli.~~o··entalilando" uria reivindicación
•:
(24) "Cuestiones Cohatiliucionáles". - P6g. 75.
(25') "El iHcra ldo'', - R'el<fma de la Constitución. - 28 d.o
~unlo de '1865'. •1 ~
'lf , M• 'J. r.

ñustisima- llega»,a iaedad sab,ame~ta1 de 40 ~~º ¡ ~~ara


obtener el pleno ejercicio de los derechos ciudadanos'~. Y
si:eclamaba en el Perú la presencia de Balzac, "que hizo
la apología de la mujer de cuarenta año_s,para que hicie-
ra la apología del cuarentón. ita juventud del Pehí vivía
a consecuencia de esta exclusión en un vei:dadero "ilotis-
mo" politico, favoreciendo el descontento i el espíritu re-
volucionario. Y era en realidad un absurdo y una injus-
ticia negar la ciudadanía al profesional y al maestro de
24 años y otoxgárselá al indio anali'abeto y terrateniente-.
iPacbeco que al dirigir "El Heraldo" tenía 27 años, y en-
cauzaba la opinión pública itara 1a reforma de la €onsti-
tución estaba constitucionalmente ill}pedido, por falta de
edad, Pª1'ª ser diputado. I:.a co.nstitución consideraba mu-
cho mas revelAdora de la a¡:ltitu·d para ejercel!-la repre-
sentaclón la c~ndición de la ré,nta qu~ la condición d~ la
inteligencia, .sin atender, deciá. 'tacheco a <)Ue"hay , tam-
bién fonµos y rentas mora1es,e .fotel~~tuales" (26) ."El efei;
to de esta medida oligárquica: ~ Jegbísta era "sobre todo el
de agostar lo mas .fuerte Y rr(Ó ~~ril del11 entusias 1no,de las
nuevas ~n,era~1ones en menester
• ~'X ,
es ó'
.
~ curos ·O 't~fvolos. Pa-:.
11aio:rimar patrt:e del Gobierno :dice Pacheco "es preciso
que la helada mano del tiempo ·apague, vicie y corrompa
"Csosimpulsos, extinga el entusia smo y coloque el egoís-
mo en el corazón y el cálculo Inte resado y mezquino en la
inteligencia del hombre" (27). .
Heuera había pretendido establecer en el Perú. la so-
beranía de la inteligencia. Pacheco, más liberal, aunque
simpatizara con esa teoria y la deslizara inconscientemen-
te en sus proyectos constitucionales, aunque fuera un
adepto del caudillismo académico de Vivanco, negaba doc-
trinariamente, , la existencia de una soberanía, cuálquiera
de derecho permanente. No aceptaba sino la soberanía de
los poderes del Estado représentación de la soberanía po-
pullll'. Pero , mas prematuramente herido de decepción '!!
l!;esimismo qu.e. el maestro carplino, consid,eraba que en

(26) "El Heraldo". - 28 de ' :iúnio de ~ 855,


(27) ''El 1Ie~aldo" - 28 de junio de oll855.
46
;li¡
eVBé"v ú eran :i.nad§.ptabl~stodás esas tesi.$ y doctNnaffpor-
que se ha establecido -decía co~ pallfüras caldeadas por
la iindignación- "una aristocracia sin justifiloativo, sin
precedente, sin nombre, a no, ser que quiera dávs'ele el
único que 'Pueda convenirle". Y Pacbeco se lo dió en ·una
frase de hierro , for:jáda en el más recio yunque 'Panfle-
tario, frase.que en su época chamuscó los levitones de ge-
nerales ·Y po1iticos valetüdinarios, y que tiene todavía
candencia de fragua. Entre noso~os -decía el espiMtu
cu~o centenario conmemoramos-- sólo ha alcanzado la
preemÍl)encia y disfrutado ]a, soberanía, "una aristocr.a-
cia sin justificativo, sin precedente, sin nombre a no, ser
que quiera dlÍl!seleel único que pueda convenirle: la aris-
tocracia de 1a decrepitud 1' (28).
[;a colaboración del periodista de "El Heraldo", tacha-
do por a1guno_sde copsei,vatfor, en la constitución libeJlal
de fl1856es pues, l1tcliscutible. Sus ponencias peJJiodístii-
cas soJ>reel su$11a¡cio divecto, el sistem11iunicameral, lai•su-
presión de los requisitos absurdos de la edad, la redua-
ción de los pri'vilegios clerica1es, la supresión del :fiuero,
la liber,alic1aél!con los extiianjer.os, la ir.responsabilidad
ministel'ial, ilustraron las discu$iones de la C'onvención
incorpoJJándose-algunas a la Constitución de 1856. eape
~ues considerarlo como un mjembro de ésta, ----eeoñven-
cional sin renta, sin repidencia y sin edad- poUtico conB-
titucionalmente desafol'ildo de toda par.tici.pación par1~
mentaría , pero espiritual e históricamente incorporado
a la célebre legislatura liberal.

La simpatía instintiva que Pac4eco t uvo hacia N'ivan-


co o hacia el género de gobierno ilustra do que este per-
sonificaj)a y la r eacción natural. contra el despotismo 'de
Castilla, del g_ueArequípa fué victima constante, deter-
minaron a aquel a unirse a la revolución de 1858 estaUa-
da en su ciudad natal a favor del mimado caudillo de la

(,28) ' "El Hera ldo" . - 20 de ¡ju~i o do J.856.


IIlOl'.ibioPncheco

Re_genetación. Fué una adhesión pronto decepcionada por


la ,cercanía al fdolo, al que sirvió de secretario y por di~ ,
!ferencias ideol6gicas, .Y~·que Pacheco se a_partaba, cada·:-
v~ más, de las teijdencias consel'V!ldoras. En favor d~ .
la !.'evoluciónvivanquista, escribió un folleto titulado "El
tratado de 21 de mayo o el protectorado , anglo-ftancéa",
condenando las connivencias astutas de €astilla con· loa
diplomáticos y las escuadras extranjeras para recuperar
lqs buques ·que }'Ívanco había sublevado (29). La. a_epa-
raéión definitiva enlire Vivanco ,y. Pachecó, -porque la
guerra con España iba a colocarlos en situaciones anta-
gónil:!S,- se proclujo pot haberse negado el Secretario a
firma-iiun decreto gue consagraba odioiias exce_pcion!,!s
J30) .

---
.

Después del .fr acaso de la revoiución de Vivanco, de


1868 a !l864, se dedicó Pa~eco, a su actividad m~ pec11--
Jiar; al estudio q.é1Derecho. Ejerció la p¡ofesión ¡\e abo-
gado alternativamente en-Arequipa y en Lima, donde se.
incorpqró a este Ilustre Colegio y, comenzó a ~~ibfr su
'fu-atado de Derecho Civil. En 1860, pu!ilicó la primera
parte, la segunda en 1862 y la tercel!a en 1864, "suspeik,
diendo su publicación por hi intervención activa que tomó
en

la poliñca ge eºntonces (31). 'Ílambién
, ,,
f~rrnó párté,
-~'f.
en

. (29) Joz:ge Basadre. - El Regenerador . - '!Mercurjo Perun.:


no" Tomo XIV, ptíg. 119.
. · •
(80) Biogrnffa de Pach~o. por Mostajo. '
~
··
'

' (81,) Tratado de "Derecho Givil, poi T. Pacheco. - J. - Li·


ma. - Establecimiento ti_pogt:áflco do Aurello Alfaro :r•-Ct. -
Calle de Baquíjano, 11 y 18-1860, 888. -páginas de •texto y XL ae
A_péndiéés.
111 - Lima
Tr a tado de. Derecho Oivll,-poi, 'F. Pacbeco ...:... .-
En la Llbred_a His_pano Franc esa. - Calle .de Bo<l_c,::oncs 1862. -
3.94 pñglna;i de ¡texto y ap éndicel!. En el pr:ólogo se queja Pacb cco
de la falta de-apoyo o!lcial a su obra, negado por ,e) gobfei:no de
Castitrn, a pesaif Uo una solicjtud de ,lñs Cñmarl!-9 y ªº· la., Univer-
sidad de Puno. La obra se impriml6 . por la protección de .Manuel,
Atanasio Fuentes .
IDratado de" Derecho Civil, · por T. Bacheco.-JII -Lima.--Li -
br.er.la Hil!pano Fran®sa ,-Gallo de :Bodegones.-Libr qrfa Central
-Portal dé' Botoneros 1864, 20:9 púginas.
ffltia época, del cuerpo de redacción d,e Ja famosa Re:vista
de 'Lima, en la que puolicó arliculos sobre cuestiones ju-
tidicas: sobre la ~fü:nin:istrnciónde justicia, el Código pe-
mÜ y también un :vjgoroso articulo político sobre el con-
greso de 1862 en que fustigó implacablemeµt e a Castilla.
Sostuvo también , e~ esa revista, una po1émica preconí-
undo fa supres ión del fuero eclesiásbico (32) . ]?or esta
época dirigió así .mismo en Arequipa un semanario de
combate ''La BoJsa'\ y fundó en Lima la ;nrimel.'a ' "Gace-
ta .J'uclicial'' U862},i
Pero su Jaborfn.ías ,'decisiva de ent onces, ,aquti,llaen b.
que puso Ja, predilecfüón de su esfuerzo y lo más propio
é!e su mentalidad, fueron los comentarios a nuestra legis-
lación civil. Bajo la forma modesta de un tratado para
dirección de los jóvenes estudiantes de derecho, ,acometió
!Pacheco, en i:eali~ad, el prime¡, ensayo de una doctrina
~ciYi\¡iperuana. J;>or1Ínucño tiempo e__seensayo ha s}dQ, la
única fuente de ,1;t~ retac ión Y' de.·aclat ación del texto
de nuestras disp6'sí~!ones civiles, .
Predomina en 'la crftica de Pacheco la facultad ana-
lítica, el poder de penetrar h.asta la entraña misma del
texto legal y descúbrhr su más intima contextur,a, el senti-
ab ~ el significado de su función jUr idi~ , su potenciali-
dad y alcance así como su deofüdad o vacio. Es inagota-
ble .su habilidad dialéctica par a a.-evelal'el espíritu de una
prescripción y deducir las últimas consecuencias de ella,
para preveer y a11ticipar el caso pr&ctico y especifico y
pr ra conducir por .geducciones ~rresjstibles basta el pun-
to , en que la int ~ etación por él buscada o el e11rorju-
r,iaico •chocan con la ¡ iwposibilidad de un razonamiento con-

(3 2) Sos nrtf colos en " La B evi's tn ge l!.ima'' .i;on los siguien-


tes: Pro11a ato de C6digo Penal. - Tomo 1. pá g. lil. - La admi
niatraci6 n do j 1u1ticia. - Tomo 1, pá g. 1>96.Rwi8t4 da la Quincana.
- Tomo TI, pág. 267. - Ji'uftro Ecloaiciat'ico. - Tomo nr , pág .
316. - . Proyecto d11Ferrocarril do fsla11 a. Aroqu ipa. - Woiño n,
pág. 677. - E l 1001rgreso do 1862. - Tomo VI', págs. 67 y 69. -
J;,~ colabora ción do,,¡P.aclicco en la revJstn oc_11d,iscontinua , por hn-
llnrs c en esa époga "ya cll Arcquipn, ya en L ima. !En él tomo Iili do
la rc v,lsta (pág . i¡¡s)t hay ún com1mtmiio do l!iucinno Benjamfn 0111-
nero s al lc:r. tomo a~,,.Derecho Civil de ili'acheco.
Toribio Pachcco

