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S erie F u n d a m e n to s de la e d u c a c ió n
® Jaum e Trilla Bernet (coord.), Elena Cano García, M a rio C arretero Rodríguez, Anna Escofet Roig,
G abriela Fairstein, José A. Fernández Fernández, José G onzález M o nteagudo, Begoña Gros Salvat,
Francisco Im b ern ó n M u ñ o z, N u ria Lorenzo R am írez, Jordi M o n és P ujo l-B u squets, M a rg a rid a
M u set Adel, M aría Pía Molins, Josep M . Puig Rovira, José L Rodríguez Hiera, Pere Solá Gussinyer,
A nto n i T ort B ardolet, Ignasi Vita M en d ib u ru
Diseño cu b ierta: X avier A guiló
1.* ed ición: ju n io 20 01
7.a reim presión: fe b re ro 20 1 1
ISBN: 9 7 8 - 8 4 - 7 8 2 7 - 2 5 6 - 3 E ditorial G rao
ISBN: 9 7 8 - 9 5 8 - 6 8 2 - 8 0 4 - 8
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mentos de esta obra, diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, wkviv.cedro.org).
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Presentación
En una revisión de las teorías más in flu Jean Piaget
yentes en la educación durante el siglo xx, sin
duda resulta im prescindible considerar los
aportes de la teoría de Piaget. La psicología
genética, fundada por Jean Piaget durante la
prim era m itad del siglo xx, ha tenido un enor
me im pacto en la educación, ta n to en lo que
respecta a las elaboraciones teóricas como en
la propia práctica pedagógica. La producción
pedagógica inspirada en la psicología g en é ti
ca ha sido vasta y diversificada. En lo que
respecta co n cre ta m e n te al á m b ito ibe
roam ericano, el nom bre de Piaget es uno de
los que con m ayor frecuencia aparece m en
cionado en las publicaciones pedagógicas2. La
influencia de esta teoría en la educación 1
1. Agradecemos a José Antonio Castorina, Alicia Lenzi y Fernanda González las valiosas sugerencias rea
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sigue siendo m uy im portante en nuestros días, si bien las lecturas y el tip o de apro
piación que, desde la educación se han hecho de ella, han ido variando a lo largo de
las décadas. En el caso de las Investigaciones y aplicaciones en España e Iberoam éri
ca la influencia de la obra piagetiana en la educación ha sido tan intensa como en
otros países3.
Sin duda, una problem ática como ésta supone la consideración de muchas más
cuestiones de las que pueden tratarse en este texto. Por ta n to , dada la gran c a n ti
dad de trabajos que se han producido en este ám bito, ta n to en castellano como en
otras lenguas, en esta ocasión presentaremos, en prim er lugar, un breve resumen de
la teoría de Píaget sobre el desarrollo co gn itivo , que sin duda resultará innecesario
para los lectores fam iliarizados con estas cuestiones, pero que creemos indispensa
ble para entender algunas de las aportaciones centrales de la psicología genética a
la educación. Posteriorm ente, expondrem os una presentación descriptiva de las d i
ferentes propuestas y estudios de carácter pedagógico inspirados en la teoría de
Píaget y abordarem os algunas de las cuestiones teóricas y prácticas de fo n d o que
se han suscitado en los debates relacionados con ellos. Hemos inten ta d o in c lu ir en
este tra ba jo las aportaciones de autores ta n to españoles como de diferentes países
de Latinoam érica.
Utilizamos el térm ino implicaciones educativas para referirnos ta n to a las pro
puestas de aplicación elaboradas a partir de la teoría como a los trabajos de investiga
ción sobre cuestiones relativas a la educación inspirados en los conceptos de Piaget.
Durante el siglo xx, la relación entre la psicología genética y la educación ha
pasado por diferentes m om entos, caracterizados cada uno por c ie rto tip o de le c tu
ra, c ie rto tip o de apropiación y, en d e fin itiv a , c ie rto tip o de u tiliza ció n de la p a
lizadas en el proceso de elaboración de este documento. Este trabajo se ha visto facilitado por la conce
sión de la ayuda P B -95 -0175 de la DGICYT (España) a Mario Carretero. Las direcciones electrónicas de los
autores son las siguientes: gfai@flacso.org.ary mario.carretero@uam.es
2. En relación con este punto, cabe señalar que una búsqueda en dos de las publicaciones más importan
tes en habla castellana sobre cuestiones educativas arroja resultados más que significativos. Sobre las
publicaciones de Cuadernos de Pedagogia, entre los años 1975 y 1997, el nombre de Piaget o de la psi
cología genética aparece en 64 documentos en las palabras clave, triplicando la cifra del autor o teoría
que aparece en segundo lugar (Vigotsky, en 20 documentos), y con grandes diferencias con respecto a
otros nombres de figuras relacionadas con la psicología o la educación (Freire, en 12 documentos; Bru
ner, en 10; Ausubel, Dewey o lllich, en 6 de ellos). En relación con las publicaciones de Infancia y Apren
dizaje, entre los años 1978 y 1997, el nombre de Piaget o la psicología genética aparece (revisando todo
el cuerpo del documento) en 412 de los 1098 trabajos, frente a 183 en que aparece el nombre de Bruner
y 155 en los que aparece el de Vigotsky. Por su parte, los nombres de Ausubel, Dewey, Freire, Freud o lllich
aparecen en menos de 50 documentos.
3. En el caso de España, la obra de Piaget fue bien conocida en los años veinte y treinta e incluso tradu
cida prontamente. La Guerra Civil y el oscurantismo franquista impidieron cualquier difusión posterior. A
comienzos de los setenta algunos grupos de investigación; liderados por Juan Delval en Madrid y Monse-
rrat Moreno y Genoveva Sastre en Barcelona, impulsaron muy notablemente el interés por su obra y po
sibles aplicaciones educativas. Plasta donde llega nuestro conocimiento Carlos Vasco (1999) (Colombia),
Emilia Ferreiro (Argentina y México) y Margarita Sánchez Palacios (México) realizaron una labor similar
en América Latina, aproximadamente por la misma época. Hacia la mitad de los ochenta ya contábamos
con una producción similar, en orientación aunque no en cantidad, a la existente en inglés (véase Carre
tero, 1983, para una revisión bibliográfica exhaustiva sobre Piaget y la educación).
