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La biorremediación es el uso de seres vivos para restaurar ambientes contaminados, para la cual se
pueden emplear diversos organismos, los más usados son los microorganismos (tanto bacterias, como
algas y hongos) y las plantas (en procesos llamados fitorremediación). Entre los microorganismos
destacan especialmente las bacterias, por su “facilidad de uso” en comparación con los otros
microorganismos.
Las bacterias pueden degradar prácticamente cualquier sustancia orgánica y valiéndonos de esta
capacidad hemos orientado nuestras primeras investigaciones a la identificación de microorganismos
nativos (principalmente bacterias) con la capacidad de degradar el cianuro.
La lixiviación con cianuro es actualmente el proceso dominante utilizado por la industria minera para
extraer oro y plata. El cianuro es un compuesto tóxico para la mayoría de los organismos vivos; sin
embargo, muchos microorganismos son capaces de tolerarlo e incluso degradarlo.
Básicamente, los procesos de biorremediación pueden ser de tres tipos: la degradación enzimática,
la remediación microbiana, y la fitorremediación.
Degradación enzimática
Consiste en el empleo de enzimas en el sitio contaminado con el fin de degradar las sustancias
nocivas. Dichas enzimas son previamente producidas en bacterias transformadas genéticamente.
Esta aplicación de la biotecnología lleva décadas en el mercado y hoy las compañías biotecnológicas
ofrecen las enzimas y los microorganismos genéticamente modificados para tal fin.
Remediación microbiana
Hay bacterias y hongos que pueden degradar con relativa facilidad petróleo y sus derivados,
benceno, tolueno, acetona, pesticidas, herbicidas, éteres, alcoholes simples, entre otros. También
pueden degradar, aunque parcialmente, otros compuestos químicos como el PCB, arsénico, selenio,
cromo. Los metales pesados como uranio, cadmio y mercurio no son biodegradables, pero las
bacterias pueden concentrarlos de tal manera de aislarlos para que sean eliminados más fácilmente.
Sin embargo, existen contaminantes difíciles de degradar y para los cuales no se han encontrado
microorganismos capaces de transformarlos. La biotecnología moderna puede solucionar en parte
este problema, generando organismos genéticamente modificados con nuevas capacidades para
eliminar tales contaminantes. La base de esta estrategia se basa en la búsqueda de las enzimas
adecuadas y la posterior transferencia de los genes correspondientes a los microorganismos que se
inocularán en el lugar contaminado.