trario (:9mO eón el IDUl'O, de un cnllejóil \1insaJida. Es . UD


hurgad~11 e'lq)ertfsimo de imposibles y ~ontiadictorios , d,e
incompati}?ilidades lóg:icas y de antinomias legales. Su
obra es, por esto, ut_jlfsima'Para la consulta particular,
para ballar la última derivación de un articulo, de un in-
. elso, a veces hasta de unn simp1e locución jurídica . Con-
tiene con petfecta amplitud y justez~ la definición que
establece el carácter de la institución civ.il, el texto literal
<le la ley, transparentado y desvastado de toda confusion
u oscuri(lad, fa interpretfnción aparente y la intenciqn
real efe·este, la analogía lltil y 011ientadora con la legis-
lación extranjera o con el propio. cuez;po legal, la acl3-
XJ1cióndel antecedente ~istórico o jU11ídico , de la ,acep-
ción maliciosa o equivocada, 'if hasta la norma origina_! y
'81!1)1etoria-para llenar el vacío, la deficiencia o 1a contra·
dicción de fa ley.
Este necesario y útil detallismo pez,judica, sin embar-
go al jurista, rseduce en algo la libertad de su vuelo y Jo
sujeta al monótono CIU'Dil del articulado. La fijeza del iti-
nevanio coacta su pensamiento, impiiliéndolo remontarse
a esjlac1os distintos y seguir rutas originales y propias .
El a~tcµIo de código a manel'a de uná ven~nilla de tren ~
en m{i--cliad imifa y reduce su yisión ~panorúmica de nues- ~1,,, ;<•
tras instituciones impidiéndole las ápreciaciones totales . ' .;¡.
y sintéticas.
Eero es sólo un defecto de método, no de inteligencia ,,
que acaso el civilista, que dejó su"tarea trunca se propo-
nía salvar en la conclusión de su ob~ra. Así lo demuestran
algunos de los apén!llce:¡¡,agregados a •lps primeros to-
mos, en los q_ueel autor aborda con un plan · distinto y de·
conjunto, algqnos de los problema s jurídicos tratados en
detal e en el <;üerpo p¡i~ g,ipal ,del, libro y pla~~ea las re-
iformas..y lafl críticas que 1' le sugiez:e nu 'estra legjslación
civil. .®n estos ensayos finales , como '"en' 1os demás de la
obra~ re.salta como cualidad predominante del jurista, la
lógica, una logica fría, irullex'ible, desmenuzante, que e1'
escritor secunda con la claridad deL lenguaje escueto de
adomos, li!n.Pio y didáctico. Sobriedad propia para el len-
guaje de ln demostración '! del razonamiento y (LUese in-
60 Raill Porras Bal'.renechea

f::.erwmpe únicamente poITla intercalación oportuna del


tecnicismo sabio y ·agoso. Fr.ialdad d,iajéctica, pero no
rigidez .ni automatismo mental, porque a menudo el ace-
lerado vigoITdel razonamiento se parece al latido de un:
C(jrazón,
En e1 orden civil, como en el constitqcional, se cons-
tata. Ja OITientaciónt:eformista 11 liberal de Pa~ eco. Sin
áludir a las innumerables correcciones indicadas por él
en el comentario a los 629 wt[culos a que alcanzó su ,crí-
tica de ,nqestro Código, hay que sefialar siquieITa,fas re-
totTmas y las aprecuiciones que él estimaba más itrascen-
dentes en inateri~ ·civil.
iEJlcriterio moderno y científico del civilista_, sobrepo-
niéndose a los prejuicios reJigiosos, se manifiesta J;>»inci-
Mimente en sus ideas sobre los registros civiles ,y el ma-
trimonio. Opina por que se seculamcen los registros civi-
les, insfituci6n · propia del Estado, declal'!ndose' inadmisi-
bles en juicio 1as partidas pax,roquiales e imponiendo a
los párrocos la obligafi6n de no conceder los sacramento,S.
sfu la realización prevfa de la inscripción civil. En mate-
ria matrimonial , reconociendo la indisolubilidad del ma-
tcimonio· por razones religiosas y moraleª-, exigía que se
:r.eglamentara debidamente el contrato éiV11que deb[a pre-
ceder al sacramento, ,para no colocar al Estado en una s·i-
tuación de dependencia respecto de la iglesia y porque co-
rresponde de. aerecho a aquel vigilar la celebración de un
acto que procfuce etectos y obligaciones civiles. Proponía
también, en época d1 excesivo fanatismo, la expedi<Íión,
in.mediata d~ una ley' para. el matrimonio de los no cató-
licos. "
!Entre sus apreciaciones de orden sociál es notable su
defensa de la patria potestad de la ,madre, limitada y cer-
cenada en el Código Civil, e indicio de ideas muy enco-
miables a favor de la emancipación civil ,ge la mujer , I:,a,
misma amplitucl de criterio que para los dei·ecbos de la
madre , reveló para Ja condición ciYiJ de los extranjeros,
cuyo libre acceso a la ciudadanfa bl})Jbi defendí~ sus
escl'itos yoHticos. El civilistá moderno, aunque ,perfecta-
mente imbujdo deJ derecho antiguo, se revela poi: último,
Toribi<i Pacbeco 51

et1tsus eruditos estudios sobre loscensos y enfiteusis y


demás formas ana'crónicas de la inmovilizac16n de la pro-
piedad) que había la necesidad de hacer desaparecer , pe-
ro a base de disposiciones técnicamente estudiadas.

El surgimiento de la cuestión española, el año 1864,


Jlevó,a Pacheco a la situación más culminante de su vida.-
Inesperadamente, con la violencia y la imp11evisiónde
los sucesos de la política, el gobierno del Perú se encontró
ante una espectativa, de guen:a. Un~ riña de inmigrantes
en la Hacie~da de "'ralambo,en la que ,pereció un ;vasconga-
do, había dado o~igen a un juicio' cruµinal, morosamente
tramitado según una costumbre judicial peruat;1aheredada
de Esp~ña y de su administración cólonial. El esclareci-
miento de este suceso y algunas reclamaciones pecunia-'"
rías a particulares exigidas por Espaiia, detern ;inarbn la
venida de un agente diplomático español, con el titulo de
Comisario Regio. i8 l. Ministro Ribeyro, discutió la conv.f·
niencia de este título, ~ando origen _¡,a.que et Comisario
Regio Salazar y Mazarredo se retirara de Lima,, se em-
barcara 'en la escuadra española venida oficialmente cop.
propósitos cientif.icos y pasara un Memorandum anun-
ciando su retiro. E>osdfas después la 'Escuadra Elspañofa
• se presentaba en el Callao y notificaba al Gobierno del Pe-
rú por nota del Almirante Pins6n y del ~ropio Mnzarred,o,
que babia ocupado las islas de Ohinch~ titu lo de ,reiviñ-
dicación y rompiendo la tregua existente entre Españ a,i
y el Perú. Estos fueron los llamados sucesos del 14 de
abril (38).
iUJlol~or unánime de protesta se 'levantó en la Re-
púóHca:JJºr el ultraje a la soberanía nacional y al pabellón
del '1Perú arriado en las islqs de Chincha por los españo-
les. Pero .la situación no era fá cil de resolver. Los e1emen-

(83) Memoria que el Ministro do Re)aci~ne$ Exter.iorea pre-


senta a 'la Tegislatu:ra ordinaria de 1864, sol>re ~os asuntos de Es-
~aña. - ~ A. Ribeyro. Edición oficial. - Lim,n. - fmprenta del
Gobier.no. - Po11 Eusebio Aranda. - 1864~
62
..
tos navales del Per-ú no bastaban para atacm: a la .escua-
~a de~insón. Según un pelliódico limeño el Pei·ú sólo con-
taba con cinco buques chicos incapaces de contrarrestar
os cien cañones de las fragatas españolas "Resoluéión l• y
'"l'riunfo". Se carecía además de dinero y de representa-
ción diplomática en el extedo11 que consiguiera ara-eglos
honrosos, empréstitos o auxilios bélicos. Pero la muche-
dumbre excittada por los periódicos -"La, Repub1ica" de
Quimper 'Y "L~ América" de .:Nlariátegui- ll)edfo a coro
ta guerra, secundada por las incitaciones y protestas de los
países vecinos que incitaban al Perú a un acto de fuerza.
:Ellgabineté Ribeyro asumio· la actifud diplomática que ""
le cor:respongia. Declaró que fio trataría con los usurpado-
.res sino sobre la base de la dev olución de las islas :y de la
:r-eparación del ultrade r.ecibido., Pero se contentó con esto
confiando en que el gobierno de Madrid desaprobaria la
actitud de sus agentes . En vez,;de enviar un agente diplo-
mático con las ~copias del pro~eso de Ta1ambo para des-
virtuar las interpretaciones malévolas de Mazarredo, co-
mo 1o propuso en algunos artículos don LÚciano B. Cia-
ñeros, de contratar un emprés~lto o de apresurar .los pre-
parativos bélicos para responder a la agreslón, se conten-
tó con e~pera,:ii ,Clon esperar Y··5JOU:salir a1 lbg1cón de ))es.a
amparados, según decía un diario limeño, a hacer, tribu-
na y a escuchap los aplausos de la, multitud a la que n_a-
l>laba de la dimiidad naciono:1, iEJntre tanto el señor Ma- '
zwredo, presa . de pánicos infqntiles r,egresaba a España
a ·agravar con fútiles acusaciones el conflicto suvgido, Las
metliacione.s ofr~cidas o solioit(dns tampoco prospe11aban.
En esta situación trasou.nieron más de cuatro meses 1
}/asta que el 8 :de .agosto de 1864 llegaron las primepas no-
ticias de España. El ministro de Estado español, inte¡pe-
lado en las Cámaras, por el Marqués de Molins, por la ar-
bitrariedad de ];J.aberllevado a IA:mérfoa la política que Es-
paña usabá co'.n·sus colonias de A.frica, declaró que des-
aprobaba los términos de reiv,indicación y tregua . usados
por sus agentes¡ pero que retend11ia las isla s' y reforzaría
1a escuadra española, hast-a que se resolviera la cuestión
Y el Perú diera satisfacciones a España por los ultrajes
Tonoio Pucheco 53

;i:écibidosl)Or Salnzar y Mazn.rredo en su viaje qel Callao


a Panamá. Al Comisarío de su Magestad se le babia i:rna-
ginado que lo ióan a envenenat· a bordo de ordm del G0-
biemo del Perú, se decfa perseguido hasbt Panamá por un
implacable sastre ch.alaco, s;pnverlía: su camQ.llp.f;e · en una
lbar11icaélaa l~ llegada a: cada 'pueito peruano ,j ..~stuvo a
punto de ,Perecer de una crisis nerviosa por una cencel1r8.-
da que le di~ron, ante el Consulado en· que se al9jó, los es-
tudiantes de 'Panamá, a quienes vió armados dé revólve-
res y macnetes. Protestaba también de la ,Prisi§n de un
puesunto Seer.etario llevada .a cabo. en e1 Callao. .Para pro-
bar 'talés atentados e.xhibía, el desgraciado comisario, el
testimonio de ,un torero, un 'bal)derillero y un actor de co-
medias. Al llegar a España epilogaba su misióri ·con esta
:f'.rase"Mi vida se ha sa..lvadomilagrosamente". Tan tri-
viales y ,ridíc.ulns acusaciones agravaban definitivamen-
te e1 conflicto, porque el Gobiemo espafiol las aciigía y las
h.acia el motivo principal de la retención de las is}as (34).
Il.as noticias de la apropacJó'n por parte det:,:góbierno
espafiol de Iii'-ocupación de las ' islas y dél envío 'de nuevas
·f.uerzas navi¡1~s al Pacífico, -produje.ron sensación en el
.'Perú. Ya no cabía más actióud que la guerra, perq se ha-
bía perdido inútilmente cuatro meses, sin aprovechar las
faci]jqades qlf~ el e~do d~'Pl;\r,proporciona -par~}~ adqui-
sición de elefüentos bélicos y para la salida de los•buques
peruanos en construcción, de los puel'tos neutráles. Ya el
general Castilla se había adelantado. a' flcusar af Pvesiden-
te de la República en la ceremonia del 28 de julio, de lec:-
·tui:a del mensaje, de tener "connivencias criminales con
·el enemigp", ;frase imprudente y sediciosa que 7no debió
se1; pronunciada. El pueblo, a:lentado por esos rumores y
'J)Orla cam_pañade los periódicos que pedfan la renunci a
de loa minfati;ós, exigió la dimisión del ,gabinete. Se hizó
"'entonces de éste la víctima ei...-piatoniay el Oongreim lo
'
(84) Girculnr dirigida por el Ministerio de Estndo <le Ei¡pa-
»I!, n losre¡11::esentantes de S.u. eo el e."ttranjero . - Madr:id. -,
24 do junto do !,§64, - Por J. R P.nc)lcc9. Informe de N.qzar redo
al Gobierno cspa1íol. - El líforcurlo. - 18 de agosto de CL064.
Raúl P.orras Barrenechea