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mera en el campo, más práctico, de la enseñanza. Sin em bargo, es preciso señalar
que los cam bios en esta relación entre la educación y la psicología genética no
pueden considerarse casuales ya que responden a una m u ltip lic id a d de fa cto res de
diversa índole, no sólo ligados al á m b ito educacional, sino tam bién culturales y po
líticos más amplios.
Las posiciones precedentes perm iten entonces aclarar una confusión común
que suele darse en to rn o del té rm in o constructivismo, y su relación con la teoría de
Piaget. Se ha señalado que la psicología genética es «el p un to de partida del cons
tru c tiv is m o contem poráneo» (Delval, 1997), y de hecho, durante m uchos años, la
teoría de Piaget ha sido «el referente obligado y casi único del constructivism o» (Ca
rretero, 1998). Como ya hemos señalado, en gran parte de los países de Latinoam é
rica, la idea de psicología constructivista fue utilizada prácticam ente como
sinónim o de psicología genética o teoría de Piaget. Es por ello que hoy en día, en
pleno auge y expansión de nuevas posiciones constructivistas, suele aparecer como ne
cesario d is tin g u ir entre constructivismo en sentido re strictivo y constructivismo en
se ntid o am plio, constructivismo radical y constructivismo social, o, com o ya
m encionam os, constructivismo epistemológico, constructivismo psicológico y
constructivismo educativo.
Fuera de estas distinciones, y sea como sea que designemos a los diferentes
tip os de constructivism o, un dato es incontestable: hoy en día, es dentro del am plio
m arco del constructivismo donde se inscriben los aportes de la teoría psicogenéti-
ca a la educación. A ctualm ente, prácticam ente todas las propuestas pedagógicas
que recogen conceptos piagetianos, lo hacen com plem entándolos e integrándolos
con aportes de otras teorías, básicam ente provenientes de los enfoques so cio cultu -
rales y de la psicología cognitiva. Los inten to s iniciales de u tiliz a r las ideas de Pia
get en la educación estuvieron guiados por un espíritu de cierto purism o teórico,
reinante en la pedagogía en particular, y en las ciencias sociales en general, hasta
m ediados de los ochenta. Sin e n tra r a analizar los condicionantes de esta tendencia
general y los de su sustitución por posiciones’ más eclécticas, que responden a fa c
tores de índole social, política y cu ltu ra l que escapan a este trabajo, nos interesa
destacar la idea de que ésta ha sido una tendencia generalizada en el campo de la
didáctica (Cam illoni, 1996, 1997; Feldman, 1999; Kemmis, 1988; Lenzi, 1998; Sch
wab, 1958; Varela, 1991) más que una suerte de capricho académico de los psicólo
gos y pedagogos piagetianos.
I 180
La teoría de Piaget y la explicación del desarrollo
y el aprendizaje
182
/
entre un o unos esquemas y algún dato Piaget investigó cómo pasa el niño de
extraído del objeto de conocim iento, o estados de menor conocimiento a estados
bien entre dos esquemas que aparecen de mayor conocimiento
como co ntra d icto rio s entre sí. Este con
flic to produce un desequilibrio en la es Jean Piaget
tru c tu ra co gnitiva, que debe resolverse
m od ificando algún aspecto o la to ta lid ad LA CONSTRUCCIÓN DE
de los esquemas implicados. LO REAL EN EL NIÑO
La perm anente actividad del sujeto
sobre su entorno va dando lugar a una 149
constante reestructuración de sus esque
mas de asim ilación, que posibilitan pau
latin a m e n te una m od ificación de las
estructuras cognitivas. Esta m odificación
de estructuras marea el paso de un esta
dio de conocim iento a otro, como pro
ducto de la actividad constructiva del
sujeto en interacción con el medio.
A fin de organizar nuestra exposi
ción, señalemos que dentro del eorpus de
la psicología genética pueden d is tin g u ir
se dos grandes aspectos, que revisten im
portancia para la educación:
. La descripción de los estadios
del desarrollo cognitivo. C R ÍTIC A
. La teoría de la equilibrador!.
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Firm a de P iag et acceso a la segunda etapa del desarrollo,
que es la llamada de los operaciones
concretas. Esto es, la capacidad de sim
bolizar, de construir imágenes mentales y
descodificar signos y símbolos, perm ite al
niño un universo m ucho más am plio de
conocim iento. Dentro de este estadio, se
distinguen dos subestadios: preoperato
rio, de los dos a los siete años aproxim a
dam ente, y de co nso lid ació n de las
operaciones concretas, hasta los doce años aproxim adam ente.
En la subetapa preoperatoria el niño ya es capaz de u tilizar esquemas represen-
tacionales, que le perm iten efectuar distintas actividades simbólicas. Entre ellas, pue
den señalarse el juego simbólico, la im itación diferida, el dibujo y la utilización del
lenguaje. Sin embargo, todavía su pensamiento es básicamente egocéntrico y no re
versible. Esto significa que el niño es incapaz de pensar desde un punto de vista d ife
rente al suyo o de considerar más de una perspectiva sim ultáneam ente. Del mismo
modo, tam poco puede compensar m entalm ente los efectos de dos transform aciones
ocurridas simultáneam ente. Son conocidas, en este sentido, las respuestas que dan los
niños ante las pruebas de conservación de cantidades (discretas o continuas). En
los experimentos, extraordinariam ente difundidos, en los que se pide a los niños que
digan si dos bolitas de plastilina conservan la misma cantidad de m ateria cuando una
de ellas ha sido convertida en salchicha, los niños de esta etapa no pueden compensar
el «alargamiento» de la bolita con su «afinamiento». Por el contrario, se centran sólo en
una de estas transform aciones y sostienen que ha variado la cantidad de plastilina,
aun cuando las transform aciones, en las que no se agregó ni q u itó nada, se han
realizado delante de sus ojos.
