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ODA A LA VIDA RETIRADA

¡Qué descansada vida Vivir quiero conmigo,


la del que huye el mundanal ruido gozar quiero del bien que debo al cielo
y sigue la escondida a solas, sin testigo,
senda por donde han ido libre de amor, de celo,
los pocos sabios que en el mundo han sido! de odio, de esperanzas, de recelo.

Que no le enturbia el pecho Del monte en la ladera


de los soberbios grandes el estado, por mi mano plantado tengo un huerto,
ni del dorado techo que con la primavera
se admira, fabricado de bella flor cubierto,
del sabio moro, en jaspes sustentado. ya muestra en esperanza el fruto cierto […]

No cura si la fama A mí una pobrecilla


canta con voz su nombre pregonera, mesa, de amable paz bien abastada
ni cura si encarama me baste, y la vajilla
la lengua lisonjera de fino oro labrada,
lo que condena la verdad sincera. sea de quien la mar no teme airada.

¿Qué presta a mi contento Y mientras miserable-


si soy del vano dedo señalado, mente se están los otros abrasando
si en busca de este viento en sed insacïable
ando desalentado del no durable mando,
con ansias vivas y mortal cuidado? tendido yo a la sombra esté cantando.

¡Oh monte, oh fuente, oh río! A la sombra tendido


¡Oh secreto seguro deleitoso! de yedra y lauro eterno coronado,
roto casi el navío, puesto el atento oído
a vuestro almo reposo al son dulce, acordado,
huyo de aqueste mar tempestuoso [...] del plectro sabiamente meneado.

- La primera parte, escrita en tercera persona, comprende las tres primeras estrofas. En esta parte, de
carácter más impersonal, el poeta se refiere elogia a “los pocos sabios que en el mundo han sido”
por el hecho de haber elegido el camino de la vida espiritual, alejada de las cosas materiales y de las
banalidades mundanas que se asocian con el “mundanal ruido”. Este camino vital pasa por llevar
una vida retirada alejada del bullicio de las ciudades.

- La segunda parte, escrita ya en 1ª persona, comprende las tres estrofas siguientes, en que el autor
nos habla de su propia opción vital. La tercera estrofa (“Vivir quiero conmigo…”), que se puede
interpretar como una declaración de intenciones, observamos una clara apología de la vida retirada,
que se opone al “mar tempestuoso”, es decir, el bullicio de las ciudades.

- En la última parte, que comprende las cuatro estrofas finales, el poeta nos habla con mayor
intimismo de sus condiciones de vida, basadas en la austeridad y la contemplación. El “huerto”,
símbolo inequívoco de una vida retirada, nos remite a la naturaleza y a la creación divina. La
“mesa”, “de amable paz bien abastada”, nos remite a la austeridad, que contrasta con las vajillas de
oro de quienes llevan una vida basada en el lujo y lo material. Finalmente, la “sombra” se convierte
aquí en el elemento más representativo del locus amoenus en que vive el poeta.
¿QUÉ NOS EXPRESA FRAY LUIS A TRAVÉS DE ESTA ODA?

Fray Luis de León hondamente inspirado en la fe cristiana y la filosofía estoica nos aconseja una
vida de meditación, distante del tráfago de la vida diaria que transcurre entre placeres, dolores,
engaños y desilusiones que enferman el alama. Huir al campo que es la paz, huir para salvarse en
Dios

Su afán es gozar de la serena belleza de la creación, despreciar las satisfacciones materiales para
alcanzar la tranquilidad del corazón.

Exhorta huir de esta cárcel baja, oscura al campo para estar cerca de Dios, a través de la naturaleza
y el arte.

RECURSOS ESTILÍSTICOS MÁS DESTACADOS

- A lo largo del poema encontramos una serie de expresiones metafóricas que se refieren a la vida
retirada (“la escondida senda”, “este viento”, “un huerto”) y a la vida material de las ciudades (“el
mundanal ruido”, “aqueste mar tempestuoso”, “sed insaciable”).

Hipérbaton, por ejemplo en los versos “que no le enturbia el pecho de los soberbios grandes el
estado, ni del dorado techo se admira, fabricado del sabio moro, en jaspes sustentado” (que no le
enturbia el pecho el estado de los soberbios grandes ni se admira del dorado techo, en jaspes
sustentado, fabricado del sabio moro).

Otro caso claro de hipérbaton lo vemos en la séptima estrofa: “del monte en la ladera, por mi mano
plantado, tengo un huerto” (tengo un huerto plantado por mi mano en la ladera del monte)

Expresiones antitéticas como “con ansias vivas, con mortal cuidado”

ANÁLISIS MÉTRICO DE LAS TRES PRIMERAS ESTROFAS

¡Qué descansada vida 7a


la del que huye el mundanal ruido 11B
y sigue la escondida 7a
senda por donde han ido 7b
los pocos sabios que en el mundo han sido! 11B

Que no le enturbia el pecho 7a


de los soberbios grandes el estado, 11B
ni del dorado techo 7a
se admira, fabricado 7b
del sabio moro, en jaspes sustentado. 11B

No cura si la fama 7a
canta con voz su nombre pregonera, 11B
ni cura si encarama 7a
la lengua lisonjera 7b
lo que condena la verdad sincera. 11B

Se trata de la lira, estrofa de cinco versos endecasílabos y heptasílabos con rima consonante que
sigue el esquema 7a, 11B, 7a, 7b, 11B. Este tipo de estrofa se inventó en Italia y fue introducida a la
literatura española por Garcilaso de la Vega.

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