éÍecla-có'~aidor a la corifüanza pública!', exigiendo el nom-


bx,amiento de un ministerio más popular. El Pi:esidente
P,ezét <tUNoque acepta l :Ja renuncia de su,a consejeros.
Lai opinión ,reclamó el rnombramiento de un gabinete
eme .gozal!&fntegramente de la confianza nacional. El Pre-
sidente J?ezet tuvo que,) ceptar contra i u voluntad los mi!
nistros que le ofiecian e1 0ongreso y e1 Pueblo. Entonces
s~gió el ga,binete Co~tas, designado inteiITamente por
una especie de aclamación nacional. Bl' hombre que 1a vo-
luntad del pais escogió, unánimemente, para afrontar, ll!i
más dlfícH y Tesponsal)le ca~era .Y p¡ira personificalT at
Perú, frente a las exigencias y los ultrajes de España fué'
'Foribio Pacheco. La nación, víctima de ,una injusticia y
de una conculcaQión V,!Olentade sus derechos, bus~ó para
sostenei; su causa al más ilustre abogid o de 1a República
'!/ lo halló en el doc~ario comentador del <i':ódigoÓivil.
El 11 de agosto se constitúía el ga:oinete presidido poi'
B. Manuel Costas e integi:ado por el General Frisancho ,en
la ca11t~ra de guera, Pacbeco en Relaclones, Tejeda en
justicia y Zaracondegui, personaje tin anciero de la época
en Hacienda. La prensa entera del país, pvíncipalinente la
opositora, que era la qúe baofa sugevido los nombres de
los ministros, aplaudió sin reservas 1a constitución del
~~binet é (35). .
Eia voz del personero del Perú, se · dejó oír inmediata-
mente con 1a serenidaa y la altura, pero también con Ja
energ ~a requerida pqr la multifud pava contestar ;a:J ~
cretario de Estado -'Cr.iminalista y poeta según ;propfa
coni'esión en ias Cámaras española~ y rebatir las a,seve-
:raciones de éste fünaadas en los fals..os infomnes de Ma-
zarredo. I:.a primera circular de Pacliéco lleva fecha 11.8de
agosto de 1864. En ella, el ministro p_ewano d,escubre la
contradicción del secretai,io
1
español al explicar el motivo
de la ocupación, en Jos ultrajes a Mazarredo , posteriores a
ésta, y la decisión de provocar la guerra a todo tranc-e,
exig.iendo del Perú satisfacciones por esos II\ismos ultra-

(36) Vénse "El Gomerclo", "El II'iempo'' , '@I Mercurio't f "El


Perú" del 10 !lJ 12 do agosto de 1864:
Faéheco el criminalista
~El 'de la musa\
. .
melosa
,. . -

:lr.enilrá que ~ntenderse en prosa,,


Gon Pacbeco, el .e1Yilista.
l ~,!'
.,
t
Pa~ satisfacer la ex<;~stción públiei\, el ga,binete Cos-
tas, destit)lyó inmediatamente al Cónsul" en: España, por
haber h~b,l~-do de media_ci§'n'y haber recibido p roposicio-
' • ~ <
66 Raúl Poi:rns Bru:rcnec.hea

nes de paz, sin autorización y sin la pl'ev:ia reparación de


las ofell$a8 inferidas a1 Perú. El escándalo de los perió-
dicos, y de las meetings populares acreci3: entl'e tanto. fer- "
nando C)asós estremecía a las multitudes con su voz de
.
pla~. solicitando fa gueNa. La ingenuidad popular creía..
que este camino era el más inmediato. ''€on unos cuan-
tos pontones llenos de gent~s nos :vat;nos encima" de la
esog.adra española se decía ir.reflexivamente. A falta de
declaratoria de guerra, la musa poética rompió los fue-
gos . .luan de Arana ,nublicó "La 'Pinsonada 1' y entre otl'a&
descarga s, liricas, se ofü ésta de Althaus:
Si queréis gloria
Recobr~d el peñón de Gibraltar.
1 f~ 1 l· , t

' Ocliosidad bélica; que desmentían los' perío:dico.s donde


estos denuestos a España, iban mezclados -inneg able uni,
dad(de la raza- con cantares de IFl'ueba y doloras de Cam-
poamor. Pero el gobierno no podía tener tales _arranques
,épicos. ffo. le era po'Sible declarar ia guerra po:rque se ce-, .
rra,ba la puerta a toda adquisición d'e i:ecursos., no :podía
mantener.1,e. en Ja misma situación de espectativa sin de-
m:audar .nuevamente al pu.eb1o.lj:l gabinete Costas pne-
sentó entonces al Congreso un proyecto que 1ogró ver con-
vertido en ley el 9 de setiembre.
La ley de 9 de setiembre adoptaba el temperamento
medio neceswio. EL ejecuti\10 qu-~dab~aiitorfaado para ~e-
peler con la fuerza toda usur.paoión o agresió n consumada
o que seintentase consumar. Pero no pudiendo hacer ais-
ladamente declaración tan com_prometedora, dej aba entre-
iVGl' Ja•posibilidad de un arreglo, si España desocupaba las
islas y saludaba el pabellón, para lo qge se a11torizaba a
en~rar en relaciones con España. La opinión pública re-
c)laza:ba toda nego~ación debiendo según su sentir, partir
toda oferta de satisfacciones de Bspaña y no del Perú. @o,.
dismo puro, como decía un periódico des entonces. El ga-
binete eostas proponía, sin embitgo, esta cláusula de
las negociaciones con España, solo para la exportación.
Su intención era ir a la guerra, pero pr eparándola debida-
Toribio 'Pacheco 57

mente. ~ ~rete.mente los.,mihistrQs había.µ-adquirido en fas "


Cámaras el compromiso de no solicitar la paz a,Espafia . •
La dación ae esta ley causó ut¡a inmensa desilusión pú-
blica. El ministerio perdi,ó la mitad de SU" prestigio ~ po,.
pula11idad. Volvió a itablarse .de entendimientos secretos
con los e11pañoles. La griterfa 1>eriod.ística y popular co;
menz'ó .a:,atacar al gabinete. Este ·hacía inauditas , gestiones
externtrs'¡para armar al pais y pneparativ.os de' defensa que
no le era dable hacer públicos. La opinión reclamaba sin
embargo y principalmente la publicidad de los actos del
.gobierno. E l gabinete Costaii, ped'ectameI1,te CC?DS ciente ge
su papel y de la situación excepcional del pafs, •-i:.ecurrió
entonces a ,una medida· nadical, propia de fos ,auténticos
hombres : ae gobierno que lo formaban, se prese1itó al Con-
gneso solicitando facultades e>..-traordinarins.Era la ünica
forma de proceder, en mometi:totan difícil y tan poco pro -
picio a las· vacilaciones. De España llegaba In noticia de
que saldrfnn muy pronto la Fragata "Villa de Marh'id", de '
50 cañones y la "Numancia" una de las más poderosas na-
ves de la épo-ca. " ,. • ,., .
El Presidente Pezet vaciló en admitir esta, enérgica--
medida qu._esignificaba la pr~paración de la guerra. En_
.algún mitlin popular el' pe.tiodista Pazos, clamabá que ba-
hía que generalizar la palabra , •''para ver si ~l gobierno
llegaba algu J¿a vez a creerse en guerra con España". Y
era que., •detrás del gabinete '[ostas ,. paranetaclo con la
popularidad ~e éste , existía un; consejilJo privado de Pe-
zet, <u,!edisuadía a éste de las resoluciones tomadas por
el mini~terio. Se .acusaba de f~rmar parte de est~ gabine-
te secreto a lUbeyro y .Alvarez, miembros del ariteriór ga.:.
binete, a D. Miguel del Carpio, al general Mendibmiu y al
famosisimo padre 6ual .. Este :rectificó, sin embargo, de-
cla-rando que estaba muy ocupado refutando a 'Renán. ha
verdad es qu.e Pezet, que firmó el' -pedido de facultades ál
Congreso, retiró su firma al día -siguiente. Se dijo que esa
noche á. altas · b·oras habfan ingresado a .Palacio ·emboza-
dos en sus capas, Carpio y 'Mendiburu.. El gabinete Co&-
tas renunció en masa. Fachee.o antes de retirarse tuvo la
intención, según ilic;e Vicuña Mackenna, de dar .,}ln gol¡,e
'58

ae esJ;a<lo . .A:iltelás acusaciones que entonces se le fonnü.-


Jaron, el gabinete 'tlJVOun gesto más de entereza: ae pre-
á~ntó éolecti.vamerite al Congreso, pidiendo que se le si,,
guietia el juicio de residencia' (18 de Oct.:).
!Desde el momento .· dél retiro del Gabinete Costas, el
GJ,bieimo,de Pezet se divorció cada vez más de la opinión
pública . .Eligió en ~u "reemplazo un Ministerio conseJ.¡Va-
dor ~ ultramontan i( -.-"el Gabinete dp los teólogos'', lo 11a-
m3 Pacheco en " • . rta íntima- · (37) en el que Íigu.-
"J baJJ.,_ca:deró f, •. ~z ·sán?bez; y1 ~l lGeneral Allende1 c~-
Jl!O.pr.w.CI_pales '; ~a rc1á y Zara te; ,como. comparsa. ,El! G!}-
blnete Allende, q.€µ:ll)erón "tomó, sin r$Utorización legigl,Ja,s
p\ edidas ~e f1;1cr fa;:?~ gidas por el 1~á:bmete Costas y, que
lo~1©onseJeros.de ·.r.~e t babian tem1~0 otorgai, a éste. ,Oa-
s6.s· f!Jé preso y cl~.~surado~ vai,ios perióqicos. "El Gál:>ine-
te P'alderóµ ·DO 'J)Uededecirse que traicionó }a, COJÜfanza
publica, porque_no ,]a tuvo nunca, pero contradijo el sen-
timiento popti1ar . derogó la ley de ,9 de setiembre p3c-
tan¡:lo con España y :f~ nclb el tratado v;ivanco-..Pareja,
ofeósivo a l!l voluntad popular . Bajo e1 Ministerio- G~lde-
rón se reunió el Gongreso Americano, al que el gabinete
vretengió apartar 'de la consideración del conflicto y el
,gue, ciñéndose a los"propósitos de éste declaró que la gye,....
11ra era aún inoportuna . !Elleongr.eso del Pe11ú,intentan,.
do enmendar el eamino del Gobierno dictó 1a ley de 26
oenoviembre, inv.itan'do al Ejecutivo a intimar la desocu-
pación de las islas ·en ' el término ' dé ocho dfas. Se había
recfbido la notic(a . ·~ que los buqu~s españoles de ref11er-
')
nían por e · réclio,
zo. •;v,e '"
El - pueblo~
gvitaba en 1as. ca-
lles i 't¡·A las J~ .A Jas , Iií]as !1' .Eara maypr estímulo, :el
alistamiento de·. . , uqires se ha.1/aba, temninado y; la lf~
gata española "Triunfo'' se ·incendió y se :Perdió •cerca ·ae
Otiin.c}la.],~ J'un~ ipe ¡G'uerra,. informó, ~ih embar.gq, qúe
los :buques no estaban· en aptitud de salir a combate. El
&obicrno observó! !lntonces la ley; de 26 <1e noviemfü;e,
.
(87) Garla dirigi ~a. poi, Pa.checo a ~u esposa doña J'oseflna
Hercélles, desde Santia¡w oe · Chile a Lima, el 1• de julio de 1865.
-'.FJI original existe en.ií.oderde la aeñota D• Manuela ;Pacñeco de
Escribeni .
Tofibi .o 1'acheco 59

Habfa entrado ~cen el negociado ,Vivanco-Pareja. El Con-


gi-eso atemorizado o cómplice se dedicó a elegir Obispos
y Generales. El general Viv11ncose 'hallaba entre , tanto
en ©hincha. E>is~utidas entre lo~ negociadores, las bases
del tratado Vivahco-Pareja, se sometieron éstas al Con-
greso . La eacm1dra española se l?:esentó en el Callao para
esperal' el término de la discusión. La 1ey, de 9 de setiem-
bre ---,legado inoportuno del Gabinete Costas, para el ga-
binete Calderón- impedía al Gobierno entrar en IUll'eglos
sin el previo ·saludo y desagrav:ío de la bandera peruana
y la desocupación de las islas. El dicfam~n de la Comi-
sión en ':mayol'fa del Congreso pedia que se devolvieran al
Gobieima, los ·proyectos de tratado, contrarios a la ley de
9 de setiembre y se p~iera en "ejecución la; ley I de 26 de
Noviembre, sobre recuperación por la fuerza de las is1aa.
El dictamen concluía pidiendo q'!e se dijera a,l Ej~cutivo
que se devol:vían esos documehtos para que "cumpla las
obligaclones (J,Ue~e imponen la Constitución, la ley de 9
de sebiembre .último y el Jbonor:nacional". Es~ conclusiQn
del dictamen 1ué votadá por pa rles, aprobánd bse la pri-
mera ~ tercera cláusula y rechazándose la segunda o sea
del.'ogándOS'ela ley de 9 de s.etiembr.e. El .gabinete Calde-
vón -auto1 1izado por su mayoría , parlamentaria.,- queda-
ba libre para negociar con España. El 'l:l de enero de 1865,
el Tratado V~vanco-Pareja, fué 'Sometido a las Cámaras,
pero és~s se clausurRl'on por, mandato de la ley el l 9 de
febrero, ··sin resolver nada, Pezet, entonces, aprob'ó por sf
mismo el tratado y le dió ejecución. Recibió al ComisarJo
Regio Albistur, nombró la: Misión Valle Riestra a Espa-
ña, pagó los tres millones de nesos exigidos como indem-
nización y los cañones de la "Amazonas", surta en el ·ca-
llao saludar 2n la bandex:a· eAI?afu?laal propio tieIIJpO que
lo hacifül a la peruana los cañones de la "Vil.la de Ma-
drid".
La i;evo1ucióri estaba decretada. Pacheco que con los
princf~ales mi'éníbros del gabmete Costas 1h abfá 'pasado ,
del gobierno a. la opo¡¡ición, fué llª mado para :redactar
"El Oome11cio".Sus terminantes articulas en contra del
tratado Vivanco-Pareja, lo· hicieron bien pronto uno de
60 lfaúl Pornis Barrenccliea