El subestadio de consolidación de las operaciones concretas será el que per
m itirá al niño com prender la com pensación de las tra nsform aciones, ya que su
pensam iento se va to rn a n d o p a u la tin a m e n te más reversible. Los niños van cons
tru yen d o, en relación con d ife re n te s dom inio s de co n o cim ie n to , las nociones de
clasificación , seriación, correspondencia num érica y conservaciones físicas, entre
otras. Asim ism o, realizan adquisiciones de carácter más conceptual, com o la cons
tru c c ió n de la noción de núm ero y el progresivo d o m in io del sistema de escritura.
Ya son capaces de u tiliz a r c ie rto tip o de conceptos y de razonar; sin em bargo este
ra zonam iento está aún ligado a situaciones concretas, ya que su pensam iento está
caracterizado por una reversibilidad sim ple, que no les p erm ite realizar razona
m ientos más com plejos.
Por ú ltim o , co in c id ie n d o con la apa rició n de la pubertad, el sujeto alcanza
la etapa de las operaciones form ales, que supone un m ayor grado de re v e rs ib ili
dad en su pensam iento. A p a rtir de los logros de este estadio, se to rn a rá capaz
de razonar sobre conceptos de m ayor grado de abstracción, que im p lica n el uso
de un sistem a e x p líc ito de enunciados h ip o té tico s, y de u tiliz a r la lógica p ro p o -
sicional. Estará en condiciones de u tiliz a r un pensam iento h ip o té tic o -d e d u c tiv o ,
el cual seguirá extendiéndose hacia d ife re n te s dom inio s de la realidad a lo largo
de su vida. Ésta es la ú ltim a etapa del desarrollo c o g n itiv o , en la cual se c o n so li
da la e s tru c tu ra c o g n itiv a característica del pensam iento adolescente y a du lto .
Esta estructura será la que le perm itirá desarrollar razonam ientos com plejos y sobre
conceptos de a lto grado de abstracción, fo rm u la r hipótesis y a n tic ip a r y c o n tro
lar las variables involucradas. '
La teoría de la equilibración
Si bien la fo rm u la ció n de la teoría de la equilibración constituye uno de los ú l
tim os desarrollos realizados por Piaget, antes de su fa lle cim ie n to en 1980, se re fie
re a uno de los aspectos centrales de la psicología genética. Esta teoría hace
referencia a los mecanismos que perm iten al sujeto el paso de un esquema o es
tru c tu ra a o tro de orden superior, com pletando la explicación de la teoría de la
adaptación. Ya hemos señalado que la adaptación, en ta n to sintesis entre la asim i
lación y la acom odación, es el mecanismo central que perm ite, en térm inos genera
les, la mejora paulatina de los esquemas. Sin embargo, la creación de nuevos
productos cognitivos por reestructuración ocurre cuando se produce un desequili
brio o desajuste entre los esquemas del sujeto y el o bjeto al cual se aplican, o entre
dos esquemas que aparecen como co ntra d icto rio s entre sí. A nte este desequilibrio,
el sujeto experim enta una perturbación co gnitiva que pone en marcha mecanismos
reguladores y com pensatorios tendientes a restablecer el equ ilibrio . Se han d is tin
guido tres tipos de respuestas a estas perturbaciones (tipo alfa, beta y gamma)
según que provoquen sólo una reorganización parcial, im pliquen una m odificación
sustancial de los esquemas anteriores o la construcción de uno o varios. De esta m a
nera, el sujeto va alcanzando nuevos estadios de e q u ilib riti de sus estructuras cog-
nitivas, cada vez más estables. Nótese que ta n to los estadios sucesivos com o el
mismo proceso de equilibrio-conflicto- nuevo equilibrio reciben el nom bre de equi
libración ya que estos estadios no constituyen fases term inales sino que siem pre son
posibles nuevas equilibraciones.
4. Obviamente, el resumen presentado no incluye una visión de las reformulaciones de la posición piage-
tiana en las últimas décadas. Para una visión de los últimos desarrollos de la Escuela de Ginebra, sobre
todo en lo que se refiere a la teoría de la equilibración, puede consultarse Vuyk (1984). En K arm iloff-
Smith (1994) puede hallarse un desarrollo muy actual sobre las relaciones entre las aportaciones de la
ciencia cognitiva y la posición piagetiana y en Case (1998) una visión de las aportaciones de las investi
gaciones neopiagetianas a la educación.
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Implicaciones educativas de la teoría de Piaget
Numerosos autores han destacado la influ en cia que esta teoría psicológica ha
ejercido sobre las teorías y las prácticas educativas (Bruner, 1988b; Carretero,
1993; Coll, 1983; Hernández Rojas, 1998), en un siglo caracterizado por la expan
sión de la educación hacia un núm ero cada vez m ayor de personas y de ám bitos, y
por un creciente interés por las cuestiones educacionales. Además, la progresiva
c o n stitu ció n de la pedagogía y de la psicología com o disciplinas científicas ha se
guido un proceso en el que esta ú ltim a fu e ocupando un espacio central com o
saber desde el cual fu n d a m e n ta r y le g itim a r las teorías y prácticas de la enseñan
za (Kemmis, 1988; Popkewitz, 1994; W alkerdine, 1984). Dentro de este marco, la
psicología genética, en ta n to teoría que perm ite explicar los procesos a través de
los cuales los sujetos construyen su co no cim ien to , ha te n id o m ucho que decir y se
le ha hecho decir m ucho tam bién.
Las aplicaciones educativas de la psicología genética comienzan a realizarse a
p a rtir de la década de los sesenta. Aunque existen intentos anteriores, entre los que
cabe cita r el de Aebli en los cincuenta (Aebli, 1951), ha sido básicamente en los ú lti
mos cuarenta años cuando se han efectuado la m ayor cantidad y las más sig n ifica
tivas propuestas de aplicación de la obra piagetiana en la educación. En este sentido,
Hernández Rojas (1998) ha señalado que pueden diferenciarse tres períodos que ca
racterizan estos intentqs. Así, las primeras propuestas, en los años sesenta, c o n s titu
yeron meras extrapolaciones de la teoría, en las que ésta se u tiliz ó en form a global o
superficial, «dado que se retom aban aislados algunos de sus aspectos o bien se hací
an generalizaciones demasiado amplias» (op. cit.). Un segundo m om ento correspon
de a las interpretaciones de tip o literal, «en el sentido de que se apegaban demasiado
al te x to (considerado d o c trin a l) y asumían una a c titu d aplicacionista unilateral»
(op. cit.). Ya en la década de los setenta y ochenta comienzan a efectuarse lecturas
más críticas y libres de la teoría en relación con la situación educativa, que dieron
lugar a planteam ientos diferentes. Entre ellos, comienza a hacerse hincapié en los as
pectos funcionales de la teoría, se tom an en cuenta los contenidos escolares para
efectuar investigaciones sobre la construcción del aprendizaje en diferentes dom inios
y se inician estudios relativos a los factores interaccionales y contextúales que in ci
den sobre los procesos de aprendizaje y cam bio conceptual.
En los últim os años, numerosos investigadores se han dedicado a reseñar y ana
lizar las aplicaciones, implicaciones y usos de la teoría de Piaget en la educación. Entre
ellos cabe señalar trabajos en los que se han clasificado y analizado las aplicaciones e
implicaciones educativas desde una perspectiva psicoeducativa (Coll, 1983; Coll y
M artí, 1990; DeVries y Kohlberg, 1987; Hernández Rojas, 1998; M arro, 1983) y otros
en los que las aplicaciones y usos educativos de la psicología genética se han analiza
do desde una perspectiva histórica (Carusb y Fairstein, 1996, 1997; Vasconcelos, 1997;
Veras Soares, 1997). Asimismo, se han utilizado diversos criterios para agrupar las im
plicaciones educativas de la teoría de Piaget: según el aspecto del proceso de ense
ñanza sobre el que inciden o el tema de la didáctica al que se refieren en los trabajos
de orientación psicopedagógica, o bien según el tip o de articulaciones con m ovim ien
tos políticos o discursos sociales a las que dieron lugar las aplicaciones.
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En el presente trabajo, hemos considerado o po rtu no d istinguir, entre las im p li
caciones educativas de la teoría de Piaget, dos grandes grupos:
. Propuestas pedagógicas: se tra ta de trabajos o proyectos en los cuales la
psicología genética ha sido utilizada como base para el diseño de programas
educativos, m étodos de enseñanza, estrategias didácticas, etc. Es decir,
trabajos en los que aparecen propuestas para ser aplicadas en la educación.
. Investigaciones psicopedagógieas: se tra ta de estudios en los que los con
ceptos de la teoría de Piaget se han to m ad o com o base para desarrollar
investigaciones sobre aspectos relacionados con la enseñanza y el aprendiza
je, pero que no constituyen propuestas de aplicación directa en la educación.
Esta división perm ite, entonces, d istin g u ir propuestas pedagógicas para el nivel
del diseño didáctico, ta n to si se tra ta de proyectos educativos concretos como de
modelos para elaborarlos, y propuestas pedagógicas para el nivel de las estrategias
del aula. Sin embargo, cabe señalar que si bien las analizarem os por separado, no ne
cesariamente se han dado así en la práctica. Generalmente, las propuestas sobre el
diseño han ido acompañadas ya sea de modelos de instrucción propiam ente dichos,
ya sea de recomendaciones y sugerencias para el trabajo en el aula. Por su parte, en
muchos de los casos en que se han elaborado estrategias didácticas, éstas han sido
propuestas para ser utilizadas dentro de los programas educativos existentes.
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sentido de que incluyen ta n to una form ula ció n de objetivos y contenidos como es
pecificaciones para el trabajo en el aula. Ambos han sido aplicados en los Estados
Unidos y otros países, y extendidos a los prim eros años de prim aria, a la vez que han
co nstitu ido la base de una gran cantidad de publicaciones relacionadas con la ense
ñanza de los más pequeños.
Así, la educación in fa n til (3 -6 años) ha sido un cam po p rivile g ia do en la ela
boración de propuestas curriculares de inspiración piagetiana. Si bien no nos de
tendrem os en los diversos factores que hicieron que este nivel constituyera, en
diferentes países, un campo p ropicio para la aplicación de la teoría de Piaget, po
demos señalar que se tra tó de un nivel e ducativo pionero en lo que respecta a lle
var la psicología genética al aula5. Como ejem plos de ello, pueden citarse además
de los de Kamii y DeVries, la propuesta c u rric u la r para la Fundación Highscope en
cabezada por W eikart (Hom ann y otros, 1984), el program a elaborado por Lavate-
lli o el cu rrículum diseñado por Furth y Wachs (Furth y Wachs, 1974; Lavatelli,
1970). M ucho menos conocido, pero m uy am bicioso en térm inos de im pacto sobre
el sistema educativo, lo co nstitu ye un program a elaborado en la A rge n tina tam bién
en la década de los setenta. Se tra ta de un proyecto elaborado por C. Fritzsche, S.