los candidatos más seguros para e1 destiel(I'o. La p:cisió,n


de Costas y del Mariscal Gas1iilla anW,lció el comienzo de
medidas más grave s de repl'e;<iiónpo ;parte del gobteimo.
La excitación pública creciente, se desató en los sucesos
del 5 de febrero en Lima y Callao, en que los marinos es-
pañoles desembarcados en son de fiesta fueron agredidos
por la multituc;l. Arequip ª se ¡;ublevó el ·28 de febrero. Pa-
cbeoo fué a poco destfil'.rado. iEln ();hile, siguió con ,espe-
i:ammdo anhelo el curso de la revolución. Una cavta su-
ya del 1<>de julio , de 1865, revela su entusiasmo al saber
la noticia del pronunciámiento del "Amazonas''. En su
regocijo corrió a darle la noticia al ~adre de Grau que se
hallaba en Chile de agente de Pezet para impedir gue su
hijo se u~liera a -OÁrevolución (38). m clestieiwo se halla-
ba compensado con honores y distincion8$ que se le tribu-
taban en Chile, pero· soñaba con regres81' . al Perú para
unirse a la revolución y abnazar a su mujer y a sus filJas
pequeñas. En agosto de 1865 se trasladó a l?isco donde
• ·s~ incorporó a lá L"e:vo luci1ín que cercaba ya las pueiitas
de Lima. Vicuña Macl,.enna, que pasó como agen).e con-
fidencial de Ohile, en pre11arireión de la alianza y que ur-
ffió una. ilusoria empresa en Ohincb~ cüenta la impresión
que le hicieron lQs hombres de la revolución que acaudi-
llaban Canseco y Prado. El verdadero espblitu de la revo-
lución lo :formaban los jóvenes gue tic'deaban a il?,.vado , es ~
pecie de 1GabiJ1ete secreto en el que l!alpitaba la :vida e
inteligencia de la revolución. Oomponianlo propiamente
Gálvez, y los doctores Químper y Pacheco. Más tarde di-
ría Vicuña Mackenna qae Pacheco era el a1ma del Gabi-
nete del 66 (39) .
Tr.iunfante la revolución de Jl.865y. establecida la Dic-
tadura de Prado , éste nombró el célepre Gabinete de 1866,
el más ilustre de nu._estra historia. Lo integraban la aus-
. teridad de José Gálvez~ la inteligen_cia de Pacheco, la ha-
bilidad financiera de Manuel Pardo, el civismo juvenil y

(38) Dnto tomado de una c:irtn Intima de Pachcco ,


(S!l) Diez mosc.q de Misión en In~ Éstados Unidos . - Benj11.
mln Vicruñ!l Mackenna. Santiago - 1876.
62 Raúl Porras Barrenechea
itf:1t' ... • ,.._y
conducta del Perd. La ecuanimi~ad de su tono, la se~--
mdad del razonamiento, revelan la confianza tranquila de
la justicia, s~n ¡provocaciones, quejas, denuest-0s o amena-
zas. iEllmanifie$t0 1 sintetiza todqs lo.a agravios recibidos
de.Elspafü¡.,y se contrae principáliilente a demostrllli la
nulidad ael Toatado Vivanco-.Pareja, con JlOfentes raz-0-
nes. ifillfratado, según el ju!'isconsulto peruano no había
sido perfeccionado por la ratificación del €:ongteso. Los
hechos realizados en ejecución de él no impol'taban esa
ratificación que nunca obtuvo. El tratado no exist[a l~
galmente para el Gobierno del Perú , el que lo desconocía.
y no aceptaba ninguna de sus consecuencias, retirando
por lo tanto a:l enviado peruano en Madrid y negándose a.
tratar. cori el Comisario españdl en I:iima. El ultraje füfe-
tido a Chile era de todas maneri.H~un agravio al Perú
el que consideraba como súya la cu.esliión hj$ano-clúle-
na . "Menester e~ -deéia- que la, España sepa de una
vez y para siempre, que si hay,. un derecho de gentes uni-
versal, a ella también alcanzan sus preceptoJ; y; que no. le
es dado violarlos impunemente".
Para realizar su programa de una confederación de-
fensiva entre los. paises de AmérJca, Jtaciendo continen,,
tal la causa contra Esp~ña, la Dictadura aµefiltó Le~
oiones en el Ecuador, Colombia y Bolivia e instruyó a sus
agentes !!n el Uruguay, Brasil y Argentina, y circuló a
las demás naciones invitándolª8 a unit:se con Oliile y
el Perú. f a cam..lmña diplóm4iiica del M.mistlio P.a-
checo fué por esta época, incesante y formidable. Mien-
tras sus compañeros de Gabinete conseguian dinero,
cañones y pertrechos, él re<iueria adhesiones y exi-
gía ,aptlt .\ldes·'d;finidas ge las Cancilleria ; qe ÁIJlél'i~ .
Sus instruccione·s a los agentes del Perú e¡,an a'J)remian,,
tes. Su voz Uenaba los ámbitos diplomáticos de América
haciéndose oir aún de los que no querian ver ni oír (42).

('42) La coi,respondencin djplomátii;a de Pncheco se halla r eu-


nida en un tomo tittilndo: G<>rrupondencia diplomática- relativa a
In cuestión española publicada por órden de S. E. el Jefe Supremo
Provisorio pni:a ser presentada ni Congreso Constituyente . - Li-
ma. - l:mpr.cnta <lelEstndo. - Bdr J. 'Elnrlgue llel Campo. -1867,
Toribio P¡icheco

fervoroso de "'{(uírnper 't 'Ilejeda. Pacheco ;\enc~ gado . d~


la cartera de Relaciones, volvía a ser por ~derecho indis-
pufuble el vocero del Perú ante la América y ,el mundo.
El Gabinete Gálvez instalado el 28' de rnoviembre de
1865 procedió 'con una celeridad y una energía t'an diver-
:;¡as de la debi1idad e indecisión ,q.elqs anteriores gabine-
;.; tes, que pate"e que los b,ombres que lo coñstituían perte-
necieran a un!J;,raza disti,nta de sus antecesores y que hu-
bieran respirado un aire diferente. La Dictadura · pudo ha-
berse contentado con derrocar, al Gobierno de Pezet y
aceptaT los hechos consumados. Pero "Venía-tan pletórica-
, de .ánimo y der~onoi;, que no. qu~~o. aceptar la paz i,medio-
~re y humillante que bailaba establecida. "Se.mejante doc-
trina de mera contempoi-ización -<lijo Pacbec0- deja-
ba j}esa la injuri ~ hecha. a la honra y a l~ dignidad na-
ciona1'1 (40). La escuadra española, además acababa de
decretar el bloqueO"de los puertos de Chile por la simpa-
,i tíJl manífestada por este pafa a favor del P~rú. t I' 1
La Dictadura - siguiendo en esto el pz;oceder del fu-
4 gaz interina to ··de Canseco-=-:comenzó por prescindir del
-Ministro o €Jomisario )ilspa.ñol Alvistui:, el que tenía esta- -
~blecfüa su Legación en Lima, no comtlllicándole 1a insta-
lación del nuevo Gobierno. El agente español, cerciorado
del ~mbiente, ~deséolgó su escudo. y se embarco para. Es:
paña.
La Dictadura ratificó y canjeó el tratado de alianza
con Chile celebrado por la ¡-evolución el 5 de Diciembre
de 1865, por el que ambos paise& se unían contra España
y acordaban la - rpunión de sus escuadras. Pacheco r edac-
tó entonces áu notable "Mafüfi~~to de los moÜvos - que
han indu.cjdo al Perú a declarar- la guerra con España"
que lleva la fecha de 1:6 de enero de 1866 (4-Í). Este do-
cumento remitido col). una circula,r a todas las Cjmcille-
rías eid;ranjeras es u.na clara y serena justifi cación de I~
·/l~:r'
(40) Memoria que el Secretario de 'Estndo en el Despacho do
Rela éiofies Exteriores presenta por ordon del Jefe Supremo PTo-
visorio de la República ni Congreso Constituyente. - Limn. -
Imp~enta del Estado poi: J. E. del Campo. - 1867, - 49 -páginas,
(41) \El Peruano. - 19 de ancro ,do 1866.
'roribio Páclieco

El Ecuador fué el pcimero en adherirse a la alianza el 3_0


de enero. Le .siguió Bolivia, cuyo Gongreso babút dictadó
de antemano votos de adhesión a la caus~ ~mericana, -a
Pi!Bar de hallai,se ya en grave confUcto con Chile sobre el
desierto de Atacama. Golombia no pudo, por causas inter-
nas, formalizar su adhesión a 1a alia.nza l)ero la declaró
poco mas tarde. Las nncióñes q'.elPlata, inaugurando des-
de aquella épqca su egoísta P,rescindencia de los asuntos
del Pacífic9 declararon su neutralidad. El Uruguay dictó
disposiciones · sobre presas que favorecían prácticamente
a España. La, protesta de Pacheco fué llena de soberbia:
. ~'
"El Gobierno Oriental no puede ser nraseur.opeo que la
EuroJla mi¡¡rna..Para la Am~ri~, no temo afirmarlo, tan-
to vale ,disculpar al Gobierno es~añol como jus ,tificai:lo".
'11erminsóa diciendo que el Gobierno del Perú no podía ad-
mitir la ncti,tVcl del Gobie~o ,Or,lental. . , , ·,,
La alianza con Chile dió bien pronto su fruto de glor~
La escuadra chilena capturó el buque español la Covadon-
ga. La -,escuadl.'a peruano-chilena rechazó a la española en
.Abtao y en Tubildad . El Almirante de la flota española
Méndez-Nuñez ~·ep represalia deJesos reveses . "bombardeó
S"egún.frase de Pacheco, sin piedad y también sin riesgo"
el puei,to de Valparafso (31 de manzo). El 25 de Abril la
escuadra española se presentaba intimando condiciones
opresivas que el Go:biernode ·la Bictadur.a no sabfa aceptar .
El 2 de May,o el histórico Gabinete del 66 veia culminaao
su esfuerzo con el rechazo de la flota española por las ha.a.
ter,ías del Oallao y con el sacrificio de su propio' jefe, don
José Gálve~. •
Destruidos el péligro y la amenaza e¡¡pañoles con el
retiro de la' escuadra del Pacfflco, la Cancillería • del Pe-
rú tenia que resolver el problema internacional cre~do;
estipular la forma de terminar el conflicto y de preca-
vei, la posibilidad de u.na nueva, agresión. EI' interés más
i"' t!'1'

491 pliginu. Tnmblén se pulllic6 en francés un 1'.olleto titulado:


Conflict Hipa110-PmLvicn. - Circulare adrcssé par 'M. Torj.bio Pa-
éh.eco. Sectetolte des Affalres Ett:nngeros du Ferou · aux Agcnta
J!>iplomatiques de la Republique, - Parla . - E. Denta, Libraire
Editenr. - 17-19 Qnleric d'0rlcans, PalnÍl! Royal. - 1866.
6:!1 IRaúl Por.ras Blp:~.enecbea

deoisi'vo del Perú ei;a-mantener la solidairidad moral crea-


q_a,por la a'lianza. · . ,
EJI primer problema era el de la paz. La. doctrina de
Monroe llegada =con..;retrasó ....,,;despuésdel bombardeo de
Valparaiso y del combat~ del Callao- nos trajo los bue;.
IDOS oficios de los Estados Unidos , Los a-epresentanfes de
F.rancia e Inglaterra ofrecieron fambiéñ sus buenos ofi-
cios, pero proponiendo bases inaceptabres, que erJJ,nla re-
-produccíón· del _tra~do Vivanco-Pareja, el armisticio o
una tregua in8efinida. Estas soluciones a medias, asi ~
mo la reunión .de un Congreso en Wásbington, fueron, su-
cesivamente, consideradas y desechadas por el Gobierno
ael Perú.
Entre tanto "se hacian esfuerzos ·por mantenet la alian-
za. El minis1mg.,Pacheco .~v~ :i:.una, actitu_d galll\rda, para
el Ecuador anti;! eL c;onflicto surgiclo en esos días entl!e
ese país yd os lEstados :U,.nidos.El Pre.sident e de la lJnión
Americana solicitó del Congreso de su país autorización
para em2Jear medidas coercitivas contra el Ecuador por
,1ª falta de pago de una deuda. El Perú y Chile ofrecieron
entonces la'catfcelacion de la déuda a los mercaderes de
Venecia, anticipando con fos hechos las declaracione ~ y
las fói:mulas de todos los p6'stúmos ID,rago.s.
Da alianza simplemente bélica, firmada en la urgen,.
-cía del péÍigro, necesitaba afiNnaitse y cimentars-e sobre
las bases sólidas de los ínterese~ tan.to moi;ales como ma-
teriales. El Congreso Americano de 1864, reunido en Li-
nm en los días álgidos del urnr~9e español, babia elabora-
do unos pactos vagos e imprecisos, eludiendo más que
~ceptandó, el deber de la so]ida11idadamericana ante el
ataque a la integridad y la soberanía de uno de los pue-
blos de América . Tan débiles .e fueficaces füeron loJI com-
promisos contraidos en esa reunión que al amparo de ellos,
,según lo corifesaba Paohecq,'' 1a Arge'Qtina púdo declarar
,su neutt·alidad. ·Era :necesario, según ,aquellos pactos, pa-
ra declarar el' casus '(aederis, que se comprobar a que 'la
~uenra declarada a uno de ~oa,aliados era con objeto de
al)roJ)iación, in.ter'1ención, protecto11ado o cambio de la
'forma de Gobierno existente. Era lógico como lo e1qJJ.1esa-
•Toriblo . P~ñeco - 65
-
ba Pac~eco1 que la intencipn con que la gl!erra era hecha 1
sólo se descub; irla a1 término de ésta. ''El agresor, -d(}-
-cla-= jamás descubre el objeto que se propone" . Además,
la calificación de la agr¡;sión y la declar"!~ión del casus .; '
fa:ederis corre spondía r~sqjverla, par.ticularfuente, a cada
Estado, dando lugar a que éstos OY-eranlos consejos de
sus intereses o de su egoísmo. !Estos de(ectos sustancia- ·
les de 1it obra deÍ Congi,eso americaño, ' ciic iclieron: a Pa-
eheco a propiciar la reunión de un nuevo C<mgreso, que.
formulara votos más p~ecisos y eficaces,' alentado para
esto por el glorioso ejemplo de1 2 de Mayo.' El punto ca-
pital , q~e rel internacionalista peruano se proponía discu-
-tir y consagrar en ese certamen, era el relativo a la for-
ma de declara ción del casus faederis , en! caso de: agresión
a una nación amer.icana. Esa- atribución , quería Pacheco ;
<me fuera entregada a tin Congreso de Plénipotenciarios,
el que decidiría para todas las naciones la obligación de1
casus faederis. Este debfan,.·aceptarJo una vez decidido '
·aún los pa~ses que hubieran votado en contra de él. En
los conflictos ,aurgidos entre los aliados e}..Congreso ac.-
tuarfa de . Arbitro o Come .de, justicia int érnacion ál. ":Asi
-decia Pach'ec0- desaparecería la guerra _entre estados
del continente americano ; se baria casi impo~ible tod!l
' -

clamaciones que se apoyan no tanto en la justicia como


.
a'gresión extraña y se pondrua... coto a un .sinnúmero de re:

en la fu~rz~ material del qµe los hace'' (43).


Este programa de estreclia vinculJ1ci6n-entre los 1>ar.:
ses ~ericanos, particularmente entre los 'cuatro aliados
del Pacifico qu_e l?acñeco ,se propuso afirmar en . bases
matel'iales, iniciando la celebración de un tratl!,do de
come.rcio y navegación con , el Ecuador, ,,.fu.é recogido
y continuado en el periodo posterior, por, uw suce.:.
SOl' preclaro de Pacheco, don José Antonio- Barrenechea,

•'
(48) Memorill, de Rélacione!I Exteriorea de 1867 citada. -
Véase el iolleto titulado "C<>rres¡xmdenciad,iplomática" -i:elativa
i,al Congl'.eso Americano 'publlcS:de/ de orden de S. E. ·el Jiña Su-
premo Provisorio para ser pr esentada al Congreso ) Constituy e nte.
- cLima. - impr enta del Estado por J. Enrique del Campo. -
1867. - 68 páginas.
66 Raúl Forras Barreneéhea

pepo intemunpido y frustrado enseguid~ po,r mezquin-


(fudes de )a polltica, que extraviaron nuestra di11eceión m.:
ternafiloñal por ~l as · encrucijadas, d.~_la diplomacia. que · con-
dujeron a la guerra de 1879 ( 44) .

l!,os compromisos y las obligaciones morales de los


tratados pueden ser letra inútil y molesta cuando los J!Ue-
blos que los suscriben no tienen un :innato sentido del de-
recho o el noble instinto del desinterés. A la luz de ios
tliatados celeJ?i:ap.o,.s
en Lima en1a6/i, aunq!Ml no t'atpiica-
dos fiirmalmente por ningún país pudieron algunas ~ an-
cillerias creer en el deber de su neutralidad ante la agt"e.-
sión española al Perú y a Chile. A la luz de esos mismos
compr.omisos 'tácitos, el Perú y el hombre que To represen::
taba moralmente¡ con el más. alto titulo, sintieron la<ne-
cesidad! de ))'rotesta:r por la guel:lr¡i del Parag:uay,
ELtratado secreto y tripartito del 19 de mayo de 18'65
entre Brasil, Argentina y Uruguay contenía las sigl{ien-
tes estipulaciones e~e los ajiados: no deponer la~ ~as
· hasta democar- al Gobiemo del íParaguay, demo)el,! todas
las fortalezas .levantadas pol' López para legítima defen-
sa de su pueblo¡ garantizar por cinao años ija existen.g_1a.
de ia República del Paraguay y arreglar, sin el concUl'so
de e~ la c\Q, marcación de sus fronteras, que era ~l ,pro,
pósito principal de la agt"esión.
Al conocer el Secretal'io di:! Relaciones 'del Perú, los
térnifuos de ese tratado, hecho, según sus autol'es , en con-
tra del Gobierño del ~araguay- y no del pueblo paragua ..
yo, distinción inaceptable Pllr41Facheco, y aj saber éste,
-po» la denun'cia de López con.tra Mitre.,- los excesas
de la guerra , comisionó al representante del Perú en la
Argentina, para que ofreciera su mediación a, los C';obier-
nos aliados. ~inguna comunicación directa era posible . con

(¡'«) V fase a. este · respcctq en el ~olctfn BJbliogi,á!IÍ:o de 1á


Univénidad 1 (Afio VI-ler, trimestt:e, pág. 84) el ensayo biogrie
flco sobre D. lTosé Antonio Ban:enecbea y su 1-bor 1nternaclonal,
etcrlto po.r él autor de esta conferencia.
Ton"bio Pa.checo
,,. . '
, 67

el pueblo par ~g~yo :encerrado .j a dentro clel• marco · de


ncero de los ejércitos · aliados. · '.[ 1 · ,

La m.ei:liaci~n..,conjunta -de ªPijUe y el Perú ' p!ovocada


por Pacheco, !ué diferida por;,e) Gobierno argentino y re-
chazada de hecho 1)01; la· continuación enconada de la gue-
i;ra, que segu{~ enroj_eciendola inmensa arteria de! Para ':
ná. La , proclama jactanciow>de Mitre -"En 24 hor,as. al
cuartel, en 15 dfas a Comentes, en tl'.E!{l.meses en. Asun-
ción''- sería desmentid~ en co)Jlbates diarios y en el cam-
po no inútilmente llamado del Estero Bellaco, y én los de
Tujurti y el Boquerón. La Asunción sólo seria ocupada
después de cuatro años de lucha y cien mil hombres d~
pérdida para los aliados. El Faragua.y quedaba reducido,
de un millón de babitailtes, a ,doscientas mil almas, muje-
res w niños, casi en su totalidad . facbeco sensible a la in-
ferioridad bélica del pueblo !IJ)a raguayo, y al heroísmo de
su causa, y consoient.e del dijber americano de proscribm
Ja guerra de. las relaciones intérnacionales, elevó su pro-
testa. El contraste entre lps p~eblos americanos de) Atlán.-
tico y los d.el Pacffico era innegal:íle. "Cuando una parte
de la América ·se aliaba paf a ):r,epeler slsten'l4ticas agre-
siones e1,a\ po,r demás sezfsi~Íe~que oti:os Estados , amena-
zados de igu ai peligro agotañp.ó tiµs fuer;as ~~ contiendas ·
que p11opiamentedebf:an llan;'iárse fratricidas '', y que "de-
jaban la perspectiva de pro'fÚñélas.odfosidades para ei por-
venir". Entonces dirigió Pacheco a nuestro Ag~nte en el
Ria de la Plata, la protest;a de Julio 9 de 1866 contra
el tratado tripartito y la guerra al Paraguay. En esa :no-
ta su autor rebate , artículo ppr articulo, el tratado tripar-
tito, demostrando la severiºad de sus estipulaciones, que
condena a nombr~, no sólo ·de1 Penú, sino del Ecuador,
Chile y Bolivia . "Las naciones del Pacifico -dice- no
puedeµ consentir eri"que por Estados americanos se ha-
ga lo que no consentir[an dejar hacer ni por la más gran-
de potencia del mundo, a mena·s de ser ello.a mismos en-
:vueltos en la común calamidad, porgue sus esfuerzos no
fuesen sqflcientes para preservarse de ellos". Desde el mo-
mento en que la guer.ra ·~no se limita a i;eclama1i'un del!e,.
cho, a :vengar una,·injuria ; a rep 3rar un daño, sino gue se
Raúl Porras Bar:renechea
,Jri••:.

eitiende a desconocer la sobw-anía·e inaependencia de una


nacíó:n americana, ,a e·stablecer ,sóbz,eesta un prote~tora do
y a disponer de su suerte futura, el Perú y sus aliados, no
pueden guardar silencio y el m~ sagrado e l_mpelÍOs o de
los deberes los compele a protesfuii del iinodo más ' solemne
contra 1a ~erra que se hace con.semejantes tendencias y
contra cua)esqtiiera a ctos que por COQSecuenciade aque-
lla menoscabert la soberanía, independencia e integridad
de la república. paraguaya" . t46) ..
J:.a nota sostiene, además, con incontestal!les . zones
jU11ídicas,el de¡:ecpo del pueblo paraguayo paz,a derroca]!
a su gobierno y darse las institu ciones que le convinie-
ren. Calificaba la guerra declarada con tal objeto como
u:qa guerra de intervencipn, consideraba la sujeción.· pói:
cinco años que_s~ quería imponer al Paraguay, como un
protectorado, y deploraba la aniquilación pactada .para
d;s armar y dominar a esa Republica. "Hacer del Para-
guay 111naPolonia americana seria . un escándalo gue la
América no podr\a presenciar. sin cubrirse de vergüenza!',
i.a protesta · de Pacbeco gye i ~cor-rió el mundo ~ rovo-
catído simpatías a Ja• hidalguia del Perú y a la causa del
Paragtray ,..Jlegó también, a éste trasmitida de Europa a
la A$unci&l"i, donde fué conocida po.r Solano López, quien
6rdenó a su i,epresentante, en Francia agradeciera su ges-
to al pueblo del Perú. Al morir los héroes paraguayos, al
véndir el aliento el ñeroico Lópe:íf en el ·último ~edücto de
sus montafüis, pudieron pensar, como póstumo alivio, qu.e
la:. injusticia es menos dura y amarga, cuando hay una voz
viril que la acusa y la condena. ,. . ·

La energía docti:iuaria del Ministro se manifestó tam-


I oMnen la célebre declaración que e~te !lizo de las doctri-
nas del Perú en ,materia q_easilo diplomático. La costum,.

(45) -"CorruJl(»ld~ D.iplom#icn." --relativa a la Cucstl6n


del ~aragu ay, publicada por orden do S. E. el Jefe Supremo Pro-
vlso~io.para ser J>r-esentndaal !}ongreso Gc¡nstituyente. - L~a . -
ifmJ!rcnta de El Progreso . - CaUe de la Rifa. - 58. - Por, J,f.a-
riano Mu-rga. , 1867, t.98 páginas.
Tonlrio Pacheco
r
bre -había estab~~cido en l~ tepúblicas sudameriines, ;el
llamado dereeho vde asilo, atri puido a las Legaciones · ex-
tranjeras, y por el que éstas acog'ian a los perseguidos 'po-
líticos, y los amparaban frente al gobierno contra el. que
éstos habían conspirado o combatido y les conseguía : ge-
11eral!D~nte, un saivo-co~ducto-.:Ji.ara "el destierr p. Los di-
. ploináticos extranjeros abusaban ae este derechó, pr:es-
tando su protección a los bandos políticos de su simpatía
o· amparando a perseguidos que 'no tenían simplemente
una responsabilidad de orden l,)Olftico,sino administrativa.
y a veces hasta , criminal. Cop motfv.o de 'ún incidente de
este género, en que la Legación · de Francia ,' protegió la
fuga de asilado!! que se hall aban acusados ante los tribu-
nales de Justicia, el Ministro Pacheco, conv~ó una reu .:.
mión del Cuerpo. Diplomático residente en Lima, con el ob,.
jeto de abolii el titulado dere~ho de asilo, 1:educiéndolo a
los casos aceptados universalmente por el Dei:echo de
Gentes o sea aquellos en los que el amparo dé un per segui-
do cuya vida se halle en peligro, constituye un deber ·de
humanidad.
La representación dip1omátlca en Lima, a · excep~ión
del enviado de los Estados Unitlos, era opuesta a esta su-
preSion, por conside,rar que aque1 derecho formaba ·par-
te de sus prettogativas e inmunidades diplomáticas . Reu-
nida 1a conferencia el 15 de Ehero de 1866, el Secretario
· de Relaciones del :Per:ú expresó su pensamiento y •isu in-
tención decidida: de co.nformarse estrictamente con los
princi,Pios del Derecho de Gentes, como Gnico medio de
eortar los abusos e inconvenientes de una costumbre, que
sólo Jiabía s(do · tolerada, has~ hoy por circunstancias ex-
cepcionales" . El. ministro ,l!eruano se negaba a aceptar un
derecho sui generis, existente sólo para las república .a
americanas, lo cual implica1a. una descpnfianza de sus
instituciones democráticas ,, de:::sus sentimientos humani-
tarios y, en el fondo, una merma de su soberanía. :Ante
. la aétitud · decidida del Miní~tro, el Ouerpo :t>iplomático
solicitó el aplazamiento de la cuestión para reflexionar
sobre ella. A los R(lcos días el Cuerpo Diplomático envia-
ba una Comisión al Ministro peruano , para notificarle que
"
70 Raúl Porras Banenechea

'
e1 Cuerpo Diplomático no podía. acéptar las ,¡proposiciones
de ~u gobierno. Paéheco rechazó esa notifica,ción ._de un
acuerdo tomado con prescindenc.µ1del representante pe-
'i:t;1ano,que era el que hab(a prov<i~~do'{! planteado la ais-
cusión, declarando a la comisión que le participó tal acuer-
do gue era extr~po que el Cu~o li>iplomático adoJ?tase
resoluciones y se las mandase notificar al Gobierno. Re-
cl>nsideracla la actitud de aquel Cuel'po, se p:r,ovocóuna
segunda reunión en la que se debatió la cuestión. El mi.:
rustro del Perú, después de escuchar l~ razones de los di-
plomáticos presentes, formuló sus conclusiones, las que
constan en su nutrido ''Memorandum" jurídico sobre asi -
lo diplomático, gue es otro de los más famosos documen-
tos producidos en su gestión ntjnisterial (46).
1' '

. ' ~\. "'


La popularidad del · gabinete ae 1866 -dildpaiios ·los
temores del pj!Jigro extern<>=-ft.Jé hostigada por l!ls am,,
biciones politicas que i:odeaban ál Gobierno de Ptado. A1
instalarse la samblea GoJ11stitu~entede 1867, algunos-
miembros del Ministerio disgustados por los ataques pe~
sonales que se les divigían por su permanencia en el po-
der, otros como Qufmper por.que iban a fol'Jllar parte de
la Asamblea, renunciaron lis carteras . Frado, ál entre-
• ga11 al Congreso los poderes extraordinarios y asumir la _
Presidenpia provisoria de la República~ nombró nuev~
mente, mini11trosa Pach.eco· y Tejed,a, pero éstos resi~a-
, ;i¡pnirrevocablemente el bo-qor (417,). .
-~ ,J; Poco tiempo despué~, el• Oongré&o Constituy:ente eli-
gió !\ Pacbeco, F,iscal de la Nación. Es superfluo µecir que
era el hombr e más preparado para ese cargo. Un año sola-

f46) Ric111.;doArnnda. - Pongresos y Conferencias Intoma-


cionale.s en que hn tomado parle el Pccú. - Lima, 1009. - To-
mo l. Páginas 477 11676. _
(47} En 1867 public ó Pacheco un folleto titulado: "Un urci-
<lmte dipl011idtico"a propósito do otro in cidente parlamentario :]101'
T. Pacheco. - Lima. - fmpi:enfil <lo"El Comercio" . - Por :S. M.
Montorola. - ;{867. ~s una ' defensa do su tlo, Dn. Franci&CO do
'Rivero, Ministro en F.rnncia e ·lñglato1711, cen sur ado en lns Cáma-
!l'as del Perú. Pacñeco defienile principnbnente la intervonci6n de
su ~riente en el célebr..e asun t'ó' Durhln.
.. "'" '
.
r:::;: •'
.
~ ,\
mente lo desempeñó, sin que pudiera prestar a ,la nac~ón
la nueva contribución de doctrina , que ésta le pedí~. ·Pero
le dió, aún, un ~jemplo. La cisa' Gonsignataria Gibs, te-
nía pendiente <una fuerte. x:eclani~cioh sobre la que Pacbe-
' co debía dictamihar como Fisc~l. Su opinión era de fuerza
decisiva. La casa le hizo una oferta que constituía una
ifoirtuna. Pacheco; que tenia opinión adversa a Ía recla-
mación dió su dictamen desfavorable. Pocos meses des-
pués, el 15 de mayo de 1868, morfa víctima de la fiebre
amarilla, dejando a su familia en la miseria. La enferme-
dad la contrajo cuidando abnegadamente a su hija ma-
yor_,que salvó. Sus amigos, encabezados-por el más Intimo
y querido de ellos, D. Manu~l Pardo, iniciaron una swi-
cripción nacional para socorren a las tres huérfanas que
dejaba. Su espqsa babia mu!!rto poco tiempo' antes 9ue
~1. Besaparecia Paoheco4 a los .4CÍaños, a la edad en que
según 1a Constitución que él, demoliera, -acas9 por un
ti;ste presentimiento-, se empezaba a ser ciudadano y
a hallarse en . aptitud de ~er µtii ; la patria. En' los servi-
cios insignes presta(!.os ,por .P~tjleqo· en su· bre.ve· vida ba-
llarfase una póstuma y amarga · ·refutación a los apóstoles
de la senectud . Los comentarios y los art.ículos de los pe-
l!iódicos, ipublicaáos con motivo'.,:de su muerte, no aluden,
sin embargo, tanto a la im_po rf ancia de los cargos pollti-
cos que desempeñó y a la b11illantezde su talento -,-CUY.a
huella era visible- sino que remarcan unánimemente la
austeridad moral del político; del perfodista y del magig..,
tl!ado (48). Tan destacada era la pureza del hombre y del
ciudadano , que se imponia sÓbre ostentosos y excepciona-
les títulos-Ministro del 2 dé Mayo-Fiscal de la Repú-
blica-como la prenda más alta y decisiva de su repu-
tación (49) .

(48) Véllso tirincipnlmcnte "El Comercio" do 15, 16, 2'1 de


mayo y 2 de junio do 1868. El 6 de junio de 1868 apnrc co en este
diario In invitnc16n á una suscri,Pción !}ncional a favor d.o .)ns hi-
jn s hué r fan as do Pocheco. _,· -
(49) Los ' restos de Pacbeco se :hallan enterrn~os •en el e~
menterio Genernl do Limn . Dopnr.tamentó do Sant'n Ana , - N! 24.
- Letra <!:.Lnt liipidn dice sénéil)l{mehte: "A la ' mqmorl11 do To-
riblo Pachcco. - Mayo 16 do .1868".-, ·
.,~
72 Raúl Po.rras Ban:enechea

La primera g~rteraci6n republicana, proclamó en e1


PeJ¡Ú la libertaq d ~iptmuló !as pases de una ilusoria de-
mocracia , que se quedó escrita, en los textos galla¡1dos de
las Constitucio'nes. Los caudillos debarataron aquel en-
sueño i establecieron de Jiecho, 'como formas de la Repú-
blica, el cesaris~o y_~1 tumulto. Una segunda generaci6n
crecida en el horror de la anai;qufa, trajo al destino de
la nacionaliaad, nuevamente iluminado de esperanza, el
culto de la paz y del Derecho. Para realizar su obra, tuvo
que luchar contra g_legoismo y l~ fuer:za de los caudillos
y contra la incultura de la multitud. Pero entre la incom-
prensión y el ~ µso,' q_ue esterilizaban su siembra te~
vieron ¡il cabo sur.gir el brote vertical de las p!iimeras
normas. El misµi9 caudillaje; áyido e 'incapaz, hubo de r~
conoc~r el imperio de la inteligencia y confial!le1 en los i~
tervalos d~l motín, el trazo previsor de los surcos y de los
canales c~i~µljilol? y fec.undos. ~si, a pesar. del aluvión
de las r.evy_eJta's,.sf~é, creándose por obra del espíritu civil
asociado • al caudi1Íá1e,.una con.ciencia del derecho _; Q.U~se
ill'llaoifestaba ~ ufh~~ elo de oJ#en, dentro de la yidro po-
litica, ;¡, en un ·p1iQp6-sito, de :QBZ para la, asociación inter-
nacional.
l.os impulsorés de esos anhelos, :y no los efímeros am-
}íiciosos de poder, or-g.anizadores de r.evueltas y de jmpe-
r,ialismos más allá de las fronteras, son los verdaderos
t_orjadores de la nacionalidail. El Pe11úcomenzó a existir.
materialmente como :patria, no cuando Gamal'ra dió el
primer cuartelazo contr-a La Mar, si no cuando la voz de
la libemad se encarnó en las al!engas de Vigil contra el
poder inconstitucional del Presidente de la República pa-
ra decir el prime11''Y o acuso'' de nuestra historia. Más
tarde, el anhelo de orden cristalizará en el sermón de
Herrera del 46 .sobre la soberania de la inteligencia y en
la memoda de 1..849de Fe1ipe ~ard o a las Cámara~ contra

la demagog:ia ·Y ananquía. Gálvez, .con Mariátegui, La-
zo y-1os jóvenes ,liberales ·det 56' encarna el prop6 sito de
una democra¡:Ja; ef~ tiva , y¡ libre 1a;·1a vez que con'stitucio,.
JJalmente ol!ganizada, del que surgirfa el régimen defini-
f¡ivo de '.1&60. ·· f::
.- '\~
*
73
• ··:-;'. 1 ~

'En la-.vida i~t~~nacionat ime~t~f .·personalidad''.~e : de-


finió, DO ,por la obra díscola "e ;jnter,v,,encionistade caudi-
llos como La Ma1:, Qamarr-a o Castfüa, sino ·por' ob,:,a.de
la inteligencia empeñada en el lírico intento de la paz con-
tinental y de vastos pactos fr~terJiaJe~. Aunque la ,impro-
visación y la audacia triunfaran de continuo, un desigruo
providencial quiso que los repiesentativos del espíritu pa-
cifista y · justiciero del Pe.rú, pudieran, en los más álgidos
momentos de .la historia de Amé11ica,enunciar nuestra
ideal adhesión al derechp. El Perú, como nación, como in-
dividualidad histórica en A~érica, vive y se encarna y
habrá de perdurar indeleblemente, en figuras y actitu-
. pes de esa 1ndo1eque hay la necesid!id tle E!VocarY. recor-
dar. El Perú, libre, fraternal y generoso es José Sánchez
Qarr;ión invitando por orden de Bolívar a ·la primera I\Sam-
blea americana de Panamá; es Manu,el Lorenzo Vidaurre
planeando con fanblsía exaltada ef anfictionado del nue-
ivo mundo; es J o~é ctregorio . Paz Soldán defendiendo ,con
gallarda teori'll la jurisdicción nácional y atendiendo al
in,terés de América , e111847 ;. es José Fabio Melgar, pro-
•tes41,ndo de la :'a1ie,:ci6nde Simtp 1tjomingo a España; es
Manuel Nicolás Corpancha Ifevandcf la adhesión peruana
,,,.a ,Méjico invadido · por los ejércit,os imP.efiales; es Juan
' Antonio Ribeyro convocando..a la .solidaridad frente a la
agre13iónespañola de 1864; es José :Antonio Barrenechea
reconociendo- la beligerancia e indE!pendenciade Cuba; y
es, particular y gloriosament~ Toribio Pacbeco, · el juris-
ta, el representa .tivo sereno de·nuestro derecho herido, -y
el defensor cálido y generoso del incoercible derecho de
los débiles. La luz de la antórcha que tuvo en alto, venía
como en el juego de los Lampadarios griegos, estremeci-
da po'r el temblor de los brazos qqe la habian agitado y
por las ráfagas de vientos disociaqores y egoístas, pero
pareció que en su manos, enardecid~ su combustión por
una impalpable mezcla de ideal, se hacia más bril.lante,
más serena y inás pura.
por Toriblo Pacheco •

. CANCILLElRIA ;PERUANA CON-


.~,ROí.t'ESTA DE l!.A
DENA:NDO LA Gl/ERRA OONTRJ\: EL PARAGUAY
. .
Nota dirigida por el Secretario de Estado de Re-
lncionea Exteriores del Perú al señor Benigno Gondlez
Vigll Encargado de -Negocios del Perú ante las repú-
blicas de Argentina, Bra3il y Uruguay.
!, .