Julansky y L. Tolchinsky, consistente en extender la educación in fa n til (3 -6 años)
hasta los ocho años, co incidiendo con el fin a l del subestadio preoperatorio. Si bien
su aplicación fu e interru m p ida por cuestiones políticas, fu e ¡m plem entado dura n
te un año en form a p ilo to , llegándose a sugerir su extensión a otras escuelas (Ca
ruso y Fairstein, 1996).
Respecto a programas elaborados para otros niveles del sistema educativo
puede destacarse el desarrollado por Lawson para los alum nos de bachillerato (Law
son, 1975), el cual se inicia con el estudio Karplus para el Mejoramiento del Currícu
lum de Ciencias en los Estados Unidos. Este program a adopta como objetivo
educativo el desarrollo del pensam iento operacional form al, y se estructura a p a rtir
de actividades consideradas como el «medio más eficaz para que los niños dom inen
los conceptos científicos» (Carretero, 1996; Khun, 1981). Por otra parte, en relación
con la enseñanza de las ciencias sociales, más concretam ente la historia, merece des
tacarse la influencia que estas mismas ideas sobre el desarrollo del pensamiento fo r
mal ejercen sobre los investigadores que trabajan en la enseñanza de las ciencias
sociales y la historia (Domínguez, 1989; Prats, 1989 y Zaragoza, 1989). El objetivo
fundam ental que se persigue en dichos proyectos, sobre todo en el de Historia 13-16
(Shemilt, 1980) que fue adaptado al español y aplicado en numerosos centros, es que
los alum nos puedan llegar a com prender y usar en cierta medida el m étodo del his
to riador. De ahí la relación con las habilidades de pensamiento de carácter form al, ya
que la form a en que la teoría piagetiana había d efin id o tradicionalm ente dicho pen
sam iento se asemeja bastante a los elem entos básicos de la m etodología científica
(Carretero, Pozo y Asensio, 1989 y Carretero, 1995).
5. Para un análisis de programas piagetianos de preescolar aplicados en los Estados Unidos, pueden con
sultarse Carretero, 1986 y Kuhn, 1981. Para las articulaciones de la teoría genética y la pedagogía en la
educación infantil (3 -6 años) en la Argentina, véase Caruso y Fairstein, 1996.
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En nuestro medio, ta n to en España como en Latinoamérica, una propuesta pe
dagógica basada en la teoría de Piaget que tuvo amplia difusión fue la denominada
Pedagogía Operatoria (M oreno y Sastre, 1978, 1980; Sastre y Moreno, 1980). Esta pro
puesta parte de la denuncia de la acientificidad del sistema escolar y de la considera
ción de que su organización v io le n ta •el curso norm al del desarrollo psicológico del
niño, y se propone construir una alternativa pedagógica basada en la psicología ge
nética. Las autoras se proponen «demostrar la posibilidad de activar el desarrollo in
telectual [del niño] mediante un aprendizaje dirigido a las nociones operatorias», y
denom inan operatorio a este tip o de aprendizaje «por tener como finalidad prim ordial
el desarrollo de las estructuras operatorias del pensamiento» (Sastre y Moreno, 1980).
Independientem ente de la elaboración de program as concretos com o los an
teriores, la teoría de Piaget fue muchas veces propuesta como base para la fo rm u
lación de objetivos educativos y para la selección y/o secuenciación de contenidos
escolares. En térm inos generales, las diversas propuestas han asum ido como o b je ti
vo general de la educación el potenciar y favorecer el desarrollo c o g n itivo del niño.
A p a rtir de este o bje tivo general, pueden identificarse dos vías para la fo rm ula ció n
de objetivos y la especificación de contenidos (Hernández Rojas, 1998; M oreno y Del
Barrio, 1996):
. Una vía que podríamos llam ar más radical, que se ha propuesto la utiliza
ción de las estructuras cognitivas que caracterizan a los diferentes esta
dios y subestadios como objetivos de los diferentes ciclos y niveles
educativos. Ejemplos de este tip o de aplicación constituyen el proponer,
para la educación preescolar, el
o bje tivo de que los niños progre En 1955, Piaget creo y dirigió hasta
sen hacia un pensamiento opera su muerte el Centro Internacional de Epis
to rio concreto o hacia un ju ic io temología Genética de Ginebra
moral autónom o, y para la educa
ción prim aria, que alcancen un
nivel de pensamiento form al. Tam
bién en esta linea más radical, se
ha propuesto su stituir los co n te n i
dos escolares tradicionales por las
nociones operatorias estudiadas
por la Escuela de Ginebra, como la
clasificación, seriación o conserva
ción. La idea básica que subyace en
este tip o de aplicaciones es que la
enseñanza explícita de las com pe
tencias cognitivas constituye la
manera de favorecer el desarrollo
cognitivo.
. Una segunda vía que utiliza la te
oría de Piaget para plantear obje
tivo s y co n te n id o s educativos
consiste en utilizar la descripción
de las estructuras evolutivas para secuenciar tales objetivos y contenidos.
La idea básica de este tip o de aplicación consiste en u tiliza r el conocim ien
to que brinda la teoría genética para analizar la com plejidad de los d ifere n
tes contenidos escolares, determ inar las competencias cognitivas necesarias
para aprenderlos y, en fu n ció n de ello, poder secuenciarlos y organizarlos de
acuerdo con las posibilidades de los alumnos.
Como puede observarse, estos dos tipos de propuestas, así como los programas
com entados anteriorm ente, se elaboraron principalm ente basándose en los aspectos
estructurales de la teoría de Piaget, esto es, en la descripción de los estadios y sus ca
racterísticas. En la década de los ochenta comenzaron a aparecer propuestas de ob
jetivo s educativos inspirados en la teoría genética en las que se señalaba que éstos
debían plantearse de acuerdo con los aspectos funcionales de la psicología genética.