Lima, julio 9 de 1866.

Desde que se inauguró el actual gobierno p,rovisorio


~/ no. obstante las· rgia ves ·atenciones' que lo han rodeado
constantemente, ha seguido con gran 'interés el curso de
qo~ acontecimiento.s 'que se desar,rollaban en los Est!1dos
del Plata, y no ha cesado de hacer los más fervientes vo-
téls por la terminaoipn de una lucha que había necesaria-
mente de ocasionar gravisimos males, no sólo a los Es-
tados qµe en ella están empeñados, sino a toda la Améri-
ca del Sur. El ¡ efe Supremo ha prescindido del análisis
de las causas que .motivaron esa· lucha, ya que de su jus-
ticia y necesidad ~ólo..podían ser jue,¿es competentes, fos'
Estados beligerantes; pero no ha pod1do dejar de fijars e
en..sus desastrosos resultados, sobre todo cuando la gJ.Jea-
Toribio P11c1\~
.
.~.:- . ,.,,
:.
.t. . .' i'
:l'l i& se hacía en ·i~ii,i
il' época en <iu
;,ía:,
parte occidenfq'l•·deJ
continente era víctima de una inicu~ agresión europea,
que, en la 'hipót.esis de ser ci onada de buen éxito, podfa
muy bien -repetirs e en su cogtas o.r.ientales. Le bastaba
al_ffefe Supremo considerar que la· guerra se hacia entre
Estados americanos, para que desease con la Jllás viva
solicitud ver ~1 t€r~ino de ella. Esa solicitud debía cre-
cer de punto, desde que se t\lviese en cuenta que, ame-
n¡\zada la Améric.a toda poi, un , enemigo común, e:ra me-
nester reconcentrar las fnerzas de todos sus Estados, pa-
ra sostener en cualesguiera emergencias, la libertad e in-
dependencia que, todos juntos, éonquistaron hace cuaren-
ta años. Doliale al gobie~no peruaño que, al propio tlem:
·, po que formarse una alianza ofensiva y defensiva entre
·las re.Públicas del Pacifico, para repeler los violentos ata-
ques y_las arrogantes pretensiones de la España, existie-
se ,ya otra ~lianza entre nacione~, runerocanas del At!Án:.
tco, para combatí: , 'rtó contra una, potencia extraña , s'ino
11
contra una nación igualmente americana, ligada a las na-
ciones aliadas por lós v.ínculos tan ca11os:y estrechos, que
efi época no muy :remota fa hacfan .formal' l)a'rle integran-
te del tel!Ñtorio de \UlO de los mismos Estados con quie-
nes se hallaba actualmente en lucha. Si en todos tiempos
debia ser sumamente doloroso tan @Ctrañoes¡:¡ectáculo,te-
nia que serlo más en el present~ ~erced a las excepcio-
nales circunstancias en que las agresiones europeas ha-
bían colocado a la América desde 1861.
Estas y otras consideraciones, fáciles de percibir, de-
cidieron al gobierno perua!lo a buscar los arbitrios más
c9nducentes a la terminación de la contienda entre los
aliados y el Paraguay_,apresurándose por tanto a di.rigir
a us. con fecha 20 ·de diciembre de 1865, las respectivas
instrucciones para ofrecer los butinos oficios' y aun la me-
diación del Perú : ]?osterior~enté ' y . ya realizada la alian-
za de Bolivia, Chile,'.el Ecuador y el Perú, se celebró un
acuerdo entre el Ministro de Relaciones Exteriores del_go-
bl~rno obilen~ y .l~s ·'r epresentantes dl; Bolivia y el f;erú
.fJiú
,i· . • .• • . ., - • 1 ~ \/ -:;'"'' '

•;.,:·,
La trinlo ·alianza y el Perú -
1. ' \;

'·•
en Santiago, afianzando los tr és ~1 asentimiento del.'g;
'o de Quito, para óf~ecer de ftúe;~ la mediacíó~ co-'
bieJ:1n O

lectiva de los cuatro Esb!.dos; :acuercfó que mereció lá• 1

aprobación de todos los gobiernos. •


Pero antes de qu'e el oe Lima supiera el 'resultado qué
habian ,producido las gestiones · que a nQmbre de 1os cua-
tro gobíer-nos debian hacerse en las orillas del Plata , ha
tenido conocimiento del texto del tratado de 19 de mayo
de 1865, que 'hastá hace poco habia permanecido oculto.
No es mi ánimo entrar en el examen de los motivos
que las .naciones aliadas contra el Paraguay hayan teni-
do para mantener oculto ese pact9; motivos que, sin du-
da, son muy podérosos, puesto que la revelación de aquel
h!l dado lugar , a acontecimientos qué demuestran palpa-
blemente que no erá 9e la convenienci~. de los gobiernos
aJjados que fueran 'conocidas las estipulaciones que ha-
)>ían formulado. Si es un-jlerecho )n~üestfonable el que to-
da ,nación tiene para declarar · y hac.er la guerra ~ para
,celebrar pactos de ·nl~anzn eón Ótra~ ·naciones, . n'o s~. com-
p'i-ende por qué •os 'Estados aliados . que, de hecho habían
aeclarado la guerra al ~~raguay, ·-'que In' haóian llevado
al propio -temtorio paraguayo ,y que no ocultaba1_1que
procedían así en virtud de una alianza, tuviesen empeño
en conservar secreto e\ pa~ e!} que ésta había sido fc¡r-
mulada y cuya existencia no era ni podia ser ya de~co-
nocida. Es cost~bre mantene~ en ~igilo los tratados de
alianza, hasta que llegue la época de ponerlos en ejecu-
ción; pero siempre se han publicado ,cuando la alianza
principia ya a ~urtir sus efectos.· Mientras tanto, en el
artículo 18 del tratado de l 9 de mayo de 1865 se estipula
expre.'!amente que permanecerá secreto "hasta que el prin-
cipal objeto de la lianza s~ haya Óbtenido"; y como. del
preámbulo y de otras cláusulas del mismo tratado se d~
duce que el .Principal objeto ,de liL aI~anza es. liqcer des-.
aparecer al gobierno del .ParagQay, lo que se desprende
es que el tratado debia permarre~er,iS,J?CÍ'eto liasfa la defi-
nitiva termina ~ión. de la ;o~ien

i•iHia"' :y '·hasta q¿E! et Pa-
4
-,¡) • .t
. ;;,
·:o_,,·
...
, _.,_ ,. . · '
· ragúay, ~en __.,, uedase compl41:!1~
.aliados victori8sos, pues ésto y *º el}te·a merced d_e os
otra cosa impotta:rfa
la desaparición del, gobi,erno par agµayo . .l'or manera qué
vh:tu~lmente eJ tratado ·de ~lian,;~ ~nía que··pfrm anecel'
aec~eto. mientra!3· durase ]a contienda:, sin que )as demás
naciones y p rincipalmente las de América, ' supiesen 1a
suerte que estalia.·reservada al ,Paraguay, si sucumbfa.
. ·A. lp .que P~f ece, el gobierno ,del la Gran 1.B ietaña c;on-
~ ' cipió a ése respecto algunos temores · y ]os liizQ pl'esentes
.
por fuedio dé su. representante en ·M
~ _,
ontevideo. Para aqwe-
tat;lo, , fué que, el .Ministro de ~el!i,ciones Exteriores ñel
Ur_uguaydió üK~,.éo~ia del tritÁ<l ,~ ~l Ministro Inglés; pe-
ro , de. supon et érá que esos temores se despertaá'en algúp
día entre los demás gobiernos, sobre todo entre los ame-
. ~ ;ricanos, y 1deli~r. ~ra de Jos aliadQs manifestar, tllo sola-
,'ff ,,i;t_:mente las cau;~ "de la pierra / ~ino los propósitos que
· abrigaban y lo~ resultados -qu_ese promi!tfan alcanzar, pa-
, · - _ra desvanecer toda auda y alejar ·cualquiei,·motivo de ,re-
.t,
-~
celo ~ue p_ua · "'e, susci~rse enl µª.pto a la¡) ndép~nden-
cia·y sober:a ' e unp de los Esta ?géJs am·erfüanos.
Digná de ·elogio es ciertamente la deciar;ción que Ios
aliados hacen,~en la primera parte del artícülo 8Q, de 9.ue
,.;,,f \'!' ~se ooligan a / espetar la 'inde~éti;¡iencia, soberanía: e 'in-
. tegiidad tetri t&'r)al de 1a repúblicá ·ael Pa-i:agua,y; pero
esa obligación'' queda destru[da con otras estipulaciones,
tanto O más ' explicitas qlJe aquella, como lo deJl\OStrará
.
1
~un -breve análi¡1is de las p1dncipalés.
~ .
En el artículo 79 sientan Tos aUados que la guerra no
· .

es contra el pueblo del P.ai:aguay¡ sino contra su goói~


, no. Por muy "plausible que fuerida teo1'ia de qu~ pue.4e
hacerse una guerra contra el . gol>'ierno' de una náción ~
no contra la nación misma, en. el terreno de la práctica
no es muy fácil separar a; la naci .6n del gobierno qúe la
representa, 'trat::hndose de unl\rguerril. e:id!erior. El iii>
.,ére:e
cho de Gentes n~ admíte semejar\.fu distinción : Iejos,lje eso,
considera a 1a nación y al gobie~no que la rije como un.a
soJa...~ntidad., un todo tan e$tliechamente insepru:a;.
La . tTiple alianza ;, el Perú

lile que ,re_puta


--
como·...,.,·hechos
.•
al gobierno
¡,. ,,r se
los daños que; •
irrogan, no solamenté a la nMi6n en masa, sino a 'ifüo o
varios de sus súbditos o ciudadanos. Admitido en toda
s~ latitud el principio sentado en el articulo 79 del tra-
tado, la guet:<raseria en muchos casos difícil y en ,algu-
nos imposible. !I'al gobierno habría a quien no pudiesen
alcanzar las represalia!\ u hostilidades del enemigo, por-
que debiesen ejercerse pdmero contra la nación, reputa -
~~ inocente. "-:'.
Hay algo más. Legítimo como puede. ser el derecho de
los aliados par a hacer la guerra al Paraguay, ese dere-
~l,io sólo puede extenderse hasta alc¡m~ar un.a corn}?Je.ta
~ctoria e imponei: al vencido las condiciones necesarias
p_arai-eparar las ofensas y los daños irrogados, y alean--
za)', si se quiere, seguridades para lo futUfO; pei;o no es
admisible qµe la alianza tenga por objeto principal de-
rrocar al gobierno paraguayo; _porque el derecho de de.:
r~ocar a un g_obierno sólo es concedido a la misma nación
que lo ha erigido. En esta cuestión el único juez compe;, •
pente es Ía naci9q paraguaya } uf r~ .:~lla, en ,buen?'. c ho-
.ra, las consecuencias de los desaciertos de su gobierno;
P,e.ro, mientras lo sostenga, ningún poder extraño puede
~ ·rogarse la facultad , de hacer e~1obsequio de los ,¡ ara-
guay.os lo que éstos no hacen por 'si mismos. Proceder de
ofro modo, es minar los principlos del Derecho J!Úblico
moderno, que son lo_s de todos los Estados americanos,
~ establecer una doctllina que, aplicada hoy al Parl!guay,
éomo lo fué hace poco a la república mexicana, pondría
a los demás Estados de América a merced de lo que una
o más potencias vecinas o lejanas tuviesen a bien r~sol-
ver sobre sus destinos presentes y futuros. Y ¿qn~ ~se-
guriaad tendría ya una nación, de conservar su soóera-
níp., su independencia, su integridad territorial, sus ins-
rtítuciones, to.dos ¡ 1cada UllO de, aquellos elementos q_ue
constituyen su autonomia? La_ e.'Cistencia de los gobier-
no.s~y por tanto la de las naciones mismas, no depende-
:íi.l!iya única y exclusi.vamente de Ja voluntad del pueblo,
Toribio Paéhcco
.:1t.~
sino de los-juicios~ de l¡u¡ apreciaciones y a~o de las con·
,veni~ncias ele .otros ~~biernos y de otras na:cio1'es. ,A.d- ,,
mitir semejante -doctrina, seria renun ciar a los principios
d~ la sob~nia nacional, que son eUfundamento de los
Estados americanos: guardar silencio cuando se ve púes-
ta en práctica ~sa doctr-ina, poli alguna o algunas de las
naciones americanas, seria acojer para las demás un sis-
tema Ql!e, tarde o temprano, podría ap'licárseles con buen
dere cho.
))e • la obligaéión de 1·espetar la .independencia, sobe-
ranía e integridad territorial de la república del Para-
guay, deduce,n los aliados, como .f_orz.¡isaconsecuencia, la
facultad, para el pueblo paragu áyo, ae elegir su gpfüer-
. np y darse las insti~ciones que le cónveng8.J1,no ip.cor-
¡porá'ndose .ni pr'etendicndo prot ectorado a ninguno de .los
aliados, como consecuencia de I~ guerr._a.Por más que en
esa ~tipulacjón, que es la del artículo'89 del tratado, apa-
rez,ca la decidida ,.v9Ilintad ·de los' aliados de respetar' la
soBeránla del Par!_lguay, no es menos evidente que éSa-
sob~anf a..;sufre u11,gran ~etr iment?,~\ desde que se ~re-
tende imponer al pueblo paragua yo, como condición de la
p~, '1a ob1igación de elegir un nuevof _,gobi~r.no, :por más
""'1' ,