En este tip o de propuestas ya no se efectúa una traducción directa de las e structu
ras cognitivas a objetivos o contenidos educativos, sino que se asume, en form a más
general, que la educación debe prom over y potenciar la autonom ía intelectual del
niño en los diferentes m om entos evolutivos.
Dentro de esta lógica, la tarea del maestro consiste en proponer entornos ricos
en oportunidades para que los niños desarrollen su actividad autoestructurante. Por
o tro lado, debe estim ularlos a que exploren por.sí mismos, tom en sus propias deci
siones y adquieran confianza en sus propias ideas, considerando el error como parte
de la actividad constructiva.
En esta misma línea pueden considerarse tam bién los programas para el nivel
preescolar desarrollados por Furth y Wachs o la propuesta curricular de Highscope.
En relación con el program a de Furth y Wachs, se ha señalado que, en fu n ció n del
objetivo de que el niño adquiera «el hábito de un pensamiento independiente, crea
tivo», el currículum se estructura en to rn o a una serie de «juegos de pensar» diseña
dos para im plicar al niño en una actividad cognitiva productiva (Kuhn, 1981).
Asimismo, Hernández Rojas sostiene que en las propuestas de este tip o (básicamen
te en la de Kamii y DeVries y en la de la Fundación Highscope):
[...] se recurre a «experiencias clave», «actividades de la vida diaria» o «juegos c o le cti
vos» (p or ejem plo de tablero o de mesa) y a la ubicación de «áreas o rincones» (de ac
tividades de construcción, de ciencias, etc.) donde los niños pueden re aliza r d is tin ta s
actividades que les parecen interesantes. (Hernández Rojas, 1998)
Otros trabajos de inspiración piagetiana que han tenido gran incidencia sobre
la tarea del aula son las investigaciones y propuestas de E. D uckw orth. Ella ha suge
rido que la enseñanza debe consistir en crear am bientes que sean ricos en «oportu
nidades para tener ideas brillantes» (D uckworth, 1986). Ello significa proveer a los
niños de situaciones en las que ellos puedan form ularse sus propias preguntas e in
tenten hallar cómo contestarlas. También ha señalado que una buena situación de
aprendizaje sería aquella que perm itiera al niño «establecer planes para alcanzar un
objetivo distante, dejándole e ntre ta n to plena libertad para seguir sus propios m éto
dos» (Duckworth, 1981). En ambas situaciones, no sería necesario que el docente
efectuara un diagnóstico previo de los conocim ientos de cada alum no: si el escena
rio es adecuado, ello hará que cada niño se fo rm ule la pregunta correcta en el m o
m ento exacto, y asimismo, que lleve sus propias nociones todo lo lejos que pueda, en
un esfuerzo por darle sentido a la situación.
En térm inos generales, se considera que los trabajos de inspiración piagetiana,
relativos a estrategias didácticas o m étodos de enseñanza, han seguido básicamente
dos caminos: uno sería el denom inado planteo constructivista espontaneista y el
otro, el planteo del desajuste óptimo (Coll, 1983; Coll y M artí, 1990; Hernández
Rojas, 1998; Kuhn, 1981).
. Planteo constructivista espontaneista: La actividad que produce el apren
dizaje en el alum no es sólo aquella que él realiza libre y espontáneam ente
sobre el objeto de conocim iento. Se considera que el c o n flic to en sus es
quemas no puede ser estim ulado desde fuera, sino que ocurre a raíz de fa c
tores endógenos, por un desequilibrio producido por las acciones del sujeto
sobre el medio. La intervención pedagógica, desde esta perspectiva, estaría
«destinada a crear un am biente estim ulante y rico, respetando al m áxim o
que cada alum no trabaje a su nivel y con su propio ritm o» (Coll, 1983).
. Planteo del desajuste óptimo: Las situaciones apropiadas para generar con
flic to y cam bio en los conocim ientos serían «aquellas en que se expone al
individuo a materiales con un nivel estructural óptim am ente desajustado
respecto del nivel estructural existente del propio individuo, esto es, con un
nivel estructural ligeram ente más avanzado que el nivel existente, pero no
tan avanzado que no pueda ser asimilado» (Kuhn, 1981). La intervención do
cente consistiría, entonces, en plantear situaciones que generen en el alum
no este nivel de desequilibrio óptim o : que superen ligeram ente su nivel de
com prensión pero no ta n to como para que no puedan ser entendidas.
192
En la actualidad, uno de los planteos didácticos que más acabadamente asume
esta posición, integrando los aportes de la psicología genética con los de otras te o
rías psicológicas y socio-antropológicas, es el realizado por Jerome Bruner6. Por o tro
lado, cabe m encionar tam bién la im p o rta nte cantidad de trabajos en didácticas es
peciales que recogen e integran los áportes de la teoría genética7.
194
Piaget con Babel Inhelder
había p ara hacerlo. Unos años más tarde señaló que para él, el problem a no residía en
lo rápido que podam os hacer crecer a la inte lige ncia sino en lo lejos que podam os h a
cerla crecer. (D uckw orth, 1981; redondas en el original)
De hecho, uno de los aspectos centrales de tales discusiones consistía en los c ri
terios m etodológicos utilizados para decidir si se había producido o no aprendizaje
en los sujetos de los estudios.
Por o tro lado, en la propia Escuela de Ginebra se llevó a cabo o tro co n ju n to
de investigaciones relacionadas con el aprendizaje que parte de considerar que las
nuevas estructuras se fo rm an a través de la integ ració n y coordinación de esque
mas ya existentes. Se proponen entonces in te n ta r acelerar, bajo condiciones con
troladas, estos procesos de integ ració n y coordinación de esquemas, ofreciendo
«oportunidades óptim as para la interacción» entre los esquemas existentes y entre
éstos y el e n to rn o (Inhelder, S inclair y Bovet, 1975; Kuhn, 1981). Esta estrategia m i-
9. Para un análisis de los estudios anglosajones y sus diferencias con los realizados en Ginebra puede con
sultarse Carretero, 1985.