cot)foi,me gue parezca estar con el' que actualmente po-


see. Y en cuanto al cambio de instituciones, sugel'ido en
eli' tratado, bien gue quedando apa11entemente al arbittiio
dhl pueblo paraguayo, lo que se despr.ende es que, en con-
cepto de los aliados, elle cambío es conveniente, porque
los aliados llan j uzgado que las actuales 'nstit uoion~ del
Parnguay , aw1que actualmente tengan el asentimiento del
puel>lo, no deben subsistil', sino ~mbiarse poll otras , en
cuy"sf formación, han de tomar -precisamente Jos aliados
la parle legitima de influencia que les conceda la vic>-
tltoriá. 1,·

Y que tal sea el pensamiento de los gobiernos aliados,


se ·~deduce claramente del al'.1ifculo9Q del tratado, por el
,. t:.ual los t'.res gobie1mos se co111pr.ometena iarantir. colec-
tivamente la soberanía e integi,itlad territorial del'. Pa-
L,a triple alianza , y el P.erú

"iiaguay, por e'Lperj 9do .de cinco ·años~· Se -entiende que esa
,ga11ant[a se ~efiere a un país- regido por un nuevo go-
biernd, que ha d'&nombrarse pol' ~Ól~ntadde los 'aliados,
confo¡,me a la estipulación ·del .ttrtículo 79, y so~ebid<,>a
instituciones que naturalmente se ban de resentir de la
infiluencia de la alfan;:~. Que se haga un tl'.atado de alian-
za ofensiva y defensiva para h~cer 1a guerra con el fin de
-0btener por medio de ésta la reparación de un agr 1vio,
-nada más justo y racional; pero que la alianza se pro-
ponga por pi,incipal objeto de1ToeaJ1a un gobierno para
ieemp1azarlo con otro , i1gregándose a ella el camqio de
insJituciones, es d.~ a la guerra otr_ocarácter; ya µo se-
.l'á>una guerra ;para resta61ecer derechos de¡;conocilios y
Jlal'a reparar injurias irrogadas; es una guerra pura y
.simplemente de intervención, ante la cual J~s demás ·na- -
'ciones no pueden 'peonan~cer co¡:no meras espectadoras,
:sobre todo cuando esas naciones tiénen · que velar, ~o ,so-
'íamente por la conservación de!tfos prinéipios que forman
, el Pel'eoho públicq de todas ellas, ~ .!i:i~por 'la ~el ~mÍili-
brio continental y aún por su propja seguridad.
El respeto qtie los aliados se prometen guarda-r ·a lá
:soberanía, indepen5iencia e,.fategridad .;territorial. del Pa-
raguay, declarang9 además que éste no se incorporará
ni J)retenderá protectorado a · ninguno de sus aliados, se
hace de todo punto ilusorio con el c~mpromiso contraído
por ellos de gavantir colectiváme!}te esa SQberanía, in-
dependencia e integridad tenrifürial, por el período de
cinco años. Según esto, ei Paraguay no estará, es ver-
dad, sujeto al protect9rado de uno de fos Estado~ alia-
dos; pero lo estará al de los tres. La existencia del
Pal'aguay, como ' nación, depe~d,er¡\, a lo menos ·du- - -
¡,ante cinco años , del compro~'iso qu~ hayan contraí-
do los aliados, no de la :voluntad•; del pueblo paragua-
yo que quiso constituirse y dese~. ser, para sl~gipre Es-
tado soberano e ,indel)endiente. Y "si los aJi.ados han te-
mfüo facultad para garantir la , indepeudeucia y; $obera-
1Diadél Paragi1ay, . es cla:ro qu_éla tenían también pal"a no
' ' '
82 .
Tor.ibio Pa_cheeo·
!•:.
~

prestar semejante garantía y pará disponer libremente


~ la nac1ón- garantizada . Por- máS: que sea sens i!?,le e~
__presarlo,semejantes principios no.'pódrán set jamás aceP-
tados por los demás ~Estados de América.
Y _una vez transcurrido ese perfqdo de cinco años y
cuando baya teriniitado la ga~aritia, ¿ qué será del Pa-
raguay? Desligados los aliados del compromiso que han
contrafdo, ¿pretender4 cualquiera dé ellos o todo¡¡ jÚ'ntos.
abs~rber al Paragua ~, anexándolo futegramente, o divJ-
diéndolo en. partes más o menos proporcionales, que se, ~
agrega dan a los Estados vecinos? Sobre esto nadai dice
cienamente el tratado; pero cualquiera de esas hipóte -
§ÍS es la consecuencia lógica de la cláusula en que se es-
taQlece el triple protectorado ,w se ofrece una garantía,,
mancomunada tan sólo ·poi• cinco años.
Y tan cierto es •que en ·eJ tratadg de alianza está en-
vuelto el pensamiento de Ía ppsible desaparición de la na-
cionalidad p.araguaya, que patTa nada se ha contado con
"'ésqi al establecer lol! limites futuro.s de demru.,~iéSn de
aos respectivos territonios . No dice el fuiatado que, termi-
DJlda la g_uerra las naciones aliadas Y.el P{lraguay n.ro-·
cederán de concierto a fijar dichos 1imites, sino que "exi-
gü:_án" del nuevo gobierno paraguayo, que "se guard en'~
las bases que sobre Hmites procede a es.~b!ecer detenida ..:
mente eí' mismo tratado, en su artícu lo 169. 'Es incues-
tionable que en prese~cia de una estipulación tan peren-
toria; si,_el gobierno paraguayo resistiese a esa. exigen-
cia, como estaría en su 'derecho el hac~rfo, naceria inde-
fectiblemente un nue vo motivo de guerra, y que ésta se-
reputarfa más just ai y legitima que ,aquélla que se em-
pr.ende para derrocar un gobierno e <introducir cambios .
en las <instituciones de un país. Y el Paraguay no podJ:'á .
verse jamás libre de l as pretensiones de lós aliados, por-
que han 'cuidado de ciár a la alianza , para la actual gue-
rra ofensiva y defensiva, un carácter perpetuo y perqu-
rable, en el articulo 17t del ttiatado·, en el que los alia-
dps no se haD reservado siquiera el derecho de examinar
r t ..
La tripJe..-aliania y el Perú 83
,, .
Ja justicia o -in\justicia de las , deij"iandas que cualquiera
de ellos pudiera ."'fdrmulái ~en' lo~futuro contra ·el Pi ra"'.
guay.
Para que no quedase. auda de Jó. que la triple al.ianza
&e proponía hacer éon el Paraguay, se ha agregado al
tratado un protocolo, éon cuatro articu .los, en los que, se-
gún parece, se ha querido disipar las dudas que pudie-
sen nacer de las estipula ciones del tratado. Se estable-
ce e~ esos artículos que, en cumplimiento del tratado de
alianza, las iortificacic;mes de Humaitá serán demolidas
y que no se permitirá @e otra u otras de aquella natu-
raleza se levanten; que como condición para garantir la
• paz .con el nuevo gobier,no del Paraguay, no .se le· aeja-
rán armas ni elementos de gue~rl!.,y que todos aquellos
que se encuentren serán "divididos por iguales· partes en-
tre. los aliados, &. Ex~ de una nación que demuela sus
fol'tificaciones ~ que no levante , ninguna otra en Jntlefan!.
te; obligarla a ' ehtregar todas su~'1á:imias y elementos de
guerra, para dejarla cc:impletamei;iteinerme e incapaci-
tada de provee~ ni a su seguripad .éxtel"ior, ni a •la con-.
seryaeióri del ·Qtden ~ifteriov, e,s 'u~a¡.,pretensión I de que
racaso no ha~ ·ejemplo en lar bi Jtotia : 1 y es el más explfoi-
to desconocimiento de Ja soberanía e indep~ndencia del
Par aguay, que ·los aliados se coipprometian a respetar, y;
no sólo a respetar, sino a,,garantir. · Consumada que fue-
J'a la obra empren'd°idapor los aliados, ¿ dirían ellos mis-
mos que el Par ~guay seguía siendo una nación soberana
e inüependiente, dueña exclusiva ,de sus destinos?
Los aliados no han podido pensar por un momento
que el sistema que se proponían 'adoptar respecto del Pa-
raguay mereoiese la aquiescencia de los Estados de Amé-
i:ica. Hacer del Paraguay una Po1onia americana serfa
un escándalo que !a América no "])Odría presenciar sin
cubrirse de 111evgüenza. · ·
~s sentimientos y las ideas que acabo de ex·poner no
son únicam..entede a nación peruana y su gol>ieliJIO;son,
estoy :&!eguro de ~Jlos, las 'ideas y ~~ntimientos ·ae ,todas las
.~,.............
.
.
naciones y· de toció's t~s·:gobiercn..os qe~) América , Por · 1o·
pronto puedo afirma r qúe los conceptos emitidos en es-
ta nota reproducen fielmente el pensamiento de las na-
ciones del Facífico que,_para conservar _su independencia
y soberanía, se han aliado contra fa Espa ña y que desean
hacer per manent~ su alianza, precisamente para garan-
tii: y asegurar en lo futuro la independencia y soberanía
de todas las naciones de América. Por lo mismo, Bolivia,
Chile, el Ecuador y el J;>erú,nq pueden consentir en que
poi ~stados americanos se 'baga lo que no consentirían
en dejar hacer ni por 'll!Smás ~andes potencias del mun-
do, a menos de ser ellos mismos env1,1~ltosen, la común
calamid ad, porque sus esfuerzos no fuesen suficientes pa-
:ra preservar se de ella.
El gobierne;>peruanp i f Uenta con el asentimiento de
sus aliados, -pues ya le ha sido expUcitamente manifesta-
do el ,de sus respectivo s representantes en Lima, a quie-
nes he dado conociró.ie'ritb~de esta nota·; y, antes de p~o -
la voz de cada uno de ·fos gobierno ~ s~ hal'á oir direc-
tamepte , en defeñsa i!e ª'a.sobei,ania ,!al._independencia del
Paragua y. Bolivi~ · Olúléf el Ecuador y el Perú, no dirían
una sola palabra , ·~i no es ·en el se~tido de la conciliación,
para detener la guerrá aesastrosa que hoy i,iega con to-,
n·entes de sangre hermana los campos del Paraguay; pe-
ro desde que esa guerra no se limite a· reclamar un de-
recho, a _vengar una injuria , a rep_arar un daño, sino que
s-e exbienda hasta desconocer la soberaní a e independen,,
cia de una nación americana, a establecer sobre esta un
pro~ectorado y a disponer de su sue~te futura, el Perú
y sus aliados no pueden guardar silencio y- el mñs sa-
grado e imperioso de lqs debere s los compele a protestar
del mocfo más solemne contra la guerra que se hace con
semejantes tendenci~s y c~ntra cúalesquiera actos que, por
consecuencia de aquella, menoscaben la. soberanía , ind e-
pendencia e integr iclnd'(de la república ; p~:raguaya.
Para que los gobiernos, cerca de lós cuales se halla
US. acreditado y que ·son ~precisamente los que han fir-
• ' ' . 1~
_La. ~ip le alianza y .el Perú

rnado el tratado de ' lº de mayo de 1865; conozcan eCjui-


cio que el gobierno peru~no ha formado respecto del tra-
tado y sus tendencias, así como la protesta que contra
éstas se ve en la necesidad_de formular, el Jefe Supremo
· ~e encarga ordenar a US. que tráscriba esta nota a los
'gabinetes de BJienos Aires, Montevideo y ~fo Jane tro.
y ~

Dios guar.de a US. - T. Pache.~o:

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