195
crogenética fue desarrollada por Inhelder y sus colaboradores en otros estudios y
tam bién recogida por Kuhn, en Estados Unidos, en sus indagaciones sobre «el cam
bio e v o lu tivo autogenerado». En estas investigaciones, el propósito consistía en
«acelerar el proceso e vo lu tivo natural, sin a ltera r s ig n ifica tiva m e n te sus caracterís
ticas esenciales, com o un m edio para observarlo más de cerca» (Kuhn, 1981). A tra
vés de situaciones experim entales, se dedican a observar los cam bios en las
estrategias de resolución de problem as que ponen en jue g o los sujetos a lo largo
de una serie de sesiones, bajo la hipótesis de que éstos co nstituyen «cambios que
en el curso norm al del desarrollo se darían probablem ente a lo largo de varios
años» (Kuhn, 1981).
Como puede apreciarse, las investigaciones sobre la incidencia del aprendizaje
variaron desde una posición que pretendía diseñar estrategias que pudieran acelerar
el desarrollo hacia otras en las que el objetivo consistía en averiguar qué tip o de si
tuaciones lograban activar la integración y coordinación autogenerada en los esque
mas de los sujetos. En este sentido, E. Duckw orth señala que hacia finales de los
setenta las investigaciones giraban en to rn o a las preguntas de «cuándo y cómo se le
ocurre a alguien poner en juego sus ideas» o «qué es lo que nos lleva a u tiliz a r de
te rm in a d o s elem entos que ya fo rm a n parte de nuestros co no cim ien to s, y qué
elem entos serían éstos en concreto» (Duckworth, 1981).
A p a rtir de los ochenta, las investigaciones sobre la incidencia del a p re n d i
zaje sobre el desarrollo c o g n itiv o fu e ro n perdiendo p rota g on ism o para dejar
lugar, p a u la tin a m e n te , a las investigaciones sobre la incidencia de los fa cto res
contextúales e interaccionales en el aprendizaje. Es decir, en las investigaciones sobre
los fa c to re s que a ctúan sobre el aprendizaje, el interés por la incide n cia de la
in s tru c c ió n p ro p ia m e n te dicha se desplazó hacia la p reg un ta por la in flu e n c ia
que ejercen las inte ra ccio n e s y c o n te xto s sociales. A bordarem os esta cu estió n a
c o n tin u a c ió n .
10. Para consultar los trabajos traducidos al castellano dentro de esta linea, véase Dolse, 1998; Doise y
Mugny, 1983; Dolse y otros, 1975; Gllly, 1998; Mugny y otros, 1979; Mugny y otros, 1978.
196
por la form a en que la interacción social constituye una actividad estructurante, es
decir, que puede fu n cio na r como disparadora de la actividad cognitiva de los sujetos
implicados. Por o tro lado, surge el interrogante acerca de cuáles son los mecanismos
psicológicos que generan esta actividad cognitiva en los sujetos. En palabras de Pe
rre t-C le rm o n t y Nicolet: '
[Estas investigaciones] tenían el p royecto de p on er en evidencia, em píricam ente, a tra
vés de qué procesos m ediadores los factores sociales invocados p o r las c o n c e p tu a li-
zaciones teóricas afectaban e incluso suscitaban o construían los procesos cognitivos
cuya e stru ctu ra ción in tra p siq u ic a había sido d escrita hasta el m om ento p o r los inves
tigadores. (P erret-C lerm ont y N icolet, 1992)
11. Al respecto pueden consultarse, entre otros: Carretero, 1993; Castorina, 1996; Fernández Berrocal y
Melero Zabala, 1995; Melero Zabala y Fernández Berrocal, 1995; Tudge y Rogoff, 1995.
La teoría de Piaget y los problemas actuales
del constructivismo
A lo largo de nuestro análisis hemos in te n ta d o reseñar las más relevantes im
plicaciones educativas de la teoría de Piaget. Como habrá podido apreciar el lec
to r, la psicología genética ha co n stitu id o , durante los ú ltim o s cuarenta años, una
innegable fu e nte de inspiración para teorías y propuestas educativas. Si bien Pia
get y sus colaboradores de la Escuela de Ginebra nunca desarrollaron una teoría de
la enseñanza, los conceptos y m odelos psicológicos elaborados por ellos fu e ro n am
pliam ente u tilizados para fu n d a m e n ta r y d erivar teorías didácticas y propuestas
pedagógicas.
Actualm ente, y como hemos señalado en la introducción de este trabajo, la u ti
lización en educación de los conceptos de la teoría de Piaget ya no persigue la fin a
lidad de construir una suerte de didáctica o pedagogía piagetianas, sino que se
inscribe d e n tro de un m arco te ó ric o más am plio, el constructivismo, en el que
confluyen, además de la psicología genética, los aportes de la teoría de Vigotsky y los
enfoques socioculturales así como los enfoques cognitivos.
Como es sabido, en la reciente década de los noventa se ha producido un pro
fu n do y extenso debate sobre el constructivism o y sus usos en la educación que ha
tenido presencia internacional. Algunos de sus exponentes más señalados han sido
D u ffy y Jonassen, Fensham, y Glaserfeld , entre otros. Los contenidos de este debate
se pueden encontrar en castellano en diversas publicaciones (por ejemplo, Carretero
y otros, 1998o; Rodrigo y Arnay, 1997).
En o tro lugar (Carretero, 1998) hemos reseñado los problem as actuales a los
que se enfrenta la posición constructivista. Estos problemas, de carácter ta n to psi
cológico como educativo, son los que reclaman hoy en día el aporte de los diversos
enfoques de corte constructivista, entre los que se encuentra la teoría de Piaget.
Dados los lím ites de este trabajo, nos lim itarem os a enunciar sucintam ente estos
problemas:
. Las dificultades derivadas de la progresiva tom a de conciencia por parte de
los investigadores de la com plejidad de las relaciones entre la teoría y la
práctica educativa. Es decir, la aplicación de una determ inada teoría a las
peculiaridades de los d istintos contextos en los que tiene lugar la educación
form al requiere, cuando menos, una profunda reflexión sobre sus posibili
dades de aplicación, una buena dosis de creatividad e im aginación para
diseñar entornos de aprendizaje interesantes para los alum nos y las in s titu
ciones y la convicción de que, aunque resulte paradójico, una misma teoría
puede dar lugar a aplicaciones distintas.
. La necesidad de reconceptualizar las r-elaciones entre desarrollo y aprendi
zaje. Esto constituye una problem ática em inentem ente teórica, pero cuya
resolución se convierte en un determ inante central en cuanto al lugar que 12
12. Pueden verse: Duffy y Jonassen, 1992; Fensham y otros, 1994; Glaserfeld, 1995.
198
puede y debe ocupar la instrucción en relación con la prom oción del desa
rro llo cognitivo.
. La reconsideración de las obras de Piaget y Vigotsky, y sus posibilidades de
relación a nivel ta n to teórico como aplicado. Esta cuestión está m uy ligada
a la que se ha citado en el punto anterior y constituye, actualm ente, un
punto central de debate dentro del constructivism o. Si bien no es objeto de
este trabajo p rofundizar sobre esta problem ática, señalemos que las discu
siones actuales giran en to rn o a la cuestión de si ambos cuerpos teóricos
constituyen visiones compatibles, o bien antagónicas, acerca del desarrollo
co gn itivo y el aprendizaje'3.
. La ca ra cte riza ción del c o n o c im ie n to en té rm in o s de g e n e ra lid a d-e spe ci
fic id a d , es decir, el debate en to rn o a si la co n stru cció n del c o n o c im ie n
to avanza por d o m in io s específicos o a través de e structura s generales.
Éste es uno de los p untos de m ayor divergencia entre las d ife re n te s po
siciones c o n s tru c tiv is ta s y, asim ism o, una de los de m ayores im p lic a c io
nes para la educación, ya que p e rm itiría e n fre n ta r un fu n d a m e n to
te ó ric o de peso a la cuestión de la orga niza ció n escolar por m aterias, ya
se e ntienda el papel de éstas en el c u rríc u lu m de fo rm a separada o re la
cionada.
. La pregunta por la interacción entre el co no cim ien to co tid ia n o y el aca
dém ico, y el rol que la instrucción puede y debe c u m p lir al respecto. La po
sición constructivista ha puesto el acento en el hecho de que el co no cim ien to
académ ico sólo se adquiere a través de la in te ra cció n con el c o n o c i
m ie n to espontáneo. Sin em bargo, la investigación ha dem ostrado que, en
la m ayoría de los casos, el co no cim ien to espontáneo presenta una gran re
sistencia a ser abandonado. De hecho, suele persistir en la m ente del
alum no, coexistiendo en paralelo con el co no cim ien to académico. Estre
cham ente relacionadas con esta problem ática, pueden señalarse otras dos
cuestiones:
- La caracterización y descripción en p rofundidad de los conocim ientos
cotidianos. A fin de diseñar estrategias de enseñanza en dom inios espe
cíficos, un campo que viene desarrollando una gran producción teórica
es el de la descripción de los conocim ientos espontáneos (conocim ien
tos previos, m isconceptions) de los niños sobre los objetos de conoci
m iento escolar'4.134
13. Sobre este debate y las diferentes posiciones, pueden consultarse, entre otros: Carretero y otros,
1998b; Castorina, 1996;Tryphon y Vonéche, 2000.
14. Se trata de un área de investigación de enorme desarrollo aún en la actualidad, cuyo análisis, inclusive
en forma sucinta, excedería las posibilidades de este trabajo. A titulo descriptivo cabe señalar que la gran
mayoría de estos estudios se ha dedicado al estudio de las ideas de los alumnos respecto de diversos fenó
menos físico-naturales, como fuerza, calor, aceleración, electricidad, etc. Al respecto, pueden consultarse,
entre otros: Carretero y Limón, 1997; Gil y otros, 1991; Pfundt y Duit, 1994. En el área de las ciencias so
ciales y la historia, los estudios han sido más escasos y sólo en los últimos años han comenzado a conocer
se algunas de sus peculiaridades (véase, por ejemplo, Carretero y Voss, 1994; Voss y Carretero, 1998).
- El estudio de los mecanismos psicológicos del cam bio conceptual y de las
estrategias de enseñanza para p rom overlo'5. Si bien no es objeto de este
trabajo extendernos sobre este aspecto, señalemos que el cam bio con
ceptual constituye quizás uno de los procesos más costosos y difíciles en
la construcción del conocim iento (Dreyfus y otros, 1990). Asimismo se
tra ta de uno de los aspectos centrales del constructivism o, sobre el cual
se han ensayado una gran diversidad de lecturas, y probablem ente uno
de los procesos más escurridizos para la investigación.
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Paidós.15
15. Las investigaciones sobre este tema han tenido un gran desarrollo a partir de los años ochenta y aún
actualmente siguen suscitando importantes debates. En este tipo de estudios se suele complementar el
marco teórico y metodológico piagetiano con aportes de la psicología cognitiva. Dentro de estas investi
gaciones es posible diferenciar entre los estudios sobre el proceso psicológico del cambio conceptual en
si mismo y aquellos relativos a las estrategias de enseñanza adecuadas para promoverlo. En cuanto a los
primeros, son diversos los modelos teóricos que pretenden explicar este proceso. A partir de una pregun
ta básica, «¿qué es lo que cambia en el cambio conceptual?», las distintas posiciones han sostenido que se
trata de modelos mentales, teorías, ideas fragmentarias o esquemas conceptuales. Para una revisión y
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